quarta-feira, 6 de outubro de 2021

Luciferianos

Se dio el nombre de luciferianos a los que se adhirieron al cisma de Lucifer, obispo de Cagliari en Cerdeña.

El cisma de Lucifer acaeció en el siglo IV con el siguiente motivo. Después de la muerte del emperador Constancio II favorecedor de los arrianos, su sucesor Juliano restituyó a sus sillas a los obispos desterrados. San Atanasio y Eusebio de Vercelli reunieron un concilio en Alejandría el año de 362, con el ánimo de restablecer la paz y en él se resolvió admitir a la comunión a los obispos que en el de Remini habían hecho por debilidad traición a la fe católica con tal que reconociesen su fallo. El concilio comisionó a Eusebio para calmar las divisiones que turbaban la Iglesia de Antioquía en la cual unos reconocían a su obispo Eusebio que había sido desterrado de su silla por su adhesión a la fe católica y otros, a Melecio que después de haber sido semi-arriano, volvió a esta misma fe.

Lucifer, en lugar de ir con Eusebio al concilio de Alejandría, fue derecho a Antioquía y ordenó por obispo a Paulino, cuyas virtudes esperaba que reunirían los dos partidos. Esta elección desagradó a la mayor parte de los obispos de Oriente y aumentó las turbulencias porque en lugar de dos obispos y dos partidos se hallaron de repente con tres obispos. Lucifer, ofendido de que Eusebio y los demás no aprobasen lo que él había hecho, se separó de su comunión, no quiso tener ninguna sociedad con los obispos recibidos a la penitencia, ni con los que le habían hecho la gracia de admitirlos. Sin embargo, las señales de arrepentimiento que habían manifestado los hacían dignos de la indulgencia de sus hermanos.

Así, este prelado recomendable por sus talentos y virtudes por su adhesión a la fe católica y por sus trabajos, turbó la paz de la Iglesia por un rigorismo exagerado y perseveró en el cisma hasta la muerte. No se le acusa de ningún error sobre el dogma pero sus partidarios no tuvieron tanto miramiento: uno de ellos llamado Hilario, diácono de Roma, sostenía que los arrianos, igualmente que los otros herejes y cismáticos debían ser bautizados cuando volviesen al seno de la Iglesia. Jerónimo de Estridón le refutó con solidez en su Dial, contra los luciferianos: sostiene que los padres de Remini solo pecaron por sorpresa: que su corazón no había sido cómplice de su debilidad porque si no profesaron con bastante exactitud el dogma católico, tampoco habían enunciado el error, todo lo que se prueba por las actas del mismo concilio.

Los luciferianos se esparcieron aunque en pequeño número por Cerdeña y por España. En una representación que dirigieron a los emperadores Teodosio, Valentiniano y Arcadio hicieron profesión de no querer comunicar con los que consintieron en la herejía, ni con los que les concedieron la paz: sostenían que el papa San Dámaso, San Hilario de Poitiers, San Atanasio y los demás confesores habían hecho traición á la verdad católica, admitiendo a la penitencia a los arríanos. Véase a Pelavio, t. 2, l. 4, c. 4, §. 10 y 11: Tillemont, t.7, pág. 514.

Faustino Luciferano

Faustino Luciferano fue un sacerdote de la secta cismática de los luciferianos en el siglo IV.

Lo poco que se sabe de Faustino hay que buscarlo en sus escritos. Por el año 380 era en Roma sacerdote de la secta cismática de los luciferianos. Presbítero romano del siglo IV. Participó en el Concilio de Nicea. Es uno de los padres de los primeros siglos que menos datos se conocen de su vida. El apellido Luciferino proviene de haberse adherido a una secta que lideraba Lucifer de Cagliari, condenado por san Atanasio, san Hilario de Poitiers, Osio de Córdoba y Liberio de Roma.

