sábado, 7 de outubro de 2023

Lección X Fatalidad y Destino


Desde los más tempranos días del razonamiento filosófico, especulación metafísica, y dogmatismo teológico, las grandes interrogaciones en relación a Fatalidad o Libertad han formado una importante característica de controversia. En muchas formas, y en variados aspectos se ha presentado esta gran pregunta a la consideración de la mente humana. 

Hacia adelante y hacia atrás ha sido lanzada esta pelota de tenis de pensamiento, habiendo sido reclamada la victoria por todas las partes involucradas en el juego de la discusión. La temprana filosofía estaba interesada en la cuestión de Fatalidad y Destino contra Libertad, y capaces pensadores se presentaban ellos mismos en los lados respectivos del asunto. Los Metafísicos se unieron a la controversia con las sutiles y tomadas del pelo definiciones, teorías, explicaciones, y concepciones. La Teología tomó un activo interés en la controversia, llamando a su particular bola de tenis Predestinación, Preordenación, o Predeterminación. La Ciencia Moderna ha entrado ahora al campo y sus pensadores de avanzada insisten sobre la verdad del principio de Determinación (pero no pre-Determinación) por Leyes Naturales, las que aplican a todas las ramas de la ciencia, y se ven en operación en todos los campos de actividad universal, física y psíquica. 

La Enseñanza arcana mantiene como Verdad la idea de que cada cosa y todas las cosascada evento y todos los eventos-son regidos por Ley. Que cada cosa y cada evento está bajo Ley, Orden, y Secuencia. Que no hay tal cosa como Casualidad. Que cada evento es un enlace en la Secuencia Cósmica de eventos. Que cada cosa es una parte de, y no aparte de, la Cosa Toda. Que cada evento es una parte de, y no aparte de, el Total Evento. Que nada “sucede” sin precedentes eventos causales precediendo regularmente y en secuencia lógica. No hay “accidentes”, o eventos fuera del orden regular. 

Oyendo estas declaraciones, el estudiante se sentirá impelido a hacer la inevitable pregunta: ¿”No es el Reino de la Ley, Orden , y Secuencia, sino otro nombre para el viejo fetiche de Fatalidad, Destino, o Predestinación?¿Estamos entonces regidos por Fatalismo arbitrario-gobernado por el decreto del Destino?¿Están todos los eventos Predeterminados, Predeterminados, y Predestinados?¿Y esta cuestión debe encontrarse-y se encontraría- sin ignorarla y evadirla como es costumbre en muchas de las enseñanzas, filosofías, y teologías. Consideremos el asunto a la luz de las Enseñanzas Arcanas. 

Atiendan al Aforismo:

Aforismo xvi. Sabe tú, que Fatalidad no es sino la imagen distorsionada de Ley, Orden, y Secuencia. El sabio sabe que Fatalidad, si existiera, sería una excepción a Ley-un error gemelo a Casualidad. Ley hay; Orden hay; secuencia hay-pero Fatalidad no hay. Fatalidad, Destino, y Predestinación implicaría la existencia de Decreto y Precognición en la Mente Cósmica. No hay tal Decreto; no hay Precognición. Cuando la Mente Cósmica “sabe” una cosa o evento, lo sabe de acuerdo a Ley, y el conocer y la manifestación son simultáneas. Fatalidad, Destino, y Predestinación, no son sino nombres medias verdades-visiones imperfectas de Ley, Orden, y secuencia.

Aunque para la mente promedio pareciera no haber más que ligera conexión entre la idea de Fatalidad y Destino y la de conocimiento y decreto de Deidad, aun así las primeras ideas han tenido su nacimiento en las últimas. Volviendo a la concepción fundamental de Fatalidad o destino uno siempre encuentra la forma nublada de algún Ser Sobrenatural quien decreta la Fatalidad o Destino. En las viejas mitologías los dioses decretaban la fatalidad y destinos de mortales, y todos los sucesos cósmicos; los detalles y ejecución de planes se dejaban de seres sobrenaturales menores, tales como las Parcas, Fatalidades, o Destinos, quienes eran diosas que se creía que presidian sobre el nacimiento, vida, y fortunas de hombres. En las mitologías de Grecia y Roma estas Fatalidades eran tres en número, Cloto quien sujetaba el huso, Laquesis quien prolongaba los hilos del destino de hombres, y Atropos quien lo cortaba. El Ser Sobrenatural, o seres, siempre promulgaban el decreto de Fatalidad o Destino. Fatalidad nunca fue un asunto de ley natural y orden, sino siempre la sentencia de un decreto arbitrario, u orden divina. Esta idea se ve como correcta por referencia a las definiciones de los términos dados por las mejores autoridades. Considere las siguientes definiciones:

Destino: “El poder que preside sobre la suerte o fortuna de hombres; la fatalidad, suerte, condena, o fortuna designada, adjudicada, o predeterminada para cada persona o cosa; la última fatalidad de una persona; etc.”

