terça-feira, 8 de março de 2016

Arthur Powell – La Magia de la Francmasonería Parte 2





CAPÍTULO II 
APERTURA DE UNA LOGIA EN EL PRIMER GRADO 

Una de las características del ritual masónico que más sorprende a los hombres pensadores e imaginativos es que unas frases tan sencillas y claras que casi parecen familiares, despierten como por magia ideas en el alma, y la aguijoneen para que busque su camino a tientas entre las palabras, cual si éstas fueran puertas que condujeran a otro mundo lejano, mundo espacioso, lleno de maravillas, misterio y realidad. 

Se ha derrochado más ingenio en inventar interpretaciones de las sentencias pronunciadas en la ceremonia de Apertura, que en ninguna otra parte del ritual. Estas preguntas y respuestas producen la impresión - impresión que la familiarización contribuye a hacer más honda - de que se trata de grandes cosas en preparación, de que se llama a la existencia a poderosas fuerzas y de que se van a revelar ocultos secretos y emprender momentánea acción. Ya la primera frase - consistente en 7 palabras (cosa bastante notable) - nos llama la atención inmediatamente como llamada de clarín que revela el esquema introductorio de los fundamentos de la Francmasonería. " Brethren, assit me to open the Lodge". "Hermanos, unios a mí para abrir la Logia". Esta es la llamada del V. M., el jefe elegido y aceptado, el representante del Altísimo. Por medio de ella se afirma la Fraternidad, se invita a la cooperación, se anuncia que va a realizarse un acto y que va a llevarse a cabo la Apertura de una Logia, es decir, de ese cuerpo integral de que cada Hermano constituye una parte. 

Entre las diversas interpretaciones que se han dado a la Apertura de la Logia, nosotros proponemos que se elija una sola: la del "microcosmos", del hombre individual o masón. 
Trataremos de relacionar a cada Oficial y Hermano con algún elemento claramente definido de la estructura psicológica humana, y de dar a cada frase de la ceremonia de apertura una significación apropiada a la disciplina de cada poder y facultad del hombre, a fin de que éste pueda prepararse para emprender cualquier acción. 

Si llegamos a cabo nuestro propósito con fidelidad, no sólo veremos que existe una relación fácil de descubrir entre cada Oficial de la Logia y los elementos que constituyen la compleja naturaleza del hombre (el cual consta de cuerpo, alma y espíritu), sino que cada palabra de la ceremonia puede aplicarse a la manera con que el masón ha de concentrarse en sí mismo antes de llevar a cabo una empresa y llamar sus fuerzas a la existencia, para estar en condiciones de realizar su trabajo con sano juicio, con fuerza inteligente y con la belleza de un hábil obrero. 

Tan perfecto es el sistema bosquejado que puede aplicarse a todos los grandes y pequeños actos individuales: por ejemplo, al gobierno de un reino, o a la redacción de una carta; para ayudar a un amigo o para resolver un problema; para dar una conferencia y sostener una conversación, o para formar el plan del trabajo a realizar en un día, en una hora o en un momento. 
En algunas logias se observan ciertas ceremonias preliminares, como la de entrar en el templo en procesión y encender las luces. 
Estas ceremonias significan nuestro retiro de las demandas del mundo externo, la situación de cada facultad en su lugar adecuado y la entrada en una actitud o atmósfera espiritual, de la cual se ha excluido el aire vulgar de las ocupaciones mundanales. Ellas nos recuerdan el inagotable depósito de poder espiritual de que podemos educir si queremos Sabiduría infinita, Fuerza omnipotente y Belleza que resplandezca por el universo entero. 

Para poder hacer una presentación más completa de nuestra tesis, nos vemos obligados a recurrir a la ciencia psicológica de Oriente, porque ésta es la que analiza más completa y acabadamente al carácter psicológico del ser humano. Aunque la psicología de Occidente se va acercando rápidamente a la antigua y primorosa clasificación oriental, no está bastante definida para servir sin ayuda ajena a nuestro propósito. Por lo tanto, vamos a recurrir a los análisis buddhista e hinduísta, ya vulgarizados en Occidente, dando también los términos sánscritos en beneficio de los estudiantes habituados a su empleo. 

