domingo, 23 de junho de 2024

EL ARCHE


Para crear los cuerpos internos es necesario un pequeño artificio, que es a la vez, el secretum secretorum de los antiguos alquimistas. Este secretum secre-torum es el Arcano A.Z.F., que puede resumirse así: “Conexión sexual sin de-rrame seminal, sin eyaculación del “Ens Seminis.” Así se transmuta la energía creadora.


Ante todo, el Mercurio no es más que el alma metálica del esperma. En Alquimia, el esperma es el Azogue en bru¬to. Se dice que, con este esperma trans¬mutado, se elabora el Mercurio, que es el alma metálica del esperma. Bien, hay tres clases de Mercurio: 1— El Azogue en bruto o sea el Hexiohehary o esperma sagrado. 2— El alma metálica del esperma, que es el resultado de la trans¬mutación de la libido. Esa alma metálica, es energía creadora que asciende por los cordones ganglionares espinales hasta el cerebro. 3— El tercer Mercurio es el más elevado. Es el que ha sido fecundado por el Azufre. En Alquimia, el Azufre es el Fuego sagrado.


Los esoteristas orientales creen que cuando las corrientes positivas y negati-vas del Mercurio hacen contacto en el Triveni, cerca del hueso coxígeo, des-pierta, por inducción eléctrica, una ter¬cera fuerza que es el Kundalini. Este Kundalini, designado únicamente como fuego serpentino anular, que se desarrolla en el cuerpo del asceta cerca del hueso coxígeo, despierta en el cuerpo. Ese fuego sagrado o Azufre, se mezcla con el alma metálica del Mercurio y de esa mezcla resulta pues este Mercurio que es el que ha sido fecundado por el Azufre. Esta mezcla, de Mercurio y Azufre, asciende por el canal medular espinal hasta el cerebro, despertando los centros superiores del cerebro. El excedente de ese Mercurio, fecundado por Azufre, es el que debe hacer la virtual creación de los cuerpos existenciales superiores del Ser.


Cuando el Mercurio, fecundado por el Azufre, cristaliza dentro de nuestra psiquis y dentro de nuestro organismo con las notas Do Re Mi Fa Sol La Si, se forma el cuerpo Astral. De manera que el cuerpo Astral no es más que Mercurio fecundado por Azufre. Cuando, mediante una segunda octava Do Re Mi Fa Sol La Si, cristaliza el Mercurio fecundado por el Azufre, asume la figura del cuerpo Mental. De manera que el cuerpo Mental es, así también, Mercurio fecundado por Azufre en una segunda octava. Cuan¬do cristaliza el Mercurio fecundado por el Azufre en una tercera octava, con las notas Do Re Mi Fa Sol La Si, se forma el cuerpo Causal.


Una vez que se tengan los cuerpos Físico, Astral, Mental y Causal, se es un Hombre de verdad, es decir, con los principios anímicos y espirituales de un Hombre auténtico. Antes de eso, se es animal intelectual pero no Hombre.


El Mercurio fecundado por el Azufre, el tercer Mercurio, es el más refinado y el más importante, porque el tercer Mercurio es bastante importante, es lo que llamaríamos el Arché, el Arché griego, el famoso Arché. De ese tercer Mercurio que es el Arché, salen los cuer¬pos existenciales del Ser. También encon¬tramos el Arché en el Macrocosmos, Arché Macrocósmico. Ese Arché Macrocósmico es la nebulosa de donde salen los mundos. ¿Qué es la nebulosa? Es el Arché Macrocósmico, es una mezcla de Sal, Azufre y Mercurio. La sal es el espíritu.


La sal está contenida en el esperma sagrado y se sublima con la transmuta¬ción. De manera que en el Arché del Microcosmos hay también Sal. Azufre y Mercurio.


¿Cuál viene a ser la Sal aquí, Maestro?


La sal está contenida en las secre¬ciones sexuales, mas lo que pasa es que necesita sublimaciones, de manera que cuando se realizan las transmutaciones, también se transmuta la Sal. En el Arché del Microcosmos, de donde salen los cuerpos existenciales superiores del Ser, hay Sal, Azufre y Mercurio y en el Ar¬ché del Macrocosmos también hay Sal, Azufre y Mercurio.


De la nebulosa, del Arché Macro¬cósmico de allí, salen las unidades cósmicas, los mundos. Aquí abajo es igual que arriba, para que los mundos salgan se necesita la nebulosa, y para que eso suceda se necesita la materia prima que es el Arché, que es una mezcla de Sal, Azufre y Mercurio. Abajo, en el Microcosmos, también hay que elaborar prime¬ro la nebulosa con Sal, Azufre y Mercu¬rio, y de ella surge, como allá arriba los mundos, los cuerpos existenciales superiores del Ser. Lo que El Gran Ar¬quitecto Del Universo hizo en el Macrocosmos, nosotros lo tenemos que hacer aquí en pequeño, porque tal como es arriba es abajo. Así es como vienen a sur¬gir los cuerpos existenciales superiores del Ser.


De manera que se necesita crear en nosotros el Arché, dentro de nosotros. El Arché es Sal, más Azufre, más Mercu¬rio. Tanto arriba como abajo. Creando el Arché es que aquí vienen a cristalizar tanto el Físico como el Astral. El Mental como el Causal. Con el tercer Mercurio, que es el Arché, es con el que se fabrican los cuerpos solares. Nosotros los estudiamos bajo el punto de vista alquimista, a la luz del ocultismo para llegar a comprenderlo mejor.


El que ha fabricado los cuerpos, tiene después que perfeccionarlos. Para que esos cuerpos se perfeccionen, se ne¬cesita forzosamente eliminar el mercurio seco que no es otra cosa que los yoes, si uno no elimina los yoes, los cuerpos existenciales no se perfeccionan y los cuerpos que no se perfeccionan no pueden ser recubiertos por las distin¬tas partes del Ser. Para que los cuerpos puedan ser recubiertos por las distintas partes del Ser, deben perfeccionarse, convertirse en vehículos de oro puro. Pero, no podrían esos vehículos con-vertirse en instrumentos de oro puro sino se eliminaran el mercurio seco y el azufre arsenicado. ¿Cuál es el mercurio seco? Los Yoes. ¿Cuál es el azufre arse¬nicado? Pues el fuego carnal, bestial, de los infiernos atómicos del hombre. Ese fuego corresponde al abominable órgano Kundartiguador.


Hay que eliminar el mercurio seco y el azufre arsenicado para que los cuer¬pos existenciales superiores del Ser, creados por el Arché de la Alquimia, puedan convertirse en vehículos de oro puro de la mejor calidad.


Esos vehículos de oro puro pueden ser recubiertos por las distintas partes del Ser, y allí, al fin, todos ellos, pene¬trándose y compenetrándose mutuamente sin interferirse, vienen a servir de envol¬torio para nuestro Rey, nuestro Cristo íntimo. El se levanta de su sepulcro en el instante que hay un envoltorio de esa clase y se recubre con ese envoltorio para manifestarse aquí, a través de los sentidos, y trabajar por la Humanidad doliente, así es como el Señor viene a la vida, surge a la existencia el Cristo cós¬mico, o sea, el Magnés interior de la Alquimia.


¿Cuál es la Piedra Filosofal? La Pie¬dra Filosofal es el Cristo íntimo vestido con sus cuerpos de oro. Esa envoltura de oro, formada por los cuerpos, es el To-Soma-Heliakon, el cuerpo de oro del Hombre solar. Cuando uno posee la Piedra Filosofal tiene poder entero sobre toda la Naturaleza. La Naturaleza le sabe obedecer, posee el Elixir de la larga Vida, puede conservar el cuerpo físico durante millones de años. De ma¬nera que ése es el camino, el camino está en la semilla y nada más.


Dentro del organismo humano suce¬den cosas interesantes. Como los cuerpos existenciales superiores del Ser no son otra cosa que Mercurio fecundado por el Azufre, en esos cuerpos de Mercurio, tiene que aparecer entonces el oro. Pero, ¿quién podría fijar los átomos de oro en el Mercurio? No podrían ser fijados sino con un artífice, que no es otra cosa que el famoso Antimonio, el Antimonio de la Alquimia. El antimonio, en realidad, no es un metal desconocido en Quí¬mica, pero, en Alquimia, es una de las partes de nuestro Ser. Esa parte de nues¬tro Ser sabe fijar los átomos de oro en nuestros cuerpos de Mercurio. Así, esos cuerpos de Mercurio, vienen a conver¬tirse en cuerpos de oro puro de la mejor calidad.


Cuando uno posee los cuerpos de oro puro, recibe la espada de oro. Ya se es un arcángel, con espada de oro puro de la mejor calidad, una espada que se revuelve amenazadora lanzando fuertes llamas. La espada de los arcángeles.


Así que bien vale la pena, pues, fijar los átomos de oro en el Mercurio y todo esto se puede lograr a condición de eliminar el mercurio seco y el azufre arsenicado. Si alguien no elimina el mer¬curio seco y el azufre arsenicado senci¬llamente, no logra perfeccionar sus cuerpos y hacerlos de oro de la mejor cali¬dad.


