segunda-feira, 17 de agosto de 2020

Astrosofía Parte 10

 


La naturaleza del mundo Planetario – : Júpiter/Marte 

Con la siguiente carta (XII) llega a su fin el 1er año de las Cartas Astronómicas Mensuales. A tanto se pueda juzgar en estos difíciles años, debería de ser posible darles continuación un año más. Como fuere, pretendemos modificar su contenido en ese segundo año. La introducción a la Astrosofía, si bien no ha sido terminada, ha alcanzado un punto en el cual podemos arriesgarnos a llevar el conocimiento que hemos adquirido a un paso más cercano de las realidades de la vida. Por consiguiente, trataremos ahora de aportar algunas ideas-guía sobre los sucesos actuales en el mundo estelar. Además de esto y de la introducción, daremos también inicio a una serie de descripciones de los eventos en el mundo durante la vida de Cristo en la Tierra. Luego seremos capaces de entrar en detalles acerca de algunas de las natividades históricas.

W.SUCHER
 

Continuaremos ahora con los ejemplos dados sobre natividades históricas en referencia a la naturaleza de Júpiter.

Conde Leo Tolstoy: al momento del nacimiento de Tolstoy, 9 de Septiembre de 1828, Júpiter se encontraba en Libra en donde había hecho un bucle durante el desarrollo prenatal. Estaba en una posición muy prominente. Marte se hallaba en conjunción con Júpiter en Libra hacia el momento de la concepción. Al momento de su muerte, Júpiter estaba a punto de ingresar en Libra, nuevamente en conjunción a Marte.

En esta posición tenemos la indicación de que el cuerpo etéreo poseía una fuerte tendencia a establecer paz y balance en el organismo, el cual de otra manera podría haber sido abrumado y sacudido por emociones agresivas y otras fuerzas anímicas. De hecho, toda la vida de Tolstoy es un ejemplo de esta tendencia. Todos sus trabajos y actividades y especialmente sus diarios hablan de su dramática lucha contra las fuerzas que son siempre adversas a la paz, a la manifestación de la justicia y la buena voluntad en la Tierra; este es el lenguaje de Libra expresado a través de Júpiter.

Maximilien Robespierre (nacido el 6 de Mayo de 1758): durante el desarrollo embrionario de Robespierre, Júpiter pasaba de Libra a Escorpio, donde se hallaba al momento de nacer, probablemente sobre el Medio Cielo.

Desde el principio, según esta posición, el aura etérea de Robespierre se ve dirigida mayormente por los impulsos provenientes de Libra. Fue esto lo que le llevo a la posición de liderazgo durante la Revolución Francesa. En él, los dioses trataron de dar vida a una actitud similar frente a los objetivos de la evolución humana a como lo harían más tarde con Tolstoy. Luego vemos a Júpiter ingresar en Escorpio. Esto se asemeja a una puesta a prueba de los impulsos primarios, ya que se hallan expuestos a una poderosa oleada de fuerzas anímicas -en ocultismo las denominamos fuerzas astrales- que provienen de la región de Escorpio. La pregunta que siempre surge es si la constitución y las fuerzas positivas del ser humano pueden resistir frente a esta tormenta. De lograrlo, entonces puede desarrollarse el más positivo de los poderes, una fuerza en pos del logro de hechos únicos para la Humanidad. Ya que el peligroso escorpión puede ser trasmutado en el águila avizora que, con el ojo del Espíritu Santo, puede mirar hacia estadios futuros del desarrollo universal. Siempre existe el peligro de que una personalidad tal quede reducida a pedazos a causa de tareas e impulsos que están más allá de sus capacidades vitales. Algo similar ocurrió con Robespierre. Su ser, que era bueno y noble en sus impulsos primarios, quedo destrozado por la tormenta de la Revolución Francesa. No pudo dominar a las fuerzas astrales que trabajaban en los trasfondos de los eventos en ese tiempo, y no pudo ligarlas a un cuerpo social que estaba basado en la libertad, igualdad y fraternidad.

Friedrich Schiller: nació el 10 de Noviembre de 1759, estando Júpiter en Sagitario. Estuvo en esta posición durante todo el periodo del desarrollo embrionario. Esto indica que su cuerpo etéreo estaba penetrado por impulsos arquetípicos que dotaban al portador con la facultad de  experimentar y percibir estadios pasados tanto de la evolución humana como cósmica. Este tipo de cuerpo etéreo puede volverse un órgano para la comprensión de los más profundos impulsos y leyes en la historia humana. Schiller tenía esta facultad, como se muestra en sus dramas y en su fuerte conexión con la historia. Fue por algún tiempo conferenciante de historia en la Universidad de Jena. Con estas fuerzas no solo se implanta una relación respecto de la historia humana en el cuerpo astral, sino que también pueden volverse un órgano para la comprensión de las fuerzas primaverales que han dejado rastros de sus actividades pasadas, en la configuración de los variados reinos de la Naturaleza y en  el Universo.

El historicismo de Schiller también está conectado con Saturno, pero sería demasiado difícil entrar ahora en detalles acerca de la relación entre Júpiter y Saturno en esta natividad. Quizás más adelante se dé la posibilidad.

Novalis (nacido el 2 de Mayo de 1772): durante su desarrollo embrionario, Júpiter paso desde Sagitario, a través de Capricornio hasta Acuario. Aquí tenemos un ejemplo que nos muestra que un organismo etéreo tal, es capaz de expandirse hacia todo el universo. En la constelación opuesta, la de Cáncer, encontramos la tendencia hacia la forma estricta. Aquí tenemos casi al opuesto, a la superación de la forma y a la tendencia de desligar a las fuerzas etéreas para que vuelen a través de los espacios universales. Podemos experimentar esto en los escritos de Novalis, especialmente en los Fragmentos. No hay allí una región de la vida, arte, ciencia o religión sobre la que no dé, con pocas palabras, las sugerencias mas inspiradoras y misteriosas, las cuales sólo entenderemos al imaginar que ellas derivan de una organización etérica que se ha entregado a las alturas y profundidades del universo entero. Más aun, sabemos que durante los últimos años de su vida, se fue literalmente esfumando dentro del reino de los muertos. Tenía una profunda conexión y una nostalgia consumidora para con aquellos amigos que habían atravesado el umbral de la muerte antes que él. Sus Himnos a la Noche revelan este estado, así como sus diarios de esa época. Esta era la fuente de sus observaciones intuitivas sobre todas las ramas de la vida y del conocimiento humano. Es un ejemplo excelente de la influencia de Júpiter en la constelación de Capricornio.

Johannes Kepler: Kepler ya ha sido mencionado en cartas anteriores. Durante su estadio prenatal (25 de Diciembre de 1571) así como al momento de su muerte (15 de Noviembre de 1630), Júpiter se hallaba en Acuario. Esto indica una condición del cuerpo etéreo que permitía a su portador el crear una fuerte conexión con el universo estelar. En el caso de Kepler es obvio ya que fue matemático y astrónomo de profesión. Este ejemplo revela que la conexión no es necesariamente una abstracción. Kepler estaba inspirado por la idea sobre la armonía  del universo estelar. El escuchaba las “armonía de las esferas”; incluso compuso partituras de la música producida por los planetas (Harmonices Mundi), según su percepción. Por lo tanto, semejante formación de la organización etérea no requiere tender a la astronomía como profesión. Puede revelarse a si misma simplemente como la capacidad de adaptar la vida terrena de modo tal que esté en armonía con los ritmos cósmicos, a veces incluso sin ser consciente de ello. Otro ejemplo es Goethe, cuyo Júpiter estuvo en Acuario durante casi todo su desarrollo prenatal. También Watterman, el famoso general de la Guerra de los 30 Años, intento acomodar sus actividades según el curso de las estrellas. Tenía a Júpiter en Acuario en su horóscopo prenatal.

Virgilio, el famoso poeta de la Eneida, poseía una fuerte conexión a través de Júpiter en la constelación de Piscis, ya que cuando murió (22 de Septiembre de 19 AC), Júpiter estaba allí. Una posición tal al momento de la muerte, no sólo muestra los dones primarios de un  ser humano que encarna, sino que muestra aun más. Durante la vida en la Tierra, todos los hechos de un ser humano se imprimen en su cuerpo etéreo. Tras la muerte, el cuerpo etéreo se disuelve en los espacios etéreos del universo. La posición de Júpiter indica entonces aquello que fluye desde el alma humana como logro fundamentalmente importante, que se acoge en las regiones cósmicas y por ende, es preservado para su desarrollo ulterior en el futuro.

En esta posición de Júpiter en Piscis, podemos encontrar expresados los logros humanos que fluyen hacia los reinos etéreos del universo como una comprensión de las fuerzas universales del Padre. En la Eneida, Virgilio describe las aventuras de Eneas, el padre mitológico de Roma. Y con una frase revela su profunda conexión con las fuerzas universales del Padre. Él llama a Júpiter ” Omnipotente Padre Etérico”. Así es como expresa lo que ha experimentado en las profundidades de su esforzada alma como Júpiter en Piscis, el cual aparece justamente en el cielo al momento de su muerte. El describió al planeta Júpiter como la fuente de los arquetipos de vida y a Piscis como el reino de las Fuerzas Universales del Padre.

MARTE
 
La órbita del planeta Marte encierra en ella a la de la Tierra. Marte es por lo tanto, el primero de los planetas superiores que se encuentra mas allá de la órbita terrestre, mientras que los planetas inferiores se hallan dentro de esta orbita. A través del aspecto del sistema copernicano del universo, estamos habituados a mirar a la Tierra como si girase alrededor del Sol. La Tierra como planeta ciertamente se mueve, pero ha de llegar el momento en que consideremos asimismo al movimiento del Sol y que de hecho ambos, Sol y Tierra, no se mueven en círculos sino en forma de lemniscata, dibujándose uno por detrás de la otra. No ha llegado aun el tiempo de que este punto de vista sea expuesto, y tampoco es este el lugar donde ha de ser llevado a detalle. En este punto, si imaginamos tan solo que Sol y Tierra se mueven a manera de lemniscata y que esta lemniscata se ve, por decirlo así, envuelta por el paso del planeta Marte, entonces tendremos el cuadro necesario para nuestra investigación en estas cartas. Aun más, la astronomía nos dice que el planeta Marte es más pequeño que el globo terrestre. Es natural que esperemos lo contrario, pero su diámetro es apenas solamente un poco menos de la mitad del de la Tierra. Durante el correr de este siglo y del pasado, hemos encontrado un gran número de pequeños cuerpos planetarios, tan pequeños que no es posible divisarlos a simple vista y que se mueven dentro de la órbita de Marte. Algunos de ellos van mas allá de esta orbita, alcanzando la de Júpiter. Con lo cual tenemos en Marte a un planeta que es más pequeño que la Tierra, así como un gran número de planetas minúsculos -los planetoides- que también orbitan allí. Desde un cierto punto de vista podemos considerar a Marte como a un cuerpo celeste que consta de un planeta principal y de una multitud de pequeños cuerpos que poseen el carácter de planetas, dentro de todo el sistema solar.

¿Cómo podemos aproximarnos a este planeta Marte y su esfera desde un punto de vista espiritual?. En la última carta hemos hablado de Saturno como el cuadro de la memoria cósmica del periodo evolutivo del Antiguo Saturno y de Júpiter como la herencia del Antiguo Sol. Esto sugiere un mirar a Marte como una especie de recapitulación de la Antigua Luna, la cual precede a la evolución terrestre -es decir, que precede a la evolución de nuestro sistema solar actual. En nuestras cartas no hemos descrito aun a la Antigua Luna en detalle; habremos de hacerlo ciertamente en algún momento futuro, pero de momento nos reduciremos a dar algunos pocos comentarios a guisa de guía. Por supuesto que se pueden encontrar detalles en la “Ciencia Oculta” de R. Steiner.

