sábado, 18 de janeiro de 2025

Antigüedad Clásica


El término Antigüedad clásica (Neogriego: Κλασική αρχαιότητα, latín: Antiquitas classica) es una expresión historiográfica para referirse al período grecorromano de la Edad Antigua en Europa, un largo período histórico que se sitúa entre la Alta Antigüedad (la época de las primeras civilizaciones del Próximo Oriente Antiguo)​ y la Baja Antigüedad (o Antigüedad Tardía); y que propiamente corresponde al mundo grecorromano: la Cuenca del Mediterráneo y el Próximo Oriente, áreas donde la antigua Grecia y la antigua Roma desarrollaron la civilización greco-romana. Es el periodo en que las sociedades tanto griega como romana florecieron y ejercieron una enorme influencia a lo largo de gran parte de Europa, el norte de África y Asia occidental. El término «clásico» significa «mayor plenitud» o «modelo digno de imitación»,​ y su utilización para designar al período es marcadamente admirativa, a partir de una visión idealizada posterior sobre la época y su influencia en la conformación de la civilización occidental.

La Antigüedad clásica se puede localizar temporalmente, de forma restringida, en el momento de plenitud de las civilizaciones griega y romana (siglo V a. C. al II d. C.) o, de forma amplia, en toda su duración (siglo VIII a. C. al siglo V d. C.). Hitos del comienzo y final de este período son los poemas homéricos, los primeros Juegos Olímpicos (776 a. C.) o la mítica fundación de Roma (753 a. C.) y la cristianización (380 d. C.) o la caída del Imperio romano de Occidente (476 d. C.) La dimensión espacial de la Antigüedad Clásica coincide con la cuenca del Mediterráneo, extendida hacia el Oriente Próximo con el Imperio de Alejandro Magno y el helenismo, y hacia Europa Occidental con el Imperio romano. Tal amplio rango de historia y territorio cubre muchas culturas y periodos dispares.

En último término, la Antigüedad clásica pervive y cruza la historia de Occidente configurando una morfología persistente así como una «teoría» y una «idea». Puede así referirse también a una perspectiva idealizada entre pueblos posteriores de lo que fueron, en palabras de Edgar Allan Poe, «la gloria que fue Grecia y la majestuosidad que fue Roma».​ La herencia cultural clásica sobrevivió incluso a los denominados «siglos oscuros» de la Alta Edad Media (500-1000 d. C.); y se revitalizará con el Renacimiento, el Clasicismo y el Neoclasicismo de la Edad Moderna, llegando hasta nuestros días.


Período arcaico (c. siglos VIII a VI a. C.)

El período más temprano de la Antigüedad clásica se desarrolla en un contexto de reaparición gradual de las fuentes históricas tras el colapso de la Edad del Bronce. Los siglos VIII y VII a. C. son todavía en gran medida protohistóricos, y las primeras inscripciones alfabéticas griegas aparecen en la primera mitad del siglo VIII. Se suele suponer que Homero vivió en los siglos VIII o VII a. C., y su vida suele considerarse el inicio de la Antigüedad clásica. En el mismo periodo se sitúa la fecha tradicional de creación de los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, en el 776 a. C.


Fenicios, cartagineses y asirios

Los fenicios se expandieron originalmente desde los puertos de Canaán, y para el siglo VIII dominaban el comercio en el Mediterráneo. Cartago se fundó en el 814 a. C., y los cartagineses, para el 700 a. C., habían establecido firmemente fortalezas en Sicilia, Italia y Cerdeña, lo que creó conflictos de intereses con Etruria. Una estela encontrada en Citio (Chipre) conmemora la victoria del rey Sargón II en el año 709 a. C. sobre los siete reyes de la isla, lo que supuso un paso importante en el traspaso de Chipre del dominio tirio al imperio neoasirio.


Grecia

El periodo arcaico siguió a la Edad Oscura griega, y fue testigo de importantes avances en teoría política, y del surgimiento de la democracia, la filosofía, el teatro y la poesía, así como de la revitalización de la lengua escrita (que se había perdido durante la Edad Oscura).

En cerámica, el periodo arcaico ve el desarrollo del estilo orientalizante, que señala un cambio del estilo geométrico de la finales de la Edad Oscura y la acumulación de influencias derivadas de Egipto, Fenicia y Siria. Los estilos de cerámica asociados a la última parte de la época arcaica son la cerámica de figuras negras, que se originó en Corinto durante el siglo VII a. C. y su sucesor, el estilo de figuras rojas, desarrollado por el Pintor de Andócides hacia el año 530 a. C.


Colonias Griegas

Italia en la Edad de HIerro

Los etruscos habían establecido el control político en la región para finales del siglo VII a. C., formando la élite aristocrática y monárquica. Al parecer, los etruscos perdieron el poder en la zona a finales del siglo VI a. C. y, en ese momento, las tribus itálicas reinventaron su gobierno creando una república, con unas restricciones mucho mayores a la capacidad de los gobernantes para ejercer el poder.


Reino Romano

Según la leyenda, Roma fue fundada el 21 de abril del año 753 a. C. por los descendientes gemelos del príncipe troyano Eneas, Rómulo y Remo.​ Como la ciudad estaba desprovista de mujeres, la leyenda dice que los latinos invitaron a los sabinos a una fiesta y les robaron sus doncellas solteras, lo que llevó a la integración de los latinos y los sabinos. En efecto, la evidencia arqueológica muestra los primeros rastros de asentamiento en el Foro Romano a mediados del siglo VIII a. C., aunque los asentamientos en el monte Palatino pueden remontarse al siglo X a. C.

El séptimo y último rey de Roma fue Tarquinio el Soberbio. Hijo de Tarquinio Prisco y yerno de Servio Tulio, Tarquinio el Soberbio era de origen etrusco. Fue durante su reinado cuando los etruscos alcanzaron su cúspide de poder. Tarquinio cerró y destruyó todos los santuarios y altares sabinos de la Roca Tarpeya, enfureciendo al pueblo de Roma. El pueblo se opuso a su gobierno cuando no reconoció la violación de Lucrecia, una patricia romana, a manos de su propio hijo. El pariente de Lucrecia, Lucio Junio Bruto (antepasado de Marco Bruto), convocó al Senado e hizo que Tarquinio y la monarquía fueran expulsados de Roma en el 510 a. C. Tras la expulsión de Tarquinioo, el Senado votó en el 509 a. C. que nunca más se permitiría el gobierno de un rey y reformó Roma para convertirla en un gobierno republicano.


Grecia Clásica

El período clásico de la Grecia antigua corresponde a los siglos siglo V a. C. y siglo IV a. C.; como hitos de inicio y final, desde la caída de la tiranía en Atenas (510 a. C.) hasta la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) Se suele considerar como momento culminante el período denominado siglo de Pericles, a mediados del siglo V, cuando se dio en Atenas un deslumbrante conjunto de creaciones culturales en todos los ámbitos que, no obstante, mantenía la tradición helénica de la Época arcaica (siglos VIII al VI a. C.)

En 510 a. C., tropas espartanas ayudaron a los atenienses opuestos al tirano Hipias, hijo de Pisístrato. Cleómenes I, rey de Esparta, puso en su lugar una oligarquía pro-espartana liderada por Iságoras, que a su vez fue apartada del poder con las reformas de Clístenes (508 a. C.) sentándose las bases de lo que se conoce como democracia ateniense.

El prolongado enfrentamiento entre griegos y persas (guerras médicas, 499-449 a. C., hasta la Paz de Calias) tuvo como consecuencia la posición dominante de Atenas en la Liga de Delos, situación que se mantuvo durante el prolongado período de paz denominado Pentecontecia, pero que desembocó en un conflicto con la Liga del Peloponeso, liderada por Esparta. La subsiguiente guerra del Peloponeso (431-404 a. C.) liquidó el dominio ateniense y estableció la hegemonía espartana. En el 395 a. C., los gobernantes espartanos destituyeron a Lisandro de su cargo y Esparta perdió su supremacía naval. Atenas, Argos, Tebas y Corinto (estas dos últimas anteriormente aliadas a Esparta) desafiaron el dominio espartano en la guerra de Corinto, que tuvo un fin no concluyente en 387 a. C. Más tarde, los generales tebanos Epaminondas y Pelópidas consiguieron una victoria decisiva en la Batalla de Leuctra (371 a. C.), lo que significó el fin de la supremacía espartana y el establecimiento de la hegemonía tebana, que se mantuvo hasta que fue eclipsada por el poder creciente del Reino de Macedonia.

Los macedonios, bajo el reinado de Filipo II, tras expandirse por los territorios de los peonios, tracios e ilirios, intervinieron en Grecia a partir del 346 a. C., culminando su conquista en la batalla de Queronea (338 a. C.) y estableciendo su hegemonía sobre una confederación helénica en la que participaban todas las polis a excepción de Esparta (Liga de Corinto, 337 a. C.) El hijo de Filipo, Alejandro Magno, logró derrotar al imperio persa (batallas de Gránico, 334 a. C., e Issos, 333 a. C.), incorporando todos sus dominios, incluyendo el Imperio egipcio (sitio de Gaza, 332 a. C.), e incluso aumentándolos en Asia Central y en la India (batalla del Hidaspes, 326 a. C.) Convencionalmente, el período clásico termina con la muerte de Alejandro en 323 a. C. y la fragmentación de su imperio, dividido entre los Diádocos.


