El segundo tipo de cruz era la cruz en forma de te o Tau con un círculo encima, a menudo escorzado para formar un óvalo vertical. Los antiguos la llamaban crux ansata, o cruz ansada, o cruz de la vida. Era la llave de los Misterios de la Antigüedad y es probable que diera origen a la historia más moderna de la llave de oro del cielo que llevaba san Pedro. En los Misterios egipcios, el candidato pasaba realmente por todas las formas de peligros imaginarios mientras sujetaba por encima de su cabeza la cruz ansada, ante la cual los poderes de la oscuridad caían avergonzados. Se recordaban al estudioso las palabras in hoc signo vinces. La forma de Tau de la cruz no es muy diferente del sello de Venus, como ha hecho notar Richard Payne Knight, que afirma lo siguiente: «La cruz con esta forma se observa a veces en monedas y se encontraron muchas de ellas en un templo de Serapis [el Serapeum] que fue de molido cuando el emperador Teodosio ordenó la destrucción de todos los edificios de este tipo; según los anticuarios cristianos de aquella época, representaba la vida futura».
Tanto la cruz como el círculo eran símbolos fálicos, porque el mundo antiguo veneraba la capacidad generadora de la Naturaleza como expresión de los atributos creativos de la divinidad. La cruz ansada, que combina el Tau masculino con el óvalo femenino, era un ejemplo de los principios de la generación. Augustus Le Plongeon, en Los misterios sagrados entre los mayas y quichés hace 11 500 años, observa que la cruz ansada, a la que él llama «la llave del Nilo» y «el símbolo de los símbolos», ya sea en su forma completa o simplemente como cruz de Tau, aparecía como adorno en el pecho de las estatuas y los bajorrelieves de Palenque, Copán y por toda América Central y destaca que siempre se asociaba con el agua; que para los babilonios era el emblema de los dioses del agua; para los escandinavos el del cielo y la inmortalidad, y, para los mayas, el del rejuvenecimiento y la liberación del sufrimiento físico. Con respecto a relacionar este símbolo con las aguas de la vida, el conde Goblet d’Alviella, en The Migration of Symbols, destaca que los antiguos egipcios usaban un instrumento parecido a la cruz ansada, llamado nilómetro, para medir y regular las inundaciones del río Nilo. Es probable que debido a esta relación con el Nito se lo considerase símbolo de vida, porque Egipto dependía por completo de las crecidas del río para obtener la irrigación necesaria para garantizar suficientes cosechas. En los rollos de papiro, la cruz ansada aparece saliendo de la boca de los faraones egipcios cuando perdonaban a los enemigos y era enterrada con ellos para representar la inmortalidad del alma. La llevaban muchos dioses y, aparentemente, era un símbolo de su benevolencia divina y su poder vivificador. El Museo de El Cairo contiene una colección magnífica de cruces de muchas formas, tamaños y diseños, lo que demuestra que era un símbolo común entre los egipcios.