segunda-feira, 17 de agosto de 2020

Astrosofía Parte 13

 


La naturaleza del mundo Planetario : Luna

Ahora, después de  concluir la descripción de los planetas superiores, de Saturno, Júpiter, Marte y el Sol, vamos a explorar las actividades de los planetas interiores: Mercurio, Venus y la Luna. Entraremos en un mundo muy diferente del de los planetas superiores y sus actividades, así como el mundo anímico del ser humano es completamente diferente del de la esfera de sus principios corporales. La Luna esta “más cercana” a nuestra conciencia anímica actual; Por lo tanto, vamos a empezar con ella.

En las cartas  11ª y 13ª, ya hemos mencionado la idea del movimiento de lemniscata del Sol y la Tierra. Según esta idea, el camino de la Luna también parece muy diferente del que figura en el punto de vista copernicano. Aparece como una línea serpenteante a lo largo de la lemniscata Sol-Tierra; sin embargo, pensar en los movimientos de la Luna, así como en los del Sol y la Tierra como algo que da lugar a algunas líneas en el espacio universal sólo nos llevará a otra perspectiva abstracta del universo.

A menos que aprendamos a imaginar las vías de los cuerpos celestes como los límites de los órganos vivos de ese Ser cuyo cuerpo es el Universo, no podremos experimentar el universo estrellado como una entidad que trabaja en todos los reinos de la naturaleza. Por ejemplo, el movimiento lemniscatorio del Sol y la Tierra puede despertar en nosotros la impresión de que esta lemniscata tiene una cierta similitud con el sistema circulatorio de la sangre en el cuerpo humano. Esta es una realidad. El espiritual “torrente sanguíneo” del Ser de nuestro Sistema Solar hace que el movimiento del Sol y la Tierra formen una lemniscata. Por supuesto que podemos objetar que la circulación de la sangre humana no constituye una sencilla lemniscata. Es más complicado que eso. Pero tampoco la lemniscata Sol-Tierra es tan simple como puede parecer en un principio. Por ejemplo, hay movimientos complicados que se ponen en relación con el mismo, haciendo que el curso del Sol durante un año pueda aparecer como un círculo. De manera similar debemos mirar el movimiento de la Luna. El siguiente diagrama nos ayudará a reconocer su carácter esencial. La interminable lemniscata representa el camino del Sol y la Tierra. Las lemniscatas punteadas se conectan con la Luna.


Supongamos que durante la posición (a) del Sol y la Tierra, esta la Luna Llena. En este caso la Luna esta,  vista desde el Sol, detrás de la Tierra. La lemniscata exterior punteada indica entonces el límite del cuerpo-lemniscata invisible, pero espiritualmente real de la Luna. Quince días más tarde habría Luna Nueva. Este es el momento cuando la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, por supuesto, mientras tanto, el Sol y la Tierra se han trasladado a la posición (b). Ahora, como podemos ver en el diagrama, la lemniscata de la Luna se ha reducido a la forma indicada por la lemniscata punteada interior.

Hacia la siguiente luna llena esta forma-lemniscata de la trayectoria de la Luna podría expandirse de nuevo y crecer lentamente más allá del tamaño de la lemniscata Sol-Tierra. Así, podemos observar una continua expansión y contracción de la lemniscata del cuerpo de la Luna en relación con sus fases. Es una especie de actividad respiratoria que es muy característica de la Luna e ilumina sus tendencias esenciales en los distintos reinos de la naturaleza. Ahora vamos a dirigir nuestra atención hacia esta actividad respiratoria de la Luna. En las cartas anteriores ya hemos esbozado las actividades contradictorias del Sol y la Tierra.

Hemos descrito al Sol como un “agujero” en el universo cuya actividad alcanza lejanías del espacio cósmico y succiona, por así decirlo, la sustancia astral de la franja zodiacal hacia el centro. Entre el fondo estrellado del zodiaco y el “agujero” del Sol están los planetas superiores y sobre todo la Tierra. Son los escalones de la condensación de esta sustancia astral en la materia. La culminación de esta actividad de condensación se lleva a cabo en la Tierra.

Por otra parte, en el espacio entre la Tierra y el Sol, donde se encuentran los planetas interiores, se lleva a cabo la disolución y eterización de la materia. Por lo tanto la tendencia succionadora del Sol es la causa indirecta de la materialización de la sustancia astral, y finalmente es el agujero por el que se disuelve la materia y la devuelve a su origen etéreo después de que la naturaleza de los planetas superiores y la Tierra se hayan impresionado sobre ella.

La Luna se encuentra entre estas actividades del Sol y la Tierra. El diagrama nos muestra que en tiempos de luna llena, la Luna y su cuerpo lemniscatorio están fuertemente relacionados con la esfera del espacio que se dedica al proceso de materialización “detrás” de la Tierra, debido a que el cuerpo-lemniscatorio de la Luna se estira mucho más allá de la esfera en la que se lleva a cabo la actividad de disolución y eterización entre la Tierra y el Sol. Por lo tanto debemos asumir que en el momento de la Luna Llena se tiene una tendencia a la creación de lo material. En el momento de la Luna Nueva del cuerpo de la Luna y su lemniscata están dentro de ese ámbito de eterización entre la Tierra y el Sol, y podemos asumir una mayor actividad de disolución y eterización.

Más o menos en el medio, durante el tiempo del primero y el último cuarto (menguante-creciente), debe neutralizarse o pasar de una actividad a la otra. Por lo tanto, podemos concebir a la Luna como la gran “tejedora” que teje las sustancias cósmicas a la existencia de la Tierra y que las lleva hacia fuera una vez más, hacia el cosmos como Imaginaciones Etéricas de formas terrenales disueltas. Podemos encontrar esta actividad del tejido rítmico de las fuerzas de la Luna en todas las partes de la naturaleza y en la Humanidad. Esta actividad creadora de la materia se ha rastreado con experimentos científicos. Ya en el siglo pasado un científico, que desde entonces ha sido olvidado, demostró la creación de la materia. Su nombre era Herzeele. Hace unos años un científico moderno, el Dr. Hauschka, rescató la idea del olvido. En experimentos cuidadosamente elaborados, en relación con la germinación de las semillas de las plantas, demostró que se lleva a cabo un aumento de la materia que puede ser pesado y medido. Y descubrió que esto ocurre en el momento de la Luna llena.

Furthe, con el mismo método, descubrió que aparece una disminución de la materia en conexión con la Luna Nueva. Aquí tenemos la confirmación de la conclusión a la que llegamos cuando observamos la lemniscata cambiante de la Luna, que aparece entretejiendo las actividades de sol y la tierra haciendo como una especie de equilibrio entre los dos factores. Ahora podemos entender por qué la media luna de la luna creciente se ha experimentado por los videntes como la imagen del cáliz que se alimenta siempre del Santo Grial; y la parte oscura de la cara de la Luna, cuyos contornos se pueden reconocer vagamente inmediatamente después de la Luna Nueva, como la imagen de la Santa Hostia que desciende como la fuente de la eterna salud.

Hacia el momento de la Luna Nueva, el recipiente se vacía y está listo para recibir de nuevo a las fuerzas de la Santa Hostia, que arroja sobre la Tierra durante el tiempo de la luna creciente. Así, la historia del Grial  que sostiene el Santo Cáliz es más que una hermosa fantasía. Es una realidad. Los ritmos de la Luna imprimen todos los ritmos de crecimiento orgánico en la Tierra. Podemos detectarlo en los ritmos de crecimiento de las plantas. Los agricultores de los tiempos antiguos sabían esto, así que nos organizaron cuidadosamente los tiempos de siembra y plantación de acuerdo con las fases de la Luna.

Esta antigua sabiduría ha sido olvidada en los tiempos modernos. Pero ahora, el agricultor y el jardinero han ganado de nuevo la confianza con las indicaciones de la Ciencia Espiritual moderna, tienen en cuenta los movimientos de los planetas, especialmente los de la Luna. Ellos se sienten ayudados en su lucha por un nuevo conocimiento del trabajo de las fuerzas de la Luna en la naturaleza, por los experimentos científicos y los enfoques modernos de este problema. (Ver: La Luna y el crecimiento vegetal por L. Kolisko.) La influencia rítmica de las fuerzas de la Luna se hace evidente no sólo en la existencia del mundo vegetal, sino también en el crecimiento de toda la materia orgánica; por ejemplo, en los procesos embrionarios. Allí, los ritmos de la Luna son muy importantes, sobre todo en las primeras cuatro semanas después de la concepción, lo que corresponde a un ciclo de la Luna en una fase de vuelta a la misma fase. En relación con el desarrollo embrionario del ser humano, podemos detectar una relación muy significativa entre los ritmos de la Luna y el destino que se implanta en el cuerpo en crecimiento. La investigación realizada en el marco de un gran número de personalidades históricas ha demostrado que los ritmos de la Luna se corresponden con los periodos de la vida terrenal de estas individualidades.

La Luna necesita 27,3 días para completar un ciclo a través del zodíaco, es decir, se trata de entrar de nuevo en la misma constelación donde estaba 27,3 días antes. El desarrollo embrionario humano comprende, en promedio, diez de estos ciclos de la Luna; que es de 273 días. Cada uno de estos ciclos se corresponde con un período de siete años en la vida posterior del ser humano. Por ejemplo, el momento de la concepción hasta el final de la cuarta semana embrionaria se relaciona con los primeros siete años de la vida de una persona después de su nacimiento, las siguientes cuatro semanas están conectadas con el tiempo de siete a catorce años, etc. La Luna siempre regresa, después de cuatro semanas, hasta el lugar en el Zodíaco, donde estaba en el momento de la concepción. Si nos encontramos con que un determinado evento cósmico tuvo lugar durante el cuarto ciclo embrional de la Luna, también lo podemos encontrar realizado en la biografía de este ser humano, en el cuarto de los períodos de siete años en la vida después del nacimiento, es decir, emergen los acontecimientos de esa época entre los 21 y 28 años de edad. Tal evento que se refleja más tarde en la vida, puede ser un aspecto entre dos planetas como una conjunción, oposición, o de otro aspecto; o puede ser una evolución importante de un solo planeta, como la transición de una constelación a otra.

Por lo tanto las vueltas de la Luna, por así decirlo, cosechan los eventos cósmicos en su cáliz y los vierte o entrelaza de acuerdo con los destinos individuales, en los cuerpos de los seres humanos que están a punto de entrar en el mundo físico. Aquí la Luna se presenta como la gran “tejedora” cósmica que ofrece el pan de destino, que se cuece desde la cosecha de vidas terrenales anteriores con el fin de que puedan ser elevadas y espiritualizadas a los niveles más altos de la actividad moral humana.

Podemos descubrir la influencia de la Luna también en la esfera “psíquica” de la Tierra. Los cambios atmosféricos y meteorológicos en todo nuestro planeta pueden ser reconocidos como la expresión de una vida anímica de la Tierra. Hasta cierto punto, incluso podemos incluir el fenómeno de las mareas en estos procesos psíquicos. Son una expresión visible de estas actividades respiratorias rítmicas de la Luna, de las que hemos hablado anteriormente. De hecho, las mareas y los eventos meteorológicos están conectados con los movimientos rítmicos de la Luna. Ciertamente, la cruda afirmación de que la Luna hace el tiempo es insuficiente e incluso diletante, pero si estudiamos el fondo psíquico de los hechos meteorológicos, entonces podemos detectar claramente la influencia de la Luna. Esto se aplica principalmente al período del elemento acuoso en la Tierra.

El “agua” de la Tierra es uno de los principales dominios de las fuerzas de la Luna. Veremos más adelante la descripción que origina este sentido. La influencia del ritmo de la Luna también se puede observar en los ritmos del alma humana o la vida de la conciencia. Incluso es relativamente fácil hacer observaciones de las condiciones psíquicas de nuestro entorno humano y de nosotros mismos. Siempre encontramos en tiempos de la Luna Llena, a menos que esto se inhiba por fuertes eventos estelares, que el alma humana está más activa que en otras ocasiones. Se expande, por así decirlo, por todo el universo. El pensamiento humano y la imaginación están mucho más animados durante este tiempo y estamos más dispuestos a emprender acciones audaces y magnánimas. Pero en tiempos de Luna Nueva nuestra vida psíquica está más contraída, pasiva, y se aleja del mundo circundante. Nuestra vida psíquica puede entonces sentirse en un estado de receptividad interior. El alma humana en este momento está en una condición similar a la esfera lemniscatoria contraída de la Luna, que hemos descrito anteriormente. A través de esta contracción podemos estar más despiertos en nosotros mismos, mientras que en la oposición —la luna llena— puede provocar una condición de ensueño cósmico.

Estos ritmos se manifiestan sobre todo en las actividades artísticas. Ahora queremos saber por qué estas influencias proceden de la Luna. Sabemos por las descripciones anteriores que las esferas de los planetas también indican la gama de las actividades de las Jerarquías Espirituales.

La esfera de la Luna alcanza más allá de la esfera de la Tierra, por lo que es la morada de los Ángeles en el Universo. Pueden estar activos en la esfera de la Tierra porque la esfera de la Luna penetra la esfera de la Tierra, pero su influencia llega más lejos en el universo. Esta Jerarquía de los Ángeles penetra especialmente en la esfera de la Luna con su actividad; por lo tanto, si entendemos un poco de su propio ser, también podemos llegar a comprender las influencias de la Luna sobre los eventos de la Tierra y sus seres.