Escribió su famoso tratado De Trinitate inspirado en Gregorio de Elvira, junto con otros dos escritos compuesto hacia el 380 y que dedicó probablemente a Flacila, esposa del Emperador Teodosio. Esta obra expone los puntos fundamentales de la doctrina católica antiarriana, sin especial originalidad, pero de manera muy clara. Faustino expresa primero la posición arriana, después añade una exposición de conjunto con la doctrina católica, y desciende luego a cuestiones particulares para dilucidar algunos puntos nodales de la controversia (el Hijo no ha sido creado, sino que es verdadero Hijo y verdadero Dios; la inmutabilidad del Hijo, sobre todo en relación con la encarnación), así como comentarios a textos bíblicos muy debatidos por ambas partes (Jn 14, 28; Hch 2, 36; Prov. 8, 22). Esta obra termina con una exposición breve, pero completa, sobre el Espíritu Santo.

Envió una breve profesión de fe a Teodosio para defenderse de la acusación de sabelianismo que le habían lanzado los católicos. Dicha profesión la realiza debido a que no parece muy subsidiario de Ambrosio y otros. Faustino se mueve con competencia y desenvoltura a pesar del riguroso tecnicismo del asunto. Esta profesión de fe demuestra un sentido teológico más despierto en especial en la doctrina del Espíritu Santo.


Obras

De Trinitate sive de fide adversus Arianos (De Trinitate), escrita hacia el 380, dedicada a la emperatriz Flacila. Por esta obra es acusado de sabelianismo (confusión de las tres divinas personas). Basándose en los lugares básicos de la Sagrada Escritura, Faustino explica la realeza y sacerdocio de Cristo, procedentes de la plenitud de la unción del Espíritu Santo. Por su belleza teológica ha merecido figurar en la Liturgia de las Horas.

El præfatio a su memorial que se creía obra de Faustino, no lo es sino de Ursiniano.

De confessione verae fidei et ostentatione sacrae communionis et persecutione adversantium veritati, conocido mejor como Libbellus precum, escrito en el 384, junto con el sacerdote luciferano Marcelino, dirigido a Teodosio para obtener la protección de los cismáticos contra las violencias de los católicos. La obra contiene, junto con elementos legendarios, noticias importantes para la historia de los luciferanios. Sus deducciones son exageradas y partidistas. Este escrito es de gran importancia para conocer el cisma.

Lucifer de Cagliari

Lucifer, fallecido en Cagliari el 20 de mayo de 370, fue obispo de Cagliari, en Cerdeña. Fue defensor de la ortodoxia católica contra el arrianismo y es venerado como santo por algunas confesiones cristianas.

Aparece por primera vez en la historia en el año 354, cuando ya era obispo de Cagliari. En el año 355 fue enviado por el papa Liberio al Concilio de Milán para defender a San Atanasio, acabando desterrado por el emperador Constancio II, junto a Osio de Córdoba, Dionisio de Milán, Hilario de Poitiers, Eusebio de Vercelli y el mismo papa Liberio.

Durante su exilio, fue enviado a Siria, después a Palestina y, finalmente, a Egipto. Durante su estancia en Eleutherópolis (actual Bayt Jibrin, Palestina) escribió la obra Ad Constanetium Augustum pro Sancto Athanasio Libri II, en favor de sus tesis, pero escrito en un lenguaje furioso y poco razonado. A la muerte del emperador Constancio II en el 362 d.c., los obispos exiliados pudieron regresar.

En el concilio de Alejandría (362 d. C.), San Atanasio preconizó una actitud de perdón respecto a numerosos obispos que habían suscrito fórmulas arrianas, pero Lucifer afirmó que la herejía no difiere de la apostasía y entraña la pérdida del poder de orden. En Antioquía ordenó cómo obispo al diácono Paulino, enfrentándose por ello con Melecio de Antioquía y Eusebio de Vercelli, este último enviado para hacer de mediador en el conflicto.

Como sus opiniones extremas no recibían apoyo oficial de la Iglesia, se retiró a Cerdeña donde fundó una pequeña secta conocida por los Luciferianos en la que ningún obispo arriano o que hubiese favorecido a los arrianos podía ser reintegrado en la Iglesia aunque mostrase arrepentimiento o confesase sus errores; además, los obispos que hubiesen atendido las súplicas de éstos también quedarían incluidos en el mismo anatema.

