segunda-feira, 17 de agosto de 2020

Astrosofía Parte 15

 


Nuestra conexión con las estrellas. Un ejemplo: Tycho de Brahe

Ahora que nuestra descripción de la naturaleza de los planetas ha llegado a su conclusión, comenzaremos con la delineación de algunas natividades históricas [mayormente la de Tycho de Brahe]. A tal propósito nos serviremos preponderantemente del conocimiento que hemos adquirido en las primeras diecinueve Cartas, y también habremos de desarrollar algunos puntos de vista nuevos, en pos de lograr nuestra tarea.

La natividad sobre la que quisiéramos trabajar es la de TYCHO DE BRAHE, el famoso astrónomo dinamarqués; nació el 14 de Diciembre de 1546 [calendario juliano], en Knudstorp, en el condado de Shonen (sur de Suecia) a las 10:00 AM. Descendía de una familia de la nobleza sueca.

Ahora requeriremos trabajar sobre la posición del cielo en ese preciso momento, en relación al lugar de nacimiento y la hora. Esto se hará con la ayuda del conocimiento astronómico sobre los ritmos planetarios, etc. No es para nada una tarea fácil con respecto a la fecha histórica, porque los ritmos planetarios no son tan simples como esperamos que sean; numerosos detalles y los así llamados “disturbios astronómicos”, deberán ser tomados en consideración. Con lo cual no podremos detenernos aquí en los detalles de estos cálculos astronómicos (para las fechas modernas podemos utilizar las tablas modernas como lo son las efemérides, que brindan las posiciones de los planetas y demás detalles).

Al nacer Tycho de Brahe, la constelación de Sagitario había emergido a pleno por el Este, y le continúo Capricornio durante las horas posteriores al nacimiento. Así que las constelaciones de Sagitario, Escorpio, Libra, Virgo, Leo y Cáncer se hallaban por encima del horizonte; desde el lugar de nacimiento se vería al sudoeste. Cáncer estaba emplazado en el Oeste, y Géminis ya se había puesto. En ese momento del día, el Sol se ubicaba al sudeste del cielo. Al producirse su nacimiento en invierno dentro de una latitud norte elevada, el Sol se encontraba muy bajo, justo por encima del horizonte en Sagitario. Detrás de este se ubicaba Mercurio, en conjunción superior, y Saturno por detrás de ambos. La Luna ingresaba justo en la constelación de Virgo, probablemente apenas visible aun, en la parte sudoeste del cielo. Los planetas restantes se hallaban en ese momento por debajo del horizonte este. Júpiter y Venus se ubicaban en la constelación de Capricornio, y Marte en la de Piscis.

En pos de hallar la proporción correcta de la natividad dentro de la complejidad de las conexiones humanas con el universo estelar, debemos considerar ahora un instante, el significado del nacimiento con respecto a la totalidad de la existencia humana. Al momento de nacer, la criatura es separada del organismo materno. Se le deja a sí mismo con la condición particular del cuerpo que ha adquirido hasta ese momento. Todos los procesos creativos que se dieron durante el desarrollo embrionario llegaron a su fin en ese instante, y si bien continuamos observando un crecimiento y un desarrollo luego del nacimiento, esto dependerá en cierto modo de la forma en que se arribo a la limitación rígida en el instante del nacimiento. Así como este momento remarcable en la vida de un ser humano se genera a causa de la separación de la criatura de su madre, también se genera un momento similar cuando el ser humano es separado de su Madre celestial, cuyos rasgos externos se ven grabados en el cielo estelar; antes de nacer, el embrión humano estaba inmerso en el vientre de la Madre celeste, en los movimientos de las estrellas en el cielo, y especialmente en los de la Luna, así como el embrión físico estaba rodeado y protegido por el vientre de la madre física. Al nacer, esta Madre celeste se retira y muestra en un último cuadro fijo, todo lo que ha creado previamente al nacimiento. Esta es la natividad. Consiguientemente, debemos ver en la natividad algo semejante a la marca de cierre del desarrollo prenatal.

Y lo vemos en su proporción real si lo consideramos como una clave de los eventos prenatales. Pero es la clave justa solo si el nacimiento no ha sido forzado a perseguir propósitos egoístas, lo cual es una práctica bastante usual hoy en día; el caso es diferente en donde la vida de la madre o de la criatura se ve en peligro y cuando se hace necesaria la ayuda médica.


Si ahora consideramos el cuadro de la natividad de Tycho de Brahe con respecto a la coordinación espacial, entonces tendremos una imagen real del bebe con sus peculiaridades etéreas e inclusive las físicas.

Imaginemos la rotación cotidiana del cielo de Este a Oeste del hemisferio por encima del horizonte; por supuesto que en la región polar es distinto -debajo del horizonte, esta rotación cotidiana va de Oeste a Este. Más aun, imaginemos a un embrión humano deviniendo a la existencia sobre el globo terrestre. La esfera sobre el plano del horizonte, en donde el movimiento se da de Este a Oeste, nos recuerda a la bóveda del cráneo humano. Desde esta esfera provienen aquellas fuerzas concernientes a la formación de la cabeza durante el desarrollo embrionario, justo cuando las estrellas surgen por el Este y tocan -digamos- a la Tierra en su movimiento cotidiano hacia el Oeste, la cabeza es la parte predominante del embrión y a partir de ella se generan en dirección contraria el cuerpo y los miembros. De todos modos, no podemos ver a las estrellas que están por debajo del horizonte; si somos buenos matemáticos, podemos calcular sus posiciones para un determinado momento y situarlas en la dirección en la que deben estar por debajo de la Tierra, así como nuestros miembros apuntan más o menos hacia el centro del globo. En consecuencia, esta esfera está conectada con la creación de los miembros. Entre estas dos esferas, en la dirección del plano del horizonte, debemos buscar a las fuerzas que se manifiestan a sí mismas en la creación del sistema rítmico. Entonces debemos buscar la coordinación del espacio terrestre y celeste que encuentra su expresión en la natividad, la cual brinda la imagen fija del ondular constante de la forma corpórea durante los nueve meses del desarrollo embrionario, llegando hasta el cuadro que hemos dado arriba.

Cuando nace Tycho de Brahe, la constelación de Capricornio se elevaba por el Este; podemos ver esto como un cuadro fijo de aquellas fuerzas que han formado la cabeza de este ser humano durante el estado embrionario; luego, cuando las estrellas  se mueven hacia el Oeste y descienden por debajo del horizonte, indican cómo -desde la cabeza- se fueron formando hacia abajo los sistemas rítmico y metabólico. Así es como llegamos a tener el cuadro del embrión completo. Si a este cuadro le agregamos los movimientos de los planetas durante el desarrollo embrionario, obtendremos una ilustración muy iluminativa de la conexión de Tycho de Brahe con el mundo estelar y de cómo su destino estaba reflejado allí.

Ahora consideraremos los movimientos y gestos de los planetas dentro de este cuadro. Miraremos primero al Sol. Pocos días antes del nacimiento ingreso en la constelación de Sagitario, si bien según su propia orbita, justamente ha ingresado en el signo de la eclíptica de Capricornio (desafortunadamente, estas divisiones de la eclíptica llevan los mismos nombres y símbolos que los del zodiaco de las estrellas fijas; deberían tener nombres diferentes, porque poseen una calidad diferente y se podría evitar mucha confusión. Hemos tratado esta diferenciación entre signos y constelaciones en la 13ª Carta). El Sol en el signo de Capricornio nos da una imagen de la constitución física de Tycho. Como ya hemos señalado en la Carta 13ª,  Capricornio está relacionado con la formación de las rodillas, pero también existe una estrecha relación entre las rodillas y el ojo en el cuerpo humano; si tomamos a la posición del Sol con respecto  a la imagen de este cuerpo humano en el diagrama de arriba, percibiremos rápidamente que este Sol en Capricornio está fuertemente relacionado con su cabeza. Por lo tanto, en este caso la constitución ha de haber estado eminentemente organizada hacia la manifestación de las “fuerza de las rodillas” en la cabeza, que no son otra cosa que los ojos.

Si consideramos ahora el hecho de que Tycho de Brahe fue un astrónomo en la época que el telescopio no había sido inventado aun, y fue -ni más ni menos- el primero en realizar un número considerable de observaciones respecto de las posiciones y particularidades de las estrellas, nos vemos forzados a sacar la conclusión de que fue realmente capaz en un modo extraordinario, de utilizar todo su cuerpo como si fuese un ojo; él ha debido ser capaz de subordinar su organismo completo bajo la acción de sus ojos. Esto requirió una actitud  y una disciplina corporal totalmente diferente a la de nuestros días. Esta extraordinaria capacidad de Tycho de Brahe está indicada por el Sol en el signo de Capricornio, en conjunción con Mercurio y Saturno.

Otro aspecto que podemos considerar de esta posición del Sol, es aquella del “espacio abierto” que hemos descrito en la 15ª Carta. También hemos mencionado a Tycho de Brahe allí, con lo que no hará falta reiterarlo. De todos modos, podemos agregar que el planeta Tierra aparece en el espacio abierto iluminado por Júpiter. De haber podido mirar por sobre la Tierra desde el espacio cósmico, mientras estuvo en esa parte de la eclíptica que no fue tocada por el Sol durante el periodo prenatal de Tycho, hubiéramos observado al planeta Júpiter detrás de la Tierra, en la constelación de Capricornio. Esto indica que en lo profundo del sistema rítmico de Tycho, en su corazón, estaba asentada la búsqueda de ese cáliz del cosmos, dentro del cual debe afluir la substancia espiritual de la Tierra como la Santa Hostia del universo. Estaba tan hondamente anclada en su ser, que pudo volverse realidad solamente en su vida post-mortem, cuando esta gran imaginación ya no estuvo sujeta por las fuerzas de su cuerpo; en el hecho de que Júpiter se hallase por detrás de la Tierra, tenemos a la revelación de que esta Tierra realmente pertenece de un modo secreto al más lejano futuro de nuestro planeta, casi podríamos decir al “futuro Júpiter” de nuestro planeta Tierra, cuando la Tierra se transforme en el nuevo “anfitrión solar”, en el Santo Grial de un nuevo universo. Más adelante diremos más acerca de este Júpiter en esta natividad.

