GRAN ELECTO
CABALLERO KADOSCH O CABALLERO DEL ÁGUILA
BLANCA Y NEGRA (Grado 30°)
INTERPRETACIÓN
En este grado hay cuatro cámaras, la iniciación se termina en la cuarta.
Estas cámaras simbolizan las cuatro estaciones; terminándose el año en la cuarta.
El adepto ha comido durante el año del árbol de la ciencia del bien y del mal, es decir, ha tomado los seis frutos o meses del reino del bien y otros tantos del reino del mal.
En la época en que sólo se contaban tres estaciones, se decía simbólicamente que el mundo, iluminado por el sol, no tenía más que tres divisiones; de igual modo se dividía el templo de Jerusalén que no era más que la alegoría del templo de la Naturaleza.
En la escalera misteriosa hay, como en la de Menfis, siete peldaños ascendentes que simbolizan las virtudes morales que impulsan al iniciado a penetrar en el tercer santuario de la Masonería. Los siete peldaños descendentes simbolizan los conocimientos que deben poseer el nuevo iniciado, entre los cuales no figuraban la historia natural ni la física ni la química, ciencias que han llegado a una gran perfección en los tiempos modernos, porque se supone que fueron estudiadas suficientemente en los grados intermediarios conocidos con el nombre de filosóficos y alquímicos.
Todos los conocimientos útiles son objeto de atención de parte del Kadosch; su resultado consiste en producir admiración y gratuidad hacia el Gran Arquitecto, y su objeto es el bienestar del género humano; resultado y objeto que se simbolizan por los dos montantes de la escalera.
La palabra hebrea Kadosch significa santo y purificado. No obstante, no debe creerse que los caballeros del Águila blanca y negra aspiren a ser santos, puesto que lo único que quieren dar a entender con esta palabra es que sólo ellos son los electos, los hombres por excelencia, purificados de toda mácula de los prejuicios1. Esta palabra significa una preparación para grandes misterios, y no la realización de vanos proyectos de venganza, cuya ejecución sería imposible, ya que los caballeros Kadosch tendrían que vengarse de enemigos que han desaparecido hace mucho tiempo.
Además, las sociedades que se fundaron para llevar a cabo proyectos de venganza, no han podido durar más que un corto espacio de tiempo, si es que han existido alguna vez, pues sólo es duradero lo que se fundamenta en la virtud y en la moral.
La mano abierta sobre el corazón indica la franqueza del caballero Kadosch; el hecho de tocar la cadera se parece mucho a lo que hacían los antiguos para sancionar el juramento (costumbre todavía existente entre los árabes).
En este grado volvemos a encontrar la alegoría de los dos principios existentes en el mundo: el bien y el mal, fábula que han querido algunos relacionar con la moral en vez de con la física. De ahí el título de caballero del Águila blanca y negra2.
Los siete peldaños de la escalera nos recuerdan que los persas antiguos quemaban incienso en siete altares o piras en honor de los siete planetas; que en los misterios de Mithra se figuraba el paso del alma por las siete esferas; que, en el poema solar del Apocalipsis, el alma asciende por siete esferas o por siete iglesias, para llegar al nec plus ultra, al cielo de los astros fijos indicados por el mar del cristal. Para figurar este paso, se construía una escalera en la que había siete puertas; la primera era de plomo; la segunda, de estaño; la tercera, de bronce; la cuarta, de hierro; la quinta, de cobre; la sexta, de plata; y la séptima, de oro; y, en fin, los filósofos indos creían que el universo es un edificio de siete pisos planos o regiones, todos los cuales son diferentes entre sí en belleza y perfección.
Aquí se ve la cruz y la tau fálica que fuera en otro tiempo señal de honor, de dignidad y de creencia.
Los sacerdotes egipcios iban armados con una cruz, símbolo del principio fecundante, y los Asirios llevaban en sus enseñas una paloma, emblema del principio fecundado.
La serpiente representa el principio del mal; sus tres cabezas simbolizan los abusos o el mal que se introduce en las tres altas clases de la sociedad:
La cabeza coronada de la serpiente es el emblema de los soberanos.
La que lleva una tiara o una llave indica a los papas.
