segunda-feira, 3 de julho de 2023

Astrología Precesional


La Astrología actual tiene dos “mitos” que, dada su popularidad, hace que se la confunda con ellos mismos. Uno es el del signo solar: “yo soy Tauro”, luego lento y testarudo; pues “yo soy Piscis”, soñador, adaptable y enamoradizo. El otro mito es el de “la Era de Acuario”, la Arcadia que nos espera al término de la insufrible Era de Piscis (el cristianismo, porque los Apóstoles eran primero pescadores de peces, luego de almas, y los cristianos se identificaban en tiempos de la persecución romana por el signo de los peces). Y en la vidriera del rosetón de Notre Dame está el signo de Piscis representado por dos peces, y en Chartres, en Amiens. Pero no singularizados, sino que se hallan completos los 12 signos del Zodíaco, como en tantas otras iglesias románicas y góticas.


Relacionar las Eras zodiacales con la constelación sobre la que se produce el punto vernal cada primavera es una invención reciente de algunos esotéricos, más acostumbrados al dogma, al liderazgo fanatizador y al adoctrinamiento sectario que a asentar sus investigaciones sobre lo que otros han hecho anteriormente, a contrastar sus teorías en los hechos y en las pruebas. He aquí a modo de ejemplo una perla de Max Heindel, respecto a lo que pretendemos desmitificar, la llamada “Astrología Precesional”:


Cuando el Sol estaba en Tauro, el signo del “Toro” en el equinoccio vernal, los egipcios de la antigüedad adoraron el sagrado “Buey Apis” y sus sacerdotes llevaron el “Uraeus”, o símbolo de la serpiente, que corresponde a Escorpión, el signo de la serpiente opuesto a Tauro, para indicar la posesión de la sabiduría esotérica.


Cuando el Sol pasó a Aries por precesión, vino la idolatría al “pueblo elegido” y empezó éste a adorar al “Toro” o becerro de oro; abandonando, por consiguiente, “Egipto” y llevando su fe hacia el “cordero” o “carnero” que entonces fue sacrificado. Pero en armonía con el símbolo esotérico de Libra, la “balanza de la justicia” que es el opuesto de Aries, volverá otra vez como juez…


…Durante los 2.000 años que han transcurrido desde que el equinoccio entró dentro de la órbita de Piscis, los peces, los ritos religiosos requirieron que los hombres se ungieran a sí mismos con las “aguas de Piscis” a la puerta de la iglesia, siendo realizado el servicio por un sacerdote que se tocaba la cabeza con una prenda parecida a la “cabeza de un pez” y se les mandaba que se abstuvieran de comer carne en épocas determinadas, pidiéndoles que “comieran pescado en su lugar”. También se les enseñaba que “adorasen una virgen inmaculada por Virgo es el signo opuesto al de Piscis”…


Ante tanta osadía uno se queda sin palabras. Al parecer, los esotéricos no necesitan de las comprobaciones bibliográficas, ni de las arqueológicas, para justificar sus afirmaciones. Seguidor de las doctrinas orientales y de Helena Blavatsky, Heindel utiliza “lo espiritual” como un comodín capaz de dar cuenta de cualquier ocurrencia. Y, ciertamente, la intuición es muy superior a la razón, y la sabiduría al conocimiento. Pero siempre necesita del contraste:


La sabiduría es superior a la ciencia porque aquélla se refiere al hecho completo, es síntesis, que es vida; por el contrario, la ciencia es análisis, que es muerte, ya que la disección siempre se practica sobre cosas muertas.


La sabiduría es riqueza, es un tesoro; la ciencia nos da la certidumbre de las cosas analizadas, es precisa para que con el tesoro no se mezcle la moneda falsa”.


El “invento” de aplicar la precesión de los equinoccios a la interpretación del devenir de las sociedades humanas tiene otros representantes como Rudolf Steiner, Paul Le Cour, Guy Ballard, Samael Aun Weor o Serge Raynaud de la Ferrière, todos ellos líderes de grupos más o menos esotéricos. También tenemos otro autor francés, Raoul Auclair, autor de La fin des temps. Le Nouveau libre des cycles, un excelente estudio sobre la cronología bíblica, pero que fantasea igualmente con el fenómeno de la precesión.


En este caldo de cultivo astrológico debió beber el uruguayo de origen búlgaro Boris Cristoff en los años 60, precisamente cuando se popularizó definitivamente la llegada de la próxima “Era de Acuario” con el movimiento hippie norteamericano y la ópera rock Hair en Broadway (New York), cuya pieza estrella era Aquarius, que alcanzó los puestos más altos en las listas de ventas. Más tarde vendría la película, así que, “la Era de Acuario”, aquella en la que la fraternidad universal pacificaría el mundo definitivamente, se hizo conocida en todo el mundo occidental, junto al “horóscopo diario o semanal”, al que todo el mundo tuvo acceso con los “astroflash” de Barbault y posteriormente la llegada de las computadoras personales. Fueron años dorados para algunos astrólogos como Cristoff, un superventas que dio la campanada con Astrología precesional. Buenos Aires,1969; La gran catástrofe de 1983. ¿Se encamina la Tierra hacia su fin? Barcelona, 1979; El destino de la humanidad. Razones para el apocalipsis. El porqué de la gran catástrofe de 1983 (Barcelona, 1981).


El denominador común de todos ellos es la ausencia de bibliografía al respecto, pese a haber una riquísima tradición astrológica sobre los ciclos sociales (no de la precesión, sino de la interpretación cronológica y simbólica de la Historia). Pero ninguno de los precesionalistas se molestó en ir a las bibliotecas a buscarla, y menos aún, a consultarla. Ciertamente, el acceso no era fácil entonces, ni se habían digitalizado los fondos bibliográficos, ni existía Internet. Pero idénticas dificultades tuvo Demetrio Santos, y en sus Investigaciones sobre Astrología (Madrid, 1978) apareció un extensísimo catálogo de textos astrológicos datados entre – 460 y 1977, citando las referencias y los lugares donde se hallaban disponibles. Entre ellos estaban los autores que trataron de los ciclos planetarios aplicables a la Historia, los cuales llegaron a la Europa medieval a través de los árabes, doctrinas que se gestaron en los tiempos de esplendor de la Persia sasánida. Este cuerpo bibliográfico se llamó más tarde “doctrina de las grandes conjunciones”. De ella trataron Abumassar, Messahallah, Ibn Ezra, Ibn Jaldún, Pierre d’Ailly, y en tiempos más recientes, el aragonés Pedro Ciruelo (siglo XVI). Incluso el mismo Demetrio Santos dedicó un Capítulo del Libro I de Investigaciones al ciclo de 800 años que se aplica a imperios y culturas. He aquí las referencias que se saltaron los precesionalistas al redactar sus elucubraciones:


Abumassar: El libro de las religiones y dinastías (sobre las grandes conjunciones).

Messahallah. Siglo VIII. Sobre las conjunciones, religiones y pueblos. También Epístola sobre las conexiones de los planetas.

Mṻsà Ibn Nawbajt. Siglo X. Tratado de Astrología Mundial.

Ibn Ezra. Sefardí de Tudela (Navarra), siglos XI-XII: Libro del mundo (versiones I y II) y Tratado de los juicios de las estrellas.

Ibn Jaldún. Árabe tunecino de origen sevillano (1332-1406): Introducción a la historia universal (Al-Muqaddimah).

Pierre d’Ailly (1350-1420). Tratado sobre el acuerdo entre la verdad astronómica y la narración histórica.

Pedro Ciruelo (Daroca 1470, Salamanca 1548). Apothelesmata astrologiae Christianae. 1521.

Gonzalo Antonio Serrano. Crisis Astrologica, Physica, Mathematica, y Chronologica; y pronostico universal sobre la maxima conjunción del año 1723. dia 9. De Enero… Editado en Córdoba.

Demetrio Santos. Dedicó un capítulo entero de Investigaciones sobre Astrología a los ciclos sociales (C-800), y dos conferencias sobre ellos en los congresos de Poio 1992, C-800. El Imperio del próximo milenio, y Palma de Mallorca 1993, Ciclos sociales en España.


Igualmente, la mayor contribución de André Barbault a la Astrología del siglo XX fue el estudio de los ciclos planetarios en relación a la Historia, de lo que nos dejó una amplia y excelente bibliografía. Por ejemplo, las siguientes obras:


Les Astres et l’Histoire. Jean-Jacques Pauvert. 1967.


Astrología Mundial. Visión Libros. Barcelona, 1981.


El pronóstico experimental en Astrología. Visión Libros. Barcelona, 1981.


Les cycles planétaires. Éd. Lulu.com. 2014.


El poso dejado por Boris Cristoff en Cataluña


Boris Cristoff fue un activista de la Astrología que recorrió diversos países y apareció en importantes programas de TV. Por ejemplo, en España, en La Clave de José Luis Balbín, entre otros. Fue redactor de los horóscopos del diario El País y murió el 4 de enero de 2017 a causa de un cáncer de próstata, a los 91 años de edad. Personalmente lo recuerdo en el Congreso de Astrología Barcelona 2002, organizado por la Revista Mercurio-3, donde expuso su explicación de las eras astrológicas y métodos de predicción com su acostumbrado poder de persuasión. Yo estaba sentado junto a Demetrio Santos, que había venido a hablar de Astrología Paleolítica, y aunque no salió de sala por educación, tampoco fue capaz de callarse ante tanta osadía desplegada por Cristoff y su sistema: “Esto es un puro disparate, carece de fundamento alguno. No tiene pies ni cabeza…”, iba soltando de vez en cuando el astrólogo zamorano con cierto grado de nerviosismo. Un hombre como Demetrio, que rebuscó en la mayoría de bibliotecas de España todo el material existente en ellas sobre Astrología (España, no lo olvidemos, fue una de las tres vías principales de penetración en Europa de la ciencia árabe medieval), no podía menos que sorprenderse ante quien no necesitaba fondos antiguos, pues le bastaba con “ir descubriendo” ‘ex nihilo’ de su propia cosecha. Todo empezaba y terminaba en él:


El resultado de mi camino fueron una docena de descubrimientos, de los cuales presento sólo tres en este congreso, tales como la PROLUNA que es un “simbolismo celeste” y la progresión más sintética y deductiva, totalmente opuesta al “realismo terrestre” y su interminable y dudosa inducción. El segundo método contemporáneo es la Tabla Periódica de la Historia basada en la precesión, el tercer y mayor ciclo temporal, que permite comprimir todo el conocimiento, gracias a lo cual resolví el enigma del Eterno Retorno. Y el tercer método elegido para esta ocasión es mi Eclipsología, basada en los eclipses totales, cuyo cono de sombra indica zona de catástrofes por las naciones donde pasa hasta tres años después.


