El negacionismo del Holocausto es una corriente de pensamiento que tiene la finalidad de reinterpretar los hechos acaecidos en Europa entre los años 1941 y 1945, siguiendo «la doctrina según la cual el genocidio practicado por la Alemania nazi contra los judíos y los gitanos no existió, sino que es producto del mito, de la fabulación, del fraude».En general, las tesis de estas reinterpretaciones cuestionan o niegan el asesinato en masa del cual fueron objeto el pueblo judío y otras minorías bajo el Tercer Reich y los países ocupados por éste entre 1933 y 1945.
Los ejes comunes de esta corriente los constituye el rechazo a los siguientes hechos históricos:
Que el régimen nazi tuviese un plan deliberado de exterminar a los judíos o a otros grupos.
Que murieran, asesinados a manos de los nazis, seis millones de judíos durante la guerra, debido a que en fuentes como esta, la cifra asciende a 2,5 millones a lo sumo.
Que existiesen dispositivos funcionales para el exterminio masivo, tales como las cámaras de gas, y por lo tanto, también los campos de exterminio.
También, dentro del negacionismo, se identifican dos posturas en función de su grado de negación de los hechos históricos del Holocausto:
La que niega totalmente el asesinato masivo y por consecuencia también la existencia de cámaras de gas.
La que no niega en totalidad el genocidio ni las cámaras de gas, pero afirma que Hitler no tenía conocimiento ni responsabilidad sobre las ejecuciones en masa. El escritor británico David Irving se caracteriza por defender esta idea.
Es también una opinión mayoritaria entre los negacionistas, de forma implícita o explícita, la consideración del Holocausto como propaganda de guerra sustentada por las potencias aliadas, y que posteriormente habría sido aprovechada por una supuesta conspiración judía, o bien sionista, con el propósito de obtener beneficios a costa de otros pueblos, principalmente de los palestinos y de Alemania. Por ello, el negacionismo está considerado como una teoría de conspiración antisemita y está perseguida penalmente en varios países europeos incluyendo a Alemania y Austria, al entenderse como ocultamiento de genocidio con conocimiento, o consentimiento y aprobación o justificación del mismo.
Terminología
En un principio los negacionistas se hacían llamar revisionistas del Holocausto (concepto extraído del revisionismo histórico). En las primeras décadas posteriores a la guerra, las comunidades judías decidieron no dignificar aquellos presuntos estudios revisionistas con una respuesta, creyendo que contestar sólo llevaría a este grupo a una mayor credibilidad. Más tarde, y con cierta resistencia por parte de la comunidad judía, la historiadora estadounidense Deborah Lipstadt los denominó negadores del Holocausto,ya que no estaban "revisando" la Historia, sino más bien, negando lo innegable. A partir de entonces se adoptó el término negacionismo, que los negacionistas todavía rechazan, por considerarlo despectivo. Esta expresión significa que niegan categóricamente los hechos que abordan sin investigaciones ni pruebas que respalden su postura. En compensación por el uso de este término, los negacionistas se refieren como exterministas o exterminacionistas a aquellos que apoyan y acreditan la evidencia histórica del Holocausto.
Los historiadores académicos no suelen aceptar el término revisionismo del Holocausto aplicado al negacionismo, para establecer diferencias con respecto al legítimo revisionismo histórico que, a diferencia del negacionismo, sí se adecua a los estándares académicos, a las pruebas disponibles y a la metodología científica. La negación del Holocausto es conocida como "negacionismo" siguiendo el término francés négationnisme, propuesto por Henry Rousso en The Vichy Syndrome (Cambridge: Harvard University Press, 1991). Los negacionistas intentan reescribir la historia, minimizando, negando o simplemente haciendo caso omiso de hechos esenciales. Según Jacques Derrida:
En términos generales, el "revisionismo" de la historia es el intento de crítica a los dogmas establecidos, una crítica que no puede de ninguna manera incluirse en el tipo de negacionismo que intenta negar la realidad de hechos reconocidos.