Período Helenístico (330 a 146 a. C.)

El período clásico griego terminó con el ascenso del reino de Macedonia y las conquistas de Alejandro Magno, dando paso al período helenístico. La koiné se convirtió en la lingua franca mucho más allá de la Grecia misma, y la cultura griega interactuó con las culturas de Persia, Asia central, India y Egipto. Además del desarrollo del pensamiento especulativo (filosofía helenística, en particular con los seguidores de Aristóteles -Liceo, escuela peripatética, aristotelismo-, los de Platón -Academia-, las escuelas estoica y epicúrea, y las instituciones alejandrinas -Museion y Biblioteca de Alejandría-), se realizaron avances significativos en ciencias y técnicas (geografía y astronomía -Eratóstenes-, matemáticas y física​ -Arquímedes-, etc.) El período helenístico terminó con la conquista romana de Grecia (146 a. C.), aunque algunos historiadores fechan su fin con la Batalla de Accio (31 a. C.), la cual marcó la caída del Egipto Ptolemaico, último reino remanente de las conquistas de Alejandro Magno.


República Romana (siglos v-i a. C.)

El período republicano de la Antigua Roma, que comenzó con el derrocamiento de la monarquía romana (509 a. C.), se prolongó casi medio milenio hasta su subversión, tras una serie de guerras civiles, en un principado que abrió el período imperial (27 a. C.) Durante la República, Roma pasó de ser un poder regional en el Latium a la potencia dominante del Mediterráneo. La unificación de Italia bajo la hegemonía romana fue un proceso gradual, provocado por una serie de conflictos en el siglo IV y III: las guerras samnitas, guerras latinas y guerras pírricas. La victoria romana en las guerras púnicas y en las guerras macedónicas establecieron a Roma como un poder supra-regional para el siglo II a. C., seguida por la adquisición de Grecia y Asia Menor. Este incremento tremendo de poder fue acompañado por inestabilidad política y malestar social, factores que llevaron a la conjuración de Catilina, la guerra Social y el primer triunvirato. Como resultado, la República romana se transformó en el Imperio romano en la última mitad del primer siglo a. C.


Imperio Romano (del siglo i a. C. al siglo v d. C.)

Determinar el final preciso de la república romana es una tarea de disputa para historiadores modernos;17​[¿quién?] los ciudadanos romanos de esa época no se percataron que la república había dejado de existir. Los primeros emperadores, la dinastía Julio-Claudia, mantuvieron la ficción de la pervivencia de las instituciones republicanas, aunque bajo la protección de sus poderes extraordinarios, y se mantenía como posibilidad el eventual retorno a su forma tradicional. El Estado romano continuó llamándose a sí mismo Res publica tanto tiempo como el que mantuvo el latín como idioma oficial, o sea, más que la propia existencia del Imperio romano de Occidente.

Roma ya había adquirido un carácter imperial (en cuanto a la dimensión de su dominio territorial) desde que en el siglo III a. C. sus victorias frente a Cartago le dieron el control de Sicilia y el este y sur de Hispania; incrementado en los siglos II y I a. C. con la adquisición del resto de Hispania, África (no el continente, sino una zona de la costa mediterránea, con centro en Cartago), Galia, Iliria, Grecia, Asia Menor, Siria y Judea. Egipto fue la última conquista republicana o la primera imperial, del joven Octavio, aún no encumbrado como Augusto (batalla de Actium, 31 a. C.) Al momento de la máxima extensión del Imperio bajo el mandato de Trajano (117 d. C.), Roma controlaba toda la Cuenca del Mediterráneo, además de proyectarse hacia el norte por Europa (Galia, partes de Germania y Britania, los Balcanes, Dacia) y hacia el este por el Cáucaso y Mesopotamia.

Culturalmente, el Imperio romano fue significativamente helenizado, pero también asumió tradiciones orientales sincréticas, tales como el mitraísmo, el gnosticismo y el propio cristianismo, que se terminó convirtiendo en dominante.

El secular declive del Imperio romano se produjo a partir de la crisis del siglo III.

La Antigua Roma contribuyó grandemente al desarrollo de todo tipo de rasgos de la civilización occidental: el Derecho, las instituciones, la guerra, el arte, la arquitectura, la ingeniería, la literatura y las propias lenguas (no solo las lenguas románicas derivadas directamente del latín, sino también las lenguas germánicas, muy influenciadas).

terça-feira, 14 de janeiro de 2025

Sibila Libia


La sibila libia o sibila líbica era la sacerdotisa profética que presidía el oráculo de Zeus Amón (Zeus representado con los cuernos de Amón) en el oasis de Siwa, en el desierto de Libia.

La palabra «sibila» procede, mediante el latín, del griego σίβυλλα sibylla, ‘profetisa’. Había muchas sibilas en el mundo antiguo, pero la sibila libia predijo la «llegada del día en el que todo lo que está oculto será revelado».

En la Descripción de Grecia (x.12.3) de Pausanias, la sibila nombra a sus padres en sus oráculos:

Soy de nacimiento mitad mortal, mitad divina;

Una ninfa inmortal era mi madre, mi padre un comedor de grano;

En la falda del monte Ida de mi madre nací, pero la tierra de padre era la roja

Marpeso, consagrada a la Madre, y el río Aidoneo.

Los griegos decían que era la hija de Zeus y Lamia, una reina libia. Eurípides menciona a la sibila libia en el prólogo de su obra Lamia. Aún más, afirmaban que era la primera mujer que cantó oráculos, vivió la mayor parte de su vida en Samos, y que el nombre «sibila» le fue dado por los libios.

Serapión dice en sus versos épicos que la sibila no dejó de profetizar tras su muerte, y que dejó en el aire palabras propias del oráculo, presagios y augurios, y que su cuerpo se fue transformando en tierra donde crecía la hierba, y que cualquier bestia que la comiese tenía la capacidad de mostrar a los hombres un preciso conocimiento del futuro cuando eran sacrificadas y se analizaban sus entrañas. También piensa que la cara que se ve en la Luna es su alma.

Plutarco cuenta la historia de que Alejandro Magno, tras fundar Alejandría, marchó al oasis de Siwa, y se dice que la sibila le confirmó como personaje divino y como el legítimo faraón de Egipto.

sábado, 11 de janeiro de 2025

Cabala Hermética


A Cabala Hermética (do hebraico קַבָּלָה (qabalah)  'recepção, contabilidade') é uma tradição esotérica ocidental envolvendo misticismo e ocultismo . É a filosofia e estrutura subjacentes para sociedades mágicas como a Ordem Hermética da Aurora Dourada , inspirou organizações maçônicas esotéricas como a Societas Rosicruciana em Anglia , é um elemento-chave dentro das ordens Thelêmicas e é importante para sociedades místico-religiosas como os Construtores do Adytum e a Irmandade da Rosa Cruz.

A Cabala Hermética surgiu da Cabala Cristã , que por sua vez foi derivada da Cabala Judaica, durante o Renascimento Europeu , tornando-se variadamente Cristã Esotérica , não Cristã ou Anti-Cristã em suas diferentes escolas na era moderna. Ela se baseia em muitas influências, mais notavelmente: Cabala Judaica , astrologia Ocidental , Alquimia , religiões Pagãs , especialmente Egípcia e Greco-Romana, Neoplatonismo , Hermetismo e o simbolismo do tarô. A Cabala Hermética difere da forma Judaica por ser um sistema mais sincrético ; no entanto, ela compartilha muitos conceitos com a Cabala Judaica.


Ensinamentos

Concepção da Divindade

Uma preocupação primária da Cabala Hermética é a natureza da divindade, cuja concepção é bastante diferente daquela apresentada nas religiões monoteístas ; em particular, não há a separação estrita entre divindade e humanidade que é vista no monoteísmo clássico. A Cabala Hermética adere à concepção neoplatônica de que o universo manifesto, do qual a criação material é uma parte, surgiu como uma série de "emanações" da "divindade". 

Essas emanações surgem de três estados preliminares que são considerados precedentes à manifestação. O primeiro é um estado de nulidade completa, conhecido como Ain ( אין "nada"); o segundo estado, considerado uma "concentração" de Ain , é Ain Suph ( אין סוף "sem limite, infinito"); o terceiro estado, causado por um "movimento" de Ain Suph , é Ain Suph Aur ( אין סוף אור "luz ilimitada"), e é desse brilho inicial que se origina a primeira emanação da criação. 


Sephiroth

As emanações da criação que surgem de Ain Suph Aur são dez em número e são chamadas Sephiroth ( סְפִירוֹת , singular Sephirah סְפִירָה , "enumeração"). Elas são conceituadas de forma um pouco diferente na Cabala Hermética do que na Cabala Judaica .

De Ain Suph Aur cristaliza Kether, a primeira sephirah da árvore da vida cabalística hermética. De Kether emanam o resto das sephirot por sua vez, a saber: Kether (1), Chokhmah (2), Binah (3), Daath, Chesed (4), Geburah (5), Tiphareth (6), Netzach (7), Hod (8), Yesod (9), Malkuth (10). Daath não recebe um número, pois é considerado parte de Binah ou uma sephirah oculta. 

Cada sephirah é considerada uma emanação da energia divina (frequentemente descrita como "a luz divina") que flui sempre do não-manifesto, através de Kether para a manifestação. Este fluxo de luz é indicado pelo relâmpago mostrado nos diagramas da árvore sephirótica que passa por cada sephirah, por sua vez, de acordo com suas enumerações.

