quinta-feira, 27 de abril de 2023

Fabre D´Olivet - El Génesis Descifrado

La obra que ofrecemos al lector en este volumen es La lengue hebraïque restituée, que publicó el gran hebraísta Fabre d'Olivet hace aproximadamente un siglo. La labor de este hebraísta insigne es realmente formidable, y de ello se dará cuenta el lector a poco que se fije en las consideraciones que pasamos a exponer. 

Fabre d'Olivet quiso continuar la labor emprendida por San Jerónimo y tantos otros exegetas que quisieron desentrañar el sentido del libro del Génesis, pero pronto se dió cuenta de que las palabras hebreas habían ido perdiendo poco a poco su significado primitivo, y que sólo conservaban una sombra bastante arbitraria del mismo. Esto no sorprenderá al lector versado en el conocimiento de las lenguas semitas, pues sabrá que esas lenguas --verdaderamente sabias-- tenían una porción de matices de significado expresados por una misma palabra. 

Se encontró, pues, Fabre d'Olivet con que el libro del Génesis estaba traducido al griego, y de ahí al latín y a los idiomas modernos a base de textos hebreos mal comprendidos, y que esa incomprensión del texto hebreo iba arrastrado a las traducciones, las cuales no podían expresar el verdadero sentido que estaba oculto en los incomprendidos términos hebreos del texto original. Para saber lo que decía el Génesis, precisaba, antes que nada, restituir las raíces y las palabras hebreas a su primitivo sentido, y a base de este nuevo sentido, traducir de nuevo el libro del Génesis. La empresa era inmensa, pues implicaba algo así como la labor de Champolión al descifrar los jeroglíficos egipcios, pero Fabre d'Olivet no se arredró (atemorizó) y puso manos a la empresa. 

El resultado de la misma lo puede ver el lector en la obra citada La lengue hebraïque restituée, que comprende dos gruesos volúmenes, y que está todavía en venta en la librería Chacornac, 11, quai St. Michel, París. Hay en ellas las raíces hebreas explicadas con arreglo al sentido que les da Fabre d'Olivet con su gran autoridad de hebraísta, y va luego la traducción del Génesis con arreglo a este nuevo idioma hebreo, por decirlo así, que Fabre d'Olivet descubrió. 

El autor de esta introducción no se atreve a garantizar que el sentido que da Fabre d'Olivet a las raíces y a los vocablos hebreos sea su sentido primitivo, pues no tiene un conocimiento suficientemente profundo del idioma hebreo para hacer una crítica de la labor de Fabre d'Olivet en este punto. No obstante, su impresión es que el ilustre hebraísta está muy bien orientado. 

Pasaron muchos años sin que se hiciese la debida justicia a la labor magna de Fabre d'Olivet, siendo su labor conocida y apreciada solamente por los hebraístas. El gran público cree que las cuestiones de hebreo interesan tan sólo a los hebraístas, y resulta difícil convencerle de su error. 

Pero cuando surgió en Europa y en América el actual movimiento teosófico, se despertó el interés por esas cuestiones abstrusas. El conocido teósofo Eduardo Schuré, prodigó calurosos elogios a la obra genial de Fabre d'Olivet, y ésta se ha hecho bastante conocida. 

No obstante, las dificultades del hebreo hacen que esa obra sea de árida lectura y de difícil manejo. De ahí ha arrancado la idea de hacer una edición que podríamos llamar popular o vulgarizada de la misma, que es la que ofrecemos al lector en este volumen. Hemos suprimido todo aquello cuya comprensión exige el conocimiento del hebreo, y hemos dejado cuanto consideramos accesible al lector dotado de una cultura general. 

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Una última consideración. Cuando Fabre d'Olivet escribió su obra, no existían todavía teósofos, ni había teosofía. Eso no obstante, la labor del Fabre d'Olivet es de un gran interés para el movimiento teosófico, porque con el nuevo sentido que ha dado a las raíces hebreas, el Génesis adquiere un significado diferente del que corrientemente se le atribuye. 

Los personajes humanos del Génesis son, según la traducción de Fabre d'Olivet, meras fuerzas espirituales o entelequias. Y la creación del mundo material queda convertida en la creación de un mundo espiritual que expresa el desenvolvimiento o tránsito de lo Uno a lo múltiple, de lo Absoluto a lo relativo, de lo No manifestado, a lo que ha adquirido manifestación. Y los personajes del Génesis son así fases todavía no materiales ni humanas de esa evolución. El Génesis está así de acuerdo con las doctrinas de Valentino, Plotino y demás filósofos gnósticos de la escuela de Alejandría. En resumen, resulta una explicación panteísta de la Creación. 

Y con esos materiales es con lo que se ha hecho la teosofía. 


PRIMERA PARTE: De cómo se perdió el significado de las palabras hebreas. 

CAPITULO I Alfabeto Hebreo - Sus Vocales: Su Origen. 

La primera división que se establece entre los signos, es la que los divide en vocales y consonantes. Sería muy pesado referir en detalle todo lo que se ha dicho en pro y en contra de la existencia de las vocales hebraicas. Estas cuestiones insípidas estarían ya de tiempo resueltas, si los que se complacían en crearlas se hubieran tomado el trabajo de examinar seriamente el objeto de su disputa. Pero esto era cosa a lo que no daban la menor importancia. Los unos no poseían más que una erudición escolástica que no se salía del material de las lenguas; los otros, que no hubieran podido invocar la crítica y la filosofía en su ayuda, ignoraban en su mayoría hasta la forma de los caracteres orientales. 

Yo no me explico, sinceramente, cómo el Alfabeto de los Hebreos pudo carecer de los caracteres adecuados para designar las vocales, cuando sabemos que los egipcios, que fueron sus maestros en todas las ciencias, poseían estos caracteres, y se servían de ellos, según la relación de Demetrio de Phalera, para anotar su música y solfearla; además, porque se sabe, por el relato de Horus-Apolo, que dichos caracteres eran en número de siete, y también porque los Fenicios, tan próximos a los Hebreos, empleaban estos caracteres vocales para designar los siete planetas. Esto es lo que confirma positivamente Porfirio en su Comentario sobre el gramático Dionisio de Tracia, y que confirma sin réplica la inscripción hallada en Mileto, y sobre la cual poseemos una acabada disertación de Barthelemy. Esta inscripción contiene invocaciones dirigidas a los siete Espíritus planetarios, estando cada Espíritu designado por un nombre compuesto de las siete vocales, empezando por la vocal especialmente consagrada al planeta que aquél dirige. 

No dudamos, pues, en decir que el Alfabeto hebreo posee caracteres cuyo fin primitivo fue distinguir las vocales: dichos caracteres son en número de siete. 

Una vocal suave, representada por la â 

Una vocal más fuerte, representada por é, h. 

Una vocal muy fuerte, pectoral, representada por ê, h, ch. 

Una vocal obscura, cerrada, representada por u, y. 

Una vocal brillante, representada por ô. 

Una vocal larga, representada por i. 

Una vocal gutural y profunda, representada por ho, who. 

Además de estos caracteres vocales, hay que saber todavía que el Alfabeto hebreo admite una vocal que podríamos llamar consonante o vaga, puesto que es inherente a la consonante, va con ésta, no se distingue de ella, y le confiere un sonido siempre sobrentendido. Estos son, indiferentemente, oe, ë o æ, pues no hay que creer que el sonido vocal que acompaña a las consonantes, haya sido también fijo en las lenguas antiguas del Oriente, como lo ha sido en las lenguas modernas de Europa. No era, pues, así. El término que significa un Rey, se pronunciaba, indiferentemente, moeloech, mëlëch, moloch y aún milich, con un timbre de voz apagado. Esta indiferencia en el sonido vocal no hubiera existido si se hubiera insertado una vocal escrita entre las consonantes que la componen; entonces el sonido hubiera sido preciso y sonoro; pero con frecuencia, también, el sentido hubiera cambiado. Así, por ejemplo, la referida palabra rey, al ser intercalada en ella la vocal suave, ya no significa simplemente un Rey, sino una emanación divina, eterna, un Eon, un ángel. 

Todos los que afirman que las palabras hebreas estaban escritas sin vocales, no se han enterado bien del asunto, y Boulanger, que ha cometido esta falta en su artículo enciclopédico, me demuestra por esto sólo que desconocía la lengua sobre la cual escribía. 

Todas las palabras hebreas tienen vocales pronunciadas o sobrentendidas, o sean vocales madres o vocales consonantes. En los orígenes de esta lengua, o mejor, en los orígenes de la lengua egipcia de la cual procede, los sabios que dieron en crear el alfabeto, confirieron un sonido vocal a cada consonante, sonido casi siempre apagado, sin aspiración, y pasando de la æ a la oe, o de la a a la ë, sin el menor inconveniente; reservaron los caracteres escritos para expresar los sonidos más fijos, aspirados o sonoros. 

Este alfabeto literal, cuya antigüedad es desconocida, no ha llegado sin duda alguna hasta nosotros, en cuanto a sus caracteres materiales, pero sí ha llegado en cuanto a su espíritu, en las diversas imitaciones que de ello nos han transmitido los Samaritanos, los Caldeos, los Sirios y hasta los Árabes. 

El Alfabeto hebreo es el de los Caldeos. Sus caracteres son notables por su forma elegante y su claridad. El samaritano, mucho más difuso, mucho menos fácil de escribir, es visiblemente anterior y pertenece a un pueblo más grosero. Los críticos que han dudado de la anterioridad del carácter samaritano, no lo habían examinado con suficiente atención. Temen, además, que una vez hubiesen convenido en la antigüedad del carácter, no se les obligara a concretar la antigüedad del texto; sin embargo, es un vano temor. El texto samaritano, aunque su alfabeto sea anterior al alfabeto caldeo, no es, sin embargo, más que una simple copia del Sepher o libro del Génesis de Moisés, que la política de los reyes de Asiria hizo pasar a Samaria, como lo he indicado en mi Disertación; si esta copia difiere, se debe a que el sacerdote que de ello se encargó, como se lee en el Libro de los Reyes, o se conformó con las ideas de los samaritanos, cuyo cisma quería sostener, o consultó manuscritos poco fieles. 

Sería, sin ninguna duda, ridículo, decir con Leclerc, que este sacerdote fue el autor del Sepher todo entero; pero no hay nada de absurdo en creer que fue el autor de las principales variantes halladas en aquél, pues el interés de la corte de Asiria, que le mandó, era que él alejara todo lo posible a los Samaritanos de los Judíos, y que nutriera el mutuo encono por todos los medios posibles. 

Es, pues, absolutamente imposible negar el origen caldeo de los caracteres que componen actualmente el Alfabeto hebreo. Basta con el mismo nombre de este alfabeto para demostrarlo. Dicho nombre, así escrito, chathibah ashourit, significa escritura asiria: epíteto conocido por todos los rabinos, y al cual, siguiendo el genio de la Lengua hebrea, nada impide añadir un signo formativo y local para obtener chathibah mashourith; esto es, escritura al asirio. He aquí la denominación muy simple de este alfabeto; denominación en la cual, por un abuso de palabras muy singular, el mismo Elías Levita, del cual hemos hablado ya, quiso ver absolutamente a los masoretas de Tiberiades, confundiendo así, sin ninguna crítica, la antigua mashora con la massora moderna, y el origen de los puntos vocales, con las reglas infinitamente más modernas que se siguen en las sinagogas, con relación a su empleo.

CAPITULO II Origen de los puntos vocales 

Así, pues, el Alfabeto hebreo, sea cual fuere la forma de sus caracteres en la época antiguísima en que Moisés escribió su obra, tenía siete vocales escritas; además, tenía una vocal vaga ligada a cada consonante, y que he denominado a causa de ello, vocal consonante. Pero por una serie de acontecimientos, que depende de principios demasiado apartados de mi objeto para ser expuestos aquí, el sonido de las vocales escritas se alteró, se materializó, se endureció, diríamos, y cambió de tal suerte, que los caracteres que los expresaban se confundieron con las otras consonantes. Unas vocales no ofrecieron más que aspiración más o menos fuerte, desprovista de todo sonido vocal; otras convirtiéronse en las consonantes V y W; otra se pronuncio ji, y otra tomó un acento ronco y nasal, que ningún carácter actual puede expresar. 

Si como decían muy bien los antiguos, las vocales son el alma y las consonantes son el cuerpo de las palabras, la escritura hebrea, y en general todas aquellas que dependen del mismo tronco primitivo, se convirtieron en una especie de cuerpo, si no muerto, cuando menos en letargia, donde no residía más que un espíritu vago, fugitivo y no lanzando más que resplandores inciertos. En esta época, el sentido de las palabras tendía a materializarse como el sonido de las vocales, y pocos lectores eran capaces de comprender el sentido primitivo. Nuevas ideas habían cambiado su acepción, como nuevas costumbres habían cambiado la forma. 

No obstante algunos sabios, y sobresaliendo entre los Asirios, los Caldeos, casta letrada y sapientísima que enormemente ha sido confundida con el cuerpo de la nación, algunos sabios caldeos decíamos, se percataron del cambio sucesivo que se operaba en su lengua, y temiendo con justificada razón que, a pesar de la tradición oral que trataban de transmitirse de los unos a los otros, el sentido de los antiguos textos acabara por perderse completamente, buscaron un medio de fijar el valor de los caracteres vocales, y sobre todo de dar a la vocal consonante sobrentendida, un sonido determinado, que no dejara vacilar a la palabra al azar entre varias significaciones. 

Pues sucedió que al mismo tiempo que las vocales madres, es decir, aquellas que estaban designadas por caracteres escritos, tornáronse consonantes, las consonantes, por así decirlo, se habían vocalizado por medio de la vocal vaga que se les había agregado. El gran número de ideas que se habían referido sucesivamente a la misma raíz, había aportado tal concurso de vocales, que era imposible confundirla, como antes, en el lenguaje hablado; y como el lenguaje escrito no ofrecía ningún recurso en este aspecto, los textos volvíanse cada día más difíciles de comprender.

Ahora bien, veamos el medio que los Caldeos imaginaron para obviar la confusión en constante aumento que provenía de la desviación de las vocales madres y de la fijación de las vocales vagas. Inventaron un determinado número de pequeños acentos, hoy llamados puntos-vocales, por medio de los cuales pudieron dar a los caracteres del Alfabeto, bajo los cuales los colocaban, el sentido que estos caracteres tenían en el lenguaje hablado. Esta invención muy ingeniosa, tuvo la doble ventaja de conservar la escritura de los libros antiguos, sin operar ningún cambio en la colocación de los caracteres literales, y permiten señalar la pronunciación tal como el uso lo había introducido. 

El punto llamado sheva, representado por dos puntos colocados perpendicularmente bajo un carácter (), significa que el carácter bajo el cual está situado, carece de vocal si es una consonante, o permanece muda si es una vocal. 

La consonante w lleva siempre un punto ya a la derecha del que escribe, para expresar que tiene un sonido silbante como en inglés Sh, ya a la izquierda para significar que no hace sino aspirarse como en francés. Esta diferencia es muy poco importante; pero es esencial el notar que este punto substituye sobre el carácter w, al punto vocal llamado cholem, o sea ô. 

Además de estos puntos, cuyo objetivo fue fijar el sonido de las vocales vagas y determinar el sonido vocal que quedaba inherente o que se ligaba a las vocales madres, sea que estas hubieran permanecido en su naturaleza o que se hubieran salido para convertirse en consonantes, los Caldeos inventaron como una especie de punto inferior destinado a dar más fuerza a las consonantes o a las vocales madres dentro de las cuales estaba inscrito. Dicho punto se denomina daghesh, cuando se aplica a las consonantes y mappik, cuando se aplica a las vocales. El punto interior daghesh, se inscribe en todas las consonantes, excepto en una. Es dulce en seis de ellas, cuando son iniciales o van precedidas del punto mudo llamado sheva; es fuerte en las restantes y aún en las mismas, cuando van precedidas de una vocal cualquiera; su efecto es doblar su fuerza. Algunos gramáticos hebreos pretenden que este punto inscrito dentro del cuerpo de la consonante, y que se pronuncia ordinariamente ph, le da fuerza de la P simple; pero esto es rechazado enérgicamente por otros que aseguran que los Hebreos, lo mismo que los Árabes, no han conocido jamás articulación de nuestra P. Véase bien que no siendo mi objeto enseñar a pronunciar el hebreo, me guardaré muy bien de entrar en estas disputas. 

No importa, en efecto, saber para comprender el único texto hebreo que nos queda, cuál era la articulación ligada a tal o cual carácter por los oradores de Jerusalén; sino mejor cuál era el sentido que a estos caracteres daban Moisés y los escritores que le imitaron.

CAPITULO III Efectos de los Puntos-Vocales. Texto Samaritano 

Tal fue el medio ideado por los Caldeos para fijar la pronunciación de las palabras sin alterar los caracteres. Es imposible fijar actualmente, ni por aproximación, la época de esta invención; pero se puede sin duda, no apartándose de la verdad, fijar aquélla en que fue adoptada por los Hebreos. Todo lleva a creer que este pueblo, por haber tenido ocasión durante su largo cautiverio en Babilonia, de conocer los caracteres asirios en la puntuación caldea, encontró en su seno a hombres suficientemente ilustrados para apreciar las ventajas del uno y del otro y para sacrificar el orgullo y la preocupación nacional que podían tenerlos aferrados a sus antiguos caracteres. 

El honor principal se debe a Esdras, hombre genial y de una constancia nada común. 

Fue él quien, poco después del retorno de los Judíos a Jerusalén, revivió el Libro sagrado de su Nación, reparó el desorden que numerosas revoluciones y grandes calamidades le habían inferido y lo transcribió todo entero en caracteres asirios. Es inútil repetir aquí cuales fueron los motivos y las oportunidades de las adiciones que él creyó conveniente hacerle. Si cometió alguna falta en el transcurso de una labor tan considerable, el mal de ello resultante fue escaso; mientras que el bien del cual fue origen, fue inmenso. 

Porque si poseemos la propia obra de Moisés en su integridad, lo debemos a los cuidados de Esdras y a su política audaz. Los sacerdotes samaritanos que permanecieron obstinadamente aferrados al carácter antiguo, acabaron por desnaturalizar el texto original, y veamos cómo. 

A pesar de que iban alterando continuamente la pronunciación de las palabras, creían indiferente cambiar su ortografía; como estaban desprovistos de medios para determinar el ruido de las vocales vagas que se habían establecido, incluyeron las vocales madres allí donde no las había. Estas vocales cuya degeneración era rápida, convirtiéronse en consonantes; estas consonantes recibieron nuevas vocales vagas que cambiaron el sentido de las palabras, desposeyéndolas además de lo que poseían de jeroglífico; en fin, la conclusión fue tal, que se vieron obligados, para comprender su Texto, a recurrir a una traducción al lenguaje entonces hablado. Así todo lo perdieron; pues los traductores, por muchos escrúpulos que tuvieran en su labor, no pudieron traducir más que lo que ellos comprendían y del modo que ellos lo entendían. 

¿Qué es lo que les sucedió, sin embargo, a los rabinos de la sinagoga judía? Gracias a la flexibilidad de la puntuación caldea, pudieron seguir las vicisitudes de la pronunciación sin cambiar nada en el fondo, número y disposición de los caracteres. Por el contrario, la mayoría, cediendo a la inclinación de sus bastas ideas, perdían, como los Samaritanos, el verdadero sentido del texto sagrado, y este texto quedaba confuso por completo en sus caracteres, de los cuales, sólo una tradición oral conservaba su interpretación. Esta tradición llamada Kábala, era patrimonio sobre todo de los Esenios, que la transmitían secretamente a los iniciados, despreciando los puntos o suprimiéndolos completamente. 

He aquí cual fue la suerte del Sepher de Moisés. Este libro precioso, cada vez más desfigurado al compás del tiempo, primero por la degeneración de la lengua, luego por su pérdida total, abandonada a la negligencia de los ministros del Altar, a la ignorancia del pueblo, a los extravíos inevitables de la puntuación caldea, se ha conservado a favor de los caracteres, que como otros tantos jeroglíficos, han legado su sentido a la posteridad. Todos los esclarecidos varones que la sinagoga ha contado en su seno, todos los verdaderos sabios que la Iglesia cristiana ha poseído, los sabios de todos los siglos han sentido esta verdad. 

Dejemos pues a los Maestros de la gramática hebraizante, el cuidado minucioso y ridículo de aprender seria y concienzudamente las reglas completamente arbitrarias que los puntos-vocales siguen en sus mutaciones. Aceptemos dichos puntos en la lengua hebrea, como aceptamos las vocales que entran en la composición de palabras de otras lenguas, sin preocuparnos de dónde vienen o cómo se colocan. 

No intentamos, como ya lo he dicho, hablar el hebreo, pero si comprenderlo. Que tal o cual palabra se pronuncia de tal o cual manera en las sinagogas ¿qué nos importa? Lo esencial es saber lo que significa. Dejemos también las notas musicales que los rabinos llaman acentos, y sin inquietarnos por cuáles tonos se salmodiaba a Jerusalén en los primeros Capítulos del Sepher, examinaremos cuál fue el sentido profundo que Moisés habíale imbuído. Y para ello, miremos de penetrar en el espíritu interno del idioma egipcio que aquél empleó bajo sus dos relaciones: literal y jeroglífica. Llegaremos a ello fácilmente por las exploraciones de las raíces, en corto número, que sirven de base a este idioma y por el conocimiento de los caracteres, todavía en menor número, que son como elementos. 

Pues, y cuidado con ello, en las lenguas aún más ricas, las raíces son en corto número. La lengua china, una de las más variadas del Universo, que cuenta hasta 84.000 caracteres, no tiene más allá de doscientas o doscientas treinta raíces que producen todo lo más de mil doscientas a mil trescientas palabras simples, por las variaciones del acento.

SEGUNDA PARTE: Las primitivas versiones del Génesis. 

La lengua hebrea, corrompida ya por un pueblo basto, de intelectual que era en sus orígenes, vuelta a sus elementos más materiales, fue completamente extraviada después del cautiverio de Babilonia. Este es un hecho histórico del cual es imposible dudar, cualquiera que sea el escepticismo en que se caiga. La Biblia lo demuestra; el Talmud lo afirma; es el sentir de los rabinos más famosos; Walton no puede negarlo; el mejor crítico que ha podido escribir sobre esta materia, Richard Simón, no deja de repetirlo. Así, pues, cerca de seis siglos antes de J.C., los Hebreos, transformados en judíos, no hablaban ni comprendían ya su lengua original. Empleaban un dialecto sirio llamado Arameo, formado por la reunión de varios idiomas de Asiria y Fenicia, y bastante diferente del nabateo, que según d'Herbelot, era el puro caldeo. 

A partir de esta época, el Sepher de Moisés fue siempre parafraseado en las sinagogas. Se sabe que después de la lectura de cada versículo, había un intérprete encargado de explicarlo al pueblo en lengua vulgar. De ello procede los llamados Targumes (del caldeo). Es bastante difícil decir hoy si dichas versiones fueron desde un principio escritas por doctores o abandonadas a la sagacidad de los intérpretes. Sea lo que fuere, parece muy cierto que volviéndose cada vez más incierto el sentido de las palabras hebreas, se levantaron violentas disputas sobre las diversas interpretaciones que se daban al Sefer. Unos pretendían poseer la ley oral dada en secreto por Moisés, queriendo que se la comprendiera en todas estas explicaciones; otros negaban la existencia de esta ley, rechazaban toda clase de tradiciones, y querían que se atuviese a las explicaciones más literales y materiales. Dos sectas rivales nacieron de estas disputas. La primera, la de los Fariseos, fue la más numerosa y la más considerada; admitía el sentido espiritual del Sefer, trataba por medio de alegorías lo que le parecía obscuro, creía en la Providencia divina y en la inmortalidad del alma. La segunda, la de los Saduceos, consideraba como fábulas todas las tradiciones de los Fariseos, hacía burla de sus alegorías, y, como no encontraba nada en el sentido material del Sefer que probara y hasta que enunciara la inmortalidad del alma, la negaba; no viendo en lo que sus antagonistas llamaban el alma, más que una consecuencia de la organización del cuerpo, una facultad pasajera que debía extinguirse con aquél. Entre estas dos sectas contendientes, se formó una tercera, menos numerosa que las otras dos, pero infinitamente más instruida; la de los Esenios. Esta, considerando que a fuerza de querer someterlo todo a la alegoría, los Fariseos caían con frecuencia en visiones ridículas, y que los Saduceos, al contrario, por la sequedad de sus interpretaciones, desnaturalizaban los dogmas de Moisés, tomó un partido medio. Conservó la letra y el sentido material para el exterior y reservó la tradición y la ley oral para el secreto del santuario. Los esenios formaron, lejos de las ciudades, sociedades particulares; y poco celosos de los cargos sacerdotales desempeñados por los Fariseos y de los honores civiles muy solicitados por los Saduceos, se aplicaron en gran manera a la moral y al estudio de la naturaleza. Todos aquellos que han escrito sobre las reglas y el espíritu de esta secta, han hecho de ella los mayores elogios. Había Esenios por doquier que había Judíos; pero los Esenios se instalaron preferentemente en Egipto. Su principal retiro era en los alrededores de Alejandría, hacia el lago y el monte Moria. 

Yo ruego al lector curioso de los secretos antiguos que fije su atención en este nombre 1 , pues si es verdad, como parece probarlo todo, que Moisés haya dejado una ley oral, ésta se conservó entre los Esenios. os Fariseos, que se alababan en gran manera de poseerla, no tenían sino las solas apariencias, como se lo reprocha Jesús en todo momento. De estos últimos, de los Fariseos, descienden los Judíos modernos, con excepción de algunos raros sabios cuya tradición secreta se remonta hasta la de los Esenios. Los Saduceos originaron los Karaitas actuales, también llamados Seriptuarios. 

Sin embargo, antes de que los Judíos hubieren poseído sus Targumes (comentarios) caldeos, ya los Samaritanos tuvieron una versión del Sefer, hecha en lengua vulgar, pues estaban todavía en menos condiciones que los Judíos para comprender el texto original. Dicha versión, que poseemos completa, siendo la primera de todas las que se han hecho, merece, por consiguiente, más confianza que los Targumes, que habiéndose sucedido y anulado los unos a los otros, no parecen de una remota antigüedad; además, el dialecto en que está escrita la versión samaritana, tiene más relaciones con el hebreo que el arameo o el caldeo de los Targumes. Ordinariamente se atribuye a un rabino llamado Ankelos, el Targum del Sefer, propiamente dicho, y a otro rabino llamado Jonathán, el de los otros libros de la Biblia; no obstante, sería difícil fijar la época de su composición. Se infiere solamente, que éstos son más antiguos que el Talmud, porque su dialecto es más correcto y menos desfigurado. El Talmud de Jerusalén, sobre todo, está en un estilo bárbaro, mezclado de numerosos términos tomados de las lenguas próximas, principalmente del griego, del latín y del persa. Era el idioma vulgar de los Judíos en tiempo de Jesucristo. 

Sin embargo, los judíos,protegidos por los monarcas persas, habían disfrutado de algunos momentos de tranquilidad; habían reedificado sus templos y habían levantado las murallas de sus ciudades. Pero de pronto la situación de las cosas cambian: el imperio de Ciro se derrumba; Babilonia cae en poder de los griegos; todo se rinde bajo las leyes de Alejandro. Pero este torrente que se desborda en un momento sobre el Africa y sobre el Asia, divide pronto sus ondas y las encauza en lechos diferentes. Muerto Alejandro, sus capitanes dividen su patrimonio. Los Judíos caen en poder de los Seléucidas. La lengua griega, llevada a todas partes por los conquistadores, modifica de nuevo el idioma de Jerusalén, y lo aleja cada vez más del hebreo. El Sefer de Moisés, desfigurado ya por los comentarios, va a desaparecer completamente en la versión de los griegos. 