En la cuarta carta, esbozamos brevemente las actividades de los Ángeles en la evolución del antiguo Saturno. Ellos crearon una especie de metabolismo de la calidez con la ayuda de los Espíritus de la Armonía. Imaginemos este tipo de nutrición cósmica, la calidez que fluye hacia los antepasados de la raza humana y se transmite de nuevo después de una especie de digestión, entonces tenemos una gran imaginación de los procesos que hemos descrito más arriba; es decir, de los cambios de la vida del alma humana entre el estado anímico de la actividad y la receptividad en relación con la Luna Llena y la Luna Nueva.

A medida que los Ángeles han creado estos ritmos, todavía están conectados con esta esfera de la Luna. Con el ritmo que se imprime desde tiempos primitivos en esta esfera, la calidez del alma es inhalada por la humanidad y esto aparece como la actividad y la positividad; mientras que, cuando se exhala el calor del alma, de acuerdo con las fases de la Luna, se manifiesta en la pasividad.

En nuestro tiempo, debemos evolucionar a un estado del alma que nos permita estar por encima de estos ritmos que hasta entonces se apoderan de nosotros desde “fuera”. Debemos transformar este ritmo en un equilibrio consciente entre la actividad en el mundo de los sentidos y la actividad en el mundo interior imaginativo. Dentro de la evolución del Antiguo Sol, nos encontramos con que los ángeles estaban de nuevo activos en una especie de metabolismo, pero esta vez todas las condiciones habían cambiado. El cuerpo de nuestro ancestro humano consistía en una especie de envoltura y el esqueleto de calidez, por así decirlo, que también contenía “aire”. Así, los ángeles, ayudados de nuevo por los Espíritus de la Armonía, provocaron cambios y transformaciones del “aire” desde dentro. Si meditamos en estos eventos, recibimos la impresión de que nos recuerda a los acontecimientos que tienen lugar hoy en la atmósfera que rodea el globo de la Tierra.

Es casi como si las sutiles y espléndidas visiones e imaginaciones de las formas animales se  impresionaran a sí mismas en el “aire” y desaparecieran de nuevo después de algún tiempo. Esta antigua actividad de los Ángeles también se escribe en la esfera de la Luna, y aparece en la conexión de los ritmos y movimientos de la Luna con la vida psíquica del reino atmosférico y meteorológico de la Tierra de la que hemos hablado anteriormente.

En el siguiente ciclo de evolución, lo que llamamos la evolución de la Antigua Luna, los ángeles entraron de nuevo en actividad. Habían evolucionado a un estado superior de existencia y las condiciones generales de la Antigua Luna habían cambiado considerablemente. Ahora el cuerpo físico de los antepasados de la humanidad consistía no sólo de calor y aire, sino también de “agua”, en el que una parte de la sustancia original había sido densificada. Junto con esto, ocurrió una “escisión” en este ciclo de la evolución.

Las Jerarquías Superiores no quisieron conectarse con esta densificación por lo que se retiraron a otro reino o cuerpo celeste. De este modo, dos envolturas entraron en todo lo que existía en ese Universo, y especialmente se introduce esta polaridad en nuestros ancestros humanos. Había momentos en los que vivían dentro de un cuerpo que era más densificado y en el que tenían una conciencia más brillante, pues ahora estaban dotados de un cuerpo anímico. Luego llegaba un momento en que el cuerpo se corrompía por esas fuerzas de consciencia. Entonces, el cuerpo anímico se retiraba al reino de las jerarquías superiores, donde recobraba las fuerzas para revivificar su cuerpo. Entretanto este último no se había disuelto. Todo el proceso fue como entrar en un estado entre la experiencia de la muerte y la conciliación del sueño y la del nacimiento y despertar. Algo así como una semilla o portainjerto había quedado atrás, lo que podría ser revivido cuando el cuerpo anímico de nuestros ancestros humanos regresaban de su estancia en el reino superior. Este ancestro no había entonces adquirido el “yo”, y los Ángeles les guiaban a través de estas metamorfosis de su ser.

Ellos conservaban las “semillas” y las llevaban a la “germinación”. Así, nuestro ancestro humano de la Antigua Luna tenía una doble naturaleza, incluso en su cuerpo. Una parte era como una cabeza que proporcionaba también una conciencia más brillante, pero estaba atrapada, por así decirlo, como la raíz de una planta en las “capas” más densas de este planeta. La otra parte mostraba su conexión con la calidez y alturas llenas de aire del Universo Lunar. Era como las hojas y flores de una planta. Los procesos de florecimiento y desvanecimiento fueron guiados por los Ángeles, y todo un grupo de estos seres estaba bajo la guía de un solo ángel que era su “Yo grupal”. Ahora podemos entender por qué la Luna y de su esfera, como morada de los Ángeles,  trabaja en los procesos de germinación y crecimiento de las plantas y, asimismo, en todos los procesos orgánicos de los seres vivos. Así está también fuertemente conectada con el desarrollo embrionario.

En la evolución de la Tierra, tuvo lugar nuevamente una condensación de la substancia. Esta vez, una parte de la substancia derivada de los ciclos evolutivos previos se densifico en materia solida, formando el reino mineral. De todos modos, los Ángeles retuvieron su actividad en la esfera de las substancias liquidas; podían trabajar en el mundo material, pero solo si estaba conectado con el medio liquido. Así que su actividad aparece en todos lados a través del mediar de la Luna, donde la materia solida esta disuelta en agua o toma contacto con ella. La Tierra seria un seco desierto sin el agua; pero a través del agua, la materia solida puede ser transformada con la ayuda de múltiples seres del reino animal y vegetal.

 Lo mismo sucede con nuestra digestión; no podemos comer comida seca, debe estar penetrada por agua. Cuando las fuerzas del agua se conectan con la materia solida, pueden incluso crear materia, como lo han probado los experimentos de Herzeele. Ya que solo la semilla que es penetrada por el agua puede germinar y así crear materia. La materia seca no puede hacer esto.

Las fuerzas lunares, que se revelan a sí mismas en las fases lunares, pueden trabajar a través del agua. Es la herencia espiritual de las experiencias de los Ángeles en la Antigua Luna.

Una gran parte del cuerpo humano está conformada por agua. El balance del agua en nuestro interior es la base de nuestra vida anímica consciente. No podríamos hacer uso de nuestro cerebro si no “flotase” en el fluido cerebral. Por medio de este hecho, que está conectado a la ley de flotabilidad gracias al desplazamiento, el sistema circulatorio del cerebro es mantenido en orden, de modo tal que lo podemos utilizar como órgano de percepción y de la concepción del mundo a nuestro alrededor. Fue el agua la que transformo al cuerpo humano durante los largos periodos  de la evolución humana, en un instrumento apto para la vida de la consciencia anímica; con esto podemos hacernos conscientes de la labor de la esfera lunar o de los Ángeles. Ellos encienden la chispa de nuestro miembro anímico que la Ciencia Espiritual denomina Alma Consciente.

La gente está directamente conectada con las fuerzas de la Luna a través del alma consciente. Rudolf Steiner dice lo siguiente sobre ello en su “Teosofía”:

“El centro de la consciencia humana, es decir, el alma dentro del alma, es lo que significa el Alma Consciente. Se distingue por lo tanto como un miembro diferente del alma, del Alma Racional, que aun se ve enredada en las sensaciones, los impulsos, las pasiones, etc. Todos saben como en principio la gente acepta como verdad lo que haya preferencia en sus sentimientos y demás. Sin embargo, solo es permanente la verdad que se libera a si misma de todo matiz sentimental de simpatía y antipatía. La parte del alma en que habita esta verdad, será denominada Alma Consciente”.

El Alma Consciente tiene una doble naturaleza; se halla entre el mundo de los sentidos y el del Espíritu. Toma noción del mundo de los sentidos si el cerebro es capaz de reflejar un cuadro coherente del mismo. Ella apunta absolutamente hacia la percepción objetiva, pero también apunta hacia la cognición de los fenómenos del mundo de los sentidos como una manifestación del Espíritu.

 Si las fuerzas del Alma Consciente han de ser realmente desarrolladas por la humanidad, así como por el ser humano individual, entonces debe ser establecido un puente entre los dos mundos. Para lograr que la percepción sensoria objetiva sea tan transparente como para que la luz del Espíritu brille a través de ella, requiere de la transformación del Alma Consciente en lo que podemos denominar “Alma Imaginativa”.

Así es como también estamos conectados a la Luna a través de nuestras propias natividades; las fuerzas de la Luna nos dotan de cuerpos que deberían ser un espejo coherente del mundo de los sentidos. Mientras habitamos la Tierra, nuestra tarea es lograr que los fenómenos sensorios sean tan transparentes, que los pueda penetrar la luz del Espíritu. Debemos crear imaginaciones, ya que es lo que las fuerzas lunares esperan de nosotros. Por lo tanto, la Luna posee dos caras -como de hecho las tienen todos los planetas- ella da y también recibe. Si percibimos a la Luna en una determinada constelación del zodiaco, siempre podremos encontrar estos dos aspectos: uno que muestra como emana el sustento cósmico desde las fuerzas lunares, y otro que demanda imaginación creativa por nuestra parte.

Por ejemplo, si vemos a la Luna en la constelación de Aries, encontramos que ella dota al ser humano con fuerzas de tremenda memoria cósmica, la cual puede aparecer bajo la vestimenta del poder del pensar, en conexión con la purificación de la percepción. Si tratamos de alcanzar un conocimiento sobre la Luna en esta posición por medio de la cognición interior, en una primera instancia quizás no percibiríamos más que poderosos cuernos alzándose por el espacio universal, a manera de espirales.

Pueden semejar a órganos perceptivos de toda la sabiduría que se halla incorporada en el universo; todavía es posible percibir que esos gigantescos órganos etéreos, cósmicos, han sido apresados en la sepultura del cráneo. Una vez pudieron moverse libremente por el espacio universal; ahora están fijos, y a través de esa fijación y aprisionamiento, hacen que uno corra el peligro de verse preso en ellos como en un laberinto. En el curso de la evolución, el cerebro que tanto admiramos hoy sufre este drama. Pese a todo, también podemos evolucionar más allá del uso de nuestro cerebro físico.

 A través del alcance de conocimientos superiores, podemos desarrollar una imaginación que no esté ligada solamente a la función cerebral. Entonces podremos vivenciar a los “cuernos” etéreos creciendo desde la tumba del cráneo hacia el espacio universal, y de este modo podremos aprender a “nombrar” cosas y seres por sus nombres eternos, creados por la verdadera imaginación.

De lograr esto por medio de la percepción suprasensible, el vellón del Carnero comienza a irradiar con brillante luz.

Swedenborg y Novalis estaban conectados con Aries, brillando a través de la Luna en sus natividades. Nos da la impresión de que Swedenborg, quien fuera un prominente científico durante la etapa temprana de su vida y un maestro espiritual y religioso en la etapa tardía, no estableció por completo el puente entre sus percepciones científicas sobre el mundo sensorio y el mundo visionario que se desarrollo a partir de su experiencia anímica. Hay una fisura entre esos dos mundos. Con lo cual el mundo de sus visiones no logro generar la redención del pensamiento, que aun está sepultado en la tumba del cráneo. El caso de Novalis es diferente; en sus escritos, tenemos la impresión de que el si construye un puente entre el mundo del pensar científico y la cognición imaginativa.

Si vemos a la Luna en Tauro, en principio solo percibiríamos a las fuerzas animadas del poderoso toro, vertiéndose en el cáliz de la Luna. Esto está conectado con la percepción de todo lo que depende de las fuerzas hereditarias de los progenitores físicos. Como fuere, si a través del desarrollo de nuestras fuerzas interiores nos volvemos capaces de transformar  esa imaginación original de Tauro, percibiremos que la cabeza y los poderosos cuernos del toro se metamorfosean en la figura de un cáliz o medialuna, en el que aparece el disco brillante del Sol dorado. El aspecto unilateral de la descendencia hereditaria se transforma entonces en la imaginación de la verdadera relación entre la herencia física y el origen cósmico de su naturaleza espiritual.

Una consciencia de este hecho aun persistía en tiempos medievales, pero se perdió gradualmente. La ciencia espiritual revela nuevamente la naturaleza espiritual del ser humano. Personalidades como Dante, Mirandola, Kepler y Haeckel estaban conectados a Tauro a través de la Luna, y podemos apreciar en sus vidas una ilustración de estos poderes de Tauro.

A través de la Luna en Géminis podemos experimentar a las poderosas fuerzas en el universo que alguna vez, hace mucho tiempo atrás, separaron a la unidad del cosmos en los mundos espiritual y físico. De esas fuerzas podemos aprender la causa de la luz y la oscuridad, por ejemplo, así como de toda polaridad en el mundo. Estas son las causas reales del dualismo en la vida religiosa y filosófica de la humanidad moderna. Si transformamos nuevamente esta imaginación por medio de nuestras capacidades anímicas, percibiremos que repentinamente se abre paso una tercera figura entre la luz  —siempre brillante en las alturas cósmicas— que no puede penetrar a la oscuridad, y la oscuridad que genera el temor del aislamiento y la soledad. Vemos a esta tercera figura poniendo a raya a las otras dos fuerzas, protegiendo al alma de ser superada por el conflicto entre ambas. Podemos vivenciar como este Ser puede nacer en nosotros realmente.

