segunda-feira, 6 de novembro de 2023

Frater Achad - La Tentacion de Parzival

 


LA TENTACION  DE PARZIVAL


"Pues la Voluntad pura, desprovista de propósito, libre del deseo de resultado,

es siempre perfecta."

 (Liber AL vel  Legis)

 

La última Escena del Primer Acto de este Drama nos habrá permitido vislumbrar algo de la naturaleza del "Corazón" o Templo de los Caballeros del Grial.

A continuación somos transportados al "Torreón" del Castillo de Klingsor para ver el Corazón de un Mago Negro. Klingsor representa a aquel que se ha "cerrado a sí mismo a lo de arriba", que desea mantener su personalidad mientras retiene la posesión de la LANZA o Voluntad Divina para hacer uso de ella, si es posible, para sus propios fines personales.

Al hombre le es dada una cierta libertad de voluntad para que pueda desarrollar el sentido de Libertad y voluntariamente aliarse con la Voluntad Divina o Verdadero Propósito de su Ser. Debe evitarse el error de intentar revertir el proceso, volviendo la Voluntad Divina para fines simplemente personales, pues inevitablemente se cae. De ese modo se corta con la Corriente Universal y se es, lentamente pero con certeza, desintegrado hasta finalmente perderse en el Abismo.

Sin embargo, como en el caso de Klingsor, por un tiempo parece ejercitar un poder ilusorio al tomar ventaja de las ilusiones de otros. Pues juega sobre sus naturalezas emocionales, que descontroladas tienden a oscurecer la mente, evitando el Sol Verdadero del Ser que iluminaría su Sendero.

Se condena a sí mismo, pues el único deseo de tal ser es provocar la ruina y caída de los demás para que la terrible soledad que él, oscuramente, entiende que es su suerte, pueda ser mitigada por la presencia de sus víctimas.

Sin embargo, Klingsor tranquilamente espera capturar la COPA Sagrada, que ha permanecido en posesión de los Caballeros del Grial, pues es la Copa del ENTENDIMIENTO donde él puede descubrir un modo de revertir esta suerte y de hacer uso de su contenido, la Sustancia Divina, que es capaz de la transformación infinita cuando se une con la Lanza o VOLUNTAD.

Aún sin estos medios ideales de transmutación, ha obtenido cierto poder sobre la Materia Astral, que siendo de una naturaleza maleable es capaz de transformarse en tentadoras o terribles imágenes acordes al efecto que se produce sobre sus víctimas.

El Aspirante ha sido avisado de la naturaleza ilusoria del Plano Astral en "La Voz del Silencio" que contiene las instrucciones para aquellos ignorantes de los peligros de los Siddhi (poderes mágicos) inferiores. De nuevo nos referiremos a estas instrucciones en el lugar adecuado.

Mientras tanto, el Acto se abre y  descubrimos a Klingsor sentado ante su espejo mágico en el Torreón de su Castillo. Está rodeado con los instrumentos de su arte, que son tan complejos como simples son las verdaderas armas.

Evidentemente es consciente de la venida de Parzival, el Cándido Loco, y comprende ahora que es una amenaza para su poder, puesto que este poder depende de engatusar. Se pregunta si este Loco, en verdad, es demasiado puro para dejarse tentar por los sutiles halagos de su arte mágico.

Kundry ‑la Mujer‑ capaz de elevar por igual a un hombre a las alturas o arrastrarle a lo más profundo, es el mejor instrumento a su mano. Ella ‑el Alma Animal del Mundo‑ mientras es dirigida por la voluntad inferior o intelecto‑ tiene dentro de ella no sólo las posibilidades de redención, sino de tomar su legítimo  lugar sobre el Trono de la Madre si trae al Entendimiento la Voluntad Superior y la Sabiduría del Padre de Todo.

Por otra parte, si bajo la influencia de la voluntad inferior es autorizada a seducir al hombre en su aspiración, hace que falle en descubrir su Verdadera Voluntad (que es una con el Destino y la Voluntad de Dios, y que sólo puede dirigirla en su adecuado curso), le arruina y al mismo tiempo pierde su propia oportunidad de redención. Entonces él está condenado a vagar por los senderos de la ilusión al no tener comprensión del verdadero Propósito de su Ser o del Ser de ella.

Klingsor ejercita un poderoso poder sobre Kundry siempre que ella se permita dormir, aunque gran parte de su tiempo, durante las horas despiertas, está dedicada al servicio de los Caballeros del Grial. Ha dañado a muchos de ellos, mientras estaba bajo el hechizo de Klingsor. Con frecuencia se enmienda, pero su corazón está desgarrado entre esta forma de actividad y el deseo para con la causa.

