Conferencia dada el 24 de diciembre de 1920
El Festival de Navidad le da algo al Cristianismo que hace que los pensamientos de todos los círculos de gente Cristiana se dirijan derechos hacia las preguntas más profundas presentadas por la evolución de la humanidad sobre la tierra. Contemplad la evolución de la historia desde cualquier punto de vista que se os antoje, tomad en consideración los sucesos históricos para comprender la evolución humana, para penetrar el significado de la evolución humana sobre la tierra, y en toda la historia no encontraréis un pensamiento tan ampliamente comprensible o que tenga el suficiente poder para elevar el alma hacia este misterio de la evolución humana como el pensamiento del Misterio del Gólgota, como el pensamiento que está contenido en el Festival de Navidad.
Cuando miramos atrás hacia el comienzo de la evolución humana sobre la tierra, y la seguimos a través de los miles de años que precedieron el Misterio del Gólgota, encontramos que, aunque los logros de los pueblos en todas las diversas naciones fueron tan extraordinarios, sin embargo, en realidad, todos estos logros sólo constituyeron una especie de preparación: eran un paso preparatorio hacia lo que tuvo lugar por el bien de la humanidad en el Misterio del Gólgota. Además, vemos que sólo podemos comprender lo que ha sucedido desde el Misterio del Gólgota cuando recordamos que el Cristo que pasó por el Misterio del Gólgota ha jugado un papel activo en la evolución de la humanidad desde entonces.
Muchas cosas de la evolución humana pueden parecer a primera vista incomprensibles, y sin embargo, si las investigamos sin superstición estrecha de miras, por ejemplo el tipo de superstición que cree que dioses desconocidos deberían venir a ayudar a los seres humanos sin su participación activa, y que tal ayuda debería venir justo cuando los seres humanos la consideren necesaria, si dejamos a un lado tales puntos de vista, encontramos que incluso los sucesos más dolorosos en el curso de la historia del mundo pueden mostrarnos la trascendencia y el significado que la evolución de la tierra ha adquirido por medio del hecho de que Cristo pasó por el Misterio del Gólgota. Es apropiado para nosotros estudiar este Misterio del Gólgota –y el misterio de la Navidad entra en el ámbito de aquel– desde un punto de vista que puede revelar, como si dijéramos, el significado de todo sobre la humanidad terrestre. Sabemos cuán íntima es la conexión entre lo que tiene lugar en la esfera moral-espiritual de la evolución humana y lo que tiene lugar en la naturaleza. Y con una cierta comprensión de este vínculo entre la naturaleza y el orden moral del mundo podemos aproximarnos también a otra relación con la que hemos estado preocupados durante muchos años, es decir, la relación de Jesucristo con aquel ser cuyo reflejo externo aparece en el sol. Los seguidores y representantes del impulso Crístico no fueron siempre tan hostiles hacia el reconocimiento de esta conexión entre el misterio del sol y el misterio de Cristo como lo son ahora tan a menudo los decadentes representantes actuales del Cristianismo. Dionisio el Aeropagita, al que hemos mencionado a menudo, llama al sol el monumento de Dios, y en Agustín encontramos continuamente alusiones similares. Incluso en la Escolástica encontramos referencias al hecho de que las estrellas visibles externamente y sus movimientos son las imágenes de la existencia divino-espiritual del mundo.
No obstante, debemos comprender el misterio de la Navidad en un contexto mucho más amplio, si deseamos comprender qué debería preocuparnos por encima de todo a la vista de las importantes tareas de la era actual. Me gustaría recordaros algo que repetidamente he presentado de diversas maneras en el transcurso de muchos años. Os he dicho: miramos hacia atrás a la primera era post-Atlante, que estaba llena de actos y experiencias del antiguo pueblo Indio; miramos hacia atrás la antigua época Persa de la humanidad post-Atlante, la Egipto-Caldea y la Greco-Latina. Llegamos entonces a la quinta época de la humanidad post-Atlante, nuestra propia época. Nuestra época será seguida por la sexta y la séptima. Y he dirigido vuestra atención al hecho de que la época Greco-Latina, la cuarta época de la humanidad post-Atlante, está, como si dijéramos, en el medio, y que hay ciertas conexiones (podéis leer sobre esto en mi librito The Spiritual Guidance of the Individual and Humanity ( La Orientación Espiritual del Individuo y la Humanidad) entre la tercera y la quinta épocas, es decir, entre la época Egipto-Caldea y la nuestra. Además hay una cierta conexión entre la antigua época Persa y la sexta, y entre la antigua época India y la séptima época de la humanidad post-Atlante. Se repiten elementos específicos de una determinada manera en cada una de estas épocas de la vida.