Gracias a las disputas que los sabios de los últimos siglos suscitaron sobre la famosa versión de los Judíos helenista, vulgarmente llamada versión de los Setenta, nada se ha vuelto tan obscuro como su origen. Aquellos inquirían en qué época, el cómo y el por qué aquélla había sido hecha; si había sido la primera de todas, y si no existiría una versión anterior en griego, en la cual Pitágoras, Platón y Aristóteles hubieran bebido su ciencia; cuáles fueron los setenta intérpretes, y si estaban o no en celdas separadas mientras trabajaban en dicha obra, y en fin, si estos intérpretes serían profetas mejor que simples traductores. 

Después de haber examinado detenidamente las opiniones divergentes que han sido emitidas sobre este asunto, he aquí lo que he creído más probable. Se podría, si se quiere, reemprender este trabajo espinoso, que a fin de cuentas no producirá sino los mismos resultados, si se tiene cuidado de juzgarlo con la misma imparcialidad que yo lo he juzgado. 

No hay duda en que Ptolomeo, hijo de Lagus, a pesar de algunas violencias que señalaron el comienzo de su reinado y a las cuales estuvo obligado por la conjuración de sus hermanos, fue un gran príncipe. Egipto no ha tenido época más brillante. Vióse florecer, a la vez que la paz, el comercio y las artes y el cultivo de las ciencias, sin las cuales no hay verdadero esplendor en un imperio. Gracias a los cuidados de Ptolomeo, se erigió en Alejandría la soberbia biblioteca que Demetrio de Falera, a quien aquél confiara la custodia, enriqueció con todo lo que entonces ofrecía la literatura de los pueblos como más preciados. Desde largo tiempo los Judíos se habían establecido en Egipto. Yo no comprendo por qué espíritu de contradicción los sabios modernos quieren absolutamente que en un concurso de circunstancias, tal como acabo de presentarlo, Ptolomeo no tuviera la idea que se le atribuye de hacer traducir el Sefer para incluirlo en su biblioteca. Nada me parece más verosímil. El historiador José es, seguramente, muy fidedigno sobre este punto, así como el autor del libro de Aristea, a pesar de algunos embellecimientos con que adorna este hecho histórico. 

Pero la ejecución de este proyecto podía ofrecer dificultades, pues se sabe que los judíos difícilmente comunicaban sus libros y que guardaban sobre sus misterios un secreto inviolable. Era ya una opinión muy corriente entre ellos, que Dios castigaba severamente a aquellos que se atrevían a hacer traducciones en lengua vulgar. El Talmud refiere que Jonathán, después de la publicación de su comentario caldeo, fue vivamente reprimido por una voz del cielo, por haberse atrevido a revelar a los hombres los secretos de Dios. Ptolomeo estuvo, pues, obligado a recurrir a la intercesión del soberano pontífice Eleazar, excitando su piedad, por la liberación de algunos esclavos judíos. Dicho soberano pontífice, ya porque se conmoviera por la bondad del rey, ya porque no se atrevía a resistir su voluntad, le envió un ejemplar del Sefer de Moisés, permitiéndole hacerlo traducir a la lengua griega. Sólo fue cuestión de elegir los traductores. Como los Esenios del monte Moria gozaban de una merecida reputación de sabiduría y santidad, todo me lleva a creer que Demetrio de Falera puso los ojos en ellos y les transmitió las órdenes del rey. Dichos sectarios vivían como anacoretas [dedicados a una vida contemplativa, aislados], retirados en celdas aparte y ocupándose, como ya lo apunté, del estudio de la naturaleza. El Sefer estaba, según ellos, compuesto de cuerpo y espíritu; por cuerpo entendían ellos el sentido material de la Lengua hebrea, y por espíritu, el sentido espiritual extraviado por el vulgo. Comprometidos entre la ley religiosa, que les prohibía la comunicación de los misterios divinos, y la autoridad del príncipe que les ordenaba traducir el Sefer, supieron salirse de un paso tan peligroso, pues dando el cuerpo de este libro, obedecieron a la autoridad civil, y reservándose el espíritu, obedecieron a su conciencia. Hicieron una versión verbal todo lo exacta posible que pudieron en la expresión restringida y corpórea, y para guardarse todavía más de los reproches de profanación, se sirvieron del texto y de la versión samaritana en muchos pasajes, y en todos aquellos en que el texto hebreo no ofrecía demasiada obscuridad. 

Es muy dudoso que fueran en número de setenta para terminar este trabajo. El nombre de versión de los Setenta, procede de otra circunstancia, que referiré. 

El Talmud asegura que en un principio sólo fueron cinco los intérpretes, lo que es casi probable, pues se sabe que Ptolomeo no mandó traducir sino los cinco libros de Moisés, contenidos en el Sefer, sin preocuparse de las adiciones de Esdras. Bossuet se muestra de este parecer, diciendo que el resto de los libros sagrados fue traducido al griego expresamente para uso de los judíos diseminados por Egipto y Grecia, donde no solamente habían olvidado su primitiva lengua, que era el hebreo, sino hasta el caldeo, que aprendieron en su cautiverio. Dicho escritor añade, y ruego al lector se fije en esto, que estos judíos elaboraron un griego mezclado de hebraísmos, la llamada Lengua helenística, y que los Septantes y todo el Nuevo Testamento, está escrito en dicho lenguaje. 

Está probado que los Judíos, diseminados por Egipto y Grecia, habiendo olvidado completamente el dialecto arameo en el cual estaban escritos sus Targumes y necesitando un comentario en lenguaje corriente, debían tomar, naturalmente, la versión del Sefer, que existía ya en la Biblioteca real de Alejandría; esto es lo que hicieron. Añadiéronle una traducción de las adiciones de Esdras, y enviaron el todo a Jerusalén para hacerlo aprobar como comentario. 

El sanhedrín acogió su demanda, y como este tribunal se encontraba entonces compuesto de setenta jueces, de conformidad con la ley, dicha versión recibió por ello el nombre de Versión de los Setenta; es decir, aprobada por ellos. 

Tal es el origen de la Biblia. Es una copia en lengua griega de las escrituras hebreas, donde las formas materiales del Sefer de Moisés, están bastante bien conservadas para que aquellos que no ven nada más allá, no pudieran sospechar sus formas espirituales. En el estado de ignorancia en que se encontraban los judíos, este libro disfrazado les debía convenir. Y les convino de tal suerte, que en muchas sinagogas griegas, era leída no tan sólo como comentario, sino en lugar y con preferencia al texto original. ¿De qué hubiera aprovechado el leer el texto hebreo? Desde largo tiempo que el pueblo judío no lo oía, aun en su acepción más restringida, y entre los rabinos, si se exceptúan algunos Esenios iniciados en los secretos de la ley oral, los más impuestos, apenas se preocupaban de remontar del griego, latín o de la jerga bárbara de Jerusalén a los Targumes caldeos, que eran para ellos casi tan difíciles como el texto original. 

En este estado de ignorancia, y cuando la Biblia griega usurpaba en todas partes el sitio al Sefer hebreo, fue cuando la Providencia, queriendo cambiar la faz del mundo y operar uno de estos movimientos necesarios, de los que creo inútil exponer la razón profunda, suscitó a Jesús. Un nuevo culto nació. El cristianismo, en un principio obscuro, considerado como una secta judía, se extendió, se elevó e invadió Asia, Africa y Europa. El imperio romano fue envuelto por él. Jesús y sus discípulos habían citado siempre la Biblia griega; los Padres de la Iglesia se adhirieron a ese libro con un respeto religioso, lo creyeron inspirado, escrito por profetas, despreciaron el texto hebreo y, como lo dice expresamente San Agustín, ignoraron hasta su existencia. No obstante, los Judíos, asombrados de este movimiento y careciendo de condiciones para apreciarlo, maldijeron el libro que lo causaba. Los rabinos, ya por política o ya por que la ley oral extinguióse, se mofaron claramente de una versión ilusoria, la describieron como una obra falsa, y la hicieron considerar a los judíos como más funesta para Israel, que el becerro de oro. Publicaron que la Tierra había estado envuelta en tinieblas por espacio de tres días a causa de esta profanación del Libro santo; y como puede verse en el Talmud, ordenaron un ayuno anual de tres días en memoria de este acontecimiento. 

Dicha precauciones eran tardías; el depósito, mal guardado, debía cambiar de mano. Israel, parecido a un cofre basto, cerrado con un triple cierre, pero desgastado por el tiempo, no le ofrecía un asilo seguro. Una terrible revolución se aproximaba: Jerusalén iba a caer, y el Imperio Romano, cadáver político, sería presa de los buitres del Norte. Las tinieblas de la ignorancia obscurecían ya el horizonte; los gritos de los Bárbaros dejábanse oir ya en lontananza. Había que oponer a estos temibles enemigos un obstáculo invencible. Dicho obstáculo era el propio libro que debía someterlos, y el cual no podrían comprender. 

Ni los Judíos ni los Cristianos podían penetrar en lo hondo de estos designios. Se acusaban recíprocamente de ignorancia y mala fe. Los Judíos, poseedores de un texto original, del cual no comprendían el lenguaje, anatematizaban una versión en la que sólo se recogían las formas groseras y exteriores. Los Cristianos, satisfechos con estas formas, que cuando menos interpretaban, no iban más lejos, y despreciaban el resto. Es cierto, sin embargo, que de tiempo en tiempo sobresalía entre ellos algún hombre que, aprovechándose de un resto de claridad en estos días tenebrosos, se atrevía a fijar la base de sus creencias, y juzgando por el fondo lo que ellos veían en sus formas, se desentendían de la Biblia, bruscamente y con desdén. Tales fueron: Valentín, Basilido, Marción, Apeles, Bardesán y Manés, el más terrible de los enemigos que la Biblia haya tenido. Todos trataban de impío al autor de un libro en el que el Ser bueno por excelencia estaba representado como el autor del mal, donde este Ser crea sin objeto, escoge arbitrariamente, se arrepiente, se irrita y castiga sobre una posteridad inocente el crimen de uno solo al cual preparó la caída. Manés, juzgando a Moisés por el libro que los Cristianos le imputaban, miraba a este profeta como si le hubiese inspirado el Genio del Mal. Marción, menos severo, tan sólo veía en él al órgano del Creador del mundo elemental, completamente distinto del Ser Supremo. Unos y otros causaron borrascosas discusiones, más o menos violentas según la fuerza de su genio. No obtuvieron ningún resultado, aunque la verdad estuviera quizás de su lado, puesto que su ataque era imprudente e intempestivo, y porque sin saberlo, llevaron sin razón ni motivo, la antorcha a un armazón rústico, preparado para sostener un edificio más imponente y verdadero. 

Aquellos de entre los Patriarcas cuyos ojos no estaban del todo fascinados, buscaban el sesgo para eludir las mayores dificultades. Unos acusaban a los judíos de haber llenado los libros de Moisés, de cosas falsas e injuriosas a la Divinidad; otros referíanse a las alegorías. San Agustín convenía en que no había medio de conservar el sentido literal de los tres capítulos primeros del Génesis, sin atribuir a Dios cosas indignas de El. Orígenes confesaba que si se tomaba al pie de la letra la historia de la creación, ésta es absurda y contradictoria. Compadecía a los ignorantes, que, seducidos por el texto de la Biblia, atribuían a Dios sentimientos y acciones que no se atribuían al más injusto y bárbaro de todos los hombres. El erudito Beausobre, en su Historia del Maniqueísmo (la herejía de Manés), y Petan en sus Dogmas teológicos, citan multitud de ejemplos parecidos. 

El último de los Patriarcas que vió la horrible imperfección de la versión de los helenistas y que quiso remediarlo, fue San Jerónimo. Creo sus intenciones las más justas. de un carácter apasionado y de espíritu explorador, hubiera remediado el mal, si éste hubiera sido de condición para ceder a sus esfuerzos. Demasiado prudente para causar un escándalo parecido al de Marción o al de Manés, y demasiado juicioso para encerrarse en vanas sutilidades como Orígenes o San Agustín, veía que el único medio de llegar a la verdad era recurrir al texto original. este era completamente desconocido. El griego lo era todo. ¡Cosa extraordinaria y completamente extravagante! Sobre el texto griego se hicieron, a medida que hubo necesidad, no sólo la traducción latina, sino la copta, la etíope, la árabe, la persa, la siria y todas las demás. 

Mas para recurrir al texto original había que entender el hebreo. ¿Y cómo comprender una lengua perdida desde hacía más de mil años?. Los Judíos, con excepción de un corto número de sabios a los cuales no se lo hubieran arrancado con los mayores tormentos, no la conocían mucho mejor que San Jerónimo. Sin embargo, el único medio que quedaba a éste, era dirigirse a los Judíos. Tomó un maestro entre los rabinos de la escuela de Tiberiades. Al saber esta noticia, toda la Iglesia cristiana lanzó un grito de indignación. San Agustín combate denodadamente a San Jerónimo. Ruffin le ataca sin miramientos. San Jerónimo, viéndose el blanco de estas borrascas, se arrepiente de haber dicho que la versión de los Setenta era mala; tergiversa, diciendo a lo mejor para adular al vulgo, que el texto hebreo está corrompido, como lo exalta diciendo que los Judíos no han corrompido una sala línea. Cuando se le reprocha por estas contradicciones, responde que se desconocen las leyes de la dialéctica; que en las discusiones tanto se habla de un modo como de otro y que se hace lo contrario de lo que se predica. Se apoya en el ejemplo de San Pablo y cita a Orígenes. Ruffin le trata de impío, respondiéndole que Orígenes no se descuidó jamás hasta el punto de traducir el hebreo y que sólo los Judíos o los apóstatas[quienes abandonan la religión que profesan] pueden emprender esta labor. San Agustín, menos apasionado, no acusa a los Judíos de haber corrompido el texto sagrado: no trata a San Jerónimo de impío y apóstata; se aviene en que la versión de los Setenta es con frecuencia incomprensible. Sin embargo, él confía en la providencia de Dios, que permitió que tales intérpretes hubiesen traducido la Escritura del modo que él juzgaba más adecuado para las naciones que debían abrazar la religión cristiana. 

En medio de estas numerosas contradicciones, San Jerónimo tuvo el valor de proseguir su proyecto; sin embargo, otros obstáculos más terribles le esperaban. Ve que el hebreo que quiere interpretar se le escapa a cada momento; que los Judíos que consulta se mueven en la mayor incertidumbre; que no coinciden jamás en el sentido de las palabras, no teniendo ningún principio fijo, ninguna gramática; que el único léxico del cual se podía servir es la misma versión helenista que él había pretendido corregir. ¿Cuál es pues el resultado de su trabajo? Una nueva traducción de la Biblia griega, hecha en un latín quizás menos bárbaro que las traducciones precedentes y confrontada con el texto hebreo, sujetándose a las formas literales. San Jerónimo no podía hacer otra cosa. Si hubiese penetrado en los principios más íntimos del hebreo, o que el genio de esta lengua se le hubiese desvelado a sus ojos, hubiese estado obligado o a callarse o a limitarse a la versión de los helenistas. Dicha versión, juzgada como el fruto de una inspiración divina, dominaba los espíritus de tal suerte, que había que perderse como Marción, o seguirla en su obligada obscuridad. 

Esta es la traducción latina denominada ordinariamente la Vulgata. 

El concilio de Trento declaró auténtica dicha traducción, sin hacerla, no obstante, infalible; sin embargo, la Inquisición la ha sostenido con toda la fuerza de sus argumentos y los teólogos con todo el peso de su intolerancia y de su parcialidad. 

No entraré en la enojosa descripción de las controversias sin número que la versión de los helenistas y la de San Jerónimo hicieron nacer en tiempos más recientes. Pasaré en silencio las traducciones que han sido hechas en todas las lenguas de Europa, tanto antes como después de la reforma de Lutero, puesto que todas ellas no son más que copias más o menos alejadas del griego y del latín. 

Por más que Martín Lutero y Agustín de Eugubio digan que los helenistas son unos ignorantes, copiando a San Jerónimo, no se salen de su léxico. Por más que Gantes Pagnin y Arias Montano traten de desacreditar la Vulgata; que Luis Cappelle pase treinta y seis años de su vida en revelar sus errores; que el Doctor James; que el padre Henri de Bukentop, que Luc de Bruges, cuenten minuciosamente las faltas de esta obra (por unos hasta dos mil y por otros hasta cuatromil) y a pesar de que el Cardenal Cayetano y el Cardenal Belarmino, las comprueben y las declaren, no mejoran en una jota la interpretación del texto. Las declaraciones de Calvino, los trabajos de Olivetan, de Corneille Bertrán, de Osterwald, y de una infinidad de otros sabios, no produjeron mejor efecto. ¿Qué importa los pesados comentarios de Calmet y las difusas disertaciones de Hottinger? ¿Qué nuevas luces se ven nacer de las obras de Bochard, de Huët, de Leclerc, de Lelong y de Michaelis? ¿Se conoce mejor el hebreo? ¿Perdida esta lengua desde hace veinticinco siglos, cede a las investigaciones del padre Houbigant y a las del infatigable Kenicott? ¿De qué sirve que el uno y el otro, o los dos a la vez, registren las bibliotecas de Europa, compulsando, compilando y confrontando todos los viejos manuscritos? Para nada en absoluto. Algunas letras varían, algunos puntos vocales cambian, pero la misma obscuridad persiste sobre el sentido del Séfer. Cualquiera que sea la lengua a que se vierta es siempre la versión de los helenistas que se traduce, puesto que ésta sirve de léxico a todos los traductores del hebreo. 

Es imposible salirse nunca de este círculo vicioso, sin adquirir un verdadero y perfecto conocimiento de la lengua hebrea. Pero ¿cómo adquirir dicho conocimiento? Restableciendo dicha lengua perdida a sus principios originales; sacudiendo el yugo de los helenistas; reconstruyendo su léxico; penetrando en los santuarios de los Esenios; desconfiando de la doctrina exterior de los Judíos; en fin, abriendo el arca santa, que, desde hace más de tres mil años, cerrada para todos los profanos, ha guardado hasta nosotros por un decreto de la Providencia divina, los tesoros acumulados por la sabiduría de los Egipcios. 

He aquí el fin de una parte de mis trabajos. Investigando sobre el origen de la Palabra, he dado en mi camino con el chino, el sánscrito y el hebreo. He examinado sus títulos. Los he expuesto a mis lectores. Obligado a hacer una selección entre estos tres idiomas primordiales, escogí el hebreo. He manifestado ya como compuesto en su origen de expresiones intelectuales, metafóricas y universales, había caído insensiblemente en sus elementos más groseros, limitándose a las expresiones materiales, propias y particulares. He demostrado el cómo y el cuándo, se perdió completamente. He seguido las revoluciones del Sefer de Moisés, único libro que lo contiene. He desarrollado en qué ocasión y de qué manera se hicieron las principales versiones. He reducido estas versiones al número de cuatro, a saber: los comentarios caldeos o targumes, la versión samaritana, la de los helenistas (llamada versión de los Setenta) y por fin, la de San Jerónimo o Vulgata. He indicado suficientemente el concepto quede ello debía formarse. 

Corresponde ahora a mi gramática el restablecer los principios olvidados de la Lengua hebrea, fijarlos de una manera sólida, ligándolos a resultados necesarios; corresponde a mi traducción del Génesis de Moisés y a las notas que le acompañan, demostrar la fuerza y la concordancia de estos resultados. Con ello me entrego sin temor a un trabajo difícil, tan seguro de su éxito como de su utilidad, si mis lectores se dignan seguirme con la atención y la confianza que ello exige.


TERCERA PARTE: Traducción literal del Génesis según su Primitivo Significado Hebreo 

CAPITULO I  

1. En primer lugar, en principio, creó Aelohim, (determinó en existencia potencial, Él, los Dioses, El Ser de los Seres) la entidad de los cielos y de la tierra. 

2. Y la tierra existía, potencia contingente de ser en una potencia de ser; y la obscuridad (fuerza compresiva y endurecedora) estaba sobre la superficie del abismo (potencia universal y contingente de ser), y el soplo de Él --los Dioses, (fuerza expansiva y dilatante) estaba, generativo, en movimiento sobre la faz de las aguas (pasividad universal). 

3. Y dijo (declarando su voluntad), Él --el Ser de los Seres: --Será hecha la luz; y fue hecha la luz (elementización inteligible). 

4. Y consideró, Él --los Dioses, esta luz como buena e hizo una solución (determinó un medio de separación Él --Los Dioses, entre la luz (elementización inteligible) y la obscuridad (fuerza compresiva y endurecedora). 

5. Y asignó nombre, Él --los Dioses, a la luz, Día (manifestación universal) y a la obscuridad le asignó el nombre de Noche (negación manifiesta, mutación de las cosas); y fue occidente y fue oriente (liberación e iteración [= repetición]). Tal fue el Día primero (primera manifestación fenomenal). 

6. Y dijo, Él --los Dioses: --Se hará un enrarecimiento (un desatamiento, una fuerza enrarecedora) en medio de las aguas; y se hará un agente separador (un movimiento de separación) entre las aguas hacia las aguas. 

7. E hizo, Él --los Dioses, esta entidad de la rarefacción (la fuerza enrarecedora: el espacio etéreo); e hizo existir una separación entre las aguas que estaban debajo (hundidas) y el espacio etéreo, y entre las aguas que estaban en alto (exaltadas) y el espacio etéreo; y así se hizo. 

8. Y asignó el nombre de Cielos Él --el Ser de los Seres, al espacio etéreo (las aguas rompientes, elevadas); y fue occidente y fue oriente (liberación e iteración [= repetición]. Día segundo (segunda manifestación fenomenal). 

9. Y dijo, Él --los Dioses: --Ellas tenderán en gran manera (se inclinarán, se determinarán), por un movimiento irresistible y las aguas inferiores (del hundimiento) de los cielos, hacia un lugar determinado, único; y se verá la aridez. Y así se hizo. 

10. Y Él --Los Dioses, asignó el nombre de Tierra (elemento terminante y limitante) a la aridez; y a la tendencia de las aguas, le asignó el nombre de Mares (inmensidad acuosa, manifestación de la pasividad universal) y Él --los Dioses, consideró esto como bueno. 

11. Y dijo, (declarando su voluntad) Él --los Dioses: --La tierra hará vegetar una hierba vegetante, germen, germinador, substancia fructuosa produciendo fruto, según la especie suya, teniendo en sí la propia simiente, sobre la tierra; así se hizo. 

12. Y la tierra hará salir (nacer, dimanar) una hierba vegetante, germen germinador, según su especie, y una substancia fructuosa, teniendo en sí la simiente propia (que tenía y tendrá) según la especie suya; y vió, Él, el Ser de los Seres, esto como bueno. 

13. Y fue occidente y fue oriente (liberación e iteración [= repetición], el tercer día (tercera manifestación fenomenal). 

14. Y dijo, É --los Dioses: --Existirán claridades exteriores (luces sensibles) en la expansión etérea de los cielos, para hacer la partición (el movimiento de separación) entre el día y la noche; y aquéllas serán signos para el porvenir, las divisiones temporales, para las manifestaciones fenomenales universales y para las mutaciones ontológicas de los seres. 

15. Y serán como luces sensibles (focos luminosos) en la expansión etérea de los cielos, para hacer brillar (excitar la luz intelectual) sobre la tierra: y así se hizo. 

16. Y Él --los Dioses, hizo esta dualidad (esta germinación, esta pareja) de claridades exteriores, las mayores: la entidad de la luz central, la máxima, para representar simbólicamente el día (la manifestación universal) y la entidad de la luz central, la mínima, para representar simbólicamente la noche (la negación manifestada) y la unidad de las estrellas (facultades virtuales del universo). 

17. Y Él --los Dioses las instituyó en la fuerza enrarecedora (la expansión etérea) de los cielos, para excitar la luz (elementización intelectual) y para brillar de una manera sensible sobre la tierra. 

18. Y para representar simbólicamente en el día y en la noche, y para hacer la división entre la luz y la obscuridad; y Él --el Ser de los Seres, vio esto como bueno. 

19. Y fue occidente y fue oriente, cuarto día (cuarta manifestación fenomenal). 

20. Y Él --los Dioses, dijo (declarando su voluntad): las aguas originarán en abundancia el generador y vermiforme alma de vida sobre la tierra y sobre la faz de la expansión etérea de los cielos.

21. Y Él --el Ser de los Seres, produjo y formó (creó) la existencia individual de las mayores amplitudes corpóreas (legiones de monstruos marinos) y el de toda alma de vida movida por movimiento contráctil, la cual originaban en abundancia las aguas según la especie de los mismos; y la de todo volátil de ala fuerte y rápida, según su especie, y Él, los Dioses, vio esto así, bueno. 

22. Y Él --el Ser de los Seres, los bendijo diciendo: --Propagad y multiplicaos y ocupad las aguas en los mares; y la especie volátil se multiplicará en la tierra. 

23. Y fué occidente y fue oriente (liberación e iteración [= repetición]); quinto día (quinta manifestación fenomenal). 

24. Y dijo, Él --los Dioses: --La tierra hará emanar un alma de vida (una animalidad) según la especie suya, cuadrúpedo (de paso altivo y resonante) moviéndose y viviendo de una vida terrestre, según su especie; y así se hizo. 

25. Él --los Dioses hizo esta animalidad terrestre, según su especie, y este género cuadrúpedo, según la propia especie, y la universalidad de todo movimiento vital del elemento adánico (homogéneo) según su especie, y Él --el Ser de los Seres vió esto como bueno. 

26. Y Él --los Dioses (declarando su voluntad) dijo: --Haremos Adán a nuestra imagen, conforme a nuestra acción asimiladora; y tendrán el cetro (reinarán, ellos, Adán, el hombre universal) en los peces de los mares, en las aves de los cielos y en el género cuadrúpedo, en toda animalidad terrestre y en toda vida movible, moviéndose sobre la tierra. 

27. Y creó, Él --los Dioses, la individualidad de Adán (similitud primera, unidad colectiva, hombre universal) a su imagen, a la imagen de Él --el Ser de los Seres, él lo creó (Adán); macho y hembra creó la existencia universal de ellos. 

28. Y Él --los Dioses, bendijo la existencia universal de ellos y les dijo: engendrad y multiplicad y llenad la tierra, cautivadla y tened el gobierno (reinad) en el pez de los mares y el ave de los cielos, y en toda cosa moviente de un movimiento vital sobre la tierra. 

29. Y dijo, Él --el Ser de los Seres: --¡He aquí! Os he dado en totalidad la hierba germinante --germen que está sobre la faz de toda la tierra y en totalidad la substancia vegetal que tiene fruto en sí; substancia germinante --germen, será alimento para vosotros. 

30. Y toda vida de la tierra, y todo volátil de los cielos y todo ser reptiforme arrastrándose sobre la tierra, que tiene en sí soplo animado de vida (yo dí) en totalidad la reverdeciente hierba como para alimento; y así fue. 

31. Y vió, Él --los Dioses, el todo que Él había hecho y ¡he aquí! bueno en todo lo posible (según su medida) y fue occidente y fue oriente (liberación e iteración [=repetición]); día sexto (sexta manifestación fenomenal).


CAPITULO II 

1. Y (serán) así fueron realizados (acabados, perfectos) los cielos y la tierra; y toda disposición que lleva a ellos (la naturaleza reguladora). 

