"Sólo podría creer en un dios que supiera bailar, decía Zaratustra. En Haití, los dioses bailan en los corazones y los tambores suenan día y noche. En Haití, los tambores simbolizan el Voudou y el Voudou es sinónimo de vida. "Tocar el tambor" no sólo significa cantar y bailar sino también celebrar un culto. Ser Voudou no sólo implica una creencia en los espíritus, sino también una profunda impregnación por lo sagrado del menor detalle de la existencia."
Los Espíritus o "Vaduns", arrancados del suelo africano en el siglo XVII con los primeros contingentes de esclavos negros y transportados de un extremo al otro del océano durante más de dos siglos, constituyen la trama secreta de un país que ha sufrido continuamente sangrientas guerras, las líneas de fuerza Invisibles que rigen el comportamiento del 98 % de la población. El voudou no es más que una partícula de Africa trasplantada, integrada, transformada y recreada en el transcurso de la Historia. En otras palabras, el voudou presenta un doble aspecto: el aspecto no modificado de sus orígenes y el aspecto dinámico de su evolución. Entre ambos se ha producido la influencia de un catolicismo intolerante (1) que ha producido una aparente mestización de dos religiones tan cercanas como alejadas una de otra.
LOS ESPÍRITUS O LOAS INTERCEDEN ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA
El Voudou, originario de Dahomey, es el culto de los espíritus o loas, seres sobrenaturales y omnipotentes, intermediarios indispensables entre Dios y los hombres, entre el cielo y la tierra. En efecto, Dios que hace que los astros permanezcan juntos y que se halla en toda la creación, se confunde en el Universo con una entidad impersonal demasiado vaga para poder invocarse y demasiado lejana para ser temida. El Voudou es pues una religión de dios único y de fuerte panteísmo (2). Sólo los Loas pueden decidir la suerte de los hombres, pasar de lo invisible a lo visible y manifestar su cólera o su alegría en forma tangible. Sólo de los Loas dependen el Bien y el Mal, las enfermedades y la muerte, la lluvia o el buen tiempo, y las peores calamidades no son más que las consecuencias lógicas de una mala conducta para con ellos. Conviene pues honrarlos suficientemente y servirlos con respeto y sumisión. Por consiguiente se suceden los ritos y servicios durante los cuales los dioses invocados "cabalgarán" a los oficiantes o a cualquier otra persona que elijan, se expresarán por sus bocas y reclamarán las ofrendas que deseen. En toda ceremonia voudou, sea cual fuera su importancia, se superponen tres planos: invocación a los dioses, llegada de los dioses, sacrificios y ofrendas a los dioses.
“Tu cabeza arderá y tu pie se quebrará bajo tu cuerpo. Espera que descienda el Espíritu.” Las cabezas cantan, los pies están desnudos y los cuerpos vestidos de blanco apenas se mueven. Los "Vevés" esperan en el suelo. El origen dahomeyano del Voudou explica la ausencia de estatuas en Haití (3); los dioses se captan allí gracias a ritmos e invocaciones imperiosas y también mediante diagramas simbólicos que representan sus emblemas, sus señales distintivas, que los obligan en cierto modo a aparecer. Los Vevés, trazados con harina de maíz, polvo de ladrillo o de corteza, ceniza o borra de café, tienen la significación de un montaje radiofónico y poseen un verdadero poder mágico.
En realidad, la voluntad de invocación de los oficiantes, la absoluta necesidad de la venida de los dioses, el impulso y la fuerza que presiden un servicio Voudou constituyen una concentración psíquica de tanta intensidad que bien puede calificarse de mágica, y reforzada y canalizada en un circuito preestablecido puede traducirse en fenómenos que desafían toda lógica.
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NOTAS
1.- Un catolicismo intolerante. Es difícil imaginar la existencia de una mestización entre el Catolicismo y el Voudou. En realidad, es más bien un problema de "camouflage". "Somos católicos cuando están presentes nuestros amos, y Voudous cuando se van:.." han declarado durante siglos los esclavos negros. El Voudou representaba para ellos al mismo tiempo un refugio y una forma de resistencia. y el catolicismo impuesto la unica manera de eludir el látigo. Paradójicamente, la actitud de la Iglesia es responsable en amplia medida de la supervivencia de los cultos africanos en Haití: por una parte. una evangelización torpe y, por la otra, acusaciones erróneas que transforman a los houngans en esclavos de Satanás y a los Loas en el diablo mismo...