Una vez señalé que el gran Kepler, el sucesor de Copérnico, tenía la sensación de que su sistema solar y planetario estaba repitiendo, por supuesto de una manera adecuada a la quinta época post-Atlante, lo que había sido la imagen del mundo detrás de los misterios de los sacerdotes Egipcios. Kepler mismo expresó esto en cierto modo muy radicalmente cuando dijo que había tomado prestados los barcos de los antiguos maestros Egipcios de la sabiduría para traerlos a la nueva era.
Hoy, sin embargo, consideraremos algo que permaneció, en cierto sentido, en el centro de la visión encontrada en los rituales de culto realizados por los sacerdotes en la religión de misterios egipcia; consideraremos el misterio de Isis. Para evocar en nuestras mentes la conexión espiritual entre el misterio de Isis y aquello que también vive en el Cristianismo, sólo necesitamos mirar con los ojos del alma la famosa pintura de Rafael de la Madonna Sistina. La Virgen tiene cogido al niño Jesús, y tras ella están las nubes, representando una multitud de niños. Podemos imaginar a la Virgen recibiendo al niño Jesús descendiendo a través de las nubes, a través de una condensación, como si dijéramos, de la fina sustancia de las nubes. Creado a partir de un espíritu enteramente Cristiano, esta pintura no es, después de todo, más que una especie de repetición de lo que los misterios Egipcios reverenciaban cuando representaron a Isis cogiendo en brazos al niño Horus. El motivo de aquella temprana pintura está en completa armonía con el de la pintura de Rafael. Por supuesto, este hecho no debe tentarnos a una interpretación superficial, común entre mucha gente desde el siglo XVIII y del XIX hasta nuestros días, es decir, ver la historia de Jesucristo y todo lo que pertenece a la misma como una mera metamorfosis, una transformación, de los antiguos misterios paganos. De mi libro Christianity as Mystical Fact (El Cristianismo como Hecho Místico) ya sabéis cómo se tienen que entender estas cosas. Sin embargo, en el sentido explicado en ese libro se nos permite destacar una congruencia espiritual entre lo que aparece en el Cristianismo y los antiguos misterios paganos.
El principal contenido del misterio de Isis es la muerte de Osiris y la búsqueda de Isis del cadaver de Osiris. Sabemos que Osiris, el representante del ser del sol, el representante del sol espiritual, es asesinado por Typhon, quien, expresado en términos egipcios, no es otro que Ahriman. Ahriman mata a Osiris, lo arroja al Nilo, y el Nilo se lleva el cuerpo. Isis, la esposa de Osiris, sale en su busca y le encuentra en Asia. Lo trae de vuelta a Egipto, donde Ahriman, el enemigo, corta su cuerpo en catorce partes. Isis entierra estas catorce partes en diversos lugares, para que pertenezcan a la tierra por siempre jamás.
Podemos ver en esta historia cómo concebía la sabiduría Egipcia la conexión entre los poderes del cielo y los poderes de la tierra de una manera profundamente significativa. Por un lado, Osiris es el representante de los poderes del sol. Después de haber pasado por la muerte él es, en varios lugares y simultáneamente, la fuerza que madura todo lo que crece de la tierra. El antiguo sabio Egipcio imagina de una manera completamente espiritual cómo los poderes que brillan desde el sol, entran en la tierra y se hacen entonces parte de la misma, y cómo, como poderes del sol enterrados en la tierra, entregan entonces al ser humano lo que crece de la tierra. El mito Egipcio se funda en la historia de Osiris – cómo fue asesinado, cómo su esposa tuvo que salir en su búsqueda, cómo le trajo primero a Egipto y cómo se hizo activo entonces de otra manera, o sea, desde dentro de la tierra.
Una de las pirámides egipcias representa el suceso completo de una manera particularmente significativa.
