domingo, 3 de dezembro de 2017

Pensamiento crítico

El pensamiento crítico es un proceso que se propone analizar, entender o evaluar la manera en la que se organizan los conocimientos que pretenden interpretar y representar el mundo, en particular las opiniones o afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas.

El Pensamiento Crítico se apoya en la formulación de lo que se llama criterios de verdad. Un criterio de verdad es aquella característica o procedimiento por el cual podemos distinguir la verdad de la falsedad y estar "seguros" del valor de un enunciado. El criterio implica el requisito o requisitos que podemos utilizar para la valoración de una declaración.

Se define, desde un punto de vista práctico, como el proceso mediante el cual se usa el conocimiento y la inteligencia para llegar de forma efectiva, a la postura más razonable y justificada sobre un tema.

El desarrollo del pensamiento crítico, estrechamente ligado a la expansión de conocimiento, requiere de los siguientes tres factores:

Tendencia a los pensamientos críticos.
Acceso a contenidos críticos.
Entornos para practicar el conocimiento crítico (en sus dos tipos, conocimiento en sí y conocimiento como instrumento para contribuir a la mejora de la vida).1​
Ser capaz de utilizar un pensamiento crítico significa que no se acepte la opinión de la sociedad, teniendo así ideas individuales, se conocen los argumentos a favor y en contra y se toma una decisión propia respecto a lo que se considere verdadero o falso, aceptable o inaceptable, deseable o indeseable.

Este pensamiento también es un pensamiento objetivo, basado en el compromiso de las propias ideas según su entorno como creencias individuales. Lo crítico enfrenta y evalúa los prejuicios sociales constantemente.

Tener un pensamiento crítico no significa llevar la contraria a todo el mundo o no estar de acuerdo con nadie, pues esto último no sería un pensamiento crítico, sino sólo un modo simple de pensar que se limita a contrariar lo que piensen los demás. Por lo tanto un pensador crítico es capaz, humilde, tenaz, precavido, exigente. Además de tener una postura libre y abierta, por ello un pensador crítico comienza a destacarse en su medio y a ser reconocido por sus aportaciones, pero todo se conforma a lo largo del tiempo con una debida experiencia.

El pensamiento crítico es una habilidad que todo ser humano debe desarrollar ya que tiene cualidades muy específicas y que nos ayudan a resolver problemas de una mejor manera, nos hace más analíticos, nos ayuda a saber clasificar la información en viable y no viable, nos hace más curiosos, querer saber e investigar más acerca de temas de interés. Cuando se desarrollan este tipo de habilidades, también se desarrollan muchas otras capacidades del cerebro como la creatividad, la intuición, la razón y la lógica, entre otras.

Pensar críticamente implica dominar dichos estándares. De acuerdo a esto, la meta final de todo pensamiento crítico es que éste pueda ser lo suficientemente sólido como para sostenerse por sí mismo en cualquier contexto, siempre y cuando mantenga su relación con el fenómeno implicado.

Derivado de las especificidades analíticas de esta forma de pensamiento, se ha desarrollado una perspectiva que tiende a inhibir el uso y sentido de la crítica porque se considera puede contravenir el orden que guarda la sociedad. En este sentido, puede revisarse el texto de H. Heid, The domestication of critique: Problems of justifying the critical in the context of educationally relevant thought and action.

Supuestos utilizados en el Pensamiento Crítico

*Autoridad. Una afirmación se acepta como verdadera por proceder de alguien a quien se concede crédito por su conocimiento de la materia. *Tradición. Se toma por verdadero aquello que a lo largo del tiempo se ha aceptado como verdadero y goza de un apoyo popular o institucional. *Correspondencia entre el pensamiento y la realidad. Lo que pensamos será verdadero si al comprobarlo coincide con la realidad empírica. Y como el pensamiento se expresa en el lenguaje, el criterio consiste en establecer la adecuación o correspondencia entre lo que se dice y lo que es. La comprobación experimental es una forma de buscar esta adecuación. Coherencia lógica. Es un criterio lógico-matemático, que consiste en comprobar que no existe contradicción entre los enunciados que pertenecen a un mismo sistema y que éstos se derivan necesariamente de los axiomas o principios establecidos. Utilidad. Un enunciado será verdadero cuando sea beneficioso y útil para nosotros, cuando nos permita orientarnos en la realidad y avanzar en nuestras investigaciones. Evidencia. Es el criterio fundamental. Es evidente lo que se nos presenta como indiscutible, como intuitivamente verdadero, aunque a menudo sea necesario mostrarlo mediante razonamientos. Según las fuentes del conocimiento, si atendemos a su origen, podemos encontrar dos tipos de evidencia racional. Atendiendo a la razón se han considerado evidentes los primeros principios como el de identidad (A es A) o el de no contradicción(no es posible al mismo tiempo A y no A), y atendiendo a la sensibilidad son evidentes los datos de los sentidos, por lo que hablaremos de evidencia racional o evidencia sensible. Intersubjetividad. Para que algo sea admitido como verdadero ha de ser aceptable para cualquier sujeto racional. Este criterio se basa en la idea de que el conocimiento es compartible por todos, no exclusivo de una persona en particular. Aunque es cierto que un solo investigador puede defender la evidencia de una hipótesis científica, si ésta no es aceptable públicamente por la comunidad no podrá ser admitida como verdadera. La verdad no es algo privado, sino que requiere el consenso de la comunidad. La verdad exige consenso en el sentido de que no es algo misterioso que esté reservado a unos pocos o que sólo unos pocos puedan alcanzar. La verdad, para serlo, ha de poder ser comunicada y comprendida por todos.

Etimología

La palabra viene del verbo latino "pensare", que ejerce como sinónimo de “pensar”, y el verbo griego "krinein", que puede traducirse como “decidir” o “separar”, son los dos vocablos que muestran el origen etimológico.

Objetividad y subjetividad

Con frecuencia ser regularmente objetivo es visto como una actitud fría, sobre todo para quien prefiere guiarse a través de procesos emocionales del tipo: "Tened fe y dejad que vuestros sentimientos os guíen a la verdad" o "No dejes que los hechos o detalles interrumpan el camino hacia una historia interesante". La subjetividad unida a los argumentos emocionales se presenta como manipulación, pues apela a las necesidades primarias de las personas (véase pirámide de Maslow).

Por tanto, cuando se busca la verdad es necesario evitar las falacias o los vicios de razonamiento. Es muy importante no caer en el pensamiento desiderativo, que es el opuesto al pensamiento crítico, ya que carece de solidez racional y se basa en gustos, deseos, ilusiones o suposiciones injustificadas que carecen de evidencia o datos comprobables. La verdad obtenida a través del razonamiento crítico es sólida en comparación con la mentira feliz que se fabrica a través del pensamiento mágico.

Estándares intelectuales universales

El Dr. Richard Paul y la Dra. Linda Elder, de la Fundación para el Pensamiento Crítico (http://www.criticalthinking.org), señalan los siete Estándares Intelectuales Universales que deben aplicarse al pensamiento cada vez que se quiera evaluar la calidad del razonamiento sobre un problema, un tema o una situación; pensar críticamente implica dominar estos estándares.

Claridad: Modo en que se expresa la propuesta.
Exactitud: Grado en que la estructura empleada tiene coherencia con el material a emprender.
Precisión: La construcción o propuesta debe ser ajustada a los conocimientos.
Pertenencia o relevancia: Entorno en el que se trata el tema.
Profundidad: Cuando el nivel de análisis, investigación y explicación se encuentra lo suficientemente cuidado.
Amplitud: Extensión del planteamiento.
Lógica: Argumentación acorde a las normas.
La inteligencia y el conocimiento no implican que se deba tener un razonamiento o pensamiento crítico. Incluso alguien muy inteligente podría tener creencias irracionales u opiniones disparatadas. La teoría acerca del pensamiento crítico trata sobre cómo se debería usar la inteligencia y el conocimiento para alcanzar puntos de vista más racionales y objetivos con los datos que se poseen. Opiniones y creencias basadas en un razonamiento crítico pueden estar mejor establecidas, si se comparan con otras formuladas a través de procesos menos racionales. Al mismo tiempo, los buenos pensadores críticos suelen estar mejor equipados para tomar decisiones y resolver problemas, en comparación con quienes carecen de esta habilidad aprendida.

El razonamiento crítico también es más que pensar lógicamente o analíticamente. También se trata de pensar de forma más racional y objetiva. Lógica y análisis son esencialmente conceptos filosóficos y matemáticos, respectivamente, mientras que pensamiento racional y pensamiento objetivo son conceptos más amplios que incluyen los campos de la psicología y la sociología, donde tratan de explicarse los complejos efectos de los demás sobre los procesos mentales del individuo.

En teoría, para poder ser un buen pensador crítico se deberían seguir y desarrollar los siguientes pasos:

Adoptar la actitud de un pensador crítico.
Reconocer y evitar las barreras o variaciones principales (véase la lista de prejuicios cognitivos y Sesgo cognitivo).
Identificar y caracterizar argumentos.
Evaluar las fuentes de información (véase Argumentum ad verecundiam).
Evaluar los argumentos.

