sexta-feira, 15 de dezembro de 2023

Enseñanzas Secretas De Martínez de Pasqually

Estimado amigo, me pedís que os cuente algo con respecto a las Enseñanzas secretas de Martínez de Pas- qually, por las que os habéis interesado a través de los escritos de dos de sus discípulos, el difunto Saint-Martin y el abad Fournié h que aún vive en Londres; así pues, me dispongo a cumplir con vuestro deseo, conforme a mis fuerzas y en la medida en que me está permitido.

Si en todos los tiempos han existido y seguirán existiendo hombres como los profetas que, en tanto que representantes del futuro, nos mostraron que el futuro ya está aquí, de la misma forma; en todos los tiempos deben haber existido otros que, en tanto que representantes del pasado, nos enseñan con su recuerdo que el pasado aún está aquí, y tal representante del pasado (del judaismo) es seguramente Pasqually quien, a la vez judío y cristiano —confesaba la religión católica romana—, hizo revivir para nosotros la antigua Alianza, no solo en sus formas, sino también con sus poderes mágicos. Y si podemos considerar, con razón, esta nueva época en la que vivió Pasqually como el comienzo de un eclipse general, de un debilitamiento de la luz del cristianismo, no podemos sorprendernos al ver que, durante este oscurantismo del único sol, ocurrido por nuestra culpa, reaparecen ciertos astros que, por utilizar las palabras de Saint-Martin, se muestran como resucitados, simplemente porque son no activos. Si el cristianismo, pues, con la fuerza de su primera manifestación, volvió muda la magia del paganismo y del judaismo, la reaparición de esta magia, incluso aunque se haya dejado notar poco, no puede ser atribuida más que al debilitamiento del cristianismo, y ser considerada como el reactivo necesario para una nueva y más poderosa manifestación.

Efectivamente, el judaismo es al cristianismo lo que este último es a un tercer término superior, en el que deben transfigurarse cada uno de los dos. Si interpretamos las palabras de San Pablo: «Por, con y en Dios», en su verdadero sentido, entonces, ya que es cierto que el perfecto aposento del Espíritu divino en el hombre-espíritu es el fin y el sabbat, se hace evidente que ese tercer momento tiene en los dos antecedentes —prehabitación y cohabitación— a la vez sus predecesores y sus cooperadores, cuya presencia en el tiempo, así como su desaparición, son puramente fenómenos. 

En esta primera era, régimen del Padre o primer grado de Aprendiz del hombre-espíritu, el Absoluto se mantiene aún como Señor Absoluto, únicamente superior al Unico, solo habitado por este —él mueve las montañas y ellas no son conscientes de ello— , mientras que, en la segunda era, régimen del Hijo o grado de Compañero, el Primero, unificándose en él y sustrayéndose de la Unidad de Su Gloria en la figura de ese Servidor, desciende ha cia lo particular —el Águila que, cerca del Profeta, revolotea durante un tiempo en la tierra delante de sus pollue- los—, volviéndose parecido a él, es decir, permaneciendo cerca de él o con él, hasta que y para que, por fin, en la última era, régimen del espíritu de grado de Maestro, el Universal, levantando 6 al Unico en sí, habita al mismo tiempo por él, cerca de Él y en Él. Pero para el orgullo de los emigrantes del hombre-espíritu, este discurso parece duro, y entonces se vuelven con sumo gusto hacia los que les ofrecen este grado de Maestro a mejor precio, es decir, sin que tengan necesidad de pasar por el trabajo de Aprendiz y la escuela del Compañero, y que les prometen, en consecuencia, no solo hacerlos llegar a la comprensión del cristianismo sin tener necesidad de comprender el judaismo, sino que se comprometen a volverlos completos (sapientes, iluminados), por una vía más fácil que pasando por el judaismo y el cristianismo. Ahora bien, a tales ignorantes se les podría decir con razón:

Si solo deificas la inteligencia y la ciencia, supremos poderes del yo altanero, ya te has entregado al diablo y con él perecerás.

Uno de los principios de Pasqually es que cada hombre ha nacido profeta y, en consecuencia, está obligado a cultivar en él el don de la visión, cultura a la cual debía servir, precisamente, la escuela de este maestro. En este mismo sentido, y en una acepción aún más audaz, su discípulo llamaba a cada hombre un Cristo nacido, es decir, Cristo y no cristiano. En nuestra época, este «refrito de nociones viejo testamento» debe parecerle a muchas personas desprovisto de sabor. ¿No llama el autor 7 de la Fenomenología del Espíritu incluso —irónicamente— al don de la profecía el «don de expresar las cosas santas y eternas de forma ininteligible»? Buena palabra, es cierto, pero tampoco refuta mucho la verdadera interpretación de las cosas sagradas de esta forma, que no da una explicación reflexiva de este fenómeno. De manera parecida vemos que muchos de nuestros magnetizadores consideran a sus videntes como ventrílocuos estúpidos, cuando cuentan con el vientre, como se lo imaginan, cosas demasiado elevadas y demasiado sutiles para su intelecto de magnetizadores 8. En mi opinión, tan nocivo es el ensalzamiento de estas manifestaciones espiritistas, decidir entre la confusión, seguir todo ignis fatuus, como la claridad eterna, y no aceptar ninguna luz como la luz que no es fría, que no deja frío y que no da frío. Así pues, ¿tan difícil es distinguir, a través del resplandor fosforescente de esta confusa manifestación espiritual, las tinieblas radicales interiores, como distinguir, a través de ese ardor apasionado exterior, el frío interno de la muerte, impresión invernal de Mefistófeles en el resplandor de un sol de verano? No se puede perder el respeto, dice Claudio, al verdadero rey con el pretexto de que también existen reyes de picas y de corazones, y tú ni siquiera eres capaz de despojarte del poder de convencerte de que este Dios inhabita o cohabita en ti, no porque tú hayas logrado que descienda hasta ti, ni porque tú te hayas alzado o agrandado hasta llegar a Él, sino porque Él ha descendido libremente hasta ti.

Una de las enseñanzas principales de Pasqually es esta: «El hombre tiene que cumplir, en la región espiritual, la misma función de corporeidad, produciendo la tercera dimensión, que la tierra en la región material, y en esto se puede encontrar la llave del secreto de su mezcla, de su complejidad y de la unión indisoluble que resulta de ello con la Tierra principio». He expuesto estos datos en mis Principios de las Enseñanzas fundamentales de la Vida, y últimamente también he demostrado a los iniciados la correlación del viejo adagio químico: Vis ejus integra, si conversas juerit in terram —y del dogma cristiano-teológico: Vis ejus integra, si conversasfuerit in hominem—. Pasqually hace preceder la función mediática terrestre del hombre a las otras dos acciones elemento-espirituales, la del Fuego y la del Agua, y en eso basa, como veremos a continuación, su teoría y su práctica teúrgicas, pero donde es necesario que sigamos insistiendo es en que, al igual que su discípulo Saint-Martin, él atribuye al elemento Aire una función relativamente superior en todas las regiones, no en trando nunca como elemento constitutivo en la formación, y así veremos a continuación que Pasqually restablece este ternario del Fuego, del Agua y de la Tierra, siendo el primero el principio y el fin del elemento; el segundo, el principio de la materia o corporeidad, y el tercero, el de la forma o corporeidad acabada, en el ternario del número o acción primordial, de la medida o reacción, y del peso de la energía cumpliendo y acabando la acción u.