De entre muchas, ella se ve magníficamente expresada en la hermosa imaginación de Albrecht Dürer, quien recibió a las fuerzas de Géminis gracias al cáliz lunar en su natividad y, entre otros cuadros de carácter semejante, creo el conocido grabado “El caballero, la muerte y el villano”. Es una de las más bellas expresiones imaginativas del tercer poder, del coraje infalible del alma, manteniendo el balance entre estos dos poderosos oponentes.

Si volvemos nuestros ojos hacia Cáncer, al estar en comunión con el cáliz de la Luna, en un principio obtenemos la imagen de un cangrejo visto desde el frente, por así decirlo. Vemos al poderoso par de pinzas y a la criatura que se oculta en el caparazón. En esta imaginación percibimos en el mundo que han llevado a la evolución un paso más adelante, luego de que el poder geminiano genero la división entre los mundos físico y espiritual. Vemos la imagen del materialismo que ha cortado el hilo que todavía conectaba a los dos mundos, con esas afiladas pinzas del pensar amarrado a los sentidos y se ha retirado en la tumba rocosa del cráneo. Pero si transformamos esa imagen, observaremos como se ha convertido en un cáliz colmado con los frutos del empeño moral humano. Pese a la experiencia de la separación temporal con el mundo espiritual durante la vida terrena, este cáliz puede ser el portador de un alimento substancial para un tiempo futuro distante. Personalidades tales como Edward Geo, Bulwer-Lytten, R.W.Emerson, y John Ruskin están conectadas a esta constelación de Cáncer a través de la Luna.

Cuando la Luna se ubica en la constelación de Leo, podemos obtener la imaginación de la cabeza de un león mirando a través nuestro como si fuéramos transparentes, avizorando mas allá de nosotros hacia una distancia lejana. En él vemos el cuadro de la acumulación espiritual de los alcances y logros humanos en la Tierra a través de las épocas. Es la imagen del coraje, del emprendimiento y del orgullo. Para quien desenvuelve sus capacidades anímicas, se torna en la imagen en donde la naturaleza animal es sometida por las embestidas del destino, hasta que las cualidades egoístas son transmutadas en actitud de aceptación por el desafío del destino. En esta batalla entre la naturaleza egoísta y  los poderes directrices mundiales del destino, podemos desarrollar una cognición suprasensible sobre los planes sobrehumanos y de los poderes que guían espiritualmente a la humanidad. Entonces podemos reconocer a los seres espirituales que laboran por detrás de los movimientos del cielo estelar y que forman al destino del ser humano y del mundo. Esto no puede ser obtenido fácilmente en nuestra época. Muy a menudo, la fuerza anímica de los individuos fracasa en esta batalla.

Benjamin Disraeli estaba conectado con Leo a través de la Luna en su natividad, al igual que Leo Tolstoy; la ex-emperatriz Carlota de México tiene a la Luna en la misma posición al nacer; Ella fue la esposa del infeliz emperador Maximiliano de México, quien fue muerto por los insurgentes mexicanos, volviéndose loca tras la muerte de su esposo.

La Luna en Virgo se nos presenta como la imagen de la Madre celestial de toda existencia, que conoce los secretos de la creación; en los días de la antigüedad, la gente veían a este ser sosteniendo una gavilla de granos en sus manos, el símbolo de la madurez. El Cristianismo esotérico puede desenvolverse hasta tal punto en donde no solo podemos ver a la Madre-Virgen celeste, sino también al Hijo del universo que crece como radiante Sol espiritual, alcanzando los más remotos espacios del cosmos. Los poderes de la imaginación que fluyen hacia el mundo desde lo más intimo del alma de los individuos, provenientes de la Luna, generan hechos de la más grande importancia histórica, si bien no se hallan nunca sobre la superficie de los sucesos terrestres. Ellos permanecen ocultos en los trasfondos de las corrientes evolutivas de la humanidad. Si bien estos hechos son raramente reconocidos por sus contemporáneos, su influencia es más que fuerte y se prolonga en el futuro lejano, aun cuando los portadores de estos impulsos, los impulsos del “Hijo”, ya no están vivos. Dentro de este grupo podemos mencionar a personalidades como Juana de Arco, Tycho de Brahe y Rudolf Steiner.

La Luna en la constelación de Libra nos guía hasta la imaginación de la balanza del juicio cósmico, como la percibió la gente en los tiempos antiguos. Nostradamus, el famoso astrologo que al nacer tiene a la Luna en Libra, vivenció este juicio cósmico al escribir sus profecías, las cuales sobrepasaban a su propia época. Estas son imaginaciones veladas sobre el destino de las poblaciones europeas, y que se volvieron realidad mucho después de su muerte. De todas maneras, la clarividencia cristiana puede experimentar la transformación de esta imagen en otra impresión; la balanza se torna en dos manos que, suave e invisiblemente, trabajan en el mundo a modo de poderes curativos y equilibrantes. Ellas logran nivelar el paso para la revelación del Espíritu en el mundo. Esta imaginación se manifestó en la vida de Rafael Santi; aun podemos percibir en sus pinturas al poder mágico de esas manos curadoras.

La constelación de Escorpio no puede ser penetrada fácilmente cuando sus fuerzas están vertidas en el cáliz de la Luna, porque de hecho, son tres imaginaciones diferentes las que allí se ocultan. En los antiguos tiempos, la gente percibía estas fuerzas en la imaginación del águila, que penetraba en las alturas luminosas y plenas de calor de la atmosfera, lejos de donde habitaban los seres humanos en la Tierra. Poderosas y dominantes eran esas fuerzas del águila en el alma humana; ellas  dotaban a la gente con gran capacidad de mando espiritual. Pero luego, este Espíritu se distancio más y más de la Tierra. Podía dirigir a la Tierra solamente desde las alturas, pero no la redimió. Con lo cual estas fuerzas se deterioraron y por muchas eras, la gente ha podido conservarlas tan solo en la imagen del escorpión con su aguijón mortal.

 El famoso filosofo alemán Nietzsche vivió esta tragedia, luego de que su glorioso vuelo pensante en su “Así hablo Zaratustra”, concluyera en una caída fatal en el abismo de la insanidad. Así es como la imagen del águila se transformo en la imaginación del escorpión, y podríamos mostrar tantos ejemplos que llevan la impronta de la caída del pensar humano idealista pero ilusorio, en el abismo de la insanidad. Igualmente, la actividad espiritual puede guiar a las personas hasta un punto de la evolución interior en donde pueden transformar la imaginación del escorpión en la de la Paloma, justamente la paloma del Espíritu Santo, que labora en la humanidad como la fuerza gentil del poder creador espiritual.

Esto se manifestó en el filosofo Friedrich Wilhelm Schelling, quien al nacer tenia la Luna en Escorpio. Su “Filosofía de la revelación” es la realización de esta nueva imaginación; también el compositor Wolfgang A. Mozart estaba dotado de estas fuerzas. Su música respira el suave poder mágico de la Paloma, y también se manifestó en su brillante carácter.

La Luna en la constelación de Sagitario puede aparecérsenos en la imaginación de una flecha que descansa sobre la cuerda tensa de un arco. En ella podemos ver a la expresión de grandes poderes que pueden vivenciarse en el alma humana, a modo de fuerzas de empuje en favor de cierto objetivo, inclusive objetivos sobrehumanos. Pero la verdadera consciencia cristiana debe transformar la imagen de la flecha, del poder de arrojo, en poderes de auto-perfeccionamiento moral; entonces la flecha se transformara en la imaginación de un estrecho paso serpentíneo que conduce por las laderas de una montaña hasta el reino de la luz. De este modo ha de convertirse en un empeño para el Espíritu en el alma humana.

Esto pudo ser realizado por el pastor Oberlin con bella perfección. Fue pastor en Steinhal en Alsacia, un pueblecito pobre de montaña de los Vosgos. Gracias a la energía de Oberlin, el pueblo creció en prosperidad remarcable, aunque detrás de esto hay otro hecho. La esposa del pastor muere prematuramente, y Oberlin permaneció fuertemente conectado a ella tras su muerte. A través del hermoso contacto de las dos almas, el pudo tomar parte de las experiencias de ella en la vida post-mortem. De hecho, prácticamente la congregación entera de Steinhal vivió junto a su pastor  estas experiencias, porque él le comunico a sus feligreses los secretos de su vida anímica; aquí, el empeño humano en este pueblo tuvo un objetivo determinado, y el paso que lo condujo a él lo guio hasta el mundo espiritual; que obviamente resulto en beneficio de toda la congregación de Steinhal.

La constelación de Capricornio, por medio de la luz lunar, se muestra como la imagen de la cabra. Fue vivenciada así desde tiempos antiguos, pero en lugar de patas posee una cola de pez. Es el cuadro de una actitud anímica que se empeña por lo más alto en el mundo. El peligro que encierra es el no hallarse muy firmemente sobre el suelo de las realidades terrestres y puede perder pie de un momento a otro. Como fuere, la evolución verdadera puede transformar esta imaginación en el cuadro de algo semejante a un brillante castillo que se encuentra en la cima de una alta montaña. Esto no es concebido como una realidad terrestre, sino espiritual. Richard Wagner, cuya Luna estaba ubicada en la constelación de Capricornio al nacer, realizo esta imaginación en la belleza de su drama musical Parsifal, que fue la ultima creación de su vida. Parsifal, tras  largos y vanos esfuerzos, arriba al castillo del Grial, radiante sobre la cima de Montsalvat, en el cual se guardaba al curativo y nutriente cáliz del Santo Grial; el castillo del Grial es una realidad espiritual, no puede ser hallado en la realidad sensoria.

Acuario en la imagen de la Luna surge como el gran aguador cósmico que vierte el contenido de su  cántaro en el espacio cósmico. Es la imaginación de fuerzas anímicas que fácilmente pueden perderse a sí mismas  en una especie de pasividad o de altruismo desequilibrado; el alma debe encontrarse a sí misma como si hubiese sido dejada sola sobre un océano infinito o puede sentirse como tragada por un oscuro torrente; si esto es transformado en su verdadera imagen, entonces el agua se volverá el mar de fuerzas etéreas donantes de vida, que fluyen desde las esferas cósmicas hasta los reinos terrestres, generando el milagro de las formas vivientes. Goethe estaba dotado con este misterio de la Luna, y podemos decir que la realidad de las fuerzas etéreas que trabajan en la naturaleza y en la humanidad, fue para él una experiencia interior. Podemos comprobar esto de las más variadas maneras.

La Luna en la constelación de Piscis crea la imaginación de dos peces que nadan en las aguas de Acuario. Los peces son como islas en el mar, cimentadas sobre la existencia humana individual. Piscis es el cuadro de los individuos que han realizado al Espíritu en sí mismos, por medio del desarrollo de los más altos principios de todo su ser; esta gente se halla ahora en el final de un ciclo de evolución, o más bien, ellos nadan en el mar de las fuerzas creativas. Tales individuos se preparan a sí mismos para ser maestros de las fuerzas creadoras del éter, para que a través de su ayuda puedan realizarse logros de los cuales, en muestra época, solo podemos tener un vago concepto. Por lo tanto, los frutos de los logros que pueden madurar a la luz de esta imaginación, permanecen en una región del alma que no está aún bajo el control consciente del Yo. Tenemos a esta posición de la Luna en Piscis, en personalidades como Gustavo Adolfo de Suecia, Ignacio de Loyola, Hahnemann -el fundador de la homeopatía- y Tomas Moro.

Esto son solo esbozos de la actividad de la fuerza lunar en las constelaciones del zodiaco, y su transformación a través de las capacidades del Alma Consciente. Por supuesto que no hemos de generalizar en el caso de las natividades; allí deben considerarse los aspectos de los demás planetas con la Luna, así como muchos otros detalles, pero nuestro objetivo  fue mostrar como estas fuerzas pueden actuar y desarrollarse bajo circunstancias ideales.

LOS EVENTOS EN EL CIELO

El 6 de Julio, tuvo lugar una conjunción entre el Sol y Saturno en la constelación de Géminis. La conjunción entre estos dos cuerpos celestes ocurre una vez al año, y siempre se produce alrededor de medio mes después de la del año precedente. Por ejemplo, en 1946 ocurrirá el 21 de Julio, pero ambos habrán ingresado ya en la constelación de Cáncer.

Así es que  este evento anual muestra una evolución progresiva a través del zodiaco. En el transcurso de 30 años, encontraremos 30 conjunciones que tienen lugar sucesivamente en las doce constelaciones del zodiaco. Cerca de dos o tres de las conjunciones ocurren en cada una de las constelaciones. La conjunción de este año y de los dos siguientes es especialmente importante, porque se va moviendo gradualmente hacia el planeta Plutón, que fue descubierto en el año 1930 (hasta el momento, Plutón es el planeta más alejado del centro de nuestro sistema solar; su órbita esta mas allá de la de Neptuno y precisa unos 250 años para completar su órbita).

Por lo tanto, nos confrontamos con  los siguientes hechos: en 1945 la conjunción entre el Sol y Saturno tuvo lugar en Géminis, en 1946 será en Cáncer, y en 1947 también ocurrirá en Cáncer, combinado con una conjunción a Plutón. Si pudiésemos observar este evento por medio de un telescopio, veríamos sobre el trasfondo del firmamento de las estrellas fijas, a las tenues estrellas de Cáncer y frente a ellas, al Sol; ligeramente por encima del Sol aparecería Saturno en las lejanías del universo. Considerablemente más arriba, pero casi en línea recta con el Sol, detectaríamos al planeta Plutón, el cual -por supuesto- solo podría ser divisado por los grandes telescopios modernos.