Habilidades cognitivas del pensamiento crítico

Interpretación: Se debe comprender y expresar, destacando lo más importante como, datos, juicios, eventos, expresiones, etc.
Análisis: Se refiere a reconocer las intenciones reales o ficticias de conceptos, ideas, descripciones. También se debe reconocer las ideas subliminales o propósitos ocultos de algún texto, argumento, noticia, etc.
Razonamiento lógico-crítico: La mayor parte de las actividades cotidianas ordinarias son efectuadas sin reflexiones. El pensamiento reflexivo consiste esencialmente en el intento de resolver un problema. En el pensamiento reflexivo nuestras ideas están dirigidas hacia un objetivo; la solución del problema que nos puso a pensar. El pensar es un proceso mental en el que pasamos de un pensamiento a otro. Un pensamiento es un elemento que requiere frase completa para su expresión plena. Cuando un pensamiento está conectado de forma consciente con otro con el fin de crear la conclusión hacia la cual está dirigido, se habla de Razonamiento. Razonar es cuando se conectan diversas informaciones y se extraen conclusiones.
Si alguien tiene una conclusión que está amenazada por algún inconveniente, hecho que es incapaz de ser explicado, es mejor que abandone su conclusión y encontrar otra que sea capaz de explicar el nuevo hecho, esta podría ser la manera correcta de proceder.
El Razonamiento lógico-crítico también consiste en clasificar cada caso particular de algo dado como un ejemplo de uno de dos extremos cuando en realidad existe una amplia gama de probabilidades intermedias.
Frecuentemente los argumentos están hechos para despertar emociones en el lector o en el que escucha, así se trata de convencerlo en lugar de hacerlo con conclusiones basadas en buenas razones.
Evaluación: Se valora la credibilidad del autor, orador, o medio de comunicación y se comparan fortalezas y debilidades de las fuentes, armándose de evidencias para determinar el grado de credibilidad que posee.
Inferencias: Es identificar los puntos importantes, destacarlos, evaluarlos, desmenuzarlos y a partir de eso, llegar a conclusiones razonables.
Explicación: Esta habilidad hará la información clara, concisa, reflexiva y coherente. Es la forma en que el razonamiento se presenta como argumento.
Metacognición : También llamada auto regulación. Es la habilidad del conocimiento que permite que los buenos pensadores críticos se examinen y se hagan una autocorrección.

Componentes del pensamiento crítico

Los componentes del pensamiento crítico son:

Pensamiento razonable: Es un buen pensamiento si se basa en buenas razones. La mejor conclusión está basada por la mejor razón.
Pensamiento enfocado: Ya que es necesario poseer un propósito y no ocurrir accidentalmente.
Decisión acerca de lo que creemos o hacemos: Evalúa sentencias que creemos y acciones que hacemos.
Todo pensamiento de este tipo:

Tiene un propósito.
Nace del intento de solucionar un problema, resolver una pregunta o explicar algo.
Está fundamentado en supuestos.
Se respalda con datos, información y evidencia.
Se expresa mediante conceptos e ideas.
Da como resultado conclusiones a partir de inferencias e interpretaciones, las cuales llevan a darle significado a los datos o información previamente recibida.
Tiene implicaciones y consecuencias.

Consecuencias del pensamiento crítico

Las personas tienen cierto nivel de repercusión en los demás, estos distintos niveles, se podrían clasificar dependiendo del tipo de relación que tienen las personas, familiares, amigos, entorno educacional, sociedad, conocidos, o incluso personas que se encuentran de manera casual, (personas en la calle, vendedores en la tienda, etc.), todas sin excepción dejan impresiones en nuestra persona, forman parte de nuestras percepciones (sobre nosotros mismos y del entorno en que nos encontramos). La adopción del entorno cercano (familia) implica el despliegue de hábitos, costumbres, que afectan nuestra personalidad, estas se basa en los hechos (experiencias) que compartimos con ellos.

Los efectos de estas interacciones definen al ser en las que se produce, crea su forma de pensar, y su modo de percibir su realidad, aunque las consecuencias de las interacciones casi siempre siguen un patrón estable, (en el sentido de que la familia suele afectar más que un transeúnte cualquiera), en ocasiones los niveles de interacción no representan el por qué cierto individuo es afectado más por personas alejadas a él. De acuerdo a esto, hemos de considerar que una parte fundamental del trabajo del pensador crítico es considerar el nivel de repercusión que puede llegar a tener en la comunidad, pues crear ideas comienza a ser un modo de crear una interpretación sobre el mundo.

Lo que el pensamiento crítico no es

El pensamiento crítico no consiste en pensar de forma negativa o con predisposición a encontrar fallos o defectos. Es un proceso o procedimiento neutro y sin sesgo para evaluar opiniones y afirmaciones tanto propias como de otras personas.

El pensamiento crítico no es un intento por hacer que las personas piensen de la misma manera, ya que, si bien varios individuos pueden aplicar el mismo procedimiento, las prioridades, principios y lista de valores que, como se observa en la figura 1, afectan al razonamiento son diferentes para cada persona. Es decir, muchos podrían contar información o experiencias nuevas que otros no cuentan, para que, con el mismo principio, se lleguen a conclusiones totalmente diferentes. Adicionalmente, siempre habrá diferencias en la percepción y las necesidades emocionales básicas que harán definitivamente imposible que todos piensen de la misma forma, a pesar de la ponderación objetiva que haga el razonamiento crítico, pues ésta sigue tratándose de información extra.

El pensamiento crítico no trata de cambiar la propia personalidad; incrementa la objetividad consciente, pero se siguen sintiendo los prejuicios habituales.
El pensamiento crítico no es una creencia. El pensamiento crítico puede evaluar la validez de las creencias, pero no es una creencia en sí, es un procedimiento.
El pensamiento crítico no reemplaza ni minimiza los sentimientos o emociones. Sin embargo, algunas decisiones emocionales que son también decisiones críticas, tales como decidir casarse o tener hijos, pueden considerarse desde múltiples puntos de vista.
El pensamiento crítico no favorece ni representa específicamente a las actividades científicas. Sus argumentos pueden usarse para favorecer opiniones contrarias a las comúnmente aceptadas en el marco científico.

Los argumentos basados en el pensamiento crítico no son necesariamente siempre los más persuasivos. Con gran frecuencia los argumentos más persuasivos son los destinados a recurrir a las emociones más básicas como el miedo, el placer y la necesidad, más que a los hechos objetivos. Por esta razón, es común encontrar en los argumentos más persuasivos de muchos políticos, telepredicadores o vendedores una intencionada falta de objetividad y de razonamiento crítico. Véase la lista de prejuicios cognitivos.

Semántica

El término semántica se refiere a los aspectos del significado, sentido o interpretación de signos lingüísticos como símbolos, palabras, expresiones o representaciones formales. En principio las expresiones del lenguaje formal o de una lengua natural admiten algún tipo de correspondencia con situaciones o conjuntos de cosas que se encuentran en el mundo físico o abstracto que puede ser descrito por dicho medio de expresión.

La semántica puede estudiarse desde diferentes puntos de vista:

Semántica lingüística, trata de la codificación y decodificación de los contenidos semánticos en las estructuras lingüísticas. Estudia la estructura de las formas léxicas, la estructura de las expresiones y su relación con sus referentes, así como los mecanismos mentales por los cuales los individuos atribuyen significados a las expresiones lingüísticas.
Semántica lógica, desarrolla una serie de problemas lógicos de significación, estudia la relación entre el signo lingüístico y la realidad. Las condiciones necesarias para que un signo pueda aplicarse a un objeto, y las reglas que aseguran una significación exacta.
Semántica en ciencias cognitivas, intenta explicar por qué nos comunicamos, y cuál es el mecanismo psíquico que se establece entre hablante y oyente durante este proceso.

Semántica lingüística

La lingüística es la disciplina donde originalmente se introdujo el concepto de semántica. La semántica lingüística es el estudio del significado de las palabras del lenguaje. La semántica lingüística contrasta con otros dos aspectos que intervienen en una expresión con significado: la sintaxis y la pragmática.

La semántica es el estudio del significado atribuible a expresiones sintácticamente bien formadas. La sintaxis estudia solo las reglas y principios sobre cómo construir expresiones interpretables semánticamente a partir de expresiones más simples, pero en sí misma no permite atribuir significados. La semántica examina el modo en que los significados se atribuían a las palabras, sus modificaciones a través del tiempo y aún sus cambios por nuevos significados. La lexicografía es otra parte de la semántica que trata de describir el significado de las palabras de un idioma en un momento dado, y suele exhibir su resultado en la confección de diccionarios.

Por otro lado, la pragmática se refiere a cómo las circunstancias y el contexto ayudan a decidir entre alternativas de uso o interpretación; gracias a la pragmática el lenguaje puede ser usado con fines humorísticos o irónicos. Además la pragmática reduce la ambigüedad de las expresiones, seleccionando solo un conjunto adecuado de interpretaciones en un determinado contexto.

Semántica en matemáticas y lógica

En matemática se usan lenguajes formales o expresiones formales, cuyo significado es interpretable sobre conjuntos que cumplen ciertas propiedades abstractas recogidas en las expresiones formales. La teoría de modelos incluye el concepto de interpretación de un conjunto de símbolos, en dichas interpretaciones los signos se refieren a elementos de un cierto conjunto preconstruido o conocido, la veracidad de una expresión bajo una determinada interpretación, depende de que el conjunto sobre el que se interpretan las expresiones satisfagan o no determinadas condiciones.

