domingo, 23 de junho de 2024

EL CRISTO CÓSMICO Y LA SEMANA SANTA


— El cristo cósmico y el cristo histórico — Aelohim y Elohim — el INRI — La observación conciente — La bendita madre — Los tres y los siete pasos de la masonería — Los tres traidores — El significado de los doce apóstoles — Los misterios del Lingam Yoni —La piedra filosofal — Los diez Sephirotes — El yo de la sicología —


Ante todo, es necesario, comprender a fondo lo que es realmente el “Cristo Cósmico”.


Urge saber en nombre de la verdad, que Cristo, no es algo meramente histórico; las gentes están acostumbradas a pensar en Cristo, como un personaje histórico que existiera hace mil nove¬cientos setenta y siete años. Tal concepto resulta equivocado, porque el Cristo no es del tiempo, el Cristo es ¡atemporal! El Cristo se desenvuelve de instante en instante, de momento en momento. Cristo en sí mismo, es el Fuego Sagrado, el Fuego Cósmico Universal.


Si nosotros rastrillamos un cerillo, brotará el fuego; los científicos dirán que el fuego es el resultado de la com¬bustión, mas eso es falso, el fuego que brota dentro del cerillo, está contenido en el cerillo, solo que con la frotación liberamos su prisión y aparece. Podría¬mos decir, que el fuego en sí mismo, no es el resultado de la combustión, más bien, la combustión es el resultado del fuego.


Conviene entender mis caros her¬manos, que a nosotros lo que más nos in¬teresa, es el fuego del fuego, la llama de la llama, la signatura astral del fuego. La mano que mueve al cerillo para que aparezca la llama, tiene fuego, vida, o sino, no podía moverse; después de que el cerillo se apaga, la llama sigue exis¬tiendo en la Cuarta Vertical. Los cientí¬ficos no saben qué cosa es el fuego. Lo utilizan, pero lo desconocen.


Tampoco saben lo que es la electri¬cidad, la utilizan, pero no la conocen. Así mismo queridos hermanos, conviene que ustedes entiendan lo que es el fuego. Antes de que la Aurora de la Creación vibrara intensamente, el fuego hizo mí apa¬rición.


Recuerden mis queridos hermanos, que hay dos unos: El Primer Uno es ¡Aelohim!, El Segundo Uno es ¡Elohim! El Primer Uno es el ¡Inmanifestado!, El ¡Incognoscible!, La divinidad que no se puede pintar, ni simbolizar, ni burilar. El segundo Uno, brota del ¡Primer Uno! y es el Demiurgo Arquitecto del Universo, el Fuego.


Quiero que entiendan, que uno es el fuego que arde en la cocina, o en el altar, y otro es el fuego del espíritu como ¡Aelohim! o como ¡Elohim!. Elohim es pues el Demiurgo, el Ejército de la Voz, la Gran Palabra. Cada uno de los Constructores del Universo es llama viva, fuego vivo; escrito está que Dios es un fuego devorador.


El Fuego es el Cristo, el ¡Cristo Cósmico! Elohim, en sí mismo, ha bro¬tado de Aelohim; Elohim, en sí mismo se desdobla; dura para iniciar la mani¬festación cósmica, en el Dos, en su esposa, en la Madre Divina, y cuando el Uno se desdobla en Dos, surge el Tres, que es el fuego. Las criaturas del fuego hacen fecundo al Caos, para que surja la vida. Siempre que el Uno se des¬dobla en Dos, el Tercero aparece, el fuego. El fuego hace fecundas las aguas de la existencia; y entonces el Caos, se convierte en el “Andrógino Divino”.


Así conviene entender, que el Ejér¬cito de la Voz, el Ejército de la Palabra, es fuego, y que ese fuego vivo, ese fuego viviente y filosofal que hace fecunda a la materia caótica, es el ¡Cristo Cós¬mico!, el “Logos”, la Gran Palabra, pero para que el Logos aparezca, para que venga a la manifestación, el Uno, debe desdoblarse en el Dos, es decir: el Padre se desdobla en la Madre, y de la unión de los dos opuestos nace el Ter¬cero, el ¡Fuego! Ese Fuego, es el Logos, el Cristo que hace posible la existencia del Universo en la Aurora de cualesquier creación.


Conviene que entendamos mejor lo que es el Cristo. Que no nos conten¬temos con recordar la cuestión meramen¬te histórica. Porque el Cristo, es una rea¬lidad de instante en instante; de momen¬to en momento; de segundo en segundo; él es el Creador. El fuego tiene el poder de crear los átomos y de desintegrarlos; el poder para manejar las fuerzas cós¬micas universales, etc. El fuego tiene po¬der para unir todos los átomos, y crear universos; como el poder para desin¬tegrar universos. El mundo es una bola de fuego, que se enciende y apaga según leyes.


Así que el Cristo es el fuego; por eso sobre la cruz verán ustedes las cuatro letras: “INRI”, que significa: Ignis Natura Renovatur Integra, que equivale a “El Fuego renueva incesantemente la natu¬raleza”.


Ahora creo que ustedes van enten¬diendo por qué a nosotros nos interesa la Signatura Astral del fuego, la llama de la flama, lo oculto, el aspecto esoté-rico del fuego. Y es que en realidad el fuego es Crístico, tiene poder para trans¬formar todo lo que es, todo lo que ha sido, y todo lo que será. “INRI” es lo que nos interesa, sin “INRI” no es posible que nosotros nos cristifiquemos.


Les decía que el Cristo Intimo, el Cristo Cósmico, tiene que dar tres pasos: De arriba hacia abajo, a través de las Siete Regiones del Universo. Tam¬bién les he dicho, que el Cristo debe dar tres pasos, de abajo hacía arriba. — He ahí el misterio de los tres pasos y de los siete pasos de la Masonería. Es una lástima que los hermanos Masones hayan olvidado esto; en todo caso el Crestos — el Logos — resplandece en el Cenit de la Media Noche Espiritual. Como en el Ocaso o en el Oriente, y cada una de estas tres posiciones, es respetada en las Siete Regiones. El místico que se guía por la estrella de la Media Noche, por el Sol Espiritual, sabe lo que significan esos tres pasos, dentro de las Siete Regiones. Pensamos también en el Sol, en el rayo y en el fuego; he ahí las tres lum¬breras, los tres aspectos del Logos, en las Siete Regiones.


Cuando el Uno, se desdobla en el Dos, surge el Tercero, y este es fuego, que crea y vuelve nuevamente a crear. Este Tercero puede crear con el poder de la Palabra, con la Palabra Solar o la Palabra Mágica, o la Palabra del Sol Central, ¡así crea el Logos!


Es por medio del fuego que nosotros podemos cristificarnos; inútilmente habrá nacido el Cristo en Belén, sino nace en nuestro corazón también. Inútilmente ha¬brá sido crucificado y muerto, y resuci¬tado en la Tierra Santa, sino nace, muere y resucita también en nosotros.


Necesitamos encarnar al Crestos Cósmico, al espíritu del fuego, hacerlo carne en nosotros; en tanto que no lo hayamos hecho, estaremos muertos para las cosas del espíritu; porque él es la vida, es el Logos, es la Gran Palabra… ¡Heru Pakroat! Él es Vishnú. La palabra Vishnú viene de una raíz que es “Vish”, que significa: penetrar, él penetra en todo lo que es, ha sido y será. Necesitamos que penetre en nosotros, para que nos transforme radicalmente. Sólo por me¬dio del fuego lograremos nosotros aniqui¬lar al Ego. Quien pretenda aniquilar al Ego únicamente con el intelecto, marcha por el camino del error.


Obviamente, necesitamos auto-conocernos, si es que queremos cristificarnos, y si queremos auto-conocernos para lo¬grar la cristificación, necesitamos auto-observarnos, vernos a sí mismos, sólo por ese camino será posible llegar un día a la desintegración del Ego. El Ego es la suma total de todos nuestros defec¬tos: Ira, Codicia, Lujuria, Envidia, Orgullo, Pereza, Gula, etc., etc., etc. Aunque tuviéramos mil lenguas para hablar y paladar de acero, no alcanzaríamos a enumerar todos nuestros defectos cabal¬mente.


Decía que necesitamos auto-observarnos, para auto-conocernos por que si nos observamos así mismos, descubri¬remos nuestros defectos psicológicos, y podremos trabajar sobre ellos. Cuando alguien admite que tiene una sicología, comienza a observarse, esto le convierte de hecho en una criatura diferente.


Quiero que entiendan mis queridos hermanos gnósticos, la necesidad de aprender a observarse a sí mismos, a verse a sí mismos. Pero hay que saberse observar; porque una es la observación mecánica, y otra es la observación cons¬ciente.


Alguien que conociera por primera vez nuestras enseñanzas diría: ¿pero qué gano con observarme? ¡Esto es aburrido! He visto que tengo ira, he visto que tengo celos ¿Y qué? ¡Claro está, que así es la observación mecánica! ¡Nosotros necesitamos observar lo observado! repito, ¡necesitamos observar lo observado! Y esto ya es observación consciente de nosotros mismos.


La observación mecánica de sí mis¬mos, no nos conducirá jamás a nada; es absurda, inconsciente, estéril. Nece¬sitamos la auto-observación consciente de sí mismo. Sólo así verdaderamente podremos auto-conocernos, para trabajar sobre nuestros defectos.


Que sentimos ira en un instante dado, vamos a observar lo observado — la escena de ira —, no importa que lo hagamos más tarde, pero vamos a hacerlo, y al observar lo observado, lo que vimos en nosotros, sabremos realmente si fue ira o no fue, porque pudo haberse provocado algún síncope nervioso que tomamos por ira. Que de pronto fuimos inva¬didos por los celos, pues vamos a obser¬var lo observado; ¿Qué fue lo que obser¬vamos? ¡Tal vez que la mujer estaba con otro tipo! ¡Y si es mujer, tal vez vio a su hombre, con otra mujer! y sintió celos. En todo caso muy serenamente y en pro¬funda meditación, observaremos lo obser¬vado, para saber realmente, si existió o no existieron los celos. Al observar lo obser¬vado, lo haremos por medio de la medi¬tación, y la auto-reflexión evidente del Ser, así la observación se torna conscien¬te. Cuando uno se hace consciente de tal o cual defecto de tipo psicológico, puede trabajarlo con el fuego.


Tendría uno que concentrarse en Stella Maris, Tonantzín, Rea, Cibeles, Marah, etc. Ella es una parte de nuestro Ser pero derivado. Es la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes; la Cobra Sagrada — fuego ardiente —; ella con sus poderes flamígeros, podrá desintegrar el defecto psicológico, el agregado psí-quico que nosotros hallamos auto-obser¬vado conscientemente. Y es obvio que a su vez la esencia o fuego embotellado en el agregado psíquico que desintegre-mos, resplandecerá — será liberado —y a medida que vayamos desintegrando los agregados, los porcentajes de esencia que es fuego Crístico, se multiplicarán; y un día, el fuego resplandecerá dentro de nosotros mismos, aquí y ahora.


Necesitamos que el fuego arda en nosotros, sólo INRI, nombre sagrado puesto sobre la cruz del Mártir del Cal¬vario, puede quebrantar los agregados psíquicos. Aquellos que pretenden de¬sintegrar todos esos agregados, sin tener en cuenta el fuego, marchan por el camino equivocado, y no solamente andan mal, sino que también extravían a los de¬más. Se dice que el Crestos, nació en la aldea de Belén, hace mil novecientos setenta y siete años, lo cual es ¡falso! porque la aldea de Belén no existía en aquella época. Belén tiene una raíz Caldea: Bel y Bel, es el fuego; la Torre de Fuego de los caldeos.

En nuestro cuerpo, la torre es la ca¬beza y el cuello, porque el resto del cuer¬po es el Templo. Quien ha logrado ele¬var el fuego sobre sí mismo; quien lo pueda levantar hasta la cabeza, hasta el cerebro, hasta el tope; de hecho podrá convertirse en el cuerpo del “Crestos” — el fuego —, el espíritu del fuego.


Y es, el espíritu original, primi¬genio, quien podrá cristificarnos totalmente. Es el fuego, “Fohat”, ardiendo dentro de nosotros mismos, quien nos transformará totalmente; una vez que el fuego arda dentro de nosotros, seremos cambiados totalmente, seremos converti¬dos en criaturas plenamente diferentes, seremos convertidos en seres distintos, y entonces gozaremos de la iluminación plena y de los poderes cósmicos. Así que entendido esto mis queridos hermanos debernos trabajar con el fuego.


Al que sabe, la palabra da poder, nadie la pronunció, nadie la pronuncia¬ra… sino, solamente aquel, que lo tiene encarnado.


El Cristo — el espíritu del fuego — no es un personaje meramente histórico, es el Ejército de la palabra, es una fuerza que está más allá de la personalidad, del Ego y de la individualidad. Es una fuer¬za, como la electricidad, como el magne¬tismo, un poder, un gran agente cósmico y universal. Es la fuerza eléctrica que puede originar nuevas manifestaciones. Ese fuego cósmico, entra en el hombre que esta debidamente preparado; en el hombre que tenga la Torre esa de Belén ardiendo.


Cuando el Cristo encarna en un hom¬bre éste se transforma radicalmente. Es el Niño Dios que debe nacer en cada criatura. Así como él nació en el Uni¬verso hace millones de años, para orga¬nizar totalmente este sistema solar, así también debe nacer en cada uno de nosotros. Él nace en el establo de Belén, es decir: entre los animales del deseo, entre los agregados psicológicos que ne-cesita quebrantar: porque sólo el fuego puede quebrantar tales agregados; así el fuego aparece donde están esos agre¬gados para destruirlos, para volverlos polvareda cósmica, y liberar el alma, la esencia. ¿Cómo podrá él libertar el alma, si no penetra profundamente en el organismo humano?


En el Oriente, Cristo es Vishnú, y repito: La raíz Vish, significa, penetrar; el fuego, Cristo, el Logos, puede penetrar profundamente en el organismo humano, para quemar las escorias que tenemos dentro: pero necesitamos amar al fuego, rendirle culto a la llama.


Ha llegado la hora de entender que sólo el “Fohat’, puede transformarnos radicalmente. Cristo dentro de nosotros opera quebrantando las raíces del mal, “INRI” quebrantando los agregados psíquicos es formidable, los reduce a ceni-zas. Pero necesitamos trabajar con el fuego.


Por eso en nuestros trabajos de concentración debemos invocar a la Serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes porque sólo con el fuego podremos quebrantar todos los elementos psíquicos indeseables que en nuestro interior cargamos. El frío lunar, nunca podrá quebrantar los agregados psíquicos, necesitamos de los poderes flamí¬geros del Logos. Necesitamos del “INRI” para transformarnos.


Mis caros hermanos, entiendan lo que es la Semana Santa: y la Semana Santa tiene siete días.


En los tiempos antiguos todo se regía por el calendario solar: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno.


Los días eran: Lunes, Miércoles, Viernes, Domingo, Martes, Jueves y Sábado. Desgraciadamente ese calendario fue alterado por las gentes fanáticas medioevales.


La Semana Santa es profundamente significativa. Recuerden los siete y los tres pasos de la Masonería. El Cristo debe arder primero que todo, en nuestro cuerpo humano. Más tarde la llama debe depositarse en el fondo del alma. Y por último, en el fondo del espíritu. Estos tres pasos a través de las Siete Esferas, son profundamente significati¬vos. Obviamente estos tres pasos, bási-cos, fundamentales, se hallan contenidos en las Siete Esferas del mundo y del Universo.


Incuestionablemente la Semana Santa tiene raíces esotéricas muy hondas, porque el iniciado debe trabajar sobre las fuerzas lunares, y sobre las fuerzas de Mercurio, y con las fuerzas de Venus y del Sol, y de Marte, de Júpiter y de Sa¬turno. El Logos, se desenvuelve en Siete Regiones y de acuerdo con los siete planetas del sistema solar.