Tuvo Cristoff que haber desarrollado seminarios en Barcelona con anterioridad y lograr hacer escuela, porque tenemos seguidores de sus “teorías” precesionales de las “eras zodiacales” que las han aplicado ampliamente a la Historia del Arte y a la propia Historia de la humanidad. Inma Fernández describe los procesos económicos en términos precesionales, e igualmente enseña a sus alumnos la dirección pro-Luna. El astrólogo de Badalona, Juan Estadella, a quien vemos con Cristoff en Montevideo, dedicó el primer capítulo de su obra Astrología Mundial. Introducción a la Astrología Mundana a la exposición de las Eras precesionales, pasadas y futuras. Pero no entra en subdivisiones ni cita al astrólogo uruguayo. Resulta indudable que el estilo de Cristoff era contundente y atrevido, tanto como para que sus discípulos catalanes Joan Marimón Padrosa y Carles Parellada i Sanrama osaran escribir:


El caballo de batalla de los estudiosos del pasado es el orden probable, que rige los acontecimientos de la Historia. ¿Existe realmente este orden? ¿Es lícita la actitud del historiador empeñado en definir la manera de pensar y hacer de una época y su evolución lógica hacia otra manera distinta? Este ejercicio trata de probar dos cosas, relacionadas íntimamente con las cuestiones anteriores. En primer lugar, que es factible definir un momento histórico a través de los 12 arquetipos zodiacales. Y en segundo lugar, que la cadencia de un proceso histórico se ajusta perfectamente al orden que siguen estos 12 signos. De ahí que la ambición por encontrar el aludido orden de la Historia no aparezca como algo utópico.5 


5 JOAN MARIMÓN PADROSA. HISTORIA DEL ARTE A TRAVÉS DE LA ASTROLOGÍA. ANTHROPOS. EDITORIAL DEL HOMBRE. CONTRAPORTADA. BARCELONA, 1985.

Por fin, se ha encontrado un orden definitivo en la Historia. Y éste ha venido de donde menos se le esperaba: del orden caracterológico que expresan los doce signos o arquetipos zodiacales de la Astrología Occidental. En su obra maestra ‘El destino de la humanidad’, el astrólogo y escritor búlgaro-uruguayo Boris Cristoff nos da a conocer su descubrimiento de que el movimiento terrestre de precesión de los equinoccios incide, de manera determinante, en los ritmos históricos a nivel mundial. Así, la existencia de las denominadas Eras astrológicas es cierta, como también que podemos conocer su exacta duración: unos 2100 años.6 


6 CARLES PARELLADA I SANRAMA. PRECESIÓN E HISTORIA MUNDIAL. LA LEY PERIÓDICA DE LA HISTORIA: ANÁLISIS Y DEMOSTRACIÓN. EDITORIAL ACADÉMICA ESPAÑOLA. SAARBRÜCKEN, 2013. CONTRAPORTADA.

Ante una seguridad y una contundencia semejantes, uno no puede sino conmoverse y gritar: ¡eureka! La solución final, el ‘non plus ultra’. Ya podemos echarnos a descansar, que hemos llegado a la estación término. Sinceramente, al adquirir, en tiempo muy tardío, lo reconozco, el libro de Marimón, pensé encontrar en él explicación de cuadros, de imágenes, estatuas, bajorrelieves, de detalles constructivos que proliferan en toda la cultura europea, infiltrada de orientalismo. Un tema más que interesante, y, además, inagotable. Pero no, nada de eso. Todo letra de principio a final, ni un solo icono o imagen, e idéntico argumento que el de Cristoff: la precesión y las eras precesionales. ¿Qué fuentes tomó Marimón para su trabajo de tesis de licenciatura, que es el objeto del libro citado? Pues no se molestó mucho, no se mató la cabeza:


Los tres únicos astrólogos que aparecerán citados en este ejercicio serán Boris Cristoff, André Barbault y Oskar Adler.


Veamos lo que pensaban sobre las Eras precesionales dos astrólogos que sí se molestaron en rebuscar entre las bibliotecas el tesoro depositado en ellas.


Opiniones de André Barbault y Demetrio Santos


Ante tanta prolijidad en las fuentes bibliográficas uno casi se queda sin respiración. Y para darse más aplomo Marimón añade enseguida que “André Barbault, según apreciación de Cristoff, es ‘el Pope europeo de la astrología‘”. ¡Faltaría más! Pues veamos que piensa ‘el Pope’, quien con su extensa obra no necesita de plumas ni de plumíferos que lo adornen:


El tema de la precesión de los equinoccios, aunque sin ser comprendido, se ha convertido en un factor de mundología popular debido a la famosa “era de Acuario”, creación mítica fruto de los tiempos. La creencia, casi universalmente expandida, de que estamos entrando o estamos a punto de entrar en la era de Acuario, se basa en el sentimiento de que se trata de una verdad establecida, consagrada por una larga tradición. Vamos a ver que esto se halla muy lejos de ser así, no procediendo este tema, que ha llegado hasta nosotros laboriosa y tardíamente, más que una especulación profética de fecha reciente.


¡Vaya! El Pope nos ha salido rana en el comienzo del capítulo dedicado a la precesión de esta obra suya. Por si quedan dudas de su opinión, veamos cómo lo termina:


Finalmente, a pesar de todo lo que contiene realmente este tema precesional y sea cual fuere el interés que conceda al grandioso fenómeno de la revolución de la esfera de las estrellas fijas, no puedo dejar de pensar, como el británico Charles E. O. Carter, que quienes a propósito de la “susodicha y muy anunciada Época de Acuario, esperan una maravillosa edad nueva que nos cambie a todos en algo mejor y más alto sin esfuerzo de nuestra parte, cuentan probablemente tonterías. Tonterías amables, pero tonterías”.


Si esto parece poco, vayamos a ver qué nos dice al respecto quien literalmente se dejó la vista en decenas de bibliotecas españolas y nos legó la bibliografía astrológica más extensa realizada en el siglo XX:


21.515.- ERAS. SOLSTICIO.- El fijar el solsticio es fácil , y si hay una referencia lejana en el horizonte, al salir o al ponerse el Sol, es el mejor sistema para calcular el año.


— Aquí, desde casa, he visto el solsticio de verano este año, y se puede calcular en unos 3 días la indistinción o parada del Sol, pero no más en todo caso, de modo que se podría muy bien calcular la duración y repetición de este punto a simple vista.


Es por tanto el método más antiguo, por ser el más elemental. Y es el que se descubre arqueológicamente en las alineaciones megalíticas.


El Equinoccio exige mejores condiciones de observación, aunque sea más preciso, ya que es necesario que el día del Equinoccio haya una perfecta alineación entre el punto de observación, la salida y la puesta del Sol. Por eso habrá sido tardío. No debía llevar mucho tiempo cuando Moisés instituye la Pascua, y podemos observarlo en las pirámides egipcias en su alineación, pero sin duda no habrá sido de origen paleolítico.


Por tanto, las supuestas Eras (táurica, píscica, Acuariana, etc.) son un mito moderno sin consistencia arqueológica, que exige unas observaciones mucho más precisas que las que había en la supuesta era táurica. Porque no es fácil hallar un lugar donde, situado el observador en A vea al Sol salir por B, y situado en B lo vea ponerse por A, que es el modo de medir el punto exacto del equinoccio.


La era Aries habría sido, según esto, hasta el -2.000, y la era Tauro sería hasta el -4000. Pero las primeras ciudades provienen de hacia el -7.000, con la agricultura, y es como máximo en estas fechas y con vida urbana cuando se pudo desarrollar el sistema equinoccial. Y hay que tener en cuenta que, aunque se empezara la agricultura de cereales en este tiempo (-6.700 Jarmo) ello no significa que de inmediato se calculara la duración y aplicación del año solar para siembras y demás, sino que llevaría mucho tiempo el perfeccionarlo, pues es para la siembra y su momento para cuando hace falta el conocer bien la estación y momento de siembra. —


Actualmente estoy investigando sobre el origen del Zodíaco, el real, no el que sostienen los esotéricos sobre eso de la Era Acuaria y demás, que no tiene fundamento alguno. Si tuvieran alguna idea de la verdadera historia no darían pie a ello. El Zodíaco solamente es un calendario anual del Paleolítico, del tiempo de la caza, y se refiere a los animales cazados que eran la “faena de caza” de cada luna del ciclo anual, lo demás son elucubraciones. Y, por otra parte, siempre se ha referido al Zodíaco móvil, es decir, el que empieza y toma como referencia el Equinoccio de Primavera. El sistema quedó fijado como referencia en las estrellas y constelaciones en tiempo de Hiparco (-160), desde cuyo tiempo siguió retrogradando, pero antes de ello no se tomaban, lógicamente, los meses em el cielo, sino en el Equinoccio. Por tanto, todo eso de la Era Táurica, de la Era Piscis, etc., es un cuento. En el año -2.000 se introduce en Egipto el Carnero como símbolo zodiacal, anteriormente era el perro, al menos desde el -5.000 aproximadamente, cuando el Equinoccio se hallaba coincidiendo con la constelación de los dos Perros (Sirio y Betelgeuse), y empezando en Orión, la constelación más brillante de todo el cielo. Ahí empieza la astrología estelar actual. Pero eso de que se sacrificaban carneros en la Era de Aries es un cuento, porque todavía Balaám, hacia el -1200 sacrifica toros, y en la época griega, aún más tarde, se hacen hecatombes (Pitágoras), lo que ocurre es que el toro venía siendo ya un animal muy caro y escaso, y sólo los ricos podían hacerlo. La Era de Piscis tiene las mismas pegas. Si era píscica, ¿por qué a Jesús se le llama El Cordero de Dios? Es la misma contradicción.


¿Genera la precesión un campo zodiacal?


Tratar el Zodíaco como una serie cerrada de “rasgos caracterológicos” o de símbolos representativos de cualquier ciclo es sencillamente pasar por alto lo que nos proporciona el fundamento real de toda ciencia: la teoría. A este respecto es bueno repasar aquí la Teoría de las Ecuaciones Fundamentales de Demetrio Santos, de la que se deduce el concepto actualizado de “campo zodiacal” y “aspectos”, que son la base del entramado astrológico. ¿Podría la Astrología escapar a lo que se exige al resto de ciencias naturales? Mucho nos tememos que eso no es deseable ni admisible en absoluto:


En un cuerpo que gira en campo anisótropo se desarrolla un influjo de forma ondulatoria que responde a la función y = k sen x.


Por ejemplo, en una espira metálica que gira en un campo magnético atravesando sus líneas de fuerza se desarrolla una tensión eléctrica que responde a dicha fórmula. Igualmente, el flujo recibido por un punto de la superficie terrestre procedente del exterior responde a una fórmula de este tipo, como es el flujo luminoso, radiación hertziana, etc…


…A la representación de este conjunto de ondas o fenómenos en coordenadas angulares lo denominamos campo zodiacal angular.12


12 SE REFIERE A ELLO CONSIDERANDO UN SISTEMA FORMADO POR SUBCONJUNTOS Y SUPERCONJUNTOS, LO QUE IMPLICA QUE, EN VEZ DE UNA, HAYA VARIAS OSCILACIONES, ARMÓNICAS DE LA PRINCIPAL O DE RESONANCIA.

…Todos estos campos angulares son idénticos, o, lo que es lo mismo, el campo zodiacal angular es un invariante.


…En la Tierra, o en cualquier cuerpo, debido a su giro dentro del campo de flujo enviado por otros cuerpos siderales, se forma un campo zodiacal angular que responderá a la forma senoidal anteriormente vista. De igual modo, y debido a su movimiento de traslación en órbita alrededor del Sol, se forma también un campo zodiacal angular.13


13 DEMETRIO SANTOS SANTOS. INVESTIGACIONES SOBRE ASTROLOGÍA. EDITORA NACIONAL. MADRID, 1978.

Así pues, esta teoría nos permite ir más allá de simples especulaciones simbólicas u opiniones subjetivas. El campo zodiacal causado por el giro de la Tierra sobre sí misma no es otro que el de las Casas y ángulos, uno de los factores indispensable de cualquier horóscopo. Sobre los ángulos, la única discusión posible es la diferencia entre los astronómicos (matemáticos) y los influenciales (fotoeclípticos), algo que ya Ptolomeo insinúa con su doctrina del anímodar (por eso el Libro conplido sugiere “enderezar” 5º por término medio el grado saliente, hacia atrás). El resto de las Casas depende del gusto del usuario, y, como se sabe, hay diversos sistemas (Placidus, Regiomontano, Koch, Casas iguales, fotoeclípticas, etc.).