Según Koenraad Elst:
Negacionismo significa la negación histórica de los crímenes de lesa humanidad. No se trata de una reinterpretación de los hechos conocidos, sino la negación de los hechos conocidos. El término Negacionismo ha ganado popularidad como el nombre de un movimiento que niega un crimen de lesa humanidad, el genocidio nazi de los Judíos en 1941-45, también conocido como el holocausto (griego: sacrificio de fuego) o la Shoah (hebreo: catástrofe). El negacionismo es mayoritariamente identificado con el esfuerzo de re-escribir la historia de tal manera que el hecho del Holocausto se omita.
Los historiadores académicos señalan, además, que el Holocausto ha sido objeto de numerosas visiones y revisiones luego de la Segunda Guerra Mundial, tanto en el campo de la investigación académica como en los programas oficiales de educación, por lo cual, el revisionismo histórico no debe confundirse con la corriente conocida en círculos académicos como la negación del Holocausto. Esta situación la comparte con otros genocidios que experimentado su "negación", como el armenio y el de los gitanos durante la Segunda Guerra Mundial.
Historia
Antecedentes
Los estudios acerca de los argumentos del negacionismo han revelado que el antisemitismo ha sido el más importante motor del negacionismo desde sus inicios. Los historiadores sostienen que los primeros negacionistas fueron los propios nazis, a partir de evidencias documentales de que Heinrich Himmler ordenó a sus oficiales que destruyesen grabaciones, instalaciones y otras evidencias que delataban el exterminio masivo de seres humanos, cuando la derrota de Alemania era inminente y los líderes nazis se percataron de que serían capturados y llevados a juicio. Al finalizar la guerra, muchos de los líderes nazis abandonaron Alemania y comenzaron a promover material de propaganda propiamente negacionista que les exculpase, ofreciendo una imagen positiva del nazismo.Otros más consideran a Hermann Göring como el primer negador del Holocausto, ya que durante los Juicios de Nüremberg negó toda acusación relativa a un genocidio.
El testamento de Hitler fue:
una justificación del asesinato en masa y, al mismo tiempo, también fue el primer acto de negación de la existencia del Holocausto: su guerra contra los judíos había sido, según su apreciación, un acto de autodefensa «contra los envenenadores de todos los pueblos del mundo»; él nunca había buscado otra cosa que la paz, y fueron los «financieros internacionales» quienes lo habían obligado a ir a la guerra; gasear y fusilar a los judíos había sido una respuesta a los bombardeos aliados sobre Alemania, unos ataques que, según la visión del mundo de los nazis, eran un acto de agresión «judía» contra la humanidad aria.
Paul Rassinier
Se suele mencionar a Paul Rassinier como el iniciador de esta corriente, al publicar en 1950 el libro Le Mensonge d’Ulysse (“La Mentira de Ulises”), en el cual trata sobre los testimonios de ex-prisioneros de los campos de concentración alemanes y su vivencia en Buchenwald y Mittelbau-Dora, donde estuvo preso por participar en la Resistencia Francesa a la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Al escribir este libro, Rassinier se ocupó de cuestionar y desmentir los testimonios que existían sobre cámaras de exterminio en el territorio alemán posterior a la guerra, sin embargo admitió su falta de autoridad moral para testificar sobre los demás campos que se hallaban en Europa Oriental, (Auschwitz, por ejemplo), la cual fue ocupada por los soviéticos, y consideró la remota posibilidad de la existencia de las cámaras de exterminio en ese territorio. Sin embargo, tras sus posteriores investigaciones cambió su postura, afirmando que no hubo ejecuciones por gaseamiento en ningún campo.
Sin embargo, los críticos del negacionismo señalan que la visión antisemita de Rassinier condiciona sus opiniones y le resta validez, a la vez que subrayan que ni Buchenwald ni Mittelbau-Dora fueron campos de exterminio, razón por la cual no es extraño que Rassinier no haya visto cámaras de gas.
Los negacionistas han continuado citando hasta hoy sus obras como una investigación que cuestiona los hechos aceptados en torno al Holocausto. Rassinier afirmó también haber buscado durante quince años testigos de los gaseamientos sin éxito y que en los campos, además de contar con atención médica y actividades recreativas, se les remuneraba a los presos por el trabajo forzado. Su influencia sobre los negacionistas permanece porque fue de los primeros en proponer que una supuesta conspiración sionista/aliada/soviética falsificó el Holocausto, un tema luego tratado por otros partidarios de esta creencia.