La Luna se ubicaba en la constelación de Virgo al nacer Tycho de Brahe; en la posición del Sol hemos visto  las indicaciones sobre esas fuerzas etéreas universales que construyen el marco físico de un ser humano, entonces en la posición de la Luna podremos experimentar la imagen del “otro lado” del éter cósmico que labora en el organismo y finalmente lo prepara para ser el instrumento de la consciencia,  para el Alma Consciente. Hemos detallado esto en las Cartas 16ª y 17ª. En este caso, la Luna estaba en la parte superior de la Virgen cósmica; aquí tenemos una indicación de que Tycho de Brahe era capaz de ingresar en el reino de los secretos de la creación gracias a las fuerzas de su consciencia. Estas estrellas en Virgo fueron percibidas de distintas maneras en la antigüedad. Una de las maneras era percibir al Padre y Madre cósmicos como unidos en un ser; otra imaginación era la de un gigantesco atelier o laboratorio en donde los poderosos seres jerárquicos dieron los impulsos iniciales de los numerosos pasos evolutivos. Como sea, esta imaginación varía según  las regiones de esta constelación. La imaginación de este misterio de Virgo fue implantado en el ser de Tycho, desde el aspecto de las “fuerzas de la cabeza” que representan la esencia espiritual del mundo estelar.

Debemos recordar que la mujer que es descrita en el capítulo 12º de la revelación de San Juan, lleva una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Es el reino de la manifestación de las jerarquías, a través de las estrellas visibles. Entonces podemos ver cuán profundamente conectado estaba Tycho de Brahe con el mundo estelar; ya desde los 13 años, consideró a la ciencia estelar como la revelación de lo divino.

La Luna al momento de nacer es, desde otro punto de vista, un portal para las fuerzas del Alma Consciente o, podríamos decir, el reino del pensar. En la Carta 14ª, hemos descrito los nodos lunares y sus ritmos (ver diagrama correspondiente); allí también hemos desarrollado el hecho de que los nodos lunares se mueven a través del punto en donde se halla el Sol durante el nacimiento, sea un tiempo antes o después del nacimiento.

Del mismo modo, podemos considerar el hecho de que los nodos lunares se mueven a través del punto en el zodiaco en el que se ubica la Luna en la natividad. Esto también puede ocurrir un tiempo antes o después del nacimiento, sin requerir que coincida con este. Como ya hemos señalado en la Carta XIV, estos nodos lunares son los portales entre las esferas solar y lunar. Si ahora relacionamos estos portales con la Luna de la natividad, entonces ganaremos un cuadro que nos muestre como las fuerzas superiores de la esfera solar despiertan en la esfera de la Luna -o en su reflejo humano- a la actividad del pensar. En otras palabras, tenemos la descripción de la influencia de los pensamientos de los Dioses que habitan en la esfera solar y más allá, en el pensar humano.

Como el pensar de los Dioses emerge en la gente como su propio pensar, a modo de filosofía propia, puede hallarse en la distribución individual de los planetas en el zodiaco en el momento en que esos portales -los nodos lunares- se mueven a través de la posición en que se ubico la Luna en la natividad.

Le debemos este descubrimiento a ciertos indicaciones que Rudolf Steiner dio en su ciclo de conferencias “El pensamiento humano  y el pensamiento cósmico ” (en donde  define estas filosofías y matices); allí habla acerca del hecho de que aparte de la natividad en sí, puede hallarse otra “natividad espiritual” que muestra la filosofía de un ser humano y que puede ser inclusive de mayor importancia que la natividad física.

Investigaciones en conexión a personalidades históricas han conducido a la confirmación del hecho de que esta natividad espiritual, es aquella que surge cuando los nodos lunares se mueven a través de la Luna de la natividad. La pregunta es: ¿Cómo podemos leerle a esta natividad espiritual su filosofía individual?. Esto fue indicado claramente por Rudolf Steiner; describió como podemos distinguir entre los temples hacia las tendencias filosóficas. Estas son:

GNOSIS: la más alta forma del temple hacia la concepción filosófica, que brilla como una capacidad supra-pensante en el alma humana. En el cielo estelar, corresponde a Saturno.
LOGISMO: la tendencia de comprender al universo por medio del pensamiento lógico, filosófico. Su contraparte cósmica es Júpiter.
VOLUNTARISMO: el temple filosófico que se empeña en comprender al universo como el resultado de las actividades de las fuerzas volitivas. En el cosmos se relaciona a Marte.
EMPIRISMO: el temple filosófico de aprender la verdad a través de la experiencia sensoria y la experimentación. Su origen cósmico es el Sol.
MISTICISMO: el empeño de llegar a la verdad filosófica por medio de la contemplación mística. Esta filosofía corresponde cósmicamente a Venus.
TRANSCENDENTALISMO: un temple que toma en cuenta la existencia de un mundo mas allá de los sentidos, a manera de mundo metafísico. Se relaciona a Mercurio.
OCULTISMO: considera al mundo “oculto” como al verdadero. Su imagen cósmica es la Luna.
Cada uno de estos siete temples filosóficos puede aparecer bajo doce “matices” diferentes, así como los planetas se mueven a través de doce constelaciones  del zodiaco. Estos doce matices filosóficos son:

IDEALISMO: experimenta al universo sobre el trasfondo de ideas divinas activas; esto se encuentra relacionado con la constelación de Aries.
RACIONALISMO: un matiz que percibe la presencia de ideas en el universo, no como entidades activas sino como conceptos que han sido colocados en los objetos existentes mucho antes y que no pueden seguir evolucionando. Su equivalente cósmico es Tauro.
MATEMATICISMO: el experimentar del universo como la expresión de grandes leyes matemáticas, como si hubiesen sido creadas por un gran matemático. Su reflejo cósmico es Géminis.
MATERIALISMO: considera que el universo consiste solo de materia que puede ser pesada, medida, y contada. Cáncer se relaciona a este concepto del mundo en el cosmos.
SENSUALISMO: comprende al universo como si existiese solamente dentro del campo marcado por el compás de los sentidos. En el zodiaco corresponde a Leo.
FENOMENALISMO: acoge a los “fenómenos” en el universo como las bases esenciales de un aspecto filosófico del mundo. Su contraparte es Virgo.
REALISMO: se esfuerza por lograr el matiz de la comprensión de lo real como cimiento de cualquier tendencia filosófica. Su origen cósmico es Libra.
DINAMISMO: un matiz filosófico que porta el concepto fundamental de los poderes o fuerzas, pero sin ser aun seres espirituales individuales, de cualquiera de las siete tendencias espirituales. Su manifestación cósmica es Escorpio.
MONADISMO: acoge al mundo de seres espirituales individuales (las monadas) que están más allá de los lazos del ser humano. Estas monadas son aun incomprensibles, con lo cual este mundo de seres monádicos es todavía una realidad abstracta. Su manifestación cósmica es Sagitario.
ESPIRITUALISMO: toma al universo como la labor y manifestación de los seres espirituales individuales de un orden jerárquico definido. El carácter y la actitud de estos seres jerárquicos pueden ser distinguidos y reconocidos. Su manifestación cósmica es Capricornio.
PNEUMATISMO: reconoce al espíritu como la base del universo, si bien aun no distingue entre seres espirituales individuales. El espíritu es según esta visión, una unidad mayor o menormente indivisa. Corresponde a Acuario.
PSIQUISMO: un matiz que no reconoce al espíritu como base del universo, pero en cambio, propone algo semejante a un alma del mundo como la esencia de la existencia universal. Está relacionado a Piscis.



Nuestra conexión con las Estrellas. La Luna/Venus de Tycho

Si tomamos las posiciones de los planetas en el zodiaco en el momento de la transición de los Nodos Lunares a través del lugar donde está la Luna en el nacimiento y las traducimos al lenguaje del universo filosófico que esbozamos en la última carta, entonces podemos encontrar la “filosofía” de un ser humano. Por supuesto el  cálculo por sí solo no es suficiente, pero tenemos, en todo caso, al menos dos posibilidades: una la de la posición anterior y otra desde la posición después del nacimiento.

En relación con los nacimientos históricos, no es difícil encontrar el evento correcto, ya que podemos encontrar desde las biografías  las tendencias filosóficas generales de estas individualidades. Estos estudios históricos también proporcionan una respuesta a este problema que no puede resolverse sólo mediante el cálculo.

En la natividad de Tycho de Brahe, nos encontramos con la Luna en el signo de Virgo. Esta es la puerta de entrada de los reinos más elevados de la existencia espiritual en la existencia de la Tierra, y después del nacimiento esta puerta nos lleva a un despertar de las fuerzas del alma consciente.

Ahora vamos a tener que encontrar el momento en el que uno de los dos nodos de la luna estuvo en esta posición y abrió la puerta, por así decirlo. Sucedió poco antes del nacimiento de Tycho en junio 1541.

Nueve años más tarde en octubre de 1550, el otro nodo lunar se posiciono en ese punto de Virgo, pero podemos ignorar este evento por el momento y concentrarnos únicamente en el otro evento en 1541.

Podemos encontrar en ese momento una agrupación muy esclarecedora de los planetas en el zodiaco. La mayoría de ellos, el Sol, la Luna, Mercurio, Venus y Marte, se concentran en el signo de Géminis. Júpiter esta en el signo de Leo y Saturno en la constelación de Virgo. La acumulación en Géminis sugiere una fuerte inclinación hacia el estado de ánimo filosófico del Matematismo, pero en este caso se trata de una especie bastante intrincada de Matematismo.

Tycho de Brahe dio expresión a esto al convertirse en astrónomo. Pues la astronomía, y en especial la astronomía que, en los días de Tycho de Brahe existía como una rama de la ciencia moderna, se basaban en gran medida en las matemáticas. Sin embargo, en este caso se diferencia. El Sol estaba en  la constelación de Géminis, lo que indica que el estado de ánimo filosófico era un Matematismo experimental como la tendencia del empirismo, es decir, una concepción matemática astronómica del mundo a la luz de la experiencia sensible. Tycho de Brahe se hizo famoso por su catálogo de estrellas, que contenía las posiciones exactas de cerca de mil estrellas. Kepler basó su trabajo en observaciones muy precisas de Tycho del planeta Marte.