La llama debe aparecer en el cuerpo físico, debe avanzar en el cuerpo vital, debe proseguir su camino por la senda astral, debe continuar su viaje por el mundo de la mente, debe llegar a la esfera de Venus en el mundo causal, debe continuar o proseguir su viaje por el mundo Búdhico o intuicional, y por último, en el séptimo día, habrá llegado al mundo de Atman, al mundo del espíritu; enton¬ces el Maestro recibirá el Bautismo del Fuego, que lo transformará radicalmente.


Obviamente todo el Drama Cósmico, tal como está escrito en los cuatro Evangelios, deberá ser vivido dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Eso no es algo meramente histórico, es algo para vivir ¡aquí y ahora!


Los tres traidores que crucificaron al Cristo, que lo llevan a la muerte, están dentro de nosotros mismos; los Masones los conocen, los Gnósticos también los conocemos: Judas, Pilatos y Caifás. Judas es el demonio del deseo, que nos atormenta. Pilatos es el demonio de la mente, que para todo tiene disculpas. Caifás, es el demonio de la mala voluntad, quien prostituye el altar.


Esos son los tres traidores que en¬tregan al Cristo por treinta monedas de plata. Las treinta monedas represen¬tan todos los vicios y pasiones de la humanidad… cambian al Cristo por las bo¬tellas en la cantina, cambian al Cristo por el prostíbulo, o por el lecho de pro¬custo, cambian al Cristo por el dinero, por las riquezas, por la vida sensual, lo venden por treinta monedas de plata.


Hermanos, recuerden que multitudes de personas, piden la crucifixión del Señor; todas esas multitudes gritan ¡Cru¬cifixia! ¡Crucifixia! No son las de hace mil novecientos setenta y siete años ¡no! Esas gentes que piden la cruci-fixión del Señor están dentro de noso¬tros mismo. Repito ¡aquí y ahora! Son los agregados psíquicos inhumanos que en nuestro interior cargamos, son todos esos elementos psíquicos indesea¬bles que llevamos dentro, los demonios rojos de “Seth”, viva personificación de todos nuestros defectos de tipo psi¬cológico. Son ellos los que gritan: ¡Cru¬cifixia! ¡Crucifixia! Y el Señor es entre¬gado a la muerte: ¿Quiénes le azotan?, No son acaso todas las multitudes que llevamos en nuestro interior ¿Quiénes le escupen? No son todos esos agregados psíquicos que personifican nuestros de¬fectos ¿Quiénes ponen sobre él la corona de espinas? No son acaso todos esos engendros del infierno que nosotros he¬mos creado.


El acontecimiento de la historia Crística no es de ayer, es de ahora, es presente; no meramente un pasado, como creen los ignorantes ilustrados. Pero aquellos que comprendan, traba¬jarán para la cristificación.


El Señor es elevado al Calvario y sobre las cumbres majestuosas del Cal¬vario dirá: “El que en mi cree nunca andará en tinieblas, mas tendrá la lum¬bre de La vida, yo soy el pan de la vida, yo soy el pan vivo, el que come mi carne y bebe mi sangre, tendrá la vida eterna, y yo le resucitaré en el día postrero. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mi mora y yo en él. El Señor no guar¬da rencores para nadie… ¡Padre mío, en tus manos encomiendo mi espíritu! Pronunciada esta gran palabra, no se es¬cucharán sino rayos y truenos en medio de grandes cataclismos interiores. Cum¬plida esta labor del espíritu en el cuer¬po, será depositado el Cristo o el “Krestos”, el Chistrus, Vishnú, el que penetra, en su sepulcro místico.


Y yo les digo en nombre de la Ver¬dad y de la Justicia, que al tercer día, después de esto, después del tercer ac¬to, será levantado, resucitado en el Ini¬ciado para transformar a éste en una cria¬tura perfecta. Quien lo logre se convertirá de hecho en un Dios, terriblemente divino, más allá del bien y del mal.


Así el Cristo, el Señor Nuestro, el Espíritu del Fuego, desciende; quiere entrar en cada uno de nosotros para transformarnos, para salvarnos, para quebrantar a esos agregados psíquicos que en nuestro interior llevamos, para hacer de nosotros algo distinto, para convertirnos en Dioses.


Tenemos que aprender a ver el Cristo, no desde el punto de vista meramente histórico, sino como el fuego, como una realidad presente, como “INRI”.


Tenía se dice, doce Apóstoles; esos doce Apóstoles están dentro de noso¬tros mismos, aquí y ahora. Son las doce partes fundamentales de nuestro propio Ser; las doce Potestades dentro de cada uno de ustedes, en su propio Ser Interior profundo… Hay un Pedro, que se entien¬de con los Misterios del Sexo. Hay un Juan, que representa el Verbo, a la Gran Palabra ¡Heru Pa Kro At! Hay también un Tomás, que nos enseña a manejar la mente. Hay un Pablo, que nos muestra el camino de la Sabiduría, de la filosofía, de la Gnosis.


Dentro de nosotros mismos está también Judas; no aquel Judas que en¬trega al Cristo por treinta monedas de plata ¡no! Un Judas diferente, un Judas que entiende a fondo la cuestión del Ego. Un Judas cuyo Evangelio nos lleva a la disolución del mí mismo, del si mismo.


Hay un Felipe que es capaz de en¬señarnos a viajar fuera del cuerpo físico, a través del espacio. Hay un Andrés, que nos indica con precisión meridiana lo que son los tres factores de la Revo¬lución de la Conciencia: Nacer, es decir, como se fabrican los cuerpos existenciales superiores del Ser. Morir, cómo se desintegran los factores particulares que se relacionan con nosotros, específicamente y con cada uno de nos. Sacrificarse por la humanidad, la cruz de San Andrés; indicando la mezcla del Azufre y el Mercurio tan indispensable para la crea¬ción de los cuerpos existenciales supe¬riores del Ser, mediante el cumplimiento del deber “Parlok”, es profundamente significativo.


Mateo, científico cuan ninguno, exis¬te en nosotros, nos enseña la ciencia pura, desconocida para los científicos que solo conocen todo ese podridero de teorías universitarias, que hoy están de moda y mañana pasan a la historia… ¡Ciencia pura, es completamente dife¬rente! Sólo Mateo puede instruirnos en ella.


Lucas, con su Evangelio Solar, es profeta, y nos indica lo que ha de ser la vida en la Edad de Oro.


Cada uno de los Doce, está dentro de nosotros mismos, porque nuestro Ser tiene doce partes fundamentales, los Doce Apóstoles, aquí y ahora. Así quienes quieran llegar a ser magos en el sen¬tido trascendental de la palabra, tienen que aprender a relacionarse consigo mis¬mo, con cada una de las doce partes del Ser; y esto sólo es posible quemando con el “INRI” los agregados psicológicos que en nuestro interior cargamos. En tanto el Ego exista en nosotros, las correctas relaciones con todas y cada una de las partes de nuestro Ser, resultará imposible.


Pero si nosotros incineramos el Ego, entonces si podremos establecer correctas relaciones consigo mismo, y con cada uno de los Doce, que en nuestro interior existen.


Así que quítense de la cabeza la idea de los Doce Apóstoles históricos… ¡Bús¬quenlos dentro de sí mismos, ahí están! Todo está dentro de nosotros mismos, aquí y ahora.


Ha llegado la hora de un Cristianis¬mo más esotérico, más puro, más real. Ha llegado la hora de salir de la cues¬tión meramente histórica y pasar a la realidad de los hechos.


La Cruz misma del Calvario, es hondamente significativa. Bien sabemos nosotros que el “Phalus” vertical, dentro del “Ecteis” formal, hacen cruz. En otras palabras enfatizaremos diciendo: “El Lingam-Yoni, correctamente conectado forma cruz.


Es con esa cruz que nosotros nece¬sitamos avanzar por el sendero que ha de conducirnos hasta el Gólgota del Padre; les invito a todos a entrar en el camino de la cristificación.


No olviden ustedes que cada vez el Señor de Compasión viene al mundo, es odiado por tres clases de hombres: Primero, por los Ancianos, las gentes llenas de experiencia que dicen ¡ese hom¬bre está loco, vean lo que trae, no oigan lo que está diciendo, no está de acuerdo con nosotros, con lo que pensamos, tenemos experiencia, este hombre perju¬dica, daña! Segundo, es rechazado por los Escribas, es decir por los intelectuales de la época. Cada vez que el Señor de Gloria ha venido al mundo, los intelec¬tuales han estado en contra de él, ¡lo odian mortalmente!, porque no encaja dentro de sus teorías, significa un peligro para su sistema, para sus sofismas, etc.


Tercero, por los Sacerdotes, porque todos ellos ven en él un peligro, para su respectiva secta.


Así que en nombre de la Verdad les digo, que el Cristo es ¡tremendamente revolucionario! ¡Rebelde! Es el fuego que viene a quemar todas las podredumbres que cargamos dentro. Es el fuego que viene a reducir a cenizas, nuestros prejuicios, nuestros preconceptos, nuestros intereses creados, nuestras abominaciones, y hasta nuestras experiencias de tipo personal.


¿Creen ustedes acaso, que el Cristo podría ser aceptado por tantos millones de seres humanos que pueblan el mundo? ¡Se equivocan! Cada vez que él viene al mundo, se levantan las multitudes contra él, es la cruda realidad de los hechos.


De Semana Santa estoy hablando; digo en nombre de la Verdad y de la Jus¬ticia que sólo el “Fohat” ardiendo dentro de nosotros, podrá salvarnos.


Ninguna teoría, ningún sistema podrá llevarnos a la liberación; quiénes preten¬dan quebrantar el Ego a base de puras teorías, con el frío intelecto ¡son seres meramente reaccionarios! ¡conservado¬res! ¡retardatarios! y marchan por el camino de la gran equivocación.


Esta Babilonia que llevamos dentro, esta ciudad psicológica que en nuestro interior cargamos, donde viven los demonios de la ira, de la codicia, de la lujuria, de la envidia, del orgullo, de la pereza, de la gula, etc., etc., debe ser destruida con el fuego.


Necesitamos levantar ahora dentro de sí mismos a la Jerusalém Celestial. Recuerden que los cimientos de la Jeru¬salém Celestial son doce.


Y que en cada uno de ellos, está escrito el nombre de algún Apóstol, los nombres de los Doce Apóstoles están en los doce cimientos. Esa Jerusalém debemos edificarla dentro de nosotros mismos. Mas solamente será posible algún día, en que con el fuego destruya¬mos a la Babilonia la Grande. La Madre de todas las fornicaciones y abominacio¬nes de la Tierra; la ciudad psicológica que en nuestro interior cargamos. Cuando lo logremos, edificaremos a la Jerusalén Celestial, aquí y ahora, dentro de sí mismos.


Repito, la base de esa Jerusalém Celestial son los Doce Apóstoles. No me estoy refiriendo a los que vivieron hace mil novecientos setenta y siete años, que son meramente simbólicos, ¡No! Estoy hablando de los Doce Após¬toles que existen dentro de nosotros mismos. Las doce Partes del Ser auto- concientes, e independientes, ellos son el fundamento de la Jerusalén que noso¬tros debemos edificar dentro de sí mis¬mos,


La ciudad de Jerusalén tiene doce puertas y en cada una de las doce puer¬tas, hay un ángel; que representa a cada uno de los Doce, dentro de nosotros mismos, Y las doce puertas son: Doce Perlas Preciosas, son Doce Puertas de Libertad, Doce Puertas de Luz y de Esplendor. Doce Poderes Cósmicos. Y la ciudad toda es oro puro. Sus calles y sus ave¬nidas y sus plazas. El oro del espíritu que nosotros debemos fabricar en la forja de los Cíclopes.


No tiene la ciudad necesidad de lum¬brera externa, o sol externo, o luna exter-na; porque el Señor es su lumbrera, es el fuego; y él arderá dentro de noso-tros mismos.


El muro de la gran ciudad tiene: ciento cuarenta y cuatro — 144 — co¬dos, si sumamos aquellas cifras entre sí: Uno, más cuatro, más cuatro, tendremos: Nueve — 9 — la Novena Esfera el Sexo, porque solo mediante la transmutación de la energía creadora, podrá arder el fuego en nosotros.


El tamaño de la ciudad es de doce mil — 12.000 — estadios y nos recuerda a los doce trabajos de Hércules, necesa¬rios para lograr la completa realización íntima del Ser. Y nos recuerda a los Doce Aeones, nos recuerda los Doce Apósto¬les.


Y en el centro de la ciudad está: El Árbol de la Vida, los Diez Sephirotes de la ¡Cábala Hebraica: Kether, Chomah y Binah, con la corona Sephirotica: Chesed, Geburah, Tiphereth, Netsah, Hod, Jesod y Malchut, las Siete Regiones del Universo. El Árbol de la Vida alegoriza a todas las Doce Grandes Regio¬nes Cósmicas, ¡Dichoso el que llegue al Aeón Trece! Donde debe estar siem¬pre Pistis Sophia. Dentro de la Jerusalén Celestial hallaremos también, a los Veinticuatro Ancianos, quien prosterna¬dos en Tierra depositan sus coronas a los pies del Cordero; ese Cordero in¬molado es el fuego que arde en este Universo, desde la Aurora de la Crea¬ción desde el amanecer de este Universo. Los Veinticuatro Ancianos son también veinticuatro partes de nuestro propio Ser; y el Cordero mismo, es el Ser de nuestro Ser.


Dichoso quien pueda alimentarse con los frutos del Árbol de la Vida ¡Porque ese será inmortal!, Dichoso aquel que puede alimentarse con cada uno de esos frutos. Aquel que pueda en verdad nutrirse con esa corriente de vida, que viene desde el Aeón Trece, hasta el cuerpo humano, porque jamás conocerá enfermedades, y se hará in¬mortal.


Pero para poder uno nutrirse con el Árbol de la Vida, necesitará antes que todo, haber eliminado los agregados Psíquicos; recuerden ustedes que los agregados Psíquicos viva personificación de nuestros errores, alteran al cuerpo vital, y éste alterado, daña al cuerpo físico; así surgen las enfermedades en nosotros.


¿Quién es el que produce las úlce¬ras, no es acaso la ira?


¿Quién produce el cáncer, no es aca¬so la lujuria?


¿Quién produce la parálisis, no es acaso la vida materialista, grosera, egoísta y fatal?


Las enfermedades son producidas por los agregados psíquicos o demonios rojos de Seth, viva personificación de nuestros errores. Cuando todos los demonios rojos de Seth hayan sido ani¬quilados con el fuego, cuando nuestra mismísima personalidad haya sido que¬mada, entonces nos nutriremos con el Árbol de la Vida. La Vida descendiendo desde el Absoluto a través de los Trece Aeones, penetrará en nuestro cuerno y nos hará inmortal, la salud será reco¬brada, jamás se volverá a tener enferme¬dades.


De nada sirven los científicos con to¬das sus ciencias para curar, si ellos curan el paciente se vuelve a enfermar. Es claro que el Ego mete el veneno de sus morbosidades y podredumbres, dentro de los órganos y los destruye ¡he aquí el origen de todas las enfermedades! Las gentes quieren una panacea para curarse, pero en tanto tengan el Ego vivo, vivirán enfermos.


Ha llegado la hora de entender que necesitamos quemar a la Babilonia, dentro de sí mismos, y edificar a la Je¬rusalén.


La Jerusalén Celestial vista desde lejos, es como una piedra de jaspe transparente, como el cristal, es la Piedra Fi¬losofal, ¡dichoso el que consiga la Piedra Filosofal, porque se transformará radicalmente y tendrá poderes sobre el fuego, sobre el aire, sobre las aguas y sobre la tierra!