Los egipcios no sólo registraron lo que conocían como la solución a los grandes secretos del universo en su propia escritura peculiar, también la expresaron en sus construcciones arquitectónicas. Construyeron una de estas pirámides con tal precisión matemática que la sombra del sol desaparecía en la base de la pirámide en el equinoccio de primavera y sólo reaparecía en el equinoccio de otoño. Los egipcios querían expresar en esta pirámide que las fuerzas de los rayos del sol enterradas desde la primavera hasta el otoño en la tierra, donde desarrollan las fuerzas de la tierra, de tal manera que la tierra pueda producir los frutos que la humanidad necesita.
Esta, entonces, es la idea que encontramos presente en las mentes y corazones de los antiguos egipcios. Por un lado, miran al sol, miran al sublime ser del sol y lo adoran. Al mismo tiempo, sin embargo, relatan cómo este ser del sol se perdió en Osiris, y fue buscado por Isis, y cómo fue encontrado de nuevo de tal forma que es entonces capaz de continuar trabajando de una manera diferente.
Muchas cosas que aparecieron en la sabiduría Egipcia deben ser repetidas de una forma diferente durante nuestra quinta época post-Atlante. La humanidad debe llegar gradualmente a entender desde un punto de vista científico-espiritual los misterios de los sacerdotes Egipcios de una manera apropiada a nuestra propia época, en un sentido Cristiano. Para los Egipcios, Osiris era una especie de representante del Cristo que no había llegado aún a la tierra. A su manera miraban a Osiris como el ser del sol, pero imaginaban que este ser del sol había estado perdido en un sentido, y debía ser encontrado de nuevo. No podemos imaginar que el ser de nuestro sol, el Cristo, que ha pasado por el Misterio del Gólgota pudiera estar perdido para la humanidad, ya que bajó de alturas espirituales, se unió con el hombre Jesús de Nazareth, y desde entonces permanece en la tierra. Está presente, existe, como proclama el villancico de Navidad cada año nuevo “Ha nacido el Salvador”. De ese modo expresa la naturaleza eterna, no transitoria, de este suceso. Jesus no sólo nació una vez en Belén, sino que está continuamente naciendo, en otras palabras, permanece con la vida de la tierra. Lo que Cristo es, y lo que significa para nosotros, no puede perderse.
Pero la leyenda de Isis debe mostrarse cumpliéndose de otra manera en nuestra época. No podemos perder al Cristo y lo que él, en una forma superior a Osiris, nos da; pero podemos perder, y hemos perdido, lo que es representado para nuestro entendimiento Cristiano permaneciendo al lado de Osiris – Isis – la madre del salvador, la divina sabiduría, Sophia. Si la leyenda de Isis ha de ser renovada, entonces no debe simplemente seguir la forma antigua, Osiris, asesinado por Typhon-Ahriman y llevado por las aguas del Nilo, debe ser encontrado de nuevo por Isis para que su cuerpo, despedazado por Typhon-Ahriman, pueda ser hundido en la tierra.
En cierto sentido, debemos encontrar la leyenda de nuevo, el contenido del misterio de Isis, pero debemos crearlo a partir de nuestra imaginación, adecuado a nuestros propios tiempos. Debe surgir de nuevo una comprensión de las verdades eternas cósmicas, y lo hará cuando aprendamos a pensar y componer imaginativamente, como hacían los Egipcios. Pero debemos encontrar la leyenda de Isis correcta.
Los Egipcios estaban impregnados de poderes Luciféricos, como lo estaban todos los seres humanos que vivían antes del Misterio del Gólgota. Si los poderes Luciféricos están dentro del ser humano y estimulan la vida interna, moviéndose y entretejiéndose con ella, el resultado será entonces que los poderes Ahrimanicos aparecerán como una fuerza activa fuera del ser humano. De este modo los Egipcios, que estaban impregnados por Lucifer, ven correctamente una imagen del mundo en la que Ahriman-Typhon está activo.
Ahora, debemos darnos cuenta de que la humanidad moderna está impregnada por Ahriman. Ahriman se mueve y crece dentro de los seres humanos, igual que Lucifer se movía y crecía en el mundo Egipcio. Sin embargo, cuando Ahriman trabaja por medio de Lucifer, entonces los seres humanos ven su imagen del mundo de forma Luciférica. ¿Cómo ve el ser humano esta imagen del mundo? Esta imagen Luciférica del mundo ha sido creada, está aquí. Se ha hecho cada vez más popular en los tiempos modernos y se ha apoderado de todos los círculos de personas que se quieren considerar progresistas e iluminadas.