Este Matematismo tiene todavía diferentes aspectos. Encontramos que la Luna, Mercurio y Venus estaban en Géminis. Ellos representan las tendencias filosóficas de Ocultismo, Trascendentalismo y Misticismo. Esto puede parecer una contradicción con la concepción del mundo del Matematismo; sin embargo, podemos llegar a entender esto si tratamos de imaginar el otro lado del ser de Tycho. Fue uno de los astrólogos más capaces de su tiempo, aunque no mucha gente sabía de sus capacidades. Cuando apareció un cometa en el año 1577, predijo desde el estudio del mismo que “en el Norte -Finlandia- nacería un príncipe que arrasaría Alemania y luego desaparecería en 1632”. Una predicción de este tipo no sólo puede explicarse como un “golpe de suerte”; Indica que Tycho de Brahe tenía una visión muy profunda de la estructura matemática del universo estrellado, y que era un verdadero ocultista, en este sentido, pues esta predicción, así como otras, literalmente, se hicieron realidad. Mucho tiempo después de la muerte de Tycho de Brahe, el rey Gustavo Adolfo de Suecia, que nació en Finlandia, apareció en Alemania, y murió en la batalla de Luetzen en 1632.

Marte también estaba en la constelacion Géminis y esto indica que la concepción de Tycho del universo no fue la de unas Matemáticas abstractas. No concebía el mundo como un gigantesco mecanismo que se mueve de acuerdo con las leyes matemáticas que los científicos a menudo conciben en nuestros días, sino como una acumulación de fuerzas que provocan los distintos movimientos en el cielo estrellado. Kepler, su discípulo, también tenía todavía un poder similar de entendimiento, y podemos leer en sus escritos que vivió los cuerpos celestes como si estuvieran penetrados por seres de alma.

Júpiter en Leo revela otra cara de la concepción del mundo de Tycho. Es la tendencia al Logismo en el estado de ánimo del Sensualismo. Podemos imaginar que Tycho tenía el coraje suficiente de confiar en lo que le revelaban los sentidos, sin partir de ideas preconcebidas, y después agregar la imagen  del universo. Era la época del nacimiento de la ciencia moderna y Tycho de Brahe fue uno de los primeros científicos que dejo guiar su pensamiento por el Sensualismo, es decir por el lenguaje de las impresiones de los sentidos. Hay más del sensualismo de Tycho en la imagen del mundo moderno y sus aplicaciones prácticas de lo que generalmente creemos.

Saturno estaba en la constelación de Virgo, que representa a la Gnosis en el estado de ánimo del Fenomenalismo. La manifestación de un panorama tan filosófico difícilmente puede ser rastreada en lo que tenemos como el registro documental de la vida de Tycho. Esta muy escondido y sólo lo podrán saber unos pocos de sus contemporáneos.

Anteriormente hemos señalado que Tycho no sólo era astrónomo, era también alquimista. Sabía que el buscador tiene que combinar ambas investigaciones con el fin de encontrar la verdad. Por lo tanto, en su observatorio hizo experimentos con las sustancias de la Tierra a codo con sus observaciones astronómicas. Y su objetivo era descubrir la reacción de los sucesos y condiciones en el cielo estrellado sobre las sustancias terrenales.

Tycho no daba por sentadas las viejas tradiciones alquímicas; el hizo los experimentos para que los “fenómenos” pudieran revelar la verdad. Fue a través de este trabajo que desarrolló el punto de vista de la Gnosis en el estado de ánimo de Fenomenalismo. Este es el nacimiento espiritual de Tycho de Brahe. Es de gran importancia. En términos generales el nacimiento espiritual revela algo de la naturaleza superior de un ser humano, lo que resalta la verdadera naturaleza humana en contraste con los seres de los otros reinos de la naturaleza.

Los hechos astronómicos muestran esto. Salimos por la puerta de entrada de la Luna en el nacimiento al espacio cósmico. De hecho, todo lo que se refiere a los pasos de la bajada de un alma humana a una encarnación terrenal está relacionado con esta pasarela del “carril” de la Luna en el nacimiento. Las etapas del desarrollo embrionario están especialmente conectadas con la Luna, pues todos estos eventos, que llevan finalmente a la natividad física, tienen lugar, por así decirlo, dentro de la esfera de la Luna, que está rodeada por su órbita.

Con el fin de encontrar la natividad espiritual, tenemos que ir más allá. Sin embargo, tras el “carril de la Luna”, llegamos a la frontera de la esfera de la Luna, y ahora tenemos que esperar hasta que se abra la puerta  desde la esfera de la Luna hacia una esfera superior. Esto sucede tan pronto como uno de los nodos Lunares entra en la dirección del carril de la Luna. El Nodo lunar es la llave que abre la puerta de la Luna a la esfera solar. (En la 14ª carta  ya describimos este hecho). Ahora podemos entrar en la esfera del Sol, y es en ese mismo momento donde tenemos el aspecto de la natividad espiritual. Por lo tanto, también lo podríamos llamar el nacimiento Solar, en contraste con el nacimiento  lunar.

La Natividad Lunar muestra cómo se presentan las adquisiciones prenatales y bosquejos predestinados a la existencia del alma humana en las sustancias terrenales para finalmente incorporarse a la corriente  hereditaria. La natividad Solar muestra todo lo contrario; muestra nuestra la “super-herencia” del ser, nuestro origen en el mundo de los dioses. Pues es desde el Sol o la natividad espiritual donde se realiza la filosofía del ser humano en la Tierra, el reflejo de los pensamientos de los Dioses, que el alma individual recibe como un don divino antes de descender a la esfera de la Luna.

El alma recibe este don no con el fin de poder dominar la existencia terrenal, sino para poder desarrollarlo, ampliarlo, y combinarlo con las distintas perspectivas que se indican en la natividad espiritual individual. Esta es la tarea del alma y esto le da la dignidad divina como un ser pensante. Este nacimiento Solar es  de una gran importancia, ya que también abre la puerta a la verdadera libertad humana o “freehood”.

Los dos nacimientos que hemos descrito como Lunar y Solar están fuertemente relacionados entre sí. Para demostrar esta relación en el nacimiento de Tycho de Brahe, vamos a tener que trabajar en algunos detalles más de su luna de nacimiento. En la 16ª carta, se señaló la importancia de los ritmos del desarrollo embrionario para la vida posterior al nacimiento. Estos ritmos son una especie de profecía de la vida en la Tierra dentro de ciertos límites.

Ahora vamos a mirar de nuevo la natividad de Tycho de Brahe. Nació el 14 de diciembre de 1546. Por otra parte, se supone que su desarrollo embrionario duró unos 10 meses lunares de cuatro semanas cada uno. Por lo tanto, su concepción debe haber tenido lugar marzo 1546. Tenemos ciertos medios astronómicos por los cuales podemos definir más exactamente el momento de la concepción individual. Estos medios se derivan de muy antigua sabiduría que en parte se encuentra en lo que conocemos como la Regla Hermética de la antigua cosmología egipcia, pero que, en realidad, es mucho más profunda. Pero no podemos embarcarnos en esta cuestión aquí; es toda una ciencia en sí misma.

Así que de momento vamos a considerar que el comienzo de la profecía prenatal de la vida terrenal de Tycho, fue hacia el final de marzo de 1546, cuando la Luna estaba en la constelación de Capricornio. Este es, pues, el punto que al nacer se elevaba en el Oriente cuando nació Tycho. A partir de ese momento, en marzo 1546, se inicia lo que podemos llamar la época, ahora podemos seguir adelante hacia el nacimiento, y podemos encontrar que la Luna regresó nueve veces a ese punto de la constelación de Capricornio (signo Acuario. NT).

Cada uno de estos meses lunares de 27,3 días contiene una imagen de lo que después se fue haciendo realidad en cada uno de los períodos de siete años de la vida terrenal de Tycho, después del nacimiento. Por ejemplo, si tomamos el primer mes lunar, o el tiempo desde finales de marzo hasta finales de abril de 1546, y leemos los eventos estelares que tuvieron lugar durante este tiempo, nos percataremos de que son las imágenes de los acontecimientos que sucedieron durante los primeros siete años de la infancia de Tycho. Si seguimos, podemos descubrir en el segundo mes lunar las imágenes cósmicas de los acontecimientos que tuvieron lugar en la vida de Tycho de 7-14 años, etc.

El ritmo fundamental es el ritmo de la Luna. Transcurridos 27,3 días siempre vuelve a la misma posición en el zodiaco, y en su recorrido se mueve a través de todas las constelaciones. Esto explica la naturaleza rítmica básica del destino humano. Muy a menudo podemos experimentar que nos enfrentamos a problemas y situaciones similares a las que hemos vivido siete años antes. Esta es la “actualización” imaginativa de la Luna, que antes del nacimiento pasó por las mismas constelaciones una y otra vez. Pero también hay una diferencia.

Los planetas, en especial el Sol y los planetas interiores, se están moviendo a través del Zodíaco. Nos encontramos en el caso de Tycho de Brahe que en el momento de la época el Sol estaba en la constelación de Piscis. Luego se trasladó a Aries, y durante el segundo mes lunar lo encontramos pasando de Aries a Tauro. Venus y Mercurio y otros planetas también se están moviendo constantemente. Así, se introduce un elemento de cambio y variación y una repetición constante en los ritmos de la Luna.

Estos hechos son una imagen de las influencias en su vida posterior que rompen constantemente los ritmos de la vida que quieren persistir en la uniformidad y la repetición. Podemos calcular que el Sol, Mercurio y Venus entraron en la constelación de Géminis durante el tercer y cuarto ciclos o meses lunares del desarrollo embrionario de Tycho. Entraron en esa parte del zodíaco que se impregna mucho antes de estos eventos por las posiciones de algunos de los planetas durante el tiempo de la natividad espiritual.

Decíamos más arriba que en 1541, cuando este nacimiento espiritual tuvo lugar, el Sol, la Luna, Mercurio, Venus y Marte estaban en Géminis. En el nacimiento lunar, como podemos denominar a la totalidad de los eventos estelares durante el desarrollo embrionario, el Sol y los planetas inferiores se movieron a la misma posición. Como esto ocurrió durante el tercer y cuarto ciclo lunar, es, por supuesto, una imagen del destino de Tycho de Brahe durante los períodos de siete años 3º y 4º, o el tiempo entre los 14 y 28 años de edad.

Durante esta época, Tycho de Brahe “descubrió” lo que vivía en su alma como su vocación y que podemos leer en la imagen de su nacimiento espiritual. Era la época en que se convirtió en ese tipo peculiar de astrónomo y astrólogo que describimos anteriormente. Su padre murió pronto, y después de esto, en 1559, cuando Tycho tenía sólo 13 años de edad, su tío lo envió a Copenhague para estudiar Filosofía y Letras. Más tarde se suponía que debía estudiar Derecho. Y para este fin fue enviado con un tutor a Leipzig.