Necesitamos un Cristianismo puro, esotérico; un Cristianismo vivo, no un Cristianismo muerto. Un Cristianismo Gnóstico, que pueda transformarnos radicalmente.


El Movimiento Gnóstico, (en su Escuela Iniciática de la DIRECTA) La Iglesia Gnóstica, (la Iglesia Trascendida, la del CRISTO INTIMO) nuestros Estu¬dios Gnósticos Antropológicos, (el desa¬rrollo del Hombre Interior), mostrarán a la humanidad la Senda de la Liberación.


Mas así como estamos con el Ego vivo, fuerte, robusto, marchamos por el camino del error.


¡Necesitamos aprender a amar el fuego, y a trabajar en realidad con los Misterios del Fuego!


LA PIEDRA FILOSOFAL


El bautismo y el matrimonio, El vaso hermético, La piedra filosofal


Espero que todos pongan el máximo de atención.


¬Hoy vamos a hacer un bautizo del niño… ¿cómo se va a llamar?


—Michael— respondió el padre carnal del niño.


—Michael, pues —, respondió el V. M. Samael Aun Weor.


Es necesario comprender lo que es el Bautismo en sí mismo. Obviamente el Bautismo es un Pacto de Magia Sexual. Se le va a bautizar el niño con mucho gusto. Si él cumple con ese pacto más tarde, el bautismo le quedará sirviendo. Si no cumple con ese pacto, ¿entonces en qué quedamos?


En la Iglesia de Oriente, el Bautismo en el día de Epifanía está asociado a las Bodas de Canaán.

En la Iglesia Occidental, consideran¬do la Epifanía, se asocia el Bautismo al Matrimonio de Jesús con mi Iglesia. De manera que tanto en el Oriente el Bautismo está asociado al Sexo, como en el occidente; en ambos casos se relacio¬na con el Matrimonio.


Es, pues, el Bautismo, UN PACTO DE MAGIA SEXUAL.


Si se cumple, el Bautismo queda sirviendo; si no se cumple, el Bautismo no sirve de nada. Esa es la cruda reali¬dad de los hechos.


Ilustro a ustedes sobre todo esto para que vayan comprendiendo lo que es la trascendencia Esotérica del Bautismo.


La Pila Bautismal, por ejemplo, en las Iglesias Cristianas representa precisa-mente a la PIEDRA FILOSOFAL, o a los Órganos Creadores.


En cuanto a las Aguas Magnetiza¬das o Aguas Lustrales contenidas en la Piedra, representan indubitablemente al ESPERMA SAGRADO. Con otros tér¬minos diríamos que el AGUA es el MERCURIO DE LA FILOSOFÍA SE¬CRETA. Que el FUEGO de las velado¬ras representa al AZUFRE DE LA AL¬QUIMIA.


Sólo mediante el Mercurio, o sea, la Entidad del Semen, y el Azufre, o sea, la Entidad del Fuego, es posible lograr entonces el Nacimiento Segundo.


¿Qué se entiende por Nacimiento Segundo?


Por Nacimiento Segundo se entien¬de el Nacimiento del Hombre Verdadero.


Recordemos las palabras de Jesús a Nicodemus:


“Hasta que no nazcas de nuevo, no podrás entrar en el Reino de los cielos”.


Lograr el Nacimiento Segundo, eso es lo fundamental. Pero ese Nacimiento Segundo no se logra si no se han fabri¬cado los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Y esos cuerpos no se pueden crear de la nada, porque de la nada, nada sale. Esos cuerpos hay que crear¬los a base de Mercurio y Azufre.


El Mercurio, o sea el Alma Metá¬lica del Esperma, está representado aquí en nuestros Rituales con el Pan de la Transubstanciación Y en cuanto al Azufre, o sea el Fuego de la Alquimia, está representado con el Vino Sagrado.


Así que el Mercurio y el Azufre tienen que combinarse incesantemente dentro de nosotros, a fin de crear por medio de ellos, los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.


Comprendiendo todo esto, se darán cuenta ustedes del Misterio del Sello de Salomón: El Triángulo hacia arriba, el superior, indica al Azufre, el Fuego. El Triángulo inferior que se enlaza con el superior, indica el Mercurio, o sea, el Alma Metálica del Esperma Sagrado.


Cuando uno ha concluido La Gran Obra, recibe en los mundos superiores un Anillo maravilloso que es de materia Divinal. Es colocado siempre en el dedo anular de la mano derecha. ¿Qué aparece en ese anillo? El Sello de Salomón. ¿Qué indica tal Sello? Que el Iniciado ya logró mediante los cruces incesantes del Mer¬curio y del Azufre LA PIEDRA FILO¬SOFAL.


Así que mediante los cruces ince¬santes del Mercurio y del Azufre, se logra en primera medida crear el Cuer¬po Astral; como segunda medida, crear el Mental; como tercera, crear el Cau¬sal.


Quien posea un Cuerpo Físico, un Cuerno Astral, un Cuerpo Mental, y un Cuerpo Causal, recibe por tal motivo los Principios Anímicos Espirituales, y se convierte en un Hombre auténtico, en un Hombre Real, en un Hombre Ver¬dadero.


Así pues, quien llega a ser Hombre Verdadero se dice que ha llegado al Na-cimiento Segundo, porque si como ani¬mal intelectual nació con el nacimiento primero, como Hombre Verdadero viene a nacer con el Nacimiento Segundo. El Nacimiento Segundo es para los Hom¬bres Reales.


Todo eso se logra mediante los cru¬ces incesantes del Mercurio con el Azu¬fre.


En el Bautismo se alegoriza eso sa¬biamente: El Agua contenida en la Pie¬dra representa precisamente al Mercurio; el Fuego de las veladoras, al Azufre de la Alquimia.


Si quien se bautiza sabe combinar inteligentemente el Mercurio con el Azufre, pues logra el Nacimiento Se¬gundo, entra al Reino de los Cielos. Pero si quien se bautiza, jamás trabaja con el Mercurio y el Azufre, pues ese bautismo no le ha servido de nada.


Así pues, el Bautismo es un Pacto de Magia Sexual. Hay que entenderlo así y no de otro modo.


Se dice que en el Bautismo, la Paloma Blanca del Espíritu Santo flota sobre la cabeza del niño que se va a bau¬tizar. ¡Ciertamente! Es que el Espíritu Santo es el mismo Mercurio de la Filo¬sofía Secreta.


Cuando yo entré en la parte más importante de LA GRAN OBRA, fui presentado precisamente ante El Espejo de la Alquimia. Allí vi, en el Cristal, reflejado mi propio Mercurio. En nombre de la verdad debo decirles a ustedes, que el Mercurio da a los Grandes Inicia¬dos, precisamente ese aspecto trascenden¬tal del Gentil-Hombre. Veamos, si no, por ejemplo, a Hombres como Kout¬-Humi, esa sapiencia que demuestra como Hombre se la debe al Mercurio, que es el mismísimo Espíritu Santo en manifestación. Veamos, por ejemplo, a un Conde de Saint Germain, quien yo cito tantas veces como un ejemplo viviente de Súper-Hombre, alguien que maneja la política mundial tan formida¬blemente, alguien que conoce las psico¬-política, y que sabe de verdad manejarla, que sabe adaptarse a todas las condicio¬nes diplomáticas del mundo; esa carac¬terística se debe al Mercurio de los Sa¬bios.


Cuando yo vi reflejado mi Mercurio en el Espejo, quedé sencillamente asombrado. Fue cuando conocí cómo el Mercurio viene a darle a uno la característica trascendental del Gentil-Hombre; hace de uno un Sabio, en el sentido más completo de la palabra.


Así mis queridos hermanos, bien vale la pena comprender la trascendencia del Bautismo.


En cuanto al Azufre, es el Fuego; eso hay que entenderlo así; obviamente se relaciona con Lucifer. No tendría uno el impulso sexual, si no existiera la potencia Luciférica dentro de uno. Esa potencia Azufrada es extraordina¬ria.


El Mercurio sólo, nada podría ha¬cer. Pero el Mercurio es fecundado por el Azufre, o sea, por el Fuego, y de esa mezcla resultan los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.


Es bueno ir entendiendo todas estas cosas para saber valorar el Bautismo. Y es bueno no olvidar por qué motivo las Iglesias Cristianas, tanto de oriente como de occidente, con la cuestión ésta de Epifanía, o sea, La Ascensión del Crestos Cósmico en nosotros, relacionan siempre el Bautismo con el Matrimonio.


Realmente una Iglesia, por muy santa que sea, si no enseñara las claves de la autorrealización, pues no lograría salvar a nadie; eso es obvio.


Cuando uno estudia a fondo, pues, todas estas cuestiones del Mercurio y del Azufre, sabe valorar el Bautismo como debe valorarse. El Bautismo es sagrado en el sentido más trascendental de la palabra.


No olviden también ustedes, que el Sagrado Sol Absoluto quiere cristalizar en nosotros las Tres Fuerzas Primarias de la naturaleza y del cosmos. Estas son: Santo Afirmar, Santo Negar, Santo Con¬ciliar.


Santo Afirmar es la fuerza positi¬va, la del Padre. Santo Negar es la fuerza negativa, la del Hijo. Santo Conciliar es la fuerza neutra, la del Espíritu Santo.


En el oriente, el Padre es Brahama, el Hijo es Vishnú, el Espíritu Santo es el Señor Shiva.


El Espíritu Santo, o sea, el Mer¬curio de la Filosofía Secreta, cristaliza en nosotros cuando trabajamos con el Azufre y el Mercurio. Este trabajo no se podría realizar fuera del Laboratorio. Hay que saber mezclar las distintas partes del Mercurio, con las distintas partes del Azufre, pero esto es dentro del Laboratorio, y ese Laboratorio es el organismo humano.


De manera que el Mercurio, o sea, el Alma Metálica del Esperma, se combina inteligentemente dentro de nuestro propio laboratorio; se combina con el Azufre. El resultado de esa combinación viene a ser formidable: El primer resul¬tado seria el Nacimiento del Cuerpo Astral en el hombre; el segundo resultado, es el Nacimiento del Cuerpo Mental en el hombre; el tercer resultado, es el Naci¬miento del Cuerpo Causal en el hombre. Cuando se ha conseguido esos vehículos, como ya les dije, entonces adviene el Nacimiento Segundo, o sea, nace el Hom¬bre Verdadero, nace del Mercurio y del Azufre, o sea, del Agua y del Fuego; así hay que entenderlo.


Por eso dijo el Cristo: “Si no nacieres de nuevo, no podréis entrar al Reino de los Cielos”.


Hay que Nacer de Nuevo. No basta haber nacido como animales intelec¬tuales; eso es muy relativo. Ahora nece¬sitamos nacer como Hombres, pero co¬mo Hombres Verdaderos, y el Hombre Verdadero nace del Azufre y del Mercu¬rio, tal como se enseña siempre en el Bautizo.


Si no se cumple con ese Sacramento, de nada sirve la Bautizada. ¿De qué sirve? ¡De nada!


Así mis queridos hermanos, es bue¬no que ustedes vayan entendiendo es¬tas cosas.


Ahora bien, en todo hay reglas y medidas. La Justicia es algo muy sa¬grado, y existe. Los antiguos Alquimistas representaron la Justicia por una cria¬tura inefable, una especie de Reina-Diosa con una balanza en su izquierda; en ella tiene algunos pesos, — son nece¬sarios para poder balancear la Balanza —, está parada sobre una Piedra Cúbica: Es la Piedra Filosofal, lleva natural¬mente, la Túnica Blanca; encima de la Túnica, está la Púrpura, el manto, y está tocada la cabeza con una Corona de Oro. En la izquierda lleva la Balanza, en la derecha lleva la Espada, la Espada de la Justicia. Pero lo interesante son los PESOS y MEDIDAS de la Balanza de la Justicia Cósmica. Es claro que el tra¬bajo que hay que realizar en el Labora¬torio, tiene que estar de acuerdo con La Ley.


¿Qué cantidades de Azufre, por ejemplo, se mezclan con qué cantidades de Mercurio? Eso no lo saben las gentes comunes y corrientes, ni aun siquiera los mismos Alquimistas. Esos son Secre¬tos de la Gran Naturaleza.


En todo caso, la Justicia rige los trabajos del Alquimista, y la Justicia es La Ley.


Si un Alquimista, por ejemplo, tiene Esposa-Sacerdotisa, y de pronto deja a la Esposa-Sacerdotisa, y estando en pleno rendimiento sexual va y se me¬te con otra mujer, pues adultera. ¿Por qué? Porque dos corrientes mezcladas dentro de la Espina Dorsal chocan entre sí. Un Alquimista carga una corriente eléctrica, y si luego se mete con otra mujer, entonces la corriente contraria se mezcla con la primera corriente, con la que cargaba en su organismo, y allí resulta un corto circuito, y entonces se quema un Hilo que es por donde su¬be La Serpiente Sagrada. Ese Hilo es el Nadi Chitra. De manera que si se quema el Nadi Chitra, entonces La Serpiente, o sea, el Fuego, — o sea, el Azufre mez-clado con el Mercurio, que tiene la figu¬ra de la Serpiente —, baja una o más vér¬tebras, según la magnitud de la falta.


Es, pues, muy grave el adulterio.


Otra cosa grave que es, la Forni¬cación. Si el Alquimista derrama el Vaso de Hermes Trimegisto, si pierde el Mer¬curio, incuestionablemente se quema el Nadi Chitra y baja la Serpiente Sagrada.


Para poder uno realizar la Gran Obra, tiene que estar sometido a la Diosa de la Justicia. Si viola la Ley de la Balanza, el trabajo Alquimista fracasa rotunda¬mente.


Téngase en cuenta que la fabricación de los Cuerpos Existenciales Superio¬res del Ser es una Obra de Alquimia, pero que esa Obra tiene que estar dentro de los Cánones del Derecho de la Jus¬ticia Cósmica, de lo contrario, hay fracaso inevitable.


Otro caso muy distinto, — y éste ya es de reflexiones —, es el caso en que el Alquimista, por ejemplo, no disponga de un VASO HERMÉTICO.


Supongamos que el Alquimista tiene, dijéramos, UN VASO HERMÉTICO destruido, que ya no sirve, que no fun¬ciona. El Laboratorio, en este caso estará detenido, no funcionará, porque no dis¬pone de UN VASO HERMÉTICO para la combinación del Azufre y del Mercurio.


Pero, ¿qué se entiende por VASO HERMÉTICO?


Son términos que los hermanos deben ir comprendiendo. VASO HERMÉTICO es lo que se denomina el CA¬LIZ, o el mismo Yoni femenino. Eso se entiende por VASO HERMÉTICO, el órgano sexual femenino.


¿Y qué se entiende por LINGAM?


Son términos con que deben familia¬rizarse los hermanos, sobre todo los misioneros, porque no va uno a hablarle al pueblo en lenguaje vulgar. Las cosas Sagradas del Sexo, se deben exponer con honestidad. Se entiende, pues, por LINGAM el órgano sexual masculino, el Phalus griego. Y observen ustedes la forma como explico los Misterios del Sexo, que no estoy utilizando ningún término vulgar, y lo hago a propósito para que los misioneros a su vez, cuando estén enseñando, sepan enseñar, eviten cuidadosamente los términos gro¬tescos, o dijéramos, inmodestos.


Si un VASO HERMÉTICO, — ya expliqué qué cosa es un Vaso Hermé¬tico — no sirve, si ha sido destruido, si ya no sirve para La Gran Obra, el Alquimista tiene pleno derecho, por Ley, a escoger UN NUEVO VASO HERMÉTICO, y en eso no hay delito. Más grave sería que la Gran Obra quedara estanca¬da y que el Alquimista fracasara. Ahí sí seria lo grave. Pero aún así, el Alquimista no debe hacer jamás su voluntad personal, porque si hace su voluntad personal, fracasa. El Alquimista tiene que obedecer la Voluntad del Padre.