El primer intento oficial de combatir el Voudou se remonta a 1896 con la creación de una "liga antivoudou", pero la verdadera lucha data de 1939 en que se desencadenó una verdadera campaña antisupersticiosa después de descubrirse la existencia de la "mezcla monstruosa", o sea la interpenetración de los cultos africano y católico. El clero clausuró santuarios y lugares de reunión, y destruyó tambores y objetos sagrados en autos de fe.
En 1950 el Voudou salió de la semiclandestinidad, pero sólo en estos últimos años se ha producido un cambio completo en la actitud de parte del clero.
La "mezcla monstruosa" no ha dejado de persistir. Se advierte en un estrecho paralelismo entre los calendarios litúrgicos -así, las fiestas de los Loas coinciden a menudo con las de los santos que los representan- y también en ciertos elementos de la liturgia católica. Los santos adoptados representan generalmente una divinidad Voudou.
2.- Fuerte panteísmo. Resulta imposible evaluar el numero de Espíritus o Dioses que gravitan en torno al Voudou haitiano, pues, aparte de los grandes Loas de Africa-Guinea, existen innumerables genios locales. No obstante, pueden distinguirse dos grandes grupos de Loas en función de su origen étnico: los Rada y los Petro.
La palabra Rada proviene del reino de Arada en Dahomey. Este primer grupo comprende pues las divinidades más importantes y respetables: los Loas-guinin-Dahomey, a diferencia del grupo Petro que reúne los Espíritus provenientes de otras regiones de Africa y la mayoría de los Espíritus autóctonos. En realidad, el contraste entre esos dos grupos se define sobre todo por los temperamentos fundamentalmente distintos de sus Loas respectivos. Los Petro son más violentos y feroces y es fácil prever su llegada durante la ceremonia por el simple cambio de ritmo de los tambores que se hace más vigoroso y marcado. Se lo recibe con chasquidos de látigos en el aire, tienen fama de gustar de la pólvora, razón por la cual se hacen estallar pequellas cargas en su honor. Para celebrarlos, las hounsi se visten de rojo y la aclamación "abobo" que subraya el final de un canto en los rada se reemplaza por "bilolo". Por último, los Loas Petro se especializan en la magia y pueden curar y hechizar.
Dentro de estas dos grandes clases, hay varios suberupos que llevan el nombre de regiones africanas como el Congo o de tribus particulares como los Ibo. A su vez, se subdividen en familias complejas.
3.- En efecto, a diferencia de Nigeria, la representación de las divinidades en forma de imágenes o de fetiches cualesquiera, es muy rara en Dahomey.
UNA CEREMONIA QUE IMPLICA UNA
ENORME CONCENTRACIÓN DE ENERGÍA PSÍQUICA
Ese circuito "mágico" es doble: un circuito aparente en forma de un espacio sagrado vinculado de las hounsi (jóvenes iniciadas que forman el coro) y al Poste, situado en el centro, considerado el "camino de los Espíritus" y mantenido en el suelo por el juego complicado de los Vevés. Por último, un circuito inconsciente y colectivo vinculado y revelado indudablemente en cada individuo durante la iniciación (4) y base de mitos y ritos milenarios. El houngan y la mambó cierran el circuito y establecen el contacto. Se suceden saludos, desfiles de banderas, piruetas, "giros", libaciones en los cuatro puntos cardinales, prosternaciones y encantamientos. Entonces todo se torna posible, imprevisible y sometido a innumerables variantes. Entonces los Dioses se muestran, susurran lo que quieren y cabalgan sobre quienes ellos quieren. Entonces los cuerpos vacilan y se desarticulan, se transforman y despersonalizan, lanzados al espacio o proyectados al suelo, dispersos o reconstituidos en una danza fantástica e ilimitada que fascina y llega, porque escapa del tiempo y tiene un aire de eternidad...
