Hermanubis, el dios más mágicamente útil del que nunca has oído hablar. Emergiendo desde el a veces literalmente psicodélico periodo de sincretismo greco-egipcio, Hermanubis es una forma híbrida del dios funerario egipcio, Anubis, y el mensajero-trickster griego, Hermes. La combinación de ambos provee un psicopompo por excelencia. Es representado teniendo el cuerpo de Hermes y la cabeza de Anubis. Su estatua sobreviviente más famosa es observable en el Museo Vaticano.
Los dioses Cinocéfalos (con cabeza de perro) son muy antiguos y extendidos. En cuanto a Hermanubis específicamente, su origen es un poco un festín móvil. Plutarco, por ejemplo, identifica Anubis con Hermes y con la estrella Sirio (la estrella del perro). Pero la conexión perro-mensajero-Sirio se encuentra al menos remontándose tan atrás como hasta el imperio nuevo donde vemos figuras cinocéfalas saludando al sol naciente en las cuatro puertas del horizonte oriental en uno de los obeliscos de Ramses II. La salida de Sirio marcaba el comienzo de al menos dos de los calendáricos egipcios. Primeramente, el regreso de Sirio a los cielos orientales a finales del verano tras un periodo de setenta días (el mismo periodo de tiempo del proceso de momificación) anunciaba el desbordamiento del Nilo, el fenómeno natural responsable de la abundante cosecha egipcia. Segundo, los calendarios sagrados egipcios marchaban sobre un año mucho más largo, el año Sotiaco (denominado así por la salida heliaca de Sirio/Sotis) que duraba 1.461 años solares. Esta noción de calendario sobrevive en el concepto egipcio de los decanos; poderosos espíritus que gobiernan las secciones del cielo nocturno. La secuencia de decanos empieza con Hermanubis, y aquí podemos ver su rol como psicopompo y abridor de caminos. Aparece desde el inframundo y viaja a través del cielo a la cabeza de todo el desfile de dioses estelares.
Desde aquí, toda la noción de Sirio/perro/iniciador es absorbida en la mitología de los primeros tiempos de la Iglesia. Si miras al calendario de santos desde finales de Julio hasta comienzos de Septiembre, está lleno de perros. El más famoso es San Cristóbal, [patrón de los conductores, 25 de Julio] amado por taxistas locos y madres con cochecitos grandes en el mundo entero. Su hagiografía declara explícitamente que fue un gigante de la tierra de Canaán/canina cuya única forma de comunicación era ladrando. En el sur de Francia encontramos a San Roque, 17 de Agosto, y San Guinefort, quien era/es de hecho un perro, el 22 de Agosto. Otra continuación directa de Hermanubis se encuentra vía San Bartolomé el 24 de Agosto. En Mitos de los Hombres Perro, por David Gordon White, leemos:
Encontramos una versión de las Actas Cópticas de Bartolomeo con un codicilo en Latin … El codicilo se lee: “Estas son las actas de Bartolomeo quien, tras dejar la tierra de Ictiofagos, fue hacia Parthos con Andrés y Cristianus, el hombre cinocéfalo” Un codicilo similar es encontrado mucho antes, en la versión Siria de las Actas de Mateo y Mar Andrés, aproximadamente del siglo quinto: señala que los apóstoles convirtieron a la “Ciudad de los Perros, que es Irqa”, situada al norte de Crimea.
Dado que no hay evidencia arqueológica de cualquiera de estos pueblos y sí una teoría académica en expansión que sugiere que el parte de la historia en el cristianismo es reinterpretación de las tradiciones estelares (doce apóstoles, doce casas zodiacales, y así), entonces “convertir a la ciudad de los perros” podría representar la incorporación de la esquina Siria del cielo en la religión emergente. El día de fiesta de San Cristóbal cae en el ancestral ritual conocido como kunofontis, la “masacre de los perros”, un sacrificio realizado para aplacar a los muertos inquietos ancestros del hijo de Apolo, Linos, quien fue asesinado y devorado por perros. Era bastante común observar estatuas cinocéfalas de Cristóbal en las puertas de las ciudades europeas aún hasta la Edad Media. Aquí tenemos el “abridor de caminos” encontrando al atravesador de fronteras y revelaciones espirituales con cabeza de perro. Ante nuestros propios ojos, Hermanubis ha continuado junto con nosotros en la marcha de la cultura occidental.