El verdadero objetivo era preparar a Tycho para una carrera política, pues esa era, por decirlo así, la tradición familiar. Aquí las fuerzas de la herencia se hicieron influyentes; pero inmediatamente después de que Tycho fuera enviado a Copenhague, las fuerzas súper herencia comenzaron a estallar en él, y poco a poco fueron dejados de lado los planes hechos por su familia. Como Tycho era un hombre de enorme fuerza de voluntad, sus impulsos anímicos individuales adquirieron una forma muy distintiva. Por ejemplo, el 21 de agosto de 1560, se observó un gran eclipse de Sol, y empezó a considerar a la astronomía como algo divino.

Más tarde, cuando se encontraba en Leipzig, pasó noches enteras contemplando las estrellas mientras su tutor se creía que su alumno estaba durmiendo en la cama. En 1563 observó la gran conjunción de Saturno y Júpiter, y detectó que las tablas astronómicas que había en aquellos tiempos estaban lejos de ser matemáticamente correctas. Más tarde visitó muchos lugares en Alemania, y en 1569 lo encontramos en Augsburgo dedicado afanosamente a investigaciones astronómicas y alquímicas. Entonces se produjo un incidente, que es muy esclarecedor en cuanto a su posición hacia los impulsos hereditarios y familiares.

Cuando tenía 25 años, en 1571, regresó a Dinamarca y se casó con una joven campesina. En consecuencia, estalló entre él y sus familiares una violenta disputa en la que incluso tuvo que intervenir el rey danés. Así que percibimos cómo una afluencia de fuerzas puede fluir desde la natividad lunar, y que éstas son las responsables incluso de alterar la imagen preconcebida firme y del destino humano, pero, por lo menos, elevamos la existencia humana fuera de la esfera de la mera la tradición y herencia.

La natividad lunar se refiere a la encarnación de las cualidades espirituales cósmicas en el cuerpo humano. La natividad Solar representa la condición puramente individual del alma de una persona. La relación de estas actividades, en el caso de Tycho de Brahe, muestran la lucha entre las fuerzas que son innatas al cuerpo de una persona y las fuerzas del alma. Esta lucha es una necesidad, no sólo para la evolución del ser humano, sino también para el universo, porque es allí donde se redime el pasado de la evolución del mundo y se conduce hacia el futuro.

Ahora vamos a considerar el planeta Venus y su esfera en la natividad de Tycho de Brahe, de la que ya hemos hablado en la 18ª carta. Al comienzo del desarrollo prenatal estaba situado en el signo de Piscis, y desde allí se fue desplazando por las constelaciones hasta llegar a las primeras estrellas del signo de Acuario, donde estaba en el momento del nacimiento de Tycho de Brahe. Por lo tanto, Venus no ha atravesado los signos de Acuario y Piscis durante este tiempo.

Entre ese tiempo hizo una conjunción superior con el Sol en Tauro. En las cartas 18 y 19, señalamos que los planetas Venus y Mercurio son los puntos más densos de sus esferas, que, aunque no es visible, es de la mayor importancia. Es en cierto modo una contradicción con el planeta, no sólo porque —contrariamente al poder de contracción inherente al planeta— tiene el poder de expansión, porque su cualidad es mayor que la naturaleza espiritual de Mercurio.

 Aún así podemos leer sus movimientos a partir de los gestos del planeta Venus. Tenemos que recordar que encontramos la historia cósmica de los sentidos en las actividades de este ámbito, no sólo en la evolución cósmica el pasado, sino también con respecto al futuro. Se refiere al destino de los seres humanos en relación con el proceso de su encarnación en la experiencia sensible, así como la redención de este destino y su evolución hacia nuevas capacidades sensoriales. Así, el espacio que fue, por decirlo así, “abierto” por Venus en el nacimiento de Tycho de Brahe indica que la dirección al “mundo de los sentidos” de Tycho estaba al menos limitada por la tendencia contractiva del planeta.

Esta es la dirección de Acuario, que representa la imagen cósmica del sentido del calor. Sin embargo, en este caso debemos considerar esto desde un amplio punto de vista cósmico. Para entenderlo vamos a tener que utilizar una imagen. Dentro del cuerpo humano podemos observar la circulación de la sangre. Se permite que esta corriente sanguínea fluya sólo hasta la piel. Si ahora imaginamos que un ser humano podría tener un tipo de sangre etérea que no se detiene en la piel, sino que va hacia el espacio cósmico y después de algún tiempo regresa de nuevo, entonces tenemos una imagen de lo que estaba presente en Tycho de Brahe como una capacidad especial.

 Él podía utilizar aquellas corrientes etéreas de calor como un órgano sensorial, yendo hacia el espacio cósmico y regresar a su propio organismo. Por lo tanto, podía experimentar la vida interior del mundo estelar. Todo esto sucedió más o menos inconscientemente, pero fue la base orgánica de su brillante capacidad de experimentar los acontecimientos futuros en la Tierra mirando las estrellas. Entonces esta enorme, pero vaga y dormida capacidad, se condensó en unos contornos más sólidos por el otro evento que se refleja en la conjunción superior de Venus con el Sol al final del segundo mes lunar del desarrollo embrionario de Tycho.

Esto se refiere a la época en que tenía unos 14 años. Este fue exactamente el momento en que se enfrenta a un evento cósmico por primera vez, un eclipse de Sol. Fue también en este momento en el que el sentido para predecir eventos de los aspectos estelares se despertaron en él por primera vez. La conjunción superior de Venus tuvo lugar en el signo de Tauro, y por la posición del planeta podemos suponer que la esfera se amplió, por así decirlo, hacia la constelación de Tauro. Tauro es la imagen cósmica del sentido de la percepción del pensamiento humano. Sin embargo, Tycho no sólo había desarrollado el sentido de la percepción del pensamiento humano con la ayuda de las capacidades innatas de Acuario, de las que ya hemos hablado antes, sino que también fue capaz de percibir el Pensamiento Divino.

De este modo, podía realmente leer el futuro en los movimientos de las estrellas; no se limito sólo a trabajar con las reglas astrológicas tradicionales. Se le permitió leer los pensamientos de los Dioses.

En la figura 1 se muestran los movimientos de los planetas y del Sol durante los diez meses lunares del desarrollo embrionario de Tycho de Brahe. Se puede ver a Saturno y Júpiter haciendo bucles, pero sin salir de sus constelaciones. Marte comienza en Sagitario, se mueve hacia Capricornio y Acuario, luego hace un bucle (retrograda. NT) en Acuario, continuando su camino en dirección a Piscis. Además, podemos ver a Venus partiendo de Piscis y moviéndose a través del zodíaco hasta llegar a Acuario.


El Sol pasa de Piscis a Sagitario y Mercurio se mueve de la misma manera. Durante este tiempo, Mercurio hace los dos bucles que se indican en el dibujo. La Figura 2 muestra el nacimiento espiritual de Tycho de Brahe en el círculo exterior. En el círculo interior vemos de nuevo el camino del Sol durante el desarrollo embrionario con referencia a la posición de acuerdo con la secuencia de los meses lunares.



Astrosofía Parte 14

 


La naturaleza del mundo Planetario: Venus
La esfera del planeta Venus

Un estudio de la naturaleza astronómica de los planetas Venus y Mercurio implica tremendos problemas que aún no han sido resueltos. Vamos a tratar de dar una imagen esquemática de los movimientos de Venus en el marco de la lemniscata Sol-Tierra. Hay que destacar que esta no es la solución definitiva, pero podemos considerarla como una posibilidad, un camino imaginativo, de acuerdo a las indicaciones dadas por Rudolf Steiner. Sin embargo, a pesar de que estas indicaciones dejan abierta la duda, esperemos que un día sea posible demostrar la totalidad de la nueva concepción del sistema planetario de una manera verdadera y completa.

Podemos imaginar que la lemniscata, o mejor el cuerpo-lemniscatorio de la trayectoria de Sol-Tierra, ha llegado a existir a través de dos polaridades en el universo: una actividad radiante del Sol que tiene la tendencia a dejar un “agujero” hacia el centro y la actividad de contracción de la Tierra que tiende a “abombarse”, por así decirlo, en el agujero.

Un día podríamos incluso ser capaces de ver en la oposición de estas dos fuerzas la causa de la forma lemniscatoria en el universo. En el cuerpo humano estas dos fuerzas se manifiestan en la polaridad de las actividades que forman la cabeza y el cuerpo: la cabeza, una contracción, una entidad de mineralización y el cuerpo, una energía radiante y de dispersión. Sin embargo, cada uno penetra al otro. El poder adjudicador también está presente en el cuerpo y del mismo modo la actividad de dispersión funciona en la cabeza, a pesar de que se ve considerablemente obstaculizada en estas regiones. El resultado es la forma de lemniscata, que de múltiples maneras está escrita en la organización humana.

Ahora tenemos que imaginar los planetas Venus y Mercurio como moviéndose en pequeñas lemniscatas, tal vez fijados por sus puntos de cruce sobre la lemniscata Sol-Tierra, pero con la posibilidad de movimiento desde la parte derecha del Sol a la izquierda y también a la inversa. Así encontramos una razón al hecho de que el planeta Venus este a veces  delante del Sol (visto desde la Tierra) y en movimiento en contra de la dirección del movimiento del Sol (es decir, retrograda o realizando un bucle), y en otro momento (unos 10 meses más tarde) estará detrás del Sol o en conjunción superior (ver la posición b en el diagrama).


Los planetas Venus y Mercurio están fuertemente relacionados con el Sol; Están íntimamente cercanos, por lo tanto, también participan en la tendencia radiante del Sol. Si nos fijamos ahora en las posiciones A y B en el diagrama, podemos ver al mismo tiempo que tiene que haber una gran diferencia entre la condición de la esfera de Venus durante una conjunción inferior o bucle y una conjunción superior (b). En la posición (a), la esfera radiante de Venus, donde debemos imaginar el planeta y el espacio que penetra hasta la Tierra, se presiona en el espacio que está más o menos lleno de la actividad de contracción de la Tierra. Podemos imaginar que las fuerzas de la esfera de Venus tienen que luchar duro para mantener su posición en contra de las fuerzas de la Tierra.

La actividad radiante de Venus se ve entonces forzada en ese reino del universo que se manifiesta en el ser humano como las facultades organizativas de la cabeza; por lo tanto, las fuerzas de Venus pueden debilitarse en esta posición.

