LOS MISTERIOS ANTIGUOS Y LAS SOCIEDADES SECRETAS QUE HAN INFLUIDO EN EL SIMBOLISMO MASÓNICO MODERNO
—Primera parte—
Cuando tienen que hacer frente a un problema que exige aplicar la facultad de razonamiento, las personas inteligentes no pierden el aplomo y tratan de encontrar una solución buscando datos que tengan que ver con la cuestión. En cambio, ante un problema similar, las de mentalidad inmadura se abruman. Es posible que aquellas estén capacitadas para resolver el enigma de su propio destino: a estas,en cambio, hay que conducirlas como a un rebaño de ovejas y hay queenseñarles en un lenguaje sencillo. Dependen casi exclusivamente de los cuidados del pastor. El apóstol san Pablo decía que a estos niños había que alimentarlos con leche, mientras que la carne es la comida de los hombresfuertes. La irreflexión es casi sinónimo de puerilidad, mientras que la reflexión simboliza la madurez. Hay, no obstante, muy pocas mentes maduras en el mundo y por eso las doctrinas filosófico-religiosas de los paganos se dividieron para satisfacer las necesidades de estos dos grupos fundamentales del intelecto humano: uno, filosófico y el otro, incapaz de apreciar los misterios más profundos de la vida. A los pocos capaces de discernir les fueron reveladas las enseñanzas esotéricas o espirituales, mientras que la mayoría incompetente recibió solo las interpretaciones literales o exotéricas. A fin de simplificar las grandes verdades de la naturaleza y los principios abstractos de la ley natural, las fuerzas vitales del universo se personificaron y se transformaron en los dioses de las mitologías antiguas. Mientras las multitudes ignorantes presentaban sus ofrendas ante los altares de Príapo y de Pan (divinidades que representan las energías de la procreación), los sabios reconocían en aquellas estatuas de mármol meras concreciones simbólicas de grandes verdades abstractas. En todas las ciudades del mundo antiguo había templos para el culto y las ofrendas del público y en todas las comunidades había también filósofos y místicos muy versados en las tradiciones naturales que solían reunirse y formar escuelas filosóficas y religiosas cerradas. Los más importantes de aquellos grupos se conocían con el nombre de «Misterios». Muchos de los grandes cerebros de la Antigüedad fueron iniciados en aquellas fraternidades secretas mediante ritos extraños y misteriosos, algunos de los cuales eran sumamente crueles. Alexander Wilder define los Misterios como «obras dramáticas sagradas que se representaban en momentos señalados. Los más famosos eran los de Isis, Sabazios, Cibeles y Eleusis». Una vez admitidos, se instruía a los iniciados en la sabiduría secreta que se había preservado durante siglos. Platón, iniciado en una de estas órdenes secretas, fue muy criticado, porque en sus obras reveló muchos de los principios filosóficos secretos de los Misterios.
Todas las naciones paganas han tenido y tienen no solo su religión oficial, sino también otra a la cual solo han podido acceder los filósofos elegidos. Muchos de estos cultos antiguos desaparecieron de la faz de la tierra sin revelar sus secretos, aunque unos cuantos han sobrevivido la prueba del tiempo y sus símbolos misteriosos todavía se conservan. Buena parte del ritualismo de la masonería se basa en las pruebas a las que los hierofantes antiguos sometían a los candidatos antes de confiarles las llaves de la sabiduría. Pocos se dan cuenta de hasta qué punto las antiguas escuelas secretas han influido en los intelectos contemporáneos y, a través de ellos, en la posteridad. Robert Macoy, del grado 33, en su General History, Cyclopedia and Dictionary of Freemasonry, rinde un homenaje espléndido al papel que han desempeñado los antiguos Misterios en la construcción del edificio de la cultura humana. Dice, en parte: «Parece que toda la perfección de la civilización y todos los avances de la filosofía, la ciencia y el arte entre los antiguos se deben a aquellas instituciones que, bajo el velo del misterio, intentaban poner de manifiesto las verdades más sublimes de la religión, la moralidad y la virtud y estampadas en el corazón de sus discípulos. […] Su objetivo principal era enseñar la doctrina de un Dios único, la resurrección del hombre a la vida eterna, la dignidad del alma humana y conducir a las personas para ver la sombra de la divinidad en la belleza, la magnificencia y el esplendor del universo».
Con la decadencia de la virtud, que ha precedido a la destrucción de todas las naciones de la historia, los Misterios fueron degenerando. La hechicería sustituyó a la magia divina. Se introdujeron prácticas indescriptibles (como las bacanales) y se impuso la perversión, porque las instituciones no pueden ser mejores que los miembros que las componen. Desesperados, los pocos fieles que quedaban trataron de evitar que las doctrinas secretas cayeran en el olvido. En algunos casos lo consiguieron, pero la mayoría de las veces los arcanos se perdieron y solo se conservó la cáscara vacía de los Misterios.