Podemos hacer la siguiente tabla de nuestras correspondencias: 

ELEMENTOS                                 PSICOLÓGICOS 
OFICIAL                                         Occidentales                                 Orientales 
V. M.                                                       Sabiduría                                         Buddhi        
P. V.                                                        Fuerza o Voluntad                          Atma 
S. V.                                                        Belleza o mente creadora               Manas (superior) 
P. D.                                                        Razón o inteligencia                       Manas (inferior) 
S. D.                                                        Deseo o sensación                          Kama 
G. T. (int.)                                               Vitalidad física o cerebro      Prana (Linga Sharira o Doble Etérico) 

G. T. (ext.)                                              Cuerpo físico                           Sthula Sharira 
I. P. M.                                                 Sabiduría madurada o Experiencia derivada de los actos pasados y convertida en naturaleza.          Karana Sharira (Cuerpo Causal) 


Obsérvese que la principal diferencia existente entre el I. P. M. y los demás oficiales de la Logia consiste en que el primero representa lo actualizado, realizado y completado, y los últimos, lo que existe potencialmente. El I. P. M. representa lo que el hombre ha hecho; los demás oficiales significan lo que él puede hacer. 

Pasemos ahora a examinar cada una de las respuestas y preguntas de la ceremonia de Apertura. 

Hemos visto ya que las palabras de apertura pronunciadas por el V. M. - "Hermanos, uníos a mí para abrir la Logia " - constituyen una invocación del Maestro de Sabiduría a todos los poderes y facultades que posee el hombre, para que le ayuden en la labor que va a realizar. Después, el Maestro se vuelve hacia la Mente creadora, proyectadora y concebidora de formas y líneas de conducta, y le pregunta cuál es su Primer Deber, a lo cual responde aquélla que consiste en asegurarse de que el Templo está a cubierto de profanos. 

El Maestro instruye a la Mente para que cumpla con su deber; la Mente transmite la orden al Cerebro, y este último, tras de cerciorarse de que el Cuerpo Físico se "encuentra en el lugar que le corresponde", manifiesta que el templo está a cubierto de profanos. 

Podrían escribirse muchos volúmenes acerca del trabajo de la portería de la Logia, que se describe como el primer y constante deber de toda Logia perteneciente a la Francmasonería. Uno de los aspectos de este trabajo consiste en el secreto, pero dejemos esto de lado por ahora, y limitémonos a la función del Guarda Templo externo como representante del Cuerpo Físico. 
Enumeremos para comenzar los factores externos de los deberes del Portero. Primero, permanece en la parte exterior de la puerta de la Logia; segundo, va armado con una e... d... ; tercero, ha de impedir la entrada de los intrusos y profanos, y cuarto, ha de cuidar de que los Candidatos entren convenientemente preparados. 

Representando el Portero al cuerpo físico, que es el elemento más exterior de la personalidad, no creemos que sea difícil comprender la razón de su permanencia fuera de la Logia, puesto que no se puede permitir que entre en el recinto del templo nada que pertenezca a la personalidad, ni a los apetitos y deseos del cuerpo. Se ha dicho acertadamente que, así como los vestidos exteriores y los sombreros han de quitarse y colgarse fuera de la Logia, así también debe cada hermano abandonar sus sentimientos e intereses personales a la puerta del Templo. 

Pero no nos hemos de satisfacer únicamente con excluir del Templo a las influencias Indeseables, ya que el Guarda Templo externo realiza una misión mucho más importante que ésta. Debemos tener presente siempre que el Portero o Guarda Templo externo es un Hermano Masón y un Oficial de la Logia. Aunque parece desterrado de sus hermanos que se encuentran en el interior del Templo, ninguna Logia está completa si carece de él; puesto que el primer deber constante de todo el Tall, es procurar que él se encuentre en su puesto. Sin él no puede abrirse la Logia, y, si él deja de cumplir con su deber, el trabajo de aquella pierde su efectividad. El Portero no debe abandonar ni un solo instante su puesto, y ha de estar siempre alerta y presto a la acción. 
Jamás ha de envainar su es..... Para manejar esta arma con eficacia ha de poseer cualidades genuinas: vigilancia, prontitud, fuerza, habilidad, decisión instantánea, valor e infatigabilidad. 
Creemos que la significación de todo esto es bien evidente en nuestro análisis psicológico. 

En todo trabajo que hayamos de emprender, nuestro deber primero ha de consistir en ver si poseemos las condiciones físicas que requiere la obra. Las buenas intenciones, los elevados propósitos y las nobles resoluciones no tienen utilidad alguna a menos que se posean los medios materiales para poder llevarlos a efecto. La piedra de toque de la vida se ha de aplicar siempre en el plano físico. La Masonería no consiste tan sólo en alta filosofía y exaltada ética, sino que, además, es esencialmente práctica. Los fundamentos espirituales del Amor fraternal, de la Caridad y de la Verdad, han de tener sus contrapartes físicas en el plano material. 

