quinta-feira, 17 de setembro de 2020

El emblema del Templo de Salomón y su culto (Saint-Martin)

 

"La construcción de este templo, hecha poco tiempo después de que el pueblo hebreo haya abandonado sus guías naturales, es una repetición perfecta de la suerte que corrió el hombre después de separarse de la fuente de su gloria, cuando fue reducido a no ver la armonía de las Virtudes divinas más que en una grosera y complicada subdivisión. 

Estas imágenes, por muy materiales que puedan ser, presentan todavía al hombre culpable los rasgos de su modelo: siempre el Autor de los Seres, celoso de su felicidad, les ofrece el cuadro de su potencia, de su gloria y de su sabiduría, para fijar su vista sobre la grandeza y la belleza de sus perfecciones, y para traer su inteligencia de vuelta a la luz, después de que esta luz haya fijado sus sentidos por sus propios emblemas.

Así, el edificio del templo reunía todo lo que había sido anunciado por los signos sensibles de las manifestaciones anteriores.

Tenía, en sus proporciones y en sus medidas verdaderas, y no literales, relaciones con el Arca que menciona la tradición hebraica, durante la plaga de la justicia divina sobre los prevaricadores por el elemento agua; y así, el templo fue, como el Arca, una nueva representación del Universo.

Ofrecía los mismos atributos que el Tabernáculo cuyo modelo fue dado al pueblo judío cuando se promulgó la Ley, porque había en este templo un lugar para los sacrificios, tal y como se operaban en el Tabernáculo. Había en ambos un lugar destinado a la oración, el cual era como el órgano de las luces y de las dádivas que la mano bienhechora del Eterno esparcía sobre este pueblo elegido y sobre sus jefes.

Pero todo en este templo era más numeroso, más abundante, más vasto, más extenso que en los templos precedentes, para enseñarnos que las Virtudes siempre iban creciendo, y que a medida que los tiempos avanzaban, el hombre ve multiplicarse en su favor los auxilios y las ayudas.

Es para instruirnos acerca de estas verdades que cada uno de los tres templos está marcado con un distintivo particular. El Arca del Diluvio estuvo errante y flotando sobre las aguas, para presentarnos la incertidumbre y las tinieblas de los primeros tiempos. El Tabernáculo estuvo alternativamente en movimiento y en reposo, y además era el mismo hombre el que lo transportaba y lo fijaba en lugares elegidos, para presentarnos los derechos acordados al hombre en su segunda época - derechos por los cuales puede aspirar a intervalos a la posesión de la luz. Finalmente, el tercer templo era estable y adherido a la tierra, para enseñarnos de manera sensible cuáles son los privilegios a los cuales el hombre puede algún día aspirar - privilegios que se extienden hasta fijar para siempre su morada en el recinto de la verdad.

Así, el templo de Jerusalén no solo representaba lo que había ocurrido en épocas anteriores, sino que era además uno de los signos sensibles más instructivos que el hombre pudo tener ante sus ojos para recobrar la inteligencia de su primer destino y la de las vías que la sabiduría había encontrado para devolverle a ella.

En los sacrificios y la efusión de la sangre de los animales hallaba la imagen del Sacrificio universal que los Seres puros no cesan de ofrecer al Soberano Autor de toda existencia, para el sostén de su gloria y de su justicia.

Añadamos de antemano que todo aquí abajo, siendo relativo al hombre, era por el hombre mismo que este sacrificio debía operarse, siendo los sacrificios de los animales solo de manera secundaria la facultad de manifestar la gloria del Gran Ser.

El hombre, solo en la Naturaleza tiene derecho a ofrecerle tributos que sean dignos de él [de Dios]; pero estando hoy en día en el extremo de la cadena de los Seres, se eleva sucesivamente por su medio: descubriendo las Virtudes de los Seres más inferiores, puede subir hasta las Virtudes que los dirigen y llegar por este avance hasta una fuerza viva que le ponga al alcance de poder cumplir con su Ley, es decir, de honorar dignamente su Principio, presentándole ofrendas sobre las cuales estarían grabados los caracteres de su grandeza.

Si el pueblo judío ha sido depositario de semejantes instrucciones, si poseyó un templo que parece ser el jeroglífico universal, si los que cumplían las funciones en él nos son anunciados como depositarios de las leyes del culto y operan incluso todos los hechos de los cuales he demostrado que la fuente estaba en el hombre, es probable que el pueblo judío sea efectivamente el pueblo elegido por la sabiduría suprema para servir de modelo a la posteridad del hombre.