Thomas Taylor ha escrito lo siguiente: «El hombre es por naturaleza, un animal religioso». Desde los albores de su conciencia, el hombre ha adorado y reverenciado objetos como símbolos del Objeto invisible, omnipresente e indescriptible con respecto al cual no podía descubrir prácticamente nada. Los Misterios paganos se opusieron a los cristianos durante los primeros siglos de su iglesia y declararon que, para la nueva fe (el cristianismo), la virtud y la integridad no eran requisitos para la salvación. Celso exponía su opinión cáustica sobre el tema en los siguientes términos:
«Que, sin embargo, no acuso a los cristianos con mayor amargura que la que impone la verdad se puede conjeturar de lo siguiente, porque quienes convocan a los hombres a otros misterios proclaman: “Que se acerquen aquellos que tengan las manos limpias y que pronuncien palabras sabias”. Asimismo, otros proclaman: “Que se acerquen los puros de toda maldad, aquellos cuya alma no sea consciente de ningún mal y que lleven una vida justa y recta”. Tales cosas proclaman los que prometen la purificación de todo error. Oigamos ahora quiénes son llamados a los misterios cristianos: los pecadores, los insensatos, los simples y, en síntesis, los que lloran; ellos recibirán el reino de Dios. ¿No llamáis acaso, al pecador, al injusto, al ladrón, al brujo, al sacrílego o al profanador de tumbas? ¿A quiénes más tendría que llamar el que convoca para reunir a todos los ladrones?».
Celso no arremetía contra la fe verdadera de los primeros místicos cristianos, sino contra las formas falsas que ya se estaban introduciendo en su época. Los ideales del cristianismo primitivo se basaban en los elevados principios morales de los Misterios paganos y los primeros cristianos que se reunían bajo la ciudad de Roma usaban como lugar de culto los templos subterráneos de Mitra, de cuyo culto procede la mayor parte del sacerdotismo de la Iglesia actual. Los filósofos antiguos creían que nadie puede vivir de forma inteligente si no posee un conocimiento fundamental de la naturaleza y de sus leyes. Para poder obedecer, el hombre tiene que comprender y los Misterios se dedicaban a enseñar a los hombres el funcionamiento de la ley divina en la esfera terrestre. Eran pocos los cultos primitivos que realmente adoraban a divinidades antropomórficas aunque su simbolismo pudiera inducirnos a pensar lo contrario. Eran más moralistas que religiosos y más filosóficos que teológicos. Enseñaban al hombre a usar sus facultades con más inteligencia, a ser pacientes ante la adversidad, a tener valor ante el peligro, a mantenerse fieles ante las tentaciones y, sobre todo, a pensar que una vida digna era el mejor sacrificio que podían ofrecer a Dios y que su cuerpo era un altar sagrado para la divinidad. El culto al sol desempeñaba un papel importante en casi todos los Misterios paganos primitivos, lo cual indica la probabilidad de que se originaran en la Atlántida, cuyos habitantes eran adoradores del sol. La divinidad solar se solía representar como un joven hermoso, de largos cabellos dorados, como símbolo de los rayos del sol. Aquella divinidad solar dorada era asesinada por rufianes malvados que personificaban el principio de la maldad del universo. Por medio de determinados rituales y ceremonias que simbolizaban la purificación y la regeneración, aquel maravilloso dios del bien volvía a la vida y se convertía en el salvador de su pueblo. Los procesos secretos que permitían su resurrección simbolizaban aquellas culturas mediante las cuales el hombre consigue superar su naturaleza inferior, dominar sus apetitos y manifestar el lado más elevado de sí mismo. Los Misterios se organizaban con el propósito de ayudar a la criatura humana en apuros a volver a despertar los poderes espirituales que, rodeados por el círculo maldito de la lujuria y la degeneración, dormían en su alma. En otras palabras, se brindaba al hombre una manera de recuperar el estado que había perdido.
En el mundo antiguo, casi todas las sociedades secretas eran filosóficas y religiosas. Durante el medioevo, eran fundamentalmente religiosas y políticas, aunque se mantuvieron algunas escuelas filosóficas. En la época actual, las sociedades secretas de los países occidentales son principalmente políticas o fraternales, aunque en algunas de ellas, como la masonería, sobreviven aún los antiguos principios religiosos y filosóficos. Por una cuestión de espacio no podemos hacer un análisis detallado de las escuelas secretas. Realmente ha habido montones de aquellos cultos antiguos, con ramas en todas partes del mundo oriental y del occidental. Alguna, como las de Pitágoras y los herméticos, muestran una marcada influencia oriental, mientras que los rosacruces, según proclaman ellos mismos, obtuvieron de los místicos árabes la mayor parte de su sabiduría. Aunque las escuelas mistéricas por lo general se asociaban con la civilización, hay pruebas de que los pueblos menos civilizados de la época prehistórica las conocían. Los nativos de islas remotas, muchos de los cuales vivían según las formas menos evolucionadas de salvajismo, poseen rituales místicos y prácticas secretas que, aunque primitivos, muestran claros tintes masónicos.