El cuidado del cuerpo físico aplicado al individuo constituye un aspecto importante de la labor del Guarda Templo externo. La deficiente salud del cuerpo no sólo puede ser un 
medio de que se abran paso en la Logia las influencias indeseables, sino además de que la obra de las demás facultades pierda su efectividad. La debilidad corporal, la dejadez, la pereza, la lentitud, la cobardía y la falta de destreza, pueden hacer ineficaz la vigilancia o disminuir la eficiencia de la obra. Bien dijo un gran Instructor oriental que "el primer paso que ha de darse en el camino que conduce al Nirvana es el de poseer una perfecta salud física." 
Así pues, el Portero, físicamente considerado, representa la actividad física, la cual depende en gran parte de la salud del cuerpo. 

Como el Portero, el cuerpo físico no debe entremeterse ni ser un obstáculo, y esta condición se cumple mejor cuando goza de perfecta salud. El cuerpo, fiel sirviente de su dueño -la Mente, - actúa tanto más perfectamente cuanto menos conciencia de su existencia tiene el hombre. 
Pero aún hemos de llevar la cosa más adelante y considerar que el Portero representa todos los aspectos físicos de nuestras empresas. En toda parte de obra el primer y constante cuidado ha de concentrarse en los materiales y aplicaciones físicos. El artesano precisa materiales para su comercio e instrumentos de trabajo, y no existe prueba mejor de que es un buen trabajador que la de que tenga en orden sus instrumentos, de los cuales el más importante es su propio cuerpo. 

Por lo tanto, todo verdadero masón ha de procurar que las herramientas, sistemas, proyectos y aparatos físicos de que se valga sean todo lo perfectos posible y estén bien cuidados. Y sólo cuando haya cumplido estos requisitos, es cuando estará en condiciones de emplear sus facultades provechosamente en la obra masónica que haya de realizar. 

Permítasenos que nos salgamos un poco del tema del Guarda Templo o Portero externo, 
para decir que el deber inmediato del V. M. es el de asegurarse que todos los hermanos que se hallan en el templo sean masones, cosa que se comprueba inmediatamente. La aplicación psicológica de esto es evidente. Es necesario que en los comienzos de toda empresa probemos y nos percatemos de cuales son nuestros sentimientos, motivos y pensamientos, con objeto de ver si son dignos de quien es masón, si obedecen a la recta ley de la escuadra y si son puros e inmaculados como el distintivo de los francmasones. 

Después, el V. M. pregunta cuáles son los tres Oficiales principales, como si llamara a la existencia a sus fuerzas, y le responden que son: la Voluntad, que procura la fuerza impulsiva: la Mente, que concibe planes de acción, y la Sabiduría, que guía. Estos tres ocupan sillones de presidencia, y representan los principios estáticos del hombre, manantiales del poder, y no los vehículos que transforman la energía en acción. Para este último propósito, cada uno de ellos tiene su Oficial auxiliar, que es móvil y dinámico, tiene libertad para moverse por el piso de la Logia y obedece a los mandatos de las Presidencias. La Sabiduría dirige a la Razón (P. D.); la Voluntad energiza al Deseo (S. D.), y la Mente estimula al Cerebro (G. T. interno) a la acción. 

Volviendo de nuevo a tratar del Portero y, habiendo ya hablado de la primera parte de su deber, quizás nos sea provechoso examinar la función que cumple cuando cuida de que "los Candidatos estén convenientemente preparados". Al mismo tiempo que el Portero o cuerpo físico mantiene alejados a los intrusos, ha de conservar alerta las avenidas del sentido, de tal forma que las nuevas impresiones y el nuevo conocimiento o experiencia entren, cuando estén “convenientemente preparadas”. 

En relación con esto es interesante saber que podemos aplicar cada uno de los detalles de la preparación del Candidato a la manera como deberíamos recibir los nuevos factores y consideraciones, después de un detenido examen y de ponerlos a prueba, y aplicarlos al trabajo masónico. 