Siempre que ella se arrellana en la indolencia de la Ignorancia, o lo que en términos Hindúes es el Tamas Guna, está sujeta al arte de Klingsor, pues él es el fabricante de la Ilusión a través del Aprendizaje o de los Poderes de la mente, el principio conocido como Rajas. Por medio de este poder mental muchos falsos usos pueden ser ideados por el Amor natural, que cuando se utilizan equivocadamente se vuelven  destructores en lugar de Creativos y constructivos.

Parzival ‑El Cándido Loco‑ está en esta condición mencionada por Lao Tze "Sus deseos  no han dado, hasta ahora, indicios de su presencia".

La prueba crucial es sí cuando estén despiertos por primera vez los utilizará correcta o equivocadamente. Allí, tanto Amfortas como Klingsor habían fallado, aunque de diferente forma. Ahora viene un tercer candidato en la forma de Parzival, y Klingsor teme mucho por la continuación de su propio poder.

Sabe que hasta Kundry será redimida debido a Parzival, rechazando sus progresos, rehusando aceptar algo sino lo superior, provocándola al fin el Entender y así liberarse de los poderes ilusorios de Klingsor.

Primeramente Klingsor enciende incienso, que en la verdadera magia es un símbolo de la aspiración de lo inferior hacia lo superior. Pero no hay Lámpara sobre el altar, y la Lámpara simboliza la Aspiración Superior para delinear y unir lo inferior consigo mismo. El incienso no produce sino las nubes de humo que representan el Plano Astral, y este plano que se atribuye  particularmente a los Deseos y Emociones, es el más apropiado para el trabajo que Klingsor desea que Kundry desempeñe. Es su Cuerpo Astral sobre el que él tiene más influencia.


Su llamada hacia ella es digna de atención:

 

!Arriba! !Acércate a mí!

¡El Maestro te llama, mujer sin nombre! ¡Mujer Lucifer! ¡Rosa del Hades!

Que fuiste Herodías y ¿qué más? ¡Gundryggia allá, Kundry acá!

¡Ven! ¡Ven ahora, Kundry!

¡Acércate al maestro!


Y en el humo del incienso aparece ahora la figura de Kundry ‑su forma Astral‑ mitad obediente, mitad sublevada a la voluntad de Klingsor.

El término "Rosa de Hades" debe ser observado, pues en cierto sentido Kundry es la misma Rosa que se encuentra conectada con la Cruz en las Ceremonias de la Rosa-Cruz. La Cruz del Sufrimiento puede ser vista como representada por Amfortas ‑como puede ser demostrado Cabalísticamente‑ y la herida en su pecho está provocada por la Rosa, Kundry. La Lanza y la Copa expresan el mismo Simbolismo pero en un Plano Superior.

Mientras tanto, Kundry se convierte gradualmente bajo el hechizo de Klingsor, quien la ordena usar todos sus ardides para atrapar al cercano y victorioso Parzival

 

"A quien la Locura más pura escuda".

 

Klingsor, aunque admite que no puede sostener a Kundry, reclama que puede forzarla a su voluntad:

 

"Porque contra mí, Tu poder no puede hacer nada"

 

Kundry, riendo cruelmente, da esta extraña respuesta:

 

¡Ja!¡Ja! ¡Eres casto!

 

Este comentario hace que Klingsor penetre en una sombría meditación. Recuerda como él, una vez también, había buscado la vida más sagrada y el servicio del Grial. Pero, a diferencia de Amfortas que había sucumbido a la seducción, él, pensando evitar un destino semejante había utilizado su voluntad para ir en contra de la Naturaleza y de Dios: la supresión total de su Amor natural. Esto había dado lugar a una forzada castidad, es verdad que dándole poder para evitar la seducción, pero igualmente impidiéndole la posibilidad de redención. Porque oíd sus palabras:

 

¡Terrible situación!

¡Angustia horrible!

Terrible deseo, en mí una vez abundante, que yo he extinguido con diabólica lucha;

¿Te burlas y ríes de mí, Tú, desposada del demonio? 

¡Ten cuidado!


A pesar de las nuevas amenazas, encontramos a Kundry afirmando todavía que no se conforma a las demandas de Klingsor, sin embargo, es la clase de mujer que desaparece tranquilamente para tener lista la recepción y la tentación de Parzival; quien, al menos, es un  vivo y vigoroso ser humano.