Murió en el 370 d.c.3​


Obra escrita

Escribió algunas obras y epístolas, todas las cuales se conservan excepto la primera, escrita cuando fue encarcelado en Milán después del concilio:


1. Epistola ad Catholicos (355, perdida).

2. Epistola ad Eusebium (355).

3. De non conveniendo cum Haereticis (357).

4. De Regibus Apostolicis (358).

5. Ad Constantium Augustuum pro Sanclo Athanasio, Libri II (360).

6. De non parcendo in Deum delinquentibus (360).

7. Moriendum pro Filio Dei (361).

8. Epistola ad Florentium Magistirum Officiorum (361).

En 1568, Jean du Tillet publicó una edición de las obras de Lucifer.


La mayor parte de los escritos de Lucifer son Libelos integristas, cuyo contenido teológico resulta exiguo.


Veneración

Durante el siglo XVI, el obispo Francisco de Esquivel encontró los cuerpos de mártires sardos y el de Lucifer fue encontrado alrededor de la Basílica de San Saturnino. En 1623 se encontró una lápida de mármol con la inscripción:

Hic iacet BM Lucif Crus Arcepis Callapitanus Primarius Sardine et Corice.ca fl s r me eclesiae que vixit.annis LXXXI.K.Die XX mai.

También se halló una tumba con huesos y una lápida que decía:

A. Llucifer Epp.

Las reliquias encontradas fueron llevadas al Santuario dei Martiri de la Catedral de Santa María de Cagliari el 24 de junio de 1623.


Santidad de Lucifer

La santidad del obispo de Cagliari ha sido discutida desde tiempos antiguos. Sus seguidores, cómo Gregorio de Elvira, fueron atacados por Jerónimo de Estridón en Altercatio Luciferiani et Orthodoxi (Litigio entre luciferianos y ortodoxos, 378) por su rigorismo doctrinal y disciplinario. También, Jerónimo se posicionó en contra de las tesis de Lucifer en su diálogo Adversus Luciferianos.

Ambrosio de Milán, en De excessu fratris Satyri (375), lo considera cismático. Posteriormente, diversos autores se manifestaron tanto a favor cómo en contra para considerarlo un santo venerable. En 1639, el arzobispo Ambrogio Machin escribió una Defensio Sanctitatis beati Luciferi (Defensa de la santidad del beato Lucífer). Urbano VIII decretó el 20 de junio de 1641 que se dejase de hablar en público sobre la cuestión, y prohibió defender o condenar la santidad hasta que la Santa Sede decidiese alguna cosa.

Lo que se conoce por Cisma Luciferino consiste en la posición intransigente de cierto número de obispos de Italia y España respecto a las antiguas herejías.

Lúcifer (bispo)

Lúcifer ou Lúcifer Calaritano (em latim: Lucifer Calaritanus; em italiano: San Lucifero) foi um bispo de Cagliari na Sardenha e é um santo cristão conhecido, sobretudo, pela sua oposição ao arianismo.

Sua festa, no calendário da Igreja Católica é dia 20 de maio. Uma capela na Catedral de Caligliari é dedicada a São Lúcifer (talvez a única no mundo). Maria Josefina de Saboia, rainha consorte, esposa de Luís XVIII de França, está enterrada lá.


Controvérsia ariana

No Concílio de Milão em 354 defendeu Atanásio de Alexandria e se opôs a arianos poderosos, o que fez o imperador Constâncio II, simpatizante dos arianos, confiná-lo por três dias no palácio. Durante seu confinamento, Lúcifer debateu tão veementemente com o imperador que ele acabou por ser banido, juntamente com Eusébio de Vercelli e Dionísio de Milão, primeiro à Palestina e depois, para Tebas, no Egito. No exílio escreveu duras cartas ao imperador, que o pôs sob o risco de martírio.