La evolución del Antiguo Sol había tocado final hacia un cierto punto de su evolución. Entonces, todas las substancias y seres físicos que habían sido creados, desaparecieron. Le sucedió una “Noche Cósmica” durante la cual todos los seres jerárquicos y sus creaciones ascendieron hasta planos más elevados de la pura existencia espiritual. Luego de que esta “Noche Cósmica” finalizase, un nuevo “planeta” devino a la existencia. Ante todo, cada cosa que ya ha existido requiere de ser creada nuevamente a partir del Antiguo Saturno y Antiguo Sol. Con lo que esas evoluciones pasadas se repitieron en ciclos de evolución más breves del recientemente nuevo “planeta”, el cual es denominado por el ocultismo como “Antigua Luna”. Allí se densifico aun más la substancia y en parte devino “agua”. Además de esto, todavía existían calor y “aire” o luz, como remanentes de los ciclos previos de los Antiguos Saturno y Sol.

Los siguientes hechos acerca de la Antigua Luna son esenciales para nuestras investigaciones: conjuntamente con la densificación que tuvo lugar en las substancias físicas y con la cual se dio realmente un paso en el avance en pos del alejamiento del origen divino, los ancestros de la raza humana se vieron ahora dotados con el poder de la consciencia. Debemos recordar que en la precedente evolución del Antiguo Sol, el ancestro de la humanidad se convirtió en el portador de un cuerpo etéreo o vital. Aun no había alcanzado la capacidad  de experimentar eventos a su alrededor ni de percibirse en relación a sí mismo como una entidad separada que pudiera sentir estos eventos como placenteros, desagradables o retrotraerlos para sí, etc. A tanto las plantas devienen a la existencia con el surgir del Sol en la primavera y el verano, y se marchitan con el declinar del calor y la luz veraniegas, de este modo en el Antiguo Sol, el ancestro de la Humanidad, se sumerge en sí mismo por completo en los eventos que lo rodean sin relacionarlos consigo como lo haría un ser que posee una existencia interior separada.

Esta capacidad fue implantada en el ancestro de la humanidad en un cierto momento de la evolución de la Antigua Luna gracias a la actividad de los Espíritus del Movimiento, quienes sacrificaron parte de su propio Ser. Conectado a la implantación del cuerpo de consciencia o “cuerpo astral”, tenemos allí a un evento que modificó el curso completo de la evolución. Ciertos seres espirituales produjeron una revolución en la Antigua Luna, contraria al curso normal del desarrollo. Puede que suene extraño que en el mundo de los Dioses tenga cabida una rebelión. Desde un cierto punto o nivel de la experiencia jerárquica, dará la impresión de ser un acto opositor contrario al curso normal; como fuere, desde un “plan” aun más elevado de la evolución cósmica, puede ser visto como una necesidad que los más altos Seres del Orden Jerárquico dieron inicio en favor de la ejecución necesaria de sus “planes” Divinos.

A tanto nuestros ancestros humanos fueron dotados con la facultad de experimentar los eventos de su medio ambiente y a estos como sus propias satisfacciones y penares, los poderes rebeldes ingresaron e hicieron uso de esta facultad para llevarlos a la tentación de creer que ese mundo interior, creado por las sensaciones del cuerpo astral, era una “realidad” en sí mismo, separado de la existencia del resto del Universo. Es así como se produce una escisión en todo el universo de la Antigua Luna.

 Allí tenemos por un lado a los seres espirituales con sus hechos objetivos, los cuales formaban parte de todo lo que existía, considerándolo como algo que les pertenecía a ellos mismos, y por el otro lado está ese mundo interior de experiencias al cual nuestros ancestros se vieron arrastrados gradualmente por aquellos poderosos pero rebeldes espíritus de aquel “origen”. Estos espíritus rebeldes comenzaron a convivir dentro de la humanidad como otra “realidad”, separada de aquella del mundo exterior.

Este desarrollo fue acompañado por una densificación de la substancia física. Podemos comprender que esto haya sido quizás uno de los pasos más decisivos del ser humano hacia su independencia y hacia la adquisición del poder del Yo, si bien se alejaba del origen espiritual -de los Dioses. Como ser humano de la Antigua Luna no podía realizar esto solo, porque aún no había alcanzado el estado de la autoconsciencia, poderosos pero rebeldes espíritus lo hicieron a través del ser humano.

Podemos comprender mejor este evento si modificamos la expresión “fue creada otra realidad en el mundo de las experiencias internas de la humanidad” por “esta realidad interior fue paulatinamente considerada como la única realidad del universo y la otra fue olvidada”. Esto sucedió desde el momento de aquel evento en la Antigua Luna, comprendiendo luego largas eras de la evolución, y como seres humanos de la “era histórica” hemos, de hecho, alcanzado el punto más bajo del descenso en la separación del origen divino. Este es el evento principal de la evolución del la Antigua Luna. Modifico muchas cosas; por ejemplo, la relación entre el mundo espiritual y el físico y el carácter del reino humano así como el de los reinos que se sucedieron por debajo de este. Un estudio sobre la “Ciencia Oculta un esquema” contribuiría inmensamente en pos de una comprensión de lo que ha sido indicado tan brevemente en esta descripción. Toda la evolución de la Antigua Luna es “recordada” en la esfera de Marte. El espacio que está incluido dentro de la órbita de Marte, es equivalente al espacio que ocupaba la Antigua Luna; además, la esfera de Marte que es el espacio que abarca la órbita del planeta, es el dominio de los Espíritus del Movimiento. Es justamente esta Jerarquía la que dota al ancestro de la raza humana del cuerpo astral, que en un principio no conllevaba la intención de desprenderse tanto de su origen pero que luego se convierte en el vehículo de la rebelión en la Antigua Luna. Por tanto, hemos llegado a las siguientes conclusiones:

Marte y su esfera son el cuadro de memoria de la Antigua Luna y la actividad de los Espíritus del Movimiento y está conectada con la otorgación del cuerpo astral del ser humano.
Al ser utilizadas esas fuerzas astrales a través de los espíritus rebeldes para sus fines en el mundo, ha de haber una “memoria” presente en nuestro Marte, acerca de este hecho y sus consecuencias. Esta es la creación de los impulsos del egoísmo y de la agresividad así como también de una auto-actividad en el cuerpo astral humano a través de Marte y de sus habitantes, antes de que ingresemos a la vida terrestre.
El impulso de crear un mundo interior e independiente, compuesto por sensaciones, sentimientos y emociones, que sin embargo es causado por los eventos externos y sus seres aun cuando se distingan de él, tiene un profundo significado. Ya que hemos dicho que esta “realidad” interior se torna en la “única realidad” para la consciencia del ser humano de nuestra época.
Por consiguiente, nuestra percepción actual del mundo al considerarlo substancialmente material, se debe a la actividad de Marte en el ser humano, especialmente sobre el cuerpo astral en el momento de la encarnación. Puede que suene fantasioso, pero no por ello menos verdadero, el hecho de que experimentemos al mundo como material gracias a la historia evolutiva del cuerpo astral humano. Nosotros mismos hemos creado el mundo de la materia dura y solida; nosotros mismos hemos creado el materialismo, ya que los espíritus rebeldes nos han enseñado, le han hablado a nuestro cuerpo astral a lo largo de largas eras de la evolución cósmica acerca de como nuestras propias sensaciones y las experiencias anímicas del universo en torno nuestro, son realidades en sí mismas y que componen la única realidad. Ellos enseñaron al ser humano a olvidar su origen divino, a confiar solamente en nuestras experiencias anímicas. Originalmente, el cuerpo astral o anímico pretendía volver conscientes las percepciones sensorias, de modo tal que los sentidos fuesen un claro y puro espejo del Universo. Los sentidos humanos son aun hoy día un claro espejo del universo en sí mismos, pero la consciencia -el cuerpo anímico- que vuelve a la percepción consciente, porta la heredad del egoísmo y de la auto preservación. Y el “gran egoísmo”, habitando el cuerpo astral como una inyección de veneno, culminó por desear el tener para sí mismo lo ofrecido por el amplio espectro de los sentidos.

Ni un rastro de cualquier acción exterior proveniente del mundo espiritual permaneció en él. Esto es lo que hemos logrado, en suma. En nuestra consciencia hemos creado realmente un mundo en el cual ya no se manifiesta el espíritu. Se nos hace consciente un mundo a través de nuestros sentidos, el cual es una imagen de nuestro propio, frío egoísmo. El impulso que fue inyectado en nuestro cuerpo astral, de escindirse de los Dioses y de ser independientes, nos lleva a interpretar las percepciones sensorias como si proviniesen de un mundo desertado por los Dioses; es tan solo un mecanismo, una imagen de nuestra propia capacidad de percibir la vida y el espíritu.

Esta capacidad de crear nuestro propio mundo a través de las fuerzas del cuerpo astral se ve expresada en la posición de Marte en la natividad del ser humano y en los gestos y movimientos de Marte durante el desarrollo embrionario prenatal. Esto lo presentaremos ilustrativamente con ejemplos.

La capacidad inherente al cuerpo astral de crear “el mundo de los sentidos” solo pudo ser llevada a cabo por medio de los impulsos de rebelión en contra de la Buena Voluntad del Universo. Si imaginamos que estos impulsos podrían no haber laborado o pudiesen haber sido vencidos, percibiríamos un mundo bien diferente a nuestro alrededor. Los impulsos rebeldes nos condujeron hacia un mundo en el cual solo nosotros estamos rodeados por un universo que en su frialdad y carencia de vida espiritual, nos deja libres. Como sea, tras haber logrado la autoconsciencia -el YO- los impulsos rebeldes han perdido su justificación cósmica. Ahora, y aun mas en el futuro, el cuerpo astral ha de transformarse en el vehículo para la creación de una consciencia que interprete a las percepciones como provenientes desde el mundo de “origen” -desde el mundo espiritual. La Ciencia Espiritual apunta a las percepciones del mundo espiritual que  trabajan y se manifiestan detrás de las cortinas de las experiencias sensorias. Por lo tanto, ha de aceptar el método científico contemporáneo, pero no puede aceptar las teorías de una época que sufre severamente gracias a ese gran “impulso de rebelión”.

Estando Marte en conexión con el cuerpo astral, seguramente estará conectado al gran “impulso rebelde” que hemos descrito, pero también hallamos en él una expresión de aquellas fuerzas del alma humana que apuntan a vencer las actividades negativas y destructivas del cuerpo astral o anímico. El cuerpo astral ha sido penetrado por el impulso del egoísmo y la agresividad. Ese impulso solo puede ser vencido por un poder que es su opuesto -el poder del amor y la compasión. Cuando en las cartas precedentes hemos hablado sobre Saturno en la constelación de Escorpio, mencionamos el hecho -revelado por R.Steiner-  que Buda, el maestro del amor y la compasión, en cierto momento se dirigió hacia Marte para superar el declive de este planeta. La decadencia de Marte fue causada por ese impulso de rebelión que creo egoísmo y agresividad. Así que podemos ver en Marte al guerrero -el originador de guerras- como fue experimentado en tiempos antiguos. Pero desde que Buda esta en Marte, hay allí otro impulso que apunta a donar amor y compasión directamente aquí abajo, en la percepción humana del mundo objetivo. Este es el impulso que intenta liberar al mundo del hechizo de la ilusión de la existencia de la materia. Esta ilusión se crea donde las percepciones sensorias se encuentran con la actividad del cuerpo astral y es allí donde debe ser vencida. El cuerpo astral ya ha sido creado antes del nacimiento; consiguientemente, el acto de redención puede ser de lo más efectivo tan solo en el “status nascendus” del cuerpo anímico. Esto tiene lugar en la esfera de Marte y allí es donde ahora está activo el Buda. La enseñanza de Buda bien puede ser vista como la enseñanza de la purificación de la percepción sensoria. Si imaginamos este impulso transferido a la esfera de Marte, donde está grabada  la “gran rebelión”, podemos comprender muy bien que en el tiempo venidero esto crecerá hasta ser un poder que vencerá al mundo de la Maya o ilusión y cambiara la naturaleza de Marte.

