domingo, 3 de dezembro de 2017

Ciencia cognitiva

Se denomina ciencia cognitiva al estudio interdisciplinario de cómo la información es representada y transformada en la mente/cerebro. Es el conjunto de disciplinas que surgen de la convergencia transdisciplinaria de investigaciones científicas y tecnológicas, en torno a los fenómenos funcionales y emergentes, dados a partir de las actividades neurofisiológicas del encéfalo y del sistema nervioso, incorporados, y que típicamente se les denomina como: mente y comportamiento.​ La naturaleza de las investigaciones cognitivas es necesariamente transdisciplinaria (es decir, tanto inter como multidisciplinarias), surgiendo en un primer momento a partir de disciplinas autónomas como la lingüística, la psicobiología cognitiva y la inteligencia artificial, y añadiéndose en una etapa más reciente la neurociencia y la antropología cognitiva y la sociología cognitiva.

La heurística de las investigaciones cognitivas ha sido guiada por preocupaciones eminentemente filosóficas, a partir de algunas de sus ramas como la lógica, la gnoseología, la epistemología y la filosofía de la ciencia.

La preocupación por desarrollar investigaciones científicas y tecnológicas, en torno a los fenómenos del comportamiento, de la mente y de la inteligencia, está presente en muy diversos programas de investigación y enfoques desde finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX. Por eso a mediados del siglo XX, surgen con relativa independencia, enfoques con objetos de estudio convergentes, pero con metodologías divergentes. Es posible evidenciar esto en los estudios de psicología cognitiva de Lev Vygotski, Aleksandr Lúriya, Jean Piaget y Jerome Bruner; de psicología de la Gestalt o de la forma, por parte de Max Wertheimer, Wolfgang Köhler, Kurt Koffka y Kurt Lewin; de cibernética de Warren McCulloch y Norbert Wiener; de psicobiología cognitiva de Karl Lashley y Donald Hebb. En este contexto a finales de la década de 1950 e inicios de la de 1960 surgen esfuerzos transdisciplinarios por lograr una convergencia teórica y metodológica. Un primer intento lo realizan un psicólogo: Allen Newell y un economista: Herbert Simon, integrando investigaciones de psicología cognitiva, con las incipientes técnicas de programación lógica, construyendo los primeros jugadores de ajedrez y demostradores de teoremas automáticos, que se convierten entonces en los primeros pasos de la disciplina que eventualmente John McCarthy, creador del lenguaje LISP, denominará como inteligencia artificial (el primer modelo de inteligencia artificial fue de tipo funcionalista y se sustentó en la Tesis de Church-Turing). Newell y Simon, ensamblarán el primer programa transdisciplinario de investigación en las ciencias cognitivas: «La hipótesis del sistema de símbolos físicos», que permite la modelación funcionalista de la mente y su emulación en plataformas de computación electrónica. Allen Newell y Herbert Simon presentaron en un simposio en el MIT, en 1956, con el título «La máquina de la teoría lógica»,​ la primera demostración completa de un teorema realizado por una computadora. En el mismo simposio, Noam Chomsky esbozó «Tres modelos de lenguaje», donde presentaba su modelo transformacional de la gramática, y el psicólogo George Miller explicó su trabajo seminal sobre representaciones mentales, fragmentos de información que son codificadas y descodificadas en la mente.

Estos esfuerzos por lograr una convergencia teórica y metodológica por John McCarthy, Marvin Minsky, Allen Newell, y Herbert Simon permitió el surgimiento de la inteligencia artificial, que no solo es transdisciplinaria, sino que deshace las fronteras rígidas entre la ciencia, la tecnología y la filosofía.

De esta manera, emerge de manera incipiente, la primera comunidad de tecno-científicos cognitivos; la cual permite a cada uno desde sus respectivos ámbitos, dar cuenta que la psicología experimental humana, la lingüística teórica y la simulación artificial de procesos cognitivos, podían integrase transdisciplinariamente en una «totalidad de mayor rango explicativo», que cada una de las disciplinas por separado; esta nueva comunidad tecno-científica en los años posteriores, gradualmente integrará sus aplicaciones metodológicas, una jerga en común (términos teóricos y no-teóricos), y así se consolidará un núcleo teórico, de lo que eventualmente recibirá la denominación de «ciencias cognitivas».

Es posible ubicar los orígenes institucionales a mediados de la década de 1970, con la fundación de la Cognitive Science Society y la revista Cognitive Science, en la cual se han publicado algunos de los textos que se consideran clásicos de las ciencias cognitivas. Desde entonces se han diversificado los ámbitos de investigación cognitiva, los centros, institutos, grados y postgrados de estudios cognitivos alrededor de todo el mundo, a partir de lo cual, se ha dado una alta densidad de resultados de investigaciones transdisciplinarias y una multiplicidad de publicaciones periódicas, libros y enciclopedias, convirtiendo todo ello en una verdadera revolución cognitiva. Actualmente, existen programas de ciencia cognitiva en más de sesenta universidades de todo el mundo.

Transdisciplinariedad de las ciencias cognitivas

Son diversos los trabajos que han intentado dar cuenta del desarrollo de la complejidad multidisciplinaria de las ciencias cognitivas. Uno de los primeros intentos por describir, comprender y explicar integradamente a las ciencias cognitivas, lo hizo Howard Gardner en su célebre: The mind's new science. A history of the cognitive revolution(1985). A partir de entonces se ha producido una copiosa literatura, describiendo e interpretando las distintas etapas por las que han pasado las ciencias cognitivas, pudiendo citarse, como la más reciente producción de Margaret Boden: Mind As Machine: A History of Cognitive Science(2006).

Las ciencias cognitivas son el producto de las investigaciones científicas transdisciplinarias entre ciencias y tecnologías como las siguientes:

Ciencias subjetuales

Ciencias que se encargan de modelar objetivamente (analítico o experimentalmente) los procesos subjetivos, apelando a la validación intersubjetiva de la modelación (énfasis ontogénico).

Psicología cognitiva: adquiere su dimensión autónoma en la obra de Ulric Neisser.
Psicobiología cognitiva. Los pioneros por excelencia de esta disciplina son Karl Lashley y Donald Hebb.
Psicosociología, cuyos más connotados pioneros han sido Albert Bandura y Walter Mischel.
Psicolingüística: cuyo pionero es Gustave Guillaume y alcanzando su expresión más conspicua a partir de la gramática generativa transformacional de Noam Chomsky.
Cognición social: Una especialización de la psicología cognitiva, orientada a la esquemetización de las representaciones subjetivas, en torno a los procesos subjetuales e histórico-subjetuales.

Psicología popular

Sociología fenomenológica: Aproximación microsociológica de la fenomenología, que fue originalmente desarrollada por Alfred Schütz, conocida también como sociofenomenología, y se inserta dentro de la tradición de la sociología del conocimiento
Neurofilosofía: surge a partir de los resultados de investigaciones transdisciplinarias de Patricia Smith Churchland, presentados por primera vez en: "Neurophilosophy: Toward a Unified Science of the Mind-Brain"(1986).
Neurofenomenología: es una de las más recientes áreas de las investigaciones transdisciplinarias de las ciencias cognitivas, expresión acuñada por C. Laughlin, J. McManus y E. d'Aquili en: 1992, en "Brain, Symbol and Experience: Toward a Neurophenomenology of Consciousness", alcanzado un sentido más elaborado a mediados de la década de 1990 en el neurocientífico cognitivo: Francisco Varela.​ Esta nueva aproximación metodológica a las ciencias cognitivas ha permitido la consolidación de un nuevo núcleo teórico denominado como: enfoque enactivista, el cual se sustenta a su vez, en la tesis filosófica de una cognición condicionada por las características estructurales y funcionales del cuerpo que la sustenta o denominada como: «cognción incorporada»(Embodied Cognition).

Tecnologías subjetuales

Técnicas y procesos basados en modelos tecnológicos objetivos (validados intersubjetivamente), que intervienen y modifican las condiciones subjetuales (cognoscibilidad, emotividad, volitividad) de los sujetos.

Psicologías experimentales aplicadas
Terapias cognitivo-conductuales
Psicotécnicas cognitivas para el aprendizaje
Sociocibernética

Ciencias histórico-subjetuales

Ciencias que permiten dar cuenta de los distintos estados de sujetos humanos en sus contextos socio-pragmáticos y de sus acciones pasadas, presentes y futuras (énfasis filogénico).