Si queremos comprender el misterio de la Navidad, debemos tener en mente que Lucifer es el poder deseoso de retener la imagen del mundo de una época anterior. Lucifer es el poder que trata de traer a la concepción del mundo moderno aquello que existía en anteriores etapas del desarrollo humano. Quiere dar permanencia a lo que existía en períodos anteriores. Todo lo que era moral en etapas anteriores también existe hoy por supuesto. (La importancia de la moralidad siempre reside en el presente, donde, como semillas para el futuro, proporciona la base para la creación de mundos por venir). Pero Lucifer se esfuerza en separar la moralidad como tal, todas las fuerzas morales, de nuestra imagen del mundo. Él permite que sólo las leyes de la necesidad natural aparezcan en nuestra imagen del mundo externo. Así el empobrecido ser humano de los tiempos modernos es presentado con una sabiduría del mundo en la que las estrellas se mueven de acuerdo a la pura necesidad mecánica, en la que las estrellas están vacías de moralidad, de tal forma que el significado moral del orden mundial no puede encontrarse en sus movimientos. Esta, mis queridos amigos, es una imagen mundial puramente Luciférica.
Igual que los Egipcios miraban al mundo y veían a Ahriman-Typhon como el que les arrebata a Osiris, así también, debemos mirar nuestra imagen Luciférica del mundo, la imagen del mundo matemático-mecánica de la moderna astronomía y otras ramas de la ciencia natural, y darnos cuenta de que el elemento Luciférico domina en esta imagen del mundo, igual que el elemento Typhon-Ahrimánico dominó en la imagen del mundo Egipcio. Igual que los antiguos Egipcios vieron su imagen del mundo exterior bajo una luz Typhon-Ahrimánica, del mismo modo los seres humanos modernos, porque son Ahrimánicos, la ven con características Luciféricas. Lucifer está presente, está trabajando allí. Igual que los Egipcios imaginaron a Ahriman-Typhon trabajando en el viento y el tiempo atmosférico, en las tormentas de invierno, también los seres humanos, si desean comprender verdaderamente el mundo, deben imaginar que Lucifer se les aparece en el brillo del sol y en la luz de las estrellas, en los movimientos de los planetas y de la luna. La imagen del mundo de Copérnico, Galileo y Kepler es una construcción Luciférica. Precisamente porque surgió de y corresponde a nuestras fuerzas Ahrimánicas de conocimiento, su contenido – por favor, distinguid aquí entre método y contenido – es Luciférico.
Cuando el Misterio del Gólgota tuvo lugar,la Divina Sophia, la sabiduría que nos permite ver el mundo con comprensión, trabajó de una manera doble. La sabiduría divina, la sabiduría celestial trabajó en la revelación a los pobres pastores en los campos, y en la revelación a ellos a causa de nuestro nuevo conocimiento. No carecemos de Cristo, sino del conocimiento de Cristo, la Sophia de Cristo, el Isis de Cristo, nos falta.
Esto es lo que deberíamos grabar en nuestras almas como contenido del misterio de la Navidad. Debemos darnos cuenta de que desde el siglo XIX incluso la teología ha llegado a ver a Cristo simplemente como el hombre de Nazareth. Eso significa que la teología está completamente impregnada por Lucifer. Ya no ve dentro del trasfondo espiritual de la existencia. La ciencia natural externa es Luciférica; la teología es Luciférica. Por supuesto si estamos hablando del aspecto interno del ser humano como podéis ver de mis palabras previas podríamos también decir que en esta teología el ser humano es Ahrimánico. Entonces de la misma forma debemos decir de los Egipcios que eran Luciféricos, igual que decimos de ellos que su percepción del mundo externo era Ahrimánica. Los seres humanos modernos deben comprender el misterio de la Navidad de una forma nueva. Deben comprender que deben buscar lo primero de todo a Isis, para que Cristo pueda aparecérseles. La causa de nuestros infortunios y los problemas de la civilización moderna no es que hayamos perdido a Cristo, que permanece ante nosotros con mucha mayor gloria de lo que Osiris lo hacía a los ojos de los Egipcios. No es que le hayamos perdido y necesitemos partir en su busca, armados con la fuerza de Isis. No, lo que hemos perdido es el conocimiento de Jesucristo, el entendimiento de su ser. Esto es lo que debemos encontrar de nuevo con el poder de Jesucristo que está en nosotros.