El alma humana también pasa a través de la esfera de Marte en la vida tras la muerte. Si tomamos las descripciones de Rudolf Steiner en su “Teosofía” acerca de la vida después de la muerte, hallaremos una confirmación de lo que ha sido dicho arriba. La esfera de Marte corresponde a la Primera Región del Mundo Espiritual descrito en la Teosofía. En esta Primera Región, el alma se encuentra con los arquetipos del mundo físico, de los objetos físicos. El Dr. Steiner dice: “en la primera región del mundo espiritual nos vemos rodeados por los arquetipos de las cosas terrestres. Durante la vida en la Tierra aprendemos a conocer tan solo a las sombras de esos arquetipos que comprendemos con nuestros pensamientos… nos movemos entre pensamientos, pero estos pensamientos son seres reales… nosotros estamos, digamos, en el taller del pensar en donde los objetos terrestres son formados y construidos”. Los seres humanos experimentan, en esta esfera, cómo pertenecemos a la realidad corpórea física a modo de unidad, cómo estamos entretejidos en la existencia de las cosas físicas. El Dr. Steiner habla acerca de uno de los pensamientos fundamentales de la antigua sabiduría Vedanta hindú: “el sabio adquiere, durante su vida terrenal, lo que otros experimentan tras la muerte, es decir la habilidad de comprender el pensamiento de que él mismo está relacionado con todas las cosas; el pensamiento “tu eres eso”. Es el hecho de que el ser humano está relacionado con el Ser Primordial en quien todos los seres tienen su origen”. Si los seres humanos portan consigo el poder del Ser Primordial, Todo-Creador, entonces debemos ser responsables de la aparición del mundo físico a través de nuestra naturaleza marciana, que nos ha ligado al mundo físico por medio de nuestras percepciones sensorias y nuestra consciencia de ellas. Aquí nos encontramos con el mismo hecho que hemos elaborado más arriba, solo que desde un ángulo diferente. Tras la muerte, el alma humana experimenta en la esfera de Marte a los arquetipos de los objetos físicos en el mundo.

Podemos experimentarlos en esta esfera porque antes de ingresar en ella hemos sido liberados y purificados en nuestra alma de las fuerzas de tal egoísmo y agresividad. Ahora somos capaces de experimentar la teoría de los objetos materiales como una ilusión. Nos volvemos seguidores de Buda, quien ha superado la decepción causada por los sentidos terrestres. Antes de nacer, en la esfera de Marte adquirimos la capacidad de percibir con nuestros sentidos corpóreos al mundo terrestre en el cual ingresamos, y seremos capaces bien de crear un mundo de ilusión -o materia- a través de nuestras percepciones sensorias, o bien un mundo que es la manifestación de los arquetipos, de los pensamientos de los Dioses.

Gracias a Marte estamos capacitados para hacer una o la otra cosa; esto nos es dado libremente. Siempre será un dilema para el alma individual hacia dónde dirigirse individualmente: el camino de la nueva creación o el del mundo declinante. Este dilema individual aparece en los movimientos de Marte previos al nacimiento. Expone las posibilidades que el ser humano ha traído consigo a la Tierra, pero no muestra la decisión, puesto que la decisión a de ser tomada dentro del reino de la libertad humana.

Retornando a los comienzos de esta descripción sobre la naturaleza de Marte, ahora podemos comprender mejor por qué consiste de un cuerpo principal, que astronómicamente llamamos Marte, así como de una multitud de esos “asteroides”.

La región de Marte es la región de la lucha cósmica donde un viejo y rígido mundo combate contra un joven, iluminado universo que está allí solo a manera de un germen de la evolución futura del mundo. Así que podemos imaginar que el planeta central fue destrozado en múltiples y pequeños planetas por causa de una lucha que tuvo lugar en el Universo. En la próxima carta elaboraremos las posiciones de Marte en los horóscopos de un número de personalidades históricas, que nos permitirá verificar mucho de lo que ha sido dicho hoy en esta carta sobre Marte.

Astrosofía Parte 9

 

La naturaleza del mundo Planetario – Júpiter

Con el fin de entender la actividad del planeta Júpiter, vamos a retomar de nuevo nuestras investigaciones sobre las indicaciones de Rudolf Steiner en sus libros “La Ciencia Oculta, un Esquema” y “Teosofía”.

Hemos llegado a la conclusión de que el planeta Saturno de nuestro sistema solar, es una especie de repetición o memoria de la evolución del Antiguo Saturno. La pregunta que surge ahora es si las esferas de los demás planetas llevan en sí, de manera similar, los recuerdos de los posteriores ciclos de la evolución del mundo. Por ejemplo, la esfera de Júpiter, es decir el espacio que está contenido en la órbita de este planeta, que sigue a Saturno, y podemos imaginar que se conecta con el segundo gran ciclo de la evolución, llamado en el lenguaje de la Ciencia Oculta, la evolución del Antiguo Sol.

En estas Cartas hasta el momento, no hemos entrado en detalle, sobre los ciclos evolutivos que siguieron a la evolución del Antiguo Saturno; Por lo tanto, ahora vamos a tratar de dar una breve caracterización de la evolución del Antiguo Sol, que se describe detalladamente en un “La Ciencia Oculta, un Esquema”. [Ver también al autor, en Isis Sophia II].

En el Antiguo Saturno fue creada la imagen física de la humanidad. Todavía no tenía vida o consciencia. Era como un autómata o un espejo que reflejaba las actividades de los seres superiores a su alrededor. Después de que se hubiera creado este primer ancestro de la humanidad y llevado a una cierta conclusión, el planeta se disolvió de nuevo en un estado de existencia puramente espiritual. Todos los seres jerárquicos se retiraron a las regiones del mundo espiritual. Sobrevino una especie de “noche cósmica” durante la cual nada de naturaleza física puede ser reconocido por la percepción clarividente. Después de que este intervalo de “reposo cósmico” llegara a su fin, comenzó un nuevo ciclo de evolución llamado Antiguo Sol.

En las primeras etapas, tuvo lugar una especie de repetición de la evolución del Antiguo Saturno hasta que la imagen física de la Humanidad se vigorizo en las Formas que ya existían en el Antiguo Saturno. Entonces, un nuevo impulso alteró el curso de la evolución. La forma física del ancestro de la raza humana, fue penetrada por las fuerzas de la vida. A través de esta afluencia, provocada por los Espíritus de la Sabiduría o Kyriótetes, todo cambió, incluida la sustancia del propio planeta.

Hasta ahora todo había consistido en calidez. Ahora, en el momento en que penetran las fuerzas de la vida, una parte de la calidez se condensa en “aire” o luz. (En los siguientes ciclos de esta evolución planetaria, otras Jerarquías, además de los Espíritus de la Sabiduría trabajan sobre el ancestro humano, que ahora consiste en un cuerpo físico y un cuerpo etérico o de vida). Debemos tener en cuenta que el impulso decisivo de éste ciclo lo tomaron los Espíritus de la Sabiduría o Kyriótetes, quienes entregando una parte de su propio Ser crearon el éter de vida en el cuerpo de la Humanidad.

Ahora volvamos a la descripción que el Dr. Steiner da en su “Teosofía” sobre las experiencias del alma humana en la vida después de la muerte. En la última Carta hablamos de la Tercera Región, la llamada Región del Espíritu en relación con la esfera de Saturno, donde el alma experimenta los arquetipos del mundo anímico.

En la Segunda Región que le precede, el alma experimenta los arquetipos de la vida. Rudolf Steiner dice de esta región [en la página 99] de Teosofía: “La siguiente región es aquella en la que la vida común del mundo Terrestre fluye como un Ser-pensamiento; como un elemento fluido, por así decirlo, en la Región del Espíritu. Mientras observamos el mundo durante la encarnación física, la vida parece estar confinada dentro de los seres como algo independiente. En la Región del Espíritu se libera de esa independencia y, como sangre viviente, fluye a través de toda la Región. Allí, es la unidad viviente que está presente en todo”.

De esta Región, Rudolf Steiner, en el ciclo de conferencias “La vida entre la muerte y el renacimiento” (Berlín 1912 a 1913), dice que es la esfera del planeta Júpiter. Así que tenemos dos puntos de vista: la esfera en la que el alma experimenta los arquetipos de la vida después de la muerte, que es la esfera de Júpiter, y el momento en que en la vida cósmica entró y penetró las formas físicas durante la evolución del Antiguo Sol. Más adelante el Dr. Steiner indica que la esfera de Júpiter de nuestro sistema solar es la morada de los Kyriótetes que dotaron a la existencia física con las fuerzas de la vida.

Ahora podemos ver claramente el planeta Júpiter y su esfera, como la fuente de las fuerzas de la vida de la Humanidad y del Universo. Este hecho volveremos a exponerlo en las páginas siguientes.

Actualmente estamos viviendo en una época que ha ganado un elaborado conocimiento del mundo físico material. Es el mundo del reino mineral, la sustancia sin vida que la ciencia moderna ha investigado a fondo. Pero el mundo de la vida sigue siendo un gran misterio. Podemos experimentar sus huellas y expresiones por doquier en la naturaleza, pero no sabemos de dónde viene. Todavía no podemos controlar las fuerzas que, en todos los organismos vivos, elevan la materia de sus reacciones puramente minerales a la actividad química. Esto no puede ser percibido con los sentidos físicos, ya que les están ocultos. Los métodos que utilizamos, hasta el momento, en la ciencia moderna no son suficientes para penetrar en el reino de estas fuerzas, sin embargo, la Ciencia Espiritual habla de ello como una realidad suprasensible que puede ser percibida por las capacidades clarividentes.

Incluso se habla del cuerpo etérico o de vida del organismo, como la entidad viva activa. Por lo tanto, ciertamente no podemos decir que esta aquí o está allí; sólo podemos preparar nuestro propio ser de acuerdo con las instrucciones de la Ciencia Espiritual, para que se convierta en un instrumento con el que podamos percibir las fuerzas de la vida. Sin embargo, podemos tratar de entender la actividad de estas fuerzas de la vida con nuestra capacidad de pensar. Este es el primer paso para la preparación del camino hacia el conocimiento superior.

La pregunta es: ¿qué es la vida? ¿Qué es el éter o cuerpo de la vida?. Rudolf Steiner lo llama el arquitecto del cuerpo físico, lo que amolda el cuerpo físico de acuerdo con un plan preconcebido. Ahora podemos preguntarnos: ¿por qué el cuerpo físico necesita la actividad de otro miembro superior que porta el plan de su forma?.  De acuerdo con lo que leemos acerca de la creación del cuerpo físico en el Antiguo Saturno, podemos tener la impresión de que este cuerpo es la imagen completa o el espejo de las actividades e intenciones de los Dioses. Así podemos imaginar que tiene en su propia existencia la impronta del plan de su forma. Puede parecer difícil de entender por qué otro “cuerpo” debería estar activo para crear esta forma. Todavía no podemos resolver este enigma, si no entendemos el sentido y el objetivo espiritual de toda la evolución de nuestro universo a través de las etapas ya descritas como Antiguo Saturno, Antiguo Sol, Antigua Luna, la Tierra, y así sucesivamente.

En el principio del Antiguo Saturno, los Dioses crearon la imagen física del Ser Humano. Esta imagen era una semejanza de su propio ser. Así, el significado más profundo de toda la creación se revela como la creación de un Ser en el universo que es una imagen de la Jerarquía, o de Dios. Pero los Dioses no querían crear sólo una especie de autómata o un espejo que sólo fuera capaz de reflejar los seres del mundo espiritual “mecánicamente”. Querían crear un ser que fuera capaz, en un momento determinado, de alcanzar la autoconciencia. Este ser también estaría capacitado para ascender desde el estado de criatura que refleja, el estado del creador, al estado de ser una imagen de los mundos espirituales que luego se combinaría con el estado de autoconciencia.

El universo espiritual, —que lo componen todos los Seres de las Jerarquías— completa y eleva entonces su propia existencia a través de la Humanidad, que no sólo es su imagen, sino que también es autoconsciente de ello. Por lo tanto la creación completa en sí, la auto-percepción; el coro de los seres en el mundo espiritual experimenta así su propia existencia y actividad.

El ser que fue creado como el antepasado de la humanidad de Saturno estaba destinado a convertirse en un vehículo hacia la auto-conciencia. Sin embargo, esta autoconsciencia, está en principio, en contradicción con la conciencia cósmica, con la conciencia de los Dioses.