La que lleva una espada, simboliza al ejército.
El gran iniciado que ocupa cargos civiles debe reprimir estos abusos en bien de su patria y de la más sana filosofía.
El puñal que tanto espanta a la ignorante multitud de los masones, no es el arma vil que llevan en la mano los asesinos de cualquier orden que sean, sino el puñal mitraico o la guadaña de Saturno; de suerte que este atributo vuelve a recordar a los iniciados perfectos el imperio del bien y el del mal simbolizados por el mango blanco del puñal y por su lámina negra. En cuanto a lo moral, esta arma recuerda a los grandes electos que tienen la obligación de laborar continuamente para combatir y acabar con los prejuicios, la superstición y la ignorancia.
El significado de la palabra sagrada nos da a conocer la alegoría de la venganza de Horo por el asesinato de Osiris realizado por Tifón, y el festín de los fraternales ágapes.
El primer grito de venganza se oye en el grado de electo, se repite en el grado 29° y reaparece en el de Kadosch. Hemos visto que esta venganza no es sino la que Horo el hijo del Sol, se tomó en los asesinos de su padre, o la de Júpiter contra Saturno, etc. Este permanente sistema de venganza se remonta hasta los tiempos más remotos3; su interpretación se encuentra en las operaciones de la Naturaleza, en las que se observan continuos combates y reacciones entre el principio generador y el destructor, cuyo estado de desorden, confusión y tinieblas conocían los antiguos con el nombre de caos precedente al desarrollo y aparición del germen regenerador. Este caos, considerado como la aurora de los siglos y precursor de la creación del mundo, no fue más que una hipótesis de los sabios de la antigüedad, o mejor dicho, una deducción sacada de la generación de los seres.
Volvamos una vez más a tratar de la interpretación del grano de trigo considerado tan pronto como padre que se une a su madre, o como hijo que da muerte a su hermano.
“Acostumbrados los adeptos de los antiguos misterios y los iniciados en las altas ciencias a las lecciones de una moral pura, debieron comprender fácilmente el significado de los símbolos; de suerte que, cuando eran elegidos para vengar el asesinato de Osiris, primer bienhechor de Egipto, no les sería difícil adivinar quienes eran Tifón y sus cómplices.
“En efecto, ¿quién era Osiris? El autor del bien y del orden entre los hombres. ¿Quién mata a Osiris? Todas las pasiones humanas: la mala fe del cultivador, el fraude del negociante, la insubordinación del soldado, la ambición de sus jefes, la iniquidad de los magistrados, el orgullo de los filósofos, la riqueza del sacerdocio, la impiedad de los hijos, la dureza de los padres, la infidelidad de los esposos, la relajación de los iniciados y el egoísmo de todos. Tales eran los enemigos a quienes era menester combatir para vengar a Osiris4, llegar a ser digno de conocer la doctrina sagrada y ver la luz con toda su pureza.” (Boulaye, des Myst. d’Isis).
“Horo significa trabajo e inteligencia. Por medio del trabajo y con auxilio de la inteligencia es como el hombre logra combatir y subyugar las pasiones, las cuales le esclavizarían sin semejante ayuda.” (Boulaye, des Myst. d’Isis).
Cuando a un caballero Kadosch se le pregunta cuál es su edad, responde: Tengo más de un siglo, o bien: Ya no cuento los años. No lleva mandil, porque la obra está terminada5 para él.
Hemos dicho antes que la recepción del caballero Kadosch se verifica en cuatro puntos o cámaras. Vamos a describirlos y a dar su explicación moral y científica:
Primera cámara: Está cubierta con colgaduras negras, y hállase alumbrada por una sola lámpara de forma triangular suspendida del techo. Esta sala comunica con un subterráneo, especie de cámara de reflexiones, en que se encuentran los símbolos de la destrucción y de la muerte. Esta cámara sepulcral y silenciosa, este aparato fúnebre y las preguntas que se hacen al candidato desde el féretro le inspiran graves reflexiones. La sombría alegoría le recuerda los peligros a que se expusieron los difusores de la filosofía: Sócrates, Jesús, Galileo y muchos más, y piensa que quizás él se vea en iguales peligros. Por eso oye una voz que le dice: Si no tienes valor para afrontar mayores peligros vuelve sobre tus pasos.