Klingsor ha estado observando el acercamiento de Parzival a su castillo mágico, armado ‑se dice‑ con la Espada de la Inocencia y protegido por el Escudo de la Locura. Más bien debería interpretarse esta Espada como la de Razón, pues Parzival ha aprendido en su Locura a desarmar y derrotar a los defensores del Castillo de Klingsor con sus propias armas.

No hay herida más profunda que la que es infligida por nuestras propias armas volviéndose contra nosotros; como Amfortas se había encontrado con su dolor y angustia eterna.

Las oportunidades que hemos fallado pero que podíamos tomar y haber tomado, duelen más profundamente que todas las vanas lamentaciones por aquellas cosas que son imposibles de lograr.

Pero la mera posesión de la más sagrada arma ‑como en el caso de Klingsor y la Lanza Sagrada‑ sin la posibilidad posterior de su uso correcto, es lo más amargo de todo.

Y así encontramos, cuando Kundry ha "ido a trabajar", que la Torre de Klingsor  es lentamente tragada, desapareciendo de la vista. Al mismo tiempo su "Jardín del Deseo" se alza y sus bellas, pero ilusorias creaciones, "Las Doncellas de las Flores" aparecen ante nuestros asombrados ojos.

Parzival, cuyos deseos no han dado hasta ahora indicios de su presencia, ha llegado en este momento a la pared del jardín. Lo que contempla no es sino secundario a su Propósito principal de recuperar la Lanza Sagrada, sin embargo, también se asombra.

Esto puede ser considerado como la introducción de Parzival a "El Salón de Aprendizaje" como es llamado por la Sra. Blavatsky en "La Voz del Silencio. Permítenos desviarnos por un momento para obtener una idea más clara de lo que ese término implica. Leemos el Capítulo I, versículos 22-29 tal como sigue:

 

22.- Tres vestíbulos, Oh fatigado Peregrino, conducen al término de los penosos trabajos. Tres vestíbulos, Oh conquistador de Mara, te conducirán por tres diversos  estados al cuarto, y de allí a los Siete Mundos, a los Mundos del Eterno Reposo.

23.- Si deseas saber sus nombres, oye y recuerdas

El nombre del primer vestíbulo es IGNORANCIA (Avidyâ). Es el vestíbulo en el que viste la luz, en el que vives y en el que morirás.

La Ignorancia corresponde a Malkuth y Nepesh (el Alma Animal), El Aprendizaje a Tiphareth y Ruach (la Mente), y la Sabiduría  a Binah y Neshamah (la aspiración o Mente Divina) (Frater O.M.)

24.- El nombre del segundo vestíbulo es INSTRUCCION. En él encontrará tu alma las flores de vida, pero debajo de cada flor una serpiente enroscada.

25.- El nombre del tercer Vestíbulo es SABIDURIA, más allá del cual se extienden las aguas sin orilla del AKSHARA, la Fuente inagotable de Omnisciencia.

(Akshara es el mismo que el Gran Mar de la Qabbalah. Es también la TAZA DEL CALIZ, como SABIDURIA es la LANZA.)

26.- Si quieres cruzar seguro el primer Vestíbulo, haz que tu mente no tome por la Luz del Sol de Vida los fuegos de concupiscencia que allí arden.

27.- Si quieres cruzar el segundo sano y salvo, no te detengas a aspirar el aletargador perfume de sus flores.

28.- Los SABIOS no se detienen jamás en los jardines de recreo de los sentidos.

29.- Los SABIOS desoyen las halagadoras voces de la ilusión.


Ha sido citado lo suficiente para mostrar las extraordinarias correspondencias entre la "Escena del Jardín" del Drama de Parzival tanto con las Enseñanzas Orientales, como con las  de la Sagrada Qabbalah. Pero este Drama no está sujeto al Tiempo o a la Circunstancia.

Dejemos a Parzival en un estado maravillado en la pared del Jardín de Klingsor. A continuación encontramos a las "Doncellas de las Flores" lamentándose de la pérdida de sus amantes ‑sus placeres- matados por Parzival en su acercamiento al Castillo y su entrada al Jardín.

Sin embargo, estas Doncellas de las Flores se consolaban fácilmente con la esperanza de que aquí había un fresco placer, más fuerte y más potente que aquellos que  perdieron. Uno que tomará el lugar de todos los demás.

Con esta esperanza se engañaban pues ‑como en la vida real‑ los placeres pierden con el tiempo su sostén (especialmente si se abusa) y aunque podamos buscar una forma más fuerte y más intensa de entretenimiento, nuestro poder para disfrutar puede embotarse y perdernos.