Sobre lo que no hay duda es que el giro diario de la Tierra causa el ciclo climático de los cuatro cuadrantes, con distintos ambientes y temperaturas. Los antiguos daban mucha importancia al cambio de “temperatura” de mediodía y medianoche, y no se referían con ello a lo que marca el termómetro (que aún no existía), sino al cambio de “temperamento” del medio, término del que deriva etimológicamente “temperatura”. Vemos aún más claro el concepto en la medicina hipocrática, donde el paso del Sol por los ángulos, y especialmente por el FC (medianoche), en los que se observó la preferencia del agravamiento o resolución las enfermedades o flaquezas del cuerpo, a veces con resultados fatales (los mismos sacerdotes comprobaron que las horas de los fallecimientos no se distribuyen al azar).


Por otro lado, el giro de la Tierra alrededor del Sol causa el ciclo de las estaciones; cuatro (cuadrantes) en latitudes medias (templadas), y dos en las tropicales, la estación seca y la de las lluvias. Vemos así la importancia del fenómeno de la resonancia según la latitud. Pero, podemos preguntarnos: ¿por qué es tan potente en el año (ciclo estacional) el Zodíaco de signos? Ciertamente, las Casas nos dan doce horas, que al duplicarlas se convierten en las 24 de nuestros horarios civiles (las “horas planetarias” de los babilonios, como es sabido, eran desiguales). Pero los 12 Signos del año (meses) son mucho más evidentes, al ser reforzada la división en doce partes (armónico T/12), muy alejado del fundamental T = 1, por el hecho de la reunión mensual de la Luna con el Sol (12 meses lunares y fracción en un año), que es una secuencia con repercusiones físicas, y también por el hecho de que Júpiter se reúne con el Sol cada año en el Signo siguiente al del que lo hizo en el año anterior. Esta es la potencia del Zodíaco de 12 signos iguales. Así que podemos preguntarnos con motivo: ¿produce el giróscopo terrestre y su cono de precesión un tercer campo zodiacal, lo cual daría la razón a los precesionalistas, con sus 12 Eras?


Algunos detalles sobre la precesión


El modo tajante de expresarse desplegado por Cristoff apenas tiene precedentes en la literatura astrológica seria. Con frecuencia se expresaba de manera hierática, apabullante:


De este modo, en esta obra, he podido eliminar los vocablos: tesis, hipótesis, teorías y postulados, y todos aquellos supuestos necesarios que se usan cuando no se puede probar lo que se afirma. Por el contrario, afirmo que la A. P. [Astrología Precesional] ya es una ciencia porque monopoliza “la crema del conocimiento”, esto es, la predicción general de los hechos por venir.14


14 BORIS CRISTOFF. EL DESTINO DE LA HUMANIDAD. RAZONES PARA EL APOCALIPSIS. EL PORQUÉ DE LA GRAN CATÁSTROFE DE 1983. EDICIONES MARTÍNEZ ROCA, S. A. BARCELONA, 1981.

Menos mal, porque ahora casi que nos entra la risa. Tenemos un ejemplar de segunda mano escrito por Boris, publicado en España en 1979, que lleva el título de La gran catástrofe de 1983. ¿Se encamina la Tierra hacia su fin? Contiene escritos a mano varios apuntes de su propietaria original (es letra temblorosa, de mujer entrada en años). Uno de ellos dice: “¡Se podía haber callado el Sr. Boris Cristoff!¡ Qué cara! El libro lo escribió en el 79 y se equivocó en todo”. Para reclamo de ingenuos ávidos de flipar en colorines y editores necesitados de ventas, este libro, publicado por la misma editorial que el anterior, anunciaba en la contraportada: “¡Un libro apocalíptico! La elaboración de una teoría que predice la catástrofe mundial que se registrará en 1983. La superconjunción de los planetas en la que la actividad del Sol será excepcional y se producirán terremotos de proporciones devastadoras.” ¡Nada más y nada menos! Un verdadero maestro en la venta de humo. Dios los cría y ellos se juntan (autor y editor). Porque, de la importancia suprema de la precesión, pasa en esta contraportada a la de la “superconjunción” como factor determinante, a capricho de conveniencia.


En todas sus obras Cristoff muestra unas mal digeridas enseñanzas tomadas de André Barbault, sus propios métodos de direccionar un tema astral y las omnipresentes eras precesionales, de las que, por supuesto, es capaz de corregir incluso los cálculos de los propios astrónomos:


En un principio, esta A. P. se basó en la velocidad precesional actual de 50,25´´ por año, lo que dio una era de 2.149 años, que no sincronizó con las características zodiacales que podían atribuirse a los hechos históricos producidos entre sus límites. Entonces preferí agruparlos libremente, lo que finalmente me llevó a la era de 2.100 años que sincronizó perfectamente en más de 5.000 años. La velocidad se deducía muy otra: 51,43´´.


¡Acabáramos!¡ Los astrónomos al paro por incompetentes! Ahora resulta que calculamos la precesión por los hechos históricos… a capricho de Boris. Hace falta ser muy ingenuos o muy bisoños para entrar al trapo. La realidad es muy otra, y, la precesión, un fenómeno más complicado de lo que imaginaba Cristoff.


La migración gradual de los cuatro puntos cardinales (equinoccio de primavera, solsticio de verano, equinoccio de otoño y solsticio de invierno) a lo largo de la órbita de la Tierra está causada por el achatamiento de nuestro planeta en relación con ella. El Sol, la Luna y también los planetas atraen más al abultamiento ecuatorial terrestre por su mayor cercanía, generando que el eje de rotación genere el conocido cono de la precesión, como uma peonza. Es lo que provoca el movimiento retrógrado de los cuatro puntos cardinales respecto a las estrellas fijas, el cual, tomando como referencia la Tierra, tiene un período de unos 26.000 años.


Pero he aquí nuevas injerencias perturbadoras. Mientras el eje terrestre describe ese cono, a causa de la atracción de los demás planetas, la órbita terrestre gira lentamente en sentido contrario de la precesión, de modo que, tomando el perihelio terrestre como referencia, los puntos cardinales (solsticios y equinoccios) no tardan 26.000 años en dar un giro completo, sino solamente 21.000. Esto, en detrimento de los “cálculos” de Cristoff y demás epígonos precesionalistas.


Ciertamente, este período depende de la referencia que tomemos. ¿Con cuál de los dos quedarnos? T = 21.000 años es el que se toma en la Teoría de Milankovitch por su repercusión en el clima terrestre, por tanto, tiene una realidad física. T = 26.000 años es una referencia sideral, pero se aleja del verdadero período influencial (el clima sí que tiene repercusiones, a veces decisivas, en el desarrollo de las culturas humanas).


Pero aún hay más. En realidad, el tal “cono de la precesión” se complica por la presencia cercana de la Luna, unas veces encima del plano de la órbita terrestre y otras por debajo, lo cual incide también en la atracción sobre el abultamiento ecuatorial de nuestro planeta. Esta influencia, ligada al ciclo de retrogradación de los Nodos lunares, con un período de 18,6 años, hace que ese cono de precesión se ondule hacia dentro y hacia fuera del círculo perfecto, describiendo una figura muy parecida al molde para hacer ciertas pastas. Este movimiento extra se conoce en astronomía como “nutación” (por su relación con los Nodos). En una precesión completa se producen más de 1.300 ondulaciones completas.


Después de considerar todo esto ya estamos en condiciones ventajosas para volver a hacernos la pregunta: ¿genera el movimiento de precesión un campo zodiacal, al igual que el giro diario y el anual de la Tierra? Pues en principio no lo hemos de descartar, y menos cuando es uno de los factores que tiene en cuenta la Teoría de Milankovitch para interpretar la cronología de las grandes eras climáticas de nuestro planeta, en combinación con la variación de la inclinación del eje de giro terrestre respecto al plano eclíptico (entre 21º39´ y 24º 36´, el valor medio actual es de 23º27´, con las variaciones debidas a la nutación en el ciclo de 18,6 años), con T ≈ 40.000 años; y el de variación de la excentricidad de la órbita terrestre, con T ≈ 92.000. Con toda probabilidad, la mezcla de todos estos factores simultáneos debe enmascarar ese campo zodiacal precesional hasta hacerlo irreconocible, porque no hay ciclo climático conocido de T = 21.000 años ni de sus armónicos cercanos a la resonancia. Y si físicamente no hay constancia, simbólicamente (es decir, en planos más elevados) difícilmente podremos hallar correspondencias en un mundo jerarquizado en niveles donde todo está interrelacionado.


Es por ello que la astrología dirigió su mirada hacia el movimiento planetario como influjo principal, dando lugar a la doctrina de las conjunciones y aspectos, y en especial, en materia de asuntos mundanos (socio-políticos, culturas, civilizaciones, imperios), a las “grandes conjunciones”. Precisamente el que los precesionalistas, siempre tan livianos, pasaron por alto.


Lo que los precesionalistas debieran tener en consideración


La precesión, como acabamos de ver, tiene su causa en que la Tierra no es perfectamente esférica, sino que conforma un geoide con una panza ecuatorial debido a la rotación sobre sí misma, lo cual, combinado con la atracción gravitatoria de la Luna, del Sol y de los planetas, provoca que se comporte como un giróscopo (peonza). ¿Cabría esperar que las distintas configuraciones y aspectos de estos cuerpos, y entre ellos, especialmente las conjunciones y los stelliums, fuesen inocuas para el clima y el desarrollo de los ecosistemas terrestres? ¿Y por tanto de los ciclos sociales humanos? Difícilmente, y menos aun cuando sabemos que los ciclos de actividad solar, unido a las conjunciones y aspectos planetarios, modulan el flujo de rayos cósmicos y radiación γ dura y blanda sobre nuestro planeta, con múltiples repercusiones de todo tipo, en el corto y en el largo plazo.


A este respecto, los antiguos concedieron una importancia capital a Júpiter y Saturno, los planetas de mayor tamaño del Sistema Solar (el primero, además, el de mayor masa), que ocupan una posición central. Por lo cual debemos admitir en ellos un mayor peso influencial respecto de sus compañeros de viaje.


Partiendo de una primera conjunción en 0º ♈︎, por ejemplo (máximo efecto gravitatorio), al cabo de aproximadamente 20 años vuelven a reunirse en el cielo, pero a 243º de distancia de la anterior conjunción, cerca de 3º ♐︎; transcurridos 20 años más su reunión se repetirá a otros 243º más allá (6º ♌︎). Al cabo de 60 años (en realidad el cálculo del promedio indica que deberán transcurrir 58,2 años), la tercera conjunción será visible 243º más allá de donde se produjo la segunda, por tanto, a unos 9º ♈︎ (243 x 3 = 729º, es decir, dos vueltas completas de 360º + 9º), por tanto, cercana a la primera de las conjunciones mencionadas.