Semántica en ciencias cognitivas

La semántica en ciencias cognitivas tiene relación con la combinación de signos y la manera en que la mente atribuye relaciones permanentes entre estas combinaciones de signos y otros hechos no relacionados por naturaleza con estos símbolos. También es muy especial, ya que es la manera de introducir significados dados de uno mismo. Por ejemplo, la percepción que existe de "silla" en la que la misma tiene 4 patas, respaldo, una base de apoyo horizontal, etc. Sin embargo, aunque hay sillas con más y con menos patas, se trata de deslizamiento de sentidos, que se construye en la mente a partir del caso central o prototipo.

Semántica lingüística

La semántica lingüística es un subcampo de la semántica general y de la lingüística que estudia la codificación del significado dentro de las expresiones lingüísticas. Etimológicamente el término viene del griego semantikos, que quería decir 'significado relevante', derivada de sema, lo que significaba 'signo'.

Semántica estructural

Una lengua es un sistema convencional para la comunicación verbal, es decir, un sistema para transmitir mensajes convencionalmente codificados, que transmitan información o permitan interaccionar con otros individuos.

La transmisión de información requiere algún tipo de codificación del contenido semántico en forma de expresiones lingüísticas. La sintaxis codifica explícitamente algunas de las relaciones sintácticas de la situación o estado de hechos descrito por el mensaje. Así, los nombres representan las entidades físicas que intervienen en un estado de hechos, mientras que el verbo describe estados de algunas de estas entidades o los procesos que realizan unas entidades sobre las otras. Los diferentes tipos de entidades materiales pueden ser clasificados de acuerdo con el tipo de función que desempeñan en cada estado de hechos en diferentes papeles temáticos. Así, una descripción gramatical de una lengua debe contener ciertos principios que describan cómo se codifican los papeles temáticos de las entidades que intervienen en una oración. Por ello, la información semántica es una parte integral de la gramática.

Sin embargo, la semántica lingüística no se agota en el estudio de los papeles temáticos y su codificación. Por ejemplo, la semántica léxica trata de la codificación de significados, tanto en la dimensión paradigmática, y también de los significados obtenidos mediante derivación mediante diversos procedimiento morfológicos.

Términos relacionados con la semántica

Hiperonimia: Es la relación que se da entre una palabra (hiperónimo) cuyo significado, más general, está totalmente incluido en los significados de otras palabras más específicas (hipónimos): "árbol" es un hiperónimo de "sauce, olmo,...", porque el significado de estos últimos incluye todos los rasgos de "árbol".
Hiponimia: Es la relación inversa a la hiperonimia, en la que el significado de una palabra más específica (el hipónimo) contiene todos los rasgos de significado del término más general (hiperónimo); así, "olmo" y "sauce" son hipónimos de "árbol", porque en su significado incluyen los rasgos de este último, que es su hiperónimo.
Cohiponimia: Es la relación que se establece entre hipónimos de un mismo hiperónimo, de modo que "sauce" y "olmo" son cohipónimos, pues ambos tienen un mismo hiperónimo, "árbol".
Holonimia: Es la relación que se establece entre una palabra (holónimo) y otra u otras (merónimos) que designan partes de lo denotado por la primera. A diferencia de la hiponimia/hiperonimia, aquí no se trata de que un significado esté contenido en otro, sino de que lo nombrado por el meterónimo sea, en la realidad extralingüística, una de las partes que componen lo nombrado por el holónimo. Así, "árbol" es un holónimo de "hojas", "ramas", "tronco" y "raíces", que son sus merónimos.
Meronimia: Se trata de la relación inversa a la anterior, de manera que un merónimo designa una parte de la realidad nombrada por un holónimo. Si los hipónimos designan "clases" de hiperónimos, los merónimos designan "partes" de holónimos.
Monosemia: Son palabras monosémicas las que tienen un único significado o acepción.
Polisemia: Una sola palabra tiene varios significados, adquiridos por ampliación o restricción de su significado original, de modo que todos ellos están emparentados semánticamente.
Homonimia: Pertenece al mismo tipo de relación que la polisemia; varios significados asociados a una sola forma, pero ésta no se origina por la divergencia de significados, sino por la confluencia de formas entre varias palabras que eran diferentes en origen, de modo que sus diferentes significados no guardan relación entre sí.

Existen dos tipos de homonimia:

Homofonía u homonimia parcial: Las palabras tienen la misma pronunciación, pero o bien no tienen la misma grafía o bien no pertenecen a la misma categoría sintáctica. Ejemplo: Baya (fruto) / vaya (verbo ir), basto (tosco) / vasto (grande), mate (hierba) / mate (verbo matar).
Homografía u homonimia absoluta, en la que no hay ninguna diferencia en la forma, pero las palabras pertenecen a la distinta categoría sintáctica. Ejemplo: carpa (pez)/ carpa (cubierta).
Paronimia: Es la relación existente entre dos términos parecidos, aunque no idénticos en la forma y de significados diferentes. Ejemplo: Absorber/absolver, reja/regia.
Sinonimia: Es la relación entre dos términos de significados similares e intercambiables en el discurso por pertenecer a la misma categoría sintáctica. Ejemplo: amplio/extenso, pelo/cabello, estimar/apreciar.
Antonimia: Es la relación que mantienen dos palabras cuyos significados se oponen, bien por incompatibilidad (vivo/muerto), bien con una gradación que posibilita la existencia de términos intermedios (frío/caliente/templado), bien en una relación de reciprocidad (dar/recibir).
Criptolexemia: Los criptolexemas son significantes cuyo significado ignora el hablante y que, especialmente en el ámbito literario, despiertan un placer estético en él.
La semántica léxica, rama de la Lingüística que estudia el significado de las palabras, se puede enfocar desde una perspectiva onomasiológica, en la que se parte del significado para llegar a la forma, o desde una perspectiva semasiológica, que parte de la forma (significante) para llegar al estudio del significado.

Significado y referencia

Una adecuada descripción de las lenguas naturales debe contener datos de significado, referencia lingüística y condiciones de verdad. Pero los análisis semánticos también se aplican a aquellas expresiones construidas de palabras: las frases y las oraciones. Tradicionalmente las frases y las oraciones han recibido más atención que las palabras que las componen.

Sentido y referente

Referente: Es aquello que la palabra denota. Por ejemplo:
Nombres propios se refieren a individuos.
Nombres comunes se refieren a grupos de individuos.
Adjetivos se refieren a cualidades.
Verbos se refieren a acciones.

Sin embargo el concepto de referente conlleva ciertos problemas. Por un lado, no funciona siempre, ya que no todos los verbos denotan acción, ni todos los adjetivos, cualidades... Tampoco funciona cuando el nombre se refiere a una entidad que no existe, algo imaginario. Por último, varias expresiones pueden compartir el mismo referente pero significar cosas muy distintas. Por todo ello, cuando se estudia la palabra tenemos en cuenta lo siguiente:

Sentido. La imagen mental de lo que algo es. Puede que, incluso, no exista en el mundo real. Es más conceptual que el referente. Por ejemplo: "amistad, felicidad".
Por lo tanto es una rama de la gramática lingüística muy importante en la elaboración de textos.

Denotación y connotación

Denotación: La denotación es básicamente la relación entre una palabra y aquello a lo que se refiere.
Connotación: La connotación está en función de determinadas experiencias y valores asociados al significado.
De este modo, mientras que "perro" y "chucho" denotan el mismo significado, sus connotaciones son muy diferentes. La connotación varía según a quien se le sugiera. De tal manera, la palabra "pacifista" tiene distintas connotaciones en la jerga militar y en un grupo de "hippies".

Cabe mencionar que los sinónimos no existen, dado que se pierde la ley de la lengua, "la que dice que una lengua busca la eficiencia, el menor esfuerzo que hay en una lengua".

Así mismo los semas constituyen una parte fundamental en cuanto a los constituyentes del significado, siendo en este contexto la unidad básica funcional.

Semántica generativa

La semántica generativa es el nombre de un programa de investigación en el campo de la lingüística, iniciado con la obra de varios alumnos de Noam Chomsky de sus primeras épocas: John R. Ross, Paul Postal y, más adelante, James McCawley. George Lakoff también fue importante en la defensa de la teoría.

Este enfoque evolucionó a partir de la gramática generativa transformacional a mediados de la década de 1960, pero se mantuvo por fuera (e incluso en contra) de la obra de Noam Chomsky y de sus alumnos posteriores. Esta evolución llevó a un marco más abstracto y, posteriormente, a abandonar la noción de estructura profunda.

Algunas ideas originadas en el trabajo posterior en semántica generativa se integraron en la lingüística cognitiva, gramática sintagmática nuclear (HPSG, por sus siglas en inglés), Construcción Gramática, y también en la lingüística chomskyana.