Así, pues, todo el secreto de la Gran Obra, consiste en saber fabricar el Mercu¬rio hasta crear el Arché, la nebulosa intima y particular de donde han de sur¬gir nuestros distintos cuerpos.


— Maestro, ¿qué son las tres calci¬naciones por el hierro y por el fuego?


Las tres calcinaciones por el hierro y por el fuego corresponden a la Primera y Segunda Montaña y a parte de la Ter¬cera. Las tres calcinaciones del Mercurio son tres purificaciones por el hierro y por el fuego. Se llega a la resurrección del Cristo en uno, mediante tres purificaciones, tres purificaciones basadas en hierro y fuego. Esto está representado en la cruz por los tres clavos. Los tres clavos simbolizan las tres purificaciones de hierro y fuego. De manera que hay tres purificaciones, son tres calcinacio¬nes del Mercurio.


La primera calcinación corresponde a la montaña de la Iniciación, la segunda corresponde a la montaña de la Resu¬rrección y la tercera corresponde a los últimos ocho años de la Gran Obra. De manera que todo este trabajo de la Gran Obra consiste en la preparación del Mercurio. Dicen los sabios: “Dad¬nos el Mercurio y lo obtendremos todo.” En síntesis, el trabajo de la Gran Obra así es.


Ahora bien, ¿cómo se llega a la re¬surrección? Convirtiéndose en hombre antes de entrar al reino del Súper—Hom¬bre. Sobre el hombre, un códice de Ana¬huac, dice lo siguiente: “Los Dioses crearon a los hombres de madera, y des¬pués de haberlos creado, los fusionaron con la Divinidad.” No todos los hombres logran fusionarse con la Divinidad. “El hombre fusionado con la Divinidad, obviamente, es el Súper—Hombre.” La mayor parte de los Iniciados llegan a convertirse en hombres, mas no alcan¬zan el estado de Súper—Hombre. Para convertirse en hombre verdadero, tienen que ser creados los Cuerpos, pero resulta que hay muchos que logran crear los Cuerpos y reciben, naturalmente, sus principios superiores anímicos, espiritua¬les, es decir, se han transformado en le¬gítimos hombres, en hombres auténticos. Mas, cabe destacar que aún no han eli¬minado el mercurio seco ni el azufre arsenicado, entonces, ¿qué ha sucedido?, Que no han perfeccionado esos cuerpos, que no han logrado que esos vehículos sean de oro puro. Han logrado crearlos mas no han logrado transmutar esos cuer¬pos en oro de la mejor calidad. Se han quedado, simplemente, como hombres Hanasmussianos, Hanasmussianos porque realmente no han eliminado el ego. Esos casos son de fracaso.


El Hanasmussen queda con doble centro de gravedad. Una parte de la con¬ciencia es el Hombre interior profundo, el Ser, vestido con los Cuerpos. La otra parte es la conciencia vestida o embote¬llada entre los distintos yoes, formando el ego. Queda convertido en mago blanco y negro a la vez. Hanasmussianos con do-ble centro de gravedad son los abortos de la Madre Cósmica, fracasos. Andramelek es un caso de Hanasmussen con doble centro de gravedad. Uno invoca a Andramelek en los mundos superiores y encuentra que es un Trono. Pero, en otras invocaciones, viene más bien el mago negro Andramelek que es muy antiguo. Tiene doble centro de gra¬vedad, es un Hanasmussen.


Un Hanasmussen es un fracaso de la Gran Obra, un aborto de la Madre Cósmica. La Madre Cósmica es la signa¬tura astral del esperma sagrado, es la es¬trella resplandeciente que brota desde el fondo del mar, desde el caos metá¬lico del esperma. Stella Maris, la parte ígnea del Mercurio, nos guía y dirige en la Gran Obra. Es Ella quien nos ayuda en todo el trabajo de la Gran Obra. Stella Maris es la Virgen del Mar, de ese mar interior que uno carga, del esperma. Es de ahí de donde surge esa estrella generosa que es la parte ígnea del esper¬ma. Stella Maris es la estrella simbólica que guía a todo Mago, la que dirige la Gran Obra, es la signatura astral del esperma sagrado, la Madre Divina Kun-dalini Shakti. Con ella se realiza la Gran Obra, pero, si uno no elimina el mercurio seco y el azufre arsenicado, no logra fusionarse con la Divinidad. Si no hay muerte, se transforma en un aborto, en un fracaso. De manera que la Obra debe hacerse correctamente.


El Antimonio está dispuesto a fijar los átomos de oro en el Mercurio a condición de que se eliminen, con la ayuda de Stella Maris, el mercurio seco y el azu¬fre arsenicado. Si así lo hacemos, el Antimonio trabaja fijando el oro.


— Maestro, ¿es cierto que uno pasa las primeras iniciaciones inconsciente?


Son las primeras iniciaciones de Mis¬terios menores, son el sendero probatorio. Lo fundamental en nosotros son las gran¬des iniciaciones de Misterios mayores, el trabajo de la Gran Obra.


Para comprender los misterios de la Gran Obra se necesita recibir el Donum Dei, o sea, el Don de Dios. Si uno no ha recibido el Don de Dios para poder entrar en la ciencia de la Gran Obra, aunque la estudie no la entiende, porque resulta que me se llega a1 intelecto, se llega a la conciencia. Toda la ciencia de la Gran Obra va a la conciencia, per¬tenece a los funcionalismos de la con¬ciencia.


Vean ustedes como se puede hablar en Alquimia sobre toda la Gran Obra.


—Maestro Samael, ¿qué son los colo¬res blanco y rojo que tanto aparecen en los textos de Alquimia?


Son los colores que presenta el Mer¬curio cuando uno está purificando los cuerpos en el crisol. ¿Cuál crisol? Pues el crisol sexual. Así, da un color negro primero, un color blanco después, luego prosigue con el amarillo y culmina con el rojo. Ese es el simbolismo de los Re¬yes Magos, uno es blanco, otro es negro y el otro es amarillo. Falta el rojo, el rojo falta para que todos ellos, los Reyes, puedan levantarme. La estrella que los guía es precisamente, Stella Maris, que nos guía en el trabajo, es la que hace todo el trabajo. Obviamente, si alguno quiere, digamos, convertir el cuerpo Astral en un vehículo de oro puro, tiene que dedicarse a eliminar el mercurio seco. Claro que todos los yoes sumergi¬dos en el plano Astral surgen con una fuerza terrible, espeluznante, horrorosa, y se procesan dentro de su corrupción y aunque los demonios atacan violenta¬mente se deben desintegrar. Cuando ocurre esto se dice que uno ha entrado en el reino de Saturno, ha comenzado el trabajo de fuego, de fuego negro, que corresponde a Saturno. Cuando todos esos elementos comienzan a ser destruidos y desintegrados, el Mercurio del cuerpo Astral comienza a blanquearse. Pero, aunque ya se han destruido la mayoría de esos elementos indesea¬bles, el blanco color sólo cubre superficialmente el cuerpo Astral. Luego hay que continuar el trabajo con el mis¬mo cuerpo Astral, trabajando con el Mer¬curio Astral, eliminando de este Mer¬curio el mercurio seco y se llega de esta manera a poseer el color amarillo, el color amarillo de los grandes Miste¬rios. Si prosiguiendo en el trabajo, lle¬ga un momento en que ya no se tiene absolutamente ningún elemento indesea¬ble en el cuerpo Astral, cuando ya todo el cuerpo Astral ha sido purificado y que llegando a brillar, el Antimonio ha podido fijar los átomos de oro en ese Mercurio, entonces, el cuerpo Astral viene ha quedar de oro puro. Cuando ya es oro puro, lo traga la Divina Madre Kundalini y se recibe la púrpura, la tú¬nica de púrpura, la púrpura de los Reyes. Veamos, pues, los colores: negro, blanco, amarillo y luego la púrpura que equivale al rojo. El mismo proceso se da para el cuerpo Mental y para el Causal.


No podría verificarse la resurrec¬ción del Cristo en el corazón del hombre, en tanto no estén esos cuerpos todos convertidos en vehículos de oro puro, que penetrándose y compenetrándose sin confundirse, formen el famoso To Soma Heliakon, el cuerpo de oro del Hombre solar.


El To Soma Heliakon sirve de envol¬torio para el Señor, para el Cristo interior que se levanta de su sepulcro de cris¬tal y vuelve aquí, a manifestarse. El se envuelve con el cuerpo de oro y se expresa en el mundo físico como un Ma¬hatma. ¿Para qué el Señor viene a este mundo? Para trabajar por la Humanidad, ése es el objetivo. Como podemos obser¬var, ya vamos viendo el significado de los Reyes Magos y de la Estrella.


