segunda-feira, 3 de julho de 2023

Biogénesis y Astrología

 


El fotón es un quantum de radiación formado por un tren de ondas electromagnéticas, se produce en las transformaciones atómicas y moleculares.


Espectro es un grupo de fotones ú ondas de diversa longitud que componen el conjunto de la radiación. El espectro luminoso visible va de 380 a 760 nm., el electromagnético abarca muchas mas.1


1) La gama 380-760 corresponde al hombre; algunos animales captan l distintas arriba ó abajo. En todo caso, puesto que el espectro solar es común, todos han sido formados por él, y la variación no puede ser muy grande, si el Sol fuera estrella azul, la visión y su gama serían distintas, y también los organismos formados.


Fotoperíodo: sobre el suelo terrestre, la luz de una astro varía en intensidad y color, por el giro de la Tierra y por el movimiento del astro, el período de repetición lo llamamos fotoperíodo.


Espectro fotoperiódico: de la anterior se deduce que es el conjunto de fotoperíodos de los distintos astros.


Principios astrológicos: La astrología estudia la influencia del ambiente sobre el ser vivo y en especial el creado por los astros, y dado que en ello intervienen dos factores, el ente biológico y el ambiente exterior, podemos establecer los siguientes principios:


1º. El ambiente forma y modifica el ser viviente.

2º. La gama de radiación de la luz constituye el influjo principal.

3º. Cada estructura biológica sintoniza un ambiente exterior propio de ella.

4º. El gradiente o variación ambiental es la causa de la evolución biológica.

5º. El ente biológico se independiza en cierto grado del ambiente adquiriendo sus propios ritmos.


1. La astrología es la única disciplina que puede explicar la formación de la vida, pues estudia las influencias capaces de constituir los gérmenes de ella en algún lugar del Universo, de condiciones más variadas que las que se dan en la Tierra misma, aunque luego se hayan de desarrollar en ésta. Sabemos que hay moléculas en el espacio cuya formación y subsistencia es imposible en las condiciones terrestres.


En la búsqueda de la verdad hay que tener en cuenta la intuición, conocimiento de la realidad donde intervienen sensaciones y datos supralógicos integrados por el individuo en todos sus planos: orgánicos, genéticos é incluso moleculares, estos últimos captados ó incluidos en la formación de las primeras moléculas de la vida.


Característica de lo biológico es el crecimiento, y si la molécula biológica ha de crecer, aumentar en complejidad para continuar la vida, deberá incorporar nuevos átomos, enlazados éstos mediante los correspondientes fotones los cuales siempre proceden de los astros.


2. Deberíamos empezar definiendo qué es el salto cuántico de la vida. Esta es fácil de entender en organismos superiores, con su autorreproducción y propagación en el medio que los alimenta. Pero cuando retrocedemos a los pasos primeros, la dificultad para distinguir una estructura mineral de la biológica va en aumento.


En efecto, hoy se estudian los priones que producen enfermedades de lenta evolución (alteraciones moleculares). Criterio definidor de la vida es la autorreproducción, pero los priones no la tienen, en cambio sí se multiplican, infectan y transforman otras proteínas normales del organismo.


Planteado así demos un segundo paso: ¿qué diferencia en su acción, salvo su mayor sencillez química, hay entre tales moléculas/priones y un simple catalizador mineral?


Básicamente la vida sería una catálisis sobre el medio ambiente: la leña de un bosque es el ambiente, la chispa que inicia el fuego es el germen catalítico de la transformación. La diferencia que encontramos entre ambos ejemplos es el grado y clase del catalizador: el de la vida compleja sería un catalizador orgánico de una determinada composición, dependiendo de su papel de la ordenación de los átomos.


Pero astrológicamente la vida ha de verse como un continumm, pues la construcción del organismo ha de abarcar desde la influencia cósmica é impersonal de la radiación, hasta los fotoperíodos que sintonizan y mantienen los organismos complejos. La experiencia tradicional ha hallado una sintonía planetaria (espectro y fotoperíodo) en el orden siguiente de períodos:


Júpiter = sistemas orgánicos

Saturno = bacterias y microbios en general

Urano = genes, virus y organismos similares

Neptuno = moléculas complejas, catalizadores orgánicos (priones)

Plutón = catalizadores inorgánicos, iones, moléculas o compuestos químicos más sencillos.