Harry Elmer Barnes
El historiador estadounidense Harry Elmer Barnes, asumió una postura negacionista en los años más tardíos de su vida. Entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, Barnes se volvió un conocido escritor pacifista y el máximo exponente del movimiento revisionista histórico. Después de la Segunda Guerra Mundial, se convenció de que las acusaciones hechas contra Alemania y Japón, incluyendo el Holocausto, fueron propaganda de guerra usadas para justificar la participación de EE.UU. en la guerra.
Los escritos de Barnes en el campo del revisionismo histórico son todavía citados por algunos escritores anarquistas como James J. Martin. El nombre de Barnes ha sido usado comúnmente por los modernos negacionistas en un intento para dar credibilidad a su causa, como por ejemplo Willis Carto del Institute for Historical Review (IHR).
Einar Aberg
En 1959, el profesor Einar Aberg había publicado en Norniken, Suecia, un cálculo estadístico en el que la cifra de 6 000 000 de judíos muertos no correspondía con la información de algunas fuentes como la American Jewish Committee y la Statistical of the Synagogues of America. Dicho cálculo decía lo siguiente:
Año Número de judíos en el mundo Fuente estadística
1921 11 600 000 Meyers Hand-Lexikon, Alemania
1925 15 630 000 World Almanac, pg. 752.
1930 15 600 000 National Council of Churches
1933 15 316 359 American Jewish Committee
1936 15 753 633 World Almanac, pg. 748
1938 15 748 091 American Jewish Comitee
1939 15 600 000 American Jewish Comittee Bureau of the Synagogue Council
1940 15 319 359 World Almanac, pg. 129.
1941 15 748 091 World Almanac, pg. 510.
1942 15 192 089 World Almanac pg. 849.
1947 15 690 000 World Almanac, pg. 74.
1948 15 600 000 New York Times, 22 de febrero de 1948, Mr. Hanson W. Baldwin
1949 15 713 638 World Almanac, pg. 284.
1961 16 300 000 Statistical Yearbook of Council of Churches, EUA.
David Hoggan
Un prominente precursor del negacionismo fue el historiador David Hoggan, quien escribió en 1969 uno de sus primeros libros donde negaba el Holocausto titulado: The Myth of the Six Million (El mito de los seis millones), y el cual fue publicado por la Noontide Press, una pequeña editora especializada en literatura antisemita.Hoggan se convirtió en una de las primeras personalidades connotadas del negacionismo, ya que él contaba con varios profesorados universitarios.
El Informe Leuchter
El Informe Leuchter es el nombre por el cual se conoce a una investigación pericial fraudulenta realizada en 1988 por el norteamericano Frederick A. (Fred) Leuchter, Jr., que decía ser especialista en el diseño y construcción de equipos para ejecución en las cárceles de Estados Unidos, aunque posteriormente se demostró que carecía de conocimiento alguno sobre cámaras de gas, y fue procesado por ejercer ingeniería sin licencia alguna. El informe fue realizado con el propósito de defender judicialmente a Ernst Zündel, procesado por los cargos de negación del Holocausto y de fomentar el odio racial.
Este documento ha sido la principal herramienta del negacionismo para respaldar su opinión de que en los campos de Auschwitz I, Auschwitz-Birkenau, y Majdanek no existieron cámaras de gas destinadas a la ejecución en masa.
Zündel contrató los servicios de Leuchter en 1988 a cambio de 35 000 dólares, quien se desplazó a Polonia para recoger muestras y tomar imágenes. Sirviéndose de un martillo y un cincel, extrajo sin permiso trozos de pared y de suelo de las cámaras de exterminio y de desinsectación. Las muestras obtenidas de forma subrepticia fueron llevadas a EE.UU. y entregadas al laboratorio dirigido por el químico estadounidense James Roth, sin ser informado de dónde procedían las muestras, sólo que se trataba de un análisis pericial para un juicio.