Sociología
Antropología
Lingüística cognitiva

Ciencias objetuales

Teorías, modelos y sistemas explicativos sobre los encéfalos y sistemas nerviosos de los seres vivos incorporados, así como sus modelaciones artificiales.

Neurología y psiquiatría (neurofisiología, neuroanatomía, neuroquímica, neuropsiquiatría, neurología de la conducta).
Neuropsicología (neuropsicoendocrinología, neuropsicofarmacología).
Neuroinmunología.
Neurolingüística.
Neurobiología cognitiva.

Ciencias eidénticas

Lógica matemática.
Teoría de la computabilidad.
Probabilidad bayesiana y diversos lenguajes artificiales abstractos de fines específicos.

Tecnologías objetuales

El gradual refinamiento de tecnologías objetuales, de perfil ingenieril, permite diversas aplicaciones de modelos tecnológicos, sustentados en teorías cognitivas, referidos a la objetualidad natural o artificial. Algunos ejemplos de estas aplicaciones son las siguientes:

Inteligencia artificial
Lingüística computacional
Programación funcional
Programación lógica
Programación genética
Neurociencia computacional
Neuroimagenería: CAT, MRI, fMRI, PET, SPECT, DOT, EROS
Sistemas expertos
Redes neurales artificiales,
Visión artificial

Convergencia metodológica en las ciencias cognitivas

Entonces, sobre la base de cerca de medio siglo de investigaciones y resultados transdisciplinarios, es posible determinar que los modelos epistemológicos y metodológicos de las ciencias cognitivas se han construido por medio de «ensamblajes de procesos interteóricos» entre las ciencias «objetuales» (naturales) y las «subjetuales» e «histórico-subjetuales» (sociales), así como entre las «tecnologías objetuales» (ingenieriles) y las «tecnologías subjetuales» (sociales).

Resulta insoslayabe para dichas ciencias y tecnologías esclarecer las estructuras y dinámicas propias de los procesos cognitivos (subjetivos) previos; procesos que permiten ensamblar a partir de su validación intersubjetual sus modelos objetivos: teóricos, modelos de acción, ejecución o transformación. Los resultados interteóricos a partir de las ciencias cognitivas brindan los instrumentos comprensivos, interpretativos, explicativos e inclusive predictivos para dar cuenta de los procesos cognitivo-subjetuales involucrados en la construcción de los modelos objetuales de cada una de las otras ciencias y tecnologías.

Por medio de la praxis disciplinaria de las ciencias cognitivas se muestra que las fronteras entre las ciencias sociales y las naturales son ficciones metodológicas, en tanto representa una alternativa transdisciplinaria (inter y multidisciplinaria). De esta integración transdisciplinaria emergen propiedades disciplinarias que no están presentes en sus ciencias constituyentes y que han exigido una convergencia metodológica.

Semiología

La semiología o semiótica (del griego: σημειωτικός, "simiotikos") es la ciencia que trata de los sistemas de comunicación dentro de las sociedades humanas, estudiando las propiedades generales de los sistemas de signos, como base para la comprensión de toda actividad humana. Aquí, se entiende por signo un objeto o evento presente que está en lugar de otro objeto o evento ausente, en virtud de un cierto código.

El fenómeno de la semiosis es la instancia donde "algo significa algo para alguien" y es por lo tanto portador de sentido. Se debe aclarar que la significación se realiza como condición de la semiosis de la que Morris (1938) distingue: vehículo sígnico (signo), designatum (lo designado); interpretantes (consideraciones del intérprete) y el intérprete mismo. Estos tres (o cuatro elementos si consideramos a este último) en el marco de un sistema llamado lenguaje, que al decir de Morris es todo "conjunto de signos más un conjunto de reglas"; señala las dimensiones que constituyen un lenguaje.

Estas dimensiones dan origen a disciplinas homónimas que rigen las relaciones entre signo y cosa designada: la semántica; relaciones entre signos: la sintáctica; y entre signos y sus condiciones de uso: la pragmática. Esto es, desde las dimensiones se analizan los fenómenos, objetos y sistemas de la significación, de los lenguajes y de los discursos en los diferentes lenguajes en tanto procesos a ellos asociados (producción e interpretación). Toda producción e interpretación del sentido constituye una práctica significante, un proceso de semiosis que se vehiculiza mediante signos y se materializa en textos.

Algunos autores suelen indicar una distinción entre semiótica y semiología como postulando campos de estudios diferentes, problemática superada el Tratado de Semiótica de Umberto Eco que minimiza la cuestión dado que todo signo se construye de naturaleza social aunque no todos lo son. Cabe separarlas también de la llamada teoría de la información y de la comunicología o ciencia que estudia los sistemas de comunicación dentro de las sociedades humanas y la hermenéutica o disciplina que se encarga de la interpretación de los textos.2​ La peculiaridad del enfoque semiológico responde al siguiente interrogante: "¿Por qué y cómo en una determinada sociedad algo —una imagen, un conjunto de palabras, un gesto, un objeto, un comportamiento, etc.— significa?".

Introducción

La luego denominada semiótica, como campo disciplinar, constituía una de las ciencias integradas en la Lingüística. Comenzó su desarrollo sistemático en la década del sesenta, pero sus atisbos se encontraban ya en el Curso de lingüística general del suizo Ferdinand de Saussure, publicado póstumamente por sus discípulos en 1913, dentro de una corriente epistemológica denominada estructuralismo saussure-hjelmsleviano que obtuvo una fuerte impronta de esta disciplina lingüística porque sus autores fundamentales fueron filólogos y lingüistas como Ferdinand de Saussure, Louis Hjelmslev, Roman Jakobson y Ludwig Wittgenstein.

El lingüista Ferdinand de Saussure, a comienzos del Siglo XX, había concebido la posibilidad de la existencia de una ciencia que estudiara los signos «en el seno de la vida social», a la que denominó semiología, del griego semeion ("signo"). Posteriormente otro lingüista, el danés Louis Hjelmslev, profundizó en esta teoría y elaboró su sistemática formalización dentro del paradigma estructural, que bautizó como glosemática en sus Prolegómenos a una teoría del lenguaje (1943), sentando un conjunto de principios que servirán de fundamento teórico y epistemológico a ulteriores desarrollos de la semiótica estructuralista. A estos autores agregó sus aportaciones también otro famoso lingüista, el ruso Roman Jakobson, y el austríaco Ludwig Wittgenstein, quien puso las bases de la pragmática lingüística al declarar que "el significado es el uso".

Con independencia de este desarrollo europeo, otra línea de investigación semiótica se desarrolló sobre los escritos que dejó el filósofo y lógico estadounidense Charles Sanders Peirce, lo conocido como semiótica anglosajona, semiótica lógica o semiótica a secas. En su desarrollo teórico, Peirce toma como objeto de estudio a la semiosis, proceso en el cual se daba la cooperación de tres instancias (o subjects):

El representamen, o signo en sí, es decir, una manifestación material y perceptible que representa a otro objeto.
El objeto, que es aquello representado, esto es, aquello de lo que el signo da cuenta.
El interpretante, o sentido que el signo produce y que se traduce en otro signo o representamen.

Así pues, el signo es para él el producto de esta dinámica de semiosis, que la semiología europea designaba con otra terminología, respectivamente, significante, referente y significado, lo que luego se denominó triángulo de Ogden y Richards, estructura que integra estos tres elementos que configuran cualquier signo y que puede desfigurarse por fenómenos como la sinonimia, la homonimia, la polisemia, etc., de forma que el triángulo puede transformarse en un rombo, un segmento, etcétera.

Profundizando en la clasificación de los signos, Peirce llegó a la convicción de que estos podían clasificarse por la relación que guardaban estos elementos entre sí en tres tipos determinados:

Icónicos o iconos, cuyo representamen o significante guarda una relación de parecido con su objeto o referente: mapas, caricaturas, croquis...
Indicios o indicadores, cuyo representamen o significante guarda una relación natural o de causa-efecto con el objeto o referente: el humo como signo de fuego, el llanto como signo de emoción intensa (tristeza o alegría).
Símbolos, aquellos signos en los que la relación entre representamen o significante y objeto o referente no es de semejanza ni natural o de causa-efecto, sino arbitraria, convencional, pactada en el seno de una sociedad: el himno nacional, la bandera, la mayor parte de los vocablos de las lenguas naturales salvo las onomatopeyas sonoras del lenguaje oral o visuales del lenguaje escrito (caligramas, por ejemplo).

