quarta-feira, 3 de janeiro de 2024

Catarismo


El catarismo fue una secta cristiana considerada herética que se desarrolló en la Europa Occidental de los siglos xii y xiii.


Contexto historiográfico

Muchos fuentes historiográficas consideran que los cátaros eran dualistas, ya que creían que existían un principio bueno y otro malo enfrentados.3​ Creían que lo material era una creación demoníaca y que Jesús era un ser espiritual creado por Dios.4​ Consideraban que las almas habían sido arrastradas del cielo y transmigraban5​ después de la muerte a un nuevo cuerpo.6​ Solo tenían un sacramento, el consolamentum, que consistía en la imposición de las manos para recibir el Espíritu Santo.


Sin embargo, es un debate abierto dentro de la historiografía donde «el "catarismo" sigue siendo cuestionado por los heresiólogos de la actualidad (Biget y Fournié, Le "catharisme" en questions; Sennis, Cathars in Question).» Ahondando en esta línea Biget afirma que:


«El catarismo se define como un concepto que supera la realidad doctrinal de la herejía y que se extiende a todos los sucesos acaecidos en el Languedoc durante los siglos XI, XII y XIII. El catarismo se impuso como una mitología romántica durante el siglo XIX, antes incluso de constituirse en tema de interés para la historiografía. Cuando la visión mitificada del medioevo estaba ya constituida, se situó a los albigenses entre los mártires de la libertad, presentando sus doctrinas religiosas envueltas en un halo de esoterismo.»


Hubo tentativas de convertirlos con la predicación, con san Bernardo de Claraval en 1145 o con santo Domingo de Guzmán en 1207. En 1208 el papa decretó una cruzada contra los cátaros de Occitania en la que participaron nobles y obispos franceses. Tras el tratado de paz de 1229, la Iglesia católica continuó actuando con la Inquisición, provocando que los cátaros pasasen a la clandestinidad y desapareciesen a mediados del siglo xiv.


Etimología

San Agustín de Hipona usó el término «cátaros» en el siglo v para referirse a una secta maniquea de África, cuyos miembros se consideraban puros (en griego: catharoi).


En un sermón de 1163 del monje renano Eckbert von Schönau dijo que a los herejes de Alemania se llamaba cátaros, a los de Flandes piphles y a los de la Galia tisserands (tejedores). El término tisserands para los herejes galos se debía a que muchos de ellos ejercían ese oficio, al igual que san Pablo de Tarso, que tejía telas para tiendas de campaña.


Alain de Lille, un teólogo católico, escribió en Montpellier hacia en 1200 una obra titulada De fide catolica donde indica tres hipótesis sobre el origen del término cátaro: la primera es que vendría de casti, porque sus miembros se harían puros y castos; la segunda que vendría de catha, que significaría flujo, porque se decía que estaban fluidos por sus vicios (aquí Lille se confude, porque flujo en griego es katarroos); y la tercera sería porque derivaría de catus (gato) porque besarían el trasero de un gato (en el norte de Europa se decía que el diablo se encarnaba en gatos negros, por lo que era una forma de acusarles de rendir pleitesía al diablo).


En cualquier caso, lo cátaros medievales jamás se definieron a sí mismos por ese nombre.​


Jean de Chassanion en 1595, Jacques-Bénigne Bossuet en 1688, Jean Benoist en 1691 y Napoléon Peyrat en 1870 no los llaman cátaros sino albigenses.


El término cátaro se popularizó mucho a partir de la publicación en 1848 de la obra Historia y doctrina de la secta de los cátaros o albigenses, escrita por el pastor de Estrasburgo Charles Schmidt.


El término albigenses empezó a usarse a partir de una misión de 1145 de san Bernardo de Claraval que le llevó a Toulouse y Albi, donde encontró dos tipos de herejes: los influidos por un monje que colgó los hábitos llamado Enrique de Lausana y a «tejedores que se llaman arios». También es posible que el término fuese llevado a la Isla de Francia por Constanza, hermana del rey, que asistió en 1165 a una reunión de juristas convocada por el obispo católico de Albi para rebatir a unos herejes de Lombers conocidos como «buenos hombres».


El término albigense pasó a ser, ya por el año 1200, sinónimo de hereje y las tierras con esas doctrinas (ya fuesen la Gascuña, Toulouse, el condado de Foix o el Carcassès) fueron conocidas como tierras albigenses.


Fuentes cátaras

Los cátaros se guiaban también por escrituras. Se han conservado las siguientes:


Biblia cátara: se conserva un ejemplar en Lyon y es de principios del siglo XIII. Está escrita en occitano y solo tiene el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento cátaro es igual al católico.

Ritual de Lyon: se encuentra en la biblioteca de la Academia de las Ciencias, Bellas Letras y Artes de Lyon. Está escrito en occitano.

Ritual de Florencia: se encuentra en la Biblioteca Nacional Central de Florencia y está escrito en latín.

Ritual de Dublín: tratado occitano conservado en la biblioteca del Trinity College. Contiene una catequesis para comprender y conocer esta Iglesia y un comentario de la oración Padre Nuestro.

Tratado cátaro anónimo: se encuentra recogido en el Libro contra los maniqueos atribuido a Durán de Huesca.

Libro de los dos principios: puede tratarse de una exposición doctrinal realizada a partir de la obra de Giovanni di Lugio. Se habla de la existencia de dos principios, el bueno y el malo, y de dos creaciones, una invisible, buena y eterna, y otra visible, que es mala y pasajera.

La Cena Secreta o Interrogatio Iohannis: apócrifo de origen búlgaro. Tiene un diálogo sobre el apóstol Juan y Jesús sobre el dualismo, la caída de los ángeles, la creación del mundo y del hombre, la misión de Jesús y otros temas.

Ascensión de Isaías: apócrifo del siglo II. Influyó en la cristología de los cátaros. Cuando Isaías llega al séptimo cielo descubre que Jesús es Hijo de Dios, pero es diferente e inferior, por tanto acaba con la idea de la Trinidad. Jesús no sería un ser humano, sino un espíritu que desciende bajo la apariencia de un ángel de cielo en cielo y luego llega a la tierra bajo una apariencia humana.

Creencias

En los primeros siglos del cristianismo hubo gnósticos que negaban la posibilidad de que Dios hubiese creado el mal y la materia.


En el siglo iii el líder religioso Mani, heredero de la religión persa, estableció una doctrina dualista​ con dos principios esenciales, el Bien y el Mal. Esta doctrina se llamó maniqueísmo y se difundió por Europa y Asia, fue perseguida y terminó por desaparecer.


Los paulicianos, una secta que tendría a cristianizar el maniqueísmo, se hicieron poderosos en Armenia y Asia Menor. En el 872 fueron derrotados por los griegos y muchos de ellos fueron deportados a la península balcánica. Los paulicianos predicaron a los búlgaros en los Balcanes a la par que lo hacían los cristianos latinos y griegos.


En el siglo x apareció en Bulgaria el bogomilismo, religión que pudo haber sido fundada por Bogomilo (nombre que significa Amigo de Dios). Los bogomilos empezaron a ser numerosos en Bulgaria, Bosnia y Serbia y enviaron misioneros por el Mediterráneo. Para la historiadora Zoé Oldenbourg, los cátaros tienen su origen en estos bogomilos, que se habrían expandido a partir del siglo xi por el norte de Italia y el sur de Francia.​ El historiador Paul Labal, sin embargo, cree que probablemente el catarismo tuvo un origen nativo.


Según El discurso contra la herejía de los bogomilos de Cosmos el Sacerdote, escrito en 972, los bogomilos prohibían el bautismo, no comían carne, rechazaban la cruz y condenaban la vida mundana en matrimonio. Para ellos el diablo, que llamaban Sathanaël, era el creador del mundo material y Jesús solo se había hecho hombre en apariencia.


Los cátaros eran dualistas y creían en la existencia de dos principios opuestos: el bueno y el malo. Para algunos teólogos cátaros ambos principios existían desde el comienzo pero otros consideraban el principio malo una creación secundaria, producto del deseo maligno de una de las criaturas de un Dios único y bueno: el ángel caído.


Todos los cátaros sostenían que Dios no era todopoderoso, sino que el mal libraba con él una guerra.


Según los cátaros, el Dios del Antiguo Testamento era realmente el diablo, que había creado un universo miserable.


Para los cátaros, el mundo material no habría sido creado por Dios, sino por Satanás. El diablo, incapaz de crear vida, habría hecho al hombre de barro y le habría pedido a Dios que insuflase en él un alma. Dios, por bondad, decidió ayudarle y le dio vida al hombre. El alma entró en el hombre, pero se negó a quedarse. Sin embargo, el diablo la mantuvo prisionera. Adán y Eva fueron, según este relato, empujados por Satanás a mantener relaciones sexuales, lo cual consumó su hundimiento definitivo en la materia.


Según algunos cátaros, el espíritu divino insuflado por Dios en Adán se transmite mediante la procreación.​ Según la mayoría de los cátaros, sin embargo, el demonio fue expulsado del cielo arrastrando en su caída, mediante seducciones, a una multitud de almas que vivían felizmente con Dios. Estas habrían sido revestidas de un cuerpo de carne y las nuevas personas tenían almas que procedían de esa reserva de almas.


Para algunos cátaros, el número de almas arrastradas del cielo era inagotable pero para otros el número de almas era limitado y las almas iban saliendo de los cuerpos después de la muerte para entrar en otros en una especie de reencarnación.


La historiadora Anne Brenon describe del siguiente modo lo que pasa con las almas tras la muerte según los cátaros:


Como no es posible que alcancen la salvación eterna en una sola existencia, pero deben lograrla necesariamente, se impone su transmigración, como el único método que permite su salvación universal.

El alma de un hombre que lleva una vida justa transmigraría en un cuerpo más apto para su progreso espiritual pero un criminal corre el riesgo de renacer en un cuerpo con taras o en el de un animal.


Otras secciones de cátaros creían que cada nacimiento hace descender del cielo o de una región intermedia entre el cielo y la tierra un alma angelical seducida por el demonio.​


Los cátaros consideraban la procreación una crueldad, porque atrapaba un alma en este mundo.


Según esta doctrina religiosa, Dios sabe que unas almas se encuentran separadas de él. Entonces manda al más perfecto de los ángeles o su segundo hijo, ya que Satán sería el primero, que es Jesús. Jesús habría fingido someterse a las leyes terrenales para engañar al demonio. El demonio habría reconocido que era un mensajero de Dios y habría procurado su muerte. Los enemigos de Dios habrían creído que Jesús había sido ultrajado y había muerto en la cruz, pero en realidad él no podía sufrir, morir o resucitar. Tras enseñar a sus discípulos y fundar una Iglesia con el Espíritu Santo que consuela a las almas habría subido de nuevo al cielo.


Para los cátaros, el diablo desvirtuó lo que hizo Jesús de modo que la Iglesia católica sería una falsa iglesia que ha sustituido a la verdadera. La Iglesia católica sería la Bestia y la prostituta de Babilonia, en ella nadie se salva y todo lo que viene de ella es malo. Los sacramentos no tienen valor y son trampas ideadas por Satanás para engañar. El agua del bautismo y el pan de la Eucaristía son materia impura. La cruz sería horrorosa ya que fue usada por los enemigos de Jesús. Las imágenes son ídolos y las reliquias son restos sin valor vendidos por estafadores. Los santos estarían todos condenados por servir a la Iglesia católica, al igual que los justos del Antiguo Testamento, porque sirvieron al demonio.


Jesús no pudo nacer físicamente de la Virgen María porque no tenía cuerpo físico y habría sido un ángel que tomó los rasgos de una mujer o un símbolo de la Iglesia que acoge la palabra de Dios.


El poder secular también era visto como algo negativo, porque se sostenían sobre la coacción y provocaba guerras.


La familia era considerada una fuente de vínculos con lo mundano y la procreación traía nuevas almas a la materia, por lo que era un crimen contra el Espíritu.


Matar a personas y animales era considerado un crimen, en atención a las almas que albergan, que pueden renacer en una condición mejor. No podían llevar armas, para evitar el riesgo de matar.​ No comían animales, por tener un origen en la procreación, ni alimentos de origen animal, como leche o huevos, porque lo consideraban impuro.31​ Sí comían pescado,​ que además de ser un símbolo cristiano se consideraba que se reproducía sin mediación de sexo. De hecho, el pescado y la lis, símbolo de la pureza, eran las dos únicas cosas de la creación que representaban.


No estaba permitido mentir, pronunciar juramentos ni poseer bienes materiales.31​


Para los cátaros, la única forma de estar reconciliado con el Espíritu Santo era integrarse en su iglesia recibiendo la imposición de las manos de uno de sus ministros.


Consideraban que existían almas creadas por el demonio, difíciles de distinguir de las demás, pero los reyes y los jerarcas católicos eran sospechosos de tenerlas. Las demás almas seguirían reencarnándose y, al final, todas encontrarían la vía de la salvación, el mundo material desaparecería y las almas de los demonios perecerían, quedando solo una felicidad eterna en Dios.


El consolamentum y el melioramentum

Los cátaros consideraban necesario para la salvación un sacramento: el consolamentum. Este consistía en que un ministro del culto, que ya había recibido el Espíritu Santo previamente, imponía las manos sobre la persona haciendo descender en él el Espíritu Santo, reconciliando así a la persona con el Espíritu. El ministro que imponía las manos debía ser considerado puro, pero en raras ocasiones el sacramento se consideraba inválido por la falta de pureza del ministro.


Desde el momento en que se recibía el consolamentum, la persona debía someterse a todas las reglas cátaras. Solo una minoría quería salvarse de esta manera.​ Había personas que recibían el consolamentum varias veces en su vida, por haber incurrido en alguna falta o haber visto debilitada su fe en algún momento, lo que les había llevado a perder el Espíritu Santo.


Los que habían recibido el consolamentum y vivían de acuerdo a esta fe han sido llamados «perfectos».


Para que una persona recibiese el consolamentum debía pasar una temporada de uno o dos años en una casa de perfectos. Después de este plazo los ministros podían considerar que no era digno de recibir el sacramento por no haber perseverado en la fe. Si se le consideraba digno del sacramento, la persona debía prepararse los días previos mediante ayunos, vigilias y oración.


Para recibir el sacramento entraba en una sala donde se reunían los fieles decorada únicamente con cirios blancos, símbolo de las llamas del Espíritu Santo que descendieron sobre los apóstoles en Pentecostés. En esa sala había fieles reunidos y una mesa con ministros del culto o simples perfectos, vestidos con sus hábitos negros, símbolo de sus separación del mundo. El oficiante se lavaba las manos antes de tocar el texto sagrado, le explicaba al postulante su religión y recitaba el Padre Nuestro comentando cada frase. El postulante debía repetir las frases del Padre Nuestro, abjurar de la Iglesia católica y pedir tres veces ingresar en esta nueva Iglesia. Luego debe prometer seguir los mandatos de la misma. Tras esto, debe confesar sus faltas anteriores y pedir perdón a los asistentes, siendo después absuelto. El oficiante pone luego el texto sobre la cabeza del postulante, luego el oficiante y sus ayudantes imponen las manos sobre él rogando a Dios que le reciba y le envíe el Espíritu Santo. Tras esto, los asistentes rezan el Padre Nuestro y el oficiante lee el principio del Evangelio de Juan y vuelve a recitar el Padre Nuestro. Después el que ha recibido el sacramento recibe un beso del oficiante y sus ayudantes. La persona que ha recibo estos besos se dedica a besar a uno de los fieles asistentes, que se van besando sucesivamente. Desde entonces el que ha recibido el sacramento vestirá un hábito negro y dedicará su vida a la oración, la predicación y las obras de caridad.


El obispo local o un diácono cátaro asignaban al que había recibido el sacramento un compañero (socius) o compañera (socia) entre los demás perfectos.


El pueblo llamaba a los perfectos como «buenos hombres» (bons hommes).


Había creyentes que no eran perfectos pero que observaban una parte de las normas, como la castidad, el ayuno y la oración.