Téngase en cuenta que uno no pue¬de entender la Ciencia de la Gran Obra, si antes no ha recibido EL DONUM DEI. El DONUM DEI es el Don de Dios para entender La Ciencia de la Gran Obra. Uno no podría entender esta Cien¬cia, si no ha recibido el Donum Dei, el Don de Dios que le permite entender; y ese Don, el único que puede dárselo a uno, es EL PADRE DE TODAS LAS LUCES. Sólo Él puede darle a uno el Do¬num Dei.


Así que la Ciencia de la Alquimia es muy sagrada.


Tomar un VASO HERMÉTICO para el Trabajo es loable, pero siempre y cuan¬do EL PADRE DE TODAS LAS LUCES sea el que ordene y no uno. Porque si uno hace su voluntad personal, si uno hace lo que le viene en gana, fracasa en la Gran Obra.


Son puntos muy importantes en re¬lación con la Alquimia, y puntos muy importantes en relación con el Bautismo, porque cuando se habla de Bautismo y de Alquimia, se habla de lo mismo. El Bautismo es un Pacto de Magia Sexual. Así pues, el Bautismo encierra en sí mismo una fórmula: la extraordinaria fórmula de la Alquimia.


En estos estudios lo que nos debe interesar a nosotros es La Gran Obra. Exclusivamente eso. Y en la realización de la Gran Obra, lo único que cuenta es la Ley de la Balanza, o sea, la Ley de la Justicia Cósmica. Esta, está por encima de todos los falsos códigos de moral que existen por ahí; por encima de todos los prejuicios y al margen de toda clase de sentimentalismos morbosos.


Aquellos que están esclavos únicamente de los prejuicios, del que dirán, de las máximas, dijéramos, de ética existentes en los distintos códigos mora¬les del mundo, se quedan con el mundo, pero no con La Gran Obra.


Si hemos de cumplir con el Bau¬tismo, tenemos que ser sinceros consigo mismos y trabajar de verdad para con¬seguir el Nacimiento Segundo. Y una vez conseguido el Nacimiento Segundo, en modo alguno podríamos detenernos. Quien ha logrado el Nacimiento Segun¬do debe luchar intensivamente para integrarse con la Divinidad. Si un Hombre no se integra con la Divinidad, tarde o temprano tendrá que involucionar entre las entrañas de la tierra. No se integran con la Divinidad los Hombres que no eli¬minan los agregados psíquicos inhumanos que en nuestro interior cargamos. Esos agregados psíquicos inhumanos, consti¬tuyen, son MERCURIO SECO.


Todo ser humano carga mucho MERCURIO SECO Y AZUFRE VE¬NENOSO O ARSENICADO¬.


El Mercurio Seco debe ser eliminado. Y, en cuanto al Azufre Venenoso, éste reside en los bajos fondos animales de cualquier ser viviente. Si no eliminamos ese Azufre Venenoso o Arsenicado, no progresamos y si no eliminamos tam¬bién el Mercurio Seco, no progresamos.


Cuando uno elimina Mercurio Seco y Azufre Venenoso, pues entonces consigue que el ORO se fije en el Mer¬curio.


Si consideramos que los Cuerpos Existenciales Superiores del Hombre son esencialmente condensaciones del Mercurio Azufrado con algo de Sal Su¬blimada, podremos entonces entender la relación que existe entre el ORO y el Mercurio. Aun en las minas vemos la íntima relación existente entre el oro y el mercurio. Los átomos de Oro deben ser fijados en el Mercurio. Nor¬malmente el Mercurio está asociado al Oro.


Dentro de nosotros existe el AN¬TIMONIO.


Este no es una mera sustancia quí¬mica como creen muchos. El ANTI¬MONIO ES UNA DE LAS PARTES AUTO CONCIENTES DEL SER. ESA PARTE ES UN ARTÍFICE QUE CAR¬GAMOS TODOS EN NUESTRO IN¬TERIOR. Todos llevamos Antimonio en lo más íntimo de nuestra psiquis. Esa parte auto-consciente, ESE ARTI¬FICE, ESE ALQUIMISTA, ES QUIEN FIJA LOS ÁTOMOS DE ORO EN EL MERCURIO, es decir, en nuestros Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.


Cuando los Vehículos Existenciales Superiores del Hombre han quedado constituidos por Oro Puro, incuestio¬nablemente sirven para recubrir al ESPÍRITU METÁLICO que todos lleva¬mos dentro. Quiero referirme al CRISTO INTIMO, al MAGNES INTERIOR DE LA KÁBALA Y DE LA ALQUIMIA, al SEÑOR. Estos vehículos penetrándose y compenetrándose mutuamente y entre sí, son denominados en Alquimia EL TO-SOMA-HELIAKON, EL CUERPO DE ORO DEL HOMBRE SOLAR. Quien posea El To-Soma-Heliakon, obviamen¬te puede recubrir con el mismo al CRIS¬TO INTIMO. EL CRISTO INTIMO RECUBIERTO CON EL TO-SOMA-HELIAKON, CONSTITUYE LA PIEDRA FILOSOFAL.


Ya ven ustedes lo que es La PIEDRA FILOSOFAL


Se dice que esa Piedra puede vivir entre el Fuego, que es fusible como la manteca; pero, ¡ay del Alquimista que la arroje al Agua, porque se disuelve!


¿Qué quiere decirse o qué quiere expresarse con eso de arrojar la Piedra al Agua?


Sencillamente el que derrame el Va¬so de Hermes o el adúltero. Para esa clase de seres son las tinieblas exteriores donde no se oye sino el llanto y el cru-jir de dientes. Arrojar la Piedra Filosofal al Agua es eso. En ese caso, se funde un Metal y la Piedra se dice que se evapora, es decir, el Espíritu Metálico escapa, el CRISTO escapa, se pierde la Piedra, se disuelve. Puede atravesar la Piedra Filosofal a través de un cristal sin rom¬perlo ni manchado.


De la Piedra se puede sacar el ELIXIR DE LARGA VIDA. De la Piedra se puede sacar LOS POLVOS DE PROYECCIÓN, con los cuales se puede fabricar ORO, oro físico, efectivo, oro material.


Aclaro, porque si un Alquimista que ya logró, que ya tiene LA PIEDRA FILOSOFAL en su poder, en estado de éxtasis, deposita, por ejemplo, aquí en esta agua, SUS ÁTOMOS DE ORO, entonces esta agua se convierte por tal motivo en un licor extraordinario, en los mismos POLVOS DE PROYECCIÓN. Y si luego pone una gotita así entre un cri¬sol donde hubiere Plomo derretido ese Plomo se convertiría en Oro efecti¬vo, físico, material (aquí hay una laguna en el cassette) … y con ese Oro vive.


El Conde de SAINT GERMAIN por ejemplo, fabricaba ORO FÍSICO, pero invertía ese oro. ¿En qué lo inver¬tía? En distintos bienes materiales. Cuan¬do la policía francesa invadió la casa de Saint Germain para saber de dónde provenían sus riquezas, se quedaron asombrados al ver que todo estaba en perfecto orden; tenía sus libros de cuentas, los bienes que tenía, todos debidamente documentados, es decir, no se halló una sola falla. Nunca realizaba sus Transmutaciones Metálicas públi¬camente, siempre en secreto. De manera que, aparentemente, él vivía exclusiva¬mente de sus haciendas, de sus propie¬dades, fincas, bienes raíces, etc., y todo estaba debidamente documentado.


Así, mis queridos hermanos, por algo es que cuando uno concluye LA GRAN OBRA, se encuentra ante EL ÁRBOL DE LA VIDA, portando en su diestra EL CUERNO DE AMALTEA. ¿Cuál es ese Cuerno? El de la Abundan¬cia, el Cuerno de Amaltea.

En el Apocalipsis de San Juan se le dice a las gentes: “Te sientes grande, te sientes rico.” Bueno, eso seria muy largo citarlo, pero poco mas o menos les digo el sentido de las palabras “…, pe¬ro no te das cuenta que eres un cuitado, pobre, desnudo y miserable?”


Son palabras que no las entienden sino los Iniciados; nadie más.


¿En qué sentido se es pobre, o mi¬serable? Bueno, voy a hablarles algo que las distintas escuelas pues no entende¬rían a fondo: EL ORO ES EL QUE MANDA, mis queridos amigos; EL ORO Y NADA MAS QUE EL ORO.


En el mundo físico vemos que un individuo que tiene mucho dinero, man¬da con su dinero, así digamos lo que digamos, manda. Si nosotros no tuvié¬ramos con qué pagar esta casa, ¿qué sucedería? Nos ponen de patitas en la calle.


Bueno, total, que la cruda realidad de los hechos es ésa físicamente.


Pero, bueno, dirán ustedes: ¿Pero qué tiene que ver esto con lo Esotérico, con lo Espiritual, con lo Trascendental, con lo Divinal? ¿No es acaso que el Ma-estro está materializando o metalizan¬do la enseñanza?


No mis amigos, no es eso. La cruda realidad de los hechos es que si noso¬tros no tenemos ORO en nuestros Cuer¬pos Existenciales Superiores del Ser después de haberlos Fabricado, somos unos cuitados como nos trata el Apoca¬lipsis, de desnudos, de cuitados, de po¬bres, de miserables, y es verdad.


Saint Germain no hubiera podido hacer Oro si no hubiera tenido Oro adentro. ¿Dónde lo tenía? Pues, en sus Cuerpos, en su Aura; Oro de la mejor calidad; Oro cual ninguna de las minas de la Tierra puede producirlo.


ENTONCES, EN SÍNTESIS AL¬QUIMISTA, ¿QUÉ ES LO QUE QUEREMOS NOSOTROS?


Estamos reunidos aquí en Tercera Cámara. ¿QUE BUSCAMOS? Les voy a ser sincero: ¡FABRICAR ORO! ¡EL QUE NO SABE HACER ORO, NO SABE NADA, AUNQUE SE HAYA METIDO EN LA CABEZA MILLONES DE VOLÚMENES! SI NO SABE HACER ORO, ES UN IGNORANTE, NADA SABE.


¿FABRICAR ORO? ¿DE DONDE LO VAMOS A FABRICAR? ¡PUES, EN LOS CUERPOS EXISTENCIALES SUPERIORES DEL SER! ¡QUEREMOS VEHÍCULOS DE ORO PURO CON LOS CUALES PODER RECUBRIR LA PRESENCIA DEL LOGOS EN NO¬SOTROS! ¡ESO ES LO QUE QUERE¬MOS!


Cada uno en su interior carga un Templo. Ya vimos el caso de nuestra noble Madrecita Dolores. Bueno, ya platicábamos sobre el asunto de un Templo; ese Templo es de ella, lo carga; ese es su Templo; cualquiera puede visi¬tarlo.


Yo tengo mi Templo, también lo tengo, y ustedes en Astral si se proponen visitar mi Templo, pueden visitarlo; pero no se olviden que cuando ustedes entren en ese Templo, han entrado es en mi Conciencia. Yo cargo el Templo aquí, se proyecta en los Mundos Superiores. ¿En qué forma se proyecta? Co¬mo una Catedral, verdaderamente. Si les digo que en esa Catedral, pues, todos los objetos son de Oro, no estoy exage¬rando; obviamente así es. Pero PARA FABRICAR ESE ORO EN LA CATE¬DRAL ESA DEL ALMA, HE TENIDO QUE TRABAJAR EN LA FORJA DE LOS CÍCLOPES; ESO ES OBVIO; EN EL LABORATORIUM ORATORIUM DEL TERCER LOGOS. Digo del Tercer Logos, no lo olviden ustedes. ¿Por qué digo del Tercer Logos? ¿A ver, quién me responde?


Al Espíritu Santo. Alguien respondió.


Correcto, al Espíritu Santo, que tan asociado está al Bautismo; eso es indubitable. De manera que hay que saber entender eso.


Cualquiera de ustedes puede visitar en Cuerpo Astral la Catedral del Maes¬tro Samael Aun Weor; la hallará; ahí está. No falta, claro, sobre el Altar, EL CÁLIZ. Y no faltará JAMÁS sobre el Altar de un Maestro EL CÁLIZ QUE ES EL MISMO VASO HERMÉTICO. Si faltara, el Templo estaría triste, pobre, miserable. ¿Cómo ir a faltar sobre el Ara el SANTO GRIAL? ¡Eso seria un ab¬surdo! En ningún Templo de Misterios Mayores falta el Santo Grial; eso es in¬dubitable.


¿Ustedes saben cuál es el Santo Grial? Creo que sí saben algunos. Es el mismo VASO HERMÉTICO. Hasta en los Templos de los Dioses está el Santo Grial. En ese Vaso Hermético colocan los Judíos el Maná del Desierto, ese Maná con el que se alimentan los Israelitas entre las Arenas del Desierto, con el que se mantuvieron durante cuarenta años.


Pero, ¿por qué tenía que estar precisamente en el Gomor, la Copa, el Vaso Hermético, el Maná del Desierto con el que se alimentaban los Judíos? Ahora, téngase en cuenta que ese Vaso está a su vez colocado dentro del Arca de la Alianza. También está ahí LA VARA DE AARÓN, o sea, EL LINGAM GENERADOR Y LAS TABLAS DE LA LEY. Con esto, documento todo lo que he dicho.


En cuanto a los Querubines, la Bla¬vatsky dice que dos Querubines se toca¬ban con sus alas sobre EL ARCA DE LA CIENCIA, y que se hallaban en la acti¬tud del hombre y de la mujer durante la cópula. Eliphas Levi sostiene que son cuatro los Querubines que se toca¬ban con sus alas, masculino y femenino. De todas maneras, se coincide en que los Querubines, masculino y femenino, se to¬caban con sus alas y que se hallaban en la actitud de la Cópula Química en el SANCTUS SANCTORUM.


Los soldados de Nabucodonosor Rey, cuando invadieron el Templo de Sa¬lomón, lo destruyeron, y vieron antes, previamente, EL ARCA DE LA CIEN¬CIA. Dijeron: “¿Este era el Dios que vo¬sotros los Judíos adorabais tanto? ¿Este era el Dios de tanta castidad y santidad que vosotros mencionabais?” Claro, rápi¬damente acabaron con todo, destruyeron el Templo de Jerusalén.


Así mis queridos hermanos, no en¬tendieron.


Pero, bueno, no nos salgamos del te¬ma. ¿Por qué el Maná con el que se alimentaban los Judíos en el Desierto te¬nía que estar en La Copa o Gomor?


Les explico: sencillamente EL MA¬NA ES EL NÉCTAR DE LA INMORTA¬LIDAD. El Néctar Sagrado no está en otra parte, sino en el VASO HERMÉTICO, y EL VASO HERMÉTICO ESTA DENTRO DEL ARCA DE LA CIENCIA.


Si los Dioses no tuvieran el Maná del Desierto, — porque la vida es un desierto cuando se renuncia a la verda¬dera felicidad nirvánica —, pues hombre, teniendo cuerpos físicos, sus cuerpos físicos se envejecerían y morirían. Enton¬ces ellos necesitan de ese VASO HERMÉTICO en el cual está contenido EL MANA.


Quienes tengan entendimiento en¬tiendan, porque ahí hay Sabiduría. Hay que saber entender.


Incuestionablemente, el error más grave de los distintos grupos, de escue¬las seudo-esotéricas y seudo-ocultistas, estriba precisamente en creer que la Auto-Realización intima del Ser, se basa en teorías; se equivocan.