Siguiendo la serie, algunas enfermedades consideradas psíquicas, como las epidemias de suicidios, provendrían de que el organismo en desequilibrio (químicamente con radicales libres) absorbería del ambiente mismo donde existen, elementos químicos nocivos (radicales complementarios), al igual que, en otros casos, atrae los microbios que llegan a infectarlo, y causan una alteración molecular productora de la enfermedad psíquica.


El otro problema es qué entendemos por creación de un ser viviente ó especie. Si un virus experimenta una mutación, el nuevo virus es consecuencia del anterior, pero ha sido creado como ente distinto: un fotón, p. ej. , proveniente del exterior, ha alterado la estructura molecular previa, y por ello ha habido una creación gracias al influjo exterior.


3. Vamos ahora a construirnos una casita; sin pretensiones, elemental. El sitio elegido no podría ser el centro de una autopista, porque los vehículos impedirían trabajar. Tampoco una plaza urbana, donde los transeúntes estorbarían el trabajo, escogemos un lugar aislado, tranquilo, donde con escasos medios podremos comenzar la obra.


Tampoco vamos a traer una veintena de obreros, arquitectos, etc.; elegimos simplemente un par de albañiles que conozcan bien su oficio, éstos acumulan arena, cal o cemento y los ladrillos que creen suficientes para la obra, y empiezan su trabajo.


Vamos a observarlos: acondicionan y limpian el lugar, construyen unos pequeños cimientos, hacen la argamasa y sobre ellos echan una capa de la masa blanda, luego ponen sobre ella una fila de ladrillos, otra capa de argamasa, y otra fila de ladrillos, sucesivamente, esperando a que la masa fragüe ligeramente y soporte la capa siguiente. Pero no elevan mucho la pared, pues todavía la argamasa y la pared no ofrecen la solidez suficiente. Se lo toman con calma, y acabado el día, se van a descansar, porque de nada serviría añadir más altura, pues lo construido aún no ha fraguado por completo. Alternan así el día y la noche, durante la cual los materiales operan por sí mismos ayudados por el ambiente, la atmósfera, el calor, etc.


Tenemos en la construcción dos elementos básicos: los ladrillos como base estructural, y la argamasa, como materia de enlace.


Tomemos ahora, en una sala completamente oscura, un matraz o vasija cerrada de vidrio, é introduzcamos en ella dos gases: cloro é hidrógeno. Nada ocurrirá mientras no haya luz alguna; si sacamos la vasija al sol, ocurrirá una explosión al combinarse ambos gases dando moléculas de ácido clorhídrico. Si la intensidad de la luz es menor, se producirá una cantidad del mismo proporcional a la luz incidente en la mezcla.


Los fotones han servido para enlazar los átomos de cloro é hidrógeno; tenemos también aquí de una parte los átomos como base estructural, y de otra los  fotones como fuerza de enlace, el mismo papel de los ladrillos, la argamasa y el trabajo de los obreros.


4. Si reflexionamos, veremos que lo único que hacíamos en la casa era imitar a la Naturaleza. Estudiemos cómo ésta construye una molécula orgánica, que será posteriormente la base de una autorreplicadora que es el fundamento de la vida: elige un lugar aislado del Universo, lejos de los soles cuya radiación destrui­ría las moléculas formadas impidiéndolas consolidarse, luego por sucesivos enlaces mediante el mismo procedimiento, va aumentando el tamaño y complejidad de la estructura.


Si, en el ejemplo de la casita, hubiéramos aportado miles de ladrillos, y un centenar de obreros, en el clásico ejemplo de la regla de tres inversa, la casa no se habría hecho en solo unos minutos, porque un exceso de obreros haría que se estorbasen unos a otros, y un exceso de ladrillos privaría de espacio para el trabajo; además, la argamasa necesita tiempo y reposo para fraguar.


Esto mismo ocurre en la construcción de la molécula: lo mismo que en la obra solo precisábamos de dos obreros, en la molécula necesitamos solo dos fotones (uno rojo y otro azul), pues los demás que llegaran podrían ser un estorbo; también lo serían otras moléculas diferentes si tratamos de agrupar moléculas de la misma clase. No hay, por tanto, efecto estadístico de que enviamos más fotones para que alguno de ellos dé en el blanco (como el experimento de la descarga eléctrica que, en una mezcla, produce compuestos carbonados) porque los otros fotones desbara­tan la obra. Por el contrario, los ladrillos, al igual que los fotones, hay que colocarlos en el lugar preciso y en el momento adecuado, y dejarlos reposar hasta que la molécula llega a estabilizarse.