En cuanto al niño, ese niño es el Cristo íntimo. Niño al que adoran los Reyes Magos, el Cristo íntimo que tiene que pasar por todo ese trabajo. Durante este proceso de la Alquimia, el Señor interior profundo trabaja terriblemente. En el fondo, ya es dirigente de la Gran Obra, la misma Stella Maris trabaja bajo su dirección, Él es el Jefe de la Obra.


De manera que, cuando el Señor interior profundo ha terminado la tota¬lidad de la Gran Obra, dentro de ese sepulcro de cristal, nace como un niño en el corazón del hombre. Él tiene que desarrollarse durante el trabajo esotérico, tiene que vivir el Drama Cós¬mico dentro de uno mismo y se hace cargo de todos nuestros procesos menta¬les, volitivos y emocionales. En una palabra, se hace un hombre entre los hombres y sufre todas las tentaciones de la carne, de todos. Tiene que vencer y salir triunfante. Ya son todos sus vehículos de oro puro y puede uno vestir¬se con esos cuerpos y vivir en el mundo de la carne, como todo un Adepto resurrecto, triunfante en el Universo. Que se sepa, pues, que el Señor interior profundo, el Cristo íntimo, es el esti¬mulo en el mundo, de toda la majestad de Dios, porque es nuestro verdadero Salvador.


Esta es la esencia del Salvator Sal¬vandus del que se habla en el Gnosticis¬mo Universal. Él es el Salvator de ese Adepto, Él es el Salvador interior, el Jefe de la Gran Obra en el interior del labo¬ratorio, el Magnés interior de la Alqui¬mia, que vestido con sus cuerpos de oro, es la Piedra Filosofal, la Gema preciosa, el Carbunclo rojo.


Quien posee esa Piedra, tiene el po¬der de transmutar el plomo en Oro, los polvos de proyección, etc., etc., Esa Piedra es muy dúctil, elástica y perfecta. Eso sí, se puede echar dentro del fuego, como la manteca, sin que se pierda. Uno puede echar manteca dentro de un sartén en el fuego y no se pierde, así es la Piedra Filosofal si se tira dentro del fuego. Se puede perder el espíritu metálico de la Piedra, que es el Cristo íntimo. Ese espíritu metálico puede evaporarse, ¿cuándo? Cuando un metal se funde. ¿Cuándo se funde? Cuando se derrama el vaso de Hermes; se funde el espíritu metálico en la reac¬ción metálica del oro y es indudable que el Magnés interior se escapa. Ahí se sabe que ha perdido la Piedra Filoso¬fal, que la ha disuelto en el agua. Ha¬blando en otro lenguaje, fuera de la Gran Obra, diría que ahí se cae el Bodhisat¬tva. En Alquimia, se dice claramente, que se hecha la piedra al agua, que se disuelve en el agua en día sábado. Entiéndase que sábado es Saturno, o sea, el reino de la muerte. Quien disuelve su Pie¬dra en agua, pues pierde su piedra.


Todo el Génesis esta relacionado con la Gran Obra. El primer día del Génesis corresponde al trabajo en el abis¬mo y al primer Sello del Apocalipsis. El segundo día del Génesis, corresponde al trabajo con las aguas, el cuerpo vital. El tercer día del Génesis corresponde al astral. El cuarto día del Génesis, al mental. El quinto día, al causal. El sexto día del Génesis corresponde al sexto Se¬llo del Apocalipsis, al Búdhico o intuicional. Luego, el séptimo Sello, el séptimo día de la Creación, es el día de descanso. El trabajo se hace en los seis días o perío¬dos de tiempo, al séptimo hay descanso y al octavo viene la resurrección del Señor. De manera que el Génesis y el Apocalipsis se complementan.


La Gran Obra, en síntesis, se realiza en ocho años. La parte superior de la Gran Obra son ocho años, aun que el periodo de trabajo y preparación son muchos más. Pero ya la última síntesis, el último periodo en el que se construye la Gran Obra, es de ocho años. Los ocho años de Job, los ocho años maravillo¬sos.


La Obra se realiza, pues, en perío¬dos de tiempo, pero, todo eso se puede realizar en una sola existencia bien aprovechada.


El Génesis y el Apocalipsis son textos de Alquimia. El Génesis es para vivirlo ahora mismo con nuestro trabajo ínti¬mo y lo mismo el Apocalipsis. El Apo-calipsis es el libro de la Alquimia.


— Maestro Samael, ¿e1 Apocalipsis, está desvirtuado en las diferentes traducciones?


Esto es lo único con lo que no se ha metido nadie. Nadie lo entiende, nadie se mete con él, se ha podido salvar de la desgracia. Pero toda la Gran Obra está en el Apocalipsis, ése es el libro de la Sabiduría, el libro donde están las leyes de la Naturaleza. Pero cada uno tiene su propio Apocalipsis interior. Existe el Apocalipsis de Pedro, el de Juan, el de Pablo y también existe el Apocalip¬sis dentro de cada uno de nosotros. Cada uno tiene su propio Apocalipsis y hay dos formas de vivirlo: o lo vivi¬mos dentro de nosotros mismos hacien¬do la Gran Obra, o lo vivimos con la Na¬turaleza, con la Humanidad en general. Por ejemplo, la Humanidad actual ya lleva roto el sexto Sello, está aguardando, seguramente, romper el séptimo Sello. Cuando eso sea, habrá un gran temblor, vendrá el cataclismo final, la destruc¬ción total de esta raza. Si eso lo vive uno dentro de sí, es pavoroso, y culmina con el Maestro resurrecto. Los siete sellos representan los siete cuerpos: Físico, Etérico, Astral, Mental, Causal, el Búdhico y el Atmico.


El Apocalipsis es interior profundo y es para vivirlo dentro de uno mismo.


Lo mismo que los Evangelios. Los cuatro Evangelios de Cristo son alqui¬mistas y son para vivirlos dentro de uno mismo ya que el Cristo está dentro de uno mismo, dentro de uno mismo uno debe encontrarlo. Él es el Director de to¬do el trabajo de laboratorio.

— Pero, ¿el Jesús histórico sí exis¬tió, Maestro?


El Jesucristo interior existe, y el histórico también existió. El mérito de Él fue que hizo conocer la doctrina del Jesucristo íntimo particular de cada uno de nos, allí está su mérito, El pro¬pagó la doctrina del Cristo íntimo. Por ejemplo, Budha, su mérito, está en que enseñó la doctrina del Budha íntimo. Jesús de Nazaret hace conocer la doctri¬na del Jesucristo íntimo de cada uno de nosotros. Conque esto es Jeshua y Jeshua es Salvador. La Madre Divina Kundalini, antes de ser fecundada, es la Virgen negra que está en los sótanos de todos los monasterios góticos. A ella se le honra con velas, con veladores de color verde, con la esperanza que al¬gún día despierte el león verde, el fuego. Pero ya fecundada por el Logos, es la Di¬vina Madre, la Divina Concepción con el niño en sus brazos. Ese niño que descien¬de se hace hijo de la Divina Madre de uno, aguardando el instante de entrar en nues¬tro cuerpo para comenzar el proceso de la Gran Obra. El Salvador de cada uno de nosotros, el Jesucristo interior, eso es lo que cuenta. Nuestro Jeshua íntimo, nuestro Salvador, cada uno de nosotros tiene que encontrar su Salvador interior.


— Maestro, ¿Jesús, encarnó al Cristo?


Jesús de Nazaret, el gran Kabir Jesús, Él hizo la Gran Obra y habló del Jesucristo íntimo que es el Señor de la Gran Obra. El Drama Cósmico es el que tiene que vivir nuestro Señor interior, dentro de nosotros mismos, aquí y ahora, en el trabajo de la Gran Obra. Los tres traidores, por ejemplo, que son: Judas, Pilatos y Caifás, son tres demonios. Judas es el demonio del deseo y cada uno lo carga en su interior. Pilatos es el demonio de la mente, que siempre en¬cuentra justificación y evasivas para sus peores delitos. En cuanto a Caifás, es el demonio de la mala voluntad en cada uno de nosotros, el traidor que cambia al Cristo, mejor dicho, que prostituye la Religión. Caifás es un sacerdote, ¿qué es lo que hace?, Convierte el Altar en un lecho de placer y copula con las devotas y vende sus trajes, etc. En definitiva, Judas, Pilatos y Caifás, son los tres traidores que traicionan al Cristo ínti¬mo, ellos son los que le entregan a la muerte y todos los millones de perso¬nas que piden su muerte, son los yoes de uno que gritan ¡Crucifixia!, ¡Cruci¬fixia!, ¡Crucifixia! ¡Sí!, Nuestro Señor interior profundo es coronado con coro¬na de espinas, y es azotado. Eso lo pue¬de ver todo místico. Por último, es cru-cificado, baja de la cruz y es colocado en su sepulcro. Después, con su muerte, mata a la muerte y resucita allí vestido con sus cuerpos de oro y posee su cuer¬po especial terrenal, he ahí el misterio de la Piedra Filosofal, dichoso el que la tenga, pues es un Maestro resurrecto.