El informe químico del laboratorio de Roth determinó que las muestras de argamasa extraídas de las cámaras de desinsectación contenían un alto contenido de cianuro y que en cambio las de exterminio contenían un rastro nulo o ínfimo de cianuro. Estos resultados fueron presentados como la ratificación material de sus creencias sobre la inexistencia de las cámaras de exterminio.
Sin embargo, con posterioridad, en una entrevista, el Dr. Roth indicó que el cianuro habría formado una capa extremadamente fina en las paredes, de un grosor de la décima parte de un pelo humano. Leuchter había tomado muestras de un grosor indeterminado y variable. No informado de esto, Roth había pulverizado las muestras enteras, diluyendo drásticamente la capa de cianuro que contenía cada muestra con una cantidad indeterminada de ladrillo, que variaba para cada muestra. Para explicar lo poco fiable de su análisis, Roth ofreció la analogía de que los resultados eran como analizar la madera de una pared cuando lo que se quiere saber es la composición de la pintura.
A partir del análisis de laboratorio de Roth, Leuchter escribió el informe pericial que le encargó Zündel, en el que a través de un erróneo razonamiento científico concluye que "no existieron cámaras de gas para ejecuciones en ninguno de los tres campos, que las cámaras de gas ahí encontradas no podrían haber funcionado nunca para realizar ejecuciones y que únicamente servían para la fumigación de parásitos".
Aunque el testimonio oral de Leuchter fue aceptado en el juicio de Zündel, el informe pericial fue rechazado por el Tribunal por su ausencia de acreditación profesional. En octubre de 1990, un tribunal de Massachusetts procesó criminalmente a Leuchter por ejercer como ingeniero sin tener licencia. Se supo que no sólo no tenía licencia, sino que no tenía ningún estudio relacionado con la ingeniería ni ninguna otra acreditación profesional, solo un BA en Historia, que acabó en 1964. Admitió no tener ninguna formación ni experiencia en toxicología, biología o química. Se descubrió también que, aunque tenía cierta experiencia en sillas eléctricas e inyecciones letales, no tenía conocimiento alguno sobre cámaras de gas, tal y como había afirmado antes.
Pese a quedar totalmente desacreditado, el informe tuvo gran difusión entre los negacionistas, que creyeron encontrar el respaldo definitivo de sus creencias. Sus críticos, sin embargo, afirmaron la imposibilidad de detectar cianuro cincuenta años después con su método (los análisis que se hicieron al finalizar la guerra sobre los conductos de ventilación evidenciaban cantidades significativas de cianuro), sobre muestras supuestamente obtenidas de cámaras que habían sido derruidas por los nazis y parcialmente reconstruidas después. Leuchter desconocía qué parte había sido reconstruida, por lo que no pudo acreditar si las muestras correspondían a las cámaras de gas originales.
Afirmaciones y opiniones de los negacionistas
Las tres afirmaciones básicas de los negacionistas son:
No habría una política oficial, un plan o una intención clara para el exterminio de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
No habrían muerto seis millones de judíos durante la guerra: esta sería una cifra tremendamente exagerada que no correspondería con la realidad. Dudan que hubiesen muerto más de 800.000 personas en los campos de concentración, de entre las cuales aproximadamente 300.000 serían judíos.13 Aunque la cifra de algo más de 6.000.000 de asesinatos está ampliamente documentada, entre otros, con el famoso Informe Korherr, realizado por Richard Korherr, estadístico en jefe de las SS, cita el número de pérdidas judías como mayor a los 2.454.00014 15 solamente hacia fines de 1942, sin contar las muertes por causa de las duras condiciones en los guetos y en los campos de concentración.
No habrían existido cámaras de gas en los campos de concentración. (No se refieren aquí a las cámaras usadas en la desinfectación para la ropa, colchones, etc. cuya existencia es incuestionable, sino a las cámaras hechas, específica y funcionalmente con el propósito de asesinar personas).