Posestructuralismo

El término posestructuralismo describe una variedad de investigaciones, realizadas principalmente en Francia, que emergieron de mediados a finales de los años 1960 para poner en tela de juicio la primacía del estructuralismo en las ciencias humanas: antropología, historia, sociología, crítica literaria y filosofía, además del psicoanálisis. El término no es originario de las investigaciones mismas, sino de los angloparlantes que las estudiaron posteriormente.

El término es problemático porque las relaciones entre los trabajos de los académicos generalmente catalogados como posestructuralistas (quienes casi por regla general no se identifican de esa manera) son debatidas, y no existe un grupo de trabajos al que todos se refieran como doctrina común (a diferencia del estructuralismo, en el que el trabajo de Claude Lévi-Strauss era una referencia común). El posestructuralismo quizá encuentre sustancia en el hecho de que muchos de sus trabajos prominentes fueron desarrollados por autores cercanos al estructuralismo, y más sustancia aún en el hecho de que muchos de estos trabajos son intentos de recrear posiciones estructuralistas cuyas limitaciones transformaron a tantos estructuralistas en críticos del estructuralismo.

Tres de los más prominentes posestructuralistas eran también de la "pandilla de los tres" estructuralistas por excelencia: Jacques Lacan, Roland Barthes y Claude Lévi-Strauss. Jacques Derrida, Gilles Deleuze, y Julia Kristeva son también considerados como posestructuralistas prominentes.

Crítica inicial

La referencia ocasional al posestructuralismo como un movimiento puede estar ligada al hecho de que cuando el estructuralismo se estaba volviendo un tema de interés en las universidades de Estados Unidos, ya había una cantidad visible de crítica al estructuralismo. El naciente interés estadounidense llevó a la organización de una conferencia en la Universidad Johns Hopkins en 1966, a la cual fueron invitadas figuras consideradas como estructuralistas prominentes, incluyendo a Derrida, Barthes y Lacan. La presentación de Derrida en la conferencia: Structure, Sign and Play in the Human Sciences (Estructura, signo y juego en las ciencias humanas) aparece con frecuencia en las compilaciones como un manifiesto contra el estructuralismo. El ensayo de Derrida fue uno de los primeros en demarcar algunas limitaciones teóricas del estructuralismo y, dándole al mismo tiempo el crédito que se merecía, trataba de teorizar en términos que sin duda ya no eran estructuralistas. Aunque muchos se hubieran sentido empujados a ir más allá del estructuralismo, estaba claro que no había consenso sobre cómo hacerlo. Mucho del estudio del posestructuralismo está basado en las críticas comunes del estructuralismo.

El estructuralismo trataba de encontrar un nivel de metalenguaje autosuficiente y generalizable capaz de describir las configuraciones de elementos antropológicos, sociales literarios, lingüísticos, históricos o psicoanalíticos variables para analizar sus relaciones sin empantanarse por la identidad de estos elementos en sí mismos.

Por otra parte, el posestructuralismo comparte una preocupación general por identificar y cuestionar las jerarquías implícitas en la identificación de oposiciones binarias que caracterizan no solo al estructuralismo sino a la metafísica occidental en general. Si hay un punto en común entre las críticas posestructuralistas, es la revaluación de la interpretación estructuralista de Ferdinand de Saussure acerca de la distinción entre el estudio del lenguaje a través del tiempo versus el estudio del lenguaje en un momento determinado (diacrónico vs. sincrónico). Los estructuralistas afirman que el análisis estructural es generalmente sincrónico (en un momento determinado) y por tanto suprime el análisis diacrónico o histórico. También se dice que el posestructuralismo está preocupado en reafirmar la importancia de la historia y en desarrollar al mismo tiempo un nuevo entendimiento teórico del tema. De ahí se afirma también que el énfasis del posestructuralismo consiste en una reinterpretación de Sigmund Freud, Karl Marx, Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger. Por ejemplo, la genealogía de Nietzsche sirve como punto de referencia teórico en el trabajo histórico de Michel Foucault de los años 1970, incluyendo sus críticas al estructuralismo.

De forma grandilocuente se dice que este reduccionismo es violento, y que el posestructuralismo lo identifica con la civilización occidental y excesos objetables de colonialismo, racismo, misoginia, androcentrismo, homofobia y otros parecidos. El elemento de "juego" en el título del ensayo de Derrida es con frecuencia entendido equivocadamente como juego lingüístico, basado en una tendencia a los juegos de palabras y el humor, en tanto que el construccionismo social, como se desarrolló en el trabajo posterior de Michel Foucault, es considerado como la creación de una especie de órgano estratégico al poner al descubierto las palancas del cambio histórico. La importancia del trabajo de Foucault es para muchos su síntesis de este recuento histórico social de los mecanismos del poder.

También se dice comúnmente que los posestructuralistas son más o menos conscientemente postmodernos, pero no pocos de ellos han mostrado preocupación por estos términos o incluso se han autodefinido como modernistas.

Posestructuralistas importantes

Frederic Jameson
Edgar Morin
Giorgio Agamben
Jean Baudrillard
Judith Butler
Gilles Deleuze
Félix Guattari
Luce Irigaray
Sarah Kofman
Slavoj Žižek
Philippe Lacoue-Labarthe
Jean-François Lyotard
Jean-Luc Nancy
Jacques Derrida
Bernard Stiegler
Teresa de Lauretis
Julia Kristeva
Giulia Colaizzi

Antipositivismo

El antipositivismo (también no positivismo o sociología interpretativa) es el punto de vista en las ciencias sociales según el cual los académicos deben necesariamente rechazar el empirismo y el método científico en el desarrollo de teorías sociales e investigación.

El antipositivismo se relaciona con diversos debates históricos en la filosofía y la sociología de la ciencia. En la práctica moderna, sin embargo, el antipositivismo se podría equiparar con métodos de investigación cualitativos, mientras que la investigación positivista es más cuantitativa. Los positivistas suelen utilizar experimentos y encuestas estadísticas como métodos de investigación, mientras que antipositivistas utilizan métodos de investigación que se basan más en las entrevistas no estructuradas o la observación participante. En la actualidad, métodos positivistas y no positivistas se combinan a menudo.

El concepto

A principios del siglo XIX diversos intelectuales, quizá sobre todo los hegelianos, comenzaron a cuestionar la posibilidad de los análisis sociales empíricos. Karl Marx murió antes del establecimiento de una ciencia social formal, sin embargo rechazó fuertemente el positivismo sociológico de Auguste Comte. El positivismo mejorado presentado por Durkheim que serviría para fundar la sociología académica e investigación social modernas, aún conserva muchos de los elementos mecánicos de su predecesor. Hermenéuticos como Wilhelm Dilthey teorizaron en detalle entre la distinción entre ciencias naturales y sociales (Geisteswissenschaft), mientras que los filósofos neokantianos como Heinrich Rickert sostenían que el ámbito social, con sus significados y simbolismos abstractos, es incompatible con los métodos científicos de análisis. Edmund Husserl, por su parte, niega el positivismo bajo los auspicios de la fenomenología.

A la vuelta del siglo XX, la primera ola de sociólogos alemanes presentaron oficialmente el antipositivismo sociológico verstehende, proponiendo que la investigación debe concentrarse en normas culturales humanas, valores, símbolos, y procesos sociales desde una perspectiva decididamente subjetiva. Max Weber sostenía la sociología podría ser vagamente descrita como una ciencia, ya que es capaz de identificar metodológicamente las relaciones causales de las «acciones sociales» humanas especialmente entre los tipos ideales, o simplificaciones hipotéticas de fenómenos sociales complejos.​ Como no-positivista, sin embargo, uno busca relaciones que no son tan «ahistóricas, invariantes, o generalizables»4​ como las que persiguen los especialistas en ciencias naturales.

Ferdinand Tönnies trató Gemeinschaft y Gesellschaft (literalmente, la comunidad y la sociedad) como las dos formas normales de asociación humana. Para el antipositivista, la realidad no puede explicarse sin conceptos. Tönnies trazó una línea clara entre la esfera de la conceptualidad y la realidad de la acción social: la primera debe ser tratada axiomáticamente y de una manera deductiva (sociología «pura»), mientras que la segunda empíricamente y de manera inductiva (sociología «aplicada»). La interacción entre la teoría (o conceptos construidos) y los datos es siempre fundamental en la ciencia social y esta sumisión es lo que la distingue de la ciencia física. Durkheim señaló la importancia de la construcción de conceptos en abstracto (por ejemplo, la conciencia colectiva y la anomia social) con el fin de formar categorías viable para la experimentación. Tanto Weber como Georg Simmel fueron pioneros en la aproximación Verstehen (o «interpretativa») hacia una ciencia social, un proceso sistemático en el que un observador externo intenta comprender un grupo cultural particular, o gente indígena, en sus propios términos y desde su propio punto de vista.

A través de la obra de Simmel, en particular, la sociología adquirió un carácter más allá de la recogida de datos positivista y de las grandiosas leyes estructurales de sistemas deterministas. Relativamente aislado de la sociología académica a lo largo de su vida, Simmel presenta análisis idiosincráticos de la modernidad que recuerdan más a los escritores fenomenológicos y existencialistas que a Comte o Durkheim, prestando especial interés a las posibilidades de individualidad social.​ Su sociología se comprometió en una crítica neo-kantiana de los límites de la percepción humana. Se puede decir que las críticas de Michel Foucault de las ciencias humanas llevan el escepticismo kantiano hasta su extremo más de medio siglo después.