2. Y Él --los Dioses, llevó a término en la séptima manifestación fenomenal, el acto soberano que había ejercido; y se restituyó (se restableció en su inefable paz) la séptima manifestación luminosa universal, después de completo el acto de su soberana potencia que había ejercido. 

3. Y Él --los Dioses, bendijo, en el séptimo día (séptima manifestación fenomenal); y santificó su existencia para siempre, a causa de que en ella, él se restituyó (volvió a su inefable paz) después de todo el acto soberano durante el cual había creado, Él --el Ser de los Seres, según su modo de hacer. 

4. Tal es el signo (el emblema, el monumento sagrado, --jeroglífico) de la generación de los cielos y de la tierra, en el acto de ser creados, en el día (la manifestación luminosa) de la acción de hacer Jehová, Él --Ser de los Seres, la tierra y los cielos. 

5. Y toda la concepción de la naturaleza, antes que ésta existiera en la tierra, y toda la vegetación de la naturaleza, antes que esta germinara: por no haber hecho llover Jehová, Él --los Dioses, sobre la tierra y Adán (el hombre universal) no ser (no existir en acción) para trabajar la substancia adánica (el elemento homogéneo; similar a Adán). 

6. Sin embargo, una emanación virtual se elevaba con energía del seno de la tierra y empapaba la superficie toda, del elemento adámico. 

7. Y formó, Jehová, Él --el Ser de los Seres (substancializó, determinando los elementos hacia un fin), la individualidad de Adán (el hombre universal) enrareciendo (sublimando el principio) del elemento adánico; y se inspiró en la facultad inspiradora suya, un ser elevado (una esencialidad) de vida, a fin de que fuese este hombre universal (Adán) según el alma viviente. 

8. Y Jehová, Él --los Dioses, dispuso (trazó) un recinto (una circunferencia orgánica) en la esfera sensible y temporal extraída de la anterioridad universal (de los tiempos); y situó allí al propio Adán que había formado para la eternidad. 

9. Y Jehová, Él --los Dioses, hizo desarrollar de este elemento adánico (homogéneo) toda substancia vegetativa, todo lo bella posible a la vista y buena según el gusto; y una substancia de vida en el centro del recinto orgánico y una substancia vegetativa del conocimiento del bien y del mal. 

10. Y un río (una emanación) corría por este lugar temporal y sensible, para la acción de regar esta esfera orgánica; y desde allí se dividía a fin de ser, según progresaba, la potencia cuaternaria multiplicadora de los principios. 

11. El nombre del primero (de los principios emanados) era Phishon (la realidad física, el Ser aparente) el que circunscribe toda la tierra de hawila (la energía virtual), la cual es el lugar propio del oro (la reflexión luminosa). 

12. Y el oro de esta tierra era bueno; lugar propio del Bedellium (separación misteriosa), y de la piedra shoham (sublimación universal). 

13. Y el nombre del segundo río (del principio emanado) era Gihon (el movimiento determinante), el que está rodeando toda la tierra choush (el principio ígneo). 

14. Y el nombre del tercer río (de la emanación) era hiddekel (el rápido y ligero propagador, el fluido eléctrico, magnético, galvánico, etc.), el que es intermediario (el medio de propagación del principio primitivo de la felicidad, del orden, de la armonía), y el río (la emanación) cuarto [el Eufrates], era el que es fecundante. 

15. Y Jehová, Él --los Dioses, tomó al propio Adán (el hombre universal), y lo dejó en la esfera temporal y sensible para elaborarla y cuidarla con esmero. 

16. Y Jehová, Él --los Dioses, prescribió (estituyó, ordenó) a Adán en la acción de declarar (su palabra) que podía alimentarse de toda substancia vegetativa del recinto orgánico. 

17. Pero de la substancia física, del conocimiento del bien y del mal, añadió, tú no consumirás nada de ella; pues el día que la consumas, acabarás muriendo (pasarás a otro estado). 

18. Y Jehová, Él --el Ser de los Seres, dijo: no es bueno que Adán (el hombre universal) permanezca en su soledad. Le haré una fuerza auxiliar (un sostén, una ayuda, una corroboración, una pareja) a la imagen de él. 

19. Y Jehová, Él el Ser de los Seres, formó (coordinando los elementos hacia su fin) del seno del adánico (elemento homogéneo) toda la vida de la naturaleza terrestre y de toda especie volátil de los cielos; e hízolo venir hacia Adán para ver qué nombre le asignaría (según él) y todo espíritu de vida a que Adán (el hombre universal) asignó nombre (según él) fué su propio nombre. 

20. Y Adán asigno nombres a toda la especie cuadrúpeda y a toda especie volátil de los cielos y a toda la animalidad de la naturaleza terrestre: y para Adán (el hombre universal) no encontraba una ayuda (una fuerza auxiliar) como un reflejo luminoso suyo. 

21. Y Jehová, Él --los Dioses, dejó caer sobre Adán un sueño simpático (misterioso y profundo) quién durmió: y extrajo una de sus cubiertas (exteriores) y cubrió con cuidado (coloreó) la debilidad de aquélla de forma y belleza corpórea. 

22. Y reconstruyó (consolidó, restableció a su primer estado) Jehová, Él --el Ser de los seres, la substancia de la cubierta exterior, la cual había desprendido de Adán (el hombre universal) para (dar base) a Aishah (la mujer intelectual, la facultad volitiva de Adán) y la encaminó hacia Adán. 

23. Y Adán dijo (declarando su pensamiento): esta es actualmente substancia universal de tu substancia y forma corpórea de la forma corporal tuya; a esta misma asignó el nombre de Aishah (voluntad principiante, mujer intelectual) a causa de que del principio volitivo Aish (el hombre intelectual) ella había sido desprendida como entidad propia. 

24. Sobre esto, pues, el hombre intelectual dejará a su propio padre y a su madre, y se reunirá (no haciendo más que un ser) con su mujer intelectual; y ellos no serán más que uno, según la forma exterior. 

25. Y ellos estaban, los dos, Adán (el hombre universal) y su mujer intelectual, completamente descubiertos, y no sentían vergüenza entre sí.


CAPITULO III 

1. Pero la Pasión avariciosa (el interés, la envidia, el egoísmo) era una pasión general (un principio ciego) en medio de toda la animalidad de la Naturaleza elemental, la cual era obra de Jehová (Él --los Dioses); y ella dijo (dicha pasión) a Aishah (la facultad volitiva de Adán) con motivo de lo que declaró Él --los Dioses: ¿Por qué no os alimentaréis de toda substancia del recinto orgánico? 

2. Y Aishah (la facultad volitiva) dijo a esta pasión avariciosa: Del fruto, substancia del recinto orgánico, nosotros podemos comer. 

3. Pero del fruto de la substancia misma que se encuentra en medio del recinto orgánico, Él-los Dioses, declaró: No os podréis alimentar con ella y no podréis penetrar (aspirar vuestra alma) en él, por temor de que no hagáis por morir inevitablemente. 

4. Y aquella dijo, la pasión ardiente de la codicia, a Aishah (la facultad volitiva de Adán): No es con muerte con lo que os encontraréis. 

5. Pues sabe Él --los Dioses, que en el día que alimento con él (vosotros hagáis) serán abiertos a la luz vuestros ojos, y seréis iguales que Él --los Dioses, conociendo el bien y el mal. 

6. Y Aishah consideró que era buena la substancia elemental según su gusto, que era a los mutuamente deseada y agradable en todo lo posible dicha substancia, bajo la acción de universalizar la inteligencia; y ella tomó del fruto aquel y se alimentó, y también dió con intención a su ser intelectual, unido a ella; y también se alimentó. 

7. Y fueron abiertos los ojos de ellos dos y conocieron que estaban desnudos de luz (estériles, revelados en su obscuro principio); e hicieron nacer una elevación sombría (un velo) de tristeza mutua y de duelo; y se hicieron ropajes (vestidos de viaje). 

8. Y oyeron la propia voz de Jehová, Él --el Ser de los seres, propagándose en todos sentidos dentro del recinto orgánico, según el soplo espiritual del día; y Adán (el hombre universal) se escondió y la mujer intelectual suya (su facultad volitiva) también de la presencia de Jehová, Él --los Dioses, en el centro de la substancia de la esfera orgánica. 

9. Y Jehová, Él --los Dioses, pronunció el nombre de Adán: y le dijo: ¿Dónde estás? (a dónde te llevó tu voluntad). 

10. Y dijo (respondiendo Adán): Esta tu voz la oí en el recinto orgánico y he visto que estaba desnudo de luz (revelado en mi obscuridad), y me he escondido. 

11. Y Él dijo (Aelohim) ¿Quién te enseñó que estabas desnudo así, sino esta substancia física de la cual te había prohibido que de ningún modo te alimentaras de ella?. 

12. Y Adán (el hombre universal), dijo: Aishah (la facultad volitiva) que tu me distes en compañía; fué ella quien me dió de dicha substancia física y de ésta me alimenté. 

13. Y Jehová, Él --los Dioses, dijo a Aishah (la facultad volitiva de Adán): ¿Por qué hiciste eso? Y Aishah (respondiendo) dijo: El orgullo avariento (la insidiosa pasión) hízome delirar, y me alimenté de ella. 

14. Y Jehová, Él Ser de los seres, dijo a este vicio insidioso (pasión avarienta): Puesto que tú has hecho esto, maldito seas entro todo el reino animal y entre toda vida de la naturaleza elemental. Según tu inclinación tortuosa, actuarás con bajeza y te alimentarás por todos los días de tu existencia, de exhalaciones físicas. 

15. E interpondré una antipatía profunda entre ti y Aishah (la facultad volitiva tuya) y entre la propagación tuya y la de ella: Aquélla (la propagación) conferirá (restringirá) en ti el principio (venenoso) y tú le conferirás a ella las consecuencias (del mal). 

16. A la facultad volitiva, díjole: Multiplicaré el número de obstáculos físicos de toda clase para ti y para tus concepciones; darás a luz a tus productos con trabajo penoso; y hacia tu principio intelectual tendrás tu inclinación, y él dominará en ti (se representará simbólicamente). 

17. Y a Adán (el hombre universal), le dijo: Puesto que has escuchado la voz de tu esposa intelectual (tu facultad volitiva) y que tú te has alimentado con dicha substancia, la cual te había vivamente prohibido con estas palabras: "tú no te alimentarás de ella"; maldita sea la tierra adánica (homogénea y similar a ti) en tu relación; con tu trabajo angustioso tú te alimentarás de ella para todos los días de tu vida (las manifestaciones fenomenales). 

18. Y las producciones cortantes, y las producciones incultas y desordenadas germinarán abundantemente para tí; y te alimentarás de los frutos acres y desecados de la naturaleza elemental. 

19. En la agitación continua de tu espíritu, tú te alimentarás con alimento hasta restituirte (reintegrarte, resucitar) a la tierra adánica (homogénea y similar a ti), pues tal y cual has sido sacado de ella, tal espíritu elemental tú eres; y al elemento espiritual debes ser restituido. 

20. Y Adán asignó nombre a su esposa intelectual (su facultad volitiva) Eva (existencia elemental), a causa de que ella era la madre de toda existencia. 

21. Y Jehová, Él Ser de los seres, hizo a Adán (el hombre universal) y a la esposa intelectual suya, como cuerpos de defensa (protecciones) y los cubrió con cuidado. 

22. Y Jehová, Él --los Dioses, dijo: He aquí, Adán, siendo como uno de nuestra especie, según el conocimiento del bien y del mal; y ahora, por temor de que extienda su mano y tome también de la substancia elemental de la vida y que él se alimente y viva según el período infinito (la eternidad). 

23. Entonces Jehová, el Ser de los seres, lo separó de la esfera orgánica de la sensibilidad temporal; con objeto de trabajar esta misma substancia adánica de la cual había sido puesto fuera. 

24. Y alejó al propio Adán (el hombre universal) e hizo residir en la anterioridad universal de los tiempos en la esfera temporal y sensible al propio Querubín (un ser parecido a las innumerables legiones) y a la llama incandescente del ardor desvastador girando sin cesar sobre sí misma, para guardar el camino de la substancia elemental de la vida.


CAPITULO IV 

1. Y Adán (el hombre universal) conoció a esta Eva (la existencia elemental), la esposa intelectual suya (su facultad volitiva), y ella concibió y dió la existencia a Caín (el fuerte, el poderoso; el que tira al centro, que abarca, que acumula, que asimila a sí); y ella dijo: He centralizado (formado por centralización) un ser intelectual de la propia esencia de Jehová. 

2. Y ella añadió por la acción de dar a luz, su entidad fraternal, la existencia de Abel: y fué Abel conductor (vigía) del ser indefinido (el mundo corpóreo) y Caín fue servidor (elaborador) del elemento adánico. 

3. Y de la cima de los mares, Caín hizo elevar una oblación del producto del elemento adánico (homogéneo) a Jehová. 

4. Y Abel, también hizo elevarla de las primicias de su mundo y de la quintaescencia (de la cualidad eminente) de aquéllos; y Jehová se mostró salvador para Abel y para la ofrenda suya. 

5. Y para Caín y para su oblación, no se mostró propicio; lo que causa vivo enojo a Caín: y su faz se abatió. 

6. Y Jehová dijo a Caín: ¿Por qué tu levantamiento de protesta? ¿Por qué la caída (la depresión) de tu rostro? 

7. Si haces el bien, ¿no tendrás tú el signo (la imagen del bien en ti)? Y si no lo haces, el pecado se te refleja y es hacia ti su inclinación y en él te representas simpáticamente. 

8. Y luego, Caín declaró su pensamiento a Abel, su hermano: y ello era durante la acción de existir reunidos en la naturaleza productora: y se sublevó (se levantó en substancia, se materializó) contra Abel, su hermano, y lo inmoló. 

9. Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel, el hermano tuyo? Y Caín (respondiendo) dijo: No lo sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?. 

10. Y Jehová dijo: ¿Qué hiciste? La voz de las homogeneidades (de las generaciones idénticas) de tu hermano, quejándose, se eleva hasta mí, desde el elemento adánico. 

11. Y ahora maldito seas del elemento adánico, el cual abrió su boca para recibir las homogeneidades (las generaciones futuras) de tu hermano, por tu mano. 

12. Así, cuando tú laborarás este elemento adánico, no unirá a ti su fuerza virtual; vacilante (agitado por movimiento incierto) y errante, serás en la tierra. 

13. Y Caín dijo a Jehová: Grande es mi perversidad para la purificación. 

14. En efecto: tú has expulsado en este día mi persona de sobre la faz del elemento adánico; así yo me ocultaré con cuidado de tu mirada y viviré tembloroso y errante en la tierra. Y será el que me encuentre, quien me rendirá.

15. Y Jehová, declaró su voluntad, diciéndole así: Rindiendo a Caín, aquél exaltará siete veces a Caín; y Jehová puso su signo a Caín a fin de que de ningún modo pudiera atacarle al encontrarle. 

16. Y Caín se retiró de la presencia de Jehová, y se fué a habitar en la tierra de destierro (de la disensión, del temor), la anterioridad temporal de la sensibilidad elemental. 

17. Y Caín poseyó su mujer intelectual (su facultad volitiva); y ella concibió y dió a luz a Henoch (la fuerza central, el que funda); luego fue edificado un círculo de retiro (un punto fuerte) y designó este círculo con el nombre de su hijo, Henoch. 

18. Y fué que Henoch produjo la existencia de Whirad (el movimiento excitador, la pasión, la voluntad conductora); y Whirad, la de Mehoujael (la manifestación de la existencia); y Mehoujael produjo la de Methoushael (el abismo de la muerte) y Methoushael produjo la de Lamech (el nudo que detiene la disolución; el lazo flexible de las cosas). 

19. Y Lamech tomó para sí dos esposas corporales, (las dos facultades físicas): el nombre de la primera era Whadah, (la periódica, la evidente): y el nombre de la segunda Tzilla, (la profunda, la obscura, la velada). 

20. Y Whadah parió a Jabal (el flujo de las aguas, la abundancia natural, la fertilidad) el que fué el padre (el creador) de la residencia elevada (lugar de retorno fijo y notable) y de la fuerza concentradora y apropiadora (la propiedad). 

21. Y el nombre del hermano de éste fué Toubal (el fluido universal, el principio del sonido, el que comunica la alegría y la prosperidad) el que fué el padre de toda concepción luminosa y digna de amor: (de todas las ciencias y de todas las artes útiles y agradables). 

22. Y Tzilla también parió a Thoubal-Caín (la difusión abundante de la fuerza central) aguzando todo corte de bronce y de hierro; y la afín de Thoubal-Caín fué Nawhomah (la asociación, la agregación). 

23. Y Lamech dijo a las esposas corporales suyas (sus facultades físicas) Whadah y Tzilla: Oíd mi voz, esposas de Lamech; prestad oídos a mi palabra: pues como el hombre intelectual (el hombre individualizado por su propia voluntad) he rendido (destruido) por la expansión (la solución, la libre extensión) mía, la progenie (la descendencia, la familia particular) por mi creación. 

24. Así se hará exaltar Caín siete veces y Lamech setenta y siete veces. 

25. Y Adán, poseyó todavía a su esposa intelectual (su facultad volitiva eficiente) y esta parió un hijo: y ella le asignó el nombre de Sheth (la base, el fundamento) porque así Él --los Dioses, fundó para mí (dice ella) una simiente después del asesinato de Abel, al matarlo Caín. 

26. Y a Sheth le fué dado también engendrar un hijo; y él le asignó el nombre de Aenosh (el hombre corpóreo), siéndole dado que sufriera con paciencia sus males con sólo invocar el nombre de Jehová.


CAPITULO V 

1. Este es el libro de las características generaciones de Adán, desde el día que creando, Él --los Dioses, a Adán (el hombre universal) según la acción asimiladora de Él --los Dioses, hizo la identidad suya. 

2. Macho y hembra los hizo, y los bendijo, y asignó este nombre universal Adán, desde el día de ser creados universalmente. 

3. Y Adán existió tres décuplos y una centena (una extensión) de mutación temporal ontológica, y generó según la acción de asimilar así a imagen suya (un ser emanado) y le asignó el nombre de Sheth. 

4. Y fueron los días (la manifestaciones fenomenales) de Adán, después de haberle hecho procrear la existencia de Sheth, ocho centenas de mutación temporal; y él engendró hijos e hijas (una multitud de seres emanados). 

5. Y todos los días (las manifestaciones fenomenales) que Adán (el hombre universal) vivió, fueron nueve centenas de mutación temporal, y tres décuplos de mutación; y desapareció. 

6. Y Sheth vivó cinco mutaciones y una centena de mutación temporal; y engendró a Aenosh (el hombre corporal). 

7. Y Sheth, vivió después de haberle hecho procrear a éste, Aenosh, siete mutaciones y ocho centenas de mutación temporal, y él engendró hijos e hijas (una multitud de seres emanados). 

8. Y los días (las manifestaciones fenomenales) completos de Sheth fueron dos y un décuplo de mutación temporal; y desapareció. 

9. Y Aenosh vivió nueve décuplos de mutación temporal, y produjo la existencia de Cainán (la invasión general). 

10. Y Aenosh vivó, después de haberle hecho procrear a Cainán, cinco y un décuplo de mutación y ocho centenas de mutación temporal; y él engendró hijos e hijas (una multitud de seres emanados). 

11. Y los días (las manifestaciones fenomenales) completas de Aenosh fueron cinco mutaciones y nueve centenas de mutación temporal; y desapareció. 

12. Y Cainán, vivió siete décuplos de mutación temporal; y él engendró la existencia de Mahollael (la exaltación poderosa, el esplendor). 

13. Y Cainán, existió después de haberle hecho procrear a Mahollael, cuatro décuplos de mutación y ocho centenas de mutación temporal; y él engendró hijos e hijas (una multitud de seres emanados).

14. Y los días completos (las manifestaciones fenomenales) de Cainán, fueron, diez mutaciones y nueve centenas de mutaciones temporales; y desapareció. 

15. Mahollael vivió ocho mutaciones y seis décuplos de mutación temporal; y originó la existencia de Ired (el que es perseverante en su movimiento). 

16. Y Mahollael vivió, después de haberle hecho procrear a Ired, tres décuplos de mutaciones y ocho centenas de mutación temporal; y él engendró hijos e hijas (una multitud de seres emanados). 

17. Y fueron los días completos (las manifestaciones fenomenales) de Mahollael, cinco y nueve décuplos de mutación y ocho centenas de mutación temporal; y desapareció. 

18. Ired existió dos y seis décuplos de mutación y una centena de mutación temporal; y produjo la existencia de Henoch (la potencia central y también el doliente, el angustioso). 

19. Y después de haberle hecho engendrar a Henoch, Ired existió ocho centenas de revolución temporal; y engendró hijos e hijas (una multitud de seres emanados). 

20. Y los días completos (las manifestaciones fenomenales) de Ired fueron dos y seis décuplos de mutación, y nueve centenas de mutación temporal; y desapareció. 

21. Y Henoch vivió cinco y seis décuplos de mutación temporal, y produjo la existencia de Methoushalah (la emisión de la muerte). 

22. Y Henoch siguió (las trazas) mismas de Él --los Dioses, después de haberle hecho procrear a Methoushalah, tres centenas de mutación temporal; y engendró hijos e hijas (una multitud de seres emanados). 

23. Y el total de los días (las manifestaciones fenomenales) de Henoch fueron cinco y seis décuplos de mutación y tres centenas de mutación temporal. 

24. Y Henoch se excitó a seguir (las trazas) de Él --los Dioses, y no ser substancia suya, pues Él --Ser de los Seres, lo retiró hacia sí. 

25. Y Methoushalah vivió siete y ocho décuplos de mutación y una centena de mutación temporal y produjo la existencia de Lamech (el nudo que detiene la disolución). 

26. Y Methoushalah vivió después de hacerle procrear a Lamech, dos y ocho décuplos de mutación y siete centenas de mutación temporal y engendró hijos e hijas (una multitud de seres emanados). 

27. Y el total de los días (las manifestaciones fenomenales) de Methoushalah fueron: nueve y seis décuplos de mutación y nueve centenas de mutación temporal; y desapareció. 

28. Y Lamech vivió dos y ocho décuplos de mutación temporal; y engendró un hijo (un ser emanado). 

29. Y le asignó el nombre de Noé, declarando su pensamiento (al decir): este nos hará descansar (nos aliviará, nos aligerará) de lo que constituye la obra nuestra y de lo que es obstáculo físico a nuestras manos, a causa de la tierra adánica, la cual maldijo Jehová. 

30. Y Lamech existió, después de hacerle procrear este hijo, cinco y nueve décuplos de mutación temporal, y cinco centenas de mutación, y engendró hijos e hijas (una multitud de seres emanados). 

31. Y el total de los días (las manifestaciones fenomenales) de Lamech fueron siete y siete décuplos de mutación temporal y siete céntuplos de mutación, y desapareció. 

32. Y Noé (el reposo de la naturaleza elemental) fue hijo de cinco céntuplos de mutación temporal; y él, Noé, produjo la existencia de Sem, de Cam, y de Jafet (es decir, la existencia del que es elevado y brillante, del que es inclinado y apasionado y del que es propagado).


CAPITULO VI 

1. Ahora bien, fué (ocurrió) que a causa de ser deshecho (disuelto, profanado) Adán (el hombre universal) bajo la acción de multiplicarse sobre la faz de la tierra adánica, fueron abundantemente engendradas por ellos (Adán) muchas hijas (formas corpóreas) 

2. Y los hijas (emanaciones espirituales) de Él --los Dioses, consideraron que estas hijas (las formas corpóreas) eran buenas; y tomaron para esposas corporales de (facultades físicas) ellos, a todas aquellas que prefirieron. 

3. Y Jehová dijo: No se extenderá (no se prodigará) ni soplo (ni espíritu vivificador) en Adán (el hombre universal) para la inmensidad de los tiempos y por el acto de declinarlo completamente; puesto que es forma corpórea, serán sus días (las manifestaciones luminosas) un céntuplo y dos céntuplos de mutación temporal. 

4. Y los Nefileos (los hombres distinguidos, los nobles) estaban en la tierra por este tiempo; y también, después que (ello ocurriera) los hijos (emanaciones espirituales) de Él --los Dioses, hubieron venido cerca de las hijas (formas corpóreas) de Adán (el hombre universal) y que hubieron engendrado estas mismas. Los Giboreos (los hombres superiores, los héroes, los valerosos), los cuales fueron en la inmensidad temporal, los hombres corpóreos de renombre. 

5. Y Jehová consdideró que se multiplicaba con violencia la maldad de Adán (del hombre universal, reino hominal [= del hombre?]) en la tierra y que toda concepción (producción intelectual) de los pensamientos según su corazón, extendía el mal (llenaba) todo este día (toda esta manifestación fenomenal). 

6. Y Jehová renunció completamente (se repuso del cuidado) a causa de que había hecho la existencia de Adán (el hombre universal) en la tierra y se reprimió (se comprimió, volvióse severo) para su corazón. 

7. Y Jehová dijo: lavaré (borraré por medio del agua) la existencia objetiva de Adán (el hombre universal) que he creado de la superficie de la tierra adánica; desde Adán (el reino hominal), hasta el cuadrúpedo, el reptil, el volátil de los cielos, pues he renunciado completamente (al cuidado) para el cual yo los había creado. 

8. Sin embargo Noé (el reposo de la Naturaleza) mereció gracia a los ojos de Jehová. 

9. He aquí las generaciones simbólicas de Noé; Noé, que era el principio intelectual manifestando la justicia de las virtudes universales, en sus edades, se aplicó a seguir las propias trazas de Él --los Dioses. 

10. Y Noé (el reposo de la naturaleza) engendró tres hijos (tres emanaciones): la existencia de Sem (el elevado, el brillante), de Cam (el inclinado, el ardiente) y de Jafet (el propagado).

11. Y la tierra se deprimía (se relajaba, se degradaba) a la faz de Él --los Dioses; y la tierra se llenaba de un ardor cada vez más degradante. 

12 Y Él --el Ser de los seres, consideró la existencia de la tierra, como habiendo dejado degradarse, era por vía propia de degradación de toda forma corpórea sobre la tierra. 

13. Y Él --el Ser de los seres, dijo a Noé (el reposo de la Naturaleza): el término de toda forma corpórea está aproximándose a mi vez, pues la tierra está colmada de un ardor depravante en toda la superficie: y heme aquí dejando degradar (destruir, envilecerse) completamente la existencia terrestre. 

14. Hazte una thebah (un retiro, un refugio, un asilo mutuo) de una materia elemental conservadora; con canales (lugares propios para contener) harás el conjunto de este retiro; y unirás (untarás) toda ella, por su circunferencia interior y exterior, con una materia corporizante. 

15. Es así como tú harás su unidad en: tres céntuplos de medida tipo (reguladora) la longitud de la thebah (el retiro sagrado), cinco décuplos de medida su latitud y tres décuplos de medida la solidez (materialidad) suya. 

16. Tú harás en la thebah, dirigiendo la luz y según la medida reguladora, la órbita (el orificio orbicular [= cavidad o cuenca de los ojos]) suyo, en lo concerniente a su parte superior; y la dilatación (la solución, la abertura) de este retiro lo pondrás en su parte opuesta; tú le harás las partes bajas, dobles o triples. 

17. Y a mí, heme haciendo llegar lo que constituye la gran intumescencia de las aguas (el diluvio) sobre la tierra para aplacar (destruir) toda forma corpórea, poseyendo en sí el soplo de vida; por bajo de los cielos, expirará todo lo que está en la tierra. 

18. Y haré subsistir mi fuerza creadora contigo y tú irás hacia la thebah, tú y los hijos tuyos (tus producciones) y tu mujer intelectual (tu facultad eficiente) y las esposas corporales de tus hijos (sus facultades físicas) contigo. 

