segunda-feira, 17 de agosto de 2020

Astrosofía Parte 8

 


La Naturaleza del Mundo Planetario – Saturno

En la 8ª Carta hemos desarrollado un método para poder comprender las actividades de los cuerpos celestes en nuestro sistema planetario, y mostramos cómo la imaginación del candelabro de siete brazos es una imagen de las influencias planetarias. En esta y en las siguientes Cartas nuestra tarea será entrar con más detalle en estas actividades.

Willi Sucher

Saturno

En la última Carta estudiamos la esencia del tiempo en el espacio, y llegamos a la conclusión de que Saturno está activo en todas partes; dondequiera que la mera existencia anímica se adentre en la existencia física. Con el fin de dar un paso más en nuestras investigaciones sobre la naturaleza de Saturno tendremos que considerar las indicaciones dadas por Rudolf Steiner en sus libros “la Ciencia Oculta, un esquema y  Teosofía”. Podemos utilizarlas, por así decirlo, como la llave que abre la puerta de entrada al reino del conocimiento.

En “La Ciencia Oculta, un Esquema”, especialmente en el capítulo IV, “La Evolución Humana y la Evolución Cósmica”, el Dr. Steiner nos da un resumen de las condiciones que precedieron a la creación del Universo en el que vivimos. Ahí, habla de las diversas etapas de la evolución pre-terrenal que se denominan, según la tradición oculta, Antiguo Saturno, Antiguo Sol y Antigua Luna. En las Cartas anteriores ya hemos mencionado la evolución del Antiguo Saturno, pero hasta ahora no hemos ido más lejos. Sin embargo ya tenemos una idea de cómo llegó a devenir nuestro universo a través de la poderosa obra de los Seres Espirituales que están activos detrás del velo de los eventos físicos.

Durante la evolución de Antiguo Saturno por primera vez en el curso de los acontecimientos, apareció la sustancia física, aunque no evolucionó más allá del estado de calidez o calor. Esto no fue provocado por una sola categoría o grupo de Seres espirituales, sino por la co-actividad de todos los seres del orden jerárquico.

Así el Antiguo Saturno no sólo es algo que ha sido, se puede encontrar en todas partes; por ejemplo, en la actividad del planeta Saturno y también en muchas otras conexiones, de algunas de las cuales hablaremos más tarde.Todas las jerarquías trabajaron juntas para llevar a cabo las etapas esenciales del Antiguo Saturno. Cada Jerarquía tenía, por así decirlo, una tarea determinada. Después de que una tarea fue cumplida, otra Jerarquía llevó la evolución hacia adelante, a otro nivel de perfección. Toda esta gran ronda de la evolución que llamamos Antiguo Saturno, junto con todo lo que fue creado en el mismo, se hereda en el cuerpo que observamos astronómicamente como el planeta Saturno de nuestro sistema solar. Nada se pierde en la evolución del mundo; nada que una vez ha devenido puede desaparecer. Todo sigue existiendo, a pesar de que pueda estar oculto tras la apariencia exterior del mundo de los sentidos.

El Saturno de nuestro sistema solar es el más exterior de los siete planetas, es decir, de aquellos planetas que el ser humano todavía puede percibir a simple vista. Por lo tanto su órbita es la más grande de los planetas “antiguos”, sabemos que Saturno necesita unos 30 años para completar su órbita. También sabemos que Saturno tiene una forma peculiar. Nosotros lo percibimos como un globo suspendido o descansando en un enorme círculo luminoso. Si miramos a través de un telescopio hacia Saturno, percibimos este círculo luminoso, y dentro, el mundo iluminado del planeta.

Realmente no se ha encontrado una explicación satisfactoria de este fenómeno, pero si nos fijamos en el Saturno actual como la “memoria” perceptible de Antiguo Saturno, podemos aceptar la siguiente sugerencia: en la descripción de la evolución de Antiguo Saturno en el libro “La Ciencia Oculta, un Esquema”, el Dr. Steiner menciona el hecho de que este “planeta” estaba rodeado de una “atmósfera” de carácter espiritual. A partir de esta atmósfera espiritual que le rodea, las Jerarquías vierten sus actividades en el cuerpo planetario. Este hecho es recordado en los anillos del Saturno actual.