El antipositivismo sostiene que no existe la unidad metodológica de las ciencias: los tres metas del positivismo - descripción, control y predicción - son incompletas, ya que carecen de entendimiento. Algunos sostienen que incluso si el positivismo fuera correcto, sería peligroso. La ciencia tiene por objeto entender la causalidad por lo que se puede ejercer control. Si esto sucediese en la sociología, los que tienen conocimiento serían capaces de controlar a los ignorantes y esto podría llevar a la ingeniería social. La perspectiva, sin embargo, ha dado lugar a la controversia sobre cómo se pueden trazar las líneas entre la investigación subjetiva y objetiva, y mucho menos dibujar una línea artificial entre el medio ambiente y la organización humana (véase la sociología del medio ambiente), e influyó en el estudio de la hermenéutica. Los conceptos de base del antipositivismo se han expandido más allá del ámbito de las ciencias sociales, de hecho, la fenomenología tiene los mismos principios básicos en su núcleo. En pocas palabras, los positivistas ven la sociología como una ciencia, mientras que el antipositivistas no. Positivistas como Karl Popper sostienen que la sociología puede ser científica, siguiendo los procedimientos científicos, mientras que los antipositivistas, como Thomas Kuhn sostienen que la sociología no puede ser una ciencia ya que los sociólogos no se ponen de acuerdo sobre en la aceptación de un paradigma.​

La tradición antipositivista continuó con el establecimiento de la teoría crítica, en especial el trabajo asociado con la llamada Escuela de Fráncfort de investigación social. El antipositivismo se hace más fácil por el rechazo del cientificismo, o ciencia como ideología. Jürgen Habermas argumenta, en La lógica de las ciencias sociales (1967), que

«la tesis positivista de ciencia unificada, que asimila todas las ciencias a un modelo científico-natural, falla a causa de la íntima relación entre las ciencias sociales e historia, y el hecho de que se basan en una comprensión del significado de una situación específica que sólo puede ser explicada hermenéuticamente... el acceso a una realidad simbólicamente preestructurada no puede ser adquirida únicamente por la observación.»

La investigación cuantitativa sigue estando presente en todas partes y produce datos de cierta validez y fiabilidad para investigadores sociales y de mercado, empresas, gobiernos, y así sucesivamente; un censo nacional es un buen ejemplo.

Empirismo lógico

El empirismo lógico o racional, también llamado neopositivismo o positivismo lógico, es una corriente en la filosofía de la ciencia que surgió durante el primer tercio del siglo XX, alrededor del grupo de científicos y filósofos que formaron el célebre Círculo de Viena (Wiener Kreis en alemán). Si el positivismo defendía el método científico como única forma válida de conocimiento, el neopositivismo va un paso más allá, y limita el método científico a lo empírico y verificable.

Si bien los empiristas lógicos intentaron ofrecer una visión general de la ciencia que abarca principalmente sus aspectos gnoseológicos y metodológicos, tal vez su tesis más conocida es la que sostiene que un enunciado es cognitivamente significativo solo si posee un método de verificación empírica o es analítico, tesis conocida como "del significado por verificación". Solo los enunciados de la ciencia empírica cumplen con el primer requisito, y solo los enunciados de la lógica y las matemáticas cumplen con el segundo. Los enunciados típicamente filosóficos no cumplen con ninguno de los dos requisitos, así que la filosofía, como tal, debe pasar de ser un supuesto cuerpo de proposiciones a un método de análisis lógico de los enunciados de la ciencia.

Las posiciones de los empiristas lógicos respecto de algunos temas claves de la filosofía de la ciencia (el origen del sentido de los enunciados, la puesta a prueba de las teorías, el concepto de explicación científica y la unidad de la ciencia, entre otros) se conocen con el nombre colectivo de "concepción heredada" (received view).

El Círculo de Viena

El grupo original constituyó el llamado Círculo de Viena, un grupo de científicos y filósofos iniciado en 1924 por Moritz Schlick; posteriormente, Rudolf Carnap sería el continuador y líder. La mayoría de los componentes del Círculo de Viena emigraron a otros países a partir de 1933, a raíz de la llegada al poder del nazismo.

Como antecedentes, en el Manifiesto del Círculo de Viena se mencionaban personalidades como Locke y Hume, mientras otros como Karl Marx (por su tratamiento científico de la historia), Leibniz (por sus matemáticas y su lógica) también se consideraban precursores, pero sin contar con su metafísica. El positivismo del siglo XIX también es considerado una influencia, aunque con matices. Hay que recordar que, para los positivistas del siglo XIX, "solo lo dado es real" . Para los empiristas lógicos, esta proposición simplemente carece de sentido.

Otras influencias poderosas fueron la metodología empírica desarrollada durante y después de la mitad del siglo XIX, así como la lógica simbólica. Entre los desarrolladores de la primera, están hombres de ciencia como Helmholtz, Ernst Mach, Henri Poincaré, Pierre Duhem y Boltzmann. Entre los desarrolladores de la segunda están, entre otros, Frege, Russell, Whitehead Giuseppe Peano y Tarski .

En el Círculo de Viena se encontraban, entre otros: Rudolf Carnap (mayo 18, 1891 - septiembre 14, 1970), quien proclamaba la superación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje (véase La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje); Kurt Gödel (28 de abril de 1906 - 14 de enero de 1978) que nunca llegó a compartir las tesis positivistas del Círculo, como finalmente demostraría al formular su famoso teorema de incompletitud, incompatible con ciertas tesis de la filosofía de las matemáticas sostenidas por algunos de ellos; David Hilbert (23 de enero de 1862 - 14 de febrero de 1943) el famoso redactor de Los problemas futuros de la Matemática; y otros como Herbert Feigl, Philipp Frank, Hans Hahn, Carl Gustav Hempel, Karl Menger, Richard Von Mises, Otto Neurath, Hans Reichenbach, Moritz Schlick y Friedrich Waismann. En Inglaterra, Sir Alfred Jules Ayer (octubre 29, 1910 - junio 27, 1989) fue el más importante representante de esta corriente (véase Lenguaje, verdad y lógica)

A priori, a posteriori, analítico y sintético

En la Crítica de la razón pura, Immanuel Kant propuso que los enunciados son de dos clases: analíticos y sintéticos. La diferencia entre estos dos enunciados estriba en la forma como se les predica verdad: para los analíticos, sólo en función del significado de sus términos; para los sintéticos, en función de cómo es el mundo. Los analíticos, entonces, no nos dicen nada sobre el mundo: son puras tautologías. Los sintéticos sí hablan sobre el mundo. Ejemplos de enunciados analíticos: "Todos los solteros son no casados"; "el color negro es oscuro". Ejemplos de enunciados sintéticos: "Hay un automóvil allá afuera"; "Está lloviendo".

Ahora bien, también hay una diferencia entre cómo se conocen los enunciados: algunos son cognoscibles a priori y otros a posteriori. Los a priori son cognoscibles por un puro ejercicio de la razón, sin necesidad de recurrir al mundo. Los a posteriori necesitan, para ser conocidos, que el sujeto recurra al mundo. Lo a priori es necesario (no puede no suceder) y lo a posteriori es contingente (puede no suceder).

Kant había dicho que existen algunos enunciados sintéticos a priori, esto es, algunos enunciados que nos dicen cosas sobre el mundo y que pueden ser conocidos sin recurrir a la observación empírica; y que, como son a priori, entonces son necesarios. Para Kant, un sintético a priori serían las matemáticas, o la metafísica de las costumbres. Los empiristas lógicos aceptan las distinciones de Kant, pero niegan que pueda haber un sintético a priori: si lo hay, entonces hay enunciados que hablan sobre el mundo pero que no necesitan de verificación empírica. Pero los empiristas quieren alejarse de este camino. La sección siguiente explicará por qué.

El sentido de una proposición, las pseudoproposiciones y los pseudoproblemas

¿Cómo sabemos que un enunciado como "Hoy está lloviendo" es verdadero? Oímos la lluvia,o vemos el agua caer y olemos la tierra mojada: así sabemos que hoy, de hecho, está lloviendo. Entonces el enunciado "Hoy está lloviendo" tiene sentido, porque podemos saber si es verdadero o es falso. Ahora, ¿Cómo sabemos que un enunciado como "El Ser es inmóvil" es verdadero? Obviamente nunca hemos visto tal cosa como "el Ser", y tampoco lo hemos visto moverse, permanecer quieto, o sonreír. ¿Entonces cómo sabemos si ese enunciado es verdadero? Los metafísicos hubieran respondido: por supuesto no a través de la evidencia empírica, pues esa clase de evidencia no nos ha llevado a hablar del Ser. Son enunciados que son demostrados por la pura razón, a priori. Pero recuérdese que los empiristas lógicos han negado que podamos hablar del mundo -enunciados sintéticos- sin experiencia de él -a priori-.

