segunda-feira, 17 de agosto de 2020

Astrosofía Parte 14

 


La naturaleza del mundo Planetario: Venus
La esfera del planeta Venus

Un estudio de la naturaleza astronómica de los planetas Venus y Mercurio implica tremendos problemas que aún no han sido resueltos. Vamos a tratar de dar una imagen esquemática de los movimientos de Venus en el marco de la lemniscata Sol-Tierra. Hay que destacar que esta no es la solución definitiva, pero podemos considerarla como una posibilidad, un camino imaginativo, de acuerdo a las indicaciones dadas por Rudolf Steiner. Sin embargo, a pesar de que estas indicaciones dejan abierta la duda, esperemos que un día sea posible demostrar la totalidad de la nueva concepción del sistema planetario de una manera verdadera y completa.

Podemos imaginar que la lemniscata, o mejor el cuerpo-lemniscatorio de la trayectoria de Sol-Tierra, ha llegado a existir a través de dos polaridades en el universo: una actividad radiante del Sol que tiene la tendencia a dejar un “agujero” hacia el centro y la actividad de contracción de la Tierra que tiende a “abombarse”, por así decirlo, en el agujero.

Un día podríamos incluso ser capaces de ver en la oposición de estas dos fuerzas la causa de la forma lemniscatoria en el universo. En el cuerpo humano estas dos fuerzas se manifiestan en la polaridad de las actividades que forman la cabeza y el cuerpo: la cabeza, una contracción, una entidad de mineralización y el cuerpo, una energía radiante y de dispersión. Sin embargo, cada uno penetra al otro. El poder adjudicador también está presente en el cuerpo y del mismo modo la actividad de dispersión funciona en la cabeza, a pesar de que se ve considerablemente obstaculizada en estas regiones. El resultado es la forma de lemniscata, que de múltiples maneras está escrita en la organización humana.

Ahora tenemos que imaginar los planetas Venus y Mercurio como moviéndose en pequeñas lemniscatas, tal vez fijados por sus puntos de cruce sobre la lemniscata Sol-Tierra, pero con la posibilidad de movimiento desde la parte derecha del Sol a la izquierda y también a la inversa. Así encontramos una razón al hecho de que el planeta Venus este a veces  delante del Sol (visto desde la Tierra) y en movimiento en contra de la dirección del movimiento del Sol (es decir, retrograda o realizando un bucle), y en otro momento (unos 10 meses más tarde) estará detrás del Sol o en conjunción superior (ver la posición b en el diagrama).


Los planetas Venus y Mercurio están fuertemente relacionados con el Sol; Están íntimamente cercanos, por lo tanto, también participan en la tendencia radiante del Sol. Si nos fijamos ahora en las posiciones A y B en el diagrama, podemos ver al mismo tiempo que tiene que haber una gran diferencia entre la condición de la esfera de Venus durante una conjunción inferior o bucle y una conjunción superior (b). En la posición (a), la esfera radiante de Venus, donde debemos imaginar el planeta y el espacio que penetra hasta la Tierra, se presiona en el espacio que está más o menos lleno de la actividad de contracción de la Tierra. Podemos imaginar que las fuerzas de la esfera de Venus tienen que luchar duro para mantener su posición en contra de las fuerzas de la Tierra.

La actividad radiante de Venus se ve entonces forzada en ese reino del universo que se manifiesta en el ser humano como las facultades organizativas de la cabeza; por lo tanto, las fuerzas de Venus pueden debilitarse en esta posición.

En caso contrario, la conjunción superior indicada por la posición b en el diagrama, las fuerzas de Venus parecen estar más en su propio elemento, en el entorno de radiación de la esfera Solar, por lo que las fuerzas de la esfera de Venus están relativamente fortalecidas en el momento de una conjunción superior. Sin embargo, el universo ha proporcionado un equilibrio para esto. En el artículo, “los acontecimientos en el Cielo” en la carta 13ª, ya se ha señalado que cada bucle o conjunción inferior de Venus esta seguida por una conjunción superior en la misma posición zodiacal cuatro años más tarde. Por lo tanto la influencia de debilitamiento, que está conectada con la conjunción inferior siempre se restablece de nuevo por el fortalecimiento de la conjunción superior en la misma posición. Estos ritmos de Venus, sobre todo el ritmo de cuatro años, pueden en el futuro ser de gran importancia para el trabajo de investigación científica; por ejemplo, en relación con las metamorfosis de los insectos y escarabajos y también en otros ámbitos.

Estructura poligonal de las órbitas de Mercurio y Venus

Ahora tenemos que tratar de crear un conocimiento de la calidad espiritual de las fuerzas que emanan de la esfera de Venus. En las cartas anteriores, hemos desarrollado el tema de que la esfera de la Luna es la esfera de los Ángeles. La esfera que tiene su “centro” en el planeta Venus es el reino de los Arcángeles; por lo tanto, la “biografía” espiritual de los Arcángeles se manifiesta todavía hoy en la influencia de esta esfera, cuyas condiciones siempre cambiantes se indican en los movimientos y gestos del planeta.

Dentro de la evolución del Antiguo Saturno, los Arcángeles estaban en un estado de conciencia que podría compararse con la del reino animal actual. En este estado recibieron la colaboración de los elevados Espíritus del Amor, que sacrificaron sus majestuosas visiones sobre los acontecimientos del Antiguo Saturno. Así juntos crearon los primeros gérmenes etéreos de los órganos de los sentidos en nuestro ancestro humano. Los Arcángeles durante la evolución del Antiguo Sol alcanzaron el estado de conciencia que el ser humano ha adquirido sólo con la evolución de la Tierra. El precursor de la humanidad en el Antiguo Sol tenía un cuerpo que se dividió en dos partes. Consistía en una parte avanzada compuesta de sustancias que se habían condensado a la condición de “aire”, y otra parte de esta sustancia corporal no había evolucionado más allá del estado alcanzado en el planeta Antiguo Saturno. Constaba de calidez o de calor que rodeaba la parte de aire como una funda y también penetrándolo como si fuera un esqueleto.

 Los Arcángeles trabajaron entonces dentro de este elemento de calor aportando los gérmenes de los órganos sensoriales humanos en un paso más hacia la perfección. Cuando la evolución de la Antigua Luna hubo alcanzado una cierta etapa de su desarrollo, los Arcángeles habían alcanzado la capacidad de la cognición imaginativa. Así fueron capaces de participar activamente en el cuerpo etéreo del antepasado de la humanidad. Ellos estuvieron activos en las funciones de la vida interior que encontraba su expresión física en la circulación de los fluidos dentro del cuerpo de la humanidad y también en los fenómenos del crecimiento.

Se produjo un tipo de actividad, que estaba entre la nutrición y la respiración. Por otro lado, los Arcángeles seguían conectados con el desarrollo de los órganos de los sentidos humanos, que utilizaban como órganos para su propia percepción. Dentro de la evolución de la Tierra, los Arcángeles llegaron a la etapa de la conciencia que la Ciencia Espiritual llama “Inspiración”. Estuvieron especialmente relacionados con ese período de la evolución de la Tierra durante la cual la sustancia se condensó de nuevo en aire o  luz. Esto fue una especie de recuerdo, o recapitulación de los acontecimientos realizados durante la evolución del Antiguo Sol. También se manifestaron en la parte aérea del cuerpo humano y la Humanidad lo experimentó como un ajuste psíquico. La humanidad se hizo consciente de ello en el alma racional-intelectual, que fue preparada para convertirse en el futuro en el “alma de Inspiración”.

Ahora podemos entender que los Arcángeles están conectados con la Humanidad de una doble manera. Anteriormente se manifestaron en la creación y el desarrollo de los órganos de los sentidos humanos. En esas etapas anteriores de la evolución, los órganos de los sentidos eran algo muy distinto de lo que son actualmente. Eran mucho más sutiles y etéreos. Poco a poco su actividad se fue retirando cada vez más, por así decirlo, a la vida del alma de la Humanidad, sobre todo en el alma racional, de la que Rudolf Steiner dice en el capítulo I de la Teosofía: “El hombre forma pensamientos acerca de sus sensaciones. Por lo tanto se ilumina a sí mismo en relación con el mundo exterior. El niño que se ha quemado piensa y alcanza el pensamiento ‘el fuego quema’. También el hombre no sigue ciegamente sus impulsos, instintos y pasiones; su pensamiento acerca de ellos provoca la oportunidad a través de la cual puede satisfacerlos. Lo que se llama la civilización material se mueve en su totalidad en esta dirección… También se podría llamar pensamiento del alma emocional”.

Por otro lado, los Arcángeles están conectados con ciertos procesos en el sistema rítmico de la humanidad. Por ejemplo, un día podremos ser capaces de demostrar que la esfera marcada por el planeta Venus, muestra el estado de los órganos respiratorios del organismo humano a través de los movimientos y gestos del desarrollo embrionario, pero debemos diferenciar estrictamente la Esfera de Venus, de la forma física del planeta y no confundir su influencia sobre el desarrollo prenatal con su efecto sobre la vida humana después del nacimiento. Estos hechos no se pueden desarrollar aquí en detalle. Ellos son un tema para la investigación médica y esto es más allá del alcance previsto de estas cartas.

Así pues, tenemos dos movimientos o actividades en la Humanidad como la expresión de las actividades de la esfera Venus-Arcangélica. Una tiende más hacia la consecución de capacidades racionales en relación con la función de los sentidos, y la otra se encuentra, por así decirlo, en las funciones corporales del sistema rítmico y respiratorio que están más allá del umbral de la conciencia diurna del ser humano. Si ahora nos imaginamos una evolución de la conciencia humana por la que se pudiera contemplar las facultades más profundas del alma racional, entonces el alma intelectiva se transformaría en el alma de la Inspiración, que sería capaz de “inhalar” o incluso de “comer”, por así decirlo, el lenguaje oculto de los objetos y de los seres espirituales. Sería una especie de evolución de la “percepción sensorial” de la que la percepción por los sentidos físicos es sólo una sombra. Por ejemplo, al igual que se habla de la audición en el mundo físico, también podemos hablar de un estado de “audición” en el mundo espiritual, donde los seres espirituales se revelan en su propio “lenguaje”, y este es el estado que la Ciencia Oculta llama Inspiración.

Con el fin de comprender el carácter de la esfera del planeta Venus, ya que esta penetrado por las diferentes regiones del Zodiaco, tendremos que concentrarnos un poco más en los eventos de la segunda gran etapa de la evolución cósmica, el llamado Antiguo Sol. Fue dentro de este gran ciclo de la evolución donde los Arcángeles adquirieron una condición igual a la actual conciencia del Yo humano. Por lo tanto, es más esclarecedor estudiar este período en relación con los seres de los Arcángeles. Como ya hemos indicado, el cuerpo de los antepasados de la humanidad dentro de la evolución del Antiguo Sol consistía en dos sustancias diferentes. Allí estaba “rezagada” la sustancia de calor, como un “residuo” de la evolución del Antiguo Saturno, y formó una especie de “capa” en torno a la otra sustancia —el aire— en la que se había densificado una parte del calor. En los cuerpos de los antepasados de la humanidad, también había calor rezagado alrededor, como una especie de segundo reino de la naturaleza. Los Arcángeles trabajaron en los órganos primitivos de los sentidos de la humanidad que se construyeron en la parte de calor de los cuerpos, y de ese modo se creó la posibilidad de una conexión entre este segundo reino, más bajo y el de la humanidad.