El trance bosal es el más impresionante. Llamado así en recuerdo de los negros bosales llegados de Santo Domingo y que tenían un humor salvaje, es violento, tumultuoso e indisciplinado. Generalmente el Loa que se manifiesta en esta primera posesión será el “Maitre-Tête” (Maestro-Cabeza) definitivo del poseído que se comportará como un caballo no domado mientras su cabeza no se "lave", en otras palabras mientras su Loa no sea bautizado y fijado en una ceremonia particular mediante un emplasto de alimento aplicado en la cabeza durante varios días.
Para el practicante Voudou, resistir la voluntad de un Ser sobrenatural es un acto de rebelión, de modo que la iniciación no tiene otro fin que acostumbrar al individuo a soportar el peso de los Loas y a dejarse guiar sin resistirse. Así se llega a trances si no controlados, por lo menos sometidos, sin que ello les quite nada de su frenesí, y de los cuales puede salirse sin heridas ni dolores en los miembros.
Los rostros de los dioses son variados y sus actitudes dependen de su personalidad o de su humor. Así, Erzuli, diosa del amor, coqueta, derrochadora, ligera y caprichosa, reclama perfumes y platos dulces, mueve las caderas en forma ondulante, abraza a los hombres y sólo tiende sus pequeños dedos a las mujeres manifestando así su desdén por ellas. La vida de Erzulí es una sucesión de escándalos. amiga de varios dioses es cortejada en vano por Guedé Nibbo a quien ella desprecia por su piel demasiado negra y que la persigue embriagándose con su perfume y lamentándose con voz nasal. Como muchos Loas, Guedé Nibbo, llamado "el bravo", es doble, pues es a la vez dios de la Muerte y de la Vida; confiere el don de la doble vista y simboliza el acto de procreación, se viste de color violeta y profiere las expresiones más procaces, vigila las tumbas y baila las danzas más obscenas. Por último, no vacila en disfrazarse de cadáver o de falo gigantesco, ridículo y aterrador, en comer desmesuradamente o en echarse copas de ron en la oreja.
Así se expresa alternativamente la dualidad del hombre pues en todo momento lo sagrado se confunde con lo profano. Gracias a este carácter humano de los dioses es posible establecer una comunicación eficaz y por esa misma razón los alimentos deben satisfacer los apetitos más voraces. Ya no se trata de quemar las víctimas consagradas en los altares de piedra y de ofrecer su humo a las divinidades o de dispersar sus cenizas al viento. Los Loas Voudou tienen otras exigencias, y las carnes de animales o los alimentos vegetales se cortarán en pequeños trozos para ser arrojados al mar, sumergidos en los ríos, enterrados u ofrecidos durante una ceremonia. Así Damballah Wedo, la culebra macho, acepta un huevo crudo envuelto en harina, que tragará con la cabeza cubierta con un pañuelo, antes de arrastrarse hacia el templo guiada por la campanilla y el Asson del sacerdote y seguida de cerca por su hembra Aída. Aída Wedo simboliza la plegaria que los hombres elevan a Dios representado en esta ocasión por Damballah que se retuerce, se arrastra y ondula en el suelo, trepa a los árboles y se aferra a los postes para dejarse caer cabeza abajo como una boa.
Los individuos poseídos por Damballah no hablan, pero mueven enérgicamente la lengua y emiten un silbido entrecortado que el houngan tratará de interpretar. En realidad, la posesión implica una pérdida total de la conciencia y los Loas hacen profecías, prodigan consejos o amenazan a sus servidores sin que los poseídos conserven ningún recuerdo de las palabras que pronunciaron o de los mensajes que comunicaron personalmente.
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NOTA.
