domingo, 3 de dezembro de 2017

Psicología conductista

La psicología conductista es una corriente de la psicología con tres niveles de organización científica que se complementan y realimentan recíprocamente: el conductismo, el análisis experimental del comportamiento y la ingeniería del comportamiento. Esta última comprende a su vez toda una gama de aplicaciones tecnológicas, tanto en el campo de la terapia como de la modificación de conducta.

El conductismo

Es la filosofía especial de la psicología como ciencia del comportamiento, entendido éste como la interacción históricamente construida entre el individuo y su ambiente físico, biológico y social. Cubre, así, rasgos cognitivos, emotivos, sensorios y motores.

La filosofía especial es una filosofía de la praxis. Como tal, surge de las labores mismas del quehacer psicológico y se encarga de discutir sobre los supuestos, extensiones y posibilidades de su dominio teórico y aplicado, así como de fijar posición y fomentar una actitud no reduccionista (ni biologicista ni mentalista) para buscar soluciones a los problemas de la disciplina (conductismo radical).

El conductismo depende de una filosofía general de la ciencia en psicología, un asunto que aún no está totalmente dilucidado. Ontológicamente lo definitorio es el materialismo monista y el determinismo. Epistemológicamente para los conductistas post-skinnerianos la filosofía es el "contextualismo", que considera la conducta como "acto en contexto". O sea que ocurre en el marco de una determinada circunstancia cuyo análisis no se puede obviar. Desde este punto de vista el contextualismo es una forma de pragmatismo seleccionista. Para los interconductistas es importante la filosofía analítica. Principalmente la seminal en los trabajos de Gilbert Ryle y del segundo Ludwig Wittgenstein. También se puede reconocer aquí algo de materialismo dialéctico en los trabajos de Emilio Ribes. En cuanto a concepciones sobre evolución científica, algunos citan a Laudan (evoluciones graduales) por oposición a Kuhn (revoluciones). De otro lado, Arthur W. Staats habla de "positivismo unificado" (post-positivismo).

En cualquiera de los casos todas las vertientes filosóficas señaladas tienen claras diferencias con el positivismo lógico, en tanto reconocen un papel destacado a la conformación social del ambiente y del individuo. Así mismo se diferencian del mecanicismo, considerando en el análisis interrelaciones complejas de variables interactuantes.

El análisis experimental del comportamiento

Es la psicología-conductual, donde se formulan las categorías, las unidades analíticas, los parámetros, los paradigmas de investigación, y las leyes y principios implicados en el manejo de los datos. Cabe destacar aquí las ecuaciones que cubren todo el espectro organísmico y situacional que está implícito o explícito en un episodio de conducta. La más conocida de dichas ecuaciones es la comprendida en la fórmula: K = f [E,O,R,C], que significa que un segmento de conducta en un momento determinado (K) es función (f) de las interrelaciones establecidas entre los factores estimulares (E), organísmico-disposicionales (O), de respuesta o clases de respuesta respondientes y operantes (R), y las consecuencias que fortalecen a estas últimas (C).

Los paradigmas de investigación centrales desplegados son los del condicionamiento clásico y condicionamiento operante, así como sus diversas combinaciones y formas de presentación. Estos paradigmas son equivalentes a los "ejemplares" de Kuhn, pues desde sus modos básicos de ocurrencia empírica se desprenden leyes, teorías, aplicaciones e instrumentación juntas. Gracias a la investigación en estos rubros se han obtenido una gran cantidad de regularidades que desembocan en la formulación de principios aplicativos (como por ejemplo el reforzamiento, la extinción, el castigo y el contracondicionamiento). Algunos enfoques conductistas no radicales son puramente metodológicos (vertientes E-R), y otros además de ello sólo son parcialmente conductuales (vertientes E-O-R).

La ingeniería del comportamiento

Involucra lo tecnológico: todas aquellas elaboraciones procedimentales que, ligadas de alguna manera a los paradigmas de investigación básica y sus combinaciones, se han desarrollado como aplicaciones efectivas. Puede definirse como "la aplicación de conocimientos científicos para la elaboración, perfeccionamiento y manejo de técnicas de establecimiento, mantenimiento o eliminación de conductas".

Ello supone que el comportamiento humano (sea de tipo cognitivo-lingüístico, emotivo-motivacional o motor-sensorial) es susceptible de describirse legalmente, y que sus operaciones de evaluación, diagnóstico y tratamiento de problemas acuden al manejo tentativo de dichas regularidades.

A menudo se identifica la ingeniería conductual con el rótulo de Análisis de Conducta Aplicado, conjunto de acciones mediante las cuales el psicólogo aplica en diferentes contextos, y para solucionar problemas socialmente relevantes desde los conocimientos aportados por el análisis experimental del comportamiento.

Historia

Los estudios darwinianos sobre la evolución de las especies y los de la fisiología experimental de fines del siglo XIX, auspiciaron, junto con la filosofía materialista, la aparición de formas de pensamiento más avanzado con respecto a las ciencias humanas.

En 1879, Wundt creó el primer laboratorio de psicología científica. Mediante la introspección, y un estudio histórico, logró crear una base a partir de la cual abordar la psicología desde un punto de vista conductual. Hay que destacar que Wundt no pertenece a la escuela conductista, por ser anterior a esta.

Comenzando el siglo XX, Watson proclamó la conducta observable como el objeto de estudio de la psicología, más específicamente las conexiones entre los estímulos y respuestas que dan lugar al comportamiento. Sus acercamientos estaban influenciados principalmente por el trabajo del fisiólogo ruso Iván Pávlov.

Con el tiempo, surgieron dos grandes tipos de variantes conductuales que complejizaron el enfoque: una radical y una metodológica o mediacional. La primera de ellas (desarrollada por B. F. Skinner) se centró en las relaciones funcionales que establecen los organismos con su ambiente en relación con la ley del efecto, es decir, en la manera como las consecuencias de lo que hacemos regula la emisión de la conducta futura (conducta operante). La segunda (desarrollada por Hull y Tolman entre otros), sobre la base de los reflejos condicionados introdujo un factor (o variable) interviniente que podía ser neurofisiológica o mental, según el caso.

A mediados de los años cincuenta, las deserciones y reacomodaciones de influyentes conductistas como G. A. Miller, J. Bruner y C. Pribram, y, entre otras cosas, la apertura de Ch. Osgood a la psicolingüística, produjeron una grave escisión que culminó en el desgaje de la llamada psicología cognitiva, lo que se agudizó con la crítica del lingüista Noam Chomsky al libro Conducta verbal de Skinner (una réplica de K. MacCorquodale a Chomsky desvirtúa dicha crítica).

A partir de allí adversarios y neófitos comenzaron a hablar de una "crisis" del conductismo y su supuesto reemplazo como "paradigma dominante" dentro de la psicología. Sin embargo, paradójicamente, es en las décadas de los 60's y los 70' en que eclosionan gran cantidad de técnicas y trabajos aplicativos en los rubros de terapia y modificación de conducta, ambos agrupables dentro de la categoría de "ingeniería conductual" debido al entroncamiento entre las tecnologías de control por el estímulo (de base respondiente) y de administración de contingencias (de base operante). Ya en los 80's hay una eclosión aún más impresionante de técnicas que, bajo el membrete de conductuales, conductual-cognitivas, cognitivo-conductuales y contextuales, se hacen indispensables para trabajar problemas diversos.

Paralelamente, han emergido gran cantidad de variantes teóricas conductuales que hasta el presente siguen en vigencia abordando el comportamiento complejo, el lenguaje y la personalidad de diversas maneras, ciñéndose a coordenadas científicas.

Resumiendo, sobre la base de los estudios de Ivan Pavlov (reflejo condicional) y Thorndike (ley del efecto), John B. Watson es el fundador del conductismo, continuando en la siguiente generación B.F. Skinner (conductismo operante), J. R. Kantor (interconductismo), Clark Hull y Edward C. Tolman (conductismo mediacional), actualmente se destacan E. Ribes y Josep Roca i Balasch (conductismo de campo), A. W. Staats (conductismo psicológico), S. C. Hayes (teoría de marcos relacionales), H. Rachlin (conductismo teleológico) y J. Staddon (conductismo teórico) dentro del conductismo radical; H. J. Eysenck y J. Wolpe (enfoques E-R) dentro del conductismo metodológico; así como A. Ellis, Aaron Beck (enfoque cognitivo conductual), Arnold A. Lazarus (enfoque multimodal) y A. Bandura (enfoque sociocognitivo) dentro del conductismo E-O-R.

