Cernunnos es un dios con cuernos descubierto en la mitología céltica. Está vinculado con los animales machos, en particular el ciervo en celo, y esto ha conducido a asociarlo con la fertilidad y los frutos. Descripciones de Cernunnos son encontradas en muchas partes de las Islas Británicas y la Europa occidental. Es retratado frecuentemente con barba y un pelo salvaje, cubierto de maleza. Él es, a fin de cuentas, el señor del bosque.
Con sus cornamentas poderosas, Cernunnos es un protector del bosque y el amo de la cacería. Es un dios de la vegetación y los árboles en su faceta como el Hombre de Verde, y un dios de la lujuria y la fertilidad cuándo es asociado con Pan, el sátiro griego. En algunas tradiciones, se lo ve como un dios de la muerte, él se toma tiempo para confortar a los muertos cantándoles en su camino hacia el mundo del espíritu.
En el libro El Dios de las Brujas (1931)de Margaret Murray se postula que Herne el Cazador es una manifestación de Cernunnos. Debido a que es encontrado solamente en Berkshire, y no en el resto del área Windsor Forest, Herne es considerado un dios "localizado", y ciertamente podría ser la interpretación de Berkshire de Cernunnos. Durante la era isabelina, Cernunnos hace el papel de Herne en Las alegres comadres de Windsor de Shakespeare. También encarna la lealtad del área, y la custodia de la realeza.
El área de Windsor tiene una gran influencia sajona. Uno de los dioses honrados por los colonos originales de la región fue Odin, quien también colgó en una oportunidad de un árbol. Odin fue también conocido por cabalgar por el cielo con su cacería salvaje.
El señor del Bosque
Alrededor de Berkshire, Herne es descrito llevando las cornamentas de un gran ciervo. Él es el dios de la cacería salvaje, del juego en el bosque. Las cornamentas de Herne le asocian con el ciervo, lo cual le concedió una posición de gran honor. Después de todo, matar a un ciervo significaba la diferencia entre la supervivencia y la inanición, así es que éstera un hecho poderoso ciertamente.
Herne fue considerado un cazador sagrado, y fue visto en sus cacerías salvajes llevando una gran corneta y un arco de madera, montando a un caballo muy negro y acompañado por una jauría de aullantes perros de caza. Los mortales que interrumpen la cacería son barridos con ella, y a menudo tomados por Herne siendo destinados a montar con él por toda la eternidad. Es visto como un precursor de mal agüero, especialmente para la familia real. Según la leyenda local, Herne sólo aparece en Windsor Forest cuándo es necesitado en tiempos de crisis nacional.
En algunas tradiciones Wicca, el ciclo de estaciones se guía por la relación entre el Dios cornudo, Cernunnos, y la Diosa. Durante el otoño, el dios muere a medida que la vegetación y la tierra se vuelve inactiva, y en la primavera (Imbolc) es resucitado para fecundar a la diosa fértil. Sin embargo, esta relación es un concepto Neopagano relativamente nuevo. No hay prueba académica para señalar que los pueblos antiguos podrían haber celebrado esta relación del dios con una diosa de madre.
A raíz de sus cuernos (y la aparición esporádica en algunas pinturas de un gran falo, erecto) Cernunnos a menudo ha sido entendido como un símbolo de Satanás. Ciertamente, a veces la iglesia cristiana ha señalado a los seguidores paganos de Cernunnos como adoradores del diablo. Esto es en parte debido a que pinturas de Satanás en el siglo XIX incluyeron grandes cuernos de carnero parecidos a los de Cernunnos.
Hoy, muchos Paganos honran a Cernunnos como un aspecto del Dios, la personificación de la fertilidad y el poder y la energía masculina.
Cernunnos en Shakespeare
El dios celta Cernunnos consigue casi el papel principal en la comedia de Shakespeare Las Esposas Alegres de Windsor (1597). Cernunnos es una Deidad ampliamente identificada a todo lo largo del mundo celta, desde el Caldero Gundestrup hallado en Dinamarca hasta el Altar de Cernunnos desenterrado de debajo de la Catedral de Notre-Dame en los inicios del siglo XVIII, y a través del Canal en Gran Bretaña.
Como Herne el Cazador, el Dios con Cuernos es profundamente asociado con Windsor, hasta el grado de que hay a veces historias modernas de apariciones de Herne divisado en incluso las alamedas reales.