No obstante, la mayoría de los creyentes se limitaban a asistir al culto y a venerar a los perfectos. Esta veneración recibía el nombre de melioramentum y consistía en inclinarse tres veces ante el perfecto y decirle: «Rogad a Dios para que haga de mí un buen cristiano y me conceda una buena muerte». Entonces el «buen hombre» contestaba: «Dios haga de ti un buen cristiano y te conduzca a una buena muerte».


Los cátaros también admitían el consolamentum in articulo mortis, por lo que muchos recibían el sacramento solo cuando iban a morir.


Historia

Precedentes


En el año 1000 un campesino llamado Leutard labraba su tierra en Vertus cuando tuvo una revelación. Renunció a su mujer para vivir en castidad y destruyó una imagen de Jesús en la iglesia del pueblo. Leutard convenció de sus creencias a sus vecinos, que decidieron dejar de pagar el diezmo a la Iglesia católica. Jébuin, obispo de Chalons, mandó arrestar a Leutard, que terminó suicidándose.


Entre 1017 y 1022 surgieron en Aquitania herejes que negaban el bautismo y la cruz y decían vivir en castidad. Algunos de ellos fueron descubiertos en Toulouse y fueron expulsados.


En 1022 en Orleans Lisois, canónigo de la catedral, y Etiénne, miembro de la colegiata de Saint-Pierre y confesor de la reina Constanza de Arlés, empezó a enseñar que Jesús no nació de la Virgen María, que la Pasión no había tenido lugar y que podían transmitir el don del Espíritu Santo para comprender el sentido profundo de la Biblia mediante la imposición de las manos. El rey Roberto II condenó a estos y a sus catorce seguidores a la hoguera.


El 1025 el obispo Gérard de Cambrai se reunió en un sínodo en la catedral de Arrás y presentó a unos sospechosos de herejía que habían sido arrestados. Estos argumentaban que la salvación no podía venir de rituales realizados por sacerdotes indignos y que los sacramentos administrados con cosas materiales no eran válidos, que la cruz no tenía valor, que las iglesias no servían y que la jerarquía católica era inútil. Negaban que el bautismo sirviese para algo en niños, porque no tenían uso de razón. También rechazaban el matrimonio, practicaban la no violencia y vivían de su trabajo en comunidades igualitarias.


En 1028 en Monforte de Alba se creó una comunidad religiosa dirigida por un tal Gerardo. Estos declararon ante Heriberto, arzobispo de Milán, que los sacramentos no eran válidos porque eran administrados por sacerdotes indignos, negaban la Trinidad y decían que el bautismo no tenía utilidad. Vivían en castidad y no comían carne. También argumentaban que Jesús no era de carne, sino que «nació de las Sagradas Escrituras» y es un alma de hombre amada por Dios.


Entre 1043 y 1045 en la diócesis de Chalons se reunían campesinos que rechazaban el matrimonio y no comían carne.


En 1049 tuvo lugar un concilio en Reims, bajo la presidencia del papa León IX, donde se alertó de que nuevos herejes aparecían por toda Francia. En 1095 tuvo lugar otro concilio en Toulouse, presidido por el papa Víctor II, donde se amenazó con la excomunión a los que trataban con los herejes.


En 1052 en Goslar el emperador Enrique III condenó a la horca a herejes de Lorena por negarse a matar animales.


En la primera mitad del siglo xii un cura del Delfinado llamado Pierre de Bruis predicó contra el bautismo, los lugares de culto y la eucaristía en el sur de Francia. Él y sus discípulos profanaban las iglesias, derribaban los altares, quemaban las cruces, agredían a los sacerdotes y rebautizaban a la gente. Finalmente, Pierre de Bruis fue quemado cerca de la abadía de Saint-Gilles.


Un monje que había colgado sus hábitos, llamado Enrique de Lausana, había conocido a Pierre de Bruis hacia 1135 y había adoptado sus métodos. Se dedicó a predicar herejías en la Occitania y hacia 1145 se encontraba por Toulouse y Albi.


En 1144 en Colonia fueron quemados unos herejes que afirmaban que pertenecían a una Iglesia oculta desde tiempos de los apóstoles. Ese mismo año se encontró a otro grupo de herejes en Lieja, que se libró de la ejecución.


Primeras reacciones ante los cátaros

El papa Eugenio III hizo un llamamiento para predicar contra la herejía.​ En 1145 san Bernardo de Claraval se fue a predicar a la región francesa del Languedoc acompañado del legado Alberic, obispo de Ostia, y de Geoffroy, obispo de Chartres. Su testimonio indica que la herejía estaba triunfando en la región:


Las basílicas están sin fieles, los fieles sin sacerdotes, los sacerdotes sin honor. No hay más que cristianos sin Cristo. Los sacramentos son objetos de vilipendio, las fiestas ya no se celebran. Los hombres mueren en pecado. Se priva a los hijos de la vida de Cristo al negárseles la gracia del bautismo.


El primer día que san Bernardo predicó en la catedral de Albi solo acudieron treinta personas. Si bien el tercer día que predicó en este templo este ya se encontraba lleno, la predicación no tuvo ningún efecto en la expansión de la herejía.


San Bernardo encontró a herejes seducidos por las predicaciones de Enrique de Lausana y también a unos herejes tejedores que se denominaban arios. El primer obispo cátaro de Toulouse, Bernard Raymond, era llamado «el Ario».


El primer obispo de la herejía «francígena» probablemente estuvo en el monte Aimé, en Champaña, tal y como se decía en Lieja.


En 1163 el papa Alejandro III se reunió en Montpellier con el conde de Toulouse, Raimundo V, el vizconde de Béziers y de Carcasona, Ramón I Trencavel, y la vizcondesa Ermengarda de Narbona. Estos debieron transmitirle la mala situación de la Iglesia católica en estos territorios. Se celebró un concilio en Montpellier y, días después, otro en Tours. En el concilio de Tours asistieron varios obispos del sur de Francia, como el arzobispo de Narbona, Pons d'Arse, y se dijo que la herejía se extendía por la zona de Toulouse, por la Gascuña y por otros territorios.


En 1165 apareció un grupo de estos herejes en Lombers, al sur de Albi. El obispo católico de Albi convocó una asamblea de juristas para enfrentarse a aquellos herejes, que eran llamados «buenos hombres». El líder de estos era Sicard Cellerier y tenía un defensor llamado Olivier. Esta reunión solo tuvo como resultado una condena católica teórica. Constanza, hermana del rey Luis VII, asistió al coloquio y tal vez fue ella la que llevó a la Isla de Francia el concepto de albigense para referirse a estos herejes.


En mayo de 1167 se celebró un concilio cátaro en el castillo de Saint-Félix-Lauragais con personas venidas de Toulouse, Albi, Carcasona y Agen para recibir el consolamentum de parte del obispo búlgaro Nicetas, que venía de Constantinopla. También se ordenaron seis obispos cátaros y se crearon comisiones para delimitar las diócesis cátaras de Toulouse y Carcasona.


En la segunda mitad del siglo xii surgieron en Francia otras herejías diferentes a la cátara. En 1163 fue quemado un grupo de herejes en Vézelay. En 1173 surgió en Lyon una nueva herejía que fue confundida con los cátaros por parte de la gente del norte de Francia, que los llamaba a todos albigenses. Ese año, Pedro Valdo, hijo de un mercader rico, se conmovió con el canto de un ministril que evocaba la vida de san Alejo y decidió llevar una vida como la de los apóstoles. Vendió sus bienes y repartió el dinero entre su esposa y otras gentes. Luego, empezó a vivir de limosnas. Se dedicó a traducir la Biblia a la lengua del pueblo y a predicar. Pedro Valdo empezó a tener discípulos, conocidos como los valdenses. El obispo de Lyon consideró herético su comportamiento.


El papa Lucio III, con la epístola decretal Ad Abolendam diversarum haeresium pravitatem del 4 de noviembre de 1184, dada durante el Concilio de Verona, imponía anatema contra los cátaros, los patarinos, los que se llamaban falsamente humillados y los valdenses.​ En este documento se dice que los herejes debían ser entregados a los poderes seculares.


En 1178 tuvo lugar una misión. Estaba dirigida por el legado pontificio Pierre de Pavie. Iba acompañado de dos prelados que contaban con la confianza de Enrique II, rey de Inglaterra y duque de Aquitania. Estos eran el obispo de Poitiers y el obispo de Bath. El legado iba acompañado también por el abad cisterciense de Claraval, llamado Henri de Marcy​ o Enric de Marsiac.58​ En Toulouse se consiguió que un hereje, el mercader Pierre Maurand, abjurase de la herejía e hiciera una penitencia en Saint-Sernin. Luego fueron a la comarca de Albi para presionar al vizconde Roger Trencavel, que se zafó de ellos y fue excomulgado. La misión logró capturar a dos cátaros de cierta importancia: Bernard Raymond, obispo cátaro de Toulouse, y Raymond de Baimiac. Tras dos sesiones estos cátaros fueron calificados como «secuaces del Diablo» pero luego se les dejó regresar a sus casas.


En 1179 el papa Alejandro III presidió en Roma el III Concilio de Letrán. En el canon 28 de este concilio se decretó la excomunión de los albigenses y de los «brabanzones, aragoneses, vascos, coteleros y triaverdinos» que no respetasen las iglesias o los monasterios. Con respecto a los disidentes y heterodoxos, se conmutaba «dos años la penitencia impuesta a los fieles que tomaran las armas contra ellos y que por consejo del obispo o de otros prelados, vayan a combatirlos con vistas a expulsarlos [...] [y] los colocamos, como a los peregrinos del Santo Sepulcro, bajo la protección de la Iglesia».


En 1181 Henri de Marcy, que acababa de ser nombrado cardenal-obispo de Albano, dirigió una expedición militar contra los cátaros Bernard Raymond y Raymond de Baimiac, que habían sido condenados en 1178. Esta expedición logró una victoria en su cerco al castillo de Lavaur. Tras esto, los dos cátaros y el vizconde Roger Trencavel regresaron al catolicismo.


El 1 de abril de 1198 el papa Inocencio III escribió al arzobispo de Auch para decirle que debía erradicar los errores y castigar a los amigos de los herejes con el apoyo del pueblo y de los nobles.


En 1199 el papa Inocencio III redactó el decretal Vergentes in senium que equiparaba la herejía a los crímenes de lesa majestad, por lo que los herejes debían ser proscritos y sus bienes confiscados. En un primer momento este decretal era para Italia, pero su validez fue extendida a Occitania en julio de 1200.


En su lucha contra la herejía, el papa podía contar con la ayuda de los reyes de Aragón. En 1194 Alfonso II de Aragón había expulsado a todos los herejes de su reino y en 1198 Pedro II de Aragón, apodado el Católico, habría aprobado la constitución de Gerona, por la cual se establecía la hoguera para los herejes y sus partidarios. En el sur de Francia, el papa tenía el apoyo de Guillermo VIII, señor de Montpellier,​ pero este falleció en 1202.


Inocencio III se dedicó a mandar legados a la Occitania con plenos poderes, como el de excomunión, el de pronunciar interdictos o el de relevar a los obispos que no fuesen lo suficientemente decididos.62​ En 1198 mandó a Rainiero de Ponza y en 1199 al cardenal Jean de Saint-Prisque.


En 1203 el papa designó como legados a dos frailes cistercienses de la abadía de Fontfroide: Raoul de Fontfroide y Pedro de Castelnau. En 1204 el papa mandó unirse a ellos al abad de Santa María del Císter, Arnaud Amaury, con el propósito de liderarlos y dedicar también los esfuerzos a la predicación. Por esta legación se suspendió al obispo de Béziers, Guillaume de Roquesel, y se sustituyó por el abad de Saint-Pons, Ermengaud. También se instó al obispo de Viviers a que cesase en sus funciones. El arzobispo de Narbona, Bérenguer, no colaboró pero el papa decidió mantenerlo en el cargo. Arnaud Amaury logró deponer al obispo de Toulouse, Raymond de Rabastens, acusándole de simonía y de vinculación con las maneras de los cátaros, y lo sustituyó por el cisterciense Foulque de Marsella.


En febrero de 1204 el rey Pedro II de Aragón presidió un debate en el que sacerdotes católicos y perfectos cátaros intercambiaron sus argumentos, sin lograr resultados.


En mayo de 1204 el papa Inocencio III escribió a Felipe II de Francia para que iniciase una represión de los herejes y se quedase con los bienes de los nobles y ciudadanos hostiles a la represión. Sin embargo, el rey de Francia ignoró esta petición.​ El monarca francés estaba en guerra contra Juan I de Inglaterra.


El 15 de junio de 1204 Pedro II de Aragón y María de Montpellier, señora de Montpellier, firmaron sus capitulaciones matrimoniales en presencia de otros nobles, como Raimundo VI, conde de Toulouse.


En 1205 Pedro II de Aragón fue a Roma, donde fue coronado por el papa Inocencio III.​


En 1205 el papa realizó una nueva petición de combatir a los herejes, pero tampoco fue escuchado.


En 1206 los legados cistercienses estaban en Montpellier. Entonces se encontraron con Diego de Acebes, obispo de Osma, y con santo Domingo de Guzmán. El segundo propuso centrarse en la predicación, llevar una vida de pobreza para acallar las críticas y ser itinerantes, imitando en todo la vida de los apóstoles. Los cistercienses le dijeron que si alguna autoridad de la Iglesia católica adoptase esa vida ellos la seguirían con gusto. Entonces el obispo Diego renunció a sus pertenencias y se unió al proyecto de Domingo. Es en este momento cuando Arnaud Amaury decidió regresar a la abadía del Císter y volver con refuerzos y los otros dos legados se unieron a Domingo para predicar en pobreza.


Domingo de Guzmán y Diego de Acebes predicaron en Montpellier sin éxito. Luego lo hicieron en Servian, donde los cátaros Baudoin y Thierry debatieron con ellos durante ocho días, consiguiendo tan solo la admiración de los habitantes que ya eran católicos. En Carcasona predicaron ocho días sin ningún provecho. En la primavera de 1207 en Montreal conocieron al importante predicador cátaro Ghilhabert de Castras y a los diáconos cátaros Benet de Termas y Pons Jordan, así como a un gran número de perfectos. El cátaro Arnaut Oth sostuvo que la Iglesia católica era la Babilonia del Apocalipsis y Diego de Acebes quiso demostrarle lo contrario usando el Nuevo Testamento, sin resultados. En Verfuél discutieron con los cátaros Pons Jordan y Arnaut Arrufat, pero no se entendieron bien entre ellos, ya sea por el desconocimiento del latín o por la gran diferencia entre los dos discursos.


En otoño de 1207 el conde de Foix puso a disposición de Domingo y Diego el castillo de Castelà en Pàmias. Acudieron también Foulque, nuevo obispo de Toulouse, y Navarre, nuevo obispo de Coserans. En este pueblo, los valdenses y los cátaros eran igual de numerosos y delegaron su representación en oradores. La hermana del conde de Foix, Esclarmonda, era una perfecta y tomó parte en los debates. En este lugar consiguieron que el valdense Durán de Huesca decidiera hacer penitencia con algunos amigos.


En 1207 Arnaud Amaury regresó a la región con doce abades y quince frailes para predicar en pobreza como indicaba Diego de Guzmán.


Diego de Acebes regresó a Osma, en Castilla, donde murió en diciembre de 1207. Entonces el compañero de Domingo pasó a ser clérigo Guillaume Claret. Los dos fueron a Fanjeaux, donde convirtieron a un pequeño grupo de perfectas y de mujeres creyentes en el catarismo. Estas fundaron en Prohuile un monasterio con centro educativo y hospital.


Los cistercienses, sin embargo, abandonaron en cuestión de meses la predicación en pobreza propuesta por Domingo.


En 1207 el papa volvió a escribir al rey Felipe II de Francia para que combatiese la herejía, así como a otros nobles franceses: el duque de Borgoña y los condes de Dreux, de Bar, de Nevers, etcétera.


El legado Pedro de Castelnau, por su parte, elaboró en 1207 un acuerdo de paz destinado a los nobles. En él debían comprometerse a no emplear a judíos en su administración, a no aumentar los peajes, a devolver a los templos católicos lo que había sido saqueado, a no contratar salteadores y a perseguir a los herejes. Raimundo VI, conde de Toulouse, se negó a jurar este acuerdo. Entonces fue excomulgado por el legado. En mayo de 1207 el papa confirmó la excomunión. Entonces el conde de Toulouse decidió prestar juramento, sin cumplir con lo jurado, tras lo cual fue excomulgado de nuevo por Pedro de Castelnau. El legado Castelnau y Raimundo VI se encontraron posteriormente en Sant Geli y tuvieron una reunión tempestuosa.