19. Y de toda existencia, de toda forma corpórea, dos a dos tú los harás ir hacia la thebah con objeto de existir contigo; y serán macho y hembra. 

20. Del género volátil según su especie y del género cuadrúpedo según su especie, de todo animal reptiforme salido del elemento adánico según su especie, las parejas de todo acudirán cerca de ti con objeto de conservar la existencia. 

21. Y tú toma (retira, saca) para ti de todo alimento que pueda alimentar, que recogerás hacia tí; y será para alimento tuyo y de aquéllos. 

22. Y Noé, así haciéndolo, hízolo todo lo parecido a lo que sabiamente había prescrito Él --los Dioses.


CAPITULO VII 

1. Y Jehová dijo a Noé: Ven tú y todo el interior tuyo hacia la thebah (el lugar de refugio), pues en la edad he considerado, a mi ver, tu existencia como justa. 

2. De todo el género cuadrúpedo, puro, tú tomaras (retirarás) para tí siete a siete del principio y la facultad volitiva eficiente suya; y del género cuadrúpedo que no es puro en sí mismo, dos a dos, el principio y la facultad eficiente suya. 

3. También del género volátil de los cielos, siete a siete; macho y hembra, con objeto de hacer existir como simiente sobre la faz de toda la tierra. 

4. Pues en los días (las manifestaciones fenomenales) del período actual, séptimo, yo mismo haré llover sobre la tierra cuatro décuplos de día (un gran cuaternario de luz) y cuatro décuplos de noche (un gran cuaternario de obscuridad); y borraré toda esta naturaleza plástica material que hice de la superficie del elemento adánico. 

5. Y Noé, hízolo todo semejante a lo que Jehová habíale prescrito con cuidado. 

6. Y Noé era hijo (el resultado) de seis centenas de mutación temporal ontológica, cuando la gran intumescencia de las aguas estaba sobre la tierra. 

7. Y Noé y sus hijos (sus producciones) y su mujer intelectual (su facultad volitiva eficiente) y las esposas corporales de sus hijos (sus facultades físicas) fué hacia la thebah en la superficie de las aguas de la gran intumescencia. 

8. Del género cuadrúpedo en pureza, y del género cuadrúpedo que no estaba en la pureza, y del género volátil y de todo lo que está animado de un movimiento rectiforme sobre el elemento adánico. 

9. De dos en dos, macho y hembra, fueron hacia Noé, hacia la thebah, según prescribió sabiamente Él --los Dioses, al mismo Noé. 

10. Y fué en el séptimo de los días (manifestaciones fenomenales) que las aguas de la gran intumescencia estuvieron sobre la tierra. 

11. En la mutación ontológica de seis centenas de mutación, respecto a la vida de Noé, en la segunda renovación lunar; en la décimo séptima manifestación luminosa de esta renovación, en este día fueron soltadas todas las fuentes de la potencia de ser universal, indefinida; y las fuerzas cuaternarias multiplicadoras de los cielos fueron liberadas (abandonadas a su propia extensión). 

12. Y la caída del agua (la atmósfera acuosa cayendo en masa) tuvo lugar sobre la tierra cuatro décuplos de día y cuatro décuplos de noche (un cuaternario completo de luz y obscuridad). 

13. Desde el principio substancial del día aquél, fué Noé y Sem, Cam y Jafet, producciones de Noé, y la facultad volitiva de Noé y las tres facultades físicas de las producciones suyas, juntos dentro de la thebah (el asilo mutuo). 

14. Ellos y toda animalidad según la especie suya; todo cuadrúpedo según su especie y todo reptil arrastrándose sobre la tierra, según su especie y todo volátil según la especie suya; toda cosa corriente, toda cosa voladora. 

15. Y fueron con Noé (el reposo de la naturaleza) donde el retiro inaccesible, dos a dos, de toda forma corporal, poseyendo en sí el soplo de vida. 

16. Y los que iban, macho y hembra, de toda forma corpórea, fueron siguiendo lo mismo que les había prescrito Él --los Dioses, y Jehová concluyó con el medio de su apartamiento. 

17. Y la gran intumescencia tuvo lugar cuatro décuplos de día sobre la tierra; y las aguas se cuatriplicaron (se multiplicaron) y sostuvieron la thebah que fué levantada de la superficie de la tierra. 

18. Y las aguas prevalecieron con fuerza y se cuadruplicaron (aumentaron) en todo lo posible sobre la tierra; y la thebah se movía en todos sentidos, sobre la faz de las aguas. 

19. Y las aguas prevalecieron todo lo posible sobre la tierra, de tal modo que fueron cubiertas todas las altas montañas que estaban por debajo de todos los cielos. 

20. Las aguas prevalecieron en quince medidas tipo por sobre las cimas; y las montañas fueron cubiertas completamente. 

21. Así expiró (desapareció) toda forma corpórea moviéndose sobre la tierra, en lo volátil y en lo cuadrúpedo, y en la existencia animal y en todo lo generador de vida vermiforme sobre la tierra; así como todo el hombre universal (el reino hominal). 

22. Todos los seres que tenían una existencia elevada (una esencia) del espíritu de vida en su facultad espiritual, murieron en medio de todos los que estaban en el desastre (alcanzados por el azote). 

23. Y Jehová borró la existencia de toda naturaleza plástica substancial, que estaba sobre la faz del elemento adánico, desde el género humano, hasta el genero cuadrúpedo, el reptiforme, el volátil de los cielos, y fueron eliminados de la tierra; y solo quedó Noé (el reposo de la existencia elemental) y lo que estaba consigo en la thebah. 

24. Y las aguas dominaron sobre la tierra cinco décuplos y una centena de días (manifestación luminosa).


CAPITULO VIII 

1. Y Él --los Dioses, recordó la existencia de Noé y la de toda la existencia terrestre y la de todo el género cuadrúpedo que estaban con aquél en la thebah (el lugar de refugio); y Él --los Dioses, hizo pasar un soplo, de una a otra extremidad de la tierra y las aguas fueron vueltas a sus propios límites. 

2. Y fueron cerradas las fuentes de la potencia de ser indefinida y las fuerzas cuadruplicadoras, multiplicantes de los cielos; y fué completamente consumida la caída de agua de los cielos (atmósfera esperada que caía). 

3. Y las aguas volvieron a su primer estado encima de la tierra; por su movimiento de avanzar y retroceder sobre sí, y las aguas se retiraron a su propio estado al cabo de cinco décuplos y una centena de días (manifestación luminosa, universal). 

4. Y la thebah, en el séptimo novilunio, en el décimo séptimo día de este novilunio, reposó sobre las cimas del Ararat (el curso reflejo de la luz). 

5. Y las aguas estuvieron en movimiento de avance y retroceso hacia si mismas hasta el décimo novilunio; y en este décimo, en el primero del novilunio, fueron vistas las cumbres de las montañas (los principios de las creaciones naturales, las primicias de los elementos). 

6. Y fué en el fin determinado del gran cuádruplo de días, que Noé abrió la abertura de la thebah que él había hecho. 

7. Y dejó ir (liberó) lo que constituye el Erebo (la obscuridad occidental) que partió con el movimiento de salir y volver periódicamente hasta el desecamiento de las aguas de la superficie de la tierra. 

8. Y luego dejó marchar lo que constituye el Jonah (la paloma generadora, la fuerza plástica de la naturaleza) lejos de él; para ver si las aguas se aligeraban sobre la superficie del elemento adánico. 

9. Y la Jonah (la paloma generadora) no encontró un sitio de descanso para imprimir (comunicar) el movimiento suyo; y volvió a la thebah, a causa de que las aguas estaban sobre la faz entera de la tierra; y extendiendo Noé su mano (su potencia) la recogió y la hizo ir hacia sí, en la thebah. 

10. Y esperó todavía otro septenario de días; y repitió la emisión la misma Jonah fuera de la thebah. 

11. Y la Jonah (la paloma generadora) vino hacia él al mismo tiempo que el Erebo (a la vuelta de la obscuridad occidental) junto con un ramo de olivo (una elevación de la esencia ígnea) arrancado, en su pico (tomado por su fuerza conceptiva): así Noé (el reposo de la existencia) supo que las aguas disminuían de sobre la superficie de la tierra.

12. Y aguardó todavía otro septenario de días; y dejó marchar la misma Jonah y ésta no repitió ya el retorno hacia él. 

13. Y fué en la unidad y seis centenas de mutación temporal, en el mismo principio, en el primero de la renovación lunar que se consumieron (se deshicieron) las aguas de la superficie de la tierra; y Noé levantó la tapa de la thebah y consideró, en efecto, que se agotaban (las aguas) de la faz del elemento adánico. 

14. Y en el segundo novilunio, en el vigésimo séptimo día de esta renovación, la tierra fué desecada. 

15. Y Él --los Dioses, informó por la palabra a Noé, según estas frases: 

16. Sal (hazte hacia fuera) de la thebah tú y la mujer intelectual tuya (tu facultad volitiva) y los hijos tuyos (tus producciones manifiestas) y las esposas corporales de tus hijos (sus facultades físicas) junto contigo. 

17. Toda vida animal que está contigo, de toda forma corporal, en el género volátil y en el cuadrúpedo, y en todo género reptiforme serpenteando sobre la tierra, haz salir (producir afuera), contigo, y que pululen en la tierra y fructifiquen y multipliquen sobre la tierra. 

18. Y Noé salió (se produjo hacia fuera) y las producciones suyas y su facultad volitiva eficiente y las facultades corporales de sus producciones juntamente con él. 

19. Toda la animalidad terrestre, toda especie reptiforme y toda especie volátil, todo lo que se mueve con un movimiento contráctil sobre la tierra, según sus familias, salieron (se produjeron hacia fuera) de la thebah. 

20. Y Noé edificó un lugar de sacrificio a Jehová; y tomó de todo cuadrúpedo puro y de todo volátil puro; y levantó una elevación (hizo exhalar una exhalación) de este lugar de sacrificio. 

21. Y Jehová respiró este espíritu oloroso de dulzura y Jehová dijo para su corazón; No repetiré ya, ciertamente, la acción de maldecir la tierra adánica en relación de Adán, pues el corazón de este hombre universal formó el mal desde sus primeras impulsiones y no añadiré ciertamente la acción de castigar tan violentamente a toda la existencia elemental como yo lo he hecho. 

22. Para todos los días de la tierra (las manifestaciones luminosas, fenomenales) la siembra y la recolección, el frío y el calor, el verano y el invierno y el día y la noche no se interrumpirán (no cesarán).


CAPITULO IX 

1. Y Él --los Dioses, bendijo la existencia de Noé y la de sus emanaciones, y díjoles: --Fructificad y multiplicaos y ocupad completamente la superficie terrestre. 

2. Y vuestro esplendor deslumbrante y vuestro respeto aterrador serán sobre toda la animalidad terrestre y sobre toda especie volátil de las regiones elevadas; en todo lo que recibirá el movimiento original del elemento adánico y en todo pez de los mares; bajo nuestra mano han sido puestos. 

3. Toda cosa moviéndose, poseyendo en sí la vida, será alimento para vosotros; lo mismo que la hierba reverdeciente, todo el conjunto os lo di. 

4. Pero de la forma corpórea teniendo en su alma su homogeneidad (la similitud), no consumiréis. 

5. Pues yo investigaré sobre la mano de todo viviente, esta asimilación sanguínea por vosotros (que es según vuestras almas); yo la investigaré (yo perseguiré la semejanza); y de la mano de Adán (el hombre universal) y de la mano de Aisha (el hombre individualizado por su voluntad, su hermano), yo vengaré a esta alma adánica. 

6. Al derramador de (aquel que derrame) la asimilación sanguínea de Adán (el reino hominal), por medio de Adán, le será derramada la sangre; pues Él --los Dioses, hizo la existencia de Adán a su imagen universal. 

7. Y vosotros, existencia universal, fructificad y multiplicaos, propagaos en la tierra y extendeos sobre ella. 

8. Y Él --los Dioses, declaró a Noé y a sus emanaciones, junto con él, con estas frases: 

9. Y heme a mí haciendo existir en substancia la fuerza creadora mía junto a vosotros y junto a la vuestra generación, después de vosotros. 

10. Y conjuntamente con toda alma de vida que estaba con vosotros en el género volátil, en el cuadrúpedo y en toda animalidad terrestre junto a vosotros, entre todos los procedentes de la thebah, comprendiendo toda la animalidad terrestre. 

11. Y con vosotros haré existir en el orden material esta ley creadora mía; y ya no será cercenada ninguna forma corporal por el agua de la gran intumescencia; y no ocurrirá ya una gran intumescencia para la depresión (la destrucción) de la tierra. 

12. Y Él --los Dioses, dijo: este es el signo de la ley creadora, la cual he interpuesto entre yo y vosotros y entre toda alma de vida, la cual será con vosotros por las edades de la inmensidad (de los tiempos). 

13. Yo he puesto este arco mío en el espacio nebuloso; y será por signo de la ley creadora entre Yo y la tierra.

14. Y será en mi acción de obscurecer el espacio nebuloso sobre la tierra, cuando será visto el arco en el espacio nebuloso. 

15. Y me acordaré de esta ley creadora que existirá entre Yo y vosotros y toda alma de vida bajo toda forma corporal; y no habrá ya (una nueva revolución) de las aguas de la gran intumescencia para deprimir (agotar) toda forma corpórea. 

16. Y el arco existirá en el espacio nebuloso; y yo lo consideraré para recordar la ley creadora de la inmensidad de los tiempos (existente) entre Él --los Dioses, y toda alma viviente bajo toda forma corporal que está sobre la tierra. 

17. Y Él --los Dioses, dijo a Noé: --Este es el signo de la fuerza creadora que he hecho existir substancialmente entre mí y toda forma corporal existente sobre la tierra. 

18. Y los hijos de Noé (sus emanaciones) que salieron de la thebah (el lugar de refugio), fueron: Shem (el que es elevado y brillante), Cam (el que es inclinado, obscuro y ardiente) y Jafet (el que es propagado); y Cam fue a su vez padre de Canaán (la realidad material, la existencia física). 

19. Tres fueron los hijos de Noé (los seres emanados) para los cuales fué dividida toda la tierra. 

20. Y Noé libertó (devolvió la liberad, desprendió con esfuerzo) al Hombre intelectual del elemento adánico; y cultivó (así) lo que es elevado (las producciones espirituales). 

21. Y bebió en abundancia de lo que es espirituoso; y exaltó su pensamiento (dió un vuelo violento a su imaginación), y se reveló en el centro (en el lugar más secreto) de su tabernáculo. 

22. Y Cam, padre de Canaán, observó los propios secretos misterios de su padre y los divulgó a sus dos hermanos en el recinto exterior. 

23. Y Shem y Jafet tomaron su propio ropaje de la izquierda, y lo elevaron sobre la espalda de ambos; y marchando hacia atrás, cubrieron los misterios ocultos de su padre, estando sus rostros vueltos; así no vieron los misterios ocultos de su padre. 

24. Y Noé volvió de su exaltación espirituosa y se enteró de lo que había hecho el pequeño (el menor, la última producción). 

25. Y dijo: --Maldito sea Canaán; esclavo será de los servidores de sus hermanos. 

26. Y dijo: --Bendito sea Shem de Jehová, Él --los Dioses, y que Canaán sea esclavo para la descendencia suya. 

27. Y Él --los Dioses, dará a Jafet (el extendido) extensiones; quien dirigirá su morada en los tabernáculos de Sem y Canaán, será servidor de su descendencia. 

28. Y Noé vivó, después de la gran intumescencia, tres centenas de mutación ontológica temporal y ocho décuplos de mutación.

29. Y los días completos (las manifestaciones luminosas) de Noé fueron, nueve centenas de mutación temporal y ocho décuplos de mutación, y desapareció.


CAPITULO X 

1. Y estas fueron las características generaciones de los seres emanados de Noé: Shem (el que es recto y brillante), Cam (el que es inclinado y ardiente) y Jafet (el que es propagado); emanaciones producidas para ellos después de la gran intumescencia (de las aguas). 

2. Las producciones emanadas de Jafet (el extendido) fueron: Gomer (la acumulación elemental), Magog (la facultad extensiva elástica), Madai (la facultad mensurable, la de bastar siempre y dividirse al infinito), Jon (la ductilidad generativa), Thubal (la difusión, la mezcla), Meshech (la percepción) y Thirass (la modalidad, la facultad de aparecer bajo una forma impasible). 

3. Y las producciones emanadas de Gomer (la acumulación elemental) fueron: Asheehenaz (el fuego latente, el calórico), Riphath (la rareza, causa de la expansión) y Thogormah (la densidad, causa de la centralización universal). 

4. Y las producciones emanadas de Jon (la ductilidad generativa) fueron: Aelishah (la fuerza diluyente y amasadora), Tharshish (el principio mutuo, intenso), de los Chuteenos (los réprobos) los bárbaros, los Scytas) y de los Dodaneos (los elegidos, los civilizados, los confederados). 

5. Por ellos fueron diferenciados los centros de voluntad de las organizaciones sociales en sus tierras; cada principio actuando según la lengua particular suya, para las tribus en general, en las organizaciones sociales suyas. 

6. Y las producciones emanadas de Cam (el que es inclinado y ardiente) fueron: Choush (la fuerza ígnea, la combustión), Mitzeraim (las fuerzas subyugantes, victoriosas, oprimentes), Phout (la sofocación, lo que asfixia) y Canaán (la existencia física). 

7. Y las producciones emanadas de Choush (la fuerza ígnea) fueron: Sceba (la humedad radical, el sabor causa de la sapidez [de sápido, gustoso, sabroso]), Hawilah (el trabajo enérgico), Sçabethah (la causa determinante) y Rahamah (el rayo) y Sçcabethecha (la causa determinada, el efecto); y las producciones emanadas de Rahamah (el rayo) fueron: Sheba (el retorno al reposo) y Dedasa (la afinidad electiva). 

8. Y Choush (la fuerza ígnea) procreó a Nimrod (el principio de la voluntad desordenada, principio de rebelión, de anarquía, de despotismo, de toda potencia, no obedeciendo sino a su propia impulsión); el que hizo esfuerzos violentos para ser el dominador (el héroe, el elevado) sobre la tierra. 

9. El que fué, frente a Jehová, el principio soberbio de todo lo que es adverso (opuesto al orden) y creó este proverbio: parecido a Nimrod (el principio de la voluntad arbitraria) el soberbio adversario a los ojos de Jehová.

10. Y tal fué el origen de su reino: Babel (la vanidad), Arech (la molicie [blandura, ocio, fig."comodidad" ¿indulgencia?], Aehad (el aislamiento, el egoísmo), Chalench (la ambición, el apoderamiento) en la tierra de Shinehar (la revolución civil). 

11. Fuera de esta misma tierra, salió Asshour (el principio armónico, el principio iluminado del gobierno, el orden, la felicidad, resultante de la observancia de las leyes) el cual estableció Niuweh (el crecimiento exterior, la educación de la juventud) y lo pertinente a las instituciones de la ciudad y Chalah (el perfeccionamiento interior, la congregación de los ancianos, el senado). 

12. Y entre Niuweh (el crecimiento exterior, la colonización) y Chalah (el perfeccionamiento interior, el senado), Ressen (las riendas del gobierno); y era (esta institución central) una salvaguardia civil muy grande. 

13. Y Mitzeraim (las fuerzas subyugantes) produjo la existencia de los Ludeos (las propagaciones) y la de los Whorrameos (los pesos materiales) y la de los Sehabeos (las exhalaciones inflamadas) y la de los Naphethubeos (las cavernosidades). 

14. Y la de los Patherusseos (las fracturas infinitas) y la de los Chasseluteos (las pruebas expiatorias), del que salieron también los Phelishetheos (los extraviados, los infieles) y los Chaphethoreos (los conversos, los fieles). 

15. Y Canaán (la existencia física) produjo la existencia de Tzidon (el insidioso adversario), su primero hijo, y la de Heth (el abatimiento, la fatiga). 

16. Y la de los Jebuseos (los retrocesos interiores) y la de los Aemoseos (las manifestaciones exteriores) y la de los Girgasheos (las rumiaciones reiteradas). 

17. Y la de los Hiweos (las vidas animales) y la de los Wharkeos (las pasiones brutales) y la de los Scineos (las pasiones odiosas). 

18. Y la de los Arwadeos (los deseos de botín), la de los Tzemareos (la sed del poder) y la de los Hawatheos (los deseos insaciables); y luego fueron dispersadas las tribus de los Cananeos (las existencias físicas). 

19. Y tal fué la extensión total de los Cananeos (las existencias físicas), por medio de la astucia a fuerza de contracción intestina, hasta el afirmamiento, a fuerza de obscuros rodeos, de tiranía, de insensibilidad y de guerras, hasta el abarcamiento (de las riquezas). 

20. Tales fueron los hijos de Cam, según sus tribus, según sus lenguas, en sus tierras y en las organizaciones universales suyas. 

21. Y por Shem, el hermano mayor de Jafet, fueron también engendrados os que fueron padres de todas las producciones ultraterrestres. 

22. Las producciones emanadas de Shem (el que es elevado y brillante) fueron: Weilam (la duración infinita, la eternidad), Asshour (el poder legal, el orden inmutable, la armonía, la felicidad), Arpha-cheshad (el principio mediador de la naturaleza providencial), Lud (la propagación) y Aram (la elementización universal). 

23. Y las producciones emanadas de Aram (la elementización universal fueron): Whontz (la substanciación), Houl (el trabajo virtual), Gether (la presión abundante) y Mash (la recolección de los frutos, la cosecha). 

24. Y Arpha-cheshad (el principio mediador providencial) produjo la existencia de Shelah (la emisión activa, la gracia divina, eficaz); y Shelah (la emisión, la gracia divina) produjo la de Wheber (el que es ultraterrestre, más allá de este mundo). 

25 Y por Wheber (el que es ultraterrestre) fueron procreados dos hijos: el nombre de uno era Phaleg (la elección, la dialección [de dialectos]),a causa de que en los días suyos, fué dialectizada (dividida en dialectos) la tierra; y el nombre de su hermano fué Jaktan (la atenuación del mal). 

26. Y Jaktan (la atenuación) produjo la existencia de Almodad (la mensuración probatoria y divina), la de Shalep (la emisión reflejada) y la de Slotzar-môth (la escisión operada por la muerte) y la de Jarah (la manifestación radiante, fraternal;la luna). 

27. Y la de Hadosam (el esplendor universal) y la de Auzal (el fuego depurado y divino) y la de Dikelah (el enrarecimiento etéreo y sonoro). 

28. Y la de Whobal (el orbe infinito) y la de Abimael (el padre de la plenitud) y la de Shebâ (el retorno al reposo). 

29. Y la de Aôphir (el fin elemental), la de Hawilah (la virtud experimentada) y la de Jobab (el júbilo, el grito de alegría); todos ellos fueron los hijos de Jaktan (la atenuación del mal). 

30. Y tal fué el punto de retorno de ellos; desde la cosecha de los frutos espirituales, a fuerza de meditaciones de espíritu, hasta la cima de la anterioridad de los tiempos. 

31. Tales fueron los hijos de Sem, según sus tribus, según sus lenguas, en sus tierras, según sus organizaciones universales. 

32. Tales son las tribus de los seres emanados de Noé, según sus características generaciones en sus organizaciones constituyentes; y por aquello mismo fueron diversificadas las organizaciones naturales en la tierra, después de la gran intumescencia (de las aguas).


CUARTA PARTE: El Génesis de Moisés - Traducción ordenada. 

CAPITULO I EL PRINCIPIO 

1. En el principio, Aelohim, Dios, el Ser de los Seres, creó primero lo que constituye la existencia de los Cielos y de la Tierra. 

2. Pero la Tierra no era más que una potencia contingente de ser, dentro de una potencia de ser; la Obscuridad, fuerza astringente y compresiva, envolvía al Abismo, fuente infinita de la existencia potencial; y el Espíritu divino, soplo expansivo y vivificador, ejercía aún su acción generadora por encima de las Aguas, imagen de la universal pasividad de las cosas. 

3. Después, Él dijo, Dios: --La luz será (o sea la Luz). Y la Luz se hizo. 

4. Y considerando esta esencia luminosa como buena, determinó un medio de separación entre la Luz y la Obscuridad. 

5. Llamó Dios a esta Luz, elemento inteligible, con el nombre de Día, manifestación fenomenal universal, y a esta Obscuridad, existencia sensible y material, con el nombre de Noche, manifestación negativa y mutación de las cosas); tal fué el occidente y tal fué el oriente, el objeto y el medio, el término y el origen de la primera manifestación fenomenal. 

6. Declarando luego su voluntad, dijo Dios: --Habrá una expansión etérea en centro de las aguas; habrá un fuerza rarefaciente que operará la separación de sus facultades opuestas. 

7. Y Él, el Ser de los Seres, hizo esta Expansión etérea; excitó este movimiento de separación entre las facultades inferiores de las aguas y sus facultades superiores; y se hizo así. 

8. Dios designó esta expansión etérea con el nombre de Cielos, las aguas exaltadas: y tal fué el occidente y el oriente, el objeto y el medio, el término y el origen de la segunda manifestación fenomenal. 

9. Dios dijo aún más: --Las ondas inferiores y gravitantes de los cielos, tenderán irremisiblemente hacia un punto determinado, único; y la Aridez aparecerá; y así se hizo. 

10. Designó a la Aridez con el nombre de Tierra, elemento terminante y final, y al punto hacia el cual deberían tender las aguas, lo llamó Mares, inmensidad acuosa; y considerando Dios estas cosas, vió que serían buenas. 

11. Al seguir declarando su voluntad, dijo Dios: --La Tierra hará vegetar una hierba vegetante que germiene de un germen innato, una substancia fructuosa llevando su propio fruto según su especie y poseyendo en sí la potencia semental; y así se hizo. 

12. La Tierra hizo crecer de su seno una hierba vegetante que germinó de un germen innato, según su especie, una substancia fructuosa, poseyendo en sí su potencia semental según la suya; y Dios, el Ser de los Seres, considerando estas cosas, vió que serían buenas. 

13. Y tal fué el occidente y tal fué el oriente, el objeto y el medio, el término y el origen de la tercera manifestación fenomenal. 

14. Declarando siempre su voluntad, Dios dijo: --Habrá en la Expansión etérea de los cielos, centro de luz, destinados a ejecutar el movimiento de separación entre el día y la noche y a servir de signos en lo venidero para las divisiones temporales, para las manifestaciones fenomenales del universo y para las mutaciones ontológicas de los seres. 

15. Y serán dichos Centros de luz como focos sensibles encargados de hacer estallar la Luz inteligible sobre la tierra: y así se hizo. 

16. Dios, el Ser de los Seres, determinó la existencia potencial de esta Diada de grandes focos luminosos; destinando el mayor a la representación del día y el más pequeño a la de la noche; y determinó también la existencia de las facultades virtuales del Universo, las estrellas. 

17. Poniendo estos focos sensibles en la expansión etérea de los cielos para hacer estallar la Luz inteligible sobre la tierra. 

18. Para manifestarse en el día y en la noche, y para operar el movimiento de separación entre la claridad y la obscuridad; y considerando estas cosas Dios, el Ser de los Seres, vió que serían buenas. 

19. Y así fué el occidente y así fué el oriente,el objeto y el medio, el término y el punto de partida de la cuarta manifestación fenomenal. 

20. Luego dijo Dios: --Las aguas emitirán abundantemente los principios vermiformes y volátiles de un espíritu vital, movible sobre la tierra y agitándose en la expansión etérea de los cielos. 