El candidato persevera, y se oyen dos voces que le dicen:
“Haz por los demás lo que quisieres que te hicieren.”
“No hagas a otro lo que no quisieres que él te hiciere.”
“Adora al Ser supremo y tribútale un culto desprovisto de todo género de supersticiones.”
“Ama a tu prójimo como a ti mismo.”
“Socorre a los desgraciados.”
“Sé veraz y huye de la mentira.”
“Sé paciente y soporta los defectos de tus hermanos.”
“Sé fiel a tus promesas, y considera que la discreción es una de las primeras virtudes de los filósofos.”
“Sufre la adversidad con resignación.”
“Tales son los deberes de los filósofos”6.
Segunda cámara: Está decorada de blanco. Dos altares ocupan el centro; sobre uno de ellos se ve una urna llena de espíritu de vino encendido que ilumina toda la sala; en el otro hay un braserillo con fuego e incienso; de la delta pende un águila con las alas abiertas. Esta habitación está ubicada únicamente por el hermano sacrificador, que ha sido introducido en el templo de la virtud a petición del aspirante, al que dice:
“Mortal, prostérnate.”
El candidato obedece; echa incienso e el fuego, y oye la siguiente invocación:
“¡Oh sabiduría omnipotente, objeto de nuestra adoración, a ti s a quien invocamos en este momento! ¡Causa soberana del universo, razón eterna, luz del espíritu y ley del corazón, inspíranos la elocuencia necesaria para hacer que este aspirante sienta cuan augusto y sagrado es tu sublime culto! ¡Sé el sostén de sus vacilantes pasos en esta carrera! ¡Por ti forma un todo regular la inmensa reunión de los seres! ¡Tú eres la única antorcha cuyo brillo puede disipar las tinieblas que ocultan la Naturaleza a nuestra vista! ¡Nuestra alma, nacida para conocer y amar la verdad, sólo halla en ti su satisfacción! ¡Purifica con tu divino aliento a este candidato, y haz que sea digno de rendirte homenajes!”
Este culto sin pompa, en cuya sencillez se adivina el perfume de la antigüedad, debe ser admirable a la Divinidad, cuando brota d un corazón sincero.
“Levántate, y sigue tu camino”, dice el introductor al recipendario.
Tercera cámara: Sus paredes están cubiertas de colgaduras azules; la bóveda está salpicada d estrellas. En la sala no hay más que tres bujías encendidas. Es el AREÓPAGO, es decir, reunión de los sabios.
“El presidente recuerda al introductor que únicamente se puede admitir en los últimos misterios a quienes son superiores al vulgo por su depurada probidad, su reputación intacta y su integridad, a quienes se sobreponen a todos los temores, con auxilio de su fidelidad, celo y firmeza; a quienes, exentos de prejuicios, son susceptibles de adoptar los principios filosóficos; en fin, a quienes, guiados por la razón, pueden llegar a descubrir la verdad, rasgando el sombrío velo que esconde a los mortales los secretos de la Naturaleza.”
El introductor responde del aspirante como de sí mismo, y le introduce en la cuarta cámara, en donde se celebra el consejo soberano de los Grandes Electos Caballeros Kadosch.
De las paredes de esta cámara penden colgaduras rojas7. En el oriente hay un trono encima del cual se ve un águila bicéfala con las alas desplegadas sosteniendo una espada con sus garras. En este local, que se halla iluminado por doce bujías amarillas, recibe el capítulo el nombre de senado, es decir, de asamblea de los ancianos8, y los hermanos se denominan caballeros9.
Al llegar a este divino santuario se hace saber al candidato los compromisos que contrae, pues le obligan a subir y bajar por la escala misteriosa cuya forma recuerda la delta. Se compone de dos montantes: uno de ellos representa la moral, base primera de la Masonería, y el otro, la ciencia que ha de ilustrar a los hombres, objeto principal de la institución. Esta proximidad ingeniosa y filosófica significa que la ciencia debe esclarecer a la moral, y que ésta debe moderar las variaciones de aquélla. Al subir cada uno de los peldaños se explica al candidato un punto de moral, cuyo conjunto responde al de las máximas oídas en la primera cámara. En cada peldaño descendente se le da la interpretación de una ciencia.