Por lo tanto, este ser de Saturno, que llegó a la existencia, tuvo que iniciar un largo viaje hacia su “yo”. Esto significó una caída, una progresiva distanciación de los Dioses. Y esas medidas ya se indican en los ciclos menores del Antiguo Saturno; por ejemplo, la división en el planeta Saturno en muchos Seres de calor, que dio origen a los cuerpos físicos humanos actuales, fue un paso en el largo camino que conduce a la soledad del ser. Aquí tenemos que hacer una distinción muy clara entre el cuerpo físico que es la imagen de la existencia y la actividad de las Jerarquías.

Como imagen, nunca puede alejarse de los Dioses, porque es parte de su propio ser. Pero este cuerpo es invisible a los sentidos terrenales; él es, por así decirlo, la idea arquetípica más alta de la Humanidad, que habita en el reino de los Dioses. El cuerpo que se convirtió en el vehículo del camino hacia la autoconciencia o conciencia del Yo, es el cuerpo material que se compone de lo sólido, lo líquido, lo gaseoso y la sustancia de calor de la Tierra. Lleva la impronta del cuerpo físico, del Arquetipo de la Humanidad, pero se ha alejado de su origen, incluso del origen arquetípico —de los Dioses— con el fin de convertirse en un “yo”.

Esto fue necesario. Alejarse de los Dioses significa que nos volvemos más y más defectuosos, que nos hundimos paulatinamente en el cuerpo de la materia. Se requiere la experiencia de la enfermedad y la muerte, y este es el destino del cuerpo material de la Humanidad. No hubiéramos podido experimentar la enfermedad y la muerte, si en algún lugar no viviera dentro de nosotros la realidad de la salud y la vida eterna. A medida que la humanidad se va alejando de su origen Divino, la enfermedad y la muerte van superado una escala mucho más amplia de la que suele medirse en general.

Toda la miseria de la existencia terrenal, toda la imperfección y la incapacidad de dominar nuestra tarea terrenal es sólo una parte de la enfermedad que ha sobrepasado a la Humanidad en su camino de lo Divino a la individualidad. Si después de haber alcanzado la autoconsciencia-el “yo” podemos ganar de nuevo en el futuro la imagen divina de nuestra propia evolución y con ella la imagen del universo espiritual de las Jerarquías y el mundo físico, entonces podemos redimir nuestra gran enfermedad. Entonces los Dioses, que no conocen la enfermedad, vivirán en nosotros y a través de nosotros. Ellos nos darán su juventud y la vida eterna, y nosotros podremos darles la autoconsciencia de su propia existencia.

Hay un solo mediador entre lo que ha caído en el abismo de la imperfección y los arquetipos cósmicos. Este es el cuerpo etérico. Este cuerpo recibió y recibe continuamente, durante la vida en la Tierra, las imágenes divinas de la forma cósmica de la humanidad y las trabaja en el cuerpo terrenal. Así resiste a las fuerzas de la decadencia y a la enfermedad. Desde el mismo momento en que la vida entra en el embrión, este cuerpo acumula enormes recursos de la memoria cósmica. En el desarrollo del embrión, que se llama la ontogenia —el curso de la filogenia— se repite la historia del desarrollo de toda la raza humana.

El cuerpo etérico puede hacer esto, ya que abarca la historia de las etapas más antiguas del desarrollo del Ser Humano. Por lo tanto, desafía las fuerzas de Dios, negando que habiten en el ser humano, que tienden a llevarle aún más lejos de su origen espiritual. El cuerpo etérico no puede producir la forma humana haciendo caer el arquetipo espiritual a la vez. Sólo puede hacerlo paso a paso, una y otra vez, hasta llegar a superar las fuerzas de la enfermedad y de la muerte. Cada noche, el cuerpo etérico recibe de nuevo, las formas arquetípicas cósmicas y los impulsos que se impresionan una y otra vez en el cuerpo material. Nos aparece entonces como portador de la salud y las fuerzas refrescantes después del sueño. Así, el cuerpo etérico sólo puede cumplir su tarea de mediación en el tiempo; por lo tanto, también podemos llamarlo el cuerpo del tiempo, porque sólo en el tiempo puede lograr la redención de la materia caída y restaurar a la imagen arquetípica.

La paciencia y el poder de la memoria del cuerpo etérico, indican que existe en él un gigantesco mundo de Sabiduría Universal. Podemos entender esto si imaginamos que el cuerpo etérico fue creado por los Espíritus de la Sabiduría. Es la sabiduría que lleva en sí misma el pensamiento de los Dioses desde el comienzo del Universo, y los pensamientos sobre el objetivo final de este Universo. Como los pensamientos de los Dioses viven en las fuerzas etéreas como una especie de reflexión, también podemos imaginar que están vivos en el pensamiento humano. Lo que vive en el ser humano como el impulso, la capacidad de pensar, es sólo el otro aspecto del cuerpo etérico además de su-reedificación y actividad de regeneración.

Durante el gran ciclo de la evolución de la Tierra, el cuerpo etéreo se dedica principalmente a salvaguardar el cuerpo del declive y de un alejamiento demasiado fuerte de su origen cósmico. Pero el desarrollo del pensamiento, que no es tan antiguo en la Humanidad, indica que el cuerpo etérico —o ahora podemos decir, las fuerzas derivadas de la esfera de Júpiter— no sólo preserva el pasado, sino que también pertenece al futuro del Universo.

En la actualidad el cuerpo etéreo está completamente incorporado o sumergido en el cuerpo material. En la antigüedad esto era diferente, ya que el cuerpo etérico estaba en parte fuera del cuerpo físico, y a través de él, el ser humano era capaz de percibir las elevadas regiones espirituales del Universo. Sin embargo, sólo podía hacerlo de una manera onírica porque aún no había alcanzado plenamente la autoconciencia. De nuevo llegará un momento en que las fuerzas etéricas serán liberadas del cuerpo material y ya no solamente se dedicarán a construir sino que desarrollarán su brillante resplandor a la luz de la memoria cósmica y la previsión.

Entonces será penetrado por la propia consciencia, por las fuerzas del “yo”, y después se revelará no sólo la capacidad reflexiva, sino una facultad creativa capaz de construir un nuevo Universo de acuerdo con las grandes Imaginaciones de los Dioses. Esta es la verdadera Imagen Espiritual de la Humanidad. En el lenguaje del Apocalipsis de San Juan, esto se llama la Nueva Jerusalén.

Ahora podemos entender cuando Rudolf Steiner dice en “La Ciencia Oculta” que el presente Júpiter es la morada de los seres que están demasiado avanzados para tomar parte en la evolución de la Tierra como planeta, y que serán capaces de desplegar su actividad en el futuro gran ciclo de evolución, que la Ciencia Oculta llama “Nuevo Júpiter”. Estos seres solo “tocan” o “flotan por encima” la existencia de la Tierra en la actualidad haciendo que las fuerzas etéricas trabajen como fuerzas sanadoras y refrescantes durante toda la vida, evitando que el organismo caiga en la descomposición natural.

Ahora vamos a tratar de reconocer la actividad de Júpiter en una serie de natividades históricas, y mostrar que aparece como una indicación de la naturaleza arquetípica de las fuerzas etéricas de estas personalidades, como su aura etérea, por así decirlo. También veremos cómo aparece Júpiter en todo aquello que no es sólo una cuestión de destino personal en la vida humana, sino que está conectado con el esfuerzo y el progreso de la Humanidad en su conjunto; lo que es útil y valioso para la vida espiritual de la humanidad, aunque la personalidad que ha creado este tipo de obras de sanación espiritual haya cruzado ya el umbral de la muerte.

Júpiter siempre se revela como la esfera de la cual el Dr. Steiner dice, en relación con la vida después de la muerte, en su libro Teosofía, “… allí es una unidad viviente que está presente en todo. Por esto también, sólo aparece como un reflejo del ser humano durante la vida terrenal. Esta reflexión se expresa en todas las formas de reverencia que el ser humano dona a la Totalidad, a la Unidad y la Armonía del Universo. La vida religiosa de la humanidad se deriva de esta reflexión. Los seres humanos se hacen conscientes de hasta qué punto el sentido que abarca toda la existencia no subyace en lo que es transitorio y está separado. Consideran lo no transitorio como una “semejanza”, una imagen de una unidad eterna y armoniosa. Admiran esta unidad con reverencia y adoración. Ofrecen ante si los ritos religiosos y ceremonias… Los frutos de la vida religiosa y todo lo conectado con ella hacen su aparición en esta Región… Ahí se desarrolla la capacidad de conocerse a sí mismo como miembro de la totalidad”.

Tomás Moro (nacido el 07 de febrero 1478): En la natividad de Tomás Moro, Júpiter acababa de ingresar en la constelación de Aries. Durante todo el período de su desarrollo embrionario hizo un bucle en esa parte del zodiaco donde la imagen de Piscis se da la mano con Aries. En conjunto es una posición muy prominente.

Esta posición de Júpiter indica las condiciones principales del organismo etérico de Tomás Moro. Júpiter agrupa, en este momento, los impulsos de Aries detrás de los cuales está la actividad de los Espíritus de la Sabiduría. Por lo tanto la sabiduría cósmica y las fuerzas de la vida creativa de Júpiter están aún más exaltadas en la esfera que abarca todo el pensamiento cósmico. Podemos experimentar esto en la actitud ante la vida de Moro así como su lucha por el conocimiento. Con una vitalidad tal como se indica en este Júpiter, no podía hacer otra cosa que dedicarse y ordenar su vida de acuerdo a la Sabiduría Universal.

Por lo tanto, no es sorprendente que se convirtiera en un discípulo del “humanismo” cuando tenía sólo diecinueve años de edad y Erasmo de Rotterdam llegó a Inglaterra. Más tarde en su vida, vemos cómo decidió todas sus acciones desde el punto de vista de esta Sabiduría Universal. Él no era un fanático, de hecho fue todo lo contrario, ya que desarrolló una actitud de absoluta calma y dominio de sí mismo acerca de lo que sucedía a su alrededor. Él era firme e inquebrantable en sus conceptos y convicciones, como un Aries, con sus poderosos cuernos. Incluso la amenaza de muerte no lo pudo cambiar. El podía morir por sus ideas sin ser un fanático o temerario. La actitud ante la vida de Tomas Moro es la descripción ideal de Júpiter en Aries.

Dante (nacido en Mayo de 1265): cuando Dante nació, Júpiter se hallaba en Tauro en conjunción con Saturno. Si bien se encuentra en una posición prominente, el peso de un destino turbulento (Saturno) ejerce presión sobre él. Tauro es una expresión de los  seres y actividades de los Espíritus del Movimiento. Podemos leer en esta indicación que las tendencias primarias de la vida de Dante estaban fuertemente dirigidas hacia la Palabra, la Palabra creativa de los Dioses, así como la palabra humana que tiene su origen en esta constelación o en el reino espiritual que se encuentra detrás de ella.

No se requieren mayores explicaciones para mostrar cómo estaba presente en Dante esta Palabra Universal a modo de poder vital. Cómo el poeta de la Divina Comedia, sabía realmente el “nombre eterno de todas las cosas y seres” – estaban escritas en su cuerpo etéreo. El trágico destino de Dante, en conexión con la constelación política de su época, esta expresado por Saturno en Tauro. Aquí, la Palabra creadora desciende hasta la esfera de la voluntad y forja con golpes poderosos la multiplicidad de formas de la condición terrena que -desde un punto de vista supraindividual- les son necesarias a toda la Humanidad.

Gotthold Lessing (nacido el 22 de Enero de 1729): Júpiter se hallaba entre las constelaciones de Tauro y Géminis al nacer Lessing. Durante la mayor parte del tiempo de su desarrollo embrionario, realiza un lazo en las estrellas sobre el comienzo de Géminis. Géminis es la expresión cósmica de las fuerzas de individualización en el universo.


En su trasfondo espiritual, encontramos a los Espíritus de la Forma que prepararon la forma humana hasta hacerla capaz de convertirse en un recipiente para el “yo”. El Júpiter de Lessing fue penetrado por estos impulsos, y de nuevo podemos encontrar esto manifestado en la actitud ante la vida de esta personalidad. Podemos decir que él fue el primer periodista, pero le faltaba un conocimiento amplio e integral de la vida espiritual y cultural de su época. Su impulso vital más fuerte fue su lucha por la libertad individual. Fue una de las pocas personalidades modernas que, a través del pensamiento lógico y un verdadero impulso para la educación, llegó a la idea de la reencarnación. En su último drama, “Nathan el Sabio”, expresó su convicción en la unificación de todas las religiones, confesiones y razas en un solo Cristianismo Universal. En su cuerpo etéreo, heredó del mundo de los arquetipos de la vida, el don de reconocer el núcleo eterno de la humanidad, a pesar de las apariencias engañosas de la existencia terrena.