El 14 de enero de 1208 el legado pontificio Pedro de Castelnau fue asesinado a las orillas del Ródano por un escudero de Raimundo VI, que pensaba que así se ganaría el apoyo del conde.


Cruzada contra la herejía

El 9 de mayo de 1208 el papa Inocencio III escribió una carta dirigida a los arzobispos de Narbona, Arles, Embrun y Lyon, así como a los nobles y poblaciones de Francia promulgando la indulgencia de cruzada a favor de todos los que tomasen las armas contra los albigenses. En este documento, el papa asimila la herejía a la peste y dice que los herejes son peores que los sarracenos.


El papa insistió al rey de Francia para que se hiciese cargo de la cruzada, pero se negó, argumentando que tenía ya una guerra contra Inglaterra y que no se habían aportado pruebas de la herejía del conde Toulouse, por lo que él no podía disponer de su tierra y dársela a otros como botín. Lo que sí que hizo este monarca es autorizar al duque de Borgoña y al conde de Nevers a combatir a los albigenses. Muchos otros nobles se unieron a la cruzada, como el conde de Saint-Pol, el conde de Montfort y el conde de Bar-sur-Seine. También fueron los obispos de Sens, Autun, Clermont y Nevers. El papa nombró jefe de la expedición militar a Arnaud Amaury.


El cisterciense Arnaud Amaury, el obispo de Couserans Navarre y el obispo de Riez Hugues se dedicaron a predicar la cruzada.


Los obispos también se hicieron cargo de financiar la cruzada con el diezmo de sus diócesis.


Las tropas para la cruzada se fueron reuniendo en los alrededores de Lyon.


Raimundo VI, conde de Toulouse, escribió al papa para decirle que no había tenido nada que ver con la muerte de su legado y luego decidió dirigirse a Valence y someterse. El papa mandó dos nuevos legados, el maestro Milon y el maestro Thédise, que recibieron la reconciliación del conde. El conde fue golpeado con varas como penitencia en la abadía de Saint-Gilles. Luego, en junio de 1209, decidió unirse a la cruzada.


Otros nobles del sur se unieron, como el conde de Valentinois y el vizconde de Anduze. También tomaron parte los obispos de Burdeos, de Bazas, de Cahors y de Agen, asistidios por el duque de Auvernia y el vizconde de Turena.


El obispo Foulque creó en la ciudad vieja Toulouse una «compañía blanca» para saquear los bienes y destruir las casas de herejes y usureros, con el apoyo de artesanos y terratenientes. La parte más reciente de la ciudad, en torno a la abadía de Saint-Sernin, se opuso y creó una «compañía negra» con el apoyo de los mercaderes. Las dos compañías se enfrentaron en sangrientos combates.


El ejército cruzado se dirigió a la ciudad de Béziers en julio de 1209. El vizconde de Béziers renunció a defender la ciudad y se marchó con algunos herejes y con la comunidad judía a Carcasona. El obispo también abandonó el lugar y se dedicó a intentar mediar. La ciudad, no obstante, decidió resistir. El ejército cruzado llevó a cabo una matanza de todos los habitantes. Según la Chanson de la Croisade de Guillermo de Tudela, este exterminio fue premeditado. Quince años después el cisterciense Cesáreo de Heisterbach escribió que a Arnaud Amaury se le preguntó cómo distinguir a los buenos vecinos de los malos, a lo que contestó: «Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos».


Después de lo ocurrido en Béziers, las siguientes fortalezas y ciudades se fueron rindiendo sin combatir. Sin embargo, Carcasona intentó resistir con el vizconde Raimundo Roger Trencavel. Finalmente, debido a la falta de agua, Raimundo Roger se ofreció como rehén y todos los habitantes de la ciudad tuvieron que salir en camisa y calzones. Pocos días después, Raimundo Roger murió de disentería en la prisión.


Una comisión presidida por Arnaud Amaury decidió nombrar a Simón de Montfort, uno de los nobles de la cruzada, como heredero de Raimundo Roger Trencavel.​ Simón de Montfort era conde de Leicester y tenía también un señorío en la Isla de Francia.


El ejército se retiró y Simón de Montfort se quedó con treinta caballeros y un grupo de bandidos que cada vez pedían más dinero. Los castillos cátaros se habían rendido frente al ejército, pero luego volvieron a la disidencia. Por otro lado, la Montaña Negra y las Corbières se convirtieron en refugio de los perfectos. Por todo ello, la región seguía siendo hostil.


Simón de Montfort escribió al papa ofreciéndole un tributo a cambio de que le confirmase que son suyas las tierras que había recibido. El papa respondió en noviembre de 1209 confirmándole en la posesión de sus tierras y prometiéndole refuerzos.​ Estos refuerzos llegaron a finales del invierno de 1210, bajo el mando de la condesa de Montfort.


En invierno, los cistercienses predicaban la cruzada y en marzo se formaban bandas de señores con sus vasallos que acudían a ayudar a Simón de Montfort en sus campañas durante cuarenta días. Pasado ese tiempo, los vasallos podían marcharse a sus casas.


Entre 1210 y 1212 también hablaban a favor de la cruzada los profesores de la Universidad de París Jacques de Vitry y Robert de Courçon y el canciller de la escuela de Colonia.


Entre 1210 y 1211 Simón de Montfort conquistó los bastiones cátaros de Bram, Minerve, Termes, Cabaret y Lavaur. La villa de Lavaur fue tomada con la ayuda de la compañía blanca de Toulouse. En todos estos lugares se quemó a los que no abjuraban del catarismo. El cisterciense Pierre des Vaux de Cernay escribió: «Los quemaron con un inmenso júbilo».


Gobierno de Simón de Montfort

El 1 de diciembre de 1212 Simón de Montfort promulgó en Pamiers unos estatutos para el gobierno de sus territorios.


Los estatutos de Pamiers ponían a la Iglesia católica en un lugar privilegiado. Se debía de pagar el diezmo más un impuesto de tres dineros por casa y año, los clérigos católicos solo serían juzgados por tribunales religiosos y los frailes no pagarían tributos. Se prohibía a los laicos construir iglesias en sus castillos. Todo el mundo estaba obligado a ir a misa y los que faltasen sin causa razonable debían pagar una multa de seis dineros torneses. Los herejes reconciliados no podían tener cargos relacionados con la administración de justicia. Las viudas o herederas de nobles que tuvieran castillos no podían casarse con alguien de la región sin autorización de Simón de Montfort. Los usos y costumbres en lo que respecta al derecho de sucesiones quedaban abolidos y ese ámbito del derecho quedaría como en París. El derecho de primogenitura se convierte en obligatorio.


Simón de Montfort suprimió los consulados de mercaderes de Saint-Gilles y Lodève en beneficio del monasterio local y del obispo respectivamente.


En la primavera de 1214 Simón de Montfort intentó entrar en Narbona pero la milicia local se lo impidió. En enero de 1215 los ciudadanos de Montpellier tomaron las armas para impedirle el acceso a un concilio que deliberaba sobre el destino de Toulouse. Nimes se negó a reconocerle como vizconde y cedió sus derechos sobre esta villa al obispo.


En Toulouse, el castillo narbonés se mantuvo en manos del obispo Foulque y en Foix el castillo fue ocupado por el abad de Saint-Thibéry.


Batalla de Muret

Raimundo VI, conde de Toulouse, pidió al papa atenuar las condiciones que se le pusieron en su reconciliación con la Iglesia católica, que eran las mismas que las que le imponía Pedro de Castelnau. Se puso en contacto también con Felipe II de Francia, el emperador Otón IV y Pedro II de Aragón. Mientras tanto, se abstuvo de perseguir a los cátaros.


Tras la toma de Carcasona en 1209 el legado Aranud Amaury pidió a Toulouse que entregase a sus herejes y el conde se negó. El legado sometió la ciudad a interdicción y excomulgó de nuevo al conde. En 1210 el papa pidió a su legado que levantase las sanciones al conde y a la ciudad y le pide que espere a que los obispos del sur de Francia resuelvan el problema en un concilio.


Sin embargo, en las reuniones conciliares de Saint Gilles (julio de 1210) y Montpellier (febrero de 1211), el conde de Toulouse rechaza la reconciliación cuando el legado Arnaldo Amalric añade a las anteriores condiciones la expulsión de los caballeros de la ciudad y su partida a Tierra Santa.


Raimundo VI expulsó de Toulouse al obispo Foulque y se deshicieron las compañías blanca y negra. Simón de Montfort llevó a cabo un primer asedio a la ciudad en junio de 1211, que fracasó.


Raimundo VI, los cónsules de Toulouse y los condes de Foix y de Cominges, cuyas tierras eran objeto de ataques de Simón de Montfort, pidieron apoyo a Pedro II de Aragón, apodado el Católico y coronado por el papa, que entonces estaba siendo objeto de grandes elogios en la Santa Sede por haber derrotado a los musulmanes en la Batalla de las Navas de Tolosa en julio de 1212. El rey de Aragón aceptó ayudarles.


En enero de 1213 el rey de Aragón y conde de Barcelona escribió a los católicos reunidos en el concilio de Lavaur que debía de llegarse a un acuerdo para el fin de las hostilidades. Propuso que Raimundo VI pagase por su complicidad con la herejía luchando por la cristiandad en España contra los musulmanes o en Tierra Santa y que se respetase a los condes de Foix y de Cominges porque no eran herejes. El monarca aragonés también dijo que, respetando al conde de Foix, al conde de Cominges y al vizconde de Bearne, los cruzados franceses liderados por Simón de Montfort podrían combatir a los musulmanes «en los negocios del cristianismo en las partes de España para honra de Dios y de la santa Iglesia» (‘in negotio christianitatis in partibus Yspanis ad honorem Dei et sancte Ecclesie’). Sin embargo, el concilio de Lavaur rechazó enérgicamente las propuestas del rey de Aragón.


Con esta postura, Pedro II de Aragón obtuvo un gran reconocimiento en toda Occitania.


En la batalla de Muret el 12 de septiembre de 1213, el bando aragonés-tolosano fue derrotado por el ejército de Simón de Montfort. El rey de Aragón murió al principio del combate y Raimundo VI huyó con el resto de tolosanos.


Simón de Montfort entró en Toulouse acompañado del nuevo legado papal, Pedro de Benevento, y del príncipe Luis, hijo de Felipe II de Francia.


En enero de 1215 un concilio reunido en Montpellier pidió que se reconociese a Simón de Montfort como dominus et monarcha de todo el país de Oc.


En noviembre de 1215, el IV Concilio de Letrán reconoció a Simón de Montfort como conde de Toulouse, desposeyendo a Raimundo VI. Sin embargo, el papa no quiso desposeer de todo al hijo de Raimundo VI, un joven también llamado Raimundo, y le concedió en este concilio heredar tierras y derechos en Saint-Gilles.


En abril de 1216 Simón de Montfort fue a París a rendir homenaje al rey de Francia por las tierras que le habían sido concedidas. Por entonces era conde de Toulouse, vizconde de Béziers y de Carcasona y duque de Narbona.


Rebelión en el sur de Francia

Cuando el joven Raimundo llegó a Saint-Gilles se encontró con que en el sur aborrecían a los del norte. Aviñón, Arlés y Marsella se habían organizado como pequeñas repúblicas y le pidieron ayuda al joven Raimundo. Este acepta y, con medios de Aviñón y Marsella, sitia Beaucaire. Simón de Montfort acudió en ayuda de este lugar pero llegó tarde, fue derrotado y solo pudo salvar la vida de la guarnición de la villa.


Raimundo VI reunió un ejército de faidits, occitanos expulsados de sus tierras por los del norte de Francia, y atravesó los Pirineos por Benasque. Bajó por el valle del Alto Garona, recibiendo al pasar ayuda del conde de Cominges y del conde de Foix, y el 13 de septiembre de 1217 conquistó Toulouse. Pocas semanas después, su hijo se reunió con él en esta ciudad.


Simón de Montfort pidió ayuda a los nobles del norte de Francia, que dijeron que llegarían la primavera siguiente. Mientras tanto, cercó Toulouse y se hizo con el castillo Narbonés, que dominaba el acceso a la ciudad desde el sudeste. Sin embargo, la ciudad se dispuso a resistir. Simón murió durante el asedio a Toulouse, el 25 de junio de 1218.


El sucesor de Simón de Montfort, su hijo Amalarico VI de Montfort, pidió ayuda a los nobles del norte de Francia. El obispo Foulque, la condesa de Montfort, el obispo de Tarbes y el obispo de Cominges pidieron ayuda al rey Felipe II de Francia. El papa Honorio III pidió también al rey francés que enviase contra los herejes un poderoso ejército. El monarca aceptó y su hijo Luis encabezó la expedición militar.


El príncipe Luis y Amalarico VI se encontraron en el sitio de Marmande. La ciudad capituló pero todos los habitantes fueron ejecutados. Luego, el príncipe Luis sitió Toulouse durante algunos días y se marchó argumentando que habían pasado ya los cuarenta días obligatorios de servicio de sus vasallos feudales.


Ramón Trencavel II, hijo del difunto Raimundo Roger Trencavel, recibió la ayuda del conde de Foix, Roger Bernard, para tomar Carcasona.


El 1 de septiembre de 1120 Raimundo VI y su hijo dieron a los cónsules de Toulouse derecho para vengarse de los occitanos que habían colaborado con Montfort.


En 1222 Raimundo VII organizó la bastida de Cordes-sur-Ciel para defender la comarca de Albi.


El 23 de enero de 1224 el papa Honorio III escribió al rey de Francia que la herejía estaba regresando con fuerza al sureste francés.


En la década de 1220 los cátaros se habían reorganizado con fuerza y se encontraban en su apogeo. En 1226 se celebró en Pieusse una reunión de perfectos para debatir sobre si crear una nueva diócesis cátara en el Razés, en la región de Limoux. Esta diócesis se creó y fue encabezada por Benoit de Termes.​ Toulouse, por su parte, se convirtió en refugio de muchos perfectos que eran protegidos por los tolosanos ricos.


Los cátaros no entraron en conflicto con los que practicaban el catolicismo ni antes ni después de las ofensivas militares.


En febrero de 1224 Amalarico VI de Montfort cedió sus derechos territoriales en Occitania al rey Luis VIII de Francia.


El papa Honorio III instó a la organización de una conferencia con obispos católicos en Montpellier para que Raimundo VII justificase su posición. Esta tuvo lugar entre julio y agosto de 1224. Los obispos se mostraron alarmados por el auge del catarismo.


El papa Honorio III nombró legado pontificio al Romano Frangipani, cardenal de Sant'Angelo. El legado organizó un concilio en Bourges. Raimundo VII estuvo presente y se le dijo que se le negaba la absolución.


El 12 de enero de 1226 Raimundo VII fue excomulgado en un acto en París, que contó con la presencia de los grandes nobles del reino.


Luis VIII se decidió a combatir a los herejes con las condiciones de poder disponer libremente de los dominios del conde de Toulouse y de que todos los gastos corriesen a cargo de la Iglesia católica. En junio de 1226 el ejército se reunió en Lyon. Empezaron por sitiar Aviñón. Durante el asedio el conde de Champaña abandonó alegando que ya habían pasado los cuarenta días obligatorios, pero el resto permaneció y la ciudad se rindió el 9 de septiembre.


Tras la victoria de Luis VIII en Aviñón, que tenía fama de inexpugnable, se rindieron Béziers, Carcasona y Pamiers.​ El rey puso un senescal en Carcasona y otro en Beaucaire.​ En octubre de 1226 se celebró una asamblea en Pamiers en la que el rey confiscó sus bienes a los herejes y a sus protectores y obligó a todos los obispos a prestarle un juramento de fidelidad.


Luis VIII dio por finalizada la campaña de ese año y murió de enfermedad el 3 de noviembre en Montpensier. Su hijo era demasiado joven para reinar y las responsabilidades de gobierno recayeron en la reina viuda, Blanca de Castilla.