Pensemos por un momento en la forma como surgimos nosotros a la exis¬tencia, en esos Encantos del Viernes Santo. ¿Cuál es la raíz de nuestra vida? Un hombre, una mujer, una cópula química o metafísica; de allí salió nuestro cuerpo físico. ¿Qué precedió a esa concepción? ¿Qué instantes? Esto nos lleva a los Encantos del Viernes Santo. Incuestionablemente en todo eso hubo, pues, amor, estuvo Eros activo, etc. Estuvieron también las fuerzas cósmicas más pode¬rosas del universo, las que crearon pre¬cisamente al universo. Pero, y las teorías, ¿Dónde estuvieron? Todos esos millo¬nes de volúmenes, de escuelas, ¿dónde estaban? Nada de eso existía para noso¬tros. Entonces, ¿De dónde surgió, pues, este cuerpo que tenemos? ¿Por qué vino a la existencia?


Así también digo a ustedes, que sólo entendiendo esos Misterios del Viernes Santo, tan fundamentales para los Tra¬bajadores de la Gran Obra, se logra la Cristificación, la Auto-Realización Intima del Ser. Esto es cuestión de Sexo, de Fuerza Erótica, de Ondula¬ciones Cósmicas de Amor, de Emoción Trascendental y de GRAN VOLUNTAD.


Por ese camino, Trabajando, se hace ORO, y el que llega a tener ORO es inmensamente Rico. Mediante el ORO puede uno mandar a la Naturaleza, y la Naturaleza le obedece.


QUIEN TIENE VEHÍCULOS EXIS¬TENCIALES DE ORO ES EL AMO, REY Y SEÑOR DEL UNIVERSO, SE¬GÚN LA ORDEN DE MELQUISEDEC.


Mas, si uno no tiene Oro en su in¬terior, es un cuitado, un miserable, un desnudo, aunque se crea muy rico y po¬deroso.


ASÍ, PUES, EL OBJETIVO DE NUESTROS ESTUDIOS ES UNO: ¡FABRICAR ORO!


Se llega a Fabricar Oro cuando se conoce el Misterio del Bautismo, que como les he dicho, es un Pacto de Magia Sexual.


Bueno mis queridos hermanos, hasta aquí la plática de esta noche. Pero, eso si, tienen todos, perfecto derecho a pre¬guntar, porque no quiero que queden con dudas de ninguna especie, y lo que no hayan entendido, será explicado.


Pregunta. — Venerable Maestro, ¿có¬mo podría uno percatarse cuando se ha llegado a la destrucción del Lingan o del Vaso Hermético?


Respuesta. — Los hechos son hechos, y ante los hechos tenemos que rendir¬nos. Si por ejemplo, un hombre quiere Trabajar con su Esposa Sacerdotisa, y el estado de salud o el estado fisioló¬gico de ella no sirve para eso, si ya pasó sus funciones sexuales, si ya no puede Trabajar, se dice que el VASO HERMÉTICO ha sido destruido, y así se repre¬senta en Alquimia: Vaso Hermético Destruido. ¿Alguna otra pregunta?


Pregunta. — Venerable Maestro, ¿có¬mo se entendería, ya que usted dice que el Mercurio Seco son los yoes, y en el caso del Azufre Arsenicado, qué seria? ¿Cómo se logra destruir esto?


Respuesta. — El Azufre Arsenicado es el Fuego Venenoso Animal, que todo el mundo carga en sus infiernos atómicos, un fuego bestial, inmundo, abomina¬ble; todo ser humano lo carga. Y en ese tipo de fuego animal, hay muchos Agre¬gados Psíquicos vivientes, de tipo, dijé¬ramos, que pertenecen al mundo de noventa y seis leyes o mundo infernal. ¿Cómo se elimina ese Azufre Venenoso o Arsenicado? Pues, hombre, Trabajando en forma pura y limpia eliminando el mismo Mercurio Seco, por el mismo camino queda eliminado el Azufre Venenoso. Al eliminarse el Mercurio Seco, el Azufre Venenoso queda eliminado de hecho. Eso es todo.


Pregunta. — Venerable, el VASO HERMÉTICO destruido en una persona en que no puede ser ya reconstruido, si no puede ser reconstruido, ¿como hace esa persona? ¿Cómo puede Traba¬jar en La Gran Obra?


Respuesta. — Entiéndase por Vaso Hermético en este caso Alquimista, EL YONI, que como se sabe, no es el LINGAM.


— Me refiero al Yoni.


Un Yoni, — continúa el Maestro —, destruido no sirve para la Gran Obra. Si un Alquimista tiene en su Laborato¬rio un Vaso y se le rompe, pues tiene que conseguir un nuevo Vaso. Pero co¬mo quiera que las Leyes son muy Sagra¬das, sucede que el Primer Vaso está cargado de cierta fuerza, de cierta radiación, y esa radiación ha impregnado al Alquimista; se hace necesario que pase un tiempo no menor de tres años, para que el Alquimista pueda conseguir un Vaso Nuevo, si es que no quiere un corto circuito dentro de su sistema central espinal, porque un corto circui¬to puede quemarle un alambre del Labo¬ratorio. En ese caso, el Azufre y el Mer¬curio bajan, descienden y hay hasta una Reducción Metálica. En otros términos se diría que el Alquimista se ha ido de cabeza al abismo.


Pregunta. — Venerable Maestro, lle¬gado el caso específicamente, quien posea el elemento femenino, que tenga, pues, su Vaso dañado, ¿cómo puede Trabajar en La Gran Obra?


Respuesta— Repite con más claridad.


Pregunta— O sea, que el elemento femenino tiene sus órganos creadores, dijéramos dañados, pero entonces esa persona, ese elemento femenino está Trabajando en La Gran Obra, ¿cómo puede continuar si se le dañó, pues sus órganos?


Respuesta. — No es posible, no pue¬de, no puede continuar. Es como si el elemento masculino, el Alquimista, destruyen su Lingam generador. En este caso, tampoco puede Trabajar en La Gran Obra. ¿Cómo haría? Nece¬sitaría cambiar de cuerpo para Traba¬jar. Es decir, si el Lingam generador queda destruido, ¿cómo Trabaja? ¿Cómo Trabajaría, por ejemplo, un individuo a quien le castraran? En este caso, pues, hay un fracaso.


Pregunta. — Maestro, ¿por qué causas se daña el Vaso Hermético?


Respuesta. — Puede dañarse por acci¬dente; puede dañarse por la edad; puede dañarse por el Karma. Si no sirve ese Vaso para el Laboratorio, pues, el Alquimista tiene que utilizar un NUEVO VASO HERMÉTICO, y en eso NO HAY DELITO. Delito hubiese si el Alquimista, teniendo un Vaso Correcto Her¬mético, menosprecian tal Vaso y lo tirara fuera para tomar uno nuevo. En eso si habría delito.


Pregunta— Venerable Maestro, ¿en caso de que fuera lo contrario, que a la mujer se le dañan, por ejemplo, el Lingam para Trabajar?


Respuesta. — Pues en este caso, la mujer está Trabajando con un varón idóneo, todo marcha muy bien. Si el va¬rón no le sirve, todo marcha mal.


Pregunta— ¿Y se operaría igualmen¬te como operaría el Alquimista en el caso citado, no?


Respuesta— Pues la ley, la justicia hu¬mana misma, tiene sus postulados. Si un hombre, por ejemplo, es impotente, y la mujer se queja ante la ley, pues indubitablemente recibe carta de di¬vorcio; eso es obvio. Si un hombre no cumple sus deberes para con la mujer, sus deberes sexuales, y la mujer se queja, eso es motivo más que suficiente para el divorcio. Así pues, si una mujer está Trabajando en La Gran Obra y no sirve el Alquimista, no dispone ella de un Lingam generador, de una LANZA para los Misterios, de una Lanza con la cual pueda combatir a los Agregados Psíquicos, de una LANZA con la cual pueda herir el costado de LUCIFER, pues en ese caso, se encuentra ella ante un dilema: o ante el dilema de tener que desposarse nuevamente con un Alquimista idóneo, o ante el dilema de tener que aguardar hasta una futura existen¬cia. En tal caso, cualquiera de esas dos resoluciones resulta justa; eso es obvio.


— Gracias, Maestro.


Pregunta— En este caso, se presenta por Karma, Venerable Maestro, ¿se podría esperar hasta que alguna de esas personas cancelan las deudas?


Respuesta— Si, puede esperar perfectamente bien. También un Alquimista que ha perdido el Vaso Hermético puede esperarse si quiere, hasta La futura existencia, o aguardar cincuenta existencias hasta que encuentre un Vaso bueno, PERO ESO SERIA EL COLMO DE LOS COLMOS. LO MEJOR ES QUE EL INI¬CIADO DEJE TODA CLASE DE SENTIMENTALISMOS MORBOSOS Y TO¬ME UN VASO HERMÉTICO IDÓNEO PARA EL TRABAJO EN EL LABORA¬TORIO. Nosotros debemos dejar aquí las actitudes pesimistas, dijéramos, el Ta¬mas de la inercia, esa especie de flojera mental o espiritual que tanto abunda en las escuelas de tipo seudo-esotérico y seudo-ocultista; eso es claro.


Pregunta.— Maestro, y en el caso de que El Vaso hermético esté bueno, pero La dama no quiere colaborar en la Fragua, la dama no quiere Trabajar en la Fragua, y ya lleva determinado tiempo de cola¬borarle, ¿el esposo, en este caso, qué puede hacer?


Respuesta. — Pues hombre, el Vaso está bueno, pero si ella no quiere Traba¬jar en la Gran Obra, si no le da, ¡psss!, por Trabajar, — iba a decir un término más duro, pero se saldría del concepto cátedra —, naturalmente no le queda más remedio al Alquimista, sino buscar un Vaso Hermético idóneo que sirva, alguien que colabore, que coopere. Pero eso no podría hacerlo, sino después de varios años de duros megos y súplicas a la Es¬posa Sacerdotisa. Porque escrito está, que sólo por causa de fornicación, se le debe dar a la mujer, dijéramos, el divor¬cio; si hay fornicación. De manera que si la mujer fornica, hay derecho. Si una mujer quiere que el Alquimista fornique y el Alquimista quiere Auto-Realizarse, y ella quiere es fornicar, se le debe dar carta de divorcio inmediatamente para que fornique con otro, pero no con el Alquimista. Aquí en esto hay una de dos: o nos resolvemos a entrar al Reino por asalto, o fracasamos. El Reino se toma por asalto, los valientes lo han tomado. Si no se procede así, se fracasa.


Estando precisamente yo en los Mun¬dos Superiores de Conciencia Cósmica, hube de solicitar al Padre me mostrara la síntesis de mis Trabajos más recientes en la Fragua Encendida de Vulcano. Entonces el Padre me llevó a una Gran Ciudad, una de esas Ciudades Jinas, Ciudades Mágicas, de las cuales hay cuatro importantes en Europa. Nosotros tenemos una en Yucatán, fundada antiguamente por Los Tuatha de Danand, que fueron, entre otras cosas, grandes viajeros, viajeros Jinas.


Bien, allí encontré a muchos Adep¬tos de distintos grados de Esplendor. Hasta encontré Adeptus Exentus. ¿Ustedes saben lo que es Adeptus Exen¬tus? Significa, Adeptus Exentus ya de Karma, que no deben Karma. En Eso¬terismo se dice, “Adeptus Exentus”. Claro, entre todos organizamos una Ex¬cursión a la Cima de la Montaña del Ser. Grandiosa fue tal Excursión.


En los Mundos Superiores de Conciencia Cósmica se pasa por vivencias trascendentales divinales, formidables.


Cuando conseguimos llegar a la Cima con el ánimo de encontramos con IOD¬-HEVE, el ANCIANO DE LOS DÍAS. Entonces tuvimos la grata sorpresa de hallarle transformado en una palmera elevadísima. La Palma es el Símbolo de la Victoria del Crestos. Todos los Adeptos se prosternaron en Tierra para rendir culto a Iod-Heve. Sabía que esa Palmera era mi REAL SER, el Anciano de los Días, es decir, EL INTERIOR DE MI INTERIOR, para hablarles esta vez a ustedes en el lenguaje de la Pistis Sophia. Es un lenguaje Esotérico, simbólico, alegórico. Claro, yo avance. Como quiera que el Cuerpo Astral tiene cierta elasticidad, ductilidad, no me fue difícil aumentarle su tamaño para tomar aquella Palmera por aquí, como quien dice, por el cuello, y asirla con fuerza hacia mi pecho, y acariciar sus hojas, sus ramas.


Aquellos Adeptos Venerables, Ve¬nerabilísimos, me miraron con terror. No se oyó sino un clamor. Se asombra¬ron al ver cómo tomaba yo al Anciano de los Días, nada menos, en esa forma, Mas luego, la Palmera se transformó en una Gran Torre, en La Torre de Mi Templo Interior, de Mi Propia Catedral. Esa Torre corresponde a la Cabeza de lo Divinal.


Estaba tatuada, toda llena de Piedras Preciosas. Los ojos eran los de la mismísima Divinidad, y tenía brazos, como brazos de Hombre.


EL GÉNESIS Y LA SEMANA SANTA


La Semana Santa tenemos que vivirla dentro de nosotros mismos aquí y ahora, en La Gran Obra.


El Génesis de Moisés y el Apoca¬lipsis de San Juan se complementan. Conviene que echemos un vistazo a La Biblia y que leamos la coordinación del Génesis y del Apocalipsis. Vamos a abrir aquí Las Sagradas Escrituras. En el Génesis dice:


“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordena¬da y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz: y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena: y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó noche: y fue la tarde y la mañana un día”.


Es el Primer Día del gran trabajo de la Semana Santa en que hay que separar a la luz de las tinieblas. El Iniciado tiene que bajar entonces a los mundos infiernos y conocer el secreto del abismo, el secreto de Malchut, el secreto de los Kliphos, de la Muerte Segunda.


“Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que esta¬ban sobre la expansión. Y fue así. Y lla¬mó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo”.


Ese es el segundo trabajo que hay que hacer; es el segundo trabajo Alkí¬mico, y hay que separar las aguas de las aguas.


Téngase en cuenta que cuando se habla de aguas, se está refiriendo el Génesis a esas aguas espermáticas del primer instante, al caos metálico de la Alquimia. Es claro que en ese Esperma está, dijéramos, el Alma, el Alma del mis¬mo semen, el Alma del Caos. El Alma es el Mercurio de la filosofía secreta.


Hay que separar las aguas de las aguas. Mejor dicho: Las aguas superio¬res, la Leche de la Virgen, como se dice en Alquimia, el Mercurio de la filosofía secreta, el Alma Metálica del Azogue, deben ser separada de la parte bruta mediante la transmutación; eso es obvio.


Son tres tipos de Mercurio:


Mercurio en bruto, o Esperma; el Alma Metálica del mercurio, que son, dijéramos, las corrientes sexuales se¬minales subiendo por Idá y Pingalá, es el segundo Mercurio; y el tercer Mercurio, aclaro, es cuando los átomos solares y lunares del Mercurio que hacen contacto con el Triveni, cerca del Coxis, despier¬tan el Kundalini, el Fuego Sagrado, el Azufre, y entonces se fecunda el Mer¬curio y se forma el Tercer Mercurio, que viene a penetrar por Susumná, es decir, a ascender por la columna espinal hasta el cerebro, y es con ese Tercer Mercu¬rio, con el excedente de ese Tercer Mer¬curio, con el que viene a cristalizar el Cuerpo Astral.


Mucho más tarde, en una octava su¬perior, el Mental, y después el Causal.


Así pues, separar las aguas de las aguas es indispensable mediante la transmutación; ese es el segundo día de la creación.


“Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase la seca. Y fue así. Y llamó Dios a la seca Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla es¬té en él, sobre la tierra. Y fue así. Produ¬jo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bue¬no. Y fue la tarde y la mañana del día tercero”.