Por ello, contra lo que parece obvio, no será el Sol el astro más influyente en la construcción de una determinada molécula ó estructura, sino aquél otro cuyos fotones sintonicen el corres­pondiente enlace; de ahí que tal delimitación (color é intensi­dad) se logra en condiciones de oscuridad, cuando se han ido restando fotones de otras longitudes de onda, absorbidos en el trayecto, interviniendo al mismo tiempo el gradiente y período del astro, debido a su destello y arco de visión. Nótese por ejemplo que, en algún momento del ciclo diario, la intensidad de Júpiter supera la del Sol mismo cuando éste se halla bajo el horizonte. (1-b)


1-b) La imagen de la acción de los fotones en la biogénesis se acerca más a la de echar primero un puñado de sal y unos minutos después otro de pimienta en la preparación de una comida, que a la acción dirigida de un rayo láser; lo fundamental es el tiempo que media entre la llegada de los fotones azules y la de los rojos.


En la construcción, pues, de la primera molécula orgánica, hemos necesitado calma, aislamiento, oscuridad, y los dos fotones de un espectro específico, desechando el resto, para que enlacen nuevas partículas a la molécula base. Después, lo mismo que los albañiles, hay que dejarle tiempo para que la argamasa fragüe, para que la molécula se estabilice y quede dispuesta a añadirle nuevos átomos para otra construcción más perfecta.1-c


1-c) El reposo previo a la transformación (estabilización del organismo o de la molécula) se da también en organismos comple­jos: ciertos virus, para reproducirse, necesitan un tiempo de frío antes de multiplicarse. Las cigüeñas y otras aves dejan enfriar los huevos en el nido a cierta hora del día, para luego seguir incubándolos; la floración de algunos árboles necesita que vengan heladas previas (sin ser demasiado fuertes) para eclosio­nar la flor.


5. Las construcciones más complejas y delicadas exigen mayor cuidado y aislamiento, y ejemplo de lo dicho lo tenemos en los átomos de Rydberg donde, en lugares del espacio próximos al cero absoluto (escasísima radiación), los electrones pueden ocupar niveles atómicos imposibles en otro lugar; asimismo en la profundidad de las nubes galácticas se forman moléculas y compuestos complejos solo allí posibles.


La aportación de nuevos átomos y enlaces (fotones) va complicando y perfeccionando la molécula hasta acercarla a la autorreplicati­va, necesaria para el primer paso de vida.


6. Hay que pensar que la única aportación de fotones, en el momento y orden adecuados, para los nuevos enlaces moleculares/­atómicos en la Tierra proviene de los astros luminosos: Sol, planetas y estrellas según el espectro de cada uno. No hacen falta, lo mismo que en los ladrillos de la casa, tampoco gran número de fotones, pero sí aquellos que sirvan para ligar los componentes. Eran dos los albañiles de nuestra obra, y son dos los fotones, uno rojo y otro azul, los que servirán para enlazar los nuevos átomos en el ejemplo.


Cada astro tiene un color específico: los planetas del sistema solamente reflejan una parte del espectro solar, que suponemos completo. Las estrellas por su parte, soles distantes, tienen un espectro tanto más estrecho cuanto más lejanas, ya que en el trayecto parte de sus colores es absorbida por el medio que atraviesan.


No hace falta por tanto para construir las nuevas moléculas un gran flujo de luz, sino el grupo de fotones necesario para el enlace, y con cierta secuencia y ritmo porque, lo mismo que el albañil que pone el ladrillo no puede adelantarse al que pone la argamasa, también aquí la secuencia de los enlaces ha de ser precisa.


Sin duda que alguien objetará que, si es la radiación la causante de la evolución biológica, y ésta se desenvuelve en el nivel molecular, el suelo es el que proporciona mayor cantidad de radiación infrarroja, que es la que las moléculas sintonizan, y por tanto es el elemento principal del ambiente.


Enfocar el problema de este modo es erróneo: la radiación infrarroja del suelo está sin modular, aunque también forme parte del influjo. Pero la radiación luminosa visible actúa sobre los enlaces atómicos que componen las moléculas con mayor precisión, de este modo el fotón azul por ejemplo, mediante el efecto Compton y otros secundarios ya en el interior de la molécula, opera en ésta, pero con una precisión de la que carece la radiación global antedicha. Es necesario ante todo precisión en tiempo y espacio, y esto solamente lo cumplen las fuentes luminosas puntuales de los astros, con su intensidad, cromatismo y fotoperíodos (todos los astros, incluidas las estrellas, son de luz variable, fotoperiódica por tanto).