Aplicaciones

Los trabajos de investigación sobre los principios del aprendizaje son el marco de referencia sobre el cual se han desarrollado múltiples tecnologías de ingeniería del comportamiento, como la Terapia de Conducta, la Modificación de conducta, el Análisis Conductual Aplicado, e inclusive algunas formas heterodoxas que incorporan otras nociones teóricas y filosóficas (las terapias conductual-cognitivas y las cognitivo-conductuales).

Gracias a ellas resulta posible el tratamiento de una inmensa variedad de problemas en los campos clínico, educativo, comunitario y organizacional, la salud, el deporte, las emergencias, la gerontología y la psicopatología, entre otros, con unos índices de eficacia razonablemente altos. Cabe destacar que los sujetos de intervención pueden ser tanto individuos y parejas, como grupos sociales y familiares.

Entre las numerosas técnicas disponibles se encuentran las de manejo contingencial y exposición en vivo (p. ej. reforzamiento positivo, moldeamiento, extinción, castigo positivo y negativo, desbordamiento, economía de fichas, etc.), las de exposición en fantasía (reforzamiento encubierto, inoculación del estrés, desensibilización sistemática y otras), las de entrenamiento en autorregulación de competencias (autocontrol, manejo de la ansiedad, habilidades sociales, etc.), y de reestructuración racional (p. ej. solución de conflictos, aceptación y compromiso, entrenamiento autoinstruccional, etc.). Es de notar que las técnicas más complejas -en las que suelen intervenir el lenguaje y los llamados repertorios "cognitivos"- incluyen los procedimientos empleados por las más simples.

Desde hace tiempo la División de Psicología Clínica de la APA (Asociación Psicológica Americana) ha evaluado la eficacia de los tratamientos psicológicos. En estos estudios se ve una gran predominancia de las técnicas conductuales en las guías de tratamientos empíricamente validados.

Críticas

Las críticas de que suele ser objeto la psicología conductista en su conjunto pueden categorizarse en cinco grupos:

I. Ignora la existencia del inconsciente, los sentimientos y estados de la mente. No le asigna un papel a la personalidad, al Yo ni al "sí mismo". No da lugar a la libertad, a la voluntad ni a la intencionalidad.

II. No intenta explicar los procesos cognoscitivos, la intuición, la información ni el proceso creativo. Ve al sujeto como un receptor pasivo.

III. Es mecanicista: concibe lo psicológico como un conjunto de respuestas ante estímulos. Descuida la dotación innata y el papel del sistema nervioso, lo que es un modo reduccionista de mirar al ser humano que no repara en su complejidad.

IV. Está desfasado del desarrollo actual de la ciencia. Trabaja con animales, asimilando su comportamiento al humano. Sus aplicaciones son envilecedoras (premios, castigos) y hasta brutales (descargas eléctricas, vomitivos, etc).

V. Es operacionalista: identifica los fenómenos con las esencias. Es una ideología importada, al servicio del poder, que mantiene la psicología como ciencia natural, no preocupada por los fenómenos sociales.

Respuestas Generales

Desde el punto de vista conductista se señala que la mayoría de las críticas reseñadas posiblemente se basan en:

a) Malentendidos por desconocimiento de las tesis conductistas originales, o por incomprensión de la terminología científica utilizada para describir al ser humano.

b) Citas sacadas fuera de contexto, o a través de simplificaciones de lo que "alguien escuchó o leyó que otro dijo", y etc.

c) Antipatías propias de posturas antagónicas con respecto a la conceptualización de la psicología como ciencia del comportamiento.

d) Exposiciones poco elaboradas, o bien sesgadas sólo en un sentido determinado, de algunos de los propios divulgadores conductuales, que se toman como si fueran descriptivas de un punto de vista doctrinario general.

Y se indica que, aun en el caso de ser válidas algunas críticas, éstas pueden ser aplicables a ciertos modelos conductistas y no necesariamente a otros.

Los conductistas contemporáneos responden a esto de las siguientes maneras:

Tanto el primero como el segundo grupo de críticas confunden "estudiar de otra manera" (que es la manera propia del conductismo) con "no estudiar". En realidad, la psicología conductista tiene sus propios conceptos y métodos para abordar los llamados "estados de la mente" y los fenómenos cognoscitivos. El hecho es que utiliza otro lenguaje y una aproximación interaccionista, en vez del enfoque internalista típico de la psicología tradicional. Hay una cantidad inmensa de publicaciones conductuales que versan sobre esos eventos, y muchas de ellas figuran on line.
El tercer grupo de críticas pasa por alto que los análisis comportamentales se basan en una compleja estructuración interactuante de variables que provienen tanto del ambiente como del organismo. Por ejemplo, revisar las ecuaciones conductuales de Kanfer (E-O-R-K-C) y de Kantor (fe-fr-hi-ed-md) para darse cuenta. Además, en el conductismo radical de Skinner se hace un análisis funcionalista de la conducta, no mecanicista. Es decir, no basa el análisis de la conducta en las consecuencias de la conducta, sino que se considera que es la interacción entre estímulos y respuestas lo que moldea la conducta,
El cuarto grupo de críticas obvia algunos datos objetivos. Si la psicología conductista estuviera desfasada del avance actual no estaríamos en la Década de la Conducta (2000-2010), Skinner no hubiera sido proclamado en una encuesta de la APA "El Psicólogo más eminente del siglo XX", y la tecnología conductual no sería la más recomendada por los organismos oficiales de la psicología internacional (entre otras la American Psychological Association, la British Psychological Society, la American Psychiatric Association y la Sociedad Española de Psicología Clínica y de la Salud), para solucionar una amplia gama de problemas psicológicos.
El quinto grupo de críticas tiene puntos atendibles y abiertos a discusión, exceptuando la acepción ingenua de "ideología importada" y pretender que no hay aplicaciones sociales. Al contrario, estas parecen ser de las más efectivas que hay en la disciplina (véase, p. ej., la revisión de M.D. González (1992). Conducta prosocial: Evaluación e intervención. Madrid: Morata). No se debe olvidar que "el instrumento" (la teoría, investigación y tecnología) es distinto a la mano que lo maneja.

Principales figuras

Primera generación

Ivan Petrovich Pavlov (1849-1936)
Edward Thorndike (1874-1949)
Edwin B. Twitmyer (1873-1943)
John B. Watson (1878-1958)

Segunda generación

Burrhus F. Skinner (1904-1990)
Jacob R. Kantor (1888-1984)
Clark L. Hull (1884-1952)
Edward C. Tolman (1886-1959)
Edwin R. Guthrie (1886-1959)
George H. Mead (1863-1931)

Tercera generación

Arthur W. Staats
Emilio Ribes
Ramon Bayes
Steven C. Hayes
Rubén Ardila
Albert Bandura
Alan J. Kazdin
Joseph Wolpe

Conductismo

El conductismo, según J. B. Watson, uno de los primeros en definir el objeto de estudio de la psicología, es el estudio experimental objetivo y natural de la conducta.1​ Para B. F. Skinner el conductismo es una filosofía de la ciencia de la conducta,2​ definió varios aspectos esenciales de su objeto de estudio y a diferencia de Watson se centró en describir las leyes generales que rigen la conducta voluntaria.3​ El objeto de estudio de la psicología y la forma en cómo se concibe la conducta es entendida de diversos modos, según el enfoque desde el que se vea.

Se pueden identificar más de 10 formas de conductismo4​ desde el propuesto por Watson hasta nuestros días; pasando por el conductismo de Tolman, Hull y Skinner, el interconductismo y la psicología interconductual de Kantor, el conductismo teleológico de Rachlin, empírico de Bijou, teórico de Staddon y biológico de Timberlake, el contextualismo funcional de Hayes, etc.

J. R. Kantor define el conductismo como «una renuncia a las doctrinas del alma, la mente y la conciencia», para ocuparse del «estudio de los organismos en interacción con sus ambientes». En términos más amplios, lo considera como equivalente al término ciencia (Kantor 1968, cit. por Campos, 1973, p. 91), dado que se ocupa de la naturaleza a partir del "principio del comportamiento". Así, la química estudia el comportamiento de los elementos y la sustancia, la física estudia el comportamiento de la materia y sus propiedades, la astronomía estudia el comportamiento de los astros y galaxias, y la psicología estudia las interacciones entre los organismos y su entorno.

Características principales

Condicionamiento clásico: Proceso de aprendizaje mediante el cual se asocia un estímulo inicial (por ejemplo el olor a comida) que provoca en el organismo una respuesta incondicionada regular y mensurable (por ejemplo salivación), con un evento neutro (por ejemplo un ruido) que no provocaba respuestas antes del condicionamiento. Luego de varias presentaciones en contigüidad espacio-temporal, el evento neutro adquirirá las funciones del estímulo inicial, provocando la misma respuesta que aquel. De este modo, un ruido podría terminar evocando la salivación del organismo.