Dado que el avance ha sido de 8,93º, en unos 60 años (valor promedio exacto 58,2), el tiempo que se requiere para que se produzca una conjunción Júpiter-Saturno en el mismo grado del Zodíaco es de (360/8,93) x 58,2 = 2346,25 años, lo que nos da un ciclo astronómico candidato a poseer un notable peso influencial sobre los ecosistemas terrestres de un valor próximo a los 2400 años. Este es el ciclo de primer orden de conjunciones ♃ – ♄.


Si consideramos equivalentes las tres conjunciones del primer ciclo de 60 años tenemos que aproximadamente cada 2.400/3 = 800 años se repite una de ellas en un mismo grado del Zodíaco; este es el período del ciclo de segundo orden ♃ – ♄, y 60 años el de tercer orden.


Estos ciclos fueron empleados en la Edad Media para tratar de explicar los tiempos y la duración de las culturas y de las dinastías por los árabes. Podríamos citar diversos autores, pero como todos dicen lo mismo, veámoslo en Ibn Jaldún, un notable historiador tunecino del siglo XIII de origen sevillano, cuya importante obra ha llegado hasta nosotros:


Las predicciones referentes a cosas de interés general, como, por ejemplo, el futuro de los imperios y las dinastías, se deducen de las conjunciones planetarias y sobre todo de las de los dos planetas superiores, Saturno y Júpiter. Una conjunción de estos astros ocurre cada veinte años; luego se reproduce en el mismo trígono, pero en un signo que está en trino diestro. Después reaparece en otro signo del trígono, y así sucesivamente hasta que se presente doce veces en el mismo trígono. Después de haber empleado sesenta años en mostrarse en los signos que componen el trígono, los recorre de nuevo en el mismo espacio de tiempo; luego se muestra allí todavía por tercera y cuarta vez. Es así como emplea doscientos cuarenta años para aparecer doce veces en el mismo trígono y mostrarse cuatro veces en cada signo del trígono. Al trasladarse de un signo a otro, se dirige al trino aspecto diestro, y pasa al trígono siguiente, es decir, en el signo que toca inmediatamente al último signo del trígono en el que se había presentado primero. Tales son las conjunciones de los dos planetas superiores. Se les especifica en tres clases: grandes conjunciones, pequeñas y medianas. La grande conjunción es el retorno simultáneo de los dos planetas superiores al mismo grado (de un mismo signo) del zodíaco (lo cual ocurre) a la expiración de novecientos sesenta años. La mediana conjunción es la reunión de dichos planetas en cada trígono, lo cual sucede doce veces (seguidas) en el espacio de doscientos cuarenta años, luego se produce en otro trígono. La pequeña conjunción se origina cuando los propios planetas, después de estarse reunidos en un mismo signo, se muestran juntos veinte años más tarde, en otro signo en trino diestro, y en el mismo grado y minuto que en el signo precedente. Así, por ejemplo, si la conjunción ocurre en el primer minuto de Aries, veinte años más tarde ocurrirá en el primer minuto de Sagitario, y, al cabo de otra veintena de años, se efectuará en el primer minuto del León. Todos estos signos son de naturaleza ígnea. He aquí en qué consiste la pequeña conjunción. Sesenta años más tarde, se reitera en el primer minuto de Aries. Eso se llama la revolución, o el retorno de la conjunción. Después de la expiración de doscientos cuarenta años, la conjunción no se efectúa ya en los signos ígneos, sino en los signos térreos, porque éstos están colocados inmediatamente después de los ígneos. Esta es la mediana conjunción. Las conjunciones van en seguida a operar en los signos aéreos, luego en los signos ácueos; seguidamente, al cabo de novecientos sesenta años, reaparecen en el primer (minuto) de Aries. Esta es la grande conjunción. Ella indica el acontecimiento de grandes cosas, tales como el cambio de imperios o de dinastías, y el traslado de la soberanía de un pueblo a otro. La conjunción mediana anuncia la aparición de conquistadores y de aspirantes a la soberanía. La pequeña presagia el surgimiento de rebeldes, de fundadores de sectas y la devastación de las ciudades o de su progreso…


Se observarán algunas imprecisiones matemáticas en este texto, pero lo creemos suficientemente ilustrativo por la descripción que aporta y por su autoría, la de uno de los historiadores medievales más conspicuos. También puede encontrarse la descripción de este mismo ciclo en uno de los trabajos de Kepler, Mysterium Cosmographicum (El secreto del Universo).


Representando el ciclo de segundo orden por el giro de un vector se ve que éste recorre 359,0816º en 794,3723 años (precisión de 1º), lo cual implica una vuelta completa al cabo de 796,12 años (genéricamente C-800). Si buscamos resonancias en el plano físico (climáticas en nuestro caso, para poder tener consecuencias sociopolíticas), nos basta con recurrir a los armónicos más bajos del C-800, es decir, no habremos de ir más allá del aspecto de oposición,18 (tal como vemos en los brazos de las áreas ciclónicas de la atmósfera o de las galaxias espirales), dado que afecta principalmente a los armónicos 1 y 2 (curva de resonancia):


3T = 2.400 años

2T = 1.592 años

T = 796 años (genéricamente 800)

T/2 = 398 años ( genéricamente 400)

T/3 = 266 años


El armónico 3T de 2.400 años se acopla con el C-2.400, por lo que físicamente ha de evidenciarse por encima del resto.


18 CONSULTAR A ESTE RESPECTO LAS OBRAS DE DEMETRIO SANTOS ASTROLOGÍA TEÓRICA. ECUACIONES FUNDAMENTALES. MADRID 1985, REEDICIÓN EN ZAMORA 2003 Y ASTROLOGÍA TEÓRICA II. HELICOIDES. ZAMORA, 2006.

Veamos a continuación si hay posibilidad de relacionar este ciclo astronómico, inductor potencial de resonancias terrestres con los ciclos climáticos, tal como los conocemos hoy.


Los estudios de los climatólogos nos informan de las siguientes secuencias climáticas sobre la Tierra (en tiempos geológicos relativamente recientes):


-8.000 a -5.000: período boreal.

-5.000 a -3.000: período atlántico.

-3.000 a -500: período sub-boreal.


Entre -800 y -400 el clima se suavizó. Suele tomarse -500 como hipotético mojón temporal para el inicio de nuestro actual período climático, el subatlántico. Durante los últimos 2.500 años ha habido en nuestro planeta cierta continuidad climática, es decir, de los patrones de la circulación general de la atmósfera. Por eso, los climatólogos sospechan que nos encontramos ahora en el umbral de un nuevo período, dado que 2500 años, aproximadamente, es un número adecuado para tratar con estos ciclos (véase la secuencia anterior).


Ahora hemos de tener en cuenta que no todos los puntos del Zodíaco tienen idéntico peso influencial, por lo que para el inicio del C-800 deberemos seleccionar el o los de mayor criticidad; salta a la vista que 0º ♈︎ y 0º ♎︎ resultan privilegiados en el círculo zodiacal desde el punto de vista físico, como vemos en el caso de las mareas equinocciales y los trastornos meteorológicos que vienen parejos al paso del Sol y de la Luna por ellos (no en vano son los puntos de corte del Ecuador Celeste con la Eclíptica).


Veamos por tanto dónde recayeron las conjunciones Júpiter-Saturno cercanas a los puntos equinocciales durante el período subatlántico (entre 500 y nuestros días):


16-10- (-463): ♃ – ♄ 5º ♎︎ (genéricamente -400). Inicio de C-800 y 2400

21-5- (-7): ♃ – ♄ 19º ♓︎ (genéricamente 0), inicio de nuestra Era.

5-10-392: ♃ – ♄ 12º ♎︎ (genéricamente 400). Inicio de C-800

13-2- 789: ♃ – ♄ 15º ♓︎ (genéricamente 800)

8-11-1186: ♃ – ♄ 12º ♎︎ (genéricamente 1.200). Inicio de C-800

2-5-1583: ♃ – ♄ 20º ♓︎ (genéricamente 1.600)

31-12-1980: ♃ – ♄ 9º ♎︎ (genéricamente 2.000). Inicio de C-800 y 2400


Sobre el comienzo de las “Eras precesionales” y sus divisiones


Cristoff atribuye por cuenta propia una duración a las eras precesionales de 2.100 años. A esta arbitrariedad añade otra, la de poner el origen de la “era Piscis” en el mismo lugar que empezamos a contar la Era cristiana. Este inicio también es arbitrario, y se lo debemos a uno de los computistas, el monje conocido como Dionisio el Exiguo, o el Menor, quien en el año 532 comenzó a contar los años desde la Encarnación del Señor, “para así hacer el fundamento de nuestra esperanza más conocido y la causa de la redención del hombre más preclara”. A partir de entonces Dionisio empezó a añadir las siglas a. D. (anno Domini) detrás de cada fecha, y con el tiempo fue imitado hasta sustituir otras cronologías en uso por aquel entonces (como la Era de los Mártires, el annus Diocletiani, etc.). La Historia de Beda el Venerable siguió este plan, y al ser obra muy leída contribuyó a la aceptación de la nueva cronología.


Pero ya hemos dicho que el inicio de la Era cristiana, que Cristoff hace coincidir con el de la Era Piscis, es absolutamente arbitrario, carece de fundamento astronómico. Es hora de que hablemos de los Reyes Magos, cuya celebración el 6 de enero ha sido propuesta por muchos astrólogos como “día de la Astrología”. Y no por otro motivo, sino por el de que los Evangelios narran la búsqueda de esos discutidos personajes de un niño importante cuyo nacimiento fue señalado “por una estrella”, es decir, por un stellium, por uma conjunción múltiple. Nada de precesión, nada de “eras”. Volvemos al abc de la Astrología, el de la importancia de la conjunción, y, sobre todo, de las conjunciones múltiples como jalones que marcan las épocas y el nacimiento de sus personajes señeros.


El tema de la estrella de Belén como indicador del nacimiento de Jesús de Nazaret fue tratado, entre otros, por Marsilio Ficino y Kepler. En tiempos recientes Demetrio Santos recopiló todo tipo de informaciones al respecto, y con los avances en exactitud de los cálculos astronómicos sugirió el siguiente posible horóscopo de Jesús (que responde además a la dirección del C-60):


Tema hipotético de Jesús de Nazaret. 1 marzo (-7). 5:26 horas. Belén.

Vemos 6 planetas en el signo de Piscis, dos de ellos, los luminares. Cualquier estudiante de Astrología conoce la importancia que adquiere la multiocupación de un signo. Escrivá de Balaguer nació con 5 planetas en Capricornio, dos de ellos las luminarias, y su vida y su obra son un claro reflejo del arquetipo de ese signo. Como contraste, el Padre Ángel, nació con 4 planetas en Piscis, entre ellos el Sol y la Luna, y su vida y su obra reflejan claramente el de ese signo. De modo que la vida de Jesús y el cristianismo tienen que ver con ese stellium en Piscis, y no con puntos vernales sobre el fondo de las estrellas “fijas” cuya agrupación en constelaciones es totalmente arbitraria, y depende de cada cultura. Como se ve, el stellium tuvo lugar en el año -7, y, dado que Urano era entonces desconocido, comprende a los “cronocratores” Júpiter y Saturno, cumpliendo al pie de la letra la doctrina de origen persa-sasánida.