Los empiristas lógicos dicen: solo podemos hablar de cómo es el mundo si tenemos experiencia sensorial de él. Si hablamos del mundo, es porque lo percibimos mediante los sentidos. ¿Hay alguna otra manera de conocer el mundo, además de los sentidos? Sí, mediante el razonamiento lógico-deductivo, es decir, lo a priori, como las matemáticas, la lógica y los significados conceptuales.

El sentido de una proposición se determina, creyeron el primer Wittgenstein, Russell y los empiristas lógicos, por las experiencias sensoriales que nos pueden decir si esa proposición es verdadera o falsa. Si no hay experiencias sensoriales que nos puedan decir si "El Ser es inmóvil" es verdadero o falso, entonces "El Ser es inmóvil" carece de sentido.

Se puede aducir que 'el Ser es inmóvil' es un enunciado completamente bien estructurado, gramaticalmente hablando; pero los empiristas lógicos establecen que solo se pueden calificar como proposiciones aquellas que son producto de la lógica, de la matemática o que pueden ser empíricamente comprobadas -o, para Popper, susceptibles a la falsacion. Toda otra oración es una pseudoproposición.

Enunciados como "el Ser es inmóvil" o "la Nada nadea" parecen estar bien estructurados en una forma sujeto-predicado: "el Ser" y "la Nada" serían los sujetos de las dos frases; "es inmóvil" y "nadea" sus respectivos predicados. Sin embargo, 'Ser' y 'Nada' no son sujetos: uno es un verbo y el otro es un cuantificador. Cometemos la falacia de reificación al creer que son sujetos. En otras pseudoproposiciones tales como 'Dios posee infinitos atributos' o 'Tengo libre voluntad', el problema es que no hay manera de comprobar esto empíricamente: nadie puede ver a Dios y reconocerlo en sus infinitos atributos.

Los problemas de la metafísica, entonces, dicen los empiristas lógicos, son pseudoproblemas: no pueden resolverse, sino que deben disolverse mediante un análisis del lenguaje, con ayuda de la lógica. Tal análisis nos probará que no nos referíamos a cuestiones de hecho, sino que estábamos usando mal el lenguaje. Este mal uso es denominado por Carnap "lenguaje de pseudo-objeto", porque parece referirse a objetos o hechos en el mundo, pero no es así. El "lenguaje-objeto" real es el lenguaje de las ciencias, como proposiciones como "La Luna es redonda" o "El agua es H2O", que sí se refieren al mundo.

Por esto mismo, la metafísica sería borrada del mapa simplemente analizando y encontrando los errores que yacían en ella. Algo muy parecido sucedería con la ética y la estética. La ética se iría de la filosofía porque enunciados como "odiar es malo" no son en realidad enunciados declarativos -no hablan de cuestiones de hecho-, sino imperativos: dicen algo que debe hacerse. Sin embargo, estos imperativos cometen la falacia naturalista al derivar lo que debe ser el caso, de lo que de hecho es el caso. Por esto la ética se movería de la filosofía al campo de la psicología, que nos diría porqué de hecho creemos que ciertas cosas son buenas y otras malas. Lo mismo, con las apropiadas sustituciones, sucedería con la estética. Los elementos metafísicos de las dos materias serían, por supuesto, eliminados.

Reduccionismo, enunciados protocolares, fundamentos del conocimiento y epistemología

Entonces: el sentido de una proposición se determina empíricamente. Si esto es así, entonces para toda proposición con sentido en el lenguaje-físico (como "La Luna es redonda"), hay una proposición en el lenguaje-sensorial que le corresponde. (Una proposición en lenguaje sensorial es la que reporta inmediatamente los datos recibidos por los cinco sentidos humanos, agregándole cuantificadores, conectivas y coordenadas espaciotemporales para hacerla significativa: "Hay un rojo blando y ácido aquí, en este momento"; o: "a las 7 de la mañana del jueves, vi un redondo blanco en tal y tal lugar").

Es decir, la oración "La Luna es redonda" puede reducirse a enunciados como "Hay un objeto blanco y redondo en este momento tal que lo llamamos Luna". Carnap y algunos otros, como Schlick, creían que estos enunciados eran el fundamento de nuestro conocimiento. Ellos llamaron a estos enunciados en el lenguaje-sensorial enunciados protocolares. Esto es, que para saber si estábamos justificados para decir que sabemos tal o cual proposición, debemos apelar a estos enunciados (recordemos que el sentido de una proposición son sus condiciones de verificación empírica). Para otro miembro del Círculo de Viena, Otto Neurath, el fundamento del conocimiento no son estas proposiciones, y de hecho el conocimiento no tiene fundamento: el conocimiento se da solo entre sistemas coherentes de proposiciones, y la justificación no es asimétrica (esto es, no hay más justificación en una proposición que en otra), sino que se otorga mutuamente entre proposiciones. Moritz Schlick debatió con él y, de hecho, este mismo debate duraría -aún cuando el empirismo lógico ya había sido rechazado- en el centro de la epistemología por casi todo el siglo XX: el debate fundacionalismo/coherentismo.

A priori

Hay 2 maneras en que una proposición puede tener sentido: hablando acerca del mundo y por tanto teniendo condiciones de verificación empírica bien determinadas, o no hablando acerca del mundo. Hemos visto que los enunciados acerca del mundo -sintéticos-, para los empiristas lógicos, solo podían ser a posteriori, es decir, solo comprobables empíricamente. Pero también hay otra manera de conocer algo: a priori.

Sé que 2×2 es 4, siempre, y no tengo -aunque puedo hacerlo, claro- que contar con mis dedos o encerrarme en el laboratorio para saberlo: lo sé solamente calculando. De la misma manera, sé que ningún soltero está casado, y sin necesidad de recurrir a un experimento. También sé que, por modus ponens, puedo deducir la proposición 'y' dadas dos premisas: si 'x', entonces 'y', y es el caso que 'x'. Para esto tampoco necesito ninguna experimentación, no necesito recurrir al mundo. Conozco esto de manera a priori, sin experiencia. Pero, como lo conozco sin necesidad de experiencia, entonces ni el modus ponens, ni la multiplicación de 2 por 2, ni la soltería de los no casados me dicen algo sobre el mundo. ¿Cómo iban a hacerlo, si puedo conocerlos sin experiencias empíricas? Y como no me dicen nada sobre el mundo, entonces son proposiciones analíticas, que son verdaderas solo en virtud del significado, y de las reglas estipuladas. "Todo soltero es no casado" es verdadero porque ser soltero significa no estar casado. 2×2=4 es verdadero por los usos estipulados que les damos a los signos '×' e ' = ', además de las reglas que seguimos al darles ese uso, y los significados que les damos a los signos 2 y 4. [(P-->Q)&P]-->Q es verdadero también porque así funciona nuestro lenguaje, y porque así hemos dicho que funcionan los signos & y --> y las metavariables P y Q.

Por esto, todas las verdades a priori son, para los empiristas lógicos, analíticas. Y como son a priori deben ser necesarias. Recordemos que las proposiciones sintéticas son aquéllas cuyo valor de verdad depende de los hechos en el mundo. Y por esto son contingentes: pueden o podrían no haber sucedido o no suceder. Yo podría no estar redactando este artículo (pues podría estar estudiando para el examen), tú podrías no estar leyendo esto, hoy puede llover, Sócrates podría no haber nacido, es posible que mañana muera el presidente de la nación. Ahora, hemos dicho que los analíticos son verdaderos no en función del mundo, sino en función del significado y las reglas. '2–1=1' siempre va a ser verdadero, claro, siempre que haya tales significados y reglas. Pero si, en otro lenguaje, 'chango' fuera lo que nosotros entendemos por '2'; 'perro' lo que nosotros por '1'; 'corre' por '-'; y 'tira de materias' por ='; entonces 'chango corre perro tira de materias perro' seguiría siendo verdadero, puesto que no han variado las reglas de la 'operación' sino un cambio (renombramiento) en las variables involucradas.

Esto nos dice por qué todos los enunciados que son analíticos son a priori, y también necesariamente verdaderos. Cuando a una proposición o conjunto de proposiciones se les hace una tabla de verdad, y resulta que tal proposición es verdadera en todos los casos, decimos que esa proposición es tautológica. Esto sucede con las proposiciones analíticas, y justo por eso decimos que son necesarias. Para los positivistas lógicos, entonces (siguiendo al primer Wittgenstein), todos los enunciados analíticos son tautologías, es decir, que son siempre verdaderas. (Los enunciados que son siempre falsos se llaman autocontradictorios)

Unificación de la ciencia

Recordemos que un enunciado en el lenguaje físico puede reducirse a otro en el lenguaje sensorial: "ahí hay una mesa" puede reducirse a algo así como "en tal lugar y en tal momento, percibo color café, forma rectangular...", etcétera. Y estos enunciados serían la base de nuestro conocimiento.

Siendo esto así, entonces el proyecto empirista parecía posible: reducir toda la ciencia natural a enunciados protocolares. Carnap introduce -poco después y frente a los problemas que esto implicaba- además de experiencia sensorial, lógica y teoría de conjuntos.

Russel y Whitehead ya habían iniciado la tarea de la reducción de la matemática a la lógica. Si podíamos hacer esta reducción, los grandes teoremas y las enormes demostraciones resultarían más claras, pues conoceríamos los fundamentos. De igual manera, las teorías en las ciencias naturales serían más claras y más seguras conociendo en qué estaban fundadas: en qué enunciados protocolares.