Entre otras afirmaciones se incluyen las siguientes:
La población judía en Europa antes de la Segunda Guerra Mundial no era de 9.500.000 judíos sino que sería menor a los cuatro millones, de los cuales aproximadamente un millón emigraron hacia lugares como Palestina, Estados Unidos, Argentina, Canadá, etc. y más de dos millones emigraron a la Unión Soviética, y sólo 300.000, aproximadamente, murieron en los campos de concentración.
El constante bombardeo aliado causó rupturas a carreteras, puentes y vías férreas, las cuales suministraban alimentos y medicamentos a los diversos campos de trabajo, por esa razón la inanición y las epidemias de tifus exantemático transmitido por el piojo habrían sido los factores decisivos para las bajas de judíos, no judíos y alemanes, sin incluir la vejez y la muerte natural.
No habría existido, o al menos no se conserva, ningún documento nazi que ordene, decrete o manifieste el asesinato en masa por parte de éstos, o que mencione siquiera las cámaras de gas.
La “Solución Final al problema judío” no habría significado la decisión de exterminar al pueblo judío, sino su desplazamiento y reubicación en la isla de Madagascar, y posteriormente en el este de Europa para el nuevo asentamiento del Estado de Israel. Véase: Plan Madagascar.
El Holocausto sería un mito creado inicialmente por los Aliados para satanizar a los alemanes. Los judíos habrían difundido este mito como parte de un complot con la intención de permitir la creación de un hogar nacional judío en Palestina y para continuar apoyando actualmente al Estado de Israel.
Las principales pruebas del genocidio se fundamentarían en testimonios y no en pruebas materiales que demuestren el asesinato en masa.
Las evidencias materiales, como fotografías o el Diario de Ana Frank, habrían sido falsificaciones.
Los testimonios de los sobrevivientes estarían llenos de errores e inconsistencias por lo que no serían fiables.
Las confesiones nazis sobre crímenes de guerra, como la de Rudolf Höss en los Juicios de Nüremberg, habrían sido extraídas bajo tortura.
El trato de los nazis hacia los judíos no habría sido diferente al trato que daban los aliados a sus enemigos en la guerra.
Adolf Hitler y el nazismo serían inocentes, al menos, del crimen de genocidio contra el pueblo judío.
No niegan, sin embargo, la persecución de los judíos y otros grupos bajo el régimen de Hitler, la privación de los derechos de los que gozaban, su separación y deportación a campos de concentración, ni su consecuente padecimiento y muerte por epidemias, incluso la ejecución de algunos judíos y no judíos, bien sea esto por la penalización contra prisioneros que efectuaron actos considerados graves dentro de los campos, o bien simplemente por abuso injusto por parte de algunos oficiales.[cita requerida]
Técnicas utilizadas por los negacionistas del Holocausto
De acuerdo al Proyecto Nizkor, los negacionistas políticamente motivados utilizan técnicas para respaldar sus argumentos que no siempre se perciben para los no especialistas. A veces es difícil para un no negacionista distinguir entre ensayos académicos sometidos a la revisión por pares de algunos best sellers sobre historia sin el mínimo rigor académico. Por ejemplo, hasta que David Irving perdió un juicio por libelo contra la historiadora neoyorquina Deborah Lipstadt, que había calificado a Irving como negacionista18 –considerándose probado que Irving era un "falsificador de la historia"–, la opinión pública no reparó en que sus libros estaban al margen de los cánones académicos aceptables. (Véase: Irving contra Lipstadt y otros)
La distinción entre ambos modos de proceder se basa en las técnicas utilizadas para escribir tales obras. La exactitud y la revisión son fundamentales para los historiadores académicos. Como en cualquier otra disciplina científica, los artículos de los historiadores son sometidos a la revisión por pares, método que deja abierto el trabajo al escrutinio por un número de expertos iguales en rango al autor, como previo a la admisión para publicación en una revista arbitrada. Por el contrario, en lugar de enviar sus obras a publicaciones donde existan tales controles de calidad, los negacionistas reescriben la historia para dar apoyo a una agenda, a menudo política, usando un sinnúmero de falacias lógicas que corroboren sus tesis. A causa de ello, la comunidad de historiadores consideran a estos escritos como defectuosos y no fiables.
