sexta-feira, 13 de abril de 2018

Mito de la creación e Ciencia de la creación



El mito de la creación es una historia mitológica-religiosa o una explicación que describe los comienzos del universo, de la Tierra, de la vida y del primer humano usualmente como un acto deliberado de creación realizado por una o más deidades. Pero en realidad, el único mito es aquel que nos tratan de enseñar que dice que debemos creer que las cosas se hacen solas, de la nada, cuando la misma ciencia niega tal precepto.

Lista de mitos de la creación

África
Yoruba
Olorum,, pidió a sus hijos que crearan un nuevo reino en el que se extendieran sus descendientes, otorgándole el nombre de Ile-Ife. siendo las primeras aguas su objetivo, por dicha cadena bajó Oduduwa, portando un puñado de tierra en sus bolsillos, una gallina de cinco dedos y una semilla.
Oduduwa arrojó el puñado de tierra sobre las aguas, formándose así su nuevo reino. Allí la gallina rasgó el suelo y enterró la semilla, de la que creció un gran árbol de dieciséis ramas, que son los dieciséis hijos de Oduduwa, de los que descienden las dieciséis tribus yoruba.<
Zulú
Para la etnia zulú, Unkulunkulu emergió del vacío y creó el primer hombre a partir de dos rocas y les pidió a sus compañeros semidioses y a los dioses que, con ayuda de las hierbas, crearan a dos seres humanos: un hombre y una mujer.

América del norte
Inuit
En el origen del mundo, tan solo había un hombre y una mujer, sin ningún animal. La mujer pidió a Kaila, el dios del cielo, que poblara la Tierra. Kaila le ordenó hacer un agujero en el hielo para pescar. Entonces, ella fue sacando del agujero, uno a uno, todos los animales. El caribú fue el último. Kaila le dijo que el caribú era su regalo, el más bonito que podría hacerle, porque alimentaría a su pueblo. El caribú se multiplicó y los hijos de los humanos pudieron cazarlos, comer su carne, tejer sus vestidos y confeccionar sus tiendas.
Sin embargo, los humanos siempre elegían los caribús más grandes. Un día, solo les quedaron los débiles y los enfermos, por lo que los inuits no quisieron más. La mujer se quejó entonces a Kaila. El la reenvió al hielo y ella pescó el lobo, enviado por Amarok, el espíritu del lobo, para que se comiera a los animales débiles y enfermos con el fin de mantener a los caribús con buena salud.

América central
Azteca
Los aztecas tenían varios mitos de la creación, resultado de la integración de distintas culturas. En uno de ellos, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl se dan cuenta de que los dioses se sienten vacíos y necesitan compañía. Por ello necesitan crear la tierra. Existía solo un inmenso mar, donde vivía el monstruo de la tierra. Para atraerlo, Tezcatlipoca ofrece su pie como carnada y el monstruo sale y se lo come. Antes de que se pueda sumergir, los dos dioses lo toman, lo estiran para dar a la tierra su forma. Sus ojos se convierten en lagunas, sus lágrimas en ríos, sus orificios en cuevas. Después de eso, le dan el don de la vegetación para confortar su dolor. Y posteriormente se dieron a la tarea de crear a los primeros hombres.
Según otro mito conocido como «La leyenda del quinto sol», en el principio, todo era negro, sin vida, muerto. Los dioses se reunieron en Teotihuacan planteándose la cuestión de quién tendría la carga de crear al mundo, para lo cual uno de ellos se tendría que arrojar a una hoguera. Dos de ellos fueron seleccionados como víctimas para tal fin.
Sin embargo el más fuerte y vigoroso, al momento de lanzarse a la hoguera, retrocede ante el fuego; por lo que el segundo, un pequeño dios, humilde y pobre (usado como metáfora del pueblo azteca sobre sus orígenes), se lanza sin vacilar al fuego, convirtiéndose en el Sol. Al ver esto, el primer dios, sintiendo coraje, decide arrojarse a la hoguera, convirtiéndose en la Luna.

Maya
El mito maya de la creación está bellamente explicado en su libro sagrado, el Popol Vuh. En él, al principio solo existían los dioses en un estado latente sobre un mar inmóvil, y entonces hubo palabras y decidieron crear el mundo para que existiera el ser humano. Dos veces trataron de crear a la humanidad y las dos veces fallaron, llamando a dioses cada vez de menor rango para que los ayuden. La primera trataron de hacerlos con barro, pero los humanos no pudieron emerger del barro y además eran tontos y sin alma. Luego intentaron con madera, y estos humanos se movían y hablaban, pero eran perezosos y no tenían voluntad. Y finalmente crearon a los humanos con masa de maíz mezclada con la sangre de los dioses. Así la sangre de los humanos es su alma y es el alma de los dioses, así los hombres eran uno con los dioses y a ellos debían volver.

América del Sur
Inca
Los pueblos de los Andes centrales entendían los orígenes de cada pueblo de manera aislada como apariciones divinas a partir de algún hecho natural conocido como pacarina. El origen del hombre recae sustancialmente en los dos hijos del Sol, Manco Capac y Mama Ocllo, quienes salieron del lago Titicaca y dieron origen a los incas del Cuzco, que ―de acuerdo con la leyenda de los hermanos Ayar― creían que su pueblo había surgido del cerro de Tampu Tocco

Mapuche
Antes de la actual humanidad vivían otros hombres. Un día, la serpiente marina Kai Kai Vilú decidió exterminarlos ahogándolos con el agua del mar. La serpiente buena Treng Treng Vilú se compadeció de los humanos y los condujo a las montañas para salvarlos, así mismo hizo crecer el tamaño de estas a medida que Kai Kai hacía crecer el mar. El duelo entre estos dos espíritus fue largo y significó la muerte de muchos hombres, a quienes Treng Treng los convirtió en aves, peces y lobos marinos. Solo un puñado de hombres sobrevivió (los antepasados de los mapuches) y tras hacer un Nguillatún o ceremonia lograron aplacar a Kai Kai y luego poblar la tierra. Sin embargo, ante sus maldades Treng Treng les envió erupciones de volcanes, que los obligaron a vivir en territorios más seguros donde no están expuestos a los maremotos que les envía Kai Kai o las erupciones de Treng Treng.

Europa
Grecia clásica
Los «mitos de origen» o «mitos de creación» representan un intento por hacer comprensible el universo en términos humanos y explicar el origen del mundo.
El relato más ampliamente aceptado del comienzo de las cosas tal como lo recoge la Teogonía de Hesíodo empieza con el Caos, un profundo vacío. De este emergió Gea (la Tierra) y algunos otros seres divinos primordiales: Eros (Amor), el Abismo (el Tártaro) y el Érebo.
Sin ayuda masculina, Gea dio a luz a Urano (el Cielo), que entonces la fertilizó. De esta unión nacieron, primero, los Titanes (Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Tetis y Cronos), luego los Cíclopes y los Hecatónquiros o Centimanos. Cronos («el más joven, de mente retorcida, el más terrible de los hijos [de Gea]»)3​ castró a su padre y se convirtió en el gobernante de los titanes con su hermana y esposa Rea como consorte y los otros Titanes como su corte. Este tema de conflicto padre-hijo se repitió cuando Cronos se enfrentó con su hijo, Zeus, que persuadido por su madre le desafió a una guerra por el trono de los dioses. Al final, con la ayuda de los Cíclopes (a quienes liberó del Tártaro), Zeus y sus hermanos lograron la victoria, condenando a Crono y los Titanes a prisión en el Tártaro.
El pensamiento griego antiguo sobre poesía consideraba la teogonía como el género poético prototípico ―el mythos prototípico― y le atribuían poderes casi mágicos. Orfeo, el poeta arquetípico, era también el arquetipo de cantante de teogonías, que usaba para calmar mares y tormentas en las Argonáuticas de Apolonio, y para conmover los pétreos corazones de los dioses del inframundo en su descenso al Hades. Cuando Hermes inventa la lira en el Himno homérico a Hermes, lo primero que hace es cantar el nacimiento de los dioses.
La Teogonía de Hesíodo no es solo el relato sobre los dioses conservado más completo, sino también el relato conservado más completo de la función arcaica de los poetas, con su larga invocación preliminar a las Musas. La teogonía fue también el tema de muchos poemas hoy perdidos, incluyendo los atribuidos a Orfeo, Museo, Epiménides, Abaris y otros legendarios profetas, que se usaban en rituales privados de purificación y en ritos mistéricos. Hay indicios de que Platón estaba familiarizado con alguna versión de la teogonía órfica.
Unos pocos fragmentos de estas obras se conservan en citas de filósofos neoplatónicos y fragmentos de papiro recientemente desenterrados. Uno de estos fragmentos, el papiro de Derveni, demuestra actualmente que al menos en el siglo V a. C. existía un poema teogónico-cosmogónico de Orfeo. Este poema intentaba superar a la Teogonía de Hesíodo y la genealogía de los dioses se ampliaba con Nix (la Noche) como un comienzo definitivo antes de Urano, Crono y Zeus.
Los primeros cosmólogos reaccionaron contra, o a veces se basaron en, las concepciones míticas populares que habían existido en el mundo griego por algún tiempo. Algunas de estas concepciones populares pueden ser deducidas de la poesía de Homero y Hesíodo. En Homero, la Tierra era vista como un disco plano flotando en el río de Océano y dominado por un cielo semiesférico con sol, luna y estrellas. El Sol (Helios) cruzaba los cielos como auriga y navegaba alrededor de la Tierra en una copa dorada por la noche. Podían dirigirse oraciones y prestar juramento por el sol, la tierra, el cielo, los ríos y los vientos. Las fisuras naturales se consideraban popularmente entradas a la morada subterránea de Hades, hogar de los muertos.

Países nórdicos
En el principio, estaba el mundo de hielo Niflheim, y el mundo de fuego Muspelheim, y entre ellos estaba el Ginnungagap, un «hueco profundo», en donde nada vivía. En Niflheim había una fuente de aguas heladas, llamado Hvergelmir (‘caldero rugiente’), que borboteaba, y aquello que caía, lo hacía en Ginnungagap. Al tomar contacto con el vacío se transformaba en hielo, hasta, que al final, el hielo terminó llenándolo. Las ascuas de Muspelheim caían sobre el hielo, creando grandes nubes de vapor de agua, que al llegar otra vez a Niflheim, creaban un bloque de hielo, en uno de los cuales estaba un gigante primitivo, Ymir y una vaca gigante, Auðumbla de la cual se alimentaba Ymir bebiendo su leche. Esta lamió el hielo, creando el primer dios, Buri, que fue padre de Bor, quien a su vez fue padre de los primeros Æsir, Odín, y sus hermanos Vili y Ve. Ymir era un hermafrodita y sus piernas copularon entre sí, creando la raza de los gigantes solo. Luego los hijos de Bor; Odín, Vili, y Ve; asesinaron a Ymir y de su cuerpo crearon el mundo.
Los dioses regulaban el paso de los días y las noches, así como las estaciones. Los primeros seres humanos fueron Ask (ash, fresno) y Embla (elm, olmo), que fueron tallados de madera y traídos a la vida y dados atributos humanos por Odín junto a sus hermanos Vili, y Ve según Gylfaginning o junto a Hœnir y Lóðurr según Völuspá. Sól es la diosa del sol, una hija de Mundilfari, y esposa de Glen. Todos los días, cabalga a través de los cielos en su carro, tirada por dos caballos llamados Alsvid y Arvak. Este pasaje es conocido como Alfrodull, que significa «gloria de elfos», un kenning común para sol. Sól es cazada durante el día por Sköll, un lobo que quiere devorarla. Los eclipses solares significan que Skoll casi la atrapó. Está destinado que Skoll, eventualmente, va a atrapar y devorar a Sól; sin embargo será reemplazada por su hermana. La hermana de Sol, la luna, Mani, es cazada por Hati, otro lobo. La tierra está protegida del calor total del sol por Svalin, quien se encuentra entre el sol y ella. En la creencia nórdica, el sol no daba luz, que en cambio emanaba de las melenas de Alsvid y Arvak.
En Völuspá, la völva describe el gran fresno Yggdrasil y a las tres nornas (símbolos femeninos del destino inexorable; sus nombres; Urðr (Urd), Verðandi (Verdandi), y Skuld; se relacionan el pasado, presente y futuro), quienes giraban los hilos del destino bajo él.