Según esto, podríamos creer que este pueblo fue puesto, preferentemente a todos los demás pueblos, en posesión de los medios de regeneración de los cuales hemos hablado, así como del culto traído necesariamente sobre la Tierra por Agentes que han sido hechos depositarios de las Virtudes subdivididas del Gran Principio, para devolver al hombre el conocimiento de este Principio.

Lo creemos aún más cuando reconocemos en el culto de este pueblo relaciones con la verdadera naturaleza del hombre y sus verdaderas funciones, como las que ya hemos observado entre el templo de Jerusalén y la armonía del Universo.

Veremos que estas frecuentes abluciones, estos esmerados preparativos, estos holocaustos de toda clase - bien de animales, bien de producciones de la tierra -, este fuego sagrado alumbrando siempre los sacrificios y las ofrendas, eran símbolos muy instructivos de todas las funciones de los Seres hacia el Primero de los Principios, y de la superioridad de este Principio sobre todos los Seres. Solamente el orden de los tiempos fijados para los diferentes sacrificios, la disposición de todos los instrumentos que se empleaban, la calidad de las sustancias que entraban, el número y la colocación de las lámparas, finalmente, todas las partes de este culto serían sin duda tantos índices de algunas de estas Virtudes superiores que la sabiduría había subdividido para el hombre desde su corrupción.

Sin embargo, estos objetos que han sido, por así decir, comunes a todos los cultos, al ser exteriores y extraños al hombre, no le devolvían el sentimiento de su verdadero carácter. Era por tanto necesario que esos grandes signos fueran expresados por él, que fueran representados, puestos en acción por Seres de su propia especie, para que consiguiese el testimonio personal e íntimo de que era para una obra así que había sido formado.

Si, en su origen, podía tener a la vez tres grandes objetos de contemplación: la fuente de todas las Potencias, las Virtudes que descienden de ella para el cumplimiento de sus Leyes, y los Seres que no cesan jamás de rendirle homenaje,  era necesario que siguiese teniendo, en su estado de degradación, indicios y rastros de este sublime espectáculo; era necesario que todos aquellos grandes objetos fuesen presentados a su mirada y que fueran los hombres los que los representasen.

Así, en el ejercicio y el conjunto del culto de los hebreos podemos observar estas tres clases con la mayor exactitud.

El pueblo, ordenado alrededor del templo o en el porche, recordaba al hombre la multitud de producciones puras del Infinito, que se mantienen fielmente ligadas a este principio, tanto por amor a su gloria como por interés para su propia felicidad.

Los Levitas, afanados alrededor del Altar representaban, por su acción, las funciones de los Agentes privilegiados y elegidos para hacer llegar las aptitudes y las Virtudes del Gran Principio hasta la más insignificante de sus producciones.

Finalmente, el gran sacerdote que entraba solo, una vez al año, en el Santo Sanctorum para llevar los deseos de todo el pueblo y hacer manar hacia él los auxilios de la vida, se convertía para el hombre en una imagen expresiva del Dios invisible, del cual un solo acto de potencia basta para animar a la vez todo el círculo de los Seres, mientras que de todos los Seres que reciben perpetuamente de él los gérmenes mismos de su existencia, ninguno ha penetrado jamás en el Santuario inaccesible de su esencia.

Y es así que el hombre pudo recobrar la idea de su primera estancia, porque tuvo delante de los ojos un cuadro reducido pero regular de ella, porque finalmente vio representado en su propia especie al Dios de los Seres, sus ministros y sus adoradores.

Vio incluso en ello los signos sensibles, tanto de sus antiguos gozos como de los frutos que servían de recompensa a sus oraciones, porque las tradiciones hebraicas dan a entender cómo estos sacrificios eran coronados, enseñándonos que el templo se llenaba de la gloria del Eterno o de esos indicios de pensamientos puros, que ya vimos rodeaban al hombre.[…]

Finalmente […] todos los Seres corporales son cada uno un símbolo de una facultad invisible que le es análoga. Entonces, podríamos hacernos a la idea de la fuerza del toro, la dulzura y la inocencia del cordero, la putrefacción y la iniquidad del macho cabrío, y así de todas las especies de animales e incluso de todas las sustancias que eran ofrecidas como especie en los sacrificios.