Condicionamiento operante: Proceso de aprendizaje por el cual una acción en particular es seguida por algo deseable (lo cual hace más factible que la persona o animal repita la acción) o por algo no deseable (lo cual hace menos factible que se repita la acción). Un estudiante, por ejemplo, estudia durante varias horas porque anteriormente el estudio le proporcionó satisfacción intelectual, notas altas o elogios de sus padres. Su aplicación es consecuencia del condicionamiento operante.

En suma, "conductismo" constituye una manera de estudiar lo psicológico o cualquier fenómeno del mundo desde la perspectiva de una ciencia de la conducta, sin mentalismo (atribuciones dualistas extramateriales como el alma o la mente), ni reduccionismos (utilizar explicaciones tomadas de disciplinas como la neurología, la lógica, la sociología o el procesamiento de datos).

Esto no significa dejar de lado los procesos cognitivos como tantas veces se malinterpreta, sino considerarlos como "propiedades de la conducta en función". O sea, comportamientos sujetos a las mismas leyes que el comportamiento manifiesto que involucran respuestas lingüísticas y sensoriales de tipo encubierto, las cuales, para ser investigadas deben especificarse en términos del tipo de interacción, amplificarse mediante aparatos o acudir al autoinforme del individuo.

Existe también una clase especial de conductismo denominado "metodológico", que no se guía sobre la base de las precedentes consideraciones filosóficas ni teóricas, sino simplemente en función a criterios pragmáticos de abordaje objetivo de la conducta como referente observable inmediato de fenómenos "internos". Este es, al presente, el tipo de conductismo más comúnmente aplicado por toda clase de profesionales del comportamiento, incluso por buena parte de los que no se considerarían a sí mismos "conductistas" en términos doctrinarios y académicos.

Desinformación

La desinformación,​ también llamada manipulación informativa o manipulación mediática,​ es la acción y efecto de procurar en los sujetos el desconocimiento o ignorancia y evitar la circulación o divulgación del conocimiento de datos, argumentos, noticias o información que no sea favorable a quien desea desinformar. Habitualmente es una de las argucias de la agnotología y se da en los medios de comunicación, pero estos no son los únicos medios por los cuales se puede dar una desinformación. Puede darse en países o sectas religiosas que tienen lecturas prohibidas, gobiernos que no aceptan medios de oposición o extranjeros, naciones en guerra que ocultan información.

Procedimientos

Por parte de la publicidad pública de un régimen político, generalmente organizada por un spin doctor por medio de los mecanismos de la ingeniería social, o de la publicidad privada o por medio de engaños o bulos (en inglés, hoaxes), filtraciones interesadas o rumores, "sondeos", estadísticas alteradas o estudios científicos presuntamente imparciales, pero pagados por las empresas o corporaciones económicas interesadas, uso de "globos sonda" o afirmaciones no autorizadas para inspeccionar los argumentos adversos que pueda suscitar una medida y anticipar respuestas y uso de medios no independientes o financiados en parte por quien divulga la noticia o con periodistas sin contrato fijo y, por tanto, sin opinión, o por apropiación o manipulación o creación de supuestos movimientos populares (astroturfing). Un tipo particular de desinformación es la contrainformación estatal.

La desinformación se sirve de diversos procedimientos retóricos como demonización, astroturfing, oscurecimiento, esoterismo, presuposición, uso de falacias, mentira, omisión, sobreinformación, descontextualización, negativismo, generalización, especificación, analogía, metáfora, eufemismo, desorganización del contenido, uso del adjetivo disuasivo y del espín semántico, reserva de la última palabra u ordenación envolvente que ejerce la información preconizada sobre la opuesta (orden nestoriano).

Demonización

La demonización o satanización consiste en identificar la opinión contraria con el mal, de forma que la propia opinión quede ennoblecida o glorificada. Hablar del vecino como de un demonio nos convierte a nosotros en ángeles y las “guerras santas” siempre serán menos injustas que las guerras, a secas. Se trata ante todo de convencer con sentimientos y no con razones a la gente, habitualmente una mayoría, que se convence más con sentimientos que con razones. Habitualmente se emplea en defensa de intereses económicos; cuando se demoniza Internet llamándolo cuna de pederastas y piratas, encubriendo el uso inmoral de la moral por intenciones económicas a que obedece este punto de vista aparentemente bienintencionado de regularlo para que pierda su gratuidad y generosidad. En Francia, la desinformación ha adquirido un peso importantísimo debido a la concentración de los grandes medios de comunicación en torno a capitales financieros y empresas como Dassault, con negocios diversificados (inmobiliaria, aviación civil y militar). El grupo de estudios sobre manipulación radicado en Lyon, llamado Lumières  et Romain (et Clovis) ha desentrañado los procesos de manipulación, sobre todo en el diario Le Progrès (propiedad de Credit Mutuel).

Adjetivos disuasivos

Algunas palabras y expresiones no admiten réplica ni razonamiento lógico: son los llamados adjetivos disuasivos, contundentes y negativistas que obligan a someterse a ellas y excluyen el matiz y cualquier forma de trámite inteligente. Para ello se utiliza la polaridad, un concepto lingüístico y semántico por el cual las palabras negativas atraen por concordancia otras palabras negativas en el sintagma de negación. Su contundencia emocional, el pathos retórico y emotivo del mensaje, eclipsa toda posible duda o ignorancia, principios de cualquier forma razonable de pensamiento o logos; por ejemplo, "la constitución o la integración europea es irreversible".

La misma aplicación tienen los adjetivos incuestionable, inquebrantable, inasequible, insoslayable, indeclinable y consustancial. Su maximalismo sirve para remachar cualquier discurso y crear una atmósfera irrespirable de monología. Además, según Noam Chomsky, muchas de estas palabras suelen atraer otros elementos en cadena formando lexías pleonásticas: adhesión inquebrantable, inasequible al desaliento (incorrecto​ ya que inasequible significa inalcanzable, inconseguible), deber insoslayable, turbios manejos, legítimas aspiraciones, absolutamente imprescindible. Lexías redundantes como totalmente lleno o absolutamente indiscutible, inaceptable o inadmisible.

Misticismo

El esoterismo es la tendencia al enigma y al oscurantismo en la expresión sibilina, ambigua, enredada y cercana a razones que no atan ni desatan o bernardinas, así que cualquier interpretación es plausible y por tanto errada. Se suprime cualquier conclusión lógica y se deja el poder de interpretación en manos de quien está y las posiciones en que estaban sin iniciar ningún camino y negando toda posible evolución o pensamiento.

Es habitual entre los políticos hablar de las reglas del juego, pero nadie dice cuáles son; también se habla del marco institucional si bien nadie ha descrito ese marco; tampoco existe quien lleve el árbol genealógico de las llamadas familias políticas. Es frecuente el alargamiento de las construcciones verbales en forma de perífrasis verbales paralizantes y fatigosas construcciones pasivas analíticas. Se usa además la hipérbole, la dilogía o disemia, la eufonía, el pleonasmo, la perífrasis y el énfasis (dar a entender más de lo que se dice) recurriendo a hiperónimos.

Las palabras del político abusan del léxico abstracto, toman segundos acentos enfáticos al principio o en los prefijos y se alargan mediante procedimientos inútiles de derivación: ejercitar (y mejor "éjercitár ") por ejercer, complementar por completar, señalizar por señalar, metodología por método, problemática por problema. Son característicos los verbos ‘ampliados’ viciosamente con el sufijo –izar, como judicializar por encausar, criminalizar por incriminar, concretizar por concretar, sectorializar, potencializar, institucionalizar, funcionalizar, instrumentalizar, racionalizar, desdramatizar, ideologizar, sobredesideologizar, objetivizar. Algunos llaman a este frenesí por alargar las palabras sesquipedalismo.