Así es como debemos mirar sobre el contenido del festival de Navidad. Para mucha gente moderna la Navidad no es más que una fiesta donde dar y recibir regalos, algo que celebran cada año por hábito. Como tantas otras cosas en la vida moderna el Festival de Navidad se ha convertido en palabras vacías. Y es justo porque tantas cosas se han convertido en nada más que unas palabras, que la vida moderna está tan llena de calamidades y caos.
Esta es en verdad la razón más profunda para el caos en nuestra vida moderna. Si en esta nuestra comunidad, pudiéramos adquirir los sentimientos correctos por todo aquello que se ha convertido en meras frases en la época actual, y si estos sentimientos pudieran hacernos capaces de encontrar los impulsos necesarios para las renovaciones que son tan necesarias, entonces esta comunidad, que se llama a sí misma la comunidad antroposófica, sería merecedora de su existencia. Esta comunidad debería comprender la terrible importancia para nuestra época de que tales cosas como el festival de Navidad son transferidas como una mera frase. Deberíamos ser capaces de comprender que en el futuro esto no debe ser permitido, y que a estas cosas se les debe dar un nuevo contenido. Los viejos hábitos deben ser dejados atrás y nuevos entendimientos deben tomar su lugar. Si no podemos encontrar el coraje interno necesario para hacer esto, entonces participamos de la mentira que mantiene el festival anual de Navidad simplemente como una frase, celebrándolo sin que nuestras almas sientan el verdadero significado del evento. ¿Estamos realmente elevados hasta las más altas preocupaciones de la humanidad cuando damos y recibimos regalos cada año por hábito en este festival de Cristo? ¿Nos elevamos hasta las mayores preocupaciones de la humanidad cuando escuchamos las palabras – que también se han convertido en una frase – pronunciadas por los representantes de las diversas comunidades religiosas? Deberíamos prohibirnos continuar con esta vacuidad en nuestra celebración de la Navidad. Deberíamos tomar la decisión interna de dar a tal festividad un contenido que permita que los más dignos, elevados sentimientos pasen a través de nuestras almas. Una celebración del festival como esa elevaría a la humanidad hasta la comprensión del significado de su existencia.
¡Preguntaos a vosotros mismos si los sentimientos en vuestros corazones y almas cuando estáis delante del árbol de Navidad y abrís los regalos que son dados por hábito, y las tarjetas de Navidad conteniendo las frases habituales – preguntaos a vosotros mismos si los sentimientos que viven en vosotros pueden elevar a la humanidad a una comprensión del significado de su evolución en la tierra! Todos los problemas e infortunios de nuestra época se deben a esto – no podemos encontrar el coraje para elevarnos por encima de las frases huecas de nuestra época. Pero debe suceder, un nuevo contenido debe devenir contenido, que pueda darnos sentimientos completamente nuevos que nos estimulen poderosamente, igual que fueron estimuladas aquellas personas que eran verdaderos Cristianos en los primeros siglos del Cristianismo, y que sentían el Misterio del Gólgota y la aparición de Cristo como lo más elevado que la humanidad pueda experimentar sobre la tierra. Nuestras almas deben adquirir de nuevo algo de aquel espíritu.
Oh, el alma logrará sentimientos completamente nuevos si se siente comprometida a experimentar la nueva leyenda de Isis en la humanidad moderna. Lucifer mata a Isis y pone después su cuerpo en el infinito del espacio, que se ha convertido en la tumba de Isis, una abstracción matemática. Entonces viene la búsqueda de Isis, y su descubrimiento, hecho posible gracias a la fuerza interna del conocimiento espiritual. En lugar de cielos que han muerto, este conocimiento coloca lo que las estrellas y planetas revelan por medio de una vida interna, de tal forma que aparecen entonces como monumentos a los poderes espirituales que entretejen de poder el espacio. Somos capaces de mirar el pesebre hoy de la manera correcta sólo si experimentamos de una forma única lo que está entretejiéndose con poder espiritual por todo el espacio, y después miramos a ese ser que vino al mundo a través del niño. Sabemos que llevamos a este ser dentro de nosotros, pero debemos también comprenderle. Igual que los Egipcios miraban de Osiris a Isis, así debemos nosotros aprender a mirar de nuevo a la nueva Isis, la sagrada Sophia. Cristo aparecerá de nuevo en su forma espiritual durante el transcurso del siglo XX, no por medio de la llegada de sucesos externos sólo, sino porque los seres humanos encuentran el poder representado por la sagrada Sophia. La época moderna ha tenido la tendencia de perder este poder de Isis, este poder de María. Ha sido asesinado por todo lo que surgió con la consciencia moderna de la humanidad. Y las confesiones han exterminado en parte justo esta visión de María.