Los tiempos y las zonas de estas conjunciones combinadas son muy importantes, y puede que sea necesario llamar la atención de la gente acerca de este evento, que siente una fuerte responsabilidad espiritual frente al desenvolvimiento cultural de nuestra época.

Alrededor de 33 años es el lapso entre una conjunción de Saturno con Plutón a la otra; por lo tanto, su ultima conjunción ha de haber tenido lugar en el año 1914.

El 13 de Junio de 1914, se produjo una conjunción entre el Sol y Saturno; Plutón estaba al menos en la cercanía de donde se encontraban los dos planetas. Así que aquí tenemos que ver con un evento similar al que se producirá en 1947, pero que ocurrirá en Tauro. Recordemos que el 28 de Junio de 1914 se produjo el asesinato del archiduque Fernando en Sarajevo, generando la 1ª Guerra Mundial.

El lugar en donde se producirá la conjunción en 1947 está fuertemente conectado con la tragedia del filosofo alemán Nietzsche, quien enloquece en 1888, también está conectado con el hombre que forzó a Alemania a esta 2ª Guerra Mundial y la llevo a su destrucción. La idea megalómana del Gran Imperio Germano cobro impulso a más tardar cuando Saturno estaba conjunto al planeta Neptuno (descubierto en 1846). Esto sucedió en 1917, en la constelación de Cáncer.

En 1947, Saturno estará conjunto a Plutón alrededor de esa misma posición, pero significara una “exaltación” porque Plutón está más alejado, es decir que pertenece a una esfera “superior”.

¿Cómo se reflejara este evento en lo terrenal?, ¿podemos atrevernos a conocer los aspectos inscritos en él?. Ciertamente estará conectado con la lucha de poderes malignos y el poder de la evolución cósmica  en el universo. Con lo cual mucho es puesto en manos de la Humanidad; el balance de la moral humana y de los logros espirituales sobre la Tierra decidirá en suma el surgimiento de estos eventos.

Si en 1914, cuando la conjunción combinada entre el Sol, Saturno y Plutón que tuvo lugar en Tauro, la construcción de la ciencia espiritual hubiese sido concluida —el Goetheanum en Dornach, la “Casa de la Palabra”— los eventos de ese año podrían haber tomado otro curso.

Los eventos conectados a los sucesos celestes del próximo año pueden ser dirigidos hacia el bien y el progreso de la humanidad, si un cierto número de personas desarrolla y carga consigo una moral fuerte e impulsos espirituales que urgen a nuestra época.

¿Cómo podemos leer y comprender el lenguaje de estos eventos?

La Palabra, la que podemos oír sonar desde el Sol durante esta conjunción, pronuncia que ha llegado el tiempo de la “realización” para ciertos impulsos, y que ciertas cosas han de ser hechas, o ciertas posibilidades desaparecerán para la Humanidad, Saturno revelara que una vez más ha llegado el tiempo en el que muchos deberían reconocer el hecho de que “el reino de los cielos esta cerca”, y que muchos más que hasta el momento deberían penetrar en la experiencia del “reino de los cielos” por medio de la cognición de los principios superiores de la organización humana. De otro modo, muchos serán desplazados por las contra-fuerzas del Yo Superior.

Plutón está profundamente oculto tras los velos del misterio. Nos habla de fuerzas que el individuo humano no puede alcanzar, ni naciones, ni continentes, solo pueden ser alcanzadas por la Humanidad como verdadera y todo-abarcante comunidad cristiana. Los pueblos de la Tierra pueden volverse un solo cuerpo en el Espíritu Santo. En su contra están las fuerzas de la destrucción total, de la aniquilación, incluso de la raza humana.

Estos eventos en el cielo iniciaran una era en la cual la humanidad tendrá que decidir entre una de las dos fuerzas.

Astrosofía Parte 12


La naturaleza del mundo Planetario: El Sol I

En la carta XI indicamos la forma de lemniscata de nuestro sistema solar. Una concepción de esta visión del mundo ha sido puesta en la vigilia. Como ahora debemos hablar del Sol, sería de gran ayuda que  tratemos de imaginar la forma del Sol moviéndose en el curso de un año a través del espacio como una lemniscata, colocando a la Tierra detrás de él en la misma. Con lo cual esta forma constituiría el trayecto de ambos, del Sol y de la Tierra. Este cuadro puede ayudarnos a crear una comprensión para la esfera del Sol. Por sí solo, el sistema copernicano no puede aportarnos una imaginación de la esfera solar, pero la lemniscata del trayecto Sol-Tierra crea el cuadro de una forma espacial que podemos encontrar también inscrita en la forma humana, en conexión con las contradictorias actividades entre la cabeza y el cuerpo. Podemos encontrar esta forma en muchas otras conexiones. El movimiento lemniscatorio es solo el principio fundamental. El movimiento del Sol y de la Tierra es en realidad mucho más complicado, de un modo tal que el Sol se nos presenta, desde la Tierra, como moviéndose a través del circulo de la eclíptica en el curso de un año. Como sea, estos detalles no necesitan preocuparnos ahora, en este acercamiento hacia la naturaleza espiritual del Sol.

En nuestras descripciones previas vimos que Saturno es la esfera que reviste a los Espíritus de la Voluntad, Júpiter es la esfera de los Espíritus de la Sabiduría y Marte es la esfera de los Espíritus del Movimiento. En la esfera del Sol -la esfera que es la forma espacial indicada por el movimiento del Sol y que podemos imaginar fundamentalmente como lemniscata- podemos ver al reino de los Espíritus de la Forma, los Exusiai de los griegos y los Elohimnes de los hebreos según la enseñanza esotérica.

La biografía espiritual de los Espíritus de la Forma nos dará la impresión de las fuerzas que trabajan a través de la esfera del Sol. Podemos encontrar su actividad ya en el Antiguo Saturno; ellos irradiaban el impulso de individualización en el universo del Antiguo Saturno, si bien este planeta aun se hallaba lejos de estar capacitado para asimilarlo y desarrollar este impulso. Con lo cual solo quedo un reflejo del impulso de los Exusiai, que aparece como la división del hasta aquí planeta homogéneo en muchos cuerpos individuales, los predecesores del actual cuerpo físico humano (ver carta III).

Por lo tanto, los Espíritus de la Forma aparecen como aquellos espíritus que preparan el camino para la entrada final de la individualidad, el YO, en el mundo. Continuaron con esto durante todos los ciclos evolutivos siguientes hasta que llegó el tiempo del cumplimiento de su impulso, creando y refinando el recipiente del Yo, la forma física humana. Este impulso fundamental de los Espíritus de la Forma esta entretejido a su vestimenta cósmica, la esfera del Sol. Esta preservado allí y aun está conectado con la entrada de la individualidad humana en la forma corpórea a través del portal del nacimiento.

La posición del Sol en el momento del nacimiento muestra que parte del cuerpo humano está especialmente desarrollada al momento en que entra en la vida terrena. Esto es muy complicado, porque el desarrollo mayor o menormente unilateral del cuerpo puede ser un obstáculo o una mejora de ciertas capacidades derivadas de  encarnaciones pasadas. Este obstáculo ha de ser superado tanto como deben ser desarrolladas las capacidades durante la vida en la Tierra. Una investigación de los detalles de la natividad puede revelarnos estas peculiaridades.

Las posiciones del Sol en los signos de la eclíptica al momento de nacer, provee la base para formar un juicio sobre la relación particular del ser humano con su forma física. Aquí debemos distinguir claramente entre las constelaciones de las estrellas fijas del zodiaco y la eclíptica con sus doce “signos” (en la carta II ya hemos indicado esta diferencia). Las doce constelaciones del zodiaco están más allá de nuestro sistema solar, en las profundidades del universo de las estrellas fijas. Ellas representan la imagen visible del espíritu creativo original del orden jerárquico. Presente en él, también se halla la imagen astral arquetípica del Ser Individual, como fue planeado por los Dioses. En la eclíptica, que es el trayecto anual del Sol a través del espacio y que es logrado por el movimiento del Sol en lemniscata, debemos ver a esas formas que descienden como una especie de doble de la forma humana hasta el cuerpo físico, y que tratan de hacer de ellas una imagen de ese arquetipo astral. Son los poderes etéreos formativos.

Como arquetipo astral de la humanidad, manifiestamente visible en las doce constelaciones del zodiaco, es una entidad dodecamorfa; los poderes formativos de la eclíptica son asimismo dodecamorfos y están relacionados a las doce regiones principales del cuerpo humano. No obstante, debemos imaginar a esas doce regiones de la ecliptica separadamente de las del zodiaco de las estrellas fijas. Por ejemplo, la eclíptica comienza de otro modo; es un asunto basado totalmente en la relación entre el Sol y la Tierra. Esto se ve expresado en el cambio de las estaciones de la Tierra. El año de las estaciones se inicia con la primavera o en el momento en el que el Sol está sobre el punto vernal. Este es el punto donde comienza la eclíptica. En la forma humana se relaciona con la cabeza, o Aries, porque ese es el reino en la esfera del Sol en donde las sutiles fuerzas formativas que imprimen el arquetipo astral de la cabeza, están centralizadas. Con lo cual el Sol -así como la Tierra- atraviesa las doce regiones de la eclíptica a lo largo de un año, que corresponden a las doce regiones del cuerpo humano. El Sol ingresa en el signo de Aries el 21 de Marzo, en Tauro el 21 de Abril hasta el 21 de Mayo, cuando ingresa en Géminis, etc.

La posición del Sol en uno de los doce signos de la eclíptica en el momento del nacimiento, muestra la “forma” final que ha sido creada durante el desarrollo embrionario desde las consecuencias de encarnaciones pasadas. Durante todo el transcurso del desarrollo embrionario, el Sol recorre nueve signos de la eclíptica. Esta es una imagen de la metamorfosis evolutiva del cuerpo hasta la peculiar forma individual final, y que también se imprime en la forma humana de modo tal que surge como un cuadro de variados periodos en el desarrollo del cuerpo, durante la vida después del nacimiento.

Ahora daremos una breve descripción del Sol en los doce signos de la eclíptica, pero no debemos olvidar que todas estas descripciones son insuficientes para formar un juicio sobre la influencia del Sol en la natividad, ya que son muchos los factores individuales a ser considerados, además de la posición sobre la eclíptica. Consiguientemente, es imposible fijarles a reglas definitivas.

El Sol en el signo de Aries esta especialmente activo en la formación de la cabeza humana. Las sutiles fuerzas etéreas que construyen la cabeza son utilizadas con mucha más fuerza que en cualquier otro caso, para expresar las peculiaridades individuales de la personalidad. Estas fuerzas pueden convertirse luego en el vehículo  del despliegue de gran iniciativa y energía. Hace posible la introducción de ideas nuevas, nuevos métodos y nuevas visiones en cualquier rama de la vida. Una personalidad tal puede ser el portador de un impulso, la ejecución de lo que les es dado a otros. Si tal impulso es constructivo o destructivo, es otro tema. Tenemos ejemplos en Hahnemann -el fundador de la homeopatía, en Johann S. Bach -el compositor, y al príncipe Otto de Bismark, el fundador de la Alemania prusianizada.

El Sol en el signo de Tauro promueve una tendencia hacia una fuerte formación en la región de la laringe. La personalidad debe construir su vida terrenal casi por completo desde las fuerzas que encuentran su expresión en esta región del cuerpo. Esto puede aparecer en el uso predominante de las fuerzas del habla y del sonido, como en el caso del compositor Tchaikovsky o del poeta Shakespeare; pero esas fuerzas pueden también ser mal utilizadas a favor del poder, como Robespierre y Lenin, ya que la posición del Sol no otorga a la personalidad ningún juicio moral sobre la expresión de sus poderes.

El Sol en el signo de Géminis imprime sobre el cuerpo a las fuerzas formativas que se conectan especialmente con los brazos. Una personalidad en la cual se hallan activos estos poderes puede sentirse centrada en esta región y usar esas fuerzas etéreas sutiles a través de la auto-expresión en la vida. Ejemplos son el novelista Bulwer-Lytton, cuyos dones de expresión se muestran en la escritura y no en el habla, como también el pintor Albrecht Durero.

El Sol en el signo de Cáncer centra la capacidad de la personalidad en aquellas fuerzas que forman al tórax del cuerpo humano; por lo tanto brinda la tendencia de abarcar al mundo personal, sea extenso o pequeño. Desde esta tendencia, el amor puede brotar en la personalidad por aquello que le ha sido confiado por el destino bajo su cuidado, e incluso anhelar la conquista. Ejemplos son Alejandro Magno, Carlos XII de Suecia y Maximiliano de México.

El Sol en Leo fortalece a las fuerzas formativas que trabajan en la circulación de la sangre y de la respiración. Una personalidad así dotada puede ejercer una especie de actitud real en cualquier esfera de la vida, ya que las corrientes de vida fluyen desde lo más intimo del corazón. Pese a esto, puede volverse la fuente de un egoísmo extremo. Ejemplos son H.P.Blavatsky, Shelley, Napoleón I y Willi Sucher.

El Sol en el signo de Virgo concentra las habilidades del ser humano en aquellas fuerzas que se expresan a sí mismas en la región por debajo del diafragma. Tales individuos pueden, digamos, digerir al mundo, sea este placentero o difícil. Ejemplos son Goethe, la reina Isabel de Inglaterra, el cardinal Richelieu y Leo Tolstoy.

