Henry Steel Olcott, presidente fundador de la Sociedad Teosófica, nació el 2 de Agosto de 1.832 en Orange, New Jersey. Olcott procedía de una antigua familia puritana inglesa afincada durante muchas generaciones en los Estados Unidos.
INFANCIA
No hay mucha información disponible de la educación primaria de Henry Olcott, pero se sabe que estudió en la Universidad de Nueva York especializándose en la ciencia de la agricultura. Tenía solamente veintitrés años cuando tuvo éxito en el modelo de la agricultura científica que instauró cerca de Newark, lo que impulsó al Gobierno griego a ofrecerle la cátedra de agricultura en la Universidad de Atenas. Rechazó el honor y el mismo año fundó The Westcherter Farm School, cerca de Mount Vernon, Nueva York que es considerada como una de las pioneras del presente sistema de educación agrícola nacional. Escribió su primer libro titulado ‘Sorgho and Imphee, the Chinese and African sugar-canes’, que llegó hasta su séptima edición. La publicación de este libro supuso la oferta de la dirección de la Oficina Agrícola en Washington y también la de dos inmensas propiedades, declinando aceptar ambas ofertas.
En 1.858 el Cor. Olcott hizo su primer viaje a Europa, todavía inclinado al mejoramiento de la agricultura. El resultado de sus hallazgos fue publicado en la Enciclopedia Americana de Appleton. Reconocido como experto, se convirtió en corresponsal americano del muy conocido Mark Rave Express de Londres, editor agrícola asociado del famoso New York Tribune y escribió dos libros más sobre agricultura.
SU TRABAJO EN EL GOBIERNO AMERICANO
Próximo el fin de la guerra civil americana, en 1.861, la pasión de Olcott por la libertad, le impulsó a enrolarse en el ejército del Norte. Imposibilitado por enfermedad, tan pronto como se recuperó se preparó para reanudar la lucha en el frente. No obstante, notando el Gobierno su habilidad y valor, le escogió para llevar a cabo una inspección acerca de algunos posibles fraudes en la oficina de Formación de Soldados y Pagos de Nueva York, en lugar de ir al frente. Recibió toda suerte de inconvenientes, pero ni los sobornos ni las amenazas pudieron detener al joven oficial en su empeño en una campaña más peligrosa que enfrentarse a las balas sureñas en el campo de batalla. Su valor físico brilló en la guerra civil, su valor moral brilló aun más al luchar durante cuatro años en medio de una tormenta de oposición y calumnias hasta que llevó al peor criminal a la prisión de Sing Sing. El Gobierno declaró que su convicción fue tan importante para el Gobierno como el triunfo en una gran batalla. Recibió autoridad ilimitada porque se encontró ‘que no había cometido equivocación digna de corrección’.
El Juez General del Ejército de Tierra escribió:
“No puedo dejar pasar esta ocasión sin expresarle mi alto aprecio por los servicios que ha prestado mientras ostentaba el difícil y responsable cargo que está a punto de abandonar. Estos servicios han estado de forma significativa marcados por el celo, habilidad y comprometida lealtad en el deber”.
El Sr. Olcott se convirtió así en Coronel Olcott y en Comisionado Especial del Departamento (Ministerio) de Guerra. Siguió distinguiéndose más en el futuro y después de dos años fue nombrado Comisionado Especial del Ministerio de Marina, donde con resuelto e infatigable celo limpió el Ministerio, reformó su sistema contable y a su término recibió el siguiente testimonio oficial:
“Deseo manifestar que nunca he encontrado un caballero tan entregado a importantes deberes, de más capacidad, rapidez y responsabilidad que los exhibidos por Ud. en todo momento. Más que nada, deseo testimoniar su total rectitud e integridad de carácter que, estoy seguro, han caracterizado toda su carrera y, por lo que conozco, nunca han variado. Así, ha escapado Ud. sin mancha en su reputación y cuando consideramos la corrupción, la audacia y el poder de los muchos sinvergüenzas en altos cargos que Ud. ha perseguido y castigado, esto es un tributo del que puede Ud. estar orgulloso y que ningún otro hombre que ha ocupado un cargo similar llevando a cabo servicios parecidos, en este país, ha logrado nunca”.
