sexta-feira, 7 de maio de 2021

666 & 616

Cualquier que haya escuchado decir '666', irremediablemente asocia este número al diablo,  a Satanás o el Anticristo. Muchas son las asociaciones que se hacen a esta cifra y que esconde un mensaje oculto en el Nuevo Testamento de la Biblia. 

Una cifra que hace alusión a la 'marca/número de la Bestia', término empleado en el libro de Apocalipsis y que vuelve a aparecer en otros pasajes del Nuevo Testamento, a veces como 616. Se asocia con el mal y es también recogido por el libro de Revelaciones de San Juan. 

En el griego antiguo, que fue en el que se escribió originalmente el texto, los números se escribían como letras, al igual que ocurría en el romano y el hebreo. En el pasaje del capítulo 13 del libro de Apocalipsis se presenta, según expertos, como una invitación a resolver un acertijo que podría estar relacionado a algo más terrenal que diabólico. Las letras en ese caso están escritas en hebreo, lo cual ya da a entender que el autor trataba de ocultar un mensaje que no era otro que un mensaje de rechazo al Imperio Romano. El 666 podría tratarse, sin más, del líder de aquel imperio en aquel momento: Nerón César. Sería la forma del autor de ocultar un mensaje que indicase que "la raíz de todo mal es Nerón César". 

Algunos manuscritos antiguos del libro de Apocalipsis tienen 616 en lugar de 666 como el número de la bestia. La diferencia probable surgió de la ortografía del nombre de Nerón, ya que fue pronunciado en latín en lugar de hebreo. En su pronunciación en latín, la letra «nun» (que tiene un valor numérico de 50) se eliminó para ayudar a los lectores a no confundir la identidad del Emperador impío romano con alguna otra persona. Por lo tanto, en algunos manuscritos tardíos obtenemos 616 (por la pronunciación en latín) en lugar de 666 (por la pronunciación en griego) que existe en los manuscritos más antiguos y originales. 

En numeración romana, el 666 es DCLXVI, un acrónimo que vendría a significar Domitius Caesar Legatos Xti Violenter Interfecit, (Domicio César mató vilmente a los enviados de Cristo). Nerón nació con el nombre de Lucio Domicio Enobarbo, que comparte con otro emperador, Domiciano, su fama por perseguir y aniquilar a los cristianos de su época. Ambos podrían ser considerados el Anticristo de su época. 

Existen muchos otros textos bíblicos donde se escribió 616, y su críptico significado iba a ser el mismo. El origen de esta asociación con “el mal” aparece en el libro de Revelaciones de San Juan del Nuevo Testamento en el capítulo 13 de la siguiente forma: “Aquí hay sabiduría: El que tiene entendimiento, que cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis”. 

Y es que, en realidad cuesta pensar que pueda haber algo “malo” o “diabólico” con un número y que los sabios de la historia nunca nos hayan advertido sobre su supuesta perversidad. Al contrario,  Da Vinci decía que “en los números se encuentra la explicación a todos los misterios”; o a Pitágoras decir que “todo lo visible e invisible está construido sobre el poder y la vibración de los números”.  

En babilonia, y en muchas civilizaciones antiguas, su religión se centraba en el culto de los cuerpos celestes, en las diferentes manifestaciones y fuerzas de la naturaleza, movimientos de las estrellas, atribuyéndolo a diferentes dioses, formando así una religión politeísta. Fueron los babilónicos uno de los principales promotores de la Astrología, donde el sol era uno de los planetas más importante para ellos, representado como el rey astro, el dios gobernante sobre los dioses y del zodiaco. Ellos también crearon un sistema mágico llamado “cuadrados mágicos”, creando amuletos astrológicos solares para la creación de poderosas protecciones. Un amuleto es diseñado para cumplir un propósito mágico. El cuadrado mágico del sol, está constituida por 36 números, dentro de un cuadrado de 6x6 casillas, y en la suma de cada fila o cada columna suma 111, si sumamos todas las filas o columnas en total nos da el 666, Esta fórmula suponía una mayor protección, pues incluía al dios principal asociado al Sol, el cual estaba presente en el amuleto. 