Esta actividad de mediación de los Arcángeles es una de sus características más destacadas. Ahora debemos imaginar que los acontecimientos de la evolución del Antiguo Saturno fueron impresos en la parte de calor. Llevaban, por así decirlo, la fisonomía de los siete grandes estados de la evolución planetaria del Antiguo Saturno que hemos esbozado en las cartas 3ª, 4ª  y 5ª.

La parte aérea mostraba la huella de las siete grandes rondas de la evolución del Antiguo Sol, de las que hemos hablado hasta ahora, sin entrar en detalle, pero que se describe en el libro “La Ciencia Oculta, un esquema” de Rudolf Steiner. Los órganos de los sentidos primigenios que fueron creados por los Arcángeles actuaron como mediadores entre los dos mundos: el del calor y el del aire. Así, se manifestaron los contornos, las imágenes etéreas, de los doce sentidos y después fueron apareciendo con más y más claridad en los ciclos posteriores de la evolución cósmica.

Cuando describimos las siete grandes rondas de la evolución de Antiguo Saturno, fuimos capaces de relacionarlas con las doce constelaciones del Zodíaco que percibimos hoy en el cielo. Podríamos hacer lo mismo con respecto a la evolución del Antiguo Sol. Si decimos que la fisonomía de aquellos rasgos del Antiguo Saturno fue impresa en las sustancias de calor rezagado y que esta sustancia de calor era el fundamento de los órganos de los sentidos, entonces podemos suponer que los sentidos mediante sus órganos también deben tener una relación con las constelaciones del Zodíaco.  Ahora vamos a desarrollar esto en más detalle. Los siete grandes pasos de la evolución del Antiguo Saturno fueron los siguientes:

El poderoso “Verbo de Dios” fue expresado en el Antiguo Saturno. El planeta en sí, que todavía estaba en estado inerte, no pudo asumir esto. Sólo descansó sobre él una reflexión y esta es la imagen primigenia de Aries.
La fuerza del alma cósmica, la expresión más alta de lo que es el Pensamiento Divino, trato de penetrar en el planeta, pero tampoco pudo asumirlo, sólo pudo reflejarse. Este fue el origen de Tauro.
El reflejo de las fuerzas cósmicas portadoras del “YO SOY” crearon la división de la sustancia planetaria en muchos cuerpos individuales. Este es el poder primigenio que está detrás de Géminis.
Los órganos de calor individualizados se convirtieron en espejos del impulso hacia la Personalidad. Esta fue la profecía de Sagitario.
Dentro de los cuerpos de calor se crearon los gérmenes etéreos de los órganos de los sentidos. Esto formó el fondo espiritual de Capricornio.

Una especie de calidez, de metabolismo se estableció dentro de ellos, esta es la expresión de Acuario.
Ahora apareció el Hombre-Autómata como una imagen absoluta de las Intenciones de los Dioses y que actuaba precisamente de acuerdo a los impulsos que venían del entorno espiritual. 

Estas diferentes etapas de desarrollo se imprimen de nuevo sobre la sustancia de calor rezagada en el Antiguo Sol, y como los órganos de los sentidos, que un día fueron dignos de reflejar el mundo, fueron llevados un paso más hacia la perfección; estuvieron preparados para contemplar estas impresiones. Así, la actividad de los sentidos que son las fuerzas formativas dentro de los órganos de los sentidos originaron esos acontecimientos en la evolución del Antiguo Saturno en Géminis, o las fuerzas que se encuentran detrás de Géminis, que dan el poder de evolucionar en la capacidad de percepción de los sentidos que, en la etapa de la evolución de la Tierra seria contemplado como “yo”— el sentido de la percepción del “yo”. De Tauro vino la capacidad de percibir el pensamiento. Las fuerzas espirituales de Aries dotaron a la humanidad con el sentido de la percepción de la Palabra. En Piscis se creó la posibilidad de la percepción a través del sentido de sonido absoluta receptividad que es la condición fundamental para el funcionamiento de este sentido. Acuario y su fondo espiritual dieron la posibilidad de la percepción de calor. En Capricornio se creó el sentido de la vista, a pesar de que la creación de los órganos de los sentidos en general está relacionada con éste área. En el sentido de la vista vive la herencia del sacrificio de sus visiones entregadas por los Espíritus de Amor en el planeta Antiguo Saturno.

De Sagitario viene el sentido del gusto. Esto es muy difícil de entender desde el punto de vista del cuarto ciclo de evolución del Antiguo Saturno, pero encontraremos una base más amplia para la comprensión de este hecho más adelante. Por supuesto, no podemos decir que estos sentidos ya estaban allí dentro de la evolución del Antiguo Sol, pero existían entonces sus imágenes cósmicas. En las sustancias aéreas de los antepasados de la humanidad, durante el ciclo de evolución del Antiguo Sol fue impreso lo que reflejaron previamente como sustancia de calor. Estos ciclos aparecen también en relación con las constelaciones del Zodíaco, pero no podemos ahora desarrollar esto en detalle. Sólo podemos describir los efectos que tenían sobre la formación de los sentidos.

El orden que se da aquí no corresponde, sin embargo, a la secuencia de los acontecimientos dentro de esa evolución planetaria. Los eventos que se reflejaron en Géminis desarrollaron una especie de propagación primitiva. El ser derivaba su existencia de una “madre-ser” a través de un simple acto de separación. De allí más tarde evolucionó el sentido de percepción del “hermano-ser”; una nueva evolución del sentido de la percepción del “Yo”. Cáncer está conectado con los eventos del ser dotado con una forma fija temporalmente dentro de una especie de piel sentando las bases para el posterior desarrollo del sentido del tacto. Leo es la imagen del paso en la evolución donde experimentó en su propio organismo el reflejo de los movimientos y las actividades anímicas de la circunferencia cósmica. Estas experiencias fueron el origen del sentido para la percepción de la vida.

Virgo es la constelación en la que los eventos grabados dentro la evolución del Antiguo Sol efectúan un cambio fundamental en la naturaleza humana. Dentro del planeta Antiguo Saturno los cuerpos de calor aún estaban sin vida, pero ahora en las etapas iniciales de la nueva evolución planetaria se les doto de fuerzas vitales. Esta fue la base para una futura comprensión y percepción dentro del ser mismo, de su propio movimiento. Libra refleja el estado de evolución donde el ser entró en una condición de completo equilibrio interior con respecto a su entorno de forma que incluso podía expresar sus experiencias en una especie de “lenguaje primitivo”. Este fue el origen primigenio del sentido del equilibrio.

Escorpio preserva la imaginación de un evento que podemos llamar un proceso de “desmaterialización”. A través de la disolución de la forma física, las fuerzas de la vida llegan a ser libres, y crean el germen del órgano para el conocimiento de las conexiones de la vida con la sabiduría cósmica que se incorpora en las formas físicas. El sentido del olfato no es más que una imagen débil y distorsionada de la capacidad original relacionada con Escorpio.

Por último, Sagitario recuerda acontecimientos dentro de esta etapa de la evolución, donde se implantaron los gigantescos procesos cósmicos del metabolismo y de la transubstanciación en la organización humana. Aquí nos acercamos al hecho de que el sentido del gusto está conectado con Sagitario, aunque no hay que olvidar que la capacidad original pasó por muchas metamorfosis antes de que se manifestara como lo que hoy llamamos el sentido del gusto. Entre el Antiguo Sol y la evolución de la Tierra, ocurrió la evolución de la Antigua Luna, que trajo un mayor desarrollo. De hecho, esto es cierto para todos los sentidos.

Vemos pues, en la creación primigenia de los órganos de los sentidos la actividad de los Arcángeles. Los órganos de los sentidos son la expresión de la existencia de los sentidos internos, y los sentidos también participan en la actividad de los Arcángeles. Además, esta conexión también debe estar escrita en la esfera cósmica de esta Jerarquía, la esfera que tiene su indicador visible en los movimientos del planeta Venus, y de hecho podemos encontrarlo allí. Esto se ha comprobado en un gran número de casos de los llamados niños deficientes mentales; Sin embargo, no es posible hablar de estos casos aquí. Vamos a desarrollar estos hechos en la siguiente carta en relación con ejemplos históricos.

La naturaleza del mundo Planetario: Mercurio

Mercurio y su esfera

Contrariamente a la convocatoria de la carta 18, por ahora no vamos a analizar los nacimientos históricos con referencia al planeta Venus, pero vamos a continuar con la descripción de la actividad del planeta Mercurio y su esfera. Después podremos embarcarnos en la delineación de varios ejemplos históricos con referencia a la totalidad de los cinco planetas, junto con el Sol y la Luna, pues esto será mucho más satisfactorio que la consideración de las actividades aisladas de planetas individuales.

Algunos lectores pueden haber notado que la descripción de Venus en la carta 18ª no es lo que podríamos esperar de lo que respecta a la actividad esencial de este planeta, sino que nos hemos acercado mas al carácter que nos conecta con Mercurio. Hay una profunda razón interior  para esto. Hemos estado hablando de la esfera del planeta Venus, porque no lo estamos considerando desde el punto de vista de las posiciones fijas como la posición definitiva de Venus en un nacimiento, sino desde el aspecto del movimiento; por ejemplo, durante el desarrollo embrionario.

Tan pronto como tengamos en cuenta los movimientos de un planeta durante un cierto intervalo de tiempo, nos vamos fijando en la dinámica de su esfera, que está indicada por los gestos del planeta. Por lo tanto, podemos experimentar que el carácter de la esfera indicado por los gestos de Venus, tiene una naturaleza diferente de la del propio planeta. Lo mismo se aplica a Mercurio. Detrás de esto se esconde el hecho, que se conoce en el Ocultismo y es que las esferas de estos dos planetas interiores se intercambiaron en un determinado momento de la evolución humana. La esfera de Venus tiene realmente el carácter de Mercurio y la de Mercurio la dinámica de Venus.

Durante el período en que la humanidad perdió gradualmente la antigua sabiduría de las esferas observando únicamente a los planetas visibles, comenzó a elaborarse un velo ante estos misterios, que ya no pueden ser fácilmente levantados hoy en día. Muchos enigmas están, pues, aún sin resolver, y será la tarea de la futura astronomía espiritual traer  gradualmente la luz  sobre estos problemas. No es posible en estas cartas, que se ocupan principalmente de Astrosofía, exponer las muchas preguntas astronómicas relacionadas con este tema. Ahora vamos a tener que descubrir las leyes y los gestos fundamentales del planeta Mercurio a fin de encontrar el carácter de su esfera. A partir de un estudio de cualquier manual astronómico, podemos encontrar que este planeta hace tres bucles durante un año, y también que tiene tres conjunciones superiores con el Sol.