Tampoco hay que pensar solo en la radiación directa que transfor­ma la molécula ó estructura biológica, sino que, al ir aumentando la complejidad, la acción opera a través de los componentes de un ambiente que ofrece procesos interme­dios. Si así no fuera, evitaríamos los daños de una radiación exterior ocultándonos en una cueva; pero el problema es infinita­mente más complejo.


7. En efecto hay que tener en cuenta que el ente biológico es, ante todo, un compuesto químico, y sus funciones principales son metabólicas. Imaginemos en un ejemplo la acción iónica, química, del aire. Este tiene un grado de ionización que actúa sobre la sangre en los pulmones sobre todo, y será tanto más activo cuanto mayor sea la ionización.


Pero expresarlo así, en general, no describe el problema: Podemos considerar dos partes en el ejemplo, el aire ambiental y la sangre que se oxida en el organismo.


En el aire, considerando solamente el oxígeno, nitrógeno y vapor de agua, éstos pueden sufrir distintos grados de ionización, según el fotón (color) de la radiación que captan, con lo que varía su actividad, y el blanco sobre el que actúan; el oxigeno puede estar en esta forma o en la de ozono y, consecuentemente, con una actividad diferente.


A su vez, en la sangre no hay solo hemoglobina, que es lo que pensamos al describir su función, es por el contrario un “caldo de cultivo” complejo, en el que hay proteínas de todas clases, con afinidades por el oxígeno ó el nitrógeno, ó el vapor de agua, según su propio grado de ionización y el de estos elementos: la variedad de acciones en la sangre, por tanto, es inconmensurable.


Bajo la acción de la radiación ambiental hay una continua formación y anulación de iones de acuerdo con la longitud de onda de esa radiación, la vida de los mismos depende del nivel y elemento afectado. Por tanto, cada ión y cada molécula de los componentes de la sangre se unirán por su mayor afinidad formando nuevas moléculas o compuestos hormonales que alcanzarán los correspondientes tejidos sobre los que actúan.


De este modo, esa radiación ambiental modula a través del aire y de la sangre el funcionamiento orgánico. Igualmente, y con mayor complejidad aún, a través de los ojos, actúa la luz sobre la retina que, transformada en la acción de la melatonina, refleja los ritmos y cambios anuales de la luz sobre el individuo (depresiones estacionales de las altas latitudes).


8. La construcción de la pared era una operación dirigida; la  de la molécula también lo es, por eso ha de ser puntual, y no pueden llegar fotones aleatoriamente: esto es esencial en cualquier construcción.


Por eso, en todos los lugares donde hay luz continuamente se pueden formar moléculas, pero se rompen con la misma facilidad que se forman, y no se perpetúan, o bien se forman infinidad de moléculas, que se estorban y excluyen mutuamente. La luz, los fotones, han de estar convenientemente dosificados y ordenados si han de servir para construir algo, de aquí que para su perfeccionamiento el germen haya de caer en un planeta en rotación, de modo que haya día y noche, luz y oscuridad, actividad y reposo, con un cierto ritmo, para que las moléculas se formen y se perpetúen.


Ha de notarse que, puesto que la estructura que se forma ha de tener un tiempo de captación, y un tiempo de reposo, el fotope­ríodo diario del planeta ha de tener cierta duración para determinado organismo: es posible que un planeta cuya rotación sea de un mes pueda originar algún tipo de vida orgánica, pero no será la misma, ni los mismos organismos vivos que los de un planeta de fotoperíodo de 24 horas como la Tierra.


También el conjunto de planetas del sistema solar correspondien­te contribuyen (como Júpiter) con su fotoperíodo eclíptico, y su propia intensidad, y la inclinación del eje de rotación respecto a la eclíptica; pero los sistemas planetarios están normalmente formados por un número mínimo y máximo de planetas (entre 5 y 12 aproximadamente) y por ello no serán muy distintos de nuestro Sistema Solar.


A ello se añaden los ritmos ambientales, producto de condiciones locales: el arco de visibilidad del astro en el Balneario de Panticosa no es el mismo que en la llanura castellana y, aun en el supuesto de que el cromatismo fuera el mismo, los organismos formados, o supervivientes, en uno y otro lugar serían distin­tos.


El agua:


9. Ya ha caído en la Tierra esa molécula precursora de la vida viniendo del espacio, pero ¿dónde se podrían dar en el planeta las condiciones más adecuadas para continuar su evolución?


