sexta-feira, 6 de janeiro de 2023

Manly Palmer Hall - Los Ritos Báquicos y Dionisíacos

 

El rito báquico gira en torno a la alegoría del joven Baco (Dioniso o Zagreo), que fue descuartizado por los titanes. Estos gigantes consiguieron destruir a Baco al hacer que quedara fascinado por su propia imagen reflejada en un espejo. Tras desmembrarlo, los titanes primero hirvieron los trozos en agua y después los asaron. Palas rescató el corazón del dios asesinado y esta precaución permitió a Baco (Dioniso) volver a surgir con todo su esplendor anterior. Júpiter, el demiurgo, que vio el crimen de los titanes, les arrojó sus rayos y los mató y quemó sus cadáveres hasta reducirlos a cenizas con el fuego celestial. De las cenizas de los titanes, que también contenían una parte de la carne de Baca cuyo cuerpo habían devorado en parte, fue creada la raza humana. Por eso se decía que la vida cotidiana de los hombres contenía una parte de la vida báquica. Por este motivo, los Misterios griegos advertían contra el suicidio.
Aquel que intente destruirse alza su mano contra la naturaleza de Baco que lleva en su interior, ya que el cuerpo del hombre es, indirectamente, la tumba de este dios y, por consiguiente, hay que conservarlo con el máximo cuidado. Baco (Dioniso) representa el alma racional del mundo inferior. Es el jefe de los titanes, los artífices de las esferas mundanas. Los pitagóricos lo llamaban «la mónada titánica». De este modo, Baco es la idea absoluta de la esfera titánica y los titanes, o dioses de los fragmentos, son los medios activos gracias a los cuales la sustancia universal se crea según el modelo de esta idea. El estado báquico representa la unidad del alma racional en un estado de autoconocimiento y el estado titánico, la diversidad del alma racional que, al dispersarse por toda la creación, pierde la conciencia de su propia unidad esencial. El espejo que Baco contempla y que constituye la causa de su caída es el gran mar de ilusión, el mundo inferior creado por los Titanes. Baco (el alma racional mundana), al ver su imagen ante él, la acepta como una semejanza suya e infunde alma a la semejanza; es decir, que la idea racional infunde alma a su reflejo: el universo irracional. Al infundir alma a la imagen irracional, le implanta el deseo de llegar a ser como su origen: la imagen racional. Por consiguiente, los antiguos decían que el hombre no conoce a los dioses mediante la lógica ni la razón, sino al advertir la presencia de los dioses en su interior. Después de que Baco se mirara en el espejo y siguiera su propio reflejo hacia la materia, el alma racional del mundo fue dividida y repartida por los titanes por toda la esfera mundana cuya esencia natural es, pero no pudieron desparramar el corazón, o la fuente. Los titanes tomaron el cuerpo desmembrado de Baco y lo hirvieron en agua, como símbolo de la inmersión en el universo material, que representa la incorporación del principio báquico a la forma. Después asaron los trozos para significar el posterior ascenso de la naturaleza espiritual al salir de su forma. Cuando Júpiter, padre de Baco y demiurgo del universo, vio que los titanes estaban involucrando irremediablemente la idea racional o divina al esparcir sus miembros a través de los componentes del mundo inferior, mató a los titanes para que la idea divina no se perdiera por completo. Con las cenizas de los titanes formó la humanidad, cuya existencia tenía por objeto preservar y, con el tiempo, liberar la idea báquica, o el alma racional, de la maquinación titánica, Júpiter, como demiurgo y creador del universo material, es la tercera persona de la triada creadora y, por consiguiente, el señor de la muerte, porque la muerte solo existe en la esfera inferior del ser que él preside. Se produce la desintegración para que, a continuación, pueda haber reintegración a un nivel superior de la forma o la inteligencia. Los rayos de Júpiter simbolizan su poder desintegrador y revelan la finalidad de la muerte, que es rescatar el alma racional del poder devorador de la naturaleza irracional.
El hombre es una criatura compuesta, cuya naturaleza inferior consiste en fragmentos de los titanes y cuya naturaleza superior es la carne (vida) sagrada e inmortal de Baco. Por eso, el hombre puede tener tanto una existencia titánica (irracional) como una báquica (racional). Es probable que los titanes de Hesíodo, que eran doce, fueran análogos al zodiaco celeste, mientras que los titanes que asesinaron y descuartizaron a Baco representaran los poderes zodiacales distorsionados por su intervención en el mundo material. De este modo, Baco representa el sol, que es desmembrado por los signos del Zodiaco y a partir de cuyo cuerpo se forma el universo. Cuando se crearon las formas terrenales a partir de las diversas partes de su cuerpo, se perdió la sensación de integridad y se impuso la sensación de separación. El corazón de Baco, salvado por Palas, o Minerva, fue extraído de los cuatro elementos simbolizados por su cuerpo desmembrado y llevado a las capas celestiales. El corazón de Baco es el centro inmortal del alma racional. Después de que el alma racional se hubiese distribuido por toda la creación y la naturaleza del hombre, se instituyeron los Misterios báquicos a fin de desenredarla de la naturaleza titánica irracional. Este proceso consistía en elevar el alma para hacerla salir de su estado de separación y entrar en el de unidad. Se recuperaron las distintas partes y los distintos miembros de Baco que estaban dispersos por todo el mundo. Una vez reunidas todas las panes racionales, Baco resucita. Los ritos de Dioniso eran muy similares a los de Baco y muchos consideran a estos dos dioses uno solo. Se transportaban estatuas de Dioniso en los Misterios eleusinos, sobre todo en los grados inferiores. Baco, que representa el alma de la esfera mundana, podía tener una diversidad infinita de formas y nombres Aparentemente, Dioniso era su aspecto solar. Los Arquitectos Dionisíacos constituían una sociedad secreta antigua que, en principios y doctrinas, se asemejaba mucho a la orden masónica moderna. Eran una organización de constructores unidos por su conocimiento secreto de la relación entre las ciencias terrenales y las divinas de la arquitectura. Se suponía que el rey Salomón los había empleado para construir su templo, aunque no eran judíos ni adoraban al Dios de los judíos, sino que eran seguidores de Baco y de Dioniso. Los Arquitectos Dionisíacos erigieron muchos de los grandes monumentos de la Antigüedad. Poseían un lenguaje secreto y un sistema para marcar sus piedras, y todos los años celebraban asambleas y fiestas sagradas. Se desconoce la naturaleza exacta de sus doctrinas. Se cree que Juram Abí fue un iniciado de esta sociedad.