Richard Wagner (nacido el 22 de mayo 1813): cuando Wagner nació Júpiter estaba en Cáncer, pero en oposición a Marte, que entonces estaba en Capricornio. Júpiter en Cáncer indica una fuerte tendencia formativa. Este caso es muy interesante porque la oposición de Marte crea una contradicción en esta personalidad. Las fuerzas anímicas, indicadas por Marte, no estaban completamente formadas, al menos no durante su vida temprana; eran fuerzas casi explosivas y sanguíneas. Pero las fuerzas arquetípicas de su cuerpo  etéreo apuntaban a la forma estricta, algo que logró en sus obras musicales. Sin embargo, tuvo que luchar casi una vida entera hasta que venció a las fuerzas anímicas, que eran demasiado fuertes, al vivir en esferas cósmicas, y no se transformaron fácilmente en formas terrestres. Júpiter en Cáncer también indica una conexión especial con la esfera de los Arcángeles, los Espíritus del Pueblo.

Esto también se expresa en los poemas musicales de Richard Wagner, que ocupan el hilo de las grandes imaginaciones de la mitología nórdica. De hecho, el trabajo de su vida fue formar el drama del nacimiento de la individualidad desde la matriz del Espíritu del Pueblo.

Rudolf Steiner (nacido el 27 de febrero 1861): Durante la primera mitad del desarrollo embrionario de Rudolf Steiner, Júpiter estaba en Cáncer; más tarde  hizo un lazo en Leo y  quedó en Leo al momento de su nacimiento. Aquí nos encontramos de nuevo a Júpiter en Cáncer. Ya hemos dicho que esto indica un fuerte poder formativo del cuerpo etéreo. Podemos encontrar fácilmente esta tendencia en la vida del Dr. Steiner. Es en la primera mitad de su vida que fue dirigido por su particular destino al desarrollo de una fuerte disciplina de su capacidad de pensamiento, como la única manera de ser capaz de llevar a la Humanidad un nuevo y moderno método para el conocimiento de los mundos superiores. Esto se refleja en su obra fundamental La Filosofía de la Libertad. [Re-titulado El Pensamiento Intuitivo como  camino espiritual.]

Más adelante en su vida, este pensamiento disciplinado se convirtió en el portador de un mensaje gigantesco y global de los mundos superiores que brindo a la Humanidad moderna como Antroposofía. En ella emergió un fiel reflejo humano  -una realización microcósmica del alma más intima del macrocosmos. Esto se indica por Júpiter en Leo, y en la vida terrenal del Dr. Steiner tenemos una representación ideal de tales fuerzas arquetípicas etéricas, ya que este contenido divino fluyó en el recipiente de un pensamiento disciplinado.

Rafael Sanzio (nacido el 26 de marzo 1483): En la vida prenatal de Rafael, Júpiter se movió a través de las últimas estrellas de Leo, pero pronto entró en Virgo donde estaba en el momento de su nacimiento. Con respecto a Júpiter en Leo tenemos que dar una descripción similar a la dada para el caso de Rudolf Steiner. Rafael fue también uno de los pocos que habían escuchado los latidos del corazón del Universo. Esto fue impreso en su cuerpo etéreo como una gran capacidad de amar.

El carácter de sus fuerzas  etéreas se transformó en el estado de ánimo de Virgo después de su infancia. Este cambio encontró la expresión más pura posible en la vida de Rafael, en el mundo de sus  múltiples e incontables cuadros de la “Madonna con el Niño”. La constelación de Virgo fue capaz de encontrar, a través de él, una manifestación terrenal tan fuerte, porque como pintor vivió sobre todo en la esfera de la conciencia pictórica e imaginativa que se relaciona con el mundo de los arquetipos de la vida, cuya fuente es Júpiter.

Los cuadros de Rafael sobre la Madonna no son sólo representaciones del nacimiento del niño Jesús; tienen un significado mucho más profundo. Revelan la experiencia del nacimiento del Hijo de Dios, el Señor de la Vida Eterna en el mundo del alma, incluso en el mundo de la creación. Este es el verdadero significado de la constelación de Virgo.

Astrosofía Parte 8

 


La Naturaleza del Mundo Planetario – Saturno

En la 8ª Carta hemos desarrollado un método para poder comprender las actividades de los cuerpos celestes en nuestro sistema planetario, y mostramos cómo la imaginación del candelabro de siete brazos es una imagen de las influencias planetarias. En esta y en las siguientes Cartas nuestra tarea será entrar con más detalle en estas actividades.

Willi Sucher

Saturno

En la última Carta estudiamos la esencia del tiempo en el espacio, y llegamos a la conclusión de que Saturno está activo en todas partes; dondequiera que la mera existencia anímica se adentre en la existencia física. Con el fin de dar un paso más en nuestras investigaciones sobre la naturaleza de Saturno tendremos que considerar las indicaciones dadas por Rudolf Steiner en sus libros “la Ciencia Oculta, un esquema y  Teosofía”. Podemos utilizarlas, por así decirlo, como la llave que abre la puerta de entrada al reino del conocimiento.

En “La Ciencia Oculta, un Esquema”, especialmente en el capítulo IV, “La Evolución Humana y la Evolución Cósmica”, el Dr. Steiner nos da un resumen de las condiciones que precedieron a la creación del Universo en el que vivimos. Ahí, habla de las diversas etapas de la evolución pre-terrenal que se denominan, según la tradición oculta, Antiguo Saturno, Antiguo Sol y Antigua Luna. En las Cartas anteriores ya hemos mencionado la evolución del Antiguo Saturno, pero hasta ahora no hemos ido más lejos. Sin embargo ya tenemos una idea de cómo llegó a devenir nuestro universo a través de la poderosa obra de los Seres Espirituales que están activos detrás del velo de los eventos físicos.

Durante la evolución de Antiguo Saturno por primera vez en el curso de los acontecimientos, apareció la sustancia física, aunque no evolucionó más allá del estado de calidez o calor. Esto no fue provocado por una sola categoría o grupo de Seres espirituales, sino por la co-actividad de todos los seres del orden jerárquico.

Así el Antiguo Saturno no sólo es algo que ha sido, se puede encontrar en todas partes; por ejemplo, en la actividad del planeta Saturno y también en muchas otras conexiones, de algunas de las cuales hablaremos más tarde.Todas las jerarquías trabajaron juntas para llevar a cabo las etapas esenciales del Antiguo Saturno. Cada Jerarquía tenía, por así decirlo, una tarea determinada. Después de que una tarea fue cumplida, otra Jerarquía llevó la evolución hacia adelante, a otro nivel de perfección. Toda esta gran ronda de la evolución que llamamos Antiguo Saturno, junto con todo lo que fue creado en el mismo, se hereda en el cuerpo que observamos astronómicamente como el planeta Saturno de nuestro sistema solar. Nada se pierde en la evolución del mundo; nada que una vez ha devenido puede desaparecer. Todo sigue existiendo, a pesar de que pueda estar oculto tras la apariencia exterior del mundo de los sentidos.

El Saturno de nuestro sistema solar es el más exterior de los siete planetas, es decir, de aquellos planetas que el ser humano todavía puede percibir a simple vista. Por lo tanto su órbita es la más grande de los planetas “antiguos”, sabemos que Saturno necesita unos 30 años para completar su órbita. También sabemos que Saturno tiene una forma peculiar. Nosotros lo percibimos como un globo suspendido o descansando en un enorme círculo luminoso. Si miramos a través de un telescopio hacia Saturno, percibimos este círculo luminoso, y dentro, el mundo iluminado del planeta.

Realmente no se ha encontrado una explicación satisfactoria de este fenómeno, pero si nos fijamos en el Saturno actual como la “memoria” perceptible de Antiguo Saturno, podemos aceptar la siguiente sugerencia: en la descripción de la evolución de Antiguo Saturno en el libro “La Ciencia Oculta, un Esquema”, el Dr. Steiner menciona el hecho de que este “planeta” estaba rodeado de una “atmósfera” de carácter espiritual. A partir de esta atmósfera espiritual que le rodea, las Jerarquías vierten sus actividades en el cuerpo planetario. Este hecho es recordado en los anillos del Saturno actual.

Ahora, tenemos que tener en cuenta que el “cuerpo” real del Antiguo Saturno fue creado a partir de la sustancia de Voluntad sacrificada por los Espíritus de la Voluntad o Tronos. Por lo tanto podemos afirmar que los Tronos fueron los principales Espíritus del Antiguo Saturno, porque en el fondo, lo que en etapas posteriores se convirtió en calor, esa sustancia, estaba presente y fue heredada en todas las transformaciones posteriores que sufrió la sustancia original. Por lo tanto, también estará presente como patrimonio de su naturaleza esencial en la actividad del Saturno de nuestro sistema solar. O, en otras palabras, Saturno debe ser especialmente el reino donde los Espíritus de Voluntad han grabado su propia actividad como una especie de memoria cósmica, y de alguna manera esta actividad todavía debe emanar de ese planeta. Las indicaciones de Rudolf Steiner así lo confirman, él señaló que la esfera de Saturno tiene el tamaño que ocupaba el Antiguo Saturno. Si tomamos la gran órbita de Saturno como un gran círculo de forma esférica, entonces podemos llamar a esto la esfera de Saturno. Esta esfera actual, es tan grande como el Antiguo Saturno, y además, el Dr. Steiner nos indica que es el dominio de los Espíritus de Voluntad.

Ahora hemos llegado a dos términos de referencia con respecto a la actividad del actual Saturno: es el dominio de los Espíritus de Voluntad, y es un recuerdo del Antiguo Saturno. (Más adelante continuaremos con estas descripciones).

En las descripciones de “Teosofía”, Rudolf Steiner nos abre otro modo de enfoque. Allí describe la naturaleza del mundo del alma y el mundo del espíritu  y las experiencias del alma humana en estos reinos en la vida después de la muerte (capítulo III). Lo que más nos interesa en relación con nuestra tarea actual es la descripción de la tercera región del mundo del espíritu. Ahí el Dr. Steiner dice:

 “La tercera región del mundo espiritual es la de los arquetipos de todo lo anímico. Todo lo que vive en este mundo está presente como pensamiento vivo. Uno encuentra en ella los arquetipos de los deseos, sentimientos, etc.  Todo lo que una persona ha llevado a cabo en su vida en la Tierra como servicio a la comunidad, en la devoción desinteresada a sus semejantes, dará frutos aquí. Por medio de este servicio, a través de esta donación, que vive como un reflejo en la Tercera Región del mundo del espíritu. Los grandes benefactores de la raza humana, las naturalezas abnegadas, los que prestan grandes servicios a la comunidad, adquirieron su capacidad para hacerlo en esta Región, después de haber adquirido por sí mismos la preparación para tener una relación especial con él durante su anterior trabajo terrenal”.

Por lo tanto hemos llegado a otro aspecto de Saturno. Esta tercera región del Mundo del Espíritu es la esfera de Saturno, a través de la cual llega el alma humana en la vida después de la muerte. Esto se indica en el ciclo de conferencias de Rudolf Steiner “La vida entre la muerte y el nuevo nacimiento”, (Berlín, 1912-1913), donde habla de los aspectos cósmicos de lo que ha descrito en “Teosofía”.

Este tercer aspecto de Saturno se suma a los otros dos en la conexión con la Humanidad. Es la Voluntad que emanaba en el principio, de los Espíritus de la Voluntad y que vive como una fuente de servicio de “los grandes benefactores de la raza humana”. Ella trabaja a través de los miembros de la familia humana como el impulso de un nuevo comienzo, sirviendo a la “Voluntad de existencia y evolución”.

La cuestión es cómo este poder de la Voluntad, que es la esencia de la esfera de Saturno, fue capaz de crear la existencia física en el principio. En nuestra última Carta, donde elaboramos la secuencia séptuple de la actividad en el tiempo, hemos dicho que desde el reino de Saturno, poderosas Potencias emanaron lo que provocó la existencia física.