A partir de las descripciones anteriores en relación con Venus, sabemos que los planetas interiores hacen bucles (están entonces retrógrados) cuando en el curso de sus ritmos se paran  entre el Sol y la Tierra. Ellos están en conjunción superior cuando se mueven detrás del Sol y se colocan entre el Sol y la franja exterior de nuestro sistema solar. Así, con respecto a los gestos de Mercurio tenemos dos veces tres eventos que están relacionados entre sí. Si imaginamos que Mercurio, al igual que los otros planetas, se nos presenta desde la Tierra moviéndose en un círculo alrededor de la Tierra, más o menos por el círculo zodiacal, entonces tenemos la imagen que se produce en la Fig. 1.


Recordemos ahora lo que dijimos en la carta anterior sobre el carácter de la esfera del planeta durante una conjunción inferior y una superior. La esfera invisible, de la cual el planeta es sólo el punto más denso, es presionada conjuntamente durante el tiempo de un bucle y no puede desplegar adecuadamente sus actividades con lo que también abarca a la Tierra. Durante la conjunción superior, que está bellamente expandida en el espacio cósmico. (Sólo tenemos que reemplazar Venus con Mercurio en el diagrama en la carta 18a con el fin de obtener la verdadera imagen de los movimientos de Mercurio).

Por lo tanto, durante el transcurso de un año tenemos un triángulo de conjunciones inferiores de Mercurio en el círculo zodiacal y otro triángulo de conjunciones superiores. El primero de ellos presenta el estado de ánimo más terrenal, más oscuro de la esfera planetaria y en el segundo una manifestación plena de luz cósmica. Sin embargo, esto no es del todo correcto, pues una observación cuidadosa a lo largo de varios años revela que estas conjunciones del planeta Mercurio no siempre se llevan a cabo en las mismas posiciones exactas del Zodíaco. Ellas retroceden. Por ejemplo, en noviembre/diciembre de 1945, nos encontraremos con una conjunción inferior o bucle de Mercurio en la constelación de Escorpio. El próximo año casi al mismo tiempo se producirá otro bucle en esta constelación, pero notarán que está más atrás en el zodiaco, en la constelación de Libra.

Nos daremos cuenta de que en el curso de los próximos años, este punto del triángulo (ver Fig. 2) deambulará lentamente a través de la eclíptica, y los demás puntos de los triángulos se moverán también hacia atrás. La estrella de seis puntas de la esfera indicada por el planeta Mercurio darán una vuelta por los espacios cósmicos y al igual que los gestos del planeta Venus revelaron una estrella de cinco puntas en su ámbito (véase la 13ª carta). En un período de unos siete años, un punto de los dos triángulos se moverá a la posición zodiacal en el que el punto anterior se situó 7 años antes. Además, después de un intervalo de tiempo de aproximadamente 20 años, cada uno de los puntos de los dos triángulos volverán a grandes rasgos a la misma posición que ocuparon aproximadamente 20 años antes. Estos ritmos ya revelan mucho sobre el carácter interno y la actividad de esta esfera.

Sabemos cuán profundamente se inscribe el ritmo de siete años en la organización humana. Está conectado con el desarrollo de las capacidades y cualidades ocultas en las personas. Transporta los impulsos que llegan a la vida anímica de una persona a través de las etapas del crecimiento natural y se van desarrollando hacia su realización. Esto se expresa aún más claramente en el ritmo de 20 o 21 años. Es el ritmo del desarrollo anímico de una persona, de los impulsos hacia la realización de su vocación. Por lo tanto, este ámbito se expresa en la voluntad del ser humano. Vimos a la Luna conectada con la cabeza, por lo que las fuerzas de la cabeza y las posibilidades de su desarrollo son experimentadas en el reino del pensamiento. Vimos que Venus se manifiesta en el sistema medio o rítmico de la organización humana, la vida que se refleja en la vida de los sentimientos. Ahora vemos a Mercurio activo en la profundidad de la voluntad humana.

Con el fin de encontrar la cualidad espiritual de Mercurio y su ámbito, debemos dar un paso adelante. En la esfera de la Luna nos encontramos con la actividad de la Jerarquía de los Ángeles. En el ámbito que se indica por los gestos del planeta Venus, vimos una expresión del trabajo de los Arcángeles. La esfera de la cual el planeta Mercurio es el punto de densificación visible es el reino de la jerarquía de los Arcai o Espíritus del Tiempo. Por lo tanto, si recordamos la biografía espiritual de los Arcai, vamos a ser capaces de encontrar los rastros de su actividad en la presencia de este planeta en nuestro universo. Dentro del ciclo de la evolución cósmica que llamamos Antiguo Saturno, los Arcai pasaron por la etapa de su evolución que corresponde en cierto modo al desarrollo del ser humano durante la actual evolución de la Tierra. Alcanzaron una conciencia del “Yo” igual a la de los seres humanos. Ahora debemos imaginar que hasta el momento de su actividad dentro del ciclo del Antiguo Saturno, sólo existía una sustancia primigenia que había sido dividida por la influencia de los Espíritus de la Forma en muchas entidades individuales, las bases de los cuerpos físicos de la Humanidad, y los seres de los otros reinos de la naturaleza. Ahora, durante las siguientes etapas de esta evolución cósmica, los Arcai empezaron su actividad. Ellos irradiaban “personalidad” a los espacios cósmicos, pero la sustancia planetaria no fue capaz de mantener estas fuerzas de la experiencia de la personalidad. Ellas fueron reflejadas en el ambiente espiritual del planeta. Así, los Arcai o Espíritus de la Personalidad alcanzaron el conocimiento de su propia personalidad, y este evento trajo un cambio en la cualidad de la sustancia planetaria primitiva. Se separó un paso más allá de su origen divino; se convirtió en calidez o calor. Incluso podemos experimentarlo como el primer paso decisivo de la separación desde el origen.

La experiencia del “yo”, que es el paso evolutivo de los Arcai, lleva en sí la tendencia a convertirse en una entidad o de convertirse en un centro de la existencia distinto y separado de su entorno. El reflejo de esta experiencia del Arcai (como hemos dicho, la sustancia planetaria sólo podía sostener la “reflexión”) apareció como la transformación de la sustancia primigenia de Voluntad Divina, en calor. Por lo tanto, la sustancia de calor se convirtió en el “espejo” a través del cual la jerarquía de los Arcai experimentaron la personalidad. Esta primera evolución de estos seres espirituales esta aún hoy, fundamentalmente, impresa en la esfera indicada por Mercurio. Se manifiesta en la Tierra donde se puede establecer una conexión con la creación de las personas y los seres en los reinos de la naturaleza.

Por lo tanto, se hace visible en la naturaleza del calor humano que es inherente a nuestra esfera volitiva. El estudio de Mercurio y sus movimientos durante el desarrollo prenatal revela la propia incorporación individual en la esfera de la voluntad; revela, por así decirlo, la “temperatura” psíquica de la vida volitiva. Esta temperatura es la base de la experiencia de una persona de sí misma como un Yo. Sabemos, por ejemplo, cómo el calor de la sangre está relacionado con el desarrollo del ego o del “Yo”, pero también se puede encontrar en el individuo y la forma característica en que los seres humanos mueven sus extremidades, ya que están activos en la vida y hacen frente a sus problemas prácticos. En esto podemos experimentar los últimos vestigios de la herencia que los Arcai o los Espíritus de la Personalidad han impreso en la esfera que pertenece al planeta Mercurio.

En la siguiente etapa de la evolución cósmica, que llamamos el ciclo o la evolución del Antiguo Sol, los Arcai avanzaron a un plano superior de conciencia, a la capacidad de la cognición imaginativa. Fue entonces que ya no era necesario que experimentaran y supieran de su propio ser a través de la reflexión de los cuerpos de calor como en el Antiguo Saturno. Nuestro antepasado humano, mientras tanto, había evolucionado a la etapa de ser capaz de acoger y ser penetrados por un cuerpo etérico o de vida. En este cuerpo de vida los Arcai no podían trabajar. Y fueron ayudados los Seres Jerárquicos muy elevados, los Serafines.

Los Arcai penetraron estos cuerpos de vida con las imaginaciones recibidas de los Serafines o Espíritus del Amor. Así, fue creado un tipo de propagación primigenia en nuestro ancestro humano, y esta propagación consistía en el poder donar un poco de su propia sustancia de la que podría llegar a existir una nueva “hija-ser”. Junto con esto fueron creados los primeros gérmenes de los órganos glandulares que observamos en las personas hoy en día. Aquí tenemos una preciosa indicación de las fuerzas que se encuentran, como una antigua inscripción en la esfera que pertenece al planeta Mercurio, y que se ponen de manifiesto en la actividad de este planeta, dentro de una persona cuando se crea su cuerpo durante el desarrollo embrionario.

Una vez más podemos detectar aquí el regalo de la actividad creativa, que a la vez revela dos partes diferentes de su tendencia primordial. Por un lado vemos aquí el mundo de los secretos de la actividad glandular en la propia organización, no sólo en relación con la propagación sino también con respecto a la función de las glándulas en su sentido más amplio. Estas glándulas finalmente establecen el equilibrio de la formación corporal y el crecimiento. Hacen del cuerpo una imagen armonizada y hermosa del arquetipo humano. También hacen posible que el ser humano pueda hacer de sí mismo, de la productividad artística de todo tipo, una imagen de lo cósmico, el arquetipo de la humanidad, el cual se extiende hasta lejanos futuros, que no solo será capaz de permitir que las fuerzas naturales produzcan el arquetipo tanto físico como espiritual del ser humano sino que será asimismo capaz de ser él mismo un creador en el espacio cósmico.

También podemos encontrar la manifestación de las fuerzas de Mercurio y su ámbito si nos fijamos en los gestos de este planeta durante el desarrollo embrionario del individuo. Ellos se manifiestan en la vida en la Tierra después de su nacimiento, y piden de cada persona su propia satisfacción. El siguiente ciclo de evolución, el universo de la Antigua Luna, trajo de nuevo un mayor desarrollo de las actividades de los Espíritus de la Personalidad. Luego alcanzaron la conciencia de inspiración. Hasta ahora habían percibido los acontecimientos del universo en poderosas imágenes interiores. Ahora podían oír la Palabra, los sonidos del lenguaje interior que era inherente como el impulso en movimiento de toda la Creación.

Así también fueron capaces de trabajar en el cuerpo anímico del ancestro humano y despertar en él la tendencia hacia la independencia. Sabemos por las descripciones anteriores que durante la evolución del Antiguo Saturno se creó nuestro cuerpo físico, y dentro de la evolución del Antiguo Sol este cuerpo físico se impregno con las fuerzas de la vida. Debemos imaginar este universo del antiguo Sol, que aún no estaba condensado en un sistema de estrellas visibles, moviéndose de manera que sus órbitas se pudieron calcular. Nada de un mundo estrellado era entonces existente. Pero las leyes del movimiento, que hoy parecen congeladas en la aparente rigidez del mundo estrellado, existían en el universo del antiguo Sol como el mundo psíquico de los Dioses.

Por ejemplo, aquello que podemos percibir hoy como el bucle de un planeta, entonces podría haber sido sólo un movimiento anímico que expresaba la percepción interna de un evento o tal vez la resolución de un ser espiritual. Puede que haya sido el impulso de transformar algo en una forma de existencia, que este ser no había asumido hasta ahora. En nuestro ancestro humano del Antiguo Sol, estuvo presente una reflexión de esta calidad en constante transmutación en el universo, y esto provocó la transmutación de los procesos en su propio cuerpo durante un período de tiempo. Por lo tanto, estaba dotado de vida. Dentro de la evolución de la Antigua Luna este cuerpo fue penetrado por un tercer principio, el alma o cuerpo astral.

