domingo, 9 de janeiro de 2022

Moisés y el Pactum Pactorum

Todos conocen la aparición de Moisés flotando en una cesta en el río, y su posterior adopción, circunstancia que indujo a engaño a los sacerdotes egipcios de aquella época, quienes tomándolo por egipcio llegaron a iniciarlo en los misterios de la magia ritual, que es un método para hacer vibrar notas claves de la naturaleza y producir así ciertos fenómenos que el operador desea lograr. El estudio de la física atómica nos muestra en teoría que es posible producir cambios o transmutaciones en la materia, por lo que no tiene nada de milagroso que estas mutaciones se lleven a cabo por procedimientos secretos.

A pesar de su identificación esotérica con la magia egipcia, Moisés siempre permaneció fiel a la sangre de sus ancestros, por lo cual su más fuerte deseo era el de constituirse en el líder que liberara a su pueblo de la esclavitud, conduciéndolo a la tierra prometida. Guiado por este deseo, Moisés, consciente de las poderosas fuerzas que había aprendido a manejar, concibió una audaz idea: realizar un pacto o alianza mágica con un ángel, criatura divina que se encargaría de darle el poder y la ayuda del cielo para salvar a sus hombres.

Después de una larga preparación llevó a cabo, en la mas profunda soledad, la ceremonia ritual con las palabras mágicas e invocaciones correspondientes. En medio de impresionantes fenómenos atmosféricos y telúricos hizo su aparición un ser de impresionante presencia, que hizo temblar de pánico a Moisés por la tremenda fuerza que proyectaba. Jamás sabremos ni nos será posible imaginar las condiciones en las cuales se llevó a cabo el pacto entre el hombre y el cielo. El ángel accedió a todo lo que Moisés le solicitaba y prometió su ayuda, exigiendo en cambio una irrestricta obediencia. Le reveló su nombre que era Y., y le pidió que en señal de unión todos sus seguidores debían experimentar una pequeña operación quirúrgica de tipo ritual, con leve derramamiento de sangre.

Todo hombre que pasaba por esto llegaba a ser hijo de Y. La sangre que se derramaba sellaba este pacto. A partir de este día, Moisés, revestido de un poder sobrehumano comienza a realizar toda clase de actos de magia, convirtiendo en el centro de su poder al "Arca de la Alianza".

Toda clase de plagas y calamidades fueron enviadas sobre Egipto e incrédulos y rebeldes eran fulminados por la ira de Y. De esta manera el pueblo de Moisés iniciaría el éxodo que habría de durar 40 años.

Posteriormente, el poder oculto tras el líder, comenzó a cambiar súbitamente su manera de proceder, empezando a formular extrañas exigencias, cuyo común denominador era el derramamiento de sangre. Moisés, sobrecogido, empezó a darse cuenta de la magnitud del error cometido, al comprender que el "ángel divino" era en verdad "ángel de las tinieblas", polo opuesto al de la potencia luminosa que él había pretendido evocar. Este "ángel infernal" era uno de los integrantes de las huestes de las sombras, vampiro que para mantener su poder y fortaleza necesitaba beber sangre humana, esencia cargada de la vitalidad que otorga la chispa divina.

Es por eso que a lo largo del éxodo se producen tantos incidentes de sangre, provocados por el oculto dictador. ¿Quién era realmente Y.? Digamos que era un ser muy anciano por su evolución, la cual ignoramos dónde se originó. A través de larguísimos períodos de tiempo cósmico, este ente conservó su individualidad, pero evolucionó, por desgracia, hacia el lado conceptual negativo, negro, o destructivo, como un anciano que al pasar el tiempo se hubiera ido amargando más y más hasta llegar a una concepción totalmente destructiva y negativa de la vida.

Muchos seres similares a Y., existen en el Universo. Por fortuna, las defensas magnéticas del planeta tierra constituyen para estos entes una coraza impenetrable. Sin embargo, el ritual mágico de Moisés abrió una puerta y formó la vía a través de la cual pudo penetrar Y., a la tierra.

Detengámonos a pensar un momento y veremos que nos encontramos ante el acontecimiento más trascendental, pero infortunadamente perjudicial, en la historia oculta de la humanidad. Para justificar esta aserción debemos necesariamente hacer algunas disgresiones aclaratorias sobre lo que es verdaderamente el planeta tierra.


John Baines

Jacques Bergier - Melquisedeque

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