El Sol en el signo de Libra favorece el empleo de aquellas capacidades que son inherentes a las caderas o a los variados órganos de equilibrio en el cuerpo humano. Una persona que ha desarrollado esto puede convertirse un maestro en el balanceo de diferencias o alisando dificultades del mundo humano. Puede volverse un juez incorruptible así como un gambista inescrupuloso con el destino. Ejemplos son Savonarola y Cesar Borgia.

El Sol en el signo de Escorpio brinda el poder de emplear fuerzas que activan el progreso, y a menudo este progreso es ganado gracias a la destrucción de lo vetusto y reaccionario. El barrer con el prejuicio y la tradición puede abrir el camino al progreso humano, pero puede convertirse en la sola fuerza de destrucción. Ejemplos son Erasmus de Rotterdam -el humanista, Martin Lutero, y Friedrich Schiller -el poeta.

El Sol en el signo de Sagitario aporta la oportunidad en la vida de utilizar especialmente esas fuerzas que forman los muslos en el cuerpo humano. Lleva al ser humano hacia el oleaje de lo siempre-variable del mundo exterior. Tal personalidad puede ser muy espirituosa, pero si esta capacidad es muy unilateral, puede ser barrido por este poder. Ejemplos son la reina Mary de Escocia, el rey Carlos I de Inglaterra, Beethoven y Enrique Heine.

El Sol en el signo de Capricornio fortalece las fuerzas que forman las rodillas y los codos. Son fuerzas que establecen el puente entre el mundo exterior de los objetos y el mundo interior de la consciencia. Los órganos sensorios, en especial los ojos, conllevan una capacidad  similar. Aquellos que han nacido bajo el Sol en Capricornio, son confrontados con el problema de balancear la relación entre el mundo interior y exterior. Por un lado, se puede lograr una confianza absoluta en la realidad objetiva de las experiencias interiores propias; o por el otro, se puede sufrir la perdida de esta confianza y esforzarse en vano por obtener un cuadro objetivo y seguro del mundo, fuera de las ataduras de la experiencia anímica humana. Ejemplos son Juana de Arco, Nostradamus, famoso por sus profecías, e Isaac Newton.

El Sol en el signo de Acuario favorece el desarrollo de aquellas fuerzas que construyen a las pantorrillas; son aptas para portar  a la consciencia humana hasta el reino que va “mas allá de la piel”, hasta el vasto mar del éter cósmico. Para una personalidad así dotada, el problema decisivo es que el yo sea suficientemente fuerte para sostener y orientarse a si mismo dentro de este mar. Ejemplos son John Ruskin, Byron, Mozart y Swedenborg.

Finalmente, el Sol en el signo de Piscis está conectado con las fuerzas formativas de los pies. Una persona nacida bajo este signo experimenta a la Tierra por donde apoya su pie, “tasteandola”. De acuerdo al poder del yo individual, la Tierra es experimentada como un cuerpo caído o como carga pesada y deprimente, siendo la tarea de la humanidad transmutarla y redimirla. Ejemplos son Miguel Ángel, Víctor Hugo, Schopenhauer y el cardinal Newman.

Así que el Sol tiene el poder de portar al arquetipo astral del  ser individual, hasta la vida individual del hombre en la Tierra; los miembros de este ser arquetípico son arrojados en el remolino del destino individual humano. El Sol de nuestro sistema solar extrae esta substancia astral virginal, la cual es el origen de toda substancia física, desde las profundidades del mundo de las estrellas fijas hacia el centro de nuestro universo. Esta substancia arquetípica atraviesa varios grados de densificación antes de alcanzar el Sol. En la Tierra alcanza el estado de la materia y de la manifestación en la esfera de lo individual.

Pero este no es el paso final de la actividad del Sol. Sobre esto hablaremos en la carta siguiente y luego veremos que en realidad, el Sol es una entidad ternaria. Tocaremos entonces uno de los más grandes misterios del universo. En esta carta hemos sido solamente capaces de describir un lado de este problema.

EVENTOS EN EL CIELO

En el presente, el evento más importante en el cielo es el lazo de Venus en el signo de Aries y Piscis. Durante los pasados meses hemos visto a Venus como brillante estrella crepuscular en el cielo oeste, pero pronto desaparecerá completamente de vista. Retrocede por el zodiaco hacia el Sol, y el 25 de abril estará directamente sobre él. Debemos imaginar que en realidad Venus se halla entre el Sol y la Tierra. Solo el Angulo desde cual la vemos desde la Tierra, nos provoca la sensación de que estuviese por encima del Sol.

Estos lazos de Venus, que ocurren al hallarse por delante del Sol -es decir en el espacio entre el Sol y la Tierra- tiene lugar en intervalos de 19 meses, y se produce cada vez en constelaciones diferentes. Si dibujásemos una imagen del zodiaco en forma de circulo sobre un trozo de papel, y luego observásemos los movimientos de Venus en un lapso de 8 años, marcando los lazos -conjunciones inferiores cuando Venus esta por delante del Sol y superiores cuando están por detrás del Sol- haríamos un descubrimiento sorprendente. Encontraríamos que todas las conjunciones tienen lugar sobre las cinco esquinas de un pentagrama regular, dibujado dentro del círculo. En un intervalo de 8 años, siempre encontraríamos un lazo y una conjunción superior en cada esquina  de ese pentagrama.

El lazo actual de Venus tiene lugar en Aries y Piscis. Ahora debemos imaginar sobre este punto del zodiaco a una de las cinco puntas del enorme pentagrama suspendido en los cielos. Así que esta esquina en Aries y Piscis ha de ser  la escena de otra conjunción de Venus al Sol, así como eventos similares han de tener lugar en el futuro.

El ultimo lazo y a la vez evento culminante que fue una conjunción inferior, tuvo lugar en esta esquina hacia la Pascua de 1937. Cuatro años más tarde, hacia Pascua de 1941, se produjo una conjunción superior aproximadamente sobre la misma posición.

Una comparación entre ambas muestra que esta esquina del pentagrama se ha movido ligeramente hacia atrás desde 1937, en donde estaba exactamente entre la cabeza de Aries y uno de los peces. Ahora en 1945 ha ingresado completamente en Piscis y durante los próximos 100 a 120 años, esta esquina se moverá lentamente a través de Piscis. No solo se mueve esta esquina, sino que todo el pentagrama gira lentamente por el zodiaco, como los radios de una gigantesca rueda cósmica. Solamente tras unos 300 años, la Humanidad presenciara este evento nuevamente.

Al igual que el rostro humano traiciona sus emociones y experiencias interiores, este evento expresa la vida interior de los mundos espirituales. En la esfera de Venus, podemos encontrarnos que son los Guías o Guardianes de las comunidades humanas, por ejemplo, de las naciones. Con lo cual, si la “estrella de cinco puntas” de Venus (que es el pentagrama creado por la conjunción de Venus con el Sol), inicia un nuevo ciclo al ingresar en Piscis, debemos esperar que sea una expresión de una gran decisión en la esfera de los espíritus populares (almas de los pueblos). Observando los eventos en el cielo, podríamos decir que se percibe algo similar a un gran concilio de los espíritus populares a causa de la situación alarmante de la humanidad en la Tierra.

Un evento similar tuvo lugar a finales del S XVII cuando Pedro el Grande volviese zar de Rusia y occidentalizo su país con gran energía. Sería muy interesante estudiar la historia de aquellos días en estrecha conexión con los eventos actuales, y a través de un estudio tal hallaríamos una mejor comprensión de muchas de las tendencias que se han vuelto aparentes en Europa hoy día.

El lazo actual esta también conectado al año 1937, que fue la época de la así llamada “Guerra Civil” en España, y especialmente con el periodo precedente al rompimiento en guerra entre Alemania y Rusia en la primavera de 1941. Esto indica entonces a los problemas de la humanidad en tanto se revelan a sí mismos desde un punto de vista espiritual. El tránsito de Aries a Piscis apunta al problema Este-Oeste de la humanidad moderna, que está representado en Europa como una especie de camino en miniatura dentro de la polaridad entre Rusia y España. Así que si somos conscientes de este evento de Venus en el cielo, aprendemos a escuchar al Apocalipsis de los siguientes 50 o 100 años, que es el resultado necesario del juicio espiritual por sobre los eventos a nuestro alrededor.

La naturaleza del mundo Planetario : EL SOL II

La astronomía moderna considera al Sol mayor o menormente como una esfera de fuego gigante. Existen muchas teorías sobre la naturaleza y la fuente de su actividad, pero hasta ahora ninguna de ellas puede aportar una respuesta satisfactoria a los múltiples problemas conectados a los variados fenómenos del Sol.

Según todas estas teorías, el Sol es una esfera de materia gaseosa o incluso solida. Rudolf Steiner indico una concepción diferente a través de la cual podemos resolver muchos enigmas de la naturaleza del Sol y de todo el Universo. Nos brindó la concepción del espacio negativo o “anti-espacio”, y acorde a este “anti-espacio”, el Sol que vemos en el cielo existe gracias a que el espacio de nuestro universo desaparece y se crea el “anti-espacio”. Es por esto que el Sol es algo similar a un agujero en el espacio universal, y la actividad solar  tiene un carácter de poder succionador que lleva la substancia espacial hacia el anti-espacio. Se ha hecho referencia a esto cuando en la última carta dijimos que el Sol arrastra a la substancia astral hacia sí mismo.

Como fuere, antes de alcanzar el Sol, esta substancia astral atraviesa un proceso de densificación que naturalmente alcanza su culminación en la Tierra. Pero aquí no acaba la actividad del Sol, que puede ser comparada al proceso digestivo en el hombre. Para digerir, el hombre debe comer primeramente. Claro que no se puede decir que el objetivo primordial de la digestión es provocar que la gente coma. El objetivo primordial de la digestión es disolver y descomponer la comida. Para lograr esto, la gente debe ingerir el alimento que experimenta a través de los sentidos. De modo similar, el impulso del Sol es disolver la substancia universal en pos de crear la base eterizada para el progreso espiritual y la renovación de nuestro universo. El Sol es el órgano de la “digestión” del gran Ser cósmico universal en el cual vivimos. La Tierra es el reino dentro de ese universo en donde el “alimento” -la substancia- es ingerida y elaborada por los sentidos.

Por lo tanto, la Tierra así como la creación de la forma humana, tal como fue descrita en la 13ª carta, es solamente un resultado indirecto de la actividad solar. El objetivo final es la disolución de la forma humana en favor de transformar las fuerzas heredadas y las substancias en el germen etéreo de un universo futuro. Al proceso de la disolución de la forma humana, lo llamamos MUERTE. Consiguientemente, el Sol es el portal de los muertos o podemos decir también, es el portal hacia los muertos.

La posición del Sol al momento de la muerte es de gran importancia para la vida espiritual tras la muerte. Habremos de decir mucho más cuando estudiemos el “horóscopo de muerte”. La posición del Sol al nacer es también significativa, ya que muestra la conexión del ser humano con el mundo de los muertos de una forma muy peculiar.

Debemos acostumbrarnos al hecho de que los detalles particulares de una natividad, son los indicadores de eventos que tuvieron lugar durante la vida espiritual antes del nacimiento, o que pueden ser la llave para la comprensión de eventos espirituales o influencias que tendrán lugar despues del nacimiento. En pos de encontrar esta llave para la comprensión de lo que está oculto detrás del Sol de una natividad, debemos discutir algunas peculiaridades astronómicas acerca de los pasos del Sol y de la Luna.

Si pudiéramos marcar el paso del Sol como una línea blanca punteada sobre el trasfondo del cielo azul, detectaríamos que este paso forma un circulo completo en el curso de un año. Más aun, si pudiésemos observar el paso de la Luna del mismo modo durante un periodo de 28 días, y dibujásemos ese paso a manera de línea sobre el cielo, encontraríamos que también realiza un círculo alrededor de nuestro globo. Si ahora fuésemos mas precisos, descubriríamos que la Luna no se mueve en el mismo circulo en el que el Sol pareciera rotar, visto desde nuestro punto de observación terrestre. Son círculos diferentes uno dentro del otro, pero ligeramente desviados, con lo cual se interceptan en dos puntos opuestos entre sí. Estos puntos de intersección son llamados NODOS LUNARES. Por supuesto que no podemos verlos en el cielo, sería solamente posible si dibujásemos ambos círculos sobre el cielo. De todos modos podemos calcular su posición. Debemos imaginar al paso del Sol como un enorme círculo en torno a nuestro globo, dentro del cual se encuentra otro círculo: el de la Luna, con una desviación de 5º.

Ahora debemos imaginar además que los dos puntos opuestos de la intersección -los nodos- se mueven, o en otras palabras, el 2º círculo desviado se mueve lentamente en dirección a las agujas del reloj y es lo que produce el movimiento de los puntos de intersección o nodos, sobre el primer círculo del Sol. Una revolución completa del paso del círculo del nodo lunar es realizada en unos 18 años y 7 meses; entonces los nodos han retornado a su posición original sobre el círculo del paso solar. Dentro de este periodo de 18 años y 7 meses, los nodos se mueven a través del círculo solar completo, el cual es señalado gracias a la posición diaria del Sol en el curso de un año.