El lenguaje político ha llegado a ser bautizado como oficialés a causa de su ininteligibilidad. La jerga burocrática cancilleresca incluso ha llegado a arrancar exclamaciones desabridas a políticos ante párrafos desalmados como éstos:

Rúbrica de la disposición transitoria segunda. Se suprime la referencia a las tarifas de conexión para desarrollar el contenido resultante de la tramitación previa en el Congreso de los Diputados. Por último, también por razones de técnica legislativa, una disposición derogatoria que prevé expresamente la abrogación del Real Decreto Ley del que trajo origen este Decreto Ley

Otros artificios de retórica desinformativa

Adulación: Uso de interpelaciones agradables, en ocasiones inmoderadamente, con la intención de convencer al receptor: "Usted es muy inteligente, debería estar de acuerdo con lo que le digo".
Apelación a la autoridad: Citar a personajes importantes para sostener una idea, un argumento o una línea de conducta y ningunear otras opiniones.
Apelación al miedo: Un público que tiene miedo está en situación de receptividad pasiva y admite más fácilmente cualquier tipo de indoctrinación o la idea que se le quiere inculcar; se recurre a sentimientos instalados en la psicología del ciudadano por prejuicios escolares y de educación, pero no a razones ni a pruebas.
Chivo expiatorio: Lanzando anatemas de demonización sobre un individuo o un grupo de individuos, acusado de ser responsable de un problema real o supuesto, el propagandista puede evitar hablar de los verdaderos responsables y profundizar en el problema mismo.
Demanda de desaprobación o poner palabras en la boca de uno: Relacionada con lo anterior, consiste en sugerir o presentar que una idea o acción es adoptada por un grupo adverso sin estudiarla verdaderamente. Sostener que en un grupo sostiene una opinión y que los individuos indeseables, subversivos, reprobables y despreciables la sostienen también. Eso predispone a los demás a cambiar de opinión.
Efecto acumulativo: Intenta persuadir al auditorio de adoptar una idea insinuando que un movimiento de masa irresistible está ya comprometido en el sostenimiento de una idea, aunque es falso. Se da por sentada una idea mediante la falacia de la petición de principio. Esto es así porque todo el mundo prefiere estar siempre en el bando de los vencedores. Esta táctica permite preparar al público para encajar la propaganda. Es preferible juntar a la gente en grupos para eliminar oposiciones individuales y ejercer mayor coerción, principio de mercadotecnia o marketing que ejercen los vendedores.
Eslóganes: Frases breves, fáciles de memorizar y reconocer, capaces de dejar huella en todos los espíritus, bien de forma positiva, bien de forma irónica: "Bruto es un hombre honrado".
Estereotipar o etiquetar: Esta técnica utiliza los prejuicios y los estereotipos del auditorio para rechazar algo.
Eufemismo o deslizamiento semántico: Reemplazar una expresión por otra para descargarla de todo contenido emocional y vaciarla de su sentido: "interrupción voluntaria del embarazo" por aborto inducido, "solución habitacional" por vivienda, "limpieza étnica" por matanza racista. Otros ejemplos, "daños colaterales" en vez de víctimas civiles, "liberalismo" en vez de capitalismo, "ley de la jungla" en vez de liberalismo, "reajuste laboral" en vez de despido, "solidaridad" en vez de impuesto, "personas con preferencias sexuales diferentes" en lugar de homosexuales, "personas con capacidades diferentes" en lugar de discapacitados y "relaciones impropias" en vez de adulterio.
Imprecisión intencional: Se trata de referir hechos deformándolos o citar estadísticas sin indicar las fuentes o todos los datos. La intención es dar al discurso un contenido de apariencia científica sin permitir analizar su validez o su aplicabilidad.
Oscurecimiento: para no informar de algo desagradable para el poder, se reformula de forma que entenderlo cueste un trabajo que no se va a hacer; por ejemplo, en vez de decir que acaba de aumentar el paro a cuatro millones, se puede decir que la tasa de paro ha aumentado en menor proporción que la del mismo mes del año pasado.
Quidam: Para ganar la confianza del auditorio, el propagandista emplea el nivel de lenguaje y las maneras y apariencias de una persona común. Por el mecanismo psicológico de la Proyección (psicología), el auditorio se encuentra más inclinado a aceptar las ideas que se le presentan así, ya que quien que se las presenta se le parece.
Redefinición y revisionismo: Consiste en redefinir las palabras o falsificar la historia de forma partidista para crear una ilusión de coherencia.
Simplificación exagerada: Generalidades usadas para contextualizar problemas sociales, políticos, económicos o militares complejos.
Testimonio: Mencionar dentro o fuera de contexto casos particulares en vez de situaciones generales para sostener una política. Un experto o figura pública respetada, un líder en un terreno que no tiene nada que ver… Se explota así la popularidad de ese modelo por contagio. Por ejemplo, una personalidad respetada entra en un partido político acusado de corrupción para aprovechar su reputación y contrarrestar la mala imagen del partido.
Transferencia: Esta técnica sirve para proyectar cualidades positivas o negativas de una persona, entidad, objeto o valor (individuo, grupo, organización, nación, raza, patriotismo...) sobre algo para hacer esto más (o menos) aceptable mediante palancas emotivas.
Uso de generalidades y palabras-prestigio: Las generalidades pueden provocar emoción intensa en el auditorio. El amor a la patria y el deseo de paz, de libertad, de gloria, de justicia, de honor y de pureza permiten asesinar el espíritu crítico del auditorio, pues el significado de estas palabras varía según la interpretación de cada individuo, pero su significado connotativo general es positivo y por asociación los conceptos y los programas del propagandista serán percibidos como grandiosos, buenos, deseables y virtuosos.
Astroturfing. Se manipulan movimientos espontáneos populares para insuflarles un contenido ideológico, o se crean con esa apariencia para lograr esa función.

Demonización

La demonización o satanización es la técnica retórica e ideológica de desinformación o alteración de hechos y descripciones (próxima a la inversa sacralización, o al victimismo) que consiste en presentar a entidades políticas, étnicas, culturales o religiosas, etc, como fundamentalmente malas y nocivas, como forma de vindicarse positivamente respecto a esas entidades (llamar demonio al otro "diviniza" y hace tan indiscutible como Dios a quien lo hace) para justificarse, por omisión, un trato político, militar o social mejor, o atribuir maldad a lo que sencillamente es distinto, pero no peor o más malo, de lo que se cree o apoya.

Descripción

Generalmente se recurre a sentimientos para manipular a quienes se convencen más con éstos que con razones, usando las más fáciles palancas de interés que en retórica se denominan pathos (sentimientos, pasiones) y ethos (admiración, modelos), más que las más minoritarias y difíciles del pensamiento o logos, ya que la mayor parte de la gente toma decisiones con los primeros criterios que con los últimos.1​ En la demonización, la influencia pública de un individuo o sector con un grado elevado de visibilidad y ethos —como el gobierno o los medios de comunicación de masas— se pone en juego para estimular una reacción de descrédito que elimine las restricciones morales o legales para actuar en detrimento del grupo demonizado. La demonización del otro transforma al demonizador en alguien tan indiscutible como Dios.

Desde la publicación del Malleus Maleficarum hasta nuestros días siguen apareciendo instrumentos discursivos inquisitoriales con la misma idéntica estructura que ese libro; siempre se trata de situaciones "de emergencia" y, como es una "formidable amenaza" que supone un "tremendo" riesgo nada menos que para los cimientos de toda nuestra cultura y la humanidad entera, se deben tomar medidas "extraordinarias" para combatirla, generalmente identificadas con un "enemigo exterior" para dejar a salvo la impunidad del que pretende manipular convirtiéndose en el "divinizado" matador del demonio ideológico así creado. La apelación a emociones básicas como el miedo y el temor en la supuesta emergencia (usada a veces por poderes reaccionarios para evitar la evolución social igualitaria, como explica el libro La doctrina del shock de Naomi Klein) es utilizado por el poder punitivo para eliminar cualquier obstáculo que se le presente generando los cimientos de un estado de paranoia e histeria colectiva que le permite al poder ejercerlo sin frenos ni límites eliminando cualquiera opositor. Cualquier persona que se oponga a ese poder punitivo será acusado de cómplice del mal. Si alguien duda de que la acusada sea una bruja es porque está también poseído por Satanás.

Cambiando su contenido de acuerdo a las épocas podemos observar como ese mismo discurso del poder punitivo descontrolado aparece en la Alemania del nazismo, en la España de la dictadura de Francisco Franco, en la Argentina del Proceso de Reorganización Nacional, en la Rusia del estalinismo, en la China del maoísmo, en la guerra contra el terrorismo de los Estados Unidos, en la masacre de la guerra de Croacia, en el genocidio camboyano, en el genocidio en Bosnia, en el Porraimos, en el Genocidio de Ruanda, en el genocidio congoleño y en casi todas las masacres históricas en los estados policiales donde el derecho jurídico y las garantías constitucionales se pierden.

En los casos más extremos se presenta a los miembros del grupo segregado como infrahumanos o inhumanos, como los judíos o los gitanos en la Alemania nazi; sin embargo, más frecuente es la simple presunción de culpabilidad, que lleva en la práctica a la restricción de los derechos civiles del grupo aún sin un refrendo administrativo. La situación de los nativos de Oriente Medio en los Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuando fueron sujetos a controles policiales según su perfil étnico, es un ejemplo típico de este segundo caso. Otras circunstancias de este tipo han sido las distintas guerras contra el indio en toda América, la retórica anticomunista de los años 50 y 60, o la persistente segregación de los norafricanos en los países de la cuenca mediterránea.