Extremo Oriente
China
Una característica única de la cultura china es la relativamente tardía aparición en la literatura de los mitos sobre la creación, que lo hacen tras la fundación del confucionismo, el taoísmo y las religiones populares. Las historias tienen varias versiones, a veces contradictorias entre sí. Por ejemplo, la creación de los primeros seres es atribuida a Shangdi, Tian (el cielo), Nüwa, Pangu o el emperador de Jade.
En todo el Extremo Oriente y Oceanía, existía un dualismo cosmológico oponiéndose dos principios, por una parte la luz, el sol y el fuego, por otra parte la oscuridad, la luna y el agua. Generalmente, un pájaro representaba al primer principio. En China, se trataba de un cuervo. El pájaro solar es uno de los temas privilegiados de la dinastía Shang, la primera dinastía china cuya existencia se certifica por medio de la arqueología. Una serpiente, como un animal acuático, representaba al segundo principio. La madre de Shun ―uno de los soberanos míticos de China―, pertenecía al clan de la serpiente, y su padre pertenecía al clan del pájaro. Por lo tanto, Shun era resultante de la unión de los dos principios. Este mito ilustra también el totemismo de la antigua sociedad china, según el cual cada clan tenía un animal antepasado, así como la exogamia, que exigía que los esposos fueran provenientes de clanes diferentes.
Xiè era el antepasado de Shang y su madre se llamaba Jiandi. Un día, fue a bañarse con sus sirvientes en el río de la colina oscura. Un pájaro negro (probablemente una golondrina o un cuervo) pasó llevando un huevo multicolor en su pico. Lo dejó caer. Jiandi lo tomó y lo puso en su boca, pero por descuido lo tragó. Tras esto, concibió a Xie. En este relato, se trata de una forma particular de la unión de los dos principios cósmicos, puesto que este mito hace intervenir por una parte al agua y a la oscuridad, y por otra parte un pájaro.
Shangdi, aparece en la literatura hacia el 700 a. C. o antes (la fecha depende de la datación del Shujing, el clásico de la historia). Shangdi parece tener los atributos de una persona, pero no se le identifica como creador hasta la dinastía Han.
La aparición de Tian, el Cielo, en la literatura presenta el mismo problema que Shangdi, dependiendo también de la fecha del Shujing. Las cualidades del Cielo y de Shangdi parecen unirse en la literatura posterior hasta ser adorados como una sola entidad, por ejemplo en el Templo del Cielo de Pekín. La identificación de los límites entre uno y otro, todavía no ha sido resuelta.
Nüwa aparece en torno al año 350 a. C. Su compañero es Fuxi y a veces se los adora como los ancestros últimos de la humanidad.
Pangu aparece en la literatura no antes del año 200 de nuestra era. Fue el primer creador. Al comienzo solo había un caos sin forma del que surgió un huevo de 18 000 años. Cuando las fuerzas yin y yang estaban equilibradas, Pangu salió del huevo y tomó la tarea de crear el mundo. Dividió el yin y el yang con su hacha. El yin, pesado, se hundió para formar la tierra, mientras que el yang se elevó para formar los cielos. Pangu permaneció entre ambos elevando el cielo durante 18 000 años, tras los cuales descansó. De su respiración surgió el viento, de su voz el trueno, del ojo izquierdo el Sol y del derecho la Luna. Su cuerpo se transformó en las montañas, su sangre en los ríos, sus músculos en las tierra fértiles, el vello de su cara en las estrellas y la Vía Láctea. Su pelo dio origen a los bosques, sus huesos a los minerales de valor, la médula a los diamantes sagrados. Su sudor cayó en forma de lluvia y las pequeñas criaturas que poblaban su cuerpo (pulgas en algunas versiones), llevadas por el viento, se convirtieron en los seres humanos.
El emperador de Jade aparece en la literatura después del establecimiento del taoísmo. También se le representa como Yuanshi Tianzun o como Huangtian Shangdi.

Japón
Los primeros dioses convocaron dos criaturas divinas a la existencia, el macho Izanagi y la hembra Izanami, y les encargaron la creación de la primera tierra. Para ayudarles a realizar esto, se les dio a Izanagi y Izanami una lanza decorada con joyas, llamada Amenonuhoko (lanza de los cielos). Entonces, las dos deidades fueron al puente entre el Cielo y la Tierra, Amenoukihashi (puente flotante de los cielos) y agitaron el océano con la lanza. Cuando las gotas de agua salada cayeron de la punta de la lanza, formaron la isla Onogoro (autoformada).
Ellos descendieron del puente de los cielos e hicieron su casa en la isla. Ellos desearon unirse y así construyeron un pilar llamado Amenomihashira y alrededor de él levantaron un palacio llamado Yahirodono (la habitación cuya área es de 8 brazos). Izanagi e Izanami giraron alrededor del pilar en direcciones opuestas y cuando se encontraron, Izanami, la deidad femenina, habló primero con un saludo. Izanagi pensó que esta no era la manera apropiada, sin embargo se unieron de todos modos. Tuvieron dos hijos, Hiruko (infante del agua) y Awashima (isla de burbujas) pero fueron mal hechos y no se consideraron dioses.
Ellos pusieron a los niños en un bote y los embarcaron al mar, entonces les pidieron a los otros dioses una respuesta sobre lo que hicieron mal. Ellos respondieron que el dios masculino debió haber iniciado la conversación durante la ceremonia de unión. Así que Izanagi e Izanami se dirigieron alrededor del pilar una vez más, y esta vez, cuando se encontraron, Izanagi habló primero y su matrimonio fue entonces exitoso.

De esta unión nacieron el Ohoyashima (las ocho grandes islas de la cadena japonesa):

Awaji
Iyo (posteriormente Shikoku).
Ogi
Tsukushi (posteriormente Kyushu).
Iki
Tsushima
Sado y
Yamato (posteriormente Honshu).
Nótese que en los tiempos antiguos, Hokkaidō, Chishima y Okinawa no formaban parte de Japón.

Ellos crearon seis islas más y muchas deidades. Sin embargo, Izanami murió al dar a luz al infante Kagututi (encarnación del fuego) o Ho-Masubi (causante del fuego). Ella fue enterrada en el monte Hiba, en la frontera de las viejas provincias de Izumo y Hōki, cerca de Yasugi en la prefectura de Shimane. Sumido en cólera, Izanagi mató a Kagututi. Su muerte también creó docenas de deidades.
Los dioses nacidos de Izanagi e Izanami son simbólicos sobre aspectos importantes de la naturaleza y la cultura, pero ellos son muchos para ser mencionados aquí.

India
Budismo
En el budismo el universo o concepto de mundo nunca tuvo origen, pero tampoco tiene fin, los budistas creen en que el mundo siempre ha existido. El budismo en sí mismo ignora lo referido al origen de la vida. Buda, al referirse al origen de la vida, dijo: «Pensar acerca del (origen) del mundo, oh monjes, es un impensable que no debería ser pensado; pensando en esto, uno experimentaría aflicción y locura. Estos cuatro impensables, oh monjes, no deberían ser pensados; pensando en estos, uno experimentaría aflicción y locura». Respecto a ignorar la pregunta del origen de la vida, Buda dijo: «¿Y por qué no hablo sobre esto? Porque no tiene relación con el objetivo, no es algo fundamental para la vida santa. No conduce al desencanto, la falta de pasión, la cesación, la calma, conocimiento directo, el despertar, la libertad. Es por eso que no hablo de ello». Buda también compara la pregunta del origen de la vida ―así como otras preguntas metafísicas― con la parábola de la flecha envenenada: un hombre es alcanzado por una flecha envenenada pero, antes de que el médico se la extraiga, él quiere saber quién le ha disparado (analogía con la existencia de Dios), de dónde vino la flecha (o sea, de dónde vino el universo y Dios), por qué esa persona le disparó (por qué Dios creó el universo), etc. Si el hombre sigue preguntando esas cosas antes de que le extraigan la flecha, el Buda razona que morirá antes de obtener la respuesta. El budismo se preocupa menos de responder a preguntas como el origen de la vida y más del objetivo de salvarse a sí mismo y a otras personas del sufrimiento mediante la llegada al nirvana. Sin embargo el Kalachakra tantra, una escritura del budismo tibetano, lidia con la formación y funcionamiento de la realidad. Los budistas modernos como el Dalái Lama tratan de no entrar en conflicto entre el budismo y la ciencia y consideran que son maneras complementarias de entender el mundo que nos rodea.
En el Digha Nikaia hay una historia sobre el comienzo del ciclo actual del mundo. En el sutra 27 del Aggañña sutra y Buda la usa para explicar el sistema de castas y mostrar por qué una casta no es realmente mejor que otra. De acuerdo con Richard Gombrich, hay fuertes evidencias de que este sutra fue concebido como una sátira contra creencias preexistentes.
De acuerdo con ese texto, en un momento del tiempo el mundo se contrajo. Cuando se expandió de nuevo, los seres se reencarnaron en él. Todo es agua y oscuridad pero el comienzo es luminoso. Después la tierra se forma en la superficie del agua. Las personas comienzan a comerla porque es sabrosa. Haciendo esto, sin embargo, su propia luz desaparece y el Sol, la Luna, los días y las noches comienzan a existir. Las personas continúan comiendo la tierra. Después degeneran y aparecen las personas feas y las hermosas. Esto hace que los hermosos se vuelvan arrogantes y que la tierra sabrosa desaparezca. La degeneración continúa: aparecen entonces hermosas setas para comer. La degeneración continúa: la gente se vuelve tosca y arrogante y las setas son reemplazadas por plantas y después por arroz listo para comer. La gente continúa volviéndose tosca. Empiezan a volverse varones o mujeres. El sexo es mal visto así que las personas construyen refugios para ser discretos. El próximo paso es cuando la gente comienza a recoger arroz para varias comidas al mismo tiempo. Entonces la calidad del arroz comienza a deteriorarse y no vuelve a crecer inmediatamente. Después la gente crea los campos de arroz con límites. Esto origina la aparición del robo. Para combatir el crimen, ofrecen pagar arroz a uno de ellos para que sea su líder. Al final aparecen todas las castas originarias del mismo tipo de personas.
Algunos estudiosos han señalado que la principal intención de este texto es para satirizar y desacreditar las reivindicaciones brahmínicas sobre la naturaleza divina del sistema de castas, demostrando que no es sino una convención humana.
El texto budista Agama-sutra, dice que existe un proceso recíproco, o de coevolución, en donde todas las cosas intervienen en una red de causalidad bidireccional. Una expansión produce la siguiente contracción, donde reina el caos, seguido de una expansión donde reina el orden y así sigue interminablemente. El mundo es infinito e increado, sus elementos básicos son el alma, la materia, el tiempo y el espacio, y los principios de movimiento y reposo. El universo es concebido como una figura humana, y el conjunto está envuelto en tres atmósferas, llamadas Vata-valayas (escudos de viento), el centro del universo es atravesado por la región de las almas móviles, donde moran todos los seres vivos: dioses, demonios hombres, mujeres, animales y plantas, en el punto más bajo está el séptimo infierno. En el punto más alto están 16 cielos y 14 regiones celestiales y más allá del universo (Lokakasa) hay un lugar en forma de media luna (Siddhasila) en donde residen las almas liberadas después de abandonar sus cuerpos materiales. Nuestra humanidad surgió de otra humanidad previa que cayó del estado espiritual en el que habitaba y pasó al material. El Agama-sutra sostiene que los dos sexos se desarrollaron simultáneamente. El deseo mal llevado atrae calamidades, y crea la rueda del karma, que provoca las reencarnaciones hasta que se termina en un maha yuga que termina con el colapso del Universo sobre sí mismo, volviendo al vacío total.