Historia

La importancia de los signos ha sido reconocida en gran parte de la historia de la filosofía y en la psicología. Platón y Aristóteles ya exploraron la relación entre los signos y el mundo. Sus teorías han tenido un efecto duradero en la filosofía occidental, especialmente a través de la filosofía escolástica. El estudio general de los signos que comenzaron en latín con Agustín y culminó con el Tractatus de Signis de John Poinsot en 1632. Y comenzó de nuevo, en la modernidad, con el intento por Charles Peirce de elaborar una "nueva lista de categorías", en 1867.

Más recientemente, Umberto Eco, en Semiótica y filosofía del lenguaje (1984), ha argumentado que las teorías semióticas están implícitas en el trabajo de la mayoría, quizás todos, de los pensadores importantes.

Desarrollo

Diversas corrientes semióticas que pertenecían al estructuralismo se gestaron en la década del sesenta. Estos abordajes difirieron en cuanto a qué rama de este paradigma se adscribían, a la selección que operaban sobre el campo de estudio, los propósitos que las animaron y la metodología que utilizaban.

El primer esbozo lo constituye la Semiología de la Comunicación, corriente enmarcada en el saussuro-funcionalismo que se proponía estudiar los sistemas de signos convencionalizados no verbales, cuya función era la de comunicar. Es decir, sistemas de comunicación diferentes de la lengua natural.

En su análisis de los cuentos maravillosos rusos (particularmente de las vilinas), que, andando el tiempo, originaría la disciplina denominada narratología, Vladimir Propp, clasificado dentro del formalismo ruso, encontró homologías y regularidades que remitían a una estructura arquetípica común expresa en variantes. Entre dichas regularidades se encontraba su análisis de tres tipos de pruebas:

Calificante
Decisiva
Glorificante

Existía asimismo un personaje o función constante, el héroe (agonista o protagonista), al que se le pedía un objeto de valor y, para lograrlo, antes debía adquirir la competencia necesaria. Propp la llamó prueba calificante. Después de haberse calificado, el héroe era capaz de pasar pruebas difíciles (prueba decisiva) que conducían a su reconocimiento como héroe y a la adquisición del objeto de valor (prueba glorificante).

Otro de los aportes hechos por Propp fue la propuesta de la estructura polémica: junto a la historia del héroe, aparece el antagonista o traidor, quien, en la búsqueda del mismo objeto de valor, genera una confrontación. Y la estructura contractual, que Propp representa como un contrato en que un destinatario se compromete a realizar una serie de pruebas (o perfomances) por petición u orden de un mandador o destinador. Cuando finaliza las pruebas del destinatario, el destinador reconocerá y sancionará el resultado de las pruebas (sanción).

Otras aportaciones a la teoría semiológica son las hechas por Georges Dumézil y Claude Lévi-Strauss, este último más bien desde el campo de la antropología, quienes habían planteado la existencia de ciertos patrones o constantes en las estructuras profundas de sus disciplinas. Lévi-Strauss, en su análisis estructural del mito de Edipo, consideraba que había una organización de contenidos que podía ser formulada por categorías binarias de oposiciones, a través de un análisis paradigmático. También se puede citar la obra de Yuri Lotman y su aportación al definir el concepto de la semiosfera, donde la comunicación está definida como un acto de traducción, estructurado por la cultura.

Algunos autores han definido la semiótica como la ciencia que estudia todos los sistemas de signos en general, incluyendo al lenguaje humano. Es necesario recalcar que el lenguaje humano es el sistema de signos más potente y complejo que existe (al menos para el hombre) de modo que todos los demás sistemas de signos son traducibles a él, pero no al contrario, que se sepa. Por tanto, el signo lingüístico es comprendido como la asociación más importante en la comunicación humana.

Por otra parte, la semiótica puede entenderse también, según autores como José Carlos Cano Zárate, como una de las ciencias sociales que analiza el comportamiento y funcionamiento del pensamiento y busca una explicación de cómo el ser humano interpreta el contexto y entorno social y dónde crea conocimiento y aprendizaje sobre la base de sus experiencias y lo comparte de generación en generación.

El signo en semiótica

El signo, en su definición nuclear es un elemento dotado de unidad y carga informativa, tiene una naturaleza diversa, pues signo es la letra, el gesto, el canto del pájaro, el olor, un sonido…

El signo, heterogéneo e infinito, es indesligable del sujeto cognoscente, entendido en el marco de una aproximación preliminar a la Semiótica, como sujeto dotado de sentidos e inteligencia. Los cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto, tacto) sumados a la inteligencia conforman el entramado o mecanismo que permite las dos grandes actividades que fundamentan la función del signo: actividad de recepción y actividad de producción. Actividades nucleares y constantes, el canal siempre está abierto, que, en suma e interrelación, dan lugar al macro fenómeno denotado a través del término “comunicación”. Un fenómeno que es posible debido a que los signos, unitarios por definición, establecen relaciones combinatorias con otros signos mediante reglas más o menos fijas dando lugar a códigos estructurados o lenguaje.

En consecuencia, la Semiótica, como ciencia que estudia el signo, germen del lenguaje, y del pensamiento, se relaciona de forma inmediata con la Lingüística y las Neurociencia, como también, a raíz del protagonismo del signo en el macro fenómeno comunicativo, la semiótica es una metaciencia que, por un lado, subyace a todo conocimiento y a toda actividad científica y, por otro, se edifica sobre un campo de estudio interdisciplinar cuyo alcance es extensible sin excepción a cualquier conocimiento y actividad humana.

Semiótica como metaciencia

Charles Morris consideraba que la Semiótica tenía una doble relación con la ciencia, de manera que era una ciencia más y un instrumento para estudiar al resto de ciencias; una metaciencia por tanto. Consideraba que sólo a través del estudio del sistema de signos en que se basa una ciencia se puede sistematizar, purificar y simplificar, para liberar al hombre de todas las imperfecciones que acarrea el utilizar el lenguaje.

La semiología frente a la semiótica

La semiología se identifica con la lingüística en cuanto abarca sistemas de signos puramente humanos, entre ellos los verbales, pero también sistemas de signos no verbales pero igualmente humanos, como los códigos de los gestos, la vestimenta etc. que son propios de la vida social. Una escuela de la misma, la semiología rusa o formalismo ruso, se aplicó al análisis de las artes y la cultura.

Función de la semiología

Semiología es la ciencia que estudia sistemas de signos: códigos, lenguas, señales, entre otras. Esta definición abarca todos los sistemas de signos: las lenguas de signos de los sordos, las señales de tráfico, los códigos, el alfabeto Morse, etc.

El lenguaje se exceptúa de esta definición, debido a su carácter especial, y por ello, la semiología se puede definir como “el estudio de los sistemas de signos no lingüísticos”. El estudio de los signos es indispensable para nuestra comunicación, para nuestra necesidad de expresión e interpretación de los complejos mensajes de nuestro entorno. Vivimos en un mundo de signos, por ello la Semiología es fundamental para establecer la diferencia entre términos que se usan indistintamente como signo, índice, icono, símbolo, señal. Cuando una persona desea comunicarse utiliza alguna forma para poder expresarse, tomando como referencia la forma de expresión entendible por los demás tal como: hacer gestos, escribir, hablar, dibujar, etcétera, por lo tanto el signo, gesto, expresión, que quiera transmitir se le llama referente, mientras que la interpretación de quien recibe el mensaje es denominada representación.


La semiología médica, por el contrario, estudia y clasifica una tipología de síntomas que ayuda a determinar qué enfermedad se padece.

La semiótica de Charles Peirce o semiótica peirciana tiene como propósito elaborar una teoría general de los signos que los clasifique e identifique.

Por último, y para evitar tanta confusión terminológica, en 1969 la Asociación Internacional de Semiología, reunida en Venezuela, acordó englobar todas en la denominación semiótica. Así, confundir semiología con semiótica es tan errado como confundir símbolo con icono.