Las ciencias se clasifican de la siguiente manera:
Gramática, o arte del lenguaje y de la escritura.
Retórica, o arte de dar al lenguaje bastante eficacia para deleitar, persuadir o conmover.
Lógica, o arte de discernir lo verdadero de lo falso.
Aritmética, o ciencia de los números.
Geometría, o arte de medir los cuerpos.
Música, o representación de la armonía universal.
Astronomía, o conocimiento de los cuerpos celestes y arte de medir su elevación y de determinar sus distancias.
Este orden parecería natural si se partiese de la base del triángulo para llegar a su cúspide en donde sería racional dar la explicación de la astronomía. No obstante, tiene lugar en orden inverso. ¿Será acaso porque la observación astronómica se verificaba en Egipto desde los subterráneos? Sabido es que las pirámides están orientadas, y que se veía la estrella polar desde el fondo del pozo, cuya abertura se hallaba dirigida hacia el Norte. Hoy día es necesario subir hasta dos tercios del pozo para llegar a distinguirla. Y podría ser muy bien que el proverbio que dice que la verdad sale del fondo del pozo tuviera relación con la astronomía, que era el último grado de los estudios, después del cual se conocía toda la verdad.
Resumiendo este grado, podríamos decir que se divide en cuatro puntos, como el de las iniciaciones menfitas: en el primero se estudia la moral y la filosofía; en el segundo, se rinde culto de admiración y de gratitud al gran Ser; en el tercero, se examina al candidato, y en el cuarto, obtiene éste la recompensa concedida a su celo y a su saber. Después, viene su consagración.
“Hermanos míos, ¿no ocultará una gran verdad este cuadro moral y alegórico en sus emblemas? ¿No son estos signos los indicios de alguna poderosa realidad, principio y base de nuestra sociedad? ¿No presuponen esas pruebas y combates que hay que vencer a unos enemigos, lograr una victoria y alcanzar un premio como recompensa? La caída de la venda y el súbito paso de las tinieblas a la luz ¿no designan un cambio de estado, la cesación de un penoso error y el descubrimiento de algún secreto importante, cuyo conocimiento puede contribuir a nuestra felicidad? ¿No es posible, acaso, que tantos símbolos despierten algún pensamiento en nuestra mente? ¿Estará tan materializado el entendimiento que no llegue a la conclusión de que un templo presupone un culto, y un altar, una divinidad a la que se rinde culto, pero culto sin sacerdotes, sencillo, moral y silencioso? Los preceptos de la sabiduría, los deberes de la moral, en una palabra, ese edificio majestuoso supone un gran objeto, un sistema de perfeccionamiento, de adoración silenciosa, de virtudes y de felicidad (P. Dejou).”
“Caballero recientemente admitido:
“Tú conoces las funciones que se te han confiado y los deberes que tienes que cumplir; no hay virtudes si uno no se hace útil, y el saber sólo se ha dado para actuar, para obrar. Tú te conoces ahora a ti mismo; no olvides nunca que no existe grado de luz y de felicidad a que no pueda aspirar el hombre. No olvides que atesoras en ti mismo el valioso hilo que te puede ayudar a salir del laberinto de las cosas materiales. Ten en cuenta, que si todo cuanto se te ha mostrado no existe dentro de ti, tu pensamiento no podrá ver más que el velo que lo cubre. Las cadenas de la esclavitud humana suelen forjarse en el corazón. Los enemigos intelectuales penetran hasta el mismo centro de la existencia, despiertan en él mil alarmas y realizan crueles asaltos que ponen sobre los ojos esa tupida venda que agarrota al espíritu, encadena al pensamiento y convierte al hombre en un esclavo.