La intuición humana concibió la vida, como el alma, como soplo divino que llega del cielo, lo que se ha revelado verdadero (espacio exterior); por eso, puesto que también ha ubicado el origen de la vida en las aguas, hay que darle valor a dicha intuición. Y hasta tal punto, que el agua se ha sacralizado en los ritos del bautismo. Porque esas aguas no son en modo alguno el combinado químico de oxígeno é hidrógeno simplemente, sino algo más, pues en el agua del mar están presentes todos los elementos químicos terrestres.


En efecto, los últimos descubrimientos nos hablan de gérmenes de vida que caen del espacio, junto con meteoritos acuosos, especialmente en las áreas polares del planeta.


En 1986 el físico espacial L. A. Frank (U. Iowa) dijo que había pequeños cometas que caen sobre la Tierra destruyéndose en la estratosfera y aportando así agua. Había hecho fotografías de ellos con cámara fotográfica especial, en el Explorer lanzado por la NASA. Lo ha confirmado posteriormente con otra cámara fotográfica a bordo de un satélite de órbita polar, comprobando la caída de miles de ellos: se cree que los componentes orgánicos base de la vida acompañan a  dichos meteoritos.


“Contrariamente, D. Morrison opina que, si hubiera un millón de colisiones más de las que se cree, la superficie lunar reflejaría los impactos, y la estratosfera estaría saturada de agua, lo cual no se comprueba actualmente” (Pop. Sc. Ago. 1997).


Se ha venido hablando del “caldo primordial” donde se habría gestado la vida, pero no hemos de imaginarnos un matraz o algo muy distinto muy distinto de lo que tenemos a nuestro alrededor: Si la molécula ha de hallar algún elemento en la Tierra con el que combinarse para proseguir la evolución, ¿en qué otro lugar, como en las aguas marinas, puede encontrar ese elemento?


En efecto, la lluvia arrastra dichos gérmenes hasta el suelo, evitando que aquellos pierdan actividad con el paso del tiempo, y las aguas, llevando disueltas las diversas sustancias que puede haber en la tierra, las llevan al mar; allí en estado iónico activo muchas de esas moléculas, están dispuestas para combinarse con las moléculas caídas del exterior y, si alguna de ellas puede continuar el proceso, éste continuará en el mar donde su transparencia permite también la acción de la luz.


Hay que tener presente que es el agua el cuerpo de mayor poder calorífico, absorbiendo radiación de baja frecuencia y devolvién­dola, regulando así la temperatura de la Tierra. Las grandes moléculas en sí mismas sintonizan el infrarrojo, de ahí su “alimentación” y sostenimiento por el agua, o en medio acuoso. Si, como algunos han propuesto, se formaran componentes vitales en la arcilla, en un desierto, las temperaturas extremas que alcanza destruirían la estructura formada.


En el mar se cumplen otras condiciones necesarias a la creación y evolución posterior: una vez constituida la nueva molécula mediante el fotón correspondiente, hay que preservarla del ataque de nuevos fotones que la romperían a su vez, por eso ha de ser transportada a la oscuridad, y, en efecto, las aguas de la superficie son allí, por el movimiento natural de las mismas, llevadas a lo profundo abisal, en ciclos periódicos, diarios ú otros. Cuando regresan posteriormente a la superficie, las moléculas se hallan ya consolidadas y dispuestas para nuevos aportes y mayor complejidad.


La luz, constructora de la vida, por tanto, no ha de ser constante y, lo mismo que hacen los albañiles de la obra, realiza un trabajo de precisión y orden; el agua cumple en parte ese papel de ordenación, contribuyendo a la función vital. Pero  además  el agua tiene papel de filtrado del espectro, que hemos visto necesario para aumentar esa precisión; y lo tiene no solo en cuanto a estrechar el espectro, sino en el estrechamiento del destello del fotoperíodo. A una cierta profundidad marina, el arco de influencia, ó penetración del rayo luminoso, es más corto ó estrecho que en la atmósfera, debido al índice de refracción del agua, donde se llega pronto al ángulo límite y la reflexión total, de donde, situados en el fondo del agua, se ve corto tiempo cruzar al astro por el cielo. Esta acción puntual, en tiempo y color, es justamente la necesaria para dar precisión a la influencia exterior.