En caso contrario, la conjunción superior indicada por la posición b en el diagrama, las fuerzas de Venus parecen estar más en su propio elemento, en el entorno de radiación de la esfera Solar, por lo que las fuerzas de la esfera de Venus están relativamente fortalecidas en el momento de una conjunción superior. Sin embargo, el universo ha proporcionado un equilibrio para esto. En el artículo, “los acontecimientos en el Cielo” en la carta 13ª, ya se ha señalado que cada bucle o conjunción inferior de Venus esta seguida por una conjunción superior en la misma posición zodiacal cuatro años más tarde. Por lo tanto la influencia de debilitamiento, que está conectada con la conjunción inferior siempre se restablece de nuevo por el fortalecimiento de la conjunción superior en la misma posición. Estos ritmos de Venus, sobre todo el ritmo de cuatro años, pueden en el futuro ser de gran importancia para el trabajo de investigación científica; por ejemplo, en relación con las metamorfosis de los insectos y escarabajos y también en otros ámbitos.

Estructura poligonal de las órbitas de Mercurio y Venus

Ahora tenemos que tratar de crear un conocimiento de la calidad espiritual de las fuerzas que emanan de la esfera de Venus. En las cartas anteriores, hemos desarrollado el tema de que la esfera de la Luna es la esfera de los Ángeles. La esfera que tiene su “centro” en el planeta Venus es el reino de los Arcángeles; por lo tanto, la “biografía” espiritual de los Arcángeles se manifiesta todavía hoy en la influencia de esta esfera, cuyas condiciones siempre cambiantes se indican en los movimientos y gestos del planeta.

Dentro de la evolución del Antiguo Saturno, los Arcángeles estaban en un estado de conciencia que podría compararse con la del reino animal actual. En este estado recibieron la colaboración de los elevados Espíritus del Amor, que sacrificaron sus majestuosas visiones sobre los acontecimientos del Antiguo Saturno. Así juntos crearon los primeros gérmenes etéreos de los órganos de los sentidos en nuestro ancestro humano. Los Arcángeles durante la evolución del Antiguo Sol alcanzaron el estado de conciencia que el ser humano ha adquirido sólo con la evolución de la Tierra. El precursor de la humanidad en el Antiguo Sol tenía un cuerpo que se dividió en dos partes. Consistía en una parte avanzada compuesta de sustancias que se habían condensado a la condición de “aire”, y otra parte de esta sustancia corporal no había evolucionado más allá del estado alcanzado en el planeta Antiguo Saturno. Constaba de calidez o de calor que rodeaba la parte de aire como una funda y también penetrándolo como si fuera un esqueleto.

 Los Arcángeles trabajaron entonces dentro de este elemento de calor aportando los gérmenes de los órganos sensoriales humanos en un paso más hacia la perfección. Cuando la evolución de la Antigua Luna hubo alcanzado una cierta etapa de su desarrollo, los Arcángeles habían alcanzado la capacidad de la cognición imaginativa. Así fueron capaces de participar activamente en el cuerpo etéreo del antepasado de la humanidad. Ellos estuvieron activos en las funciones de la vida interior que encontraba su expresión física en la circulación de los fluidos dentro del cuerpo de la humanidad y también en los fenómenos del crecimiento.

Se produjo un tipo de actividad, que estaba entre la nutrición y la respiración. Por otro lado, los Arcángeles seguían conectados con el desarrollo de los órganos de los sentidos humanos, que utilizaban como órganos para su propia percepción. Dentro de la evolución de la Tierra, los Arcángeles llegaron a la etapa de la conciencia que la Ciencia Espiritual llama “Inspiración”. Estuvieron especialmente relacionados con ese período de la evolución de la Tierra durante la cual la sustancia se condensó de nuevo en aire o  luz. Esto fue una especie de recuerdo, o recapitulación de los acontecimientos realizados durante la evolución del Antiguo Sol. También se manifestaron en la parte aérea del cuerpo humano y la Humanidad lo experimentó como un ajuste psíquico. La humanidad se hizo consciente de ello en el alma racional-intelectual, que fue preparada para convertirse en el futuro en el “alma de Inspiración”.

Ahora podemos entender que los Arcángeles están conectados con la Humanidad de una doble manera. Anteriormente se manifestaron en la creación y el desarrollo de los órganos de los sentidos humanos. En esas etapas anteriores de la evolución, los órganos de los sentidos eran algo muy distinto de lo que son actualmente. Eran mucho más sutiles y etéreos. Poco a poco su actividad se fue retirando cada vez más, por así decirlo, a la vida del alma de la Humanidad, sobre todo en el alma racional, de la que Rudolf Steiner dice en el capítulo I de la Teosofía: “El hombre forma pensamientos acerca de sus sensaciones. Por lo tanto se ilumina a sí mismo en relación con el mundo exterior. El niño que se ha quemado piensa y alcanza el pensamiento ‘el fuego quema’. También el hombre no sigue ciegamente sus impulsos, instintos y pasiones; su pensamiento acerca de ellos provoca la oportunidad a través de la cual puede satisfacerlos. Lo que se llama la civilización material se mueve en su totalidad en esta dirección… También se podría llamar pensamiento del alma emocional”.

Por otro lado, los Arcángeles están conectados con ciertos procesos en el sistema rítmico de la humanidad. Por ejemplo, un día podremos ser capaces de demostrar que la esfera marcada por el planeta Venus, muestra el estado de los órganos respiratorios del organismo humano a través de los movimientos y gestos del desarrollo embrionario, pero debemos diferenciar estrictamente la Esfera de Venus, de la forma física del planeta y no confundir su influencia sobre el desarrollo prenatal con su efecto sobre la vida humana después del nacimiento. Estos hechos no se pueden desarrollar aquí en detalle. Ellos son un tema para la investigación médica y esto es más allá del alcance previsto de estas cartas.

Así pues, tenemos dos movimientos o actividades en la Humanidad como la expresión de las actividades de la esfera Venus-Arcangélica. Una tiende más hacia la consecución de capacidades racionales en relación con la función de los sentidos, y la otra se encuentra, por así decirlo, en las funciones corporales del sistema rítmico y respiratorio que están más allá del umbral de la conciencia diurna del ser humano. Si ahora nos imaginamos una evolución de la conciencia humana por la que se pudiera contemplar las facultades más profundas del alma racional, entonces el alma intelectiva se transformaría en el alma de la Inspiración, que sería capaz de “inhalar” o incluso de “comer”, por así decirlo, el lenguaje oculto de los objetos y de los seres espirituales. Sería una especie de evolución de la “percepción sensorial” de la que la percepción por los sentidos físicos es sólo una sombra. Por ejemplo, al igual que se habla de la audición en el mundo físico, también podemos hablar de un estado de “audición” en el mundo espiritual, donde los seres espirituales se revelan en su propio “lenguaje”, y este es el estado que la Ciencia Oculta llama Inspiración.

Con el fin de comprender el carácter de la esfera del planeta Venus, ya que esta penetrado por las diferentes regiones del Zodiaco, tendremos que concentrarnos un poco más en los eventos de la segunda gran etapa de la evolución cósmica, el llamado Antiguo Sol. Fue dentro de este gran ciclo de la evolución donde los Arcángeles adquirieron una condición igual a la actual conciencia del Yo humano. Por lo tanto, es más esclarecedor estudiar este período en relación con los seres de los Arcángeles. Como ya hemos indicado, el cuerpo de los antepasados de la humanidad dentro de la evolución del Antiguo Sol consistía en dos sustancias diferentes. Allí estaba “rezagada” la sustancia de calor, como un “residuo” de la evolución del Antiguo Saturno, y formó una especie de “capa” en torno a la otra sustancia —el aire— en la que se había densificado una parte del calor. En los cuerpos de los antepasados de la humanidad, también había calor rezagado alrededor, como una especie de segundo reino de la naturaleza. Los Arcángeles trabajaron en los órganos primitivos de los sentidos de la humanidad que se construyeron en la parte de calor de los cuerpos, y de ese modo se creó la posibilidad de una conexión entre este segundo reino, más bajo y el de la humanidad.

Esta actividad de mediación de los Arcángeles es una de sus características más destacadas. Ahora debemos imaginar que los acontecimientos de la evolución del Antiguo Saturno fueron impresos en la parte de calor. Llevaban, por así decirlo, la fisonomía de los siete grandes estados de la evolución planetaria del Antiguo Saturno que hemos esbozado en las cartas 3ª, 4ª  y 5ª.

La parte aérea mostraba la huella de las siete grandes rondas de la evolución del Antiguo Sol, de las que hemos hablado hasta ahora, sin entrar en detalle, pero que se describe en el libro “La Ciencia Oculta, un esquema” de Rudolf Steiner. Los órganos de los sentidos primigenios que fueron creados por los Arcángeles actuaron como mediadores entre los dos mundos: el del calor y el del aire. Así, se manifestaron los contornos, las imágenes etéreas, de los doce sentidos y después fueron apareciendo con más y más claridad en los ciclos posteriores de la evolución cósmica.

Cuando describimos las siete grandes rondas de la evolución de Antiguo Saturno, fuimos capaces de relacionarlas con las doce constelaciones del Zodíaco que percibimos hoy en el cielo. Podríamos hacer lo mismo con respecto a la evolución del Antiguo Sol. Si decimos que la fisonomía de aquellos rasgos del Antiguo Saturno fue impresa en las sustancias de calor rezagado y que esta sustancia de calor era el fundamento de los órganos de los sentidos, entonces podemos suponer que los sentidos mediante sus órganos también deben tener una relación con las constelaciones del Zodíaco.  Ahora vamos a desarrollar esto en más detalle. Los siete grandes pasos de la evolución del Antiguo Saturno fueron los siguientes:

El poderoso “Verbo de Dios” fue expresado en el Antiguo Saturno. El planeta en sí, que todavía estaba en estado inerte, no pudo asumir esto. Sólo descansó sobre él una reflexión y esta es la imagen primigenia de Aries.
La fuerza del alma cósmica, la expresión más alta de lo que es el Pensamiento Divino, trato de penetrar en el planeta, pero tampoco pudo asumirlo, sólo pudo reflejarse. Este fue el origen de Tauro.
El reflejo de las fuerzas cósmicas portadoras del “YO SOY” crearon la división de la sustancia planetaria en muchos cuerpos individuales. Este es el poder primigenio que está detrás de Géminis.
Los órganos de calor individualizados se convirtieron en espejos del impulso hacia la Personalidad. Esta fue la profecía de Sagitario.
Dentro de los cuerpos de calor se crearon los gérmenes etéreos de los órganos de los sentidos. Esto formó el fondo espiritual de Capricornio.