He ahí pues el tercer trabajo; la crea¬ción en un día del Cuerpo Astral, del vehículo Sideral, el cual debe llegar a tener fruto. ¿Cuándo tiene fruto? Cuando ya es un vehículo, pues, de Oro Puro es cuando ya ha tenido fruto el Cuerpo Astral, donde está, dijéramos, la vida. Tercer vehículo.


“Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para sepa¬rar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alum¬brar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana del día cuarto”.


Es cuando ya uno viene, pues, a dar¬le forma propiamente dicha a la Inicia¬ción Cuarta. Cuando ya viene, pues, propiamente dicho, a poseerse ese ve¬hículo de la mente, cuando viene a Crístificar en la Gran Obra; eso es importantísimo. Entonces esas señales que se ven arriba: Sol, Luna, Estrellas y toda esa cuestión, son aquellas de la Sabiduría Hermética; porque el mundo de Netsah es el mundo de la Sabiduría Hermé¬tica; allí es donde encuentra uno el Conocimiento Hermético. De manera que resulta muy Interesante eso del Cuarto Día que tiene que ver con la Cuarta Iniciación.


Continuando veremos lo siguiente:


“Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos, Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su es¬pecie. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y mul¬tiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y la mañana del día quin¬to”.


Bien se sabe que en la Quinta iniciación, que corresponde al Mundo Causal, tiene uno que hacerse amo de los ele¬mentos, aprender a manejar todo aquello que tenga vida; hacerse Señor del fuego, de los aires, de las aguas, de la tierra, aprender a manejar los poderes de la natu¬raleza. Eso solamente es posible traba¬jando uno sobre sí mismo. Por eso de¬cía que antes de intentar manejar los elementos de la naturaleza: elementa¬les del fuego, del aire, del agua y de la tierra, tiene uno que manejar los pro¬pios; Aprender a manejar los elementa¬les atómicos del Esperma; aprender a manejar los elementales atómicos del fuego sexual; aprender a manejar los Sil¬fos de la propia mente, Silfos atómicos de la mente, eso se llama hacerse amos de su propia mente; y aprender a manejar también los Gnomos atómicos que for¬man la carne y los huesos; Hacerse amo de los elementales atómicos dentro de sí mis¬mo. Tiene uno que hacerse amo de su propio cuerpo, para hacerse amo de la na¬turaleza. No podría uno llegar a manejar los Elementales del universo, si no ha ma¬nejado sus propios elementales atómicos, los de su cuerpo. Todo eso se aprende en el Quinto Día de la Creación.


“Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así, E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. Entonces dijo Dios: Hagamos al hom¬bre a nuestra imagen, conforme a nues¬tra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; VARÓN y HEMBRA LOS CREO. (Es muy importante es¬to, indudablemente que es bastante importante.) Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cie¬los, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran mane-ra. Y fue la tarde y la mañana el día sexto”.


De manera que Dios, VARÓN Y HEMBRA LOS CREO. Pero, ¿cuándo es que pasa verdaderamente a ser VARÓN Y HEMBRA? ¿Cuándo es que se fusio¬nan los principios masculinos y femeninos de la Seidad? Téngase en cuenta que ese es el Trabajo del Sexto Día (…), o sea, el Sexto Trabajo en que BUDHI, la WALKIRIA, después de haberse despo¬sado con el CABALLERO, con el ALMA HUMANA, se fusionan mediante el fue¬go integralmente. Entonces queda el Hombre Andrógino Perfecto, VARÓN Y HEMBRA, con poderes sobre el fuego, sobre los aires, sobre las aguas, sobre la tierra, sobre todo lo que es, ha sido y será. Es el último Día de la Creación.


“Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”.


Cuando se hace el Séptimo Trabajo, el Séptimo Día de la Semana Santa, la Obra queda consumada: ¡Consumatum Est! ¡Todo se ha consumado! Entonces es la suprema entrega del Espíritu al Pa¬dre.


Más tarde, en el Octavo Día, el Pa¬dre en el Hijo, en el Hijo resucitado, se levanta de entre su Sepulcro de Cristal después de la Resurrección de los Muer¬tos. Pero ese Trabajo, todo en sí, forma La Semana Santa.


Hemos mirado esto desde el ángulo del Génesis, porque con las mismas Leyes que El Logos (Unidad Múltiple Perfecta) usó para crear este sistema so¬lar, esas mismas tiene que usar el Alquimista para crear su Universo Interior, para llegar a tener realidad, para crear su Universo propio; son las mismas Le¬yes. Al Trabajar uno con la Alquimia está trabajando con las mismas Leyes con las que el creador creó el Universo; aún más, está ampliando la Obra del Crea¬dor, porque la Obra del Creador queda ampliada cuando nace un nuevo Maes¬tro. De manera, pues, que se consuma la Obra y se llega a lo que se quiere.


El Creador Logos quiere en última instancia que de todo eso resulten diferentes auto-realizados, hombres resurrec¬tos, Dioses; es la consumación de ese hombre.


Ese Génesis está íntimamente relacio¬nado con el Apocalipsis de San Juan, con los Siete Sellos, como con las Siete Trompetas que cada ángel va a tocar.


El Iniciado, cuando recibe la Inicia¬ción de Malchut, incuestionablemente rompe el Primer Sello; cuando pasa por la de Jesod, rompe el Segundo Sello del Libro Sagrado que es el hombre; cuando pasa por la Tercera Iniciación, rompe el Tercer Sello; cuando pasa por la Cuarta, rompe el Cuarto Sello; cuando pasa por la Quinta, rompe el Quinto Sello; cuando pasa por la Sexta, rompe el Sexto Sello, y se ha consumado la Obra, porque el Séptimo es de descanso, de oración, de meditación, de súplicas como se ve allí en el Apocalipsis de San Juan.


Es claro que al romperse el Sépti¬mo Sello, la Obra está ya consumada. El Octavo Día es siempre para resucitar.


Uno tiene que vivir el Génesis en lo individual o en lo colectivo. Lo vive en lo colectivo con la creación del Uni¬verso, como partícula divina que viene a esta creación.

Ahora, el Apocalipsis, uno tiene que vivirlo individualmente o lo vive colectivamente. Colectivamente es el Libro de la Vida, el Libro de la Sabiduría. A través de la historia se va rompiendo cada sello. Por estos tiempos está ya para romperse, por lo menos el sexto sello, el penúltimo. Es decir, la humanidad está viviendo el Apocalipsis colectiva¬mente.


Si el Alquimista tiene que hacer Oro, no solamente crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, sino que además tiene que convertir esos cuerpos en Oro Puro, antes de que puedan ser tragados por la Serpiente, así también el Logos tiene una Edad de Oro; y para poder tener el Logos una Edad de Oro, tiene que hacer lo mismo que hace el Alqui¬mista en su laboratorio, arrancando se¬llo por sello.


El Logos tiene que hacerlo vivir a la humanidad en toda la naturaleza, de¬be ir arrancando cada sello.


Claro que cuando termina o se rom¬pe ya el sexto sello, la Obra queda prácticamente terminada, viene la catástrofe final.


Con la ruptura del séptimo sello, ya no queda nada de todo lo que había.


Por último viene la resurrección del Logos en todo lo creado, en toda la naturaleza; es cuando es la Nueva Edad, la Edad de Oro.


Así como el Hombre para poder hacer Oro, hablando en sentido Alqui¬mista, necesita romper los Siete Sellos, así también el Logos para poder hacer una Edad de Oro, necesita que toda la humanidad rompa los siete sellos, que toda la naturaleza los rompa, y en¬tonces se hace la Edad de Oro; Pero tie¬ne que todo esto pasar por un Apocalip¬sis tremendo y espantoso.


De manera que, o vivimos el Apo¬calipsis individualmente, o nos toca vivirlo colectivamente. Mejor vivirlo indi¬vidualmente, que nos da el triunfo, y fijamos el Oro en nosotros mismos, y logramos nosotros conseguir, pues, el Vellocino de Oro de los Antiguos, o nos toca vivirlo colectivamente con el gran Apocalipsis Mundial, a los mundos infiernos, a pasar por la Muerte Segunda para tener el derecho más tarde de vivir en la Edad de Oro como esencias puras de una nueva humanidad. Pero, de todas maneras, tenemos que” vivir el Gran Libro y romper sus sellos.


La Semana Santa es la más Santa de todas las semanas, porque es la Semana que uno tiene que vivir, y cada día de esos equivale a largos períodos de Trabajo. Pero al fin y al cabo, La GRAN OBRA, se resume siempre simbólicamente en El Libro de Job. Los ocho años de Job, son el Sumun, el extracto en sí, pero, en conjunto, La GRAN OBRA, pues, aunque se resuma en OCHO DÍAS, en OCHO AÑOS totalmente, junto con resurrección y todo, es decir, en la Se¬mana Santa, pues, puede durar muchos años.


En todo caso, cada cual tiene que vi¬vir su Semana Santa. El Hijo del Hombre vive la suya. Cuando El Hijo del Hombre nace en el pesebre, él debe vivir su Se¬mana Santa, hacer todo el Trabajo en su Semana Santa.


Al pueblo no se le puede explicar esto, porque el pueblo no lo entiende; al pueblo se le da la corteza, la cáscara de la enseñanza, pero a los Iniciados se les enseña “La Carne” de la Doctrina, a comer la Doctrina.


De manera que el Cristianismo tiene dos aspectos: El cristianismo exotérico o público, para el pueblo; el Cristianismo Esotérico, Sagrado, para los Iniciados.


Pregunta, — Venerable Maestro, para hacer conciencia de nuestro trabajo quiero preguntar. ¿El Bodhisattva, aunque sea caído, tiene que formar el Cuerpo de la Voluntad Consciente, o sea, el Cuerpo Causal, para que entre Tiphereth?


Respuesta.— Bueno, el Bodhisat¬tva, siendo Bodhisattva, pues no tiene por qué entrar a crear el Cuerpo Causal, puesto que se sabe que es un Bodhisattva; es decir, el Alma Humana, dijé¬ramos, de un Maestro; ya se entiende que esos vehículos los creó en el pasado. Empero, tiene que encender el Fuego en sus vehículos, restaurar el Fuego en cada uno de sus vehículos, y después, regenerar el Oro en sus cuerpos. Conse¬guido eso, pues el Bodhisattva se levanta. Pero bien, no se logra eso sino empe¬zando por la base. Diríamos que después de haberse encendido el Fuego en cada uno de los vehículos; después de haberse restaurado, dijéramos, el principio Ígneo en los cuerpos físico, vital, astral, mental, y causal, y así el Padre, si es su voluntad, puede enviar a Tiphereth a nacer en el Es¬tablo Interior. Pero, entiendo que esto es una gracia del Altísimo, porque alguien puede haber alcanzado, repito, la Quinta Iniciación del Fuego, y sin embargo, no por eso el Niño que lleva la Divina Madre en sus brazos haya de penetrar en sus ve¬hículos, en el Establo. Empero, si se le an¬hela de verdad, si se quiere trabajar por la humanidad, pues se puede conseguir que El Hijo del Hombre venga al mundo. Eso es Voluntad del Padre.


Pregunta.— Venerable Maestro, cuan¬do un Iniciado tiene formado el Cuerpo Causal, entonces ¿Logra la formación del Alma Humana, o Tiphereth es el Alma Humana?


Respuesta.— Pues el Alma Humana propiamente está en el mismo Causal. Una fracción del Causal es lo que consti¬tuye el Budhata, la esencia. En el Bodhisattva, pues, es el Budhata, la esencia, es el Embrión Áureo ya organizado.


En todo caso, debemos tener en cuenta lo que ya dije al principio, y es demasiado sutil que fácilmente se presta a la confusión la cuestión aquella del Cuerpo Causal y el Tiphereth Crístico. Es tan sutil esto que puede uno equivocarse, puede uno confundir la gimnasia con la magnesia.


El Tiphereth, o sea ya la expresión viva del Cristo Intimo, se halla muy correlacionada pues con el Causal, con el Alma Humana. Viene a formar parte íntegra con el Alma Humana, pero cuan¬do es Voluntad del Padre, cuando El Hijo del Hombre viene al mundo.


Creo que ya me van entendiendo us¬tedes; esto es muy fino; se necesita tener una mente muy elástica, muy dúctil, muy receptiva para poder entender esto.


Pregunta.— Maestro, ¿para lograr la Iniciación de Tiphereth hay que tener los Vehículos Solares?


Respuesta. — Pues, incuestionable¬mente, si uno no posee los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, no podría jamás alcanzar la Iniciación de Tiphereth.


Pregunta.— ¿Cuál es el origen de nuestra esencia Maestro? Y si nosotros deseamos levantarnos, ¿por qué no lo hemos hecho antes?


Respuesta.— Bueno, con el mayor gusto voy a dar respuesta a todo eso. La esencia viene de la Vía Láctea, (estoy hablando en síntesis), llega al Sol, y lue¬go, por último, penetra en la naturaleza. En principio, se manifiesta como un sim¬ple elemental primigenio; asciende a través de las etapas mineral, vegetal y ani¬mal, hasta penetrar por último en el cuer¬po del humanoide, o del mamífero racional. Es claro que la esencia necesita convertirse en el Embrión Áureo; nece¬sita trabajar para crearse los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser y trans¬formarse en Bodhisattva. Cuando la esencia no logra, pues, su cometido en el primer ciclo de manifestación que es de ciento ocho vidas, entonces tiene que descender dentro de las entra¬ñas de la tierra en procesos involutivos, con el propósito de eliminar los elemen¬tos inhumanos o agregados psíquicos en que vino a quedar embotellada debido a los errores. Una vez que se ha pasado por la Muerte Segunda, ella asciende otra vez a la superficie del mundo, para reiniciar nuevos procesos evolutivos desde el mineral. Incuestionablemente, esos nuevos procesos tienen como punto de partida una espira más alta dentro de la gran espiral de la vida.


Empezará, o retornará, o reiniciará sus procesos evolutivos a partir del mineral, pero en una octava superior; ya no como un simple elemental inferior, sino como un Gnomo superior, hasta reconquistar otra vez el estado humanoi¬de, después de haber pasado por las esca¬las vegetal y animal.


Se le asignan, como ya sabemos, las ciento ocho existencias. Si no logra el triunfo, el proceso se seguirá repitien¬do así durante tres mil ciclos, o ruedas de manifestación, o edades.


Bien, ustedes pues, los que no son Bodhisattvas todavía, se debe a que no trabajaron en ese sentido, no llegaron a esas alturas en pasados ciclos de mani¬festación; Pero ahora mismo pueden convertirse en Bodhisattvas si se lo proponen.


En todo caso, no olviden el origen de la esencia: viene de la Vía Láctea, pasa al Sol y por último entra aquí en nuestra naturaleza, en nuestro mun¬do.


Claro, si pensamos en que la Vía Láctea tiene como capital central a Si¬rio, no están equivocados esos esoteristas que piensan que nosotros vamos ha¬cia Sirio; es verdad, hacia Sirio vamos.


Pregunta.— ¿Y, cuando salió de la Vía Láctea nuestra esencia?


Respuesta.— Pues eso fue ya en el amanecer de la vida. Pensemos en que esas esencias tuvieron que involucionar y luego descender hasta el mineral, formando parte de muchos principios, dijéramos, en los Mundos Superiores; al llegar al estado mineral, reiniciaron un ascenso evolutivo; comenzaron como esencias primitivas.


Obviamente ustedes han hecho el ciclo ya varias veces, han pasado no solamente por las ruedas del molino, sino también por cada una de las muelas de las ruedas del molino varias veces. Eso es obvio. Ahora, naturalmente tienen que aprovechar este ciclo de manifesta¬ción para su auto-realización, y sobre todo en momentos en que estamos viviendo las partes finales del Apocalip¬sis colectivo o mundial. Sería lamentable que ustedes en estos momentos no se auto-realizaran. Tendrían que descender a las entrañas de la tierra y en muy mala hora, junto con toda esta catástrofe mundial.