Luis VIII había dejado en el territorio muchas tropas al mando de su primo Humbert de Beaujeu, que contó con la ayuda de Guy de Montfort, hermano mayor de Amalarico VI. Se llevaron a cabo sangrientos combates en los alrededores de Toulouse, como los de Auterive, Saint-Paul-Cap-de-Joux y Montech. En 1228 Raimundo VII logró una victoria en Castelsarrasin, tomando la ciudad al enemigo.


El 5 de diciembre de 1227 el papa Gregorio IX promulgó una bula que impedía el acceso a las ferias de mercaderes de Champaña a los comerciantes de Toulouse.


Tratado de paz de París

En 1228 los tolosanos se abrieron a negociar la paz. El 10 de diciembre de 1228 Ramundo VII firmó un acta en la que afirmaba que aceptaba lo que se acordase con Elias Guerin, abad de Grandselve,​ en presencia de Teobaldo, conde de Champaña. El legado pontificio Romano Frangipani y la reina Blanca de Castilla también estaban a favor de la paz.


Elias Guerin fue a París y en enero de 1229 ya se encontraba en Toulouse con un tratado elaborado por la reina regente y el legado papal. En este tratado el rey de Francia se hacía con los dominios de los Trencavel y dejaba al conde de Tolouse el dominio sobre las diócesis de Toulouse, Agen y Rodés siempre que desmantelase treinta fortalezas. Se debía devolver sus bienes a los que habían seguido a Simón de Montfort. La hija de Raimundo VII debía casarse con un hermano del rey, de modo que su descendencia fuese heredera de sus dominios.


Raimundo VII no estuvo de acuerdo con este tratado y la regente decidió convocar en marzo de 1229 una reunión en Meaux, cerca de París, para negociar la paz. Raimundo VII acudió acompañado de otros notables de la región, como el conde de Cominges y cónsules de Toulouse. El conde de Champaña acudió como mediador. Los representantes de la corona francesa eran Mathieu de Montmorency y Mathieu de Marcy, parientes de los Montfort. La regente Blanca de Castilla, conocida por su celo católico, reunió aquí también un gran concilio de obispos y abades del norte y el sur de Francia.


Raimundo VII se encontraba en una posición muy vulnerable. Era un excomulgado encerrado en el Palacio del Louvre de París y nada le indicaba que si no firmaba la paz pudiera regresar a Toulouse a reanudar la guerra. Entonces el legado empezó a modificar el tratado, añadiendo lo siguiente: derribar cerca de un kilómetro de murallas de Toulouse, indemnizaciones enormes a iglesias y abadías (algunas, como el Císter y Claraval, fuera del Languedoc), pagar la guardia del castillo de Narbona, crear una escuela en Toulouse (donde se enseñase teología, derecho canónico, artes liberales y gramática), perseguir a los herejes, confiscar los bienes de los excomulgados y no dar cargos públicos a judíos. Por otro lado, la herencia del conde de Toulouse pasaría en todo caso a la familia real de los Capetos, aunque el matrimonio de su hija con un miembro de familia real no tuviera descendencia y aunque el conde tuviera otros herederos legítimos. El tratado fue firmado el 12 de abril de 1229 en la plaza de Notre-Dame de París.


La persecución de la herejía en tiempos de paz

En la Italia de los siglos xii y xiii también había herejes. Los cátaros eran los más numerosos, pero también estaban los arnaldistas, los valdenses, los pasagianos y otros.


Muchos cátaros peregrinaban a la región de Lombardía a comienzos del siglo xiii para consultar con sabios de esta secta o para recibir en consolamentum por cátaros especialmente reconocidos.


Con el papa Inocencio III los cátaros tenían un obispo en Sorano, otro en Vicenza y otro en Brescia. También era muy numerosos en ciudades como Verona, Viterbo, Florencia, Ferrara, Prato, Faenza, Rímini, Como, Parma, Cremona o Plasencia.​ En la propia Roma había también una comunidad cátara.


Inocencio III prohibió a los herejes tener cargos públicos, cosa que no se cumplía. Tampoco surtió efecto excomulgar a la gente. En Orvieto, el gobernador Pietro Parentio, que ejercía represión contra los herejes fue asesinado por estos en 1199. En 1207 Inocencio III acudió personalmente a Viterbo para que se confiscasen los bienes y se derribasen las casas de los principales cátaros.


En 1241 se calcula que había en Lombardía más de dos mil perfectos.


En noviembre de 1229 tuvo lugar un concilio en Toulouse, convocado por el legado pontificio, al que acudieron todos los obispos de la provincia de Narbona, así como los arzobispos de Auch y Burdeos. También acudió Raimundo VII, el senescal de Carcasona y dos cónsules de Toulouse, entre otras personalidades.


En este concilio se estableció que serían reos de herejía aquellos que fuese acusados de eso por el «rumor público» o los denunciados como tales por «gentes honorables y serias». Todo aquel que comulgase menos de tres veces al año era considerado sospechoso. Todos los hombres mayores de 14 años y las mujeres de más de 12 años estaban obligados a denunciar a los herejes. En cada parroquia debía crearse una comisión para perseguir la herejía compuesta de un sacerdote y por lo menos tres laicos. Los herejes capturados debían ser entregados al obispo o a su legado. Un hereje no podía ser baile (magistrado del conde) ni médico. Si un hereje abjuraba su casa sería destruida, debería ir vestido con dos cruces visibles de diferente color y sería excluido de los asuntos públicos. Los herejes que volviesen a la fe católica de forma «no espontánea» serían condenados a cárcel. Los que se oponían al tratado de paz con las armas y se refugiaban en sus castillos de las Corbières son definidos como «violadores de la paz» y son proscritos. Se prohibió a todo el mundo vincularse mediante juramentos a asociaciones. Finalmente, se prohibía a los laicos poseer libros del Antiguo y el Nuevo Testamento.


El 20 de abril de 1231 el papa Gregorio IX se dirigió a los obispos franceses para decirles que la persecución de la herejía la iban a llevar a cabo los dominicos. Para las provincias del norte de Francia se escogió a Robert le Brouge, un perfecto que se convirtió y se hizo dominico. Para el sur de Francia el papa nombró un legado, Juan de Vernin, arzobispo de Viena, que en 1234 designó los dominicos Arnaud Cathalá para la diócesis de Albi y a Pierre de Seila y Guillermo Arnaud para las diócesis de Cahors y Toulouse.


En 1235 se reunió el Concilio de Narbona, al que asistieron los arzobispos de Narbona, de Arlés y de Aix con otros muchos obispos sobre la penitencia que los dominicos debían imponer a los herejes. Todos los domingos debían ir a una iglesia católica vestidos con cruces para recibir varazos y también debían hacer lo mismo en las procesiones. Debían costearse ellos mismos las luchas en defensa de la fe. Los herejes que no se hubieran delatado a sí mismos en un tiempo de gracia o que fuesen indignos de indulgencia serían encerrados hasta que el papa decidiera hacer algo con ellos y podrían ser entregados a un juez secular.


Los cátaros de Occitania entraron en la clandestinidad. Los que llevaban las finanzas fueron llamados questores. Los ductores guiaban a los cátaros a lugares seguros y algunos eran caballeros pobres que cobraban por sus servicios. Los ductores estaban en contacto con los nuntii eran los jefes de la red cátara clandestina. Otros cátaros emigraban al sur de los Pirineos, donde eran protegidos por el vizconde de Castelbó, o a Italia, donde las ciudades defendían su independencia con respecto al poder pontificio y del emperador Federico II, que combatía a su vez contra el papa.


Uno de los aspectos de esta persecución contra los cátaros, además de las quemas de herejes,​ fue la profanación de tumbas. En junio de 1224 en Albi el dominico Arnaud Cathalá quiso desenterrar a la viuda de un hereje pero las masas lo impidieron. Sin embargo, sí se llevaron a cabo desenterramientos de acusados de herejía en Cahors y Moissac.​ En septiembre de 1236 en Toulouse también se desenterraron cadáveres para quemarlos.


En abril de 1240 Ramón Trencavel II tomó sin combatir los castillos de la comarca de Minerve, de la Montaña Negra y de las Corbières. En septiembre Trencavel tomó parte de Carcasona. Entonces los habitantes pasaron a cuchillo a treinta y tres sacerdotes católicos. En otra parte de la ciudad se refugiaron el senescal, el arzobispo de Narbona y los obispos de Tolosa y Carcasona, que resistieron hasta que un ejército del senescal Jean de Beaumont rompió el cerco. Luego Trencavel sitió Montreal, que también resistió. Raimundo VII intervino para que Trencavel pudiera retirarse.


Tras esto, se desató una represión en la región. Se incendiaron las ciudades de Montreal, Limoux y Gaja. Los cátaros capturados fueron marcados con un hierro ardiendo con una cruz en la frente.


Montsegur

En 1232 Raimon de Perelha era señor del lugar en el que se encontraba, sobre una montaña, el castillo de Montsegur. El obispo cátaro Guilhabert de Castras le pidió permiso para convertir este edificio en el refugio oficial de la Iglesia cátara. Paralelamente, se creó una aldea al pie de la montaña donde se alojaban perfectos y perfectas. Muchos visitantes llegaban a Montsegur para participar en los cultos en el castillo y venerar a los perfectos.137​ También numerosos moribundos llegaban a este lugar para recibir el consolamentum antes de morir y ser enterrados junto a sus murallas.


Ha llamado la atención que el castillo está orientado hacia el este, donde nace el sol, y tiene unas condiciones específicas de iluminación. Las troneras del torreón están alineadas con la salida del sol el solsticio de verano. Para el historiador Fernand Niel, el castillo de Montsegur era un templo solar.139​ No se tienen pruebas de que los cátaros llevaran a cabo algún culto al sol, pero sí que lo hacían los maniqueos. La puerta principal es grande y monumental y no se parece a la de ningún otro castillo medieval. Esta entrada no estaba protegida por ninguna torre ni otro tipo de estructura defensiva.


El 27 de mayo de 1242 un senescal de Raimundo VII, Raymond de Alfaro, mandó un mensajero a la fortaleza de Montsegur. El 28 de mayo el jefe de la guarnición de la fortaleza, Pierre-Roger de Mirepoux, salió con unos cincuenta hombres. Entraron sin resistencia en Avignonet-Lauragais y mataron al dominico Guillermo Arnaud y a diez compañeros suyos.


En junio de 1243 el castillo de Montsegur fue asediado por las tropas del senescal de Carcasona, Hugues de Arcis, y del arzobispo de Narbona, Pierre Amiel. Según el sargento Imbert de Salles, en la Navidad de 1243 salieron dos del castillo llevando oro, plata y muchas monedas. El 2 de marzo de 1244 comenzaron las negociaciones. Durante las negociaciones se marcharon cuatro perfectos, para que no se perdiese el conocimiento de dónde se encontraba el tesoro de los cátaros. La fortaleza se rindió el 16 de marzo de 1244. Se quemó a unos doscientos cátaros en un cercado de palos y estacas, situado probablemente a los pies de la montaña donde estaba la fortaleza.


Últimos tiempos del catarismo

El papa Inocencio IV, mediante la bula Ad extirpanda en 1252, autorizó la tortura en los procesos contra los herejes siempre que no pusiera en peligro la vida de la persona y que sus miembros no sufrieran heridas de gravedad.


En 1255 el rey Luis IX de Francia encargó al senescal de Carcasona, Pierre d'Auteuil, acabar con la resistencia del último castillo cátaro, Quéribus, defendido por el señor del lugar, Chabert de Barbaira. El castillo cayó a finales de ese año.


La persecución católica contra los cátaros, considerada como el origen de la Inquisición, tuvo mucho éxito en acabar con la herejía en el sur de Francia desde mediados del siglo xiii. Hacia 1260 el dominico Rainiero Sacconi indicó que solo quedaban unos doscientos perfectos si se juntaban todos los de las iglesias de Toulouse, Albi, Carcasona y Argen.


Numerosos cátaros se escondieron en la Gruta de Lombrives. En 1328 la entrada de la gruta fue tapiada por orden del cardenal Jacques Fournier con 500 cátaros en su interior, que terminaron por fallecer.


El último perfecto condenado a muerte fue Guillaume Bélibaste, que predicó por Montaillou. Tras regresar del pueblo español de San Mateo fue traicionado, apresado y murió en la hoguera en el Castillo Villerouge-Termenés en 1321.​ En 1329 se quemó a un grupo de cátaros en Carcasona que, tras convertirse al catolicismo, habían vuelto a caer en la herejía. De este modo, a mediados del siglo xiv el catarismo había desaparecido de Occitania.


Simbología cátara

En el Languedoc medieval eran habituales las estelas discoidales con cruces griegas, cruces de Occitania y otros símbolos. Para el historiador Rene Nelli, muy pocas de estas estelas son de origen cátaro.


En Sarlat-la-Canéda y otras poblaciones del Périgord y el Lemosín francés abundan las lanternes des morts (linternas de los muertos) en cementerios. Son estructuras de planta circular con un remate piramidal, similar a un obelisco. Fueron construidas entre los siglos xii y xiii y es posible que estén vinculadas con los cátaros.


En Avignonet-Lauragais hay una torre en forma de lanza que, según algunos cronistas, fue construida después de que Pierre Roger de Mirepoix y sus soldados llevasen a cabo una matanza de inquisidores el 27 de mayo de 1242.


En las entradas de las casas de perfectos cátaros había cipreses como señal de bienvenida.


En excavaciones arqueológicas realizadas en el entorno de Montsegur se han encontrado piezas de cobre y hierro en forma de pentagrama y el castillo de la localidad tiene cinco lados.


Los cátaros se identificaban con el pelícano (por la leyenda de que se sacrificaba alimentando a sus crías con su carne y su sangre), la paloma (por representar la paz y el Espíritu Santo) y la oca (Occitania sería el país de Oc, de la oca, que tiene la lengua de Oc, langue d'oc).


Otros símbolos cátaros son el pez, que aparece en los evangelios, y la flor de lis, símbolo de la pureza.

  

Los Cataros


Desde mediados del siglo X, un movimiento religioso se propagó rápidamente por toda Europa Occidental, hasta ser erradicado por la Iglesia Romana: el catarismo.  


El origen del movimiento ha sido discutido por la historiografía, sin resultados concluyentes, por lo que el debate sigue abierto. Algunos autores lo consideran una evolución de las formas heréticas orientales, otros  lo ven como un impulso renovador totalmente occidental, surgido  de una parte del clero latino, descontento con la Reforma gregoriana y vinculado a la llegada a Oriente del bogomilismo.


El movimiento recibió diferentes nombres (búlgaros, publicanos, patarinos, tejedores, bougres…). El término “cátaro” les fue aplicado  por primera vez hacia el 1163 por el monje renano Eckbert de Schöu, quien en sus discursos se refiere con dicha palabra  a una secta herética  surgida en las ciudades de Bonn y Colonia.


Un personaje y un hecho histórico resultan relevantes a la hora de analizar los orígenes del catarismo: Nicetas, obispo bogomilo de Constantinopla (algunas fuentes lo llaman “papa Nicetas”), y el gran concilio cátaro celebrado en San Félix de Caramán, al sur de Francia, en 1167 (nos ha llegado un documento que relata lo sucedido en dicho concilio: la carta de Niquinta, publicada en 1660 por Gillaume Besse en su “Historia de los condes, marqueses y duques de Narbona”, si bien, algunos autores dudan de su autenticidad). Nicetas impuso  a su llegada a  Lombardía su visión dualista absoluta, e impartió entre sus seguidores el “Consolamentum”. Posteriormente fue a Languedoc donde, en presencia de representantes de las diferentes  iglesias cátaras, presidió  el concilio de San Félix de Caramán, confirmó en el cargo a seis obispos cátaros (Robert d’Espernon, obispo francés; Sicard Cellarier, obispo de Albi;  Marcos, obispo de Lombardía;  Bernard Raymond, obispo de Toulouse; Gerald Mercier, obispo de Carcassona; y Raymond de Casals, obispo de Agen), y renovó los “consolamenta”.