En los dos diagramas de arriba, el círculo solido representa el paso aparente del Sol alrededor de la Tierra, y el círculo punteado representa al de la Luna alrededor de la Tierra, en el centro. Los dibujos muestran a los dos círculos como vistos desde un punto de observación exterior y por encima de la esfera del movimiento del Sol y de la Luna. Si pudiésemos situarnos en el centro, donde está indicada la Tierra, daríamos con la imagen correspondiente. El diagrama I muestra la posición del paso de la Luna y los nodos en un momento determinado. Pasado algún tiempo (diagrama II), este círculo y los nodos se han movido hacia atrás y se ubican en una posición diferente.

Estos nodos tienen una gran importancia espiritual. Ellos muestran como están entrelazadas las esferas solar y lunar en un determinado momento. Los nodos son los puntos en donde la esfera del Sol toca a la de la Luna, creando una especie de portal entre una esfera y la otra. Como hemos dicho, el Sol representa una especie de actividad “digestiva” en nuestro universo. Cuando el alma abandona el cuerpo al morir, se ve dirigida hacia el Sol. La Luna y su esfera ejercen una actividad que podemos comparar con el inhalar y exhalar del cuerpo humano, aunque no es la función pulmonar que está basada en la respiración. Es una actividad que se sitúa entre la cabeza de nuestro universo -que está representada por la Tierra- y la “digestión” representada por el Sol. Es una actividad equilibradora entre la asimilación y la disolución  de las substancias cósmicas.

Con lo cual los nodos lunares -el portal del Sol a la Luna- proveen una conexión entre los muertos que están en la esfera del Sol y la Tierra. Entonces, si miramos la posición del Sol de la natividad, la reconoceremos como conexión individual con el reino de los muertos. En pos de que esta conexión sea efectiva dentro de la vida terrestre de un ser humano, es necesario establecer un portal desde el Sol hasta la Tierra a través de la Luna. Esto se hace posible gracias al movimiento de los nodos lunares.

Este ejemplo lo pondrá en claro: Goethe nació el 28 de Agosto de 1749. El Sol estaba en 5º del signo de Virgo; el primer aspecto de esta posición solar es lo que hemos expuesto en la 13ª carta. Además de esto, podemos reconocer la conexión de Goethe con el reino de los muertos en esta posición del Sol. Como sea, esta conexión solo podría realizarse al momento en que los nodos lunares abran al portal desde el reino de la esfera solar a la Tierra. No fue posible en el momento del nacimiento de Goethe, ya que los nodos no se encontraban donde estaba ubicado el Sol, pero sucedió un tiempo antes de su nacimiento, cuando su alma se hallaba aun en el mundo espiritual. En el año 1747, uno de los dos nodos en tránsito arriba a la posición del paso del Sol en donde se ubicara dos años más tarde, el 28 de Agosto de 1749. Es entonces cuando se estableció el lazo entre el Sol y la Tierra. No es de importancia que el Sol del nacimiento de Goethe se ubicara en este lugar más tarde. El portal entre el Sol, la Luna y la Tierra puede abrirse mucho antes del nacimiento e incluso después. En este territorio nos vemos confrontados con diferentes concepciones del tiempo a las que estamos acostumbrados en la Tierra.

La posición de los planetas al momento de abrirse el portal revela algo de la conexión individual que Goethe tuvo con los muertos en su vida postrera. En el año 1747, a comienzos de Marzo, encontramos por ejemplo a Saturno en la constelación de Virgo, exactamente en la misma posición que estaba en la muerte de Paracelso, el 23 de Septiembre de 1541.

Ahora debemos imaginar que es en esta posición de Saturno en Virgo donde fluyeron todos los esfuerzos de Paracelso, especialmente la esencia espiritual de sus logros, en tanto que concernían al progreso de toda la humanidad, doscientos años antes del nacimiento de Goethe. En el horóscopo del PORTAL SOLAR de Goethe, como podemos denominarlo, Saturno retornó a la misma posición que está conectada a Paracelso en el terreno de tales actos pasados.

¿Cuál es la esencia de los logros de Paracelso?. Fue un físico famoso del S.XVI, quien valientemente abrió el camino para la medicina moderna. Exigió, y el mismo cumplimento esta exigencia, que los físicos no deberían leer mas a los antiguos tratados de medicina, sino que debían hacerlo en el “gran libro de la naturaleza”, en pos de hallar las causas de la enfermedad y los remedios para su cura. Como fuere, el podía leer aun el “gran libro de la naturaleza” de manera diferente a como lo hace la ciencia natural moderna. Su esfuerzo consistió en hallar a través del encuentro con la naturaleza, el camino hacia las raíces de su existencia. Tal fue su gran logro para bien de la Humanidad. Se mantuvo como un guardián del umbral entre la antigua sabiduría y la nueva era científica, como alguien que nos recuerda al espíritu que labora en el reino de la naturaleza. Este aporte a la Humanidad fue tomado y desarrollado ampliamente por Goethe. El se esforzó por encontrar las raíces espirituales de la naturaleza y lo logró. La percepción suprasensible del vegetal arquetípico, como el ser materno espiritual de todo vegetal existente y sobre lo cual Goethe hablo específicamente, es la prueba de que estaba fuertemente conectado al gran impulso que vivía en Paracelso; consiguientemente, Rudolf Steiner fue capaz de llamar a Goethe el padre de la Ciencia Espiritual, es decir la ciencia que reconoce al espíritu activo detrás de los fenómenos del mundo sensorio.

 Podemos concebir que una personalidad de una época puede permitirse desarrollar una idea o impulso solo hasta cierto punto. Luego, otra individualidad puede tomar este impulso, mucho después de haber fallecido el primero y, a través de una conexión real con los muertos, seguir desarrollándola. En la biografía de Goethe encontramos que en un momento de profunda crisis interior en su vida, estudio intensivamente a Paracelso.

El famoso filosofo Spinoza nació el 24 de Noviembre de 1632; el Sol se hallaba entonces en Sagitario. Este “portal solar” fue abierto por los nodos lunares dos años antes del nacimiento de Spinoza, en 1630. Saturno se hallaba en la constelación de Libra. Eso nos conduce hacia atrás hasta Giordano Bruno quien fallece 30 años antes, el 17 de Febrero del año 1600, cuando Saturno también se encontraba en Libra.

Giordano Bruno fue quemado en la hoguera por la Inquisición. En sus años de juventud había sido monje, pero su entusiasmo por la verdad y su apego a la nueva visión científica, como se ilustra por ejemplo en el sistema copernicano, lo puso en conflicto con los superiores eclesiásticos. Huye del monasterio y realiza largos viajes por Europa, enseñando las nuevas ideas de la ciencia. Luego es apresado por los emisarios de la iglesia romana y, al no negar sus enseñanzas, fue quemado vivo.

En Spinoza también se hallaba presente, este espíritu de inamovible entusiasmo y devoción por la verdad y libertad de concepto filosófico. De él podemos decir verdaderamente, como Giordano Bruno, que fue un mártir de la lucha por la libertad espiritual. Toda su vida constituyo en una serie de persecuciones por parte de todo tipo de instituciones, que pretendían conservar tradiciones espirituales obsoletas. Murió en la miseria a edad temprana, víctima de la eterna incomprensión de su entorno.

Otro famoso filosofo y matemático, Gottfried Wilhelm Leibniz, nació el 21 de Junio de 1646 [calendario juliano]. El Sol se hallaba en el signo eclíptico de Cáncer; este portal solar fue abierto por los nodos lunares en el año 1647, un año después del nacimiento. Encontramos a Júpiter en la constelación de Leo, en donde había estado al fallecer el ya mencionado Giordano Bruno. Con lo cual podemos encontrar también una conexión entre Leibniz y Giordano Bruno, siendo Júpiter el que establece el lazo aquí. Por lo tanto, la cualidad que Leibniz hereda espiritualmente, digamos, fue de otra naturaleza. Fue el mundo del pensamiento de Bruno que emerge nuevamente en Leibniz, quien continúa con su desarrollo. El foco central de la enseñanza de Bruno es la idea sobre la monada como fundamento de toda la existencia del universo. La unidad universal original, que él denomina Monas Monadum, se divide a sí misma en una multiplicidad de seres únicos o monadas que son seres vivientes, siendo cada una de ellas un universo en si misma. El alma de un ser humano es una monada pensante; Leibniz fundamenta su enseñanza filosófica en su “monadología” y en la idea de la “armonía pre-establecida” (praestabilierte Harmonie). Como Giordano Bruno, imagina a Dios como Monas Monadum; las monadas individuales derivadas de la Monas Monadum poseen una variada graduación de consciencia. Ellas son, por así decirlo, las almas de las cosas y los seres, pero, también para Leibniz, cada monada en sí misma es la representación del universo en grados.

Los eventos en el cielo

Ya en Abril, el planeta Marte ha ingresado en la constelación de Piscis. Transitara por esta constelación durante todo el mes de Mayo. Un número inusual de personalidades históricas tienen a Marte en esta posición, bien al momento de nacer o de morir.

Si miramos más de cerca a esta congregación, podemos detectar que existen los más grandes contrastes entre esta gente. Semeja más bien a una lucha gigantesca entre gente que solamente es devota a la vida espiritual de la Humanidad, y otros que han descendido profundamente al mundo material y la acción política.

Entre ellos hay una gran personalidad que puede enseñarnos mucho acerca de esta lucha espiritual. Es el papa Nicolás I; al morir, el 13 de Noviembre de 867, Marte se hallaba en Piscis en la misma posición en donde estará a principios de Mayo. Este papa, que a veces se lo llama “el grande”, estuvo profundamente involucrado en las causas de la separación entre la iglesia del este y del oeste, surgiendo de esto. Condujeron al cisma entre la iglesia de Roma y la griega; su gran oponente fue el patriarca Photius en Constantinopla.

Este cisma es mucho más que una diferencia de opinión de unos pocos dignatarios eclesiásticos; es un problema de la Humanidad, y desde aquellos días su importancia no ha decrecido, sino aumentado. La humanidad actual ha de encontrar la solución correcta o enfrentar catástrofes tremendas, aun más grandes de aquellas que hemos tenido que soportar. Es por ello que la individualidad de la que hablamos puede enseñarnos una gran lección sobre estas gigantescas tareas.

Sabemos que este papa encarno nuevamente en un cuerpo físico durante el S.XIX y XX, y otra vez se vio confrontado con un problema para la humanidad, similar a aquel que surgió cuando fuera el papa de la iglesia romana. Pero esta vez se vio confrontado con la situación mundial que había evolucionado desde la separación y enemistad entre el este y el oeste.

El papa Nicolás I tuvo que enfrentar la situación de que en el este -en Grecia, Asia menor y Egipto- se continuo con una Cristiandad que estaba aun profundamente conectada  con los antiguos misterios y la sabiduría arcaica, que había sobrevivido a la caída de la cultura de los viejos templos. La iglesia griega era solamente un puesto de avanzada en el oeste y había muchas otras que habían sobrevivido a esos días. Detrás de esta espiritualidad se encontraba el enorme continente asiático, que estaba considerado como el misterioso dominio de los dioses. Las alturas del Tíbet aun son consideradas como un verdadero asentamiento de los dioses. La Cristiandad occidental corrió por un camino diferente, llegando a Roma en una fecha temprana. La política romana se opuso fuertemente a la fe cristiana en un principio. Luego de la era de las persecuciones, la Cristiandad romana y la vida estatal de Roma se fueron paulatinamente amalgando. Con lo cual se desarrollo la Cristiandad práctica y colonizadora que poseía la herencia del imperio romano. Avanzó hasta las espesuras del norte más allá de los Alpes y fundo los monasterios, que se tornan en centros de la agricultura y la enseñanza. Nicolás estaba fuertemente conectado con este desarrollo occidental; casi con la percepción de un vidente, advirtió la necesidad de la Cristiandad occidental de preparar el paso hacia el desarrollo cultural de occidente, en el cual deberá desarrollarse la era moderna de la ciencia natural, con sus grandes técnicas y descubrimientos. El oeste debe mirar abajo hacia la Tierra y tomarla en sus manos. El este no quiso descender de las alturas espirituales y prefirió renunciar a la conquista de la Tierra física. Entonces, el papa Nicolás I vio el gran cisma entre oriente y occidente surgiendo como una necesidad histórica. No pudo evitarla; tuvo que producirse en beneficio de la Humanidad.

De todos modos, este cisma siguió desarrollándose desde el S.IX hasta volverse un gigantesco problema para la humanidad. La humanidad occidental ha logrado casi una maestría completa sobre la materia muerta. En el curso de la evolución  histórica, el hombre se volvió un ser individual y emancipado. El individuo se ha emancipado tanto que puede dudar y hasta incluso negar la existencia del mundo espiritual; el ideal es la maquina. Por consiguiente, el ideal del organismo social seria más o menos como una maquinaria. El ser humano del este quedo por detrás. Allí, el centro de la vida es aun la labor de Dios, incluyendo la sumisión a la voluntad del mundo espiritual. La existencia individual no cuenta. La muerte es más o menos una transición bienvenida. El organismo social o vida estatal está construido según esta concepción espiritual, es guiada por impulsos religiosos; lo representativo del estado es considerado  incluso como de origen espiritual. Pero el miembro del organismo social no puede experimentarse a si mismo como un ser individual. El miembro individual es mayor o menormente una parte insignificante del todo.

Estas concepciones ampliamente opuestas de la existencia humana, conducirán tarde o temprano a un tremendo conflicto entre la humanidad de oriente y occidente, a menos que encontremos y llevemos a la practica la verdadera Imaginación de nuestro ser.