Ramas

La Semiología, tiene muchos campos, como por ejemplo:

semiología clínica (estudio de los signos naturales a través de los cuales se manifiesta la enfermedad),
zoosemiótica (para la comunicación animal),
cibernética (para la comunicación de las máquinas),
biónica (para la comunicación de las células vivas), etcétera.
biosemiótica
semiótica computacional
semiótica cultural y literaria
semiología musical
semiótica estética
semiótica visual
estructuralismo y postestructuralismo
semiótica urbana
semiótica social
semiótica de la diversión (ludosemiótica)
semiótica del amor

Filosofía del lenguaje

La filosofía del lenguaje es la rama de la filosofía que estudia el lenguaje en sus aspectos más generales y fundamentales, como la naturaleza del significado y de la referencia, la relación entre el lenguaje, el pensamiento y el mundo, el uso del lenguaje (o pragmática), la interpretación, la traducción y los límites del lenguaje.

La filosofía del lenguaje se distingue de la lingüística en que se sirve de métodos no-empíricos (como experimentos mentales) para llegar a sus conclusiones.1​ Además, en la filosofía del lenguaje generalmente no se hace diferencia entre el lenguaje hablado, el escrito o cualquiera otra de sus manifestaciones, sino que se estudia aquello que es común a todas ellas. Por último, los lingüistas en general estudian el lenguaje con fines descriptivos, analizando sus formas, niveles y funciones. En cambio, el enfoque de los filósofos del lenguaje es más abstracto y desligado de la descripción práctica de los lenguajes particulares.

La semántica es la parte de la filosofía del lenguaje (y de la lingüística) que se ocupa de la relación entre el lenguaje y el mundo.2​ Algunos problemas que caen bajo este campo son el problema de la referencia, la naturaleza de los predicados, de la representación y de la verdad.2​ En el Crátilo, Platón señaló que si la conexión entre las palabras y el mundo es arbitraria o convencional, entonces es difícil entender cómo el lenguaje puede permitir el conocimiento acerca del mundo.2​ Por ejemplo, es evidente que el nombre «Venus» pudo haber designado cualquier cosa, aparte del planeta Venus, y que el planeta Venus pudo haberse llamado de cualquier otra forma. Luego, cuando se dice que «Venus es más grande que Mercurio», la verdad de esta oración es convencional, porque depende de nuestras convenciones acerca de lo que significan «Venus», «Mercurio» y el resto de las palabras involucradas. En otro lenguaje, esas mismas palabras podrían, por alguna coincidencia, significar algo muy distinto y expresar algo falso. Sin embargo, aunque el significado de las palabras es convencional, una vez que se ha fijado su significado, parece que la verdad y la falsedad no dependen de convenciones, sino de cómo es el mundo. A este «fijar el significado» se lo suele llamar interpretación, y es uno de los temas centrales de la semántica.

Un problema ulterior en esta dirección es que si una interpretación se da en términos lingüísticos (por ejemplo: «Venus es el nombre del segundo planeta a partir del Sol»), entonces queda la duda de cómo deben interpretarse las palabras de la interpretación. Si se las interpreta por medio de nuevas palabras, entonces el problema resurge, y se hace visible una amenaza de regresión al infinito, de circularidad, o de corte arbitrario en el razonamiento (tal vez en palabras cuyo significado sea supuestamente autoevidente). Pero para algunos este problema invita a pensar en una forma de interpretación no lingüística, como por ejemplo el conductismo o la definición ostensiva.

La pragmática, por otra parte, es la parte de la filosofía del lenguaje que se ocupa de la relación entre los usuarios del lenguaje y el lenguaje.3​ Algunas de las cuestiones centrales de la pragmática son la elucidación del proceso de aprendizaje del lenguaje, de las reglas y convenciones que hacen posible la comunicación, y la descripción de los muchos y variados usos que se le da al lenguaje,3​ entre ellos: describir estados de cosas, preguntar, ordenar, bromear, traducir, suplicar, agradecer, maldecir, saludar, rezar, etc.

La naturaleza del significado

¿Cuál es el significado del significado? La respuesta a esta pregunta no es tan obvia. Toda una parte de la filosofía del lenguaje intenta encontrar una respuesta. En general ha habido seis diferentes maneras de intentar explicar qué es el significado lingüístico. Cada una ha sido asociada a su propio cuerpo literario.

La teoría de las ideas se asocia con la tradición británica empírica de Locke, Berkeley y Hume. Dicen que el contenido del significado es puramente mental, provocado por los signos. Sin embargo, esa visión del significado ha sido cuestionada por numerosos problemas desde el principio. El interés se ha renovado por algunos teóricos contemporáneos bajo el disfraz de internalismo semántico.
La teoría de la verdad condicional sostiene que el significado una expresión está dado por sus condiciones de verdad, es decir las condiciones bajo las cuales esa expresión es verdadera.
La teoría del uso sostiene que el significado involucra o este relacionado con actos de lenguaje y su particular pronunciación, no a la expresión en sí misma. Wittgenstein ayudó a crear esa teoría del significado.
La teoría referencialista, también llamada colectivamente externalismo semántico, ve al significado como algo equivalente a esas cosas en el mundo que están conectadas con los signos.
La teoría verificacionista está generalmente asociada con el positivismo lógico el movimiento de principio de siglo XX. La fórmula tradicional de esta teoría es el método para ver el significado de una frase. Éste es el de verificación o falsedad.
La teoría pragmática incluye a cualquier teoría por la cual el significado de una frase es determinado por la consecuencia de su aplicación.

Locke

El libro III del Ensayo sobre le entendimiento humano es la primera obra en la que se expone de forma sistemática las tesis semánticas basadas en el giro epistemológico cartesiano.

Constituye, en cierta medida, el primer libro de filosofía del lenguaje porque en él se abordan explícitamente problemas epistemológicos ligándolos a problemas semánticos. El ensayo de Locke constituye una de las primeras obras en las cuales se manifiesta conciencia de las investigaciones lógico-semánticas; están indisolublemente ligadas a la resolución de problemas filosóficos

Las palabras, en su significación primaria, nada significan excepto las ideas que están en la mente del que las usa" Locke (Ensayo III, II, 2).

Con la matización, "en su significación primaria", Locke parecía excluir ante todo las ocurrencias metalingüísticas de las palabras, esto es, cuando las palabras se utilizan para referirse a si mismas, y además, las palabras sincategoremáticas, de las que explícitamente afirma que sirven para significar la conexión que establece la mente con las proposiciones, vinculando unas con otras. Con esto se previno Locke contra las críticas, que no obstante, fueron formuladas posteriormente, que insistieron en la necesidad de que a cada palabra le corresponda una idea, so pena de ser considerada asignificativa.

Frege

Frege parte de la idea tradicional de que las expresiones como "Aristóteles" o "el discípulo más eminente de Platón" tienen una referencia (en estos dos casos, Aristóteles). El objetivo principal del artículo es mostrar que, además de la referencia, el significado de estas expresiones incluye algo más, a lo que Frege llama el sentido de las expresiones.

Russell

Quizás la contribución más significativa de Russell a la filosofía del lenguaje es su teoría de las descripciones, presentada en su ensayo On Denoting, publicado por primera vez en 1905 en el journal de filosofía Mind, el cual el matemático y filósofo Frank P. Ramsey describió como "un paradigma de filosofía". La teoría es normalmente ilustrada utilizando la frase "El actual rey de Francia", como en "El actual rey de Francia es calvo". ¿Sobre qué objeto se trata esta proposición, dado que no existe en la actualidad un rey de Francia? El mismo problema surgiría si hubiera dos reyes de Francia en la actualidad: ¿a cuál de ellos se refiere El rey de Francia?

Alexius Meinong había sugerido que debemos asumir la existencia de un reino de "entidades no-existentes" que podamos suponer sobre las que nos estamos refiriendo cuando usamos expresiones como ésa; pero esto sería una teoría extraña, por decirlo al menos. Frege, empleando su distinción entre sentido y referencia, sugirió que tales frases, aunque significativas, no eran ni verdaderas ni falsas. Pero algunas de esas proposiciones, tales como "Si el actual rey de Francia es calvo, entonces el actual rey de Francia no tiene cabello en su cabeza", no parece sólo verdadera en su valor sino en efecto obviamente verdadera.

Leech

Geoffrey Leech ha dicho que existen esencialmente dos tipos diferentes de significado lingüísticos: el conceptual y el asociativo. Para Leech el significado conceptual de una expresión tiene que ver con la definición misma de las palabras y las características de sus definiciones. El tipo de significado se trata usando la técnica llamada del análisis de la característica semántica. El significado conceptual de una expresión inevitablemente involucra tanto a la definición (también llamada “connotación” e “intención” en literatura) como a la extensión (también llamada “denotación”).