Quizás con este cuidado hubiésemos conseguido rasgar el velo. Porque es posible que la especie de animal sacrificado fuera el signo físico de la facultad que le corresponde, y que la cantidad o el número de víctimas fuera la expresión alegórica de la misma facultad que el sacrificador buscaba combatir si era mala; o que por el contrario se esforzaba en obtener del soberano Ser si era pura; o finalmente, a la cual rendía homenaje cuando la había obtenido".

Pantáculo Universal de Saint-Martin

 

Louis-Claude de Saint-Martin resume su visión específica del Universo a través de su diseño del “Pantáculo Universal” recogido en su obra “De los Números” según las reglas de la geometría divina. Esta figura, calificada como “más que suficiente para colocarnos sobre la vía”, y que con el tiempo se convertirá en el símbolo por excelencia de la doctrina de Saint-Martin, es descrita por él mismo de la siguiente forma:
“Este círculo natural se ha formado de forma diferente al círculo artificial de los geómetras. El centro llamó al triángulo superior y al triángulo inferior que, reaccionando mutuamente, manifestaron la vida. Entonces el hombre cuaternario apareció. Sería de todo punto imposible encontrar este cuaternario en el círculo sin emplear líneas perdidas y superfluas limitándonos al método de los geómetras. La naturaleza no desaprovecha nada: coordina todas las partes de sus obras, las unas con las otras. También, en el círculo regularmente trazado por ella, se ve que los dos triángulos, en su unión, determinan la emancipación del hombre en el universo y su lugar con respecto al centro divino; se ve que la materia sólo recibe la vida a través de reflejos que brotan de la oposición, que la verdadera prueba de la parte falsa, la luz de la parte de las tinieblas, y que la vida de esta materia depende siempre de dos acciones; se ve que el cuaternario del hombre abraza las seis regiones del universo, y que estas regiones, al estar unidas de dos en dos, la potencia del hombre ejerce un triple cuaternario en esta estancia de su gloria.

[…] El hombre, prevaricando tras la incitación de los culpables, se alejó de este centro divino, en relación con el cual había sido colocado; pero aunque se haya alejado de allí, este centro permaneció en su lugar, puesto que ninguna fuerza puede sacudir este trono temible. (Sedes tua in seculum seculi. Sal. XIV:7). Así pues, cuando el hombre abandonó este puesto glorioso, es la divinidad misma la que se encuentra dispuesta a reemplazarle y quien opera para él en el universo esta misma potencia de la que él se dejó despojar por su crimen. Pero cuando ocupa el lugar del hombre, se reviste de los mismos colores asignados a cada región material donde se establecía primitivamente, puesto que no se puede mostrar en el centro de este círculo sin colocarse en medio de todas estas regiones.

He aquí lo que el estudio del círculo natural puede enseñar a los ojos inteligentes. La figura trazada, aunque imperfectamente, es más que suficiente para colocarnos sobre la vía”.

Mysterium Magnum (Jacob Böhme)

 


“…los minuciosos tesoros de nuestro amigo B [Böhme], 

a quien, en conciencia, no puedo creer en la escasez…”

Carta de L.-C. de Saint-Martin a Kirchberger,

19 de Junio de 1797


Mysterium Magnum

«Breve extracto»

Jacob Böhme

(1575-1624) 


 De cómo el mundo visible es un flujo y

réplica de la ciencia y voluntad divinas.

De cómo ha surgido toda vida de

creatura, y de cómo es el aspecto

externo e interno de Dios.


1. Toda esencia y vida sensible ha venido del MYSTERIUM MAGNUM, como de un flujo y réplica de la ciencia divina; en lo que hemos de com­prender dos cosas, la libre voluntad del abismo y el uno esencial de la vo­luntad, y cómo ambos son una réplica del abismo en cuanto fundamento de revelación divina; cómo son dos y sin embargo sólo uno, y de ellos ha sa­lido el tiempo y el mundo visible junto con todas las criaturas, y han entra­do en una hechura.


2. El uno único es la causa de la voluntad, lo que hace que la voluntad quiera algo, y ésta no tiene nada que querer, sino a sí misma, para funda­mento y morada de su yoidad: no tiene nada que pueda captar, excepto el uno, en el que se capta en una yoidad; y esa actuación no sería una esencia visible si no saliera a través de la voluntad.