21. Y Él, el Ser de los Seres, creó la existencia potencial de esas inmensidades corporales, legiones de monstruos marinos y la de todo espíritu vital, animado de un movimiento reptiforme, del cual las aguas emitían abundantemente el principio,según su especie, y la de toda ave de alas fuertes y ágiles, según su especie; y considerando estas cosas, Dios vió que eran buenas. 

22. Bendijo estos seres y les declaró su voluntad, diciéndoles: --Propagaos y multiplicaos y ocupad las aguas de los mares a fin de que la especie volátil se multiplique sobre la tierra. 

23. Tal fué el occidente y tal fué el oriente, el objeto y el medio, el término y el punto de partida de la quinta manifestación fenomenal. 

24. Dios dijo también: --La Tierra emitirá de su seno un soplo de vida según su especie, animando de un movimiento progresivo, cuadrúpedo y reptil, Animalidad terrestre, según su especie; y así se hizo.

25. Así Él determinó, el Ser de los Seres, la existencia potencial de esta Animalidad terrestre, según su especie, y la del Género cuadrúpedo, según su especie; y considerando estas cosas, juzgó que serían buenas. 

26. Siguiendo siempre declarando su voluntad, Dios dijo: --Haremos Adán, el Hombre universal reflejo de nuestra imagen, siguiendo las leyes de nuestra acción asemejadora, y a fin de que, potencia colectiva, tenga el imperio universal y domine a la vez sobre los peces de los mares y sobre las aves del cielo, sobre los cuadrúpedos y sobre todo ser que ande arrastrándose sobre la tierra. 

27. Y Dios, el Ser de los Seres, creó la existencia potencial de Adán, Hombre universal reflejo suyo; bajo Su imagen lo creó, y, potencia colectiva, la identificó igualmente en macho y hembra. 

28. Bendijo su existencia colectiva y les declaró colectivamente su voluntad, diciendo: --Propagad y multiplicaos, poblad la Tierra y sojuzgadla; guardad el imperio universal y dominad sobre los peces del mar y las aves del cielo y sobre todo objeto que disfrute de vida sobre la Tierra. 

29. Dios les manifestó igualmente esto: Os he dado, sin excepción, toda la hierba que germina de un germen innato sobre la superficie entera de la Tierra, así como toda la materia que lleva su propio fruto y que posee en sí la fuerza procreadora, para que os sirva de alimento; 

30. Y a toda la animalidad terrestre y a todas las especies volátiles y las que se muevan arrastrándose sobre la Tierra y poseyendo en sí el principio innato de un soplo animado de vida, he dado la totalidad de las verdes plantas para alimento. Y así se hizo. 

31. Considerando entonces todas estas cosas, que él hizo en potencia, como presentes ante él, Dios vió que serían buenas en su medida. Tal fué el occidente y tal fué el oriente, el objeto y el medio, el fin y el origen de la sexta manifestación fenomenal.


CAPITULO IILA DISTINCIÓN 

1. Así, antes de ser acabados, se realizaron en potencia los Cielos y la Tierra y la Ley reguladora que debería presidir su desenvolvimiento. 

2. Y el Ser de los Seres, habiendo terminado la séptima manifestación fenomenal, el acto soberano que había concebido, volvió a su primitivo estado en este séptimo período, después de la completa realización de la obra divina que había efectuado. 

3. Es así que Dios bendijo esta séptima manifestación fenomenal y santificó para siempre su existencia simbólica, siendo éste el tiempo de su vuelta al primitivo estado después de la acabada realización del acto soberano del cual había hecho el designio según su potencia eficiente. 

4. Tal es la manera de generarse los Cielos y la Tierra, siguiendo su creación, el día en que Jehová Dios, desplegando su fuerza creadora, hizo en principio los Cielos y la Tierra. 

5. Y la completa concepción de la Naturaleza, antes que la Naturaleza existiera sobre la Tierra y su fuerza vegetativa y aún antes de que pudiera vegetar, pues Jehová, El Ser de los Seres, no hizo que lloviera sobre la Tierra, y el universal Adán no existía todavía en substancia actual para elaborar y estar al servicio del Elemento adánico. 

6. Pero una emanación virtual que subía con energía del seno de la Tierra, regaba toda la extensión de este elemento. 

7. Después, Jehová, El Ser de los Seres, habiendo formado la substancia de Adán de la sublimación de las partes más sutiles del Elemento adánico, infundió en su entendimiento una esencia emanada de la Vida y desde entonces Adán, el Hombre universal , volvióse una imagen del Alma viviente universal. 

8. Inmediatamente, Jehová trazó un cerco orgánico en la esfera de la sensibilidad temporal, extracto de la prioridad universal de los tiempos, y en él situó a Adán que él había formado para la eternidad. 

9. Ordenó a dicho elemento que hiciera crecer toda clase de especie vegetal, tan bella a la vista, según su naturaleza, como agradable al gusto, y quiso al mismo tiempo que el principio substancial de la Vida se desarrollara en medio del cerco organizado con la materia propia del bien y del mal. 

10. Con todo esto, una emanación luminosa, cual un vasto río, manaba de la esfera sensible para la vivificación del cerco organizado; partíase allí y aparecía al exterior según la potencia cuaternaria multiplicadora, bajo cuatro principios.

11. El nombre del primero de estos principios emanantes, fué Phishon; es decir, la realidad física, el ser aparente; circundaba completamente la tierra de Havila, la energía virtual, origen del oro. 

12. Y el oro de aquella tierra, emblema del reflejo luminoso, era bueno. Era también patria del Bdellio, división misteriosa, y de la piedra Shôham, sublimación universal. 

13. El nombre del segundo de estos principios era Gihon, el movimiento formativo; rodeaba completamente la tierra de Choush, el principio ígneo. 

14. El nombre del tercero de dichos principios que manaban, era Hiddekel, el rápido propagador sirviendo de vehículo al principio de la felicidad. El cuarto, en fin, recibió el nombre de Eufrates, a causa de la fecundidad de que era fuente. 

15. Así pues, Jehová, el Ser de los Seres, habiendo tomado a Adán, el hombre universal, lo situó en el recinto organizado de la sensibilidad temporal, para que él lo labrara y cuidara con el mejor cuidado. 

16. Y Jehová le recomendó vivamente, declarándole su voluntad: "puedes alimentarte sin temor de todas las substancias vegetativas del recinto organizado," 

17. "Mas de la materia propia del conocimiento del bien y del mal, guárdate de hacer el menor consumo, pues en el mismo día que tú te nutrirás de él, te volverás mudable y morirás". 

18. Luego Jehová, el Ser de los Seres, dijo: --No es bueno que Adán esté en la completa soledad. Le crearé una compañera, una ayuda elemental, emanada de él mismo, y formada según su imagen. 

19. Ahora bien, él había formado fuera del elemento adánico toda la animalidad de la naturaleza terrestre y todas las especies volátiles de los cielos; los hizo ir hacia Adán para ver qué nombre relativo a sí mismo asignaría este Hombre universal a cada especie; y todos los nombres que asignó a estas especies, en sus relaciones con él, fueron la expresión de sus relaciones con el Espíritu viviente universal. 

20. Así, pues, Adán confirió nombres a la especie completa de los cuadrúpeda, a la de las aves y, en general, a toda la animalidad de la naturaleza; pero fué muy difícil de encontrar la compañera, esta ayuda elemental, que emanada de él mismo y formada en la reflexión de su luz, debía ofrecerle su imagen reflejada. 

21. Entonces Jehová, el Ser de los Seres, dejó caer un sueño profundo y simpático sobre este Hombre universal, que se durmió repentinamente, y rompiendo la unidad de sus cubiertas, tomó una de ellas y revistió de forma y belleza corporal su pobreza original. 

22. Luego restableció esta envoltura que había extraído de la propia materia de Adán, para hacerla servir de base de la de Aishah (Eva) su compañera intelectual y la dirigió hacia él. 

23. Adán, declarando su pensamiento dijo: esto es verdaderamente materia de mi materia y forma de mi forma, y la llamó Aishah, facultad volitiva eficiente, a causa del principio volitivo intelectual Aish, del cual ella había sido arrancada en substancia. 

24. He aquí el por qué el hombre intelectual, Asih, tuvo que dejar a su padre y a su madre y reunirse a su compañera intelectual, Aisha, su facultad volitiva, con objeto de no formar con ella más que un solo ser bajo una misma forma. 

25. Además, estaban completamente descubiertos el uno frente al otro, sin que ningún velo corporal disfrazara sus concepciones mentales, el universal Adán y su facultad volitiva, Aisha, y no se guardaban entre sí el menor pudor.


CAPITULO III 

1. Empero, Nahash, la Atracción original, el Deseo, este deseo interno, apetecedor, era la pasión avasalladora de la vida elemental, el principio interior de la Naturaleza, obra de Jehová. Ahora bien, esta Pasión insidiosa dijo a Aisha, la facultad volitiva de Adán: ¿Por qué os recomendó Dios que no os alimentárais de toda la materia de la esfera organizada? 

2. Y la Facultad volitiva respondió a este Deseo ardiente: --podemos alimentarnos sin temor del fruto primordial del recinto organizado. 

3. Pero en cuanto al fruto de la substancia misma que está en medio de este recinto, Dios nos dijo: no os alimentaréis con él, no hagáis aspirar vuestra alma en él, pues corréis peligro de alcanzar la muerte. 

4. Entonces Nahash, la atracción original prosiguió: no, no es inevitablemente con la muerte con lo que se os castigará, 

5. Sino que sabiendo Dios perfectamente que el día en que os alimentaréis con este fruto, vuestros ojos se abrirán a la luz, teme que vosotros no seáis iguales a Él, que conozcaís el bien y el mal. 

6. Aishah la facultad volitiva, habiendo considerado que en efecto este fruto, mutuamente deseado por el sentido del gusto y por el de la vista, parecía bueno, y halagada con la esperanza de universalizar su inteligencia, tomó del fruto y comió, y dió parte también con intención, a su principio intelectual, Aish, al cual estaba estrechamente unida, quien lo comió. 

7. Y de repente sus ojos se abrieron igualmente y se dieron cuenta que estaban desprovistos de virtud, de luz propia, que eran estériles y estaban revelados en un obscuro principio. Entonces crearon por encima de ellos una nube sombría, velo de tristeza y de duelo mutuos y se hicieron ligeros ropajes. 

8. No obstante oyeron la propia voz de Jehová paseándose por el cerco organizado, conforme el soplo espiritual de la luz del día. El universal Adán se escondió de la presencia de Jehová con su facultad volitiva, en medio de la materia del recinto organizado. 

9. Pero Jehová, el Ser de los Seres, hizo que le oyera Adán y le dijo: ¿A dónde te llevó tu voluntad?. 

10. Y Adán respondió: He oído tu vos dentro del recinto y, viendo que estaba desnudo de virtud, estéril, revelado en mi obscuro principio, me escondí. 

11. Y el Ser de los Seres, prosiguió: ¿Quién te ha descubierto que estabas desnudo así, si no ha sido el usar de la única fruta que expresamente te indiqué no comieras? 

12. Y Adán respondió a su vez: Aisha, la facultad volitiva que me distes por compañera, es quien me ofreció de este fruto y de él comí.

13. Entonces Jehová dijo a la Facultad volitiva: --¿Por qué hiciste eso?. Y Aisha respondió: Nahash, la pasión insidiosa causó mi extravío, y comí del fruto. 

14. Y Jehová, dijo a Nahash, la atracción original: --Puesto que tú has causado esta desgracia, tú serás una pasión maldita en el seno de la especie animal, en medio de todo lo que vive en la Naturaleza; por tu inclinación perfidiosa actuarás del modo más bajo, y te alimentarás toda tu vida de las emanaciones más ordinarias. 

15. Crearé una profunda antipatía entre tú, Pasión ansiosa, y Aisha, la facultad volitiva; entre tus producciones y las suyas; las suyas imprimirán en ti el principio del mal y las tuyas imprimirán en ella las consecuencias de su falta. 

16. Dirigiéndose a Aisha, la facultad volitiva le dijo: multiplicaré el número de obstáculos físicos de todas clases opuestos a la realización de tus deseos, aumentanto asimismo el número de tus quimeras morales y de tus partos. Con trabajo y con dolor darás el ser a tus simientes e irás hacia tu principio intelectual, arrastrada por tu inclinación, pero sufrirás su dominio, enseñoreándose éste de ti. 

17. Y al hombre universal, Adán, dijo luego: Puesto que has oído a la luz de tu facultad volitiva y que tú te nutriste con aquel fruto del cual te prohibí expresamente hicieras uso, maldito sea el elemento adánico, homogéneo y similar a ti y para ti; con fatiga estarás obligado a comer de ella en todos los momentos de tu vida. 

18. Y las creaciones espinosas, incultas y desordenadas, germinarán abundantemente para ti; te nutrirás de los frutos ásperos y secos de la Naturaleza más elemental. 

19. Con ellos te nutrirás en la agitación continua de tu espíritu hasta el momento de tu reintegración al Elemento adánico, homogéneo y similar a ti; pues como procedes de dicho elemento y del cual eres una emanación vaporosa, a esta emanación vaporosa debes tú ser reintegrado. 

20. Entonces el universal Adán asignó a su facultad volitiva Aisha el nombre de Eva, existencia elemental, a causa de que ella era el origen de todo lo que constituye esta existencia. 

21. Y Jehová hizo para Adán y para su compañera intelectual unos ropajes protectores, con los cuales los vistió cuidadosamente. 

22. Y habló Jehová, por él los Dioses: He aquí a Adán, el Hombre universal, transformado en un semejante nuestro por su conocimiento del bien y del mal. Mas entonces, temiendo que alargara la mano y cogiera también del elemento substancial de la Vida, comiera de él y siquiera en el estado en que se hallaba por toda la eternidad, 

23. Jehová lo alejó de la esfera organizada de la sensibilidad temporal, para que elaborara y cuidara este elemento adánico, del cual había sido tomado.

24. Así alejó de su puesto a este Hombre universal y desde el principio de anterioridad de los tiempos hizo residir en la esfera sensible y temporal a un ser colectivo llamado Querubín, semejante a la potencia multiplicadora universal, armado de la llama incandescente de la exterminación, agitándose sin cesar de todos lados, para guardar el camino de la materia elemental de la Vida.


CAPITULO IV LA TRANSFORMACIÓN 

1. Con todo eso, Adán, el hombre universal, conoció a esta Eva, la existencia elemental, como su facultad volitiva eficiente, y ella concibió y parió a Caín, el fuerte y el poderoso transformador, el que centraliza, abarca y asimila a sí; y ella dijo: He formado, según mi naturaleza, un principio intelectual de la esencia misma de Jehová y semejante a Él. 

2. A este parto siguió el de su hermano Abel, el dulce y pacífico liberador, el que desata y suelta, el que disipa y huye del centro. Así Abel estaba destinado a dirigir el desenvolvimiento del Mundo corpóreo, y Caín a labrar y cuidar el Elemento adánico. 

3. De este modo fué como de la cima de los mares, Caín hizo elevar hacia Jehová una ofrenda de frutos de este mismo elemento, 

4. Al paso que Abel ofreció también una ofrenda de las primicias del Mundo que él dirigía y de las virtudes más eminentes de sus creaciones. Pero habiéndose mostrado Jehová propicio hacia Abel y su ofrenda, 

5. No hizo lo mismo con Caín y su oblación; lo cual causó un violento disgusto en éste, el fuerte y poderoso transformador, que descompuso su fisonomía y le dejó completamente abatido. 

6. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué este disgusto por tu parte? ¿De qué proviene tu semblante tan descompuesto y abatido? 

7. ¿No es verdad que si hicieras el bien, tú llevarías el signo? ¿Y si tú no lo haces, al contrario, el vicio se dibuja en tu frente? ¿Qué te arrastra, convirtiéndose en tu inclinación y que te reflejas exactamente en él? 

8. Luego, declarando Caín su pensamiento a Abel, su hermano, le manifestó su voluntad. Y acaeció mientras ellos estaban juntos en medio de la naturaleza fecunda, que Caín, el violento centralizador, se alzó con vehemencia contra su hermano Abel, el dulce y pacífico liberador, lo abrumó con sus fuerzas y lo inmoló. 

9. Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? A lo que Caín respondió: --No lo sé; ¿es que soy su guardián?. 

10. Y Jehová prosiguió: --¿Qué has hecho? La voz lamentadora de las generaciones que debieron proceder de tu hermano y serle semejantes, se levantan hasta mí desde el elemento adánico. 

11. Ahora, pues, maldito seas, por este mismo elemento cuya avidez ha podido absorber, por obra de tu mano, a las generaciones homogéneas que debieron proceder de tu hermano. 

12. Cuando tú lo laborarás, no juntará su fuerza virtual a tus esfuerzos. Agitado por un movimiento de duda y espanto, andarás errante por la tierra.

13. Caín dijo entonces a Jehová: --Que mi inquietud sea grande, para lograr la purificación. 

14. Mira. Tú me echas hoy del Elemento adánico: yo me debo apartar completamente de tu presencia; presa de un movimiento de duda y espanto, andaré errante sobre la Tierra, y así cualquier ser que me halle podrá matarme. 

15. Pero Jehová, exponiendo su voluntad, le habló así: --Todo ser que creerá matar a Caín, el fuerte y poderoso transformador, será al contrario, quien lo ensalzará siete veces. Luego, Jehová puso una señal a Caín para que ningún ser que pudiera encontrarle, le perjudicara. 

16. Y Caín se apartó de la presencia de Jehová, y se fué a vivir a la tierra del destierro, de la discordia y el terror, que es el principio anterior de la sensibilidad temporal. 

17. No obstante, Caín conoció su facultad volitiva eficiente y ésta concibió y dió a luz a Henoch, la fuerza central y fundadora; luego púsose a edificar un circuito esférico, un recinto fortificado, al cual dió el nombre de su hijo Henoch. 

18. Y a este mismo Henoch le fué concedido el dar la existencia a Whirad, el movimiento excitador, la causa motriz; y Whirad dió origen a Mehoujael, la manifestación física, la realidad objetiva, y Mehoujael dió vida a Methoushael, el atrayente abismo de la muerte, y Methoushael engendró a Lamech, el nudo que detiene la disolución, el lazo flexible de las cosas. 

19. Ahora bien, Lamech tomó para sí como esposas corporales, dos facultades físicas; el nombre de la primera era Whadah, la evidente, y el de la segunda, Tzilla, la profunda, la obscura, la velada. 

20. Whadah dió a luz a Jabal, principio acuoso, del que manan la abundancia y la fertilidad físicas, padre de aquellos que habitan las viviendas fijas y elevadas y que reconocen la propiedad. 

21. Y Jabal tuvo por hermano a Toubal, fluído universal, el principio aéreo, de donde manan la alegría y la prosperidad moral, padre de aquellos que se dedican a las concepciones luminosas y dignas de amor: las ciencias y las artes. 

22. Y Tzilla también dió nacimiento a Thoubal-Caín, la difusión central, principio mercurial y mineral instructor de aquellos que se entregan a los trabajos mecánicos, que excavan las minas y forjan el hierro. Y la hermana de Thoubal-Caín fué Nawhomah, el principio de unión y asociación de los pueblos. 

23. Entonces Lamech, el nudo que detiene la disolución, dijo a sus dos facultades físicas, Whadah y Tzilla: Oíd mi voz, esposas de Lamech; prestad atención a mis palabras: Pues, del mismo modo que yo he destruído al intelecto individualizado por su facultad volitiva, para ensancharme y extenderme, asimismo he destruído el espíritu de raza para construirme en cuerpo de pueblo. 

24. Así como ha sido dicho que el que quisiera matar a Caín, el poderoso transformador, septuplicaría sus fuerzas constitutivas centralizadoras, aquel que quiera matar a Lamech, el flexible lazo de las cosas, le aumentará setenta y siete veces la potencia unificadora. 

25. Sin embargo, Adán, el Hombre universal, conoció de nuevo a su facultad volitiva eficiente y ella le dió un hijo, al cual había dado el nombre de Sheth, la base, el fondo de las cosas, pues había dicho: Dios fijó en mí la base de otra generación, producida por la desaparición de Abel, en el momento en que fué inmolado por Caín. 

26. Y fué concedido igualmente a Sheth el poder engendrar un hijo, al cual dió el nombre de Aenosh, o sea el ser mudable, el hombre corpóreo: y desde entonces le fué permitido esperar un consuelo a sus males invocando el nombre de Jehová.


CAPITULO VLA COMPRENSIÓN FACULTATIVA 

1. Este es el libro de las generaciones características de Adán, el Hombre universal, desde el día en que Dios lo creó, siguiendo las leyes de su acción asimilatriz, y determinó su existencia potencial, 

2. Creándolo de manera colectiva: macho y hembra, causa y medio; bendiciéndolo bajo este nexo colectivo y dándole el nombre universal de Adán, el mismo día en que lo había creado universalmente. 

3. Ahora bien, Adán existía ya hacía tres décuplos y un centenar de mutaciones ontológicas temporales, cuando le fué dado engendrar por medio de su facultad asimilatriz y reflejado en su imagen, un ser emanado, al cual dió el nombre de Sheth, estando destinado éste a ser la base y el propio fondo de las cosas. 

4. Y los períodos luminosos de Adán, después que pudo engendrar a Sheth, fueron en número de ocho centenas de mutación; y dió origen a otros seres de él emanados. 

5. Así, el número total de períodos luminosos de Adán durante los cuales existió, fué de nueve centenas enteras y tres décuplos de mutación ontológica temporal; y desapareció. 

6. Sin embargo Sheth, la base de las cosas, llevaba ya cinco mutaciones temporales y una centena de mutación cuando engendró a Aenosh, el ser mudable, el hombre corpóreo. 

7. Y Sheth vivió, aún después de esta generación, siete mutaciones temporales y ocho centenas enteras de mutación; y creó otros seres de él emanados. 

8. Así, los períodos luminosos durante los cuales Sheth existió, fueron en conjunto: dos mutaciones temporales, un décuplo y nueve centenas enteras de mutación; luego murió. 

9. A su vez Aenosh, el hombre corpóreo vivía ya hacía nueve décuplos de mutación temporal, cuando dió el ser a Cainan, es decir aquel que se apropia, que invade, que abarca la generalidad de las cosas. 

10. Y Aenosh vivió todavía después de esta generación, cinco mutaciones temporales, un décuplo y ocho centenas enteras de mutación y engendró a otros seres dimanados de él. 

11. Así el número total de períodos de Aenosh se eleva a cinco mutaciones temporales y nueve centenas completas de mutación; después desapareció. 

12. Mientras tanto Cainan, el abarcamiento general, llevaba siete décuplos de mutación temporal cuando engendró a Mahollael, la exaltación poderosa, el esplendor. 

13 Y Cainan vivió, aún después de esta generación, cuatro décuplos de mutación temporal y ocho centenas completas de mutación; y produjo otros seres dimanados de él. 

14. Así, los períodos luminosos de Cainan, fueron en total: diez mutaciones temporales y nueve centenas enteras de mutación y se extinguió.

15. A su vez Mahollael, la exaltación poderosa, el esplendor, llevaba viviendo ocho mutaciones y seis décuplos de mutación temporal, cuando engendró a Ired, el movimiento perseverante en exaltación o en decadencia. 

16. Y Mahollael vivió, aún después de esta generación, tres décuplos de mutación temporal y ocho centenas enteras de mutación; y creó otros seres dimanados de él. 

17. Así el número total de períodos luminosos de Mahollael, la exaltación glorificada, fué de cinco mutaciones temporales, nueve décuplos y ocho centenas completas de mutación; luego murió. 

18. También Ired, el movimiento perseverante, llevaba viviendo dos mutaciones temporales, seis décuplos y una centena completa de mutación, cuando dió el ser a Henoch, el movimiento de centralización y de contrición, que hace estable y consolida el bien o el mal. 

19. Ahora bien, Ired todavía vivió después de esta generación, ocho centenas enteras de mutación temporal; y creó otros seres dimanados de él. 

20. Así en total los períodos luminosos de Ired, el movimiento perseverante en exaltación o en decadencia, fueron en número de dos mutaciones temporales, seis décuplos y ocho centenas enteras de mutación; y después desapareció. 

21. A su vez Henoch, el movimiento de centralización, había vivido ya cinco mutaciones temporales y seis décuplos, cuando dió a la existencia a Methoushale, la emisión de la muerte. 

22. Y Henoch, el movimiento de contrición y sentimiento de penitencia, siguió siempre los pasos de Aelohim, Dios, después de esta generación y engendró otros seres emanados de él. 

23. Y el número de sus períodos luminosos fué de cinco mutaciones temporales, seis décuplos y tres centenas de mutación. 

24. Como continuó siguiendo constantemente los ejemplos de Aelohim, Dios, dejó de existir sin dejar de ser, pues el Ser de los Seres le llevó hacia sí. 

25. A su vez Methoushale, la huella dardo de la muerte, llevaba viviendo siete mutaciones temporales, ocho décuplos y siete centenas enteras de mutación cuando engendró a Lamech, el nudo que ata la disolución y la detiene. 

26. Ahora bien, Methoushale vivió todavía, después de esta generación, dos mutaciones temporales, ocho décuplos y siete centenas enteras de mutación y produjo otros seres emanados de él. 

27. Así los períodos luminosos de Methoushale, la emisión de la muerte, fueron en total nueve mutaciones temporales, seis décuplos y nueve centenas de mutación, y acabó su vida. 

28. Mientras tanto Lamech, el flexible lazo de las cosas, había vivido dos mutaciones temporales, ocho décuplos y una centena entera de mutación cuando engendró un hijo.

29. Le confirió el nombre de Noé, el reposo de la Naturaleza elemental, diciéndose: éste dulcificará nuestra existencia y aliviará los trabajos cuyo peso insoportable abruma nuestras facultades, a causa del Elemento adánico cuyo principio ha maldecido Jehová con fuerza. 

30. Ahora bien, Lamech vivió todavía después de haber dado nacimiento a este hijo, cinco mutaciones temporales, nueve décuplos y cinco centenas enteras de mutación y engendró otros seres de él dimanados. 

31. El número total de períodos luminosos de Lamech, el dulce lazo de las cosas, fué de siete mutaciones temporales, siete décuplos y siete centenas enteras de mutación y acabó su vida. 

32. Así Noé, el reposo de la existencia elemental, era el hijo de cinco centurias de mutación temporal ontológica, cuando dió vida a Shem, el que es encumbrado y brillante, a Cham, el encorvado y fogoso ardiente, y a Japhet, el que es propagado.


CAPITULO VI LA MEDIDA PROPORCIONAL 

1. Y fué una consecuencia necesaria de la caída de Adán y de la disolución de este Hombre universal, el que formas sensibles y corpóreas naciesen de sus divisiones sobre la faz de la tierra, y fueran engendradas abundantemente. 

2. Es así que los seres emanados de Aelohim, Dios, efluvios espirituales, habiendo considerado estas formas sensibles, las hallaron agradables y se unieron como facultades generadoras a todas las que les pluguieron [o placieron] de preferencia. 

3. No obstante Jehová había dicho: mi soplo vivificador no se prodigará ya jamás en la inmensidad de los tiempos, en el Universal Adán, cuya generación es tan rápida como general; puesto que se ha vuelto corpóreo, sus períodos luminosos no serán mas que un centenar y dos décuplos de mutación temporal. 

4. En aquel tiempo, los Nefileos, los elegidos entre los hombres, los Nobles, existieron sobre la tierra; procedían de la reunión de los efluvios espirituales con las formas sensibles, después que los seres emanados de Dios hubieron fecundado a las producciones corpóreas del Universal Adán; fueron los ilustres valerosas, los héroes, esos famosos hiperbóreos cuyos nombres han sido célebres en la inmensidad de los tiempos. 

