sábado, 7 de outubro de 2023

Lección XIV “Teclas Negras” Astrales

Antes de pasar a los sub-planos superiores en grado y escala, permítanos llamar su atención a alguno de los su-planos menores-el de “teclas negras” de la escala Astral. En estos sub-planos residen los no humanos, o criaturas semi-humanas que están agrupadas juntas en la oculta clasificación bajo el nombre general de “elementarios” o “elementales”. Es imposible para nosotros entrar en detallada consideración de esta clase de entidades en un trabajo de esta naturaleza general dirigido a la lectura popular. Las razones por tanto envolverían explicaciones que reduciría el espacio intentado para ellos ciertos otros detalles de los Planos Astrales, y aun entonces serían de lo más incompleto e insatisfactorio. Suficiente decir que los ocultistas saben que este planeta, la tierra, es el campo y teatro para tres procesos distintos de evolución-el del mundo que conocemos, humano, animal, y vegetal; y otros dos de diferente orden. Estos otros dos campos de evolución tienen sus propios planos que son completamente no relacionados con los de nosotros. Pero estos otros procesos evolutivos, aunque distintos a los de nosotros, sin embargo se mezclan ligeramente con ciertos sub-planos de nuestros Planos Astrales-eso es, los “bordes se sobreponen”, si tal torpe término puede usarse. Consecuentemente, en ciertos de los planos de “tecla negra” de nuestro Astral, puede encontrarse elementales de una escala de vida diferente a la nuestra. Esto no es sino un enunciado general, cuyas fallas serán obvias a todo ocultista avanzado quien lo lea. Y aun así tales estudiantes avanzados verán la necesidad para el intencionado enunciado imperfecto en este lugar. 

Quienes han leído historias ocultas de Bulwer-destacándose “Zanoni”, reconocerá la naturaleza de las entidades de las que hablamos. Mientras la Enseñanza Arcana incluye dentro de su almacén de conocimientos e información detalles completos en relación a estos particulares sub-planos que hemos designado como los “teclas negras” en la escala del Plano Astral, y sus Iniciados quienes han alcanzado ciertos grados están completamente informados en relación a lo mismo, aunque no podamos hacer pública en este momento, lugar, y a través de esta canal, la Enseñanza Arcana interna en relación al mismo. Personalmente, pensamos que el tiempo está maduro para que tal información sea completamente anunciada, acompañada por las necesarias advertencias; pero aquellos superiores en autoridad entre los Custodios nos han dicho: “¡No! ¡Esperen con paciencia! ¡Cuando la hora propicia sea indicada por los símbolos planetarios-entonces pueden Uds abrir el volumen sellado a aquellos que liberen sus enigmas¡ Por el momento, el voto de silencio se mantiene¡” Así que no queda nada para nosotros sino inclinarnos a la autoridad superior en la materia.

Sin embargo, mientras no se nos permita exponer la Enseñanza Arcana interna en este particular detalle, la prohibición no se extiende a usar citas de otras autoridades quienes ya han reportado sobre estos sub-planos del Astral. Y, creyendo que dichos reportes serían de interés a aquellos de nuestros estudiantes que tienen un interés científico en esta fase del ocultismo, hemos decidido darles, en esta lección, citas muy liberales de una autoridad destacada de otra escuela de ocultismo, quien ha puesto mucha atención al fenómeno de ciertas fases y planos del Plano Astral, ambos en la dirección de estudiar autoridades más antiguas y avanzadas, y también en la dirección de investigación personal y exploración de estos sub-planos, del Astral. La última es una tarea rodeada de peligros y riesgos los que muy pocos aun ocultista avanzados se preocupan en emprender, y aunque dudamos de la sensatez de la tarea, sin embargo debemos admirar el ardor científico de los investigadores. El resto de esta lección, indicada por comillas, consiste en citas de la mencionada autoridad, investigador y explorador de estas regiones oscuras de las “teclas negras” del Astral.

Los elementales pueden agruparse en varias clases generales, aunque la clasificación es o menos insatisfactoria e imperfecta, a lo mucho. Una de estas clases comprende las entidades que algunos autores han llamado “Espíritus de la Naturaleza”, cuyo término, sin embargo, es menos seguro que poético. Estas entidades han sido conocidas en las leyendas por varios nombres, entre los más prominentes están los siguientes: espíritus de la Tierra, o gnomos, espíritus del agua, o undinas (ninfas); espíritus del aire, o sílfides; espíritus del fuego, o salamandras; hadas, duendes, elfos, brownies, genios, troles, faunos, kobolts, diablillos, enanitos, leprechauns, gentecita, buena-gente, etc., etc., de los cuales la mencionada autoridad dice: 