Además, si bien Pasqually, tanto en la teoría como en la práctica, se agarra con fuerza a este principio, a saber:

«No se produce operación física alguna sin su correspondiente acción espiritual», estaríamos equivocados, sin embargo, si pensáramos que su física se reduce a los espectros y a los espíritus. Más bien al contrario, se muestra totalmente ajeno a esta superstición o creencia moderna en lo abstracto inteligible y en ese miserable «espectro» de naturaleza absolutamente desprovista de espíritu, de esta creencia en la materia, inteligencia limitada, cuya pobreza de corazón quisiéramos cubrir con una hoja de higuera. Por lo demás, es útil hacer notar cuánto ha debilitado el estudio en profundidad y la más cuidada cultura de la materia de nuestra época a la superstición o creencia en esta misma materia. Así, por ejemplo, Kant ya abrió la puerta a los antiguos espíritus de la naturaleza, conocidos por los alquimistas, al introducir de nuevo en la física la idea de la penetración dinámica, idea que parece irracional, es cierto, en esta física mecánica, por lo que dicen los matemáticos, e incluso nuestros materialistas, que temen a los espíritus, ¿no hacen una distinción bastante tajante entre los cuerpos especialmente ponderables, aislables y comprensibles, y las sustancias imponderables, no aislables e incomprensibles, que, en consecuencia y siguiendo la opinión general, son agentes inmateriales? El empobrecimiento y el debilitamiento continuos de los supuestos goces de los sentidos, así como también la espiritualización continua de nuestras enfermedades corporales, prueban que el propio culto a la materia la desmaterializa cada vez más. Pero si ya ningún hecho físico puede explicarse por la comunicación recíproca de los cuerpos individuales consumados, es decir, atómicos, puede esperarse que ocurra lo mismo con cada hecho psíquico, y que el mutuo contacto entre personas o espíritus individualizados o que así lo parezcan, o el contacto con los inferiores, sea insuficiente. Resulta de todo ello que aquí también son necesarios los «fluidos», es decir, los agentes que no se manifiestan de una manera individual, y esta idea de penetración también se puede emplear aquí. Efectivamente, hemos podido ver recientemente a psicólogos que hacían una justa distinción entre espíritus o personalidades no individuales, y otras totalmente individualizadas, por tanto, entre la idea de personalidad y la de individualidad; sin embargo, cometieron el error de declarar posible una separación absoluta, por tanto, una destrucción, como si en algún momento el espíritu pudiera librarse de la naturaleza o esta del espíritu, y como si lo que se nos presenta como tal separación no fuera simplemente un cambio de individualidad conservando la misma personalidad distinta. En la muerte natural, por ejemplo, y en todos los estados análogos, a los que pertenece el éxtasis magnético, el individuo particular no es solo extracto de la individualidad de la naturaleza universal, sino que esta misma individualidad de la naturaleza universal es el fundamento de la personalidad, y la personalidad separada, por hablar con el lenguaje de Pasqually, entra inmediatamente en relación con la Tierra-principio. Ahora bien, esta suspensión de la individualidad de la naturaleza en lo universal no es un estado estable, sino que sirve para la transformación de la que habla San Pablo, y también sería falso no creer en el regreso particular del individuo fuera de la naturaleza universal, es decir, en la resurrección del cuerpo, como sería falso creer en una simple repetición del primer estado de esta salida. Expliquémonos con más precisión: podemos figurarnos, en esta segunda salida, la personalidad distinta independiente de la naturaleza, pero no sin naturaleza, independiente del tiempo y del espacio, pero no desprovista de tiempo y de espacio, y quien quiera darnos una teoría completa del tiempo y del espacio, deberá demostrar la relación de la personalidad con la naturaleza, así como con el tiempo y el espacio, antes, durante y después de su reintegración en esta naturaleza universal, del mismo modo que su relación última en el estado de beatitud o de condena. Podemos considerar razonablemente una teoría del tiempo y del espacio como el problema cuya solución se pide a la filosofía alemana, y que debe resolver.

Por lo demás, si aquel que, reconociendo la naturaleza del espíritu como distinta de la inconsciente y superior a él, no puede encontrar ninguna objeción a la posibilidad y la realidad de «la sensibilización del espíritu», tal como lo enseña Pasqually, no veo las razones que el panteísta más convencido pueda oponer a esto, que considera el aparecer del espíritu, o consciencia en el hombre, como un espejismo pasajero de la consciencia universal, es decir, como una pompa espiritual que la sustancia general hace levantar —la tierra tiene pompas como el agua— y que de esto concluye que los espejismos análogos, ni más ni menos reales, objetivos y durables que la propia consciencia humana, pueden formarse también incluso fuera del hombre, ahí donde la sustancia universal no puede hacer que aparezcan sin él, pero en él y por él, por ejemplo, engendrados en los nervios intestinos. Pero cierta mente sería totalmente inútil extenderse en la posibilidad de tales manifestaciones psíquicas, si no se encontraran en nuestra vida bajo su «forma incierta», y no pudieran hacer abrir los ojos a la multitud, por la cual actúan estas formas psíquicas como si fueran instrumentos ciegos, pero únicamente en pequeño número de los que tendrían éxito en el empleo de estas formas. De lo que se deduce que la observación y la experimentación pueden, por ellas solas, determinar estas cosas, contra cuya posibilidad toda la ciencia moderna con sus aparatos no puede probar absolutamente nada.

Sin hablar aquí del poder o del talento especial que Pasqually dio muestra en tales sensibilizaciones del espíritu, únicamente quiero hacer la observación de que nos estamos equivocando al reprocharle que prescribiera para esto un régimen de los sentidos particularmente severo, minucioso o, como se dice, imbuido por el Antiguo Testamento, porque simplemente tuvo como objetivo la pureza, es decir, la fuerza de los sentidos, que le permite, en primer lugar, soportar la conducta de los poderosos superiores sin correr el peligro de caer fulminado como los pararrayos débiles, después de oponer sólidas barreras a los poderes malvados puestos en marcha inevitablemente. Así pues, incluso en el caso de que tú no pudieras incitar a la tierra al bien, ni hacer resurgir con un encantamiento la bendición absorbida por la maldición, sin que primero tengas que hacer salir esta misma maldición —para el electricista es la polaridad producida por la descomposición—, rápidamente se erige delante de ti tentadora, se acerca a ti como un espíritu manifestado para tu desgracia, como la serpiente rígida del Profeta, o se disimula bajo las voluptuosidades de la perdición, como una serpiente ondulante.

Esta observación contiene todo lo que se puede decir con razón o sin ella, sobre el doble sentido y el peligro de operaciones de esta clase 18. Por fin, la ley psicológica conocida de la facultad comprensible de los sentidos ya habla a favor de la necesidad de tal régimen. Por ejemplo, no podré entender a quien me hable en un tono demasiado alto o en un tono demasiado bajo para mi oído, pero oiré desde el momento en que mi interlocutor se ponga a tono con mi oído, o si mi sentido auditivo se amplía hasta llegar al tono de su lenguaje. De igual modo un cuerpo celeste que pasara demasiado cerca de nuestra tierra, permanecerá invisible para nosotros hasta que su alejamiento le haga caer en nuestro campo de visión, a causa de su velocidad relativamente menos grande y, por muy paradójico que nos parezca, no es menos cierto afirmar que algunos objetos desaparecen de nuestra vista porque en realidad se están aproximando, y parecen ausentes cuando están verdaderamente presentes, y que no es sino su lejanía aparente lo que les hace de nuevo visibles. Por último, por esta forma de ver, se puede explicar el milagro de la disminución de los milagros en nuestra época 19, si se piensa que con el progreso de las edades, la acción del espíritu avanza en la misma proporción, llega a ser por tanto más fuerte y más intensa, si la consideramos como una voz que viene a nosotros, que toma un tono cada vez más alto y sutil y que, en la misma proporción, llega a ser cada vez menos perceptible y más lejana, mientras que el oído que oye todo pierde algo de su fuerza, y que la acción del espíritu nos penetra con mayor profundidad y se introduce en nosotros en mayor proporción, en el verdadero sentido. También se dice que nosotros, que aún vivimos en la vida terrestre, podemos ponernos en relación sensible con los muertos poco tiempo después de su muerte, pero esta relación se pierde desde el momento en que estos se elevan a las regiones superiores o caen más abajo; de lo que no se deduce, sin embargo, que nos encontremos por ello más alejados de ellos interiormente. Pues, al igual que hay una perhabitación sin inhabitación o cohabitación, igual, en sus primeros momentos, esta inhabitación misma se manifiesta sin perhabitación o cohabitación, allí donde únicamente cae toda relación sensible y, por tanto, también la vista en cada región, y únicamente por la inhabitación perfecta, la cohabitación sale de esta resignación de la vista, es decir, de la fe.