Controvérsia ariana e os luciferianos

Após a morte de Constâncio e a ascensão de Juliano, o Apóstata, Lúcifer foi solto em 362. Entretanto não se reconciliaria com antigos arianos ou quem tivesse tido contato com eles. Ele se opôs ao bispo Melécio de Antioquia, que passou a aceitar o credo de Niceia (e por isso foi deposto pelos arianos). Embora Melécio tivesse o apoio de muitos proponentes da teologia de Niceia em Antioquia, Lúcifer apoiou o partido Eustatiano, que tinha se mantido firme no credo de Niceia, e prolongou assim o cisma entre os melecianos e os eustatianos ao consagrar, sem licença prévia, um certo Paulino como bispo. Feito isso, ele retornou à Cagliari onde, de acordo com Jerônimo (em De Viris Illustribus - cap. 95 [3]), ele morreu em 370 dC.

Nos dá uma pista disso os escritos de Santo Ambrósio, Santo Agostinho e São Jerônimo, que referem-se a seus seguidores como luciferianos, uma divisão que surgiu no início do século V. Jerônimo em seu ALTERCATIO LUCIFERIANI ET ORTHODOXI (Altercação entre Luciferianos e Ortodoxos) demonstra quase tudo que se sabe sobre Lúcifer e suas ideias. Inclui-se entre os principais escritos do bispo de Cagliari: DE NON CONVENIENDO CUM HAERETICIS, DE REGIBUS APOSTATICIS, e DE S. ATANASIO.

Após sua morte, os Luciferianos foram liderados pelo seu discípulo principal, São Gregório de Elvira.


Obras

Os escritos de Lúcifer de Cagliari que chegaram até nós, todos do período em que esteve exilado, são direcionados contra o Arianismo e contra a reconciliação com a heresia. Suas obras são escritas na forma de discursos feitos diretamente para Constâncio e repetidamente chamam o imperador pela segunda pessoa. Seus principais escritos são Moriundum esse pro Dei filio ("É necessário morrer para o Filho de Deus"), De non conveniendo cum haereticis ("Sobre não conviver com os heréticos"), De regibus apostaticis ("Sobre reis apóstatas"), De non parcendo in Deum delinquentibus ("Sobre não perdoar aqueles que transgrediram contra Deus") e dois livros sobre Quia absentem nemo debet iudicare nec damnare, sive De Athanasio ("Que ninguém deve ser julgado ou condenado enquanto ausente, ou Sobre Atanásio"). Seus textos citam extensivamente a Bíblia e por isso são fontes muito úteis para a Vetus Latina. Também sobreviveram duas cartas que são supostamente correspondências entre Lúcifer e o secretário do imperador, Florêncio, sobre o tema de algumas obras inflamatórias que Lúcifer havia mandado para o imperador.


Veneração

O status de Lúcifer como santo é tema de controvérsia. De acordo com John Henry Blunt:


A igreja de Cagliari celebrou a festa de um São Lúcifer em 20 de maio. Dois arcebispos da Sardenha escreveram contra e à favor da santidade de Lúcifer. A congregação da Inquisição impôs silêncio em ambas as partes e decretou que a veneração de Lúcifer deveria permanecer como está. Os Bolandistas defenderam este decreto da congregação... alegando que o Lúcifer em questão não é o autor do cisma, mas outro que teria sofrido martírio na perseguição dos vândalos

— Dictionary of Sects, Heresies, Ecclesiastical Parties, and Schools of Religious Thought, John Henry Blunt.


O titulo pelo qual é conhecido

Seu título demonstra que Lúcifer não era, pelo menos no século IV, apenas um sinônimo para Satã. Todavia, com os movimentos a partir do século XIX houve certa confusão, dando a entender que luciferianos (diferentemente do sentido teológico que é apresentado aqui) fossem satanistas. É de se observar que isso não faz com que seu culto seja suprimido ou sua canonização reavaliada. Muito embora ele não seja muito citado para evitar mal-entendidos e escândalos.

SÃO LÚCIFER: O SANTO QUE A IGREJA CATÓLICA ESCONDE

Em função da confusão que o nome traz, parece que nem mesmo a igreja católica gosta muito de falar neste bispo. Coitado, ficou esquecido no tempo e renegado pela fé que professava devido a enorme infelicidade de seu nome. Mas confusão não é o único motivo que leva a igreja a esconder o santo; se essa entidade fosse de fato divulgada, a igreja teria que admitir que o nome Lúcifer, na bíblia atrelado a toda história do mal e carregado de um sentido negativo, não passaria de um nome comum que seria inclusive de um santo da própria igreja.