El procedimiento es muy antiguo y han recurrido a él frecuentemente historiadores poco imparciales asociados al poder, tengan la ideología que tengan. Véase por ejemplo lo que escribe el cronista real Pero Mexía sobre el levantamiento comunero contra Carlos V:

Dos años y medio había, y aún no cabales, que el Emperador había venido a estos reinos y gobernándolos por su persona y presencia, y los tenía en mucha tranquilidad, paz e justicia, cuando el demonio, sembrador de cizañas, comenzó a alterar los pensamientos y las voluntades de algunos pueblos y gentes; de tal manera que se levantaron después tempestades , alborotos y sediciones...
Mexía, que poco después machaca «como digo, todo esto fue obra del demonio» arrebata, demonizando a los comuneros, las causas, más lógicas que infernales, que tenían para alzarse. Se presta especialmente a la demonización el tema del patriotismo en boca de “salvapatrias”, a causa del pathos retórico que impregna determinados temas, y que emana de lo que Léon Poliakov estudió como expresión colectiva de una necesidad paranoica de grandificar o magnificar al padre para divinizar al hijo.

La demonización en estos casos, es una de las formas en que se expresan y propagan las convicciones racistas de una sociedad, las circunstancias producidas por la globalización de finales del siglo XX, con tasas relativamente elevadas de migración internacional unidas a una situación de relativo estancamiento económico y de degradación y miseria educativa, han influido en una intensificación de las formas de demonización. Sectores críticos han destacado que, tras los argumentos nominalmente éticos o culturales que conforman la argumentación estereotipada de la demonización, se esconden probablemente intereses económicos, como los de la explotación colonial. La Neorretórica concluye que se trata de un procedimiento más para influir a la parte del auditorio, siempre más amplia que la otra, que se convence más con sentimientos que con razones.

Uso del término en las religiones

En el contexto religioso la demonización es la reinterpretación de deidades, comúnmente de panteones politeístas, como el mal o demonios de otras religiones, en general monoteístas y henoteístas.

En lugar de negar del todo la existencia del panteón de otra religión, los proselitistas manifiestan que aquellos dioses no son dignos de adoración debido a que en realidad son demonios que tratan de engañar a sus seguidores. La demonización está estrechamente asociada con el cristianismo misionero que trata de convertir paganos, aunque el judaísmo, el islam y otras religiones han tenido prácticas similares y éstas mismas también han sido demonizadas, tanto por elementos dentro de sus religiones como por otras creencias.

Oscurantismo

Oscurantismo es la práctica deliberada de evitar que determinados hechos y conocimientos sean difundidos a la población. Histórica e intelectualmente tiene dos sentidos comunes : 1) restricción u oposición a la difusión del conocimiento al público y, 2) oscuridad deliberada; un estilo abstruso (como a veces se da en la literatura y el arte) caracterizado por una deliberada vaguedad.

El término oscurantismo proviene del título de la sátira del siglo XVI Epistolæ Obscurorum Virorum (Cartas de los hombres oscuros), basada en la disputa intelectual entre el humanista alemán Johann Reuchlin y los monjes dominicos, como el judío converso Johannes Pfefferkorn, acerca de si se deberían quemar o no todos los libros judíos por no ser cristianos. En 1509, el monje Pfefferkorn había obtenido el permiso de Maximiliano I (1486-1519), emperador del Sacro Imperio Romano, para incinerar todos los ejemplares del Talmud (la ley y la ética judías) de que se tuviese conocimiento en el Sacro Imperio Romano; las Cartas de los hombres oscuros satirizaban a los monjes dominicanos por sus argumentos en favor de la quema de obras no cristianas.

En el siglo XVIII, filósofos de la Ilustración utilizaron el término oscurantismo para referirse a los enemigos conservadores, especialmente los religiosos, del progreso de la Ilustración y su concepto de difusión liberal del conocimiento. Por otra parte, en el siglo XIX, para distinguir las variedades de oscurantismo que se encontraban en la metafísica y la teología del «más sutil» oscurantismo de la filosofía crítica de Immanuel Kant y del escepticismo filosófico moderno, Friedrich Nietzsche dijo: «El elemento esencial en el negro arte del oscurantismo no es que quiera oscurecer la comprensión individual, sino que quiere ennegrecer nuestra imagen del mundo, y oscurecer nuestra idea de la existencia».

Restringir el conocimiento

Cuando se restringe el conocimiento a «unos pocos» pertenecientes a una élite dominante , el oscurantismo es fundamentalmente antidemocrático, ya que considera a la gente intelectualmente incapaz de conocer los hechos y la verdad sobre el gobierno de su ciudad-estado. En la Francia monárquica del siglo XVII, el marqués de Condorcet, como científico político, documentó el oscurantismo de la aristocracia sobre los problemas sociales que provocaron la Revolución Francesa (1789 a 1799), que los derrocó a ellos y su rey, Luis XVI de Francia.

En el siglo XIX el matemático William Kingdon Clifford, uno de los primeros defensores del darwinismo, dedicó algunos escritos a extirpar el oscurantismo en Inglaterra, después de escuchar a clérigos —que en privado estaban de acuerdo con él acerca de la evolución— denunciarla públicamente como no cristiana. Además, en el ámbito de la religión organizada, el oscurantismo por lo general se asocia con el fundamentalismo religioso, pero de una variedad distinta al pensamiento independiente de la lealtad teológica. La distinción es que el fundamentalismo presupone la creencia religiosa sincera, mientras que el oscurantismo se basa en la manipulación por parte las minorías de la fe popular como praxis política, (cf. Censura).

Los oscurantistas puede ser en su ámbito privado religiosos, ateos o agnósticos, pero por el servicio a su causa creen que la religión es necesaria porque contribuye al control social de la población . A tal efecto, el oscurantista limita la publicación y difusión del conocimiento, de pruebas que ataquen las creencias establecidas del statu quo con las que se rigen la nación –la variedad local de la necesaria mentira piadosa– presentada en el discurso político por el filósofo de la Grecia Clásica Platón en el 380 aC.

En la actualidad, en las sociedades occidentales, el principal oscurantismo proviene de la doctrina de la corrección política, siendo especialmente notorio en los medios de comunicación.

Oscuridad deliberada

En el segundo sentido de esto, el oscurantismo se refiere a hacer el conocimiento abstruso y difícil, de entender. Durante los siglos XIX y XX el oscurantismo se convirtió en un término polémico usado para acusar a un autor de escribir deliberadamente de forma oscura para ocultar su vacuidad intelectual. A los filósofos que no son ni empiristas ni positivistas a menudo se les acusa de oscurantismo en la descripción de los conceptos abstractos de sus disciplinas. Por razones filosóficas, estos autores pueden modificar o rechazar, la verificabilidad, falsabilidad, lógica o no-contradictoria. Desde dicha perspectiva, la escritura oscura (ofuscada, imprecisa, abstrusa) no es necesariamente señal de que el escritor tiene escasa comprensión del tema, ya que la escritura ininteligible a veces es útil y considerada filosóficamente. 

Kant

Kant empleó términos técnicos que no se entendían comúnmente. Schopenhauer sostenía que los filósofos post-kantianos, como Fichte, Schelling y Hegel imitaban deliberadamente esa manera de Kant en la escritura. «Debido a su estilo que era oscuro, Kant fue entendido correctamente por muy pocos. Y es como si todos los escritores filosóficos, que han tenido cierto éxito desde Kant se hubiesen dedicado a escribir aún más ininteligiblemente que Kant. ¡Esto estaba destinado a tener éxito!»

Sokal

El desplazamiento de la idea de que los hechos y las pruebas importan, por la idea de que todo se reduce a intereses subjetivos y perspectivas es - después de las campañas políticas estadounidenses - la manifestación más prominente y perniciosa de anti-intelectualismo en nuestro tiempo.
Larry Laudan, Science and relativism (1990)
El escándalo Sokal (1996) fue un bulo editorial que el físico de la New York University Alan Sokal hizo a los editores y los lectores de Social Text, una revista académica de estudios culturales posmodernos que por entonces no tenía revisión por pares. En 1996, como experimento para probar la integridad editorial (comprobación de hechos, revisión por pares), el profesor Sokal presentó un artículo pseudocientífico —proponiendo que la realidad física es una construcción social— para ver si Social Text «publicaría un artículo generosamente salpicado con disparates, si: (a) sonaba bien, y (b) halagaba los prejuicios ideológicos de los editores».Como intelectual público, el profesor Sokal dijo que su engaño era una acción de protesta contra la tendencia contemporánea hacia el oscurantismo, o sea, la escritura abstrusa, esotérica e imprecisa de las ciencias sociales:

En pocas palabras, mi preocupación por la propagación del pensamiento subjetivista es tanto intelectual como político. Intelectualmente, el problema con tales doctrinas es que son falsas (o al menos carentes de sentido). Hay un mundo real; sus propiedades son algo más que construcciones sociales; hechos y pruebas deben tenerse en cuenta. ¿Qué persona en su sano juicio sostiene lo contrario? Y sin embargo, mucha de la teoría académica contemporánea consiste precisamente en intentar emborronar estas verdades evidentes; lo más absurdo de todo es que se esconde a través de un lenguaje oscuro y pretencioso.