“Hoy se te ha reintegrado a tus poderes naturales y se han enseñado cuales son tus derechos. De suerte que se te ha libertado para siempre del yugo de los prejuicios; dedícate infatigablemente a librar de ellos a tus semejantes. Ten en cuenta que no podrás realizar tu labor si te conviertes en un solitario contemplativo o te dedicas a la especulación de vanos sistemas. Vive en la sociedad, sin permitir que ella te corrompa; consagra todos tus trabajos al bien de tu patria, de tu familia y de todos los seres humanos, sean quienes fueren. Recuerda que el hombre ha menester del hombre, que no existe felicidad sin humanidad y que los egoístas son unos monstruos. En fin, acuérdate de que cada uno de los cautivos que libertes te ha de poner en la frente una flor inmortal, y que tu diadema —esa diadema que debe coronar al hombre que no muere sin haber vivido— debe estar formada por todos los seres a quienes hayas hecho felices con tus lecciones y virtudes; y ten en cuenta que la humildad, la templanza y el amor sincero a los hermanos, han de abrirte las puertas del templo eterno, cuya representación se te ha mostrado aquí”10.
Hermanos míos, doy término aquí al Curso filosófico e interpretativo de nuestros misteriosos trabajos. Aunque estoy lejos de haber cumplido la labor que me impusieron vuestra confianza y mis funciones, me ha servido de estimulante vuestra indulgencia, a la cual recurro al dar término a la obra. Y alimento la esperanza de que sabréis excusar estos débiles esquemas de un INMENSO CUADRO. Yo sería feliz si mis conferencias atrajesen nuevos adeptos y les dirigiesen por el camino de los estudios masónicos. Y me contento con haber llegado a demostrar que la MASONERÍA ES UNA CIENCIA PERFECTA Y POSITIVA, BASADA EN UNA DOCTRINA QUE HA EMANADO DE LA RAZÓN HUMANA PERFECCIONADA.
(1) En un grado de Kadosch, que se considera fue fundado en Jerusalén en 1128, bajo el pontificado de Honorato II, y en tiempos de Raymond Dupuis, gentilhombre del Delfinado, quien fue elegido en 1118 Gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén y más tarde de la Orden de Malta, sólo se recibía a los hombres libres. Se dice que no pueden ingresar en este grado los monjes y los que están ligados a votos. Antiguamente se creía que los Caballeros de Malta eran los enemigos de este grado.
(2) El cuaderno de este grado termina de la manera siguiente en una antigua colección:
Advertencia: “El gran inspector, hermano Esteban Morín, fundador de la Logia de la Perfección, advirtió a los masones en un consistorio de principios del real secreto celebrado en Kingstown (Jamaica) en enero del año masónico de 5769, que últimamente se había reunido una comisión en París y que se habían hecho investigaciones para saber si los masones pertenecientes al grado de Caballeros Kadosch no eran realmente Caballeros templarios; que, en consecuencia, se resolvió en el gran capítulo de comunicación de Berlín y de París, que dicho grado se denominara de Caballero del Águila blanca y negra, y que la joya fuera un águila negra.”
(3) Pausanias (I, 23 y 28) describe la ceremonia del proceso criminal que se incoaba todos los años en la religión de Mithra contra el hacha del sacrificador, después de que éste había muerto al buey. Esta antigua venganza de la agricultura, tan inocente como la del electo, recuerda el nekum del grado de Kadosch, el cual se ha copiado del grito de los iniciados antiguos.
(4) Según dice Plutarco, se solía representar a Osiris por medio de un cetro, en cuya parte superior había un ojo, para simbolizar al que ve y reina. Isis sería el mismo nombre de Osiris, eludiendo la radical o el elemento que designa el poder, de donde se puede traducir Isis por sabiduría y Osiris por fuerza, que son las dos palabras sagradas correspondientes a los dos primeros grados de la iniciación masónica. Estos dos dioses no son, en realidad, más que un solo dios, el padre del tiempo y autor de todas las cosas, puesto que no pueden existir dos divinidades —un dios fuerte y un dios sabio— ya que la primera sería más poderosa que la segunda.
El sol y la luna representan estos dos símbolos en los templos masónicos.
(5) Esta declaración iniciática demuestra que la Masonería termina en el grado de Rosa-Cruz, porque todos sabemos que no puede haber trabajo masónico sin mandil. De suerte que el grado de Kadosch no es más que un santuario, un hogar de inteligencias científicas destinado a conservar y dignificar el objeto de la Francmasonería en todos sus grados.