Ahora, tenemos que tener en cuenta que el “cuerpo” real del Antiguo Saturno fue creado a partir de la sustancia de Voluntad sacrificada por los Espíritus de la Voluntad o Tronos. Por lo tanto podemos afirmar que los Tronos fueron los principales Espíritus del Antiguo Saturno, porque en el fondo, lo que en etapas posteriores se convirtió en calor, esa sustancia, estaba presente y fue heredada en todas las transformaciones posteriores que sufrió la sustancia original. Por lo tanto, también estará presente como patrimonio de su naturaleza esencial en la actividad del Saturno de nuestro sistema solar. O, en otras palabras, Saturno debe ser especialmente el reino donde los Espíritus de Voluntad han grabado su propia actividad como una especie de memoria cósmica, y de alguna manera esta actividad todavía debe emanar de ese planeta. Las indicaciones de Rudolf Steiner así lo confirman, él señaló que la esfera de Saturno tiene el tamaño que ocupaba el Antiguo Saturno. Si tomamos la gran órbita de Saturno como un gran círculo de forma esférica, entonces podemos llamar a esto la esfera de Saturno. Esta esfera actual, es tan grande como el Antiguo Saturno, y además, el Dr. Steiner nos indica que es el dominio de los Espíritus de Voluntad.

Ahora hemos llegado a dos términos de referencia con respecto a la actividad del actual Saturno: es el dominio de los Espíritus de Voluntad, y es un recuerdo del Antiguo Saturno. (Más adelante continuaremos con estas descripciones).

En las descripciones de “Teosofía”, Rudolf Steiner nos abre otro modo de enfoque. Allí describe la naturaleza del mundo del alma y el mundo del espíritu  y las experiencias del alma humana en estos reinos en la vida después de la muerte (capítulo III). Lo que más nos interesa en relación con nuestra tarea actual es la descripción de la tercera región del mundo del espíritu. Ahí el Dr. Steiner dice:

 “La tercera región del mundo espiritual es la de los arquetipos de todo lo anímico. Todo lo que vive en este mundo está presente como pensamiento vivo. Uno encuentra en ella los arquetipos de los deseos, sentimientos, etc.  Todo lo que una persona ha llevado a cabo en su vida en la Tierra como servicio a la comunidad, en la devoción desinteresada a sus semejantes, dará frutos aquí. Por medio de este servicio, a través de esta donación, que vive como un reflejo en la Tercera Región del mundo del espíritu. Los grandes benefactores de la raza humana, las naturalezas abnegadas, los que prestan grandes servicios a la comunidad, adquirieron su capacidad para hacerlo en esta Región, después de haber adquirido por sí mismos la preparación para tener una relación especial con él durante su anterior trabajo terrenal”.

Por lo tanto hemos llegado a otro aspecto de Saturno. Esta tercera región del Mundo del Espíritu es la esfera de Saturno, a través de la cual llega el alma humana en la vida después de la muerte. Esto se indica en el ciclo de conferencias de Rudolf Steiner “La vida entre la muerte y el nuevo nacimiento”, (Berlín, 1912-1913), donde habla de los aspectos cósmicos de lo que ha descrito en “Teosofía”.

Este tercer aspecto de Saturno se suma a los otros dos en la conexión con la Humanidad. Es la Voluntad que emanaba en el principio, de los Espíritus de la Voluntad y que vive como una fuente de servicio de “los grandes benefactores de la raza humana”. Ella trabaja a través de los miembros de la familia humana como el impulso de un nuevo comienzo, sirviendo a la “Voluntad de existencia y evolución”.

La cuestión es cómo este poder de la Voluntad, que es la esencia de la esfera de Saturno, fue capaz de crear la existencia física en el principio. En nuestra última Carta, donde elaboramos la secuencia séptuple de la actividad en el tiempo, hemos dicho que desde el reino de Saturno, poderosas Potencias emanaron lo que provocó la existencia física.

Imaginemos ahora a los Tronos sacrificando su Voluntad, que era entonces el principio más bajo del conjunto de su séptuple Ser. Dado que la separaron de su origen, ella se convirtió en un mundo por sí misma, a pesar de que aún estaba en un estado psíquico puro. Era “la formación del alma”, aunque llevaba la herencia de la Voluntad, en una forma caótica.

Esta Voluntad se esforzó hacia la evolución. La esencia de esta fuerza de voluntad evolutiva es el “yo”, porque mientras estuvo unida a los Tronos había alcanzado la cualidad del “Yo”. Podemos, por lo tanto, leer en “la Ciencia Oculta” que realmente salió de esta fuerza de voluntad, el fundamento del “yo” humano, el cuerpo, que fue creado con la ayuda de otros seres espirituales llamados los Espíritus de la Forma. Entonces, poco después, la sustancia de voluntad psíquica original, se transformó en calor. Así podemos entender una de las más grandes leyes de la evolución: por un lado, se dio un paso hacia la individualización; por otro lado, como consecuencia, la sustancia psíquica descendió al nivel de sustancia física.