“Sus formas son muchas y variadas, pero más frecuentemente en forma humana, y de alguna manera diminutos. Como casi todos los habitantes del plano astral, son capaces de asumir cualquier apariencia a voluntad, aunque ellos indudablemente tienen formas definidas propias, o tal vez, deberíamos mejor decir formas favoritas que ellos muestran cuando no tienen especial propósito en tomar ninguna otra. Bajo condiciones ordinarias ellos no son visibles del todo a los ojos físicos, pero tienen el poder de materializarse cuando ellos deseen ser vistos. Hay un inmenso número de subdivisiones o razas ellos, y los individuos de estas subdivisiones difieren en inteligencia y disposición precisamente como lo hacen los seres humanos. La gran mayoría de ellos aparentemente prefiere evitar al hombre totalmente; sus hábitos y emanaciones son repugnantes para ellos, y el constante ajetreo de corrientes astrales resultantes de su inquietos, enfermizos deseos, les perturban y molestan. Por otra parte, no se desean ocasiones en los que espíritus de la naturaleza fueran como si hubieran hecho amistad con seres humanos, y ofrecido tal asistencia como está en su poder, como en las bien conocidas historias de los brownies escoceses o de las hadas llameantes. Esta útil actitud, sin embargo, es comparativamente rara, y en la mayoría de los casos cuando ellos entran en contacto con el hombre ellos o muestran indiferencia o disgusto, o si no una traviesa delicia al engañarlo y jugarle trucos infantiles. Una historia muy ilustrativa de esta curiosa característica puede encontrarse entre las conversaciones en las villas del campo en casi cualquier solitario distrito montañoso; y cualquiera que haya tenido por hábito asistir a sesiones espiritistas para fenómenos físicos recordará instancias de chistes prácticos y pensamientos tontos aunque usualmente buenas payasadas, que casi siempre indica la presencia de algunos de estos espíritus astrales de orden inferior. 

“Los períodos de vida de las diferentes subdivisiones varían grandemente, siendo algunos bastante cortos, otros mucho más largos que nuestro tiempo de vida humana. Nuestra posición es completamente aparte de tal vida como la de ellos que es imposible para nosotros entender mucho sobre sus condiciones; pero parece en su conjunto ser simple, alegre, irresponsable clase de existencia, mucho como una fiesta de niños felices podría llevar entre alrededores físicos excepcionales. Aunque tramposos y traviesos, son raramente maliciosos a menos ser provocados por alguna injustificable intrusión o molestia; pero como un cuerpo ellos también participan en alguna extensión de las sensación universal de desconfiar del hombre, y generalmente parecen inclinados a resentir de alguna manera la primera aparición de un neófito en el plano astral, de forma que él usualmente hace su acercamiento bajo alguna forma desagradable o aterradora. Si, sin embargo, declina ser atemorizado por cualquiera de sus formas raras, pronto lo aceptan como un mal necesario y no lo siguen notando, mientras que algunos entere ellos pueden después de un tiempo volverse amigables y manifestar placer en conocerle.

“El Adepto sabe cómo hacer uso de los servicios de los espíritus de la naturaleza cuando los requiere, pero el mago ordinario puede obtener su asistencia solamente por procesos o de invocación o evocación; o sea, o atrayendo su atención por súplica y haciendo alguna clase de canje con ellos, o intentando poner en movimiento influencias que obligaría su obediencia. Ambos métodos son extremadamente indeseables, y el último es también excesivamente peligroso , ya que el operador levantaría una determinada hostilidad que podría resultar fatal para él. Innecesario es decir, que a nadie estudiando ocultismo bajo un Maestro calificado le sería permitido intentar nada de esta clase de cosas del todo.”

En otros planos bajos del Astral hay otra clase de elementales, que han sido llamados “entidades artificiales o creadas por el hombre”, de los que la antes mencionada autoridad dice: “Esta, la clase más grande de entidades del Astral, es también en mucho la más importante al hombre. Siendo por entero su propia creación, está interrelacionada con él por los más cercanos lazos, y su acción sobre él es directa e incesante. Es una enorme masa inconclusa de entidades semi-inteligentes, que difieren entre ellos mismos como difieren los pensamientos del hombre, y prácticamente incapaz de nada como clasificación y arreglo. La única división que puede hacerse con utilidad es la que distingue entre los elementales artificiales hechos por la mayoría de los hombres inconscientemente, y las hechas por magos con definida intención; mientras podemos relegar a una tercera clase el muy pequeña número de entidades artificialmente arregladas que no son elementales del todo.