Cada sephirah é um nexo de energia divina, e cada uma tem uma série de atribuições. Essas atribuições permitem ao cabalista formar uma compreensão das características de cada sephirah em particular. Essa maneira de aplicar muitas atribuições a cada sephirah é um exemplar da natureza diversa da Cabala Hermética. Por exemplo, a sephirah Hod tem as atribuições de: Glória, inteligência perfeita, os oitos do baralho de tarô, o planeta Mercúrio, o deus egípcio Thoth, o arcanjo Miguel, o deus romano Mercúrio e o elemento alquímico Mercúrio. O princípio geral envolvido é que o cabalista meditará sobre todas essas atribuições e, por esse meio, adquirirá uma compreensão do caráter da sephirah, incluindo todas as suas correspondências.


Tarot e a Árvore da Vida

Os cabalistas herméticos veem as cartas do tarô como chaves para a Árvore da Vida. As 22 cartas, incluindo os 21 Trunfos mais a carta do Louco ou Zero, são frequentemente chamadas de " Arcanos Maiores " ou "Mistérios Maiores" e são vistas como correspondentes às 22 letras hebraicas e aos 22 caminhos da Árvore; o ás a dez em cada naipe corresponde às dez Sephiroth nos quatro mundos cabalísticos; e as dezesseis cartas da corte se relacionam com os elementos clássicos nos quatro mundos. Enquanto as sephiroth descrevem a natureza da divindade, os caminhos entre elas descrevem maneiras de conhecer o Divino.


Visões herméticas das origens da Cabala

Tanto a tradição judaica quanto a bolsa acadêmica convencional entendem que a Cabala se originou dentro do judaísmo, desenvolvendo conceitos e ideias do neoplatonismo judaico medieval anterior. Em meados do século XX, Gershom Scholem levantou a hipótese de que a Cabala Medieval tinha suas raízes em uma versão judaica anterior do gnosticismo ; no entanto, a bolsa contemporânea do misticismo judaico rejeitou amplamente essa ideia. Moshe Idel, em vez disso, postulou uma continuidade histórica do desenvolvimento do misticismo judaico inicial. Em contraste, alguns hermetistas veem as origens da Cabala em uma tradição ocidental originária da Grécia clássica com raízes culturais indo-europeias, posteriormente adotadas por místicos judeus.


Ocultismo Renascentista

A Cabala judaica foi absorvida pela tradição hermética pelo menos já no século XV, quando Giovanni Pico della Mirandola promoveu uma visão de mundo sincrética combinando platonismo , neoplatonismo, aristotelismo , hermetismo e cabala. Heinrich Cornelius Agrippa (1486–1535), um mágico alemão, escritor ocultista, teólogo, astrólogo e alquimista, escreveu os influentes Três Livros da Filosofia Oculta , incorporando a Cabala em sua teoria e prática da magia ocidental. Contribuiu fortemente para a visão renascentista da relação da magia ritual com o cristianismo. O sincretismo hermético de Pico foi posteriormente desenvolvido por Athanasius Kircher , um padre jesuíta, hermetista e polímata, que escreveu extensivamente sobre o assunto em 1652, trazendo mais elementos como orfismo e mitologia egípcia à mistura.


Sociedades esotéricas da era do Iluminismo

O Rosacrucianismo e os ramos esotéricos da Maçonaria , como a Societas Rosicruciana em Anglia , ensinavam filosofias religiosas, Cabala e magia divina em etapas progressivas de iniciação. Seus ensinamentos esotéricos e a estrutura de sociedade secreta de um corpo externo governado por um nível interno restrito de adeptos, estabeleceram o formato para as organizações esotéricas modernas. 


Renascimento mágico do século XIX

O Romantismo Pós-Iluminismo encorajou o interesse social no ocultismo, do qual a escrita cabalística hermética era uma característica. O manual de magia cerimonial The Magus (1801) de Francis Barrett ganhou pouca atenção até influenciar o entusiasta mágico francês Eliphas Levi (1810–1875). Levi apresentou o cabalismo como sinônimo de magia branca e negra . As inovações de Levi incluíram atribuir as letras hebraicas às cartas do Tarô, formulando assim um elo entre a magia ocidental e o esoterismo judaico que permaneceu fundamental desde então na magia ocidental. Levi teve um impacto profundo na magia da Ordem Hermética da Aurora Dourada.


Ordem Hermética da Aurora Dourada

A Cabala Hermética foi amplamente desenvolvida pela Ordem Hermética da Golden Dawn, Dentro da Golden Dawn, a fusão de princípios cabalísticos como as dez Sephiroth com divindades gregas e egípcias tornou-se mais coesa e foi estendida para abranger outros sistemas como o sistema enoquiano de magia angélica de John Dee e certos conceitos orientais (particularmente hindus e budistas), todos dentro da estrutura de uma ordem esotérica de estilo maçônico ou rosacruz.

Aleister Crowley passou pela Golden Dawn antes de formar suas próprias ordens mágicas. O livro de Crowley Liber 777 é uma boa ilustração da abordagem hermética mais ampla. É um conjunto de tabelas de correspondências que relacionam várias partes da magia cerimonial e da religião oriental e ocidental aos trinta e dois números que representam as dez esferas (Sephiroth) mais os vinte e dois caminhos da Árvore da Vida cabalística. A natureza panenteísta dos cabalistas herméticos é claramente evidente aqui, pois pode-se simplesmente verificar a tabela para ver que Chesed (חסד "Misericórdia") corresponde a Júpiter , Ísis , a cor azul (na Escala da Rainha), Poseidon , Brahma e ametista .


Consequências da Aurora Dourada

Muitos dos rituais da Golden Dawn foram publicados por Crowley, alguns alterados de várias maneiras para alinhá-los com sua própria abordagem mágica do Novo Aeon. Israel Regardie eventualmente compilou as formas mais tradicionais desses rituais e os publicou em forma de livro. 

Dion Fortune , uma iniciada da Alpha et Omega (um ramo da Ordem Hermética da Aurora Dourada ), que fundou a Fraternidade da Luz Interior , escreveu A Cabala Mística , considerada por seus biógrafos como uma das melhores introduções gerais à Cabala Hermética moderna. 


A∴A∴ e Ordo Templi Orientis

Após a dissolução da Ordem Hermética da Aurora Dourada, Crowley integrou a Cabala Hermética em sua nova filosofia religiosa, Thelema . As obras de Crowley, como Magick, 777 e O Livro de Thoth enfatizam a Árvore da Vida e Sephiroth, utilizando princípios cabalísticos para explorar a consciência humana e o crescimento espiritual. O desenvolvimento de Thelema continuou por meio de organizações como a Ordo Templi Orientis (OTO) e a A∴A∴ , que incorporaram ainda mais a Cabala Hermética em seus rituais e ensinamentos, perpetuando sua influência nas práticas esotéricas modernas. 


Cabala Inglesa

Existem vários sistemas de gematria inglesa , às vezes chamados de Cabala Inglesa, que estão relacionados à Cabala Hermética. Esses sistemas interpretam as letras do alfabeto romano ou inglês por meio de um conjunto atribuído de valores numéricos. 


Liber Trigrammaton

Em 1904, Aleister Crowley escreveu o texto do documento fundamental de sua visão de mundo, conhecido como Liber AL vel Legis , O Livro da Lei . Neste texto estava a injunção encontrada no versículo II:55; "Tu obterás a ordem e o valor do Alfabeto Inglês, encontrarás novos símbolos para atribuí-los", que foi entendido por Crowley como se referindo a uma Cabala Inglesa ainda a ser desenvolvida ou revelada. Em um dos Livros Sagrados de Thelema escrito por Aleister Crowley em 1907, chamado Liber Trigrammaton, sub figura XXVII - Sendo o Livro das Mutações do Tao com o Yin e o Yang , há 27 diagramas de três linhas conhecidos como 'trigramas', que são compostos de uma linha sólida para o Yang, uma linha quebrada para o Yin e um ponto para o Tao. Ao atribuir 26 letras do alfabeto romano aos trigramas desta obra, Crowley sentiu que havia cumprido a injunção de "obter a ordem e o valor do alfabeto inglês", conforme observado em seu 'Antigo Comentário' ao Livro da Lei . No entanto, ele também escreveu que "A atribuição no Liber Trigrammaton é boa teoricamente; mas nenhuma Cabala de mérito surgiu dela." 

Devido à sua natureza enigmática, Liber Trigrammaton tem sido objeto de várias interpretações por estudiosos e praticantes Thelêmicos. Ele é frequentemente analisado em conjunto com outras obras de Crowley e o contexto mais amplo dos ensinamentos Thelêmicos. Seus trigramas são algumas vezes correlacionados com o I Ching e outros sistemas de adivinhação e simbolismo. 