3. La salida ahora es un espíritu de la esencia y de la voluntad invisibles, y una revelación del abismo por medio del fundamento de la unidad, por cuya salida la voluntad del abismo se arroja al abismo, como un mysterium de omnisciencia; con esa salida se entiende la causa y origen de toda divi­sión de la unidad de la voluntad única, abismal, por medio del fundamen­to propio de su identidad autocaptada; también el comienzo eterno del movimiento y causa de la vida, cuyo movimiento es un incesante deseo de la voluntad: pues la voluntad mira la propiedad a través del movimiento y causa de la vida, y cómo la unidad, a través del movimiento de la voluntad, reposa en multiplicidad infinita, al modo y manera como el ánimo es una unidad y fuente de los sentidos, ya que una profundidad así de la multipli­cidad surge del ánimo único, siendo los sentidos incontables.


4. Por medio de esta triple unidad consideramos la esencia de Dios: por la unidad al Dios único; por la voluntad al padre; y por la disposición de la voluntad como asiento de la mismidad, como el eterno algo que allí actúa, o con el que la voluntad actúa, al hijo o fuerza de la voluntad; y por la sali­da, al espíritu de la voluntad y de la fuerza; y por la réplica se comprende la sabiduría del conocimiento, de donde han surgido todos los fenómenos y criaturas, y eternamente surgen.


5. Del movimiento de esta esencia invisible, real, del flujo de la ciencia eterna, ha surgido el conocimiento, donde el deseo se contempla y se in­troduce en un deseo de configuración; en ese deseo ha surgido el funda­mento natural y creatural de toda vida y todos los seres, puesto que el de­seo ha captado y encerrado en propiedad el flujo de la ciencia: de ahí han nacido dos voluntades diferentes, una, de la ciencia divina; la otra, de la propiedad de la naturaleza, puesto que las propiedades se han introducido en una voluntad propia, y se han imprimido el carácter de propiedad y de la voluntad propia, y se han hecho ásperas, aguzadas, punzantes y duras, de modo que de tales propiedades ha surgido de la ciencia enemistad y oposi­ción a tales propiedades; tal como en las propiedades del demonio, igual que en las ásperas tierras, piedras, criaturas, puede verse cómo las propiedades se han alejado de la unidad y han ido a una impression: por lo cual so­portan en este tiempo la separación o escapada de la voluntad divina, y han de estar en esa impression hasta el día de la recuperación.


6. Lo que hemos de considerar ahora primordialmente es el alma del hombre, que es una imagen o réplica de la ciencia divina, como réplica del conocimiento divino y natural, ya que el fundamento de todos los seres re­posa en el uno, que se hace divisible con la voluntad que sale del alma, y se manifiesta, de modo que reconocemos claramente cómo el alma es una fuente del bien y del mal, cosa que la Escritura también nos indica al mos­trarnos cómo la caída y la perdición surgieron del deseo de propiedad de las propiedades; por eso nos resulta necesario en extremo que aprendamos a conocer cómo desde la propiedad adoptada, en la que tenemos tormen­to, necesidad y dolor, conseguimos entrar en la unidad, es decir, en el fun­damento y origen del alma, donde el alma pueda descansar en su funda­mento eterno.


7. Ninguna cosa puede reposar en sí misma, a no ser que vuelva a entrar en aquello de lo que salió: el alma ha pasado de la unidad a un deseo de sensibilidad para probar la división de las propiedades; por eso ha surgido en ella la división y la oposición que dominan ahora el alma: y no conse­guirá liberarse de ello mientras no abandone en sí misma el deseo de las propiedades, y vuelva a obligarse a entrar en la quietud más grande, y de­see acallar su querer, es decir, que la voluntad, por encima de toda sensibi­lidad y figuración, se abisme en la voluntad eterna del vacío, de la que sur­gió originariamente el Mysterium Magnum, de modo que ya no quiera nada en sí misma, sino lo que Dios quiere por medio de ella; así está ella en el fundamento más profundo de la unidad: de modo que si quiere permane­cer dentro un instante, sin movimiento del propio deseo, la voluntad del abismo, por movimiento divino, le habla dentro, e incorpora en sí, como propiedad suya, su voluntad abandonada, e implanta en ella el ens de la eterna captabilidad del aposento de Dios, es decir, el uno esencial.