   Pese al intento unificador de Nicetas, más que de catarismo, deberíamos hablar de “catarismos” pues, en su origen, lo encontramos vinculado a grupos como  los Albigenses, los Bogomilos, Paterinos, o los mismos trovadores de la época. Por otro lado, al menos las comunidades asentadas en Italia, estaban fragmentadas en seis iglesias locales con obispado propio, no existiendo una organización  diocesana.


El dualismo cátaro


Para comprender la religión cátara creemos necesario tener presente las raíces gnósticas de la misma, y su dualismo  (proclama la existencia de dos principios antagónicos que actúan en el mundo: el Bien y el Mal).


   Zoroastro o Zaratustra, el  iniciado que estructuró y dio forma al  mazdeísmo en el Irán de los siglos VI y VII a.C., enseñaba ya a sus alumnos la existencia de dos dioses,  de dos fuerzas opuestas que se enfrentan en el Universo: el dios del Bien o de la Luz, Ormuz, y el dios del mal o de las tinieblas, Arriman.


   El mazdeísmo enseñaba que el hombre vive en un continuo debate entre estas dos fuerzas o principios, y que es castigado o recompensado según sus propios actos. Las enseñanzas de Zoroastro  influyeron notablemente en las religiones posteriores, especialmente en el cristianismo y en el maniqueísmo.


   Manes, nacido en el año 216, en Persia, recoge la antorcha de los misterios de Zoroastro y proclama, igualmente, que en el Universo existen dos principios: el dios de la Luz y el dios de las Tinieblas o de la materia.


   Las creencias del maniqueísmo, están vinculadas al gnosticismo cristiano de los primeros siglos y, en particular, a la gnosis cristiana de Pablo.


   La religión cátara que se propagará rápidamente a principio del siglo XI por toda Europa, diferencia claramente entre el Espíritu y sus obras, y el cuerpo, creación material y, por tanto, obra de Satanás.


   No faltan fuentes históricas que permitan profundizar en los aspectos filosóficos, doctrinales y prácticos que generaban tal antagonismo. No obstante, aparte de los documentos procedentes de los archivos de la Inquisición y los tratados escritos con el fin de desacreditar a los cátaros, se conservan tres documentos estrictamente cátaros que nos ofrecen luz al respecto:


El libro de los dos principios, manuscrito latino de los años 1260 y que es un resumen de una obra compuesta por el doctor cátaro Juan Lugio, en 1230.

El ritual occitano (o ritual de Lyon).

El ritual latino.

 Estos últimos (aproximadamente, del año 1250), son de gran importancia para todo lo concerniente a la liturgia cátara. A estos tres valiosos documentos cabe añadir dos evangelios apócrifos que ejercieron una clara influencia en las formulaciones doctrinales de los cátaros:


La Cena Secreta o Interrogación de Juan, escrito transmitido por los bogomilos hacia 1190 y que tuvo especial importancia entre los cátaros franceses e italianos, y

La Ascensión de Isaías, antiguo texto búlgaro usado entre los bogomilos.

El libro de los dos principios, aboga por un dualismo creador que se asienta en  la existencia de dos órdenes de realidades opuestos: la realidad espiritual, invisible y eterna, y el mundo visible, temporal, en el que reina la maldad y la destrucción.


   Los cátaros no podían  concebir que un Ser único, sabio y bondadoso, hubiera podido crear al mismo tiempo ambos órdenes de existencia, por lo que presuponían la existencia de dos creadores distintos y opuestos: el primer orden de existencia  sería creación del Dios Bueno o Dios Legítimo, mientras que este mundo material se consideraba obra del Dios Malo.


   El principio creador del Mundo (el Dios malo), sería co-eterno del Dios Bueno, mas no era un Dios verdadero. Es el Príncipe de  este Mundo, el Príncipe de las Tinieblas, mas no tiene la existencia absoluta que solo el Dios verdadero posee.


   Frente a este dualismo absoluto, otros sectores del catarismo abogaban por un dualismo moderado,  considerando  este mundo como obra de Satanás o Lucifer, quien en su caída, su rebelión contra su creador, arrojó a las almas a la “tierra del olvido”, el mundo de la materia, en el que el alma pierde el conocimiento de su origen y esencia.


   Para los dualistas moderados,  solo el Cristo es el Creador, puesto que él es Dios, Pero Lucibel, el príncipe de la guerra y las calamidades, “no ha creado, pero ha transformado al mundo, imagen grosera y terrestre del mundo perfecto y celeste”.


   En ambos supuestos, según la concepción cátara, no hay más infierno que el de este mundo. El hombre participa, por su alma, del Reino del Espíritu, y por su cuerpo del mundo del Dios malo. La salvación se llevaría a cabo mediante la unión del alma con el Espíritu. Tal unión solo podría llevarse a cabo mediante el bautismo  instituido por Cristo y transmitido sin interrupción por los Apóstoles: el bautismo de fuego,  la efusión del Espíritu Santo por aquellos que lo poseen, a través de la imposición de manos.


El “consolamentum” o bautismo de fuego


 El bautismo de fuego, o de la Luz, era el principal sacramento cátaro, y, según sus concepciones, el verdadero bautismo del Cristo.


   Tanto El ritual occitano (o ritual de Lyon) como El ritual latino, describen ampliamente el bautismo de fuego bajo el nombre de Consolamentum o bautismo espiritual. A través de él,  se realiza una verdadera unión mística entre el alma prisionera del cuerpo y su Espíritu.


   El Consolamentum lo recibían  los  novicios en el momento de ser  ordenados,  tras una estancia de tres años en una casa de Perfectos, en los que se les preparaba en las enseñanzas y en la  práctica de las estrictas reglas de vida.


   En el Ritual Occitano leemos al respecto:


Si queréis recibir este poder y fortaleza, es preciso que guardéis todos los mandamientos de Cristo y del Nuevo Testamento según vuestro poder. Y sabed que ha mandado que el hombre no cometa ni adulterio ni homicidio, ni mentira, que no jure ningún juramento, que no robe ni desole, que no haga al prójimo lo que no quiera que se haga con  él, y que el hombre perdone a quienes le hayan hecho daño, que ame a sus enemigos, y rece por sus calumniadores y por sus acusadores y los bendiga, y si se le roba la túnica, que dé también el manto; que no juzgue ni condene, y muchos otros mandamientos.


La ceremonia de ordenación se desarrollaba en presencia de otros Perfectos. Tras el intercambio de frases rituales, el oficiante colocaba el Nuevo Testamento sobre la  cabeza del neófito y ponía sobre él su mano derecha para llevar a cabo el Consolamentum o bautismo espiritual. Pero antes de poder recibir el Consolamentum, el novicio debía pasar por un periodo de trabajo y rigurosa ascesis  conocido bajo el nombre de endura.


La “endura”


El verdadero sentido de la “endura” ha sido, ciertamente, mal comprendido, acusando a los cátaros de entregarse al suicidio. Nada más lejos de la realidad. La “endura”, ciertamente representa la muerte, pero no de la personalidad, sino la aniquilación  de  lo impío en el ser, en el microcosmos,  y la santificación de todo el sistema. La base fundamental de tal trabajo era apartarse del mundo  para consagrarse por entero a Dios, y purificar el cuerpo mediante una dieta estrictamente vegetariana.


   También los simples creyentes, en caso de grave enfermedad, podían recibir el Consolamentum, lo que no significaba que se les abrieran automáticamente las puertas celestes, sino que podían ser perdonados.


   Una vez que los novicios eran consagrados, convirtiéndose en Perfectos o Perfectas, debían  vivir y desplazarse, de dos en dos, predicando y ejerciendo alguno de los oficios aprendidos en su estancia comunal.


   Veamos ahora el segundo aspecto del catarismo que hemos mencionado: su relación con el cristianismo romano.


La religión de los “buenos hombres”


En un primer momento la religión de los “Buenos Hombres” se desarrolla dentro del seno de la Iglesia Católica Romana.


   Si bien los cátaros no asumían, en su totalidad, los dogmas cristianos y rechazaban el Antiguo Testamento,  reivindicaban el cristianismo primitivo, proclamando un desprendimiento total de la materia (encarnación del mal),  y un decantamiento  hacia un ascetismo riguroso.


   Es evidente que un posicionamiento tan radical, atrajo pronto las sospechas de la ortodoxia Católica. Se produce con ello una segunda fase, en la que la religión cátara es vista como un peligro para el futuro de la Iglesia Católica Romana  y en la que, durante cerca de un siglo, el catarismo se desarrolla paralelamente, pero al margen del cristianismo romano.


   La tercera fase, la constituye, la cruel y fanática persecución a la que fueron sometidos los “Buenos Hombres”, los “Puros”, o  “perfectos”, término utilizado por los católicos romanos para burlarse de los que consideraban sus adversarios.


   En el año 1.165, se celebra cerca de Albi el concilio de Lombers, última tentativa de acercamiento entre cátaros y católicos romanos. Sin embargo, el concilio resulta un verdadero fracaso y, a partir del mismo, la Iglesia de Roma, toma la decisión de extirpar por las armas la religión cátara, considerada como herejía, y una verdadera amenaza para la unidad de la Iglesia Católica Romana.

La cruzada contra la herejía cátara


El catarismo  fue ante todo una religión cristiana que afirmaba ser portavoz del auténtico mensaje de Cristo.


   Disponemos de una carta enviada a Bernardo de Claraval por el preboste Evervin de la abadía de Steinfield (diócesis  alemana de Colonia), en 1147, en el que se alude a un grupo de cristianos considerados herejes:


Recientemente, en nuestra casa, cerca de Colonia, se han descubierto herejes, algunos de los cuales, para nuestra satisfacción, han vuelto a la Iglesia. Dos de entre ellos, a saber, aquellos a los que llamaban el obispo y su compañero, se nos han enfrentado en una asamblea de clérigos y laicos, en la que estaba presente su ilustrísima el arzobispo con personas de la alta aristocracia; ellos defendían su herejía con las palabras de Cristo y de los apóstoles (…) Cuando se hubo oído esto, se les amonestó por tres veces, pero ellos rechazaron arrepentirse; entonces, a pesar nuestro, fueron llevados por un pueblo con demasiado  celo,  arrojados al fuego y quemados. Y lo que es más admirable, es que entraron en el fuego y soportaron sus tormentos no solo con paciencia, sino incluso con alegría. Sobre este punto, Padre santo, quisiera, si estuviera cerca de ti, tener tu respuesta de ¿por qué estos hijos del diablo pueden encontrar en su herejía, un valor semejante a la fuerza que la fe en Cristo inspira a los verdaderos religiosos?


Según el testimonio de Evervin, estos “hijos del diablo”, decían de sí mismos que eran la Iglesia de Cristo, heredera de la tradición apostólica, porque ellos seguían a Cristo, y que eran los verdaderos discípulos de la vida apostólica, porque no buscaban el mundo ni poseían casa, ni campos, ni dinero alguno, así como el propio Cristo no poseía nada ni permitió a sus discípulos que poseyeran nada. Afirmaban que “no son de este mundo”. Evervein señala también que bautizaban y eran bautizados, no con agua, sino con el fuego y el Espíritu, invocando el testimonio de Juan Bautista. Tal bautismo lo llevaban a cabo por imposición de manos, a través del ritual conocido como “Consolamentum”.


   Los “herejes cátaros” cuestionaba los sacramentos de la Iglesia de Roma, decían que no era necesario bautizar a los niños, ni rezar por los muertos, ni pedir la intersección de los santos (a finales del siglo XII, Matfre Ermengaud de Bézier, en su tratado contra los herejes, señala que de todos sus errores, el de mayor trascendencia era la interpretación del sacramento de bautismo).


  Según el testimonio de Evervin, la estructura de la Comunidad de los  herejes, comprendía tres niveles: “los elegidos” (los que habían recibido el “Consolamentum”, los “perfectos”, el grupo más interior), “los creyentes” (los que seguían las doctrinas, pero no habían sido bautizados), y “los oyentes” (los que escuchaban las predicaciones de los herejes). Señala el preboste que tales herejes tenían su propio Papa y que, incluso entre  las mujeres, había “elegidas”.


   Los cátaros utilizaban profusamente el Nuevo Testamento, así como algunos libros del Antiguo, si bien mostraban una clara predilección por el Evangelio de Juan. Igualmente, tenían en muy alta estima la oración del “Padre Nuestro”, considerando a Cristo como el medio por el que Dios se revelaba a la humanidad.


   Las interpretaciones que los cátaros hacían de las Sagradas Escrituras, desataron muy pronto  la ira de la ortodoxia romana, hasta el punto de que el Papa Inocencio III organizó una cruzada con el fin de   acabar con lo que se considera herejía cátara. Así, en  el año 1209, un ejército de unos 30.000 soldados devastó el sur de Francia. Solo en Béziers, una de las primeras ciudades en caer, fueron exterminados más de 15.000 hombres, mujeres y niños.  Los cruzados, bajo el liderazgo de Simón de Montfort,  sembraron el terror y propagaron  la quema colectiva de  miles de “buenos hombres”.


   Cabe preguntarse qué horribles crímenes justificaban tan crueles persecuciones y matanzas. Bernardo de Claraval, tenido por santo por la Iglesia romana, y declarado enemigo del catarismo, en sus sermones 65 y 66 sobre el Cantar de los Cantares (muy probablemente teniendo en mente la carta que le envío Evervin) compara al hereje (cátaro) con una raposa que disimula sus actos:


“Si los interrogáis por su fe, nadie parece más cristiano que esos herejes. Si observas su modo de vivir, le encontrarás irreprensible en todo; y lo que predica lo prueba con sus obras. Verás que frecuenta la iglesia como testimonio de su fe, honra a los presbíteros, da sus limosnas, se confiesa, participa en los sacramentos. ¿Hay alguien más fiel?


Repasando su vida y costumbres, con nadie es violento, a nadie envuelve, con nadie se sobrepasa. Además palidece por los ayunos, no come su pan de balde, trabaja con sus manos para ganarse la vida”.


Pese al tono irónico del texto, el retrato moral que hace Bernardo de Claraval no puede ser más encomiástico para unos hombres y mujeres que son tachados de herejes y agentes del  diablo.


   La realidad es que el cristianismo de los cátaros y su forma práctica de vivirlo amenazaba las estructuras dogmáticas de la iglesia ortodoxa, pues los “buenos hombres”, no creían en el bautismo por el agua, ni en la eucaristía, ni en ningún otro sacramento de la iglesia católica romana.


 Las diferencias entre el bautismo romano y el cátaro


En los registros de la Inquisición, se encuentran recogidas las palabras del cátaro Pierre Authié, quien al predicar en la casa de la familia Péire, en Arques, explicó las diferencias entre el bautismo Romano y el cátaro con las siguientes palabras:


El bautismo de la Iglesia romana no vale nada -–dijo así–, puesto que se hace en el agua materia y porque en el curso de este bautismo se dicen grandes mentiras; preguntan efectivamente al niño: ¿quieres ser bautizado? Y responden en su lugar que sí quieren, lo cual no es cierto, mientras él, por el contrario, llora. Luego, le preguntan también si cree esto o aquello y responden por él que sí cree y, sin embargo, no cree en nada, puesto que no tiene uso de razón. Le preguntan si renuncia al diablo y a sus pompas, y responden por él que sí, y, sin embargo, no renuncia a nada, puesto que empieza a crecer, a decir mentiras y a cometer diversas obras del diablo… En cambio, nuestro bautismo sí que es bueno, puesto que es de Espíritu Santo y no de agua, y porque somos mayores y estamos dotados de razón cuando lo recibimos, y por este bautismo, nos convertimos en Hijos de Dios1…


Sibelly Péire, en su interrogatorio ante la Inquisición, cita las palabras pronunciadas por el mismo buen hombre respecto a la consideración que le merecían las iglesias católicas romanas.


(…) son las casas de los ídolos, explicaron, llamando ídolos a las estatuas de los santos que hay en las iglesias. Y los que adoran a estos ídolos son tontos, puesto que son ellos mismos quienes han hecho esas estatuas, ¡con un hacha y otras herramientas de hierro!2


Vemos así que los cátaros, cuya iniciación, se llevaba a cabo en la más estricta austeridad y, muy a menudo en cuevas, rechazaban las imágenes de los santos, vírgenes, y del mismo Jesús,  consideradas sagradas, cuando no eran sino obras del propio hombre.