Trigrammaton Cabala

A interpretação mais desenvolvida, conhecida como Trigrammaton Qabalah (TQ), foi publicada pela primeira vez por R. Leo Gillis em 1996,  e posteriormente lançada como O Livro das Mutações em 2002. Este sistema é baseado em um dos Livros Sagrados de Thelema escrito por Aleister Crowley em 1907, chamado Liber Trigrammaton, sub figura XXVII - Sendo o Livro das Mutações do Tao com o Yin e o Yang . Liber Trigrammaton (também conhecido como Liber XXVII ) foi chamado por Crowley de "o fundamento final da mais alta cabala teórica". Correspondências são criadas com algumas das principais formas de adivinhação, como o I Ching , o Tarô e as runas , bem como os alfabetos grego e hebraico , a Árvore da Vida , a astrologia ocidental e védica , os quadrados mágicos e os sólidos platônicos . Uma característica primária desta cabala é uma nova compreensão do Cubo do Espaço e seus 26 componentes de arestas, faces e vértices, que equivalem ao número de letras do alfabeto inglês. 


Cabala Inglesa

A Cabala Inglesa (EQ) é uma Cabala apoiada por um sistema de aritmancia criado por James Lees em 1976. Ela atribui valores numéricos ao alfabeto inglês para interpretar textos esotéricos, particularmente O Livro da Lei . Inicialmente esquecido, o sistema ganhou reconhecimento através das publicações de Cath Thompson, que detalhavam seus métodos e aplicações. A EQ fornece uma alternativa ao hebraico tradicional e à Cabala hermética, enfatizando as propriedades linguísticas e numéricas do inglês.

Vários praticantes Thelêmicos usam a Cabala Inglesa em rituais e análises textuais, explorando seus insights únicos sobre o trabalho de Crowley. Pesquisas em andamento continuam a expandir suas aplicações dentro de práticas ocultas modernas, demonstrando sua adaptabilidade e relevância. Este sistema oferece uma perspectiva distinta sobre interpretação esotérica, contribuindo para uma compreensão mais profunda dos textos e práticas Thelêmicos. Lon Milo DuQuette elogiou o sistema por sua abordagem inovadora. 

Deidades Primordiales de la Mitología Griega


Las entidades o deidades primordiales de la mitología Griega corresponden a las deidades primordiales de esta mitología que generalmente son identificadas con elementos o principios naturales que existieron en los inicios del mundo en las cosmogonías y teogonías de la mitología griega; siendo descritas como las personificaciones y/o encarnaciones de estos conceptos primordiales.

Los mitos cosmogónicos eran habituales en el Oriente Próximo desde el III milenio a. C. Con el auge de su civilización, los poetas griegos comenzaron a adoptar estos mitos. Para el filólogo clásico Herbert Jennings Rose, mientras Homero organiza a los dioses a la manera en que se haría con un clan humano, Hesíodo presenta una cosmogonía de entidades primigenias que solo luego se van enlazando genealógicamente.​ Para encontrar una genealogía completa y propia hay que recurrir a la Teogonía de Hesíodo, que es tanto una cosmogonía como una teogonía, y puede considerarse la tradición mitológica griega más fundamental, punto de partida para los desarrollos posteriores.​ Un ejemplo de la manera en que la especulación ulterior se apodera de la narración hesiódica se ha señalado en Las metamorfosis de Ovidio, donde Caos se presenta como una mezcla completamente informe de los elementos o de las propiedades esenciales de la materia, tales como duro y blando, pesado y liviano, etc.

Algunos filósofos renombrados también narraron sus propias teogonías con sus dioses primordiales. Empédocles, por ejemplo, nos dice que «lo Uno es esférico, eterno e inmóvil, y que lo Uno es la Necesidad, constituyendo su materia los cuatro elementos —el aire, el agua, la tierra y el fuego— y, su forma, el Odio (Neikos, Νείκος) y la Amistad (Filotes, Φιλότης). Y dice que los elementos son dioses, y también el mundo, mezcla de los elementos».​ Platón introduce, en el Timeo, el concepto del demiurgo (Δημιουργός), una deidad inteligente que modeló el universo a partir de las ideas.

Una lista de dioses primordiales citados en este artículo comprende, a saber: Acmón (Ἄκμων), Aer (Ἀήρ), Ananké (Ἀνάγκη), Calígine (Calīgo), Caos (Χάος), Cronos (Χρόνος), Ctonia (Χθονίη), Eón (Αἰών), Érebo (Ἔρεβος), Eros (Ἔρως), Éter (Αἰθήρ), Fanes (Φάνης), Gea (Γῆ), Hémera (Ἡμέρα), Hidros (Ὕδρος), Kairós (Καιρός), Nicte (Νύξ), Océano (Ώκεανός), Oreos (Oὔρεα), Fisis (Φύσις), Ponto (Πόντος), Poros (Πόρος), Escotos (Σκότος), Talasa (Θάλασσα), Tártaro (Τάρταρος), Tecmor (Τέκμωρ), Tetis (Τηθύς), Tesis (Θέσις), Urano (Οὐρανός) y Zas (Ζάς).


Teogonía y Cosmogonía Hesiódicas

No hay una clasificación o definición estricta de las entidades o divinidades primordiales griegas. Algunos autores consideran cuatro primeras entidades o elementos primordiales: Caos, Gea, Tártaro y Eros. Jan N. Bremmer habla de Urano (el cielo), Ourea (las montañas) y Pontos (el mar), una primera generación de descendientes concebidos sin relación sexual debido a su estatus primordial.​ Otros, como C. Scott Littleton en Gods, Goddesses, And Mythology, hablan de una «segunda generación de deidades primordiales», los hijos de la «pareja primordial» representada por Urano y Gaia: titanes, hecatónquiros, cíclopes...


Los Cuatro Primordiales

Tras un himno introductorio a manera de proemio en el que canta a las musas, comienza la Teogonía propiamente. «En primer lugar existió el Caos», primera de las entidades primordiales,​ y luego surgieron «Gea la de amplio pecho», «el tenebroso Tártaro» y «Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales». ​Aunque frecuentemente se asume que Gea, Tártaro y Eros descienden de Caos, esto no se corresponde ni está implicado en el texto de Hesíodo, que los presenta como realidades primarias como Caos que llegaron a la existencia independientemente. Como Gea, Caos forma posteriormente una familia propia a partir de dos descendientes que sí nacen de ella.


Caos

Rose analiza que aquella afirmación central de Hesíodo de que al comienzo de todas las cosas era Caos (χάος) es una expresión que ha dejado para toda la filosofía ulterior un espacio muy amplio para la interpretación y la especulación. ​La palabra «caos» no tenía para los griegos un significado que apunte a ninguna de las connotaciones actuales de desorden o confusión. Aunque la palabra parece significar originalmente «vacío» o «espacio», ​seguramente no designa simplemente un espacio vacío, dado que resulta muy improbable que los griegos hayan supuesto que al comienzo había «nada». Pero Hesíodo tampoco dice que Caos estaba allí siempre (desde toda la eternidad), sino que prefiere usar la palabra γένετο, para señalar su «génesis» o surgimiento.

En una revisión y actualización de la obra de Rose, Robin Hard agrega la idea de que aunque Caos signifique literalmente «amplio vacío» denota algo más que el mero espacio vacío, principalmente por tratarse de una característica primordial del universo. Esta «realidad turbia» apareció en las genealogías subsiguientes como la fuente primaria de lo oscuro y lo negativo en el mundo. Hard destaca además que Hesíodo se imagina a Caos como algo sólido, al menos lo suficientemente compacto como para ser afectado por el calor del rayo de Zeus. Por lo demás, Caos no desaparece, sino que continúa ocupando un lugar, una ubicación espacial, cuando ya está finalizada la construcción del universo: en un pasaje posterior se le sitúa entre Gea y Tártaro, la zona más profunda del inframundo. Aunque Caos es en griego un sustantivo de género neutro, es tratada en los relatos como hombre cuando se presenta como una deidad.


Gea

Aun siendo una figura importante en su mitología, Gea no fue particularmente honrada en el culto de la antigua Grecia. Su rol primordial la diferenciaba aparentemente de los posteriores dioses olímpicos, con personalidades mucho más desarrolladas.​ Le fueron dedicados templos en varios lugares de Grecia, incluyendo uno en la ladera sur de la Acrópolis ateniense (honrada como Ge Kourotrophos) y otro en Esparta, compartido con Zeus Agoraios. Aunque actúa en los mitos como una persona y a veces se la muestra en obras de arte surgiendo del suelo en forma humana, no puede decirse que se trate de una deidad completamente antropomórfica por su inmediata y directa identificación con la tierra como elemento físico y natural.


Tártaro

Como en los poemas homéricos, el Tártaro hesiódico es la más profunda región del mundo, situada bajo el mismo Hades, a la misma distancia de este que la Tierra del Cielo. Fue el lugar donde las sucesivas generaciones de dioses encerraron a sus enemigos. ​Aunque muchos autores lo mencionan en el inicio de sus cosmogonías (Museo inicia su historia de la creación con él), otros autores griegos como Platón o Aristóteles, ignoraron los versos de la Teogonía donde se lo menciona. Martin West piensa que es posible que fuera insertado como una idea de último momento: ubicar el Tártaro en los inicios sería comprensible en una teogonía como la hesiódica, en la que el mundo se construye de abajo arriba. ​Cuando Tártaro es personificado se le considera padre de hijos siniestros, como Tifón (en la Teogonía, hijo de Gea y Tártaro) o, en fuentes posteriores, de Equidna y Tánatos (la muerte).