Herne es presentado en la juguetona comedia por Mistress Page, quien hace una pausa en la función para relatar la Leyenda de Herne (probablemente esta anécdota es ya bien conocida por la audiencia de Shakespeare): Hay una historia antigua que cuenta que Herne el cazador, que fue antaño guardabosques de Windsor, vuelve en invierno a la hora de la media noche y con la frente coronada de astas de ciervo se pasea alrededor de una encina, y allí deseca los árboles y ataca al ganado, y hace que la vaca vierta, en vez de leche, sangre, y sacude una cadena del modo más terrible y espantoso. Habéis oído hablar de ese espíritu; y sabéis que los antiguos, en su credulidad supersticiosa, recibieron como una verdad, y la transmitieron a nuestros días, la leyenda de Herne el cazador. (IV.iv.26-36)
En otras palabras Herne una vez fue un hombre que sirvió de “guardián” en el Bosque de Windsor, lo cual es como ser un mayordomo de lo salvaje o un vigilante; “mantiene” el bosque, es una suerte de Robin Hood y como éste, vive como uno con los bosques. La leyenda (conocida en la tradición folklórica británica) es que una banda salta sobre Herne una noche y le mata. Mala suerte para ellos que luego es mágicamente renacido como un hombre sobrenatural de venganza, distinguido con un armazón poderoso de cuernos de ciervo por encima de su cabeza. Comandando un corcel fantasma de fuerza sobrenatural, Herne acorrala a la banda aplastándolos sin piedad.
“Habéis oído hablar de ese espíritu; y sabéis que los antiguos, en su credulidad supersticiosa, recibieron como una verdad, y la transmitieron a nuestros días, la leyenda de Herne el cazador.” Adviértase el proceso por medio del cual estos antiguos mitos sobrevivieron los años “...los antiguos, en su credulidad supersticiosa la transmitieron a nuestros días como una verdad". En otras palabras, el folclore oral de un pueblo conservado tales mitos y tales leyendas como el Herne Celta. Obsérvese también la relevancia para nuestra práctica pagana actual, dada para nuestra época como verdad antigua.
La historia preliminar de Las alegres comadres es que Falstaff (miembro de una familia noble pero también un rebelde, una persona sin principios, un mentiroso y estafador que se junta con criminales, bebedores y prostitutas) ha estado intentando llevarse a la cama a Mistress Ford y Mistress Page. Al ser esta una comedia isabelina, a ninguna de las dos le estorba la idea de infidelidad marital, pero la ofensa es que Falstaff quien les está haciéndo las insinuaciones amorosas. Así es que comienzan a jugar toda clase de bromas con él, haciéndole caer en trampas cómicas una y otra vez (es esencialmente es una serie de episodios en los que Falstaff es engañado.)
En la última parte de la obra teatral, las esposas arreglan que Falstaff se encontrase con ellas por la noche (ésta es una comedia isabelina, recuerda). Su lugar de reunión será el Roble de Herne; Hacen que Falstaff (quien piensa que está arreglando una cita romántica) aparezca llevando puesta la cabeza de un ciervo encima de la suya, siendo los cuernos de ciervo símbolos de salvaje virilidad pagana: “Marry, éste es nuestro artilugio, que Falstaff en ese roble se encuentre con nosotros, difrazado como Herne, con cuernos enormes en su cabeza.” (IV.iv.41) Falstaff se difraza como Herne el Cazador; ¡Él se propone decir, “ soy el Cornudo y lo voy a conseguir!”
Falstaff no sabe que todos los demás se disfrazarán como hadas y duendes, haciéndole creer que la mismísmia Corte feérica se presenta ante él; le desquiciará y le humillará, lo cual será gracioso siendo él un estafador tan deshonesto.
''Mi hija, Anita Page, y mi niño, con tres o cuatro mozalbetes de su edad, estarán vestidos de enanos, de gnomos y de hadas, de color verde y blanco, con coronas de bujías de cera en la cabeza y carracas en las manos. En seguida que Falstaff, ésta y yo estemos nuevamente reunidos, saldrán ellos repentinamente de un foso, lanzando aserradores gritos discordantes. A su vista, nosotras dos fingiremos asombro y emprenderemos la fuga. Ellos entonces formarán círculo en torno de él, y a usanza de las hadas pincharán al impuro caballero; preguntándole por qué en aquella hora de feérica expansión se atreve a penetrar en tan sagrado recinto, turbando a sus misterios con su presencia profana..” (IV.iv.47-59) Id
Después de que todo el mundo se haya divertido riéndose del miedo y la vergüenza de Falstaff, prevén bailar una “ ronda habitual alrededor del roble de Herne, entre la medianoche y la una. “Id; dispersaos: Pero hasta la una no os olvidéis de danzar, como es costumbre, en torno de la encina de Herne el cazador.” (V.v.80)
Los elementos paganos llegan tan rápido y furiosamente al final de la obra teatral, que es un poco difícil separarlos. Lo más obvio es la interpretación de Falstaff o la personificación esencial del Dios cornudo celta.