Imaginemos ahora a los Tronos sacrificando su Voluntad, que era entonces el principio más bajo del conjunto de su séptuple Ser. Dado que la separaron de su origen, ella se convirtió en un mundo por sí misma, a pesar de que aún estaba en un estado psíquico puro. Era “la formación del alma”, aunque llevaba la herencia de la Voluntad, en una forma caótica.

Esta Voluntad se esforzó hacia la evolución. La esencia de esta fuerza de voluntad evolutiva es el “yo”, porque mientras estuvo unida a los Tronos había alcanzado la cualidad del “Yo”. Podemos, por lo tanto, leer en “la Ciencia Oculta” que realmente salió de esta fuerza de voluntad, el fundamento del “yo” humano, el cuerpo, que fue creado con la ayuda de otros seres espirituales llamados los Espíritus de la Forma. Entonces, poco después, la sustancia de voluntad psíquica original, se transformó en calor. Así podemos entender una de las más grandes leyes de la evolución: por un lado, se dio un paso hacia la individualización; por otro lado, como consecuencia, la sustancia psíquica descendió al nivel de sustancia física.

Tal vez podamos explicar esto con un ejemplo. Imaginemos un ser humano espiritualmente activo, tal vez un artista, un poeta, un científico que vive en su mundo anímico lleno de impulsos creativos e imaginaciones morales. Ese mundo anímico pertenece a esa persona así como le pertenece el cuerpo, sin embargo, el impulso de su imaginación moral, el conocimiento, lo heredan los demás seres humanos para su beneficio y evolución interior. Lo que era el propio mundo del artista se separa, y en cierta manera,  avanza hacia la comunicación.

Mientras avanza hacia la comunicación, se encuentra con el círculo de lectores, el público, los admiradores del arte, etc., pero al mismo tiempo se convierte en la “obra” del autor, como la literatura o los productos de arte. Ahora tiene una apariencia exterior que ha abandonado su origen anímico y ha entrado en una “existencia física”.

Así, podemos percibir toda la creación primigenia y su posterior evolución, en la imagen del triángulo:


Ahora podemos mirar a Saturno en esta forma: la enorme esfera de Saturno de nuestro sistema solar es el reino o región en la que habitan los Arquetipos de todas las formaciones del alma. Detrás de estos Arquetipos se oculta la Voluntad donada por los Espíritus de la Voluntad. También podemos llamar a esto la Voluntad del Padre. Esta Voluntad, es el núcleo espiritual de toda la vida del alma. Es la esencia de la vida del alma humana, cuando se esfuerza hacia la perfección. Esta sustancia volitiva fue separada de su origen, del Ser de los Tronos, e implantada en el individuo, que es el objeto de la gran ley cósmica, que se mencionó anteriormente. Luego, a medida que el individuo avanzaba a través de las diferentes etapas de su progreso, hacia la perfección, la sustancia de Voluntad psíquica original, cayó, o se despegó como una concha, convirtiéndose en sustancia física. Por lo tanto, si nos fijamos en esta Voluntad o actividad de Saturno, tenemos que distinguir entre su conexión con el mundo del alma, como el mundo del alma de la humanidad, y su influencia sobre la apariencia física.

Primero vamos a considerar cómo los arquetipos del alma del mundo, —o Saturno— trabajan como Voluntad en el mundo anímico de los seres humanos. Trabajan sobre todo en la esfera de la Voluntad humana, pero en ese ámbito todavía estamos profundamente dormidos. Estamos totalmente despiertos en nuestro pensamiento. En el sentimiento ya estamos más lejos de la luz brillante del nuestra conciencia de día, —ahí soñamos—. En cuanto a la Voluntad, no podemos captarla en absoluto con la conciencia del día, porque es un mar abisal de impulsos desconocidos, emociones, anhelos y deseos. Esta incapacidad de la mente humana para penetrar en estas profundidades de la vida anímica, ha llevado a muchos errores de juicio de la naturaleza del ser humano. Y si buscamos la contraparte cósmica del reino de la voluntad humana, llegaremos a Saturno.

La posición particular de Saturno, en el momento del descenso del alma humana a la vida terrenal, es siempre una imagen de esos reinos profundos de la Voluntad. Puede estar en la constelación de Leo o Piscis, puede estar en conjunción u oposición con otros planetas, pero donde quiera que esté, revela los secretos de la Voluntad de la persona a la que le concierne. Debemos ser capaces de leer el lenguaje de Saturno, ya que pasa a través de las doce constelaciones del Zodiaco, y estas Cartas se escriben con el fin de dar una comprensión de este lenguaje. Por ejemplo, si una persona ha descendido a la vida terrenal cuando Saturno estaba en Leo, podemos retomar lo que se ha dicho acerca de esta Constelación, y al mismo tiempo escuchar, por así decirlo, los profundos impulsos volitivos de la persona en cuestión.

Muchos destinos de la vida podrían corregirse si pudiéramos hacer esto sin egoísmo. Entonces podríamos percibir los más altos fines y el propósito espiritual individual de nuestra vida en la Tierra.

La más alta tarea y el impulso más profundo de la vida de esa persona puede ser experimentar y escuchar la armonía cósmica escondida en todos los seres que existen en el universo y llevar este “corazón-percepción” a un equilibrio con las fuerzas de la cabeza. Esto puede implicar una lucha gigantesca en la vida, pero seguramente será diferente en cada caso, de acuerdo con el lenguaje de los otros planetas. Un número de las posiciones de Saturno en diferentes constelaciones del Zodíaco se dan en la quinta y sexta Cartas.

Sin embargo Saturno en el nacimiento de un individuo puede revelar mucho más. Ya hemos mencionado que la más alta tarea del ser humano en la vida, aparece en la imagen de Saturno, aunque el cumplimiento de esta tarea casi nunca se lleva a cabo en un tiempo de vida corto. Van a ser necesarias muchas vidas terrenales o encarnaciones para que el “yo” humano pueda alcanzar lo que se le pide, y es Saturno el que hace girar la rueda de una encarnación a otra. Así, en la imagen de Saturno, en el momento del descenso de un alma a la encarnación, aparece no sólo la tarea o la llamada interior del alma, sino también el telón de las encarnaciones pasadas.

Saturno no sólo es, por así decirlo, la “estrella” que lleva al alma a la puerta de entrada al nacimiento, pues vuelve a estar presente en el momento de la muerte recogiendo los frutos de nuestras vidas terrenales individuales. En las puertas de nacimiento, distribuye las tareas más altas de la vida que está por venir; en el umbral de la muerte reúne o cosecha los frutos de la vida que ha pasado, ya sean buenas o malas, si se ha cumplido la tarea de la vida, o se ha fracasado.

Ahora, cuando el alma humana entra en el mundo espiritual, Saturno porta la imagen, el arquetipo del alma, como un continuo juicio de la caricatura que, más o menos, ha hecho de sí misma durante la vida pasada en la Tierra. Entonces, después de algún tiempo, el alma decide descender a una nueva vida en la Tierra, y ahora, al pasar por la puerta de entrada de nacimiento, Saturno está de nuevo allí soportando el arquetipo del alma con los nuevos aspectos y resoluciones que se le han agregado durante la vida entre la última muerte y este nuevo nacimiento. Seguramente mayoría de la gente, mientras vive en la Tierra no tiene conciencia de esta presencia de Saturno antes del momento del nacimiento, pero esta activo en la organización humana como las desconocidas fuerzas de la Voluntad, en la profundidad del alma.

Un ejemplo nos aclarara este aspecto de Saturno. Francis Bacon de Verulam nació el 22 de enero de 1561. Saturno estaba en la constelación de Tauro. Esta posición revela el contexto de su anterior encarnación. Recordemos lo que dijimos sobre Tauro en anteriores Cartas. Está conectado con la poderosa Palabra Creadora, el Verbo cósmico. Podemos ver en ello, el reino de los Espíritus de Movimiento cuya tarea era crear fuera, el movimiento interior del alma, un movimiento externo —multiplicidad de transformaciones en el mundo físico. Por lo tanto, Tauro es el ámbito del universo del que emanan intensas fuerzas de movimiento y de poder.

Esto se concentra en Saturno. Indicando que Francis Bacon, en su vida anterior, fue una personalidad poderosa que tenía el poder de penetrar en el mundo que le rodeaba con un movimiento interno, una personalidad que estaba especialmente preocupada con la palabra, es decir, la literatura, la ciencia, etc. Saturno esta en oposición a Marte, que esta situado en la constelación de Escorpio. Esto le da a Saturno otra cara. Ya hemos mencionado en anteriores Cartas que Escorpio, que una vez fue el Águila, está conectado con el declive de la evolución del planeta Marte en el universo. Por lo tanto, esta oposición de Saturno y Marte indican a un poderoso, incluso brillante líder de alguna nación, pero con una cierta oscuridad en este esplendor, ya que está conectado con las fuerzas decadentes de Marte.

Saturno puede incluso convertirse en una guía para encontrar el intervalo de tiempo durante el cual este alma estuvo en el mundo espiritual. En el caso de Francis Bacon nos puede llevar al siglo IX dC como el momento de su última vida en la Tierra. Esto está confirmado por las indicaciones de Rudolf Steiner que, según su conocimiento espiritual, reveló que esta alma se había encarnado a comienzos del siglo IX DC como un poderoso príncipe conectado con la culminación de la cultura árabe.

En estas Cartas aún no hemos llegado al punto en que podamos elaborar plenamente este aspecto de Saturno, que nos conduciría a vidas anteriores en la Tierra, desde el punto de vista cualitativo, así como en relación con el tiempo, pero como queremos hablar de la naturaleza de Saturno tenemos que mencionarlo.

Saturno es el gran historiador del universo, como lo llama el Dr. Steiner. Es la gran memoria del universo; por lo tanto, todo lo que pertenece a la esfera de la Historia es penetrado por la actividad de Saturno: la biografía espiritual del ser humano, la conexión entre las generaciones, la historia de las naciones, e incluso la historia del universo está viva en la memoria de Saturno. Realmente es la Voluntad de Dios lo que emana de este planeta.

Al recordar las etapas pasadas de la evolución en el Universo y en la Humanidad, nos trae de vuelta de lo descarriado al camino planeado por Dios sobre el gran plan de la evolución, a pesar de que nos puede conducir a través de tragedias y catástrofes.

Así, la actividad de Saturno, o la esfera de los arquetipos del mundo anímico, se manifiesta en la disposición del alma humana. Esta actividad también se puede encontrar en el mundo físico que nació como voluntad alejada de su origen: —los Espíritus de la Voluntad — y que se convirtió en la región de los arquetipos de toda formación anímica. Hemos tratado de explicar este desarrollo anteriormente, donde encontramos que la creación del individuo requiere la puesta en marcha de  las “obras”.

Ahora podemos encontrar la presencia de Saturno por doquier en el mundo físico. Saturno en su esencia más profunda, porque encontramos que la Voluntad original de los Tronos se condensó en calor físico que más tarde se convirtió en el fundamento de toda sustancia física.

Pero la Voluntad se oculta de alguna manera en la sustancia física; aunque no podamos percibirla con nuestros sentidos. Ahora, muchos de nuestros lectores pueden haber tenido la experiencia de rocas absolutamente estériles; por ejemplo, en las altas montañas o en la orilla del mar, donde no es capaz de vivir ninguna planta. Si escuchamos con atención el lenguaje de tal existencia, tenemos la experiencia de una Voluntad severa absolutamente inamovible de que es mucho más fuerte que cualquier cosa que aparece como fuerza de voluntad en los seres vivos. No podemos experimentar esta inflexible voluntad rígida mientras nos encontramos en medio de un paisaje, pero si recordamos esa experiencia en nuestra memoria, se revela especialmente su poderío y superioridad. Esto no es sólo un reflejo subjetivo del alma y, por lo tanto, sin ningún significado o realidad. Se trata de una “realidad anímica” que revela el origen de la existencia física de la Voluntad derivada de los Tronos. Esto se manifiesta especialmente en el mundo mineral, en los paisajes rocosos y estériles, de hecho está presente en todo lo que tiene una existencia física, corporal. En este fenómeno anímico, está el reino de la actividad de Saturno a la que nos enfrentamos.