Este es el misterio de la humanidad moderna: fundamentalmente hablando, María-Isis ha sido asesinada, y debe ser buscada, igual que Osiris fue buscado por Isis en Asia. Pero debe ser buscada en los infinitos espacios del universo con el poder que Cristo puede despertar en nosotros si nos consagramos a él de la manera correcta.
Imaginémonos esto correctamente, sumerjámonos en esta nueva leyenda de Isis que debe ser experimentada, y dejemos que nuestras almas se llenen con ella. Entonces experimentaremos en un verdadero sentido lo que la humanidad en muchos de sus representantes cree, que esta nueva leyenda llena la sagrada Nochebuena, para llevarnos al día de Navidad, el día de Cristo. Esta comunidad antroposófica podría convertirse en una comunidad de seres humanos unidos en amor porque sienten la necesidad, común a todos ellos, de buscar. ¡Seamos conscientes de esta más que íntima tarea! Vayamos en espíritu al pesebre y llevemos al Niño nuestro sacrificio y nuestro regalo, que reside en el conocimiento de que algo completamente nuevo debe llenar nuestras almas, para que podamos cumplir las tareas que puedan dirigir a la humanidad fuera del barbarismo hacia una civilización verdaderamente nueva.
Para lograr esto, por supuesto, es absolutamente necesario que en nuestros círculos estemos preparados para ayudarnos los unos a los otros con amor, para que surja una nueva comunidad de almas en la que todas las formas de envidia y similares desaparezcan, y en la que no nos miremos simplemente unos a otros, sino que encaremos juntos la gran meta que tenemos en común. El misterio traído al mundo por el niño de la Navidad también contiene esto – que podemos encarar una meta común sin discordia porque la meta común significa unión en armonía. La luz de la Navidad debería realmente brillar como una luz de paz, como una luz que trae paz externa, únicamente porque primero trae una paz interior a los corazones de los seres humanos. Deberíamos aprender a decirnos a nosotros mismos: Si podemos lograr trabajar juntos con amor en las grandes tareas, entonces, y solo entonces, entendemos la Navidad. Si no podemos lograr esto, no comprendemos la Navidad.
Recordemos que cuando sembramos discordia, esta discordia nos entorpece en la comprensión de aquel que apareció entre los seres humanos la primera Navidad de la tierra. ¿No podemos verter este misterio de la Navidad en nuestras almas, como algo que une nuestros corazones en amor y armonía? Si no comprendemos correctamente lo que la ciencia espiritual es, entonces no seremos capaces de hacer esto. Nada surgirá de esta comunidad si simplemente la aportamos ideas e impulsos que hemos recogido de todas las esquinas del mundo, donde los clichés y la rutina dominan. Recordemos que nuestra comunidad está encarando un año difícil, que todas nuestras fuerzas deben ser reunidas, y celebremos la Navidad con este espíritu. Oh, me gustaría encontrar palabras que pudieran hablar profundamente al corazón de cada uno de vosotros esta noche. Entonces cada uno de vosotros sentiría que mis palabras contienen una felicitación que es al mismo tiempo es una súplica para prender la ciencia espiritual dentro de vuestros corazones, para que pueda convertirse en un poder que pueda ayudar a la humanidad que está viviendo bajo tan terrible opresión.
Comenzando con tales puntos de vista, he reunido los pensamientos que deseaba contaros. Estad seguros de que estaban pensados como una cálida felicitación de Navidad para cada uno de vosotros, como algo que puede llevaros al nuevo año de la mejor manera posible. Con este espíritu, aceptad mis palabras hoy como fueron pensadas, como una afectuosa felicitación de Navidad.