CREACIÓN DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA
Este era el hombre que debía encontrarse con la Sra. Blavatsky, para lo cual fue enviada por su Maestro a los EE.UU., escogido por Ellos para fundar la Sociedad Teosófica, a la que él dio su constitución democrática con completa libertad de pensamiento que no existe en otras organizaciones espirituales. El resto de su vida se dedicó a organizarla por todo el mundo. Aportó a su trabajo su impoluto registro de los servicios públicos rendidos a su país, su aguda capacidad, su enorme capacidad de trabajo y un inegoísmo ante el que la Sra. Blavatsky declaró ‘que nunca había visto igual fuera del Ashram de los Maestros’.
El Cor., Olcott conoció a la Sra. Blavatsky en la Granja Eddy, adonde había sido enviado para informar al New York Sun y al New York Graphic acerca de las extraordinarias manifestaciones espiritistas que allí sucedían.
Después de dimitir en el Ministerio de la Guerra fue admitido en el Cuerpo de Abogados y ganaba una gran suma de dinero como Consejero en casos de Aduanas y rentas, cuando la llamada llegó. Abandonó esas actividades y al año siguiente ayudó a fundar la Sociedad Teosófica de la que fue nombrado Presidente vitalicio. Su discurso inaugural tuvo lugar el día 17 de Noviembre de 1.875 en Nueva York.
EN INDIA
En 1.878 los dos colegas viajaron a la India y durante algún tiempo residieron en Bombay. El Cor. Olcott auspició la primera exposición de productos hindúes manufacturados, alentando a los nativos a usar sus propios productos en lugar de los extranjeros. En la primera Convención de la Sociedad Teosófica en la India fue proclamado por vez primera el movimiento Swadish que en una Convención posterior dio lugar al Congreso Nacional Indio. La activa publicidad llevada a cabo en toda la India fue muy obstaculizada por la hostilidad del Gobierno, pero bien recibida por la gran mayoría de los hindúes y parsis.
El prestigio del que gozaba el Cor. Olcott en los EE.UU. fue de gran ayuda para el lanzamiento del trabajo teosófico en India, pues las autoridades tenían sospechas de las buenas intenciones de los teósofos cuando llegaron a Bombay en 1.879. Al principio estuvieron sujetos a vigilancia policial pero al presentar el Cor. Olcott copias de las recomendaciones del Presidente de los EE.UU., Sr. Hayes y del Secretario de Estado, los inconvenientes cesaron.
Un año más tarde, volvió a descubrir el Cor. Olcott el don natural de la sanación y comenzó a viajar por toda la India aliviando y curando a las personas de sus afecciones. Posteriormente abandonó la sanación y se concentró en la propagación de la Sabiduría Divina.
RESURRECCIÓN DEL BUDDHISMO EN CEILÁN
Durante doscientos años o más los buddhistas de Ceilán se habían esforzado por mantener su religión bajo los dominios cristianos occidentales aprendiendo a aceptar las dificultades que se aferraban a su antigua fe.
En 1.880 el Cor. Olcott con la Sra. Blavatsky y Damodar Mavalankar fueron a Galle (Sri Lanka) donde fueron recibidos muy calurosamente. Allí abrazaron el buddhismo y recibieron Panchasila. El Cor. Olcott escribió: ‘Nuestro buddhismo era el del Maestro Adepto Gautama Buddha que era idéntico a la Religión Sabiduría de los Upanishads Arios y el alma de todas las fes mundiales. Nuestro buddhismo era, en pocas palabras, una filosofía no un credo’. A partir de entonces Olcott entró en una de las fases más importantes de su vida al adherirse a la causa buddhista. Su contribución a favor de la reanimación del buddhismo en Ceilán es de gran significación así como su movimiento en pro de la educación popular.
La razón para la calurosa acogida a Olcott y Blavatsky fue debida a que un miembro de la Sangha, un brillante orador, Bhikku Mogittuwatte Gunananda, que había mantenido correspondencia con la Sra. Blavatsky en Nueva York, había recibido un ejemplar de Isis sin Velo enviado por ella, y del que él había traducido algunos pasajes al singalés. La gente, por tanto, era conocedora del interés de los teósofos por las religiones orientales y, en particular, por el buddhismo.
El Cor. Olcott empleó una estrategia incisiva trina para frenar la decadencia existente, es decir, educación buddhista, propaganda bien organizada y una buena organización. Estos tres aspectos ayudaron a recuperar los derechos perdidos por los buddhistas.