4.- La iniciación Voudou o "Kanzo", como toda iniciación es al mismo tiempo muerte y resurrección. Después de una semana de recogimiento, de abluciones y de un régimen especial, generalmente un domingo por la noche se realiza la ceremonia de acostar a los novicios y su partida a una reclusión secreta. Dicha partida se hace en publico y en mediode la emoción mas general, pues si bien su "muerte" es puramente simbólica los futuros iniciados no dejan de volver profundamente transformados. Sustraídos del mundo exterior durante ocho días, sufrirán un segundo "lavado de cabeza" destinado a establecer un vinculo definitivo con su propio Loa, el Loa "Mait-tête" puede ser el primer Loa aparecido durante el trance bosal o una herencia de familia; tal es el caso de algunos grandes houngans o mambos que adoptan en sueños los Loas de sus antepasados. Acostados sobre el lado izquierdo y cubiertos con una sábana, los adeptos se someten a una severa disciplina y no pueden hablar, reír o moverse sin autorización. En realidad, la base de la iniciación parece residir en una desconexión más o menos profunda del individuo: régimen próximo al ayuno, infusiones sedantes, unción de aceites dos veces por día, sumisión total al houngan, que tiene plenos poderes sobre su alma, hallándose representada esta ultima por diferentes partículas del cuerpo (uñas, cabellos, etc.) colocadas en un recipiente que tiene el sacerdote. La ceremonia del boulé-zin cierra este periodo de reclusión: los iniciados, lavados con agua tibia y semejantes a grandes capullos, salen cubiertos con una sábana blanca; asistidos por la mambó y sus ayudantes, la palma de la mano izquierda de cada uno de ellos se unta con aceite y se cierra luego de colocarse en ella un puñado de guiso de maiz hirviendo: las bolitas, acarameladas, se distribuirán luego entre los fieles. Fortalecidos por una prueba, los iniciados pueden salir entonces con gran solemnidad, vestidos de blanco y con el rostro cubierto de hojas de palmera. Pero no por ello dejan de ser vulnerables durante cuarenta y un días, expuestos a todos los peligros de carácter sobrenatural de los cuales se defenderán sometiéndose a una disciplina de vida muy estricta y absteniéndose de trabajar.
CUANDO EL PRACTICANTE VOUDOU MUERE, VUELVE A SER UNA PARTÍCULA DE DIOS.
Pero no debemos equivocarnos: si bien el Voudou permite en el plano individual defenderse de los malos espíritus, tener buena salud, suerte y "nanm", es decir una fuerza sobrenatural, su razón de ser es esencialmente colectiva y sus efectos se dirigen principalmente al grupo cuya cohesión mantiene. Otrora religión de la esclavitud, hoy es para el campesino haitiano el único medio de que dispone para vencer su opresiva pobreza, para lograr una vida social posible, para resolver todos los problemas de la vida y para poder inclinar el universo en su favor. No se trata de "ganar el cielo" o de "salvar su alma", sino de obtener de inmediato los beneficios necesarios. La base de su moral es "Amaos los unos a los otros" y la idea del pecado original es totalmente desconocida para ellos, lo mismo que la idea de una supervivencia individual después de la muerte.
Cuando el practicante Voudou muere se convierte en una partícula de Dios, se confunde con la gran Totalidad es decir el mar, las estrellas o el viento, y mientras está vivo utiliza su religión para vivir mejor, orienta su contacto permanente con lo sobrenatural con una finalidad práctica y terrestre.
Por lo demás, los dioses lo saben muy bien y aceptan participar en la vida colectiva. Aquí es donde se confunden drama y religión y donde el Voudou adquiere todo el valor de una tragedia antigua. Si el sentido del teatro realmente se ha perdido, basta asistir a un servicio Voudou para imaginar lo que fueron las panateneas griegas, con la 'inica diferencia de que en este caso el actor no se límita a encarnar a las divinidades sino que él mismo se convierte en divinidad. A semejanza de los tres golpes tradicionales, suena el caracol marino o lambi, y aparece Agoué, el rey del mar, el ritmo de los tambores se acelera y las hounsi visten de rojo, saltan y se convierten en llamas, pues allí están los dioses del fuego y de la guerra. La tensión aumenta. Ogou-Ferraille aúlla y se exalta y llegará al paroxismo cuando el houngan sacuda un brasero sobre sus hombros, baile bajo una lluvia de brasas o muerda fuertemente un leño encendido, escupiendo chispas. En este caso preciso, el houngan sirve a un dios que se alimenta de fuego y debe bailar entre las llamas para ser fuerte y poderoso. La explicación es simple, el fenómeno resulta anodino como fenómeno y nadie le da importancia. ¿Se sabe acaso cómo puede subir al cocotero Pié Cheche (5) el espíritu sin piernas? No obstante, es recibido con estas palabras.