Yo les aconsejo, pues, que de una vez se conviertan en Bodhisattvas.


Pregunta.— ¿podría usted explicar¬nos en forma más o menos breve, cómo se originó el gobierno de este Sistema Solar de Ors, y quién lo gobierna?


Respuesta.— “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Por él todas las cosas fueron hechas, y sin él nada de lo que es hecho, hubiera sido hecho”.


Así pues, el Universo está gobernado por el Verbo. El Verbo es el Ejército de la Voz, la Gran Palabra, el Demiurgo Arquitecto, el Archeus. Cada uno de los Verbos, hablando ya por separado, pues¬to que el Logos es Unidad Múltiple Perfecta, tiene su misión, su labor, su minis¬terio, en relación con este Sistema Solar de Ors. Y todo el conjunto de los Eloim, o ELOHIM, para hablar más claro, que forman el Ejército de la Gran Palabra, el HERUPA KROAT, -constituyen en sí mismos, el gobierno de nuestro Sistema Solar de Ors. Esa es, pues, mi respuesta.


LA GRAN OBRA


– El Laberinto. El Hilo de Ariadna. El Macho Cabrío de Mendes. Los Misterios de la Cruz. Santiago de Compostela. Jacques de Molai. La Cruz de San Andrés. El Patrono de los Fabrican¬tes de Oro. Maestro Perfecto y Gran Elegido. Lucifer. La Piedra Filosofal. La Resurrección de Hiram Abiff.—


Hoy nos encontramos aquí reunidos con el propósito de investigar, estudiar y definir sobre el camino que ha de con¬ducirnos a la liberación.


Los antiguos Alquimistas medievales hablaban sobre la Gran Obra y eso es bastante importante.


En el suelo, en el piso de las anti¬guas catedrales góticas, se veían multi¬tud de círculos concéntricos formando un verdadero laberinto que llegaba del centro a la periferia y de la periferia al centro; mucho es lo que se ha dicho so¬bre los laberintos. También habla la tradición sobre el Laberinto de Creta y sobre el famoso Minotauro Cretense. Ciertamente en Creta se encontró recientemen¬te un laberinto, lo llamaban Absolín, Absolum, como quien dice Absoluto. Abso¬luto es el término que utilizaban los Alquimistas medievales para designar a la Pie¬dra Filosofal. He aquí pues, un gran misterio. Nosotros necesitamos como Teseo, el Hilo de Ariadna para salir de aquel laberinto; en el centro se encon¬traba siempre el Minotauro; Teseo logró vencerlo; he allí la tradición griega. Nosotros también necesitamos vencerlo, necesitamos destruir al ego animal; para llegar al centro del laberinto donde está el Minotauro, hay que luchar muchísimo. Hay innumerables teorías, escuelas de toda especie, organizaciones de todo; unos dicen que el camino es por allá, otros que por aquí, otros que acullá, y nosotros tenemos que orientarnos en medio de ese gran laberinto de teorías y de conceptos antitéticos si es que que¬remos de verdad llegar hasta el centro viviente del mismo, porque es precisa¬mente en el centro donde podemos hallar al Minotauro.


Cuando uno ha logrado llegar al centro del laberinto, tiene que ingeniárselas para salir de él, Teseo, mediante un hilo misterioso, el Hilo de Ariadna, se nos parece a Hiram, el Maestro Se¬creto de que habla la masonería oculta y que todos debemos resucitar dentro de nosotros aquí y ahora. Ariadna tam¬bién nos indica a la araña, símbolo del Alma que teje el telar del destino incesantemente.


Así pues hermanos, ha llegado la hora de reflexionar. ¿Pero cuál es en realidad ese Hilo de Ariadna?, ¿Cuál es ese Hilo que salva el Alma, que le permite salir de ese misterioso laberinto, para llegar hasta su Real Ser Interior? Mucho se ha hablado sobre el particular; los gran¬des Alquimistas pensaban que era la Piedra Filosofal. Nosotros estamos de acuerdo con eso, pero vamos un poquito más le¬jos de acuerdo con nuestras disquisicio¬nes.


Pues es verdad que la Piedra Filo¬sofal está simbolizada en la Catedral de Notre Dame de Paris por Lucifer, ahora comprenderemos que la Piedra Filosofal está en el sexo mismo, enton¬ces descubrimos en el sexo a Lucifer.


Es Lucifer pues el Hilo de Ariadna que ha de conducirnos hasta la liberación. Esto parece así como dijéramos antitético o paradójico, porque todos han conceptuado que Lucifer, el Diablo, Satanás, es el mal. Necesitamos de la auto-reflexión evidente si es que quere¬mos ahondar en el Gran Arcano. Ese Lucifer que encontramos en el sexo, es la viva piedra cabecera del ángulo, la Piedra Maestra, la Piedra del Rincon¬cito en la Catedral de Notre Dame de Paris, la Piedra de la Verdad. Descender un poco pues en estos misterios, es indispensable cuando se trata de conocer el Hilo de Ariadna.


Vuelvo a recordarles a Uds., a los famosos Santuarios Sagrados de los auténticos Rosacruces Gnósticos esoteristas de la Edad Media; cuando el neófito era conducido hasta el centro del Lumisial, llevaba los ojos vendados; alguien le arran¬caba de improviso la venda, y entonces atónito y perplejo contemplaba una figura insólita, allí estaba ante su pre¬sencia el Macho Cabrío de Mendes, figura extraña, el diablo; en su frente lucían los cuernos, sobre su cabeza una antorcha de fuego; sin embargo algo indicaba que se trataba de un símbolo. En el Lumisial de la Iniciación se hallaba ante la figura de Tiphón Bafometo, la tenebrosa figura del Arcano 15 de la Kábala, La antorcha ardiente sobre su cabeza brillaba, además sobre su frente la estrella flamígera de las cinco puntas, con el ángulo superior hacia arriba y los dos ángulos inferiores hacia abajo. Esto nos indicaba que no se trataba de una figura tenebrosa. Se le ordenaba al neófito besar el trasero del Diablo; si el neófito desobedecía, se le ponía otra vez la venda en los ojos y se le sacaba por una puerta secreta; todo esto suce¬día a la medía noche, jamás el neófito sabría por donde habría entrado ni por donde había salido, porque los ini-ciados se reunían siempre a la media noche, teniendo sumo cuidado de no ser víctimas de la Inquisición; mas si el neófito obedecía, entonces de aquel cubo sobre el cual estaba sentada la fi¬gura del Bafometo, se abría una puerta, por allí salía una Isis que recibía al Ini¬ciado con los brazos abiertos, dándole enseguida el ósculo santo en la frente. Desde ese momento aquel neófito era un nuevo Hermano Iniciado de la Orden.


Ese Macho Cabrío, ese Tiphón Ba¬fometo, ese Lucifer, resulta bastante interesante, pues es la Energía Sexual, energía que hay que saber utilizar si es que queremos realizar la Gran Obra. Ahora sabrán Uds., por qué Tiphón Bafometo, el Macho Cabrío de Mendes, representa a la Piedra Filosofal, al Sexo, es con esa fuerza tremenda con la que hay que trabajar.


Recordemos que el Arca de la Alian¬za en los antiguos tiempos tenía cuatro cuernos de Macho Cabrío en las cuatro esquinas correspondientes a los cuatro puntos cardinales de la Tierra, y cuando era transportada se le asía o agarraba siempre por esos cuatro cuernos. Moisés en el Sinaí se transformó, cuando bajó le vieron los clarividentes con dos rayos de luz en la frente, semejantes a los del Macho Cabrio de Mendes; por eso fue que Miguel Ángel al cincelarlo en la piedra viva, puso en su cabeza aquellos simbólicos cuernos. Es que el Macho Cabrío representa a la fuerza sexual, mas también al Diablo, pero ese Diablo o Lucifer es la misma potencia de vida que debidamente transformada nos per¬mite la Auto-realización Intima del Ser; por eso se ha dicho que Lucifer es el Príncipe de los Cielos, de la Tierra y de los Infiernos.


En las antiguas catedrales góticas todo estaba previsto, hasta la planta de los templos estaba organizada en forma de cruz y esto nos recuerda al crucis, crux, crisol, etc.


Ya sabemos que el palo vertical es masculino y el horizontal es femeni¬no; en el cruce de ambos se halla la cla¬ve de todos los misterios, el cruce de am¬bos es el Crisol de los Alquimistas medie¬vales, en el cual hay que cocer y recocer y volver a cocer la Materia Prima de la Gran Obra; Esa Materia Prima es el Es-perma Sagrado que transformado se con¬vierte en energía; Es con esa sutilísima energía con la que podemos nosotros abrir un chacra, despertar todos los poderes ocultos mágicos, crear los Cuer¬pos Existenciales Superiores del Ser, etc., etc. Esto es bastante importante, bastante interesante.


La cruz en si misma es un símbolo sexual, en la cruz está el Lingam-Yoni del Gran Arcano. En los dos maderos atravesados de la cruz están las huellas de los tres clavos, esos tres clavos si bien es cierto que permiten abrir los estig¬mas del Iniciado, o sea, los chacras de las palmas de las manos y de los pies, etc., también simbolizan en sí mismos las Tres Purificaciones del Cristo en sustancia, he ahí otro misterio trascenden¬tal; en todo caso mis caros hermanos, realizar la Gran Obra es para lo único que vale la pena vivir.


Pedro, el amado discípulo de Nuestro Señor el Cristo, tiene como evangelio el Gran Arcano, los misterios del sexo; por eso fue que Jesús lo llamó Petrus, Piedra, “Tú eres Piedra y sobre esa Pie¬dra edificaré mi Iglesia”. Es pues el sexo la Piedra Básica, la Piedra Cúbica, la Pie¬dra Filosofal que nosotros debemos cincelar basándonos en cincel y martillo para transformarla en la Piedra Cúbica perfec¬ta, Esa piedra sin cincelar, la Piedra Bruta en si misma, es Lucifer; ya cince¬lada es nuestro Logos Interior, el Arché de los griegos. Lo importante es pues cincelaría, trabajar con ella, elaborarla, darle la forma cúbica perfecta.


Entre los discípulos del Cristo hay verdaderos prodigios y maravillas. Recordemos por un momento a Santiago, ese gran Maestro. Dicen que es el que más se parecía al Gran Kabir Jesús; lo llamaban el hermano del Señor y es obvio que disponía de grandes poderes psíquicos mágicos. Santiago fue el primero que después de la muerte del Gran Kabir ofició la Misa Gnóstica en Jerusalén. Cuentan las tradiciones que tuvo que enfrentarse al mago negro Hermóge¬nes en Judea; Santiago, como quiera que conocía la Alta Magia, combatía sabiamente al tenebroso: así que aquél usaba un sudario por ej. de maravillas, éste lo usaba para contrarrestarlo; Y si Hermógenes usaba el bastón mágico, Santiago usaba otro similar, y al fin derrotó al tenebroso en las tierras de Ju¬dea. Sin embargo se le consideró mago (y lo era fuera de toda duda) y fue con¬denado a pena de muerte. Mas algo in¬sólito sucede, según cuentan las leyendas: Se da el caso de que el sarcófago de San¬tiago se suspendió en los aires, como di¬cen, y fue transportado a la antigua España; cierto es que allí se habla de San¬tiago de la Compostela y dicen del mis¬mo que resucitó de entre los muertos y que en aquella tierra fue atacado por los demonios con figura de toro, por fuego vivo, en fin, se hablan muchas cosas sobre Santiago.


Nicolás Flamel, el gran Alquimista medieval, tuvo a Santiago de la Compos¬tela por patrón de la Gran Obra. En el camino de Santiago de la Compostela hay una calle que la llaman de Santiago y allí hay una caverna que llaman la Cue¬va de la Salud. Por la época en que la gente peregrina hacia donde está Santia¬go de la Compostela, por esa época se reúnen los Alquimistas en tal cueva, los que están trabajando en la Gran Obra, los que admiran no solamente a Santiago de la Compostela, al cual tienen por patrono bendito, sino también a Jacques de Molai, allí se reúnen siempre por las épocas de la peregrinación. Así pues, mientras las gentes están rindiendo un culto, di¬jéramos exotérico a Santiago de la Com¬postela, los Alquimistas y Kabalistas están reunidos en mística asamblea, para es¬tudiar la Kábala, la Alquimia, y todos los misterios de la Gran Obra. Vean Uds. los dos aspectos exotéricos y esotéricos del Cristianismo; indudablemente, todo eso nos invita a la reflexión.


Jacques de Molai, quien fuera quema¬do vivo durante la inquisición, es tenido entre aquellos Alquimistas y Kabalistas que se reúnen en La Cueva de la Salud, en la misma forma en que se tiene a Hiram Abiff, el Maestro Secreto que ha de re¬sucitar en cada uno de nos, y a Santiago como el verdadero patrón de la Gran Obra, y esto es bastante interesante pues es la Gran Obra lo que nos interesa a nosotros realizar, y es, creo y con toda seguridad afirmo, lo único por lo cual vale la pena vivir, lo demás no tiene la menor importancia.


Nicolás Flamel indudablemente lo¬gró la Auto-realización Intima del Ser. Dicen que el patrono Santiago de la Com¬postela aparece a los peregrinos: som¬brero echado hacia arriba, su bastón en el cual luce el Caduceo de Mercurio, una concha de tortuga en el pecho como para simbolizar a la estrella flamígera. Les aconsejo que estudien la Epístola Universal de Santiago en la Biblia, indu¬dablemente es maravillosa, está dirigida a todos aquellos que trabajamos en la Gran Obra. Dice Santiago que la fe sin obras nada vale. Uds. pueden escuchar aquí, de mis labios, toda la doctrina del Gran Arcano, todas las explicaciones que damos sobre los Alquimistas y sobre la Gran Obra, pero si Uds. no realizan esa Gran Obra, si no trabajan en la Gran Obra, si sólo tienen la fe y nada más y no trabajan, se parecerían, dice Santiago y repito “al hombre que mira un espejo, que ve su rostro en el vidrio, da la espal¬da y se va”, olvidándose del incidente. Si Uds. escuchan todas las explicacio¬nes que damos y no trabajan en la Forja de los Cíclopes, no fabrican los Cuer¬pos Existenciales Superiores del Ser, se parecen a ese hombre que se mira en el espejo, da vuelta y se va; porque la fe sin obras de nada vale, se necesita que la obra respalde a la fe, la fe debe hablar por las obras.


Dice Santiago que necesitamos ser misericordiosos, es claro, porque si nosotros somos misericordiosos los Se¬ñores del Karma nos juzgarán con misericordia; pero si nosotros somos des¬piadados, los Señores del Karma nos juz¬garán en forma despiadada, y como quiera que la misericordia tiene más poder que la justicia es seguro que si so¬mos misericordiosos podremos eliminar mucho Karma. Todo esto nos invita a la reflexión.


Dice Santiago que nosotros tene¬mos que aprender a refrenar la lengua; aquél que sabe refrenar la lengua, puede refrenar todo el cuerpo, y nos pone co¬mo ejemplo el caso del caballo: al caba¬llo se le pone el freno en la boca, en el hocico, y así es como logramos dominarlo, manejarlo; lo mismo sucede si nosotros refrenamos la lengua, nos ha¬cemos dueños de todo nuestro cuerpo.


Dice Santiago: “Miremos los barcos, cuán grandes son y sin embargo lo que los gobierna, el timón, es verdaderamente pequeño en comparación del enorme tamaño que tienen los buques, la len¬gua es muy pequeña, sí, pero qué gran¬des incendios forma”.