Podemos percibir esta fuerza de voluntad heredada en la sustancia física con nuestras capacidades anímicas porque nos relacionamos con ella en nuestro cuerpo físico. La percibimos en la naturaleza sobre todo en el reino mineral, que es como el duro esqueleto de todo el organismo de la Tierra. A medida que las fuerzas de Saturno tienen su manifestación más pura en este reino ya que están activas en la fundación dinámica del esqueleto humano y el del animal.

El esqueleto describe fundamentalmente el cuerpo físico. No podemos imaginar cómo sería el cuerpo humano sin el esqueleto. Los principales contornos del cuerpo, —la cabeza, el tronco y las extremidades—  se indican en el esqueleto, siendo completadas con la materia blanda. Este poder de esbozar, que lleva en sí la idea arquetípica de la existencia humana en la Tierra, viene del planeta y de la esfera de Saturno. El forma de la cabeza, especialmente el cráneo, de modo que parece ser una imagen de la bóveda del universo por encima de nosotros. Es como una semilla que ha caída del universo y que todavía se asemeja a su origen. De esta cabeza, el organismo crece hacia abajo, hacia la Tierra. En la cabeza la materia blanda está encerrada en el cráneo, pero a medida que avanzamos hacia abajo nos encontramos con que los huesos inferiores están rodeados de materia blanda. La tendencia esférica del cráneo se transmuta en una tendencia radiante que apunta hacia el centro de la Tierra. En el animal la dirección del esqueleto es más o menos horizontal a la superficie de la Tierra. En el ser humano esta línea es vertical, en posición erguida.

En esta tendencia fisiológica que dirige a la existencia lo que parece ser una imagen del universo entero y de darle una posición erguida en los seres humanos, se halla escondida una enorme fuerza de voluntad. La existencia humana se une al universo espiritual. Es la expresión fisiológica de la Voluntad del Padre, que libera al ser humano como una semilla del cosmos para que pueda crecer en la existencia de la Tierra, por así decirlo,  a modo de planta invertida, en pos de cumplimentar una tarea de la Voluntad Divina. De este modo, nos encontramos con la actividad de Saturno en la naturaleza tal como la hemos conocido en nuestra vida anímica. Es el guardián del umbral, que conduce nuestro ser anímico a la existencia física. Protege el hilo que nos conecta con nuestro origen espiritual, con nuestro arquetipo, y también nos lleva desde el reino terrenal al mundo espiritual en el momento de la muerte. 

Astrosofía Parte 7

 


La naturaleza del mundo Planetario 

Hasta ahora hemos tratado de crear el conocimiento del Zodiaco. En este y en los siguientes temas  nuestra tarea será sentar las bases para la comprensión del mundo planetario.

El mundo de las estrellas fijas, que rodea nuestro sistema solar, se concentra en el círculo zodiacal. Hay muchas constelaciones aparte de las estrellas fijas del zodiaco, pero todos estos grupos de estrellas de alguna manera están profundamente relacionados con las doce constelaciones que nos rodean. Encontramos, por ejemplo, por encima de las constelaciones de Aries y Piscis, las de Perseo, Andrómeda, Cefeo, Casiopea, y muchas otras. Si penetramos más profundamente en el fondo espiritual de los mitos relacionados con estas constelaciones, nos encontramos con que son una expresión de los mismos hechos que aparecen en las constelaciones de Aries, Piscis, etc. Si atravesamos el Zodiaco y miramos las constelaciones por encima y por debajo de las imágenes familiares de Tauro, Géminis y Cáncer, encontramos en ellas una especie de “comentario” cósmico de las doce envolturas Zodiacales.

Así, el mundo de las estrellas fijas está representado por las doce constelaciones del zodiaco. Estas doce envolturas son la manifestación del espacio. Allí nos encontramos con los hechos que llevaron a la creación de nuestro universo, así como a la imagen arquetípica de la forma humana, que en la Tierra, se manifiesta en el espacio. En las Cartas anteriores describimos la creación de este universo espacial, como la evolución del Antiguo Saturno.

Todavía no hemos descrito aquellas etapas de la evolución en las que este universo, que se extiende en el espacio, fue penetrado por las fuerzas de la vida y las fuerzas de la conciencia. Esto queda por hacer en los próximos números. Hemos establecido una perspectiva de la creación de nuestro universo desde el punto de vista del espacio, y esto nos conecta con las doce envolturas del Zodiaco.

Si ahora nos fijamos en el universo planetario entraremos en un mundo muy diferente. Nos enfrentamos a una relación de siete. En la antigüedad los seres humanos contaban con los cinco planetas además del Sol y la Luna. Este es el mundo planetario que puede ser percibido a simple vista. Hoy en día ya no parecen ser siete, porque con la ayuda del telescopio moderno hemos detectado más planetas, Urano, Neptuno y Plutón. Puede suceder que en el futuro, con unos telescopios aún más potentes y fuertes, serán detectados muchos más planetas que pertenecen a nuestro universo. Aún así, hay que tener en cuenta que todos estos planetas, que encontramos con la ayuda del telescopio, están más allá del reino del universo humano, ya que no pueden ser vistos por el organismo humano sin ayuda.

Ellos sólo pueden ser vistos a través de instrumentos, a través de un mecanismo —el telescopio— que como máquina esta “más allá” de la naturaleza humana y pertenece a un mundo diferente. Como aquí estamos hablando acerca de la relación entre el ser humano y las estrellas, vamos a limitar nuestra perspectiva estrictamente a las limitaciones de la organización humana, sin ayuda. Esto no nos impide aprender de la naturaleza de los planetas recién descubiertos, pero para obtener tal conocimiento tendríamos que entrar en el mundo de lo sobrehumano. En ediciones posteriores podremos tener la oportunidad de hacerlo, pero ahora vamos a mantenernos dentro de los límites del reino humano.

Nos encontramos con un mundo planetario  en conexión con el ser humano. Para los sentidos humanos normalmente desarrollados, sin medios artificiales, son accesibles estos siete cuerpos celestes de nuestro universo solar, los planetas: Saturno, Júpiter, Marte, Venus, Mercurio,  además de los cuerpos del Sol y la Luna. Todo lo que aparece en el universo en relación con el número siete, es una imagen del tiempo.

El movimiento en el tiempo es la evolución, es decir, la creación por etapas o intervalos. Cuando tuvimos que describir la evolución del Antiguo Saturno, nos vimos obligados a presentarla en un aspecto de siete (los siete ciclos del Antiguo Saturno), porque lo que se crea sólo se puede hacer “en el tiempo”. Sin embargo, la esencia de esta evolución, la imagen arquetípica de la forma humana, aparece en el “espacio”, en las doce envolturas del Zodiaco.

El siete, como una imagen del tiempo, también se manifiesta en los siete días de la semana. Es una imaginación de toda nuestra evolución mundial, no sólo del Antiguo Saturno, sino también del pasado y de las etapas futuras.

¿Por qué es el siete la imagen del tiempo?. El hecho de que el doce, representado por el zodiaco, esté conectado con el espacio puede ser comprendido desde un punto de vista geométrico, porque el círculo es la forma que ha llegado a un reposo y contiene potencialmente las otras formas geométricas de espacio bidimensional dentro de él.

Debemos encontrar la ley fundamental del siete. Una vez que la hayamos encontrado, tendremos una base para la comprensión de la secuencia interna de los siete pasos. Si, por ejemplo, nos fijamos en todo lo que existe en nuestro entorno, nos encontramos con que todo tiene un pasado y un futuro. Entre el pasado y el futuro, existe el momento presente. Si nos fijamos en las flores de nuestra mesa, sabemos que en el pasado estaban creciendo y que decaerán o se marchitaran en el futuro, pero entre estas dos etapas estamos aquí, en el momento actual. Así que no sólo existen en el espacio sino también en el tiempo.

En cuanto a los objetos de la naturaleza que existen en el tiempo, podemos observar tres pasos: pasado, presente y futuro.

Estos tres pasos son algo más que un siete simplificado. Encontramos que los tres primeros pasos siempre se dibujan juntos en lo que llamamos “el pasado”. En realidad, todo lo que pertenece al pasado, lleva siempre la marca de tres etapas de desarrollo. Si observamos en profundidad, nos encontramos con esto en todas partes como una ley fundamental. Y también, lo que llamamos “el futuro” se revela como una triplicidad.

En medio de estos dos, pasado y futuro, se encuentra el presente como un momento único en el tiempo. Así pues, la evolución o el desarrollo en el tiempo se revela como el siete.

Por otra parte, si nuestras observaciones se hacen más exactamente y con cuidado, nos encontramos con que los tres pasos a cada lado de la balanza del pasado y del futuro tienen una relación interna entre sí. Así, la primera etapa del pasado parece estar conectada con la última de los tres pasos en el lado del futuro. La primera etapa de la secuencia de siete veces de cualquier evolución está relacionada con la séptima etapa, la segunda con la sexta, la tercera con la quinta, y en el medio se encuentra la cuarta, que como presente enlaza el pasado con el futuro.

Si tratamos de entender esto como una imaginación, empezamos a formar una imagen similar al “candelabro séptuple” del Antiguo Testamento, y nos damos cuenta de que el candelabro, que se situó en el altar del Tabernáculo, era una imagen de lo que el pueblo hebreo tuvo que desarrollar en el tiempo. Moisés, el fundador de la nación hebrea, conocía esta tarea. Los hebreos tuvieron que crear un organismo capaz de servir como un verdadero cáliz para la descendencia del Ser de Cristo. Esto sólo podía llevarse a cabo en el transcurso del tiempo. Por lo tanto, Moisés creó la imagen del tiempo en el candelabro séptuple como una luz reconfortante en el largo y cansado camino de su pueblo.

Si pudiéramos actualizar hoy en día, esta ley fundamental del tiempo, quizás nuestra vida cultural y personal estaría menos caótica y perturbada. En muchas circunstancias nos escapamos de la búsqueda espiritual con la excusa de que “no tenemos tiempo”, o si tenemos un impulso, muy a menudo nos volvemos impacientes y queremos realizarlo de una vez. No solemos reconocer que desde el momento de su concepción, hasta su realización, todo tiene que desarrollarse paso a paso hasta que ya está listo para su cumplimiento; de lo contrario, esta semilla puede estropearse por un nacimiento prematuro. A veces nos olvidamos de que es posible que tengamos que esperar siete años, o tres veces siete años, o incluso un intervalo más largo hasta que nuestros impulsos e ideas puedan realizarse.

Deberíamos aprender nuevamente las leyes secretas del tiempo con el fin de tener una vida anímica más saludable, incluso en nuestro cuerpo. El siete es la ley fundamental del tiempo, pero hay ciertos misterios del tiempo de los que, por ahora, no podemos hablar.

Esta ley se puede encontrar en todos los lugares de nuestro universo, pues revela la esencia del ritmo dinámico interno en la vida del ser humano. Si nos fijamos en la vida de un ser humano adulto, también podemos distinguir entre su pasado, presente y futuro.

El pasado de cada uno de nosotros es nuestra juventud, que incluye la infancia, y hasta la vida embrionaria prenatal. Cuanto más nos remontamos al pasado más encontramos una dependencia de las potencias protectoras que nos rodean. Todavía no somos nuestro propio maestro; otros seres tienen que cuidar de nosotros. Sin embargo, a medida que recorremos la vida, nos vamos haciendo gradualmente independientes. Independientemente de la edad que hayamos alcanzado en la actualidad, nos encontramos con que hasta cierto punto nos hemos liberado de algún poder protector. El bebé recién nacido acaba de ser separado del cuerpo de su madre. Más tarde como personas, ya completamente crecidas, nos vamos separando de muchas otras conexiones.

 Cualquiera que sea el “presente” de una vida humana, siempre es la manifestación de un ser que se ha liberado de una condición precedente de existencia. Este ser, habiéndose convertido en independiente de las condiciones anteriores, es el poder determinante de su propio tercer paso de la evolución, el futuro. En tanto que como ser único se ha convertido en independiente en su “presente”, será capaz de manifestarse en el futuro como una individualidad, en el contexto de las condiciones de las que se ha emancipado. Por lo tanto, la vida humana revela tres pasos de la evolución en el tiempo:

Pasado: La dependencia de muchas otras condiciones y seres.