Así, el número 666 surgió de las prácticas de adoración paganas de los babilónicos y su astrología. 

Con la llegada del cristianismo, para convertir a los romanos, transformaron a sus dioses en santos, mezclando el cristianismo con el paganismo, para si lograr fácilmente instalar su religión y poderío en roma y así roma se convirtió al cristianismo a la noche a la mañana, pero las practicas eran casi las mismas, sólo con diferentes personajes, creando la nueva religión. Es también por este motivo que las prácticas y culturas antiguas empezaron a ser “satanizadas” dentro una constante guerra religiosa por instalarse al nuevo mundo. El culto al sol, el 666, llego a ser parte del “diablo” dentro del cristianismo. La tergiversación y deformación de la información fue un éxito por medio de calumnias. 

Para los judíos el 666 es considerado místico y sagrado y está vinculado a Tiphereth en su signo astrológico el sol, representando el cristo, el alma, la encarnación de la voluntad de dios. Cabalisticamente el 6 representa la armonía, la unión entre el creador y lo creado. 

En el alfabeto hebreo la letra Vav , lo simboliza un clavo que sirve para fijar algo y corresponde al número 6. Vav representa la unión de los opuestos que une el espíritu con la materia, el cielo y la tierra. Es el elemento que permite crear, fabricar y construir. Este símbolo se encuentra en el arcano mayor los enamorados, del tarot. 

El numero 6 es un número importante, es el numero creador por excelencia y la geometría sagrada está relacionada y nace a partir de ella. Significa el proceso evolutivo de la mente. En muchas culturas tenían este número como sagrado y en algunas partes construían sus templos a partir de este número. Para Pitágoras era el numero perfecto.  

Jesús también representaba el sol, así como la encarnación de la conciencia suprema lo divino y celestial (así como a muchos personajes y avatares y dioses antiguos), junto a sus 12 apóstoles representando el zodiaco. Cristo para los gnostico cristianos es el YO puro, la fuerza cristica dentro del hombre. Curiosamente en el crucifijo, a Jesús lo crucificaron en una cruz con 3 clavos, eso es obvio. Vav lo simboliza un clavo y su número correspondiente es el 6. 3 clavos = 666, numero solar al completar su trayectoria, en su muerte y renacimiento. Y esto es muy similar con la resurrección de Jesús.

¿Irónicamente será que los cristianos adoran a la bestia sin darse cuenta? El mensaje se ha mantenido oculto sin importar lo mucho que lo hayan tratado de enterrar, siempre habrá códigos ocultos para quienes sepan ver y discernir. No importa la clase de religión y cultura, sus mitos llegaran al mismo fin y significado. 

En la alquimia el oro es representado por el sol, como estado de perfección. Mas allá de las famosos leyendas de los alquimistas al tratar de convertir oro, su significado espiritual era más bien la transformación del alma en divinidad y el sol representaba esta gran obra. Para lograr dicho trabajo debemos de emprender el viaje interno, pasar por diferentes iniciaciones y pruebas para alcanzar la conciencia suprema. Para eso debemos completar nuestra trayectoria, así como el mismo sol, que muere y renace, nosotros debemos renacer y completar nuestro 666, recorrido. 

El 666 no es el numero de la bestia , es la representación del despertar de la conciencia, el viaje del héroe en búsqueda de su inmortalidad, el 666 es la representación de nuestra alma, nuestro logos, sol interno, esperando salir para renacer, para transformarnos y completar la obra, para así ser nuestros mismos dioses. 

Esta perfección viene también reflejada en la creación, que, según relata la Biblia, duró seis días. La estrella hexagonal simboliza la penetración mutua y la unificación acertada de los contrastes. Está compuesta por dos triángulos, que simbolizan fuego  y agua , son aquellas fuerzas que dentro de los cuatro elementos clásicos presentan las mayores diferencias entre sí. 