“La esencia elemental que nos rodea por todos lados es en todas sus innumerables variedades singularmente susceptible a la influencia del pensamiento humano. La acción del mero pensamiento casual disperso sobre ella, haciéndola emerger en una nube de formas evanescentes en un rápido movimiento, ya ha sido descripta; ahora tenemos que notar cómo es afectada cuando la mente humana formula un pensamiento o deseo definido, decidido. El efecto producido es de la más impresionante naturaleza. El pensamiento se aferra sobre la esencia plástica, y la amolda instantáneamente en un ser viviente de una forma apropiada-un ser que cuando una vez es creado no está de ninguna manera bajo el control de su creador, sino que vive su propia vida, la longitud de la cual es proporcional a la intensidad de los pensamientos o deseo que la trajo a existencia. Dura ciertamente tanto como la fuerza de pensamiento la mantiene unida. La mayoría de los pensamientos de las personas son tan breves que los elementales creados por ellos duran solamente unos pocos minutos o unas pocas horas, pero un pensamiento a menudo repetido o un deseo sincero formará un elemental cuya existencia puede extenderse a muchos días. 

Ya que los pensamientos ordinarios del hombre se refieren en gran parte a él mismo, los elementales que ellos forman permanecen rondando alrededor, y constantemente tienden a provocar una repetición de la idea que ellos representan, ya que tales repeticiones, en lugar de formar nuevos elementales, fortalecerían al viejo, y le darían un fresco usufructo de vida. Un hombre, por tanto, quien frecuentemente se preocupa por un deseo a menudo forma para él mismo un auxiliar astral que, constantemente alimentado por pensamientos frescos, puede perseguirlo por años, siempre ganando más y más fuerza e influencia sobre Él; y se verá fácilmente que si el deseo es malvado el efecto sobre su naturaleza moral puede ser del más desastroso carácter.

“Aun más preñados por bien o mal son los pensamientos de un hombre sobre otra gente, porque en ese caso ellos merodean no alrededor del pensador, sino alrededor del objeto del pensamiento. Un pensamiento generoso sobre una persona, o un deseo serio por su bien, formará y proyectará hacia ella un elemental artificial amistoso. Si el deseo es uno definido, como, por ejemplo, que la persona se pueda recobrar de alguna enfermedad, entonces el elemental será una fuerza siempre rondando alrededor de ella para promover su mejoría, o para repeler cualquier influencia que pudiera tender a dificultarla. Al hacer esto mostrará lo que aparece como una cantidad muy considerable de inteligencia y adaptabilidad, aunque realmente es simplemente una fuerza actuando a lo largo de la línea de menor Resistencia-presionando constantemente en una dirección todo el tiempo, y tomando ventaja de cualquier canal que pueda encontrar, justo como el agua en una cisterna encontraría en algún momento la tubería abierta en una docena cerradas, y procede a vaciarse a través de ella. Si deseamos que sea meramente una indefinida para su bien general, la esencia elemental en su maravillosa plasticidad responderá exactamente a esa menos marcada idea también, y la criatura formada agotará su fuerza en la dirección de cualquier acción que más de inmediato venga a mano para la ventaja del hombre. En todo caso, la cantidad de tal fuerza que debe gastarse, y la longitud de tiempo que vivirá para gastarla, depende completamente de la fuerza del deseo o pensamiento original que le dio nacimiento; aunque debe recordarse que puede ser, por así decirlo, alimentado y fortalecido, y su período de vida extendido por otros buenos deseos o pensamientos amistosos proyectados en la misma dirección. Además, parece ser activado, como la mayoría de otros seres, por un deseo instintivo para prolongar su vida, y así reacciona sobre su creador como una fuerza contantemente tendiente a provocar la renovación de las sensaciones que los llamó a existencia. También influencia de manera similar otros con quienes entran en contacto, aunque su compenetración con ellos no sea naturalmente perfecta.

“Todo lo que se ha dicho a los efectos de buenos deseos y pensamientos amistosos es también verdad en la dirección opuesta de deseos malvados y pensamientos de disgusto; y considerando la cantidad de envidia, odio, malicia y la falta de caridad que existe en el mundo, sería ciertamente de entender que entre los elementales artificiales muchas terribles criaturas han de verse. Un hombre cuyos pensamientos o deseos sean rencorosos, brutales, sensuales, avariciosos, se mueve a través del mundo llevando consigo a todas partes una pestífera atmósfera propia, poblada por los seres asquerosos que ha creado para que sean sus compañeros. Así no solamente está en un lamentable caso maligno por sí mismo, sino que es una peligrosa molestia para sus semejantes, sometiendo a todo quien tenga el infortunio de entrar en contacto con él a riesgo de contacto moral de la influencia de las abominaciones con las que él escoge rodearse.