Enseñanzas Secretas del Martinismo

Dentro del esoterismo emanado del siglo xvni y tan vivo aún en el pensamiento actual, pocos personajes han influido tanto como Martínez de Pasqually. Denostado por algunos y considerado como un maestro por otros, lo cierto es que sin su legado no podríamos entender la realidad presente del trabajo de ciertas órdenes iniciáticas de Occidente.

A él se debe la fundación en 1754 de la Orden de los Caballeros Masones Elus Cohén del Universo, o Sacerdotes Elegidos, y uno de sus principales discípulos, Louis Claude de Saint-Martin fue a su vez inspirador del Martinismo. Del mismo modo, otro discípulo suyo, Jean-Bap- tiste Willermoz, fundó en el seno de la masonería el Rito Escocés Rectificado.

Si al Martinismo se le añadió un fuerte contenido cristiano, en cambio la Orden de los Elus Cohén nació con una clara inspiración judeocristiana y un procedimiento teúrgico, características que definieron y diferenciaron los rituales de los Elus Cohén del trabajo tradicional de los talleres masónicos.

Poco se sabe de los orígenes de Martínez. Se cree que nació en Grenoble en 1727, pues hasta que inició su actividad pública dentro de la masonería, su pasado está bajo una niebla de incertidumbre, aunque sí se sabe que utilizó nombres y firmas diferentes. Otros le dan un origen español —incluso se cree que pudo nacer en España— y murió en Santo Domingo en 1779.

La base del pensamiento de Martínez de Pasqually la dejó escrita en su obra El tratado de la reintegración de los seres. En esta obra se suma a la idea judeocristiana de la caída y, por tanto, la tarea del ser humano consistiría en retornar a su condición primigenia divina previa a dicha caída.

Para lograr este fin, Martínez apeló a la teúrgia y a la oración como vías de trabajo. Debemos entender la teúrgia en su sentido más clásico; es decir, la invocación de fuerzas y presencias de corte angélico a fin de, primero, establecer contacto con ellas, y luego solicitarles sus beneficios y ayuda espiritual.

La teúrgia ceremonial lleva aparejada una compleja liturgia cargada de solemnidad. Desde los movimientos y gestos particulares y específicos, los objetos y símbolos precisos, hasta los nombres y fórmulas utilizadas, todo debe ser interpretado por los asistentes con esmero y dedicación a fin de obtener aquello a lo que aspiran.

¿Cuáles fueron las fuentes de Martínez para desarrollar su ritual? Es evidente que la masonería fue el terreno donde desarrolló su sistema, pero no es menos cierto que también se basó o tomó inspiración en otras fuentes. Usó mitos provenientes tanto de la masonería como de fuentes judaicas.

Algunos autores refieren que dichas fuentes hay que buscarlas en la cábala operativa que, según parece, aprendió de judíos en España. Esos mismos autores afirman que sus antepasados bien pudieron ser judíos sefardíes. Esta versión no sabemos si es cierta, pero puede tener sentido, ya que el perfume cabalístico empezó a impregnar por aquella época casi cualquier orden o escuela iniciática de Occidente y su Orden de los Elus Cohén no fue una excepción. Pero su mitología encaja igualmente entre las diferentes corrientes gnósticas, siempre ocupadas en mostrar distintas representaciones de la caída y reintegración humanas y de la totalidad de seres espirituales.

Pocas dudas ofrecen sus biógrafos sobre su bonhomía y la sinceridad de su trabajo, un trabajo que él siempre vinculó a la masonería, la cual consideraba que había perdido, en aquel tiempo, su naturaleza iniciática en aras de otras pretensiones.

Las páginas que van a leer a continuación, les introducirán en la vida y obra de este singular personaje de modo magistral, además de informarle de todas las vicisitudes que vivió su Orden, de las relaciones que mantuvo con otros ritos y obediencias, de sus principales discípulos como los mencionados Saint-Martin y Willermoz, y sus respectivas obras y fundaciones y, sobre todo, le permitirá reflexionar sobre el verdadero significado y naturaleza de su enseñanza y de su trabajo iniciático.

Un libro indispensable para entender a un hombre y un tiempo que marcaron de modo indeleble el devenir de las Ordenes iniciáticas de Occidente.

Respecto al autor, Franz von Baader (1765-1841), alemán de religión católica, conviene recordar su altura espiritual e intelectual. Fue médico, filósofo, místico y escritor. Admirador de Jacob Boheme, él fue a su vez uno de los inspiradores de su amigo Hegel, al que hizo conocer la obra del místico Meister Eckhart. Siendo médico, sintió una especial admiración por Paracelso. Sus obras tuvieron una marcada influencia en Kierkegaard.

El resto del texto es un completo estudio histórico sobre el Martinezismo y el Martinismo, y se debe a René Phili- pon, que lo firma bajo el nombre de Caballero de la Rosa Creciente. Destaca su aportación documental y la solidez de sus argumentos, por lo que ofrece al lector una impagable mirada a una época y a unos acontecimientos que marcaron el futuro de las más importantes Ordenes iniciá- ticas de Occidente.

Sirva esta resumida reseña para enfatizar aún más el calado de la obra que aquí se les presenta y que confiamos sirva para incrementar el acervo cultural de nuestro panorama editorial.


segunda-feira, 6 de novembro de 2023

Frater Achad - Conclusion Cabalistica

 


LA REDENCION DEL REDENTOR

 

CONCLUSION QABALISTICA

 

Ahora nada queda sino que el escriba testifique las raras "coincidencias" cabalísticas conectadas con este Drama.

¿Fue Wagner un gran Cabalista? ¿Lo fueron aquellos de quien obtuvo las fuentes de información? ¿Qué puede decirse?

Más bien sugeriría que, al ser inspirado, este Drama tiene necesidad de ajustarse a toda la verdad, en todos los planos. Pues hay ciertas Emanaciones Numéricas, llamadas los Diez Sephiroth, y hay ciertas Vibraciones de una naturaleza numérica conectada mediante Palabras.

No es mi intención escribir un tratado sobre la Sagrada Qabbalah (aquellos que deseen estudiar este interesante tema pueden hacerlo en "Q.B.L. o La Recepción de la Novia"), ni describir completamente "El Arbol de la Vida", ni los métodos del diseño del significado numérico de las palabras. La lámina adjunta muestra la estructura de "El Arbol de la Vida", y la Portada indica como puede ser dibujado "El Cáliz del Extasis".

La enseñanza Cabalística es Malkuth ‑El Reino/el Alma Animal/LA HIJA CAIDA que tiene que ser LEVANTADA a través del oficio del HIJO ‑Tiphareth/El Sol/Armonía y Belleza, hacia el Trono de la MADRE ‑BINAH‑ Comprensión/LA COPA, cuando de nuevo ella se une al PADRE ‑CHOKMAH/Sabiduría/Voluntad‑ LA LANZA, absorbiendo de esta manera todo en LA CORONA ‑KETHER/La Pura Luz de la PALOMA que desciende sobre su unión.