Tal vez podamos explicar esto con un ejemplo. Imaginemos un ser humano espiritualmente activo, tal vez un artista, un poeta, un científico que vive en su mundo anímico lleno de impulsos creativos e imaginaciones morales. Ese mundo anímico pertenece a esa persona así como le pertenece el cuerpo, sin embargo, el impulso de su imaginación moral, el conocimiento, lo heredan los demás seres humanos para su beneficio y evolución interior. Lo que era el propio mundo del artista se separa, y en cierta manera,  avanza hacia la comunicación.

Mientras avanza hacia la comunicación, se encuentra con el círculo de lectores, el público, los admiradores del arte, etc., pero al mismo tiempo se convierte en la “obra” del autor, como la literatura o los productos de arte. Ahora tiene una apariencia exterior que ha abandonado su origen anímico y ha entrado en una “existencia física”.

Así, podemos percibir toda la creación primigenia y su posterior evolución, en la imagen del triángulo:


Ahora podemos mirar a Saturno en esta forma: la enorme esfera de Saturno de nuestro sistema solar es el reino o región en la que habitan los Arquetipos de todas las formaciones del alma. Detrás de estos Arquetipos se oculta la Voluntad donada por los Espíritus de la Voluntad. También podemos llamar a esto la Voluntad del Padre. Esta Voluntad, es el núcleo espiritual de toda la vida del alma. Es la esencia de la vida del alma humana, cuando se esfuerza hacia la perfección. Esta sustancia volitiva fue separada de su origen, del Ser de los Tronos, e implantada en el individuo, que es el objeto de la gran ley cósmica, que se mencionó anteriormente. Luego, a medida que el individuo avanzaba a través de las diferentes etapas de su progreso, hacia la perfección, la sustancia de Voluntad psíquica original, cayó, o se despegó como una concha, convirtiéndose en sustancia física. Por lo tanto, si nos fijamos en esta Voluntad o actividad de Saturno, tenemos que distinguir entre su conexión con el mundo del alma, como el mundo del alma de la humanidad, y su influencia sobre la apariencia física.

Primero vamos a considerar cómo los arquetipos del alma del mundo, —o Saturno— trabajan como Voluntad en el mundo anímico de los seres humanos. Trabajan sobre todo en la esfera de la Voluntad humana, pero en ese ámbito todavía estamos profundamente dormidos. Estamos totalmente despiertos en nuestro pensamiento. En el sentimiento ya estamos más lejos de la luz brillante del nuestra conciencia de día, —ahí soñamos—. En cuanto a la Voluntad, no podemos captarla en absoluto con la conciencia del día, porque es un mar abisal de impulsos desconocidos, emociones, anhelos y deseos. Esta incapacidad de la mente humana para penetrar en estas profundidades de la vida anímica, ha llevado a muchos errores de juicio de la naturaleza del ser humano. Y si buscamos la contraparte cósmica del reino de la voluntad humana, llegaremos a Saturno.

La posición particular de Saturno, en el momento del descenso del alma humana a la vida terrenal, es siempre una imagen de esos reinos profundos de la Voluntad. Puede estar en la constelación de Leo o Piscis, puede estar en conjunción u oposición con otros planetas, pero donde quiera que esté, revela los secretos de la Voluntad de la persona a la que le concierne. Debemos ser capaces de leer el lenguaje de Saturno, ya que pasa a través de las doce constelaciones del Zodiaco, y estas Cartas se escriben con el fin de dar una comprensión de este lenguaje. Por ejemplo, si una persona ha descendido a la vida terrenal cuando Saturno estaba en Leo, podemos retomar lo que se ha dicho acerca de esta Constelación, y al mismo tiempo escuchar, por así decirlo, los profundos impulsos volitivos de la persona en cuestión.

Muchos destinos de la vida podrían corregirse si pudiéramos hacer esto sin egoísmo. Entonces podríamos percibir los más altos fines y el propósito espiritual individual de nuestra vida en la Tierra.

La más alta tarea y el impulso más profundo de la vida de esa persona puede ser experimentar y escuchar la armonía cósmica escondida en todos los seres que existen en el universo y llevar este “corazón-percepción” a un equilibrio con las fuerzas de la cabeza. Esto puede implicar una lucha gigantesca en la vida, pero seguramente será diferente en cada caso, de acuerdo con el lenguaje de los otros planetas. Un número de las posiciones de Saturno en diferentes constelaciones del Zodíaco se dan en la quinta y sexta Cartas.