Por lo tanto, debemos despojarlos de toda idea de lucro personal: debemos cegarlos, para que en vez de que ellos nos dirijan y tuerzan, seamos nosotros quienes lo hagamos. Una vez que hayamos separado todas las trabas y obstáculos, debemos prepararnos para aplicarlos potentemente a la acción. Con el corazón puro, hemos de aprestarnos a aplicarlos al servicio de quienes tengan necesidad de simpatía o de ayuda, aun a riesgo de que nuestros esfuerzos encuentren como respuesta la ingratitud, la hostilidad o la incomprensión. Debemos de tener ansias de ofrecer todo cuanto poseamos, doblando las rodillas para reverenciar o para hacer humildes servicios, y manteniéndonos en contacto en todo tiempo con la madre tierra, duro lecho rocoso del hecho práctico: debemos aprestarnos a aplicar todos nuestros poderes, al objeto que tengamos a la vista, desafiando a todos los peligros hasta la muerte. 

El paso siguiente dado en la ceremonia de Apertura en relación con el G. T. interno consiste en describir la función del Cerebro que es la vida del cuerpo, es decir, en admitir principios conocidos a los que se puede dispensar del retejo, así como en dar la bienvenida, con las debidas precauciones, a nuevas ideas y flamantes conocimientos. El G. T. interno o cerebro viene a ser el sirviente de la Mente (S. V.) según dice el ritual: lección bastante fácil de comprender, aunque no siempre se pueda aplicar con facilidad. No todos los masones pueden convertir a su cerebro en siervo obediente de la mente, porque, a veces, aquel se rebela contra ésta arrastrándola consigo. Obsérvese de pasada que, según el sistema oriental, la Mente Superior gobierna el flujo de Prana o Vitalidad, con lo que se quiere dar a entender que la dirección de la salud corporal radica en la Mente, como muchas escuelas de pensamiento proclaman actualmente, quizás errando en algo. 
Los deberes del P. D. y del S. D., que se describen en sus respuestas un poco desconcertantes, y que, dicho sea de paso, no parece que se cumplan en las ceremonias actuales, tienen un alto interés psicológico. Creemos conveniente estudiarlas juntas. 
El P. D., que representa el intelecto activo y razonador, la conciencia normal en estado de vigilia, ha de llevar los mensajes y mandatos de la Sabiduría a la Voluntad. Esta última representada por el P. V., quien procura la fuerza impulsora para la realización de la obra, energiza a su sirviente o mensajero, el S. D. o Deseo, quien a su vez transmite la orden al S. V., la Mente Creadora, que es quien concibe los planes de realización de la empresa. 

La manifestación de que S. D. ha de ver si se "han cumplido las órdenes puntualmente", se refiere al hecho de que el Deseo es insistente y se mantiene activo - podríamos decir casi agresivo - hasta que la Mente ha aceptado la orden y formulado algún plan para ejecutarlo. 
Similarmente, la Mente Inferior, la Razón, representada por el P. D., "espera que vuelva 
el S. D." ; es decir, que la conciencia normal vigílica permanece en estado de espera, a la expectativa, hasta que el Deseo se satisface y cesa en su actividad, al haber logrado su propósito. 
Una vez definido de esta forma los factores inferiores, dinámicos o activos, se verifica un notable cambio en la fraseología, pues el V. M. se dirige a los elementos estáticos y superiores, representados por los vigilantes, y les pide una explicación razonada. 

En el Ritual se describe el lugar que ocupa el S. V. o Mente creadora diciendo que señala al Sol en su meridiano, o sea el punto más elevado que este astro ocupa en el cielo. Esto parece indicar que el nivel superior de conciencia a que puede llegar el hombre en el Primer Grado, es el de la Mente Superior. Más aún, la inteligencia suprema ha de dirigir al hombre, como al sol al día; y así como los movimientos de este astro sirven para llamar a los hombres del trabajo al descanso y viceversa, del mismo modo la inteligencia suprema determina el momento en que han de actuar los hombres y cuando deben abandonar la acción, cuando han de trabajar y cuando pueden jugar. Sólo cuando la Inteligencia y no el Deseo o Voluntad - dirige y gobierna es cuando se saca provecho y placer, es decir, es cuando el hombre puede ser a un mismo tiempo eficiente y feliz. 
Y pasando a tratar del P. V. -la Voluntad- que representa el término del día, el sol poniente, sépase que cuando el Maestro - o la Sabiduría, el Ego reinante de la conciencia íntegra - ordena, la Voluntad extrae de la Logia la fuerza motriz y de esta forma da fin a la empresa. Pero esto no se realiza sino cuando cada Hermano "ha cumplido con su deber"; o sea después de haber ejercitado plenamente todas las facultades y poderes, y de haber hecho todo lo posible. 
Y, por último, el Ritual dice que el Maestro o Sabiduría, representa al sol naciente, al manantial de la luz, al origen de la conciencia. 