Este es el Misterio de la Redención y de la Gran Obra, la Unidad del Microcosmos y el Macrocosmos ‑ El Hombre con Dios-.

La Fórmula principal de la Gran Obra, la de la Rosa y la Cruz, se simboliza en la Gran Orden como 5º=6º. Esto se refiere al Microcosmos y al Macrocosmos como el Pentagrama, o la Estrella de Cinco Puntas de la Inconquistada Voluntad, y el Hexagrama, o Estrella de Seis Puntas. La Obra está para descubrir su equivalencia, y unirlos.

La primera etapa de esta Unión ocurre en TIPHERETH, y se acompaña con el sentimiento de Extasis. Este Sephira es el SOL, y necesariamente se conecta con los Números Solares de los cuales 6, 66, y 666 son la Escala. Esta es la Esfera del Rey Coronado ‑El Hijo que une en sí mismo tanto Gloria como Sufrimiento.

Pero ya que ha habido, lo  qué podemos decir, un cambio de Oficio en la Gran Jerarquía en este Nuevo Aeón, encontramos que el Número 418, que es la numeración de la Palabra del Aeón, "Abrahadabra", también se atribuye particularmente a esta Esfera, ya que representa perfectamente la fórmula de 5º=6º. (ver Sepher Sephiroth, Equinoccio Vol. I nº VIII)

De nuevo 777 es un número similar representando "La Espada Flameante" y la Unidad de todas las cosas incluyendo el Mundo de las Conchas. En Qabbalah Griega corresponde a la palabra STAUROS ‑La Cruz.

Es digno de atención, y  por lo tanto de la más de cuidadosa consideración, que con ligeros ajustes de ortografía, los Nombres de los caracteres principales del Drama tienen un extraordinario significado.

 

TITUREL, el Fundador de la Orden del Grial, suma 666.

MONSALVAT, la Montaña de la Salvación, suma 666.

GAMURET, el Padre de Parzival, suma 666.

AMFORTAS, con su Cruz de Sufrimiento, suma 777.

KLINGSOR, que representa a Choronzón (333) suma 333.

GURNEMANZ, el Conductor del Nuevo Rey, suma 418.

PARZIVAL, El Loco Puro, suma 418.

KUNDRY Y GUNDRYGGIA, por igual, suman 290.


Arriba se utilizan los equivalentes Hebreos de las letras y las viejas ortografías de los nombres. Con un pequeño estudio del Sistema Cabalístico y los Grados de la Orden basados en el Arbol de la Vida, el significado se volverá más y más claro para el Estudiante. Puede ser escrito un extenso tratado sobre el tema, pero no es la intención del autor en este momento.

Ahora, hay varias ortografías del nombre Parzival; la que he adoptado es la de Wolfram von Eschenbach, de quien Wagner derivó el Drama. La ortografía usual -Parsifal‑ es interesante ya que suma 388, lo cual, con la adición de 500 (Mem final. El Agua del Gran Mar de Comprensión), hace 888. Por Numeración Griega 888 es el valor de Jesús, el Cristo.

Pero hay otra ortografía, mucho más significativa, y probablemente más antigua que todas ellas. PARCHVAL, cuya numeración suma 326.

Se habrá observado que los más importantes Puntos del Drama se conectan con LA COPA ‑Comprensión‑ Binah, Tercer Sephira; LA LANZA ‑Voluntad‑ Sabiduría‑Chokmah, Segundo Sephira, y EL CORAZON -El Castillo del Grial‑Tiphareth, Sexto Sephira. Si examinamos estas Esferas en el Arbol de la Vida encontramos que forman una Triada Descendente que  representa el Cuenco del Cáliz de Extasis, los puntos de los cuales son 326.

Ahora 326 es la Numeración de IHSHVH ‑El Hebreo Jeheshuah (Jesús), el Dios‑Hombre o Redentor. Esta Palabra también simboliza la descendencia de "Shim" la letra del Espíritu Santo en la Palabra de Cuatro Letras IHVH (Jehovah), el Inefable Nombre y la Fórmula de los Cuatro Elementos. Así PARCHVAL simboliza perfectamente todo el proceso; La Descendencia del Espíritu en la Materia y, además, la Redención.

También muestra la transición al Nuevo Aeón, habiendo una conexión entre esta vieja ortografía y la de Parzival, la fórmula del tiempo presente. Pues la letra central de la palabra PARCHVAL es "ch" en Hebreo, Cheth, la cual deletreada completamente es 418 la numeración de Parzival, y de la Palabra del Aeón, su Fórmula Mágica.

Solamente necesito añadir que La PALOMA ‑Kether/La Corona‑ cuando se muestra sobre el cuenco del CALIZ (en su posición natural en el Arbol de la Vida) junto con Yesod ‑la Fundación-  y Malkuth ‑El Reino-, como el tallo y la base de la Copa; completan el Diseño Cabalístico. Este arreglo muestra claramente como el Cáliz es uno con el Arbol de la Vida y es llenado por el Espíritu Santo.

Sin embargo, si la prueba numérica no es bastante completa ‑sin duda podría completarse‑, permíteme llamar tu atención a la palabra Cáliz. La vieja ortografía es GRAL, y aquí  encontramos la G -letra de La Luna‑ y R ‑letra del Sol-, acopladas con AL, el Gran Nombre de Dios.

Volviendo una vez más a nuestro Diseño Cabalístico de la Copa dibujada en el Arbol de la Vida, permítenos examinar los Números de los Sephiroth involucrados. Sin duda descubriremos el "Cáliz del Extasis" pues obtenemos

                                                        1+2+3+6+9+10=31

que es la numeración tanto de AL como de LA‑Dios y Nada, Clave de los Misterios, tanto del Viejo Aeón como del Nuevo y cuando es entendido adecuadamente la


                                                          Fórmula final del

 

                                                                EXTASIS


El Cáliz de Extasis: Parzival 

por Frater Achad (Charles Stansfield Jones)

                                                                                                  


Frater Achad - La Redencion del Redentor

 


LA REDENCION DEL REDENTOR


                            "¡Höchsten Heiles Wunder! Erlösung dem Erlöser!"

 

Antes de pasar a las escenas finales de este Drama, es necesario que conozcamos algo de la Gran Ceremonia de Iniciación en el Grado de Maestro de Templo que Parzival estaba sufriendo.

Este conocimiento puede ser obtenido de los Registros de la propia Gran Hermandad, y de los ejemplos de aquellos que han sufrido las Ordenaciones dirigidas a ello.

Ahora el Estudiante serio estará muy interesado en observar de cerca parte de los pasajes que hemos citados ya, y aquellos que estamos a punto de citar, paralelamente a los eventos del Drama compilado por Richard Wagner. Pero tiene que recordarse que el propio Wagner recibió las Instrucciones de los grandes Principios de la Orden Sagrada de ciertos Jefes Secretos y eso explica la gran armonía entre su Trabajo y el de otros miembros de la Gran Hermandad.

 

Encontramos en el Liber IV estas palabras:

 

"El Maestro de Templo ha cruzado el Abismo, ha entrado en el Palacio de la Hija del Rey; solamente tiene que pronunciar una palabra, y todo se disolverá.  Pero, en lugar de eso, se encuentra oculto en la tierra, tendido en un jardín. Este misterio es demasiado complejo para ser aclarado en estos fragmentos de pensamiento impuro; es un tema apropiado para meditación. "

 

Parzival entra en el Abismo cuando, arrojando a un lado la consideración personal e impulsado por la Voluntad Pura libre del deseo de resultado, destruye el Jardín y el Torreón de Klingsor.