Hinduismo
El dios despedazado
La leyenda más antigua está contenida en el himno «Púrusha sukta» (del Rig-veda, el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C.). Describe la creación del universo a partir de los remanentes de un gigantesco dios primigenio llamado Púrusha (‘varón’) en una época muy antigua en que se realizaban púrusha medha (‘sacrificios humanos’).

El huevo cósmico
Se desconoce cuándo los sacrificios humanos fueron reemplazados por sacrificios de animales. Posteriormente a la aparición del budismo (siglo VI a. C.) con su ajimsá (‘no violencia’) también desaparecieron los sacrificios de animales y aparecieron nuevas leyendas que contradecían la leyenda original.
El universo emanó de un huevo cósmico Hiranyagarbha (‘útero de oro’). Del huevo nació Prayapati. (Este Prajapati más tarde ―en la época puránica― fue identificado como el demiurgo Brahmá).

La flor de loto de Brahmá
Los Puranás (compuestos en el primer milenio de la era vulgar) presentan varios procesos de creación. Primero, en un rincón del infinito universo espiritual existe un «océano de causa [material]». Allí está acostada la más grande de las múltiples formas del dios Visnú: Mahavisnú. De su cuerpo emanan los universos (a veces se mejora este mito con la idea moderna de que cada molécula del aire que respira es un universo finito). Cada universo esférico está lleno de líquido hasta la mitad. Sobre ese océano está acostada otra forma de Visnú, llamada Garbhodakasai Visnú (‘el Visnú acostado [sayi] en el océano [udaka] de causa [karana]’), acostado sobre la serpiente divina Ananta Shesha. En su ombligo se forma un lago, y sobre ese lago nace una flor de loto. Cuando la flor se abre, de ella nace el dios Brahmá.
Brahmá con su mente crea el mundo plano (la Tierra) y todos los lokas (‘locales’ o ‘lugares’, planetas y estrellas visibles e invisibles en el cielo, donde viven los dioses y otros seres). El intervalo de «altura» de los planetas desde la Tierra es siempre el mismo (1,3 millones de km). Su orden de cercanía a la Tierra es:

Sol (1,3 millones de km).
Luna (2,6 millones de km).
todas las estrellas (5,2 millones de km).
Venus (7,8 millones de km).
Mercurio (10,4 millones de km).
Marte (13 millones de km).
Júpiter (15,6 millones de km).
Saturno (18,2 millones de km).
Los Siete Rishis u Osa Mayor (32,4 millones de km). En realidad las estrellas de esta constelación están a diferentes distancias entre sí, entre 274 000 000 y 5 193 000 000 millones de km de la Tierra. En la constelación no hay 7 rishis sino 35.

Oriente Medio
Judaísmo y cristianismo
El libro del Génesis relata la historia de cómo el Dios Yahvé (el verdadero) creó todo el mundo en 6 días y al primer hombre Adán en el huerto del Edén; luego creó a Eva a partir de un «hueso» de Adán;11​ la caída de ambos en desgracia (la culpa de la serpiente-Satán) por comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal; la historia de sus dos primeros hijos: Caín y Abel; la aparición de tribus y razas y el desarrollo de los pueblos; la historia de la Torre de Babel; el Dios Yahvé castiga a la humanidad corrupta y malvada con un diluvio universal (salvando a Noé y a una pareja de cada especie animal).

Mesopotamia
El universo apareció por primera vez cuando Nammu, un abismo sin forma, se abrió a sí mismo y en un acto de autoprocreación dio nacimiento a An (dios del cielo), y a Ki (diosa de la Tierra), referidos comúnmente como Ninhursag.
La unión de An y Ki produjo a Enlil, el señor del viento, quien eventualmente se convirtió en el líder de los dioses. Después del destierro de Enlil de Dilmun (el hogar de los dioses) debido a la violación de Ninlil tenían un niño, Sin (dios de la Luna), también conocido como Nannar.
Sin y Ningal dieron a luz a Inanna (diosa del amor y de la guerra) y a Utu o Shamash (dios del Sol). Durante el destierro de Enlil, él engendró tres deidades del inframundo junto con Ninlil, el más notable de ellos fue Nergal.
Nammu también dio a luz a Enki o Abzu, dios del abismo acuático. Enki también controló el Me, los decretos sagrados que gobernaron las cosas básicas tales como la física y las cosas complejas tales como el orden y leyes sociales. Esto considera el origen de la mayoría del mundo.
Cierto mito mesopotámico afirma que el hombre creció de la tierra como una planta.

Religiones modernas
Mormonismo
Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (comúnmente conocidos como mormones) tienen su propia interpretación del mito del Génesis; ellos creen que la realidad física (espacio, materia y energía) es eterna y por lo tanto no tiene origen. El Creador es un arquitecto y organizador de la materia preexistente. Además de la organización premortal de la tierra a partir de materia existente, Joseph Smith dice que no existe la materia inmaterial. Todo espíritu es materia, pero es más fina o pura, y solo puede ser vista por los ojos más puros; nosotros no podemos verla; pero cuando los cuerpos se purifican podemos ver que es todo materia.
Por otro lado, las escrituras de los Santos de los Últimos Días incluyen dos mitos de la creación: el primero encontrado en el Libro de Moisés (que se encuentra en La perla de gran precio), es una ampliación del mito del Génesis pero poniendo énfasis en la noción de «creación espiritual» (Libro de Moisés 4:5 y ss.) según la cual la creación durante una semana y las descripciones del Edén se fusionan en una narración más larga; el segundo se encuentra en el Libro de Abraham (también dentro de La perla de gran precio), hace énfasis en el rol de un consejo divino antes de la creación de la Tierra (Libro de Abraham 3-5).

Cienciología
Según el escritor estadounidense de ciencia ficción, Ron Hubbard ―fundador de la doctrina de la dianética―, Xenu (también Xemu) era el dictador de la Confederación Galáctica, que hace 75 millones de años trajo miles de millones de personas a la Tierra en naves espaciales parecidas a aviones DC-8. Seguidamente, los desembarcó alrededor de volcanes y los aniquiló con bombas de hidrógeno. Sus almas se juntaron en grupos y se pegaron a los cuerpos de los vivos, y aún siguen creando caos y estragos.
Los cienciólogos conocen a esta leyenda como «El Incidente II», y las memorias traumáticas se asocian a estos como la «Pared de Fuego» o «La implantación de R6». La historia de Xenu es una pequeña parte de la gran gama de creencias de la cienciología sobre civilizaciones extraterrestres y sus intervenciones en acontecimientos terrenales, en conjunto descritos como una obra de ciencia ficción sobre los viajes en el espacio por L. Ron Hubbard, el fundador de la cienciología.
Hubbard reveló detalladamente esta historia a los integrantes del nivel OT III en 1967. En la historia de Xenu se dio la introducción del empleo del volcán como un símbolo común de la cienciología y la dianética, que persiste hasta nuestros días.
Las críticas a la cienciología a menudo utilizan la historia de Xenu en contra suya. La cienciología ha tratado infructuosamente de mantener confidencial la historia de Xenu. Los críticos demandan que la revelación de la historia es de interés público, considerando el alto precio exigido para alcanzar el nivel OT III. La cienciología solo enseña esta doctrina a los miembros que han contribuido con grandes cantidades de dinero a la organización.
La cienciología evita hacer mención de Xenu en declaraciones públicas y ha hecho un esfuerzo considerable a mantener la confidencialidad, incluyendo acciones legales basadas en los derechos de propiedad intelectual y en el secreto comercial. A pesar de esto, mucho material sobre Xenu se ha filtrado al público.

Ciencia de la creación

La denominada ciencia de la creación o creacionismo científico​ es una rama del creacionismo que trata de otorgar aspecto científico a la narración de la creación en el libro del Génesis, al mismo tiempo que trata de refutar las teorías y paradigmas científicos generalmente aceptados sobre la historia de la Tierra, la cosmología y la evolución biológica.
A pesar de su nombre, la ciencia de la creación es una opinión religiosa, un intento pseudocientífico de presentar la Biblia con hechos científicos: no respeta el método científico —adolece especialmente de falsabilidad—, no tiene apoyo empírico, rechaza a priori las hipótesis alternativas y describe la historia natural por medio de causas sobrenaturales.​ Según Samir Okasha:virtualmente todos los biólogos profesionales consideran a la ciencia de la creación como una falsedad.
Se inició en la década de 1960 en Estados Unidos como un esfuerzo fundamentalista cristiano para demostrar la infalibilidad bíblica y anular las pruebas científicas de la evolución. Desde entonces ha alcanzado un considerable desarrollo en los Estados Unidos y se ha extendido mediante la creación de ministerios de la ciencia con ramificaciones en todo el mundo.
Los fundamentos de la ciencia de la creación son: la creencia en la "creación ex nihilo" (de la nada), la convicción de que la Tierra fue creada en los últimos 10 000 años y la creencia de que tanto el ser humano como las demás formas de vida fueron creadas a partir de los diferentes tipos baraminológicos —un concepto de taxonomía creacionista—.

Escatología



Escatología (del griego antiguo éskhatos: ‘último’ y logos: ‘estudio’) es el conjunto de creencias religiosas sobre las «realidades últimas»,1​ es decir, sobre el más allá o las postrimerías de ultratumba.

Se divide en:

Escatología general o anteposhistórica (que quiere decir, antes del fin de la historia). Se ocupa del destino final de la humanidad y del destino final del universo.
Escatología particular o posmortuoria. Se ocupa del estado del ser humano después de su muerte.

Etimología
En español, el término escatología puede estar referido a dos cosas completamente diferentes: el ‘conjunto de creencias referentes al fin de los tiempos’ (de éskhatos: ‘último’) y también el ‘estudio del excremento’ (de skatós: ‘excremento’).
Debido al sistema de transcripción del griego, en español coinciden ambos términos. En primer lugar, en griego solo éskhatos comienza por e; skatós, por el contrario, se transcribe sin e inicial en otras lenguas europeas, como inglés o francés. En segundo lugar, la oclusiva que sigue a la s es diferente en griego. Por un lado, en éskhatos hay una ji, oclusiva velar sorda aspirada, transcrita en español como c/qu, que mantiene su pronunciación velar, mientras que en otras lenguas se mantiene su transliteración latina con ch (por ejemplo, χόρος se transcribe como coro en español y como chorus en inglés); por otro, en skatós hay una kappa, oclusiva velar sorda, transcrita también como c en nuestra lengua. Es por esto que se da en español un curioso caso de homonimia.

Religiones
Hay diversas referencias escatológicas en la mitología egipcia, griega, romana y escandinava. Cada religión tiene su propia visión escatológica según sus creencias sobre el devenir de los tiempos. En muchas de ellas el hombre, individual y colectivamente, trasciende al mundo terrenal y existe por la eternidad en realidades radicalmente distintas a la vida conocida, algunas de ellas dichosas (Cielo) y otras de condenación (infierno).

Mazdeísta
Dentro del contenido religioso del mazdeísmo, Zoroastro describió con gran detalle la llegada del Frashokereti o juicio final con el último enfrentamiento entre Ahura Mazda (el Bien) y Angra Mainyu (el Mal), que produciría grandes catástrofes y aceleraría la llegada de un salvador, descendiente del linaje del propio Zoroastro, quien sería el encargado de llevar a la victoria a las fuerzas del Bien.
En el juicio final se decide el destino de la humanidad y la reconciliación entre una parte de ésta y Ormuz (el Bien), que conlleva el fin del Mal.