(6) Este grado que, a nuestro entender, tiene hoy día gran importancia, no es más que una declaración de principios masónicos, a los que podríamos añadir los siguientes:
“El patrimonio del masón es todo el bien que el espíritu pueda concebir.
“El amigo de los hombres no puede serlo de los bribones, quienes han sido en todo tiempo el azote de la tierra.
“¡Oh virtud, anímanos con tu fuego bienhechor! ¡Oh razón, guía nuestros pasos por el camino de la vida! ¡Oh verdad, ilumínanos con tu antorcha!
“Sé justo, porque la equidad es lo que sostiene a la sociedad humana.
“Sé bueno, porque la bondad conquista a todos los corazones.
“Sé indulgente, porque, siendo débil, vives con seres más débiles que tú.
“Sé dulce, porque la dulzura atrae al afecto.
“Sé agradecido, porque la bondad se alimenta y nutre de gratitud.
“Sé modesto, porque el orgullo subleva a los espíritus pagados de sí mismos.
“Perdona las injurias, porque la venganza eterniza los rencores.
“Haz bien al que te ultraje, para mostrar mayor grandeza que él y para que se haga amigo tuyo.
“Sé moderado y casto, y practica la templanza, porque la voluptuosidad, la intemperancia y los excesos destruirían a tu ser y te convertirían en un ente despreciable.
“Sé fiel y sumiso a la autoridad legítima, porque ella es necesaria para mantener la sociedad, la cual te es necesaria.
“Obedece lo establecido en las leyes, porque son expresión de la voluntad pública, a la cual debe estar subordinada la tuya.
“Defiende a tu país, porque él es quien te hace feliz, y contiene todos tus bienes, así como a todos los seres que más amas.
“No permitas que tu patria, esa madre común tuya y de tus conciudadanos, sea esclavizada por la tiranía, porque entonces no sería ara ti más que una prisión.
“Si tu injusta patria te niega la felicidad; si, sometida a un poder injusto, consiente en que se te oprima, aléjate de ella en silencio, pero no la turbes nunca.”
Estos apotegmas, base de la moral contenida en todos los grados, establecen evidentemente la unidad de los principios de la Orden.
(7) He aquí una reproducción de los tres colores: blanco, azul y rojo. Sin embargo, el gran pabellón de la Orden es negro y blanco por mitad, y tiene en el centro una cruz teutónica, que forma parte de los escudos de armas de esta caballería.
Los escudos de armas —jeroglíficos de la edad media— pertenecían a las iniciaciones antiguas, pues los epoptas los llevaban como signo de las circunstancias de su recepción o de las virtudes que se proponían adquirir, o de los trabajos que pensaban realizar. El tetrágono —que el quinto de los Ptolomeos adquirió el derecho de colocarlo encima de su fanum, desde el momento en que fue iniciado (Inscr. De Rosette)—, no es otra cosa que un escudo de armas. Los caballeros iniciados en los grados esenciales de la Orden del Temple recibían armas con blasones, los cuales se han confundido posteriormente con una muestra de nobleza.
(8) Supónese que este grado fue creado en Suecia y tuvo su origen en las cruzadas, siendo su objeto la instrucción de los Caballeros templarios. Las nueve luces que iluminan el senado conmemorarían a los nueve fundadores del Temple.
(9) Todos se tutean. Se tutea hasta al Gran Maestre.
(10) Este grado recibe con razón el título de nec plus ultra. Los tres grados siguientes son puramente administrativos. En efecto, no es posible hacer ninguna revelación masónica más allá del grado de Rosa-Cruz. Pero, por encima del colegio de Rosa-Cruces, existe un Areópago conservador y depositario de tradiciones que no han sido alteradas, el cual ha de estar constituido exclusivamente por masones elegidos; este AREÓPAGO es el de los CABALLEROS KADOSCH, grado 30°.
Resumiendo: diremos que los hombres estudiosos y los filósofos llegan a ser en una serie de grados que finaliza en el de Rosa-Cruz, y que en los grados superiores se hacen LEGISLADORES.