Presente: Emancipación e independencia.

Futuro: Manifestación y  actividad como ser individual.

De esta manera, hemos encontrado el carácter fundamental de los tres pasos del pasado, el presente y el futuro a medida que se van revelando a través de nuestra vida. Como es siete veces el tiempo, ahora debemos encontrar el carácter fundamental de los tres pasos del pasado y los del futuro, y entre ellos, la etapa del presente. Si tenemos éxito en encontrar el carácter de este siete, no sólo vamos a resolver el enigma de una de las leyes del tiempo, sino que también seremos capaces de leer el carácter y la capacidad de los cinco planetas, mas el Sol y la Luna. Finalmente llegamos a la razón por la que hemos emprendido esta tarea aparentemente seca y árida de descubrir la ley del siete del tiempo.

La esencia de la evolución es la emancipación. Algunos seres que hasta ahora estaban sumergidos en el océano de la existencia general, se mueven hacia la existencia individual. Con el fin de iniciar nuestras observaciones, tomemos al bebé recién nacido en su fase actual y luego miremos hacia atrás, a su pasado. Encontramos en primer lugar, el momento de la concepción en la que entró en la existencia a través de sus padres. Las Poderosas Potencias, que llamamos destino, entraron en la vida de los padres. A través de estos poderes se abrió la puerta de entrada a la existencia física del alma del bebé. Este fue el primer paso, pero esto no habría sido suficiente. Las fuerzas de la vida, penetraron en ese germen del cuerpo físico y lo llevaron progresivamente a la forma humana hasta el nacimiento. Incluso fue necesario un tercer paso para que el organismo, a partir de un determinado momento en adelante, pudiera tener sensaciones y sentir el dolor o la satisfacción a través de sus propias necesidades corporales.

Acabamos de describir las tres etapas de la creación durante las cuales los Poderes del Universo, más allá del control del ser humano, ayudan a traer un ser a la existencia:

Primero: poderosas potencias provocan la existencia física. Se crea el germen del cuerpo individual.
Segundo: este germen individual se impregna de fuerzas vitales, que moldean el germen a la imagen de sus padres.
Tercero: el germen que se va moldeando a la imagen de los padres, se impregna también de las fuerzas anímicas y las fuerzas de la conciencia.
Con la descripción de estas tres etapas, hemos descrito también las características y las capacidades de los tres planetas superiores Saturno, Júpiter y Marte.

Saturno aparece siempre como la manifestación de esas fuerzas del universo que crean el germen de la existencia individual a todo tipo de seres que requieren un cuerpo físico; piedras, plantas, animales o seres humanos para su presencia terrenal. Poderosas fuerzas emanan de esos Seres de Saturno.

Desde Júpiter, el flujo del poder de la vida dotan a los gérmenes de la existencia física individual con la fuerzas de la vitalidad. Aquí, sin embargo, nos encontramos con una dificultad. Podemos percibir que la planta está siendo penetrada por las fuerzas de la vida, pero no podemos ver esto en el mineral. Tenemos que reconocer que los minerales no pueden ser vivificados por las fuerzas de Júpiter, aunque reflejen estas fuerzas. La segunda etapa de la evolución del siete trabaja de una manera diferente dentro del reino mineral. Las formas cristalinas de los minerales surgieron de la reflexión de las fuerzas de Júpiter en ciclos anteriores de la evolución, y revelan la magnífica sabiduría del cosmos. Más adelante veremos también cómo estas fuerzas de sabiduría cósmica están conectadas con Júpiter.

Marte es el dador de las fuerzas del alma. Por las fuerzas del alma nos referimos a los poderes que permiten a las criaturas tener sensaciones y emociones que se despiertan ya sea por los acontecimientos del mundo exterior o por la actividad desde el interior. Estas percepciones pueden despertar ya sea simpatía o antipatía. Así, por ejemplo, el bebé recién nacido es capaz de experimentar cualquier impresión del mundo que le rodea, ya sea como dolorosa o confortable.

Una aguja que te perfora la piel puede explicarse simplemente como un hecho mecánico, pero esto no explica el hecho de que el bebé comience a llorar. El daño causado se experimenta cualitativamente en una esfera diferente de la del mero acontecimiento fisiológico.

La capacidad para la experiencia anímica ya está ahí en el recién nacido, pero ¿qué pasa con las sustancias inertes y las plantas?. No podemos decir que las capacidades del alma sean innatas en estos objetos, son las fuerzas de Marte las que trabajan sobre todo lo que viene a la existencia. Las sustancias inertes, como los minerales y los seres vivos más simples, como las plantas, tienen sólo una “reflexión” de ellos. Las fuerzas del alma se reflejan en las propiedades químicas de estos objetos. Si miro la pluma en mi mano, yo desde luego no puedo decir que tenga algo como sensaciones, pero cuando todavía estaba en ciernes, antes de que llegara a mis manos, la semilla de la desintegración ya estaba implantada en ella. Este destino, que trae la desintegración inevitable, parece en un primer momento como una negación de la vida, sin embargo, tenemos que lidiar con eso. Aquí la naturaleza agresiva de Marte parece que en última instancia, destruye lo que se ha creado. También encontramos que Marte crea capacidades del alma que siembra la semilla de la desintegración, así, debido a que las fuerzas del alma y las emociones de placer y dolor, finalmente destruyen el cuerpo de un ser humano. Estas fuerzas fluyen hacia todos los seres creados antes de entrar en la fase de su existencia actual.

Las fuerzas del Sol crean o causan el estado presente del ser en todos los objetos de la creación. En la época actual también causan la emancipación y la lucha hacia la independencia. Volvamos al bebé recién nacido. Acaba de nacer, eso significa que se ha separado del cuerpo de su madre, de la que ha sido fisiológicamente parte antes de nacer. Ahora está físicamente separado, y a medida que va creciendo se esfuerza hacia la independencia. Esto también se demuestra por el hecho de que uno de los primeros actos que se hace con el niño es dotarle de un nombre propio. Se le reconoce como un ser individual. Con nuestros sentidos podemos observar que tiene su propio cuerpo, y tenemos la esperanza de que este cuerpo crecerá más y más independiente de las necesidades de la vida en la que está involucrado durante su primera infancia y la niñez.

No podemos hablar de un impulso de individualización dentro de los reinos inferiores de la naturaleza de la misma manera como lo hacemos con la humanidad, aunque el impulso solar también está trabajando allí. La luz del sol trae los objetos existentes en la naturaleza a la esfera de nuestra experiencia sensible. La luz del sol los hace visibles a nuestros ojos; percibimos sus contornos y sus colores. Pensemos en la construcción de la primera máquina de vapor.

En primer lugar, la idea surgió del inventor; esta sería la etapa de Saturno. Después el inventor tuvo que reflexionar sobre su idea y considerarla en relación con las leyes mecánicas y físicas, con los logros técnicos de su época. Tuvo que entrar en el mundo de la sabiduría universal, en lo que le fue revelado a la humanidad; este es el escenario de Júpiter en la fabricación de la máquina de vapor. Entonces, el inventor va más lejos en la realización de su plan, tiene que utilizar las sustancias terrenales, como el hierro y el acero, en el que ya se implantaron las reacciones químicas que determinan la estabilidad del metal, considerar las reacciones del vapor, etc. Estos hechos más adelante pueden ser causa del fracaso o la impopularidad de su máquina; este sería el período de Marte de la máquina de vapor. Hasta que un día el motor se ha completado. Podrá ser visto como una entidad y todo el mundo percibirá cómo se mueve y trabaja. Ahora, es una máquina que ha entrado en la fase de su “estado actual de ser”. También ha entrado en el reino de la percepción empírica; este es el trabajo de las fuerzas de sol. Ellas crean el reino del “empirismo”, que brilla como la luz del sol sobre el objeto individualizado.

Hemos descrito el trabajo de las fuerzas de Saturno, Júpiter y Marte como procesos en el tiempo. Estas fuerzas, a través de las cuales todos los seres que entran en la existencia deben pasar, están conectadas con la “fabricación” de los objetos en el universo. Representan el pasado. Las tres etapas del pasado pueden, sin embargo, diferir en gran medida en el tiempo de acuerdo a la naturaleza del objeto. Pueden tener una duración de tiempo “astronómica”, o también pueden reducirse a un par de segundos, pero siempre lo podemos encontrar.

Ahora pensemos en las tres últimas etapas del ciclo séptuple de la evolución. El cuarto paso es la emancipación de la criatura de su origen. En las siguientes etapas el ser individualizado se esfuerza en función de sus capacidades, en manifestarse como un ser libre, y en la manifestación de sí mismo, que sólo es posible si en el camino hacia el futuro, se puede revelar y liberar de todo lo que nació durante las primeras etapas del pasado. Por ejemplo, cuando el bebé crece se vuelve más y más activo en la vida. Sin embargo, a medida que el ser humano se convierte en activo, aparecen en el fondo de su actividad todas las fuerzas anímicas que ya fueron implantadas en él antes de nacer: sus gustos y disgustos; su capacidad innata para las reacciones dolorosas o alegres, bien fomentando u obstaculizando sus acciones; y como la vida sigue, su actividad se convierte en una especie de maestro y redentor de esas cualidades innatas del alma. Muy a menudo, este profesor en el ámbito de nuestra actividad es más sabio que nosotros mismos, y se convierte en nuestro guía espiritual, dotado con la autoridad del destino.

Estas fuerzas vienen del planeta que en la astronomía se llama Mercurio. Así Mercurio es el redentor de las fuerzas de Marte que describimos anteriormente. Los caminos del destino, a lo largo del cual el espíritu de Mercurio conduce al ser humano hacia su redención, son a menudo extraños e incomprensibles. Sólo si nos esforzamos en la comprensión espiritual de nuestro propio destino podremos encontrar una conexión consciente con el espíritu de Mercurio que representa la quinta etapa en la ley séptuple del tiempo.

El planeta llamado Venus en la astronomía representa el sexto paso. El sexto paso está relacionado con el segundo, con Júpiter. Y así como Júpiter es el dador de las fuerzas de la Vida y la Sabiduría, Venus se relaciona con el desarrollo de estas fuerzas de la creación de la vida por el ser humano. Sin embargo, el ser humano actual está lejos de ser capaz de crear vida dentro de la esfera de la Tierra, aunque en la inconsciencia profunda realmente lo estamos haciendo.

Hay actividades en las profundidades inconscientes de nuestro organismo, que no sólo destruyen la vida, sino que también la crean; sin embargo, todavía no tenemos ningún control sobre esto.

En un lejano futuro, la humanidad será capaz de desarrollar actividades similares conscientemente, y entonces podrá crear no sólo objetos como máquinas inertes, sino también seres vivos, como las plantas. Así trabaja  Venus en las profundidades del organismo humano. El arte humano es un tenue resplandor del amanecer de esas fuerzas que un día estarán completamente despiertas en la humanidad.

El séptimo paso es provocado por la Luna. Aunque la Luna está cerca de la Tierra, las capacidades que están conectadas con su esfera están muy alejadas de la conciencia de la humanidad. El séptimo paso, la Luna, está relacionado con el primer paso, Saturno. Saturno aparece conectado con esa etapa de toda la evolución en un impulso o un ser anímico, penetrado por poderosas potencias sobrenaturales, entra en el reino físico y crea por sí mismo un vaso corporal. Ahora, después de haber pasado por todas las etapas de la creación y la individualización, en la séptima etapa ha llegado a la perfección, como ser individual que puede dotar a la pura existencia anímica con la existencia física.

En los seres humanos de la actualidad vive solamente un tenue reflejo de esta capacidad. Sólo es una profecía de lo que un día, en el tiempo futuro, será una actividad plenamente desarrollada y conscientemente controlada. Es la capacidad de “re-producción”, profundamente arraigada en nuestro organismo y guiado por seres espirituales. Este  poder hoy es sólo una imagen muy tenue de su contraparte espiritual real.

Invocações e Evocações: Vozes Entre os Véus

Desde as eras mais remotas da humanidade, o ser humano buscou estabelecer contato com o invisível. As fogueiras dos xamãs, os altares dos ma...