Cristóbal es el único ser cinocéfalo del mundo occidental cristiano al que se le otorga un nombre, aunque han habido “razas” perro y “pueblos” perro por siglos. Estos pueblos provienen de Libia, Egipto, el norte de la India y el Cuerno de África, los cuales la mayoría del tiempo eran considerados un solo lugar. De tal manera la cinocefalia era una abreviación visual para la influencia espiritual oriental. De manera interesante, actualmente aparece que los perros fueron domesticados por primera vez en el sudeste Asiático.
Otras continuidades directas se encuentran en los relatos de Orígenes de las creencias de los herejes gnósticos. Él escribe que los gnósticos creían que “los hombres [tras la muerte] asumían las formas de estos espíritus teriomorfos y eran llamados leones, toros, dragones, águilas, osos y perros.” Nótese que todos estos animales pueden encontrarse en las constelaciones del mundo clásico, dándonos un significativo indicador de dónde los gnósticos situaban su vida tras la muerte; entre las estrellas. Regresando a David Gordon White:
El cinocéfalo Hermanubis y Erathoath (Hermes-Thoth) son productos de la tradición astrológica greco-egipcia, y podemos entrever más allá, en la conmemoración cópta del martirio de Bartolomeo el primer día del mes de Thot (29 de Agosto), una evocación de esa deidad Egipcia con cabeza animal, cuyo simbolismo fue traspasado al mundo helenístico en la figura de Hermes Trismegistus. Monedas Alejandrinas del siglo segundo muestran a Hermes-Thot junto con simios cinocéfalos y el caduceo, y otra fuente ofita, una gema Abraxis, representa al cinocéfalo Hermanubis sosteniendo un cetro en cada mano y de pie entre una media luna y una estrella, mientras del otro lado aparece el arconte Miguel. Estas tradiciones Helenísticas fueron también las fuentes de las representaciones zoomorfas Cristianas de los cuatro evangelistas: estas se expandieron desde Asia Menor y los Cristianos Cóptos de Egipto hacia Sicilia, la España Visigoda, el sur de Francia Merovingio, y la Irlanda Celta, con el cinocéfalo Cristóbal pisandoles los talones.
¿Por qué perros, muerte, y los finales del verano? ¿Por qué sería esta mi ruta recomendada hacia tratos mágicos con los muertos? Esta es una muy, muy antigua asociación Indo-Europea… posiblemente con una docena de milenios de antigüedad. En numerosas tradiciones Indoeuropeas, los muertos son comparados a un rebaño o manada, con un pastor divino y su perro o perros manejando el rebaño. Vemos ecos de esta tradición con Hécate, para quien los perros son sagrados, cazando almas perdidas; los vemos con Cerbero resguardando el umbral al inframundo; lo vemos en la tradición romana de dioses y espíritus del hogar, lares, a menudo representados vistiendo pieles de perro. En el libro XXII de la Ilíada, Homero describe a Sirio como el sabueso de Orión. Durante los días del perro, el sabueso de Orión “redoblaba el fiero calor del sol, trayendo, en la tarde, sufrimiento a todas las criaturas vivas.”
El sufrimiento y la enfermedad son consistentemente asociados con los días del perro y los espíritus que los presiden. Los orígenes de esta conexión son probablemente funcionales. Aún hoy, el verano es un tiempo de mosquitos, epidemias virales y enfermedades de transmisión por agua, llevándonos el sofocante calor a beber de fuentes de aguas más pequeñas y dudosas. De tal manera el umbral entre el pasado y el nuevo año estaba cargado con enfermedad y peligro. Era y para buena parte del mundo aún es un peligroso tiempo liminal. La liminalidad dio tanto a Hermes como a Anubis algunos de sus muchos títulos. En algunos sitios, Anubis tenía el título de Apherou, que significa el abridor de caminos. Hermes tenía muchos apelativos similares tal como psicopompos, que quiere decir conductor de las almas. No podrías hallar un mejor híbrido para profundizar tu interacción con los muertos.
The Chaos Protocols, Magical Techniques for Navigating the New Economic Reality, de Gordon White