10. Una vez constituida la molécula viva, autorreproductora, su evolución obligatoriamente la lleva a reproducirse, y no se detendrá (perdería su característica fundamental, por defini­ción) hasta que se agote la materia y cambien las condiciones exteriores. Pero como hemos visto, la energía que mantiene el fenómeno es pequeña, aunque muy precisa. Se ha dicho que la vida es un milagro, es decir, un salto cualitativo, y no se mide en unidades de energía: la diferencia energética entre un organismo vivo y uno muerto es mínima y no proporcional; ciertamente que el ser vivo emite cierta cantidad mensurable de energía durante su funcionamiento, pero ello es secundario. Una fotografía vista por un hombre puede producirle la muerte: en vano mediríamos la energía desprendida por la foto, pero hay en ella cierta “cualidad”, alguna clave que hace que el hombre muera como consecuencia.


Huelga por tanto acudir, como hacen algunos adversarios de la astrología, al fácil chiste de que el calor de la comadrona en el parto del niño supera la energía que éste puede recibir de Júpiter. El planeta, que ha construido ciertas moléculas con sus fotones, siempre estará presente influyendo en ellas, lo que no ocurre con el calor de la comadrona, que no emite esos fotones, aunque su energía medida en calorías sea mayor: ¿Qué razón hay para atribuir la causa del nacimiento al calor? En tal caso el calor de un horno lo influiría aún más, y por supuesto la energía de la luz solar a mediodía.


Si queremos unir los átomos de cloro y sodio para formar la molécula de sal común, necesitamos un cierto fotón que los enlace, cuya energía es infinitesimal y no sería apreciada por los termómetros o calorímetros, calibrados para otra energía.


Tampoco se formaría si le enviáramos un ‘quantum’ de rayos gamma, de energía radiactiva mucho mayor: es decir, si queremos seguir construyendo la pared, como los albañiles de nuestra casa, no hace falta que aportemos un perfecto sillar de una tonelada, y le enviemos una grúa, simplemente le tenemos que entregar un ladrillo con nuestras manos, y ellos lo colocarán en su lugar.


11. El aporte de fotones para construir la molécula está de acuerdo con la constitución de ella: pueden ser simultáneos ó diferidos en cierto orden y tiempo.


Recordemos que si Júpiter aportó los fotones para construir la molécula, el planeta (su espectro) sigue presente en ella, y cualquier combinación de esa molécula con otras en diferentes estructuras supone la intervención del “espectro Júpiter” pues lo mismo que la enlazó, la mantiene. Es decir, aunque el organismo haya seguido complicando su estructura, ello no desecha la acción de Júpiter sobre esa parte de los enlaces. Es como el papel del electricista que ha montado la red eléctrica de un edificio, una vez terminado, sigue siendo el mantenedor de ese sistema del edificio.


Cuando aumenta la organización de la estructura viva aumenta su tamaño y, por simple ley física, aumenta el período compuesto de su evolución. De este modo, el organismo va sintonizando períodos cada vez mayores a medida que crece y, al estar obligado a adaptarse al ambiente (en caso de inadaptación será eliminado), sus ritmos internos se ajustarán a períodos de acción luminosa, es decir, fotoperíodos.


Es decir, al agruparse las moléculas y estructuras primarias en otras más complejas, aumenta su período de sintonía, con lo que entran en función los fotoperíodos de los astros dando lugar a un espectro fotoperiódico, y es aquí donde interviene la Astrología.


12. La Tierra sigue teniendo evidentemente condiciones para la vida, lo que significa que, lo mismo que en el pasado se desarrollaron aquí gérmenes primitivos caídos del espacio, estará ocurriendo hoy.


Los mencionados priones son organismos ya complejos, aún lejos de la molécula autorreproductora. Pero hay que pensar que este nivel va siendo alcanzado por otros gérmenes que caen de continuo, y ahora mismo deben estar evolucionando algunos que dentro de millones de años lleguen al nivel de organismos complejos, si la Tierra dura lo suficiente en tales condiciones.


Hemos dicho, en efecto, que el cambio/transformación supone la creación de nuevas especies, el salto se puede producir en cualquier fase, por ello podemos pensar que está ocurriendo ahora mismo: ¿Hay alguna confirmación de ello?


Tenemos en efecto el caso de los virus.² Se ha observado correlación entre la actividad solar y las epidemias de gripe; éstas son consecuencia de mutación del mismo virus. Es fácil colegir los cambios genéticos ocasionados por las alteraciones solares, con lo que las radiaciones (acción exterior) crean una nueva especie, ésta es un perfeccionamiento a su vez de la cepa anterior inducida por el ambiente.