   Para los cátaros, la verdadera Iglesia, no era un espacio exterior, consagrado a la oración, sino que debía buscarse en lo más interior del ser humano.


   En la deposición de Arnaud Sicre ante el inquisidor Jacques Fournier, se citan unas palabras de un campesino afiliado a la causa cátara, el cual expone que:


El corazón del hombre es la verdadera Iglesia de Dios, no la iglesia materia3.


La cita nos permite comprender que los cátaros eran muy concientes de que el hombre que busca a su Dios, no debe  afanarse buscando fuera de sí, sino en lo más profundo  de su corazón. Por otra parte, los cátaros  no admitían que Cristo tuviera cuerpo humano, lo que equivalía a decir que Jesús no era Cristo. Tal concepción queda muy  patente  en las palabras  de  Raymonde Bézarza, quemada en 1270, quien dice:


“El Cristo no tuvo un cuerpo humano, ni una verdadera carne humana. La virgen María no fue verdaderamente, la madre del Cristo ni siquiera una mujer real. La Iglesia Cátara es la verdadera virgen María: verdadera penitencia, casta y virgen, que lleva al mundo a los hijos de Dios4”.


El  gran inquisidor en el Sabarthez, Bernard Gui, en su Práctica inquisitionis, p. 238, recordando sus muchos interrogatorios de cátaros, escribe:


“En cuanto a la encarnación de Nuestro Señor Jesucristo, en el seno de la bienaventurada María, siempre virgen, ellos la niegan. Pretenden que el Cristo no ha tenido un verdadero cuerpo humano, ni una verdadera carne humana, como todos los otros hombres. Niegan que la Virgen María haya sido verdaderamente la madre de nuestro Señor Jesucristo, e incluso una mujer real. Dicen que es su propia secta la que es la Virgen María, es decir la verdadera penitencia, casta y virgen,  que lleva al mundo a los Hijos de Dios”.


Para entender la concepción  cátara sobre el cuerpo de Cristo, hay que tener muy presente que los cátaros diferenciaban muy claramente entre la entidad Jesús, y Cristo. Para ellos, Cristo, como entidad macrocósmica, no tuvo nunca, ni podrá  tener jamás,  un cuerpo humano. Cristo, sin embargo, sí pudo manifestarse en la personalidad  de Jesús y actuar a través dela misma, pero en ningún caso confundían el cuerpo de Jesús con el propio Cristo.


   De modo similar, los cátaros diferenciaban claramente entre la Virgen Maria, como madre de Jesús, y  la Virgen María como  Iglesia, es decir como cuerpo electromagnético puro donde poder llevar a cabo  el nacimiento del Cristo interior.


   Es evidente, según sus concepciones, que la Virgen María, mujer, si bien pudo ser la madre de Jesús, no pudo ni podría ser nunca la madre del Cristo macrocósmico.  En hebreo, los nombre de María son: Miriam o Mariah. El primero significa la muerte que engendra y la vida que hace morir; el segundo significa: muerte y resurrección en Dios. María alude por tanto a la Madre Original, el lado femenino de la Palabra hecha carne, los nuevos éteres puros que se manifestaban al interior de la Iglesia cátara y por cuya intervención, los buenos hombres, tras un largo proceso de purificación,  podían dar nacimiento al Cristo interior.


Los sacramentos cátaros


La deposición de Pierre de Gaillac ante el inquisidor Geoffroy de Ablis, nos permite entender el concepto que tenían los cátaros sobre la comunión y sobre la comunión católica romana:


Decían que el pan puesto en el altar, y bendecido con las mismas palabras que el propio Cristo utilizó el día de la cena con sus apóstoles, no era el verdadero cuerpo de Cristo y que, al contrario, es un escándalo y una superchería afirmarlo, puesto que ese pan es un pan de la corrupción, producido y salido de la raíz de la corrupción; mientras que el pan del que Cristo dijo en el Evangelio “Tomad y comed de él, etcétera” es el Verbo de Dios… De todo ello, concluyeron que la palabra de Dios era el pan del que se habla en el Evangelio y, por lo tanto, que el Verbo era el cuerpo de Cristo5.


El texto deja claro las diferencias que separaban a las dos iglesias. Los cátaros rechazaban categóricamente el milagro  de la transubstanciación, estos es, de la conversión total del pan en el cuerpo de Cristo durante la Eucaristía.


   Los  cátaros,  practicaban dos únicos sacramentos, “la bendición del pan” y el “Consolamnetum”. La bendición del pan no se celebraba en el templo, sino en las casas, en cada comida. Para los cátaros, el “pan”, el verdadero alimento santo, era la palabra de Dios, el Verbo, o explicado en términos más actuales, las radiaciones puras provenientes del mundo divino, pues solo tales radiaciones espirituales, son capaces de transmutar el hombre natural y despertar en quien las recibe, el Cristo interior 


   En la misma  deposición se nos dice la opinión de los cátaros respecto a la acción de los cruzados, señalando que  su labor no tenía ningún valor y no redimía en nada los pecados del hombre, para señalar a continuación que la cruz que llevan los cruzados a ultramar no debería ser la de los objetos visible y corruptibles, sino “la cruz que es de buenas obras, y de verdadera penitencia, y de buena observación de la Palabra de Dios, ya que así es la Cruz de Cristo, y quien obra así sigue verdaderamente a Cristo, y se olvida de sí mismo, y carga con su propia cruz, que no es una cruz de corrupción6”.


Sobre la cruz y la crucifixión


Una vez más, la cita nos permite comprender cuan alejados estaban los conceptos de ambas iglesias, pero sobre todo, deja entrever, de manera sutil, que los cátaros no entendían en modo alguno la crucifixión de Cristo  en el sentido literal que ha impuesto la iglesia romana, sino como un trabajo de purificación interior, de morir a los deseos y apetitos de mundo, una renuncia al egocentrismo.


   Los cátaros consideraban que los sufrimientos de Cristo en el Gólgota, fueron muy superiores a los que podría soportar un cuerpo humano, pues “sufrió en espíritu”; y “tuvo las torturas del alma, la agonía de Getsemaní. Pero no murió: un Dios no puede morir”


    Este es, sin duda, uno de los aspectos más antagónicos de ambas iglesias. Mientras la iglesia romana basa la redención en el hecho histórico acontecido una sola vez  en el Gólgata,  para los cátaros, la muerte de Cristo, es ante todo un echo simbólico  que debe acontecer diariamente en el candidato. Cada hombre que aspira a la salvación, debe  morir al mundo, sus vanidades  y sus deseos. Pues solo por la muerte de los lazos terrenos,  es posible  la “resurrección”, no la resurrección, claro está, del Cristo histórico, sino del Cristo interior, del Dios personal.


Sobre la reencarnación


Los cátaros, por otra parte,  creían en la reencarnación, como se desprende de la deposición de Sibylle Péire ante la Inquisición, donde refiriéndose a los clérigos romanos, dice:


“Que estaban ciegos y sordos, puesto que no veían ni oían la voz de Dios por el momento. Pero al final, aunque a duras penas, llegarían a la comprensión y al conocimiento de su Iglesia, dentro de otros cuerpos en los que reconocerían la verdad7”.


El término “dentro de otros cuerpos”, alude claramente a la necesidad de numerosas reencarnaciones, antes de poder encontrar la verdadera comprensión. Por ello, el mensaje de los cátaros, pese a que a primera vista pueda parecer falto de alegría, era un mensaje lleno de esperanza. Rechazaba de pleno los castigos de un infierno eterno inventado por la iglesia de Roma, y abogaba por la salvación de todos los hombres, tras un inevitable proceso de peregrinaje y purificación del alma, llevado a cabo en diversos cuerpos materiales.


   Tras lo expuesto, podemos comprender claramente, la animadversión que la Iglesia de roma ante la Iglesia del Amor, del  Espíritu Santo, la Iglesia cátara.


La Iglesia que huye y perdona y la iglesia que posee y mata


En uno de los muchos  testimonios narrados ante los inquisidores, uno de los testigos cita las palabras que recuerda de las predicaciones de Pierre y Jacques Authié, dos de los últimos cátaros occitanos. En el documento leemos como el Buen Hombre dice:


“Hay dos Iglesias: una huye y perdona. La otra posee y mata, la que huye y perdona es la que sigue el camino recto de los apóstoles: no miente  ni engaña. Y esta Iglesia que posee y mata es la Iglesia romana”.


El hereje me preguntó entonces cuál de las dos Iglesias consideraba yo mejor. Respondí que estaba mal poseer y matar. Entonces el hereje dijo: “Nosotros somos los que seguimos el camino de la verdad, los que huimos y perdonamos”. Le respondí: “ Si de verdad lleváis el camino de verdad de los apóstoles, ¿por qué no predicáis, como hacen los curas, en las iglesias?”


Y el hereje contestó a esto: “Si hiciésemos eso, la Iglesia romana, que nos aborrece, nos quemaría enseguida”. 


Le dije entonces: “Pero, ¿por qué la Iglesia romana os aborrece tanto?”


Y el hereje contestó: “Porque si pudiésemos ir por ahí predicando  libremente, dicha  iglesia romana ya no sería apreciada; en efecto, la gente preferiría escoger nuestra  fe y no la suya, porque no decimos ni predicamos otra cosa que la verdad, mientras que la Iglesia romana dice grandes mentiras”.


Con lo expuesto hemos intentado resaltar los aspectos más significativos de la religión cátara, la religión del Paráclito, la religión del Amor.


NOTAS


1 Deposición de Sibylle Péire, cita de “Las mujeres cátaras”, pág. 373 y 374.

2 Deposición de Sibylle Péire, cita de “Las mujeres cátaras”, pág. 373 y 374.

3 Deposición de Arnaud Sicre ante Jacques Fournier, cita de “Las mujeres

cátaras”, pág. 384.

4 (Colección, Dota, 15, p.57) Cita de “La herencia de los cátaros. El druidismo”,

pág.6

5 Deposición de Pierre de Gaillac ante Geoffroy de Ablis, cita de “Las mujeres

cátaras”, pág. 381 y 382.

6 Deposición de Pierre de Gaillac ante Geoffroy de Ablis, cita de “Las mujeres

cátaras”, pág. 381 y 382.

7 Deposición de Sibylle Péire, cita de “Las mujeres cátaras”, pág. 388.


A ORDEM DOS CONSTRUTORES PANSÓFICOS


MAÇONARIA ESOTÉRICA DO SÉCULO XXI PARA HOMENS E MULHERES

DECLARAÇÃO DE MISSÃO

Pansófica é uma obediência maçônica irregular de homens e mulheres. Nossa missão é preservar, estudar, melhorar, desenvolver, praticar e perpetuar os graus e escolas esotéricas espirituais e iniciáticas associadas aos Ritos Pansóficos da Maçonaria e outras tradições espirituais como parte da prática maçônica geral de autoaperfeiçoamento social e pessoal, e reviver as tradições universais e espirituais da Maçonaria tal como foram originalmente praticadas por maçons especulativos ou filosóficos no contexto das escolas rosacruzes, templárias, cabalísticas, gnósticas e outras escolas esotéricas europeias. Coletivamente, esses caminhos espirituais eram conhecidos como Graal ou Graal Sagrado.

GARANTIAS E CARTAS PANSÓFICAS

Em 13 de setembro de 1992, o Bispo George Boyer autorizou a Lewis Keizer as autoridades dos Ritos Pansóficos da Maçonaria transmitidos por John Yarker, Grão-Mestre da Loja de Londres e Iniciador Co-Maçônico da Sra. Blavatsky. O doente, irmão. John Yarker, Jn.: 33, 90, 96, iniciou e instalou James Heard como o primeiro Vicarius Salomonis, Conservador do Rito do Antigo Rito Pansófico Universal da Maçonaria, que sintetizou todas as linhagens esotéricas europeias no final do século XIX, que transmitiu as mesmas autoridades para Ill. Bro. Hugh G. deWillmott, que transmitiu a Sua Santidade o Duque de Palatino, que transmitiu ao Bispo e Conde George Boyer, Grande Arconte, Irmandade e Ordem do Pleroma, Irmandade Hermética da Luz, Santuário da Gnose, que garantiu o Ill. Lewis Keiser para exercer todas as autoridades incorporadas nos Ritos Pansóficos, incluindo a autoridade para modificá-los e transmiti-los. São os seguintes:

ILUMINISTA: Ordem dos Illuminati; Ordem do Martinista; Ordem da Rosa Cruz de Heredom; Ordem da Verdadeira Rosacruz; Ordem da Ecclesiae Rosicrucianae Catholicae; Ordem do Sagrado Arco Real de Enoque; e a Igreja Oculta do Santo Graal. Em 2009, o Dr.Lewis Keizer, que também ocupa o cargo de Grão-Mestre da Irmandade dos Illuminati ou Fratris Lucis , adicionou a Ordem dos Fratris Lucis à Carta Pansófica.

MAÇÔNICO: Rito Antigo e Primitivo; Rito de Mênfis; Rito de Misraim; Rito Escocês Antigo e Aceito; Rito Suecoborgiano; a Loja Unida dos Templários.

Clique aqui para documentação. (Arquivo grande, download longo)

QUEM NÓS SOMOS

Somos Mestres, Companheiros e Aprendizes Maçons de muitas obediências (Maçônica e Co-Maçônica) que compartilham as seguintes convicções:

A Maçonaria é para mulheres e homens honrados de todas as origens religiosas, raciais e étnicas;

A Maçonaria preserva antigas correntes mundiais de profunda tradição espiritual iniciática que os maçons têm a responsabilidade de estudar, praticar, desenvolver e adaptar de forma inteligente para as gerações futuras.

PEDIDO DE INICIAÇÃO PELO TEMPLO DOMÉSTICO - ESTUDANTES E CLERO DO THG

Alunos aceitos nos Estudos de Ordenação de Templo Doméstico, Escola de Estudos Sagrados, JIVA, DVH e/ou T:.H:.G:. são pré-qualificados como Candidatos à Iniciação no Pansophic e podem se inscrever formalmente com aceitação garantida a qualquer momento. Eles serão Iniciados e Avançados durante os Seminários de Ordenação programados e deverão acessar este link para a APLICAÇÃO À PANSÓFICA . Uma vez feita a inscrição, os Candidatos à Iniciação estudarão o Manual do Aprendiz, uma apresentação multimídia sobre a Maçonaria Pansófica, e enviarão um arquivo anexo por e-mail com 70 perguntas que devem ser preenchidas com respostas breves. As questões servem como uma revisão do material apresentado no Manual do Aprendiz Inscrito. O arquivo deve ser recebido com as respostas corretas antes que os Candidatos sejam convidados para a Iniciação (geralmente durante um fim de semana do Seminário de Ordenação).

PEDIDO DE INICIAÇÃO OU MEMBRO POR TEMPLO NÃO DOMICILIAR - PESSOAS THG

Atualmente não estamos aceitando inscrições para Iniciação ou adesão daqueles que não são seminaristas ou clérigos da comunidade do Home Temple, ou que não são estudantes registrados nos programas JIVA (Astrologia Védica) ou DVH do Instituto Caduceus. No entanto, pretendemos abrir o Pansophic a candidatos qualificados num futuro próximo.

PEDIDO DE MEMBRO POR MAÇONS REGULARES

A Loja de Estudos Pansófica não se destina a competir ou substituir a Maçonaria regular. Suas iniciações e avanços não devem ser confundidos com os graus maçônicos regulares. Pansófica é uma obediência separada não associada diretamente à Maçonaria regular e, portanto, não está vinculada a nenhum juramento maçônico nem ao juramento anti-co-maçônico feito por cada Mestre Maçom regular de nunca tornar uma mulher maçom. Os maçons regulares são livres para participar sem medo de violar juramentos. No entanto, a adesão à Pansophic é mantida em segredo e nunca revelada.

O avanço maçônico regular anterior não atende aos requisitos do Caminho Iniciático Pansófico, que são necessários para o avanço para os graus de Companheiro Pansófico e de Cavaleiro-Mestre. Portanto, Mestres Maçons regulares são aceitos como Aprendizes Pansóficos até que os requisitos do Caminho sejam atendidos. Uma vez atendidos os requisitos do Caminho, eles não exigem avanço ritual, mas apenas o reconhecimento da Grande Loja deles como Companheiros Pansóficos ou Cavaleiros-Mestres Pansóficos, como mérito de qualificação. EAs convencionais e Aprendizes também começarão como EAs Pansóficos.