5. Entonces Jehová, considerando que la perversidad de Adán aumentaba cada vez más en la Tierra, y que este ser universal no concebía más que malos pensamientos, análogos a la corrupción de su corazón y llevando con ellas el contagio del vicio sobre todo este período luminoso, 

6. Renunció completamente a la esmerada conservación que daba a la existencia de Adán en la Tierra, reprimiendo a su propio corazón y convirtióse en severo. 

7. Y dijo: De la faz del Elemento adánico haré desaparecer la existencia de este hombre universal que he creado; la extinguiré desde el reino hominal hasta el cuadrúpedo, desde el reptil hasta los pájaros del cielo, pues he renunciado enteramente al excelente cuidado a causa del cual yo los había hecho. 

8. Noé solamente, el reposo de la Naturaleza elemental, halló gracia a los ojos de Jehová. 

9. De este modo fueron las generaciones características de Noé; de Noé, principio intelectual, manifestando la justicia de las virtudes universales en los períodos de su vida; de Noé siempre dispuesto a seguir los pasos de Aelohim, Dios. 

10. Noé, el reposo de la existencia, había engendrado una triada de seres emanados; Sem, la brillante preeminencia; Cham, la obscura inclinación, y Japhet, la extensión absoluta. 

11. Así pues, la Tierra envilecida, rebajada, se degradaba ante los ojos de Dios, revistiéndose cada vez más de un ardor tenebroso y devorador.

12. Y Dios, considerando la Tierra, vió que su degradación tenía por causa el envilecimiento de toda corporeidad viviente, en la cual la ley se había relajado. 

13. Entonces exponiendo su idea dijo a Noé: el término de toda corporeidad viviente se aproxima a mis ojos; la Tierra está colmada de un ardor tenebroso y devorador que la degrada y envilece de un extremo al otro; heme aquí, dejando nacer de esta misma degradación, el envilecimiento que ella aporta y la destrucción. 

14. Hazte una Thebah, un encierro grato; hazla de una materia elemental conservadora; compónla de cámaras y bodegas de comunicación; y unta la envoltura, tanto interior como exterior con una materia condensada y bituminosa. 

15. Del siguiente modo harás tú esta vivienda misteriosa, esta Thebah; le darás tres céntuplos de la unidad de medida en longitud, cinco décuplos en latitud y tres décuplos en grosor. 

16. Según la misma medida reguladora, tú harás la perforación orbicular de este encierro en su parte superior, accesible a la luz y dirigiéndola; pondrás su dilatación en la parte opuesta y harás las partes inferiores dobles o triples. 

17. Y heme aquí, a mí mismo, conduciendo sobre la Tierra el gran flujo de las aguas para destruir y consumir completamente en ella toda materia corpórea poseyendo en sí el soplo de Vida; todo lo que está sobre la Tierra y bajo los cielos, expirará. 

18. Pero dejaré subsistir mi fuerza creadora cerca de ti: e irás a la Thebah tú y tus hijos, los seres dimanados de ti y la facultad volitiva eficiente y las facultades corporales de los seres emanados de ti, junto contigo. 

19. Y tú harás ir a la Thebah a ese refugio misterioso, a los seres de toda condición y toda forma, pareja por pareja, a fin de que sigan existiendo contigo; serán todos estos seres macho y hembra. 

20. Del género volátil y del cuadrúpedo, según su especie, y de todo animal reptiforme oriundo del elemento adánico; las parejas de cada especie irán contigo para conservar allí su existencia. 

21. Y tú, no obstante, toma de todo alimento capaz de nutrir; guárdalo contigo, para que te sirva de sustento, para ti y para ellos. 

22. Y Noé, haciendo todas estas cosas, se conformó en todo lo que sabiamente le había prescrito Aelohim, Dios.


CAPITULO VII LA CONSUMACIÓN DE LAS COSAS 

1. Y Jehová dijo a Noé: Ven, y contigo todo lo tuyo, al interior de la Thebah, el asilo mutuo; pues tu naturaleza se ha mostrado buena a mis ojos en estos tiempos de perversión. 

2. Toma del género cuadrúpedo siete parejas de cada especie pura, y compuesta cada pareja del principio y su facultad volitiva eficiente; y dos parejas de cada especie impura, compuesta igualmente del principio y su facultad volitiva eficiente. 

3. Toma también del género volátil de los cielos siete parejas de cada especie, macho y hembra, con objeto de conservarles la existencia semental en la tierra. 

4. Pues en el séptimo período actual de las manifestaciones fenomenales, yo haré mover el elemento acuoso sobre la Tierra durante cuatro décuplos de día y cuatro décuplos de noche, a fin de extinguir completamente en el elemento adánico esta naturaleza substancial y plástica que le creé. 

5. Y Noé se aplicó con exactitud a todo lo que sabiamente le había recomendado Jehová. 

6. Con todo eso, Noé procedía de seis centenas completas de mutación temporal ontológica, es decir, que él había dimanado como reposo de la Naturaleza elemental, cuando la gran intumescencia de las aguas comenzó a verificarse sobre la Tierra. 

7. Y Noé, acompañado de los seres emanados de él, de su facultad volitiva eficiente y de las facultades físicas dependientes de sus creaciones, fuese hacia la Thebah, la vivienda misteriosa, a fin de evitar las aguas de la gran intumescencia. 

8. Del género cuadrúpedo y del género cuadrúpedo impuro, del género volátil y de todo lo que está animado de movimiento reptiforme sobre el Elemento adánico: 

9. Las parejas de toda especie, macho y hembra, se fueron hacia Noé, el reposo de la existencia, en el asilo mutuo de la Thebah, como lo había sabiamente indicado El Ser de los Seres. 

10. Así fué como en la séptima manifestación fenomenal las aguas de la gran inundación se hallaron sobre la Tierra. 

11. En el sexto céntuplo de la mutación ontológica de las vidas de Noé, durante el segundo novilunio, en el décimo séptimo período luminoso de este novilunio, en el mismo día, fueron abiertas todas las fuentes del abismo potencial y desatadas en los cielos las fuerzas multiplicadoras de las aguas entregadas a su natural movimiento de dilatación. 

12. Y la caída de la atmósfera acuosa, proyectándose en masa y sin interrupción sobre la Tierra, tuvo lugar durante cuatro décuplos de día y cuatro décuplos de noche. 

13. En el comienzo mismo de esta séptima manifestación fenomenal, Noé, el reposo de la existencia elemental, habíase retirado a la Thebah junto con Shem, la exaltación brillante, Cham, la inclinación tenebrosa y Japheth, el espacio dilatado, generaciones emanadas de él, su facultad volitiva eficiente y las tres facultades físicas de sus generaciones. 

14. Y con ellos la Vida entera de la Naturaleza animal, según su especie; todo cuadrúpedo, todo reptil arrastrándose sobre la Tierra, todo volátil, cada uno según su especie; todo ser corredor, todo ser volador. 

15. Todos, pareja por pareja, fuéronse cerca de Noé, en la Thebah, cualquiera que fuera su forma y poseyendo en sí el soplo de Vida. 

16. Avanzando simultáneamente macho y hembra, de todas formas y apariencias, dispuestos a seguir el movimiento imprimido por el Ser de los Seres y de los cuales Jehová señaló el fin, por su alejamiento. 

17. Mientras tanto, la gran inundación continuaba teniendo lugar sobre la Tierra, cuatro décuplos de día, las aguas aumentaron cada vez más su caudal y llevaron en su seno la Thebah, elevada por encima de la Tierra. 

18. Ellas invadieron y dominaron la Tierra entera y se crecieron en todos sentidos, mientras que, siguiendo todos sus movimientos, la Thebah flotaba en la superficie de las olas. 

19. Las aguas prevalecieron en fin según todo el alcance de sus fuerzas, y de tal modo, que las montañas más elevadas que se encuentran bajo el cielo, fueron cubiertas por aquéllas. 

20. Sobrepasaron por encima de sus cimas cinco unidades y un décuplo de medida, y cubrieron completamente toda las alturas. 

21. Así fué disuelta y desvanecida toda forma corpórea moviéndose sobre la Tierra, en el ave, en el cuadrúpedo, en la existencia animal, en la Vida original y vermiforme, salida de la Tierra y todo Hombre universal, todo Adán. 

22. Todo aquello que poseía una esencia emanada del espíritu de Vida en su comprensión espiritual, desapareció alcanzado por las olas destructoras. 

23. El menor rastro de la naturaleza material y plástica fué borrado del Elemento adánico, desde el reino hominal hasta el cuadrúpedo, desde el reptiforme hasta el ave de los cielos; y todos los seres, destruídos por igual, desaparecieron de la Tierra. No quedó más que Noé, el reposo de la Naturaleza elemental, y lo que estaba junto a él dentro la Thebah, el sagrado retiro. 

24. Y las aguas prevalecieron sobre la Tierra y dominaron cinco décuplos y un centenar de períodos luminosos.


CAPITULO VIII EL HACINAMIENTO DE LAS ESPECIES 

1. Pero Dios se acordó de la existencia de Noé, de la de la vida animal y de todo el género cuadrúpedo, encerrados juntos en la Thebah, el refugio sagrado, e hizo pasar, de Oriente a Occidente, un viento sobre la Tierra que contuvo la invasión de las aguas. 

2. Y las fuentes del abismo potencial fueron cerradas, las fuerzas multiplicadoras de las aguas se detuvieron en los cielos y la atmósfera acuosa que caí en masa se agotó. 

3. Agitadas por un movimiento de flujo y reflujo, las aguas, mecidas sobre la tierra, volvieron en fin a su primer estado; volvieron a donde estaban, al cabo de cinco décuplos y una centena entera de períodos luminosos. 

4. Y en la séptima renovación lunar, en el decimoséptimo día del mismo, la Thebah se detuvo a las alturas del Ararat; es decir, en los primeros fulgores del curso reflejo de la luz. 

5. Pero las aguas, agitadas continuamente por este flujo y reflujo, fueron presa de este doble movimiento de progresar y retirarse, hasta el décimo novilunio. Sin embargo, no fué sino hasta el primero de este décimo Novilunio, cuando aparecieron las primicias de los elementos, los principios de las creaciones naturales, las cúspides de las montañas. 

6. Y acabados los cuatro décuplos de día, Noé, abriendo la ventana que había hecho en la Thebah. 

7. Soltó el Erebo, la obscuridad occidental, que tomando un movimiento alternativo de entrada y salida, siguió y seguirá este movimiento periódico hasta el completo desecamiento de las aguas sobre la Tierra. 

8. Luego, dejó irse con aquélla a Jona, la fuerza plástica de la Naturaleza, con objeto de reconocer si las aguas se extendían sobre la superficie del Elemento adánico. 

9. Pero no encontrando Jona ningún sitio de descanso para comunicar su acción generadora, volvió hacia la Thebah, puesto que las aguas ocupaban aún toda la superficie terrestre; desplegó Noé su fuerza, y habiéndola alcanzado, la hizo entrar con él en la Thebah. 

10. Y cuando hubo dejado pasar otro septenario de períodos luminosos, mandó de nuevo a Jona fuera de la Thebah. 

11. Pero esta facultad plástica de la Naturaleza no retornó hasta la hora del Erebo, cual una paloma huyendo del negro cuervo; una sublimación de la esencia ígnea fué acogida por su facultad conceptiva, de suerte que Noé reconoció con este signo que las aguas habían descendido sobre la Tierra. 

12. Sin embargo, esperó todavía otro septenario de días, pasado el cual, envió de nuevo a Jona; pero esta facultad generadora una vez salida, no volvió ya a él. 

13. Fué, pues, en el seiscientos una mutación temporal, en el primer comienzo, en primero del novilunio, cuando las aguas se agotaron y desaparecieron de la superficie de la Tierra; entonces Noé, levantó el techo de la Thebah, consideró y vio en efecto que las aguas se habían apartado de la superficie del Elemento adánico. 

14. Así, desecada la Tierra en el segundo novilunio, en el día vigesimoséptimo del mismo, 

15. Dios habló, diciendo a Noé: 

16. Sal de la Thebah, y contigo tu facultad volitiva eficiente, tus creaciones emanadas y las facultades físicas de tus generaciones. 

17. Y has salir al mismo tiempo a toda Vida animal, de todas las formas corpóreas, pájaro, cuadrúpedo o especie de reptil arrastrándose sobre la Tierra; que por ella pululen, fructifiquen y se multipliquen en abundancia. 

18. Noé salió, pues, de la Thebah, él y las generaciones de él emanadas, su facultad volitiva y las facultades físicas de sus generaciones; todos consigo. 

19. Toda especie animal, reptiforme o volátil, todo lo que se agita con un movimiento contráctil sobre la Tierra; estos seres diversos se instalaron fuera de la Thebah, según sus varias tribus. 

20. Entonces Noé edificó un altar a Jehová y escogiendo de toda especie pura de cuadrúpedo y toda especie pura de ave, hizo emanar hacia los cielos una exhalación santa de este lugar de sacrificio. 

21. Y Jehová, respirando el hálito oloroso de esta suave ofrenda, dijo en el fondo de su corazón: No maldeciré jamás el Elemento adánico por la sola causa de Adán; pues el corazón de este ser universal concibió el mal desde sus primeros impulsos. Tampoco castigaré a toda la existencia elemental tan violentamente como lo he hecho. 

22. Mientras los períodos luminosos se sucederán en la Tierra, la siembra y la recolección, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche, no cesarán de sucederse.


CAPITULO IX LA RESTAURACIóN CONSOLIDADA 

1. Luego bendijo Dios la existencia de Noé y la de los seres de él emanados y les dijo: --Fructificad y multiplicaos y habitad toda la superficie terrestre. 

2. Que el esplendor deslumbrante y el ruido aterrador que os rodeará, llene de temor a la animalidad entera, desde el ave de las regiones más elevadas hasta el reptil que recibe el movimiento original del Elemento adánico y los peces del mar; bajo vuestra mano han sido todos puestos igualmente.. 

3. Usad como alimento todo aquello que posea en sí el principio de la vida y del movimiento; yo os lo dí sin excepción del mismo modo que los verdes vegetales. 

4. Pero en cuanto a la masa corpórea que posea en su propia alma el principio homogéneo de su asimilidad sanguínea, no lo emplearéis como alimento. 

5. Pues perseguiré la venganza de esta asimilación sanguínea, cuyo principio reside en vuestras almas, de la mano de todo ser viviente; procederé contra la mano del Hombre universal y de su hermano, el hombre individualizado por su principio volitivo; al uno y al otro pediré cuentas de esta alma adánica. 

6. Aquel que derramara la asimilación sanguínea de Adán, el Hombre universal, verá su sangre vertida por medio del propio Adán, pues es a su imagen reflejada, como Dios creó la existencia de Adán, el Hombre universal. 

7. Y vosotros, existencia universal, fructificad y multiplicaos, propagaos sobre la tierra y extendeos por ella. 

8. Y Dios, declarando su voluntad a Noé y a los otros seres dimanados de Él, les dijo: 

9. He aquí que según mi promesa, voy a establecer substancialmente mi fuerza creadora en vosotros y en la posteridad naciendo de vosotros, después de vosotros. 

10. Igualmente voy a establecerla en toda alma de vida que se encuentre con vosotros, tanto volátil como cuadrúpedo; en toda la animalidad terrestre, en todos los seres en fin, habidos de la Thebah, según su naturaleza animal y terrestre. 

11. Haré existir esta Ley creadora en vosotros, en el orden físico; de suerte que el agua de la gran intumescencia no podrá jamás destruir la forma corpórea ni causar un diluvio que oprima la Tierra y la degrade completamente. 

12. Y Dios añadió: --He aquí el signo característico de esta Ley creadora que establezco entre Yo y vosotros y toda alma viviente: Ley para la eternidad inherente en vosotros, en las edades de la inmensidad de los tiempos. 

13. El arco que he puesto en el espacio nebuloso, será el signo característico de esta fuerza creadora existente entre Yo y la Tierra.

14. Cuando haré que obscurezca en la Tierra, cubriéndola de nubes, este arco aparecerá en el espacio nebuloso. 

15. Yo me acordaré entonces de esta Ley creadora establecida entre Yo, vosotros y toda alma viviente, de cualquier forma, y así no habrá jamás una nueva revolución en las aguas de la gran intumescencia que suprima completamente la masa corpórea. 

16. Este arco, apareciendo en el espacio nebuloso, lo consideraré en memoria de la Ley creadora establecida para la eternidad entre El Ser de los Seres y toda alma de vida y toda forma corporal existente sobre la Tierra. 

17. Y Dios prosiguió: --Este será el signo de la fuerza creadora que he hecho existir substancialmente entre Yo y toda forma corpórea existente sobre la Tierra. 

18. Y los hijos de Noé, reposo de la Naturaleza elemental, que salieron de la Thebah, fueron: Shem, el sublime y brillante, Cham, el encorvado, inclinado, obscuro y apasionado, y Japhet, el propagado; y Cham, fué el padre de Chanahan, la existencia física y material. 

19. Así los seres emanados de Noé y para los que la Tierra fué dividida, fueron en número de tres. 

20. Y fué Noé, quien arrancando con fuerza el principio volitivo intelectual del Elemento Adánico, le devolvió la libertad, y cultivó las altas creaciones de la espiritualidad. 

21. Pero habiendo bebido en demasía del espíritu de esta creación, embriagó su pensamiento, y en esa exaltación, revelóse en el centro mismo y en el lugar más secreto de su tabernáculo. 

22. Y Cham, padre de la existencia física y material, habiendo considerado los misterios secretos de su padre, los reveló a sus dos hermanos y los profanó al exterior. 

23. Entonces Shem tomó con Japhet las vestiduras, y habiéndose levantado por encima de ellos, fueron andando hacia atrás a cubrir los misterios secretos de su padre, de suerte que como ellos tenían el rostro vuelto, no vieron aquellos misterios que les debían permanecer ocultos. 

24. Sin embargo, Noé, al salir de su embriaguez, supo lo que había hecho el menor de sus hijos. 

25. Y dijo: --Maldito sea Chanahan, la existencia física y material; será el servidor de los servidores de sus hermanos. 

26. Y bendito sea Jehová, el Dios de Shem, y que Chanahan sea el siervo de su pueblo. 

27. Que Dios extienda los dominios de Japhet y le haga habitar en los tabernáculos de Shem, la brillante eminencia, y que Chanahan, la existencia física y material, le sirva con su pueblo. 

28. Y Noé vivió todavía, después de la gran intumescencia de las aguas, tres centenas completas de mutación temporal ontológica y ocho décuplos de mutación. 

29. Así los períodos luminosos de Noé, el reposo de la Naturaleza elemental, fueron en total nueve centenas de mutación temporal y ocho décuplos de mutación, y murió.


CAPITULO XEL PODER DE COHESIÓN Y FORMADOR 

1. Ahora veamos cuáles fueron las generaciones características de los hijos de Noé: Shem, Cham y Japhet, y las creaciones emanadas de ellos, después de la gran intumescencia de las aguas. 

2. Las producciones emanadas de Japhet, la extensión absoluta, fueron: [Gomer] la Acumulación elemental o fuerza agregadora, [Magog] la Elasticidad, [Madai] la Divisibilidad, [Jon] la Ductilidad generativa, [Thubal] la Difusibilidad, [Meshech] la Perceptibilidad y [Thirass] la Modalidad o facultad de aparecer bajo una forma determinada. 

3. Y las producciones emanadas de [Gomer] la Acumulación elemental fueron: [Asheehenaz] el Fuego latente, el calórico, [Riphath] el Enrarecimiento o causa de la expansión y [Thogormah] la Densidad o causa de la Incorporación universal. 

4. Y las producciones emanadas de [Jon] la Ductilidad generativa fueron: [Aelishah] la fuerza disolvente y amasadora, [Tharshish] el Principio simpático de las [Chuteenos] Repulsiones [y los bárbaros Scytas] y de las [Dodaneos] Afinidades naturales. 

5. Por medio de estas dos últimas facultades, la una repulsiva y la otra atractiva, es como los centros de voluntad fueron diferenciados en la Tierra, en los cuerpos organizados, tanto particulares como generales, inteligibles o naturales. 

6. Las producciones emanadas de Cham, la inclinación tenebrosa y cálida, fueron: [Choush] la Fuerza ígnea o combustión, [Mitzeraim] las Fuerzas subyugantes o cautivantes, [Phout] la Exhalación o azóe y [Canaán] la Existencia física y material. 

7. Y las producciones emanadas de [Choush] la Fuerza ígnea fueron: [Sceba] la Humedad radical, causa universal de toda sapidez [de sápido, gustoso, sabroso]), [Hawilah] la Energía natural, [Sçabethah] el Movimiento determinante o causa y [Rahamah] el Trueno y [Sçcabethecha] el Movimiento determinado o efecto. [Rahamah] El Trueno engendró a su vez [Sheba] la Reintegración de los principios y [Dedasa] la afinidad electitiva o Electricidad. 

8. Y [Choush] la Fuerza ígnea dió también origen al [Nimrod] Principio de la Voluntad desordenada, principio de rebelión, de anarquía, de despotismo, de toda potencia, tanto particular como general, no obedeciendo más que a su propio impulso; el que hizo violentos esfuerzos para ser el dominador de la Tierra. 

9. El que, soberbio adversario a los ojos de Jehová, dio lugar al proverbio: "parecido al [Nimrod] Principio de la Voluntad anárquica, soberbio adversario a los ojos de Jehová". 

10. Y el origen de su dominio fue en el seno de las [Shinehar] las Revolución civil, [Babel] la Vanidad, [Arech] la Molicie o la relajación de las costumbres [blandura, ocio, fig."comodidad" ¿indulgencia?], [Aehad] el Aislamiento o egoísmo, [Chalench] la Ambición o deseo de poseerlo todo. 

11. Pero del seno mismo de estas Revoluciones civiles [Shinebar] salió [Asshour] el Principio armónico, el Principio manifiesto de gobierno, de orden, el bienestar resultante de este principio; el cual estableció lo concerniente al [Niuweh] desarrollo exterior, la educación de la juventud, y lo que concierne a las Instituciones internas de la ciudad; lo concerniente al [Chalah] perfeccionamiento de las leyes, la congregación de los ancianos, el Senado; 

12. También lo concerniente al [Ressen]] Poder legislativo o las riendas del estado, situado entre [Niuweh] la fuerza exterior y [Chalah] la interna, la acción y la deliberación, la juventud y el senado: Poder altísimo y salvaguardia de la sociedad. 

13. No obstante, [Mitzeraim] las Facultades subyugantes y cautivadoras, nacidas de la Fuerza ígnea [Choush], engendraron [Ludeos] las Propagaciones físicas y [Whorrameos] los Entorpecimientos de las potencias, [Sehabeos] las Exhalaciones inflamadas y [Naphethubeos] las Cavernosidades. 

14. También crearon el [Patherusseos] principio de las Roturas infinitas y el de las [Chasseluteos] Pruebas expiatorias de donde salieron los [Phelishetheos] Expulsados y los [Chaphethoreos] Conversos. 

15. Y [Canaán] la Existencia física y material creó al [Tzidon] Insidioso adversario o Astucia, su primer vástago y hijo, y el [Heth] Relajamiento moral o envilecimiento. 

16. Asimismo engendró [Jebuseos] los Rechazos interiores, [Girgasheos] las Deliberaciones reiteradas, [Aemoseos] las Manifestaciones exteriores. 

17. Dió nacimiento a [Hiweos] las Vidas animales, [Wharkeos] a las Pasiones brutales, a [Scineos] las Pasiones odiosas. 

18. Engendró en fin los [Arwadeos] Deseos de usura, [Tzemareos] la Sed del Poder y [Hawatheos] la Avaricia insaciable. Luego las tribus [de los Cananeos (las existencias físicas)] se dispersaron. 

19. Estos son los límites generales que alcanzaron las emanaciones de [los Cananeos] la Existencias físicas y material, desde el nacimiento del Insidioso adversario [Tzidon]: a fuerza de convulsiones intestinas, llegaron a la limitación de su dominio: a fuerza de obscuros manejos, de intrigas, de sordos amaños, de tiranía, de insensibilidad y guerras, se convirtieron en el sumidero de las riquezas. 

20. Estos fueron los hijos de Cham, el tortuoso, inclinado, tenebroso y ardiente, según sus tribus, según sus lenguas, sus regiones y sus organizaciones diversas. 

21. Y he aquí cuáles fueron los de Shem, la culminación brillante, hermano mayor de Japhet, la extensión absoluta, al cual le fué concedido el ser padre de todas las creaciones ultraterrestres. 

22. Así las generaciones emanadas de Shem fueron, pues: [Weilam] la Duración infinita, Eternidad; [Asshour] el Principio de poder legal, el orden inmutable, la armonía y la felicidad que de ellos resulta; [Arpha-cheshad] el Principio mediador de la Providencia, [Lud] la Propagación intelectual y [Aram] la Universal dispersión. 

23. Y las generaciones emanadas [de Aram] (del Principio Universal de dispersión de los Elementos, fueron: [Whontz] la Substanciación, [Houl] el Trabajo virtual, [Gether] la Presión abundante y [Mash] la Recolección de los frutos espirituales. 

24. Y [Arpha-cheshad] el Principio mediador Providencial dió el ser a [Shelah] la Emisión activa; y [Shelah] la Emisión activa o gracia divina produjo lo que es [Wheber] Ultraterrestre; es decir, lo que pasa más allá de este Mundo. 

25 Y le fué concedido [a Wheber] al Ultraterreno el engendrar dos hijos. El primero recibió el nombre de Phaleg, o sea la clasificación, a causa de que su aparición fué en la época en que la Tierra fué dividida en diferentes clases; el segundo fué llamado Jaktan, o sea la Atenuación o reducción en átomos espirituales. 

26. Y [Jaktan] la Reducción en átomos espirituales dió el ser a la [Almodad] Mensuración probatoria y divina), [Shalep] a la Emisión refleja, [Slotzar-môth] a la Escisión operada por la Muerte y [Jarah] a la Manifestación radiante y fraternal, o sea la Luna. 

27. Esta Atenuación espiritual [Jaktan] produjo el [Hadosam] Esplendor universal, [Auzal] el Fuego purificador y divino y [Dikelah] el Enrarecimiento etéreo y sonoro). 

28. Engendró también [Whobal] el Orbe infinito y [Abimael] el Padre de la Plenitud y [Shebâ] la Reintegración o Redención. 

29. Y, en fin, fué el origen del [Aôphir] Fin Elemental, [Hawilah] de la Virtud reconocida y del [Jobab] Júbilo celeste. 

30. Y tal fué el curso y sede de la Reintegración de sus creaciones, desde la época de la Recolección de los frutos espirituales, a fuerza de trabajo del espíritu, hasta el principio generador de la Anterioridad de los tiempos. 

31. Estos fueron los hijos de Shem, el que es recto, culto, sublime y brillante, según sus tribus, sus lenguas, sus regiones, sus organizaciones diversas. 

32. Y estas fueron las tribus todas de los hijos de Noé, reposo de la existencia elemental, según sus generaciones características y sus organizaciones constitucionales, y por su intermedio las organizaciones particulares y generales fueron diseminadas por la Tierra, después de la gran intumescencia de las aguas.