Y como toda iba a ser reducido a enunciados protocolares, entonces la ciencia natural sería vista como un extenso conjunto de tales enunciados.

Inducción y falsabilidad

Un enorme problema que Hume heredó es, básicamente, cómo justificamos la inducción (es decir, dicho vagamente, pasar de lo particular a lo general). Hume se dio cuenta de que no es válido pasar de lo que de hecho es y ha sido el caso, a lo que será o debe ser el caso, sin ninguna justificación para ello.

Este problema pone en cuestión toda la ciencia natural, que se basa en razonamientos inductivos. Así, algunos miembros del Círculo de Viena (entre ellos Carnap y Reichenbach) trataron de buscar una solución. Claro que no hubo una definitiva.

Karl Popper es un personaje muy relacionado con el Círculo de Viena, pero que nunca se confirmó positivista. Sin embargo, su filosofía estuvo muy cercana a la del Círculo. Su respuesta al problema de la inducción es que la ciencia no avanza confirmando teorías observacionalmente, sino demostrando que no contradicen la experiencia. Esto es, a grandes rasgos, el falsacionismo.

Popper critica severamente el inductivismo y lo desbanca de la filosofía de la ciencia moderna mediante la lógica y las tesis del falibilismo. Es más, demuestra que el justificacionismo científico es incorrecto debido a que los enunciados observables (empíricos) no pueden ser probados, sino que simplemente pueden ser aceptados o rechazados por convención atendiendo a las teorías experimentales, instrumentos y criterios racionales comúnmente aceptados en el momento.

Según el falsacionismo, una teoría solo será científica si junto a ella se declara qué hecho o conjunto de hechos podrían refutarla. Esto se conoce como el criterio de demarcación. Las hipótesis o teorías que no sean falsables de esta forma serán pseudocientíficas, mientras que las falsables serán científicas y podrán ser refutadas o corroboradas conforme se realicen experimentos, los cuales irán dirigidos a conseguir su refutación. Por otra parte, una teoría científica se rechazaría si es refutada, lo cual se consigue a través de un experimento que la contradiga. A este experimento se le suele llamar experimento crucial.

Filosofía y análisis lógico

Ya Wittgenstein, en el Tractatus logico-philosophicus, había dicho que la única manera que quedaba de hacer filosofía, después de eliminar la metafísica, era el análisis.

Toda filosofía es “critica lingüística”. (En todo caso, no en el sentido de Fritz Mauthner.) Mérito de Russell es haber mostrado que la forma aparente de la proposición no tiene por qué ser su forma real.
La proposición es una figura de la realidad.
Ésta es la propuesta del empirismo lógico: sin metafísica, psicología o ramas normativas, lo que queda es el análisis lógico. La filosofía sería el análisis de las proposiciones de la ciencia, que serían purificadas de todo sinsentido y toda metafísica, y fundamentadas en la teoría del conocimiento (epistemología).

Críticas al positivismo lógico

Ludwig Wittgenstein en sus Investigaciones filosóficas, Popper en La lógica de la investigación científica, Quine en Desde un punto de vista lógico y otros, hicieron críticas a los postulados fundamentales del empirismo lógico. De hecho, nunca hubo un acuerdo unánime dentro del Círculo de Viena. 

Hempel (en "Problemas y cambios en el criterio empirista del significado") hizo críticas al verificacionismo de Ayer.

Popper criticó la idea de la inducción partiendo de la aplicación de la lógica formal. Según Popper, es inválido extraer enunciados generales a partir de enunciados particulares; es decir, es erróneo en términos lógicos, concluir del enunciado: algunos X se comportan de manera Z, el enunciado: todos los X se comportan de manera Z. Además, critica el verificacionismo, ya que en una teoría debe ser posible verificar todos los postulados para decir que es verdadera, lo cual es imposible. Más bien, se debería concluir que la teoría es falsa si una de sus predicciones es falsa (Falsacionismo de Popper).

Entre otros importantes críticos del positivismo lógico están Imre Lakatos , quien desarrolló el Falsacionismo sofisticado en los programas de investigación, Thomas S. Kuhn con su visión relativista, histórica y sociológica de la ciencia, con el principal aporte del término Paradigma y las Revoluciones científicas y Paul Feyerabend quien plantea que no existen criterios únicos de juicio y que promueve el Anarquismo Metodológico como una visión de ciencia más abierta y fructífera. Además, hace una apuesta por otros tipos de conocimiento, fuera del conocimiento científico, como es el conocimiento del psicoanálisis o de la brujería.

Entre los críticos de origen hispanoamericanos del empirismo lógico destaca por la originalidad y envergadura de su propuesta alternativa el argentino Mario Bunge, quien a pesar de preconizar la potencia del análisis filosófico formal, se distancia del empirismo lógico por su denodada defensa de la metafísica (que identifica con la ontología) y por su realismo integral.

El empirismo lógico como no cognitivamente significativo según sus propios criterios

Ha sido señalado por pensadores como, por ejemplo, el físico David Deutsch,​ que el empirismo lógico encierra un conflicto inmediato con sus propios términos. Esto es debido a que la frase que define el positivismo lógico es la siguiente: "un enunciado es cognitivamente significativo solo si, o posee un método de verificación empírica o es analítico". Ahora bien, este enunciado encerrado entre comillas no sería según el propio criterio contenido en él un enunciado cognitivamente significativo, dado que ni puede ser verificado empíricamente (pues no se presta a comprobación experimental), ni es analítico (puesto que no se trata de un enunciado propio del razonamiento matemático).

Sin embargo es posible percibir si un enunciado tiene sentido. ¿Puedes saber cuál de los 3 enunciados tiene sentido?

1. "Abracadabra es una segunda intención".

2. "La bicicleta está a la izquierda del auto".

3. "Un extraterrestre inmaterial vive en un exoplaneta inmaterial".

Al ser verificable o falsable la segunda frase, notamos que tiene sentido.

Positivismo, filosofía analítica y metafísica

La filosofía del positivismo lógico fue quizá una de las más influyentes durante la primera mitad del siglo XX, junto a la metafísica continental alemana y francesa. Aunque el positivismo lógico fue rechazado en sus mismos términos, su influencia perduró en lo que se conoce como filosofía analítica.

Sin embargo, creer que la filosofía analítica contemporánea es positivista, es un craso error.

Posteriormente se vio la necesidad de formular teorías metafísicas/ontológicas y éticas, pero, para evitar sinsentidos, ahora escudadas con la poderosa arma de la lógica.

Aún hoy sobrevive la ruptura entre filosofía analítica y filosofía continental (herederos de Hegel, Heidegger, etcétera), y no se ve una manera de resolverla.

Personalidades

Kazimierz Ajdukiewicz
Alfred Jules Ayer
Richard Bevan Braithwaite
Rudolf Carnap
Herbert Feigl
Philipp Frank
Kurt Gödel
Kurt Grelling
Hans Hahn
Carl Gustav Hempel
Tadeusz Kotarbinski
Thomas Kuhn
Stanislaw Lesniewski
Jan Łukasiewicz
Ernest Nagel
Otto Neurath
Karl Raimund Popper
Hans Reichenbach
Moritz Schlick
Alfred Tarski
Kazimierz Twardowski
Friedrich Waismann
Ludwig Wittgenstein
Zaki Naguib Mahmoud

Positivismo

El positivismo es un pensamiento filosófico que afirma que el conocimiento auténtico es el conocimiento científico y que tal conocimiento solamente puede surgir de la afirmación de las hipótesis a través del método científico. El positivismo se deriva de la epistemología que surge en Francia a inicios del siglo XIX de la mano del pensador francés Saint-Simon, de Auguste Comte, y del británico John Stuart Mill y se extiende y desarrolla por el resto de Europa en la segunda mitad del siglo XIX. Se tiene en cuenta que también tiene cierto parentesco con el Empirismo. Uno de sus principales precursores en los siglos XVI y XVII fue el filósofo, político, abogado, escritor y canciller de Inglaterra Francis Bacon.

Esta epistemología surge como manera de legitimar el estudio científico naturalista del ser humano, tanto individual como colectivamente. Según distintas versiones, la necesidad de estudiar científicamente al ser humano nace debido a la experiencia sin parangón que fue la Revolución francesa, que obligó por primera vez a ver a la sociedad y al individuo como objetos de estudio científico.

Características

Estas corrientes tienen como características diferenciadoras la defensa de un monismo metodológico (teoría que afirma que hay un solo método aplicable en todas las ciencias). La explicación científica ha de tener la misma forma en cualquier ciencia si se aspira a ser ciencia, específicamente el método de estudio de las ciencias físico-naturales. A su vez, el objetivo del conocimiento para el positivismo es explicar causalmente los fenómenos por medio de leyes generales y universales, lo que le lleva a considerar a la razón como medio para otros fines (razón instrumental). La forma que tiene de conocer es inductiva, despreciando la creación de teorías a partir de principios que no han sido percibidos objetivamente. En metodología histórica, el positivismo prima fundamentalmente las pruebas documentadas, minusvalorando las interpretaciones generales, por lo que los trabajos de esta naturaleza suelen tener excesiva acumulación documental y escasa síntesis interpretativa.