Eros

El Eros hesiódico es primordial, su acción es universal y previa a la distinción de sexos. Personifica la pasión, el anhelo amoroso y total y su existencia permite que los seres primigenios creen nuevos seres sin unión sexual.19​El papel de Eros es una invención destacable de Hesíodo, sin paralelo en las historias de la creación de Oriente próximo, posiblemente derivado de la posición de Poto en la cosmología fenicia.16​20​ Hesíodo fue seguido solo por el mitógrafo argeo Acusilao (siglo V a. C.) en no atribuir padres a Eros. Autores posteriores le atribuyeron diferentes padres, pero dichas variaciones indican la ausencia de una tradición autorizada al respecto.


Primera Generación de Deidades Primordiales

El siguiente estadio en el desarrollo del universo comienza cuando Caos y Gea generan nuevos seres sin contacto con pareja masculina.


La Familia de Caos

De Caos nacieron posteriormente Érebo (la oscuridad) y Nicte (la noche).3​Nicte concibió con su hermano Érebo a Éter (luminosidad) y Hemera (el día), para lo cual Hesíodo cambió el género gramatical de Érebo de neutro a masculino.​ Nicte es mucho más importante que su hermano porque, además de los dos hijos que tuvo con él, es la fundadora de la rama principal de la familia de Caos, al generar una serie de hijos por sí misma, en su mayoría personificaciones de las fuerzas oscuras, destructivas y negativas:​ Moros (Condena), Ker (Perdición), Tánatos (Muerte), Hipnos (Somnolencia), Geras (Senectud), Lisa (Ira), Ozis (Dolor), Apate (Engaño), Némesis (Venganza), Eris (Discordia), Filotes (Lujuria), Momo (Burla), las Hespérides (Guardia), los Oniros (Sueños), las Keres (Destrucción) y las Moiras (Destino), correspondiéndose estas dos últimas con Ker y Moros respectivamente.


La Familia de Gea

De Gea surgió el «estrellado Urano», el cielo. En una simetría típica de las cosmologías griegas, el cielo es un igual respecto a la tierra y tiene «sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses»; en la Ilíada y la Odisea es llamado «bronce» y «hierro» respectivamente, y parece representar un techo sólido, plano y paralelo a la tierra. También surgieron de Gea los Ourea (las montañas, morada de las ninfas) y Pontos, el mar, «sin mediar el grato comercio». Con el nacimiento del mar finalizan las «concepciones inmaculadas» de los hijos de Gea, la tierra; quizás su estatus «primordial» impedía que pudieran nacer de una relación sexual.9​Si la línea genealógica de Caos (a través de Nix) produjo toda una serie de fuerzas negativas o dañinas, Gea fue la progenitora de todo lo positivo y sustancial en el mundo: las características físicas del universo, las deidades que presidían distintos aspectos de la naturaleza y todos los grandes dioses y diosas. Gea fundó dos familias con sus dos hijos, la mayor a partir de su unión con Urano y una menor con Pontos, constituida básicamente por divinidades marinas, ninfas y seres de naturaleza monstruosa o grotesca que fueron posteriormente desplazadas por las deidades del orden olímpico.


Segunda Generación de Deidades Primordiales

La unión de Gea y Urano, de la tierra y el cielo, es un motivo mitológico muy común, en el que la relación sexual es una metáfora de la naturaleza como producto de dicha unión. De ella nacieron los titanes, que pese a ser conocidos como un colectivo, son un grupo mezclado, solo unos pocos de los cuales realmente adecuados para una cosmogonía, y Hesíodo tomó varios de ellos de otros contextos. Entre ellos se encuentran Océano y Tetis, aunque no forman la pareja cosmogónica mencionada por Homero.

...acostada con Urano, [Gea] alumbró a Océano de profundas corrientes, a Ceo, a Crío, a Hiperión, a Jápeto, a Tea, a Rea, a Temis, a Mnemósine, a Febe de áurea corona y a la amable Tetis. Después de ellos nació el más joven, Crono, de mente retorcida, el más terrible de los hijos y se llenó de un intenso odio hacia su padre.

Además de los titanes, Gea alumbró a los cíclopes, gigantes de un solo ojo, que fueron llamados Brontes (el que truena), Estéropes (el que da el rayo) y Arges (el que brilla). También a los hecatónquiros, gigantes con cien brazos y cincuenta cabezas de «fuerza inagotable y poderosa», llamados Briareo, Giges y Coto.

Según Francisco Rodríguez Adrados, la genealogía hesiódica proporciona una descripción del mundo y los elementos que lo componen, culminando en los titanes, «que ya no son dioses "naturales".» Con los titanes se inicia una narración sobre el sucesivo dominio y destronamiento de soberanos divinos: Urano es finalmente emasculado por su hijo, el titán Crono, quien a su vez será posteriormente destronado por Zeus, quien gobernaría a los posteriores Dioses olímpicos.

El primer mito propiamente hablando en la Teogonía es el que cuenta la disolución de la unión entre Gea y Urano y el derrocamiento de este último, motivado por el maltrato a su mujer e hijos. Urano odiaba a todos sus hijos y no les permitía emerger a la luz, lo que causaba tanta angustia a Gea que finalmente esta les instó a rebelarse contra él. Fue Crono, el benjamín de los titanes, el que armado con una hoz que había preparado expresamente Gea emasculó a Urano cuando se acercaba a su madre, permitiendo que sus hermanos salieran a la luz finalmente. Crono lanzó los genitales de su padre al mar, donde la espuma se reunió alrededor para generar a la diosa Afrodita Urania; algunas gotas de la sangre de Urano cayeron sobre Gea, que concibió tres últimas series de hijos de Urano: las erinias (personificación de la venganza), los gigantes y las melias. ​La separación de la pareja primordial Cielo-Tierra es un mito extendido en muy diversas culturas; en el antiguo Egipto Shu, personificación del aire, se interpuso entre Geb (el dios-Tierra) y Nut (la diosa-Cielo) para elevar a la segunda; mucho más lejos de Grecia, en los mitos maoríes de Nueva Zelanda, la unión entre Papa (Tierra femenina) y Rangi (Cielo masculino) era la primera fuente de vida, que quedaba prisionera por el apretado abrazo de los dos amantes, hasta que Tāne, dios de los bosques, usó su cuerpo para separarlos. El mito hitita-hurrita de Kumbarbi tiene tales paralelismos con la historia de Urano y Crono como para sugerir que fuera conocido por el autor de la Teogonía. Hesíodo no incidió en la elevación del cielo, centrándose sobre todo en las implicaciones dinásticas del conflicto familiar.

El significado de la palabra «titanes» es incierto, como lo es la cuestión de su origen y de quiénes fueron los primeros en creer en ellos. Buena parte del conocimiento elaborado sobre ellos es deducido de pocos y dudosos datos, aunque puede darse por cierto que se trata de figuras tenidas por extremadamente antiguas ya durante la Grecia histórica. La batalla de los titanes contra los dioses olímpicos y la victoria de estos últimos, según Rose, es posiblemente una reminiscencia del enfrentamiento entre una cultura previa y los griegos.


Otras Teogonías y Deidades Primordiales

Aunque el paso del tiempo sólo nos ha dejado completa una obra de poesía teogónica —la Teogonía de Hesíodo—, las huellas de otras obras de temática similar, en otros lugares de Grecia, nos dicen que este tipo de poesía se cultivaban en buena parte de Grecia, sin que puedan adscribirse a regiones determinadas. Por desgracia ninguna obra se ha conservado completa y nos ha llegado a nuestros días de manera muy fragmentaria.


Alcmán

En las obras de Alcmán, que nos han llegado severamente mutiladas, también contienen en su centro una cosmogonía. El primer documento referente a la cosmogonía de Alcmán se encontró en 1957. Se trata de un escrito papiráceo denominado Papiro de Oxirrinco, datado en el siglo II. En el proemio se pueden apreciar la aparición de los dioses primordiales, a saber: «...de él Poros («Comienzo») ... el viejo Tecmor («Fin») ... y la tercera la Oscuridad (Skotos)...».​ Por el comentario del texto se sabe que se proponía una fase más antigua en que había una «materia» o sustancia original confusa y mezclada. De ella surgían Poros, el sendero del camino, y Tecmor, la meta del camino. Más tarde se ubicaría una ulterior diferenciación, operada por Tetis (entiéndase como Thesis), la diosa o fuerza divina que traería el orden al cosmos, inicialmente confuso y desordenado. El poder de los tres dioses —Thesis, la Creación; Poros, el Comienzo y Tecmor el Final— acabaría formando a otra generación de dioses primordiales: «el día (Amar), la luna (Melana), y tercera la obscuridad (Skotos): los destellos (Marmarugas; o las estrellas). El día, no solo, sino con el sol. Al principio existía únicamente la obscuridad, después una vez diferenciada...». Alcmán también introduce a otro primordial, Acmón. Se le llama padre de Urano, y a quien pertenece los confines del cielo. Eustacio explica que se le llaman Acmón porque el movimiento celestial es infatigable (akamatos) en su devenir. Los hijos de Urano también son denominados Acmónidas. Ese Acmón parece estar relacionado de manera natural con el luminoso Éter. Parece que la Titanomaquia seguía el pensamiento de Alcmán: «Cielo era hijo de Éter, según el que escribió la Titanomaquia».​ Y además, «el que escribió la Titanomaquia dice que todo procede de Éter».