El significado asociativo de una expresión tiene que ver con lo que el individuo entiende mentalmente del que habla. Este significado asociativo, puede ser subdividido en seis tipos: connotativos, conlocativo, social, afectivo, reflexivo y temático.

El fonetismo o fonetización

En toda la temática sobre filosofía del lenguaje, especialmente sobre la semántica, la palabra fonetismo no aparece por parte alguna, siendo este un fenómeno trascendental del lenguaje ordinario, un hecho que se produjo en la antigua Sumeria. Consistió en la identificación de los lenguajes escrito y hablado con las ideas representadas: el escrito le da consistencia y facilita el análisis, mientras que el hablado le da dinamismo, lo que facilita su síntesis.

El problema en lo que se refiere a la semántica está en el dinamismo de las palabras, reflejadas en el cambio léxico: una palabra puede tener muchos significados, incluso excluyentes a veces. Doblar un periódico es reducir su superficie a la mitad, mientras que doblar una apuesta es multiplicarla por dos. Sólo es un ejemplo. ¿Cómo es posible que nos podamos entender con un lenguaje así? Gracias al conocimiento pragmático y al sentido que solemos tener los hablantes. Sin embargo esto hay que explicarlo de alguna manera. Pensemos en un chiste en que una palabra se dice en un contexto en que significa una cosa y a continuación se ofrece otro contexto en que significa otra que rebota contra la primera, que es lo que provoca la risa. ¿Por qué esto puede ser así? Por algo que hace más de siglo y medio observó un filósofo español hoy completamente olvidado, Jaime Balmes: que nosotros no identificamos el contenido de un término en el momento mismo de oírlo, sino tiempo después. Esto hace que el ser humano pueda ser autónomo en el momento de entender, cosa que no le ocurre a la máquina, que identifica de manera instantánea, lo que la hace automática. Entonces el desajuste temporal entre el momento de oír un término y el de identificar el concepto correspondiente es lo que hace que nos podamos hacer con el dinamismo del lenguaje ordinario. Y claro, esto ha sido posible desde que se produjo el fonetismo, pues el lenguaje hablado introdujo el tiempo, que es en el que se produce el dinamismo y en el que se puede entender cada término con más de un significado.

Concepciones del lenguaje

Ambas son las concepciones prearistotélicas del lenguaje: naturalismo y convencionalismo. El naturalismo apuesta por la postura de la mimesis, en la que el lenguaje (componentes lingüísticos y ontológicos) ofrece un reflejo fiel de la realidad, y por tanto constituye un método heurístico para alcanzar el conocimiento de la realidad. El convencionalismo niega una conexión directa de tal forma que la utilización de los nombres es por convención social (nomoi construidos por ethoi). Niega pues la capacidad del lenguaje de ofrecer un reflejo fiel de la realidad.

El significado es un concepto fundamental para la filosofía del lenguaje. El concepto es mirado desde un punto de vista netamente filosófico y a veces psicológico. Por lo general, no se estudia lo que palabras individuales u oraciones puedan significar, cosa para la cual existen los diccionarios y enciclopedias. Así entonces, con respecto al significado, han surgido las siguientes preguntas: ¿Cuál es la naturaleza del significado?, ¿qué significa la palabra "significado"?, ¿cuál es la razón por la cual las expresiones tienen los significados que tienen y no otro?, ¿qué expresiones tienen el mismo significado que otras? y ¿Por qué?. ¿Cómo es posible componer las oraciones en "todo" con sentido?, ¿tienen las partes de una oración sentido? y ¿cómo pueden los significados de las palabras ser conocidos por los seres humanos?

En una temática parecida surge el fenómeno de la verdad y su relación con el significado. Más que estudiar qué oraciones son actualmente verdaderas, esta rama de la filosofía estudia qué tipo de significados pueden ser verdaderos o falsos. Así, entonces, pueden surgir preguntas tales como: ¿Qué significa que una oración sea verdadera?, ¿pueden oraciones sin sentido ser verdaderas o falsas?, ¿pueden ser verdaderas o falsas la oraciones que se refieren a cosas que no existen? y ¿son las oraciones las que son verdaderas o falsas, o es el uso de estas el que determina su valor de verdad?

Con respecto al uso del lenguaje, desde un área de la lingüística llamada pragmática, pueden surgir preguntas tales como: ¿Qué es lo que en realidad hacemos con el lenguaje?, ¿cómo es que lo usamos socialmente?, ¿cómo se relaciona el lenguaje con el mundo? y ¿cuál es el propósito del lenguaje?

Referente al aprendizaje y creación del lenguaje, ha cabido preguntarse, entre otras cosas: ¿Es posible tener algún tipo de pensamientos sin tener vocabulario?, ¿qué tipos de pensamientos necesitan vocabulario para existir?, ¿cuál es la influencia del lenguaje y el vocabulario en el conocimiento del mundo? y ¿puede alguien pensar sin usar el lenguaje?

Tocando posteriormente el tema del pensamiento y la mente, también se ha preguntado: ¿Cómo se relaciona el lenguaje con la mente del emisor y la del receptor?, ¿cómo se relaciona el lenguaje con el mundo?, ¿cómo construye nuestra realidad el lenguaje?

La filosofía del lenguaje es parte vital de una filosofía en general, debido a que puede determinar noción de experiencia y la existencia del sujeto, así como también la noción de uno mismo.

Filósofos del lenguaje

Algunos de los filósofos del lenguaje más importantes son Gottlob Frege, Bertrand Russell, Ludwig Wittgenstein, Wilhelm von Humboldt, Charles Williams Morris, Gadamer, John Langshaw Austin y Mijaíl Bajtín.

Los filósofos del lenguaje no están muy preocupados con el significado individual de una palabra u oración. El diccionario más cercano o la enciclopedia pueden resolver el problema sobre el significado de las palabras y cómo hablar correctamente un lenguaje al saber cuál es el significado de la mayoría de las oraciones.

Lo que más les interesa a los filósofos es la pregunta: ¿qué significado tiene una expresión que quiere decir alguna cosa? ¿Por qué las expresiones tienen el significado que tienen? ¿Qué expresiones tienen el mismo significado que otras expresiones y por qué? ¿Cómo puede conocerse el significado? Y la pregunta más básica: ¿qué se ‘quiere decir’ cuando usamos el término "significar"?

En la misma línea los filósofos se maravillan sobre las relaciones entre el significado y la verdad. Los filósofos están menos interesados en conocer qué oraciones son realmente verdad, y más en qué tipos de significados pueden ser falsos y cuales verdaderos. Algunos ejemplos sobre las preguntas orientadas a la verdad que los filósofos del lenguaje se preguntan, incluyen: ¿pueden oraciones sin significado ser verdaderas o falsas? ¿Qué ocurre con oraciones sobre cosas que no existen? ¿Son las oraciones las verdaderas o falsas? ¿Es el uso de las oraciones lo que las hace tales?

El lenguaje y la verdad son importantes no solo porque son usados en nuestra vida diaria, sino porque el lenguaje forma el desarrollo humano desde la primera infancia y continúa hasta la muerte. El conocimiento en sí mismo se entrelaza con el lenguaje. Nociones de sí mismo, la experiencia y la existencia pueden depender enteramente de cómo el lenguaje es usado y es aprendido a través del lenguaje.

El mismo tema del aprendizaje del lenguaje nos lleva a preguntas interesantes. ¿Es posible tener pensamientos sin tener lenguaje? ¿Qué tipos de pensamiento se necesitan para que el lenguaje ocurra? ¿Cuánto influye el lenguaje en el conocimiento del mundo y como actúa en él? ¿Se puede, de algún modo, razonar sin el uso del lenguaje?

La filosofía del lenguaje es importante por todas las razones arriba mencionadas, y también es importante porque es inseparable de cómo uno piensa y vive. La gente, en general, tiene un conjunto de conceptos vitales, los cuales están conectados con signos y símbolos, incluyendo todas las palabras (símbolos): objetos, amor, bueno, Dios, masculino, femenino, arte, gobierno, etc. Incorporando “significado”, cada uno ha formado una visión del universo y cómo ellas -las palabras- tienen un significado dentro de él.