Se nos enseña en esa epístola a no jactamos jamás de nada, aquel que es jactancioso de sí mismo o de sus obras, de lo que ha hecho, indudablemente es soberbio, pedante, y fracasa en la Gran Obra. Necesitamos humillarnos ante la Divinidad, ser cada día más y más humildes si es que queremos tra¬bajar con éxito en la Gran Obra, no pre¬sumir jamás de nada, ser sencillos siem¬pre, eso es vital cuando se quiere triun¬far en la Gran Obra, en el Magnus Opus. Aquella epístola está escrita con un doble sentido, si Uds. la leen literalmente no la entenderían; así le han leí¬do los protestantes, los adventistas, los católicos, y no la han entendido; esa epístola tiene un doble sentido y está dirigida exclusivamente a los que trabajan en la Gran Obra.


En cuanto a la fe es necesario tenerla, claro, todo Alquimista debe tener fe, todo kabalista debe tener fe, pero la fe no es algo empírico, algo que se nos dé regalado, no, la fe hay que fabricarla, no podemos exigirle a nadie que tenga fe, hay que fabricarla, elaborarla. ¿Có¬mo se fabrica? Basándose en estudio y experiencia. ¿Podría alguien tener fe de eso que estamos nosotros diciendo aquí, si no estudia y experimenta por sí mismo? Obviamente que no, ¿verdad? Mas conforme vayamos estudiando y ex¬perimentando, vamos comprendiendo, y de esa comprensión creadora deviene la fe verdadera; así pues, la fe no es algo empírico, no; nosotros necesitamos fabri¬carla; más tarde, sí, mucho más tarde, el Espíritu Santo, el Tercer Logos, podría consolidarla en nosotros, fortificamos y robustecernos, mas nosotros debemos fabricarla.


Otro apóstol bastante interesante que cuenta para nosotros en este camino angosto, estrecho y difícil que llevamos, es Andrés. Se dice que en Nicea conjuró a siete demonios perversos y que los hizo aparecer ante las multitudes en forma de siete perros y huyeron despavoridos; mucho se ha hablado sobre Andrés y no hay duda de que fue extraordinario, estaba cargado de un gran poder. La rea¬lidad es que Andrés, el Gran Maestro discípulo del Cristo, fue condenado a muerte y torturado; la Cruz de San An¬drés nos invita a la reflexión, es una X, sí, una equis, con sus dos brazos exten¬didos a derecha e izquierda y sus dos piernas abiertas de lado y lado, forman equis, y sobre esa equis fue crucificado; esa equis es muy simbólica; en el griego equivale a una K, que nos recuerda al Krestos. Incuestionablemente fue magníficamente simbolizado el drama de An¬drés por el gran monje iniciado Bacón; este último en su libro más extraordina¬rio que ha escrito, denominado “El Azoth”, pone una lámina en la que se ve claramente a un hombre muerto; sin embargo trata como de levantar la cabeza, como de esperanzarse, como de resucitar, mientras dos cuervos negros le van quitando sus carnes en el acerado piso, el Alma y el Espíritu se alzan del cadáver; esto viene a recordarnos la frase de todos los Iniciados que dice: “La carne abandona a los huesos”. Eso, San Andrés muriendo en una cruz en for¬ma de equis, nos está hablando precisa¬mente de la desintegración del Ego, que hay que reducirlo a polvareda cósmica, que hay que descuartizarlo. “La carne abandona los huesos”, sólo así es posible que el Maestro Secreto Hiram Abiff, resucite dentro de nosotros mismos, aquí y ahora, de lo contrario seria completamente imposible. En la Gran Obra debemos morir de instante en instante, de momento en momento.


¿Y qué diríamos de Juan? Él es fuera de toda duda el patrono de los Fabricantes de Oro. ¿Habrá alguien que haga Oro? Sí, recordemos a Raimundo Lulio, lo hizo, enriqueció las arcas de Fe¬lipe el Hermoso de Francia y del rey de Inglaterra. Todavía se recuerdan cartas de Raimundo Lulio; una de ellas había de un hermoso diamante, con el cual obse¬quiara nada menos que al rey de Ingla¬terra; disolvió un cristal ante el crisol, y luego poniendo agua de mercurio en aquel cristal, lo transformó en un gigan¬tesco diamante extraordinariamente fino, con él obsequió al rey de Inglaterra; en cuanto a la transmutación del plomo en oro, lo hacía gracias al mercurio filosofal, enriqueció a toda Europa con sus fundiciones y sin embargo él permanecía pobre, viajero extraordinario por todos los países del mundo, así al fin murió lapidado en una de esas tie¬rras; reflexionen ustedes en esto. Así Juan el apóstol de Jesús es el patrono de los Fabricantes de Oro.


Se dice que en alguna ocasión encon¬tró en su camino de un pueblo por ahí, en el Oriente, a un filósofo que trataba de convencer a las gentes y demostrarles lo que él podía con la palabra y con el Verbo, pues dos jóvenes que habían escuchado sus enseñanzas, abandonaban sus riquezas, las vendían, y con ellas ha¬bían comprado un gran diamante; pusie¬ron en presencia del honorable público el diamante y en manos del filósofo, éste se los regresó y luego con una piedra destruyeron la gema. Juan protestó diciendo: “Con tal gema se le podría dar de comer a los pobres”. Dicen que an¬te las multitudes reconstruyó la gema, luego la vendió para dar de comer a las multitudes; mas los jóvenes arrepentidos protestaban y se dijeron a sí mismos: “¡Qué tontos fuimos en haber salido de todas nuestras riquezas para comprar un diamante que ahora se vuelve peda¬zos y luego lo reconstruyen para repar¬tirlo entre las gentes!” Pero Juan que veía todas las cosas del cielo y de la tierra y sabía transmutar el plomo en oro, hizo traer de orillas del mar, por allí cerca, unas piedras y unas cañas (piedra símbolo de la Piedra Filosofal, el sexo, y la caña símbolo de la Espina Dorsal, pues allí está el poder para transmutar el plomo en oro) y después de conver¬tir aquellas cañas y piedras en oro, les devolvió las riquezas a los jóvenes, pero les dijo: “Habéis perdido lo mejor, os devuelvo lo que disteis, pero perdisteis lo que habíais logrado en los mundos superiores”. Luego, acercándose a una mujer que había muerto, la resucitó, ella entonces contó lo que había visto fuera del cuerpo y también se dirigió a aquellos jóvenes diciendo que había visto sus ángeles guardianes llorando y en grande amargura, porque ellos habían perdido lo mejor, por las vanas cosas perecederas, Es claro que los jóvenes se arrepintieron, devolvieron el oro a Juan y Juan volvió a trocar ese oro en lo que era, cañas y piedras; se convirtieron en sus discípu¬los.


Así pues, Juan y la Orden de San Juan nos invita a pensar; Juan es patrono de los que hacen Oro. Nosotros nece¬sitamos transmutar el plomo de la personalidad en el oro vivísimo del Espíritu, por algo es que se llama a los grandes Maestros de la Logia Blanca: “Herma¬nos de la Orden de San Juan.


Muchos creen que Juan el apóstol del Maestro Jesús, desencarnó, mas él no desencarnó; viejas tradiciones dicen que hizo cavar su fosa sepulcral, se acostó en ella, resplandeció en Luz y desapareció, la fosa quedó vacía. Nosotros sabemos que Juan, el apóstol de Cristo, vive con el mismo cuerpo que tuvo en la Tierra Santa y que vi¬ve precisamente en Agarta, en el rei¬no subterráneo, allí donde está la Or¬den de Melquisedec, y acompaña al Rey del Mundo; Vean Uds. cuán inte¬resante es. Entrando pues en el Magisterio del Fuego, debemos definir algo para aclarar; se hace necesario, como les digo a Uds., transmutar el esperma sagrado en energía; cuando esto se logra, deviene el fuego que sube por la espina dorsal y comienza a realizarse la Gran Obra. Necesitamos crear los Cuerpos Existen¬ciales Superiores del Ser, mas eso no es suficiente, es necesario, es indispensable, es urgente, recubrir esos vehículos des¬pués con las distintas partes del Ser; mas para recubrirlos hay que perfeccio¬narlos, convertirlos en Oro puro, oro es¬piritual de verdad. No se extrañen pues que Juan o que Santiago tengan un cuer¬po Astral de oro puro, un Mental del mis¬mo metal o el Causal o el Búdhico o el Atmico; Ellos lograron realizar la Gran Obra. Si por algo el Conde Saint Germain podía transmutar el plomo en oro, es por¬que él mismo era oro, el aura del Conde Saint Germain es de oro puro, los átomos que forman esa aura son de oro, los Cuer¬pos Existenciales Superiores son de Oro de la mejor calidad; en esas condiciones él puede echar una moneda en el crisol, sí, derretiría, y luego con el poder mismo que lleva dentro, transmutaría en oro pu¬ro, porque él es oro. Eso es lo que se lla¬ma realizar la Gran Obra, en esto hay gra¬dos y grados; Primero hay que alcanzar la Maestría, después tenemos que convertirnos en Maestros Perfectos y mucho más tarde alcanzar el grado de Gran Elegido. Gran Elegido y Maestro Perfecto es todo el que ha realizado la Gran Obra. Así co¬mo nos encontramos realmente estamos mal, nosotros necesitamos pasar por la Transformación Radical y eso solamente es posible de verdad, destruyendo los ele¬mentos inhumanos y creando los huma¬nos, sólo así marcharemos hacia la libera¬ción final.


En la Catedral de Notre Dame de París, como les digo, en un rincon¬cito está la Piedra Maestra o la Piedra del Angulo, que los edificadores de todas las sectas, escuelas, religiones y demás, rechazaron. Piedra escogida, pre¬ciosa, pero tiene la figura de Lucifer; esto asustaría a los profanos; incuestionable¬mente, mis caros hermanos, sólo allí en el sexo, podremos encontrar ese principio Luciferino que será la base misma para la Auto-realización. Pero, ¿por qué Lucifer es el Hilo de Ariadna?, ¿Por qué es precisamente él quien ha de conducirnos hasta la liberación final, cuando en ver¬dad se le ha tenido por el enemigo? He dicho muchas veces, y lo he afirmado enfáticamente en esta cátedra, que es la reflexión del Logos Interior dentro de nosotros mismos, la sombra de nuestro Intimo Dios en nosotros y para nuestro bien, pues es el entrenador. Dios no puede tentarnos, nos tientan nuestras propias concupiscencias, así lo enseña Santiago el patrono de la Alquimia, el pa¬trono de la Gran Obra.


¿Entonces qué es lo que hace Luci¬fer? El se vale de nuestras propias concupiscencias, las hace pasar por la panta¬lla del entendimiento, con el propósito de entrenamos psicológicamente, de hacernos fuertes; mas si fallamos, fraca¬samos en la Gran Obra; sin embargo podemos fallar y rectificar, si rectifica¬mos triunfamos en la Gran Obra; cual¬quiera puede fallar, por sus fallas sabe que tiene delitos que corregir, que elimi¬nar; así Lucifer nos entrena, nos educa, nos forma y a fuerza de tanto entrena¬miento nos libera, nos va conduciendo de esfera en esfera hasta nuestro Hiram Abiff. Lucifer es pues el Hilo de Ariadna que nos lleva hacia nuestro Dios Interior, que nos saca de este doloroso laberinto de la vida mediante el trabajo esotérico, una y otra vez hace pasar por la panta¬lla de nuestro entendimiento, nuestras propias concupiscencias, no son otras sino las nuestras; vencerlas, eliminarías, desintegrarlas, volverlas polvo, es lo in¬dicado, así da cada vez más pasos y pasos avanzados, así vamos partiendo del cen¬tro del laberinto hacia la periferia para llegar un día hasta nuestro Dios. Esa es la labor de Lucifer, él es el Hilo de Ariadna, él es la Piedra Filosofal; por algo es que peregrinos de la Catedral de Notre Dame de Paris apagan sus veladoras en las fauces pétreas de Lucifer, en la Piedra del Rinconcito, como se dice por allí.


Se ha hablado de poderes mágicos, sí, podemos llegar a tenerlos, pero necesitamos incuestionablemente crear mucho dentro de nosotros y destruir demasiado, hay mucho que nos sobra y mucho que nos falta; todo el mundo cree que posee¬mos los Cuerpos Existenciales Superio¬res del Ser y eso no es así, se hace nece¬sario crearlos y no es posible crearlos sino en la Forja de los Cíclopes, es decir, mediante el trabajo sexual.


Se nos dirá que somos fanáticos del sexo, se equivocan, lo que pasa es que tenemos un laboratorio y es nuestro propio cuerpo, y un hornillo del laboratorio, el fuego del Alquimista, y un crisol que está en el sexo, he allí la Materia Prima de la Gran Obra, el esperma sa¬grado; transmutarlo es indispensable, convertirlo en energía y para poder luego con esa energía y con lo que ella contiene, crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, eso es lo vital, lo in¬dispensable.


Llegará un día en que habremos de pasar más allá del sexo; sin haber llegado a la meta, eso sería tanto co¬mo querer bajamos del tren antes de llegar a la estación, como querer bajarnos del autobús o camión donde vamos, antes de llegar a la meta que nos hemos trazado. En el sexo hay que crear y hay que destruir. Crear los Vehículos Solares es necesario para que nuestro Dios interior pueda resucitar en nosotros y eli¬minar los elementos inhumanos que lle¬vamos dentro. Todos reunidos aquí debemos comprender, no basta con que ustedes escuchen lo que estoy diciendo, es necesario que lo realicen, porque la fe sin obras es fe muerta, se necesita que la fe vaya acompañada de la obra.


Hay que realizar la Gran Obra, mas no basta con tener fe en la Gran Obra, hay que realizar la Gran Obra. Y el re¬sultado final de la Gran Obra, ¿cuál será? Que cada uno de nosotros se con¬vierta en un gran Dios con poder sobre los cielos, sobre la tierra y sobre los in¬fiernos, eso es el resultado final de la Gran Obra, cada uno de nos convertido en una majestad, en una criatura terri-blemente Divina. Mas hoy por hoy de¬bemos reconocer que ni siquiera somos humanos, únicamente somos Humanoides, en forma más cruda diría que somos mamíferos intelectuales y nada más, pero podemos salir de este estado en que nos encontramos mediante la Gran Obra. Hiram Abiff es el Maestro Secreto, el Tercer Logos, Shiva, el Primogénito de la Creación, nuestro Real Ser Inte¬rior Divino, nuestra Mónada verdadera e individual, necesitamos resucitarla por¬que está muerta dentro de nosotros, aunque esté viva para los Mundos ine¬fables.


Raimundo Lulio realizó la Gran Obra, recibió en el Mundo Astral el Gran Arcano, y fue con esa llave maestra como pudo trabajar en la Gran Obra. Raimundo Lulio indudablemente conoció fuera de1 cuerpo físico lo que es la Sagrada Concepción de la Madre Divina Kundalini Shakti; al conocer como se realizaba esa Sagrada Concepción, se pro¬puso materializar desde lo alto la Sagrada Concepción en si mismo, hasta que lo logró. Indudablemente la Madre Divina debe concebir por obra y gracia del Ter¬cer Logos al Hijo. Ella permanece virgen antes del parto, en el parto y después del parto. Ese niño que Ella concibe debe materializarse, cristalizar en noso¬tros desde arriba, desde lo alto, hasta quedar revestido completamente con nuestro cuerpo físico, con nuestro cuerpo planetario. Al llegar a ese grado, puede decirse que la Gran Obra se ha realizado; en otros términos, debemos resucitar a Hiram Abiff dentro de nosotros. He dicho.


Jacques Bergier - Melquisedeque

  Melquisedeque aparece pela primeira vez no livro Gênese, na Bíblia. Lá está escrito: “E Melquisedeque, rei de Salem, trouxe pão e vinho. E...