Fatalidad: “El decreto de Dios por el que el rumbo de los eventos es fijado; un destino fijado dependiendo de una causa superior, e incontrolable por el hombre; suerte designada, condena; destino inevitable; etc.”

Fatalismo: “La doctrina en que todas las cosas son ordenadas para los hombres por decretos arbitrarios de Dios…. Esto se lleva a su más impiadosa extrema lógica entre los Mahometanos, todo lo que pueda pasar es “kismet”, o Fatalidad…. En teología se ha dado nacimiento a teorías de Predestinación.” (Algunos escritores han usado el término también como sinónimo de “Determinismo”, que es la doctrina científica de causación, continuidad, etc., de causas naturales. Este uso del término es confuso, y es históricamente incorrecto.)

Predestinación: “El acto de designar de antemano por decreto irreversible o propósito inalterable; el acto de predestinar, decretar, anticipar, o predeterminar eventos; el propósito de Dios desde la eternidad en relación a todos los eventos”, como, “Infalible providencia y predestinación de Dios” (Joyce); y, “Si Dios prevé eventos, debe haberlos predeterminado” (Hale); también, como “Por el decreto de Dios para la manifestación de su gloria, algunos hombres y ángeles están predestinados a vida eterna, y otros predeterminados a muerte eterna. Estos ángeles y hombres están predestinados y predeterminados”. (Confesión de Fe de Westminster). Así, se puede ver, que el decreto de un Ser Sobrenatural está siempre detrás, y bajo, y dentro, de toda verdadera concepción de Fatalidad, Destino, Predestinación, etc. estas ideas no pueden ser divorciadas-ellas se levantan y caen juntas.

Uno de los principales puntos de diferencia entre las concepciones opuestas de Ley, Orden, y Secuencia, y de Fatalidad, Destino y Predestinación, se ve que está en la aceptación y negación de precognición, y decreto Divinos. Fatalismo mantiene que algún Ser Sobrenatural tiene precognición, y ejerce decretos arbitrarios determinando todos los eventos, incluyendo la fatalidad o destino de la humanidad, como una raza e individualmente. La teoría de Ley, Orden y Secuencia, por el contrario descarta la idea de precognición, y niega el decreto arbitrario y predeterminación. Más bien, mantiene que las Actividades Cósmicas, y los eventos incidentales, proceden regularmente, ordenadamente, y en secuencia, de y por razón de la operación de Leyes Naturales. Las Enseñanzas Arcanas sostienen que estas Leyes Naturales son sobrepuestas por, y son reflexiones de, La Ley Absoluta-la Razón Eficiente del Cosmos. Las escuelas científicas modernas de Determinismo concuerdan con la Enseñanza Arcana hasta donde la idea de la determinación por Leyes Naturales concierne, pero difieren de ella al mantener que La Ley no es sino el nombre que puede ser aplicado a la suma total de las Leyes Naturales.

Otro gran punto de diferencia entre Fatalismo y la Enseñanza Arcana es, que Fatalismo insiste sucesos y eventos arbitrarios, sin relación a, y a pesar de, ley y orden. Fatalismo niega que eventos precedentes tengan alguna relación al “suceso predestinado”, y mantiene que el último habría sucedido a pesar de cualquier evento precedente. En resumen, Fatalismo hace al “suceso predestinado una cosa que está aparte de la Cadena de Secuencia-algo que resulta de decreto arbitrario e independiente. Así, Fatalismo mantiene que la muerte de uno, por ejemplo, está “predestinada” (decretada) a que suceda de una cierta manera, a un cierto tiempo, y en un cierto lugar, sin importar la Ley y Orden del Cosmos. Fatalismo llevado a un extremo muestra la falacia de la idea, como por ejemplo los Mahometanos quienes se niegan a permitir que sus heridas sean tratadas por la razón de que si se es fatalizado a morir por la herida, morirá, y si está fatalizado a vivir entonces se recobrará sin tratamiento. O, los fanáticos que se niegan a huir de una bestia salvaje, sobre las mismas bases. O aquellos que se niegan a rescatar a un hombre ahogándose, para no interferir con Fatalismo.