Áreas de la filosofía del lenguaje

Es bien conocido que existen diferentes partes del lenguaje. Una frase común está compuesta por sustantivos, verbos, adjetivos y otras palabras con significancia gramatical. La pregunta más importante en esta área, y quizás la pregunta más importante para los pensadores generativistas (formalistas) y estructuralistas, es: «¿de qué modo emerge el significado de la frase, como resultado de cada parte?»

Muchos aspectos del problema de cómo están formadas las frases, están dirigidas al área lingüística de la sintaxis. Los filósofos semánticos tienden a enfocarlo en el principio de composicionalidad, para explicar la relación entre el significado de las partes y la frase completa. El principio de composicionalidad dice que una frase puede ser entendida, sobre la base del significado de las partes de la frase (por ejemplo: palabras, morfemas) junto al entendimiento de su estructura (por ejemplo: sintaxis, lógica).

Las tradiciones de estudio del lenguaje

En la cultura Occidental el estudio del lenguaje ha sido llevado a cabo por tres tradiciones distintas de investigación que pueden ser caracterizadas de manera un tanto simplista como las tradiciones teológica, filosófica y científica. Muy probablemente la más antigua de estas tradiciones sea el estudio teológico y religioso del lenguaje. Tanto la tradición judaica como la cristiana han prestado siempre en sus enseñanzas una atención excepcional a los textos y a sus interpretaciones. En particular a los relatos de la creación del mundo por la palabra divina, la primera actividad de Adán al dar nombre a los animales o al relato de la confusión de las lenguas de Babel han sido fuente permanente de reflexión. “En el principio era Palabra” comprendía el apóstol Juan al comenzar su Evangelio. La exégesis la conciencia de la limitación del lenguaje humano para hablar de Dios, la necesidad de inculturar en todas las lenguas el mensaje salvífico o el valor pragmático del lenguaje sacramental son elementos esenciales que permiten advertir la importancia asignada al estudio del lenguaje en la tradición cristiana.

El debate filosófico más antiguo sobre la lengua que se ha conservado es el diálogo de Platón (c. 427-347 a. de C.) titulado Cratilo. Se trata de una discusión acerca de los orígenes del lenguaje y la naturaleza del significado, en la que Hermégenes sostiene la opinión de que las palabras son convencionales y su relación con las cosas es arbitraria, mientras que Cratilo defiende que “hay un nombre correcto de modo natural para cada una de las cosas: un nombre no es simplemente el que varias personas acuerdan para llamar a una cosa”.

Desde finales del siglo XVIII el lenguaje y la diversidad de las lenguas atrajeron la atención de un número de especialistas cada vez mayor. Este enfoque fue conocido primero como “Filología” centrándose en el estudio del desarrollo histórico del lenguaje. Los lingüistas han considerado frecuentemente su trabajo como científico y experimental en oposición a las especulaciones de las tradiciones filosófica y teológica. Pero, de forma creciente desde la lingüística se viene abordando en los últimos años el estudio de los fundamentos de la lingüística y la determinación de la naturaleza de las teorías lingüísticas que eran objeto de atención al lenguaje religioso y sus formas típicas de expresión. De este modo, en nuestros días cada vez parece más conveniente la aproximación entre aquellas tres tradiciones de estudio del lenguaje.

La filosofía del lenguaje actual se ocupa habitualmente de las expresiones lingüísticas, los enunciados y las oraciones, familiares a todos los seres humanos. En ocasiones se estudia el lenguaje matemático o los lenguajes científicos especializados, pero lo normal desde la posguerra europea es que la atención se centre en el lenguaje ordinario. Somos capaces de operar con el lenguaje en los contextos habituales en los que ordinariamente nos encontramos, pero somos (ha descrito Dummett) como soldados en medio de una batalla, que vemos lo suficiente para poder desempeñar el papel que se nos ha asignado, pero al mismo tiempo estamos totalmente a oscuras acerca de lo que está pasando a escala general.

Gottlob Frege, Un lógico, hizo varias contribuciones a la filosofía de influencia de la lengua. Las investigaciones sobre cómo el lenguaje interactúa con el mundo son llamados las teorías de referencia de Gottlob Frege, era un defensor de la teoría de referencia mediada. Frege ha dividido el contenido semántico de cada expresión, incluidas las condenas, en dos componentes: Sinn (generalmente traducido como "sentido") y Bedeutung (traducido como "significado", "denotación", "nominatum" y "de referencia", entre otros). El sentido de una oración es el pensamiento que expresa. Tal pensamiento es abstracto, universal y objetiva. El sentido de cualquier sub-expresión proposicional consiste en su contribución a la idea de que su sentencia es incrustación expresa. Los sentidos de referencia y determinar también las formas de presentación de los objetos a que se refieren las expresiones. Los referentes son los objetos en el mundo que las palabras eligen. Por lo tanto, los referentes de "la estrella de la tarde" y "la estrella de la mañana" son los mismos, el planeta Venus. Pero son dos modos diferentes de presentar el mismo objeto y por lo tanto tienen dos sentidos diferentes. Los sentidos de las sentencias son pensamientos, mientras que sus referentes son los valores de verdad (verdadero o falso). Los referentes de las oraciones incrustadas en actitud proposicional adscripciones y otros contextos opacos son sus sentidos habituales.

John Stuart Mill propone un análisis diferente de la relación entre el significado y referencia. Para él, aunque hay dos elementos a considerar para la mayoría de los términos de una lengua (connotación y denotación), Nombres propios, como Bill Clinton, Bismarck o John Hodgman sólo tienen una denotación. Por lo tanto, vista de Mill es lo que ahora se llama referencia directa teoría.

Bertrand Russell, En sus escritos posteriores, y por razones relacionadas con su conocimiento de la teoría de en epistemología, Sostuvo que las expresiones referenciales son sólo directamente, lo que él llama, "lógicamente los nombres propios". Lógicamente, los nombres propios términos tales como I, ahora, aquí y otros deícticos. Consideraba que los nombres propios del tipo descrito anteriormente como "abreviado descripciones definidas". Por lo tanto Barack H. Obama puede ser una abreviatura de "el actual Presidente de los Estados Unidos y el marido de Michelle Obama". Descripciones definidas son expresiones que denotan (véase El Designando), que son analizados por Russell en construcciones lógicas existencialmente cuantificados. Estas frases denotan en el sentido de que hay un objeto que satisface la descripción. Sin embargo, estos objetos no se consideran significativos por sí mismos, pero sólo tienen sentido en el proposición expresadas por las oraciones de los que forman parte. Por lo tanto, no son directamente referencial de la misma manera como los nombres lógicamente propios, para Russell.

A causa de Frege, cualquier expresión que hace referencia tiene un sentido, así como un referente. Esa "referencia mediada" punto de vista tiene algunas ventajas teóricas sobre la vista de Mili. Por ejemplo, los nombres co-referencial, como Samuel Clemens y Mark Twain, Causan problemas para obtener una vista directa de referencia, porque es posible que alguien escuche "Mark Twain es Samuel Clemens", y se sorprenderá - por lo tanto, su contenido cognitivo parece diferente. Puntos de vista de Mill también en problemas al tratar con nombres sin porteadores. La frase "Pegaso es el caballo alado de la mitología griega" parece ser perfectamente útil, ni siquiera cierto, sentencia. Pero, según la opinión de Mill, "Pegasus" no tiene sentido porque no tiene referente. Por lo tanto, siguiendo el principio de composicionalidad, la frase en sí no es ni verdadera ni falsa y no tiene sentido. Varias otras dificultades también se han observado en la literatura.

A pesar de las diferencias entre las opiniones de Frege y Russell, por lo general se agrupan como descriptivistas Acerca de los nombres propios. Descriptivismo Tal fue criticado en Saul Kripke's Nombrar y la necesidad.

Kripke poner adelante lo que ha llegado a ser conocido como "el argumento modal" (argumento o "de la rigidez"). Considere el nombre Aristóteles y las descripciones de "el mayor discípulo de Platón", "el fundador de la lógica" y "el maestro de Alejandro". Aristóteles obviamente, cumple todas las descripciones (y muchos otros que comúnmente se asocian con él), pero no es necesariamente cierto que si existía entonces Aristóteles, Aristóteles fue cualquiera, o todas, de estas descripciones. Aristóteles bien puede haber existido sin hacer una sola de las cosas por las que se le conoce a la posteridad. Es posible que haya existido y no han llegado a conocer a la posteridad en absoluto o que pueden haber muerto en la infancia. Supongamos que Aristóteles se asocia por María con la descripción "el último gran filósofo de la antigüedad" y (el real) de Aristóteles murió en la infancia. A continuación la descripción de María, parece hacer referencia a Platón. Pero esto es profundamente contradictorio. Por lo tanto, los nombres son designadores rígidos, De acuerdo con Kripke. Es decir, se refieren a la misma persona en todos los mundos posibles en los que esa persona existe. En la misma obra, Kripke articulado varios otros argumentos en contra "de Frege-Russell" descriptivismo.