Conheça São Lúcifer!


QUEM FOI LÚCIFER, O SANTO?


Lúcifer ou Lúcifer Calaritano nasceu no séc. IV, na Itália. Foi consagrado bispo de Cagliari na Sardenha e ficou muito conhecido pela sua oposição ferrenha ao arianismo, uma visão cristológica antitrinitariana sustentada pelos seguidores de Ário, presbítero cristão de Alexandria nos tempos da Igreja primitiva. Ário negava a existência da consubstancialidade entre Jesus e Deus, concebendo Cristo como um ser pré-existente e criado, subordinado a Deus e dele filho. Para Ário e os arianistas, Jesus não era Deus e sim um homem que dele descendia, como todos os outros que andavam sobre a Terra. Portanto, para São Lúcifer, Jesus era Deus feito carne, o próprio criador manifesto na matéria.


No Concílio de Milão em 354, São Lúcifer defendeu Atanásio de Alexandria e se opôs a arianos poderosos, o que fez o imperador Constantino II, simpatizante dos arianos, confiná-lo por três dias no palácio. Durante seu confinamento, Lúcifer debateu tão veementemente com o imperador que ele acabou por ser banido, primeiro para a Palestina e, depois, para Tebas, no Egito. Porém, como ninguém vive para sempre, Constantino II falece e em seu lugar assume Juliano, o que beneficia muito Lúcifer. Pouco depois, em 362, ele é solto e inocentado pelo imperador. Entretanto, Lúcifer se mantinha fiel às críticas ao arianismo, o que continuou lhe causando problemas.


Pouco depois, ele se opôs duramente ao bispo Melécio de Antioquia, que passou a aceitar o credo de Nicéia. Embora Melécio tivesse o apoio de muitos proponentes da teologia de Nicéia em Antioquia, Lúcifer apoiou o partido Eustatiano. Eustácio de Antioquia, também chamado de o Eustácio, o Grande, foi o bispo de Antioquia entre 324 e 332. Ele se tornou bispo de Antioquia imediatamente antes do Primeiro Concílio de Nicéia e se destacou como um opositor zeloso contra o arianismo. Após isso, Lúcifer teria retornado à Cagliari onde, de acordo com relatos, teria morrido em 370 d.C.


Também conhecemos a história de São Lúcifer através dos escritos de Santo Ambrósio, Santo Agostinho e São Jerônimo, que se referem aos seguidores de Lúcifer como luciferianos, uma divisão que surgiu no início do século V.


No calendário católico, a festa de São Lúcifer ocorre em 20 de maio. Em sua homenagem, foi construída uma capela na Catedral de Cagliari e Maria Josefina Luísa de Savóia, rainha consorte e esposa de Luís XVIII da França, está enterrada lá.

NOMINALISMO: O GRANDE INIMIGO DE SÃO LÚCIFER

Infelizmente, o nominalismo atingiu em cheio São Lúcifer em função da associação de seu nome com a entidade suprema do mal, Satanás. Nominalismo é uma escola filosófica Idade Média Tardia que teve grande influência na história do pensamento humano. O nominalismo surgiu na sua forma mais radical no século XI por intermédio de Roscelino de Compiègne, filósofo e teólogo francês. Compiègne atribuía universalidade aos nomes, daí a origem do termo.


Nominalismo é um conceito denso de compreensão trabalhosa. Entretanto, podemos simplificar seu significado e colocar alguns exemplos que podem ajudar a compreender como esse pensamento provocou o esquecimento e ocultação de São Lúcifer. Pois bem, pensemos no peixe-boi. Segundo nominalismo, mesmo que ele não seja boi, ele deve ser obrigatoriamente peixe, já que seu nome afirma essa condição existencial. O que é um engano terrível, porque peixe-boi nem é peixe, nem é boi, mas sim um mamífero aquático da ordem Sirenia. Curiosamente, o peixe-boi na verdade é próximo dos elefantes, que pertencem a ordem Proboscidea. Mesmo não sendo um peixe, o peixe-boi tem aspecto de peixe, pois possui duas nadadeiras peitorais no lugar das patas dianteiras e uma grande nadadeira na região da cauda, no lugar das patas traseiras. Assim, segundo a tradição nominalista, peixe-boi é peixe ,pois, assim indica seu nome.