A pesar de su reputación, el número 666 no es intrínsecamente malo. De hecho, es el número del hombre: el isótopo de carbono 12 es la base de toda la vida en la tierra y tiene 6 protones, 6 neutrones y 6 electrones. En la Cabalá, el número 666 representa la creación y perfección del mundo.. El mundo fue creado en 6 días, hay 6 direcciones cardinales (norte, sur, este, oeste, arriba, abajo) y la tercera letra del Tetragrammaton tiene un valor de seis. En el comentario de Vilna Gaon sobre el Zohar, " el número 666 contiene oculto dentro de él un potencial mesiánico exaltado y elevado " . 

Se autonombró la Gran Bestia, el 666 o el mismísimo Anticristo. Aleister Crowley es uno de los personajes más enigmáticos y perturbadores del siglo XX, a quien llegaron a conocer como "la persona más malvada del mundo". El libro de la ley', ese documento 'sagrado' que supuestamente le fue dictado en estado de trance por Aiwass, es decir Seth, el temible dios destructor asesino de Osiris, que por primera vez ve la luz en castellano  traducido a partir del original manuscrito por Crowley en 1904. Así es como lo dejó escrito: "Este libro se traducirá a todas las lenguas: pero siempre con el original de puño y letra de la Bestia; porque en la forma fortuita de las letras y en sus posiciones relativas, en esas cosas hay misterios que ninguna Bestia puede adivinar". l Cairo sería el lugar de no retorno para la leyenda de Crowley. Junto a su mujer, Rose, pasó una noche en la Cámara del Rey de la Gran Pirámide y allí fue donde a ella se les apareció una "gran luz astral" tras invocar a Thoth, un dios egipcio de la sabiduría, la escultura y la música, pero también de los conjuros y los hechizos mágicos. A Crowley siempre le había fascinado la filosofía oculta de los faraones. De pequeño su madre le llamaba la Bestia, apelativo que aceptó con gusto (entre otras cosas porque era la oveja negra de una familia profundamente conservadora y cristiana) y al que añadió el 666. No sería su única excentricidad. Entre otras, había épocas en las que le daba por hablar en ruso y hacerse pasar por un conde o por un príncipe persa llamado Chioi Khan. Sin embargo, fue su mujer la que empezó a evidenciar (o al menos eso cuenta la historia) los primeros signos de posesión de Horus. Pero ¿quién era Horus? En una visita al Museo Boulak la pareja se topó con una pequeña estatua de 51,5x31 cm. descubierta en 1858 en el templo funerario de Hasthepsut. En su base había una inscripción: 666. Era Horus. Y fue el detonante para que transformara su apartamento en un templo donde seguir invocando a los dioses y demonios egipcios. Fue a través de su mujer como le llegó el mensaje más importante: a las 12 horas de los días 8, 9 y 10 de abril de 1904 debía sentarse en la sala y esperar a un dios que le dictaría un mensaje determinante. Y así cuenta Crowley que fue. Ese día 8 se le apareció Aiwass, el dios oscuro -"la Bestia que está más allá del Abismo", en sus palabras- que le otorgaba el conocimiento perdido y que le dictó -eso sí, solo de 12 a 13- 'El libro de la ley', que después sería la piedra angular de la religión Thelema que él mismo popularizó. 

La traducción del 616 a fonemas, en cambio podría significar que el César mató cruelmente a Jesucristo. 

Si bien no hay consenso histórico sobre el verdadero número de la bestia,  actualmente más y más eruditos se inclinan por el 616. 

Es notable ver como algunas figuras penetran tan profundamente en la psiquis colectiva, convirtiéndose en verdades incuestionables, cuando es el deber de todo hombre cuestionar absolutamente todo, y en particular las afirmaciones de los santos. Poco han hecho los hombres de fe por despejar nuestra mente, por el contrario, nos han azuzado desde sus púlpitos prometiéndonos toda suerte de calamidades y baños sulfúricos basándose explícitamente en el libro del apocalipsis.