COMO FUNCIONAMOS

Os Maçons Pansóficos operam em três modalidades: CONVÊNTICO LOCAL, LOCAL LOCAL e GRANDE LODGE #1 ST. ALEMÃO. Isto permite que mulheres e homens do Home Temple e THG em locais muito distantes para reuniões físicas participem e progridam na Maçonaria Pansófica. 

CONVÊNTICO LOCAL: Presidido por um ou mais Mestres de Grande Loja; estudo privado, iniciação e avanço. Leva ao estabelecimento da Loja quando três Mestres forem levantados.

ALOJAMENTO: Reunido duas vezes por ano nos Equinócios ou próximo a eles. Reunião física em local geograficamente conveniente para iniciação e avanço maçônico. Todas as Lojas Pansóficas são abertas no Grau de Aprendiz, e os membros ocupam os cargos de cada Loja em ordem de fila, subindo um cargo em cada Equinócio. Os escritórios são posições Sephiróticas em um andar Cabalístico. É desejável que cada membro experimente e qualifique cada uma dessas energias como parte da operação e do avanço da Loja Azul.

GRANDE ALOJAMENTO #1 ST. GERMAIN: Convocado como Conventículo ou Grande Loja a critério do Grão-Mestre e/ou Vice-Grão-Mestre, conforme necessário. Aberto no grau de Aprendiz Inscrito para todos os Maçons Pansóficos que possam frequentar. 

CONSTITUIÇÃO E ESTATUTO DA MAÇONARIA PANSÓFICA

 

MISSÃO FILOSÓFICA:

A missão básica deste novo grupo misto de estudo maçônico e obediência é preservar, estudar, melhorar, desenvolver, praticar e perpetuar graus espirituais e iniciáticos esotéricos e escolas associadas à Maçonaria Pansófica e outras tradições espirituais, como as escolas orientais, como parte da prática maçônica geral de autoaperfeiçoamento social e de auto-aperfeiçoamento, e para reviver as tradições universais e espirituais da Maçonaria como foram originalmente praticadas por maçons especulativos ou filosóficos dentro do contexto das escolas rosacruzes, templárias, cabalísticas, gnósticas e outras escolas esotéricas europeias.

PROPÓSITO GERAL:

Nosso propósito é estabelecer e manter uma nova obediência da Maçonaria Pansófica esotérica que:

admite homens ou mulheres maduros qualificados de todas as raças, religiões e grupos étnicos, desde que adiram aos princípios maçônicos tradicionais de caráter moral, serviço social e orientação espiritual;

supera as limitações de tempo e espaço em nossa cultura, empregando de forma inteligente meios contemporâneos de comunicação eletrônica, como e-mail e internet, para facilitar a interação frutífera e o crescimento espiritual-intelectual de todos os membros qualificados em reuniões virtuais da loja;

estuda, preserva, desenvolve e trabalha as iniciações, avanços e práticas dos Ritos Pansóficos da Maçonaria, que são:

MAÇÔNICO: Rito Antigo e Primitivo; Ritos de Memphis e Mizraim (Rito Egípcio); Rito Escocês Antigo e Aceito; Rito Suecoborgiano; a Loja Unida dos Templários.

ULTRA-MAÇÔNICO: Ordem dos Illuminati (Fratres Lucis ) ; Ordem do Martinista; Ordem da Rosa Cruz de Hiredom; Ordem da Verdadeira Rosacruz; Ordem da Ecclesiae Rosicrucianae Catholicae; Ordem do Sagrado Arco Real de Enoque; A Igreja Oculta do Santo Graal; Ordem dos Fratres Lucis

estuda, preserva, desenvolve e trabalha as iniciações, avanços e práticas de todas as outras escolas de mistério orientais e ocidentais apropriadas que podem ter sido, ou serão, licenciadas ou de outra forma legitimamente garantidas para membros desta obediência, incluindo (mas não limitado a ) Tradições herméticas, cabalísticas, pitagóricas, mágicas, teúrgicas, alquímicas, tântricas, xamânicas e teosóficas.

 Para tanto, a principal atividade dos Conventículos e Lojas é formar grupos de estudos e oferecer palestras, apresentações e demonstrações de temas da Maçonaria esotérica. Secundária a isso é a função de iniciar, avançar e criar Maçons Pansóficos.

ORGANIZAÇÃO:

 

1. Admissão e Processo de Candidatura

Cada seminarista ou ministério ordenado do Home Temple e/ou THG foi examinado e entrevistado. A aceitação em qualquer um dos programas do Home Temple ou do Caduceus Institute, incluindo JIVA e DVH, qualifica uma pessoa para admissão na Maçonaria Pansófica. Ele ou ela deve solicitar formalmente a candidatura e materiais de estudo enviando um e-mail para o Grão-Mestre CLIQUE PARA E-MAIL .

2. Iniciação de Aprendizes : Iniciação em Loja ou Iniciação Privada.

Os candidatos aceitos para Aprendiz Inscrito devem baixar e estudar o Guia de Estudo do EA com link acima e enviar suas respostas às questões de estudo como anexo de e-mail. A aceitação formal de um Candidato a Aprendiz Inscrito é tradicionalmente feita na iniciação de uma Loja como uma ratificação da decisão de admissão durante os ritos de Aprendiz após reclusão na Câmara de Reflexão. Para uma iniciação privada, entretanto, este procedimento será omitido, pois o Mestre patrocinador estará bem e pessoalmente familiarizado com as qualificações do candidato. Iniciações privadas e rituais de avanço adaptam os rituais da loja para operação por no mínimo um Mestre, com possível assistência de Maçons Pansóficos de qualquer grau.

3. Eleições e filas de espera

Os membros de todas as Lojas, exceto a Grande Loja, avançarão em uma fila baseada na antiguidade até a data da primeira adesão naquela Loja. Os membros em pleno gozo de seus direitos avançarão pelos Ofícios de acordo com esta fila, com o Venerável Mestre tornando-se Past Venerável Mestre, o Vigilante Sênior tornando-se Venerável Mestre, etc. O Venerável Mestre poderá ocupar o cargo por dois anos consecutivos se ratificado por voto, mantendo assim a fila no status quo por mais um ano. Se um oficial sair da fila, um Past Venerável Mestre assumirá essa posição para que cada membro continue a poder passar por cada escritório da loja.

Cada uma das posições de chão, de Tyler ao Venerável Mestre, carrega as energias e forças sutis de uma Sephira da Árvore da Vida Cabalística. Um aspecto importante do avanço na Loja Azul dos Ritos Pansóficos é que cada membro seja capaz de experimentar, manter e emanar cada uma dessas forças nos ritos maçônicos equinociais do outono e da primavera.

Os escritórios das Lojas Principais consistem no Venerável Mestre, Diretor Sênior e Diretor Júnior. Se um Irmão ou Irmã não avançou para o grau de Mestre Maçom, mas passa na fila para o primeiro cargo principal de Diretor Júnior, ele ou ela deve trocar posições na fila com o Mestre Maçom mais próximo dele ou dela na fila.

4. OFICIAIS DA GRANDE LOJA:

Grão-Mestre

Como Vicarius Salomonis , ou único conservador, administrador e detentor da linhagem dos mandados e cartas Pansóficas, e como Grão-Mestre fundador da Respeitável Loja #1, St. Lewis Keiser está autorizado a servir como Grão-Mestre vitalício da Grande Loja da nova obediência maçônica aqui designada como Ritos Pansóficos da Maçonaria. Ele ocupará o cargo de Past Venerável Mestre, ou poderá ocupar qualquer cargo vago.

Vice-Grão-Mestre

A pessoa designada para suceder ao Grão-Mestre ocupará o cargo de Venerável Mestre.

Desenvolvimento de Mestres Maçons Pansóficos

Inicialmente, os Mestres Pansóficos serão iniciados, avançados e elevados na Grande Loja. Casos diferentes:


    1. Os Mestres Maçons existentes que preencham todos os requisitos para um Mestre Pansófico viajarão para a Grande Loja para serem elevados em um ritual, após o qual poderão estabelecer um Conventículo Pansófico em sua área local.
     2. Quando não existirem Conventículos Pansóficos a uma distância razoável de viagem, os não-maçons podem completar todos os requisitos e estudos para o grau de Mestre Pansófico e ser iniciados, avançados e elevados na Grande Loja, tudo em um fim de semana.

À medida que os Maçons Pansóficos se desenvolvem, tanto os Mestres Maçons convencionais existentes quanto os não-maçons podem ser iniciados, avançados e/ou criados em Conventículos Pansóficos seguindo as regras e ritos da Grande Loja.

Desenvolvimento de Novas Lojas

Inicialmente, todos os membros dos Ritos Pansóficos da Maçonaria serão membros adjuntos da Loja St. Germain #1 enquanto associados a um Conventículo liderado por um Mestre Pansófico. Quando há sete membros vivendo dentro de uma proximidade geográfica razoável, dos quais pelo menos três são Mestres Maçons, eles podem solicitar à Grande Loja que estabeleça uma Loja numerada separada para sua área, que funcionará como uma loja nomeada separada.

Oficiais da Loja

Os novos oficiais da Loja serão estabelecidos por suas posições cronológicas na fila, que serão livres para trocar por acordo mútuo.

Ritos da Loja

Cada Loja será soberana no que diz respeito ao desenvolvimento de graus superiores, mas deverá usar versões dos ritos da Loja Azul aprovados pela Grande Loja.

Arquivos da Grande Loja

Cada Loja enviará arquivos de suas reuniões, palestras, apresentações e estudos para os arquivos da Grande Loja, para serem disponibilizados a todos os outros Maçons Pansóficos.

Convenção Virtual de Conventículos e Lojas Masters

Uma vez por ano, todos os Veneráveis ​​Mestres dos Conventículos e Lojas Pansóficas se reunirão em uma reunião virtual eletrônica na Internet para discutir e decidir questões com o Grão-Mestre e o Grão-Mestre Adjunto relativas ao funcionamento de toda a obediência. A reunião anual será estabelecida a cada ano por meio de votação por e-mail da Grande Loja.

SEGREDO MAÇÔNICO:

1. Sigilo de adesão

A fim de proteger os membros de assédio ou acusações equivocadas de quebra dos seus votos anti-maçónicos noutras obediências maçónicas masculinas - cujos juramentos são obrigatórios apenas para as suas obediências específicas - manterá a identidade dos seus membros absoluta e inviolavelmente secreta.

2. Sigilo Maçônico

O segredo maçônico refere-se aos sinais, fichas, punhos, palavras e outros segredos iniciáticos que os maçons se obrigaram a nunca revelar, exceto a outros maçons em circunstâncias específicas. Embora as pessoas possam comprar livros que revelem segredos maçônicos, o iniciado promete nunca discuti-los ou comunicá-los a não-iniciados.

    3. Juramento vs. Promessa

A Maçonaria regular exige juramentos de sangue, isto é, obrigações de sigilo que incluem penas simbólicas de tortura e morte por transgressão. Pansophic não usa juramentos abusivos. Em vez disso, o iniciado simplesmente promete honrar o segredo iniciático. Este sigilo é uma prova do iniciado e do seu compromisso espiritual, e deve ser meticulosamente respeitado. Poderíamos perguntar por que estes segredos não podem ser discutidos publicamente, mesmo que possam ser publicados e disponibilizados a qualquer pessoa como resultado de quebras de juramento no passado. É uma questão de honra e integridade individual. Não se discute publicamente os detalhes da intimidade com um amante, ou as questões internas da família ou dos amigos. Da mesma forma, o segredo maçônico é jurado para selar as uniões espirituais íntimas que conectam todos os iniciados e, independentemente do que possa ou não ser publicamente reivindicado, é obrigação do iniciado permanecer em silêncio em todos os momentos.

 

ASSOCIAÇÃO E TAXAS:

1. Registros Confidenciais da Loja

Após cada reunião para iniciar ou avançar, um Conventículo ou Loja enviará um arquivo eletrônico atualizado de seus membros ao Secretário da Grande Loja, que o integrará aos Arquivos privados de Membros da Grande Loja.

2. Taxas e outras despesas

Nenhuma taxa é avaliada. No entanto, espera-se que os membros individuais ajudem os seus Conventículos ou Lojas com quaisquer despesas de aluguer de instalações, compra de insígnias maçónicas, alimentação e despesas operacionais.

 

ESTRUTURA DE UM CONVENTÍCULO

          Um Mestre Pansófico atua como chefe de um Conventículo. À medida que os membros são adicionados e avançados, ele ou ela atribuirá
            a eles os cargos necessários para auxiliar em rituais ou oferecer palestras e apresentações.      

 

OFICIAIS E ESTRUTURA DA LOJA

Escritórios : 

Os Ofícios da Loja refletem as energias cósmicas e espirituais das Sephiroth Cabalísticas da seguinte forma:

Rituais da Loja Azul

Os rituais oficiais da Loja Azul são adaptados dos Ritos Alquímicos Modernos franceses , incluindo a Câmara de Reflexão, espadas e luvas brancas. Atualmente, a Grande Loja St. Germain é convocada para rituais da Loja Azul na yurt Home Temple em Aromas, Califórnia, uma vez por ano ou conforme necessário. Iniciação como Aprendiz Pansófico, Passagem como Companheiro Pansófico e Elevação como Cavaleiro ou Dama Mestre Pansófico são feitos em um ritual combinado. Os graus são transmitidos uma vez satisfeitos todos os requisitos de estudo e prática para o grau de Mestre Pansófico. É política da Pansófica transmitir os graus da Loja Azul apenas por conferência. Portanto, os candidatos devem viajar às suas próprias custas para a Califórnia para recebê-los. O clero do Templo Local pode combinar ordenação, consagração, dublagem como Cavaleiro ou Dama do +OMR+, avanço para +MOT+ Martinista S::I::III ou IV, e avanço para Segunda Ordem THG com recepção do grau de Mestre Maçom Pansófico em um Visita.

    Arco Real e Transmissão de Grau Superior

Grão-Mestres, Mestres de Loja e Past Masters se qualificam para o Grau do Real Arco, que pode ser conferido a eles durante ou após a Instalação. As transmissões de Grau Superior de Memphis-Misraim podem ser feitas em uma Loja Virtual aberta no Grau do Real Arco por um único Cavaleiro- ou Dama-Mestre do Arco Real do 90º Grau de Memphis-Misraim sob a aprovação e orientação do Grão- Mestre Vicarius Salomonis ou Deputado Vicarius Salomonis .

Afretamento e iluminação de uma nova loja

Cada nova Loja deve ser estabelecida por pelo menos um oficial da Grande Loja delegado pelo Grão-Mestre, que viajará para o novo local às custas da nova Loja para supervisionar o ritual de instalação e transmitir a Carta, que será assinada por o grande mestre. Ele ou ela também treinará e treinará os novos oficiais da Loja nos detalhes da condução dos rituais de três graus.

Blue Lodges abertas em grau de aprendiz

As Lojas Azuis abrirão sempre no Grau de Aprendiz Inscrito para que todas as reuniões da Loja, incluindo os três graus de avanço e elevação, sejam abertas a todos os membros.

Trabalho de Graduação Esotérica

Todos os Aprendizes Inscritos no Pansófico devem escolher pelo menos DOIS CAMINHOS de estudo esotérico para avançar para Companheiro e Mestre, conforme descrito em Estrutura de Graus e Caminhos Iniciáticos no topo desta página da web.

Aceitação de Credenciais Maçônicas de Outras Obediências Maçônicas

Os Ritos Pansóficos da Maçonaria aceitarão credenciais e trabalhos de graduação de todas as obediências maçônicas e co-maçônicas que oferecem iniciação maçônica tradicional. Além das obediências maçônicas masculinas tradicionais, estas incluem ambos os ramos da Co-Maçonaria; todos os membros do Grande Oriente francês , como Memphis-Misraim, todas as formas das Lojas Prince Hall e suas organizações co-maçônicas egípcias e outras organizações independentes, e exclusivamente organizações maçônicas femininas.