Relativismo lingüístico

Lenguaje y cultura

Entre lenguaje y cultura se da una relación de intercambio recíproco. Por una parte el lenguaje es un producto cultural, que refleja en parte una cultura, pero, por otra parte, el lenguaje es condición de la cultura y contribuye a crearla. El lenguaje es una forma de cultura, quizá la más universal de todas y, de todos modos, la primera que distingue inmediata y netamente al ser humano de los demás seres.

La conexión entre lenguaje y cultura fue acentuada especialmente en el ámbito del idealismo alemán. El lenguaje, a juicio de Hegel, es la “actualidad de la cultura”. Humboldt y, posteriormente Karl Vossler subrayaron que la actividad lingüística representa un objetivarse del sujeto que, al actuar, da forma por sí mismo a un cosmos, y después de haber actuado, contempla su producto como algo distinto de sí mismo, listo para moldearse en nuevos actos expresivos. El lenguaje es considerado como una creación, arte realizado por un espíritu libre.

El lenguaje es manifestación de una cultura, pues cada lengua contiene los saberes, ideas y creencias acerca de la realidad que comparte una comunidad. El lenguaje es la primera forma de la que el ser humano dispone para fijar y objetivar el conocimiento de sí mismo y del mundo. A través de la palabra, que da un nombre a las cosas y a los objetos, el mundo adquiere la fisonomía de un mundo humano y familiar.

En cuanto constituye un saber transmisible, el lenguaje es un hecho cultural. En el léxico de una lengua se reflejan dichos y expresiones, que reflejan la cultura de las generaciones anteriores. Dentro de la lingüística estricta Sapir y Whorf formularon la llamada, hipótesis de Sapir-Whorf que afirmaba que el propio pensamiento podría verse afectado por las categorías abstractas reflejadas en la lengua del hablante. Tras décadas de discusión, esta noción es rechazada por la mayor parte de lingüistas e investigadores en ciencia cognitiva.

Humboldt y el relativismo

La Idea de la relatividad lingüística no era una idea original en los tiempos de Von Humboldt. Podía encontrarse implícita en muchas teorías sobre el lenguaje. Desde John Locke que ya mantenía la tesis de la intraducibilidad de las lenguas y había sido más o menos expresada por diversos autores franceses (Condillac, Destutt de Tracy, Maupertuis, de Gernado) a lo largo del siglo XVIII. Pero solo en Von Humboldt adquiere la tesis de la relatividad lingüística la función de núcleo central de toda una teoría sobre el lenguaje y sobre el ser humano. Solo a partir de su obra el relativismo se convierte en un tema recurrente.

Una característica central de la filosofía lingüística de Von Humboldt es su consideración del lenguaje en conexión con los procesos psicológicos de percepción y conceptualización. Humboldt pensaba que el lenguaje desempeña un papel constitutivo en los procesos de pensamiento y tanto individual como colectivamente. Esta dimensión psicológica era considerada previa a la dimensión social.

El lenguaje es concebido como instrumento del pensamiento más que como sistema de comunicación. Primero como herramienta cognitiva, y luego, como sistema de transmisión de información. Antes de que el lenguaje descomponga el pensamiento solo existe un flujo de sensaciones indiferenciadas, en las que se mezclan percepciones puras, sentimientos, deseos, etc. Se trata del pensamiento pre-articulado, indeterminado, que Humboldt contrapone al pensamiento conceptualmente organizado.

El lenguaje es el instrumento que permite al individuo el salto cualitativo desde el pensamiento pre-articulado al pensamiento conceptualmente organizado. Cuando se dice que Humboldt mantenía que el lenguaje era condición del pensamiento se refiere al pensamiento articulado. "El principio que domina la totalidad del lenguaje es la articulación; su cualidad más importante es la disposición fácil y consistente, pero que presupone los elementos simples y en sí mismos inseparables. La esencia del lenguaje consiste en moldear el material del mundo fenoménico para darle la forma de pensamiento" W. Humboldt.

El origen del lenguaje

Un problema objeto de numerosa especulación filosófica fue el del origen del lenguaje. Es decir, el problema de cuándo surgió, a partir de qué surgió y cómo evolucionó en sus primeras fases. Relacionado con ese problema está el si el lenguaje humano se originó en un pequeño grupo de individuos o se desarrolló de manera independiente en diversos grupos humanos .

Innatismo

El problema del innatismo es si los seres humanos nacen con una capacidad innata y específica para adquirir y desarrollar una lengua natural si reciben los estímulos adecuados, o si por el contrario es válida a hipótesis de la tabula rasa según la cual el cerebro al nacer no tiene estructuras específicas para adquirir una lengua humana y, por tanto, la adquisición del lenguaje depende de habilidades cognitivas generales no específicas del lenguaje. En general dentro del generativismo lingüístico, con Noam Chomsky a la cabeza, se han defendido tradicionalmente diversas posiciones de tipo innatista, aunque algunos investigadores como el psicólogo Michael Tomasello han presentado objeciones contra algunas de estas ideas.

Historia

Edad Antigua

Las preguntas sobre el lenguaje nos llevan atrás a los comienzos de la filosofía occidental con Platón, Aristóteles, y los Estoicos.

En el Crátilo, Platón considera si la pregunta de nombrar las cosas está determinada por convenciones o por la naturaleza. Él criticaba los convencionalismos porque lo dirigían a extrañas consecuencias, ya que ninguna cosa puede ser nombrada convencionalmente por ningún nombre. Así que el convencionalismo no debe tomarse en cuenta para la correcta o incorrecta aplicación de los nombres. Platón afirmaba que era una propiedad natural de los nombres. Para hacer eso, apuntaba a que las palabras compuestas y las frases tienen un rango de propiedad. Por ejemplo, es obviamente erróneo decir que el término “casa del lago” está bien, cuando se refiere a decir un gato, porque los gatos no tienen nada que hacer en una casa o en botes. También mencionaba que los nombres primitivos (o morfemas) tienen una natural propiedad, porque cada fonema representa ideas básicas o sentimientos. Por ejemplo, el sonido de la letra L, para Platón representa la idea de suavidad. Sin embargo, al final de Crátilo tiene que admitir que las convenciones sociales estaban involucradas y que había defectos en la idea de que los fonemas tenían significado individual.

Aristóteles se ocupaba de temas de lógica, categorías y la creación del significado. Él separaba las cosas en categorías de especies y género. Pensaba que el significado del predicado era establecido a través de una abstracción de las similitudes entre varias cosas individuales. Esa teoría posteriormente se llamó nominalismo.

Los filósofos estoicos hicieron una contribución importante al análisis gramatical, distinguiendo cinco partes en el habla: el sujeto, el verbo, el apelativo, las conjunciones, y los artículos. Ellos también desarrollaron una importante doctrina del lektón asociada a cada signo de un lenguaje, pero distinto tanto del signo en sí mismo y del signo como referido a éste. Lekton era el significado (o sentido) de cada término. El Lekton de una oración es lo que hoy podríamos llamar proposición. Solo las proposiciones se las consideraban “productoras de verdades” (por ej. podrían ser consideradas verdaderas o falsas, mientras que las oraciones eran simplemente los vehículos de expresión). Diferente Lekton podría también expresar cosas además de proposiciones, como órdenes, preguntas y exclamaciones.