Ciencia cognitiva

Se denomina ciencia cognitiva al estudio interdisciplinario de cómo la información es representada y transformada en la mente/cerebro. Es el conjunto de disciplinas que surgen de la convergencia transdisciplinaria de investigaciones científicas y tecnológicas, en torno a los fenómenos funcionales y emergentes, dados a partir de las actividades neurofisiológicas del encéfalo y del sistema nervioso, incorporados, y que típicamente se les denomina como: mente y comportamiento.​ La naturaleza de las investigaciones cognitivas es necesariamente transdisciplinaria (es decir, tanto inter como multidisciplinarias), surgiendo en un primer momento a partir de disciplinas autónomas como la lingüística, la psicobiología cognitiva y la inteligencia artificial, y añadiéndose en una etapa más reciente la neurociencia y la antropología cognitiva y la sociología cognitiva.

La heurística de las investigaciones cognitivas ha sido guiada por preocupaciones eminentemente filosóficas, a partir de algunas de sus ramas como la lógica, la gnoseología, la epistemología y la filosofía de la ciencia.

La preocupación por desarrollar investigaciones científicas y tecnológicas, en torno a los fenómenos del comportamiento, de la mente y de la inteligencia, está presente en muy diversos programas de investigación y enfoques desde finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX. Por eso a mediados del siglo XX, surgen con relativa independencia, enfoques con objetos de estudio convergentes, pero con metodologías divergentes. Es posible evidenciar esto en los estudios de psicología cognitiva de Lev Vygotski, Aleksandr Lúriya, Jean Piaget y Jerome Bruner; de psicología de la Gestalt o de la forma, por parte de Max Wertheimer, Wolfgang Köhler, Kurt Koffka y Kurt Lewin; de cibernética de Warren McCulloch y Norbert Wiener; de psicobiología cognitiva de Karl Lashley y Donald Hebb. En este contexto a finales de la década de 1950 e inicios de la de 1960 surgen esfuerzos transdisciplinarios por lograr una convergencia teórica y metodológica. Un primer intento lo realizan un psicólogo: Allen Newell y un economista: Herbert Simon, integrando investigaciones de psicología cognitiva, con las incipientes técnicas de programación lógica, construyendo los primeros jugadores de ajedrez y demostradores de teoremas automáticos, que se convierten entonces en los primeros pasos de la disciplina que eventualmente John McCarthy, creador del lenguaje LISP, denominará como inteligencia artificial (el primer modelo de inteligencia artificial fue de tipo funcionalista y se sustentó en la Tesis de Church-Turing). Newell y Simon, ensamblarán el primer programa transdisciplinario de investigación en las ciencias cognitivas: «La hipótesis del sistema de símbolos físicos», que permite la modelación funcionalista de la mente y su emulación en plataformas de computación electrónica. Allen Newell y Herbert Simon presentaron en un simposio en el MIT, en 1956, con el título «La máquina de la teoría lógica»,​ la primera demostración completa de un teorema realizado por una computadora. En el mismo simposio, Noam Chomsky esbozó «Tres modelos de lenguaje», donde presentaba su modelo transformacional de la gramática, y el psicólogo George Miller explicó su trabajo seminal sobre representaciones mentales, fragmentos de información que son codificadas y descodificadas en la mente.

Estos esfuerzos por lograr una convergencia teórica y metodológica por John McCarthy, Marvin Minsky, Allen Newell, y Herbert Simon permitió el surgimiento de la inteligencia artificial, que no solo es transdisciplinaria, sino que deshace las fronteras rígidas entre la ciencia, la tecnología y la filosofía.

De esta manera, emerge de manera incipiente, la primera comunidad de tecno-científicos cognitivos; la cual permite a cada uno desde sus respectivos ámbitos, dar cuenta que la psicología experimental humana, la lingüística teórica y la simulación artificial de procesos cognitivos, podían integrase transdisciplinariamente en una «totalidad de mayor rango explicativo», que cada una de las disciplinas por separado; esta nueva comunidad tecno-científica en los años posteriores, gradualmente integrará sus aplicaciones metodológicas, una jerga en común (términos teóricos y no-teóricos), y así se consolidará un núcleo teórico, de lo que eventualmente recibirá la denominación de «ciencias cognitivas».

Es posible ubicar los orígenes institucionales a mediados de la década de 1970, con la fundación de la Cognitive Science Society y la revista Cognitive Science, en la cual se han publicado algunos de los textos que se consideran clásicos de las ciencias cognitivas. Desde entonces se han diversificado los ámbitos de investigación cognitiva, los centros, institutos, grados y postgrados de estudios cognitivos alrededor de todo el mundo, a partir de lo cual, se ha dado una alta densidad de resultados de investigaciones transdisciplinarias y una multiplicidad de publicaciones periódicas, libros y enciclopedias, convirtiendo todo ello en una verdadera revolución cognitiva. Actualmente, existen programas de ciencia cognitiva en más de sesenta universidades de todo el mundo.

Transdisciplinariedad de las ciencias cognitivas

Son diversos los trabajos que han intentado dar cuenta del desarrollo de la complejidad multidisciplinaria de las ciencias cognitivas. Uno de los primeros intentos por describir, comprender y explicar integradamente a las ciencias cognitivas, lo hizo Howard Gardner en su célebre: The mind's new science. A history of the cognitive revolution(1985). A partir de entonces se ha producido una copiosa literatura, describiendo e interpretando las distintas etapas por las que han pasado las ciencias cognitivas, pudiendo citarse, como la más reciente producción de Margaret Boden: Mind As Machine: A History of Cognitive Science(2006).

Las ciencias cognitivas son el producto de las investigaciones científicas transdisciplinarias entre ciencias y tecnologías como las siguientes:

Ciencias subjetuales

Ciencias que se encargan de modelar objetivamente (analítico o experimentalmente) los procesos subjetivos, apelando a la validación intersubjetiva de la modelación (énfasis ontogénico).

Psicología cognitiva: adquiere su dimensión autónoma en la obra de Ulric Neisser.
Psicobiología cognitiva. Los pioneros por excelencia de esta disciplina son Karl Lashley y Donald Hebb.
Psicosociología, cuyos más connotados pioneros han sido Albert Bandura y Walter Mischel.
Psicolingüística: cuyo pionero es Gustave Guillaume y alcanzando su expresión más conspicua a partir de la gramática generativa transformacional de Noam Chomsky.
Cognición social: Una especialización de la psicología cognitiva, orientada a la esquemetización de las representaciones subjetivas, en torno a los procesos subjetuales e histórico-subjetuales.

Psicología popular

Sociología fenomenológica: Aproximación microsociológica de la fenomenología, que fue originalmente desarrollada por Alfred Schütz, conocida también como sociofenomenología, y se inserta dentro de la tradición de la sociología del conocimiento
Neurofilosofía: surge a partir de los resultados de investigaciones transdisciplinarias de Patricia Smith Churchland, presentados por primera vez en: "Neurophilosophy: Toward a Unified Science of the Mind-Brain"(1986).
Neurofenomenología: es una de las más recientes áreas de las investigaciones transdisciplinarias de las ciencias cognitivas, expresión acuñada por C. Laughlin, J. McManus y E. d'Aquili en: 1992, en "Brain, Symbol and Experience: Toward a Neurophenomenology of Consciousness", alcanzado un sentido más elaborado a mediados de la década de 1990 en el neurocientífico cognitivo: Francisco Varela.​ Esta nueva aproximación metodológica a las ciencias cognitivas ha permitido la consolidación de un nuevo núcleo teórico denominado como: enfoque enactivista, el cual se sustenta a su vez, en la tesis filosófica de una cognición condicionada por las características estructurales y funcionales del cuerpo que la sustenta o denominada como: «cognción incorporada»(Embodied Cognition).

Tecnologías subjetuales

Técnicas y procesos basados en modelos tecnológicos objetivos (validados intersubjetivamente), que intervienen y modifican las condiciones subjetuales (cognoscibilidad, emotividad, volitividad) de los sujetos.