Vayamos ahora con las subdivisiones de las eras precesionales. Cristoff las divide en doce partes-signos, y sigue subdividiendo. Aquí se aplica la “propiedad holográfica” o “fractal” de un tema astral. Si la primera, al subdividir se obtiene una imagen semejante, pero menos nítida; si la segunda, “en la parte está el todo y viceversa”. Veamos los números que le salen a Cristoff y comparemos tomando T = 21.000 años:

Super-era 25.200 años 21.000 años
Era 2.100 años 1.750 años
Sub-era 175 años 145,8 años
Micro-era 14 años 7 meses 12 años 56 días
Mini-era 1 año 2 meses 1 año 5 días

Sin embargo, Cristoff tuvo a su alcance otra manera de contemplar el desarrollo de las “eras”, la dinámica de los aspectos. Al fin y al cabo, el Zodíaco parte de un origen (conjunción), tiene un punto opuesto (oposición) y se divide en cuatro cuadrantes con dos cuadraturas. Posee cuatro signos cardinales de cambio, cuatro signos fijos de estabilidad (sextiles y trígonos) y cuatro signos mutables o dobles de preparación para el cambio. Parece mentira, porque conociendo a André Barbault podría haber considerado lo que éste expone repetidamente en sus obras:

☌  ⚺1 ∠1 ⚹1 □1 △1  ⚼1 ⚺1 ☍  → ⚺2 ⚼2 △2 □2 ⚹2 ∠2 ⚺2 ☌

inicio – síntesis – fase constructiva → deconstrucción – involución – antítesis – nueva síntesis – final e inicio

Y esto es lo que, sobre el fondo de las eras precesionales, aplicó Suzanne Reiss20 para la interpretación histórica del desarrollo de diversas religiones, aparte de la cristiana, como la budista o la musulmana. No partiendo del punto cero precesional, totalmente hipotético, y del que se han dado tantos inicios de la Era de Acuario como astrólogos trataron de ello, sino del tiempo de nacimiento de los fundadores, Buda, Jesús o Mahoma, considerado como crítico. No dividiendo en 12 partes iguales y proyectándoles el significado simbólico (puramente conjetural y subjetivo) de cada signo del Zodíaco, sino empleando la dinámica aspectal, que sí tiene fundamento físico. Es decir, interpretando los tiempos correspondientes a sextiles y trígonos como de viento a favor, y cuadraturas y oposición como tiempos de crisis (transformación, cambio palpable); de crecimiento y expansión la primera cuadratura (y, en general, toda la primera mitad del ciclo), y de involución y de preparación para el ciclo siguiente la segunda.

20 VER A ESTE RESPECTO L’ASTROLOGUE Nº 89, 1990. ÉDITIONS TRADITIONNELLES. HAY TRADUCCIÓN ESPAÑOLA EL TIEMPO DE LOS HOMBRES Y EL TIEMPO DE LOS DIOSES EN LA REVISTA SPICA Nº 50 Y 51, 2018.
Pero Reiss lo aplica a las grandes religiones troncales, y aquí volvemos a las conjunciones climatéricas como inicio de nuevos tiempos climatéricos. Jesús de Nazareth nace con un stellium en Piscis (Júpiter, Saturno y Urano) opuesto a Plutón en Virgo; y veamos el cielo de la huida de Mahoma (año 622, que da lugar a la Hégira): de nuevo una acumulación de planetas en Leo y Virgo, a los que se opone Júpiter desde Piscis. Y, si analizamos, como hace Reiss, el ascenso actual del islamismo en el mundo (grandes emigraciones de musulmanes hacia Europa, Asia, expansión en África y Estados Unidos), volvemos a lo mismo: el índice cíclico mínimo del siglo XX (los 5 lentos en Libra, Escorpión y Sagitario de 1982-83) y la triple conjunción SaturnoUrano-Neptuno en Capricornio a la que se opuso Júpiter en Cáncer.

El sistema de Reiss es correcto en cuanto que toma puntos críticos como comienzo de un ciclo, y aplica la dinámica aspectal para interpretar y predecir su desarrollo. Si algo se le puede objetar, es el período elegido (2.100 años), basado en el mes precesional, aunque, como se acerca al T = 2.400, obtiene resultados aproximados coherentes. Los precesionalistas puros parten, en cambio de puntos absolutamente hipotéticos y arbitrarios (equinoccios en 0º Tauro, 0º Aries, 0º Piscis sideral, unos puntos tan caprichosos como las estrellas que componen estas constelaciones, y sin significado físico, por tanto). De los citados, ninguno de ellos habla de grandes conjunciones o stelliums, ni de puntos climatéricos, salvo Cristoff, cuando aderezó su “astrología precesional” con las “superconjunciones” de 1982-83 (sin citar para nada el Índice Cíclico de Barbault e intentar apoderarse él solo de todo el protagonismo de unas predicciones apocalípticas). El veredicto de los hechos, es bien conocido.

A modo de epílogo

En todo caso, el esoterismo es la vía fácil del conocimiento. Hay esotéricos en todas las materias, en política (aplicación de teorías a lo social, que no se han comprobado), en religión y en ciencia, medicina, etc. Esto es lo fácil y sencillo, y producto de mentes de nivel suboficial o medio, donde no hay más que dejar rodar unas leyes no comprobadas hasta su final (los médicos en una gran parte aplican la rutina de lo que han descubierto los verdaderos médicos). Los indios en esto y sus teorías solamente indican su incultura y falta de esfuerzo. Efectivamente, hay individuos notables, como en cualquier otro lugar, pero su tendencia al esoterismo es paralela a su vagancia en el pensamiento, y lo único que se muestra es miseria y falta de trabajo intenso y descubrimientos reales.21

21 DEMETRIO SANTOS. DIARIO. 27 MAYO 1994.
Es significativo que quienes relacionan la Historia con la precesión provengan del campo esotérico y no directamente del astrológico, porque ni siquiera en las numerosas obras existentes en las bibliotecas españolas, que guardan el tesoro cultural traído por los árabes (procedente de Egipto, la India y Bizancio), se encuentra una sola referencia al influjo precesional. Ni Abumassar, ni Messahallah, ni Al–Kindi, ni Abenragel, ni Ibn Ezra, ni tampoco Platón en el Timeo, y, por supuesto, Ptolomeo en el Tetrabiblos, y muchos otros, hacen referencia alguna a la precesión, y menos aún a su relación con los desarrollos de religiones, culturas e imperios. Y, por supuesto, los autores europeos posteriores que bebieron de estas fuentes (como los españoles Juan de Sevilla, Pedro Ciruelo, Esteban Casellas, Francisco Navarro, Antonio Gonzalo Serrano, y un largo etc.).

Ahora bien, ¿ha podido llegar hasta los esotéricos actuales alguna noticia de la gran importancia “oculta” de la precesión? Mucho nos extrañaría, pero tampoco hay que descartarlo. Porque David Ulansey, en su obra The origins of the Mithraic Mysteries. Cosmology and Salvation in the Ancient World (1989), interpreta de un modo muy minucioso la conocida tauroctonía de Mithra como un mapa celeste, y argumenta del mismo modo que un grupo de “iniciados” en esos misterios pudo haber conocido el fenómeno de la precesión. Con lo que el “dios” capaz de mover el eje del mundo como una peonza sería el más poderoso, por lo cual lo habrían adorado en secreto en el riguroso secreto de los mitreos primitivos:

La hipótesis que quiero poner en marcha aquí es que la matanza del toro representa de hecho el ecuador celestial, pero que lo hace como era cuando los equinoccios tenían lugar en Tauro y Escorpio, no en Aries y Libra.

Para resumirlo brevemente, un grupo de intelectuales amantes del estoicismo en Tarso [donde también nació San Pablo], la capital de Cilicia, interesados en la tradición estoica concerniente a la astrología, la religión astral y los ciclos astronómicos aprendidos del descubrimiento de Hiparco de la precesión de los equinoccios, especularon sobre la existencia de una nueva divinidad responsable de este nuevo fenómeno, una divinidad capaz de mover la estructura del cosmos entero y, por tanto, de inmenso poder. Al modo típico estoico, personificaron entonces este nuevo ser cósmico en la forma de su propio dios nativo, Perseo, héroe tanto de Tarso como de los cielos (debido a ser también una constelación). El hecho de que un muy apropiado símbolo para la precesión sería la muerte de un toro (debido a que la última constelación del equinoccio de primavera había sido, de acuerdo con el descubrimiento de Hiparco, Tauro) fue combinado entonces con el hecho de que la constelación de Perseo se halla justo encima de Tauro, produciendo la imagen del toro que lo está matando el héroe desde esa posición. Esta imagen significaba el tremendo poder del dios, que era capaz de finalizar la Era de Tauro moviendo el universo entero de tal modo que el equinoccio de primavera ocurriera fuera de la constelación de Tauro. La elección del símbolo de la muerte de un toro para representar la precesión fue facilitada por el hecho de emblema tradicional de la ciudad de Tarso, que dibujaba la matanza del toro. Una vez se unió la imagen central de la matanza del toro, las otras constelaciones que subyacían en el ecuador celeste cuando el equinoccio de primavera se producía en Tauro se fueron añadiendo para mostrar que el dios tenía un poder no sólo sobre la posición de los equinoccios, sino también sobre la posición del ecuador por entero…

Así pues, que haya podido haber una corriente temprana y subterránea de conocimiento continuado de la precesión entre los esotéricos, no podemos descartarlo, pero también nos extrañaría mucho. Ahora bien, de aquí a admitir y argumentar la existencia de una relación estrecha entre precesión e Historia, media un abismo, y menos como una sucesión de etapas identificadas con el simbolismo de los signos del Zodíaco. Por más que se empecinen sus partidarios en asegurar que “a ellos les funciona”. A todos los creyentes les funcionan sus creencias, por erráticas que éstas puedan ser. De ahí el valor que para nosotros tienen las palabras de Antoni Gaudí, citado al comienzo de este artículo.



quinta-feira, 29 de junho de 2023

Origens do Baphomet


Baphomet, na representação de 1856 do Bode Sabático de Mendes do livro Dogma e Ritual da Alta Magia por Éliphas Lévi. Os braços trazem as palavras latinas SOLVE (dissolve) e COAGULA (coagula).


Baphomet é um símbolo de equilíbrio em várias tradições ocultas e místicas, originárias dos gnósticos e templários, embora ocasionalmente se suponha ser uma divindade ou um demônio. Desde 1856, o nome Baphomet tem sido associado à imagem do “Bode Sabático de Mendes” desenhada por Éliphas Lévi, composta por elementos binários que representam a “simbolização do equilíbrio dos opostos”: meio-humano e meio-animal, masculino e feminino, bem e mal, etc. A intenção de Lévi era simbolizar seu conceito de equilíbrio, com Baphomet representando o objetivo da ordem social perfeita.


A História de Baphomet


Um desenho de 1897 dos pentagramas verticais e invertidos, representando o Espírito sobre a matéria (a santidade) e a matéria sobre o Espírito (o mal), respectivamente, de La Clef de la magie noire (A Chave da Magia Negra) do ocultista francês Stanislas de Guaita. As palavras referem-se a Samael e Lilith.


O nome Baphomet apareceu em julho de 1098 em uma carta sobre o cerco de Antioquia pelo cruzado Anselmo de Ribemont:


Sequenti die aurora aparente, altis vocibus Baphometh invocaverunt; et nos Deum nostrum in cordibus nostris deprecantes, impetum facientes in eos, de muris civitatis omnes expulimus.

– Bullonii (of Bouillon), Godfrey (30 March 2018). “Godefridi Bullonii epistolae et diplomata; accedunt appendices” (Cartas e diplomas de Godefridi Bulloni; com apêndices adicionais). – via Google Books.