La siguiente cita del artículo sobre Fatalismo, contenido en la Nueva Enciclopedia Internacional, mostrará los puntos distintivos entre las enseñanzas de Fatalismo y aquellas de la escuela científica de Determinismo, las que luego concuerdan en muchos importantes fundamentos con la Enseñanza Arcana. El escritor del artículo dice, en parte: Fatalismo es “la doctrina en donde el curso de eventos está de tal forma determinado que lo que un individuo quiere puede no tener gran efecto en ese curso. Fatalismo debe ser cuidadosamente distinguido de Determinismo, ya que la confusión de estas dos concepciones ha sido responsable por muchos de los prejuicios populares que existen contra Determinismo. Fatalismo, como se ha dicho, niega que Voluntad tenga eficacia en dar forma a los eventos. Determinismo mantiene que esta causalmente eficiente voluntad es por sí misma casualmente explicada; esto es enteramente diferente de la aseveración fatalista de que Voluntad no cuenta para nada. En efecto Determinismo y Fatalismo son fundamentalmente antagónicos. Determinismo afirma que los eventos son determinados por alguno de los eventos que inmediatamente le preceden; que si el último fuera diferente el primero sería diferente. Fatalismo niega eventos inmediatamente precedentes tengan algo que ver con el origen de los eventos inmediatamente siguientes: Afirma que el último ocurriría aun si el primero fuera cambiado… Decir que la muerte de uno esté fijada por Fatalidad es negar que ella tome lugar por ley natural. O, más exactamente, es decir que por mucho que uno varíe la causa, uno no puede variar el efecto… La posición fatalista es que el fin está predeterminado, pero no los medios; la posición determinista es que los eventos que ahora ocurren llevan por causalidad a otros eventos, los que están así fijados porque sus causas son actualmente existentes. O, para ponerlo aun de otra manera, para el fatalista lo que actualmente determina el evento no es otro evento inmediatamente precedente, sino algún misterioso decreto emitido por algún misterioso agente épocas antes del evento. Esto nos permite ver que Fatalismo no da ámbito a la voluntad. Pero Determinismo, que meramente asegura que cada evento tiene sus condiciones determinantes en sus antecedentes inmediatos, incluye entre los antecedentes la Voluntad humana… Así Determinismo es consistente con una convicción en la eficiencia de Voluntad, y Fatalismo no es”. En resumen, Determinación mantiene que eventos son Determinados-Fatalismo mantiene que ellos son Predeterminados. El uno reconoce Leyes Naturales como el poder determinante-el otro mantiene que Decreto Sobrenatural predetermina y predetermina. Predestinación es Fatalismo llevado a su lógica conclusión; Predestinación mantiene que Dios designa y determina de antemano por decreto irreversible o propósito inmutable-arbitrariamente e irrevocablemente determina-los eventos del universo, primero y último, grande y pequeño, en general y en detalle. No sólo el universo como es al presente, sino como debe haber sido por siempre a través de toda la eternidad, y como será por siempre a través de toda la eternidad. Si la Orden Divina ha de ser así, entonces cada cosa está predeterminada, y el Universo Eterno no es sino un autómata que registra el Decreto Divino, hasta el más mínimo detalle. En este caso, cada cosa, ciertamente, es causada por “la Voluntad de Dios”.

Teólogos tratan de escapar de la anterior conclusión por un flujo de palabras-como las jibias ellos oscurecen las aguas del pensamiento por el flujo de oscuras, ininteligibles palabras, y así logran su lógico escape. Pero una llana consideración de los hechos de la proposición, dejando aparte sutilezas teológicas-una consideración a la luz del Sentido Común-nos muestra que admitiendo una Deidad Personal, poseyendo Completa Sabiduría y Completo Poder, entonces Predestinación debe ser un lógico resultado. Examinemos el enunciado. Si la Deidad es Todo Sabia, (Omnisciente), entonces debe conocer todas las cosas, absolutamente, verdaderamente, infaliblemente-todas las cosas, pasadas, presentes, y futuras. Debe conocer los subsecuentes resultados de todas las acciones-los subsecuentes efectos de todas las causas, la operación de todas las leyes.