Sin embargo Saturno en el nacimiento de un individuo puede revelar mucho más. Ya hemos mencionado que la más alta tarea del ser humano en la vida, aparece en la imagen de Saturno, aunque el cumplimiento de esta tarea casi nunca se lleva a cabo en un tiempo de vida corto. Van a ser necesarias muchas vidas terrenales o encarnaciones para que el “yo” humano pueda alcanzar lo que se le pide, y es Saturno el que hace girar la rueda de una encarnación a otra. Así, en la imagen de Saturno, en el momento del descenso de un alma a la encarnación, aparece no sólo la tarea o la llamada interior del alma, sino también el telón de las encarnaciones pasadas.

Saturno no sólo es, por así decirlo, la “estrella” que lleva al alma a la puerta de entrada al nacimiento, pues vuelve a estar presente en el momento de la muerte recogiendo los frutos de nuestras vidas terrenales individuales. En las puertas de nacimiento, distribuye las tareas más altas de la vida que está por venir; en el umbral de la muerte reúne o cosecha los frutos de la vida que ha pasado, ya sean buenas o malas, si se ha cumplido la tarea de la vida, o se ha fracasado.

Ahora, cuando el alma humana entra en el mundo espiritual, Saturno porta la imagen, el arquetipo del alma, como un continuo juicio de la caricatura que, más o menos, ha hecho de sí misma durante la vida pasada en la Tierra. Entonces, después de algún tiempo, el alma decide descender a una nueva vida en la Tierra, y ahora, al pasar por la puerta de entrada de nacimiento, Saturno está de nuevo allí soportando el arquetipo del alma con los nuevos aspectos y resoluciones que se le han agregado durante la vida entre la última muerte y este nuevo nacimiento. Seguramente mayoría de la gente, mientras vive en la Tierra no tiene conciencia de esta presencia de Saturno antes del momento del nacimiento, pero esta activo en la organización humana como las desconocidas fuerzas de la Voluntad, en la profundidad del alma.

Un ejemplo nos aclarara este aspecto de Saturno. Francis Bacon de Verulam nació el 22 de enero de 1561. Saturno estaba en la constelación de Tauro. Esta posición revela el contexto de su anterior encarnación. Recordemos lo que dijimos sobre Tauro en anteriores Cartas. Está conectado con la poderosa Palabra Creadora, el Verbo cósmico. Podemos ver en ello, el reino de los Espíritus de Movimiento cuya tarea era crear fuera, el movimiento interior del alma, un movimiento externo —multiplicidad de transformaciones en el mundo físico. Por lo tanto, Tauro es el ámbito del universo del que emanan intensas fuerzas de movimiento y de poder.

Esto se concentra en Saturno. Indicando que Francis Bacon, en su vida anterior, fue una personalidad poderosa que tenía el poder de penetrar en el mundo que le rodeaba con un movimiento interno, una personalidad que estaba especialmente preocupada con la palabra, es decir, la literatura, la ciencia, etc. Saturno esta en oposición a Marte, que esta situado en la constelación de Escorpio. Esto le da a Saturno otra cara. Ya hemos mencionado en anteriores Cartas que Escorpio, que una vez fue el Águila, está conectado con el declive de la evolución del planeta Marte en el universo. Por lo tanto, esta oposición de Saturno y Marte indican a un poderoso, incluso brillante líder de alguna nación, pero con una cierta oscuridad en este esplendor, ya que está conectado con las fuerzas decadentes de Marte.

Saturno puede incluso convertirse en una guía para encontrar el intervalo de tiempo durante el cual este alma estuvo en el mundo espiritual. En el caso de Francis Bacon nos puede llevar al siglo IX dC como el momento de su última vida en la Tierra. Esto está confirmado por las indicaciones de Rudolf Steiner que, según su conocimiento espiritual, reveló que esta alma se había encarnado a comienzos del siglo IX DC como un poderoso príncipe conectado con la culminación de la cultura árabe.

En estas Cartas aún no hemos llegado al punto en que podamos elaborar plenamente este aspecto de Saturno, que nos conduciría a vidas anteriores en la Tierra, desde el punto de vista cualitativo, así como en relación con el tiempo, pero como queremos hablar de la naturaleza de Saturno tenemos que mencionarlo.

Saturno es el gran historiador del universo, como lo llama el Dr. Steiner. Es la gran memoria del universo; por lo tanto, todo lo que pertenece a la esfera de la Historia es penetrado por la actividad de Saturno: la biografía espiritual del ser humano, la conexión entre las generaciones, la historia de las naciones, e incluso la historia del universo está viva en la memoria de Saturno. Realmente es la Voluntad de Dios lo que emana de este planeta.