“Quando o dia seguinte amanheceu, eles (ou seja, os habitantes de Antioquia) chamaram em voz alta por Baphomet; e oramos silenciosamente em nossos corações a Deus, então atacamos e forçamos todos eles para fora dos muros da cidade.”

– Barber & Bate 2010, p. 29.


Raymond de Aguilers, cronista da Primeira Cruzada, relata que os trovadores usaram o termo Bafomet para Muhammad (ou Maomé), e Bafumaria para mesquita. O nome Bafometz apareceu mais tarde por volta de 1195 nos poemas occitanos Senhors, per los nostres peccatz do trovador Gavaudan. Por volta de 1250, um poema lamentando a derrota da Sétima Cruzada por Austorc d’Aorlhac novamente usa Bafomet para Muhammad. De Bafomet é também o título de um dos quatro capítulos sobreviventes de uma tradução occitana da primeira obra conhecida de Raimundo Lúlio, o Libre de la doctrina pueril.


Baphomet foi supostamente adorado como uma divindade pela ordem medieval dos Cavaleiros Templários. O rei Filipe IV da França mandou prender muitos templários franceses simultaneamente e depois torturar em confissões em outubro de 1307. O nome Baphomet apareceu nas transcrições do julgamento da Inquisição dos Cavaleiros Templários naquele mesmo ano. Mais de 100 acusações diferentes foram feitas contra os Templários, incluindo heresia, relações homossexuais, cuspir e urinar na cruz e sodomia. A maioria delas era duvidosa, pois eram as mesmas acusações levantadas contra os cátaros e muitos dos inimigos do rei Filipe; ele já havia sequestrado o papa Bonifácio VIII e o acusou de crimes quase idênticos. No entanto, Malcolm Barber observa que os historiadores “acham difícil aceitar que um assunto de tal enormidade se baseie na fabricação total”. O “Pergaminho de Chinon sugere que os Templários realmente cuspiram na cruz”, diz Sean Martin, e que esses atos pretendiam simular o tipo de humilhação e tortura a que um cruzado poderia ser submetido se capturado pelos sarracenos, onde eles eram ensinados a como cometerem apostasia “apenas com a mente e não com o coração”. Da mesma forma, Michael Haag sugere que a adoração simulada de Baphomet de fato fazia parte de um rito de iniciação dos Templários.


A acusação (acte d’accusation) publicada pela corte de Roma estabelecia … “que em todas as províncias havia ídolos, isto é, cabeças, algumas das quais tinham três faces, outras apenas uma; às vezes, era um crânio humano… Que em suas assembleias, e especialmente em seus grandes capítulos, eles adoravam o ídolo como um deus, como seu salvador, dizendo que esta cabeça poderia salvá-los, que conferia à ordem toda a sua riqueza, fazia com que as árvores florescessem e que as plantas da terra brotassem.”

— Jules Michelet, “History of France (História da França)”


Dois Templários sendo queimados na fogueira (de um manuscrito francês do século XV).


O nome Baphomet surge em várias dessas confissões. Peter Partner afirma em seu livro de 1987, The Knights Templar and their Myth: “No julgamento dos Templários, uma de suas principais acusações foi a suposta adoração de um ídolo pagão conhecido como ‘Baphomet’ (‘Baphomet’ = Mahomet). ” A descrição do objeto mudou de confissão para confissão. Alguns Templários negaram qualquer conhecimento disso. Outros, sob tortura, descreveram como sendo uma cabeça decepada, um gato ou uma cabeça com três faces. Os Templários possuíam várias cabeças de prata dourada como relicários, incluindo uma marcada capud lviiim, outra que dizia ser Santa Eufêmia e possivelmente a verdadeira cabeça de Hugues de Payens. As reivindicações de um ídolo chamado Baphomet eram exclusivas da Inquisição dos Templários. Karen Ralls, autora da Knights Templar Encyclopedia, argumenta que é significativo que “nenhuma evidência específica (de Baphomet) apareça na Regra dos Templários ou em outros documentos templários do período medieval”.


“Gauserand de Montpesant, um cavaleiro da Provença, disse que seu superior lhe mostrou um ídolo feito na forma de Baffomet; outro, chamado Raymond Rubei, descreveu-o como uma cabeça de madeira, na qual foi pintada a figura de Baphomet, e acrescenta, “que ele o adorou beijando seus pés e exclamando: ‘Yalla’, que era”, diz ele, “verbum Saracenorum“, uma palavra tirada dos sarracenos. Um templário de Florença declarou que, nos capítulos secretos da ordem, um irmão disse ao outro, mostrando ao ídolo: “Adore esta cabeça – esta cabeça é seu deus e seu Mahomet”.”

— Thomas Wright, “The Worship of the Generative Powers (A Adoração dos Poderes Geradores)”.


O nome Baphomet entrou em uso popular em inglês no século 19 durante o debate e especulação sobre as razões da supressão dos Templários. Estudiosos modernos concordam que o nome de Baphomet era uma corrupção do francês antigo do nome “Mohammed ou Maomé”, com a interpretação de que alguns dos Templários, através de sua longa ocupação militar dos Estados Cruzados (Outremer), começaram a incorporar ideias islâmicas em seu sistema de crenças, e que isso foi visto e documentado pelos inquisidores como heresia. Alain Demurger, no entanto, rejeita a ideia de que os Templários pudessem ter adotado as doutrinas de seus inimigos. Helen Nicholson escreve que as acusações eram essencialmente “manipulativas” – os Templários “foram acusados ​​de se tornarem muçulmanos de contos de fadas”. Os cristãos medievais acreditavam que os muçulmanos eram idólatras e adoravam Muhammad como um deus, com mahomet tornando-se mammet em inglês, significando um ídolo ou falso deus (conforme as visões cristãs medievais sobre Muhammad). Esta idolatria é atribuída aos muçulmanos em várias canções de gesta (chansons de geste). Por exemplo, encontram-se os deuses Bafum e Travagan em um poema provençal sobre a vida de São Honorato, concluído em 1300. Na Chanson de Simon Pouille, escrita antes de 1235, um ídolo sarraceno é chamado Bafumetz.


Etimologias alternativas de Baphomet

Selo dos Cavaleiros Templários representando a figura gnóstica Abraxas.


Enquanto os estudiosos modernos e o Oxford English Dictionary afirmam que a origem do nome Baphomet foi uma provável versão em francês antigo de “Mahomet”, etimologias alternativas também foram propostas.


De acordo com Pierre Klossowski em Le Baphomet (1965, Editions Mercure de France, Paris; traduzido para o inglês por Sophie Hawkes e publicado como The Baphomet em 1988 pela Eridanos Press): “O Baphomet tem diversas etimologias … os três fonemas que constituem a denominação são também se diz significar, de forma codificada, Basileus philosophorum metaloricum: o soberano dos filósofos metalúrgicos, ou seja, dos laboratórios alquímicos que supostamente foram estabelecidos em vários capítulos do Templo. A natureza andrógina da figura aparentemente remonta ao Adam Kadmon dos caldeus, que se encontra no Zohar” (páginas 164-165).


No século XVIII, surgiram teorias especulativas que procuravam vincular os Cavaleiros Templários às origens da Maçonaria. O livreiro, maçom e Illuminatus, Christoph Friedrich Nicolai (1733–1811), em Versuch uber die Beschuldigugen welche dem Tempelherrenorden gemacht worden, und uber dessen Geheimniß (1782), foi o primeiro a afirmar que os Templários eram gnósticos e que “Baphomet” era formado a partir das palavras gregas βαφη μητȢς, baphe metous, para significar Taufe der Weisheit, o “Batismo da Sabedoria”. Nicolai “anexou a ela a ideia da imagem do Deus supremo, no estado de quietude que lhe foi atribuído pelos gnósticos maniqueístas”, segundo F. J. M. Raynouard, e “supôs que os templários tivessem uma doutrina secreta e iniciações de vários graus”, os quais “os sarracenos haviam comunicado … a eles”. Ele ainda conectou a figura Baffometi com o pentáculo pitagórico:


“Qual era propriamente o sinal do Baffomet, “figura Baffometi”, que foi retratado no peito do busto representando o Criador, não pode ser exatamente determinado … Eu acredito que tenha sido o pentágono pitagórico (Funfeck) de saúde e prosperidade : … É bem conhecido o quão sagrada essa figura era considerada, e que os gnósticos tinham muito em comum com os pitagóricos. Pelas orações que a alma deve recitar, de acordo com o diagrama dos adoradores ofitas, quando eles em seu retorno a Deus são parados pelos Arcontes, e sua pureza deve ser examinada, parece que esses adoradores de serpentes acreditavam que deveriam produzir um sinal de que eles foram limpos na terra. Acredito que este símbolo também era o pentágono sagrado, o sinal de sua iniciação (τελειας βαφης μετεος).”

— ”Symbols and Symbolism (Símbolos e Simbolismo)” em “Freemasons’ Quarterly Magazine”, 1854.


Émile Littré (1801–1881) no Dictionnaire de la langue française afirmou que a palavra foi cabalisticamente formada escrevendo-se de trás para frente tem. o. h. p. ab, uma abreviatura de templi omnium hominum pacis abbas, “o abade, ou o pai do templo da paz de todos os homens”. Sua fonte é o “Abbé Constant”, ou seja, Alphonse-Louis Constant, o verdadeiro nome de Eliphas Levi.


Hugh J. Schonfield (1901–1988), um dos estudiosos que trabalharam nos Manuscritos do Mar Morto, argumentou em seu livro The Essene Odyssey que a palavra “Baphomet” foi criada com o conhecimento da cifra de substituição Atbash, que substitui a primeira letra do alfabeto hebraico para o último, o segundo para o penúltimo, e assim por diante. “Baphomet” traduzido em hebraico é בפומת‎ (bpwmt); interpretado usando Atbash, torna-se שופיא‎ (šwpy’, “Shofya'”), que pode ser interpretado como a palavra grega “Sophia”, que significa sabedoria. Essa teoria é uma parte importante da trama do romance O Código Da Vinci.


Joseph Freiherr von Hammer-Porgstall


Joseph von Hammer-Purgstall (1774–1856) associou uma série de figuras esculpidas ou gravadas encontradas em vários supostos artefatos templários do século XIII (como taças, tigelas e cofres) com o ídolo bafomético.


Em 1818, o nome Baphomet apareceu no ensaio do orientalista vienense Joseph Freiherr von Hammer-Purgstall, Mysterium Baphometis revelatum, seu Fratres Militiæ Templi, qua Gnostici et quidem Ophiani, Apostasiæ, Idoloduliæ et Impuritatis convicti, per ipsa eorum Monumenta (“Descoberta do Mistério de Baphomet, pelo qual os Cavaleiros Templários, como os Gnósticos e Ofitas, são condenados por Apostasia, Idolatria e Impureza moral, por seus próprios Monumentos”), que apresentava uma elaborada pseudo-história construída para desacreditar a Maçonaria Templária e, por extensão, Maçonaria. Seguindo Nicolai, ele argumentou, usando como evidência arqueológica “Baphomets” falsificados por estudiosos anteriores e evidências literárias, como os romances do Graal, que os Templários eram gnósticos e a “cabeça dos Templários” era um ídolo gnóstico chamado Baphomet.