8. Y así como la voluntad de la eterna divinidad sale eternamente a tra­vés del espíritu y produce una réplica del abismo, así también la voluntad abandonada del alma es iluminada y conducida sin cesar por la captabili­dad divina, por la voluntad divina: y así, el alma humana, en la voluntad de Dios, en la ciencia y conocimiento divinos, domina sobre todas y por todas las cosas: respecto a lo cual dijo Moisés que ella habría de dominar sobre todas las criaturas del mundo. Al igual que el espíritu de Dios va a través de todo y prueba todo, también el alma iluminada consigue dominar sobre y por todas las propiedades de la vida natural, y someter las propiedades, e introducir en la razón desde la ciencia divina la más alta sensibilidad, como dice San Pablo: El espíritu explora todas las cosas, también lo profundo de la divinidad (1 Cor 2:10). Y con tal introducción de la voluntad divina, el hombre vuelve a ser unificado con Dios, y renacido en el alma, y se empe­ña en morir a la propiedad del falso deseo con el fin de renacer con nueva fuerza.


9. De modo que entonces la propiedad lo ata a la carne, pero con el al­ma camina en Dios, y en el viejo hombre nace un nuevo hombre espiritual de voluntad y sentido divinos, que mata diariamente el deseo de la carne, y, por la fuerza divina, hace del mundo, como vida exterior, el cielo, y del cielo, como mundo interior espiritual, el mundo visible, es decir, de modo que Dios se hace hombre, y el hombre, Dios, hasta que el árbol llega a su mayor altura y produce sus frutos a partir del Mysterium Magnum, de la cien­cia divina; es entonces cuando desaparece la vieja corteza y surge un árbol espiritual de la vida en el campo de Dios.

La Teosofía proviene de la Mística Especulativa

 "...el sentimiento de una íntima anexión con esta “doctrina secreta”, reservada a los iniciados que trabajan en el seno de las vías ocultas o esotéricas explica, y nos permite comprender, la forma en que se expresa Saint-Martin (y no es el único, pues podemos situar en este aspecto a todos los principales pensadores que forman la apreciable corriente iluminista del siglo XVIIIº), participado de esta sensibilidad, y que sus audacias en estos dominios tan delicados tocan al sacerdocio y a la Iglesia, debiendo imperativamente ser analizados bajo el carácter “teosófico” de su pensamiento, teosofía que no obedece a los mismos criterios, ni se somete a las mismas reglas, que los discursos religiosos pronunciados por los teólogos, puesto que la teosofía proviene de la mística especulativa, como señala, entre otros, muy justamente Robert Amadou (1924-2006): “La teosofía, que no es filosofía, no es ya teología, y constituye una forma particular de la mística que se denomina especulativa, reconciliando a la filosofía con la teología. Observar que se puede extraer de ella [de la teología] por la letra del evangelio, no teniendo ya la clave del verdadero cristianismo” (El ministerio del hombre-espíritu, 1802).    


Esta idea de un olvido de los conocimientos secretos de la doctrina iniciática por parte de la Iglesia, que a día de hoy aún toma estas tesis por herejías, es compartida por Jean-Baptiste Willermoz (1730-1824), quien declarará en varias ocasiones:


“La iniciación de los G.P. instruye al Masón, probado hombre de deseo, sobre el origen y la formación del universo físico, su destino y la causa ocasional de su creación, en un momento dado y no en otro; sobre la emanación y la emancipación del hombre en una forma gloriosa y su destino sublime en el centro de las cosas creadas; sobre su prevaricación, su caída, la generosidad y la absoluta necesidad de la encarnación del mismo Verbo para su redención, etc. etc. etc.

Todas estas cosas de las que se deriva un profundo sentimiento de amor y confianza, de temor y respeto y de gratitud de la criatura hacia su Creador, eran bien conocidas por los jefes de la Iglesia durante los primeros cuatro a seis siglos de cristianismo.

Pero desde entonces, se han perdido progresivamente y se han borrado hasta tal punto que hoy en día (...) los ministros de la religión tratan de innovadores a todos los que sostienen la verdad. Dado que esta Iniciación tiene por objeto restablecer, conservar y propagar una doctrina tan luminosa y tan útil, ¿por qué no ocuparnos sin amalgamas de este cuidado en la clase que le está especialmente consagrada?” - Carta de Willermoz a Saltzmann, del 3 al 12 de mayo de 1812, publicada en Renaissance Traditionnelle, n° 147-148, 2006, pp. 202-203".