Sin embargo, el caso en cuestión es algo diferente pues las Doncellas de las Flores encuentran que el poder para disfrutar no las miente, pues Parzival -con su Unico Propósito‑ no está dispuesto a desviarse por los placeres menores.

Por qué debería hacerlo, cuando esperando puede ganar Todo en lugar de un momentáneo enajenamiento? No ha experimentado ya la forma Superior del Éxtasis? Ahora surge la pregunta de sí había realizado este Éxtasis Superior con su Pureza y Tranquilidad debe ser más estimado que la aparente actividad del plano inferior.

En las formas Superiores de Éxtasis caracterizadas por esta calidad de SILENCIO, la ACTIVIDAD es en realidad TAN INTENSA que parece CESAR. Pero el Rapto resultante es, en ese caso, más refinado y, por consiguiente, más poderoso que en la Paz la cual pasa de toda comprensión. Kundry puede decirse que  ha buscado hasta el momento Descanso bajo la Vibración del RAYO ROJO, mientras que Parzival lo ha encontrarlo más allá del ULTRA‑VIOLETA.

Y así, cuando después Kundry utiliza todo su encanto para tentar a Parzival, falla. Su abrazo despierta la vibración del RAYO ROJO en el corazón de Parzival y en este reconoce, benévolamente, la causa de la herida de Amfortas y donde este último había fallado. Pues Amfortas se había contentado con aceptar MENOS de lo que era su DEUDA, una vibración menor que la que su ser es capaz de responder.

Una vez que la cuerda del Instrumento o del Arco ha sido aflojada, su poder está reducido; Una vez que la VOLUNTAD se ha convertido en la "voluntad" necesita re‑sintonizarse con la Vibración Divina o Superior, pero no puede entonces re‑entonarse ella misma una vez que su propia voluntad ha usurpado el lugar de la PROPIA-VOLUNTAD.

En este caso la Sagrada Lanza de la Voluntad y de la Sabiduría ha sido reemplazada por la Espada de Razón. Esta Espada es tan útil como necesaria hasta que el hombre ha obtenido la posesión de la Lanza Sagrada o se vuelve consciente de su verdadero Propósito, (lo mismo que la Razón es necesaria hasta que logramos la Sabiduría y la Comprensión donde la Verdad es percibida directamente sin necesidad de inferencia y deducción) pero una vez las facultades superiores han sido adquiridas y la Voluntad Superior reconocida como el verdadero Poder de guía de nuestras vidas, nuestro Propósito tiene que ser mantenido puro e inmaculado.

 

Este Misterio está aclarado en Liber AL vel Legis:


"Deja ese estado de la multitud sojuzgada y asqueante. Asi con todo lo tuyo; no tienes mas derecho que hacer tu voluntad.

Haz eso y nadie dirá que no.

Porque la voluntad pura, no manchada de propósito, libre de la codicia del resultado, es siempre perfecta.

Lo Perfecto y lo Perfecto son un Perfecto y no dos; ¡no, son ninguno!"


Así llegamos a entender como la Copa Perfecta y la Lanza Perfecta ‑Comprensión y Sabiduría Pura‑ son Uno; más aún, son Ninguno ya que todo "conocimiento" está anulado en el Éxtasis  Perfecto.

Parzival no cede al encanto del tiempo y de las circunstancias para buscar la Realidad Eterna, el siempre-presente Aquí y Ahora. La oportunidad de un breve reflejo del Éxtasis en el plano físico no le disuade de su Búsqueda para lo que es CONTINUO como El Cuerpo de Nuestra Señora Nuit o las Estrellas de Cielo. Pero, mientras tanto, ya que ha dejado tras él -en el Templo del Grial‑ el verdadero Cáliz del Éxtasis, su primer deber es buscar la Lanza Sagrada, el medio donde sólo puede ser avivado e iluminado.

Bajo la influencia de Kundry obtiene una visión de su verdadero propósito, la misión de Redentor. Haber comprendido la causa de la herida de Amfortas le determina a buscar y obtener los medios con los que pueda ser curado. No está por desviarse de este acto de compasíón pues en vano Kundry le pregunta:

 

"¿Y fue mi beso lo que llevó a ti Este gran conocimiento?

Si en mis brazos puedo tomarte, entonces seguramente habrá un Dios en ti. Entonces, redime el mundo, si ese es tu propósito: sopórtalo como un dios revelado; déjame en esta hora perecer en llamas, deja siempre la herida sin sanar."