“Ocasionalmente sucede, sin embargo, que un elemental artificial de esta descripción es por variadas razones incapaz de emplear su fuerza o sobre su objeto o su creador, y en tales casos resulta una especie de demonio errante, realmente atraído por cualquier persona que consienta sensaciones similares a las que le dieron origen, e igualmente preparado o para estimular tales sensaciones en él en bien de la fuerza que pueda ganar de ellos, o para vaciar su almacén de malas influencias sobre él a través de cualquier apertura que pudiera ofrecerle. Si es suficientemente poderoso para agarrar alguna cáscara que pase (cuerpo astral desechado) frecuentemente lo hace, ya que la posesión de tal hogar temporal le habilita para administrar sus desagradables recursos más cuidadosamente. En esta forma puede manifestarse a través de un médium, y enmascarándose como algún bien conocido amigo puede algunas veces obtener una influencia sobre gente sobre la que tendría de otra forma poco alcance. Un hombre muy bien intencionado, quien es escrupulosamente cuidadoso de hacer su obligación hacia su vecino en palabra y hecho, es apto para considerar que sus pensamientos al menos son problema de nadie sino suyos, y así dejar que se desordenen en varias direcciones, completamente inconsciente de la multitud de siniestras criaturas que está lanzando sobre el mundo. A tal hombre una segura comprensión del efecto de pensamiento y deseo al producir elementales artificiales la vendría como una horripilante revelación.

“ Ya que tales resultados como han sido descritos antes se han alcanzado por la fuerza pensamiento de los hombres quienes estaban completamente en la oscuridad en cuanto a lo que estaban haciendo, habrá de imaginarse de inmediato que un mago que entienda sobre esto, y pueda ver exactamente qué efectos está produciendo, puede hacer uso de inmenso poder a lo largo de estas líneas. Efectivamente, ocultistas de ambas escuelas blancas y oscuras frecuentemente usan elementales artificiales en su trabajo, y pocas tareas van más allá de los poderes de tales criaturas cuando son científicamente preparadas y dirigidas con conocimiento y habilidad; porque quien conozca cómo hacer que pueda mantener una conexión su elemental y guiarlo, no importa a qué distancia pudiera estar trabajando, así que prácticamente actuará como si dotado con la completa inteligencia de su dueño. 

“Por alguno de los más avanzados procesos de la Magia Negra, también, elementales artificiales de gran poder pueden llamarse a la existencia, y mucho mal ha sido hecho de varias maneras por tales entidades. Pero es verdad de ellos, como de las clases previas, que si son dirigidos a una persona quien por razón de su pureza de carácter son incapaces de influenciar, reaccionan con terrible fuerza sobre sus creadores; así la historia medieval del mago que es despedazado por los demonios que él mismo crió, no es mera fábula, sino bien puede haber tenido un desagradable fundamento en efecto. Tales criaturas ocasionalmente, por razones varias, escapan del control de aquellos quienes están tratando de hacer uso de ellos, y resultan demonios errantes y sin dirección, como hacen algunos de aquellos mencionados bajo el previo encabezado en similares circunstancias; pero aquellos que estamos considerando, teniendo mucho más inteligencia y poder, y una existencia mucho más larga, son proporcionalmente más peligrosos. Ellos invariablemente buscan con el fin de prolongar su vida, o alimentándose como vampiros de la vitalidad de seres humanos, o influenciándolos para que les hagan ofrendas; y entre simples tribus medio salvajes han frecuentemente triunfado al hacerse reconocer como dioses de la aldea o de la familia. Por la vitalidad que ellos extraen de sus devotos, pueden continuar prolongando su existencia por muchos años, o aun siglos, reteniendo suficiente fuerza para realizar ocasionales fenómenos de un tipo suave para estimular la fe y fervor de sus seguidores”.

Mientras la autoridad antes citada ha colocado lo que consideramos ser exagerado énfasis sobre el poder de los elementales-porque la Voluntad humana es suficiente para vencer sus poderes, y están impedidos de venir a la atmósfera mental de todos quienes no los atraiga en virtud del carácter de sus propias vibraciones mentales-sin embargo, hemos pensado aconsejable darles el beneficio de los reportes de este investigador, para el propósito de advertirles contra coquetear en Evocaciones, y ciertos así llamados métodos y prácticas “mágicas”. La Magia Negra en todas sus formas resulta solo en dolor y maldad a aquellos que los consienten. Quien invada planos de vida exteriores al suyo, toma sobre sí mismo el inherente riesgo de tales planos.