Psicologías experimentales aplicadas
Terapias cognitivo-conductuales
Psicotécnicas cognitivas para el aprendizaje
Sociocibernética

Ciencias histórico-subjetuales

Ciencias que permiten dar cuenta de los distintos estados de sujetos humanos en sus contextos socio-pragmáticos y de sus acciones pasadas, presentes y futuras (énfasis filogénico).

Sociología
Antropología
Lingüística cognitiva

Ciencias objetuales

Teorías, modelos y sistemas explicativos sobre los encéfalos y sistemas nerviosos de los seres vivos incorporados, así como sus modelaciones artificiales.

Neurología y psiquiatría (neurofisiología, neuroanatomía, neuroquímica, neuropsiquiatría, neurología de la conducta).
Neuropsicología (neuropsicoendocrinología, neuropsicofarmacología).
Neuroinmunología.
Neurolingüística.
Neurobiología cognitiva.

Ciencias eidénticas

Lógica matemática.
Teoría de la computabilidad.
Probabilidad bayesiana y diversos lenguajes artificiales abstractos de fines específicos.

Tecnologías objetuales

El gradual refinamiento de tecnologías objetuales, de perfil ingenieril, permite diversas aplicaciones de modelos tecnológicos, sustentados en teorías cognitivas, referidos a la objetualidad natural o artificial. Algunos ejemplos de estas aplicaciones son las siguientes:

Inteligencia artificial
Lingüística computacional
Programación funcional
Programación lógica
Programación genética
Neurociencia computacional
Neuroimagenería: CAT, MRI, fMRI, PET, SPECT, DOT, EROS
Sistemas expertos
Redes neurales artificiales,
Visión artificial

Convergencia metodológica en las ciencias cognitivas

Entonces, sobre la base de cerca de medio siglo de investigaciones y resultados transdisciplinarios, es posible determinar que los modelos epistemológicos y metodológicos de las ciencias cognitivas se han construido por medio de «ensamblajes de procesos interteóricos» entre las ciencias «objetuales» (naturales) y las «subjetuales» e «histórico-subjetuales» (sociales), así como entre las «tecnologías objetuales» (ingenieriles) y las «tecnologías subjetuales» (sociales).

Resulta insoslayabe para dichas ciencias y tecnologías esclarecer las estructuras y dinámicas propias de los procesos cognitivos (subjetivos) previos; procesos que permiten ensamblar a partir de su validación intersubjetual sus modelos objetivos: teóricos, modelos de acción, ejecución o transformación. Los resultados interteóricos a partir de las ciencias cognitivas brindan los instrumentos comprensivos, interpretativos, explicativos e inclusive predictivos para dar cuenta de los procesos cognitivo-subjetuales involucrados en la construcción de los modelos objetuales de cada una de las otras ciencias y tecnologías.

Por medio de la praxis disciplinaria de las ciencias cognitivas se muestra que las fronteras entre las ciencias sociales y las naturales son ficciones metodológicas, en tanto representa una alternativa transdisciplinaria (inter y multidisciplinaria). De esta integración transdisciplinaria emergen propiedades disciplinarias que no están presentes en sus ciencias constituyentes y que han exigido una convergencia metodológica.

Semiología

La semiología o semiótica (del griego: σημειωτικός, "simiotikos") es la ciencia que trata de los sistemas de comunicación dentro de las sociedades humanas, estudiando las propiedades generales de los sistemas de signos, como base para la comprensión de toda actividad humana. Aquí, se entiende por signo un objeto o evento presente que está en lugar de otro objeto o evento ausente, en virtud de un cierto código.

El fenómeno de la semiosis es la instancia donde "algo significa algo para alguien" y es por lo tanto portador de sentido. Se debe aclarar que la significación se realiza como condición de la semiosis de la que Morris (1938) distingue: vehículo sígnico (signo), designatum (lo designado); interpretantes (consideraciones del intérprete) y el intérprete mismo. Estos tres (o cuatro elementos si consideramos a este último) en el marco de un sistema llamado lenguaje, que al decir de Morris es todo "conjunto de signos más un conjunto de reglas"; señala las dimensiones que constituyen un lenguaje.

Estas dimensiones dan origen a disciplinas homónimas que rigen las relaciones entre signo y cosa designada: la semántica; relaciones entre signos: la sintáctica; y entre signos y sus condiciones de uso: la pragmática. Esto es, desde las dimensiones se analizan los fenómenos, objetos y sistemas de la significación, de los lenguajes y de los discursos en los diferentes lenguajes en tanto procesos a ellos asociados (producción e interpretación). Toda producción e interpretación del sentido constituye una práctica significante, un proceso de semiosis que se vehiculiza mediante signos y se materializa en textos.

Algunos autores suelen indicar una distinción entre semiótica y semiología como postulando campos de estudios diferentes, problemática superada el Tratado de Semiótica de Umberto Eco que minimiza la cuestión dado que todo signo se construye de naturaleza social aunque no todos lo son. Cabe separarlas también de la llamada teoría de la información y de la comunicología o ciencia que estudia los sistemas de comunicación dentro de las sociedades humanas y la hermenéutica o disciplina que se encarga de la interpretación de los textos.2​ La peculiaridad del enfoque semiológico responde al siguiente interrogante: "¿Por qué y cómo en una determinada sociedad algo —una imagen, un conjunto de palabras, un gesto, un objeto, un comportamiento, etc.— significa?".

Introducción

La luego denominada semiótica, como campo disciplinar, constituía una de las ciencias integradas en la Lingüística. Comenzó su desarrollo sistemático en la década del sesenta, pero sus atisbos se encontraban ya en el Curso de lingüística general del suizo Ferdinand de Saussure, publicado póstumamente por sus discípulos en 1913, dentro de una corriente epistemológica denominada estructuralismo saussure-hjelmsleviano que obtuvo una fuerte impronta de esta disciplina lingüística porque sus autores fundamentales fueron filólogos y lingüistas como Ferdinand de Saussure, Louis Hjelmslev, Roman Jakobson y Ludwig Wittgenstein.

El lingüista Ferdinand de Saussure, a comienzos del Siglo XX, había concebido la posibilidad de la existencia de una ciencia que estudiara los signos «en el seno de la vida social», a la que denominó semiología, del griego semeion ("signo"). Posteriormente otro lingüista, el danés Louis Hjelmslev, profundizó en esta teoría y elaboró su sistemática formalización dentro del paradigma estructural, que bautizó como glosemática en sus Prolegómenos a una teoría del lenguaje (1943), sentando un conjunto de principios que servirán de fundamento teórico y epistemológico a ulteriores desarrollos de la semiótica estructuralista. A estos autores agregó sus aportaciones también otro famoso lingüista, el ruso Roman Jakobson, y el austríaco Ludwig Wittgenstein, quien puso las bases de la pragmática lingüística al declarar que "el significado es el uso".

Con independencia de este desarrollo europeo, otra línea de investigación semiótica se desarrolló sobre los escritos que dejó el filósofo y lógico estadounidense Charles Sanders Peirce, lo conocido como semiótica anglosajona, semiótica lógica o semiótica a secas. En su desarrollo teórico, Peirce toma como objeto de estudio a la semiosis, proceso en el cual se daba la cooperación de tres instancias (o subjects):

El representamen, o signo en sí, es decir, una manifestación material y perceptible que representa a otro objeto.
El objeto, que es aquello representado, esto es, aquello de lo que el signo da cuenta.
El interpretante, o sentido que el signo produce y que se traduce en otro signo o representamen.

Así pues, el signo es para él el producto de esta dinámica de semiosis, que la semiología europea designaba con otra terminología, respectivamente, significante, referente y significado, lo que luego se denominó triángulo de Ogden y Richards, estructura que integra estos tres elementos que configuran cualquier signo y que puede desfigurarse por fenómenos como la sinonimia, la homonimia, la polisemia, etc., de forma que el triángulo puede transformarse en un rombo, un segmento, etcétera.

Profundizando en la clasificación de los signos, Peirce llegó a la convicción de que estos podían clasificarse por la relación que guardaban estos elementos entre sí en tres tipos determinados:

Icónicos o iconos, cuyo representamen o significante guarda una relación de parecido con su objeto o referente: mapas, caricaturas, croquis...
Indicios o indicadores, cuyo representamen o significante guarda una relación natural o de causa-efecto con el objeto o referente: el humo como signo de fuego, el llanto como signo de emoción intensa (tristeza o alegría).
Símbolos, aquellos signos en los que la relación entre representamen o significante y objeto o referente no es de semejanza ni natural o de causa-efecto, sino arbitraria, convencional, pactada en el seno de una sociedad: el himno nacional, la bandera, la mayor parte de los vocablos de las lenguas naturales salvo las onomatopeyas sonoras del lenguaje oral o visuales del lenguaje escrito (caligramas, por ejemplo).

