domingo, 14 de agosto de 2016

Ofitas



Ofitas, ofianos (ophianoi ὄφιανοι) y ofismo, son denominaciones genéricas para varias sectas gnósticas que se desarrollaron alrededor del año 100 en Siria y Egipto. Su nombre se deriva del griego ὄφις (ophis, "serpiente"). Común a estas sectas era la gran importancia que daban a la serpiente del Génesis (la del relato bíblico del pecado original de Adán y Eva), por su conexión con el árbol del conocimiento del bien y del mal, y la de éste con la gnosis ("conocimiento"). Contrariamente a la interpretación cristiana ortodoxa de la serpiente como Satanás, los ofitas veían en la serpiente una figura positiva, heroica; mientras que al Dios del Antiguo Testamento lo identificaban con una figura negativa, malvada (un demiurgo al que denominan Yaldabaoth el leontoeides -"rostro de león"-).

La imposición de la doctrina cristana ortodoxa a partir del siglo IV implicó la destrucción de todos los textos de los ofitas; con lo que la mayor parte de la información acerca de estas sectas sólo puede ser obtenida de aquello que decían de ellas sus enemigos: Hipólito de Roma, Ireneo de Lyon, Orígenes y Epifanio de Salamis. Algunos textos ofitas, sin embargo, han sido recuperados en descubrimientos arqueológicos recientes, como los de Nag Hammadi (Evangelio apócrifo de Juan, Hipóstasis de los Arcontes o Sobre el origen del mundo).

Fundamentos

Según los teólogos Orígenes, Ireneo de Lyon y otros, la esencia de la doctrina ofita era que el Dios del Antiguo Testamento fue una deidad misantrópica para aquellos que creían que el poder de la humanidad tenía que ser liberado. Ya que la Biblia no identifica con precisión a la serpiente como Satanás, los ofitas se sintieron perfectamente justificados en su posición, asegurando que lo que la serpiente buscaba en realidad era entregar a Adán y Eva el conocimiento, y la prohibición de este conocimiento, era por tanto, asimilable con la figura que tanto el cristianismo como el judaísmo identifican con Dios. Así, otros enemigos del Yahveh del Antiguo Testamento se convierten en héroes para la secta.

Rituales

Los miembros progresaban a través de ceremonias de iniciación completamente formales que incluían símbolos de purificación, vida, espíritu y fuego. El sistema completo de la secta parecía tener una combinación de la doctrina cristiana con misterios orientales (particularmente los de la diosa egipcia Isis) y otros conceptos de las mitologías orientales.

Como una marca de reverencia para la serpiente, ésta toma parte en la misa de comunión de la secta. Epifanio de Salamis (un padre de la iglesia del siglo IV) la llamó "la misa abominable" y la describe del modo siguiente: La serpiente fue mantenida en una cesta conocida como la cista mystica. Al inicio de la misa la serpiente es convocada. Ésta se desliza entre los panes que se encuentran en la mesa después de lo cual es partido y comido. Después de esto, cada uno de los presentes besan a la serpiente en la boca para lo cual ha sido domada por un encantamiento. Se recuestan y comienzan a adorar a la serpiente como parte del servicio eucarístico. Después, claman haber enviado un himno al Padre y entonces concluyen sus misterios.

Persecución

Los cristianos que apoyaban la ortodoxia de la iglesia veían en el gnosticismo su máximo enemigo, y les era particularmente repugnante que los ofitas tuvieran a la serpiente como un ideal de adoración; esta circunstancia hizo que los ofitas fueran perseguidos con particular violencia.

Sectas ofitas

Los naasenos, quienes veían en la serpiente al ser supremo (del hebreo na'asch -"serpiente"-).
Los setitas, para quienes Set era el patriarca de los espirituales.
Los peratas, (del griego peras -"penetrar"-).
Los cainitas, que veían en Caín su líder espiritual.
Los encratitas, secta fundada por Taciano; se distinguían por practicar una ascética rigurosa, oponerse al matrimonio y fomentar otras normas morales que desafiaban a las propugnadas por la ortodoxia.
Los bardesanes, discípulos de Valentín el Gnóstico, que llevó sus ideas a Oriente.

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