"No tienes piernas
pero subes al cielo
al igual que todos los espíritus
bajas a la tierra
Cuán hermoso y cuán grandes eres...”
¿Se sabe por qué prodigio los animales se sienten felices de ser degollados, por qué un cordero no teme al cuchillo mientras come la hierba que se le tiende? Por inverosímil que parezca, los animales sacrificados no muestran ningún signo de temor, al parecer comen y danzan con los hombres, poseídos en su momento.
¿Se sabe acaso por qué una bolita de guiso hirviente puesta en la mano, durante el boulé-zin, no produce ningún dolor a los futuros iniciados como pudimos comprobar últimamente? Para los adeptos al Voudou, lo esencial no reside en el hecho de sufrir quemaduras sino en la fuerza del houngan y de la mambó que tiene al novicio de la mano. Por consiguiente, reside en la fuerza de sus dioses y de ella surge a su vez la alegría de vivir. En efecto, el milagro, el primer milagro del Voudou no es otro que la extraordinaria alegría de vivir del pueblo haitiano; estamos lejos de los fenómenos patológicos descritos con referencia a las crisis de posesión.
¿ES LA CEREMONIA VOUDOU UN SUPREMO PSICOANÁLISIS?
Para no pecar de crédulos e incompletos, debemos formular una pregunta: ¿Hay alguna explicación científica del Voudou? Si existe alguna, debe situarse en un plano psicoanalítico, en el nivel de una integración total del super yo con el individuo; en otras palabras la crisis bosal señalaría el pasaje definitivo al estado adulto y las crisis posteriores la liberación del "yo" que, al no ser desvalorizado, puede actuar. con el máximo de sus posibilidades. "Resulta notable que una agrupación momentánea reunida para cumplir una tarea (las danzas de posesión) produzca inevitablemente, por así decirlo, la individualidad" (Jean Duvígnaud: El Actor). En otras palabras, la activación de un mito arcaico mediante la danza contribuye a crear una participación que crea individualidad. He ahí toda la finalidad del psicoanálisis colectivo. Y Jean Duvignaud agrega: “Si como piensa Roger Bastide, ciertas manifestaciones míticas constituyen una realización sociológica auténtica, ello significaría que la sociedad o el grupo social produce el ser mediante las danzas de posesión y el ser colectivo al individualizarlo. Tal vez tenemos aquí el eslabón intermedio entre la vida social y el individualismo..."
Sea como fuere, una sociedad de conciencia mítica vive en un tiempo circular y por consiguiente no debe extrañar que resulte completa. Por último, podría objetarse que en este caso se confunde magia con religión. Pero para el adepto del Voudou todo se confunde y se imbrica, no lo olvidemos, y la magia desempeña un papel importante.
"La religión se somete a lo invisible, la magia contraría a lo visible", escribe Raymond Abellio. La sumisión a lo invisible parece total; en cuanto a la magia, dejemos que responda Levi-Strauss: "Si pretendiéramos reducir el pensamiento mágico a un momento o a una etapa de la evolución técnica y científica nos privaríamos de todo medio de comprenderlo... El pensamiento mágico no es un principio, un comienzo, un esbozo, la parte de un todo aún no realizado, constituye un sistema bien articulado, independiente en este sentido de ese otro sistema que constituirá la ciencia, salvo la analogía formal que los asemeja y que hace del primero una especie de expresión metafísica del segundo. Por lo tanto, en vez de oponer la magia a la ciencia, sería mejor situarlas paralelamente como dos formas de conocimientos desiguales en cuanto a los resultados teóricos y prácticos."
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NOTA
5.- Considerada al mismo tiempo como un espíritu andrógino y como un espíritu siamés. Pié Cheche lleva dos nombres: Ti Jean para su parte masculina y Marinette para su parte femenina.