Toda esa estructura, construida sobre la Razón, es destruida y nada permanece en pie sino un montón de escombros. Pues Parzival ha descubierto el Poder de la Palabra donde el Universo desaparece en Fuego y Llamas. Por tanto, esto puede ser visto como el Supremo Ritual de Destierro.

Pero el proceso de la Creación, Preservación y Destrucción es continuo; las cosas tienen que ser destruidas para que puedan ser renovadas. Es desde el montón de escombros de Choronzón (Klingsor) que uno selecciona los materiales para un dios, o para un Nuevo Aeón. La comprensión es la estructuralización de conocimiento, e implica coordinación.

Mientras tanto, Parzival tiene que cuidar un Jardín propio pues habiendo mirado a la "Cara del Padre", se ha convertido en NEMO ‑No-hombre-. (Es interesante observar que Klingsor bautizó a Kundry como "mujer Sin nombre", pues, ella también, debe lograr Comprender al fin.)

Un estudio de Liber CCCXVIII, Aétiro 13, nos dará una comprensión más completa de este Misterio. Allí leemos:

Un estudio de Liber CCCXVIII, Aétiro 13, nos dará una comprensión más completa de este Misterio. Allí leemos:

 

" Nadie ha mirado la cara de mi Padre.  Por tanto, el que mire será llamado NEMO.

 

Y debes saber que en cada hombre que sea llamado NEMO hay un jardín que él cuida.

 

Y cada jardín que esté y florezca ha sido preparado desde el desierto por

NEMO, regado con las aguas que fueron llamadas muerte.

 

Y yo le dije: ¿Para qué fin es preparado el jardín?

 

Y él dijo:  Primero por la belleza y el deleite de ello; Y después porque está escrito "Y Tetragrammaton Elohim plantó un jardín hacia el este en Edén".

 

Y al final, debido a que aunque cada flor presentó una doncella, sin embargo hay una flor que presentará un hombre‑niño. Y su nombre será llamado NEMO, cuando él mire la cara de mi Padre.

 

Y el que cuide el jardín no buscará escoger la flor que será NEMO. El nada hará sino cuidar el jardín.

 

Y dije: Sin duda, agradable es el jardín, y la luz es la obra laboriosa de cuidarlo, y grande es la recompensa.

 

Y dije: Te recuerdo que NEMO ha mirado la cara de mi Padre. En la suya hay solamente Paz.

 

Y digo: ¿Son todos los jardines como este jardín?

 

Y onduló su mano, y en el Aire a través del valle apareció una isla de

coral, rosada, con palmeras verdes y árboles de frutos, en el medio del más azul de los mares.

 

Y onduló su mano de nuevo, y allí apareció un valle cerrado por poderosas montañas de nieve, y en él estaban agradables corrientes de agua, grandemente impetuosas y amplios ríos, y lagos cubiertos con lirios.

 

Y onduló su mano de nuevo, y había una visión, por así decirlo, de un oasis en el desierto.

 

Y de nuevo onduló su mano, y había un país oscuro con rocas grises, y el brezo, y el tojo, y el helecho.

 

 *** Y parece leer mi pensamiento, que es, que debería amar quedarme en  este jardín por siempre:

 

Pero él me dijo:

 

Ven conmigo, y observa como NEMO cuida su jardín. De modo que entramos en la tierra, y había  una figura velada, en absoluta oscuridad.

 

Todavía es perfectamente posible ver en él, de modo que los más minuciosos detalles no se nos escapan.

 

 Y sobre la raíz de una flor derramó ácido de modo que de raíz se retorcieron como en una tortura.

 

Y otra cortó, y el chillido es como el chillido de una mandrágora desgarrada por las raíces.

 

Y otra chamuscó con fuego, y además otra untó con aceite.

 

Y dije: Pesado es el trabajo, pero muy buena es la recompensa.

 

Y el joven me respondió: él no ve la recompensa, él cuida el jardín.

 

Y dije: ¿Qué vendrá a él?

 

Y dije:  Esto tu no puedes saberlo, ni es revelado por las cartas que son el  totem de las estrellas, pero únicamente por las estrellas."

 

Encontramos en la cita anterior un paralelismo exacto con el caso de Parzival, pues encuentra que

 

"En la Visión Beatífica no hay más,

 y no hay mas en la gloria de lo Superior.

 No hay más conocimiento.

 No hay más belleza.

 Por esto es el Palacio del Entendimiento;

 Y es uno con las cosas Primordiales. "

 

Tiene que deambular alrededor de la tierra, cuidando las RAICES de las flores; inconsciente del resultado de su labor, hasta el momento que esté preparado para que otro tome su lugar.

El tercer Acto se abre en los Dominios del Grial. Percibimos detrás un agradable y florido paisaje de un prado en primavera. En primer plano hay un  bosque que se extiende a lo lejos hacia la derecha, y un salto de agua clara. En el otro lado, y más arriba, hay una pequeña ermita construida contra una roca. Es al Alba.

Todo este brillante paisaje de primavera simboliza parte del trabajo de Parzival que ha trabajado en la oscuridad durante muchos años. Pero la Noche casí ha pasado ya.

Gurnemanz, ahora viejo y con la simple vestidura de un ermitaño, todavía protegido por el Manto del Grial, aparece. Oye un gemido que reconoce como el de Kundry, que medio muerta, pero ahora fiel al servicio, ha encontrado su camino tras la Montaña de Salvación. Intuitivamente ha sido guiada para mantener su cita con Parzival cuyas últimas palabras, a ella, habían sido:

 

"Ya sabes dónde únicamente podríamos reunirnos de nuevo."

 

Es descubierta por Gurnemanz oculta en un pequeño matorral cerca de la corriente. Cuánto tiempo ha esperado allí, quien puede saberlo, pero el matorral es ahora muy grande y con pinchos.

 

Después,  espiándola, Gurnemanz grita:

 

¡Arriba!, Kundry, Arriba!

¡El invierno ha pasado, y la Primavera está aquí!

¡Despierta, despierta a la Primavera!

 

Los resultados del trabajo inconsciente de Parzival sobre las "raíces" de su ser, pronto se hacen aparentes a Gurnemanz. Su primer grito, al ser despertada del mortal estupor, es:

 

¡Servir!

 

Pero Gurnemanz, sacudiendo su cabeza, responde:

 

¡Ahora tu trabajo será iluminar!

¡No enviamos recados  desde lejos: los simples y las hierbas, cada uno, tienen que encontrarse a sí mismos, aprendiendo de las bestias en los bosques.

 

Pero Kundry, habiéndole observado mientras tanto, observa la cabaña del ermitaño, y entra. Gurnemanz, sorprendido, comenta cuán diferente es su paso y agradece al Cielo que el haya sido el medio de revivir esta "flor" que anteriormente había parecido tan venenosa.

Kundry vuelve tranquilamente con una jofaina que coge del manantial, y mientras espera para llenarla, mira hacia el bosque y percibe un acercamiento de un extraño Caballero en la distancia. Se vuelve hacia Gurnemanz, que viendo la misma figura, comenta:

 

¿Quién viene hacia la fuente sagrada?

¡De la sombría guerra ataviado.

No puede ser ninguno de nuestros hermanos de lucha.

 

Pues en su mortaja de oscuridad Parzival ‑ya que es él‑ no es reconocido ni por Gurnemanz, un Compañero del Grial.  No se sorprende de que durante su vagabundeo aquellos menos iluminados se hubieran equivocado al percibir su identidad.

Entra lentamente, vestido de la cabeza a los pies con una armadura negra; llevando, verticalmente, la Sagrada Lanza, equipado con espada y escudo. Parece soñador y vacilante, pero el mismo se sienta sobre la pequeña cima junto a la corriente.