“Peixe-boi nem é peixe nem é boi”

Leandro Karnal


Um outro exemplo é a grande confusão política em torno do nazismo, que, especialmente em tempos de polarização política no Brasil atribui esse momento histórico à esquerda, um engano mais terrível do que dizer que peixe-boi é peixe. Isso porque o partido de Hitler chamava-se Partido Nacional-Socialista dos Trabalhadores Alemães, embora tivesse uma orientação absolutamente alinhada a extrema-direita. Tanto é que os socialistas e comunistas foram os primeiros a inaugurar as fornalhas onde eram queimados os prisioneiros dos campos de concentração. Esse tipo de afirmação chamou a atenção tanto da Alemanha quanto de Israel, que não se cansa de corrigir esse erro crasso através de notificações oficiais, mas que, frente ignorância de certos brasileiros somada ao ódio e paixão que depositam na política, acabam por ser inúteis. Vale lembrar que o Brasil é o único país de que se tem notícia onde o nazismo é atrelado às ideologias de esquerda, pelo fato do governo de Hitler ter sido mortal e totalmente autoritário. E o nominalismo tem tudo a ver com isso! Ora, se o partido de Hitler continha a palavra socialista e trabalhadores no nome, só pode ser de esquerda. Não há aula de história que dê conta de cabeças tão adoecidas.


“Não há lugar para a sabedoria onde não há paciência”

Santo Agostinho


Seguindo essa lógica, se o santo chama-se Lúcifer, trata-se de uma associação com o diabo. Movimentos a partir do século XIX deram a entender que luciferianos eram satanistas, logo, São Lúcifer foi escondido e seu nome evitado tanto pela igreja quanto pelos fiéis. Mas vale dizer que apesar de toda essa confusão, o culto a São Lúcifer não é proibido e nem a sua canonização corre risco de revisão.


Se você gostou de perceber a diferença entre significado e significante, aqui vai mais uma última informação que pode ser bastante indigesta: Lúcifer significa em latim “O Portador de Luz”.

SÃO LÚCIFER CALARITANO

Primeiramente temos que desmistificar a palavra lúcifer:

Muitos podem ficar horrorizados com um santo chamado Lúcifer, mas, nos primórdios do cristianismo o nome lúcifer não era sinônimo para Satã, muitos cristãos eram batizados com esse nome em homenagem a Jesus, já que não ousavam utilizar o nome do Filho de Deus. No latim lúcifer significa o que traz a luz.


Lúcifer, do latim formada por duas palavras “lux” (luz) e “ferre” (portar, carregar, trazer), lúcifer: o que traz a luz.


Jó 11,17: “et quasi meridianus fulgor consurget tibi ad vesperam et cum te consumptum putaveris orieris ut lucifer”.


Na 2ª Epístola de São Pedro, onde o Apóstolo diz “et lucifer oriatur in cordibus vestris” ou “e a Estrela da Manhã nasce em vossos corações”, Estrela da Manhã significa Jesus. “e estrela… e o mesmo Jesus ilumine por completo as vossas almas” – Comentário da Bíblia Sagrada traduzida pelo Padre Matos Soares, 13ª Edição, Edições Paulinas de 1961.


“Et habemus firmiorem propheticum sermonem, cui bene facitis attendentes quasi lucernae lucenti in caliginoso loco, donec dies illucescat, et lucifer oriatur in cordibus vestris (Epistula II Petri 1, 19)”


A forma como é utilizada a palavra lúcifer atualmente não é muito antiga, remonta do século XIX, por influência, de mais um erro protestante.