Una parte interior, moviéndose en el mundo anímico que dirige el curso del mundo desde las experiencias interiores entró también en este ancestro humano. Ahora era capaz de tener una conciencia de lo que sucede dentro y alrededor de él. En si mismo se hallaba presente una imagen de aquello que aporto movimiento en el universo desde los impulsos psíquicos, emociones y reflejos. En esta alma o cuerpo astral, los Espíritus de Personalidad vertieron los impulsos de la independencia y el carácter de la personalidad.

Así sucedió que este impulso esta aún hoy escrito en la esfera de los seres jerárquicos pertenecientes al planeta Mercurio. En el movimiento y los gestos de este planeta, podemos experimentar la revelación de lo que vive en nosotros como el microcosmos, como nuestro mundo anímico personal que se manifiesta en las intenciones, emociones e impulsos. Podemos percibir la disposición de este pequeño universo anímico interior en nosotros, en las simpatías y antipatías que actúan como los eventos en un universo estrellado y crear las armonías o tal vez las discordias de la vida anímica humana. Así como las estrellas tienen sus ritmos, pueden hacerse invisibles en determinados momentos a nuestros ojos, a causa de sus posiciones en el cielo, o pueden estar en posiciones fuertes o débiles, también la vida del alma humana tiene sus ritmos. Podemos tener largos períodos de pasividad que alternan con periodos de fuerte actividad. Períodos de interés y dirección anímica que pueden desaparecer y ser reemplazados por nuevos intereses y flujos. Todos estos intervalos más largos de las direcciones psíquicas de los intereses de un ser humano se indican en cierta manera en los gestos prenatales de este planeta; por ejemplo, si un ser humano tiene, en un momento determinado de la vida, una inclinación hacia una concepción del mundo materialista o idealista se puede ver en los movimientos de Mercurio.

La evolución de los Espíritus de Personalidad dentro del ciclo de la Tierra trajo también un nuevo aspecto en la actividad, que hoy se manifiesta en los movimientos del planeta Mercurio y la relación de su esfera con los seres humanos. Dentro de la evolución Antigua Luna, esta jerarquía de seres espirituales implantó el impulso para desarrollar la independencia en la humanidad, es el más alto principio, el alma, o cuerpo astral. Este impulso fue necesario debido a que estaba destinado por los Dioses el convertirse en portadores autoconscientes de la astrología divina en el futuro.

Este desarrollo incluye también el peligro de ser demasiado independiente a través de la separación completa del mundo del alma cósmica y de la auto-satisfacción en el reino psíquico microcósmico de nuestro propio ser. Este peligro se escribe en la esfera del planeta Mercurio. Por ejemplo, podemos encontrar a través de la escritura del Mercurio en el nacimiento y sus antecedentes prenatales el posible sobre-énfasis del alma a la independencia, que a su vez se constituye en un intelectualismo que le separa del mundo de la realidad y le encierra en su propio universo anímico.

Pero la independencia en este ámbito también es una ilusión, porque no podemos romper los lazos con el alma y el espíritu del mundo del universo, ya que hemos nacido fuera de ese ámbito. Así también podemos ver el otro peligro que es el resultado de la ilusión del intelectualismo, la exposición de una persona a los poderes incontrolados de las pasiones y emociones que habitan profundamente en el reino del subconsciente. Ahora podemos ver que la imagen de los gestos del planeta Mercurio como dos triángulos en intersección es también una realidad interior (ver Fig. 1 y 2).

Uno de los triángulos apunta hacia la Tierra y está formado por las conjunciones inferiores cerca a la Tierra. Significa el peligro de la caída de las capacidades mercuriales de una persona a la tumba de la intelectualidad con destino al cerebro. El otro triángulo vuelto hacia el cielo muestra el peligro de caer en las profundidades de emociones y pasiones incalculables e incontrolables.

También hay otro aspecto de este planeta y de su esfera. Los maestros espirituales de esta esfera, los Espíritus de Personalidad, avanzaron dentro de la evolución de la Tierra a la conciencia de la Intuición. Esto también se escribe en este ámbito planetario. Por lo tanto, podemos desarrollar estas fuerzas a medida que se encarnan en nuestro propio ser. Y en lugar de encerrarnos en nuestro propio mundo aislado, podemos experimentar a través del desarrollo anímico interior, la presencia de los seres espirituales reales dentro de nosotros.

Viven y trabajan en nuestro cuerpo astral, porque lo tomamos del mundo en el que estos Seres tienen su morada. Sin embargo, si no los reconocemos, si vivimos sólo en el ámbito de nuestro intelectualismo abstracto-distanciado del mundo, entonces estos Seres se convertirán en los amos incontrolados de nuestra alma. Por lo tanto, si nos fijamos en la posición y los gestos de Mercurio en un nacimiento, normalmente no es correcto considerar esto como una indicación clara de las peculiaridades del destino humano, en el sentido de pronóstico astrológico.

Esto se puede decir no sólo de Mercurio, sino de todos los planetas. Tenemos que aprender a mirarlos como grandes preguntas cósmicas cuyas respuestas solo podemos encontrarlas en la evolución de las facultades psíquicas y espirituales ocultas del ser humano. Sólo entonces podrá descender de nuevo la Astrosofía e incorporarse a una nueva Astrología Cristianizada.

Los acontecimientos en el Cielo

El cielo estrellado durante el mes de octubre es muy interesante. Podemos encontrar dos grupos de eventos:   el 1 de octubre se llevará a cabo una conjunción entre el Sol y Júpiter, y en el mismo día también se producirá una conjunción entre Mercurio y Júpiter. Esto sugiere que Mercurio debe estar también muy cerca del Sol (visto desde la Tierra), y de hecho podemos encontrar que el 2 de octubre habrá una conjunción superior de Mercurio con el Sol. En este caso, el planeta Mercurio se mantendrá detrás del Sol, entre el Sol y Júpiter. Por lo tanto vamos a tener el raro caso del Sol, Mercurio y Júpiter alineados uno detrás de otro.

Durante todo el tiempo el planeta Neptuno estará muy cerca de los tres cuerpos celestes que acabamos de mencionar; o ponerlo de otra manera, si fuéramos a extender una línea recta desde la Tierra a través del Sol, Mercurio y Júpiter en el espacio detrás de ellos, entonces nos acercamos al barrio de Neptuno. De hecho, las conjunciones del Sol, Mercurio y Júpiter con Neptuno han tenido lugar en los últimos días de septiembre; la del Sol y Neptuno en el Día de San Miguel, 29 de Septiembre.

Podemos ver que este grupo de eventos cósmicos está fuertemente relacionado con el tiempo de San Miguel de este año. Todos ellos tendrán lugar en la constelación de Virgo, en la parte superior de esta constelación, se puede distinguir en el cielo como la figura de un ser humanoide pero con alas, como un ángel. No podremos, sin embargo, ver estos eventos, porque el Sol está tan cerca que sus manchas de luz ciegan cualquier visión de estas estrellas. Se producirá una conjunción entre Marte y Saturno en la constelación de Géminis el 26 de octubre, casi en la frontera entre Géminis y Cáncer. Esto también es un evento muy importante, porque va a inaugurar un largo período durante el cual ambos planetas se pondrán retrógrados y realizarán dos conjunciones más. El último de ellos se producirá el 20 de marzo de 1946.

Por lo tanto, tenemos dos grupos de eventos: uno que está en la constelación de Virgo, el otro en Géminis. Este último incluso podemos observarlo en las primeras horas de la mañana, entre la medianoche y el amanecer, alrededor de 26 de octubre. Si tratamos de imaginar estos eventos, entonces oscuros recuerdos de largos tiempos pasados y las condiciones culturales pueden sonar de lo más profundo de nuestro ser como los sonidos del mar en constante movimiento. ¿De dónde vienen estos fragmentos de recuerdos y qué es lo que quieren decir o pedirnos? El conocimiento de la precesión, que es el movimiento del punto vernal  a través de las constelaciones del Zodíaco, podría llevarnos de vuelta al oscuro pasado cuando el gran Zaratustra fundó la antigua cultura persa, alrededor de 6000 AC. Saturno, el gran guardián de la memoria cósmica, puede abrir esta página en los registros cósmicos de la historia del mundo, y se nos permite leer en esta página la gran historia de Zaratustra y cómo fue capaz de experimentar, en o detrás de las estrellas, seres espirituales de los órdenes jerárquicos que trabajan en el planeta Tierra.

Podríamos deducir una imaginación débil de lo que vio en los eventos en la Tierra, en el cambio de las estaciones, en los acontecimientos de la vida humana y de la historia, y en la lucha entre el bien y el mal, el reflejo de estos poderosos eventos y constelaciones del gran universo. Vivía con los grandes seres espirituales del universo, que están más cerca de la Tierra y sus condiciones, sus necesidades y su futuro que otras personas de su tiempo, porque él vivió y podría unirse con el origen de todo lo que era y que estaba por venir.

Cuando nos preguntamos: ¿De dónde vino este gigantesco guía del conocimiento?, entonces podemos mirar a los otros eventos que tienen lugar en la constelación de Virgo. Si volvemos a la orientación de la precesión, el movimiento del punto vernal, nos puede llevar aún más atrás, a un pasado aún más remoto. Podemos llegar a una época anterior a la gran inundación atlante que destruyó el continente de la Atlántida. Podemos llegar a personas que tenían un conocimiento del universo estrellado, que excede a todo lo que podemos imaginar hoy.

Ellos fueron llamados los acadios. Ellos organizaron y ordenaron todo en la vida social de la Tierra según el gran fin de prototipos, que percibían en o detrás del universo estrellado. Ellos experimentaron en la multitud de estrellas la escritura de las huestes celestiales de seres excelsos, y en la lectura de este guión y actuar de acuerdo a ella, tuvieron la cierta experiencia que sus asuntos terrenales se dispusieron de la mejor manera posible.

Estos son los sonidos que podemos oír si tratamos de escuchar con nuestros oídos internos los eventos estelares de los que hemos hablado. Podemos escuchar mucho más por lo que hay que estar en silencio hasta que ha llegado el momento. Pero entre todo esto podemos percibir un sonido profundo, solemne, y podemos llegar a ser conscientes de que es la voz de ese Ser cuya fiesta celebramos en estos días. Él puede querer recordarnos a través de esas imágenes de un pasado remoto lo que la Humanidad ha perdido y tiene que recuperar de una forma completamente nueva. No podemos ahora mirar a las estrellas como los guías de nuestra vida en la Tierra.

Están muertos para nosotros; años luz e hipótesis espectro-analíticas los han desterrado de nosotros, pero podemos plantear la voluntad en nuestro lisiado pensamiento y restablecerlo con el fin de encontrar una nueva revelación de las estrellas. Podemos descubrir en ellas el gran recuerdo de toda la evolución pasada del mundo y de la Humanidad desde el principio. A partir de este conocimiento todo terrenal y del cerebro atado, superando la memoria cósmica, podemos obtener la sabiduría con la que ahora podemos empezar a ser seres humanos. A saber, seres que, de las profundidades insondables de la inteligencia cósmica, conocen las necesidades y la meta de la Humanidad, de la Tierra, y de todo el cosmos y que actúan libremente fuera este conocimiento en y para el futuro de nuestro universo.