Extracto de su libro "La Iglesia y el sacerdocio según Louis-Claude de Saint Martin".

sexta-feira, 4 de setembro de 2020

Religião de Mistérios

Religião de mistério ou mistérios é uma forma de religião com arcanos, ou um corpo de conhecimento secreto. Nela, há um conjunto central de crenças e práticas de natureza religiosa que são reveladas apenas aos iniciados em seus segredos.

As religiões de mistérios eram comuns na Antiguidade, sendo exemplos delas os mistérios de Elêusis, o orfismo, o pitagorismo, o culto à Ísis, o culto a Mitra e os gnósticos. Nos tempos modernos, algumas das religiões de mistérios praticadas são o rosacrucianismo e a religião dos drusos.


Elementos comuns às religiões de mistérios

Os Mistérios eram, em todos os países nos quais eram praticados, uma série de representações dramáticas, onde a cosmogonia e a natureza oculta eram personificadas por sacerdotes e neófitos, desempenhando o papel de diferentes deuses e deusas, repetindo alegorias (cenas) de passagens de suas vidas. As encenações eram posteriormente explicadas aos candidatos em seu sentido oculto e incorporadas às doutrinas filosóficas e a vida cotidiana.

Os iniciados recorriam a um conjunto de práticas como o jejum, a flagelação, o sacrifício de animais (como o touro ou os porcos) ou o raspar da cabeça.

O sacerdócio que estava ligado aos Mistérios não tinha uma estrutura rígida, sendo na sua maioria constituído por mulheres.


Os Mistérios na Grécia Antiga

Mistérios de Elêusis

Um dos mistérios mais importantes da Grécia Antiga eram os Mistérios de Elêusis. A origem deste culto é desconhecida, tendo sido proposta uma proveniência egípcia, cretense, tessálica ou trácia.

Segundo o mito, que se conhece através do "Hino a Démeter" atribuído a Homero, Hades, divindade do mundo subterrâneo, desejava ter uma esposa, tendo raptando uma jovem chamada Perséfone. A sua mãe, Démeter, desesperada pelo desaparecimento da filha percorreu toda a terra à procura dela. Démeter acabaria por se fixar em Elêusis, localidade situada na Ática, entre Atenas e Mégara, onde tomou a forma de uma idosa. Nesta forma humana, a deusa travaria conhecimento com as filhas de Celeu, chefe local, e com a mãe destas, Metaneira. Esta convidou-a ser ama de um dos seus filhos, uma criança que estava doente. Démeter aceitou e graças aos seus cuidados a criança melhorou. De acordo com o relato, a deusa realizava no menino tratamentos místicos com ambrósia e fogo, que lhe concederiam a imortalidade se não tivessem sido interrompidos por Metaneira. Uma noite Metaneira espreitou a deusa durante a realização dos tratamentos e gritou por ver fogo sobre o filho. Démeter decidiu então revelar a sua identidade aos homens e exigiu a construção de um templo dedicado a si em Elêusis, onde ensinaria aos homens os seus ritos.

Entretanto, Démeter tinha recusado realizar os seus deveres de deusa agrícola e uma grande fome abateu-se sobre a terra. Hades foi obrigado a soltar Perséfone, mas uma vez que esta tinha consumido uma semente de romã não poderia voltar completamente a viver na terra junto da mãe. Uma solução de compromisso seria alcançada: Perséfone passaria um terço do ano com Hades e o resto com a sua mãe. Satisfeita, Démeter permitiu que a terra voltasse a produzir o trigo.

As celebrações decorriam todos os anos em Setembro, sendo antecedidas pelo envio de mensageiros especiais a todas as cidades que proclamavam uma trégua sagrada de quarenta e cinco dias e solicitavam o envio de delegações oficiais. Começavam na Ágora de Atenas, onde se reúnia o povo que desejava participar. No Pórtico das Pinturas, o arconte rei realizava uma declaração na qual afirmava que só poderiam prosseguir até Elêusis aqueles que tivessem fala intelegível e as mãos limpas. Depois de tomarem um banho ritual no mar e sacrificarem porcos, os peregrinos deixavam Atenas e caminho de Elêusis percorrendo a Estrada Sagrada.