Las técnicas retóricas más comunes de los negacionistas son las siguientes:
Teorías de conspiración.
Uso selectivo de hechos.
Negación o burla de hechos conocidos.
Falacias ad ignoratiam, Es decir, pretender que, por el hecho de que algo no se haya probado que es verdad, entonces es falso. (por ello, los historiadores insisten en la importancia de la memoria histórica y estudios históricos).
Suposición de hechos no probados.
Invención de hechos.
Ofuscación de hechos.
Reclamar un "contra-genocidio", haciendo una confusión entre las víctimas y los verdugos (por ejemplo, el bombardeo de Dresde en la Segunda Guerra Mundial es para los negacionistas un "contra-genocidio", transformando así a los alemanes en víctimas y excluyéndolos de cualquier tipo de responsabilidad moral.
Falacias de equivocación y non sequitur.
Apelar a las consecuencias.
Solicitud excesiva de pruebas (debido a la compleja naturaleza de qué puede considerarse como prueba histórica, lo que difiere de una prueba lógica, los revisionistas con frecuencia piden a los historiadores que demuestren un evento el cual ha sido probado razonablemente por estándares históricos y aceptado como un hecho por la comunidad histórica).
Apelar al temor o al rencor.
Falacias de asociación.
Generalización desmesurada .
Uso de eufemismos atractivos o neutrales para disfrazar hechos desagradables que conciernen a su postura.
Uso de eufemismos desagradables para describir los hechos opuestos.
Falacia de justificación de una acción indebida.
Falacias y ataques ad hominem a quienes discuten sus puntos de vista.
Conclusiones irrelevantes.
Declaraciones absurdas.
Inversión de la culpa. (Acusar a los judíos de provocar el Holocausto)
Utilización política del negacionismo
La negación del Holocausto es frecuentemente utilizada por los movimientos antisemitas y neonazis, ya que éstos comparten la opinión exculpatoria de que Hitler no ordenó genocidio alguno, a la vez que niegan y glorifican el Holocausto simultáneamente. Destaca, Horst Mahler, fundador de la Baader-Meinhof y actualmente militante de extrema derecha, quien estuvo en prisión por difundir propaganda antisemita. También el líder del Frente Nacional en Francia, Jean-Marie Le Pen, condenado en varias ocasiones por delitos de complicidad con la apología de crímenes de guerra y negación de un crimen contra la humanidad.
Sin embargo, algunos negadores del Holocausto no son nazis o antisemitas. Joseph Burg, un judío, fue asesor y defensor de Ernst Zündel en su juicio de 1988, lo mismo que David Cole, quien fue llamado traidor por la Liga de Defensa Judía y a quien se le pidió que se retractara, lo cual terminó haciendo. Paul Rassinier fue comunista y miembro de la resistencia francesa en contra de la ocupación alemana. Aunque dominado tradicionalmente por la extrema derecha, en el negacionismo se expresan diversas posiciones extremas. Como por ejemplo, la del profesor Robert Faurisson o la de Roger Garaudy, expulsado del Partido Comunista Francés y convertido posteriormente al Islam, quienes son activos propagandistas del negacionismo.
El negacionismo se expresa también en algunos regímenes islamistas (como Irán), que dan cobertura política al negacionismo al más alto nivel, como lo ilustra la organización de una conferencia mundial negacionista organizada por el propio Gobierno iraní en diciembre de 2006.Según el ministro iraní de relaciones exteriores, "el objetivo de la conferencia no es negar o probar el holocausto, sino ofrecer la oportunidad a investigadores europeos de dar su punto de vista sobre este fenómeno histórico". El entonces ministro de Exteriores de Irán, Manuchehr Mottakí, también añadió en sus palabras de inauguración que "la simple pregunta del presidente iraní: ¿si el holocausto es un hecho histórico, por qué no puede ser estudiado?, provocó una ola de acusaciones contra Irán, sin una respuesta razonada". También acudieron miembros de Neturei Karta,una organización judía ultraortodoxa antisionistas de Europa y Estados Unidos quienes están en contra de la mismísima existencia del Estado de Israel, pero que sin embargo no cuestionan el Holocausto.
