sábado, 24 de agosto de 2019

El que susurra en la oscuridad H. P. Lovecraft


El que susurra en la oscuridad (en inglés The Whisperer in Darkness) es una novela corta de 26 000 palabras escrita por H. P. Lovecraft en 1930 y publicada en agosto de 1931 en Weird Tales. Semejante a El color que cayó del cielo (1927), es una mezcla de terror y ciencia ficción. Aunque hace varias referencias a los Mitos de Cthulhu, la novela no es una parte central del mito, sino que refleja un cambio hacia la ciencia ficción en la escritura de Lovecraft. La trama también introduce a los Mi-go, una raza extraterrestre de criaturas fungiformes.

La historia, narrada por Albert N. Wilmarth, al principio ignora a aquellos que creen que criaturas no-humanas habitan las colinas de Vermont como «meros románticos que insistían en intentar transferir a la vida real las historias fantásticas sobre "pequeñas personas" que acechaban, las cuales que se habían hecho famosas por la maravillosa ficción de horror de Arthur Machen.»​ Sobre esto, el alumno de Lovecraft, Robert M. Price argumenta que eso es una manera de reconocer la deuda que tiene la historia de Lovecraft con lo contado por Machen en The Novel of the Black Seal (1895).

"Me atrevería hasta a reescribir esencialmente una nueva versión de las obras de Machen." - Price

En ambos casos hay un profesor, un anticuario que, siguiendo sus intereses vocacionales, se deja arrastrar por lo que la mayoría desestimaría como meras supersticiones de una región extraña de colinas ominosamente abovedadas. De esa manera se ve atraído hacia una piedra negra grabada que parece pertenecer a una raza antigua pre-humana que ahora se encuentra escondida en las misteriosas colinas. Lovecraft divide el rol del profesor Gregg creado por Machen entre el profesor Wilmarth y Akeley, el investigador introvertido. Es Akeley, y no el profesor, quien acaba desapareciendo al caer en las garras de la antigua raza. Wilmarth se rezaga y cuenta la historia, como hacía la Miss Lally de Machen.

Price señala la existencia de pasajes paralelos en ambas historias. Machen pregunta: «¿Qué sucederá si la horrible y oscura raza de las colinas sobrevivió?»;​ y Lovecraft apunta a «una raza escondida de monstruos siendo atraídos en algún lugar de las remotas colinas», mientras que Machen menciona «extrañas figuras reuniéndose rápidamente entre las cumbres, junto al río...». Lovecraft cuenta «ciertas raras historias de cosas encontradas flotando en algunos de los ríos crecidos». Price sugiere que la descripción de Machen se refiere a personas «que se desvanecieron extrañamente de la tierra», lo que hizo a Lovecraft imaginarse personas siendo literalmente sustraídas del planeta.

Algo que ha sido percibido por críticos como Price y Lin Carter,​es que The Whisperer in Darkness también hace referencia a nombres y conceptos de "The King in Yellow" ("El rey de Amarillo") de Robert W. Chambers, algunos de los cuales ya habían sido previamente tomados en préstamo de Ambrose Bierce. En una carta a Clark Ashton Smith, Lovecraft escribió: «Chambers debió haberse impresionado con An Inhabitant of Carcosa y Haita the Shepherd, que fueron publicados durante su juventud. De hecho, él persuade a Bierce a crear un escalofriante fondo de horror- un recuerdo vago e inquietante que hace a un reacio usar la facultad de recolección muy vigorosamente.»​

La idea de mantener un cerebro humano vivo dentro de un recipiente (con aditamentos mecánicos permitiendo ver, oír y hablar) permitiéndole viajar a áreas inhóspitas para el cuerpo, pudo haber sido sido inspirada por el libro The World, the Flesh, and the Devil de J. D. Bernal, que describe y sugiere la viabilidad de un dispositivo similar. El libro fue publicado en 1929, justo un año antes de que Lovecraft escribiera su historia.

Resumen del argumento

La historia es contada por Albert N. Wilmarth, un profesor de literatura de la Universidad de Miskatonic en Arkham. Cuando periódicos locales aseguraron que se habían visto cosas extrañas flotando en los ríos durante la inundación histórica de Vermont, Wilmarth se ve envuelto en la controversia sobre el significado real de los avistamientos, aunque él está del lado de los escépticos, que culpan a las viejas leyendas sobre monstruos viviendo en las colinas inhabitadas que raptan a quienes se aventuran demasiado cerca de su territorio.

Wilmarth recibe una carta de Henry Wentworth Akeley, un hombre que vive en una granja aislada cerca de Townshend, Vermont. Akeley afirma tener pruebas que convencerán a Wilmarth que debe dejar de enfocarse en la existencia de la raza. Se comunican a través de cartas e intercambian un registro fonográfico de la raza extraterrestre cantando junto a agentes humanos que veneran a varios entes, entre ellos Cthulhu y Nyarlathotep, el último es de quien ellos esperan que "deberá tener la apariencia del hombre, ponerse la máscara de cera y la túnica que oculta".

Los agentes interceptan los mensajes de Akeley y lo acosan por la noche en su granja. Hay un tiroteo entre Akeley y los agentes y muchos de los perros guardianes de Akeley mueren. Aunque Akeley expresa más en sus cartas, tiene un brusco cambio de parecer. Escribe que ha tenido un encuentro con los seres extraterrestres y que ha aprendido que son pacíficos. Presiona a Wilmarth para que lo visite trayendo consigo las cartas y las fotografías de evidencias que le ha enviado, cosa que Wilmarth termina aceptando a regañadientes.

Wilmarth llega y encuentra a Akeley en un estado físico lamentable, inmovilizado en una silla en la oscuridad. Akeley le habla de la raza extraterrestre y las maravillas que le han revelado. También le cuenta que esos seres pueden extraer quirúrgicamente el cerebro de un ser humano y colocarlo en un envase, dentro del cual puede vivir indefinidamente y soportar los rigores de los viajes al espacio, y le muestra pruebas de ello a Wilmarth. Akeley confiesa que ha accedido a someterse al procedimiento y señala el frasco que lleva escrito su nombre. Wilmarth escucha a otro cerebro, que se encuentra en otro contenedor, hablar positivamente del cambio y del porqué Wilmarth debería unirse a ellos en el viaje a Yuggoth, el planeta madre de la raza. Durante estas conversaciones Wilmarth se inquieta, especialmente por el extraño zumbido con que le susurra Akeley.

Por la noche, Wilmarth no logra dormir y escucha en el piso de abajo una conversación perturbadora entre varias voces, algunas de las cuales son especialmente extrañas. Una vez que todo queda en silencio, baja las escaleras para investigar. Se encuentra con que Akeley ya no está, pero su túnica está en la silla. Al acercarse, hace un descubrimiento horroroso entre los pliegues de la túnica, lo que le hace huir a toda prisa, llevándose el coche de Akeley. Cuando las autoridades van a investigar al día siguiente, no encuentran más que una casa tiroteada. Akeley desapareció junto con toda la evidencia de presencia extraterrestre. Al concluir la historia, Wilmarth declara el descubrimiento que lo hizo huir: cara y manos dejadas atrás. Fueron utilizadas por algo no humano para parecer un hombre. Ahora cree con una terrible certeza que el cerebro que escuchó ese día, era el de Henry Wentworth Akeley.