En 1.880 sólo había dos escuelas en Ceilán gobernadas por los buddhistas. Debido a los esfuerzos de Olcott, el número ascendió a 205 escuelas y tres Colegios (Universidades) en 1.907, el año en el que dejó el plano físico. Es de notar que no se creó ni una sola escuela después de él.
Acompañado por un intérprete, el Cor. Olcott viajó en carros de bueyes a aldeas remotas donde asistían miles de personas a escucharle. Casi no disponía de descanso pues la gente acudía a horas intempestivas para reunirse con él.
Al no existir ningún libro que expusiera las enseñanzas de forma sencilla, hizo una recopilación en El Catecismo Buddhista, cuyas ediciones en singalés y en inglés aparecieron el 14 de Julio de 1.881, el día de la Luna Llena de Asala. Las impresoras manuales tuvieron dificultades para cubrir la demanda del libro que ha tenido muchas ediciones en un gran número de idiomas, y todavía se solicita.
De esta forma, comenzó la gran resurrección del buddhismo en Ceilán. Por entonces el Cor. Olcott diseñó la bandera buddhista que se usa en todas partes del mundo como un símbolo de la unidad religiosa. La bandera consta de los ‘seis colores’ que se dice aparecen en el aura del Buddha. También representó a la causa buddhista ante el Gobierno británico y consiguió compensaciones por las restricciones impuestas contra los buddhistas, como por ejemplo, la prohibición de procesiones, el mejoramiento de la administración financiera de las propiedades del templo, y algunas otras más.
En 1.889 los japoneses invitaron a Olcott a Japón donde permaneció durante tres meses y medio y ofreció setenta y seis conferencias públicas con audiencias que totalizaron 187.000 personas. Le solicitaron que permaneciera en el país, pero tenía trabajo en otros países que incluían Burma, hoy Myanmar.
Otra muy importante contribución de Olcott al buddhismo, fue no solamente reunir las escuelas del norte y del sur, sino persuadir a las varias sectas para ponerse de acuerdo en las Catorce Proposiciones Fundamentales por medio de una plataforma común.
Olcott apadrinó a Dharmapala para que acudiera al Primer Parlamento Mundial de las Religiones de Chicago en 1.893. Esto propició que las enseñanzas de Buddha fueran conocidas en el mundo occidental. Participó también en la fundación de la Maha Body Society y ayudó a la organización del buddhismo en la India además de en otros varios países.
OFICINA CENTRAL EN ADYAR
En 1.882 los fundadores compraron una bella finca en Adyar cerca de Madrás (hoy Chennai) donde establecieron la oficina central de la Sociedad Teosófica. El trabajo realizado desde 1.875 a 1.906 se pude juzgar mejor por el hecho de que hasta 1.906 el Presidente había firmado 893 Cartas Constitutivas para otras tantas Ramas de la Sociedad en todo el mundo. A partir de ese momento, Olcott viajó por todo el mundo en una actividad incesante y extenuante, asesorando, organizando, más siempre regresando con alegría a su amado Adyar para descansar y recuperarse.
Este hombre de corazón de león se enfrentó a muchas dificultades, con buenos y malos resultados y trabajó perseverantemente, sin altibajos. Padeció sus últimos y prolongados sufrimientos por enfermedades físicas valiente y pacientemente, enfrentándose a la muerte tan firmemente como se había enfrentado a la vida, y alegraron las últimas semanas de su vida las visitas de los grandes Sabios Hindúes a los que él había dado el vigor de su hombría y la devoción de su vida. Abandonó la tierra el 17 de Febrero de 1.907 y dejó tras de él el magnifico monumento de un trabajo noble. El Cor. Olcott contribuyó mucho a favor del Zoroastrismo y del Hinduismo, y su más valioso trabajo escrito, especialmente para el mundo teosófico, es Old Diary Leaves (Hojas de un Viejo Diario) sin el cual poco se habría conocido de la historia de la Sociedad Teosófica.
Fuentes;
1. Henry Steel Olcott, a Buddhist Apostle. Charles S.J. White. The Theosophist, Abril 1.973
2. Col. Henry Steel Olcott. Annie Besant. The Theosophist, Noviembre 2.005
3. A Short History of the Theosophical Society. Josephine Ransom TPH 1.989
4. Reminiscences of Colonel H.S. Olcott. TPH 2.006