Gurnemanz, después de observarle por algún tiempo, encontrándolo silencioso, se acerca algo, y comenta:

 

¡Te saludo, amigo!

¿Estás perdido, puedo guiarte?

 

En respuesta a lo cual Parzival sacude gentilmente su cabeza, pero permanece silencioso. Interrogándole más, solamente obtiene de él la misma silenciosa respuesta, pues acaso, no está escrito que COMPRENSION es Silencio puro y Oscuridad Pura

Pero el final de este periodo de silencio y oscuridad se está acercando. La etapa de NEMO de la "Ciudad de las Pirámides" pronto da lugar a otra.

Parzival se levanta y empuja su Lanza vertical a la tierra conectando, por así decirlo, Cielo y Tierra. Entonces se desnuda lentamente de la armadura negra. Primero abandona su Espada (el poder de la Razón y del Análisis), y su Escudo (El pesado Karma del Mundo ‑su Pantáculo). La apertura de su Yelmo (el cual, siendo un símbolo de la Copa, le ha mantenido en Oscuridad), es hecha,  permitiendo así que el Vino de la Luz Solar descienda sobre su cabeza.

Entonces se arrodilla en silenciosa oración ante la Lanza, buscando la unión consciente e iluminada con la Voluntad del Universo. Hasta ahora ha sido guiado por esa Voluntad, pues ha permanecido en total inconsciencia de Su dirección, ahora busca participar más completamente en el Gran Propósito.

Mientras se dedica a la sagrada meditación, es reconocido tanto por Gurnemanz como por Kundry. También comprenden que ha obtenido la posesión de la Lanza Sagrada, tanto tiempo perdida por los Caballeros del Grial. Kundry vuelve su cara, mientras Gurnemanz, con gran emoción, grita:

 

¡Oh! Día más sagrado.

¡Al que mi alma feliz despertó!

 

Entonces, levantandose, Parzival les reconoce por turno y se intercambian saludos. Difícilmente puede creerse que al final, su sendero, a través de la equivocación y del sufrimiento le ha llevado de nuevo a ese lugar sagrado.

Su único deseo es encontrar a Amfortas, cuya herida había, hacia tanto tiempo, despertado su Compasión y Piedad, y que siente era su misión curar. Esto solo podía  lograrse por un medio, la Sagrada Lanza por la cual la herida fue hecha.

Y todo eso aunque Parzival ‑con este propósito superior- había buscado conscientemente el regresar a La Montaña de la Salvación, el sendero le había sido negado y había vagabundeado a la suerte como sí:

 

"Guiado a veces por una maldición. Batallas y conflictos de angustias incontables me apartaban del sendero, cuando creía haberlo encontrado ", pensó.

 

Pues el Camino al Éxtasis es un pensamiento superior, y cuando el Éxtasis retorna es como una Gracia más que como el resultado de nuestros esfuerzos conscientes. Sin embargo, es la recompensa de nuestros "vagabundeos" si nuestra Aspiración se hubiera mantenido perfectamente pura mientras tanto.

La Sagrada Lanza ‑la Verdadera Voluntad‑ no debe ser utilizada salvo para fines superiores; y aquellos fines no son aparentes a la mente consciente, hasta después de que lo primero haya sido comprendido y ejercido para destruir la ilusión.

 

Parzival:

 

"Entonces la desesperación sin esperanza me sobrepasó,

al sostener el Objeto sagrado con firmeza.

 

En su nombre, por su seguridad

gané de cada arma una herida;

Pues me estaba prohibido

que en la batalla la esgrimiera:

 

No obstante a mi lado la llevé,

y ahora la restituyo.

 

La que ves brillar aquí te saluda, la Sagrada Lanza del Grial.

                                                                        

Y entonces Parzival aprende de Gurnemanz que finalmente se acerca el final de su Búsqueda, pues está ya dentro del Dominio de Grial. Aprende, también, de la angustia que ha estado sufriendo Amfortas durante su ausencia, y cómo los Caballeros han estado desbandados porque Amfortas ya no se atrevía a descubrír la Sagrada Copa. Como Titurel, Padre y Fundador de la Orden, había muerto ‑como otros hombres‑ cuando ya no recibió más los rayos vivificantes del Grial.

Así Parzival, con intensa pena, lamenta sus locos vagabundeos que parece han provocado tales resultados desastrosos por causa de su demora en regresar a Montsalvat en su misión de misericordia.

Pero las cosas no podían haber sido de otra manera. Deberíamos recordar cómo NEMO cultivó su jardín y cómo parte de las raíces se retorcieron con angustia bajo el ácido o el cuchillo, mientras que otras florecieron mediante el aceite.

No habiendo sido su Comprensión Pura Oscuridad, su mente consciente nunca le habría permitido completar su Trabajo. Pero tal es el Misterio de la Redención, que estas cosas deben de ser para que el resultado final pueda ser perfecto.

La pena y sufrimiento son grandes maestros, y los Maestros, no teniendo fines personales que lograr, con frecuencia son los Instrumentos de donde nos viene nuestro Karma.

 

Como se señala en el Liber IV:


"La contemplación del Universo tiene que ser al principio casi pura angustia. Es este hecho el que es responsable de la mayoría de la especulación de la filosofía.

Los filósofos medievales anduvieron por mal camino sin esperanza debido a que su teología necesitaba la referencia de todas las cosas para mantener el bienestar del hombre.

La Idea-Ego debe de ser desarraigada despiadadamente antes de Comprender que  puede ser obtenido.

Hay una aparente contradicción entre esta actitud y la del Maestro del Templo. ¿Que puede posiblemente ser más egoísta que esta interpretación de todo como un trato de Dios con el alma?

Pero es Dios que es todo y no de alguna parte; y cada "trato" tiene que ser así una expansión del alma, una destrucción de su separatibidad.

Cada rayo de sol expande la flor.

La superficie del agua  en la Copa Mágika es infinita; no hay un punto diferente de cualquier otro punto.

Así, finalmente, así como la vara (lanza)  es un vendaje y una limitación, así es la Copa una expansión‑ dentro del Infinito.

Y este es el peligro de la Copa; tiene que ser necesariamente abierta a todo, y aún si cualquier cosa se introduce que está  fuera de proporción, desequilibrada o impura, se queda herida."

Pero "Finalmente la Voluntad  Mágica se identificará así mismo con la total existencia del hombre que se hace inconsciente, y es una fuerza constante como la gravitación."

 

Así tuvo la Lanza ‑La Voluntad Mágica‑ que llevó Parzival tras el Cáliz.

Pero, después de su larga Búsqueda, Parzival está fatigado y débil, y esta tentación final ‑la idea de que al fin y al cabo ha FALLADO en la Búsqueda‑ irremediablemente le ocasiona hundirse sobre la cima herbosa.

Kundry ha traído una palangana de Agua con la que refrescar a Parzival, pero

Gurnemanz, haciéndola señas, dice:

 

¡Así no! La propia fuente sagrada conviene más para  el baño de nuestro peregrino.

 

Y así, al lado del Manantial Sagrado (Las Aguas del Gran Mar‑ AKSHARA) retiran las grebas de sus piernas  (dándolas libertad de acción) y lavan sus pies (Símbolo de Comprensión). Luego le retiran su corsé (exponiendo así su Corazón) y le refrescan con el agua sagrada.               

Pues hay Tres  que  atestiguan la veracidad en la Tierra ‑el Agua, la Sangre y el Espíritu Santo (la Paloma) y el que venza podrá participar de las Aguas de la Vida libremente.

En la contemplación de la tarea impuesta a sí misma por Kundry de bañar los pies de Parzival,  pregunta gentil pero cansadamente:

 

"¿Podría ser guiado directamente ante Amfortas?"