Budista
En China, al introducir el culto al buda Maitreya también se introdujo en esta religión un componente escatológico, del cual en los tiempos futuros, decaerá de gran manera que propiciaría el regreso de Maitreya para iniciar una nueva época de paz y esperanza.

Hindú
En el hinduismo no hay una sola escatología determinada;Hay una escatología de los universos materiales, que se destruyen cíclicamente. Existe una destrucción parcial del universo, que sucede cada final del «día» de Brahmā (cuando este dios se duerme, al final de cada uno de sus largos «días») y existe una destrucción total de todos los universos, cuando Vishnú los «aspira» como moléculas de su respiración, al final de la vida de Brahmā (que dura exactamente 100 de sus «años»).
También hay una escatología personal, cuando el alma espiritual abandona el cuerpo material en el momento de la muerte. Recibe un juicio por parte del deva Iamarásh (el regente de la muerte), quien de acuerdo con su buen o mal karma (‘actividades’ pasadas) recibe una pena: volver a nacer en algún planeta de este universo.
Si el alma se comportó bien, irá a nacer en un planeta superior paradisíaco (el cielo o suarga), y una vez que haya «gastado» su buen karma (una vez que haya gozado lo suficiente) tiene que volver a nacer en este planeta.
Si el alma se comportó mal, irá a nacer en un planeta inferior infernal (el infierno o Patala), y una vez que haya “quemado” su mal karma (una vez que haya sufrido lo suficiente) tiene que volver a nacer en la Tierra.
En estado de sueño profundo, el alma cae a la Tierra en forma de lluvia, y si cae en tierra cultivada, entra en las plantas y queda adosada a los granos (de trigo, arroz, etc.). Si es comida por un ser humano masculino entra en sus espermatozoides y si le corresponde ser hijo o hija de ese ser humano en particular, por «azar» será el espermatozoide que fecunde al óvulo y se convertirá en un embrión.
Según las Escrituras hindúes, el alma se despierta dentro del útero materno. Los hindúes incluso creían que el útero era una parte del intestino, por lo que el feto estaba rodeado del excremento de la madre. De esta manera el alma experimenta varios meses de terribles sufrimientos, que finalmente le hacen perder la memoria y la inteligencia.
Los hindúes creen que es posible interrumpir este proceso eterno de reencarnación bajo ciertas circunstancias, como la quema del cuerpo del difunto.

Islámica
En el islam, la fe cuenta para el destino del creyente y cuando dicho creyente haya fallecido, conoce en persona a Allah y es conducido al paraíso. Sin embargo, no recibe íntegramente su recompensa hasta el Día del Juicio. Para los impíos, el destino es sufrir en su propia tumba hasta llegar el juicio final, donde se decidirá su destino.
Tal Como en el cristianismo y el judaísmo, existen creencias escatológicas como la recompensa de las almas (en el islam no existe la idea de purgatorio), pero sí existen términos escatológicos como al-Masih ad-Dajjal que en árabe significa el falso mesías y el Mesías (Jesús o I'sa), El Guiado (Mahdí). Al final de los tiempos, Jesús volverá para reinar en el mundo entero desde el trono de Jerusalén, aunando a todos los creyentes en el Dios Único, ya sean judíos, cristianos, musulmanes u otros, bajo un mismo paraguas: el islam. Reinará acorde a las enseñanzas de los profetas y, en particular, las de Mahoma, el último de todos ellos.

Señales Mayores (no necesariamente en este orden)

La venida del último profeta Muhammad.
El esclavo pasará a ser patrón.
Los pastores competirán en la edificación de edificios altos.
El conocimiento del Islam será apartado mientras que la ignorancia se incrementará. Esta marginación del conocimiento será debida a que los sabios morirán y poco a poco menos sabios los reemplazarán. Los líderes de los musulmanes serán escogidos de entre la gente ignorante, y gobernarán de acuerdo a sus deseos.
El consumo de bebidas alcohólicas y la fornicación se incrementarán muchísimo.
La población de hombres disminuirá, mientras que la población de mujeres aumentará al grado de que por cada hombre habrá cinco mujeres.
Treinta personas reclamarán ser Profetas seguidos por al-Masih ad-Dajjal
Habrá tanta abundancia de riqueza que la gente no podrá encontrar quien les acepte su Zakat.
El derramamiento de sangre humana se va a incrementar.
El tiempo se acortará al grado que un año parecerá un mes, un mes un día y un día una hora.
Dos grandes países pelearan y se mataran, ambos reclamando la misma causa.
Se incrementarán los terremotos en número y magnitud.
La gente al pasar por una tumba deseará cambiar de lugar con el difunto.
Señales Mayores (en un orden aproximado)

al-Masih ad-Dajjal (el falso mesías) vendrá diciendo que es Allah haciendo parecer que tiene el cielo y el infierno en sus manos. Él es corto, de cara rojiza, ciego de un ojo, y tendrá los pelos levantados. El viajará por el mundo, pero no podrá entrar a la Meca y a Medina.
Al-Mahdi vendrá al mismo tiempo que Al-Dajjal. El invitará a la gente al verdadero Islam, y será un líder militar. Su nombre será igual al del Profeta, Muhammed ibn Abdullah, Muhammed hijo de Abdallah, Será descendiente de Fátima, la hija del Profeta.
Vendrá Jesucristo al mismo tiempo que Al-Mahdi. El descenderá del cielo a la hora del Fachr (Madrugada) en una mezquita de Damasco. Él es de mediana estatura, de cara rojiza, y su pelo esta como si apenas se hubiese bañado. El invitará al islam y será un líder militar (como el rey David) La gente del Libro (cristianos y judíos) volverán al islam, y habrá abundancia de riqueza. Jesús romperá la cruz, matará al puerco y matará personalmente Al-Dajjal. Permanecerá sobre la tierra por un largo tiempo y luego morirá normalmente.
Saldrá una bestia (Al-Dabah) que invitará a la gente otra vez al islam.
El Gog y el Magog (dos tribus escondidas) serán librados de la presa que los contiene y destruirán la tierra. Se tomarán toda la agua y matarán a la gente hasta que Allah les mandará una lombriz que acabará con ellos.
Tres lugares en le mundo se hundirán y serán tragados por la tierra. Uno en el oriente, otro en el poniente y otro en la península arábica.
Un fuego saldrá de Adén en Yemen y se extenderá hacia el norte.
El sol saldrá del poniente.
Humo aparecerá sobre toda la tierra y les provocará a los creyentes un ligero resfriado mientras que a los incrédulos los enfermará severamente.
Finalmente llegará un viento frío que matará a los creyentes dejando solamente a los incrédulos que verán la Última Hora. El Ángel Israfil soplará la corneta y comenzará la resurrección.
A continuación expondremos un conjunto de signos precedentes a la aparición del Imam Mahdi , expresados en las tradiciones, tal como lo describe el Sheij Mufid en su obra "Kitab al Irshad".

Los sufianíes harán una revuelta.
Los hasaníes serán asesinados.
Los abbásidas disputarán por el poder mundano.
Habrá un eclipse de sol en medio del mes de Ramadán, en contraposición con lo que sucede comúnmente (pues los eclipses de sol sólo pueden darse al final del mes lunar, con la conjunción de la luna, que es el momento en que se interpone entre el sol y la tierra; en cuanto a los eclipses de luna, éstos sólo se presentan en la mitad del mes lunar, con la luna llena, cuando la tierra se interpone entre el sol y la luna. Estos sucesos serían contrarios a los fenómenos astronómicos normales).
Habrá dos hundimientos de la tierra en Bayda, uno en el este y otro en el oeste.
El sol saldrá por el occidente y permanecerá inmóvil en el cielo en el sitio que marca el tiempo de la plegaria de la tarde.
En los alrededores de Kufa será asesinada un alma pura junto a setenta hombres piadosos y justos.
Un hashimita será asesinado en La Meca, entre la esquina de la Kaaba y el "maqam Ibrahim".
La pared de la mezquita de Kufa se derrumbará.
Estandartes negros avanzarán desde el Jorasán.
Habrá una revuelta en el Yemen.
Un marroquí aparecerá en Egipto y desde allí tomará posesión de Siria.
Los turcos ocuparán Argelia.
Los bizantinos ocuparán Ramla.
Surgirá una estrella en el este con una luz semejante a la de la luna, y se confundirá con ésta.
La luna nueva se doblará hasta unir sus puntas.
Aparecerá un color en el cielo, extendiéndose por todo el horizonte.
Un fuego surgirá desde el este, permaneciendo en el aire de tres a siete días.
Los árabes se soltarán de sus ataduras y tomarán posesiones de sus tierras, echando a las autoridades extranjeras.
El pueblo de Egipto matará a su gobernante y destruirá Siria.
Tres estandartes (ejércitos ) se disputarán Siria: los estandartes de Qais y los árabes, que estarán entre los egipcios, y el estandarte de Kinda que vendrá desde el Jorasán.
Vendrán caballos desde el oeste a establecerse en el Hiray. Sobre ellos avanzarán estandartes negros desde el este.
El Éufrates crecerá de tal manera que sus aguas inundarán los callejones de Kufa.
Sesenta mentirosos reclamarán la Profecía, y veinte de la familia de Abu Talib reclamarán el Imamato.
Un hombre de alto rango de los abbásidas será quemado vivo entre Jalula y Janiquín.
En la ciudad de Bagdad en la orilla próxima a Karkkin se establecerá un puente.
Se levantará un viento negro al comienzo del día, y luego habrá un terremoto y un gran hundimiento de tierra.
El miedo cundirá sobre la gente de Iraq y Bagdad.
Acontecerá una muerte repentina, con pérdida de propiedades, vidas y cosechas.
Aparecerán plagas de langostas en tiempos usuales e inusuales, causando pérdidas de cosechas y dejando escasos cultivos para la gente.
Dos grupos extranjeros disputarán y en su pelea se derramará mucha sangre.
Los esclavos se sublevarán contra sus amos, los matarán y dominarán el país de los mismos.
Un grupo de herejes será transformado convirtiéndose en monos y cerdos.
Un grito surcará el cielo y cada persona lo oirá en su propio idioma.
Una cara y un torso se verán en el centro del sol.
Los muertos surgirán de sus tumbas, se reconocerán mutuamente y se visitarán unos a otros.
Habrá veinticuatro tempestades seguidas y la tierra revivirá con ellas después de estar muerta. Después de esto, toda enfermedad afectará a la gente, excepto a los chiitas que creen en el Imam y esperan su aparición. Entonces ellos se enterarán de su levantamiento y se dirigirán hacia él de la Meca e Irán para apoyarlo.
Nota: El sheij Mufid ha compilado estos dichos mil años atrás aproximadamente. El expresó que de la totalidad de los signos mencionados, algunos debían acontecer forzosamente, mientras que otros eran condicionales, y Dios es el Conocedor de lo que acontecerá. Aclaramos que antiguamente el nombre de "Siria" se aludía a la región que hoy ocupan Siria, Israel, Líbano, Jordania y Palestina.

Hebrea
Los acontecimientos del fin del mundo difieren según las distintas escuelas rabínicas. Aunque todos ellos tienen su origen profecías del Tanakh, o canon hebreo de la Biblia, e interpretaciones con base en la literatura rabínica, éstas pueden variar notablemente. Por ejemplo, algunas tradiciones judías asocian la llegada del Mesías como un signo escatológico mientras que otras tradiciones lo esperan como un evento histórico. Lo mismo ocurre con la restauración Templo de Jerusalén o del pueblo de Israel a la tierra prometida, que pueden ser entendidos como profecías escatológicas o históricas. Otros temas frecuentes de la escatología hebrea, que tampoco gozan de consenso, son: la resurrección de los muertos, el juicio final, la nueva creación o el gobierno divino.