São Lúcifer Calaritano

Lúcifer Calaritano, Santo da Igreja Católica, morreu por volta do ano 370, sua festa litúrgica é comemorada no dia 20 de maio. Foi Bispo de Cagliari na Sardenha, conhecido pela sua luta contra o arianismo (o arianismo, que negava que Cristo fosse Deus, tratando-O como uma espécie de “semideus”, no que, para tanto, compunha canções a fim de espalhar tais ensinamentos).


Ário já havia sido combatido anteriormente por Santo Atanásio, a quem se atribui o Quicumque vult ou o Credo de Santo Atanásio que diz: “Quem quiser salvar-se deve antes de tudo professar a fé católica. Porque aquele que não a professar, integral e inviolavelmente, perecerá sem dúvida por toda a eternidade. A fé católica consiste em adorar um só Deus em três Pessoas e três Pessoas em um só Deus. Sem confundir as Pessoas nem separar a substância. Porque uma só é a Pessoa do Pai, outra a do Filho, outra a do Espírito Santo. Mas uma só é a divindade do Pai, e do Filho, e do Espírito Santo, igual a glória e coeterna a majestade. Pelo que foi perseguido e exilado”.


São Lúcifer, no Concílio de Milão (354), defendeu violentamente Santo Atanásio de Alexandria e suas ideias, ao ponto de ser também exilado pelo imperador Constâncio II, que havia aderido à doutrina ariana. Juntamente com o bispo, outro santo foi exilado, Eusébio de Vercelli, defensor da plena divindade de Cristo. Escreveu obras contrárias às heresias, sempre criticando duramente o arianismo, de modo que, seus seguidores eram chamados luciferianos, que posteriormente foram liderados por São Gregório de Elvira. A seu respeito, escreveu São Jerônimo na Altercatio Luciferiani Et Orthodoxi.


Segundo os escritos de São Jerônimo, Lúcifer faleceu em 370, na cidade de onde é patrono, Cagliari.


Pois bem. Vemos, portanto, que o nome Lúcifer não foi o maior dos problemas para o santo, mas sim, a defesa inabalável de Nosso Senhor Jesus Cristo. Muitos podem pensar que seus pais não tinham muito amor ao chamá-lo assim. Todavia, lembramos mais uma vez que lucifer não designava Satanás, o que veio somente a veio a surgir com mais “popularidade” com São Jerônimo que concorda com a ideia de que Lúcifer é o estado anterior em que se encontrava o anjo caído antes de sua rebelião, da luz para a escuridão.


Outra evidência sobre a inadequação do referido nome é que na Liturgia, mais precisamente no Exsultet (Proclamação da Páscoa), a Igreja exalta a glória de Nosso Senhor designando-o como da Igreja, Nosso Senhor:


“Flammas eius lucifer matutínus invéniat: ille, inquam, lucifer, qui nescit occásum. Christus Fílius tuus, qui, regréssus ab ínferis, humáno géneri serénus illúxit, et vivit et regnat in sæcula sæculórum” (Que ele brilhe ainda quando se levantar o astro da manhã, aquele astro que não tem ocaso: Cristo Vosso Filho, que, ressuscitando de entre os mortos, iluminou o género humano com a sua luz e a sua paz e vive glorioso pelos séculos dos séculos).


Isto a Igreja, em sua santa sabedoria, o faz em conformidade com as Escrituras, pois o próprio Cristo diz “Eu, Jesus, enviei o meu Anjo para vos testificar todas estas coisas a respeito das Igrejas. Eu sou o Rebento da família de David, a brilhante estrela da manhã” em Apocalipse 22, 16 e noutro lugar “Pois também Eu recebi do Pai esse poder. Vou dar ao vencedor a Estrela da manhã”.


Não bastasse tudo isso, Santo Antônio de Pádua, falecido em 1231, nos brinda com belíssimas palavras, a fim de ratificar tudo isto que expusemos, não deixando dúvidas seu conhecimento e seu amor à Virgem Santíssima: “A estrela da manhã ou Lúcifer é Maria Santíssima, que, nascida no meio da névoa, afugentou a névoa tenebrosa, e na manhã da graça anunciou o sol da justiça aos que habitavam nas trevas. Dela diz o Senhor a Jó, És tu porventura que fazes aparecer a seu tempo a estrela da manhã (Jó 38,32).