Auguste Comte formuló a mediados del siglo XIX la idea de la creación de la sociología como ciencia que tiene a la sociedad como su objeto de estudio. La sociología sería un conocimiento libre de todas las relaciones con la filosofía y basada en datos empíricos en igual medida que las ciencias naturales. Una de sus propuestas más destacadas es la de la investigación empírica para la comprensión de los fenómenos sociales, de la estructura y el cambio social (razón por la que se le considera padre de la sociología como disciplina científica). Comte presenta a la historia humana en tres fases:

Fase teológica o mágica: corresponde a la infancia de la humanidad; en esta época las personas dan explicaciones mágicas de los fenómenos naturales, utilizan categorías antropológicas para comprender el mundo y técnicas mágicas para dominarlo. También creen que ciertos fenómenos son causados por seres sobrenaturales o dioses.
Fase metafísica o filosófica: en este estadio el hombre deja de creer en seres sobrenaturales y ahora comienza a creer en ideas. Por lo que las explicaciones son racionales, se busca el porqué de las cosas, y se sustituye a los dioses por entidades abstractas y términos metafísicos.
Fase científica o positiva: es la definitiva. En esta etapa, según Comte la mente humana renuncia a la búsqueda de ideas absolutas y en vez de esto, ahora se dedica a estudiar las leyes de los fenómenos. El conocimiento se basa en la observación y la experimentación, y se expresa con el recurso de la matemática. Se busca el conocimiento de las Leyes de la Naturaleza para su dominio técnico.
Además afirma que no es posible alcanzar un conocimiento de realidades que estén más allá de lo dado, de lo positivo, y niega que la filosofía pueda dar información acerca del mundo: esta tarea corresponde exclusivamente a las ciencias.

Dentro de esta, desde la perspectiva de Leopold Von Ranke, se dice que el historiador es imparcial, ya que es capaz de superar fobias, predilecciones o emociones.

De acuerdo al positivismo clásico: basta con reunir cierta cantidad de hechos documentados para que surja la ciencia de la historia.

El positivismo asume la cuantificación para que los historiadores puedan estar seguros de sus afirmaciones mediante la medición de los historiadores, aunque cuando ésta se convierte en la única solución aparece el problema de negar la veracidad a todo lo que no esté cuantificado.

Reacción

Como reacción a la epistemología positivista, surge, principalmente en Alemania, la epistemología hermenéutica. Entre las críticas que se le hacen al positivismo está la incapacidad que posee el método de las ciencias físico-naturales para conocer sus objetos de estudio (la sociedad, el hombre, la cultura), los cuales poseerían propiedades como la intencionalidad, la auto-reflexividad y la creación de significado, que serían dejados de lado por la epistemología positivista. A su vez, dentro de la hermenéutica, cabría una crítica a la búsqueda de leyes generales y universales, pues deja de lado necesariamente los elementos que no pueden ser generalizados. Así, algunos hermeneutas defienden un conocimiento idiográfico (de conocimientos más precisos, pero menos generalizables), que uno nomotético desde la hermenéutica, se planteó la necesidad de conocer las causas internas de los fenómenos, cuestión que se alejaba de la explicación externa de estos. Así en vez de buscar la explicación, los hermeneutas buscan la comprensión de los fenómenos.

Durante el siglo XX, a partir de los estudios de Bertrand Russell y otros, el filósofo Ludwig Wittgenstein elabora el texto Tractatus Logico-Philosophicus, que sirve de inspiración para el surgimiento del Círculo de Viena, grupo de intelectuales que tuvo como objetivo el alejar definitivamente a la ciencia de la metafísica, a partir del desarrollo de la lógica de Russell. Esta propuesta plantea un método basado en la experimentación, observación y recolección objetiva de datos a fin de buscar explicaciones a las causas que originan los fenómenos.

Corrientes positivistas

Entre las corrientes positivistas se puede mencionar al positivismo ideológico, al empiriocriticismo, al positivismo metodológico o conceptual al positivismo analítico, al positivismo sociológico, al positivismo realista y al neopositivismo (empirismo lógico o neopositivismo lógico). Los enfoques sociologistas en filosofía de la ciencia y epistemología han sido tradicionalmente los principales críticos del positivismo, aunque ambas posturas no son necesariamente contradictorias.

En el campo del Derecho el denominado positivismo jurídico o iuspositivismo, no guarda relación en su origen con el positivismo filosófico, sino con el concepto de Derecho positivo (la consideración del Derecho como creación del ser humano).

En el campo de la psicología se puede mencionar al Conductismo o Psicología conductista, como pioneros en la aplicación de la metodología científica al estudio de la conducta humana. Actualmente en la Psicología conviven múltiples escuelas, muchas de las cuales se basan en el positivismo para el estudio del ser humano. Entre dichas escuelas o enfoques destaca el Cognitivo-Conductual. Cabe mencionar el avance arrollador de la neurociencia, que toca problemas mentales que antes parecían inescrutables.

Cientificismo

El cientificismo o cientifismo es la postura que afirma la aplicabilidad universal del método y el enfoque científico, y la idea de que la ciencia empírica constituye la cosmovisión más acreditada o la parte más valiosa del conocimiento humano, aun la exclusión de otros puntos de vista.​ Se ha definido como "la postura de que los métodos inductivos característicos de las ciencias naturales son la única fuente de conocimiento genuina y factual y que, en concreto, solo ellos pueden producir conocimiento auténtico sobre el hombre y la sociedad".

El término cientificismo a menudo implica una crítica de la forma más extrema del positivismo lógico​ y se ha usado por científicos sociales como Friedrich Hayek,​ filósofos de la ciencia como Karl Popper, y filósofos como Hilary Putnam8​ y Tzvetan Todorov​ para describir un apoyo dogmático al método científico y la reducción de todo el conocimiento a todo lo que es medible. También se ha usado para la postura de que la ciencia es la única fuente confiable de conocimiento por filósofos como Alexander Rosenberg.

Cientificismo puede referirse a la ciencia aplicada "en exceso". El término puede tener uno de dos significados:

1. Para indicar el uso inapropiado de la ciencia o de afirmaciones científicas.​ Este uso aplica también en contexto donde la ciencia no podría aplicarse,​ como cuando el tema se considera estar más allá del ámbito de la investigación científica y en contextos donde no hay suficiente evidencia empírica para justificar una conclusión científica. En este caso el término es una réplica a apelar a la autoridad científica.

2. Para referirse a "la postura de que los métodos de la ciencia natural o las categorías o cosas aceptadas en ella, forman los únicos elementos adecuados de cualquier filosofía o otra investigación," o que la "ciencia, y solo la ciencia, describe el mundo como es en sí mismo, independiente de la perspectiva"​ con la simultánea "eliminación de las dimensiones psicológicas de la experiencia".

Historiadores, filósofos y críticos culturales lo han usado para destacar los posibles peligros de caer hacia un reduccionismo excesivo en todos los campos del saber humano.
Para teóricos sociales de la tradición de Max Weber, tales como Jürgen Habermas y Max Horkheimer, el concepto de scientism se relaciona significativamente con la filosofía del positivismo, pero también con la racionalización de la sociedad occidental moderna.​ La escritora británica y feminista Sara Maitland ha llamado al cientifismo como un "mito tan pernicioso como cualquier otra clase de fundamentalismo".

La principal crítica realizada en contra del uso del término es su utilización por parte de los partidarios de las pseudociencias y la religión como escudo no frente al cientifismo, sino frente a aquellos argumentos científicos y desarrollos teóricos que les resultan incómodos y contradicen sus creencias y dogmas. Desde una perspectiva religiosa se ha tratado de descalificar así los intentos de explicar como fenómenos naturales temas como la biología evolutiva, fenómenos como la moralidad o el impulso religioso por autores como Dennett, Francis Crick o Wolpert. El filósofo estadounidense Daniel Dennett respondió a la críticas de su libro Breaking the Spell: Religion as a Natural Phenomenon afirmando que «cuando alguien postula una teoría científica que [a los críticos religiosos] les desagrada, tratan de desacreditarla simplemente tachándola de "cientificista"».

Filosofía de la ciencia

En su ensayo Against Method (Contra el método), Paul Feyerabend caracteriza a la ciencia como "una empresa esencialmente anárquica"​ y argumenta enfáticamente que los métodos científicos no son monopolio exclusivo en el "lidiar con el conocimiento" y que los científicos nunca han obrado con una tradición distintiva y estrechamente definida. Feyerabend describe el proceso de la educación científica contemporánea en una forma leve de adoctrinamiento, con el fin de "hacer la historia de la ciencia más aburrida, simple, más uniforme, más 'objetiva' y más fácil de entender para normas estrictas e inflexibles".

Comunicación científica

Jürgen Habermas ha argumentado que entender adecuadamente el cientificismo requiere ir más allá de la noción de Weber de la racionalización y distinguir entre racionalidad instrumental, que implica el cálculo y la eficiencia (en otras palabras, reducir todas las relaciones a los medios y los fines) con la racionalidad comunicativa, que consiste en la ampliación del alcance de la comprensión mutua dentro de la comunicación.


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