Después la gente de Windsor se disfraza como hadas y duendes antes de entrar corriendo al bosque para las juergas de la noche (como en Sueño de de una noche de verano). La identificación muy a lo celta de un árbol sagrado (como pienso podemos asumir que ese Roble de Herne fue) con un Deidad del Bosque, celebrado por bailes en círculos a la noche, es algo muy pagano para ese tiempo Isabelino.
No es que no existan referencias en otros lugares, un siglo antes, a Juana de Arco se le había cuestionado sus actividades en el Árbol Feérico de Bourlemont, en una arboleda donde se decía que se habían practicado brujerías. La gente de Windsor hizo alucinar a Falstaff haciéndole creer que él se había tropezado accidentalmente con las celebraciones mágicas de las hadas (un tema de superstición medieval); El hecho que él entre en escena con cuernos en imitación de Herne y el ciervo en celo orgulloso como el (simbólicamente) ciervo abatido por la cacería salvaje de la cabalgata feérica es una matización del motivo de Falstaff como el Espíritu-Ciervo deificado.
Lo fascinante es que la gente de Windsor había conservado la costumbre quedarse en los bosques para bailar en torno al Roble de Herne a la hora brujeril de medianoche. Los estudiosos están de acuerdo que es posible que alguna clase de juego de máscaras representando alguna suerte de ritual incumbiendo a Herne podría haberse conservado en Windsor hasta los tiempos de Shakespeare, inspirando el final de las obra.
Jeffrey Burton Russell recuerda que las diversidades danzas populares fueron mantenidas en pueblos aislados incluso hasta el siglo veinte, demostrando la supervivencia de las costumbres folklóricas parecidas a aquéllas aparentemente aludidas en la obra de Shakespeare mentada; Hay muchas referencias a lugares de Windsor en la obra teatral para poner en claro que parte de la diversión de la función suponía imaginar que todo realmente estaba ocurriendo en el pueblo en alguna parte.
A cualquier nivel de identificación un grupo de isabelinos yendo al bosque en la noche disfrazados como espíritus del otro mundo para bailar alrededor de un roble hechizado a la medianoche en compañía y en honor de una deidad, es algo demasiado pagano para el tardío siglo dieciséis.
Tal circunstancia es descrita muy parecida a lo que Margaret Murray vislumbró en The Witch-Cult in Western Europe.
Considerando la posibilidad que los hechos atribuidos a los Ford, Page y sus vecinos reflejara una tradición real en Windsor (la cuál Mistress Page parece admitir con su referencia a nuestro baile acostumbrado, es interesante mencionar que veinte años antes un grupo de mujeres había sido ejecutado como brujas en Windsor. Su testimonio intriga en lo referente a que parecen describir trabajos grupales de brujería.
¿Si suponemos que hay una tradición de honrar a Herne en su árbol sagrado y nosotros sabemos que hubo brujas reales en Windsor sobre 1570 no tiene sentido imaginarse que las Brujas de Windsor (como el resto de la buena gente de Windsor) tenían por costumbre recordar a Herne con bailes en torno al árbol sagrado a la hora brujeril de medianoche? Si es así sería como lo que Margaret Murray propuso en el libro mencionado.
Oración a Cernunnos
Dios de lo verde,
Señor del bosque,
Te ofrezco mi sacrificio.
Te pido tu bendición.
Tú eres el hombre en los árboles,
El hombre verde del bosque,
El que trae vida a la primavera naciente.
Tú eres el ciervo en celo,
El que porta cuernos poderosos,
El que vaga en el bosque otoñal,
El cazador rodeando el roble,
Las cornamentas del ciervo salvaje,
Y el alma derramándo sobre
La tierra cada estación.
Dios de lo verde,
Señor del bosque,
Te ofrezco mi sacrificio.
Te pido tu bendición.
Por Patti Wigington y Zan Fraser, traducción de Kaosmos.