Ambos conceptos están lejos de esta Imaginación: en Occidente, la emancipación espiritual nos conduce a un punto en donde la existencia terrenal se torna fantasmal y carente de sentido; y en el Este, el ser humano individual es arrastrado por una avalancha incontrolable de religión o fanatismo racial. En ambos conceptos, la humanidad finalmente se elimina a sí misma. Ambos conceptos lucharan por su existencia, uno contra el otro, y la humanidad será destruida entre ellos si la verdadera Imagen de nuestro Ser, el Cristo Cósmico, permanece sin ser reconocido –no a solo a la persona de la tradición cristiana del S.XIX, sino al Dios que tomo una existencia corporal y que vino a recordarle a la Humanidad terrena sobre su ciudadanía cósmica. Cristo realizo la voluntad del Padre, representando al universo entero en la consciencia plena de un cuerpo anclado a la existencia terrenal, mostrando el paso  hacia el logro de esa representación del cumplimiento de la Voluntad del Padre.

Los primeros cristianos vivenciaron al Cristo al dibujar su  símbolo secreto, el pez. Con lo cual deberíamos encontrarlo nuevamente como lo representativo de la humanidad, el pez que es la imagen cósmica de la humanidad en el mar de las nubes etéreas en torno a la Tierra; entonces no nos encontraríamos confinados tan solo a la realidad terrenal ni estaríamos sumergidos en la dominación de lo anímico-grupal, sino que nos vivenciaremos como habiendo descendido desde alturas cósmicas en pos de transformar la Tierra en la Imagen del Hombre-Espíritu (esencia), como han hecho Novalis, Rudolf Steiner y otros. Este es el lenguaje de Marte en Piscis.

La naturaleza del mundo Planetario : El Sol III 

En las últimas dos cartas hemos hablado sobre el Sol y su actividad en conexión con el momento del nacimiento. Ahora observaremos al Sol desde el aspecto del desarrollo prenatal del ser humano.

Sabemos que el desarrollo prenatal del ser humano dura alrededor de nueve meses. Este tiempo es diferente, por supuesto, en cada caso individual. Si tomamos este lapso de nueve meses como promedio, veremos que el Sol se mueve a través de 3/4 del zodiaco, o a través de nueve constelaciones, mientras que atravesaría el zodiaco completo si el estadio embrional durase un año. Esta es la razón del hecho de que en cada horóscopo queden unas tres constelaciones por las cuales el Sol no ha pasado durante la evolución prenatal. Estas son aquellas que se hallan entre la posición del Sol en el momento de la concepción y el nacimiento. Son constelaciones diferentes según el día del nacimiento del ser humano. Por ejemplo, si alguien nace el 21 de Junio, cuando el Sol entra en la constelación de Géminis, entonces podemos asumir que el Sol no ha estado en las constelaciones de Géminis, Cáncer y Leo, pues comenzó su curso nueve meses antes partiendo de Virgo.

Si nos imaginásemos situados sobre el Sol, veríamos a la Tierra opuesta directamente a nuestra posición en el Sol. De todos modos, a mitad del desarrollo embrionario, desde el punto de vista del Sol, veríamos a la Tierra en esas constelaciones.

Debajo en la figura 1 podemos ver el trayecto del Sol durante los nueve meses del desarrollo embrionario. Comienza en la constelación de Virgo y se ubica en Géminis al ocurrir el supuesto nacimiento, con lo que quedan abiertas las constelaciones de Géminis, Cáncer y Leo.

La figura 2 muestra el trayecto de la Tierra durante el mismo tiempo. La Tierra puede ser vista desde el Sol en Géminis, Cáncer y Leo cuando este se halla en Sagitario, Capricornio y Piscis, es decir a mediados del desarrollo embrionario. Es por ello que estas tres constelaciones del “espacio abierto” están particularmente conectadas con el planeta Tierra y su especial significado en el universo.


Es en la Tierra, donde hemos descendido los seres humanos, donde buscaremos y quizás encontremos nuestro objetivo, donde nos esperan la alegría y la preocupación. Las tres constelaciones del “espacio abierto” del horóscopo prenatal indican la naturaleza de aquellas experiencias en la Tierra que nos están esperando.

Dijimos que esta posición de la Tierra puede ser observada desde el Sol hacia el periodo medio del desarrollo embrionario, durante el 4º, 5º y 6º mes; este periodo, más los eventos cósmicos que ocurren en el, es un reflejo de estadios importantes de la vida entre la muerte y el nuevo nacimiento. Es una especie de pronóstico de la mitad del periodo de la vida que se iniciará, especialmente en la época entre los 30 y 35 años de edad.

Hasta aquí da la sensación de que fuese una tarea de la Tierra, y que la conexión con el Sol pareciera ser indirecta. Pero aquí se oculta un profundo misterio relacionado con lo que se teje espiritualmente entre el Sol y la Tierra.

Desde la muerte en el Gólgota, el Cristo se ha unido a la Tierra y es el Espíritu Guía, la Individualidad Cósmica, digamos, de este planeta. Cristo descendió a la Tierra desde las alturas cósmicas y habitó en el cuerpo de Jesús. El descenso fue observado por los iniciados de las culturas pre-cristianas. Sabían que el Cristo era el Espíritu del Sol, el Guía de los Seres Solares que descendió en pos de salvaguardar y acobijar a la evolución terrestre. Fue el hecho fundamental que llegará lejos en el futuro, ya que a través de este evento, la condición presente de nuestro Universo cambiara completamente, y la Tierra se convertirá en un nuevo “Sol”. Con lo cual la Tierra es portada por el Espíritu del Sol, por el Cristo, y cuando el alma pasa a través de la esfera solar durante la vida entre la muerte y el nuevo nacimiento, ya no encuentra al Cristo en este reino.

Ahora podemos imaginar que tan pronto como el alma se ve penetrada por el deseo de descender a una nueva encarnación en la Tierra, mira hacia abajo a la Tierra como el único lugar en el universo que, desde la época del misterio del Gólgota, puede experimentar al Cristo; el ansia del alma por descender a ese lugar en donde se puede vivenciar al Cristo, halla su reflejo en esa parte del horóscopo que hemos denominado “espacio abierto”.

Podemos leer esto en los impulsos y decisiones que ha tomado el alma mientras aun se hallaba en el regazo del mundo espiritual. Muestra como a partir de las experiencias y los errores de vidas pasadas, el alma desea unirse a la Tierra en la gran labor de amor, en pos de transformarla en la vestidura brillante del Cristo.

Cuando el alma nace en la Tierra y habita su cuerpo, un velo de inconsciencia oculta todas esas experiencias prenatales. Y pese a ello, se hallan vivas en el esfuerzo del alma por la verdad, en los múltiples caminos por los cuales nos conduce el destino hasta que él o ella encuentran la verdad y la paz del alma. Quizás nunca lleguemos a conocer nuestras intenciones e impulsos prenatales, quizás hasta los traicionemos, pero tras la muerte nos daremos cuenta en donde hemos fallado, y ese conocimiento nos ayudará a construir los cimientos de nuestras futuras encarnaciones terrenas, para redimir nuestro propio pasado. Es posible que haya llegado el momento en el que cada uno de nosotros deba esforzarse por reconocer conscientemente nuestras propias resoluciones prenatales, y con este propósito podría permitírsenos mirar nuestra propia natividad, especialmente en este caso acerca del “espacio abierto” y su trasfondo de eventos espirituales.

Para ilustrar y elaborar lo dicho acerca de este tercer aspecto del Sol, consideraremos ahora algunas natividades de personalidades históricas.

En las cartas previas hemos hablado de Tomas Moro, quien nació el 4 de Febrero de 1478. El Sol se hallaba por entonces en la constelación de Acuario. Su concepción debe haber tenido lugar alrededor de comienzos de Mayo de 1477. El Sol ingresa después en la constelación de Tauro. Esto quiere decir que el Sol no estuvo en la constelación de Acuario (solo ingreso al momento de nacer), Piscis y Aries. Esto constituye el “espacio abierto”; en este “espacio abierto” Júpiter hizo un lazo en la transición de Piscis a Aries, durante el desarrollo embrionario de Tomas Moro. De haber sido capaces de presenciar desde el Sol el descenso de este alma hasta la encarnación, en un cierto momento hubiésemos visto —hacia el 5º mes de su desarrollo embrionario— a la Tierra en la constelación de Piscis y detrás de ella, a la brillante luz de Júpiter. La Tierra con Júpiter es la constelación que ilumino el empeño por el reconocimiento de lo divino en la vida terrena, pero también debemos considerar a las constelaciones de Acuario y Aries.

Tomas Moro aparece, quizás en contra de su voluntad, como una fuerte figura en la vida social y política de su época. Muchas veces estuvo a punto de desaparecer completamente de la esfera política para seguir una vida de estudio y devoción, pero el destino lo trajo una y otra vez de vuelta al escenario político. A los 37 años de edad escribe su UTOPIA, que le hizo famoso. Allí expone sus visiones acerca de cómo crear un estado ideal e hizo severos juicios sobre las instituciones social y culturalmente corruptas de su tiempo. De por sí, baso su ideal de un estado perfecto, enteramente sobre la soberanía de la religión, incluso la soberanía de la iglesia.

Por lo tanto, experimento la esencia de la existencia terrena en la esfera de la vida social. Así le exigió el destino una y otra vez, que buscase la experiencia de lo divino, no solamente en la paz anímica, sino también de cara a la humanidad, en el cuerpo social. Fue la esfera en donde buscó la presencia y la realización del Espíritu del Sol, que se ha unido a la Tierra tras el Misterio del Gólgota. La Tierra en la constelación de Piscis conlleva al empeño por la vivencia del Espíritu del Sol en el cuerpo de la Humanidad, ya que es la realización cristiana del Hombre Espíritu, que fue creado al principio de la evolución del mundo (véase 5ª Carta) y que labora por detrás de Piscis. Este vivenciar de lo divino desde la Tierra en la constelación de Piscis, continuó recibiendo ayuda en la vida de Tomas Moro de las otras dos constelaciones del “espacio abierto”, Acuario y Aries. Aries le brindo el poder de tomar consciencia de lo divino en la Humanidad por medio de un pensar purificado. Sabemos que fue un humanista y un discípulo devoto de Erasmo de Rotterdam; el aspecto de la Tierra en Acuario le brindo el poder de experimentar al Espíritu solar de la Tierra en su corazón, lo cual abrió su bondad y amor por todas las criaturas del universo. Su aprendizaje no fue materia de formalidad, sino que estaba conectado a una profunda reverencia y devoción por el Universo del Creador.

Otro ejemplo de significancia universal es Ralph Waldo Emerson. Nació el 25 de Mayo de 1803. El Sol se hallaba en Tauro; en el momento de su concepción se hallaba en Leo. Con lo cual el “espacio abierto” compromete a las constelaciones de Tauro, Géminis, Cáncer y una parte de Leo, con Géminis en el centro. La Tierra en Géminis indica una búsqueda del Espíritu Solar en la esfera del yo, en lo más intimo de la vida anímica. Y ciertamente encontramos esto realizado en el esfuerzo de Emerson, a tal grado que solo podemos mirar a esta personalidad con profunda admiración. A la edad de 30 años, a volver de su viaje por Italia, Francia, Escocia e Inglaterra escribió: “una persona contiene todo lo necesario para gobernarse a si misma… todo lo verdaderamente bueno y malo que pueda ocurrirle a uno ha de venir de uno mismo… existe una correspondencia entre el alma humana y todo lo que existe en el mundo; más exactamente, todo lo que se conoce. En lugar de estudiar las cosas fuera de uno mismo, los principios de cada cosa han de penetrar en uno… el propósito de la vida pareciera ser el poder informarse sobre sí mismo; la más alta revelación es que Dios se encuentra en cada uno”.

 Luego se traslado a Concord y desarrolló lo que usualmente se conoce como Trascendentalismo. Como fuere, en cada cosa que surgía de su enseñanza, se revelaba a sí mismo como un maestro de la independencia. “Es mi deseo decir que lo que hoy pienso y siento, con la advertencia de que quizás mañana lo contradiré todo”. Esta es la experiencia del Espíritu Solar en la individualidad humana o la Tierra en Géminis (sobre Géminis, ver Cartas 3ª y 5ª). Esto fue secundado por la Tierra en Tauro, que trajo la experiencia de la presencia de lo divino en la multiplicidad de las cosas creadas. Y aparece especialmente en las conferencias y ensayos de “Grandes hombres en la historia” y en “Filosofía  de la historia”. Pero su actitud interior frente a la historia y las grandes personalidades en ella, revela ahora otra experiencia del Espíritu Solar. Si leemos sus ensayos sobre Napoleón I, Swedenborg y otros, pronto notaremos que no juega un papel de crítico o juez, sino como un portador de un cáliz dentro del cual han fluido los hechos, los logros y los errores de esas personalidades. Fue un verdadero sacerdote que porto cuidadosa y devotamente la copa del empeño humano en la Tierra, y la ofreció en transubstanciación al Espíritu Divino que trabaja en la Humanidad. Esta es la búsqueda del Espíritu Solar que labora desde la Tierra en Cáncer o el cáliz.