 

A esa pregunta Gurnemanz, mientras se ocupa de él mismo, responde:

 

Seguramente; allí la Corte espera nuestra llegada.

 

Explica, además, que ha sido citado a esta Recepción desde que, en la muerte de Titurel, el cargo largamente  olvidado del descubrimiento del Grial es, por voluntad de Amfortas, desempeñado una vez más.

Deberíamos observar cómo, aparentemente por casualidad, pues así parece en el Diseño de la Iniciación Universal de la Humanidad, todas las cosas han sido preparadas y son vistas para guiar al punto de la Coronación de la Ceremonia.

Mientras tanto, Parzival se sienta a pensar en el cambio ocurrido en Kundry, ahora en actitud humilde, de modo diferente a su perversidad anterior; mientras Gurnemanz desempeña un último cargo en la ceremonia de la Purificación echando el agua del Manantial Sagrado en la cabeza de Parzival.

La purificación siendo completa, es seguida por la Consagración, el segundo paso hacia la Iniciación. Se ve a Kundry tomar un frasco dorado de su seno y derramar algo de su contenido sobre los pies de Parzival. Tomando el frasco, Parzival invita entonces a Gurnemanz a untar su cabeza con el mismo Aceite Sagrado; ahora, causándole su clara visión comenta:

 

"Pues hoy como rey seré saludado"

 

Hace esta declaración, que es nada menos que una profecía de su logro completo, tan simple y natural como un niño.

Ahora deben ser efectuadas algunas anotaciones sobre la naturaleza de este Aceite Sagrado y con relación a la fuente de la que vino, de nuevo el Liber IV suministrará la llave, para lo cual leemos:

 

"El Aceite Sagrado es la Aspiración del Mago, es lo que le consagra al desempeño de la Gran Obra.

 

No es la voluntad del mago, el deseo de lo inferior para alcanzar lo superior; Sino esa chispa de lo superior en el Mago que desea unirse a lo inferior de sí mismo."

 

El Aceite, en este ejemplo desempeña un propósito doble, ya que representa tanto la búsqueda del Verdadero Self de Kundry, como el deseo para la redención. Este Self Superior es representado por Parzival, y la Consagración por Kundry de Parzival es el acto que hace su redención, por ella, posible.

 

De nuevo:

 

"Este aceite está compuesto de cuatro sustancias. La base de todo es el aceite del olivo, El Olivo es, tradicionalmente, regalo de Minerva, la sabiduría de Dios, la Logos. Está disuelto en otros tres aceites; el aceite de mirra, aceite de canela, aceite de galangal. La Mirra está atribuida a Binah, la Gran Madre, que es tanto la comprensión y la pena  como la  compasión que resulta de la contemplación del Universo. La Canela representa Tiphareth, el Sol, el Hijo, en quien Gloria y Sufrimiento son idénticos. El Galangal representa tanto Kether como Malkuth, el Primero y el Ultimo, el Uno y los Muchos, ya que en este Aceite son Uno". "Estos aceites tomados juntos representaron todo el Arbol de la Vida. Los diez Sephiroth son armonizados en el oro perfecto. "

 

Esto se hará claro cuando todo el Drama haya sido tratado desde el punto de vista

Cabalístico en el siguiente Capítulo.

 

De nuevo:

 

"Este Aceite perfecto es más penetrante y sutil. Gradualmente se extenderá una capa reluciente, sobre cada objeto del Templo. "

 

Con relación a este ultimo punto deberíamos observar lo que realmente ocurre un poco más allá en el Drama, pero primero observa una ultima cita que tiene una muy directa relación sobre el tema.

 

"El frasco que contenga el Aceite debería ser de cuarzo claro (el Cuarzo es atribuido a Malkuth ‑la Hija Caída, pero en este caso el frasco es de Oro que representa el Pecho, el Sol o la Esfera de Tiphareth del Hijo o del Self Superior cuya influencia ha sido sentida por Kundry) y algunos magos lo han moldeado en la forma del pecho de la  hembra, pues es la verdadera nodriza de todas esas vidas. Por esta razón también ha sido hecho de madreperla y taponado con un rubí."


Con respeto a esto, deberíamos observar que Kundry produce el frasco dorado de su seno, pues cada detalle de este Drama es simbólico. 

Después, Parzival muy tranquilamente recoge algo del Agua Sagrada de la Cascada y la rocía sobre la cabeza de Kundry, mientras ella se arrodilla a sus pies, diciendo:

 

"Así cumplo mi primer deber: ¡Se bautizada, y confía en el Redentor!"

 

Para lo cual Kundry inclina la cabeza y parece llorar agriamente.

Esta es la primera vez que Kundry ha estado dispuesta sinceramente a recibir la ayuda superior. Ha hecho mucho, de acuerdo a sus propias nociones de servicio, pero ahora está cerca de ser llevada a Entender como mejor puede Servir;  pues la verdadera Maestría implica verdadero Servicio.

También deberíamos observar los efectos del Aceite Sagrado en Parzival. Da la vuelta alrededor y mira fijamente con apacible éxtasis a los bosques y praderas, que representan su Jardín, como explicamos antes. Gradualmente, comprende los resultados del Trabajo que había llevado en silencio y oscuridad. Su memoria despierta y murmura:

 

¡Que hermosos parecen hoy los campos y las praderas!

Muchas flores mágicas he visto, que buscaban estrecharme entre sus perniciosos sarmientos; pero ninguna he visto tan dulce como aquí,


Estas tijeretas con capullo, cuyo olor me recuerda mis días de niñez, me hablan de amorosa confianza.

 

Gurnemanz intenta explicar esto, diciendo:

 

"¡Es Viernes Santo, mi señor!"

 

Mientras que Parzival, recordando la oscuridad de su auto‑crucifixión y todavía comprendiendo con dificultad su completo significado, responde:

 

"¡Ay, que día de agonía!

Seguramente ahora todo lo que crece, que respira y vive y vive otra vez debería únicamente  lamentarse y afligirse?"

 

Pero Gurnemanz continúa:

 

"Ves que ya no es así."


Pues:

 

"Las arrepentidas lágrimas de los tristes pecadores han regado, aquí como sagrada lluvia campos y floresta, y les  hacen resplandecer con belleza.

 Todas las criaturas terrenales se deleitan en los brillantes huellas del Redentor, sustentándolo con sus oraciones. No pueden  verle en la Cruz, y sonríen así al hombre redimido a través del sacrificio del amor de Dios hecho limpio y puro, quien, al sentirse libre, no se empequeñece con miedo.

Y ahora cada pradera florece y las briznas de hierba perciben que hoy día no necesitan temer esa mortal pisada; pues al igual que el Señor perdonó al hombre de piedad, y en Su misericordia por él sangró, todos los hombres andarán con piadoso cuidado, con pasos delicados. Así la perdonada Naturaleza despierta ahora a su día de Inocencia."

 

Durante este discurso, Kundry ha estado mirando a Parzival con ojos húmedos y con aspecto de rogar, y él, ahora comprendiendo completamente los resultados de su trabajo (ya que es Mediodía) observa:

 

"Vi a mis desdeñosos mofadores marchitarse:¿Ahora buscan el perdón? ¿Cómo dulce y bendito rocío, un lágrima también de ti floreció? ¡’Mira tu llanto, brilla el paisaje¡."

 

Y la besó suavemente sobre la frente. Aquí el "rocío de amor puro" comienza su maravillosa acción que lleva a todo la perfección. Esto está escrito en Liber IV.

 

"Sin embargo, hay un solvente universal y armónico, cierto rocío que es tan puro que una única gota de él añadida en el agua de la Copa traerá al momento toda la perfección."