Son misterios del Evangelio para vi¬virlos aquí y ahora, dentro de nosotros mismos. La Vida, Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo, no son algo estrictamente históricos, como creen las gentes, es algo de actualidad inmediata que cada uno tiene que realizar en su tra¬bajo de laboratorio. Esa es la cruda rea¬lidad del Cristo, no es algo de la historia del pasado que se dio hace dos mil años, es algo para vivirlo ahora y les doy tes¬timonio de todo esto pues todo esto lo he estado viviendo.


En estos precisos instantes, mi Señor interior profundo está en su santo sepul¬cro; En el año 1978, mi Señor interior profundo, resucitará en mí y yo en Él para poder hacer la gigantesca Obra que hay que hacer por la Humanidad. Y será Él el que la haga y no mi insignifi¬cante persona que no es sino un instru¬mento. Pero, Él es en sí perfecto y Él la hace porque Él es perfecto. De manera que doy testimonio de lo que me consta, de lo que he vivido. El Génesis es el li¬bro de los gnósticos. Esa es la cruda rea¬lidad.


Yo lo encarné hace mucho tiempo, nació en mí como un niño pequeño cuando recibí la iniciación de Tiphereth. Luego, Él tuvo que crecer y desarrollarse, tuvo que pasar por todos sus dramas, dentro de mí mismo, de manera que al hablar de esta forma, hablo porque conozco. Ahora, en este momento, después de haber pasado por el Cal¬vario, Él está en su Santo Sepulcro, allá voy de vez en cuando a besar la lá¬pida de su sepulcro, aguardando sí, su resurrección, hasta el 78 quedará resu¬rrecto por tercera vez. Sí, digo por ter¬cera vez porque yo he hecho la Gran Obra tres veces. La hice en el pasado Mahan¬vantara, o sea, en la tierra luna, antes de que esta cadena terrestre hubiera surgido a la existencia. Luego, en la Le¬muria, con la revuelta aquélla de los ángeles que cayeron en la generación animal, claro, eso fue en la Lemuria, el continente Mu. Entonces, yo también cometí el error, como Dyhani Bodhisattva, de caer en la generación animal. Perdí la Piedra Filosofal, pero en la mis¬ma Lemuria la hice surgir. Después, en la meseta central del Asia, cometí el error, como lo hizo el conde Zanoni, de tomar esposa cuando ya se me estaba prohibido. Entonces volví a echar la Piedra Filosofal al agua. Ahora, en esta nueva existencia, hice la Gran Obra, está para culminar la resurrección del Se¬ñor por tercera vez… ¡por tercera vez! De modo que ya la he hecho tres veces. Así es que tengo experiencia, conozco el camino… conozco el camino…


Lo que sí quiero decir es una gran verdad: cuando en la luna elaboré la Piedra Filosofal por primera vez, la Piedra fue poderosa. Cuando la elaboré por se-gunda vez, fue más fuerte. Ahora que la estoy elaborando por tercera vez será todavía más fuerte. Porque es debido a la experiencia adquirida, de ahí un prin¬cipio inteligente que debemos entender. Un hombre puede luchar mucho por transformarse hasta la unión con Dios, hasta ahí progresa, pero después que el hombre llega a la unión con Dios, que Dios se manifiesta sobre ese hombre, diríamos, que de allí en adelante ya no hay ningún progreso. Si ese hombre quiere progresar, tiene que retrogradar, o sea, echar la Piedra al agua. ¿Y qué sucede con la Piedra? Cuando la Piedra vuelve nuevamente a la vida, vuelve más poderosa, más penetrante, es algo extraordinario. Hay hombres que lo hacen hasta siete veces. Más allá de las siete veces es muy peligroso, se puede caer en maldición. Yo lo he hecho tres veces, pero francamente, no lo haré una cuarta, no quiero exponerme a perder mucho aunque las tres veces que lo he hecho me ha salido el asunto hacia donde debe. ¡Demasiado doloroso! Por ejemplo, en la meseta central del Asia, cuando lancé la Piedra al agua por tercera vez, decía para mí: ¡Cuánto luché a través de los siglos para volverme a levantar, qué cargas tan espantosas, qué amarguras tan terribles! Sólo ahora, después de ha¬ber sufrido mucho, pero mucho, está la Piedra Filosofal, está otra vez rena¬ciendo, en el 78 estará renacida. Me eché toda la Historia de la Raza Aria para volverla a levantar. De manera que es muy doloroso, es un proceso muy dolo¬roso.


Hay Adeptos que, queriendo hacer la Piedra más penetrante y poderosa, intencionalmente bajan, ya no caen, ¡se bajan! ¿Cómo bajan? Toman esposa cuando no se les está permitido. Pero no eyaculan el licor seminal y bajo la dirección de un Gurú, trabajan con todas las reglas del Arcano A.Z.F. Pierden entonces la Piedra. Después de cierto tiempo, vuelven a darle vida a la Piedra, hacen la Gran Obra, queda la Piedra más fuerte todavía.


Hay que establecer la diferencia que existe entre una caída y una baja¬da. Yo no bajé, caí intencionalmente. Mis tres casos fueron caídas, no bajadas. En la meseta central del Asia cometí el mismo error que el conde Zanoni, tomé esposa, esa es la historia prohibida y eso yo lo hice. Les digo, después de la experiencia de los siglos, que así es como se realiza la Gran Obra.


Recordemos el ave Fénix, es mara¬villosa, coronada con corona de oro y sus patas y piernas todas de bellísimo oro puro. La Naturaleza le rendía culto. Cansada de vivir, después de millones de años, decidió hacer un nido de ramas de incienso, de mirra, nardos y otras ramas preciosas y lo cierto fue que ella se incineró. La Naturaleza siempre es así, pero después, de sus propias cenizas, el ave Fénix renació más poderosa. Así hay que hacer con la Gran Obra, ya que la Piedra echada al agua queda ahogada.


— Venerable Maestro, la vara de Moisés, la que se transformó en serpien¬te, ¿qué es?


Así como Moisés convirtió la vara en serpiente, así también tiene uno que convertir la vara en serpiente. Así como Moisés levantó la serpiente sobre la vara, y ella se convirtió en la vara misma, así también, lo que necesitamos es le¬vantar la vara dentro de nosotros mismos. El hijo de la vara es el Cristo íntimo. Hay que levantarlo dentro de nosotros mismos, levantarlo es crear los cuerpos existenciales superiores del Ser. Tenemos que vivirlo todo aquí. Encarnando al Cristo íntimo, viene a vivir a este mun¬do y es perseguido y crece como un hombre entre los hombres y sufre todas las tentaciones. Muy trabajoso. Él tiene que encargarse de todos nuestros proce¬sos mentales, volitivos y emocionales, sexuales y de todo tipo de funciones. Y se convierte en hombre pues logra vencer todas las tinieblas, eliminar los yoes y triunfar en sí. Él es digno de toda Gloria, el Señor es el Salvador. Por eso es digno de toda honra. Ante Él, los veinticuatro Ancianos — las veinticuatro partes de nuestro Ser interior profundo —y los cuatro Santo, — las cuatro partes superiores de nuestro Ser relacionadas con los cuatro elementos —, todos, arro¬jan sus coronas a los pies del Cordero, porque sólo Él es digno de toda Honra y Gloria. Y esa su sangre, cuya sangre es el fuego, es el Cordero Inmolado que se inmola viviendo en uno. Se inmola com¬pletamente. Se hace un hombre común y corriente y lucha con las tentaciones, los deseos, los pensamientos, con todo.


Y nadie lo reconoce hasta que triunfa. Por eso se dice: Cordero de Dios que borra los pecados del mundo.


Ese es el Cristianismo Esotérico Gnóstico, pero bien entendido. De manera que Él es el Salvador, el que nos sal¬va. Nos redime por el Fuego, pues Él mis¬mo es el espíritu del fuego que necesita un vaso de alabastro como receptáculo, para manifestarse. Ese receptáculo son los cuerpos de oro puro que uno debe crear.


El entender esto es formidable por que llega uno y se mete donde debe llegar, o sea, convertirse en Hombre solar, en Hombre real, en el Hombre Cris¬to. De manera que por esto hay que lu¬char a muerte, contra todo y contra todos. Contra sí mismo, contra la Natu¬raleza, contra todo lo que se oponga, hasta triunfar. ¡Hasta triunfar! Y conver¬tirse en el Hombre Solar, en el Hombre Cristo.


Esto no es cuestión de evolución, no es cuestión de involución, esto es cuestión de revolución interior pro¬funda. Esto se sale del dogma ése de la evolución y de la involución, esto per¬tenece a la Gran Obra y esta es por eso revolucionaria.


— Maestro Samael, ¿depende de la voluntad?


Claro, la voluntad. El nacimiento es voluntad, hay que dedicar la vida, en su totalidad, a la Gran Obra. Hasta conse¬guirlo, convertirse en Hombre Sol. Eso es lo que quiere el Sol, él quiere una cosecha de Hombres Solares, eso es lo que le interesa al Sol. De manera que nosotros debemos cooperar con el Sol, hasta convertimos en Hombres Solares. Lo que él quiere es una cosecha de Hombres Solares, ¡eso es lo que le interesa a él!