Edad Media

Esta época viene marcada por la obra de San Agustín y por la traducción del De interpretatione por parte de Boecio. En cuanto a San Agustín, varios aspectos de su teoría del lenguaje merecen ser destacados, bien por su importancia en sí o por su influencia en los escolásticos posteriores. Tiene una filosofía del signo que incluye la definición de este como realidad material que evoca en el entendimiento una realidad ajena (De doctrina cristiana). El signo lingüístico está constituido por una unión intrínseca de sonido y significación (De Magistro). No es concebible un signo sin significado (sonido vacuo). En el significado reside el núcleo del valor o la fuerza (vis) del signo lingüístico, aunque no se identifica con ellas. La fuerza del signo es una noción más amplia que incluye tanto la significación como las diferentes formas en que tal significación afecta a una audiencia (principia dialectae). La impresión que produce la teoría de signo de San Agustín es la que propugna una conexión directa entre el signo y la cosa significativa. Saber el significado de una palabra es saber indicar la realidad que invoca en el espíritu. Pero hay que tener en cuenta que distingue entre dos planos en los cuales se puede considerar al signo: uno, el plano exterior, en cuanto realidad fónica (vox verbi); otro en cuanto realidad interior, auténtico signo. Las palabras pertenecientes a este lenguaje interior son comunes a todas las lenguas e independientes de su traducción verbal a una lengua concreta. En realidad, la relación que guardan entre sí los dos niveles del lenguaje es una relación semiótica: las palabras exteriores son signos de las palabras interiores.

El conocimiento de las obras de Aristóteles en el siglo XIII animó las reflexiones lingüísticas de los filósofos medievales. Impulsó las investigaciones sobre las propiedades terminorum y los sincategoremata, esto es sobre la naturaleza semántica de los términos y sobre la función y significado de las características lingüísticas (William de Shyreswood, Pedro Hispano, Guillermo de Ockham). Estos autores distinguieron dos propiedades fundamentales en los términos: la significatio y la supossitio.

La significatio es una propiedad esencial de los términos categoremáticos. Consiste en la capacidad que tiene el término para presentar el entendimiento una cosa bajo el aspecto formal. Puede ser mediata (o a través de la imagen mental) o inmediata (representando propiedades reales de lo significado). La suppositio puede ser considerada una noción tanto sintáctica como semántica.

Mientras que en el siglo XIII la filosofía del lenguaje que sustentaba las nociones gramaticales era fundamentalmente realista (el Modus essendi de las cosas determina el Modus intelligendi y este el Modus significando), aristotélica, en el siglo XIV el nominalismo de Guillermo de Ockham introdujo un nuevo sesgo en las investigaciones lógico-semánticas. (Los conceptos son ejemplificados o instanciados por los individuos, pero no constituirán realidades aparte de estos individuos).

Los filósofos medievales estaban francamente interesados en las sutilezas del lenguaje y en su uso. Para muchos intelectuales, ese interés era provocado por la necesidad de traducir los textos griegos al latín. Había varios notables filósofos del lenguaje en el periodo medieval. De acuerdo con Peter King, había controversias y disputas, Pierre Abelard anticipaba las ideas modernas de sentido y referencia mientras debatía la cuestión de los universales. También la Summa Logicae de Guillermo de Ockham llevó adelante una de las primeras propuestas serias en la codificación del lenguaje mental.

Los académicos del periodo medieval como Ockham y John Duns Scot, consideraban lógico hacer una Scientia Sermocinalis (ciencia del lenguaje). El resultado de sus estudios fue la elaboración de nociones filosófico-lingüísticas, cuya complejidad y sutilidad ha sido solo recientemente apreciada.

Muchos de los más interesantes problemas de la filosofía del lenguaje moderno fueron anticipados por los pensadores medievales. El fonema de vaguedad y la ambigüedad fueron analizados intensamente y lleva a un aumento del interés en los problemas relacionados al uso de palabras.

De todos modos, los filósofos han siempre discutido sobre el lenguaje, y tomaron un papel central en la filosofía en los comienzos del siglo diecinueve, especialmente en el mundo de habla inglesa y en partes de Europa. La filosofía del lenguaje penetró tanto que por un tiempo, en círculos filosóficos analíticos, la filosofía en un todo era considerada una cuestión de filosofía del lenguaje.

En el siglo veinte, el lenguaje se transformó en algo aún más central, dentro del las mayoría de la diversas tradiciones de la filosofía. La frase “el vuelco lingüístico”, fue usada para describir el valioso énfasis que en días modernos los filósofos le dieron al lenguaje.

Filosofía continental

En el seno de la filosofía continental la filosofía del lenguaje no es estudiada, como sí sucede dentro de la filosofía analítica, como una disciplina independiente. Sin embargo, las reflexiones en torno al lenguaje son fundamentales en multitud de ramas filosóficas tradicionalmente etiquetadas como pertenecientes a la filosofía continental, por ejemplo, la semiótica, la fenomenología, la ontología, el heideggerianismo, la hermenéutica, la deconstrucción, el estructuralismo, el existencialismo o la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt. En casi todas estas disciplinas la idea de lenguaje es remitida al concepto de logos desarrollado en la filosofía griega antigua entendida como discurso o dialéctica. El lenguaje y los conceptos son observados como formando parte de la historia cultural. Los ancestros denominan al lenguaje como parte fundamental de una vida larga y provechosa. Hoy en día seguimos teniendo esa misma concepción.

En el campo de la hermenéutica, es decir, la teoría de la interpretación en general, las reflexiones en torno al lenguaje han jugado un papel fundamental en el seno de la filosofía continental a lo largo de todo el siglo XX, en particular dentro de la línea de reflexión iniciada por Martin Heidegger con su propuesta de giro ontológico de la comprensión. Martin Heidegger combinó la fenomenología desarrollada por su maestro Edmund Husserl, la hermenéutica de Wilhelm Dilthey y gran cantidad de conceptos heredados de la filosofía de Aristóteles para desarrollar su concepción particular del lenguaje. Heidegger consideraba que el lenguaje actualmente está cosificado por el sobreuso de los conceptos más fundamentales y, por ello, estos conceptos ya no son aptos para emprender el estudio en profundidad del Ser. Por ejemplo, la propia palabra ser se ha cargado con multitud de acepciones que la hacen inadecuada para la expresión. Es por ello que Heidegger se vale de la ductibilidad de su idioma materno, en el que escribió todas sus obras, el alemán para crear nuevas palabras que no estuvieran cosificadas por su uso que fueron empleadas en el desarrollo de su filosofía. En este trabajo de reinvención lingüística Heidegger renunció a conceptos fundamentales de la tradición filosóficas como, por ejemplo, conciencia, ego, humanidad, naturaleza. Dentro de los conceptos más importantes generados por Heidegger se encuentran el de Ser-en-el-mundo In-der-Welt-Sein, Seyn o Exsistencia (conforme con las traducciones habituales). En su célebre obra El ser y el tiempo (Sein und Zeit, también traducida como Ser y tiempo, prescindiendo de los artículos) Heidegger construye sus filosofía del lenguaje en torno al concepto fundante de Ser-en-el-mundo, tal filosofía se centra en el habla, esto es, en el empleo que se realiza del lenguaje de forma cotidiana. Heidegger considera que la escritura no es más que un suplemento del habla (en esto sigue la consideración platónica contenida en el Fedro), esto se debe a que el lector construye su propio habla interna mientras lee. La característica fundamental del lenguaje es que éste es anterior al habla, cuando somos arrojados al mundo el lenguaje ya está ahí, con sus significados culturalmente establecidos. Debido a este suceso Heidegger puede hablar de una cierta precomprensión del mundo contenida, a priori, en el lenguaje. Sin embargo, esta precomprensión sólo emerge una vez se ha nombrado la cosa o articulado su intelegibilidad.

El filósofo alemán, y discípulo de Martin Heidegger, Hans Georg Gadamer popularizó estas ideas en su obra Verdad y método (Wahrheit und Methode, 1960) en la que proponía una ontología hermenéutica completa. En esta obra Gadamer considera que el lenguaje es "la esencia del ser humano" y que como tal es el medio a través del cual es posible que la comprensión tenga lugar en el ser humano, es más, todo lo que puede ser comprendido es lenguaje. Para Gadamer el mundo es constituido lingüísticamente y no puede existir nada más allá del lenguaje.

En otro sentido, el filósofo Paul Ricoeur propone una hermenéutica que enfatiza el descubrimiento de los significados ocultos en los términos equívocos que se emplean en el lenguaje ordinario. Otros filósofos que han trabajado, dentro de la filosofía continental, cuestiones relativas al lenguaje con gran ahínco y profundidad son: Jacques Derrida, Gilles Deleuze, Michel Foucault, Julia Kristeva, Walter Benjamin, Theodor Adorno o Herbert Marcuse.

Invocações e Evocações: Vozes Entre os Véus

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