Una especie de calidez, de metabolismo se estableció dentro de ellos, esta es la expresión de Acuario.
Ahora apareció el Hombre-Autómata como una imagen absoluta de las Intenciones de los Dioses y que actuaba precisamente de acuerdo a los impulsos que venían del entorno espiritual. 

Estas diferentes etapas de desarrollo se imprimen de nuevo sobre la sustancia de calor rezagada en el Antiguo Sol, y como los órganos de los sentidos, que un día fueron dignos de reflejar el mundo, fueron llevados un paso más hacia la perfección; estuvieron preparados para contemplar estas impresiones. Así, la actividad de los sentidos que son las fuerzas formativas dentro de los órganos de los sentidos originaron esos acontecimientos en la evolución del Antiguo Saturno en Géminis, o las fuerzas que se encuentran detrás de Géminis, que dan el poder de evolucionar en la capacidad de percepción de los sentidos que, en la etapa de la evolución de la Tierra seria contemplado como “yo”— el sentido de la percepción del “yo”. De Tauro vino la capacidad de percibir el pensamiento. Las fuerzas espirituales de Aries dotaron a la humanidad con el sentido de la percepción de la Palabra. En Piscis se creó la posibilidad de la percepción a través del sentido de sonido absoluta receptividad que es la condición fundamental para el funcionamiento de este sentido. Acuario y su fondo espiritual dieron la posibilidad de la percepción de calor. En Capricornio se creó el sentido de la vista, a pesar de que la creación de los órganos de los sentidos en general está relacionada con éste área. En el sentido de la vista vive la herencia del sacrificio de sus visiones entregadas por los Espíritus de Amor en el planeta Antiguo Saturno.

De Sagitario viene el sentido del gusto. Esto es muy difícil de entender desde el punto de vista del cuarto ciclo de evolución del Antiguo Saturno, pero encontraremos una base más amplia para la comprensión de este hecho más adelante. Por supuesto, no podemos decir que estos sentidos ya estaban allí dentro de la evolución del Antiguo Sol, pero existían entonces sus imágenes cósmicas. En las sustancias aéreas de los antepasados de la humanidad, durante el ciclo de evolución del Antiguo Sol fue impreso lo que reflejaron previamente como sustancia de calor. Estos ciclos aparecen también en relación con las constelaciones del Zodíaco, pero no podemos ahora desarrollar esto en detalle. Sólo podemos describir los efectos que tenían sobre la formación de los sentidos.

El orden que se da aquí no corresponde, sin embargo, a la secuencia de los acontecimientos dentro de esa evolución planetaria. Los eventos que se reflejaron en Géminis desarrollaron una especie de propagación primitiva. El ser derivaba su existencia de una “madre-ser” a través de un simple acto de separación. De allí más tarde evolucionó el sentido de percepción del “hermano-ser”; una nueva evolución del sentido de la percepción del “Yo”. Cáncer está conectado con los eventos del ser dotado con una forma fija temporalmente dentro de una especie de piel sentando las bases para el posterior desarrollo del sentido del tacto. Leo es la imagen del paso en la evolución donde experimentó en su propio organismo el reflejo de los movimientos y las actividades anímicas de la circunferencia cósmica. Estas experiencias fueron el origen del sentido para la percepción de la vida.

Virgo es la constelación en la que los eventos grabados dentro la evolución del Antiguo Sol efectúan un cambio fundamental en la naturaleza humana. Dentro del planeta Antiguo Saturno los cuerpos de calor aún estaban sin vida, pero ahora en las etapas iniciales de la nueva evolución planetaria se les doto de fuerzas vitales. Esta fue la base para una futura comprensión y percepción dentro del ser mismo, de su propio movimiento. Libra refleja el estado de evolución donde el ser entró en una condición de completo equilibrio interior con respecto a su entorno de forma que incluso podía expresar sus experiencias en una especie de “lenguaje primitivo”. Este fue el origen primigenio del sentido del equilibrio.

Escorpio preserva la imaginación de un evento que podemos llamar un proceso de “desmaterialización”. A través de la disolución de la forma física, las fuerzas de la vida llegan a ser libres, y crean el germen del órgano para el conocimiento de las conexiones de la vida con la sabiduría cósmica que se incorpora en las formas físicas. El sentido del olfato no es más que una imagen débil y distorsionada de la capacidad original relacionada con Escorpio.

Por último, Sagitario recuerda acontecimientos dentro de esta etapa de la evolución, donde se implantaron los gigantescos procesos cósmicos del metabolismo y de la transubstanciación en la organización humana. Aquí nos acercamos al hecho de que el sentido del gusto está conectado con Sagitario, aunque no hay que olvidar que la capacidad original pasó por muchas metamorfosis antes de que se manifestara como lo que hoy llamamos el sentido del gusto. Entre el Antiguo Sol y la evolución de la Tierra, ocurrió la evolución de la Antigua Luna, que trajo un mayor desarrollo. De hecho, esto es cierto para todos los sentidos.

Vemos pues, en la creación primigenia de los órganos de los sentidos la actividad de los Arcángeles. Los órganos de los sentidos son la expresión de la existencia de los sentidos internos, y los sentidos también participan en la actividad de los Arcángeles. Además, esta conexión también debe estar escrita en la esfera cósmica de esta Jerarquía, la esfera que tiene su indicador visible en los movimientos del planeta Venus, y de hecho podemos encontrarlo allí. Esto se ha comprobado en un gran número de casos de los llamados niños deficientes mentales; Sin embargo, no es posible hablar de estos casos aquí. Vamos a desarrollar estos hechos en la siguiente carta en relación con ejemplos históricos.

La naturaleza del mundo Planetario: Mercurio

Mercurio y su esfera

Contrariamente a la convocatoria de la carta 18, por ahora no vamos a analizar los nacimientos históricos con referencia al planeta Venus, pero vamos a continuar con la descripción de la actividad del planeta Mercurio y su esfera. Después podremos embarcarnos en la delineación de varios ejemplos históricos con referencia a la totalidad de los cinco planetas, junto con el Sol y la Luna, pues esto será mucho más satisfactorio que la consideración de las actividades aisladas de planetas individuales.

Algunos lectores pueden haber notado que la descripción de Venus en la carta 18ª no es lo que podríamos esperar de lo que respecta a la actividad esencial de este planeta, sino que nos hemos acercado mas al carácter que nos conecta con Mercurio. Hay una profunda razón interior  para esto. Hemos estado hablando de la esfera del planeta Venus, porque no lo estamos considerando desde el punto de vista de las posiciones fijas como la posición definitiva de Venus en un nacimiento, sino desde el aspecto del movimiento; por ejemplo, durante el desarrollo embrionario.

Tan pronto como tengamos en cuenta los movimientos de un planeta durante un cierto intervalo de tiempo, nos vamos fijando en la dinámica de su esfera, que está indicada por los gestos del planeta. Por lo tanto, podemos experimentar que el carácter de la esfera indicado por los gestos de Venus, tiene una naturaleza diferente de la del propio planeta. Lo mismo se aplica a Mercurio. Detrás de esto se esconde el hecho, que se conoce en el Ocultismo y es que las esferas de estos dos planetas interiores se intercambiaron en un determinado momento de la evolución humana. La esfera de Venus tiene realmente el carácter de Mercurio y la de Mercurio la dinámica de Venus.

Durante el período en que la humanidad perdió gradualmente la antigua sabiduría de las esferas observando únicamente a los planetas visibles, comenzó a elaborarse un velo ante estos misterios, que ya no pueden ser fácilmente levantados hoy en día. Muchos enigmas están, pues, aún sin resolver, y será la tarea de la futura astronomía espiritual traer  gradualmente la luz  sobre estos problemas. No es posible en estas cartas, que se ocupan principalmente de Astrosofía, exponer las muchas preguntas astronómicas relacionadas con este tema. Ahora vamos a tener que descubrir las leyes y los gestos fundamentales del planeta Mercurio a fin de encontrar el carácter de su esfera. A partir de un estudio de cualquier manual astronómico, podemos encontrar que este planeta hace tres bucles durante un año, y también que tiene tres conjunciones superiores con el Sol.

A partir de las descripciones anteriores en relación con Venus, sabemos que los planetas interiores hacen bucles (están entonces retrógrados) cuando en el curso de sus ritmos se paran  entre el Sol y la Tierra. Ellos están en conjunción superior cuando se mueven detrás del Sol y se colocan entre el Sol y la franja exterior de nuestro sistema solar. Así, con respecto a los gestos de Mercurio tenemos dos veces tres eventos que están relacionados entre sí. Si imaginamos que Mercurio, al igual que los otros planetas, se nos presenta desde la Tierra moviéndose en un círculo alrededor de la Tierra, más o menos por el círculo zodiacal, entonces tenemos la imagen que se produce en la Fig. 1.


Recordemos ahora lo que dijimos en la carta anterior sobre el carácter de la esfera del planeta durante una conjunción inferior y una superior. La esfera invisible, de la cual el planeta es sólo el punto más denso, es presionada conjuntamente durante el tiempo de un bucle y no puede desplegar adecuadamente sus actividades con lo que también abarca a la Tierra. Durante la conjunción superior, que está bellamente expandida en el espacio cósmico. (Sólo tenemos que reemplazar Venus con Mercurio en el diagrama en la carta 18a con el fin de obtener la verdadera imagen de los movimientos de Mercurio).

Por lo tanto, durante el transcurso de un año tenemos un triángulo de conjunciones inferiores de Mercurio en el círculo zodiacal y otro triángulo de conjunciones superiores. El primero de ellos presenta el estado de ánimo más terrenal, más oscuro de la esfera planetaria y en el segundo una manifestación plena de luz cósmica. Sin embargo, esto no es del todo correcto, pues una observación cuidadosa a lo largo de varios años revela que estas conjunciones del planeta Mercurio no siempre se llevan a cabo en las mismas posiciones exactas del Zodíaco. Ellas retroceden. Por ejemplo, en noviembre/diciembre de 1945, nos encontraremos con una conjunción inferior o bucle de Mercurio en la constelación de Escorpio. El próximo año casi al mismo tiempo se producirá otro bucle en esta constelación, pero notarán que está más atrás en el zodiaco, en la constelación de Libra.