Cristiana
Ofrece una escatología parecida a la del judaísmo, la cual está explicada por los Evangelios del siglo I y por los teólogos posteriores.
La teología cristiana se ha ocupado mucho —especialmente durante el medievo y la Reforma— de los "novísimos" (los últimos cuatro estados del ser humano, que son muerte, juicio, infierno y gloria).

La escatología puede ser:

Escatología general:
La Parusía: el "advenimiento glorioso" o segunda venida de Jesucristo (la primera habría ocurrido entre el 6 a. C.) y el "fin de los tiempos". Antes de ese tiempo se desarrollará la Gran Tribulación, en la cual se hará prominente el papel del Anticristo.
La "resurrección de la carne": Todos resucitarán en el último día con sus cuerpos reconstituidos y perfeccionados, es decir, semejantes al de Jesucristo.
Escatología consumada: la vida eterna, ya sea en el Cielo o en el infierno.
Escatología intermedia: muerte física y muerte espiritual (el castigo eterno de Dios)
De una exégesis de la Biblia tomada en su sentido gramatical podemos elaborar nueve distintos apartados escatológicos extraídos básicamente desde el libro del Apocalipsis, bien que las aportaciones desde los otros libros de la Biblia son también importantes. Los apartados son:

Muerte física. Afecta a todos: «Está establecido para los hombres que mueran una sola vez» (Heb 9:27). Imediatamente que la persona muere, va directamente a un juicio, (particular) para después estar ya sea gozando del Paraíso o sufriendo el desamor en el infierno.
La Segunda Venida. Es el segmento más grande, con diferencia, ya que está situada en el fin de los tiempos (Heb 9:28).
El Anticristo. Aparecerá en los tiempos del fin (para el escritor de I Jn ya son los tiempos del fin), con doctrinas que nieguen a Cristo (I Jn 2:18-23).
Resurrección. Cristo la enseñó con claridad y él mismo resucitó.
Los juicios. El juicio particular inmediatamente después de la muerte y el juicio final, que será universal.

Testigos de Jehová
Según las creencias de los Testigos de Jehová, cuando el ser humano muere nada lo sobrevive: no tenemos un alma eterna, somos almas, el alma es la persona, la vida. (Gen.2:7, Gen.3:19, Ezequiel 18:4). La esperanza futura para quienes hayan muerto, se basa en la resurrección, la cual sucede de dos formas distintas:

La primera forma: 144.000 personas escogidas desde la época de los apóstoles hasta nuestros días, serán resucitadas en el cielo como espíritus y serán reyes y sacerdotes, junto con Jesucristo (Apocalipsis 14:1-3; Apocalipsis 20:6), a partir de que Cristo manifestara su presencia (Parusía) en el poder del Reino, durante "los últimos días", a partir de 1914 (Revelacion o Apocalipsis 12:7-12). Este es el "Rebaño pequeño" (Luc.12:32).
La segunda forma: habrá una resurrección física en carne y hueso, para "una gran muchedumbre" de otras ovejas, que no son de este redil (del "rebaño pequeño") (Revelación 7:9-12; Juan 5:28,29), después de la intervención de Cristo y el Armagedón (Apocalipsis 16:14-16);durante su reinado milenario (Apocalipsis 20:4) en una Tierra que será convertida en un Paraíso, el propósito original de Dios. "Habrá resurrección así de justos como de injustos" (Hechos 24:15).
En el caso de los inicuos, es decir, aquellos que fueron destruidos en Sodoma, Gomorra, Admá, Bela y Zeboyim, así como en El Diluvio, y los que sean destruidos directamente por Dios en el Armagedón, su destino es la muerte eterna. "No se pondrán de pie en el juicio" (Salmo 1:3-5).

Adventistas
Los adventistas creen que en la segunda venida de Cristo, los muertos en Cristo resucitarán primero, luego los que estén vivos (los escogidos) junto con los resucitados, serán arrebatados por los ángeles que se los llevarán al cielo a vivir por un periodo de mil años. Durante ese tiempo, Satanás será encadenado simbólicamente, pues no tendrá a nadie a quien engañar. En el cielo, en este período, los santos (los que fueron salvados) junto con Cristo estarán juzgando a los impíos. Al cabo de este periodo, Cristo con la santa ciudad descenderán del cielo para juzgar a los muertos impíos, ellos resucitarán y tratarán de cercar la santa ciudad pero Dios hará descender fuego del cielo que los consumirá. Y esta será la segunda resurrección que es para muerte eterna (Apoc 20:1, Tes 4:13-17).

Nórdica
En la mitología nórdica, Ragnarök (en español, destino de los dioses)1 es la batalla del fin del mundo. Esta batalla será supuestamente emprendida entre los dioses, los Æsir, liderados por Odín y los jotuns liderados por Loki. No sólo los dioses, gigantes, y monstruos perecerán en esta conflagración apocalíptica, sino que casi todo en el universo será destruido.
En las sociedades guerreras vikingas, el morir en batalla era un destino admirable, y esto se tradujo en la adoración de un panteón en el que los dioses mismos no son eternos, sino que algún día serán derrocados, en el Ragnarök. En las propias sagas y poesía escáldica de los pueblos nórdicos aparecen claramente definidos los acontecimientos del Ragnarök, se conoce quién luchará contra quién, así como los destinos de los participantes en esta batalla. El Völuspá (Profecías de Völva —Shaman femenino—), la primera serie del Edda poética (Edda mayor), que data desde 1000 d. C., cuenta la historia de los dioses, desde el inicio del tiempo hasta el Ragnarök, en 65 estrofas. La Edda prosaica (Edda menor), escrita dos siglos después por Snorri Sturluson, describe en detalle qué ocurrirá antes, durante y después de la batalla.
Lo que es único sobre el Ragnarök como historia apocalíptica (en el estilo Armagedón) es que los dioses ya saben a través de la profecía lo que va a suceder: qué avisará de la llegada del acontecimiento, quién será asesinado por quién, y así sucesivamente. Incluso saben que ellos no tienen el poder de evitar el Ragnarök. Esto está relacionado con el concepto de destino (véase Urðr, Wyrd) de los pueblos nórdicos antiguos.

Creacionismo



El creacionismo es la creencia religiosa de que el Universo y la vida se originaron «de actos concretos de creación divina». Para los creacionistas de la Tierra joven, esto incluye una interpretación bíblica literal de la narrativa acerca de la creación presentada en el Génesis (el primer libro de la Biblia) y el rechazo de la teoría científica de la evolución.​ Mientras la historia del pensamiento evolutivo se desarrollaba a partir del siglo XVIII, varias posturas apuntaron en reconciliar las religiones abrahámicas y el Génesis con la biología y otras ciencias desarrolladas en la cultura occidental.​ Aquellos que sostenían que las especies se habían creado por separado (como Philip Gosse en 1857) eran llamados comúnmente "partidarios de la creación" pero también "creacionistas", como se lee en la correspondencia privada entre Charles Darwin y sus amigos. Mientras la controversia creación-evolución se desarrollaba, el término "antievolucionistas" se hizo común. En 1929 en los Estados Unidos, el término "creacionismo" se asoció originalmente con el fundamentalismo cristiano, específicamente con su rechazo de la evolución humana y la creencia en una Tierra joven (con una edad entre 5700 y 10 000 años). No obstante, este uso estuvo disputado por otros grupos, como los creacionistas de la Tierra antigua y los creacionistas evolutivos, quienes albergan conceptos diferentes de creación, como la aceptación de la edad de la Tierra y la evolución biológica entendida por la comunidad científica.
Hoy, la American Scientific Affiliation (Afiliación Científica Estadounidense), una organización religiosa prominente en Estados Unidos, reconoce que existen diferentes opiniones entre los creacionistas respecto al método de creación, mientras que reconocen la unidad en la creencia abrahámica de que el Dios Yahvé "creó el universo".​ Desde los años 1920, el creacionismo literalista en Estados Unidos ha disputado las teorías científicas, como la evolución,​ la que proviene de observaciones naturales del Universo y la vida. Los creacionistas literalistas creen que la evolución no puede explicar adecuadamente la historia, diversidad y complejidad de la vida en la Tierra.​ Los creacionistas fundamentalistas de la fe cristiana usualmente basan su creencia en una lectura literal de la narrativa de creación del Génesis.​ Otras religiones o comparten el mito de creación del Génesis o tienen diferentes mitos de creación conducidos por deidades,​ a la vez que los miembros de una misma religión varían en su aceptación de los descubrimientos científicos.
Cuando la investigación científica produce evidencia empírica y conclusiones teóricas que contradicen una interpretación creacionista literal de las escrituras, los creacionistas de la Tierra joven a menudo rechazan las conclusiones de la investigación,​ sus teorías científicas subyacentes o su metodología.​ Esta tendencia ha llevado a una controversia política y teológica. Las ramas pseudocientíficas del creacionismo incluyen la ciencia de la creación,​ la geología diluviana​, así como subconjuntos de la pseudoarqueología, la pseudohistoria e incluso la pseudolingüística.​ Los creacionistas generalmente rechazan el consenso científico sobre la evolución y el antepasado común, la historia geológica de la Tierra, la formación del sistema Solar y el origen del Universo.
La evolución teísta, también conocida como creacionismo evolutivo, es un intento de reconciliar la religión con los hallazgos científicos sobre la edad de la Tierra y la evolución. El término cubre una gama de posturas, como la del creacionismo de la Tierra antigua.
Durante la Edad Media, y hasta la actualidad, el término «creacionismo» ha servido en Teología para designar una de dos interpretaciones alternativas para el origen del alma personal, que cada alma es objeto de un acto especial de creación por el dios Yahvé (v. creacionismo en teología), siendo su alternativa el traducianismo. El florecimiento de la filosofía fuera del amparo de la Iglesia, desde el Renacimiento, condujo a un uso casual del término como opuesto al monismo panteísta.
El rápido éxito social de la teoría de Charles Darwin promovió la reacción no sólo de algunos importantes teólogos, sino también por parte de científicos, los cuales veían en el darwinismo un importante fundamento para el materialismo filosófico, así como una puerta abierta a la refutación del argumento teleológico y cosmológico para la existencia del dios Yahvé. El propio Darwin usó en su correspondencia el término «creacionista» para referirse a sus opositores. Así aparece en 8 ocasiones en su correspondencia publicada, en misivas dirigidas a Bates, Huxley, Bentham y Hooker.
Durante mucho tiempo, época conocida como creacionismo clásico, el término no fue usado de manera general para designar la oposición al evolucionismo darwinista, que se designaba en otras formas. En 1929 el biólogo Harold W. Clark, un adventista del Séptimo Día, describió como creacionista la obra de su maestro George McCready Price en el título de un libro autopublicado. Durante algún tiempo el término sirvió para describir tanto a los teístas evolucionistas (creyentes a la vez en el dios creador y en la verdad del darwinismo) y a los fundamentalistas bíblicos que, como los dos autores citados, defendían la literalidad bíblica desde sus títulos universitarios en ciencias.

Relación con el evolucionismo
Creacionismo clásico
Los creacionistas clásicos niegan la teoría de la evolución biológica y, especialmente, lo que se refiere a la evolución humana, además de las explicaciones científicas sobre el origen de la vida. Por esto rechazan todas las pruebas científicas (fósiles, geológicas, genéticas, etc.). En el creacionismo clásico de origen cristiano se hace una interpretación literal de la Biblia y se sostiene la creación del mundo, los seres vivos y el cataclismo del Diluvio Universal tal como está descrito en el Génesis, sin pretender concretar de manera científica el origen de las especies.