Aristófanes

La fuente más antigua que se conserva acerca de los primordiales es la comedia Las aves de Aristófanes, en la que se habla de Eros (no de Fanes) para referirse al nacido del huevo originario de Nix.​ Aristófanes nos habla de los albores de la creación para referirse al origen de las tribus de los pájaros: «en el principio existía el Caos y la Noche (Nix), el negro Érebo y el ancho Tártaro, y no existían la Tierra (Gea) ni el Aire (Aer) ni el Cielo (Urano). La Noche de negras alas engendró antes que nada en los infinitos recovecos del Érebo un huevo huero del que nació con el curso de las estaciones Eros, el deseado, cuya espalda refulgía con dos alas de oro, semejante a los rápidos remolinos del viento. Unióse él con el Caos alado en el ancho Tártaro y dio nacimiento a nuestra raza (los pájaros), la primera que sacó a la luz. La raza de los inmortales no existió antes que Eros combinara todos los elementos, y una vez mezclados unos elementos con otros nacieron el Cielo, el Océano, la Tierra y la raza imperecedera de todos los dioses bienaventurados».


Epiménides

Dentro de la obra de Epiménides destaca una teogonía que, según relata Diógenes Laercio, constaba de cinco mil versos y era conocida como Génesis y Teogonía de los Curetes y de los Coribantes. Damascio nos pone en contexto: «Epiménides postuló dos primeros principios: Aer y Noche (...) de los que fue engendrado el Tártaro (supongo que el tercer principio, como una cierta mezcla combinada de los dos). De ellos, dos Titanes, un intermedio comprensible, llamado así porque en ambos se distiende la punta y el extremo. Mezclados ambos entre sí engendraron un huevo (...) del que luego surgió otra generación». Filodemo también nos confirma el excursus de Epiménides: «en los versos épicos atribuidos a Epiménides, se dice que todo se formó de Aer y Noche, como también Homero señaló que Océano y Tetis engendraron a los dioses. Algún otro considera padre y madre de los dioses a Crono y Rea, y otros a Zeus y Hera».


Ferécides

Ferécides de Siros, en su Heptámykhos («Siete receptáculos») nos propone una cosmogonía filosófica. La primera noticia que se tiene sobre la obra de Ferécides es un testimonio de Diógenes Laercio y la Suda apunta que Ferécides de Siros es autor de una teología de diez libros narrada en prosa. El autor nos dicen que al principio existían «tres principios que siempre habían existido: Zas (Ζάς, Zeus), Ctonia (Χθονίη, la Tierra infecunda) y Cronos (Χρόνος, el Tiempo)». Zas fecunda a Ctonia (uniéndose en matrimonio), que entonces pasaría a llamarse Gea (Γῆ). La labor de Chronos, el Tiempo, es la de ser un demiurgo, que mediante un onanismo forma el fuego, el aire y el agua. En el tercer día de la creación Zas le regala a Ctonia un manto decorado con los motivos de la Tierra y el Ogeno (Océano). Tras la creación del mundo y el establecimiento de los elementos en orden Ferécides establece una lucha entre Crono y Ofioneo (Ofión) en la que finalmente vence el Tiempo y expulsa a Ofioneo a las profundidades marinas del Ogeno.


Higino

Higino, autor latino, es el único en citar que el principio de todo fue la Calígine (las Tinieblas). En el prefacio de sus Fábulas empieza narrándonos lo siguiente: «Ex Caligine Chaos: ex Chao et Caligine, Nox, Dies, Erebus, Aether», esto es, «De las Tinieblas: el Caos. Del Caos y de las Tinieblas: Noche, Día, Erebo, Éter». Por lo demás el autor no explica qué o quién era la Calígine, acaso el estado inicial del cosmos.


Homero

Los primeros intentos se aprecian en la Ilíada de Homero, en un pasaje del canto XIV en el que Hera dice que quiere reconciliar «a Océano, padre de los dioses, y a la madre Tetis», reminiscencia del mito babilónico de Apsu y Tiamat recogido en el Enûma Elish.​ West cree que esos versos nos hablan de un mito en donde Océano y Tetis fueron los progenitores de toda la raza de los dioses. La idea del agua como elemento primordial prefigura a Ferécides de Siros y a Tales de Mileto.


Orfismo

La cosmología órfica intenta llenar el abismo entre un Caos vacío y el mundo visible con un relato distinto, según el cual al principio de todo estaban Caos, la noche (Nix) y Érebo. Nix habría puesto un huevo, del que surgió Eros, que en otros relatos es denominado Fanes, Protogonos (el «primer nacido»)​ y conocido además como Metis (aquí como sustantivo masculino) y Ericepayo —Erikapaios («comedor de brezo»)—), pero se trata del mismo padre (o madre, dado que en algunas versiones se lo describe como hermafrodita) de una gran cantidad de generaciones de dioses.​ Nix (Noche) es también mencionada como primer principio por muchos poetas y filósofos griegos. En el orfismo temprano, Noche es la madre del Cielo (Urano); la colección imperial de Himnos órficos, tras dos himnos introductorios, comienza con un himno a Noche. En el Papiro de Derveni se nos dice que la teogonía órfica consideraba a Zeus como creador de todos los dioses y el mundo. Nix, Urano y Crono fueron los anteriores gobernantes del universo. Zeus atacó a su padre Crono siguiendo un oráculo de la Noche. En otra variante, y según el mítico Orfeo, al principio existía Hydros, las aguas primordiales, de las que se solidificó el limo del que se formó la Tierra (Gea).​ De la unión entre el agua y la tierra surgieron el Tiempo (Chronos), la Necesidad (Ananke) y Fanes, que nació de un huevo. O bien Chronos era imaginado como una serpiente y a su debido tiempo engendró a tres dioses primordiales: el Éter, aire superior; el Érebo, el aire inferior; y en medio de estos también se ubicaba Caos ilimitado. Después Chronos engendró un huevo de que emergió toda la materia.​ Epifanio dijo que el mundo comenzó con un huevo y con él emergió un Viento (las formas entrelazadas de Ananke y Chronos).


Pneuma


Pneuma (πνεῦμα) es una palabra del griego antiguo que inicialmente significa "respiración", y que en contextos religiosos pasa a significar "espíritu" (spiritus en latín); concepto equivalente o diferenciado, según el caso, al de "alma" (ψυχή psique en griego -que inicialmente significaba "aliento de vida"-,​ anima en latín), y en cualquier caso diferenciado o incluso opuesto al de "cuerpo" (σὠμα soma en griego, corpus en latín). Se emplea con distintos significados en los escritos médicos y filosóficos de la Antigüedad clásica, particularmente en su concepto fisiológico, y en las traducciones bíblicas de palabras hebreas como nefesh, ruaj y neshamá (en cambio basar, "cuerpo informado por un alma", habitualmente se traduce por "carne").


Antigüedad Clásica

Presocráticos

Pneuma ("aire en movimiento, respiración, viento") es equivalente en el monismo material de Anaxímenes de Mileto a aer (ἀήρ, "aire") como el elemento que originó todo lo demás; siendo equivalente al término hindú prāṇa. Este uso es el primero que se hace del término en filosofía.​ Una cita de Anaxímenes observa que "así como nuestra alma (psyche), siendo aire (aer), nos mantiene juntos, así la respiración (pneuma) y el aire (aer) abarcan el mundo entero". En este uso temprano, aer y pneuma son sinónimos.


Teoría Médica Griega Antigua

En la medicina griega antigua, pneuma es la forma en que circula el elemento aire, necesario para el funcionamiento sistémico de los órganos vitales. Es la materia que sostiene la conciencia en un cuerpo. Según Diocles de Caristo y Praxágoras, el "pneuma psíquico" media entre el corazón, concebido como sede de la mente, y el cerebro.

Los discípulos de Hipócrates explicaron el mantenimiento del calor vital​ como la función de la respiración dentro del organismo. Hacia el 300 a. C., Praxágoras descubrió la distinción entre las arterias y las venas. Como quiera que en el cadáver las arterias están vacías, a la luz de estos preconceptos fueron declaradas como las vías para el transporte del pneuma a las distintas partes del cuerpo. Una generación más tarde, Erasístrato convirtió estas ideas en base de una nueva teoría de la enfermedad y su tratamiento. El pneuma, inhalado del aire exterior, se desplaza a través de las arterias hasta que alcanza los distintos centros, especialmente el cerebro y el corazón, y allí causa el pensamiento y el movimiento orgánico.


Aristóteles

El pneuma symphyton ("pneuma connato" o "congénito") de Aristóteles (Sobre la respiración -Περὶ πνεύματος Peri neúmatos en griego, De spiritu en latín-) es el "aire" móvil y cálido que en el esperma transmite la capacidad para la locomoción y ciertas sensaciones a la descendencia. Estos movimientos derivan del alma (psique) de los padres y son encarnados por el pneuma como una sustancia material en el semen. El pneuma aristotélico es necesario para la vida, y como en la teoría médica se le involucra en el "calor vital", pero se le define de una forma menos precisa y extensa que al de los estoicos.


Estoicismo

En el estoicismo, pneuma es el concepto de "aliento de vida", una mezcla del elemento aire (en movimiento) y el elemento fuego (como calor).​ Para los estoicos, pneuma es el principio activo, generativo, que organiza tanto al individuo como al cosmos.​ En su más alta forma, pneuma constituye el alma humana (psychê), que es un fragmento del pneuma que es el alma de Dios (Zeus). Como una fuerza que estructura la materia, existe en los objetos inanimados.​ En su Introducción (1964) a las Meditaciones de Marco Aurelio, el sacerdote anglicano Maxwell Staniforth atribuye a Cleantes, quien desearía dar un significado más explícito al "fuego creativo" de Zenón, ser el primero en utilizar el término pneuma (spiritus) para describirlo. Como el fuego, este "espíritu inteligente" se imaginaba como una tenue sustancia parecida al aire común o a la respiración, pero que esencialmente posee la cualidad del calor; es inmanente en el universo como Dios, y en el hombre como alma y principio que da la vida.