Historia

La importancia de los signos ha sido reconocida en gran parte de la historia de la filosofía y en la psicología. Platón y Aristóteles ya exploraron la relación entre los signos y el mundo. Sus teorías han tenido un efecto duradero en la filosofía occidental, especialmente a través de la filosofía escolástica. El estudio general de los signos que comenzaron en latín con Agustín y culminó con el Tractatus de Signis de John Poinsot en 1632. Y comenzó de nuevo, en la modernidad, con el intento por Charles Peirce de elaborar una "nueva lista de categorías", en 1867.

Más recientemente, Umberto Eco, en Semiótica y filosofía del lenguaje (1984), ha argumentado que las teorías semióticas están implícitas en el trabajo de la mayoría, quizás todos, de los pensadores importantes.

Desarrollo

Diversas corrientes semióticas que pertenecían al estructuralismo se gestaron en la década del sesenta. Estos abordajes difirieron en cuanto a qué rama de este paradigma se adscribían, a la selección que operaban sobre el campo de estudio, los propósitos que las animaron y la metodología que utilizaban.

El primer esbozo lo constituye la Semiología de la Comunicación, corriente enmarcada en el saussuro-funcionalismo que se proponía estudiar los sistemas de signos convencionalizados no verbales, cuya función era la de comunicar. Es decir, sistemas de comunicación diferentes de la lengua natural.

En su análisis de los cuentos maravillosos rusos (particularmente de las vilinas), que, andando el tiempo, originaría la disciplina denominada narratología, Vladimir Propp, clasificado dentro del formalismo ruso, encontró homologías y regularidades que remitían a una estructura arquetípica común expresa en variantes. Entre dichas regularidades se encontraba su análisis de tres tipos de pruebas:

Calificante
Decisiva
Glorificante

Existía asimismo un personaje o función constante, el héroe (agonista o protagonista), al que se le pedía un objeto de valor y, para lograrlo, antes debía adquirir la competencia necesaria. Propp la llamó prueba calificante. Después de haberse calificado, el héroe era capaz de pasar pruebas difíciles (prueba decisiva) que conducían a su reconocimiento como héroe y a la adquisición del objeto de valor (prueba glorificante).

Otro de los aportes hechos por Propp fue la propuesta de la estructura polémica: junto a la historia del héroe, aparece el antagonista o traidor, quien, en la búsqueda del mismo objeto de valor, genera una confrontación. Y la estructura contractual, que Propp representa como un contrato en que un destinatario se compromete a realizar una serie de pruebas (o perfomances) por petición u orden de un mandador o destinador. Cuando finaliza las pruebas del destinatario, el destinador reconocerá y sancionará el resultado de las pruebas (sanción).

Otras aportaciones a la teoría semiológica son las hechas por Georges Dumézil y Claude Lévi-Strauss, este último más bien desde el campo de la antropología, quienes habían planteado la existencia de ciertos patrones o constantes en las estructuras profundas de sus disciplinas. Lévi-Strauss, en su análisis estructural del mito de Edipo, consideraba que había una organización de contenidos que podía ser formulada por categorías binarias de oposiciones, a través de un análisis paradigmático. También se puede citar la obra de Yuri Lotman y su aportación al definir el concepto de la semiosfera, donde la comunicación está definida como un acto de traducción, estructurado por la cultura.

Algunos autores han definido la semiótica como la ciencia que estudia todos los sistemas de signos en general, incluyendo al lenguaje humano. Es necesario recalcar que el lenguaje humano es el sistema de signos más potente y complejo que existe (al menos para el hombre) de modo que todos los demás sistemas de signos son traducibles a él, pero no al contrario, que se sepa. Por tanto, el signo lingüístico es comprendido como la asociación más importante en la comunicación humana.

Por otra parte, la semiótica puede entenderse también, según autores como José Carlos Cano Zárate, como una de las ciencias sociales que analiza el comportamiento y funcionamiento del pensamiento y busca una explicación de cómo el ser humano interpreta el contexto y entorno social y dónde crea conocimiento y aprendizaje sobre la base de sus experiencias y lo comparte de generación en generación.

El signo en semiótica

El signo, en su definición nuclear es un elemento dotado de unidad y carga informativa, tiene una naturaleza diversa, pues signo es la letra, el gesto, el canto del pájaro, el olor, un sonido…

El signo, heterogéneo e infinito, es indesligable del sujeto cognoscente, entendido en el marco de una aproximación preliminar a la Semiótica, como sujeto dotado de sentidos e inteligencia. Los cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto, tacto) sumados a la inteligencia conforman el entramado o mecanismo que permite las dos grandes actividades que fundamentan la función del signo: actividad de recepción y actividad de producción. Actividades nucleares y constantes, el canal siempre está abierto, que, en suma e interrelación, dan lugar al macro fenómeno denotado a través del término “comunicación”. Un fenómeno que es posible debido a que los signos, unitarios por definición, establecen relaciones combinatorias con otros signos mediante reglas más o menos fijas dando lugar a códigos estructurados o lenguaje.

En consecuencia, la Semiótica, como ciencia que estudia el signo, germen del lenguaje, y del pensamiento, se relaciona de forma inmediata con la Lingüística y las Neurociencia, como también, a raíz del protagonismo del signo en el macro fenómeno comunicativo, la semiótica es una metaciencia que, por un lado, subyace a todo conocimiento y a toda actividad científica y, por otro, se edifica sobre un campo de estudio interdisciplinar cuyo alcance es extensible sin excepción a cualquier conocimiento y actividad humana.

Semiótica como metaciencia

Charles Morris consideraba que la Semiótica tenía una doble relación con la ciencia, de manera que era una ciencia más y un instrumento para estudiar al resto de ciencias; una metaciencia por tanto. Consideraba que sólo a través del estudio del sistema de signos en que se basa una ciencia se puede sistematizar, purificar y simplificar, para liberar al hombre de todas las imperfecciones que acarrea el utilizar el lenguaje.

La semiología frente a la semiótica

La semiología se identifica con la lingüística en cuanto abarca sistemas de signos puramente humanos, entre ellos los verbales, pero también sistemas de signos no verbales pero igualmente humanos, como los códigos de los gestos, la vestimenta etc. que son propios de la vida social. Una escuela de la misma, la semiología rusa o formalismo ruso, se aplicó al análisis de las artes y la cultura.

Función de la semiología

Semiología es la ciencia que estudia sistemas de signos: códigos, lenguas, señales, entre otras. Esta definición abarca todos los sistemas de signos: las lenguas de signos de los sordos, las señales de tráfico, los códigos, el alfabeto Morse, etc.

El lenguaje se exceptúa de esta definición, debido a su carácter especial, y por ello, la semiología se puede definir como “el estudio de los sistemas de signos no lingüísticos”. El estudio de los signos es indispensable para nuestra comunicación, para nuestra necesidad de expresión e interpretación de los complejos mensajes de nuestro entorno. Vivimos en un mundo de signos, por ello la Semiología es fundamental para establecer la diferencia entre términos que se usan indistintamente como signo, índice, icono, símbolo, señal. Cuando una persona desea comunicarse utiliza alguna forma para poder expresarse, tomando como referencia la forma de expresión entendible por los demás tal como: hacer gestos, escribir, hablar, dibujar, etcétera, por lo tanto el signo, gesto, expresión, que quiera transmitir se le llama referente, mientras que la interpretación de quien recibe el mensaje es denominada representación.


La semiología médica, por el contrario, estudia y clasifica una tipología de síntomas que ayuda a determinar qué enfermedad se padece.

La semiótica de Charles Peirce o semiótica peirciana tiene como propósito elaborar una teoría general de los signos que los clasifique e identifique.

Por último, y para evitar tanta confusión terminológica, en 1969 la Asociación Internacional de Semiología, reunida en Venezuela, acordó englobar todas en la denominación semiótica. Así, confundir semiología con semiótica es tan errado como confundir símbolo con icono.

Ramas

La Semiología, tiene muchos campos, como por ejemplo:

semiología clínica (estudio de los signos naturales a través de los cuales se manifiesta la enfermedad),
zoosemiótica (para la comunicación animal),
cibernética (para la comunicación de las máquinas),
biónica (para la comunicación de las células vivas), etcétera.
biosemiótica
semiótica computacional
semiótica cultural y literaria
semiología musical
semiótica estética
semiótica visual
estructuralismo y postestructuralismo
semiótica urbana
semiótica social
semiótica de la diversión (ludosemiótica)
semiótica del amor

Invocações e Evocações: Vozes Entre os Véus

Desde as eras mais remotas da humanidade, o ser humano buscou estabelecer contato com o invisível. As fogueiras dos xamãs, os altares dos ma...