“Seu tema principal são as imagens chamadas Baphomet… encontradas em vários museus e coleções de antiguidades, como em Weimar… e no gabinete imperial em Viena. Essas pequenas imagens são de pedra, em parte hermafroditas, tendo, geralmente, duas cabeças ou duas faces, com barba, mas, em outros aspectos, figuras femininas, a maioria delas acompanhadas de serpentes, o sol e a lua, e outros emblemas estranhos, e com muitas inscrições, principalmente em árabe… As inscrições ele reduz quase todas a Mete, que… é, segundo ele, não a Μητις dos gregos, mas a Sophia, Achamot Prunikos dos ofitas, que foi representada meio homem, meio mulher, como símbolo da sabedoria, da volúpia antinatural e do princípio da sensualidade… Afirma que aquelas pequenas figuras são como os Templários, segundo o depoimento de uma testemunha, levados consigo em seus cofres. Baphomet significa Βαφη Μητεος, o batismo de Métis, o batismo de fogo, ou o batismo gnóstico, uma iluminação da mente, que, no entanto, foi interpretada pelos ofitas, em um sentido obsceno, como união carnal… a afirmação fundamental, de que esses ídolos e taças vieram dos Templários, foi considerada infundada, especialmente porque as imagens conhecidas por existirem entre os Templários parecem ser imagens de santos.”

— ”Baphomet” em “Encyclopedia Americana (Enciclopédia Americana)”, 1851.


O ensaio de Hammer não passou sem contestação, e F. J. M. Raynouard publicou um Etude sur ‘Mysterium Baphometi revelatum’ no Journal des savants no ano seguinte. Charles William King criticou Hammer, dizendo que ele havia sido enganado pela “parafernália de… charlatões rosacruzes ou alquímicos”, e Peter Partner concordou que as imagens “podem ter sido falsificações das oficinas ocultistas”. No mínimo, havia pouca evidência para ligá-los aos Cavaleiros Templários – no século 19 alguns museus europeus adquiriram tais objetos pseudo-egípcios, que foram catalogados como “Baphomets” e credulamente considerados ídolos dos Templários.


Eliphas Levi


O Andrógino de Heinrich Khunrath, Amphitheatrum Sapientiae Aeternae.


Mais tarde, no século 19, o nome de Baphomet tornou-se ainda mais associado ao ocultismo. Éliphas Lévi publicou Dogme et Rituel de la Haute Magie (“Dogma e Ritual de Alta Magia”) em dois volumes (Dogme 1854, Rituel 1856), nos quais incluiu uma imagem que ele mesmo desenhou, que ele descreveu como Baphomet e “O Bode Sabático”, mostrando um bode humanoide alado com um par de seios e uma tocha na cabeça entre os chifres (veja a ilustração no início do presente texto). Esta imagem tornou-se a representação mais conhecida de Baphomet. Lévi considerou o Baphomet uma representação do absoluto em forma simbólica e explicou em detalhes seu simbolismo no desenho que serviu de frontispício:


“O bode do frontispício traz na testa o sinal do pentagrama, com uma ponta no alto, símbolo de luz, as duas mãos formando o sinal do ocultismo, uma apontando para a lua branca de Chesed, a outra apontando até o negro de Geburah. Este sinal expressa a perfeita harmonia da misericórdia com a justiça. Seu um braço é feminino, o outro é masculino como os do andrógino de Khunrath, cujos atributos tivemos que unir com os de nosso bode porque ele é um e o mesmo símbolo. A chama da inteligência que brilha entre seus chifres é a luz mágica do equilíbrio universal, a imagem da alma elevada acima da matéria, como a chama, ligada à matéria, brilha acima dela. A cabeça da besta expressa o horror do pecador, cuja ação materialmente, a única responsável, deve suportar exclusivamente o castigo; a alma é insensível de acordo com sua natureza e só pode sofrer quando se materializa. A vara em pé em vez de genitais simboliza a vida eterna, o corpo coberto de escamas: a água, o semicírculo acima dele: a atmosfera, as penas seguindo acima: o volátil. A humanidade é representada pelos dois seios e pelos braços andróginos desta esfinge das ciências ocultas.”

— Éliphas Lévi, “Dogme et rituel de la haute magie (Dogma e Ritual de Alta Magia)”


O Sabá das Bruxas


Le Diable (O Diabo), do Tarô de Marselha do início do século XVIII, de Jean Dodal.


A representação de Lévi de Baphomet é semelhante à de O Diabo no início do Tarô. Lévi, trabalhando com correspondências diferentes daquelas usadas mais tarde por S. L. MacGregor Mathers, “equiparou a chave do Tarô do Diabo com Mercúrio”, dando “sua figura o caduceu de Mercúrio, subindo como um falo de sua virilha”.


Lévi acreditava que a alegada adoração ao diabo do Sabá medieval das bruxas era uma perpetuação de antigos ritos pagãos. Um bode com uma vela entre os chifres aparece em registros de bruxaria medievais, e outros pedaços de lendas são citados no Dogma e Ritual.


“Abaixo desta figura lemos uma inscrição franca e simples – O DIABO. Sim, enfrentamos aqui aquele fantasma de todos os terrores, o dragão de todas as teogonias, o Arimã dos persas, o Tifão (Set) dos egípcios, a Píton dos gregos, a velha serpente dos hebreus, o monstro fantástico, o pesadelo, o Bicho-papão, a gárgula, a grande besta da Idade Média e – pior que tudo isso – o Baphomet dos Templários, o ídolo barbudo do alquimista, a divindade obscena de Mendes, o bode do Sabá. O frontispício deste ‘Ritual’ reproduz a figura exata do terrível imperador da noite, com todos os seus atributos e todos os seus caracteres… Sim, em nossa profunda convicção, os Grão-Mestres da Ordem dos Templários adoraram o Baphomet, e causaram para ser adorado por seus iniciados; sim, existiu no passado, e pode haver ainda no presente, assembleias que são presididas por esta figura, sentada em um trono e tendo uma tocha acesa entre os chifres. Mas os adoradores deste signo não consideram, como nós, que seja uma representação do diabo; pelo contrário, para eles é o deus Pan, o deus de nossas modernas escolas de filosofia, o deus da escola teúrgica alexandrina e de nossos próprios neoplatônicos místicos, o deus de Lamartine e Victor Cousin, o deus de Spinoza e Platão, o deus das escolas gnósticas primitivas; o Cristo também do sacerdócio dissidente… Os mistérios do Sabá foram descritos de várias maneiras, mas eles sempre figuram em grimórios e em provas mágicas; as revelações feitas sobre o assunto podem ser classificadas em três categorias — 1. os que se referem a um Sabá fantástico e imaginário; 2. aqueles que traem os segredos das assembleias ocultas dos verdadeiros adeptos; 3. revelações de reuniões tolas e criminosas, tendo por objeto as operações de magia negra.”

— Lévi, “O Sabá dos Feiticeiros”.


O Baphomet de Lévi, apesar de toda a sua fama moderna, não corresponde às descrições históricas dos julgamentos dos Templários, embora provavelmente tenha sido inspirado pelas figuras “Baphomet” descritas no Mysterium Baphometis revelatum de Hammer-Purgstall. Também pode ter sido parcialmente inspirado por esculturas grotescas nas igrejas templárias de Lanleff na Bretanha e Saint-Merri em Paris, que retratam homens barbudos agachados com asas de morcego, seios femininos, chifres e os traseiros peludos de uma fera.


Baphomet no Socialismo, Romantismo

As referências de Lévi à Escola de Alexandria e aos Templários podem ser explicadas no contexto dos debates sobre as origens e o caráter do verdadeiro cristianismo. Foi apontado que esses debates incluíam formas contemporâneas de socialismo romântico, ou socialismo utópico, que eram vistos como herdeiros dos gnósticos, templários e outros místicos. Lévi, sendo ele próprio adepto dessas escolas desde a década de 1840, considerava os socialistas e românticos (como Lamartine) os sucessores dessa suposta tradição de verdadeira religião. De fato, sua narrativa espelha historiografias do socialismo, incluindo a Histoire des Montagnards (1847) de seu melhor amigo e camarada político Alphonse Esquiros. Consequentemente, o Baphomet é descrito por Lévi como o símbolo de uma tradição herética revolucionária que logo levaria à “emancipação da humanidade” e ao estabelecimento de uma ordem social perfeita.


Nos escritos de Lévi, o Baphomet não expressa apenas uma tradição histórico-política, mas também forças naturais ocultas que são explicadas por sua teoria mágica da Luz Astral. Ele desenvolveu essa noção no contexto do que foi chamado de “magnetismo espiritualista”: teorias que enfatizavam as implicações religiosas do magnetismo. Muitas vezes, seus representantes eram socialistas que acreditavam nas consequências sociais de uma “síntese” de religião e ciência que deveria ser alcançada por meio do magnetismo. Magnetistas espiritualistas com formação socialista incluem o Barão du Potet e Henri Delaage, que serviram como principais fontes para Lévi. Ao mesmo tempo, Lévi polemizou contra autores católicos famosos como Jules-Eudes de Mirville e Roger Gougnot des Mousseaux, que consideravam o magnetismo como o funcionamento de demônios e outros poderes infernais. O parágrafo imediatamente anterior à passagem citada na seção anterior deve ser visto neste contexto:


“Vamos declarar agora para a edificação do vulgo, para a satisfação do Sr. le Comte de Mirville, para a justificação do demonologista Bodin, para a maior glória da Igreja, que perseguiu Templários, magos queimados, maçons excomungados, etc. afirmemos com ousadia e precisão que todos os iniciados inferiores das ciências ocultas e profanadores do grande arcano, não apenas no passado, mas agora e sempre adorarão o que significa este símbolo alarmante.”

— Lévi, “O Sabá dos Feiticeiros”


O Bode Sabático de Mendes

Lévi chamou sua imagem de “O Bode de Mendes”, possivelmente seguindo o relato de Heródoto de que o deus de Mendes – o nome grego para Djedet, no Egito – foi retratado com rosto e pernas de bode. Heródoto relata como todos os bodes eram tidos em grande reverência pelos mendesianos, e como em seu tempo uma mulher copulou publicamente com um bode. E. A. Wallis Budge escreve:


“Em vários lugares do Delta, por exemplo, Hermópolis, Lycopólis e Mendes, o deus Pã e um bode eram adorados; Estrabão, citando (xvii. 1, 19) Píndaro, diz que nesses lugares os bodes tinham relações sexuais com as mulheres, e Heródoto (ii. 46) exemplifica um caso que se diz ter ocorrido ao ar livre. Os mendisianos, de acordo com este último escritor, reverenciavam toda a espécie dos bodes, e mais aos machos do que às fêmeas, e particularmente a um bode, cuja morte é observada em luto público em todo o distrito mendesiano; eles o chamam ambos de Pã e o bode Mendes, e ambos eram adorados como deuses da geração e da fecundidade. Diodoro compara o culto do bode de Mendes com o de Príapo, e agrupa o deus com os Pãs e os Sátiros.”

— Budge, Ernest Alfred Wallis, Sir (30 March 2018). The Gods of the Egyptians: Studies in Egyptian mythology (Os Deuses dos Egípcios: Estudos na mitologia egípcia). Methuen & Company – via Google Books.


A ligação entre Baphomet e o deus pagão, Pan, também foi observada por Aleister Crowley e Anton LaVey, que disse:


“Muitos prazeres reverenciados antes do advento do cristianismo foram condenados pela nova religião. Foi necessária pouca mudança para transformar os chifres e os cascos fendidos de Pã em um demônio mais convincente! Os atributos de Pã podiam ser facilmente transformados em pecados punidos, e assim a metamorfose estava completa.”

— Anton LaVey. A Bíblia Satânica, 1969.