Esto tal vez podría ser una parte del mensaje de San Miguel de este año que suena a través de los espacios cósmicos y quiere ser escuchado por el oído humano… Es sólo una representación general de estos eventos cósmicos que hemos tratado de describir. Puede que tengamos que decir mucho más acerca de ellos en el futuro.


Astrosofía Parte 13

 


La naturaleza del mundo Planetario : Luna

Ahora, después de  concluir la descripción de los planetas superiores, de Saturno, Júpiter, Marte y el Sol, vamos a explorar las actividades de los planetas interiores: Mercurio, Venus y la Luna. Entraremos en un mundo muy diferente del de los planetas superiores y sus actividades, así como el mundo anímico del ser humano es completamente diferente del de la esfera de sus principios corporales. La Luna esta “más cercana” a nuestra conciencia anímica actual; Por lo tanto, vamos a empezar con ella.

En las cartas  11ª y 13ª, ya hemos mencionado la idea del movimiento de lemniscata del Sol y la Tierra. Según esta idea, el camino de la Luna también parece muy diferente del que figura en el punto de vista copernicano. Aparece como una línea serpenteante a lo largo de la lemniscata Sol-Tierra; sin embargo, pensar en los movimientos de la Luna, así como en los del Sol y la Tierra como algo que da lugar a algunas líneas en el espacio universal sólo nos llevará a otra perspectiva abstracta del universo.

A menos que aprendamos a imaginar las vías de los cuerpos celestes como los límites de los órganos vivos de ese Ser cuyo cuerpo es el Universo, no podremos experimentar el universo estrellado como una entidad que trabaja en todos los reinos de la naturaleza. Por ejemplo, el movimiento lemniscatorio del Sol y la Tierra puede despertar en nosotros la impresión de que esta lemniscata tiene una cierta similitud con el sistema circulatorio de la sangre en el cuerpo humano. Esta es una realidad. El espiritual “torrente sanguíneo” del Ser de nuestro Sistema Solar hace que el movimiento del Sol y la Tierra formen una lemniscata. Por supuesto que podemos objetar que la circulación de la sangre humana no constituye una sencilla lemniscata. Es más complicado que eso. Pero tampoco la lemniscata Sol-Tierra es tan simple como puede parecer en un principio. Por ejemplo, hay movimientos complicados que se ponen en relación con el mismo, haciendo que el curso del Sol durante un año pueda aparecer como un círculo. De manera similar debemos mirar el movimiento de la Luna. El siguiente diagrama nos ayudará a reconocer su carácter esencial. La interminable lemniscata representa el camino del Sol y la Tierra. Las lemniscatas punteadas se conectan con la Luna.


Supongamos que durante la posición (a) del Sol y la Tierra, esta la Luna Llena. En este caso la Luna esta,  vista desde el Sol, detrás de la Tierra. La lemniscata exterior punteada indica entonces el límite del cuerpo-lemniscata invisible, pero espiritualmente real de la Luna. Quince días más tarde habría Luna Nueva. Este es el momento cuando la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, por supuesto, mientras tanto, el Sol y la Tierra se han trasladado a la posición (b). Ahora, como podemos ver en el diagrama, la lemniscata de la Luna se ha reducido a la forma indicada por la lemniscata punteada interior.

Hacia la siguiente luna llena esta forma-lemniscata de la trayectoria de la Luna podría expandirse de nuevo y crecer lentamente más allá del tamaño de la lemniscata Sol-Tierra. Así, podemos observar una continua expansión y contracción de la lemniscata del cuerpo de la Luna en relación con sus fases. Es una especie de actividad respiratoria que es muy característica de la Luna e ilumina sus tendencias esenciales en los distintos reinos de la naturaleza. Ahora vamos a dirigir nuestra atención hacia esta actividad respiratoria de la Luna. En las cartas anteriores ya hemos esbozado las actividades contradictorias del Sol y la Tierra.

Hemos descrito al Sol como un “agujero” en el universo cuya actividad alcanza lejanías del espacio cósmico y succiona, por así decirlo, la sustancia astral de la franja zodiacal hacia el centro. Entre el fondo estrellado del zodiaco y el “agujero” del Sol están los planetas superiores y sobre todo la Tierra. Son los escalones de la condensación de esta sustancia astral en la materia. La culminación de esta actividad de condensación se lleva a cabo en la Tierra.

Por otra parte, en el espacio entre la Tierra y el Sol, donde se encuentran los planetas interiores, se lleva a cabo la disolución y eterización de la materia. Por lo tanto la tendencia succionadora del Sol es la causa indirecta de la materialización de la sustancia astral, y finalmente es el agujero por el que se disuelve la materia y la devuelve a su origen etéreo después de que la naturaleza de los planetas superiores y la Tierra se hayan impresionado sobre ella.

La Luna se encuentra entre estas actividades del Sol y la Tierra. El diagrama nos muestra que en tiempos de luna llena, la Luna y su cuerpo lemniscatorio están fuertemente relacionados con la esfera del espacio que se dedica al proceso de materialización “detrás” de la Tierra, debido a que el cuerpo-lemniscatorio de la Luna se estira mucho más allá de la esfera en la que se lleva a cabo la actividad de disolución y eterización entre la Tierra y el Sol. Por lo tanto debemos asumir que en el momento de la Luna Llena se tiene una tendencia a la creación de lo material. En el momento de la Luna Nueva del cuerpo de la Luna y su lemniscata están dentro de ese ámbito de eterización entre la Tierra y el Sol, y podemos asumir una mayor actividad de disolución y eterización.

Más o menos en el medio, durante el tiempo del primero y el último cuarto (menguante-creciente), debe neutralizarse o pasar de una actividad a la otra. Por lo tanto, podemos concebir a la Luna como la gran “tejedora” que teje las sustancias cósmicas a la existencia de la Tierra y que las lleva hacia fuera una vez más, hacia el cosmos como Imaginaciones Etéricas de formas terrenales disueltas. Podemos encontrar esta actividad del tejido rítmico de las fuerzas de la Luna en todas las partes de la naturaleza y en la Humanidad. Esta actividad creadora de la materia se ha rastreado con experimentos científicos. Ya en el siglo pasado un científico, que desde entonces ha sido olvidado, demostró la creación de la materia. Su nombre era Herzeele. Hace unos años un científico moderno, el Dr. Hauschka, rescató la idea del olvido. En experimentos cuidadosamente elaborados, en relación con la germinación de las semillas de las plantas, demostró que se lleva a cabo un aumento de la materia que puede ser pesado y medido. Y descubrió que esto ocurre en el momento de la Luna llena.

Furthe, con el mismo método, descubrió que aparece una disminución de la materia en conexión con la Luna Nueva. Aquí tenemos la confirmación de la conclusión a la que llegamos cuando observamos la lemniscata cambiante de la Luna, que aparece entretejiendo las actividades de sol y la tierra haciendo como una especie de equilibrio entre los dos factores. Ahora podemos entender por qué la media luna de la luna creciente se ha experimentado por los videntes como la imagen del cáliz que se alimenta siempre del Santo Grial; y la parte oscura de la cara de la Luna, cuyos contornos se pueden reconocer vagamente inmediatamente después de la Luna Nueva, como la imagen de la Santa Hostia que desciende como la fuente de la eterna salud.

Hacia el momento de la Luna Nueva, el recipiente se vacía y está listo para recibir de nuevo a las fuerzas de la Santa Hostia, que arroja sobre la Tierra durante el tiempo de la luna creciente. Así, la historia del Grial  que sostiene el Santo Cáliz es más que una hermosa fantasía. Es una realidad. Los ritmos de la Luna imprimen todos los ritmos de crecimiento orgánico en la Tierra. Podemos detectarlo en los ritmos de crecimiento de las plantas. Los agricultores de los tiempos antiguos sabían esto, así que nos organizaron cuidadosamente los tiempos de siembra y plantación de acuerdo con las fases de la Luna.

Esta antigua sabiduría ha sido olvidada en los tiempos modernos. Pero ahora, el agricultor y el jardinero han ganado de nuevo la confianza con las indicaciones de la Ciencia Espiritual moderna, tienen en cuenta los movimientos de los planetas, especialmente los de la Luna. Ellos se sienten ayudados en su lucha por un nuevo conocimiento del trabajo de las fuerzas de la Luna en la naturaleza, por los experimentos científicos y los enfoques modernos de este problema. (Ver: La Luna y el crecimiento vegetal por L. Kolisko.) La influencia rítmica de las fuerzas de la Luna se hace evidente no sólo en la existencia del mundo vegetal, sino también en el crecimiento de toda la materia orgánica; por ejemplo, en los procesos embrionarios. Allí, los ritmos de la Luna son muy importantes, sobre todo en las primeras cuatro semanas después de la concepción, lo que corresponde a un ciclo de la Luna en una fase de vuelta a la misma fase. En relación con el desarrollo embrionario del ser humano, podemos detectar una relación muy significativa entre los ritmos de la Luna y el destino que se implanta en el cuerpo en crecimiento. La investigación realizada en el marco de un gran número de personalidades históricas ha demostrado que los ritmos de la Luna se corresponden con los periodos de la vida terrenal de estas individualidades.

La Luna necesita 27,3 días para completar un ciclo a través del zodíaco, es decir, se trata de entrar de nuevo en la misma constelación donde estaba 27,3 días antes. El desarrollo embrionario humano comprende, en promedio, diez de estos ciclos de la Luna; que es de 273 días. Cada uno de estos ciclos se corresponde con un período de siete años en la vida posterior del ser humano. Por ejemplo, el momento de la concepción hasta el final de la cuarta semana embrionaria se relaciona con los primeros siete años de la vida de una persona después de su nacimiento, las siguientes cuatro semanas están conectadas con el tiempo de siete a catorce años, etc. La Luna siempre regresa, después de cuatro semanas, hasta el lugar en el Zodíaco, donde estaba en el momento de la concepción. Si nos encontramos con que un determinado evento cósmico tuvo lugar durante el cuarto ciclo embrional de la Luna, también lo podemos encontrar realizado en la biografía de este ser humano, en el cuarto de los períodos de siete años en la vida después del nacimiento, es decir, emergen los acontecimientos de esa época entre los 21 y 28 años de edad. Tal evento que se refleja más tarde en la vida, puede ser un aspecto entre dos planetas como una conjunción, oposición, o de otro aspecto; o puede ser una evolución importante de un solo planeta, como la transición de una constelación a otra.

Por lo tanto las vueltas de la Luna, por así decirlo, cosechan los eventos cósmicos en su cáliz y los vierte o entrelaza de acuerdo con los destinos individuales, en los cuerpos de los seres humanos que están a punto de entrar en el mundo físico. Aquí la Luna se presenta como la gran “tejedora” cósmica que ofrece el pan de destino, que se cuece desde la cosecha de vidas terrenales anteriores con el fin de que puedan ser elevadas y espiritualizadas a los niveles más altos de la actividad moral humana.