Judaísmo y Cristianismo

En el uso que le da al término griego el judaísmo y el cristianismo (traducción helenística de la Biblia hebrea -lladada Septuaginta- y el Nuevo Testamento, en su mayor parte escrito directamente en griego), pneuma es equivalente a "espíritu"; aunque no siempre: así por ejemplo, en las traducciones de Juan 3:5-8, pneuma se traduce, según el contexto, por "viento" o por "espíritu" (wind, spirit -en la clásica traducción inglesa de la King James-):

5 Jesús le respondió [a Nicodemo]: «Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.

6 Lo que nace de la carne es carne, lo que nace de Espíritu es espíritu.

7 No te extrañes de que te haya dicho: «Ustedes tienen que renacer de lo alto».

8 El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu»


En la primera aparición del término en la Biblia (Génesis, 1,2), las traducciones son muy diversas:

La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas. (Web del Vaticano)

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.(Reina-Valera 1960)

la tierra era una masa caótica y las tinieblas cubrían el abismo, mientras un viento impetuoso sacudía la superficie de las aguas. (La Palabra, 2010)

Las expresiones traducidas como Espíritu Santo (Hagios Pneumatos) y Espíritu de Dios (pneuma ho Theos) fueron particularmente debatidas en las polémicas teológicas.

La diferenciación o identificación entre los conceptos de alma y espíritu enfrenta a dicotomistas y tricotomistas, y la de ambos con el de cuerpo, con los monistas.


Renacimiento

El término reaparece en autores renacentistas de creencias mágicas y ocultistas, como Agripa de Nettesheim, Paracelso y Giordano Bruno, quienes entienden el pneuma como el instrumento del que se sirve la divinidad para influir sobre las acciones humanas.


Éter


En la mitología griega, Éter (en griego antiguo, Αἰθήρ; romanización, Aithḗr; pronunciación, a͜ɪtʰɛː́r (clásica), ɛːtʰˈeːr (koiné), eθˈir (bizantino)) es una de las deidades primordiales. Éter es un elemento más puro y más brillante que el aire, y a la vez la región que ocupa este elemento por encima del cielo. También es la personificación de la luminosidad y el brillo.

Algunos autores antiguos identifican a Éter como diversos primordiales, como Acmón (Ἄκμων, Ákmon; «cénit» de la bóveda celestial) en Alcmán o el Aire (Αηρ, Aér, el aire superior) en Aristófanes.

El uso más general del vocablo αἰθήρ lo identifica con "cielo" y "aire",​ o con un elemento más puro y brillante, por encima del aire. Es el aire superior.​ El nombre Αἰθήρ contiene la raíz aidh- que en la épica arcaica forma palabras relacionadas con las acciones de "quemar" y "brillar", como el verbo αἴθω: "encender".


Versiones del Mito

Homero

En los poemas homéricos, el Éter es concebido como una región por encima del ἀήρ (aér, "aire")f​ que a su vez está bajo el Οὐρανός (ouranós, "firmamento")f​ pero guardan una estrecha relación conceptual.f. Es la región donde habitan los dioses,f  y el dominio de Zeus tras el reparto del mundo.f.​ Puede contener nubes, atributo de Zeus;f estas surgen del Éter según su voluntad.f.​ En los Himnos homéricos, El Sol está en el Éter.f​. Los vientos como el Céfiro soplan desde esta región por mandato de Zeus.f.​ En el Himno homérico a los Dioscuros (v. 13), éstos son presentados como moradores del Éter, desde donde también pueden controlar los vientos.


Hesíodo

Según Hesíodo, fue hijo de: Érebo (la oscuridad) y Nix (la noche), y es hermano y consorte de Hemera (el día), siendo Éter la personificación de la luz. Según la Teogonía de Hesíodo se distingue claramente a Éter, elemento más bien abstracto que simboliza la región superior, del Cielo propiamente dicho, Urano, de carácter más personal.​ Al menos una fuente, atribuida espuriamente a Hesíodo, nos dice que de Éter y Hemera nació Broto; relacionado por el autor como uno de los autóctonos.


Eurípides y Aristófanes

Se conservan fragmentos de obras de Eurípides en los que señala que el Éter es consorte de Gea.f.​ Para Aristófanes, el Éter fue también el padre, por sí mismo, de las ninfas de las nubes: las néfeles. También lo identifica como el Aire (Aer), y lo considera hijo de Erebo.f​


Literatura órfica

La literatura órfica nos da diferentes variones del Éter pero lo entiende como la materia creativa o el germen de las demás cosas. En las rapsodias órficas se dice que el Tiempo, desconocedor de la vejez, y por sí solo, fue padre de Éter y de Caos. Pero en la teogonía de Jerónimo y Helánico el Tiempo, con la forma de un dragón, genera una triple descendencia: el Éter húmedo (el aire superior), el Caos sin límites (el aire intermedio) y tras ellos el Érebo nebuloso (el aire inferior). Después se nos dice que el Tiempo dispone o fabrica un huevo de plata en el Éter. Efectivamente aquel huevo se dice retoño del Éter y el Abismo (Χάσμα, Chásma; Caos). De ese huevo, formado por sí mismo, se generó la luz y de él emergió el luminoso Fanes. El nebuloso Abismo y el Éter sin viento se hendieron por la sacudida de Fanes, por la inmensa luminosidad del mismo. A Fanes se le llama el hermosísimo hijo de Éter inmenso.​ Fanes o Primogénito fue el primero en manifestarse en el Éter. El los Himnos órficos se lo nombra como un elemento divino que domina todo y que, de nuevo, es el germen de todo.​ En las Argonáuticas órficas se nos dice que en un principo fue Caos y el Tiempo, y este engendró, como esperábamos, al Éter y a Eros, esto es, Fanes.


Higino

La versión trasmitida por Higino en el prólogo de sus Fábulas lo presenta como hijo del Caos y de la Calígine, y junto con Día (Hemera) el engendra a la Tierra, el Cielo y el Mar​ (Gea, Urano y Ponto). Unido a Gea engendra a una serie de personificación de abstracciones tales como el Dolor (Dolor), la Astucia (Dolus), la Ira (Ira), la Pesadumbre (Luctus), la Mentira (Mendacium), el Juramento (Jusjurandum), la Venganza (Ultio), el Exceso (Intemperantia), la Disputa (Altercatio), el Olvido (Oblivio), la Cobardía (Socordia), el Miedo (Timor), la Soberbia (Superbia), el Incesto (Incestum) y la Lucha (Pugna).​ En realidad, este Éter de Higino es equiparable con el Urano de Hesíodo, sin que su cosmogonía tenga un equivalente claro del Éter hesiódico. De esta manera hace a Éter y la Tierra como los progenitores de las razas de los gigantes Uránidas: Océano, Temis, Tártaro, Ponto, Briareo, Giges, Estéropes, Atlante, Hiperión, Polo (Ceo), Saturno (Crono), Ops (Rea), Moneta (Mnemósine), Dione, Alecto, Megera y Tisífone (Higino confunde a varios personajes entre los que se citan en otras fuentes como titanes, primordiales, centímanos, cíclopes y erinias).


Otras fuentes mitográficas

Alcmán nos habla de Acmón (esto es «cénit»), quien poseía todos los cielos, identificado de manera natural con Éter. Urano es descrito como hijo de Acmón, y que sus hijos reciben los patronímicos de Acmónidas.​ Calímacof y Cicerónf​ también coinciden en considerar que Urano surge desde el Éter. De forma extraña se añade que Pan nació de Éter y una tal Enéis.​ Heródoto, no en vano, dice que Pan es el más antiguo de los dioses.​ Cicerón dice que Éter fue padre del primer Júpiter (Zeus),y que ese Zeus fue padre del Sol (Helios);​ también dice que Prosérpina (Perséfone) y Líber (Dioniso) son hijos de Éter. Ampelio dice que la segunda Venus (Afrodita), nacida de la espuma, nació de la unión entre Éter y Océano (probablemente el autor se refiera a Hémera o Etra).

Eidolon


Un eidolon (plural eidola) (en griego «εἴδωλον»; imagen, fantasma, aparición), según la mitología griega y la teosofía, es una copia astral de un difunto. Los antiguos griegos imaginaban el eidolon como un doble fantasmal de la forma humana. Los teósofos lo ponen en relación con el perispíritu, el doble astral y el kamarupa.

Tanto los griegos como los teósofos creían que el eidolon se originaba tras el ingreso del difunto al Hades, lugar donde el espíritu del difunto perdía su identidad, y su espíritu volaba como un eidolon indeterminado, en forma de imagen descarnada. Hay un buen ejemplo de ello en la Odisea, cuando Ulises desciende al Hades y puede ver los eidola de los muertos, entre ellos el de su madre, semejante a una sombra y cuando Ulises intenta abrazarla, la imagen se desvanece.