Paz Inverencial

Samael Aun Weor


LA COSECHA DEL SOL


– Las Máquinas Humanas. La Cruda Realidad de la Existencia. La Creación de Hombres Solares. La Preparación del Mercu¬rio. Los Colores de la Alquimia. Los Cuerpos Solares. El Hombre Causal. El Hombre Solar.—


Estamos aquí para estudiar: ustedes para escucharme, y yo para hablar.


Ciertamente, saber escuchar es algo muy difícil; más fácil es saber hablar. Cuando se escucha, por lo común inter¬viene un traductor dentro de nosotros que es el Yo, el Ego, el Mí mismo, el Sí mismo, y todo lo traduce de acuerdo con sus propios conceptos, ideas, opiniones, etc, etc., etc.


Así que, saber escuchar no es tan fá¬cil. Ante todo se hace necesario comprender que hay algo en nosotros que está más allá de lo meramente físico.


Tenemos un cuerpo de carne y hue¬so, eso es obvio, y cualquiera acepte esa realidad, pero muy pocos comprenden que tenemos una sicología susceptible de modificación. Hay necesidad de com¬prenderlo si es que en realidad de verdad deseamos transformarnos.


Quienes aceptan que tienen una sicología, de hecho comienzan a auto-observarse. Cuando alguien se auto-obser¬va, es señal de que intenta transformarse. Nosotros necesitamos transformarnos.


La vida así como está, en realidad de verdad, no es muy atractiva: nacer, crecer, decrecer y morir; se vuelve dema¬siado aburridora. Trabajar terriblemente para existir y existir en una forma mise¬rable, no tiene caso. No solamente exis¬ten en forma miserable las gentes que tienen dinero, sino también las gentes que no lo tienen.


Hay dos maneras de revolcarse entre el lodo: algunos se revuelcan entre el lodo de la miseria, y otros se revuelcan entre el lodo de las riquezas; todo es desolador.


Así que, vivir por vivir, existir así porque sí, sin saber por qué, ni para qué, no tiene la menor importancia.


¿Qué es lo que somos? ¿Con qué objeto existimos? ¿Para qué vivimos? ¡Tantos afanes! ¿Y al fin qué?


Cada uno de nosotros es simplemente una máquina encargada de transformar energías.


Sucede que las energías de los Sie¬te Planetas, energías planetarias del Sistema Solar, no pueden pasar así porque sí al interior de la Tierra, debido al hecho mismo de que nuestro planeta es diferen¬te: es un mundo gobernado por cuarenta y ocho leyes, un mundo completamente distinto a los otros mundos del Sistema Solar.


Miradas las cosas desde este punto, es claro que necesita este Sistema Solar en general, de canales para que la energía Cósmica o Universal, pueda pasar única¬mente. Se necesita que se transforme mediante los mismos canales. Sólo una energía transformada y adaptada fuera del organismo del Planeta Tierra, podría ser útil al mismo.


Téngase en cuenta que la Tierra es un organismo vivo, que necesita exis¬tir, que tiene necesidad de las energías Cósmicas de la existencia, de las energías Cósmicas para vivir. Así como nosotros tenemos necesidad de tener energías para existir, así la Tierra nece¬sita energías para vivir; es un organismo. Pero las energías que recibe la Tierra para que pueda existir, vienen de otros planetas del Sistema Solar, repito, pero como nuestra Tierra es tan distinta a los otros planetas, se necesita que esa energía se transforme para que pueda alimentar al planeta Tierra. Y no podría transformarse si no existiesen canales por donde la energía pasase.


Afortunadamente esos canales exis¬ten, están constituidos por la vida orgá¬nica que como fina película, el Logos ha establecido en la costra terrestre: es pues, la delgada película de la vida orgánica vegetal, animal, humana; es necesaria para que las energías puedan transformarse y pasar al interior de la Tierra. Sólo así podría existir la Tierra, de lo contrario, no podría existir como organismo vivo.


Nosotros los seres humanos somos simplemente máquinas por donde la ener¬gía cósmica debe pasar. Cada uno de nosotros recibe ciertas cargas de elec¬tricidad y magnetismo que luego trans¬forma inconscientemente y retransmite automáticamente al interior mismo de la Tierra; para eso existimos.


¡Tantas amarguras para que la Tierra exista, para que esta mole plane¬taria gire alrededor del Sol, y nosotros que nos creemos tan grandes, y realmente no somos más que simples maquinitas transformadoras de energías! Y el motivo de nuestra existencia es ése. Para que esta mole planetaria exista, debemos conti¬nuar nosotros; trabajar para comer y poder vivir, existir para la economía de la naturaleza.


A ella no le importa qué ideas ten¬gamos, qué creencias; a ella lo único que le interesa es recibir el alimento correspondiente, el alimento energético que debe pasar por nuestros cuerpos; eso es todo.


Nosotros vivimos riñendo en las ca¬sas, en las calles, o en los campos de batalla; sufriendo bajo el tacón de un tira¬no en la fábrica, posiblemente el de la oficina; pagando nuestros consabidos impuestos para poder figurar como ciu¬dadanos; Pagando una renta para que no nos pongan de patitas en la calle, etc., y todo para que esta mole pueda existir, para que este planeta pueda for¬mar parte del concierto de los mundos, para que pueda palpitar y tener existencia.


¡Tantas madres que sufren! ¡Cuán¬tas más adolecen de falta de alimento, algunas ni siquiera tienen la leche para sus criaturas! ¡Cuántos ancianos con sus consabidas experiencias! ¡Cuántos niños que empiezan a recibir regaños! En fin, todo para que una mole planetaria exista.


Es un poco duro esto, un poco cruel, – diría yo -, despiadado; y eso somos, nada más que eso. Si siquiera fuéramos seres humanos, algo sería; pero ni eso. Los pobres animales intelectuales car¬gando la pena de vivir, eso es lo que so-mos. Parecería muy pesimista por aque¬llo de que contrasta.


Recordemos las famosas pachangas, y reímos ante la copa, etc., y nos parece que la vida tiene momentos felices y es que no sabemos nosotros entender lo que es felicidad: confundimos a los instantes de placer con la auténtica y legítima felicidad. Obviamente marchamos por caminos equivocados, y ¿qué queda después del hastío, del pla¬cer? Únicamente el desengaño, la decep¬ción.


¡Cuántas veces se casa un hombre que cree que adora a una mujer! ¡Una mujer que cree que ama a su hombre! ¡Se casan! Más en realidad de verdad estaban auto-fascinados, no se amaban; Creían que se amaban, mas no se ama¬ban; Ellos pensaban que se amaban. Lo que sucede es que se confunde el Amor con la pasión. Satisfecha la pasión mera¬mente animal, lo único que queda en la pareja que tanto se adoraba es el asco, el hastío, la decepción, y eso es todo. De allí en adelante, la cosa es rutinaria; solamente se habla de Cuenta de Banco, de la renta, de la ropa que está sucia y hay que lavarla, que necesitamos un carro para salir al trabajo de cuando en cuando, salir por allí a dar un paseo para buscar un escape al aburrimiento o a una pachan¬ga que termina en una tremenda borra¬chera con gran decepción. Y así va pasan¬do la vida hasta que llegamos a viejos, y ya viejos nos sentimos veteranos, nos gusta que nos llamen los bisnietos, que nos digan abuelos, para narrarles nues¬tras tristes historias de las cuales nos sen¬timos orgullosos, historias corrientes de la vida: “En mis tiempos el presidente fulano de tal hizo tal y cual obra”; para contarles alguna cruenta lucha fratricida en la que tomamos parte, obviamente para documentarla con nuestras heridas de guerra, de las que bien podemos sentimos orgullosos; que murió nuestro hu¬mano tal; que nuestro primo perdió su fortuna o de que los tiempos aquellos eran mejores, etc. Al fin, llegó la muerte un día infeliz.


¿Para eso trabajamos tanto?


Afortunadamente en el LOGOS hay algo más, el Sol es compasivo. Si bien es cierto que nos tiene convertidos en unas maquinitas ahí sirviendo a la naturaleza que creó, no es menos cierto que tiene un interés creado también.


El no va a crear una naturaleza, no va a crear una vida orgánica en la costra de un mundo encargada de dar vueltas alrededor del Sol así porque sí. Ningún caso tendría crear un planeta para que girara alrededor de un centro de gravi-tación nada más porque sí, como por vacilar, sin un propósito definido. No tendría caso haber creado este planeta para nada; tiene que haberlo creado para algo. Crear para nada sería, dijé¬ramos, la tontería de las tonterías. Yo creo que ni ustedes lo harían. Ustedes no se pondrían a hacer un aparato ahí, y hasta sufrir por el tal aparato; ponerlo en la existencia para nada, para luego destruirlo. Yo creo que tiene un objetivo esta creación. Él cobra un precio, sí y nos exige de verdad por haber creado la delgada película de la existencia orgánica sobre la faz del mundo. Él quiere sacar algo de allí, tiene un interés, y tiene razón además. Él quiere sacar una Cosecha de Hombres Solares; la idea no está mala, pero sí difícil.