Nos daremos cuenta de que en el curso de los próximos años, este punto del triángulo (ver Fig. 2) deambulará lentamente a través de la eclíptica, y los demás puntos de los triángulos se moverán también hacia atrás. La estrella de seis puntas de la esfera indicada por el planeta Mercurio darán una vuelta por los espacios cósmicos y al igual que los gestos del planeta Venus revelaron una estrella de cinco puntas en su ámbito (véase la 13ª carta). En un período de unos siete años, un punto de los dos triángulos se moverá a la posición zodiacal en el que el punto anterior se situó 7 años antes. Además, después de un intervalo de tiempo de aproximadamente 20 años, cada uno de los puntos de los dos triángulos volverán a grandes rasgos a la misma posición que ocuparon aproximadamente 20 años antes. Estos ritmos ya revelan mucho sobre el carácter interno y la actividad de esta esfera.

Sabemos cuán profundamente se inscribe el ritmo de siete años en la organización humana. Está conectado con el desarrollo de las capacidades y cualidades ocultas en las personas. Transporta los impulsos que llegan a la vida anímica de una persona a través de las etapas del crecimiento natural y se van desarrollando hacia su realización. Esto se expresa aún más claramente en el ritmo de 20 o 21 años. Es el ritmo del desarrollo anímico de una persona, de los impulsos hacia la realización de su vocación. Por lo tanto, este ámbito se expresa en la voluntad del ser humano. Vimos a la Luna conectada con la cabeza, por lo que las fuerzas de la cabeza y las posibilidades de su desarrollo son experimentadas en el reino del pensamiento. Vimos que Venus se manifiesta en el sistema medio o rítmico de la organización humana, la vida que se refleja en la vida de los sentimientos. Ahora vemos a Mercurio activo en la profundidad de la voluntad humana.

Con el fin de encontrar la cualidad espiritual de Mercurio y su ámbito, debemos dar un paso adelante. En la esfera de la Luna nos encontramos con la actividad de la Jerarquía de los Ángeles. En el ámbito que se indica por los gestos del planeta Venus, vimos una expresión del trabajo de los Arcángeles. La esfera de la cual el planeta Mercurio es el punto de densificación visible es el reino de la jerarquía de los Arcai o Espíritus del Tiempo. Por lo tanto, si recordamos la biografía espiritual de los Arcai, vamos a ser capaces de encontrar los rastros de su actividad en la presencia de este planeta en nuestro universo. Dentro del ciclo de la evolución cósmica que llamamos Antiguo Saturno, los Arcai pasaron por la etapa de su evolución que corresponde en cierto modo al desarrollo del ser humano durante la actual evolución de la Tierra. Alcanzaron una conciencia del “Yo” igual a la de los seres humanos. Ahora debemos imaginar que hasta el momento de su actividad dentro del ciclo del Antiguo Saturno, sólo existía una sustancia primigenia que había sido dividida por la influencia de los Espíritus de la Forma en muchas entidades individuales, las bases de los cuerpos físicos de la Humanidad, y los seres de los otros reinos de la naturaleza. Ahora, durante las siguientes etapas de esta evolución cósmica, los Arcai empezaron su actividad. Ellos irradiaban “personalidad” a los espacios cósmicos, pero la sustancia planetaria no fue capaz de mantener estas fuerzas de la experiencia de la personalidad. Ellas fueron reflejadas en el ambiente espiritual del planeta. Así, los Arcai o Espíritus de la Personalidad alcanzaron el conocimiento de su propia personalidad, y este evento trajo un cambio en la cualidad de la sustancia planetaria primitiva. Se separó un paso más allá de su origen divino; se convirtió en calidez o calor. Incluso podemos experimentarlo como el primer paso decisivo de la separación desde el origen.

La experiencia del “yo”, que es el paso evolutivo de los Arcai, lleva en sí la tendencia a convertirse en una entidad o de convertirse en un centro de la existencia distinto y separado de su entorno. El reflejo de esta experiencia del Arcai (como hemos dicho, la sustancia planetaria sólo podía sostener la “reflexión”) apareció como la transformación de la sustancia primigenia de Voluntad Divina, en calor. Por lo tanto, la sustancia de calor se convirtió en el “espejo” a través del cual la jerarquía de los Arcai experimentaron la personalidad. Esta primera evolución de estos seres espirituales esta aún hoy, fundamentalmente, impresa en la esfera indicada por Mercurio. Se manifiesta en la Tierra donde se puede establecer una conexión con la creación de las personas y los seres en los reinos de la naturaleza.

Por lo tanto, se hace visible en la naturaleza del calor humano que es inherente a nuestra esfera volitiva. El estudio de Mercurio y sus movimientos durante el desarrollo prenatal revela la propia incorporación individual en la esfera de la voluntad; revela, por así decirlo, la “temperatura” psíquica de la vida volitiva. Esta temperatura es la base de la experiencia de una persona de sí misma como un Yo. Sabemos, por ejemplo, cómo el calor de la sangre está relacionado con el desarrollo del ego o del “Yo”, pero también se puede encontrar en el individuo y la forma característica en que los seres humanos mueven sus extremidades, ya que están activos en la vida y hacen frente a sus problemas prácticos. En esto podemos experimentar los últimos vestigios de la herencia que los Arcai o los Espíritus de la Personalidad han impreso en la esfera que pertenece al planeta Mercurio.

En la siguiente etapa de la evolución cósmica, que llamamos el ciclo o la evolución del Antiguo Sol, los Arcai avanzaron a un plano superior de conciencia, a la capacidad de la cognición imaginativa. Fue entonces que ya no era necesario que experimentaran y supieran de su propio ser a través de la reflexión de los cuerpos de calor como en el Antiguo Saturno. Nuestro antepasado humano, mientras tanto, había evolucionado a la etapa de ser capaz de acoger y ser penetrados por un cuerpo etérico o de vida. En este cuerpo de vida los Arcai no podían trabajar. Y fueron ayudados los Seres Jerárquicos muy elevados, los Serafines.

Los Arcai penetraron estos cuerpos de vida con las imaginaciones recibidas de los Serafines o Espíritus del Amor. Así, fue creado un tipo de propagación primigenia en nuestro ancestro humano, y esta propagación consistía en el poder donar un poco de su propia sustancia de la que podría llegar a existir una nueva “hija-ser”. Junto con esto fueron creados los primeros gérmenes de los órganos glandulares que observamos en las personas hoy en día. Aquí tenemos una preciosa indicación de las fuerzas que se encuentran, como una antigua inscripción en la esfera que pertenece al planeta Mercurio, y que se ponen de manifiesto en la actividad de este planeta, dentro de una persona cuando se crea su cuerpo durante el desarrollo embrionario.

Una vez más podemos detectar aquí el regalo de la actividad creativa, que a la vez revela dos partes diferentes de su tendencia primordial. Por un lado vemos aquí el mundo de los secretos de la actividad glandular en la propia organización, no sólo en relación con la propagación sino también con respecto a la función de las glándulas en su sentido más amplio. Estas glándulas finalmente establecen el equilibrio de la formación corporal y el crecimiento. Hacen del cuerpo una imagen armonizada y hermosa del arquetipo humano. También hacen posible que el ser humano pueda hacer de sí mismo, de la productividad artística de todo tipo, una imagen de lo cósmico, el arquetipo de la humanidad, el cual se extiende hasta lejanos futuros, que no solo será capaz de permitir que las fuerzas naturales produzcan el arquetipo tanto físico como espiritual del ser humano sino que será asimismo capaz de ser él mismo un creador en el espacio cósmico.

También podemos encontrar la manifestación de las fuerzas de Mercurio y su ámbito si nos fijamos en los gestos de este planeta durante el desarrollo embrionario del individuo. Ellos se manifiestan en la vida en la Tierra después de su nacimiento, y piden de cada persona su propia satisfacción. El siguiente ciclo de evolución, el universo de la Antigua Luna, trajo de nuevo un mayor desarrollo de las actividades de los Espíritus de la Personalidad. Luego alcanzaron la conciencia de inspiración. Hasta ahora habían percibido los acontecimientos del universo en poderosas imágenes interiores. Ahora podían oír la Palabra, los sonidos del lenguaje interior que era inherente como el impulso en movimiento de toda la Creación.

Así también fueron capaces de trabajar en el cuerpo anímico del ancestro humano y despertar en él la tendencia hacia la independencia. Sabemos por las descripciones anteriores que durante la evolución del Antiguo Saturno se creó nuestro cuerpo físico, y dentro de la evolución del Antiguo Sol este cuerpo físico se impregno con las fuerzas de la vida. Debemos imaginar este universo del antiguo Sol, que aún no estaba condensado en un sistema de estrellas visibles, moviéndose de manera que sus órbitas se pudieron calcular. Nada de un mundo estrellado era entonces existente. Pero las leyes del movimiento, que hoy parecen congeladas en la aparente rigidez del mundo estrellado, existían en el universo del antiguo Sol como el mundo psíquico de los Dioses.

Por ejemplo, aquello que podemos percibir hoy como el bucle de un planeta, entonces podría haber sido sólo un movimiento anímico que expresaba la percepción interna de un evento o tal vez la resolución de un ser espiritual. Puede que haya sido el impulso de transformar algo en una forma de existencia, que este ser no había asumido hasta ahora. En nuestro ancestro humano del Antiguo Sol, estuvo presente una reflexión de esta calidad en constante transmutación en el universo, y esto provocó la transmutación de los procesos en su propio cuerpo durante un período de tiempo. Por lo tanto, estaba dotado de vida. Dentro de la evolución de la Antigua Luna este cuerpo fue penetrado por un tercer principio, el alma o cuerpo astral.

Una parte interior, moviéndose en el mundo anímico que dirige el curso del mundo desde las experiencias interiores entró también en este ancestro humano. Ahora era capaz de tener una conciencia de lo que sucede dentro y alrededor de él. En si mismo se hallaba presente una imagen de aquello que aporto movimiento en el universo desde los impulsos psíquicos, emociones y reflejos. En esta alma o cuerpo astral, los Espíritus de Personalidad vertieron los impulsos de la independencia y el carácter de la personalidad.