LA MASONERÍA EN LA OBRA DE RENÉ GUÉNON

 

Quienes han leído y estudiado la obra de René Guénon, habrán sin duda reparado en las muchas veces que en ella se alude al simbolismo masónico y a la Masonería en general. En efecto, aunque Guénon no escribió ningún libro dedicado explícitamente a la Masonería sus referencias a ésta son constantes, hasta el punto de que casi todo lo que sobre ella escribió ha llegado a conformar, una vez reunido, dos gruesos volúmenes de más de seiscientas páginas publicados bajo el título de Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage, cuya primera edición data de 1964, trece años después de la desaparición de su autor.  Pero antes de esa recopilación se llevaron a cabo otras en donde se incluyeron también artículos tratando de la Masonería, como es el caso de Initiation et Réalisation Spirituelle, que contiene dos: "Sobre la 'Glorificación del trabajo'" y "Trabajo iniciático colectivo y 'presencia' espiritual". Asimismo en Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, aparecido por primera vez en 1962, tenemos varios capítulos de contenidos y títulos claramente masónicos: "La letra G y el svástika", "Acerca de los dos San Juan", "La 'piedra angular' ", "Reunir lo disperso", "Piedra bruta y piedra tallada", "La cadena de unión", "El 'cuatro de cifra' " y "El ojo que lo ve todo". En este último volumen, que está dividido en varias secciones, también hay otros capítulos que aunque no sean estrictamente masónicos, sí aluden a la Masonería, especialmente en aquellos que han sido agrupados bajo el nombre de "Simbolismo constructivo", e igualmente en "Simbolismo de la forma cósmica", "Simbolismo axial y simbolismo de pasaje" y "Simbolismo del corazón". 
Sin embargo no se queda aquí todo lo que Guénon escribió sobre la Masonería. Tendremos en cuenta también las referencias que sobre ésta existen en otros libros editados en vida del autor. Hablamos de El esoterismo de Dante, El Rey del Mundo, La crisis del mundo moderno, El reino de la cantidad y los signos de los tiempos, Apreciaciones sobre la iniciación y La Gran Tríada. 
En este libro, que es por cierto el último que publicó Guénon (1946) hallamos varios capítulos donde menciona algunos datos importantes de la simbólica masónica relacionados con la cosmogonía hermético-alquímica y el taoísmo, (1) tradición que Guénon conocía perfectamente, pues según algunos de sus biógrafos había sido iniciado en ella por los mismos años en que también obtuvo la iniciación masónica e igualmente la sufí. Por otro lado, es sabido que junto al taoísmo, la fuente principal de donde Guénon extrajo sus conocimientos sobre la metafísica fue sobre todo la tradición hindú, como se ve reflejado en dos de sus libros más emblemáticos: El hombre y su devenir según el Vedanta (1925) y Los estados múltiples del ser (1933). 
Naturalmente no es nuestra intención hablar de todos los artículos y libros donde Guénon abordó el tema masónico, pues esto exigiría unos desarrollos que estarían fuera de lo que es el marco de una conferencia. Lo que pretendemos es simplemente señalar que en la obra de Guénon la Masonería ocupa un lugar muy importante, y siempre está presente en mayor o menor medida allí donde trata de los grandes temas de la Filosofía Perenne y la Ciencia Sagrada, revelados a través de los símbolos cosmogónicos y metafísicos que han dado su estructura y su ser a todas las culturas y civilizaciones a lo largo de la historia, y que ciertamente están también en los fundamentos de la cultura occidental, aunque hoy en día apenas nos percatemos de ello. 
Por eso mismo es imposible separar la parte de esa obra dedicada a la Masonería de todo lo demás, pues una cosa de la que se da cuenta cualquiera que la haya leído con atención y sin prejuicios de ningún tipo es de que ella conforma un todo unitario, vertebrado en torno a un eje que no es otro que la exposición de la doctrina metafísica, y que a partir de ese punto de vista más elevado, verdadera piedra angular de la obra guenoniana, se organiza y adquiere un sentido coherente todo el resto. De ahí que el lector masón deba tener en cuenta "toda" la obra guenoniana y no sólo una parte de la misma si quiere entender en profundidad lo que en ella se dice acerca de la propia Masonería y su simbólica. En este sentido, para dicho lector el conjunto de esa obra pasará a ser una verdadera guía intelectual, que en un primer momento despertará en él el interés por sus símbolos y ritos, y posteriormente contribuirá de manera gradual al conocimiento de las ideas que a través de ellos se expresan y transmiten, coadyuvando así a su propia realización interior y personal. 
Pongamos un ejemplo de lo que decimos. Anteriormente, cuando mencionamos la obra masónica de Guénon, no dijimos nada de El Simbolismo de la Cruz (1931), sencillamente porque en él no se menciona en ningún momento a la Masonería (excepto una leve mención en una nota del cap. IV a J.-M. Ragon y su Ritual del grado de Rosacruz), y en este sentido no estaría incluido dentro de ese índice. Y sin embargo se trata de uno de los libros de Guénon donde más se habla de geometría, ciencia en la que se fundamenta el arte de la arquitectura y que los antiguos masones identificaban con la propia Masonería. Por tanto aunque a ésta, como decimos, ni se la nombre, no por ello deja de estar presente de manera implícita en casi todo lo que allí se dice y se sugiere. 
Ciertamente la cruz es un símbolo universal, y en este sentido lo que él expresa y manifiesta (nada menos que la estructura del cosmos y los principios de orden metafísico de los que esa estructura extrae toda su realidad) ha estado presente en todas las culturas sagradas y escuelas iniciáticas de la humanidad desde tiempo inmemorial. Por lo tanto también está en la Masonería, y por eso creemos que para un masón este libro puede reportarle unas enseñanzas que sin duda van a serle de una ayuda inestimable para conocer en profundidad la simbólica de su Orden, especialmente aquellas que se relacionan directamente con el simbolismo constructivo, en el que la geometría, en efecto, desempeña un papel esencial en tanto que vehículo de la Idea misma de la construcción, aquella que los masones llaman el Gran Arquitecto o Gran Geómetra del Universo. ¿Cómo entonces, nos preguntamos, no se iba a hablar de la Masonería en el libro más "geométrico" de Guénon? 
Está claro que sí se habla; por ejemplo, en el mencionado cap. IV, titulado "Las direcciones del espacio", reconoceremos inmediatamente que todo lo que allí se dice tiene una relación directa con la simbólica de la orientación de la logia, que es en sí misma una imagen simbólica del Mundo, y dentro de la cual los masones se trasladan de Oriente a Occidente, de Mediodía a Septentrión, teniendo como referencia constante el centro de la misma, por donde pasa la dirección vertical Cénit-Nadir que une lo más alto de los cielos con lo más profundo de la tierra. Por otro lado, el simbolismo cosmogónico y metafísico de esa dirección vertical, o eje del mundo, aparece descrita en el cap. XXIII, titulado "Significación del eje vertical: la influencia de la voluntad del cielo", y no podemos evitar el establecer una correspondencia entre ese eje vertical y lo que significa el símbolo de la plomada dentro de la Masonería, pues en efecto en la iconografía masónica aparece muchas veces la plomada que pende directamente de la mano del Gran Arquitecto, descendiendo en perpendicular hacia el centro o corazón de la logia, representación del propio centro o corazón del masón, que une así su ser individual a su Origen y Principio. 
Esa misma plomada podemos verla, junto con el nivel, en el siguiente capítulo, titulado "El rayo celeste y su plano de reflexión". El rayo celeste equivaldría a la plomada y el plano de reflexión al nivel, símbolo de la horizontal y del propio estado individual del ser humano, el cual encuentra la posibilidad de trascender o transmutar dicho estado gracias a la influencia de ese rayo celeste. Naturalmente que existen otras interpretaciones de la plomada y el nivel, sobre todo en su aplicación como útiles de la construcción, pero esa aplicación estará integrada perfectamente dentro de una lectura más amplia, más realmente universal, que es, a nuestro entender, a la que remite Guénon en esos y en otros capítulos en los que aborda las interrelaciones entre el eje vertical y el horizontal, como es el caso del cap. XIV, llamado "El simbolismo del tejido", cuya lectura hará evocar inevitablemente en un lector masón el simbolismo del pavimento mosaico, formado por el entrelazamiento de cuadrados blancos y negros idénticos a los del tablero de ajedrez o de damas, y que en efecto aparece como un símbolo de la propia estructura del cosmos. Y cómo no ver, en fin, en lo que se dice en el cap. XXIX, titulado "El centro y la circunferencia", las enseñanzas que se derivan del simbolismo del compás, instrumento que sirve justamente para trazar la figura del círculo, formada por el centro y la circunferencia que emana de él por intermedio de los cuatro radios de la cruz, constituida también por dos escuadras unidas por sus vértices respectivos. 
En este sentido debemos recordar que es propio de la Ciencia Simbólica establecer constantes relaciones, correspondencias y analogías entre los distintos símbolos y también entre las múltiples interpretaciones que se hagan de un mismo símbolo. Como dice Guénon en el prólogo a El Simbolismo de la Cruz: "Estos sentidos simbólicos múltiples y jerárquicamente superpuestos en absoluto se excluyen entre sí, como tampoco excluyen el sentido literal; al contrario, concuerdan perfectamente entre ellos, ya que en realidad expresan las aplicaciones de un mismo principio en órdenes diversos; y así se complementan y corroboran integrándose en la armonía de la síntesis total. Además, es esto precisamente lo que hace del simbolismo un lenguaje mucho menos estrechamente limitado que el lenguaje ordinario, y el único apto para la comunicación de determinadas verdades; de esta manera, abre unas posibilidades de concepción verdaderamente ilimitadas, por lo que constituye el lenguaje iniciático por excelencia, el vehículo indispensable de toda enseñanza tradicional." 
Pero centrémonos en aquella parte de la obra de Guénon donde se menciona de forma directa a la Masonería. En los dos volúmenes de Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage a los que hacíamos alusión anteriormente, observaremos que en el Anexo del segundo de esos volúmenes están recogidos los artículos masónicos que Guénon escribió para la revista La Gnose entre los años 1910 y 1912, revista que él mismo dirigió, y en la que trató de muchos otros temas relativos a la metafísica y al simbolismo, tanto de Oriente como de Occidente. De hecho en ese período de su vida, cuando tan sólo contaba veintitantos años, Guénon traza ya las líneas generales de lo que será su obra y demuestra tener un conocimiento profundo de la doctrina tradicional en sus diferentes y variadas expresiones. 
Naturalmente ese conocimiento también se extendía a la Masonería, de la que Guénon era miembro activo durante aquellos años. En efecto, leyendo esos primeros artículos masónicos comprobamos que nuestro autor tenía ya una idea muy clara de lo que es y representa la Orden masónica, considerándola como un eslabón de la "cadena áurea" o Gran Tradición Unánime. 
Como el propio Guénon dice a este respecto en "La Gnosis y la Francmasonería", su primer artículo masónico que data de marzo de 1910: "'La Gnosis, ha dicho el M.·. Il.·. H.·. Albert Pike, es la esencia y el meollo de la Francmasonería'. Por Gnosis debemos entender aquí ese Conocimiento tradicional que constituye el fondo común de todas las iniciaciones, cuyas doctrinas y símbolos se han transmitido, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, a través de todas las Fraternidades secretas cuya extensa cadena jamás ha sido interrumpida". Más adelante, hablando de los orígenes históricos de la Masonería moderna dice que ésta "deriva de una fusión parcial de los Rosa-Cruces, quienes habían conservado la doctrina gnóstica desde la edad media, con las antiguas corporaciones de Masones Constructores, cuyas herramientas, por lo demás, ya habían sido empleadas como símbolos por los filósofos herméticos". A continuación, reflexionando sobre el significado de la iniciación masónica, afirma que ésta: "como toda iniciación, tiene por finalidad la conquista del Conocimiento integral, que es la Gnosis en el verdadero sentido de la palabra. Podemos decir que es este Conocimiento mismo el que, hablando con propiedad, constituye realmente el secreto masónico, y por esta razón dicho secreto resulta esencialmente incomunicable (...). Agregaremos que, para nosotros, la Masonería no puede ni debe sujetarse a ninguna opinión filosófica particular, que ella no es más espiritualista que materialista, ni tampoco más deísta que atea o panteísta, en el sentido que habitualmente se atribuye a estas diversas denominaciones, puesto que ella deber ser pura y simplemente la Masonería. 
Cada uno de sus miembros, al entrar en el Templo, debe despojarse de su personalidad profana y hacer abstracción de cuanto sea extraño a los principios fundamentales de la Masonería, principios a cuyo alrededor todos debieran unirse para trabajar en común en la Gran Obra de la Construcción universal". 
En otro artículo de abril del mismo año, titulado "La Ortodoxia Masónica", Guénon aclara qué es la verdadera "regularidad" masónica, que lejos de estar fundamentada en consideraciones puramente históricas consiste, por el contrario, "en seguir fielmente la Tradición, en conservar con cuidado los símbolos y las formas rituales que expresan esta Tradición y que son como su ropaje, y en rechazar toda innovación sospechosa de modernidad. Y es a propósito que empleamos aquí la palabra modernidad, para designar esta tendencia demasiado difundida que, en Masonería como en todas partes, se caracteriza por el abuso de la crítica, el rechazo del simbolismo y la negación de todo aquello que constituye la Ciencia esotérica y tradicional. 
No obstante, no queremos decir con ello que la Masonería, para ser ortodoxa, deba ceñirse a un formalismo estrecho, en que lo ritual deba ser algo absolutamente inflexible, dentro del cual no se pueda añadir ni suprimir nada sin hacerse responsable de algún tipo de sacrilegio; esto sería dar muestra de un dogmatismo que resulta del todo extraño e incluso contrario al espíritu masónico. La Tradición no excluye de ningún modo la evolución ni el progreso, los rituales pueden y deben ser modificados todas las veces que sea necesario para adaptarse a las condiciones variables de tiempo y de lugar pero, bien entendido, únicamente en la medida en que estas modificaciones no afecten a ningún aspecto esencial. El cambio en los detalles del ritual importa poco siempre y cuando la enseñanza iniciática que se desprenda de ellos no sufra ninguna alteración; y la multiplicidad de Ritos no tendría graves inconvenientes, quizá incluso tendría ciertas ventajas, si desgraciadamente no tuviera demasiado a menudo como consecuencia, sirviendo de pretexto a enojosas disensiones entre Obediencias rivales, comprometer la unidad, si se quiere ideal, pero con todo real, de la Masonería universal". 
En estos dos artículos lo que Guénon afirma con una claridad meridiana es que la esencia de la Masonería, su razón profunda de ser, es el Conocimiento, la Gnosis, vehiculada por los símbolos y los ritos que jalonan la vía iniciática, los cuales predisponen al alma humana para recibir el don de la inteligencia, es decir la capacidad de poder "leer interiormente", que es lo que significa precisamente la palabra inteligencia, pudiendo desarrollar así todas las cualidades que porta en sí misma y que en el estado ordinario están como dormidas o en potencia. En la Masonería ese desarrollo se vive como un paso de las "tinieblas a la luz", o del "caos al orden". Por otro lado, la posibilidad vertical del Conocimiento es coetánea con el tiempo, por lo que las formas simbólicas y rituales que lo transmiten necesitan ser adaptadas a la mentalidad de los hombres y mujeres de cualquier momento histórico, pero conservando siempre lo esencial de esa transmisión, a saber: el influjo espiritual capaz de promover en el ser humano una completa transformación. Las innovaciones que no tienen en cuenta esta última premisa están abocadas al fracaso y pueden llevar a la Orden a su disolución en el mundo profano, pero lo contrario es igualmente nefasto, pues negar esa adaptación a los tiempos acabaría finalmente por petrificarla, convirtiéndola en letra muerta sin espíritu alguno que la vivificase. Las adaptaciones de que estamos hablando son siempre un delicado juego de equilibrio entre lo vertical, que es la esencia que el símbolo manifiesta, y lo horizontal, que son las circunstancias históricas, personales e individuales de los seres humanos. Conjugar armoniosamente ambas, pero asumiendo que existe una preeminencia de lo vertical sobre lo horizontal, de la esencia inmutable sobre la forma siempre cambiante, es lo que ha permitido que el Conocimiento y su transmisión se haya perpetuado de generación en generación a lo largo de los tiempos. Esto es lo que ha sabido hacer la Masonería en diversos momentos de su historia y por eso ha llegado hasta nuestros días. 
El resto de artículos comprendidos en esos dos volúmenes de Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage corresponden ya a la época en que Guénon escribe el grueso de su obra, y se prolongarán hasta poco tiempo antes de su paso al Oriente Eterno. De hecho el último artículo dedicado a la Masonería data de diciembre de 1948 y su título es "Palabra perdida y nombres substituidos". A nuestro entender se trata de uno de sus artículos masónicos más importantes, pues en él aborda el tema central de la iniciación masónica: la búsqueda de la Palabra perdida y los diversos nombres simbólicos que la substituyen. 
Esa Palabra no es sino el verdadero Nombre del Gran Arquitecto del Universo, y su pérdida, según cuentan las leyendas masónicas, se produce como consecuencia de la muerte del maestro Hiram. Sin entrar en los pormenores de ese estudio, que desde luego recomendamos vivamente, diremos que Guénon vincula la pérdida de esa Palabra con el período de oscurecimiento espiritual que vive la humanidad desde hace ya mucho tiempo, y al que desde luego no es ajena la Masonería. Si no, no se hablaría de pérdida, ya sea de esa Palabra o de cualquier otra cosa que, en todas las tradiciones, simboliza la posesión de lo que Guénon llama el estado primordial, que es el estado original del ser humano, y cuya recuperación es lo que se plantea en toda iniciación a los misterios de la vida, del hombre y del cosmos. Así pues, lo que se ha perdido en esta época de oscurecimiento (que los hindúes llaman Kali-Yuga o "Edad Sombría", y los antiguos griegos la "Edad de Hierro") es precisamente ese estado primordial, aunque también podría decirse, con Guénon, que más que perdido está oculto, encerrado en lo más profundo de la caverna del corazón de todo ser. 
Entre los dos volúmenes de Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage contabilizamos un total de 22 artículos, de los que además de los nombrados destacaremos: "A propósito de los signos corporativos", "Masones y Carpinteros", "A propósito del Gran Arquitecto del Universo", "Concepciones científicas e ideal masónico", "Los Altos Grados masónicos", "Heredom", "Iniciación femenina e iniciación de oficio", "El Compañerazgo y los Bohemios", "A propósito de los peregrinajes", "A propósito de los constructores de la Edad Media" y "El crisma y el corazón en las antiguas marcas corporativas". Asimismo no podemos dejar de mencionar el apartado de reseñas de libros y revistas dedicados a los temas masónicos, que ocupan una gran parte de esos volúmenes, y que van desde el año 1929 hasta 1950. 
Prácticamente todas esas reseñas están escritas para la revista Le Voile d'Isis (en la que empezó a colaborar en 1925), y que a partir de 1936 pasó a llamarse, bajo inspiración suya, Etudes Traditionnelles. Diremos que en esa revista Guénon escribió casi todos sus artículos sobre simbolismo y la doctrina tradicional, artículos que una vez recopilados han llegado a conformar ocho de sus 27 libros, sin contar los dos que estamos comentando. 
Centrándonos un momento en las reseñas masónicas, diremos que Guénon no sólo se limita a hacer una recensión de ellas, sino que en bastantes ocasiones también aprovecha la oportunidad de incluir consideraciones relativas al simbolismo masónico y a todo cuanto concierne al universo de la Masonería, con lo cual muchas de esas reseñas, ya sean de libros o de revistas, suponen igualmente aspectos importantes a tener en cuenta dentro de los estudios de Guénon referentes a la Orden. Huelga decir que nuestro autor estaba permanentemente informado de todo lo que aparecía en el mundo editorial masónico, por lo que sus reseñas también podrían tomarse como una guía bibliográfica destinada a todos aquellos masones interesados en conocer los símbolos y la historia de la Masonería. Incluso en algunas de esas reseñas dice cosas que no menciona en sus artículos y libros, como por ejemplo cuando se refiere a la simbólica de la regla de 24 pulgadas (págs. 178 a 180 del tomo II), diciendo que está en relación con la división del día en dos partes de 12 horas cada una. O cuando reseñando un número de la revista The Speculative Mason que trata sobre los manuscritos de los "Old Charges" págs. 176 a 178 también del IIº tomo), nos dice que en esos manuscritos el nombre que aparece como el del arquitecto del Templo de Salomón no es el de Hiram sino el de Amón, lo cual le lleva a la conclusión de que a través de ese nombre la Masonería se vinculaba con la antigua tradición egipcia. (2) 
Pero Guénon no sólo reseñaba lo propiamente masónico sino que también daba constancia de cuántos libros y revistas de carácter antimasónico caían en sus manos. Sin duda consideraba importante que sus lectores, masones o no, tuvieran conocimiento de los adversarios de la Masonería, que son en definitiva los adversarios, bien por pura ignorancia o mala fe, de la verdadera Gnosis y la Ciencia Sagrada, y de todo cuanto representa las ideas de Libertad, de Igualdad y de Fraternidad. 
En este sentido debemos recordar las constantes denuncias hechas por Guénon en sus reseñas a la Revista Internacional de las Sociedades Secretas (R.I.S.S.), que era en realidad un nido de contra-iniciados que en la línea del tenebroso Leo Taxil pretendían ridiculizar a la Masonería y su simbolismo, al que tildaban nada menos que de "satánico". Esta auténtica impostura, además de revelar una ignorancia completa acerca de los símbolos sagrados, escondía una intención muy clara de acabar con la única institución iniciática que aún pervive en Occidente, la cual es, como más adelante veremos, el "arca" receptora de su verdadera espiritualidad. 
Guénon, como "guardián de la Tierra Santa" que también era, tenía asimismo como función impedir que determinadas influencias sutiles extremadamente negativas penetraran dentro del ámbito iniciático y masónico, y nada mejor para ello que denunciar y neutralizar desde el plano de las ideas a quienes eran los vehículos de esas influencias. (3) Como dice a este respecto Federico González en su libro Esoterismo Siglo XXI. En torno a René Guénon (pág.173): "En cuanto a la lucha contra el Mal (...) es obvio que René Guénon veía en esas entidades concretas que lo encarnaban -cualesquiera que ellas fuesen o incluso imaginase- la inmensa batalla cósmica (como es propio en el trance chamánico) agravado todo ello por haber existido en el periodo cíclico -fin del Kali-Yuga- que le había tocado vivir. Sin duda mucho de lo que ha escrito, sobre todo en sus polémicas, no es sólo la necesidad de defenderse del Adversario, sino también las armas con que lo rechaza; son maldiciones (que forman parte del arte de mal-decir) perfectamente correlativas con las inmensas bendiciones que ha traído a sus lectores." 
Pero refiriéndonos a las revistas propiamente masónicas reseñadas por Guénon hemos de destacar especialmente Le Symbolisme, The Grand Lodge Bulletin d'Iowa, Masonic Ligth y la ya mencionada The Speculative Mason. La primera de estas revistas, Le Symbolisme, era en cierto modo el órgano de la Gran Logia de Francia, a la que había pertenecido Guénon en su período de actividad masónica, pues su logia (llamada Thebah) formaba parte de esa Obediencia. (4) En esta revista publicaban sus trabajos los más renombrados masones franceses de su tiempo, como Oswald Wirth, Marius Lepage, François Ménard, Albert Lantoine, etc. Todos ellos y muchos más mantenían además una frecuente relación epistolar con Guénon, sobre todo desde el momento en que éste se establece en Egipto a partir de 1931. Las otras revistas que hemos nombrado pertenecían al ámbito de la Masonería anglosajona, tanto de Inglaterra como de EE.UU. y Canadá. Hemos de decir que Guénon siempre tuvo una especial consideración hacia esa rama de la Masonería, y dentro de ésta su interés se centraba sobre todo en las logias que habían conservado con mayor o menor pureza los antiguos rituales operativos, en los que el simbolismo constructivo tiene un lugar destacadísimo. De hecho, y a pesar de su nombre, la revista The Speculative Mason (El Masón Especulativo) recogía los artículos de masones que formaban parte de esas logias operativas. Hemos de decir que esos artículos fueron siempre una fuente de información importante para Guénon, pues de ellos extrajo parte de sus conocimientos sobre la antigua Masonería. De entre esos artículos merecen destacarse los que llevaban la firma de Clement Stretton, de Thomas Carr o de John Yarker, integrantes de la "Venerable Sociedad de los Masones Libres" (todavía existente), la cual decía remontar su origen a la Masonería anterior a 1717.5 
Hemos dicho en parte, pues Guénon también conocía la simbólica operativa a través de otras fuentes distintas a éstas, y no precisamente escritas sino orales. En este sentido, debemos recordar que hace unos años apareció en la revista masónica francesa Travaux de la Loge national de recherches Villard de Honnecourt un artículo que llevaba por título "Algunos aspectos de la doctrina de René Guénon". Su autor, Franz Vreede, había sido amigo personal de Guénon durante más de treinta años. En ese artículo Vreede cuenta que Guénon le hizo "saber que él era miembro de una Maestría, es decir de un grupo de maestros en todos los grados cuya tradición oral se remontaba a la época artesanal de la Masonería francesa. Como consecuencia de las dificultades que degeneraron en decadencia, los grupos de maestros, según Guénon, decidieron mantener la tradición antigua completamente pura. Para impedir en el futuro cualquier desviación, divulgación o traición, decidieron el anonimato de los miembros y que, en adelante, ya no hubieran más estatutos ni documentos escritos, tampoco candidaturas, sino aceptación de nuevos miembros por cooptación secreta" (...) Comprendí entonces, añade finalmente F. Vreede, de qué fuente auténtica Guénon obtenía sus extensos conocimientos del ritual y de los símbolos de la tradición antigua de constructores de catedrales y de su ciencia geométrica atribuida a Pitágoras, sin la cual el Gran Arte no podría existir". 
Más arriba hablábamos del interés de Guénon por la rama anglosajona de la Masonería y por las logias que habían conservado el legado operativo más o menos intacto. Pero en realidad ese interés lo extendió a toda la Masonería sin excepción, pues siempre vio a ésta como una unidad en lo esencial, a pesar de la pluralidad de Ritos existentes, reflejo sin duda alguna de las diversas herencias tradicionales que la Orden masónica ha ido recibiendo a lo largo del tiempo, haciendo así realidad uno de sus lemas principales: "difundir la luz y reunir lo disperso". 
De entre los Ritos de que estamos hablando Guénon conocía perfectamente el Escocés Antiguo y Aceptado, entre otras cosas porque es el que practicó durante su período de actividad masónica en la logia Thebah. Y su interés en este Rito se centraba sobre todo en su sistema de altos grados, algunos de los cuales fueron elaborados a partir de la herencia dejada por otras organizaciones iniciáticas diferentes de la Masonería, pero con las que ésta guardaba una estrecha vinculación gracias a su pertenencia común a la gran corriente del Hermetismo, como veremos a continuación. (6) En realidad la institución de los altos grados pertenece a todos los Ritos masónicos, y si bien es ésta una cuestión en la que no podemos entrar de lleno, sí dejaremos constancia al menos de manera sucinta de lo que Guénon pensaba al respecto. 
En el artículo antes mencionado "Palabra perdida y nombres substituidos" distingue nuestro autor dentro de los altos grados dos aspectos bien diferenciados: por un lado, aquellos "que tienen un lazo directo con la Masonería, y por otro los que pueden ser considerados como representando vestigios o recuerdos, que se injertaron en la Masonería o 'cristalizaron' de alguna manera a su alrededor, de antiguas organizaciones iniciáticas occidentales diferentes a ella". 
En cuanto al primer aspecto, el de los altos grados que tienen un vínculo directo con la Masonería propiamente dicha, es decir con la que hereda el simbolismo de las corporaciones de constructores, Guénon nos dice en el mismo artículo citado que: "estos grados pueden ser considerados como constituyendo propiamente extensiones o desarrollos del grado de Maestro; es incontestable que, en principio, éste es autosuficiente, pero de hecho la gran dificultad que encuentra en desarrollar todo lo que implícitamente contiene justifica la existencia de esos desarrollos ulteriores. Se trata, pues, de una ayuda aportada a aquellos que desean realizar lo que no poseen sino de manera virtual". Más adelante Guénon continúa: "A decir verdad, si el grado de Maestro fuese más explícito, o si todos aquellos que fueran admitidos estuvieran verdaderamente más cualificados, es en su interior mismo donde esos desarrollos encontrarían su lugar, sin que sean necesarios otros grados nominalmente distintos de aquel". Y en nota añade: "El Maestro, por lo mismo que posee 'la plenitud de los derechos masónicos', sobre todo tiene el de acceder a todos los conocimientos incluidos en la forma iniciática a la cual pertenece; es esto, por otra parte, lo que expresaba netamente la antigua concepción del 'Maestro en todos los grados', la cual parece completamente olvidada hoy en día". Entre esos altos grados complementarios al de Maestro, Guénon subraya especialmente el de "Royal Arch" perteneciente al Rito inglés, considerándolo como el "nec plus ultra" de la iniciación masónica. En este sentido creemos que es interesante señalar que Guénon habla extensamente del "Royal Arch" en su artículo sobre "La piedra angular", que como ya dijimos está incluido en Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada dentro de la sección "Simbolismo constructivo". Nos atreveríamos incluso a decir que casi todo lo que en ese artículo se dice está referido específicamente a la simbólica contenida en ese grado, lo cual muestra suficientemente la importancia que le concedía dentro de la "Gran Obra" masónica. (7) 
En cuanto al segundo aspecto, el de los altos grados que representan vestigios de otras organizaciones iniciáticas distintas de la Masonería, Guénon asegura que "la razón de ser de estos últimos grados (...) es en suma la conservación de lo que puede mantenerse todavía de las iniciaciones de que se trata, y ello de la única manera en que es posible tras su desaparición en tanto que formas independientes; ciertamente habría mucho que decir sobre este papel conservador de la Masonería y sobre la posibilidad que ese papel le ofrece de suplir en cierta medida la ausencia de iniciaciones de otro orden en el mundo occidental actual". Esto último es sumamente importante, pues ese papel conservador que Guénon asigna a la Masonería convierte a ésta en una especie de "arca" receptora de los gérmenes espirituales de diversas organizaciones iniciáticas y esotéricas que conformaron la historia y el ser de Occidente hasta los mismos albores de los tiempos modernos, justo en el momento en que nace la Masonería actual. (8) Guénon habla concretamente de aquellas organizaciones que procedían directamente del Hermetismo y de las órdenes de caballería emparentadas con este último, y deja entender que es en la Masonería Escocesa (la del Rito Escocés Antiguo y Aceptado) donde se ha conservado con más nitidez esa herencia hermética y caballeresca. Así lo deja entrever Guénon en El esoterismo de Dante, especialmente en los capítulos II, III y IV, en los que habla de algunos altos grados del Escocismo vinculándolos con su origen hermético y caballeresco. Entre estos altos grados Guénon destaca el 18º y los que conforman los "Grados Filosóficos o Areópagos", como por ejemplo el 26º y el 30º, este último llamado Caballero Kadosh, y a quien también consideraba como el nec plus ultra de la iniciación masónica.(9) 
Desde luego que habría mucho que decir sobre todo esto, pues no es un tema menor el papel que Guénon asignaba a la Masonería dentro del esoterismo contemporáneo. Pero resumiendo he aquí finalmente lo que nos dice en su artículo sobre "Los Altos Grados": "Nosotros los consideramos como teniendo una utilidad práctica incontestable, pero con la condición, desafortunadamente muy poco realizada, sobre todo hoy en día, de que cumplan verdaderamente con el fin para el que fueron creados. Por ello sería necesario que los Talleres de estos altos grados fuesen reservados a los estudios filosóficos y metafísicos, muy olvidados en las Logias simbólicas [las de los tres primeros grados]; nunca se debería olvidar el carácter iniciático de la Masonería, que no es ni puede ser, diga quien lo diga, ni un club político ni una asociación de socorros mutuos. Sin duda, no se puede comunicar aquello que es inexpresable por esencia, porque los verdaderos arcanos se defienden ellos mismos de cualquier indiscreción; pero al menos se pueden dar las claves que permitirán a cada cual obtener la iniciación real por sus propios esfuerzos y su meditación personal, y se puede también, siguiendo la Tradición y la práctica constante de los Templos y Colegios iniciáticos de todos los tiempos y de todos los países, situar a aquel que aspira a la iniciación en las condiciones más favorables de realización. No nos extenderemos más sobre este asunto, pensando haber dicho lo suficiente para hacer entrever lo que podrían ser los altos grados masónicos, si, en lugar de quererlos suprimir pura y simplemente, se hiciera de ellos verdaderos centros iniciáticos encargados de transmitir la ciencia esotérica y conservar íntegramente el depósito sagrado de la Tradición ortodoxa, una y universal". 
Estamos convencidos que el estudio de la obra guenoniana ayuda a crear esas "condiciones favorables" entre los masones que aspiran a conocer algo más que una simple lectura moral y alegórica de su patrimonio simbólico y ritual, que al fin y al cabo es el que da sentido a la propia Orden masónica, y por extensión a los trabajos que realizan dentro de la logia y también consigo mismos. 
En este sentido no podemos dejar de mencionar en este breve repaso por la obra masónica de Guénon sus dos libros dedicados al gran tema de la iniciación, en los que expone los principios teóricos que jalonan la experiencia en la vía del Conocimiento. Esos libros serían, pues, una guía también para el propio masón, que verá en ellos un complemento perfecto a los estudios sobre el simbolismo y la metafísica. Estamos hablando de Apreciaciones sobre la iniciación e Initiation et Réalisation Spirituelle, a los que ya nos referimos al comienzo. Como dijimos entonces el segundo de esos dos libros es en realidad una recopilación de artículos aparecidos a lo largo de los años en la revista Etudes Traditionnelles, revista que fue durante todo el tiempo en que Guénon colaboró en ella (colaboración que sólo se interrumpió tras su fallecimiento), uno de los foros más importantes en la difusión de la Gnosis en Occidente. También dijimos que en él aparecen dos artículos referidos directamente a la Masonería: "Sobre la 'Glorificación del trabajo'" y "Trabajo iniciático colectivo y 'presencia' espiritual". En ambos el tema central no es otro que explicar la naturaleza del trabajo iniciático, que en la Masonería también reviste una forma grupal como todas las iniciaciones basadas en el oficio. Pero Guénon se encarga de aclarar que ese trabajo grupal "no puede sustituir jamás el trabajo personal y puramente interior de cada uno". Ahora bien ya se trate de trabajo colectivo (como el que llevan a cabo todos los miembros de una logia), como del trabajo personal, ambos no serían posibles, o mejor dicho no serían efectivos si no se hicieran "A la Gloria" del Principio bajo el cual se cumplen dichos trabajos, Principio que como sabemos en la Masonería recibe el nombre de Gran Arquitecto del Universo. Es la simiente del influjo espiritual del Gran Arquitecto la que recibe el recipiendario al comienzo de su carrera masónica, y a partir de ahí será el esfuerzo o la voluntad personal por superar su condición profana, guiada necesariamente por la meditación y la comprensión de las ideas reveladas en los símbolos y ritos de la Orden, lo que irá propiciando paulatinamente el despertar y el desarrollo de los talentos, cualidades y virtudes que porta en su interior. 
Pues la recepción de ese influjo no añade nada que el ser humano no posea ya en sí mismo, que no esté previamente en su naturaleza. De ahí la máxima socrática que figura también como uno de los lemas de la Masonería: 
"Conócete a ti mismo". 
En Apreciaciones sobre la iniciación, Guénon desarrolla y profundiza en todas estas cuestiones, y en bastantes ocasiones el lector masón tendrá la sensación de que Guénon le está hablando directamente a él, hasta el punto de que llega a considerar a Apreciaciones sobre la iniciación como un libro perfectamente masónico. Así ocurre, por ejemplo, cuando lee capítulos tales como "De las cualificaciones iniciáticas", "De los ritos iniciáticos", "El rito y el símbolo", "Mitos, misterios y símbolos", "Ritos y ceremonias", "De las pruebas iniciáticas", "De la muerte iniciática", "Operativo y especulativo", "Iniciación efectiva e iniciación virtual", "De la enseñanza iniciática" y "Sobre dos divisas iniciáticas". 
Diremos que las dos divisas a las que se refiere Guénon en este último capítulo son Post Tenebras Lux (La Luz después de las Tinieblas) y Ordo ab Chao (El Orden extraído del Caos), divisas que pertenecen a los más altos grados de la Masonería Escocesa. Allí podemos leer lo siguiente: "La luz está pues 'después' de las tinieblas, y esto no solamente desde el punto de vista 'macrocósmico', sino también desde el punto de vista 'microcósmico' que es el de la iniciación, puesto que, en este caso las tinieblas representan el mundo profano, de donde viene el recipiendario, o el estado profano en el cual éste se encuentra por de pronto, hasta el momento preciso en que devenga iniciado 'recibiendo la luz'. Por la iniciación el ser pasa entonces 'de las tinieblas a la luz', como el mundo, en su origen (y el simbolismo del 'nacimiento' es aplicable en ambos casos), pasó por el acto del Verbo creador y ordenador. De esta manera la iniciación es verdaderamente, según un carácter por otro lado muy general de los ritos tradicionales, una imagen de 'lo que fue hecho en el principio' ". 
Naturalmente, y a pesar de sus múltiples referencias a la Masonería, Apreciaciones sobre la iniciación no es un libro masónico, pero sí está escrito por un maestro masón, como fue Guénon, a la hora de exponer sus ideas sobre la Ciencia Simbólica, vehículo de la Cosmogonía Perenne. Y a pesar de que sus actividades masónicas finalizaran en el año 1913, esto no significa que Guénon no fuera un miembro de la Orden masónica hasta el fin de sus días. Recordemos que en cierta ocasión él mismo dejó escrito que "la cualidad iniciática, una vez que ha sido recibida, de ninguna manera está ligada al hecho de ser miembro activo de tal o cual organización; desde el momento en que la vinculación a una organización tradicional ha sido efectuada, ésta no puede ser rota bajo ninguna circunstancia, subsistiendo incluso hasta cuando el individuo no tenga con esa organización ninguna relación aparente, lo cual no tiene sino una importancia muy relativa al respecto" ("De los ritos iniciáticos", cap. XV de Apreciaciones sobre la iniciación). 
Asimismo, también es verdad que si Guénon tuvo tan presente a la Masonería no es porque él mismo fuera masón, sino porque la consideraba la única institución iniciática que aún quedaba en Occidente, pues había sabido conservar su identidad gracias a que sus símbolos y sus ritos todavía son efectivos para los hombres y mujeres nacidos en la sociedad moderna. Guénon, que fue ante todo un intérprete y un transmisor de la Tradición Unánime, escribió para quienes vivimos en dicha sociedad, adecuando el mensaje imperecedero de esa Tradición a nuestra mentalidad, pero conservando al mismo tiempo, como dice Michel Vâlsan en la introducción a Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, "la presencia discreta de ese elemento indefinible de misterio, de majestad profunda de las realidades, de belleza inefable de las significaciones y de la perfección indudable de los fines, que es propio de los datos de la verdadera ciencia". 
No quisiéramos acabar sin mostrar nuestro agradecimiento a la obra guenoniana, y a la de todos aquellos que han bebido de ella y la han tomado como su guía en la búsqueda del Conocimiento, que es en realidad la gran aventura a realizar por cualquier vida humana. Una obra, en fin, que para nosotros está tan viva como lo está el pensamiento que se refleja en ella, pensamiento que no es el de una individualidad (siempre condicionada y limitada), sino que ha sido forjado en la matriz de la Sabiduría y parido por ella, de tal manera que para los que estamos, como decía Proclo, "en el fondo de los pozos de la vida", representa ese puente o escala que puede rescatarnos de esa condición y empezar a concebir una existencia acorde con nuestro verdadero destino, que es también nuestro verdadero origen.
 