Ordo Fratres Lucis

 

A Escola de Mistérios que se denomina  “Ordem dos Fratres Lucis” ou “Ordem dos Irmãos da Luz”. Em Latim, é a ORDO FRATRES LUCIS.
Um Irmão a deu forma e preparou seu nascimento; outros Irmãos levantaram a Bandeira, tomando o atrevimento de traçar uma rota sobre a qual projetar nosso crescimento esotérico, portanto em 23 de julho de 2000 este levante deu origem a Fundação da ORDO FRATRES LUCIS (moderna).
Quando foi fundada a ORDO FRATRES LUCIS ou Ordem dos Irmãos da Luz, não era uma referência à Ordem Illuminatti de Adam Weishaup fundada em 1776. Foi Inspirada na Ordem Florentina dos Irmãos da Luz, fundada em 1498, como continuação secreta da Academia Platônica de Marcelo Ficcino.
Em 9 de setembro de 2003, o Ordo Fratres Lucis recebeu do Bispo e Grande Mestre LEWIS S. KEIZER o Reconhecimento por seu Trabalho de Propagar a Luz Maior, a Carta Patente que o credencia como a “Continuação Moderna do Espírito da Ordem Original Antiga”.
O Ordo Fratres Lucis é o Novo Corpo Manifestado, Regular e Tradicional do Espírito da Antiga Ordem Florentina, Rosacruz, Hermética e Gnóstica de 1498. É também o Sucessor Espiritual da Obediência Maçônica do século XVIII.
Esta Ordem é o Círculo Interno do qual emana a Comunidade de Fratres Lucis ou Círculo Externo. Ambos são livres, apesar de diferirem no método.
A Comunidade de Fratres Lucis foi concebida para a troca irrestrita de informações entre membros de várias ordens e fraternidades, reinando uma espécie de “anarquia espiritual”, onde a única direção é a inspiração de seus membros.
A Ordem das Fraternas Lucis ou ORDO FRATRES LUCIS é uma organização onde a “Hierarquia Espiritual” reina, bem como o progresso dentro dela, é dada pela comunicação merecedora e espiritual.
Esta Ordem, como toda Ordem Iniciática, tem seus Templos (Lojas) que são locais de reunião física de seus membros. A incorporação de um deles requer a Iniciação respectiva no Primeiro Grau da Ordo Fratres Lucis, e o sustento material do dito Templo é como qualquer outra organização material, mas neste caso, as quotas são fixadas por cada Loja de maneira independente, não devendo nenhuma contribuição a Ordem, ou seja, será apenas para o sustento de sua estrutura e materiais.
Nenhum membro deve pagar nenhuma quota por sua afiliação à Ordem dos Fratres Lucis. Nossa Ordem não é um site. Não vendemos nossas lições, mas a possibilidade de enviá-las pela Internet, faz desnecessário cobrir custos de impressão e edição.
O centro dos ensinamentos da ORDO FRATRES LUCIS moderna, em concomitância com os ensinamentos de suas antecessoras de 1498, é RESTAURAR NO MUNDO OS ENSINAMENTOS DE NOSSO MESTRE JESUS CRISTO.
Tudo isto se desenvolve na doutrina contida em nossas séries de lições ou SYLLABUS, que são CRISTÃOS no sentido esotérico. E para isso estudamos as obras de cristianismo esotérico do Magister Lucis Eckarsthausen. Esta Rota terá paradas pontuais, nas quais receberão pela Internet um SYLLABUS HERMETICAE, composto por ensinamentos éticos e filosóficos de nossa Ordem.
Avançaremos unindo forças. Os Irmãos que vierem até nós, terão maior material a sua disposição e o fruto de um mapa detalhado. Nós, que avançamos em terreno desconhecido, teremos que defrontar-nos com situações inéditas.
Nossa Ordem moderna teve o reconhecimento pelo último Arconte desta linha ILUMINISTA PLATÔNICA-CRÍSTICA, por intermédio do Conde George Boyer da Inglaterra.
OBS: A Ordo Fratres Lucis Moderna não confere as iniciações dos Antigos Fratres Lucis e nem ministra seus Materiais, como tambem assim nunca fara, mas foi reconhecida como tendo o “Espírito dos Antigos Fratres Lucis”
A partir de 9 de setembro de 2003, a ORDO FRATRES LUCIS é depositária da Carta Patente que lhe permite operar como um Corpo legítimo, organização independente dos verdadeiros e históricos Fratres Lucis, da antiga linhagem dos Fratres Lucis de Florência, ITÁLIA, em reconhecimento por nosso trabalho desinteressado, como um novo corpo manifestado do ESPÍRITO dos antigos Fratres Lucis.
Esta CARTA PATENTE foi outorgada pelo Grande Mestre LEWIS KEIZER, depositário da antiga Linhagem dos Fratres Lucis da Alemanha e da Itália. Que como Grande Mestre do Templo do Santo Graal (The Holy Grail, THG), possui uma Carta Patente para os Fratres Lucis, através dos Ritos Pansóficos, como segue:

AS ORDENS E LINHAGENS INICIATICAS EUROPÉIAS DE T.’.H.’.G.’. :

O Ilustre Irmão JOHN YARKER, 33-90-96, Iniciou e Instalou JAMES HEARD como primeiro Vicarius Salomonis, Conservador do Rito Pansófico Antigo Universal da Maçonaria, (que sintetizou todos as linhagens esotéricas Européias do Século XIX), que transmitiu ao Ilustre Irmão  HUGH G. DE WILLMOTT, que transmitiu ao H.S.H. DUC DE PALATINE, que transmitiu ao Bispo e Conde GEORGE BOYER, Grande Arconte, Irmandade e Ordem do Pleroma, Irmandade Hermética da Luz, Santuário da Gnosis (que tem autoridade para transmitir as seguintes linhagens existentes), que autorizou o Mestre LEWIS KEIZER, do Graal, em nome do Templo do Santo Graal, a transmitir as autoridades incorporadas ao Rito Pansófico, incluindo:

ILUMINISTAS: Fratres Lucis ou Irmandade dos Illuminati; Ordem dos Illuminati; Ordem Martinista; Irmandade de Luxor.
TEMPLÁRIAS: Cavaleiros do Espírito Santo; de São João; de Malta, Santo Sepulcro; do Templo.
ROSACRUCIANAS: Ordem da Verdadeira Rosa Cruz; Ordem da Ecclesiae Rosicrucianae Catholicae; Igreja Oculta do Santo Graal.
MAÇÔNICAS: Rito Antigo e Primitivo; Rito de Memphis; Rito de Mizraim; Rito Escocês Antigo e Aceito; Rito de Swedenborg; Ordem da Rose Croix de Heredom; Ordem do Santo Real Arco de Enoch.
Existem duas origens dos Fratres Lucis. A maioria das pessoas conhecem acerca da obediência Maçônica estabelecida no Século XVIII. A Ordem continuou até o Século XX unicamente na forma de cartas patentes e autorizações reunidas por JOHN YARKER, da London Lodge (Loja Londres), como parte de seu Rito “Antigo” ou Ritos Pansóficos, e não foi legitimamente revivida exceto como parte dos Ritos Pansóficos.
Entretanto, pouca gente conhece que existiram alguns Fratres Lucis originais organizados em Florência, Itália, por volta do ano 1490. A diferença da mencionada Ordem Maçônica, ela estava composta por homens e por mulheres que estavam baseados em um trabalho Hermético e Rosacruciano. O Grande Mestre LEWIS KEIZER também possui a Carta Patente desta antiga Ordem, que foi perpetuada através do Bispo Gnóstico RICHARD, DUC DE PALATINE, como parte de sua Ordem do Pleroma, logo transmitida ao Bispo GEORGE BOYER, que a transmitiu a ele. Esta é, na nossa opinião, a mais valiosa das Cartas Patentes que pudemos receber, pois inclui tanto homens como mulheres, é Rosacruciana, Hermética e Gnóstica, e é portanto mais apropriada para o Século XXI.
Na atualidade, a Ordem dos Fratres Lucis – ORDO FRATRES LUCIS, integra o “RITO PANSÓFICO DA FRANCO-MAÇONARIA”, como organização aliada, sob a direção do Grande Mestre LEWIS KEIZER, com sede nos Estados Unidos da América do Norte. Esta Organização Maçônica inclui as seguintes Ordens e Linhagens Esotéricas:

MAÇÔNICOS:

Rito Antigo e Primitivo
Rito de Memphis e Mizraim (Ritos Egípcios)
Rito Escocês Antigo e Aceito
Rito de Swedenborg
Loja Templária Unida
 ULTRA MAÇÔNICOS:

Ordem dos Illuminati ou Fratres Lucis
Ordem Martinista
Ordem da Rose Croix de Heredom
Ordem da Verdadeira Rosa Cruz
Ordem da Ecclesiae Rosicrucianae Catholicae
Ordem do Santo Real Arco de Enoch
A Igreja Oculta do Santo Graal
Com respeito a estas linhas iniciáticas, nos adiantamos a informar nossos queridos Irmãos e Irmãs, que somente responderemos pelos Fratres Lucis e não pelas outras organizações.
Quem tiver interesse no “Rito Pansófico da Franco-Maçonaria”  sus e demais organizações aliadas, deverá dirigir-se pessoalmente ao Grande Mestre LEWIS KEIZER, nos Estados Unidos, preenchendo o formulário eletrônico que está no link e no seguinte endereço:

http://www.hometemple.org/PANSOPHIC.htm

 

Referências aos antigo Fratres Lucis

“Os FRATRES Lucis são os irmãos da luz. É uma comunidade moderna, criada em Anno 2000. Qualquer semelhança com as antigas comunidades de séculos passados é realizada de propósito, com a intenção de manifestar um novo corpo da Egregora dos Fratres Lucis.”  F. L. Fiducius
Os Fratres Lucis “irmãos da luz”, irmão da luz, também conhecido Ritter des Licht ou “Cavaleiros da luz” é considerado por alguns como um fragmento maçônico da ordem da Cruz de rosa.
Referências autênticas são escassas, Waite dedica um capítulo ao Fratres Lucis em seu trabalho irmandade da Cruz rosa onde ele comenta sobre suas características herméticas.
Na Inglaterra, Maurice Portman fundou a ordem da luz grande Lama (Fratres Lucis, 1882), que misturou a Cabala e de ensinamentos hindus a influência de Edward Bulwer-Lytton, autor do romance oculto Zanoni (1842) vice-Roy da Índia.  Em 1884, Anna Kingsford e Edward Maitland, membros da Sociedade Teosófica originalmente formaram a sociedade hermética, que segundo o esotérico René Guenon, é uma mistura de cristianismo e Budismo.  Também, a ordem da ordem dourada do nascer do sol de ouro para baixo (MacGregor Mathers e mais tarde a. e. Waite), da manhã Stella (Aleister Crowley), e de o Templi orientais (Oto) de Karl Kellner foram todos influenciados pelo aumento do interesse estimulante e pela população Autoridade da sociedade Teosof ICA que incorporou idéias indianas e budistas em seu Esoterismo.
O Fratres Lucis fundada por Lord Bulwer Lytton, de onde se originou o Roris et Lucis; A ordem hermética de Golden Dawn, fundada em 1887 por S.L. Mathers, que incluiu cinco graus, quatro superiores formados pela ordem da rosa vermelha e da cruz dourada, havia 1900 Aleister Crowley separa do ouro para baixo e derrete o Astrum argentinum onde é pracica au Toiniciacion.

Benjamin Cox e o FRATRES Lucis.
Benjamin Cox, Fidus achates de FG Irwin, nasceu em 28 de maio de 1828.  Quando eu estava no St. Kew Lodge, no. 1222, foi consagrado nos aposentos da Assembléia no Weston-Super-Mare em 07 de julho de 1868-Irwin foi seu primeiro letras (Venerável Mestre)-ele tinha 40 anos de idade e foi o contabilista chefe do Conselho de saúde local com um Salário anual de $180.  Mais tarde, ele foi promovido a contabilista da cidade (tesoureiro da cidade).
1917: o que é que Reuss (que agora vive em Cantão de Tessin/Suíça) refere-se no anúncio do livro por trás de sua tradução e publicação da “massa gnóstico” de Aleister Crowley quando anuncia: “o sexual em Teosofia e Antroposofia, com as promessas do líder S, no original “? Enquanto isso, o O.T.O. É equiparado com a “Irmandade hermética da luz”: evidência na tradução de Reuss del O.T.O. O gnóstico em massa e na sua VII *-sugestão ritual para a “ordem dos irmãos asiáticos”, como estes Lucis Fratres.
De 1917, Steiner se recusa categoricamente a dar um Conselho particular esotérico. No futuro, tudo deve acontecer à luz do público democrático (longe do isolamento e do elitismo mental).
Levi, Eliphas.  O verdadeiro nome deste cabalista erudito foi o abade Alphonse Louis Constant.  Eliphas Levi Zezinho foi o autor de várias obras sobre magia filosófica.  Um membro do Fratres Lucis (irmãos da luz), ele foi também uma vez sobre um sacerdote do tempo, um abade da Igreja Católica, eu revogá-lo, quando ele adquiriu a fama como um cabalista.  Ele morreu cerca de vinte anos atrás, deixando cinco obras famosas-Dogme et Rituel de la Haute Magi (1856);  Histoire de la Magi (1860); La clave dos Grands Mysterion (1861);  Símbolos et Legends (1862);  e Ciências des Esprits (1865);  Além de outros trabalhos menores.  Seu estilo é extremamente leve e fascinante;  Mas com uma característica bastante forte de zombaria e paradoxo em que seja o ideal de um cabalista sério.
Luz, irmãos de. Isto é o que a grande autoridade das sociedades secretas diz, o irmão Kenneth R. H. Mackenzie IX., sobre esta irmandade. “uma ordem mística, Fratres Lucis, estabelecida em Florença em 1498. Entre os membros desta ordem foram Pasqualis, Cagliostro, Swedenborg, San Martín, Eliphas Levi e muitos outros místicos eminentes. Seus membros foram muito perseguidos pela Inquisição. É um corpo pequeno, mas compacto, os membros espalhados por todo o mundo.
Mesmer, Friedrich Anton. O famoso médico que redescobriu e aplicou praticamente aquele fluido magnético no homem que era chamado de magnetismo animal e, desde então, mesmerismo. Ele nasceu em Schwabing, em 1734, e morreu em 1815. Ele foi um membro iniciado das irmandades do Fratres Lucis e de Lukshoor (ou Luxor), ou o ramo egípcio do último. Foi o Concílio de “Luxor” que o selecionou-de acordo com as ordens da “grande Irmandade”-atuar no século XVIII como seu pioneiro habitual, enviado no último trimestre de cada século para iluminar uma pequena porção das nações ocidentais no conhecimento oculto. Foi St. Germain que supervisionou o desenvolvimento de eventos neste caso; E depois Cagliostro foi contratado para ajudar, mas ter feito uma série de erros, mais ou menos fatal, foi chamado. Destes três homens que foram inicialmente considerados charlatães, Mesmer já está justificado. A justificação dos outros dois vai continuar no próximo século. Mesmer fundou a “ordem da harmonia universal” em 1783, em que presumivelmente apenas o magnetismo animal foi ensinado, mas que na realidade expôs os princípios de Hipócrates, os métodos da antiga Asclepía, os templos da cura e muitas outras ciências ocultas.
Mesmerismo KT. O termo vem de Mesmer, que redescobriu esta força magnética e sua aplicação prática para o ano 1775, em Viena. É uma corrente vital que uma pessoa pode transferir para outra; e através do qual induz um estado anormal do sistema nervoso que lhe permite ter uma influência directa sobre a mente ea vontade do sujeito ou pessoa hipnotizada.
“… Uma tradição paralela que cobre o Fratres Lucis e os irmãos asiáticos do século XVIII, por um lado, e a alvenaria do rito egípcio de Cagliostro (andrógino) no outro. Estas se fundem com as tradições egípcias primordiais durante as conquistas Napoleônicas no Egito, transmitidas para Metamon. Theon, Levi, Randolph, Davidson e outros luminares do século XIX, até papus, Reuss, Kellner e, eventualmente, Aleister Crowley e seus sucessores e herdeiros dentro de Oto “.