2) HAY OTROS EFECTOS BIEN CONOCIDOS: LA VITAMINA D REQUIERE EL CONCURSO DE CIERTO FOTÓN PARA TRANSFORMAR LA MOLÉCULA BASE QUE LA PRODUCE. LA ESPIRAL ADN TIENE ENLACES CON DISTINTA ENERGÍA: CADA GRUPO REQUIERE SU PROPIA LONGITUD DE ONDA, TANTO MÁS ENERGÉTICA (CORTA, AZUL) CUANTO MÁS FUERTE EL ENLACE; ESTO PUEDE SERVIR PARA MEDIR LA COHESIÓN DE CADA GRUPO DE MOLÉCULAS.

13. Pasando, pues, al campo de los fotoperíodos, nos encontramos con la astrología. Podemos simplificar el tema atribuyendo a la gama de la radiación el campo molecular, y a la gama de los fotoperíodos el campo orgánico en los seres vivientes.


Últimamente se ha venido centrando el estudio de la Astrología sobre el problema de los ciclos, pero este no fue el objeto de la ciencia tradicional. Uno de los mayores valores de ésta es haber archivado la experiencia de posiblemente 15.000 años de observaciones, intuiciones y razonamientos que se pueden estudiar a la luz de nuestro conocimiento actual.


Resumiendo al máximo, los factores que utiliza la astrología son: el Zodíaco y Casas, los astros (planetas y estrellas) y los Aspectos (armónicos angulares), todos los cuales se reducen a un cromatismo luminoso y un fotoperíodo de intensidad y color.


El Zodíaco deriva del ciclo anual, que en principio es un calendario anual paleolítico y esto nos lleva a tiempos de la cronología lunar, antes de -10.000; hay 12 Signos porque son doce las Lunas en el año; en el tiempo de la caza, cada mes tenía un trabajo que se simbolizó en el animal correspondiente (Signo), lo mismo que luego, en tiempo de la agricultura, se plasmaron los trabajos del mes en los menologios medievales.³ Aunque no es exacto el número de Lunas, sí es válida la división en 12 sectores porque interviene la resonancia de períodos armónicos de Sol y Luna.4


3) EL ACTUAL ZODÍACO ES GRIEGO, A SU VEZ TRANSFORMADO DEL BABILONIO: HA RESULTADO DOMINANTE EN OCCIDENTE POR LA IMPORTANCIA DE LA CULTURA MESOPOTÁMICA TRADUCIDA Y TRANSMITIDA POR LOS GRIEGOS; PERO HUBO OTROS EN LA ZONA, SEGÚN CADA PUEBLO Y SUS COSTUMBRES, SE VEN OTROS ANIMALES EN EL GNOSTICISMO Y ALGUNAS SECTAS DEL ORIENTE MEDIO, Y HAY OTROS ANIMALES EN EL ZODÍACO CHINO, INDIO, ETC. EL MÁS ANTIGUO PROBABLEMENTE ES EL TRANSMITIDO POR LOS TRABAJOS DE HÉRCULES.

4) EL CICLO BIOLÓGICO ANUAL DEPENDE ESTRECHAMENTE DE LA RADIA­CIÓN, ÉSTA OPERA PRINCIPALMENTE EN LA VEGETACIÓN Y, MEDIANTE LOS ALIMENTOS, SOBRE EL ANIMAL: ÉSTE COMO VERDURAS TIERNAS EN PRIMAVERA, Y FRUTOS SECOS EN OTOÑO, Y TAL ES EL ORDEN DE FUNCIONAMIENTO DEL TUBO DIGESTIVO: CÁNCER (ESTÓMAGO) Y VIRGO (INTESTINO). POR ESO LOS ANTIGUOS DISPUSIERON LAS REGENCIAS ANUALES SIGUIENDO ESTA NORMA EN EL ORGANISMO: LO MISMO QUE LAS PLANTAS ELIMINAN EL AGUA Y CONCENTRAN LA SAVIA PARA EL INVIERNO, EL ANIMAL ELIMINA TAMBIÉN EL AGUA EN OTOÑO Y SE OBSERVA ESTO EN LA REGENCIA ORGÁNICA DE LIBRA (RIÑÓN) Y SAGITARIO (HÍGADO).

Por otra parte, hay que distinguir entre el esotérico o simbólico significado de los Signos atribuido por algunos a éstos, y las observaciones patológicas reales vinculadas en ellos a las distintas fases del ciclo anual, acumuladas en la experiencia médica antigua, y verdaderamente valiosas.


San Cipriano (…/304) nos da la visión de su tiempo sobre el influjo de los astros: … algunos basan el influjo en el fuego (calor), pero los más doctos en la luz.


Por su parte, Ptolomeo recogió la opinión de las escuelas babilónicas y egipcias, y habla del ambiente, formado por los astros, la atmósfera y el suelo.