Podemos descubrir la influencia de la Luna también en la esfera “psíquica” de la Tierra. Los cambios atmosféricos y meteorológicos en todo nuestro planeta pueden ser reconocidos como la expresión de una vida anímica de la Tierra. Hasta cierto punto, incluso podemos incluir el fenómeno de las mareas en estos procesos psíquicos. Son una expresión visible de estas actividades respiratorias rítmicas de la Luna, de las que hemos hablado anteriormente. De hecho, las mareas y los eventos meteorológicos están conectados con los movimientos rítmicos de la Luna. Ciertamente, la cruda afirmación de que la Luna hace el tiempo es insuficiente e incluso diletante, pero si estudiamos el fondo psíquico de los hechos meteorológicos, entonces podemos detectar claramente la influencia de la Luna. Esto se aplica principalmente al período del elemento acuoso en la Tierra.

El “agua” de la Tierra es uno de los principales dominios de las fuerzas de la Luna. Veremos más adelante la descripción que origina este sentido. La influencia del ritmo de la Luna también se puede observar en los ritmos del alma humana o la vida de la conciencia. Incluso es relativamente fácil hacer observaciones de las condiciones psíquicas de nuestro entorno humano y de nosotros mismos. Siempre encontramos en tiempos de la Luna Llena, a menos que esto se inhiba por fuertes eventos estelares, que el alma humana está más activa que en otras ocasiones. Se expande, por así decirlo, por todo el universo. El pensamiento humano y la imaginación están mucho más animados durante este tiempo y estamos más dispuestos a emprender acciones audaces y magnánimas. Pero en tiempos de Luna Nueva nuestra vida psíquica está más contraída, pasiva, y se aleja del mundo circundante. Nuestra vida psíquica puede entonces sentirse en un estado de receptividad interior. El alma humana en este momento está en una condición similar a la esfera lemniscatoria contraída de la Luna, que hemos descrito anteriormente. A través de esta contracción podemos estar más despiertos en nosotros mismos, mientras que en la oposición —la luna llena— puede provocar una condición de ensueño cósmico.

Estos ritmos se manifiestan sobre todo en las actividades artísticas. Ahora queremos saber por qué estas influencias proceden de la Luna. Sabemos por las descripciones anteriores que las esferas de los planetas también indican la gama de las actividades de las Jerarquías Espirituales.

La esfera de la Luna alcanza más allá de la esfera de la Tierra, por lo que es la morada de los Ángeles en el Universo. Pueden estar activos en la esfera de la Tierra porque la esfera de la Luna penetra la esfera de la Tierra, pero su influencia llega más lejos en el universo. Esta Jerarquía de los Ángeles penetra especialmente en la esfera de la Luna con su actividad; por lo tanto, si entendemos un poco de su propio ser, también podemos llegar a comprender las influencias de la Luna sobre los eventos de la Tierra y sus seres.

En la cuarta carta, esbozamos brevemente las actividades de los Ángeles en la evolución del antiguo Saturno. Ellos crearon una especie de metabolismo de la calidez con la ayuda de los Espíritus de la Armonía. Imaginemos este tipo de nutrición cósmica, la calidez que fluye hacia los antepasados de la raza humana y se transmite de nuevo después de una especie de digestión, entonces tenemos una gran imaginación de los procesos que hemos descrito más arriba; es decir, de los cambios de la vida del alma humana entre el estado anímico de la actividad y la receptividad en relación con la Luna Llena y la Luna Nueva.

A medida que los Ángeles han creado estos ritmos, todavía están conectados con esta esfera de la Luna. Con el ritmo que se imprime desde tiempos primitivos en esta esfera, la calidez del alma es inhalada por la humanidad y esto aparece como la actividad y la positividad; mientras que, cuando se exhala el calor del alma, de acuerdo con las fases de la Luna, se manifiesta en la pasividad.

En nuestro tiempo, debemos evolucionar a un estado del alma que nos permita estar por encima de estos ritmos que hasta entonces se apoderan de nosotros desde “fuera”. Debemos transformar este ritmo en un equilibrio consciente entre la actividad en el mundo de los sentidos y la actividad en el mundo interior imaginativo. Dentro de la evolución del Antiguo Sol, nos encontramos con que los ángeles estaban de nuevo activos en una especie de metabolismo, pero esta vez todas las condiciones habían cambiado. El cuerpo de nuestro ancestro humano consistía en una especie de envoltura y el esqueleto de calidez, por así decirlo, que también contenía “aire”. Así, los ángeles, ayudados de nuevo por los Espíritus de la Armonía, provocaron cambios y transformaciones del “aire” desde dentro. Si meditamos en estos eventos, recibimos la impresión de que nos recuerda a los acontecimientos que tienen lugar hoy en la atmósfera que rodea el globo de la Tierra.

Es casi como si las sutiles y espléndidas visiones e imaginaciones de las formas animales se  impresionaran a sí mismas en el “aire” y desaparecieran de nuevo después de algún tiempo. Esta antigua actividad de los Ángeles también se escribe en la esfera de la Luna, y aparece en la conexión de los ritmos y movimientos de la Luna con la vida psíquica del reino atmosférico y meteorológico de la Tierra de la que hemos hablado anteriormente.

En el siguiente ciclo de evolución, lo que llamamos la evolución de la Antigua Luna, los ángeles entraron de nuevo en actividad. Habían evolucionado a un estado superior de existencia y las condiciones generales de la Antigua Luna habían cambiado considerablemente. Ahora el cuerpo físico de los antepasados de la humanidad consistía no sólo de calor y aire, sino también de “agua”, en el que una parte de la sustancia original había sido densificada. Junto con esto, ocurrió una “escisión” en este ciclo de la evolución.

Las Jerarquías Superiores no quisieron conectarse con esta densificación por lo que se retiraron a otro reino o cuerpo celeste. De este modo, dos envolturas entraron en todo lo que existía en ese Universo, y especialmente se introduce esta polaridad en nuestros ancestros humanos. Había momentos en los que vivían dentro de un cuerpo que era más densificado y en el que tenían una conciencia más brillante, pues ahora estaban dotados de un cuerpo anímico. Luego llegaba un momento en que el cuerpo se corrompía por esas fuerzas de consciencia. Entonces, el cuerpo anímico se retiraba al reino de las jerarquías superiores, donde recobraba las fuerzas para revivificar su cuerpo. Entretanto este último no se había disuelto. Todo el proceso fue como entrar en un estado entre la experiencia de la muerte y la conciliación del sueño y la del nacimiento y despertar. Algo así como una semilla o portainjerto había quedado atrás, lo que podría ser revivido cuando el cuerpo anímico de nuestros ancestros humanos regresaban de su estancia en el reino superior. Este ancestro no había entonces adquirido el “yo”, y los Ángeles les guiaban a través de estas metamorfosis de su ser.

Ellos conservaban las “semillas” y las llevaban a la “germinación”. Así, nuestro ancestro humano de la Antigua Luna tenía una doble naturaleza, incluso en su cuerpo. Una parte era como una cabeza que proporcionaba también una conciencia más brillante, pero estaba atrapada, por así decirlo, como la raíz de una planta en las “capas” más densas de este planeta. La otra parte mostraba su conexión con la calidez y alturas llenas de aire del Universo Lunar. Era como las hojas y flores de una planta. Los procesos de florecimiento y desvanecimiento fueron guiados por los Ángeles, y todo un grupo de estos seres estaba bajo la guía de un solo ángel que era su “Yo grupal”. Ahora podemos entender por qué la Luna y de su esfera, como morada de los Ángeles,  trabaja en los procesos de germinación y crecimiento de las plantas y, asimismo, en todos los procesos orgánicos de los seres vivos. Así está también fuertemente conectada con el desarrollo embrionario.

En la evolución de la Tierra, tuvo lugar nuevamente una condensación de la substancia. Esta vez, una parte de la substancia derivada de los ciclos evolutivos previos se densifico en materia solida, formando el reino mineral. De todos modos, los Ángeles retuvieron su actividad en la esfera de las substancias liquidas; podían trabajar en el mundo material, pero solo si estaba conectado con el medio liquido. Así que su actividad aparece en todos lados a través del mediar de la Luna, donde la materia solida esta disuelta en agua o toma contacto con ella. La Tierra seria un seco desierto sin el agua; pero a través del agua, la materia solida puede ser transformada con la ayuda de múltiples seres del reino animal y vegetal.

 Lo mismo sucede con nuestra digestión; no podemos comer comida seca, debe estar penetrada por agua. Cuando las fuerzas del agua se conectan con la materia solida, pueden incluso crear materia, como lo han probado los experimentos de Herzeele. Ya que solo la semilla que es penetrada por el agua puede germinar y así crear materia. La materia seca no puede hacer esto.

Las fuerzas lunares, que se revelan a sí mismas en las fases lunares, pueden trabajar a través del agua. Es la herencia espiritual de las experiencias de los Ángeles en la Antigua Luna.

Una gran parte del cuerpo humano está conformada por agua. El balance del agua en nuestro interior es la base de nuestra vida anímica consciente. No podríamos hacer uso de nuestro cerebro si no “flotase” en el fluido cerebral. Por medio de este hecho, que está conectado a la ley de flotabilidad gracias al desplazamiento, el sistema circulatorio del cerebro es mantenido en orden, de modo tal que lo podemos utilizar como órgano de percepción y de la concepción del mundo a nuestro alrededor. Fue el agua la que transformo al cuerpo humano durante los largos periodos  de la evolución humana, en un instrumento apto para la vida de la consciencia anímica; con esto podemos hacernos conscientes de la labor de la esfera lunar o de los Ángeles. Ellos encienden la chispa de nuestro miembro anímico que la Ciencia Espiritual denomina Alma Consciente.

La gente está directamente conectada con las fuerzas de la Luna a través del alma consciente. Rudolf Steiner dice lo siguiente sobre ello en su “Teosofía”:

“El centro de la consciencia humana, es decir, el alma dentro del alma, es lo que significa el Alma Consciente. Se distingue por lo tanto como un miembro diferente del alma, del Alma Racional, que aun se ve enredada en las sensaciones, los impulsos, las pasiones, etc. Todos saben como en principio la gente acepta como verdad lo que haya preferencia en sus sentimientos y demás. Sin embargo, solo es permanente la verdad que se libera a si misma de todo matiz sentimental de simpatía y antipatía. La parte del alma en que habita esta verdad, será denominada Alma Consciente”.

El Alma Consciente tiene una doble naturaleza; se halla entre el mundo de los sentidos y el del Espíritu. Toma noción del mundo de los sentidos si el cerebro es capaz de reflejar un cuadro coherente del mismo. Ella apunta absolutamente hacia la percepción objetiva, pero también apunta hacia la cognición de los fenómenos del mundo de los sentidos como una manifestación del Espíritu.

 Si las fuerzas del Alma Consciente han de ser realmente desarrolladas por la humanidad, así como por el ser humano individual, entonces debe ser establecido un puente entre los dos mundos. Para lograr que la percepción sensoria objetiva sea tan transparente como para que la luz del Espíritu brille a través de ella, requiere de la transformación del Alma Consciente en lo que podemos denominar “Alma Imaginativa”.