Creacionismo contemporáneo
Creacionismo antievolución actual
A diferencia del creacionismo clásico, en el creacionismo más reciente se trata de utilizar igualmente fundamentos de carácter no religioso a partir de descubrimientos o conocimientos de disciplinas pertenecientes a las ciencias naturales, que se tratan de presentar como si fueran pruebas científicas contra la teoría de la evolución. Se habla así de creacionismo «científico», nombre que le dan sus partidarios. Sin embargo, a diferencia de las ciencias naturales, en este tipo de creacionismo no se sigue el método científico y no se producen hipótesis falsables. Debido a estos hechos, el creacionismo científico no logra reunir totalmente en ninguna de sus formas las características de una teoría científica, y por ello la comunidad científica relacionada con el tema lo describe sólo como una proposición pseudocientífica.
Por otra parte, este tipo de creacionismo contemporáneo trata de desdibujar la distinción entre hecho evolutivo (parentesco y transformación de las especies a lo largo del tiempo) y teoría de la evolución (síntesis evolutiva moderna o «neodarwinismo»), englobándolo todo con el término «evolución», «evolucionismo» o «darwinismo», y descalificándolo como «una simple teoría» (jugando con el doble significado de la palabra teoría en el habla común y en las ciencias naturales).
Así intenta negar el hecho de que la teoría de la evolución es considerada una de las más grandes y sólidas teorías científicas actuales, que describe un hecho sobre el que no existen pruebas o evidencias científicas que lo refuten.

Diseño inteligente
Otra forma más sutil de este tipo de creacionismo es el diseño inteligente, movimiento que no suele hacer explícita su motivación religiosa. Su principal actividad consiste en negar en mayor o menor medida la validez e importancia de las explicaciones evolutivas sobre el origen de las estructuras biológicas, para concluir que es necesaria su creación por intervención directa de un ser inteligente. El diseño inteligente es presentado por sus seguidores como una alternativa al neodarwinismo pero, al no formular hipótesis contrastables, no cumple los requisitos del método científico y es considerado una forma de pseudociencia.

Creacionismo proevolución
Las formas de creacionismo nombradas anteriormente son consideradas formas de «creacionismos antievolución» porque requieren la intervención directa de un creador. Además de este tipo de creacionismo, existe el «creacionismo proevolución» expresado en el creacionismo evolutivo y en una postura filosófica llamada evolución teísta; el creacionismo proevolución cree en la existencia de un creador y un propósito, pero sí acepta que los seres vivos se han formado a través de un proceso de evolución natural. Esta forma de creacionismo no interfiere con la práctica de la ciencia, ni es presentada como una alternativa al neodarwinismo, sino como un complemento filosófico o religioso a la teoría de la evolución.

El creacionismo en los sistemas educativos
Al no basarse en evidencia científica falsable y comprobable, ninguna forma de creacionismo está implementada prácticamente en el sistema educativo de ningún país del mundo, con excepciones tales como las que sucedieron hasta fines del 2005 en algunos estados de Estados Unidos, en los cuales existe una mayoría protestante donde se trató de sustituir a la evolución en los libros de texto, siendo actualmente un hecho prohibido por una sentencia judicial;​ o el creacionismo de origen islámico, presente en algunos países con creencia mayoritaria en esta religión.

Posición de la Iglesia católica ante el creacionismo
La Iglesia católica rechaza una interpretación literal de los primeros capítulos del Génesis y, para su doctrina, cualquier propósito similar ignoraría el sentido de la creación y del propio dios Yahvé, al que se presenta como fundamento y causa última trascendente de la realidad.46​ Al no entrar el magisterio de la Iglesia en cuestiones científicas, tampoco se opone a la teoría de la evolución, siempre que el creyente considere algunos aspectos básicos de su doctrina, como pueden ser la causalidad divina, que el ser humano haya sido creado a imagen y semejanza de Dios y que su alma ha sido creada por voluntad de Dios, diferenciándolo de los otros seres vivos.
Algunos autores defienden que la doctrina católica podría estar de acuerdo con un creacionismo de tipo proevolución teísta, ya que no interpreta el Génesis de manera estrictamente literal, y no ve contradicción de la doctrina filosófica y religiosa de la Creación, que explica el origen del universo a partir de la nada, con la teoría de la evolución biológica.

Descripción hecha por el creacionismo cristiano
Creación de la Tierra joven
Algunos creacionistas creen que la Tierra es joven, indicando que el planeta tiene menos de 10.000 años, y generalmente creen que fue creada por el dios Yahvé hace 6000 años, tal como lo describe el Calendario de Ussher-Lightfoot. Así, las teorías científicas del universo y la astronomía no están incluidas en esa ideología.
Esta visión es apoyada por múltiples iglesias protestantes en Estados Unidos. Se estima en un 47% el número de estadounidenses que comparten esta opinión, y casi el 10% de universidades cristianas imparten esta teoría en sus clases.​ Las organizaciones cristianas estadounidenses ICR (Institute for Creation Research: instituto de investigación sobre la creación), en El Cajón (California), y la CRS (Creation Research Society: sociedad de investigación sobre la creación), en Saint Joseph (Misuri), promueven el «creacionismo de la Tierra joven». Otra organización estadounidense con similares puntos de vista, AIG (Answers in Genesis: Respuestas en el Génesis), ubicada en el área del Gran Cincinnati, ha abierto el Creation Museum (museo de la creación) para hacer campaña en favor del «creacionismo de la Tierra joven». Entre los católicos estadounidenses, el Kolbe Center for the Study of Creation estaría en la misma órbita.
Como el creacionismo es una «ideología independiente», según esta ideología, la Tierra es joven y no tiene más de 6000 años de antigüedad; esto a través del cálculo y deducción mediante regresiones realizadas sobre las edades de los personajes bíblicos mencionados en el Génesis y otras partes de la Biblia.

Dentro de este creacionismo existen tres formas:

Creacionismo de la Tierra joven: rechaza absolutamente la evolución de las especies y las teorías geológicas sobre la evolución de la Tierra en todas sus formas; siendo la forma más común de creacionismo clásico.
Creacionismo de la Tierra joven ambiguo: acepta en una Tierra joven la evolución de todos los seres vivientes, excepto la evolución de los seres humanos. Rechaza la teoría de la evolución de las especies de Darwin así como el origen del hombre y el evolucionismo científico.
Creacionismo de la Tierra joven de una evolución rápida: asegura que el dios Yahvé dirigió un tipo de evolución singular de corto período hasta el sexto día de la creación, en la que después se sumó a la creación o al nacimiento de las primeras especies, a esa respuesta por el nombramiento joven.
Creación de la Tierra antigua
En oposición al creacionismo de la Tierra joven, otros creacionistas admiten que la Tierra puede ser antigua, es decir, que podría tener millones o incluso miles de millones de años. Existen diferentes tipos de creacionismo de la Tierra antigua:
Creacionismo de la restitución: sostiene que la vida (con o sin cambios) fue creada de inmediato en una Tierra antigua preexistente.
Creacionismo del día-era: sostiene que la Tierra fue creada por el dios Yahvé en seis días cósmicos, que serían mucho más largos que los días terrestres (por ejemplo, cada día podría durar varios cientos de millones de años).
Creacionismo del diseño inteligente: sostiene que la Tierra fue creada tal como lo explica la geología, pero describe la evolución de la Tierra y la vida a través de la intervención directa de el dios Yahvé.
Creacionismo de la evolución teísta y creacionismo evolutivo: sostiene el proceso de formación del universo y los seres vivos como es descrito por la ciencia (proevolución natural) pero postula que, además, existe un propósito y un origen divino en ello; también sostiene la no incompatibilidad entre la ciencia y la creencia en un dios creador.
La evolución y extinción de los animales y otros seres vivos
Dentro de la mayoría de las doctrinas mencionadas anteriormente, igualmente se plantea que hace unos miles de años sucedió un cataclismo (diluvio universal), en el que muchas especies animales desaparecieron al ascender el nivel del mar varios cientos de metros. Sin embargo, al referirse los creacionistas a la evolución y extinción de los animales y otros seres vivos, tampoco presentan un consenso sobre estos temas. De esta forma se presentan las siguientes subclases de ideologías creacionistas:
Creacionismo que niega la evolución y extinción: sostiene que el dios Yahvé no crearía grupos de seres que necesitaran cambios o adaptaciones para lograr la supervivencia de sus descendientes, ni permitiría que seres creados por Yahvé se extinguieran. Este creacionismo cree que todos los grupos animales fueron salvados en el Arca de Noé. Para explicar los fósiles que descartan sus creencias, un subgrupo cree que estos fósiles son falsos, mientras otro subgrupo cree que todos los animales o algún espécimen de cada grupo animal que se creen extintos, realmente no lo están y vivirían en lugares aislados o desconocidos, realizando algunos grupos incluso expediciones para encontrarlos.
Este tipo de creacionismo busca apoyo igualmente en pseudociencias, como en la criptozoología popular.
Creacionismo creyente en la extinción divina: cree sólo en el proceso de extinción y no en la evolución, pero la extinción se produciría sólo por una intervención y voluntad divina. Dentro de esta categoría resaltan los grupos que creen que los dinosaurios y otros animales extintos antiguos, se extinguieron durante el diluvio universal. Así, estos grupos creen que los fósiles serían sólo evidencia de un suceso catastrófico de inundación producido por el diluvio descrito en la Biblia, y rechazan las explicaciones científicas de estos fósiles.
Creacionismo creyente en la evolución y extinción divina: cree en estos procesos, aunque ellos se producen por intervención y voluntad divina; ejemplo de ello es la ideología del diseño inteligente.

Cosmogonía



Cosmogonía (del griego κοσμογονία, kosmogonía o κοσμογενία, kosmogenía, derivado de κόσμος, kosmos ‘mundo’ y la raíz γί(γ)νομαι, gígnomai / γέγονα, gégona, ‘nacer’) es una narración mítica que pretende dar respuesta al origen del Universo y de la propia humanidad. Generalmente, en ella se nos remonta a un momento de preexistencia o de caos originario, en el cual el mundo no estaba formado, pues los elementos que habían de constituirlo se hallaban en desorden; en este sentido, el relato mítico cosmogónico presenta el agrupamiento —paulatino o repentino— de estos elementos, en un lenguaje altamente simbólico, con la participación de elementos divinos que pueden poseer o no atributos antropomorfos.
La cosmogonía pretende establecer una realidad, ayudando a construir activamente la percepción del universo (espacio) y del origen de dioses, la humanidad y elementos naturales. A su vez, permite apreciar la necesidad del ser humano de concebir un orden físico y metafísico que permita conjurar el caos y la incertidumbre.
Desde la antigüedad, los mitos han sido relatos compuestos por acciones simbólicas que se transmitieron por generaciones para ofrecer respuestas sobre el origen del universo y del hombre, relacionándolos con dioses y mensajeros que actuaban en nombre de estos.
Los mitos ofrecieron a las distintas culturas una visión integradora del mundo, al facilitar su percepción de los fenómenos que le parecían extraños a una creencia colectiva que dio origen a los que los acompañaron y proporcionaron la seguridad psicológica para la construcción de una identidad para la vida en comunidad.
En los mitos, algunos investigadores han señalado que los dioses suelen representar las fuerzas elementales de la naturaleza, que pueden percibir, de los cuales se derivan los fenómenos naturales que condicionaron sus vidas. Sin embargo, este postulado simplista y etnocéntrico ha ido quedando progresivamente superado para dar cuenta del mito como un especial espacio simbólico a partir del cual el ser humano puede atribuir significados (conscientes e inconscientes) a deidades, héroes y acciones míticas en estrecha relación con la vida psíquica, intersubjetiva, social y cultural. Esto quiere decir que un determinado mito puede tener relación con el proceso de madurez interno de determinada persona, pero también puede servir para generar cohesión social en una comunidad, o para legitimar determinadas estructuras de poder; no existe una explicación unívoca.