Al recordar las etapas pasadas de la evolución en el Universo y en la Humanidad, nos trae de vuelta de lo descarriado al camino planeado por Dios sobre el gran plan de la evolución, a pesar de que nos puede conducir a través de tragedias y catástrofes.

Así, la actividad de Saturno, o la esfera de los arquetipos del mundo anímico, se manifiesta en la disposición del alma humana. Esta actividad también se puede encontrar en el mundo físico que nació como voluntad alejada de su origen: —los Espíritus de la Voluntad — y que se convirtió en la región de los arquetipos de toda formación anímica. Hemos tratado de explicar este desarrollo anteriormente, donde encontramos que la creación del individuo requiere la puesta en marcha de  las “obras”.

Ahora podemos encontrar la presencia de Saturno por doquier en el mundo físico. Saturno en su esencia más profunda, porque encontramos que la Voluntad original de los Tronos se condensó en calor físico que más tarde se convirtió en el fundamento de toda sustancia física.

Pero la Voluntad se oculta de alguna manera en la sustancia física; aunque no podamos percibirla con nuestros sentidos. Ahora, muchos de nuestros lectores pueden haber tenido la experiencia de rocas absolutamente estériles; por ejemplo, en las altas montañas o en la orilla del mar, donde no es capaz de vivir ninguna planta. Si escuchamos con atención el lenguaje de tal existencia, tenemos la experiencia de una Voluntad severa absolutamente inamovible de que es mucho más fuerte que cualquier cosa que aparece como fuerza de voluntad en los seres vivos. No podemos experimentar esta inflexible voluntad rígida mientras nos encontramos en medio de un paisaje, pero si recordamos esa experiencia en nuestra memoria, se revela especialmente su poderío y superioridad. Esto no es sólo un reflejo subjetivo del alma y, por lo tanto, sin ningún significado o realidad. Se trata de una “realidad anímica” que revela el origen de la existencia física de la Voluntad derivada de los Tronos. Esto se manifiesta especialmente en el mundo mineral, en los paisajes rocosos y estériles, de hecho está presente en todo lo que tiene una existencia física, corporal. En este fenómeno anímico, está el reino de la actividad de Saturno a la que nos enfrentamos.

Podemos percibir esta fuerza de voluntad heredada en la sustancia física con nuestras capacidades anímicas porque nos relacionamos con ella en nuestro cuerpo físico. La percibimos en la naturaleza sobre todo en el reino mineral, que es como el duro esqueleto de todo el organismo de la Tierra. A medida que las fuerzas de Saturno tienen su manifestación más pura en este reino ya que están activas en la fundación dinámica del esqueleto humano y el del animal.

El esqueleto describe fundamentalmente el cuerpo físico. No podemos imaginar cómo sería el cuerpo humano sin el esqueleto. Los principales contornos del cuerpo, —la cabeza, el tronco y las extremidades—  se indican en el esqueleto, siendo completadas con la materia blanda. Este poder de esbozar, que lleva en sí la idea arquetípica de la existencia humana en la Tierra, viene del planeta y de la esfera de Saturno. El forma de la cabeza, especialmente el cráneo, de modo que parece ser una imagen de la bóveda del universo por encima de nosotros. Es como una semilla que ha caída del universo y que todavía se asemeja a su origen. De esta cabeza, el organismo crece hacia abajo, hacia la Tierra. En la cabeza la materia blanda está encerrada en el cráneo, pero a medida que avanzamos hacia abajo nos encontramos con que los huesos inferiores están rodeados de materia blanda. La tendencia esférica del cráneo se transmuta en una tendencia radiante que apunta hacia el centro de la Tierra. En el animal la dirección del esqueleto es más o menos horizontal a la superficie de la Tierra. En el ser humano esta línea es vertical, en posición erguida.

En esta tendencia fisiológica que dirige a la existencia lo que parece ser una imagen del universo entero y de darle una posición erguida en los seres humanos, se halla escondida una enorme fuerza de voluntad. La existencia humana se une al universo espiritual. Es la expresión fisiológica de la Voluntad del Padre, que libera al ser humano como una semilla del cosmos para que pueda crecer en la existencia de la Tierra, por así decirlo,  a modo de planta invertida, en pos de cumplimentar una tarea de la Voluntad Divina. De este modo, nos encontramos con la actividad de Saturno en la naturaleza tal como la hemos conocido en nuestra vida anímica. Es el guardián del umbral, que conduce nuestro ser anímico a la existencia física. Protege el hilo que nos conecta con nuestro origen espiritual, con nuestro arquetipo, y también nos lleva desde el reino terrenal al mundo espiritual en el momento de la muerte.