Quando chegou o tempo da misericórdia (Salmo 101,14), o tempo de edificar a casa do Senhor, o tempo aceitável e o dia da salvação, o Senhor fez aparecer a estrela da manhã, Maria Santíssima, para luz dos povos. Os povos devem dizer o que disseram a Judite, como se lê no seu livro: O Senhor abençoou-te com a sua fortaleza, porque ele por ti aniquilou os nossos inimigos… Ó filha, tu és bendita do Senhor Deus altíssimo, sobre todas as mulheres que há sobre a terra”.


Bendita seja a Estrela Matutina! Bendita seja a Grande Mãe de Deus, Maria Santíssima!


Diz-se que o uso do substantivo lúcifer como o que estamos acostumados a ouvir remontado o século XIX e tem perdurado até os nossos tempos, indiscriminadamente, sem ao menos haver uma busca por maior compreensão.


Parece-nos que ocorreu algo semelhante a cruz invertida, símbolo do martírio de São Pedro, hoje, causa de escândalo para muitos por crerem que seja o símbolo do anticristo, sendo ostentados por “satanistas” ou ainda, servindo de ataque por parte dos protestantes à Santa Igreja de Deus.


Esclarecidas as coisas, não esqueçamos de pedir a intercessão de São Lúcifer, especialmente, no dia 20 de maio, em que a Igreja celebra sua memória, a memória de um grande santo, que defendeu com bravura Nosso Senhor Jesus Cristo e, consequentemente, a Santa Religião.


Santo Ambrósio, Santo Agostinho e São Jerônimo deixaram muitas referências sobre a sua vida e obras.

São Lúcifer, defensor da Igreja


"Rogamos a São Lúcifer Calaritano, para que, como ele combateu ferozmente a heresia ariana, possamos também combater as diversas heresias da atualidade."

Muitos podem ficar horrorizados com um santo chamado Lúcifer, mas, nos primórdios do cristianismo o nome lúcifer não era sinônimo para Satã, muitos cristãos eram batizados com esse nome em homenagem a Jesus, já que não ousavam utilizar o nome do Filho de Deus. No latim lúcifer significa o que traz a luz.

Lúcifer, do latim formada por duas palavras “lux” (luz) e “ferre” (portar, carregar, trazer), lúcifer: o que traz a luz.

Jó 11,17 “ et quasi meridianus fulgor consurget tibi ad vesperam et cum te consumptum putaveris orieris ut lucifer”.  

Na 2ª Epístola de São Pedro, onde o Apóstolo diz “et lucifer oriatur in cordibus vestris” ou “e a Estrela da Manhã nasce em vossos corações”, Estrela da Manhã significa Jesus. “e estrela... e o mesmo Jesus ilumine por completo as vossas almas” - Comentário da Bíblia Sagrada traduzida pelo Padre Matos Soares, 13ª Edição, Edições Paulinas de 1961.

"Et habemus firmiorem propheticum sermonem, cui bene facitis attendentes quasi lucernae lucenti in caliginoso loco, donec dies illucescat, et lucifer oriatur in cordibus vestris (Epistula II Petri 1, 19)"

A forma como é utilizada a palavra lúcifer atualmente não é muito antiga, remonta do século XIX, por influência, de mais um erro protestante.

Lúcifer Calaritano, Santo da Igreja Católica, morreu por volta do ano 370, sua festa litúrgica é comemorada no dia 20 de maio. Foi Bispo de Cagliari na Sardenha, conhecido pela sua luta contra o arianismo e no Concílio de Milão defendeu Santo Atanásio opondo ferozmente contra os arianos, sendo banido, por ordem de Constâncio II.

Após a morte de Constâncio II, retornou do exilio continuando a combater a heresia ariana até a sua morte em 370. Seus seguidores eram chamados luciferianos.

Santo Ambrósio, Santo Agostinho e São Jerônimo deixaram muitas referências sobre a sua vida e obras.

Há uma Capela dedicado a Santo Lúcifer Calaritano, talvez a única, local onde a rainha consorte de Luís XVIII de França, Maria Josefina de Saboia está sepultada.


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