El conde Leo Tolstoy nació el 9 de Septiembre de 1828 [calendario juliano]. Ese día, el Sol se hallaba en la constelación de Leo, muy cercano al punto de transición entre Leo y Virgo. En el momento de su concepción, el Sol estaba en Escorpio. Por lo tanto, el “espacio abierto” comprende las constelaciones de Virgo, Libra y parte de Escorpio, pero Virgo es la constelación dominante. Esta es la constelación opuesta a Piscis, que encontramos tan fuertemente conectada con Tomas Moro. Consiguientemente, el empeño por la vivencia del Espíritu Solar en la Tierra, en Tolstoy estaba vivo de una manera bastante diferente que en Tomas Moro, sin embargo estaban en un mismo nivel, pues también buscó al Espíritu Solar en el orden social.

Moro vivenció lo divino de la Tierra a través de la visión del estado ideal, dirigido completamente por la religión; el individuo humano es tomado por la influencia de  esta religión objetiva, la cual ordena su existencia en la comunidad.

Para Tolstoy, el empeño por una comunidad justa y armoniosa se revela como lo opuesto. No podía partir de una institución religiosa objetiva capaz de albergar en sus brazos guardianes y guiadores al ser humano. De hecho, en un cierto momento de su vida corto con los lazos que le unían con la iglesia ortodoxa. Tenía que partir desde su propio ser interior. Para él, la pregunta era: “¿Cómo puedo encontrar en mi mismo la ‘religio’ eterna, como puedo trasmutar mi ser imperfecto?”. Podemos hallar esta búsqueda del verdadero “humanismo” en los libros tempranos tales como “Los cosacos”; entonces arriba a la experiencia de lo divino en la vida comunitaria, en el interactuar de la humanidad inclusive hasta cuando raya extrañamente en lo caótico. Todas sus novelas muestran esto, especialmente su libro Resurrección.

En su visión de Utopía, Tomas Moro miro el rostro de lo divino como revelado dentro del orden social; Tolstoy ha de descender hasta lo insondable de la profundidad de la naturaleza humana en pos de hallar, más allá de la caricatura individual, la brillante imagen de lo divino realizada a través de la hermandad humana. Así encontró al Espíritu Solar de la Tierra o la Tierra en Virgo, la “revelación secreta” del enigma de la vida. Pero algo más le fue revelado del Divino Espíritu de la Tierra, que llevo la experiencia en Virgo a una culminación más elevada. A través de su propio destino, había llegado a la convicción de que el equilibrio del alma es la medicina que necesitamos para llegar a ser verdaderos seres humanos. En su juventud, había vivido la vida irrestingida y salvaje de un joven noble ruso, hasta que se percato del efecto ruinoso de ese tipo de vida sobre su verdadera humanidad. A partir de ese momento lo vemos esforzándose y luchando por el equilibrio, y en muchas figuras de sus novelas podemos ver realizado este balance de la vida, en bellas descripciones. Son los centros curativos dentro del alboroto de los eventos. Es la realización de la búsqueda del Divino Espíritu de la Tierra, que está indicado por la posición de la Tierra en Libra como tuvo lugar en el horóscopo de Tolstoy. Hubo de luchar duramente por el equilibrio de su alma; una y otra vez tuvo que atravesar crisis en donde cada cosa que había logrado, parecía quedar hecha pedazos volviéndose indigna. Pero una y otra vez se levanto y avanzo hasta altos estadios de la perfección humana. Estas continuas experiencias de muerte se tornaron en la fuente de su tremenda actividad y productividad. Esta es la vivencia de la Tierra en Escorpio; como constelación opuesta a Tauro, conlleva el empeño por la revelación de lo divino en la multiplicidad de la creación, y la Tierra en Escorpio enciende así el impulso de búsqueda de la manifestación del espíritu solar en el espíritu creativo inconquistable, que surge de la muerte y la destrucción.

El famoso astrologo Tycho de Brahe nació el 14 de Diciembre de 1546, cuando el Sol se hallaba en la constelación de Sagitario. En momento de su concepción acababa de ingresar en Piscis; por lo tanto, el Sol no había pasado por las constelaciones de Sagitario, Capricornio y Acuario, y forman el “espacio abierto” o el aspecto terrestre de esta natividad.

Tycho había nacido en el seno de una noble familia dinamarquesa; su padre quiso que realizara una carrera política, así que bajo la guía de un tutor, lo envió a la universidad para que estudiase jurisprudencia. Pero ni la severidad del tutor impidió que Tycho siguiera su camino; cuando el tutor dormía, el subía a la azotea de la casa y observaba las estrellas con instrumentos precarios. A la edad de 16 años hizo descubrimientos importantes. Nada impidió que deviniese matemático y astrónomo. Tras numerosos viajes, con la ayuda del rey de Dinamarca, se asentó en la pequeña isla de Hveen; a los 30 años construyo allí un observatorio y por un prolongado y pacifico tiempo, fue capaz de realizar extensivas observaciones astronómicas. Entre otras cosas, produjo un catalogo que contenía las posiciones exactas de unas mil estrellas que hasta entonces eran desconocidas. Esto fue un logro remarcable, si consideramos que tuvo que hacer sus observaciones a simple vista.

La determinación con la cual esta individualidad siguió su propio camino ya desde edad temprana, nos señala la dirección de su búsqueda del Espíritu Solar de la Tierra. Es la Tierra en Capricornio la que le penetró con el impulso de buscar en aquello donde su ojo pudiera revelarle la multitud estelar por encima suyo.

En Cáncer, la constelación opuesta, encontramos en conexión a Emerson a la experiencia del cáliz en donde fluyen los hechos humanos, pecados y esperanzas durante el curso de la historia. Tycho de Brahe observo y se volvió el alto sacerdote del otro cáliz, donde van las almas humanas al morir y de donde vienen cuando nacen. Es el cáliz del cosmos en el que descansa la Tierra. En la visión otorgada por medio de la actividad de su ojo, vivenció al Espíritu Divino de la Tierra. El Universo por encima de él no fue, con seguridad solo un mundo mecánico. Para él era un ser viviente gracias al cual pudo flotar a través del espacio cósmico, pudiendo comprender su pulso y su lenguaje. El no fue tan solo lo que podríamos llamar hoy un astrónomo, fue también un astrologo, si bien debemos imaginar que esto tenía otra implicación en su época, de la que se le da actualmente; predijo la muerte del emperador turco Solimán, muy cercana al día en que realmente sucedió. También predijo otros eventos que se volvieron realidad tras su muerte. En esta conexión interior con las estrellas y en la percepción de su lenguaje, detectamos ahora otra vivencia del espíritu solar de la Tierra, indicada por la Tierra en Acuario, pero esto no abarca totalmente el carácter universal de esta personalidad. Aun había más; su observatorio en la pequeña isla de Hveen era una construcción muy extraña. En la azotea, donde estaba instalado el observatorio, se encontraban los instrumentos para la medición de los ángulos de las posiciones estelares. Pero en el sótano de la casa había algo similar a un laboratorio alquimista, en donde se cocinaban las substancias terrestres que eran examinadas en relación a las estrellas. Este empeño en pos de un conocimiento de la naturaleza cósmica de las substancias terrestres, revela ahora otra relación con el Espíritu Solar que se unió mismo con la Tierra. Esto está indicado por la posición de la Tierra en Sagitario, cosa que tuvo lugar en el horóscopo de Tycho de Brahe del modo que explicamos anteriormente.

Estos son unos pocos ejemplos que pueden mostrar como experimenta a la Tierra un alma que desciende desde las alturas cósmicas, siendo ésta el único lugar en donde uno puede encontrarse con el Espíritu Solar de nuestro universo. Cuando el alma pasa a través del Sol durante la vida entre la muerte y el nuevo nacimiento, experimenta una situación preocupante. Encuentra que el Sol ha sido dejado por el Espíritu Guía que alguna vez estuvo allí, porque el Cristo se unió con la Tierra. Entonces el alma desarrolla el deseo de retornar a la Tierra para poder experimentar aquí al Espíritu Solar.

Las revelaciones del Espíritu Divino de la Tierra son múltiples, y el alma humana puede recibirlas según las condiciones de “percepción” adquiridas en encarnaciones pasadas; la dirección de esas posibilidades está indicada en el “espacio abierto” del horóscopo y en lo que allí ocurre. Esto abarca, por supuesto, solo una parte de las doce que constituyen la revelación del Cristo. Es la “dote” (o “talento”, según el proverbio de los evangelios) que nos fue dada por el Señor del destino, pero es tarea nuestra incrementar el regalo y debe volverse un ideal cristiano el vivenciar mas y mas la revelación del Espíritu Solar de manera comprehensiva.

Es innecesario mencionar que es imposible brindar ninguna regla definitiva sobre el carácter de la relación Tierra—Sol en las variadas constelaciones. Este es justamente el carácter distintivo del tercer misterio del Sol: que podemos acercárnosle a tanto nos tornemos activos y creativos en nuestras propias almas. Nada sucederá si nos limitamos a quedarnos sentados a la espera de que algo llegue a nosotros, excepto que la “dote” que hemos recibido nos sea arrebatada.

Si aprendemos a mirar a la natividad, al horóscopo, desde el punto de vista de nuestra propia actividad espiritual, y si logramos ver en ella al indicador hacia la perfección y cumplimiento de nuestra existencia como seres humanos, entonces podemos llegar a desarrollar una cognición completamente diferente del “horóscopo”. Entonces ya no será el oscuro, incluso cruel dominador de nuestras vidas, sino la mano guía de nuestro amigo en el cielo, quien nos muestra el camino hacia una Humanidad verdadera y cristiana.


LOS EVENTOS EN EL CIELO

En los últimos meses hemos atestiguado las escenas finales de un drama histórico que ya había comenzado doce años atrás. Si hemos mirado con ojos sapientes a los eventos que ocurrían en Europa central en el año 1933 y posteriores, entonces deberíamos haber visto que portaban en ellos las semillas de la destrucción. Los eventos de 1944 y 1945 fueron tan solo la revelación del gigantesco espacio hueco que ha sido creado en donde existió una vez Alemania. A menudo nos preguntamos: ¿Cómo fue posible esta destrucción, y que es lo que ha producido esta decadencia?.

La escritura estelar puede ayudarnos a encontrar la respuesta a estas preguntas. Pero no hemos de buscarla dentro de los eventos actuales en el cielo. Las causas reales se hallan bien atrás en el tiempo. Para decirlo claramente, la mayor parte de las tendencias que se originaron en 1933 tienen sus raíces en los sucesos conectados a la conquista de México a comienzos del S. XVI. No todo, pero gran parte tiene sus orígenes allí. La escritura estelar deja en claro esto.

Hernán Cortes deja la isla de Cuba  el 18 de Noviembre de 1518 en pos de conquistar México; desembarca en sus costas en Marzo de 1519 y funda la ciudad de Veracruz. En ese mismo momento, el planeta Saturno ingresa en la constelación de Capricornio. Cortes incendia los barcos en los cuales han cruzado el mar tanto él como sus hombres, con el fin de que nadie escapase a la contienda que venía. Pronto avistaron la hermosa ciudad de México, que estaba construida en el centro de un lago y en donde residía el emperador Montezuma. Tras numerosas aventuras y desesperadas empresas contra las tribus indígenas rojas, Cortes debe afrontar un levantamiento por parte del imperio mexicano. Derrota al enorme ejercito mexicanos el 7 de Julio de 1520, y si bien disponía de un pequeño grupo armado, tenía la ventaja de disponer de armas de fuego, a las que los indígenas rojos no estaban acostumbrados. Luego de la batalla, la ciudad de México fue derrotada y conquistada el 13 de Agosto de 1521. Esto condujo a una terrible exterminación de los indígenas; durante todo este tiempo, Saturno se hallaba en la constelación de Capricornio.

A finales de 1932 y comienzos de 1933, Saturno ingresa en la constelación de Capricornio. Con lo cual tenemos en aquellos sucesos un reflejo de la historia de los comienzos del S.XVI. Mas allá de esto, un estudio oculto nos mostraría que las amenazas kármicas de uno de los actores principales en el drama de 1933, nos llevan a los comienzos del S.XVI y a México.

Mucho ha sido dicho acerca de la crueldad de Cortes y sus hombres, con la cual quebraron y exterminaron al imperio mexicano. Aparentaban actuar a guisa de grupillo de aventureros que nada tenían que perder y que eran alentados por la más grande codicia por el oro y los tesoros de los mexicanos. Debemos también imaginarnos la situación confrontada por los españoles, pese a que fuesen en general poco morales de carácter.

Los últimos restos decadentes, que para la mente europea representaban el extremo de la crueldad humana, eran practicados en los templos mexicanos. No solo se practicaban sacrificios humanos allí, sino que se extraían los órganos de los cuerpos vivos, mayormente cautivos de otras tribus, y se ofrecían en sacrificio a las imágenes de los ídolos indígenas. Iríamos demasiado lejos si tratásemos de explicar el origen de estos ritos decadentes, que fueron el portal de la magia negra.

Los españoles, desde el punto de vista de su civilización europea, lo consideraron denigrante y destruyeron esas ceremonias, pero su Cristiandad era aun demasiado débil como para que enraizara en las profundas causas de estos signos de extrema decadencia, que estaban conectados con antiquísimos e insondables misterios de la sangre; desde el punto de vista de la Cristiandad, el actuar de los españoles fue un equívoco. ¿Y cuál ha sido el resultado?. En el S.XX, esas fuerzas oscuras de los misterios de la sangre resurgieron y ejercitaron su crueldad, estando plenos de odio por la civilización de la humanidad cristiana.

Es así como la escritura estelar nos puede enseñar y darnos la llave de la comprensión espiritual y la comprehensión de los eventos terrestres. Pero también puede ser un severo llamado de atención…