Negacionismo del Holocausto y antisemitismo
La Liga Antidifamación (ADL) publicó que "la negación del Holocausto es una muestra más de la doctrina antisemita clásica sobre la diabólica, manipulación y amenazante conspiración judía".El 10 de octubre de 2013, la Alianza Internacional de Recuerdo del Holocausto (IHRA), una asociación formada por expertos de 31 países para promover la memoria del Holocausto, adoptó una nueva definición de trabajo sobre el negacionismo del Holocausto. Dicha definición hace referencia a la base antisemita en la negación del Holocausto:
La negación del Holocausto es el discurso y la propaganda que niega la realidad histórica y el grado de exterminación de los judíos por los nazis y sus cómplices durante la Segunda Guerra Mundial, conocido como "Holocausto" o "Shoah". La negación del Holocausto se refiere específicamente a cualquier intento de reinvocación de que el Holocausto/Shoah nunca aconteció. La negación del Holocausto puede incluir la negación o el poner en duda en forma pública el uso de los principales mecanismos de destrucción (por ejemplo, cámaras de gas, asesinato, hambruna y tortura) o la intencionalidad del genocidio del pueblo judío . La negación del Holocausto, en sus diversas formas es una expresión del antisemitismo. El intento de negar el genocidio de los judíos es un esfuerzo de exonerar al Nacional Socialismo y al antisemitismo de su culpa y responsabilidad en el genocidio del pueblo judío . La negación del Holocausto también incluye el culpar a los judíos de exagerar o crear la Shoah para obtener beneficios políticos o financieros como si este fuera el resultado de una conspiración tramada por los judíos. Así, con el objetivo de hacer a los judíos culpables y al antisemitismo legítimo. Los objetivos de la negación del Holocausto generalmente son la rehabilitación de un antisemitismo explícito y la promoción de ideologías políticas y condiciones adecuadas para el advenimiento del mismo tipo de evento que niega.
Legislación frente al negacionismo del Holocausto
En muchos países, sobre todo europeos, el negacionismo en relación al Holocausto y a otros genocidios se considera una ofensa criminal. El Consejo de Europa lo define como "la negación, trivialización, justificación o aprobación en público de crímenes de genocidio, crímenes contra la humanidad".
Legislación Internacional
Un protocolo adicional a la Convención sobre el Cibercrimen del Consejo de Europa cubre específicamente la negación del Holocausto y de otros genocidios reconocidos como tales por tribunales internacionales desde 1945 (artículo 6, sección 1).
Legislaciones nacionales
En varios países se han promulgado leyes relacionadas con el negacionismo y la expresión de odio (bajo el cual se incluye el negacionismo) como la Loi Gayssot (aprobada en Francia, en 1990), que prohíbe toda expresión "racista, antisemita o xenófoba" y que contempla al menos tres años de cárcel a los negacionistas o personas que expresan dudas sobre el exterminio judío. En 1992, Austria promulgó una ley similar que contempla hasta diez años de cárcel hacia estas personas (artículo 3h Verbotsgesetz, 1947). La «Ley belga sobre Negacionismo» (aprobada en 1995) prohíbe el apoyo, justificación o negación pública del Holocausto en Bélgica. En Alemania está penalizada la negación o dudas del holocausto en público según el artículo 130 párrafo 3 (§ 130 Abs. 3) código penal alemán (Strafgesetzbuch) y se considera como "incitación al odio" (Volksverhetzung). Otros países que tipifican esta conducta como delito en su ordenamiento jurídico son: Suiza (artículo 261bis del Código Penal), Eslovaquia, República Checa, Lituania, Polonia, Canadá, Liechtenstein, Nueva Zelanda, Países Bajos, Rumania y Sudáfrica. Además, bajo la Ley 5710-1950 es también ilegal en Israel.
No sucede lo mismo en Estados Unidos, donde tiene su sede el denominado Institute for Historical Review (Instituto para la Revisión Histórica), considerado la principal organización negacionista del mundo. Estados Unidos considera que disposiciones como la del Consejo de Europa no son compatibles con su ordenamiento constitucional, por lo que no firmó el protocolo.