Em Elêusis, depois de um dia de descanso e de purificações, decorriam as cerimónias no interior de um recinto denominado telestérion. Não se sabe o que acontecia dentro do telésterion, devido ao secretismo a que os participantes estavam obrigados. Pode-se contudo afirmar que havia coisas feitas, coisas mostradas e coisas ditas.


O Culto Dionisíaco

O culto de Dioniso datava da época micénica, sendo talvez originário da Trácia. Dioniso era entre os Gregos uma divindade associada à fecundidade e ao vinho.

O seu culto não tinha um santuário fixo, sendo praticado onde quer que existisse um grupo de adoradores do deus. Esses adoradores eram na sua maioria mulheres, sendo designadadas como Ménades ou Bacantes.

Durante o inverno, as Bacantes, descalçadas e vestidas com roupas leves, com peles de gamos sobre os ombros, subiam às montanhas cobertas de neve para se entregarem a danças agitadas. Estas danças frenéticas forneciam aos adeptos um sentimento de liberdade e força, sendo atribuído às Bacantes actos impressionantes, como desenraizar árvores. Levavam consigo um bastão - denominado tirso - envolto com heras e encimado por uma pinha. As mulheres caçavam também animais que consumiam crus (omofagia), acreditando que com este acto adquiriam a vitalidade do Deus. Este parece ter sido o ponto principal do culto, embora também se especule que a promessa da imortalidade figurasse igualmente nele.

Os Gregos consideraram este culto nocivo e muitos governantes das cidades-estado tentaram bani-lo.


Etimologia

A palavra "Mistérios" deriva do grego "muô", o ato de fechar a boca. Cada símbolo a eles relacionados tinham significados ocultos, uma vez que Platão e vários outros sábios filósofos da Antiguidade consideravam-nos altamente religiosos, morais e benéficos.


Triangular Book of Saint Germain


O Conde de Saint Germain (1712 - 1784) é um dos personagens mais enigmáticos da história. Foi celebrado nas cortes da Europa de seu tempo, embora mesmo então não se soubesse muito sobre ele ou de onde veio. Ele era reticente sobre seu país de origem e frequentemente embelezava suas histórias, o que sem dúvida o levava às lendas bizarras que surgiam ao seu redor. Ele alegou ter 500 anos e segundo Madame de Pompadour havia descoberto o segredo da juventude eterna. Frederico, o Grande, ficou conhecido por chamá-lo de “O Homem que Não Morre”, e embora sua morte seja geralmente aceita em 27 de fevereiro de 1784, embora Madame Blavatsky e Annie Besant alegassem tê-lo conhecido cem anos depois.

Ele cativou as mentes de gente como o Príncipe de Gales, Lady Jemima Yorke, o Príncipe Charles de Hesse-Kassel, Lord Willoughby e foi descrito por Giacomo Casanova como "um impostor célebre e erudito". Ele também era conhecido por Chatham, Horace Walpole, Voltaire e Rousseau. Saint Germain supostamente foi capaz de remover as falhas de diamantes e esmeraldas e poderia transformar metais básicos em ouro. Ele também era, segundo muitos relatos, um filósofo, estudioso e lingüista adepto, exemplar na pintura, e havia composto várias peças musicais. Um outro livro é atribuído ao Conde de Saint Germain, chamado  A Santíssima Trinosophia .

Edições anteriores : Algumas notas sobre a edição da Coleção Manly Hall estão abaixo, e selecionei algumas imagens, as demais podem ser localizadas  aqui :




"Não. Soixante & Seize ”de la collection maconnique du F… Ex Dono Sapientissimi Comitis St. Germain Qui Orben Terrarum Per Cucurrit ca. 1775. Hogart MS 209.

Este manuscrito comprado de Frank Hollings, um antiquário de Londres, depois de 1933 (ele aparentemente não sabia do manuscrito de Hauser St. Germain) veio da biblioteca ocultista da sra. Barbe, que o obteve do bibliógrafo Stanislaus de Guaita, que por sua vez o comprou no leilão da biblioteca de Jules Favre. É uma cópia feita de um dos textos mágicos de posse de St. Germain com a permissão do proprietário. Várias dessas cópias foram executadas para os membros de sua loja maçônica em Paris, e o manuscrito a seguir, por mais diferente que seja em estilo, pode ser uma das cópias também. Não está claro em ambos os casos se o conde St. Germain escreveu as fórmulas mágicas ou possuía uma cópia de um texto antigo. Este manuscrito foi feito para Antoine Louis Moret, um francês emigrado para a América, ativo na Maçonaria e na política.