Se trata de un ensayo muy espantoso por cierto, y bastante trabajoso en el tubo de ensayo de la naturaleza. Eso es lo que él quiere, crear Hombres Solares.


Me viene a la memoria en este mo¬mento Diógenes con su Linterna. Él anduvo un día por las calles de Atenas con una lámpara encendida buscando un Hombre, y no lo halló. Y llegaba a la casa de los Sabios con la linterna, se pa¬seaba por las habitaciones con su lám¬para buscando en los rincones, en los patios, en los corredores.


— ¿Qué buscas Diógenes? Le decían.


— ¡Un Hombre!


— Pero si las calles están llenas de hombres, las plazas públicas están llenas de hombres.


— ¡Esos no son hombres! Respondió. ¡Son bestias! ¡Comen, duermen y viven como las bestias! Y visitó las casas de los científicos y de los artistas y por donde quiera hacía lo mismo, Es obvio que los enemigos aumentaban a medida que visi¬taba casa tras casa, todos se sentían ma¬nifiestamente ofendidos con Diógenes, y tenía razón, no lo halló.


Muchos han querido creer que sí lo halló en alguna parte. Partidarios de Marat pensaban que si lo había encontra¬do en una cueva, ¡tontería! La verdad fue que no lo halló. Si Marat fue un Hombre, allá Marat. Pero hallar a un Hombre de verdad, en todas partes es muy difícil; no lo halló.


Vivía Diógenes dentro de un tonel; ahí comía y allí existía; ni siquiera tenía casa. Vivía dentro de un tonel, es decir, lo que diríamos nosotros, un recipiente, un barril.


Lo interesante de Diógenes, fue que al tiempo de morir, le visitara entonces, nada menos que Alejandro Magno, aquél que logró colocar a toda Europa, a toda Asia bajo su cetro. Se dio el lujo de co¬rrerlo un hombrecillo como Diógenes viviendo dentro de un tonel, se da el lujo de “correr” a Alejandro Magno. Dice en su agonía: “Alejandro, retírate y déjame a solas con mi Sol”. Es decir, con su Dios interno, y a Alejandro no le quedó más remedio que irse, es decir, lo puso de patitas en la calle. Un humilde Hombre como Diógenes poniendo de patitas en la calle a Alejandro Magno, es un lujo que todos no se pueden dar, ¿verdad?


Bien, continuando hacia adelante, llegamos a la conclusión de que Hom¬bres auténticos en el sentido de la palabra es muy difícil de encontrar, muy traba-joso.


Afortunadamente el Sol ha deposi¬tado en las glándulas sexuales los gér¬menes para el Hombre. Podrían desarrollarse tales gérmenes si nosotros cooperamos con el Sol, entonces dejaríamos de ser simples máquinas parlan¬tes como actualmente somos, nos conver¬tiríamos de verdad en Hombres, en Reyes de la Creación. Pero decir que esta huma¬nidad está compuesta por Hombres es exagerar la nota, porque yo entiendo que el Hombre es el amo y Señor, el Rey; así lo dice la Biblia, el Rey de la Creación, creado para gobernar a todas las especies animales, vegetales; para gobernar el mar, el aire, el fuego, y si no es Rey, no es Hombre.


¿Cuál de ustedes puede gobernar a los elementos? ¿Cuál de ustedes es capaz de desatar las tempestades? ¿Cuál de ustedes es capaz de extinguir un in¬cendio? ¿Cuál de ustedes es capaz de po¬ner en actividad los volcanes de la Tie¬rna? ¿Hacer estremecer el mundo? ¿De¬satar un terremoto o destruirlo?


Si no somos amos de la Creación, entonces no somos Hombres. Porque está escrito en la Biblia que el Hombre es e1 Rey de la Creación. Así, pues, somos Reyes, o no somos, Si somos víctimas de las circunstancias, si un terremo¬to acaba con siete mil personas como sucedió ahora en Europa el siete del presente mes, ¿en qué quedamos? ¡Víctimas de sus circunstancias!.


¿Dónde están los Hombres? Si pueden aplastarnos los elementos de la misma forma en que nosotros aplasta¬mos un hormiguero, ¿dónde está la ca¬racterística de Hombres que decimos que somos? Realmente por mucho que presumamos de tales, en el fondo no somos más que simples animales condenados a la pena de vivir.


Hay gérmenes aquí en nuestras glándulas, gérmenes que podrían trans¬formarnos en Hombres. Esos gérme¬nes deben desarrollarse en nosotros. Pueden desarrollarse si cooperamos con el Sol y sus ideas Solares. Para eso es que Él ha creado esta raza. No solamente para que sirva de economía a la naturaleza, uno con el propósito bien definido de sacar una Cosecha de Hombres Sola¬res.


En tiempos de Abraham el profeta, pudo el Sol sacar una cosecha hermosa de Hombres Solares. Durante los pri¬meros ocho siglos del Cristianismo, se logro otra pequeña cosecha. En la Edad Media, unos pocos. Actualmente se está haciendo el último esfuerzo, pero como quiera que esta humanidad. Perversa del siglo XX se ha vuelto ene¬miga de las ideas Solares, terriblemente materialista, mecanicista y lunar en un ciento por ciento, el Sol trata ya de perdida, sacar una cosecha pequeña de Hom¬bres Solares. Luego de sacada la Cosecha, destruirá la Raza porque ya no le sirve para el experimento, ya no tiene caso, ya no le sirve a su experimento.


Gente que ya no tiene ningún inte¬rés en las Ideas Solares, que solamente piensan en las cuentas de banco, en los flamantes automóviles, en las actrices de Hollywood; gentes que solamente quieren sus acciones pasionarias sexuales, drogas, etc., no sirven ciertamente para el experimento del Sol. Gente así debe ser destruida y eso es lo que va a hacer el Sol, destruir a esta gente.


Y creará una nueva Raza en conti¬nentes nuevos que surgirán del fondo del mar. Los continentes actuales antes de poco estarán en el fondo del mar; los Palacios de Gobierno, las Casas Mu¬nicipales, las ricas mansiones servirán de guarida a los peces y focas, es la realidad. Tierras nuevas habrá de sur¬gir del océano, donde incuestionablemente habrá gente nueva, una Raza distinta que pueda servir para el Expe¬rimento Solar, esa es la realidad de los hechos. Y hablo en tiempos angustiosos, en tiempos en que las gentes ya no creen en el fin del mundo, en tiempos en que las gentes sólo dicen: “¡Comamos y bebamos porque mañana moriremos!” Tiempos en que las gentes solamente se preocupan por las cuentas del banco, por el qué dirán, por el dice que se dice, por la última moda, por la droga o por la lujuria. Hablo, pues, esto, con un solo propósito: el de invitarles a la reflexión.


Es posible Desarrollar los Gérme¬nes Solares, sí. Allí están para que el Hombre nazca en nosotros, en la misma forma en que la mariposa nace dentro de la crisálida.


Mas, ante todo se necesita la Dispo¬nibilidad al Hombre, si no existe la Disponibilidad al hombre, no puede nacer el Hombre en nosotros. Allí están los gérmenes, pero pueden perderse, y lo normal es que se pierdan, son gérmenes muy difíciles de desarrollarse. Necesitamos que esos gérmenes se desenvuel¬van, y sólo podrían desenvolverse tales gérmenes, sólo podrían desarrollarse tales gérmenes si cooperamos con el Sol. En el Sexo está el Secretum Secre¬torum de la Auto-Realización Intima del Ser.


Ya uno solamente se dedicará a estu¬diar eso que se llama Amor. Obviamente el Amor fluye del fondo mismo de la Conciencia, es un funcionalismo del Ser, es una Energía Cósmica Trascenden¬tal.


Para que haya Amor, se necesita que haya afinidad de pensamiento, afi¬nidad de sentimiento, preocupaciones mentales idénticas.