Entre los cargos comúnmente imputados a los negacionistas que son procesados ante los tribunales, se destacan: ridiculización u ofensa a las víctimas del Holocausto, difamación de la memoria de los muertos, incitación popular, instigación al odio racial, negación del asesinato de seis millones de judíos, negación del exterminio judío (negacionismo del Holocausto), publicación de falsas noticias, antisemitismo, apología del nazismo y apoyo o complicidad indirecta del genocidio. Uno de los casos más conocidos de procesamiento legal, además del de Ernst Zündel, fue el de David Irving quien fue condenado a tres años de prisión el 20 de febrero de 2006 por haber negado abiertamente el Holocausto en 1989.
Los negadores del Holocausto se defienden arguyendo que sus opiniones y obras están protegidas por los tratados europeos sobre libertad de expresión, o como por ejemplo por el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y que la existencia de estas leyes en su contra, confirmaría una censura deliberada sobre el tema, y opinan que si ellos estuvieran equivocados en sus opiniones, no habría razón para que tales leyes existieran. Algunas personalidades que no niegan el Holocausto defienden el derecho de los negacionistas a difundir sus ideas, como el caso de Noam Chomsky, que se opone a las leyes anti-negacionistas (véase caso Faurisson) en defensa de la libertad de expresión, o Deborah Lipstadt, quien a pesar de su agrio historial con Irving se ha pronunciado contra de la decisión del tribunal austríaco. "Me siento incómoda con que se encarcele a las personas por su discurso. Que le dejen marchar y desvanecerse de todas las pantallas de radar."
En noviembre de 2007 el Tribunal Constitucional de España declaró en una sentencia que castigar la difusión de ideas o doctrinas que cuestionen o nieguen el genocidio supone una vulneración del derecho a la libertad de expresión. La resolución avala la constitucionalidad del artículo 607.2 del Código Penal, que castiga la difusión "por cualquier medio" de ideas o doctrinas que justifiquen el genocidio, pero declara nula la referencia a la difusión de argumentos que cuestionen o nieguen esos hechos, e inconstitucional su sanción penal.
En julio de 2015 el Parlamento español, con los votos a favor del PP y UPN, aprobó una reforma del código penal que, entre otros delitos, persigue expresamente a los negacionistas del Holocausto. Los artículos 510, 510-bis, 511, 512, 515 y 607 del código penal castigan la incitación al odio, violencia y discriminación por motivos étnicos, religiosos, minusvalía, orientación sexual, etc, y la negación o enaltecimiento de delitos de genocidio o sus autores.
Negación del Holocausto en los países árabes
La Negación del Holocausto ha sido regularmente promovida por varios líderes árabes y en diversos medios de comunicación en todo el Oriente Medio.39 La prensa financiada por el gobierno de Arabia Saudita rutinariamente niega la existencia del Holocausto, o minimiza su importancia.El gobierno sirio, así como el grupo político palestino Hamas, han publicado recientemente declaraciones negando el Holocausto.
En agosto de 2002, el Centro Zayed para la Coordinación y Seguimiento, un think-tank de la Liga Árabe, cuyo presidente, Sultán Bin Zayed Al Nahayan, ejerció como vice primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos, promovió un simposio de la negación del Holocausto en Abu Dhabi.
Los líderes de Hamas han promovido también la negación del Holocausto: Abdel Aziz al-Rantisi declaró que el Holocausto nunca ocurrió, que los sionistas estaban detrás de la acción de los nazis, y que los sionistas financiaron el nazismo.43 Un comunicado de prensa por parte de Hamás en abril de 2000 desestimó "el llamado Holocausto, que es una historia supuesta e inventada sin fundamento".
La negación del Holocausto ha sido resistida por destacadas figuras intelectuales del mundo árabe. En el 2001, una protesta encabezada por el poeta palestino Mahmoud Darwish, el escritor libanés Elias Khoury y otros provocó la cancelación de una Conferencia sobre la Negación del Holocausto que la organización Institute for Historical Review había planeado celebrar en Beirut.