Etimología de la palabra «mito»

La palabra «mito» deriva del griego mythos, que significa ‘palabra’ o ‘historia’. Un mito tendrá un significado diferente para el creyente, para el antropólogo y para el filólogo. Esa es precisamente una de las funciones del mito: consagrar la ambigüedad y la contradicción. Un mito no tiene por qué transmitir un mensaje único, claro y coherente.
La mitología no es sino una alternativa de explicación frente al mundo que recurre a la metáfora como herramienta creativa. Entonces, los relatos se adaptan y se transforman de acuerdo a quien los cuenta y el contexto en el que son transmitidos. Los mitos no son dogmáticos e inmutables sino que son fluidos e interpretables.

Cosmogonías

En general, las narraciones cosmogónicas no solo representan una configuración del universo, desde el punto de vista de estudiar lo que es en tanto que es y existe como sustancia de los fenómenos (visión ontológica), sino que de ellas también se derivan ciertas necesidades éticas para la preservación en la unidad del mismo.

Cosmogonías griegas

Las cosmogonías griegas narran el origen del mundo que parte del caos, para que en un acto de creación divina se imponga el orden. Esta acción marcará el principio del ser y del bien para el pensamiento griego, en donde el ser no puede ser lo informado porque el mal se acerca a la carencia de límite. Esta visión la recoge Hesíodo en su Teogonía y también Platón en el relato del demiurgo presente en el Timeo. Cabe destacar que en las cosmogonías griegas el orden se va imponiendo de una manera violenta, por las luchas entre los dioses, mientras que en la cosmogonía judeocristiana el orden surge por el poder de la Palabra de Dios.

Cosmogonía judeocristiana

En la cosmogonía judeocristiana, el origen del mundo está presente en el Génesis (el primer libro de la Biblia), que relata cómo Dios empezó a crear el mundo «en un principio». La teología cristiana utiliza el término ex nihilo para sustentar y referirse a la creación universal partiendo de la nada. Génesis 1 Reina-Valera 1960 (RVR1960) -La creación:
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.  Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.  Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.  Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
La creación es un proceso que tiene lugar con un principio: 'Hágase la luz', y luego separación de: la tierra de los cielos, la tierra de las aguas, la luz de la oscuridad. Es decir, se procede por separación de componentes partiendo del caos primigenio. San Ignacio de Loyola, en su: 'Relato del peregrino', dictado a Luis Gonçalves de Cámara, dijo: 'Una vez se le presentó en el entendimiento con grande alegría espiritual el modo con que Dios había creado el mundo, que le parecía ver una cosa blanca, de la cual salían muchos rayos, y que de ella hacía Dios lumbre'. 
'Por envidia del demonio entró la muerte en el mundo'. 'La creación entera gime con gemidos inefables bajo uno que la sometió contra su voluntad'. Sólo en ocasiones se ha señalado que la creación yahvista está articulada en torno a la separación de categorías.
Otros lo interpretan como: Una vez más el mal estaría asociado con la falta de forma, con desaparición del límite. El mal desde esta óptica afecta a la unidad del cosmos. La idea de mal estará consecuentemente asociada con lo que cruce, con lo que rompe o se opone al límite de dichas categorías.

El pensamiento científico y la cosmogonía contemporánea

Las teorías científicas proporcionan actualmente al imaginario popular los elementos para la descripción del origen del universo y lo que hay en él; orígenes que anteriormente eran explicados sólo a través de la cosmogonía presente en las diferentes religiones. Así, actualmente las ciencias describen la evolución del universo, particularmente a través de la teoría del Big Bang; y el origen y la evolución de la vida, a través de la teoría de la síntesis evolutiva moderna.
El pensador Teilhard de Chardin propone una reconciliación entre el punto de vista científico y el de la religión cristiana, interpretando la génesis como una transformación organizada de la materia a través del tiempo, desde niveles simples como los átomos hasta niveles mucho más complejos, como la especie humana. Sin embargo, no considera al hombre como la culminación de la evolución sino como un paso intermedio hacia lo que denomina el Punto Omega de unidad final con Dios preexistente.​ Aunque las ideas de Teilhard de Chardin fueron rechazadas inicialmente por parte de la doctrina católica, el papa Benedicto XVI ha admitido que el jesuita francés fue un gran visionario a este respecto.
Dentro del ámbito de las ciencias naturales, Richard Dawkins (1941–), en su texto El gen egoísta (1976), narra la descripción científica del origen de la vida como el momento en el cual aparece sobre la Tierra una molécula, formada accidentalmente, que tenía la propiedad de crear copias de sí misma (un protobionte). Luego, a partir del ancestro común universal, Dawkins explicará el desarrollo de la vida (evolución biológica), describiendo las diversas ramificaciones en especies en lo que él denominó «errores en la replicación». Más allá de las pretensiones evolucionistas del discurso dawkinsiano, la idea de una molécula que se forma por accidente en un punto impreciso y que a partir de la misma se origina la cadena vital, tiene muchas resonancias con el mito demiúrgico. El demiurgo agrupa el material disperso en forma molecular, de donde se originan todas las formas vitales sobre la faz de la Tierra, pero el demiurgo no está sujeto a su propia creación, por lo que resulta lo que señala Dawkins, que no todo está determinado por nuestros genes.

Deidades Primordiales



En las cosmogonías y teogonías de la mitología griega aparece una serie variable de entidades o deidades primordiales que existieron en los inicios del mundo, generalmente identificadas con elementos o principios naturales.

Fuentes mitológicas y filosóficas

Los mitos cosmogónicos eran habituales en el oriente próximo desde el tercer milenio A.C. Con el auge de su civilización, los poetas griegos comenzaron a adoptar estos mitos. Los primeros intentos se aprecian en la Ilíada de Homero, en un pasaje del canto XIV en el que Hera dice que quiere reconciliar «a Océano, padre de los dioses, y a la madre Tetis», reminiscencia del mito babilónico de Apsu y Tiamat recogido en el Enûma Elish. La idea del agua como elemento primordial prefigura a Ferécides de Siros y a Tales de Mileto.

La cosmología órfica intenta llenar el abismo entre un Caos vacío y el mundo visible con un relato distinto, según el cual al principio de todo estaban Caos, la noche (Nix) y Erebos. Nix habría puesto un huevo, del que surgió Eros, que en otros relatos es denominado Fanes, Protogonos (el «primer nacido»)​ y conocido además como Metis y Erikapaios o Erikepaios), pero se trata del mismo padre (o madre, dado que en algunas versiones se lo describe como hermafrodita) de una gran cantidad de generaciones de dioses.​ De hecho, la fuente más antigua que se conserva, la comedia Las aves de Aristófanes, solo habla de Eros (no de Fanes) para referirse al nacido del huevo originario de Nix.​Nix (Noche) es también mencionada como primer principio por muchos poetas y filósofos griegos. En el orfismo temprano, Noche es la madre del Cielo; la colección imperial de Himnos órficos, tras dos himnos introductorios, comienza con un himno a Noche; es el primer elemento para Museo y, junto con el Aire, para Epiménides.

Para el filólogo clásico Herbert Jennings Rose, mientras Homero organiza a los dioses a la manera en que se haría con un clan humano, Hesíodo presenta una cosmogonía de entidades primigenias que sólo luego se van enlazando genealógicamente.​ Para encontrar una genealogía completa y propia hay que recurrir a la Teogonía de Hesíodo,​ que es tanto una cosmogonía como una teogonía, y puede considerarse la tradición mitológica griega más fundamental, punto de partida para los desarrollos posteriores. Un ejemplo de la manera en que la especulación ulterior se apodera de la narración hesiódica se ha señalado en Las metamorfosis de Ovidio, donde Caos se presenta como una mezcla completamente informe de los elementos o de las propiedades esenciales de la materia, tales como duro y blando, pesado y liviano, etc.

Teogonía y cosmogonía hesiódicas

No hay una clasificación o definición estricta de las entidades o divinidades primordiales griegas. Algunos autores consideran cuatro primeras entidades o elementos primordiales: Caos, Gea, Tártaro y Eros.​ Jan N. Bremmer habla de Urano (el cielo), Ourea (las montañas) y Pontos (el mar), una primera generación de descendientes concebidos sin relación sexual debido a su estatus primordial.Otros, como C. Scott Littleton en Gods, Goddesses, And Mythology, hablan de una «segunda generación de deidades primordiales», los hijos de la «pareja primordial» representada por Urano y Gaia: titanes, hecatónquiros, cíclopes...

Los cuatro primordiales

Tras un himno introductorio a manera de proemio en el que canta a las musas, comienza la Teogonía propiamente. «En primer lugar existió el Caos», primera de las entidades primordiales,​ y luego surgieron «Gea la de amplio pecho», «el tenebroso Tártaro» y «Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales».​ Aunque frecuentemente se asume que Gea, Tártaro y Eros descienden de Caos, esto no se corresponde ni está implicado en el texto de Hesíodo, que los presenta como realidades primarias como Caos que llegaron a la existencia independientemente. Como Gea, Caos forma posteriormente una familia propia a partir de dos descendientes que sí nacen de ella.

Caos

Rose analiza que aquella afirmación central de Hesíodo de que al comienzo de todas las cosas era Caos (χάος) es una expresión que ha dejado para toda la filosofía ulterior un espacio muy amplio para la interpretación y la especulación. La palabra «caos» no tenía para los griegos un significado que apunte a ninguna de las connotaciones actuales de desorden o confusión.​ Aunque la palabra parece significar originalmente «vacío» o «espacio»,​ seguramente no designa simplemente un espacio vacío, dado que resulta muy improbable que los griegos hayan supuesto que al comienzo había «nada». Pero Hesíodo tampoco dice que Caos estaba allí siempre (desde toda la eternidad), sino que prefiere usar la palabra γένετο, para señalar su «génesis» o surgimiento.

En una revisión y actualización de la obra de Rose, Robin Hard agrega la idea de que aunque Caos signifique literalmente «amplio vacío» denota algo más que el mero espacio vacío, principalmente por tratarse de una característica primordial del universo. Esta «realidad turbia» apareció en las genealogías subsiguientes como la fuente primaria de lo oscuro y lo negativo en el mundo. Hard destaca además que Hesíodo se imagina a Caos como algo sólido, al menos lo suficientemente compacto como para ser afectado por el calor del rayo de Zeus. Por lo demás, Caos no desaparece, sino que continúa ocupando un lugar, una ubicación espacial, cuando ya está finalizada la construcción del universo: en un pasaje posterior se le sitúa entre Gea y Tártaro, la zona más profunda del inframundo.8​ Aunque Caos es en griego un sustantivo de género neutro, es tratada en los relatos como mujer cuando se presenta como una deidad.

Gea

Aun siendo una figura importante en su mitología, Gea no fue particularmente honrada en el culto de la antigua Grecia. Su rol primordial la diferenciaba aparentemente de los posteriores dioses olímpicos, con personalidades mucho más desarrolladas.19​ Le fueron dedicados templos en varios lugares de Grecia, incluyendo uno en la ladera sur de la Acrópolis ateniense (honrada como Ge Kourotrophos) y otro en Esparta, compartido con Zeus Agoraios. Aunque actúa en los mitos como una persona y a veces se la muestra en obras de arte surgiendo del suelo en forma humana, no puede decirse que se trate de una deidad completamente antropomórfica por su inmediata y directa identificación con la tierra como elemento físico y natural.

Tártaro

Como en los poemas homéricos, el Tártaro hesiódico es la más profunda región del mundo, situada bajo el mismo Hades, a la misma distancia de este que la Tierra del Cielo. Fue el lugar donde las sucesivas generaciones de dioses encerraron a sus enemigos.​ Aunque muchos autores lo mencionan en el inicio de sus cosmogonías (Museo inicia su historia de la creación con él), otros autores griegos como Platón o Aristóteles, ignoraron los versos de la Teogonía donde se lo menciona. Martin West piensa que es posible que fuera insertado como una idea de último momento: ubicar el Tártaro en los inicios sería comprensible en una teogonía como la hesiódica, en la que el mundo se construye de abajo a arriba. Cuando Tártaro es personificado se le considera padre de hijos siniestros, como Tifón (en la Teogonía, hijo de Gea y Tártaro) o, en fuentes posteriores, de Equidna y Tánatos (la muerte).