Baphomet e Aleister Crowley 

O Baphomet de Lévi se tornaria uma figura importante dentro da cosmologia de Thelema, o sistema místico estabelecido por Aleister Crowley no início do século XX. Baphomet aparece no Credo da Igreja Católica Gnóstica recitado pela congregação na Missa Gnóstica, na frase: “E eu creio na Serpente e no Leão, Mistério dos Mistérios, em Seu nome BAPHOMET”.


Em Magick (Livro 4), Crowley afirmou que Baphomet era um andrógino divino e “o hieróglifo da perfeição arcana”, visto como aquilo que reflete: “O que ocorre acima reflete abaixo, ou Como acima, abaixo”.


“O Diabo não existe. É um nome falso inventado pelos Irmãos Negros para implicar uma Unidade em sua confusão ignorante de dispersões. Um diabo que tivesse unidade seria um Deus… “O Diabo” é, historicamente, o Deus de qualquer povo que alguém pessoalmente não goste… Esta serpente, SATÃ, não é o inimigo do Homem, mas Aquele que fez Deuses de nossa raça, conhecendo o Bem e o Mal; Ele ordenou “Conhece-te a ti mesmo!” e ensinou a Iniciação. Ele é “O Diabo” do Livro de Thoth, e Seu emblema é baphomet, o Andrógino que é o hieróglifo da perfeição arcana… Ele é, portanto, Vida e Amor. Mas, além disso, sua letra é ayin, o Olho, de modo que ele é Luz; e sua imagem zodiacal é Capricórnio, aquele bode saltitante cujo atributo é a Liberdade.”

— ”Magick: Liber ABA, Livro Quatro, Partes I–IV”


Para Crowley, Baphomet é ainda um representante da natureza espiritual dos espermatozoides, ao mesmo tempo que simboliza a “criança mágica” produzida como resultado da magia sexual. Como tal, Baphomet representa a União dos Opostos, especialmente como personificado misticamente no Caos e em Babalon combinados e biologicamente manifestados com o esperma e o óvulo unidos no zigoto.


Crowley propôs que Baphomet foi derivado do “Pai Mithras”. Em suas Confissões ele descreve as circunstâncias que levaram a esta etimologia:


“Eu havia adotado o nome Baphomet como meu lema na O.T.O. Por seis anos e mais eu tentei descobrir a maneira correta de soletrar esse nome. Eu sabia que ele deveria ter oito letras, e também que as correspondências numéricas e literais deveriam ser tais que expressassem o significado do nome de forma a confirmar o que os estudiosos haviam descoberto sobre ele, e também esclarecer aqueles problemas que os arqueólogos até agora não conseguiram resolver… Uma teoria do nome é que ele representa as palavras βαφὴ μήτεος, o batismo da sabedoria; outro, que é uma corrupção de um título que significa “Pai Mitras”. Escusado será dizer que o sufixo R apoiou a última teoria. Eu somei a palavra como soletrada pelo Feiticeiro. Totalizou 729. Este número nunca apareceu no meu trabalho cabalístico e, portanto, não significava nada para mim. No entanto, justificou-se como sendo o cubo de nove. A palavra κηφας, o título místico dado por Cristo a Pedro como pedra angular da Igreja, tem o mesmo valor. Até agora, o Mago havia mostrado grandes qualidades! Ele havia esclarecido o problema etimológico e mostrado por que os Templários deveriam ter dado o nome de Baphomet ao seu assim chamado ídolo. Baphomet era o Pai Mithras, a pedra cúbica que era o canto do Templo.”

– Crowley, Aleister (1929). The Spirit of Solitude: an autohagiography: subsequently re-Antichristened The Confessions of Aleister Crowley (O Espírito da Solidão: uma autohagiografia: posteriormente re-anticristada, As Confissões de Aleister Crowley). London: Mandrake Press.


Interpretações e usos modernos de Baphomet


A carta The Devil (O Diabo) no baralho de tarô Smith-Waite (Rider-Waite).


O Baphomet de Lévi é a fonte da imagem de tarô posterior do Diabo no design Smith-Waite (também conhecido como Rider-Waite). O conceito de um pentagrama apontando para baixo em sua testa foi ampliado por Lévi em sua discussão (sem ilustração) do Bode de Mendes disposto dentro de tal pentagrama, que ele contrastou com o homem microcósmico disposto dentro de um pentagrama semelhante, mas vertical. A imagem real de um bode em um pentagrama apontando para baixo apareceu pela primeira vez no livro de 1897 La Clef de la Magie Noire (A Chave da Magia Negra), escrito pelo ocultista francês Stanislas de Guaita. Foi esta imagem que mais tarde foi adotada como o símbolo oficial – chamado de Sigilo de Baphomet – da Igreja de Satã, e continua a ser usada entre os satanistas.


Baphomet, como sugere a ilustração de Lévi, tem sido ocasionalmente retratado como sinônimo de Satã ou um demônio, um membro da hierarquia do Inferno. Baphomet aparece assim como um personagem em The Day After Judgment, de James Blish. O evangelista cristão Jack T. Chick afirmou que Baphomet é um demônio adorado pelos maçons, uma afirmação que aparentemente se originou com a fraude Taxil. A farsa elaborada de Léo Taxil empregou uma versão do Baphomet de Lévi na capa de Les Mystères de la franc-maçonnerie dévoilés, seu lúgubre livro de bolso “exposé” da Maçonaria, que, em 1897, ele revelou como uma farsa destinada a ridicularizar a Igreja Católica e sua propaganda anti-maçônica.


Em 2014, o Satanic Temple (Templo Satânico) encomendou uma estátua de 8,5 pés (2,6 metros) de Baphomet para ficar ao lado de um monumento dos Dez Mandamentos no Capitólio do Estado de Oklahoma, citando o “respeito pela diversidade e minorias religiosas” como razões para o monumento. (A Suprema Corte de Oklahoma acabou declarando ilegais as exibições religiosas.) A estátua de Baphomet foi inaugurada em Detroit em 25 de julho de 2015, como um símbolo do movimento satanista moderno. O Templo Satânico transportou a estátua de Baphomet para Little Rock, Arkansas, onde outro monumento dos 10 Mandamentos havia sido instalado recentemente; a estátua foi exibida publicamente durante uma demonstração no Templo em 16 de agosto de 2018.


Baphomet aparece em Dungeons & Dragons como um poderoso lorde demônio e também é conhecido como o “Rei Chifrudo”, ou o “Príncipe das Feras”. Baphomet é seguido por minotauros e outras criaturas selvagens. Ele deseja o fim das civilizações para que todas as criaturas possam abraçar seus instintos mais básicos e brutais. Ele é descrito como um enorme minotauro preto, com sangue ao redor da boca e olhos vermelhos. Ele usa uma coroa de ferro coberta com as cabeças de seus inimigos, junto com uma armadura cravada. Ele empunha uma enorme glaive, chamada “Heartcleaver”, mas geralmente luta com seus cascos, garras e chifres. Ele governa a camada de número 600 do The Abyss (O Abismo), conhecido como “Endless Maze (O Labirinto Sem Fim)”, e é o inimigo jurado de Yeenoghu, outro lorde demônio.


No romance Cabal (1988) de Clive Barker e sua adaptação cinematográfica, Nightbreed (Raça das Trevas, 1990), Baphomet é retratado como o deus adorado pelas criaturas Night Breed (Raça das Trevas).


Baphomet também serve como o principal antagonista no jogo para PC, Tristania 3D e é a divindade adorada da malvada sociedade Courbée Dominate. O enredo do jogo descreve em profundidade que, na verdade, Filipe IV da França foi quem adorou Baphomet, não os Cavaleiros Templários, e ele deliberadamente erradicou toda a ordem para garantir que esse segredo permanecesse desconhecido. No último nível, o protagonista deve entrar na vida após a morte para procurar e derrotar Baphomet, porém, ele é protegido pelas sombras de seus adoradores caídos nos níveis anteriores, junto com o fantasma da Imperatriz do Mal e o ex-cúmplice do protagonista, Evil Twirl. . O jogo mostra Baphomet muito próximo do original, exceto que tem um torso masculino e asas semelhantes a dragão, em oposição às penas. O principal ataque de Baphomet é uma parede de fogo letal, que causa danos severos e pode se manifestar em sucessões rápidas. Baphomet também pode se tornar invisível durante seus períodos de ataque. Derrotá-lo com sucesso vai ganhar o jogo, embora note-se que derrotá-lo não significa que ele está morto.


Uma interpretação de Baphomet, conhecida como The Sword of Baphomet, faz parte do enredo principal do jogo de aventura point-and-click de 1996 Broken Sword: The Shadow of the Templars desenvolvido pela Revolution Software. É o primeiro jogo da série Broken Sword. O jogador assume o papel de George Stobbart, um turista americano em Paris, enquanto tenta desvendar uma conspiração, muito da qual é influenciada e inclui referências factuais e ficcionais e dispositivos narrativos relacionados à história dos Cavaleiros Templários.


No quebra-cabeça de 2005 Metroidvania La-Mulana e seu remake de 2012, Baphomet aparece como o chefe dos Labirintos Gêmeos.


No popular videogame para PC Doom II: Hell on Earth, na missão final “Icon of Sin”, o antagonista titular tem uma aparência semelhante à das primeiras representações de Baphomet.


Em julho de 2015, a estrela e cantora do YouTube, Poppy, retratou a divindade no videoclipe de seu single “Lowlife”. Poppy pode ser vista imitando a famosa pose de Baphomet.


O drama de áudio de 2016 Robin of Sherwood: The Knights Of The Apocalypse (baseado no programa de TV Robin of Sherwood), tem Robin e seus companheiros entrando em conflito com os Cavaleiros titulares. Os Cavaleiros do Apocalipse são descritos como um culto que adora Baphomet; os Cavaleiros também são descritos como um grupo dissidente dos Cavaleiros Templários.


A série da Netflix de 2018, Chilling Adventures of Sabrina (O Mundo Sombrio de Sabrina) tem uma grande estátua de Baphomet exibida na Academy of Unseen Arts (Academia de Artes Ocultas). O Satanic Temple acusou a série de plagiar sua representação de Baphomet, embora mais tarde o caso tenha sido resolvido fora do tribunal.


No videogame Doom Eternal, na missão final “Final Sin”, o Icon of Sin tem uma semelhança com as primeiras representações de Baphomet.


Iannis Stamatakos salientou que o nome Baphomet, quando interpretado através da transliteração universal das letras com o grego, é uma cripta básica de atbash, que divide a palavra no meio e coloca a última parte no início da palavra, soletrando o palavra “Metapho(R) (Metáfora)”, com a letra B inserida para adicionar complexidade.


No filme de 2019 Godzilla: King of the Monsters, “Titanus Baphomet” é o nome de um dos Titãs/Kaiju listados pela MONARCH.


Em Doom Patrol, “Baphomet” é o nome de uma oráculo sobrenatural que pode ser convocada por Willoughby Kipling, um membro dos Cavaleiros Templários. Não tendo forma fixa, ela pode assumir a forma que quiser, atualmente usando a forma de “Falada“, um cavalo mágico do conto de fadas, “The Goose Girl“.


No videogame de 2019 Devil May Cry 5, um tipo de inimigo demoníaco também é chamado de Baphomet. A entidade se assemelha a uma criatura humanóide flutuante com características de bode que ataca remotamente lançando feitiços, e lançando ataques à distância no jogador.


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Mysterium Baphometis Revelatum in PDF.