Livro Triangular de St. Germain

O Livro Triangular de St. Germain ou O Manuscrito Triangular é um texto francês sem título do século XVIII escrito em código e atribuído ao lendário Conde de St. Germain . Recebe o nome de sua forma física: a encadernação e as folhas de pergaminho que compõem o manuscrito têm a forma de um triângulo equilátero. O texto, uma vez decifrado, detalha uma operação mágica por meio da qual uma pessoa pode realizar façanhas mágicas, notadamente a descoberta de um tesouro e a extensão da vida. 


Estrutura e conteúdo 

O manuscrito começa com uma pequena inscrição em latim mencionando que este é um presente dado pelo conde de St. Germain, seguido por uma ilustração de um dragão alado. Todo o texto além deste ponto, incluindo as inscrições pertencentes aos diagramas, está em cifra.

Foto de um talismã de prata real criado por Volund Jewelry que acompanha este livro

O livro descreve um ritual que visa atingir um dos três objetivos: descobrir a localização de certos objetos valiosos (objetivos 1 e 2) e extensão da vida (objetivo 3). O primeiro requer a realização do ritual durante um eclipse solar completo. O último pode ser executado a qualquer momento, mas requer o uso de um amuleto de longevidade específico, ao qual o manuscrito se refere em um diagrama. 

Embora este texto faça parte da coleção Manly Hall de manuscritos alquímicos, ele não contém nenhum dos conteúdos alquímicos usuais. Provavelmente foi feito para ficar por conta própria e só foi combinado com outros manuscritos pós-aquisição pelo Getty Research Institute .


Relação a outras obras 

O ritual descrito no Manuscrito Triangular se assemelha aos descritos no Heptameron , um manual de magia ritual às vezes atribuído a Pietro d'Abano que apareceu por volta do século 16 na Europa. 

As duas cópias conhecidas do Manuscrito Triangular existem como Manuscrito de Hogart 209 e 210 (MS 209 e MS 210). Ambos atualmente residem nas coleções do Getty Research Institute , cada um com sua própria história.

O MS 209, datado de 1775, foi feito para Antoine Louis Moret, um maçom francês que imigrou para os Estados Unidos no século 18.  Em um ponto, ele residia na biblioteca de Jules CG Favre (1809-1880), um político francês. Pliny E. Chase (1820-1886), um matemático americano com interesse em criptografia, faz menção disso em uma palestra para a Sociedade Filosófica Americana em 3 de outubro de 1873, afirmando que o manuscrito foi “comprado em Amsterdã, cerca de setenta anos atrás ”, ou seja, por volta de 1803  . Não está claro se ele era o dono do manuscrito, o examinou ou simplesmente ouviu falar de sua existência. Bibliógrafo, poeta e Rosicrucian Stanislaus de Guaita francês(1860-1898) já havia algum tempo em sua biblioteca.  De lá, passou para uma certa Madame Barbe de Paris, e depois para Frank Hollings, um escritor e antiquário londrino do século 20. Depois de 1934, Hollings o vendeu para Manly P. Hall. 

Muito menos se sabe sobre o outro manuscrito, MS 210. Datado de 1750, o mais antigo das duas cópias, ele já esteve na biblioteca de Lionel Hauser, membro da Sociedade Teosófica de Paris.  Em 1934, Manly P. Hall comprou-o por 40 guinéus em um leilão da biblioteca de Hauser na Sotheby's. 


Formato 

Uma das propriedades mais peculiares deste manuscrito é sua forma física - um triângulo equilátero. Medindo aproximadamente 23,7 cm em cada um dos seus três lados, é elegantemente encadernado em couro e dourado na frente. Na tradição do grimório europeu , frequentemente se encontra a prática de conjurar espíritos em um triângulo desenhado no chão. Essa forma particular, fortificada pelos nomes divinos escritos ao seu redor, era considerada para forçar um espírito a responder honestamente e cumprir seus deveres sem demora.  Ao fazer o manuscrito em forma triangular, o autor pode ter pretendido enfatizar a natureza espiritual do livro.