Ello se aplica lo mismo al Zodíaco (ciclo anual), que a las Casas (ciclo diario), que a los astros en sí (cromatismo). El ciclo anual se inicia sobre el principio del año con un mínimo de intensidad del Sol, por su baja altura meridiana, va aumentando, con incremento positivo, hasta el solsticio de verano, y vuelve a descender, aquí con incremento negativo, hasta el de invierno; los colores ambientales van desde el violeta en enero hasta el amarillo verdoso del verano y finaliza con el rojo del otoño y más allá, debido a la conservación del calor en el suelo (suma de radiación visible é infrarroja). Ciclo similar tiene el – período diario, debido al efecto de absorción de la atmósfera y el calor del suelo.


Sobre la base del color (espectro) se apoyaban las regencias antiguas, y las cualidades lo mismo de los Signos que de los astros, éstos se clasificaban por colores/espectros. Estas regencias, conforme lo que hemos visto, afectan a la constitución molecular o biológica profunda, y así lo consideraron correctam­ente los antiguos.


Los fotoperíodos son distintos para los diversos astros, pero todos ellos están apoyados en el fotoperíodo diario que constitu­ye el quantum de luz, lo mismo en intensidad que en color; constituye, tomando una imagen radioeléctrica, la onda portado­ra, mientras que el del astro en sí (12 años de Júpiter, 30 de Saturno, etc.) la moduladora en este espectro.


Los Aspectos, finalmente, resultan de aplicar un sistema de armónicos a los fotoperíodos, o para ser más precisos, a los biorritmos internos del ser viviente, en concordancia con los fotoperíodos, lo cual hace la cuestión de una gran complejidad que no es de este lugar.


Las anomalías ó alteraciones cromáticas, fotoperiódicas ó aspectales se traducen por alteraciones moleculares/genéticas, ú orgánicas produciendo la correspondiente patología(5). Dichas alteraciones pueden producirse al nacer, donde producirán el máximo efecto, o bien ser consecuencia de desajustes ambientales posteriores. Ello hace que, conociendo el ambiente, pueda ser previsibles hasta cierto punto.


(5) La crisis tensa al máximo la estructura cristalina de la red en cualquier nivel (molecular, genético, celular, orgánico): aparecen fracturas con radicales libres (como en la enfermedad radiactiva, p. ej.), éstos pueden volver a unirse al regresar la crisis, pero pueden unirse en forma anómala con otros, y de ahí lo patológico. Ello se debe en especial a los Aspectos en función de los armónicos de fotoperíodos.


14. En suma, la creación de la vida no es cuestión de energía informe, sino de una ordenación de esa energía. Se enfrentan aquí las dos teorías filosóficas esenciales: la selección natural ó de lucha por la vida sostenida por Darwin, y la armonía prees­tablecida mantenida por los autores clásicos y la tradición astrológica. (No hay quimeras, como resultaría de la ley de Darwin: cuando un genoma produce descendencia, la variación de ésta es escasa. El corresponsal que elige Rusia para vivir es porque está ya condicionado como los rusos, por eso “se le pone cara de ruso”).


La vida es organización y construcción las cuales solamente pueden proporcionar los ciclos organizados del Cosmos, de donde resultará una estructura esencialmente rítmica en el ser vivo.


Entremos en una discoteca, la energía del ruido y música en ella es inmensa, pero no significa nada para nosotros en ese estado desordenado. Para entendernos con quien nos acompaña hemos de emitir unos sonidos, un lenguaje ordenado, y no hacer un ruido más fuerte que el de toda la discoteca. Lo que cuenta aquí es un orden y ritmo de los sonidos que emitimos con la palabra, y la sintonía de quien tenemos al lado y los escucha; la barahunda que nos rodea solamente sirve, como mucho, para destruir ese mensaje.


Para entendernos con nuestro acompañante sería más eficaz el absoluto silencio; entonces, con sólo unas palabras dichas en voz muy baja, sin apenas energía sonora, lograríamos un mayor efecto en él, una mayor influencia: exactamente igual que, casi en la oscuridad intergaláctica, ó en el cielo nocturno, los pocos fotones que nos envían las estrellas han servido para organizar y mantener los seres vivos que somos y los que nos rodean.


Jacques Bergier - Melquisedeque

  Melquisedeque aparece pela primeira vez no livro Gênese, na Bíblia. Lá está escrito: “E Melquisedeque, rei de Salem, trouxe pão e vinho. E...