NOTAS: 
* Esta conferencia formó parte de la "Semana Guenoniana de Buenos Aires. 
René Guénon, Testigo de la Tradición", celebrada en la Biblioteca del Congreso de la Nación en Agosto de 2001. Las jornadas estuvieron coordinadas por Emilio J. Corbière. 
1. Por ejemplo el cap. VIII ("Cuestiones de orientación"), el XIII (Azufre, Mercurio y Sal"), el XVI ("Entre la escuadra y el compás"), el XVII ("El Ming-Tang"), y el XXVI ("La Ciudad de los Sauces"). 
2. A propósito de todo esto ver también "Sobre algunos aspectos de la Masonería llamada 'escocesa' ", cap. IV de René Guénon et les Destins de la Franc-Maçonnerie, de Denys Roman. 
3. A los cincuenta años del fallecimiento de Guénon no se puede decir que ese peligro haya desaparecido, si bien éste ha tomado nuevas formas, como aquellas que se revisten de un "tradicionalismo" de corte fascistoide que infiltrado dentro de la propia Masonería pretende convertir a ésta en una "sucursal" del catolicismo integrista, el cual, ciertamente, nada tiene que ver con el verdadero catolicismo. El objetivo de esos "tradicionalistas" es crear una Masonería "religiosa", lo cual es a todas luces contrario a las ideas y los principios masónicos, que desde luego nada tienen que ver con lo religioso ni lo piadoso-moral. Creemos que con todo ello no se 

busca "religar" con ningún principio de orden trascendente, sino únicamente suprimir la dimensión iniciática, cosmogónica y metafísica de la Masonería (es decir destruirla), en definitiva todo aquello que le otorga su verdadera esencia y razón de ser. Debemos a este respecto señalar a Jean Reyor como uno de los principales inspiradores de ese movimiento "integrista" dentro de la Masonería, lo cual adquiere una especial gravedad (y cobra tintes de verdadera traición) teniendo en cuenta que el susodicho fue durante mucho tiempo un estrecho colaborador de Guénon. Ver a este respecto "En torno a la palabra perdida de los maestros masones", de A. Bachelet, aparecido en el Nº 19-20 de SYMBOLOS. También en el Nº 21-22 ver "De un documento confidencial inédito", de A. Balestrieri. En ambos se denuncian las maniobras manipuladoras y contra-iniciáticas de Reyor, implicado también con F.Schuon. 
4. Los rituales de la logia Thebah han sido traducidos al castellano por SYMBOLOS en su colección "Papeles de la Masonería". 
5. Sobre esto último ver "Aspectos simbólicos de algunos rituales masónicos operativos", aparecido en el Nº 8 de SYMBOLOS. 
6. Sobre la Masonería como una organización iniciática integrada dentro de la Tradición Hermética, así como la influencia que esta última ha tenido en la gestación y el desarrollo de las ideas en la cultura de Occidente, ver Hermetismo y Masonería. Doctrina, Historia, Actualidad, de Federico González. Ed. Kier, Buenos Aires 2001. 
7. Aunque Guénon no haya sido tan explícito como con el del "Royal Arch", también deberíamos considerar dentro de los grados complementarios a la maestría los denominados "Grados de Perfección" de la Masonería Escocesa, que justamente se llaman así porque suponen un acabamiento de las enseñanzas contenidas ya en el tercer grado. Dentro de esos "Grados de Perfección" también existe uno con el nombre de "Royal Arch" (13º), así como otro denominado "Gran Escocés de la Bóveda Sagrada" (14º y último de esa serie). 
8. Ver el artículo de A. Bachelet "El Arca viviente de los símbolos" aparecido en el Nº 19-20 de SYMBOLOS. 
9. Ver el último cap. de Initiation et Réalisation Spirituelle, titulado "Realización ascendente y realización descendente", y especialmente la nota 7. 

quarta-feira, 26 de abril de 2023

Christian Rebisse - Martinismo y F.U.D.O.S.I.

En Agosto de 1934, se celebraron en Bruselas las primeras reuniones de la F.U.D.O.S.I. (13). En esta ocasión se reunieron las diferentes Ordenes iniciáticas para aunar sus esfuerzos. Victor Blanchard, gracias a la F.U.D.O.S.I., esperaba reconstituir la unidad mundial del Martinismo bajo su dirección. Sin embargo, muchos Martinistas estuvieron ausentes. La Orden Martinista Tradicional no estuvo representada y no parecía haber sido invitada. En cuanto a Jean Bricaud, temiendo sin duda que su título fuera discutido, prefirió abstenerse. El 9 de Agosto, en el curso de una reunión martinista, Víctor Blanchard fue reconocido como Soberano Gran Maestro por los Martinistas presentes (14). 

Georges Lagrèze fue nombrado sustituto del Gran Maestro de esta Orden. Víctor Blanchard autorizó a Harvey Spencer Lewis a crear logias de la Orden Martinista Sinárquica en Estados Unidos, pero no tuvo condiciones de dar los documentos necesarios para ello, tanto a Spencer Lewis, como a Emile Dantinne, Edouard Bertholet y a los otros. Por prudencia, H. Spencer Lewis prefirió esperar a tener las directrices precisas antes de lanzarse a la ventura. Los Martinistas de las otras jurisdicciones adoptaron la misma actitud. De hecho, las actividades de la Orden Martinista Sinárquica se limitaron a transmitir iniciaciones a los distintos grados martinistas, y la Orden no tuvo existencia real. En aquella época no había ninguna Logia Martinista en París y Víctor Blanchard confería las iniciaciones en el templo de la “Fraternidad de los Polares”. 

Con el tiempo, la situación no se arregló e incluso cinco años más tarde las cosas seguían igual. Ante esta situación, en 1939 la F.U.D.O.S.I. decidió retirar a Víctor Blanchard la confianza que le había otorgado. Georges Lagrèze informó a los miembros de la 

F.U.D.O.S.I. que un Martinista, de cuya existencia Víctor Blanchard, bien por negligencia o voluntariamente, no había dicho nada, estaba totalmente cualificado para dirigir la Orden. Ese Martinista, Augustin Chaboseau, antiguo colaborador de Papus y el último superviviente del Consejo Supremo de 1891, era legalmente el único con derecho para dirigir los destinos del Martinismo. Se envió una delegación para entrar en contacto con él. Este, después de examinar la situación, aceptó dirigir el Martinismo. Durante el curso de la reunión especial de la F.U.D.O.S.I. la totalidad de los Martinistas presentes decidieron organizarse bajo la autoridad del Gran Maestro de la Orden Martinista Tradicional. Así pues, en Julio de 1939, la Orden Martinista Tradicional hizo su entrada en la F.U.D.O.S.I., de la que había estado ausente hasta entonces, mientras que la Orden Martinista Sinárquica era abandonada por sus miembros que se unieron a la O.M.T. 

Augustin Chaboseau, que acababa de tomar la dirección del Martinismo, reemplazó igualmente a Víctor Blanchard en el cargo de Imperator de la F.U.D.O.S.I. Se convierte en miembro del triángulo de dirección de esta organización compuesta por tres imperators: A. Chaboseau, Sar Hyeronymus y Ralph M. Lewis (que sucedió a su padre, fallecido el 2 de Agosto de 1939). Unos días más tarde, una carta del Consejo Supremo Internacional de la Orden Martinista Tradicional confirmó el nombramiento de Ralph M. Lewis como Gran Maestro Regional para Estados Unidos y miembro del Consejo Supremo Internacional. 


La Guerra de 1939-1945 

La Tradición Martinista se instaló de nuevo al otro lado del Océano Atlántico. Fue un buen momento, ya que unos meses más tarde los Martinistas europeos iban a conocer una nueva prueba, la segunda guerra mundial. Esta tendría fuertes consecuencias, pues numerosos Martinistas perderían la vida en los campos de batalla o en los campos de concentración. Poco después del comienzo de las hostilidades, el 14 de Agosto de 1940, el periódico oficial publicó un decreto gubernamental de Vichy prohibiendo en Francia todas las organizaciones secretas. La mayoría de los responsables de esas organizaciones fueron arrestados. La Orden Martinista Tradicional pasó oficialmente a estar durmiente en Francia, pero de hecho el verdadero trabajo no cesó, y las Logias “Athanor” y “Brocéliande” permanecieron secretamente activas. Augustin Chaboseau refugiado en Bretaña, no inquietó demasiado, pero el Dr. Béliard tuvo algunos contratiempos con la Gestapo. Georges Lagrèze se vio obligado a ocultarse en Normandía, después en Angers y, a pesar de las incesantes indagaciones en su domicilio, permaneció en contacto con Ralph M. Lewis por mediación de Jeanne Guesdon. 

Después de la guerra, en 1945, no quedaban más que algunos supervivientes. Bajo la dirección de Augustin Chaboseau, la Orden Martinista Tradicional se recobró oficialmente. Pero, Augustin Chaboseau pasó la transición el 2 de Enero de 1946 y Georges Lagrèze falleció en Angers el 16 de Abril de 1946. Con ellos, la Orden en Francia perdió los elementos esenciales. Jean Chaboseau fue elegido como sucesor de su padre. Jean Chaboseau era un Martinista de valor, pero no tenía sentido de organización. No tuvo éxito en reorganizar la Orden en Francia. Los miembros del Consejo Supremo le retiraron poco a poco su confianza y le dimitieron. Aquí es necesario aclarar que algunos Martinistas hicieron todo lo posible para hacerle difícil su tarea, y harto de querellas, él prefirió dejar a la Orden durmiente. Los Martinistas belgas, bajo la dirección de Sar Renatus (René Rosart) intentaron continuar el trabajo de la Orden bajo el nombre de “Orden Martinista Universal”. Víctor Blanchard aprobó esta Decisión, pero la muerte de René Rosart en Octubre de 1948 puso freno a la evolución de la Orden Martinista Universal. El hermano Heb Ailghim Si, (el Dr. E. Bertholet), sucedió a René Rosart, pero dejó extinguirse una Orden que jamás tuvo actividad alguna. El Dr. Bertholet murió el 13 de Mayo de 1965 sin haber nombrado sucesor. 

A pesar de ello, la Orden Martinista Tradicional no había sufrido ningún daño en Estados Unidos y trabajaba modestamente, esperando que las cosas se apaciguaran en Europa. Ralph M. Lewis conservó su título de Gran Maestro Regional. Unos diez años más tarde, cuando la Orden Martinista Tradicional se volvió a implantar en Francia y en otros países desde Estados Unidos, Ralph M. Lewis tomó el título de Gran Maestro Soberano. Durante 48 años dirigió la Orden Martinista Tradicional, es decir, hasta su transición el 12 de Enero de 1987. Gary Stewart le sucedió, después en Abril de 1990 fue elegido Christian Bernard para dirigir la Orden Martinista Tradicional. 


La Orden Martinista Tradicional hoy 

Como puede observarse, la Orden Martinista, a pesar de las adversidades, siempre ha logrado transmitir su luz a través de los tiempos. Si bien existen actualmente en algunas partes del mundo diversas “obediencias” martinistas, la Orden Martinista Tradicional es la que cuenta con el mayor número de miembros, esforzándose en mantener la luz que los Maestros del pasado le han confiado. Desde hace algunos años, el Gran Maestro Soberano de la Orden Martinista Tradicional, el hermano Christian Bernard, ha estado trabajando pacientemente para reorganizar la Orden. Cien años después de la creación del Consejo Supremo de 1891, y sesenta años después de la creación de la Orden Martinista Tradicional, quiere volver a centrar la Orden sobre sus valores y prácticas tradicionales, y adaptarla al mundo moderno. Así pues, la Orden está conociendo, bajo su dirección, un renacimiento. 

Cien años después de la Revolución francesa, los Martinistas, bajo la dirección de Papus, habían querido contribuir a la espiritualización de su época. Con la esperanza de participar en esta gran misión, habían propagado al mundo los “Servidores Desconocidos”, para que la Obra pudiese llevarse a cabo. Las circunstancias de esa época eran importantes: las amenazas que pesaban sobre el esoterismo occidental y el desarrollo de la civilización industrial, el advenimiento del “reinado de la cantidad”. Nuestra época presenta numerosas similitudes con ese periodo, y cada uno de nosotros puede comprobar que, aunque hemos celebrado, hace poco, el bicentenario de la Revolución francesa, todavía queda mucho por hacer. Víctor Hugo decía: “La revolución cambia todo, excepto el corazón humano”. El hombre, como en la época del resurgimiento del Martinismo, está en peligro por el progreso y no es por casualidad que Organizaciones Iniciáticas, tales como la Orden Martinista Tradicional, vuelvan a estar de nuevo activas, pues nos enseñan que no es en el exterior donde se produce la revolución, sino en el corazón de cada uno de nosotros; esto es lo que los Martinistas llaman la “Vía Cordial”. 


NOTAS: 

(1) No todos los historiadores del Martinismo están de acuerdo sobre este punto. Algunos consideran que Saint-Martin no ha transmitido iniciaciones en el sentido en el que se entiende habitualmente. Según ellos, es a Papus a quien hay que considerar como el creador de la Iniciación Martinista. Sobre esto, ver “Le Martinisme” de Robert Amadou, ed. De l’Ascèse 1979, Chap. IV. Hasta ahora, ningún elemento permite aportar un juicio definitivo en un sentido o en otro. 

(2) “Le Lys dans la Vallée”, H. De Balzac, Nelson 1957, pág. 64. 

(3) Sobre las circunstancias de esta iniciación, ver el artículo “Un Serviteur Inconnu Pierre Augustin Chaboseau”, en otro artículo de la revista El Rosacruz, enero/febrero/marzo 1993. 

(4) Esta creación fue anunciada en “La Iniciación”: n° 10 de Julio de 1891, pág. 83-84; n° 11 de Agosto 1891, pág. 182 y n° 12 septiembre, pág. 277 1891. 

(5) “Essais de Sciences Maudites, I, “Au Seuil du Mystère”, G. Carré, París 1890, pág. 158. 

(6) “Esai de Synthèse des Sciences Ocultes”, F. Olivet Castelot, E. Nourry, París 1928, pág. 189. 

(7) y (8) “Tutti gli Uomini del Martinismo” Gastone Ventura, Editrice Atanor, Roma 1978, pág. 52. 

(9) “Le Martinisme”, Robert Amberlain, Niclaus, París 1946, pág. 151-155. 

(10) Jean Bricaud tuvo sucesores de los que es imposible hablar aquí por falta de espacio. Para más información sobre este punto, ver el estudio “Le Martinisme, son histoire et sa philosophie”, Christian Rebisse. 

(11) “Papus, sa Vie, son Oeuvre”, Philippe Encause, ed. Pythagore, Paris 1932. Jean Reyor en el “Voile d’Isis” de Diciembre 1932, pág. 793-794, fue el primero en señalar este aspecto sobre el hijo de Papus: “Parece que se haya dejado de lado sistemáticamente todo lo que ha podido ser verdaderamente interesante en la carrera tan activa de ese asombroso Papus... ni una palabra sobre la constitución y sobre la vida de esta Orden Martinista de la cual Papus fue el animador ...” Philippe Encausse corregirá ese defecto en las edciones sucesivas de esa obra. 

(12) “Le Martinisme”. Robert Amberlain, Niclaus, Paris 1946, pág. 174. 

(13) F.U.D.O.S.I. abreviatura de “Fédération Universelle Des Ordres et Sociétés Initiatiques”. 

(14) Este acontecimiento fue anunciado en el número de Agosto-Septiembre de 1934 de la revista “Adonhiram”, pág. 6.


Jacques Bergier - Melquisedeque

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