Pero Parzival está determinado a curar primero la herida de Amfortas ‑el Rey del Grial‑ y ofrece la redención a Kundry al precio de mostrarle ella el camino tras el Castillo del Grial.

Quizás esto habría parecido la forma razonable para que Kundry le siguiera. Pero la Tarea de Parzival, para el adecuado desempeño de lo que debe hacer el MAESTRO DE TEMPLO, no es fácil realización.

De hecho, tiene que llevar con él de su mano, a su regreso al Templo, al NEOPHYTE. Tiene que haber demostrado su poder para levantar a la Hija Caída ‑o Alma Animal‑ al Trono de la Madre ‑Comprensión-. Es su tarea guiar a Kundry a la Montaña de la Salvación, no ella mostrarle el camino.

Además, no ha obtenido todavía los medios de curar la herida de Amfortas. La simple compasíón por su angustia, la simple comprensión de la causa del problema no es suficiente. Haber vuelto a esta coyuntura de su misión habría sido un fallo.

Pero Kundry ‑como mujer‑ no sigue la forma razonable, y al fin y al cabo su intuición produce la más fina floración. Todavía no es consciente de ello pues la intuición está nublada en su mente por su naturaleza emocional. Es consciente de que ha sido insultada, de que su encanto ha fallado para seducir a Parzival de los misterios sagrados, como había seducido a Amfortas. Pues Parzival le ha dicho:

 

¿Eternamente deberé ser condenado contigo, si por una hora olvido mi sagrada misión, en el abrazo de tus brazos!

 

Y esta no es una píldora agradable de tragar para cualquier mujer bella.

Ni puede el llamamiento a su piedad (aunque en verdad lavada "Por la Piedad luminosa") dejar de lado su propósito superior; hasta cuando este atractivo estuviese unido a la promesa de que debería ver inmediatamente el Sendero al Grial si se demorase sino una hora.

 

Desesperada, Kundry grita:

 

"¿Fuera de aquí, detestable miserable!"

 

Y llamando a Klingsor (la única Voluntad Maestra que conoce) para vengar su equivocación, ella maldice al mismo tiempo a Parzival y a todos los Caminos por donde él podría viajar,  para que le guiasen lejos de ella.

Y aquí la intuición de que, realmente, ella es necesaria para su Logro en este momento ocasiona, por medios extraños, el siguiente paso hacia ese fin. Parzival lo necesita por encima de todo para comprender la Naturaleza de su Verdadera Voluntad. Y Klingsor en este momento ha aparecido sobre la pared del Castillo; las Damiselas se apresuran fuera del Castillo hacia Kundry, mientras Klingsor ‑equilibrando una lanza‑ grita:

 

¡Detente ahí!

¡Te conjuro con el arma verdadera!

¡ El Loco perecerá por la lanza de su Maestro!

 

Habiendo fallado todos los demás, Klingsor hace uso de la Lanza Sagrada. Lanzó su VOLUNTAD contra Parzival, que, siendo perfectamente receptivo al Poder Superior (no importa el medio usado para traerlo hacia él) recibe la Lanza, no en su corazón, sino en su mano. Para -como en el caso de la VOLUNTAD Superior en el momento de la apertura del Loto de los Mil y un pétalos, la Flor Real del Jardín‑ se ve flotando suavemente sobre su cabeza, a su alcance y poderla agarrar.

Y así Parzival aprehende su Propósito Verdadero y blandiendo la  Lanza Sagrada con un gesto de exaltado éxtasís, hace el Signo de la Cruz con ella. Ahora el Signo de la Cruz es símbolo de la "Cruz de los Elementos" desde la que la Palabra Creativa es emitida en el nacimiento del amanecer del Universo.

Una Nueva Palabra, por así decirlo, es proferida por Parzival y de nuevo el Espíritu Santo, puede decirse, medita tristemente sobre las Aguas del Caos. Por ese momento, al igual que como en un terremoto, el Castillo se cae en ruinas; El falso Jardín se marchita, y las damiselas se echan al suelo como flores arrugadas que se derraman alrededor del terreno. Kundry se hunde con un grito, y se vuelve una vez más -desde la cima de la derrumbada pared‑ hacia la marcha de Parzival:

 

"Ya sabes dónde únicamente podríamos reunirnos de nuevo."


Y, habiendo proferido estas proféticas palabras, desaparece entre las sombras.

 

Jacques Bergier - Melquisedeque

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