Eros

El Eros hesiódico es primordial, su acción es universal y previa a la distinción de sexos. Personifica la pasión, el anhelo amoroso y total y su existencia permite que los seres primigenios creen nuevos seres sin unión sexual.​ El papel de Eros es una invención destacable de Hesíodo, sin paralelo en las historias de la creación de Oriente próximo, posiblemente derivado de la posición de Poto en la cosmología fenicia.Hesíodo fue seguido solo por el mitógrafo argeo Acusilao (siglo V a. C.) en no atribuir padres a Eros. Autores posteriores le atribuyeron diferentes padres, pero dichas variaciones indican la ausencia de una tradición autorizada al respecto.

Primera generación de deidades primordiales

El siguiente estadio en el desarrollo del universo comienza cuando Caos y Gea generan nuevos seres sin contacto con pareja masculina.

La familia de Caos

De Caos nacieron posteriormente Érebo (la oscuridad) y Nix (la noche).8​ Nix concibió con su hermano Érebo a Éter (luminosidad) y Hemera (el día), para lo cual Hesíodo cambió el género gramatical de Érebo de neutro a masculino. Nix es mucho más importante que su hermano porque, además de los dos hijos que tuvo con él, es la fundadora de la rama principal de la familia de Caos, al generar una serie de hijos por sí misma, en su mayoría personificaciones de las fuerzas oscuras, destructivas y negativas:Moros (Destino), Ker (Perdición), Tánatos (Muerte), Hipnos (Sueño), Geras (Vejez), Ezis (Dolor), Apate (Engaño), Némesis (Venganza), Eris (Discordia), Filotes (Amistad, Ternura), Momo (Burla), las Hespérides (Hijas de la Tarde), los Oniros (los Sueños), las Keres (Espíritus de la destrucción y muerte) y las Moiras (Hados), correspondiéndose estas dos últimas con Ker y Moros respectivamente.

La familia de Gea

De Gea surgió el «estrellado Urano», el cielo. En una simetría típica de las cosmologías griegas, el cielo es un igual respecto a la tierra y tiene «sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses»; en la Ilíada y la Odisea es llamado «bronce» y «hierro» respectivamente, y parece representar un techo sólido, plano y paralelo a la tierra. También surgieron de Gea los Ourea (las montañas, morada de las ninfas) y Pontos, el mar, « sin mediar el grato comercio». Con el nacimiento del mar finalizan las «concepciones inmaculadas» de los hijos de Gea, la tierra; quizás su estatus «primordial» impedía que pudieran nacer de una relación sexual.​ Si la línea genealógica de Caos (a través de Nix) produjo toda una serie de fuerzas negativas o dañinas, Gea fue la progenitora de todo lo positivo y sustancial en el mundo: las características físicas del universo, las deidades que presidían distintos aspectos de la naturaleza y todos los grandes dioses y diosas. Gea fundó dos familias con sus dos hijos, la mayor a partir de su unión con Urano y una menor con Pontos, constituida básicamente por divinidades marinas, ninfas y seres de naturaleza monstruosa o grotesca que fueron posteriormente desplazadas por las deidades del orden olímpico.

Segunda generación de deidades primordiales

La unión de Gea y Urano, de la tierra y el cielo, es un motivo mitológico muy común, en el que la relación sexual es una metáfora de la naturaleza como producto de dicha unión. De ella nacieron los titanes, que pese a ser conocidos como un colectivo, son un grupo mezclado, solo unos pocos de los cuales realmente adecuados para una cosmogonía, y Hesíodo tomó varios de ellos de otros contextos. Entre ellos se encuentran Océano y Tetis, aunque no forman la pareja cosmogónica mencionada por Homero.
...acostada con Urano, [Gea] alumbró a Océano de profundas corrientes, a Ceo, a Crío, a Hiperión, a Jápeto, a Tea, a Rea, a Temis, a Mnemósine, a Febe de áurea corona y a la amable Tetis. Después de ellos nació el más joven, Crono, de mente retorcida, el más terrible de los hijos y se llenó de un intenso odio hacia su padre.
Además de los titanes, Gea alumbró a los cíclopes, gigantes de un solo ojo, que fueron llamados Brontes (el que truena), Estéropes (el que da el rayo) y Arges (el que brilla). También a los hecatónquiros, gigantes con cien brazos y cincuenta cabezas de «fuerza inagotable y poderosa», llamados Briareo, Giges y Coto.
Según Francisco Rodríguez Adrados, la genealogía hesiódica proporciona una descripción del mundo y los elementos que lo componen, culminando en los titanes, «que ya no son dioses "naturales".»​ Con los titanes se inicia una narración sobre el sucesivo dominio y destronamiento de soberanos divinos: Urano es finalmente emasculado por su hijo, el titán Crono, quien a su vez será posteriomente destronado por Zeus.
El primer mito propiamente hablando en la Teogonía es el que cuenta la disolución de la unión entre Gea y Urano y el derrocamiento de este último, motivado por el maltrato a su mujer e hijos. Urano odiaba a todos sus hijos y no les permitía emerger a la luz, lo que causaba tanta angustia a Gea que finalmente esta les instó a rebelarse contra él. Fue Crono, el benjamín de los titanes, el que armado con una hoz que había preparado expresamente Gea emasculó a Urano cuando se acercaba a su madre, permitiendo que sus hermanos salieran a la luz finalmente. Crono lanzó los genitales de su padre al mar, donde la espuma se reunió alrededor para generar a la diosa Afrodita Urania; algunas gotas de la sangre de Urano cayeron sobre Gea, que concibió tres últimas series de hijos de Urano: las erinias (personificación de la venganza), los gigantes y las melias. La separación de la pareja primordial Cielo-Tierra es un mito extendido en muy diversas culturas; en el antiguo Egipto Shu, personificación del aire, se interpuso entre Geb (el dios-Tierra) y Nut (la diosa-Cielo) para elevar a la segunda; mucho más lejos de Grecia, en los mitos maoríes de Nueva Zelanda, la unión entre Papa (Tierra femenina) y Rangi (Cielo masculino) era la primera fuente de vida, que quedaba prisionera por el apretado abrazo de los dos amantes, hasta que Tane, dios de los bosques, usó su cuerpo para separarlos. El mito hitita-hurrita de Kumbarbi tiene tales paralelismos con la historia de Urano y Crono como para sugerir que fuera conocido por el autor de la Teogonía. Hesíodo no incidió en la elevación del cielo, centrándose sobre todo en las implicaciones dinásticas del conflicto familiar.
El significado de la palabra «titanes» es incierto, como lo es la cuestión de su origen y de quiénes fueron los primeros en creer en ellos. Buena parte del conocimiento elaborado sobre ellos es deducido de pocos y dudosos datos, aunque puede darse por cierto que se trata de figuras tenidas por extremadamente antiguas ya durante la Grecia histórica. La batalla de los titanes contra los dioses olímpicos y la victoria de estos últimos, según Rose, es posiblemente una reminiscencia del enfrentamiento entre una cultura previa y los griegos.

Éter



En la mitología griega, Éter (griego antiguo: Αἰθήρ, romanización: Aithḗr, pronunciación: a͜ɪtʰɛː́r (clásica), ɛːtʰˈeːr (koiné), eθˈir (bizantino)) es un elemento más puro y más brillante que el aire, y a la vez la región que ocupa este elemento por encima del cielo. También es la personificación de dicho elemento. En términos actuales se podría considerar algo similar a la atmósfera.

Versiones del mito
Homero
En los poemas homéricos, el Éter es concebido como una región por encima del ἀήρ (aér, "aire")f ​ que a su vez está bajo el Οὐρανός (ouranós, "firmamento")f ​ y guarda una estrecha relación con él.f 

Es la región donde habitan los diosesf  y es el dominio de Zeus tras el reparto del mundof ​ Puede contener nubes, atributo de Zeus,f  estas surgen del Éter según voluntad.f 

En los Himnos homéricos, El Sol está en el Éter.f  Los vientos como el Céfiro soplan desde esta región por voluntad de Zeus.f ​ En el Himno a los Dioscuros (v. 13) éstos son presentados como moradores del Éter, desde donde también pueden controlar los vientos.

Hesíodo
Según Hesíodo, fue hijo de: Érebo (la oscuridad) y Nix (la noche), y es hermano y amante de Hemera (el día). Según la Teogonía de Hesíodo se distingue claramente a Éter, elemento más bien abstracto que simboliza la región superior, del Cielo propiamente dicho, Urano, de carácter más personal.​ En términos actuales se podría considerar la atmósfera.

Eurípides
Se conserva fragmentos de obras de Eurípides, dónde señala que el Éter es consorte de Gea.f 

Aristófanes
Para Aristófanes fue también el padre, por sí mismo, de las ninfas de las nubes, las néfeles.f 

Cosmogonías órficas
La tradición órfica afirmaba que el Éter era hijo de Chronos y Ananké, y hermano de Caos y Érebo,f ​ hermano también de Eros o Fanes.f  El V Himno órfico está dedicado al Éter, y lo nombra como un elemento divino que domina todo.

Higino
La versión trasmitida por Higino en el prólogo de sus Fábulas lo presenta como hijo del Caos y de la Oscuridad, y junto con Hemera engendra a Gea, a Urano y a Ponto. Unido a Gea engendra a una serie de personificación de abstracciones tales como el Dolor, la Astucia, la Ira, la Pesadumbre, la Mentira, el Juramento, la Venganza, el Exceso, la Disputa, el Olvido, la Cobardía, el Miedo, la Soberbia, el Incesto, la Lucha; y a los Titanes y los Hecatonquiros. En realidad, este Éter de Higino es equiparable con el Urano de Hesíodo, sin que su cosmogonía tenga un equivalente claro del Éter hesiódico.

Otras fuentes mitográficas
Tanto Alcmanf como Calímacof  y Cicerónf  coinciden en considerar que Urano surge desde el Éter.

Significado y etimología del nombre
El uso más general del vocablo αἰθήρ lo identifica con "cielo" y "aire",​ o con un elemento más puro y brillante, por encima del aire.6​ Es el aire superior.

El nombre Αἰθήρ contiene la raíz aidh- que en la épica arcaica forma palabras relacionadas con las acciones de "quemar" y "brillar", como el verbo αἴθω: "encender".

sábado, 7 de abril de 2018

Taumaturgia e Teurgia


Taumaturgia (do grego θαύμα, thaûma, "milagre" ou "maravilha" e έργον, érgon, "trabalho") é a capacidade de um santo ou paranormal de realizar milagres. Os seus praticantes são denominados taumaturgos. Entre os mais famosos taumaturgos cristãos estão São Gregório Taumaturgo, Santo Antônio de Lisboa e São Nicolau de Mira.

A palavra Teurgia é grega e provém de theoi, "Deuses", e ergon, "obra", significando não somente "Obra Divina" mas também "Obra de Deus" ou "produzindo a obra dos deuses", e foi utilizada em contraste com a teologia, que meramente discutia sobre os deuses, e com a teoria, a pura contemplação filosófica e intuitiva promovida por Plotino.

É uma forma de magia ritual (cerimonial), com o objetivo de incorporar a força divina ou em um objeto material como por exemplo uma estátua, ou no ser humano através da produção de um estado de transe visionário.

Busca a perfeita comunhão com Deus, obtida através de técnicas cerimonialistas como rituais, preces, exercícios e estudos.Possui muita influencia do cristianismo esotérico.

Invocações e Evocações: Vozes Entre os Véus

Desde as eras mais remotas da humanidade, o ser humano buscou estabelecer contato com o invisível. As fogueiras dos xamãs, os altares dos ma...