Así es como también estamos conectados a la Luna a través de nuestras propias natividades; las fuerzas de la Luna nos dotan de cuerpos que deberían ser un espejo coherente del mundo de los sentidos. Mientras habitamos la Tierra, nuestra tarea es lograr que los fenómenos sensorios sean tan transparentes, que los pueda penetrar la luz del Espíritu. Debemos crear imaginaciones, ya que es lo que las fuerzas lunares esperan de nosotros. Por lo tanto, la Luna posee dos caras -como de hecho las tienen todos los planetas- ella da y también recibe. Si percibimos a la Luna en una determinada constelación del zodiaco, siempre podremos encontrar estos dos aspectos: uno que muestra como emana el sustento cósmico desde las fuerzas lunares, y otro que demanda imaginación creativa por nuestra parte.

Por ejemplo, si vemos a la Luna en la constelación de Aries, encontramos que ella dota al ser humano con fuerzas de tremenda memoria cósmica, la cual puede aparecer bajo la vestimenta del poder del pensar, en conexión con la purificación de la percepción. Si tratamos de alcanzar un conocimiento sobre la Luna en esta posición por medio de la cognición interior, en una primera instancia quizás no percibiríamos más que poderosos cuernos alzándose por el espacio universal, a manera de espirales.

Pueden semejar a órganos perceptivos de toda la sabiduría que se halla incorporada en el universo; todavía es posible percibir que esos gigantescos órganos etéreos, cósmicos, han sido apresados en la sepultura del cráneo. Una vez pudieron moverse libremente por el espacio universal; ahora están fijos, y a través de esa fijación y aprisionamiento, hacen que uno corra el peligro de verse preso en ellos como en un laberinto. En el curso de la evolución, el cerebro que tanto admiramos hoy sufre este drama. Pese a todo, también podemos evolucionar más allá del uso de nuestro cerebro físico.

 A través del alcance de conocimientos superiores, podemos desarrollar una imaginación que no esté ligada solamente a la función cerebral. Entonces podremos vivenciar a los “cuernos” etéreos creciendo desde la tumba del cráneo hacia el espacio universal, y de este modo podremos aprender a “nombrar” cosas y seres por sus nombres eternos, creados por la verdadera imaginación.

De lograr esto por medio de la percepción suprasensible, el vellón del Carnero comienza a irradiar con brillante luz.

Swedenborg y Novalis estaban conectados con Aries, brillando a través de la Luna en sus natividades. Nos da la impresión de que Swedenborg, quien fuera un prominente científico durante la etapa temprana de su vida y un maestro espiritual y religioso en la etapa tardía, no estableció por completo el puente entre sus percepciones científicas sobre el mundo sensorio y el mundo visionario que se desarrollo a partir de su experiencia anímica. Hay una fisura entre esos dos mundos. Con lo cual el mundo de sus visiones no logro generar la redención del pensamiento, que aun está sepultado en la tumba del cráneo. El caso de Novalis es diferente; en sus escritos, tenemos la impresión de que el si construye un puente entre el mundo del pensar científico y la cognición imaginativa.

Si vemos a la Luna en Tauro, en principio solo percibiríamos a las fuerzas animadas del poderoso toro, vertiéndose en el cáliz de la Luna. Esto está conectado con la percepción de todo lo que depende de las fuerzas hereditarias de los progenitores físicos. Como fuere, si a través del desarrollo de nuestras fuerzas interiores nos volvemos capaces de transformar  esa imaginación original de Tauro, percibiremos que la cabeza y los poderosos cuernos del toro se metamorfosean en la figura de un cáliz o medialuna, en el que aparece el disco brillante del Sol dorado. El aspecto unilateral de la descendencia hereditaria se transforma entonces en la imaginación de la verdadera relación entre la herencia física y el origen cósmico de su naturaleza espiritual.

Una consciencia de este hecho aun persistía en tiempos medievales, pero se perdió gradualmente. La ciencia espiritual revela nuevamente la naturaleza espiritual del ser humano. Personalidades como Dante, Mirandola, Kepler y Haeckel estaban conectados a Tauro a través de la Luna, y podemos apreciar en sus vidas una ilustración de estos poderes de Tauro.

A través de la Luna en Géminis podemos experimentar a las poderosas fuerzas en el universo que alguna vez, hace mucho tiempo atrás, separaron a la unidad del cosmos en los mundos espiritual y físico. De esas fuerzas podemos aprender la causa de la luz y la oscuridad, por ejemplo, así como de toda polaridad en el mundo. Estas son las causas reales del dualismo en la vida religiosa y filosófica de la humanidad moderna. Si transformamos nuevamente esta imaginación por medio de nuestras capacidades anímicas, percibiremos que repentinamente se abre paso una tercera figura entre la luz  —siempre brillante en las alturas cósmicas— que no puede penetrar a la oscuridad, y la oscuridad que genera el temor del aislamiento y la soledad. Vemos a esta tercera figura poniendo a raya a las otras dos fuerzas, protegiendo al alma de ser superada por el conflicto entre ambas. Podemos vivenciar como este Ser puede nacer en nosotros realmente.

De entre muchas, ella se ve magníficamente expresada en la hermosa imaginación de Albrecht Dürer, quien recibió a las fuerzas de Géminis gracias al cáliz lunar en su natividad y, entre otros cuadros de carácter semejante, creo el conocido grabado “El caballero, la muerte y el villano”. Es una de las más bellas expresiones imaginativas del tercer poder, del coraje infalible del alma, manteniendo el balance entre estos dos poderosos oponentes.

Si volvemos nuestros ojos hacia Cáncer, al estar en comunión con el cáliz de la Luna, en un principio obtenemos la imagen de un cangrejo visto desde el frente, por así decirlo. Vemos al poderoso par de pinzas y a la criatura que se oculta en el caparazón. En esta imaginación percibimos en el mundo que han llevado a la evolución un paso más adelante, luego de que el poder geminiano genero la división entre los mundos físico y espiritual. Vemos la imagen del materialismo que ha cortado el hilo que todavía conectaba a los dos mundos, con esas afiladas pinzas del pensar amarrado a los sentidos y se ha retirado en la tumba rocosa del cráneo. Pero si transformamos esa imagen, observaremos como se ha convertido en un cáliz colmado con los frutos del empeño moral humano. Pese a la experiencia de la separación temporal con el mundo espiritual durante la vida terrena, este cáliz puede ser el portador de un alimento substancial para un tiempo futuro distante. Personalidades tales como Edward Geo, Bulwer-Lytten, R.W.Emerson, y John Ruskin están conectadas a esta constelación de Cáncer a través de la Luna.

Cuando la Luna se ubica en la constelación de Leo, podemos obtener la imaginación de la cabeza de un león mirando a través nuestro como si fuéramos transparentes, avizorando mas allá de nosotros hacia una distancia lejana. En él vemos el cuadro de la acumulación espiritual de los alcances y logros humanos en la Tierra a través de las épocas. Es la imagen del coraje, del emprendimiento y del orgullo. Para quien desenvuelve sus capacidades anímicas, se torna en la imagen en donde la naturaleza animal es sometida por las embestidas del destino, hasta que las cualidades egoístas son transmutadas en actitud de aceptación por el desafío del destino. En esta batalla entre la naturaleza egoísta y  los poderes directrices mundiales del destino, podemos desarrollar una cognición suprasensible sobre los planes sobrehumanos y de los poderes que guían espiritualmente a la humanidad. Entonces podemos reconocer a los seres espirituales que laboran por detrás de los movimientos del cielo estelar y que forman al destino del ser humano y del mundo. Esto no puede ser obtenido fácilmente en nuestra época. Muy a menudo, la fuerza anímica de los individuos fracasa en esta batalla.

Benjamin Disraeli estaba conectado con Leo a través de la Luna en su natividad, al igual que Leo Tolstoy; la ex-emperatriz Carlota de México tiene a la Luna en la misma posición al nacer; Ella fue la esposa del infeliz emperador Maximiliano de México, quien fue muerto por los insurgentes mexicanos, volviéndose loca tras la muerte de su esposo.

La Luna en Virgo se nos presenta como la imagen de la Madre celestial de toda existencia, que conoce los secretos de la creación; en los días de la antigüedad, la gente veían a este ser sosteniendo una gavilla de granos en sus manos, el símbolo de la madurez. El Cristianismo esotérico puede desenvolverse hasta tal punto en donde no solo podemos ver a la Madre-Virgen celeste, sino también al Hijo del universo que crece como radiante Sol espiritual, alcanzando los más remotos espacios del cosmos. Los poderes de la imaginación que fluyen hacia el mundo desde lo más intimo del alma de los individuos, provenientes de la Luna, generan hechos de la más grande importancia histórica, si bien no se hallan nunca sobre la superficie de los sucesos terrestres. Ellos permanecen ocultos en los trasfondos de las corrientes evolutivas de la humanidad. Si bien estos hechos son raramente reconocidos por sus contemporáneos, su influencia es más que fuerte y se prolonga en el futuro lejano, aun cuando los portadores de estos impulsos, los impulsos del “Hijo”, ya no están vivos. Dentro de este grupo podemos mencionar a personalidades como Juana de Arco, Tycho de Brahe y Rudolf Steiner.

La Luna en la constelación de Libra nos guía hasta la imaginación de la balanza del juicio cósmico, como la percibió la gente en los tiempos antiguos. Nostradamus, el famoso astrologo que al nacer tiene a la Luna en Libra, vivenció este juicio cósmico al escribir sus profecías, las cuales sobrepasaban a su propia época. Estas son imaginaciones veladas sobre el destino de las poblaciones europeas, y que se volvieron realidad mucho después de su muerte. De todas maneras, la clarividencia cristiana puede experimentar la transformación de esta imagen en otra impresión; la balanza se torna en dos manos que, suave e invisiblemente, trabajan en el mundo a modo de poderes curativos y equilibrantes. Ellas logran nivelar el paso para la revelación del Espíritu en el mundo. Esta imaginación se manifestó en la vida de Rafael Santi; aun podemos percibir en sus pinturas al poder mágico de esas manos curadoras.

La constelación de Escorpio no puede ser penetrada fácilmente cuando sus fuerzas están vertidas en el cáliz de la Luna, porque de hecho, son tres imaginaciones diferentes las que allí se ocultan. En los antiguos tiempos, la gente percibía estas fuerzas en la imaginación del águila, que penetraba en las alturas luminosas y plenas de calor de la atmosfera, lejos de donde habitaban los seres humanos en la Tierra. Poderosas y dominantes eran esas fuerzas del águila en el alma humana; ellas  dotaban a la gente con gran capacidad de mando espiritual. Pero luego, este Espíritu se distancio más y más de la Tierra. Podía dirigir a la Tierra solamente desde las alturas, pero no la redimió. Con lo cual estas fuerzas se deterioraron y por muchas eras, la gente ha podido conservarlas tan solo en la imagen del escorpión con su aguijón mortal.

 El famoso filosofo alemán Nietzsche vivió esta tragedia, luego de que su glorioso vuelo pensante en su “Así hablo Zaratustra”, concluyera en una caída fatal en el abismo de la insanidad. Así es como la imagen del águila se transformo en la imaginación del escorpión, y podríamos mostrar tantos ejemplos que llevan la impronta de la caída del pensar humano idealista pero ilusorio, en el abismo de la insanidad. Igualmente, la actividad espiritual puede guiar a las personas hasta un punto de la evolución interior en donde pueden transformar la imaginación del escorpión en la de la Paloma, justamente la paloma del Espíritu Santo, que labora en la humanidad como la fuerza gentil del poder creador espiritual.