En cada uno de nosotros existe un Maestro, aunque no tengamos conciencia de ello; Maestro, que es el Ego de la conciencia, el Gobernador y el verdadero manadero de nuestra vida y de nuestras acciones. Este Ego supremo es quien abre la Logia y quien nos pone a trabajar, "empleando e instruyendo a los Hermanos en Francmasonería"; es decir, dirigiendo y empleando nuestras facultades en el Oficio de la vida. 
El Maestro o la Sabiduría ha llamado ya a la existencia a todas sus facultades subordinadas y ha definido la tarea que a cada una de ellas corresponde; pero, antes de dar comienzo a los trabajos, la conciencia se dirige al Supremo Arquitecto, para reconocer que únicamente de Él es de donde procede toda la Sabiduría, toda la Fuerza y toda la Belleza. 

Y por eso recita una plegaria, por la que pide que la obra empezada con método y orden, se encamine armoniosamente hacia su pacífica conclusión. En la conocidísima fórmula, "todas las facultades apoyan a esta plegaria, y determinan que así sea". 
El Maestro declara abierta ahora la Logia en nombre del G. A. D. U., dando a entender con ello que todas sus facultades y poderes están alerta y prestas a la acción, presteza que se indica por medio del s.... que hacen todos los hermanos en este momento. 
El descenso del I. P. M. , la apertura de la Biblia y la posición especial de la E. y del C, significan que todo 'el pasado conocimiento y toda la experiencia se han aportado al campo de la acción, para su futuro empleo; que la acumulada sabiduría de los siglos tal como se encuentra escrita en la Biblia está depositada en la Logia por si es necesario, y que los eternos símbolos de la escuadra y del círculo se encuentran ante nuestros ojos para regular nuestras acciones y mantenernos dentro de los debidos límites con todos los hombres. También se nos recuerda que todo cuanto somos y conocemos procede únicamente de Dios, único origen de la luz y de la vida, y que toda acción no es sino manifestación del verbo de Dios. 

Esta es una interpretación sencilla y elemental de la Apertura de la Logia de los Francmasones en el Primer Grado, la que se verifica de forma tal que su majestad, su dignidad, su invocación a lo supremo y mejor que hay en nosotros, y su estímulo para que tratemos de divisar tras el extremo velo de las palabras y de las formas ese secreto, ese interno mundo de causas, del cual no son sino transitorios y fugaces efectos todos estos elementos de nuestra vida externa, no se pierden ni desmerecen a pesar de que la ceremonia se repite continuamente. 
En conclusión, resumamos brevemente la apertura en términos de la presente interpretación psicológica. 

Antes de emprender una obra, sea cual fuere su magnitud, el masón concentra sus fuerzas, y se coloca en la debida actitud y ambiente, recordando la infinita Belleza, Fuerza y Sabiduría, de donde puede extraer, si quiere, los materiales que necesite para integrarse a sí mismo. 
Luego, perfecciona en lo posible todas las condiciones físicas necesarias a la empresa; y examina y prueba sus motivos para ver si son puros e inmaculados. Al eliminar cuidadosamente todas las influencias indeseables e indígenas, abre las puertas de su naturaleza para dar entrada tras de detenido examen a todos los materiales o conocimientos nuevos que le puedan servir para realizar la obra. 

El Ego supremo emite su mandato, el que por medio de la conciencia normal vigílica se transmite a la Voluntad, la cual le da su ímpetu a su vez, con lo que se convierte en urgente Deseo: a continuación la Mente imaginativa concibe un plan de belleza, que traslada al Cerebro y al Cuerpo para que lo lleven a cabo. 

De manera que todos estos actos son dirigidos por la Voluntad, y derivan su ímpetu de ella; pero emanan del Ego Supremo o Sabiduría. Sin embargo, el masón debe tener presente siempre que todo cuanto él es procede únicamente de Dios, su Señor, porque como las Escrituras cristianas citadas en el Ritual dicen con palabras que no se pueden parafrasear apenas sin destruir su belleza, en Dios radica la única inspiración: "Suyas son la primera y la última palabra, y el principio y el fin de toda acción es con Dios, es la acción del mismo Dios."