"Este rocío es llamado Amor.  Hasta en el caso del amor humano, todo el Universo parece perfecto al hombre que está bajo su dirección, de este modo es, y mucho más, con el Amor Divino del cual se está ahora hablando.

"Pero el amor humano es un excitante, y no un tranquilizante de la mente; Y como es unido al individuo, solamente lleva al final a un mayor problema.

"Por el contrario, este Amor Divino no está incluido en ningún símbolo. Aborrece

de la limitación, ya sea en su intensidad o en su alcance. "

 

Aquí obtenemos la clave para los errores tanto de Klingsor como de Amfortas; junto con la verdadera solución del problema, tal como es obtenido por Parzival. Pues esta Amor incita al Éxtasis, como nos muestra ahora mismo el drama.

Es MEDIODIA, y entonces el Sol está en su altura y total belleza, de modo que nos encontramos que esos viajes de Parzival le han llevado a completar el círculo de sus vagabundeos, y en otro momento, La Montaña de Salvación, como una gran Joya de Rubí situada en un Anillo Dorado, brillará fuera una vez más. Mientras tanto, Gurnemanz y Kundry están viendo cubrirse a Parzival con el Manto del Grial, y agarrando solemnemente la Lanza Sagrada y con Kundry a su lado, se prepara para seguir a Gurnemanz.

Ahora, como si se confirmara nuestra teoría de que Parzival ha completado el Circulo, encontramos de nuevo que el paisaje cambia automáticamente, pero esta vez de derecha a izquierda. Se recordará que antes, cuando por primera vez Parzival entró en el Templo del Grial, este cambio tomó lugar en la dirección opuesta. Los pasajes a través de los cuales pasa son similares, pero invertidos. Y esta vez los tres lo cruzan juntos como para simbolizar la Triada Sagrada, el término de la cual está cerca de tener lugar.

Como antes, hay repiques de campanas. (El aspirante notará sonidos similares cuando entre en la Conciencia Superior. A veces son llamados "La Voz de la Nada").

Una vez más, Tiempo y Espacio son Uno, y la Mesa del Aquí y Ahora Siempre-presente aparece.

Aquí encontramos Nacimiento, Muerte, Vida, Pena, Edad y Juventud mezcladas juntas en Armonía, Alegría y Belleza. El vasto Templo del Espíritu Santo ‑la longitud del cual abarca desde el Norte al Sur, su anchura del Este al Oeste, y su altura desde el Abismo al Abismo, si es, además, el CUERPO del HOMBRE abierto a nuestra perspectiva.

Hay al principio una vaga luz. La apertura de puertas a uno u otro lado y los Caballeros trayendo el cadáver de Titurel en un Ataúd y el cuerpo herido de Amfortas en una litera. El féretro se erige en medio del Salón, y detrás está el trono con dosel, donde Amfortas se coloca.

Entonces viene una serie de Caballeros llevando el Santo Grial hacia la abrigada Basílica, donde es colocado como antes.

Inconscientes del acercamiento del Victorioso Parzival, ahora los Caballeros murmuran sobre la muerte de Titurel, el honorable fundador de la Orden. De esta muerte, Amfortas parece haber sido, al menos parcialmente, responsable, habiendo fallado por mucho tiempo en su oficio de descubrir el Grial.

Sin embargo, él, habiendo perdido la Lanza Sagrada ‑la Voluntad Superior‑ entregada a él por su Padre, y habiendo encontrado la voluntad humana bastante incapaz para tomar Su lugar, ha sufrido mientras tanto terribles torturas por ese fallo para cumplir su verdadero Propósito.

Los Caballeros, desesperadamente, presionan a Amfortas y demandan que ‑esta vez‑ él descubra la basílica y haga su oficio. Con lo cual, Amfortas en un Éxtasis DE TEMOR, surge y se arroja entre los Caballeros ‑que retroceden‑ mientras grita:

 

¡No!

¡No más!

¡Ah!

¡Ya está la  tenebrosa muerte rodeándome, y, sin embargo ¿queréis que vuelva a la vida?

¡Estáis locos!

¡Que en la vida puede obligarme a quedarme!

¡Más, os ordeno matadme!

 

Pues tal es el Éxtasis del Contacto de la Muerte, el Gemelo del Amor.

(Desgarra su vestido.)

 

¡Observadme, Observad la herida abierta!

Aquí está mi veneno, mi fluyente sangre.

¡Tomad vuestras armas!

¡Enterrar en mi vuestras afiladas espadas profundamente hasta la empuñadura!

¡Vosotros héroes, avanzad!

¡Matad tanto al pecador como a todo su dolor,  y entonces el placer del Grial se recuperará!

 

Pero no hay MUERTE en la Sala del Éxtasis. Nacimiento, Vida, Muerte son sucesivas pero Una, porque Tiempo y Espacio son Uno.

Y así, en el momento de mayor agonía de Amfortas, Parzival, el Poder Redentor, entra imperceptible e inesperadamente.

Hay mucha verdad en el viejo dicho, "Es cierto que ocurra lo inesperado" y esto es más y más claramente de comprender mientras caminamos el verdadero Sendero. El Verdadero Éxtasis llega en el momento en que todo parece perdido, porque lo parcial y transitorio tiene que desaparecer y perderse, después aparece  lo Real.

 

"Pues cada cosa individual, cada logro significa primero y principalmente la destrucción de la individualidad. "

"Cada una de nuestras ideas tiene que presentarse del Self al Amante, de modo que  eventualmente podemos presentar el Self al Amante en nuestra vuelta. " 

                                          

                                                                            (Liber IV)

 

Repentinamente se escucha la voz de Parzival:

"Solo un arma sirve: La Lanza que abrió tu herida, puede cerrarla."

 

El semblante de Amfortas, al oír estas palabras, presenta ahora el SAGRADO EXTASIS. El se tambalea en éxtasis, mientras que tiernamente Gurnemanz le sujeta.


Parzival:

"¡Se por completo, inmaculado y absuelto! Pues ahora gobierno en tu lugar."


La Verdadera Voluntad no heredable toma su legítimo lugar, y ya que esta Voluntad es una con la VOLUNTAD DEL UNIVERSO, Amfortas la acepta sin vacilación.


Parzival:

"¡Oh bendito sea tu dolor!, pues la soberana virtud de la Compasión y la fuerza del puro Conocimiento enseñaron a un tímido Loco. En esto una vez mas se contempla La Sagrada Lanza."


Y como todos contemplan en éxtasis la Lanza  mantenida en alto por Parzival, continúa, con inspiración, mientras contempla en este Acto:


"¡Oh poderoso milagro de la felicidad!

¡Que a través de mí tu herida será restaurada. Veo fluir la sangre del Señor que anhela unirse a la fuente hermana que está fluyendo en el Cáliz!

No se oculte más esta divina forma;

¡Descubrid el Grial!

¡Abrid el Arca!"


Así, y no de otra manera, le correspondió a Parzival su propiedad. El Templo del Cáliz del Éxtasis es ahora, para él, El Palacio de la Hija del Rey. Pues así está escrito: "Cuando aquellos hayan destruido el Universo, entonces  puedes tu entrar en el Palacio de la Reina, mi Hija." Solamente entonces entenderemos la naturaleza de La Recepción de la Novia. Pues:

 

"El Espíritu y la novia dicen, Ven.

Y le permiten que oiga decir, Ven

Y le permiten que esté sediento de venir.

Y quienquiera le permitirá tomar del agua de la vida libremente."


Así, y solo así; en medio de la Radiante Luz, el Brillo del Cáliz de Éxtasis, el Alzamiento de Titurel de la Tumba, la lucha a Muerte de Kundry, el Homenaje del Redimido, el elogio de los Caballeros del Grial, y por encima de todo la Bendición de la Paloma del Espíritu Santo; la Obra final se ha realizado.