No sería capaz de cometer errores de juicio, o errores de presagio. No podría haber necesidad para ningún cambio de su mente, si su sabiduría es absoluta. Debe poseer perfecta e infalible Previsión, Precognición, Presciencia, lo que significa: “La cualidad de tener conocimiento de, o prever en, eventos antes que tomen lugar”. Y si así conoce lo que tomará lugar, y su conocimiento es verdadero, perfecto e infalible (y debe ser así para ser absoluto) entonces estos previstos, y preconocidos, eventos deben tomar lugar y ocurrir. Como bien dice Hale: “Si Dios prevé eventos, debe haberlos predeterminado”. Si esto no es así, entonces las cualidades absolutas atribuidas a la Deidad son falsas y no existentes, o los términos son sin sentido. Es más, si el Todo Sabio sabe qué sucederá (y esto debe saberlo si es Todo Sabio) entonces aun su Total Poder no puede cambiar las cosas que sabe con certeza. Algunos teólogos, queriendo escapar de este dilema, han mantenido que su Total Poder puede sobrepasar su Total Sapiencia, y así sacan su infalible Previsión, Precognición, y Presciencia-pero esto es infantil, porque el Conocimiento Absoluto no puede ser destruido, disminuido, inhibido, o cambiado. La Deidad debe mantenerse como absoluta o no absoluta. Si es absoluta, los hechos anteriores deben asumirse como correctos-si no lo es, entonces debemos ir detrás y más allá de ella por la verdad Absoluta. Es más, si tal Deidad existe, debe haber hecho las leyes del universo, porque no pudo haber sido nada más que pudiera hacerlas, y si ellas existieron sin que las haya hecho, entonces tal Deidad no sería absoluta. Si las hizo, entonces debe haberlas puesto en acción, y mantenidas en movimiento desde entonces y por siempre. Y, si es así, debe ser responsable porque todo lo que suceda, o pueda posiblemente suceder, bajo ellas-ellas son su propia ceración, y es su Causa, y la Causa de todo lo que proceda de ellas. Además su Todo Conocimiento debe haberle hecho completamente consciente de todas las posibilidades y ciertos efectos de la operación de esas leyes. No hay escape de esta conclusión. No es de sorprender que el viejo Omar alzara su voz en indignante protesta contra esta concepción cuando acompañado por el “soborno del cielo y amenaza del infierno” como recompensa o castigo por hacer lo que debe ser inevitable porque ello ha sido predestinado por la Deidad. La concepción de una Deidad Personal, o Ser Supremo Personal, absoluto en naturaleza, quien creó el universo y sus leyes, debe llevar con eso como lógico acompañamiento las concepciones de Presagio, Precognición, y Predestinación-los que no son sino nuevos nombres por los viejos fetiches de Fatalidad y Destino. En esto se encuentra la paradoja de teología, de la que nunca puede escapar, y la que nunca ha sido capaz de reconciliar. Pero la Enseñanza Arcana no se agarra a Decreto y Precognición, bien en una Deidad Personal o en la Mente Cósmica. Su Aforismo niega la “existencia de Decreto y Precognición en la Mente Cósmica”. Ella dice que “Cuando la Mente Cósmica “conoce” una cosa o evento, sabe de acuerdo a Ley, y el conocimiento y la manifestación son simultáneas”. Porque cuando el Cerebro Cósmico “piensa” y “conoce” una cosa o evento-entonces el “pensamiento” resulta una cosa o evento, y es en realidad manifestado. La Mente Cósmica sabe solamente lo que es existente, porque lo que conoce es manifestado debido al conocimiento. Y lo que conoce, lo conoce debido a la manifestación. En la Mente Cósmica, conocimiento y manifestación son idénticassimultáneas-una. El Cosmos es el único ser que existe y puede conocer las Actividades Cósmicas. Otro que no sea él no es nada sino La Ley, que está por encima de Ser, y por encima de Conocer, y por encima de Acción, como conocemos esos términos. Cualquier intento de atribuir a El Absoluto las cualidades, atributos, y propiedades de Hombre, inevitablemente resulta en postular una Deidad Personal, cuyo Todo Conocimiento es la Predestinación del Universo cuya voluntad, decreto, y orden, es Fatalidad. Y en ese caso sobre esa Deidad debe colocarse la responsabilidad por todo lo que suceda en el universo. 

En ese evento, entonces ciertamente podemos decir con el poeta: “Suyo el crédito; suya la culpa; suya la Gloria; suya la pena”.

En el lugar de Fatalismo, Destino, y Predestinación, la Enseñanza arcana ofrece la Tendencia Ordenada bajo Leyes Cósmicas inherente dentro del cosmos., procediendo como Ley, Orden y Secuencia. No el resultado de órdenes o decretos arbitrarios, sino el resultado de leyes naturales procediendo en orden natural, mientras el Cosmos evoluciona hacia Consciencia Cósmica y Todo Conocimiento. Cuando el Cosmos es resuelto en La Nada Infinita, entonces encontramos nada existente  sino La Ley. Y La Ley es la única cosa que queda sobre la cual fijar la Culpa Final-si hubiera culpa.

Fíjelo así, si lo quiere. Si pertenece a La Ley-dele lo que es suyo. Pero La Ley no es personano es Ser-es Ley Absoluta-constante, inmutable, invariable, eterna. En Ley encontramos el único refugio en nuestros más altos vuelos de pensamiento, razón, o imaginación. No es un Legislador-es Ley en sí misma.