Así sucedió que este impulso esta aún hoy escrito en la esfera de los seres jerárquicos pertenecientes al planeta Mercurio. En el movimiento y los gestos de este planeta, podemos experimentar la revelación de lo que vive en nosotros como el microcosmos, como nuestro mundo anímico personal que se manifiesta en las intenciones, emociones e impulsos. Podemos percibir la disposición de este pequeño universo anímico interior en nosotros, en las simpatías y antipatías que actúan como los eventos en un universo estrellado y crear las armonías o tal vez las discordias de la vida anímica humana. Así como las estrellas tienen sus ritmos, pueden hacerse invisibles en determinados momentos a nuestros ojos, a causa de sus posiciones en el cielo, o pueden estar en posiciones fuertes o débiles, también la vida del alma humana tiene sus ritmos. Podemos tener largos períodos de pasividad que alternan con periodos de fuerte actividad. Períodos de interés y dirección anímica que pueden desaparecer y ser reemplazados por nuevos intereses y flujos. Todos estos intervalos más largos de las direcciones psíquicas de los intereses de un ser humano se indican en cierta manera en los gestos prenatales de este planeta; por ejemplo, si un ser humano tiene, en un momento determinado de la vida, una inclinación hacia una concepción del mundo materialista o idealista se puede ver en los movimientos de Mercurio.

La evolución de los Espíritus de Personalidad dentro del ciclo de la Tierra trajo también un nuevo aspecto en la actividad, que hoy se manifiesta en los movimientos del planeta Mercurio y la relación de su esfera con los seres humanos. Dentro de la evolución Antigua Luna, esta jerarquía de seres espirituales implantó el impulso para desarrollar la independencia en la humanidad, es el más alto principio, el alma, o cuerpo astral. Este impulso fue necesario debido a que estaba destinado por los Dioses el convertirse en portadores autoconscientes de la astrología divina en el futuro.

Este desarrollo incluye también el peligro de ser demasiado independiente a través de la separación completa del mundo del alma cósmica y de la auto-satisfacción en el reino psíquico microcósmico de nuestro propio ser. Este peligro se escribe en la esfera del planeta Mercurio. Por ejemplo, podemos encontrar a través de la escritura del Mercurio en el nacimiento y sus antecedentes prenatales el posible sobre-énfasis del alma a la independencia, que a su vez se constituye en un intelectualismo que le separa del mundo de la realidad y le encierra en su propio universo anímico.

Pero la independencia en este ámbito también es una ilusión, porque no podemos romper los lazos con el alma y el espíritu del mundo del universo, ya que hemos nacido fuera de ese ámbito. Así también podemos ver el otro peligro que es el resultado de la ilusión del intelectualismo, la exposición de una persona a los poderes incontrolados de las pasiones y emociones que habitan profundamente en el reino del subconsciente. Ahora podemos ver que la imagen de los gestos del planeta Mercurio como dos triángulos en intersección es también una realidad interior (ver Fig. 1 y 2).

Uno de los triángulos apunta hacia la Tierra y está formado por las conjunciones inferiores cerca a la Tierra. Significa el peligro de la caída de las capacidades mercuriales de una persona a la tumba de la intelectualidad con destino al cerebro. El otro triángulo vuelto hacia el cielo muestra el peligro de caer en las profundidades de emociones y pasiones incalculables e incontrolables.

También hay otro aspecto de este planeta y de su esfera. Los maestros espirituales de esta esfera, los Espíritus de Personalidad, avanzaron dentro de la evolución de la Tierra a la conciencia de la Intuición. Esto también se escribe en este ámbito planetario. Por lo tanto, podemos desarrollar estas fuerzas a medida que se encarnan en nuestro propio ser. Y en lugar de encerrarnos en nuestro propio mundo aislado, podemos experimentar a través del desarrollo anímico interior, la presencia de los seres espirituales reales dentro de nosotros.

Viven y trabajan en nuestro cuerpo astral, porque lo tomamos del mundo en el que estos Seres tienen su morada. Sin embargo, si no los reconocemos, si vivimos sólo en el ámbito de nuestro intelectualismo abstracto-distanciado del mundo, entonces estos Seres se convertirán en los amos incontrolados de nuestra alma. Por lo tanto, si nos fijamos en la posición y los gestos de Mercurio en un nacimiento, normalmente no es correcto considerar esto como una indicación clara de las peculiaridades del destino humano, en el sentido de pronóstico astrológico.

Esto se puede decir no sólo de Mercurio, sino de todos los planetas. Tenemos que aprender a mirarlos como grandes preguntas cósmicas cuyas respuestas solo podemos encontrarlas en la evolución de las facultades psíquicas y espirituales ocultas del ser humano. Sólo entonces podrá descender de nuevo la Astrosofía e incorporarse a una nueva Astrología Cristianizada.

Los acontecimientos en el Cielo

El cielo estrellado durante el mes de octubre es muy interesante. Podemos encontrar dos grupos de eventos:   el 1 de octubre se llevará a cabo una conjunción entre el Sol y Júpiter, y en el mismo día también se producirá una conjunción entre Mercurio y Júpiter. Esto sugiere que Mercurio debe estar también muy cerca del Sol (visto desde la Tierra), y de hecho podemos encontrar que el 2 de octubre habrá una conjunción superior de Mercurio con el Sol. En este caso, el planeta Mercurio se mantendrá detrás del Sol, entre el Sol y Júpiter. Por lo tanto vamos a tener el raro caso del Sol, Mercurio y Júpiter alineados uno detrás de otro.

Durante todo el tiempo el planeta Neptuno estará muy cerca de los tres cuerpos celestes que acabamos de mencionar; o ponerlo de otra manera, si fuéramos a extender una línea recta desde la Tierra a través del Sol, Mercurio y Júpiter en el espacio detrás de ellos, entonces nos acercamos al barrio de Neptuno. De hecho, las conjunciones del Sol, Mercurio y Júpiter con Neptuno han tenido lugar en los últimos días de septiembre; la del Sol y Neptuno en el Día de San Miguel, 29 de Septiembre.

Podemos ver que este grupo de eventos cósmicos está fuertemente relacionado con el tiempo de San Miguel de este año. Todos ellos tendrán lugar en la constelación de Virgo, en la parte superior de esta constelación, se puede distinguir en el cielo como la figura de un ser humanoide pero con alas, como un ángel. No podremos, sin embargo, ver estos eventos, porque el Sol está tan cerca que sus manchas de luz ciegan cualquier visión de estas estrellas. Se producirá una conjunción entre Marte y Saturno en la constelación de Géminis el 26 de octubre, casi en la frontera entre Géminis y Cáncer. Esto también es un evento muy importante, porque va a inaugurar un largo período durante el cual ambos planetas se pondrán retrógrados y realizarán dos conjunciones más. El último de ellos se producirá el 20 de marzo de 1946.

Por lo tanto, tenemos dos grupos de eventos: uno que está en la constelación de Virgo, el otro en Géminis. Este último incluso podemos observarlo en las primeras horas de la mañana, entre la medianoche y el amanecer, alrededor de 26 de octubre. Si tratamos de imaginar estos eventos, entonces oscuros recuerdos de largos tiempos pasados y las condiciones culturales pueden sonar de lo más profundo de nuestro ser como los sonidos del mar en constante movimiento. ¿De dónde vienen estos fragmentos de recuerdos y qué es lo que quieren decir o pedirnos? El conocimiento de la precesión, que es el movimiento del punto vernal  a través de las constelaciones del Zodíaco, podría llevarnos de vuelta al oscuro pasado cuando el gran Zaratustra fundó la antigua cultura persa, alrededor de 6000 AC. Saturno, el gran guardián de la memoria cósmica, puede abrir esta página en los registros cósmicos de la historia del mundo, y se nos permite leer en esta página la gran historia de Zaratustra y cómo fue capaz de experimentar, en o detrás de las estrellas, seres espirituales de los órdenes jerárquicos que trabajan en el planeta Tierra.

Podríamos deducir una imaginación débil de lo que vio en los eventos en la Tierra, en el cambio de las estaciones, en los acontecimientos de la vida humana y de la historia, y en la lucha entre el bien y el mal, el reflejo de estos poderosos eventos y constelaciones del gran universo. Vivía con los grandes seres espirituales del universo, que están más cerca de la Tierra y sus condiciones, sus necesidades y su futuro que otras personas de su tiempo, porque él vivió y podría unirse con el origen de todo lo que era y que estaba por venir.

Cuando nos preguntamos: ¿De dónde vino este gigantesco guía del conocimiento?, entonces podemos mirar a los otros eventos que tienen lugar en la constelación de Virgo. Si volvemos a la orientación de la precesión, el movimiento del punto vernal, nos puede llevar aún más atrás, a un pasado aún más remoto. Podemos llegar a una época anterior a la gran inundación atlante que destruyó el continente de la Atlántida. Podemos llegar a personas que tenían un conocimiento del universo estrellado, que excede a todo lo que podemos imaginar hoy.

Ellos fueron llamados los acadios. Ellos organizaron y ordenaron todo en la vida social de la Tierra según el gran fin de prototipos, que percibían en o detrás del universo estrellado. Ellos experimentaron en la multitud de estrellas la escritura de las huestes celestiales de seres excelsos, y en la lectura de este guión y actuar de acuerdo a ella, tuvieron la cierta experiencia que sus asuntos terrenales se dispusieron de la mejor manera posible.

Estos son los sonidos que podemos oír si tratamos de escuchar con nuestros oídos internos los eventos estelares de los que hemos hablado. Podemos escuchar mucho más por lo que hay que estar en silencio hasta que ha llegado el momento. Pero entre todo esto podemos percibir un sonido profundo, solemne, y podemos llegar a ser conscientes de que es la voz de ese Ser cuya fiesta celebramos en estos días. Él puede querer recordarnos a través de esas imágenes de un pasado remoto lo que la Humanidad ha perdido y tiene que recuperar de una forma completamente nueva. No podemos ahora mirar a las estrellas como los guías de nuestra vida en la Tierra.

Están muertos para nosotros; años luz e hipótesis espectro-analíticas los han desterrado de nosotros, pero podemos plantear la voluntad en nuestro lisiado pensamiento y restablecerlo con el fin de encontrar una nueva revelación de las estrellas. Podemos descubrir en ellas el gran recuerdo de toda la evolución pasada del mundo y de la Humanidad desde el principio. A partir de este conocimiento todo terrenal y del cerebro atado, superando la memoria cósmica, podemos obtener la sabiduría con la que ahora podemos empezar a ser seres humanos. A saber, seres que, de las profundidades insondables de la inteligencia cósmica, conocen las necesidades y la meta de la Humanidad, de la Tierra, y de todo el cosmos y que actúan libremente fuera este conocimiento en y para el futuro de nuestro universo.

Esto tal vez podría ser una parte del mensaje de San Miguel de este año que suena a través de los espacios cósmicos y quiere ser escuchado por el oído humano… Es sólo una representación general de estos eventos cósmicos que hemos tratado de describir. Puede que tengamos que decir mucho más acerca de ellos en el futuro.