El Beso es la comunión mística de dos almas ávidas de expresar en forma sencilla lo que interiormente viven. El acto sexual en sí mismo es la consubstan¬cialización del Amor en el realismo psico-fisiológico de nuestra naturaleza. Si vemos a un anciano enamorado, se rejuvenece, todas sus glándulas trabajan me¬jor y las energías que fluyen del fondo mismo de la Conciencia, actúan en esos pequeños micro-laboratorios que se lla¬man glándulas endocrinas, entonces ellas producen mayor flujo, mayor poder, ma¬yor cantidad de hormonas. Dichas hormo¬nas invaden los canales sanguíneos y viene el proceso de reconstrucción, revitaliza¬ción celular. Vale la pena reflexionar en eso que se llama Amor, en eso que se lla¬ma Sexo, porque Sexo y Amor están íntimamente relacionados, ya que, repito, el acto sexual es la consubstancialización del Amor en el realismo psico-fisiológico de nuestra naturaleza física. ¡Cuán grande es el Amor, sólo las grandes Almas saben y pueden Amar!. Obviamente no debemos confundir el Amor con la pasión, como ya lo he dicho. Gracias, pues, al Amor, al Sexo, esas fuerzas extraordinarias que flu¬yen en todo lo que es, en todo lo que ha sido, y en todo lo que será, puede repro¬ducirse una criatura, las flores, el fruto, sobre la faz de la Tierra; pueden multi-plicarse todos los seres. Así, pues, que mi¬rar al sexo con asco, considerarlo tabú o pecado, motivo de vergüenza o disi¬mulo, es una blasfemia, equivale a escu¬pir francamente en el Santuario del Ter¬cer Logos. Así que, vale la pena entender que es necesario Trabajar con el poder maravilloso del Sexo. Así por la Fuerza maravillosa del Tercer Logos existe toda la naturaleza y gracias a las Fuerzas Sexuales, existimos nosotros. Se hace indispensable entender lo que es esa Fuerza para no profanarla, es necesario saberla usar para transformarnos radical¬mente.


Muchas veces hemos dado la Clave de la Transmutación: ¡Conexión del Lingam-Yoni sin eyaculación del Ens Seminis, porque dentro del Ens Seminis está todo el poder del Cristo, el Fohat! ¡Esa es la Clave! ¡Ese es el Secretum Secretorum de la Transmutación! Y uso para ello cortas palabras, porque el Sexo es Sagrado, y su Clave debe ser expuesta con rectitud, para el que entienda, en¬tienda y Trabaje, que eso es lo funda¬mental. Cuando uno Transmuta el Es¬perma en Energía puede originar un cam¬bio total.


Los Sabios Alquimistas Medievales nos hablan del Mercurio de la Filosofía Secreta, y éste en sí mismo, no es otra cosa sino el Alma Metálica del Esperma Sagrado. Cuando se Transmuta el Es¬perma, el Exiohehari, ruando no se comete el crimen de derramar el Vaso de Hermes Trimegisto el Tres Veces Grande Dios Ibis de Thot, obviamente se fabrica Mercurio, el Mercurio de los Sabios, que no es otro que la Energía Creadora que sube al cerebro.


Ese Mercurio tiene que pasar por fases definidas antes de que pueda ser útil, y eso lo saben los alquimistas,


Saber preparar el Mercurio es indis¬pensable.


En principio, las Aguas Mercuriales son NEGRAS como el carbón, putre¬factas, inmundas. Muchos alquimistas pierden su tiempo porque jamás blan¬quean las Aguas de la Vida, y no las blanquean, sencillamente porque no sa¬ben refinar el Sacramento de la Iglesia de Roma. Ese Sacramento hay que en¬tenderlo, porque si ustedes leen la palabra Roma a la inversa, diría AMOR, ¿verdad? Si ustedes las silabas las cambian, ponen la frase al revés, en lugar de ROMA, dice AMOR.


El Sacramento de la Iglesia del Amor está siendo profanado por muchos neófitos que trabajan toscamente en la Forja de los Cíclopes, crudamente, bru¬talmente, pasionalmente, pero no refinan su Trabajo y las Aguas permanecen Negras.


Cuando se comienza a refinar el trabajo, tales Aguas se vuelven BLANCAS. Inefables, entonces se adquiere el dere¬cho a usar la túnica blanca de la Castidad.


Mucho más tarde, cuando las Aguas se vuelven AMARILLAS, son ya útiles para que puedan ser fecundadas por el AZUFRE.


El AZUFRE es el FUEGO, el Fuego encerrado, pues, en nuestros órganos creadores; el Fuego que al mezclarse con el Mercurio, es decir, con la Energía Sexual, asciende victorioso por el canal medular hasta el cerebro. El ascenso del Fuego Sagrado es extraordinario.


El primer Centro que se abre es el de la Iglesia del Coxis, de la Iglesia de Efeso en el hueso coxígeo que nos da el poder esotérico del elemento tierra. El segundo Centro que se abre está a la altura de la próstata, que nos da el poder sobre las Aguas tormentosas del océano. El tercer poder que se abre está a la al¬tura del ombligo y el poder que se nos confiere es sobre el elemento fuego; podemos entonces poner en actividad los volcanes de la Tierra. El cuarto poder que se abre está a la altura del corazón y nos da el poder para entrar y salir del cuerpo a voluntad, o para po¬ner el cuerpo en estado de Jinas; nos con¬fiere el señorío del elemento aire. El quinto Centro que si abre, está en la laringe creadora que nos permite hablar en síntesis y escuchar las Sinfonías del Cosmos. El sexto poder está a la altura del entrecejo, y nos confiere la Divina Clarividencia, facultad que nos permite ver los Mundos Superiores. Y el séptimo Centro que se abre, está en la glándula pineal, y nos confiere el poder de la Polividencia, ver todas las regiones del espacio infinito.


El Mercurio mezclado con el Azufre abre estas ruedas. Cuando el Mercurio se mezcla con el Azufre, es decir, con el Fuego, se vuelve ROJO como la Púr¬pura.


Sinceramente, repito, muchos son los que permanecen estancados porque no refinan el Sacramento de la Iglesia de Ro¬ma.


El excedente de todo este Azufre, de todo este Mercurio, y más aún, de la Sal sublimada que asciende mezclada con el Azufre y el Mercurio, cuando cristaliza en nuestras células, en nuestro sistema nervioso Gran Simpático, toma la forma extraordinaria y maravillosa del Cuerpo Astral.


Este Cuerpo viene a Fabricarse dentro del organismo, en el laboratorio; un Cuerpo magnífico. Uno sabe que tiene Cuerpo Astral, cuando puede funcionar con él, cuando puede usarlo como las manos, como los pies. Con el Cuerpo Astral puede uno visitar los otros planetas del sistema solar; con el Cuerpo Astral podemos nosotros ponernos en contacto con los Treinta Aeones que fun¬cionan en la Aurora de la Creación; con el Cuerpo Astral podemos ponernos en contacto con todos esos Arcángeles, Tronos, que existen en el Universo; con el Cuerpo Astral podemos viajar a todos los mundos de la Galaxia, in¬cluyendo a Sirio que es la Capital Cen¬tral, alrededor de la cual gira toda es¬ta Gran Vía Láctea.


Está prohibido ir más allá del Sol Central Sirio. Quiero que ustedes sepan que Sirio es el centro fundamental de la Galaxia. Todas las constelaciones de la Vía Láctea, con los sistemas sola¬res, y hasta nuestro sistema solar en don¬de vivimos, giran alrededor de Sirio, en el centro de gravitación de todos esos mundos, incluyendo al nuestro.


Por eso, al Iniciado que tiene Cuerpo Astral, sólo se le permite ir hasta Sirio; más allá de Sirio está prohibido. Porque más allá de Sirio hay otras galaxias con gentes diferentes que uno no entiende. Yo mismo, con mi Vehículo Sideral Astral, con el Eidolón, como dijéramos en Alta Magia, cuando he intentado pasar más allá de Sirio, he sido regresado. Así que, está prohibido ir más allá del Sol Central, ya que hay otras galaxias mucho más allá, galaxias cuyas leyes no enten¬demos. También hay Anti-galaxias, Anti-materia, Anti-mundos, Anti-soles, anti¬estrellas, Anti-átomos. Las galaxias, por ejemplo, de Anti-materia, son para noso¬tros incomprensibles, no sería posible entenderlas. Aun sabios como Einstein, resultarían absolutamente ignorantes en materia de física o matemáticas que se le llevara a existir a una galaxia de Anti¬-materia, donde las cargas eléctricas están a la inversa. ¿Cómo entender nosotros eso? Una Anti-estrella con cargas a la inversa, hecha de Anti-materia, no es posible que la entendamos ni siquiera por nuestros propios científicos.


Ahora pensemos lo que significaría pasar más allá de Sirio para manejar leyes que no podemos entender, que no hemos estudiado en nuestra galaxia. Estaríamos prácticamente indefensos, quedaríamos convertidos en leños llevados por el borrascoso océano; aún poseyendo un Cuerpo Astral, no seríamos más que míseros leños; así es el infinito.


¿Cómo podríamos entendernos con gentes que tienen cuerpos de Anti-materia, que sus cargas son a la inversa, sus con¬ceptos pertenecen a dimensiones que desconocemos? ¡Imposible! ¡No enten¬deríamos nada, ni jota!.


Así que tener un Cuerpo Astral vale la pena; vale la pena, para conocer esas regiones del espacio. Pero jamás podríamos pasar con tal Cuerpo más allá de Sirio.


Una vez que nos hemos dado el lujo de crear dicho Vehículo, se hace indispensable crear también el Cuerpo Mental, si es que queremos ser Hombres con una Mente Individual. Mas, hoy por hoy, no tenemos una Mente Individual; tene¬mos muchas mentes.