Esto se manifestó en el filosofo Friedrich Wilhelm Schelling, quien al nacer tenia la Luna en Escorpio. Su “Filosofía de la revelación” es la realización de esta nueva imaginación; también el compositor Wolfgang A. Mozart estaba dotado de estas fuerzas. Su música respira el suave poder mágico de la Paloma, y también se manifestó en su brillante carácter.

La Luna en la constelación de Sagitario puede aparecérsenos en la imaginación de una flecha que descansa sobre la cuerda tensa de un arco. En ella podemos ver a la expresión de grandes poderes que pueden vivenciarse en el alma humana, a modo de fuerzas de empuje en favor de cierto objetivo, inclusive objetivos sobrehumanos. Pero la verdadera consciencia cristiana debe transformar la imagen de la flecha, del poder de arrojo, en poderes de auto-perfeccionamiento moral; entonces la flecha se transformara en la imaginación de un estrecho paso serpentíneo que conduce por las laderas de una montaña hasta el reino de la luz. De este modo ha de convertirse en un empeño para el Espíritu en el alma humana.

Esto pudo ser realizado por el pastor Oberlin con bella perfección. Fue pastor en Steinhal en Alsacia, un pueblecito pobre de montaña de los Vosgos. Gracias a la energía de Oberlin, el pueblo creció en prosperidad remarcable, aunque detrás de esto hay otro hecho. La esposa del pastor muere prematuramente, y Oberlin permaneció fuertemente conectado a ella tras su muerte. A través del hermoso contacto de las dos almas, el pudo tomar parte de las experiencias de ella en la vida post-mortem. De hecho, prácticamente la congregación entera de Steinhal vivió junto a su pastor  estas experiencias, porque él le comunico a sus feligreses los secretos de su vida anímica; aquí, el empeño humano en este pueblo tuvo un objetivo determinado, y el paso que lo condujo a él lo guio hasta el mundo espiritual; que obviamente resulto en beneficio de toda la congregación de Steinhal.

La constelación de Capricornio, por medio de la luz lunar, se muestra como la imagen de la cabra. Fue vivenciada así desde tiempos antiguos, pero en lugar de patas posee una cola de pez. Es el cuadro de una actitud anímica que se empeña por lo más alto en el mundo. El peligro que encierra es el no hallarse muy firmemente sobre el suelo de las realidades terrestres y puede perder pie de un momento a otro. Como fuere, la evolución verdadera puede transformar esta imaginación en el cuadro de algo semejante a un brillante castillo que se encuentra en la cima de una alta montaña. Esto no es concebido como una realidad terrestre, sino espiritual. Richard Wagner, cuya Luna estaba ubicada en la constelación de Capricornio al nacer, realizo esta imaginación en la belleza de su drama musical Parsifal, que fue la ultima creación de su vida. Parsifal, tras  largos y vanos esfuerzos, arriba al castillo del Grial, radiante sobre la cima de Montsalvat, en el cual se guardaba al curativo y nutriente cáliz del Santo Grial; el castillo del Grial es una realidad espiritual, no puede ser hallado en la realidad sensoria.

Acuario en la imagen de la Luna surge como el gran aguador cósmico que vierte el contenido de su  cántaro en el espacio cósmico. Es la imaginación de fuerzas anímicas que fácilmente pueden perderse a sí mismas  en una especie de pasividad o de altruismo desequilibrado; el alma debe encontrarse a sí misma como si hubiese sido dejada sola sobre un océano infinito o puede sentirse como tragada por un oscuro torrente; si esto es transformado en su verdadera imagen, entonces el agua se volverá el mar de fuerzas etéreas donantes de vida, que fluyen desde las esferas cósmicas hasta los reinos terrestres, generando el milagro de las formas vivientes. Goethe estaba dotado con este misterio de la Luna, y podemos decir que la realidad de las fuerzas etéreas que trabajan en la naturaleza y en la humanidad, fue para él una experiencia interior. Podemos comprobar esto de las más variadas maneras.

La Luna en la constelación de Piscis crea la imaginación de dos peces que nadan en las aguas de Acuario. Los peces son como islas en el mar, cimentadas sobre la existencia humana individual. Piscis es el cuadro de los individuos que han realizado al Espíritu en sí mismos, por medio del desarrollo de los más altos principios de todo su ser; esta gente se halla ahora en el final de un ciclo de evolución, o más bien, ellos nadan en el mar de las fuerzas creativas. Tales individuos se preparan a sí mismos para ser maestros de las fuerzas creadoras del éter, para que a través de su ayuda puedan realizarse logros de los cuales, en muestra época, solo podemos tener un vago concepto. Por lo tanto, los frutos de los logros que pueden madurar a la luz de esta imaginación, permanecen en una región del alma que no está aún bajo el control consciente del Yo. Tenemos a esta posición de la Luna en Piscis, en personalidades como Gustavo Adolfo de Suecia, Ignacio de Loyola, Hahnemann -el fundador de la homeopatía- y Tomas Moro.

Esto son solo esbozos de la actividad de la fuerza lunar en las constelaciones del zodiaco, y su transformación a través de las capacidades del Alma Consciente. Por supuesto que no hemos de generalizar en el caso de las natividades; allí deben considerarse los aspectos de los demás planetas con la Luna, así como muchos otros detalles, pero nuestro objetivo  fue mostrar como estas fuerzas pueden actuar y desarrollarse bajo circunstancias ideales.

LOS EVENTOS EN EL CIELO

El 6 de Julio, tuvo lugar una conjunción entre el Sol y Saturno en la constelación de Géminis. La conjunción entre estos dos cuerpos celestes ocurre una vez al año, y siempre se produce alrededor de medio mes después de la del año precedente. Por ejemplo, en 1946 ocurrirá el 21 de Julio, pero ambos habrán ingresado ya en la constelación de Cáncer.

Así es que  este evento anual muestra una evolución progresiva a través del zodiaco. En el transcurso de 30 años, encontraremos 30 conjunciones que tienen lugar sucesivamente en las doce constelaciones del zodiaco. Cerca de dos o tres de las conjunciones ocurren en cada una de las constelaciones. La conjunción de este año y de los dos siguientes es especialmente importante, porque se va moviendo gradualmente hacia el planeta Plutón, que fue descubierto en el año 1930 (hasta el momento, Plutón es el planeta más alejado del centro de nuestro sistema solar; su órbita esta mas allá de la de Neptuno y precisa unos 250 años para completar su órbita).

Por lo tanto, nos confrontamos con  los siguientes hechos: en 1945 la conjunción entre el Sol y Saturno tuvo lugar en Géminis, en 1946 será en Cáncer, y en 1947 también ocurrirá en Cáncer, combinado con una conjunción a Plutón. Si pudiésemos observar este evento por medio de un telescopio, veríamos sobre el trasfondo del firmamento de las estrellas fijas, a las tenues estrellas de Cáncer y frente a ellas, al Sol; ligeramente por encima del Sol aparecería Saturno en las lejanías del universo. Considerablemente más arriba, pero casi en línea recta con el Sol, detectaríamos al planeta Plutón, el cual -por supuesto- solo podría ser divisado por los grandes telescopios modernos.

Los tiempos y las zonas de estas conjunciones combinadas son muy importantes, y puede que sea necesario llamar la atención de la gente acerca de este evento, que siente una fuerte responsabilidad espiritual frente al desenvolvimiento cultural de nuestra época.

Alrededor de 33 años es el lapso entre una conjunción de Saturno con Plutón a la otra; por lo tanto, su ultima conjunción ha de haber tenido lugar en el año 1914.

El 13 de Junio de 1914, se produjo una conjunción entre el Sol y Saturno; Plutón estaba al menos en la cercanía de donde se encontraban los dos planetas. Así que aquí tenemos que ver con un evento similar al que se producirá en 1947, pero que ocurrirá en Tauro. Recordemos que el 28 de Junio de 1914 se produjo el asesinato del archiduque Fernando en Sarajevo, generando la 1ª Guerra Mundial.

El lugar en donde se producirá la conjunción en 1947 está fuertemente conectado con la tragedia del filosofo alemán Nietzsche, quien enloquece en 1888, también está conectado con el hombre que forzó a Alemania a esta 2ª Guerra Mundial y la llevo a su destrucción. La idea megalómana del Gran Imperio Germano cobro impulso a más tardar cuando Saturno estaba conjunto al planeta Neptuno (descubierto en 1846). Esto sucedió en 1917, en la constelación de Cáncer.

En 1947, Saturno estará conjunto a Plutón alrededor de esa misma posición, pero significara una “exaltación” porque Plutón está más alejado, es decir que pertenece a una esfera “superior”.

¿Cómo se reflejara este evento en lo terrenal?, ¿podemos atrevernos a conocer los aspectos inscritos en él?. Ciertamente estará conectado con la lucha de poderes malignos y el poder de la evolución cósmica  en el universo. Con lo cual mucho es puesto en manos de la Humanidad; el balance de la moral humana y de los logros espirituales sobre la Tierra decidirá en suma el surgimiento de estos eventos.

Si en 1914, cuando la conjunción combinada entre el Sol, Saturno y Plutón que tuvo lugar en Tauro, la construcción de la ciencia espiritual hubiese sido concluida —el Goetheanum en Dornach, la “Casa de la Palabra”— los eventos de ese año podrían haber tomado otro curso.

Los eventos conectados a los sucesos celestes del próximo año pueden ser dirigidos hacia el bien y el progreso de la humanidad, si un cierto número de personas desarrolla y carga consigo una moral fuerte e impulsos espirituales que urgen a nuestra época.

¿Cómo podemos leer y comprender el lenguaje de estos eventos?

La Palabra, la que podemos oír sonar desde el Sol durante esta conjunción, pronuncia que ha llegado el tiempo de la “realización” para ciertos impulsos, y que ciertas cosas han de ser hechas, o ciertas posibilidades desaparecerán para la Humanidad, Saturno revelara que una vez más ha llegado el tiempo en el que muchos deberían reconocer el hecho de que “el reino de los cielos esta cerca”, y que muchos más que hasta el momento deberían penetrar en la experiencia del “reino de los cielos” por medio de la cognición de los principios superiores de la organización humana. De otro modo, muchos serán desplazados por las contra-fuerzas del Yo Superior.

Plutón está profundamente oculto tras los velos del misterio. Nos habla de fuerzas que el individuo humano no puede alcanzar, ni naciones, ni continentes, solo pueden ser alcanzadas por la Humanidad como verdadera y todo-abarcante comunidad cristiana. Los pueblos de la Tierra pueden volverse un solo cuerpo en el Espíritu Santo. En su contra están las fuerzas de la destrucción total, de la aniquilación, incluso de la raza humana.

Estos eventos en el cielo iniciaran una era en la cual la humanidad tendrá que decidir entre una de las dos fuerzas.

Invocações e Evocações: Vozes Entre os Véus

Desde as eras mais remotas da humanidade, o ser humano buscou estabelecer contato com o invisível. As fogueiras dos xamãs, os altares dos ma...