El eidolon también puede aparecerse bajo ciertas condiciones a los vivos, un ejemplo de ello se describe en el sacrificio de Políxena; el espíritu de Aquiles aparece como eidolon cuando la joven hija del rey Príamo de Troya es conducida por Neoptólemo a la tumba de Aquiles para ser sacrificada en ella.

El caso del eidolon de Helena de Troya fue explorado tanto por Homero como por Eurípides. Sin embargo, mientras Homero usa el concepto de eidolon como una idea independiente que otorga una vida después de la muerte a Helena, Eurípides entronca aquí con la idea del kleos, siendo el eidolon y el Kleos de Helena uno producto del otro.

Ka


El Ka es la "fuerza vital", un componente del espíritu humano, una pizca del principio universal e inmortal de la vida, según la mitología egipcia. Para los antiguos egipcios los componentes del espíritu humano eran: Ib, Ka, Ba, Aj, Ren y Sheut.

Se pensaba que el ka era creado por Jnum, con su torno de alfarero, para ser depositado en los hijos en el momento de su concepción. Este elemento confería la inmortalidad a cada hombre que incluso podría transformarse en un dios, necher, si lo hubiera merecido por sus excepcionales buenas acciones durante su vida en la Tierra.

Los egipcios también creían que el ka se mantenía por medio de los alimentos. El ka podía perdurar en el cuerpo del difunto si se conservaba momificado; por esta razón era necesario embalsamar a los cadáveres, y se debían depositar ofrendas de alimentos a los difuntos, aunque era los kau de las ofrendas lo que se consumía, no la parte material.

El ka de los dioses y faraones estaba indisolublemente unido a su cuerpo, mientras que los demás egipcios obtenía su ka por mediación del faraón. Las condiciones de la vida futura en la Duat dependían del veredicto en el juicio de Osiris.

"El ka del rey posee un poder especial, procede directamente del dios y se relaciona también con los súbditos debido a que el ka de éstos procede del rey o es el propio rey. Es uno de los elementos sustentantes de la monarquía divina y de su autoridad.

El ka ("Gemelo" o "doble") del rey acabó convirtiéndose en un dios-Luna, Jonsu, el ka por excelencia del Sol"

Henri Frankfort


El qi es un concepto tradicional chino usado para una cualidad intangible de todo ser vivo. La práctica de cultivar y equilibrar el qì se llama qigong. Los creyentes del qì lo describen como una fuerza vital, cuyo flujo debe estar libre de obstáculos para mantener la salud. El qì es un concepto pseudocientífico, no verificado,​ y no está relacionado con el concepto de energía utilizado en la ciencia(la energía vital es una noción científica abandonada).

El término está extendido también en otros países de Extremo Oriente como Corea, Japón y otros, siendo frecuente su transcripción como chí o chi'i. El concepto chino respecto a la qì o chí similar a conceptos occidentales como energeia, magnetismo animal, élan vital o energía vital (vitalismo), también es muy semejante al concepto hindú del prāṇa, aunque el prāṇa es considerado principalmente una energía que desde el aire respirable se adquiere en la respiración, mientras que el concepto chino del qì6​ se entiende también como la energía del macrocosmos (todo el universo), en el microcosmos (el cuerpo humano y su psique). Sin embargo en la tradiciones de la India, como el yoga y el tantra, tal energía ha sido entendida más como un factor místico (los cuerpos supra-racionales son de hecho un continuum del qì o prāṇa) aunque tenga derivados en la medicina ayurveda; en cambio en la MCT (Medicina China Tradicional) el qì o la chí ha llegado a ser entendida como la energía cósmica circulando de un modo polarizadamente recíproco (yin/yang) en el cuerpo de todo ser viviente y que la armoniosa y continua circulación de tal energía llamada qì (o ch'i) mantiene a la salud del cuerpo y de la psique, mientras que una alteración del circuito energético corporal (ya que la qì discurre principalmente por kin o "canales" o "meridianos" naturalmente ordenados, teniendo nodos o puntos clave llamados xue, que se evidencian principalmente en la dermis).

De acuerdo a la medicina tradicional china, el qì es una energía que fluye continuamente por la naturaleza, y la interrupción de su libre flujo en el cuerpo es la base de los trastornos físicos y psicológicos.

Los practicantes de ciertas disciplinas afirman que el ser humano puede controlar y utilizar esta energía, a través de diversas técnicas, acrecentándola, acumulándola y distribuyéndola por todo el cuerpo o usarla en forma concentrada, como en el Tàijíquán, el Daitō-ryū aiki-jutsu, el Aikido y otras artes marciales. Otros afirman poder curar cierto número de enfermedades y otros efectos liberando el libre flujo del qì por el cuerpo humano. Este es el caso de medicinas alternativas como el magnetismo curativo, el reiki, la acupuntura, la digitopuntura y de algunas disciplinas como el qìgōng.

La ciencia no admite el concepto de qì como un fenómeno real desde el momento que no resulta medible y sus efectos pueden ser explicados como sugestión. La controversia en torno al qì está relacionada con la explicación de su operatividad como resultado de la intervención del qì como un fluido inmaterial (energía). Algunos maestros de qìgōng proclaman que pueden detectar y manipular de forma directa el qì e incluso operar con el mismo a distancia. Hay una corriente que incluye a algunos maestros de qìgōng tradicionales, que considera que el qì puede ser visto como un proceso biológico y su efectividad puede ser explicada en términos familiares para la medicina occidental. Sin embargo, ningún estudio ha demostrado la existencia de esta energía.


En la Medicina China Tradicional

El qì 气 es un concepto básico de la Medicina china tradicional (MCT). En ella el qì 气 preserva el fundamento material de la vida, se encarga de mover el flujo sanguíneo y de mantener en armonía los órganos internos. De la medicina china tradicional deriva también la aplicación del concepto qì 气 en la acupuntura. A través de las agujas, las moxas, los masajes y diversos instrumentos, se estimulan los puntos acupunturales con la intención de interactuar con la corriente energética del qì 气. En las terapias de acupuntura, se puede vaciar o colapsar el qì 气, ya sea para tonificarlo y potenciar las defensas y sistema inmunitario, o colapsarlo para estimular el flujo sanguíneo del cuerpo.

Igualmente, de acuerdo con la Medicina china tradicional, existe el concepto de dantian, que son puntos energéticos en el cuerpo en donde se almacena y nutre la energía qì 气.​; y al igual que en la acupuntura se cultivan y protegen la formación y circulación adecuadas de las energías en los dantian para restaurar y promover la salud y el bienestar.


En la Espiritualidad

El Qì y la Respiración

En la mayoría de los sistemas espirituales y terapéuticos orientales se incluyen métodos de atención a la respiración o algunas técnicas de respiración. La herramienta principal para el conocimiento del qì es la respiración, una de las más reconocidas y difundidas prácticas de respiración energética china es el qìgōng, pronunciado correctamente en español como chi kung. En japonés, dada la tendencia polisémica de este idioma, ki se traduce a veces como energía, presencia, voluntad, salud, mente o respiración. En el yoga hindú, la palabra sánscrita prāṇa tiene el mismo significado, queriendo decir energía, respiración, sabiduría. En algunos contextos, la palabra japonesa ki se traduce directamente por respiración. A través de la meditación en la respiración o de técnicas de respiración, se afirma que se puede desarrollar la energía natural de la persona y armonizar su personalidad y metabolismo.

Algunos maestros de zen y budō afirman que la respiración es la respiración del cosmos, ya que todos los elementos de la naturaleza son una pieza del todo, y la realidad se expresa en procesos de opuestos que alternan (día/noche, invierno/verano, movimiento/quietud...), lo que se conoce como yīn y yáng. En meditación, la respiración se considera un vínculo entre el pensamiento, las emociones, el instinto y los estados físicos y, al igual que en la ciencia occidental, una expresión del estado de ánimo.


Qì y tradición Espiritual

El concepto de qì viene a menudo de la mano de doctrinas espirituales como el taoísmo y el budismo, y de prácticas espirituales como el yoga y el taichí.

En el entrenamiento qigong médico, se entiende que uno necesita entrar en un estado de no movimiento (wu wei). De este estado, uno puede entonces entrar en un estado de calma. Del estado de calma uno entonces podrá entrar en un estado de tranquilidad. Una vez en él, el cuerpo tendrá una ocasión de reajustar cualquier desequilibrio. En el qigong médico, un estado de tranquilidad también proporciona una condición favorable para que la mente ayude en el ajuste del balance energético del cuerpo y en la cura.

Cuando se entra en un estado profundo de tranquilidad, es posible aunque raro que el yuan shen (‘espíritu original’) deje el cuerpo. No sucede generalmente en la mayoría de los principiantes en el entrenamiento médico de qigong a menos que ese sea su objetivo. Casualmente, en el qigong budista y taoísta, el objetivo más alto del entrenamiento es trabajar con el Yuan Shen como laboratorio. Un qi ligero (una vibración alta de qi no restringida al plano físico) es el combustible, el medio, que asiste el yuan shen a ir más allá de los límites del cuerpo físico. En el entrenamiento taoísta, se desea purificar el cuerpo físico para no restringir el componente original al mundo material y poder viajar a los planos más altos para aprender y para desarrollarse. Los individuos interesados solamente en la salud y la parte curativa del qigong​ no necesitan tener conocimiento sobre este asunto. En el qigong médico, solamente la vitalidad, la manifestación o la expresión de su energía vital es de preocupación.


Antigüedad Clásica

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