Si pensamos que cargamos en nuestro interior al ego, al mí mismo de la sicología experimental, y que éste existe en nosotros en forma pluralizada, indubi¬tablemente cada uno de esos elementos tiene su mente propia. Hay dentro de nosotros, pues, muchas mentes. Cada mente tiene sus propias ideas, su criterio, su documentación; se justifica, tiene su lógica para argumentar, o para defender, o para ocultar; puede perfectamente defenderse ante un tribunal con una inteligencia sorprendente para decir: “Yo tenía razón, mas este hombre ¿por qué me ha ofendido tantas veces?”


El yo de la lujuria también tiene su lógica. Podría presentarse ante el mejor de los tribunales, y con texto de fisio¬logía en mano, auto-defenderse, hacer muchos argumentos; podría decir que la lujuria es una función natural del hombre, que todo lo que existe debe desenvolverse sexualmente, hasta decir que no tenía lujuria, que lo que hacía era que se estaba desarrollando dentro de la función gnóstica; podría hacer una exposición de fisiología, dictar una cátedra, y pintar en el pizarrón toda la fisiología de él y de los funcionalismos de los ovarios y testículos y dejar a todos asombrados.


Cada uno de los yoes que llevamos dentro, tiene su lógica, tiene su mente, tiene su razonamiento, su mente propia.


Lo interesante es que cada mente que cargamos en nuestro interior disputa con cada una, chocan las distintas mentes que cargamos, unas con otras, ¿entonces qué? Tenemos muchas mentes, y eso no lo ignora nadie.


Necesitamos crear la Mente Indi¬vidual, pero ésta no se podría crear, sino Transmutamos el Esperma Sagrado en Energía. Obviamente, con la Trans¬mutación, se fabrica eso que se llama Mercurio. Es con ese Mercurio de los Sabios con el que podemos nosotros cristalizar en nuestro interior, formar, organizar, la Mente Individual.


Cuando alguien posee el Cuerpo Mental Individual, puede aprehender, capturar, asimilar, toda la Ciencia del Uni¬verso. Podemos usar tal Vehículo Mental para viajar por el Sagrado Espacio, de mundo en mundo. Con la Mente Indi¬vidual, se puede penetrar en el Devachan, es decir, en la Región Mental Superior del Cosmos y de la Naturaleza.


La Mente Individual es espléndida, formidable, maravillosa. Pero eso no es todo. La gente es víctima de las circuns¬tancias, depende de la ley de los acci¬dentes; nosotros podemos cambiarla.


Uno no podría en verdad, realmente, aprender a dirigir las circunstancias, si antes no ha creado el Cuerpo de la Vo¬luntad Consciente. Cuando uno Fabrica tal Cuerpo, obviamente ya no es esclavo de las circunstancias, puede dirigirlas intencionalmente, se convierte en amo, en Señor. Ese Cuerpo solamente se Fa-brica con el Mercurio de los Sabios, es la resultante de la Transformación o Transmutación de la Energía Creadora.


Ya con los Cuerpos Astral, Mental y Causal, nos damos el lujo de recibir nuestros principios Anímicos y Espiri¬tuales y nos convertimos en Hombres de verdad, en Hombres Reales.


El Cuerpo Causal es el último de los vehículos que hay que crear. Podría decirles a ustedes que el Hombre Causal es el Hombre verdadero.


En el mundo de la Causas Natura¬les encontramos el Verdadero Hombre, el Hombre Causal. Da gusto ver uno, en la región de las Causas Naturales, al Hombre Causal. Así estemos Traba¬jando por la humanidad, el Hombre Causal es el verdadero Bodhisattva en el sentido trascendental de la palabra.


Los Bodhisattvas Trabajan bajo la dirección del Padre; cada uno obedece al Padre. Porque hay tantos Padres en el Cielo, cuantos hombres en la Tierra. Cada uno tiene su Padre que esta en se¬creto.


El Hombre Causal se desenvuelve bajo la dirección del Padre, y vive en el Mundo de las Causas Naturales; es el verdadero Hombre, el Hombre Causal, el Hombre Real. Al Hombre en el sen¬tido más grande de 1a palabra, lo encon¬tramos en el Mundo de las Causas Naturales; es en esa región donde se escuchan las Sinfonías del Cosmos; es en esa re¬gión donde venimos a hallar el Karma, porque en esa región Trabajan los Se¬ñores del Karma.


El Hombre Causal puede absorber sus vehículos Astral y Mental para vivir precisamente en esa región. Desde allí SE PROYECTA, ya hacia las regiones de la Mente Cósmica y sus profundida¬des, o ya hacia las regiones del Mundo Astral, para aparecer posteriormente en el mundo físico.


En nombre de la verdad, tendría yo que decirles que para poder existir aquí con ustedes, para poder platicar aquí con ustedes, necesito proyectarme en lo personal, desde el Mundo Causal, porque yo tengo mi centro de gravedad en el Mundo de las Causas Naturales; desde allí me proyecto hacia el Mental, posteriormente hacia el Astral, y por último, haciendo grandes esfuerzos, vengo aquí al físico a platicar con ustedes. PERO ESTOY PLATICANDO CON USTEDES POR CONCENTRACIÓN, POR¬QUE MI CENTRO DE GRAVEDAD ESTA EN EL CAUSAL, SOY UN HOM-BRE DEL MUNDO CAUSAL, Y SI ALGO DIGO, Y ALGO EXPLICO, ES POR MANDAMIENTO, ES PORQUE SE ME HA ORDENADO ENTREGAR¬LES A USTEDES ESTE MENSAJE. Y lo hago con el mayor gusto, a fin de que ustedes puedan hollar la Senda de la Revolución de la Conciencia de la Revolución en Marcha, de la Revolu¬ción Espiritual, Integral, Divinal.


Quiero, pues, que entiendan, que el Hombre es lo que cuenta, y que el Sol tiene interés en crear Hombres. El Sol quiere una COSECHA DE HOMBRES y Trabaja febrilmente en estos momentos para lograrlo.


Quiero que sepan ustedes que cuando una Raza pierde todo interés por las Ideas Solares, el Sol también pierde todo interés por la Raza y la destruye.


En estos momentos, el Sol quiere destruir esta Raza, porque ya no le sirve para su experimento, mas antes de des¬truirla, hace un esfuerzo supremo, saca con un gran esfuerzo, una Cosecha pe¬queña, aunque sea, de Hombres Solares.


Si ustedes atienden a nuestro lla¬mado, si ustedes se crean la Disponibi¬lidad al Hombre, el Sol podrá absorbérselos como Hombres Solares. Pero se necesita que ustedes cooperen con el Sol, sólo así podrán transformarse en Hombres Solares.


Se hace urgente que ustedes, ante todo, sepan Transmutar.


El Hombre Solar solamente puede crearse con la Energía Solar, y esa Ener¬gía está contenida precisamente en el Azogue en Bruto de los Sabios, es el mineral en bruto; tal elemento es el Exiohehari, es decir, el Esperma Sagrado.


Quienes cometen el crimen de extraerlo de su organismo con propósitos pasionales, se alejan demasiado del Sa¬grado Sol Absoluto, y se hunden definitivamente en los mundos infiernos hasta su desintegración final.


Para que los gérmenes del Hombre puedan desarrollarse en el organismo, se necesita que sean tocados por el Rayo o emanaciones que vienen del Sagrado Sol Absoluto. Sin tales emanaciones, los gérmenes permanecen infecundos y degeneran e involucionan espantosamente hasta la Muerte Segunda.


Para que las emanaciones Cósmicas que vienen del Sagrado Sol Absoluto puedan tocar los Gérmenes del Hombre, se necesita que no nos alejemos del Sagrado Sol. Uno se aleja demasiado de ese Astro, cuando fornica y adultera.


Así que, debemos entender que ni a los fornicarios ni a los adúlteros, les toca el Sagrado Sol Absoluto; por eso fracasan. No puede sacar el Sol cosecha de los fornicarios, ni tampoco de los adúl¬teros.


Para que el Sol saque alguna Cosecha, se necesita que nosotros marchemos de acuerdo con la Ley.


¿Qué se entiende por fornicarios? El que derrama el Vaso de Hermes Trimegisto.


¿Qué se entiende por adúltero? El que entra en contacto sexual con per¬sonas que no pertenecen a él. Por ejem¬plo: Un hombre que toma a otra mujer, y abandona a la que tiene, es adúltero. Aún más, si la tomase únicamente para Transmutar, sigue siendo adúltero, pues si carga dentro de su espina dorsal un tipo de energía, la de su esposa, y luego entra en contacto con otro tipo de energía, la de otra que no es su esposa, esos tipos de energía igual se destruyen entre sí. Es una ley física que dos tipos de energía iguales, por oposición se destruyen entre sí. Viene un corto circuito, se quema un cable. ¿Cuál? El de cierto Hilo que existe en la espina dorsal por el cual sube el Azufre, es decir, el Fuego, que al quemarse, pues, el Alquimista pierde grados, poderes, etc.